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Fundación de Constantinopla

Constantino el Grande, fundador de la ciudad

En el año 324 Constantino I el Grande, el emperador que fundaría la ciudad de Constantinopla


sobre la antigua ciudad de Bizancio,1 vence al coemperador romano Licinio (Flavio Valerio
Licinio Liciniano 250-325), transformándose en el hombre más poderoso del Imperio Romano.
En ese contexto decidió convertir la ciudad de Bizancio en la capital del Imperio, comenzando
los trabajos para embellecer, recrear y proteger la ciudad. Para ello utilizó más de cuarenta mil
trabajadores, la mayoría esclavos godos.

Mapa de la Constantinopla bizantina.

Después de seis años de trabajos, hacia el 10 de mayo de 330, y aún sin finalizar las obras —se
terminaron en 336— Constantino inauguró la ciudad con unos ritos tradicionales, que duraron
40 días. La ciudad entonces contaba con unos 30 000 habitantes. Un siglo más tarde había
alcanzado el medio millón, convirtiéndose en la ciudad más grande del mundo; algunos
autores, en determinados momentos de su historia, llegan a atribuirle hasta un millón.

Rebautizada Nea Roma Constantinopolis (Nueva Roma de Constantino), aunque popularmente


llamada Constantinopolis (en griego Κωνσταντινούπολις), fue reconstruida a semejanza de
Roma, con catorce regiones, foro, capitolio y senado, y su territorio sería considerado suelo
itálico (libre de impuestos). Al igual que la capital itálica, tenía siete colinas.

Constantino destruyó los templos existentes, y persiguió a los paganos, es más, construyó
nuevos templos para cristianos, especialmente influido por estos últimos. Tal es así que
durante su gobierno se abolió la crucifixión, las luchas entre gladiadores, se reguló el divorcio,
dándose mayor protección legal a la mujer y se mantuvo una mayor contención y represión
sexual[cita requerida], según las costumbres que después se convertirían en cristianas.
Además construyó iglesias como la de Santa Irene y la iglesia-mausoleo, donde fue enterrado
el emperador. Constantino jamás se declaró religioso, solo lo llegó a ser en el lecho de muerte,
siendo bautizado por el arriano Eusebio de Nicomedia.

Nueva Roma fue embellecida a costa de otras ciudades del Imperio, cuyas mejores obras
fueron saqueadas y trasladadas a la nueva capital. En el foro se colocó una columna donde se
emplazó una estatua de Apolo a la que Constantino hizo quitar la cabeza para colocar una
réplica de la suya. Se trasladaron mosaicos, esculturas, columnas, obeliscos, desde Alejandría,
Éfeso y sobre todo desde Atenas. Constantino no reparó en gastos, pues quería levantar una
capital universal.

La ciudad contaba con un hipódromo, construido en tiempos de Septimio Severo en 203, que
podía albergar más de 50 000 personas y era la sede de las fiestas populares y de los
homenajes a los generales victoriosos del Imperio. Sus tribunas también fueron testigo de
tribunales donde se dirimían los casos más relevantes. Hoy en día, el hipódromo solo es una
plaza del centro de la ciudad (Estambul), donde se conservan los dos obeliscos que se
encontraban en el eje de la pista, uno de ellos perteneciente al faraón egipcio Tutmosis III.

También se dio gran importancia a la cultura. Constancio II creó una de las primeras
universidades del mundo al fundar, en el 340, la Universidad de Constantinopla, aunque luego
fuera reformada por el emperador Teodosio II en 425. En ella se enseñaba Gramática,
Retórica, Derecho, Filosofía, Matemática, Astronomía y Medicina. La universidad constaba de
grandes salones de conferencias, donde enseñaban sus 31 profesores.

Al morir Constantino, la fragmentación del Imperio Romano era un hecho. Sin embargo, esto
no se produciría hasta la muerte de uno de sus sucesores: Teodosio, quien en 395 dividió en
dos el Imperio y cedió el mando de la parte occidental, con sede en Roma, a su hijo Honorio; y
la parte oriental, con sede en Constantinopla, a su otro hijo, Arcadio, a diferencia de la parte
occidental cuya decadencia fue cada vez mayor, se mantuvo pujante hasta 1453. A Teodosio se
debe el foro de su nombre en la antigua Constantinopla.

En época del emperador Justiniano (527-565) se construyó el templo de Santa Sofía, donde sus
arquitectos tuvieron que idear una cúpula para cubrir el amplio edificio de planta rectangular.
Tan complejo fue el trabajo que la primera cúpula se derrumbó; la segunda es la que hoy se
puede ver en el edificio. Justiniano también construyó la iglesia de los santos Sergio y Baco,
entre 527 y 536.

Constantinopla en 1422. Mapa del cartógrafo florentino Cristoforo Buondelmonti.

Durante el gobierno del emperador Heraclio (610-641) se creó la Academia Patriarcal de


Teología, que luego fuera organizada también como universidad.

En el siglo XII fue la ciudad más grande y rica de Europaas por Atatürk.

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