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Invasiones barbarás

Invasiones bárbaras, invasiones germánicas, época de las invasiones o periodo de las


grandes migraciones son distintas denominaciones historiográficas para el periodo
histórico caracterizado por las migraciones masivas de pueblos denominados bárbaros por
el Imperio romano (la mayor parte de ellos, los pueblos germánicos, aunque hubo otros),
que llegaron a invadir grandes extensiones del Imperio romano, ocupándolas
violentamente, y que fueron la causa directa de la caída del Imperio Romano de Occidente.
Tuvieron lugar aproximadamente entre el siglo III y siglo VIII y afectaron a la práctica
totalidad de Europa y la cuenca del Mediterráneo, marcando la transición entre la Edad
Antigua y la Edad Media que se conoce con el nombre de Antigüedad tardía.

Suele hablarse de varias fases en esas invasiones, correspondiendo el protagonismo de las


primeras a los pueblos germánicos (del siglo III al siglo VI), mientras que las últimas
corresponden a los vikingos y los magiares, así como a los árabes (protagonistas de la
invasión musulmana del siglo VII y VIII, que incorporó a su civilización la ribera sur del
Mediterráneo).

La caída de roma

El Imperio Romano alcanzó su mayor extensión al comienzo del siglo II d. C y duró 2.000 años.
Estaba dividido en provincias, directamente sometidas al control del Emperador y del Senado
A pesar de que en esta época alcanzó su máximo esplendor, existían algunos problemas graves
que se fueron ahondando a partir del siglo III d. C.  Éstos fueron:
Enemigos externos: Aparecen pueblos que amenazan las fronteras romanas, especialmente los
persas en la zona de Mesopotamia y los germanos en el Rin.
Excesivo poder de los soldados: El peligro inminente de los pueblos germanos en la frontera
noreste obligó a Roma a mantener en armas un ejército de medio millón de legionarios quienes
comenzaron a usar la fuerza para nombrar a los emperadores que les prometían favorecerlos. Esto
provocó una gran inestabilidad política.
Gran crisis social: Esta crisis se manifestó principalmente en las provincias más atrasadas del
Imperio, cuyos habitantes le exigieron al gobierno la totalidad de los derechos políticos y sociales.
Ruptura del equilibrio económico: El sector de Oriente del Imperio se enriqueció más que el
sector Occidental, lo cual provocó problemas dentro del Imperio.
Gran crisis económica: Se elevaron los impuestos y contribuciones. Se ensayó la planificación
central y rigurosa de la producción pero sólo provocó el estancamiento generalizado. Aparecen la
inflación y el desempleo, el desabastecimiento, el mercado negro y la especulación.
Gran concentración urbana y éxodo rural: Los habitantes del Imperio dejan las zonas rurales y
se dirigen hacia las ciudades.
El quiebre definitivo se produjo cuando Teodosio, emperador de origen español, legó el Imperio
Romano, al morir, a sus dos hijos. A Honorio le correspondió el Imperio de Occidente, cuya capital
era Roma, y a su segundo hijo, Arcadio, el Imperio de Oriente, cuya capital era Constantinopla,
siguiendo destinos muy diferentes.
En el año 476 después de Cristo,  el Imperio Romano de Occidente sucumbía bajo la presión de
los germanos, mientras que el Imperio Romano de Oriente sobrevivió hasta el año 1453 después
de Cristo, año en que cayó en poder de los turcos.
Constantinopla (emperador Constantino)

En el año 324 Constantino I el Grande, el emperador que refundaría la ciudad de


Constantinopla, vence al coemperador romano Licinio (Flavio Valerio Licinio Liciniano
250–325), transformándose en el hombre más poderoso del Imperio Romano. En ese
contexto decidió convertir la ciudad de Bizancio en la capital del Imperio, comenzando los
trabajos para embellecer, recrear y proteger la ciudad. Para ello utilizó más de cuarenta mil
trabajadores, la mayoría esclavos godos.

Después de seis años de trabajos, hacia el 10 de mayo de 330, y aún sin finalizar las obras
—se terminaron en el 336— Constantino inauguró la ciudad mediante los ritos
tradicionales, que duraron 40 días. La ciudad entonces contaba con unos 30.000 habitantes.
Un siglo más tarde alcanzó medio millón, siendo la ciudad más grande del mundo; algunos
autores, en determinados momentos de su historia, llegan a atribuirle hasta un millón.

Renombrada como Nea Roma Constantinopolis (Nueva Roma de Constantino), aunque


popularmente se la denominaba Constantinopolis (en griego Κωνσταντινούπολη), fue
reconstruida a semejanza de Roma, con catorce regiones, foro, capitolio y senado, y su
territorio sería considerado suelo itálico (libre de impuestos). Al igual que la capital itálica,
tenía siete colinas.

Constantino no destruyó los templos existentes, ya que no persiguió a los paganos, es más,
construyó nuevos templos para paganos y cristianos, especialmente influido por estos
últimos. Tal es así que durante su gobierno se abolió la crucifixión, las luchas entre
gladiadores, se reguló el divorcio, dándose mayor protección legal a la mujer y se mantuvo
una mayor austeridad sexual[cita  requerida], según las costumbres que después se convertirían en
cristianas. Además construyó iglesias como la de Santa Irene y la iglesia-mausoleo, donde
fue enterrado el emperador. Constantino jamás se declaró religioso, sólo lo llegó a ser en el
lecho de muerte, siendo bautizado por el arriano Eusebio de Nicomedia.

Nueva Roma fue embellecida a costa de otras ciudades del Imperio, cuyas mejores obras
fueron saqueadas y trasladadas a la nueva capital. En el foro se colocó una columna donde
se emplazó una estatua de Apolo a la que Constantino hizo quitar la cabeza para colocar
una réplica de la suya. Se trasladaron mosaicos, esculturas, columnas, obeliscos, desde
Alejandría, Éfeso y sobre todo desde Atenas. Constantino no reparó en gastos, pues quería
levantar una capital universal.

La ciudad contaba con un hipódromo, construido en tiempos de Septimio Severo (año 203),
que podía albergar más de 50.000 personas y era la sede de las fiestas populares y de los
homenajes a los generales victoriosos del Imperio. Sus tribunas también fueron testigo de
tribunales donde se dirimían los casos más relevantes. Hoy en día, el hipódromo sólo es una
plaza del centro de la ciudad (Estambul), donde se conservan los dos obeliscos que se
encontraban en el eje de la pista, uno de ellos perteneciente al faraón egipcio Tutmosis III.

También se dio gran importancia a la cultura. Constancio II creó la primera universidad del
mundo al fundar, en el 340, la Universidad de Constantinopla, aunque luego fuera
reformada por el emperador Teodosio II en 425. En ella se enseñaba Gramática, Retórica,
Derecho, Filosofía, Matemática, Astronomía y Medicina. La universidad constaba de
grandes salones de conferencias, donde enseñaban sus 31 profesores.

Al morir Constantino, la fragmentación del Imperio Romano era un hecho. Sin embargo,
esto no se produciría hasta la muerte de uno de sus sucesores: Teodosio, quien en el año
395 dividió en dos el Imperio y cedió el mando de la parte occidental, con sede en Milán, a
su hijo Honorio; y la parte oriental, con sede en Constantinopla, a su otro hijo, Arcadio,
dando comienzo al Imperio Bizantino que, a diferencia de la parte occidental cuya
decadencia fue cada vez mayor, se mantuvo pujante hasta el año 1453. A Teodosio se debe
el foro de su nombre en la antigua Constantinopla.

En época del emperador Justiniano (527–565) se construyó el templo de Santa Sofía, donde
sus arquitectos tuvieron que idear una cúpula para cubrir el amplio edificio de planta
rectangular. Tan complejo fue el trabajo que la primera cúpula se derrumbó; la segunda es
la que hoy se puede ver en el edificio. Justiniano también construyó la iglesia de los santos
Sergio y Baco, entre los años 527 y 536 después de Cristo.

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