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ORIENTACIONES AGRESIVAS

Juan Luis Allende


Presidente de la Asociación Grafopsicológica

I. AGRESIVIDAD ETNICA

Nota previa

No es mi intención, en esta breve exposición, entrar a dilucidar cuestiones de suma importancia


como son las del origen de la Agresividad, ni el hecho de que una de sus facetas, la
Agresividad Violenta, parezca estar cada vez mas presente en nuestra sociedad; no en
definitiva muchas cuestiones de fondo que merecerían un tratamiento en profundidad.

Pretendo sólo mostrar algunas de las posibilidades positivas y negativas por las que formas,
quizá sutiles, de la orientación Agresiva pueden hallar su cauce en nuestros días.

Origen antropológico de la agresividad violenta

Tras la lectura de trabajos como los de M. Mead o Erich Fromm parecería que la agresividad,
en su faceta violenta, pudiera tener un origen concreto. Sea el temprano destete unido a
determinado trato a los infantes en el periodo primero de vida, sea la alimentación (cárnica,
vegetal o láctea), sea en el carácter patriarcal o no de la sociedad en que se desenvuelve la
persona, etc. Quiero apuntar que no he hallado, tras detenido examen de etnias o culturas y
civilizaciones diversas, ningún elemento operante al que, desde este punto de vista, podamos
considerar como único ni fundamental. Haré así una breve y sucinta referencia a culturas y
etnias diversas.

M. Mead, por señalar el primer referente, apuntaba al temprano destete así como al trato
dispensado a las criaturas en vías de formación.

Así, entre:
 Los Arapesh decía que: dan el pecho a las criaturas siempre que lo desean y en cantidad
suficiente, los tratan con solicitud y los educan para no ser agresivos: de adultos varones y
féminas son poco emprendedores y asertivos.
 Los Mundugumor: padres y madres ariscos, lactancia sumaria e insuficiente generadora
de frustración, educan en la tosquedad agresiva: adultos agresivos.

Pero señalamos nosotros:

1. El momento del destete es:


 Muy temprano en las Islas Marquesas
 Muy temprano entre los Tanales
 (Siendo agresivos solo estos últimos).
 Los Lephas de la India amamantan a sus retoños hasta la pubertad (por falta de
alimentos suficientes): son, en general, bastante agresivos.

2. El destete + el trato:
 Kazakos: Pastores nómadas. Alimentación básica a base de productos lácteos,
amamantan hasta los 4 o 5 años, juegan con los retoños y jamás los castigan, de adultos
eran extraordinariamente belicosas y rapaces, atacando a las tribus vecinas en cuanto las
saben inermes, con esclavización de los vencidos. La justicia entre ellos se basaba, hasta
la llegada de los rusos, en la ley del Talión. Eran patriarcales.

 Haidas: Los llamados “vikingos” de la costa Norteamericana, amamantan hasta los 2 años.
Incesantes acometidas guerreras, hasta por motivos imaginarios y, de ser posible, por
sorpresa. El objetivo era la depredación de los vecinos para hacerse con bienes

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suficientes para su regalo o destrucción en la ceremonia llamada Potlach (ningún haida se
considera hombre mientras no lo hace).

 Semang: (Malasia): Cazadores-recolectores nómadas, amamantan mínimo 2 años, no


castigan ni riñen a los retoños, los acarician y mecen entre las piernas siempre que
desean: no conciben ni los actos hostiles ni la guerra.

 Todas: (Sur de la India):Patriarcales, practican el infanticidio pero son, luego, muy


cariñosos; tiene por alimento básico la leche y vegetales: el crimen y el robo son
inconcebibles.

 Samoanos: Alimentación deficiente, mortandad elevada. La madre se descuida si hay


persona mayor. Cada hermano es el encargado del siguiente. Los varones jóvenes cargan
con los trabajos mas duros. Socialmente siguen rituales muy respetuosos hasta para pedir
un favor: la visita permanece en casa del anfitrión recibiendo durante todo el día un trato
displicente, pero si pide el favor cuando el anfitrión se va ya a acostar, no se le puede
negar. En cambio el estado de guerra es crónico. A los vencidos se les trata con severidad
y es un mérito lograr la cabeza del enemigo.
En la propia sociedad, llamarle “cerdo apestoso” a alguien, da lugar a sangrientas
venganzas que implican a las familias salvo que la Comunidad intervenga mediante un
duro castigo.

 El isleño de la Trobiand, sin embargo, si se siente herido en su dignidad, se suicida


arrojándose al vacío desde una palmera (de donde se ve que estímulos iguales, con
cauces culturales diferentes, provocan reacciones distintas).

CUANTUM AGRESIVO Y CAUCE CULTURAL

 Los Zuñi:(Nuevo Méjico): Agresividad tan débil que, en una carrera de competición, se
esfuerzan por perder; la elección entre ellos ha ser compulsiva. Fromm (“Anatomía de la
destructividad humana”) achacaba esto a su débil deseo de poseer bienes. Sin embargo
sus ritos iniciáticos eran excepcionalmente duros.

 Los Ainos (únicos no mongoloides de Japón): quieren mucho a sus hijos, los delitos y la
guerra son inexistentes, las venganzas – cuando las hay - no son sangrientas. Pero tiene
dos rituales de “desahogo”:

1º. La competición consiste en vapulear las espaldas del contrincante a ver quien
aguanta mas.
2º . El ritual del oso, al que cazan de cría. Le tratan amorosamente hasta el momento de
matarle en que le maltratan por los mas diversos y crueles medios, hasta que muere.

 Los Ifalukas se limitan a verter su agresividad contra los espíritus.

 Los Xhosa (Sudáfrica): Consideran que el ser humano ha de regirse por cualquier impulso
momentáneo, agresivo o no, con lo que han creado, preventivamente, un sistema ritual
educativo muy riguroso. Hasta el número de pasos que ha de dar una embarazada, para
rodear la cerca de ganado, está fijado. El mismo término Gran Madre dicho por las mismas
personas puede, o no, resultar ofensivo según el momento.

 Los Tanala (Madagascar): No agresivos. Aún teniendo los poblados en agrestes riscos
para evitar a sus enemigos, si dos se encuentran, tras años de no verse, cada uno ha de
relatar todo lo que le ha ocurrido debiendo el otro repetirlo punto por punto como prueba
de interés (en encuentros que duran horas). Los seis primeros meses el retoño permanece
en la cabaña junto a la madre.

 Los isleños de las Marshall son afables y cordiales, veneran la generosidad (dos recién
conocidos han de intercambiarse regalos). Sin embargo, cuando les ocuparon, los
alemanes tuvieron que impedir las guerras trivales y que el Jefe impusiese la pena capital.

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 Los Hereros (Namibia) dependían, conlos Nama, de pastos no bien delimitados pero
conocidos. La llegada y marcaje territorial de los alemanes les llevó a tal rebelión que más
de 100 sorprendidos europeos fueron pasados a cuchillo en una noche. Tras la batalla y
cerco consiguientes fueron casi exterminados. Los que hoy subsisten lo hacen casi sin
ganado y en los peores pastizales imaginables.

 Los Zulúes:

1. Hasta la llegada del rey Shaka eran poco agresivos. En sus luchas los grupos
contendientes se colocaban en fila a prudencial distancia y se arrojaban las lanzas
hasta que se quedaban sin ellas.
2. Modificaciones introducidas por Shaka:
- Las féminas engrosaron el ejército que es acuartelado.
- Estricta regulación de las relaciones sexuales.
- Se cambia la lanza larga en corta y escudo, lo que obliga a entrar en el cuerpo a
cuerpo.
- El guerrero que volviese del combate sin lanza o escudo sufría severos castigos.
- Se cambia la fila única en dos sólidos cuerpos centrales de ejército, separados entre
sí, mas dos alas de cuña envolvente.
- Se absorbe e incorpora al ejército a los vencidos.

Resultado: Grandes migraciones étnicas en fuga. Resistencia ferocísima a los


ingleses aún habiendo desaparecido ya Shaka.

Para terminar: en la II Guerra Mundial fueron muchos los alemanes que, tras incorporarse a las
SS, pedían su traslado al Ejército con lo que se ve que la personalidad jugaba, existiese el
cauce social o no, para la manifestación de esa agresividad.

CONCLUSION:

Con todos estos ejemplos queremos sólo significar que el origen de la “Agresividad Violenta”
o guerrera, humana, está lejos de ser dilucidada étnicamente en el sentido de atribuir a uno o
varios elementos específicos el papel de origen de la misma.

UNA VEZ COMENTADO EL ASPECTO SOCIOCULTURAL DE LA “AGRESIVIDAD” O “DÉFICIT DE


AGRESIVIDAD” A ESCALA ÉTNICA, SEÑALAREMOS LOS FUNDAMENTALES RASGOS
ESCRITURALES DE “AGRESIVIDAD DIRECTA” (APUNTES DE GRAFOPATOLOGÍA).

II. RASGOS DE AGRESIVIDAD EN LA ESCRITURA

Entre la multiplicidad de enfoques que se le pueden dar a la violencia (sociológicos,


psiquiátricos, médicos, genéticos, etc.) cuyos diferentes aspectos se encuentran
magistralmente estudiados y representados en este seminario por las autoridades respectivas
en cada materia, voy a centrar mi estudio en un campo concreto: la agresión y la autoagresión
y en un campo específico: el grafológico.

Comencemos dando algunos principios grafológicos básicos:

Cuando escribimos la mano se mueve hacia la derecha; de igual forma que cuando actuamos
lo hacemos sobre el entorno y los demás. Grafológicamente, por tanto, la zona derecha
escritural va a ser el lugar en el que simbólicamente están representados los demás. Todo
rasgo que grafológicamente se dispare de forma violenta hacia la derecha (p. e.: fuertemente
presionado, o acabando en ángulo, o en punta aguda, etc.) representa un movimiento de
agresión hacia los otros.

La letra, cada letra, y sobre todo la zona que está a la izquierda de cada letra, así como la
firma, son las representaciones mas genuinas de la persona que está escribiendo. Por tanto,
todo rasgo que tache la letra o la firma o que la pinche, así como los ángulos o puntas agudas

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que se dirijan hacia la izquierda de la escritura, se dirigen hacia el propio yo: Son, por lo tanto,
rasgos autopunitivos.

Vistos estos principios generales vamos a señalar los rasgos fundamentales que, ocurriendo
varios (nunca uno solo), nos van a indicar la presencia de tendencias agresivas violentas o, por
el contrario, la aparición de aspectos autopunitivos, masoquistas, suicidas, etc. en la
personalidad estudiada.

Las enumeraciones que vamos a dar a continuación se explicarán visualmente en los casos
prácticos que estudiemos.

RASGOS DE AGRESIVIDAD, CRUELDAD, SADISMO, ETC.


1. Escritura sobrealzada.
2. Finales decrecientes en exceso.
3. Desigual.
4. Angulosa.
5. Ascendente unida e invertida.
6. Movida.
7. Lanzada.
8. Trazos violentos
9. Acerada.
10. Puntas (alfileres o ángulos) hacia la derecha. (En la derecha se encuentra
grafológicamente el tú, la persona a la que se dirige el escrito). Pueden darse estas puntas
en letras, finales de letra, tildes o rúbrica y son mas importantes cuanto mas agudas o mas
largas.
11. Rasgos terminales en punta y hacia abajo.
12. Pastosidad.
13. Puntos de la “i” y tildes marcados y en punta.
14. Alfileres + fuerte presión (la fuerte presión indica la tendencia a oprimir imperiosamente el
ánimo del prójimo): peligro de homicidio.

RASGOS DE MASOQUISMO Y AUTOPUNICIÓN


1. Apretada.
2. Angulosa.
3. Puntas y ángulos hacia la izquierda.
4. Óvalos pinchados.
5. “t” en guadaña o dirigiéndose en punta o pinchando a la letra siguiente.
6. Jambas inútilmente barradas.
7. Jambas muy sinistrógiras: finales de base desplazados impulsivamente hacia la izquierda y
no ligados a la letra siguiente.
8. Escritura descendente.
9. Escritura inclinada.
10. Inclinación desigual.
11. Invertida descendente.
12. Regresiva, centrípeta.
13. Hampas torcidas, torsiones en general.
14. Tachar el nombre tras la firma.

NOTA:
Quiero destacar que no todos estos rasgos tienen la misma importancia. Cabe señalar como
importantes los puntos 3, 4, 5, y 14, aunque tratar aquí de la relativa importancia de cada uno de
ellos tomaría demasiado tiempo.

RASGOS DE SUICIDIO
1. Descendente o muy caída al final al final del renglón, aunque ascienda.
2. Firma descendente; según propia experiencia, también bastante ascendente.
3. Caídas en escalera, caídas súbitas al final de las palabras, caídas inesperadas en trazos.
(Estos tres apartados son indicio de depresión, alguno de depresión grave y, por tanto, de
posible predisposición al suicidio).

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4. Símbolo de la guadaña (el que se menciona en masoquismo).
5. Punto innecesario final que cierra la firma o sirve de rúbrica (este punto, por sí solo, nos
está indicando la tendencia a cortar de forma tajante situaciones tirantes. Es claro que esa
tendencia en una situación de tirantez máxima puede abocar a soluciones definitivas.
6. Torsión, sobre todo en hampas (tendencia a complicarse los propios los propios
problemas). Factor poco importante.
7. Grandes oscilaciones de inclinación.
8. Óvalos (a,o,etc.) con pinchos hacia dentro.
9. Puntas acentuadas hacia la izquierda en diversas letras.
10. Rúbrica en punta aguda hacia la izquierda.
11. Rúbrica tachando el nombre.
12. Firma al lado izquierdo rozando el borde.
13. Tachaduras y enmiendas.
14. Mayúsculas de la firma sobrealzadas en exceso.
15. Letra muy vertical con grandes separaciones entre palabras.
16. Desplazamiento de la parte mas insustancial de la firma hacia el cuadrante inferior
derecho.
17. “m” minúsculas muy alargadas.
18. Alfileres en vertical (si el palote llega, por hipersensibilidad, a torcerse en las jambas hay
peligro de somatizaciones). El alfiler y en vertical, es decir, cuando el trazo que desciende
se afina, indica, psicológicamente, la predisposición a sufrir desproporcionadamente sobre
todos los hechos aflictivos. Esta cualidad negativa puede inducir a la persona a e
irremediables.

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Algunos casos prácticos:

CASO 1. Se trata de un agresivo sado-masoquista en el que predominan, sobre todo, las


instancias punitivas.

Rasgos agresivos conforme a los puntos antes señalados:


1. Escritura sobrealzada, ej.: f, p,t,s,
2. Finales decrecientes en exceso, ej.: 1ª cara “agrada” (línea 11) “junto”( línea 12).
3. Desigual.
6. Movida.
7. Lanzada (finales, barras de “t”, etc)
8. Trazos violentos (“lector “, línea 10, 1ª cara).

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9. Acerada.
10. Puntas o alfileres hacia la derecha.
11. Rasgos terminales en punta hacia abajo (ej.: “casi” 2ª línea, 1ª cara).
12. Pastosidad.
13. Puntos de la “i” y tildes marcadas en punta (“historia”, 1ª línea, 2ª cara).
14. Alfileres unido a fuerte presión (la fuerte presión traduce la tendencia a oprimir
imperiosamente el ánimo del prójimo; los alfileres indican la suspicacia, la sospecha, el
paranoidismo, el sufrimiento exagerado, la capacidad de herir).

Rasgos de autopunición, masoquismo o suicidio:


 Tildes pinchando a la letra siguiente.
 “S” del suicida frustrado (“sueños”, línea 6ª, 2ª cara).
 Jambas inútilmente barradas.
 Escritura inclinada.
 Óvalos pinchados.
Observaciones: presenta también torsiones de somatización (“y”, 6ª línea, 2ª cara).

CASO 2. Muchacho de 14 años. Suicidio frustrado.

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Rasgos de suicidio:
1. Descendente.
4. Símbolo de la guadaña.
6. Torsión en las hampas (símbolo de sufrimiento).
8. Óvalos con pincho hacia dentro.
9. “s” del suicida frustrado.
11. Rúbrica tachando el nombre.
18. Alfileres en vertical.

Masoquismo, autopunición:
1. Apretada: se puede observar cómo determinadas palabras (“desarrollados”, “posteriores”,
“completamente”, etc.) aparecen anormalmente apretadas, apelotonándose las letras unas
sobre otras.
4. Óvalos pinchados.
6. Jambas inútilmente barradas.
9. Inclinada.

Es de destacar que, además, la rúbrica está reducida a las iniciales, lo que grafológicamente
implica posibles problemas con la realidad.

A la inversa, si estudiamos los cuadrantes de la firma vemos que falta uno de los rasgos
importantes de la autodestrucción: el desplazamiento de la parte mas insustancial de la firma
hacia el cuadrante inferior derecho.

CASO 3. Joven de 26 años. Cuatro intentos de suicidio. Es agresivo con los demás
acusándoles de ser los culpables de que él se quiera suicidar.

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Rasgos de agresividad:
10. Alfileres y puntas hacia la derecha (se pueden observar las tildes de la “t”, los finales
angulosos y acerados de algunas letras, ej. letra “q”, “r” de hacer, 6ª línea, etc.).
12. Pastosidad.
13. Tachaduras y enmiendas.
14. Alfileres en vertical.

Rasgos de masoquismo:
1. Apretada.
3. Puntas o ángulos hacia la izquierda.
6. Jambas inútilmente barradas
9. Inclinada

Rasgos de suicidio
9. “s” del suicida frustrado.
13. Tachadura y enmiendas.
18. Alfileres en vertical, (ej. algunos acentos de la “i”).

Es de destacar el apelotonamiento del texto de la izquierda dejando un amplio margen


derecho, lo que nos habla de temor al futuro y de angustia.

CASO 4. El día 20 de abril de 1972 Jorge Mistral acababa con su vida disparándose un tiro en
el pecho. Cinco días mas tarde George Sanders hacía lo mismo envenenándose.

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Encontramos en ambas firmas:

 Rúbrica en punta aguda hacia la izquierda.


 Desplazamiento de la parte mas insustancial de la firma hacia el cuadrante inferior
derecho (puede observarse como el citado cuadrante está casi vacío en ambas firmas).

Observaciones:

Cabe destacar en ambas firmas la presencia de temblores, lo que nos habla de sufrimiento
íntimo y agitación interior.

Hay que notar, asimismo, que ambas firmas son ascendentes. Esto contradice el criterio de la
Grafología clásica que consideraba como indicio de suicidio solamente la firma descendente.
Todos los casos que he podido conocer de suicidio consumado presentaban firma ascendente,
lo cual, además de hablarnos de ambición mas o menos insatisfecha, demuestra que la
persona tiene el empuje necesario para cometer el acto definitivo.

CASO 5. Otra firma ascendente. Mucho se ha hablado sobre el suicidio o posible homicidio en
la muerte de Marilyn Monroe.

Si observamos las mayúsculas de la firma sobrealzadas en exceso, los ángulos agudos que se
producen en los trazos verticales de las dos “M” y, sobre todo, el desplazamiento de las parte
mas insustancial de la firma hacia el cuadrante inferior derecho (es de notar que esa parte de la
firma es la mas vacía de contenido), no resulta atrevido sospechar que, realmente, Marilyn se
suicidó.

Observemos, asimismo, ese rasgo inicial de las dos “M” autotachándose en parte, los óvalos
(o, e) cegados, lo que nos habla de obnubilación mental, la firma excesivamente ascendente
que nos indica ambiciones desmedidas, poco o nada satisfechas, etc.

Son unos pocos ejemplos de las posibilidades que la Grafología tiene a la hora, no solo de
detectar sino, lo que resulta más importante, de prevenir los efectos que las tendencias
agresivas y autoagresivas tienen tanto en las personalidades estudiadas cuanto en su acción
sobre el entorno.

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III. EJEMPLOS DE ORIENTACIÓN PSICOSOMÁTICA

La organización psíquica, previa al conocimiento estructurador de la realidad, necesita una


sistematización de las experiencias sólo biográfico-psicológicamente posible dentro de un
marco sociofamiliar que dé cierta estabilidad al Yo en proceso de formación. Toda familia opera
como prolongación, en la vida posterior, del claustro materno dentro del que el infante
comienza a vivenciar su relación Yo-mundo. La relativa desestructuración de este marco va a
derivar en la inestabilidad, por lo menos, de los procesos experienciales y cognitivos.

Esta inestabilidad, cuando es continuada por largo tiempo, puede dar lugar a profundos
esquemas personales de falta de hábito de colaboración con el medio, frustrantes para el Yo
en sus capacidades de integración (que pueden llegar a las reacciones colérico-agresivas
contra el propio Yo y/o entorno, hasta la desintegración esquizofrénica, en su caso).

Si la simple vivencia de una organización familiar fría y distante o rígida, en el aspecto


analítico-cognoscitivo, da lugar, eventualmente, a escrituras completamente desligadas, tanto
mas la desintegración del sistema familiar causará la desorientación, casi completa, en la visión
organizativa posterior del mundo.

Uno de los posibles efectos de esta frustración es el de las reacciones coléricas en la


interacción Yo-medio. Toda cólera agresiva puede llevarnos a deducir la frustración existencial
cuando aquella se produce como medio habitual de relación con el entorno (desde las pandillas
callejeras delincuentes, en adelante).

Me voy a centrar en este punto: la cólera expresada o reprimida, como efecto de una
experiencia familiar no satisfactoria, determinante de las posteriores dificultades de integración
del escritor al entorno.

Si distinguimos, según terminología anglosajona, entre anger in (cólera interna) y anger out
(cólera externa o exteriorizada), sabemos que un exceso, tanto de una como de otra, plantean
problemas. Según Akasha y Frimond, demasiada cólera interna provoca, en el sujeto, la
sensación de estar paralizado en el nivel de la acción y que estar agobiado por las pulsiones
que no pueden ser expresadas verbalmente, es una sensación de implosión que contiene,
también, la noción de agresión contra sí mismo.

Demasiada cólera exteriorizada da al personaje la sensación de perder el control de lo que hay


alrededor de sí y del propio Yo; es una sensación de explosión, a menudo con un sentimiento
de tormento, de volver, continuamente, a encontrarse en situaciones que siempre terminan en
conflictos con las personas con las que mantiene relaciones afectivas.

En ambos casos nunca se llega a contener y expresar la agresividad convenientemente y no


se alcanza, jamás, a tener sentimiento del contacto mantenido con los demás
satisfactoriamente.
Cada vez son mas frecuentes las quejas de los docentes sobre los problemas que plantean los
adolescentes en nuestra sociedad occidental.
En España está aumentando enormemente el hecho estadístico de la violencia de género.
Sociedad y familia forman un todo estructurado-estructurante que no se puede estudiar por
separado.
En esta aportación me centraré en dos ejemplos relativos, ambos, a aquellos casos en que la
integración Yo-medio brilla por un déficit que se manifiesta, en principio, sólo en forma de
agresión (anger out) esporádica y/o solapada para devenir, impotente, a la autoagresión
psicosomática o somatopsíquica.

La cólera (como forma reactiva prevalente de interacción Yo-medio) indica un déficit de


integración y, cuando es mantenida, una posibilidad de encauzar cognoscitivo-afectivamente al
Yo dentro del marco de orientación y experimentación de la realidad (y de ahí el esquema
familiar estructurante o desestructurado).

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Sabemos, desde Freud, que la cólera y/o agresividad pueden revertir contra el propio Yo
cuando no hallan fuera un objeto propicio a la descarga.

Caso primero:

En el año 2002 llegó a mis manos el escrito que presento (cada alumno había realizado dos
trabajos distintos; la tutora escolar me trajo los dos escritos). Los primeros indicios apuntaban a
un déficit de la figura materna:

 El enorme descenso (para un muchacho de 16 años): búsqueda del símbolo materno que
no halló.

 “g” con jamba desligada y abierta: quejumbrosidad y falta de vinculación psicosexual


gratificante al Tú, con dificultad para aprender de experiencias pasadas.

 Problemas de cohesión.

 Indicio, todo ello, de que el acto de unirse al Otro no ha sido enseñado-aprendido como
gratificante.

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 La enorme coma o vírgula que separa ambos apellidos (paterno y materno) se repetía en
los dos documentos: la pedagoga me confirmó su imposibilidad para conectar, ni siquiera
telefónicamente, con la madre del muchacho en los cuatro años transcurridos. Aventuré: ni
lo lograrás; esa madre hace mucho que, sin haber fallecido, no está.

 Signos de déficit de armonía en el resto del entorno familiar:


 “a” y “d” fragmentadas.
 Desigualdades de inclinación.
 “o” bucladas.

 Indicios de problemas con el símbolo paterno:


 “m” en arcada.
 “b” y “d” tipográfica.
 “l” en llama unido a algunos ángulos B agudos (ej. en la “o” de “pasado”.
 “f” mayúscula indebida (¿Father?)
.
 Signos de sufrimiento íntimo:
 La presión y los engrosamientos.
 Las rectificaciones y repasos.
 Las torsiones (con 16 años se pasó el inicio de la pubertad hace tiempo).

Resultado a mis preguntas:


• Muchacho serio, formal, callado.
• Solía otorgar un trato vejatorio intermitente a las condiscípulas de origen latinoamericano
pero no a los varones de idéntica procedencia.
• No padecía ninguna depresión.

Aventuré el pronóstico de una depresión cuando tal salida humillante, hacia los que no eran
sino proyecciones identificativas de la figura materna, le resultase imposible (el hecho y el
resultado previsto acaeció al año siguiente: la madre seguía desconocida).

Termino este caso con una frase de Satir y Baldwin (1983): “La agresividad es utilizada para
ocultar otro sentimiento: como el de estar herido, ofendido, desolado, aislado, etc.”.

La familia, en conclusión, es (dentro del entorno social concreto) el primer lugar que sirve de
marco encauzador de nuestras experiencias orientativas respecto al medio. Si en ella no
aprendemos o no desarrollamos la suficiente capacidad y posibilidad de expresar los propios
sentimientos, de percibir los límites del Yo y de los demás, de poder trabajar en colaboración,
de dar a los otros y recibir de ellos, de encontrar nuestro propio lugar y de poder escuchar …
estamos subrepticiamente sufriendo una “agresión” educativa que nos imposibilita toda
capacidad de orientarnos constructivamente en el entorno y, por ende, toda posibilidad de
gratificación creativa y madurativa personal.

Nota:
El físico de este muchacho era leptosomático. Me caben serias dudas respecto a una
orientación esquizofrénica personal posterior.

Caso segundo:

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Típica muestra del espíritu de asalto con hipocresía:

Escritura muy ascendente + engrosada + Petulante + esmerada + Rizos de la Arditezza (entre


otros).

Biográficamente:

 Úlceras recidivantes de estómago (con características psicológicas concordantes: madre


hostil – óvalo estrecho inclinado + resentimiento: ángulo A + esposa elegida erróneamente
que le maltrataba verbalmente incluso ante terceros).

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 Tras una imprudencia posterior a una operación quirúrgica (por accidente de automóvil), le
quedó rígida una rodilla: imposibilidad de toda genuflexión y, por ende, simbólicamente, de
todo acto de humildad.

 Profundo deterioro dental, por rabia contenida, que el consciente reprime (bruxismo).

 Trato al Tú no inmediatamente familiar, invasor y sibilinamente agresivo:


Margen derecho, ausente + ángulos agudos + finales aguzados, en rúbrica.

 Incapacitado para salir de casa, por enfermedades graves del entorno familiar inmediato,
no podía ya desahogar sus pulsiones agresivas soterradas sobre los otros no próximos.

Consecuencias posteriores en el personaje en sólo dos años:

I. Trastornos de los otolitos (sistema del equilibrio): simbólicamente “todo su mundo y su


orientación comenzaban a dar vueltas vertiginosas e irreductiubles”.

II. Próstata aumentada al grado 4 (tras la operación se descubrió).

III. Piedras en la vesícula: amargura coagulada por imposibilidad de dar salida a una
agresividad sibilina que actuaba, no de una manera frontal, sino como un engaño.

IV. Hernia inguinal: Ruptura de las propias paredes por incapacidad para seguir
perforando, ilegítimamente, los límites y fronteras (paredes) de los demás.

V. Finalmente, un ictus.

Comentario:

Aparte del estreñimiento crónico (óvalos doblemente cerrados por abajo + arcadas y guirnaldas
bucladas + rúbrica envolviendo) y la clara Triple estrechez (mezquindad) + enrollamiento, el
resto no era, en este caso, grafológicamente visible o predecible. Pero el Yo, imposibilitado de
continuar su ataque al exterior (por las múltiples dolencias familiares que le retuvieron en casa)
e incapaz psicológicamente para una depresión (todo en él estaba puesto al servicio del
engrandecimiento de un Yo mezquino) no le dejaba otra opción que la autoagresión
psicosomática.
Llama la atención que todas sus dolencias tienen aquí, biográficamente, el mismo sentido:
afectan a endurecimientos o aspectos pétreos (otolitos + piedras en la vesícula + rodilla rígida,
etc.) o perforación de fronteras (úlceras recidivantes + hernia inguinal, etc.).

Termino:

Como J. Tutusaus señaló, no siempre coinciden perfil de personalidad y enfermedad


psicosomática (no obstante el físico de este segundo caso transpira fuerza, dureza) pero si
apunto el hecho de que no sólo la familia, en su aspecto estructurador o disolvente es el foco
de eventuales frustraciones vitales posteriores sino, también, la familia que se forma, y en la
cual el sujeto se desarrolla, es campo de acción y padecimiento de las frustraciones y
agresiones paternas.

Toda agresión al Otro es, al tiempo, una agresión contra uno mismo. Pero cuando el “anger
out” derive en “anger in”, lo es mas todavía (ya en forma psicosomática: una depresión, ya
somatopsíquica: el caso segundo).

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IV. UN EJEMPLO DE DERIVACION CONSTRUCTIVA

DOCTOR ESQUERDO

Veamos ahora otra orientación, potencialmente muy negativamente agresiva, de la que el


autor logró hacer biográficamente una derivación constructiva.

Esta escritura corresponde al médico español doctor ESQUERDO que, entre los siglos XIX y
XX, logró la Reforma institucional en el tratamiento de los enfermos mentales, después de ver
en su infancia el trato que se le daba a uno de ellos.

Quiero adelantar que la primera vez que vi este escrito, no sabiendo de quien se trataba, me
pareció imposible la trayectoria vital que se decía del autor de la misma (hoy día una
importante calle de Madrid lleva su nombre).

GRAFONOMIA

 “Angulo a” acusado (base de los óvalos): Resentimiento.


Bruni señala la existencia de cuñas dolorosas en el interior del sujeto de las que éste
intenta liberarse o no rememorar. El origen de este resentimiento es, siempre, la figura
materna.

 + Engrosada II modo (pastosidades que se producen en los encurvamientos de las


letras): Corresponde a la impresionabilidad emotiva. Si ambos signos son evidentes el
resentimiento no suele trascender pero la impresionabilidad lo mantiene duraderamente
hasta desahogarse de una u otra forma.

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 + Inclinada: Amplifica cualquier efecto escritural sobre todo los de base afectiva. Su autor
se abandona al resentimiento hasta que logra poner al causante en un serio embarazo del
que no sabe como librase, siendo la causa de este resentimiento la necesidad afectiva
insatisfecha.

 + Horizontal: Confiere fijación y firmeza a los deseos de venganza, tanto mayor cuanto
mas horizontal sea.

 + Astas rectas: Otorga inflexibilidad y dureza al resentimiento y la venganza, perdurando


el rencor irremovible aún después de la reparación (en forma, quizá, de desprecio
rencoroso).

 + Escritura Petulante: La herida corresponde a la pretenciosa superioridad de un Yo


Intangible. La reacción adquiere formas amenazantes con ostentación de superioridad.

 + Gesto tipo del Subjetivismo: Acentúa la importancia objetiva de la ofensa y de la


pretensión de reparación al servicio egoísta del Yo.

 + Gesto tipo de la confusión o escritura Confusa: El resentimiento se convierte en un


tormento dado lo embrollado e incluso irracional de las elucubraciones del autor.

 Angulo B (ángulos que junto con el A, en base, se forman en la parte superior de los
óvalos): Obstinación.

 Astas rectas (inflexibilidad)+Horizontal rectilínea (firmeza): Da lugar a la Triple Firmeza


morettiana, es decir, una voluntad poderosísima que en este caso resulta casi irremovible
en sus objetivos e intenciones.

Aquí aporta, además, dado el cuadro gráfico completo, el espíritu y gusto por llevar la contraria
a personas o sistemas, hallando placer en ello pues desahoga así un espíritu de choque
vengativo de una ofensa, real o creída, a su complejo de superioridad y voluntad de poder.

La evidencia biográfica de cómo el doctor Esquerdo transformó en ímpetu y energía


constructiva un cuadro gráfico tan abrumador en ciertos aspectos es algo que, incluso
grafológicamente, queda por resolver o explicar.

Con este tercer ejemplo deseo sólo mostrar una de las facetas positivas en que puede derivar
la canalización de la agresividad así como que, en Grafología, todo lo que aparece es pero
no todo lo que es APARECE.

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