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ABSTRACT. This paper sets out a view of social reality, giving a brief analysis of the
social changes that have taken place from the 60s up to the present day. During this
period, society has felt the need to develop and provide new social services, but these
have so far failed to resolve existing problems. The paper argues that institutions should
give grater priority to social education, since the number of people nneding help is now
so overwhelming that those in the caring professions are failing to meet their needs or
to solve these pressing social problems.
Introducción
Las transformaciones sociales acaecidas en las últimas décadas han llevado aso-
ciadas una mejora de la calidad de vida de la sociedad española. Estos cambios a su
vez, han venido precedidos de unas consecuencias económicas que potencialmente
en unos casos y materialmente en otros, han marcado un distanciamiento entre los
individuos y las clases sociales, y lo peor de todo, ha sido la incorporación de algu-
nos colectivos a la franja de los excluidos sociales.
En la España de los años 60, se produjo un crecimiento de las grandes urbes a
causa del incremento de la economía española, lo que, significó una llegada masiva
de personas a las ciudades prósperas procedente de las áreas rurales y ciudades con
menos capacidad de desarrollo, y por lo tanto, con pocas expectativas laborales. Indu-
dablemente, esta masificación y las estructuras urbanas existentes imposibilitaron su
absorción, lo que supuso inconscientemente la creación de suburbios en las grandes
áreas metropolitanas, que dieron lugar a dos consecuencias; por un lado, la aparición
de grandes problemas sociales y, una segunda, el rechazo a estas clases sociales, por
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parte de los individuos de las zonas urbanas más acomodadas. Esta percepción del
espacio geourbano generó graves problemas de convivencia. A pesar de las transfor-
maciones económicas, educativas, culturales, etc, estos problemas no han sido sub-
sanados y actualmente en algunas áreas todavía permanecen activos.
Evolución social
1. Una aproximación al sistema social, expuesta con brillantez lo encontramos en la obra de Par-
sons,T., El sistema social, Revista de Occidente, Madrid, 1976.
2. Guiddens, A., (1993) Las consecuencias de la modernidad, Alianza, Madrid. p.30
3. Costa,P-Pérez,J.M.- Troquea, F., (1996) Las tribus Urbanas, Paídos, Barcelona, p.32.
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mente etiquetados como desviados sociales han “desaparecido”, empero han emergi-
dos otras etiquetas4; problemas de integración de jóvenes, mujeres maltratadas, ancia-
nos con pocos recursos, y un sin fin de casos particulares que pueden ser señalados
como productos de la incongruencia social de la comunidad económica y urbana.
Como expresión de justificación a estas incoherencias sociales, aparecieron obser-
vaciones como la de Robson5 donde manifestaba que resultaba imposible eliminar la
pobreza en las sociedades capitalistas6. Aceptar como válida esta disertación, pone en
la escena social tres estimaciones sobremanera importantes. Por un lado, el reconoci-
miento de que el proceso endémico de las sociedades capitalistas impide poner freno
al mal de la pobreza. La segunda, desde una visión macro-social, transigir que en
aquellos países donde las posibilidades socioeconómicas son menores, como el ter-
cer mundo, paliar la pobreza resultará imposible. La tercera, tomar como válidas estas
afirmaciones es sucumbir ante tan innoble virtud, y además, supone negar esfuerzos
a la condición humana e institucional en ese intento de alcanzar un equilibrio social
que permita reducir al mínimo la desigualdad social no solo en nuestro país, sino tam-
bién en el mundo. Ahora bien, si se logra eliminar la desigualdad social, la pregunta
será ¿podrán los ciudadanos del mundo acceder a ese sueño de la calidad de vida?
Como decía Anderson7 “ el mérito del hombre en la comunidad moderna depende en
gran parte de la capacidad para el trabajo. Hay individuos que por diversas razones,
no pueden enfrentarse a requerimientos competitivos del trabajo. Serán enfermos,
tullidos, ancianos o débiles. Quizás necesiten ser preparados para otro tipo de traba-
jo. Otros individuos serán desviados por deseo propio, y de conducta rapaz. Otros
más serán deficientes mentales o enfermos mentales y necesitaran ayuda psiquiátri-
ca”. Es en este aspecto donde debe renacer la aptitud institucional y social para que
el sistema pueda permanecer en equilibrio y, no caer en el sentido crematístico de los
valores sociales que acabaran internalizando la expresión “ sálvese quién pueda.” Por
lo tanto, la misión radicará en encontrar unas medidas de reorganización social que
tenga cabida para todos y cada uno de sus miembros.
Junto a este compendio de problemática social arrastrada desde tiempos inmemora-
bles y acuciándose cada vez más en los últimos tres lustros, encontramos, que las propias
instituciones económicas en su desarrollo han dado lugar a una serie de consecuencias
imprevistas y no deseadas, ampliando el espacio del conflicto social. También en esta
secuencia social se han visto implicadas como consecuencia de los diseños no planifica-
dos de las instituciones políticas, que planean programas de acción sin analizar su marco
de desarrollo y sin valorar los posibles efectos contrarios8 derivados de su aplicación.
4. Aquello que llamamos nuevas etiquetas antes también existían, sin embargo antes estaban laten-
tes por cuestiones propias de la cultura, pero ahora, esas mismas cuestiones que antes no se manifes-
taban en estos momentos lo hacen, y de ahí, que hayan aparecido como nuevas problemáticas de la
sociedad.
5. ROBSON,W.A.,(1976) Welfare Estate and Welfare Society, Londres,Allen&Unwin, p.111
6. Al respecto existe un análisis explicativo de Tom Bottomore (1990) The Socialist Economy The-
ory and Practice, Hemel Hempstead , donde critica a Robson no por su forma de abordar el análisis
social y encajonar de esa manera a la estructura social.
7. ANDERSON,N., ( 1985) Sociología de la comunidad urbana, FCE, México, p.19
8. POPPER,K.R., (1993) Un mundo mejor, Paidós, Barcelona,. En este punto Popper hace referen-
cia a muchas instituciones que son creadas para solucionar un problema y al final produce un efecto
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En los últimos veinte años hemos sido espectadores de una metamorfosis social que
todavía no ha finalizado. Por una parte, encontramos una importante revolución de la
estructura social donde los conceptos tradicionales se han ido solapando por nuevas
formas de “vivir en sociedad”. Si en los años 80 nos encontrábamos con una relativa
población joven y un índice de población mayor de 2,500,000, en el año 2000 nues-
tra población ha envejecido, tenemos bajos nacimientos y cerca de 7,500,000 de per-
sonas mayores de 65 años. Este comportamiento que tantos ríos de tinta lleva escritos
nos anuncia que nuestra sociedad está herida, porque con su comportamiento no ase-
gura el mantenimiento del equilibrio social y de seguir esta dinámica, nos aboca a una
situación crítica donde habrá que adoptar medidas alternativas para el mantenimiento
del sistema social. Algunos de ellos han sido anunciados9 pero ciertos sectores sociales
siguen cerrando los ojos y manteniendo actitudes indiferentes.
Un segundo punto, recae en el sentimiento laboral. El trabajo ha dejado atrás la
vieja interpretación epistemológica del pasado para abrazar un sentimiento de renta-
bilidad económica. Esa interpretación ética de los valores humanos ha sido usurpada
por lo meramente monetario adoptando actitudes de desprotección humana en el tra-
bajo. La introducción de robótica, tecnologías de la comunicación , redistribución de
los recursos humanos, etc, tienen su contrapartida y su efecto negativo en la sociedad.
Su aplicación lleva asociado una reducción considerable de mano de obra y por
extensión, la necesidad de una mayor especialización de los trabajadores, como bien
señalan Hernández y Mercadé10 .“ El fuerte impulso del desarrollo tecnológico ha ido
acompañado de la creación de nuevos sectores de la población que han visto empe-
orar sus condiciones de trabajo o su situación en el mercado laboral; las diversas fór-
mulas de desajuste en el trabajo ( paro, subocupación, ocupación sumergida, etc) han
generado ámbitos de pobreza y fomentando el individualismo y la solidaridad “. Este
contrario y de mayor dimensión que la función que fue creada. Al respecto ver Retóricas de la intran-
sigencia, de A.Hirsman donde explica los efectos desastrosos de la Ley de los Pobres de la era Victo-
riana, no solamente no solucionó el problema de los pobres sino que incremento el número de pobres
en el país.
9. Dos son los puntos donde han hecho hincapié los demógrafos. Incrementó de la natalidad apo-
yada por subvenciones o, la aceptación y regularización de los inmigrantes necesarios para hacer posi-
ble el equilibrio social.
10. Hernández,F-Mercadé,F., Crisis económica y desajuste en el mercado de trabajo, en Sociolo-
gía de la empresa Garmendia, Navarro, Parra Luna, (1989) Aguilar, Madrid, 185.
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11. Al respecto existe un estudio interesante sobre el desarrollo y futuro de la familia en PASTOR
RAMOS,G(1997)., Sociología de la familia, Sigueme, Salamanca. El autor aborda el tema manifestan-
do los cambios a los que se enfrenta la institución. Sólo se limita a comentar y argumentar que el cam-
bio es momentáneo remitiéndose al pasado. No da soluciones El se remite a que la institución familiar
tradicional ha sufrido miles de altibajos y aún pervive y, continúa perpetuándose en el lugar que ha
ocupado y sigue ocupando en la actualidad . Aceptar este planteamiento es quedarse inmóvil ante la
situación que percibimos de la realidad social, con lo cual nos está diciendo que dejemos pasar el tiem-
po y las cosas volverán a su sitio. Las personas que han pasado, pasan y pasaran por este trance las
olvidamos y las relegamos al espacio de los marginados. La solución está en actuar ante lo que nos
encontramos y cuando vuelva esa situación que dice el autor hacer desaparecer lo creado.
12. Guiddens,A., (1999) Tercera vía, Taurus Madrid, 112.
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13. Un libro que aborda el proceso y nos adentra en las condiciones y problemas de la inmigra-
ción en la España actual está en la obra de IZQUIERDO,A., La inmigración inesperada, Trotta, Madrid,
1996. Aunque fue escrito hace cuatro años y los problemas han adquirido otra dimensión, para acer-
carnos a la realidad de la inmigración está muy bien.
14. Op.cit, p.231.
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¿Por qué se hace necesario una alternativa a la “vida cotidiana actual”? La res-
puesta desde la observación superficial es sencilla, todavía quedan muchos puntos
que resolver para hacer posible que todos los individuos lleguen a beneficiarse de la
llamada calidad de vida.
La familia y la escuela, en un sentido amplio son canalizadores del aprendizaje e
itinerario del individuo a lo largo de su experiencia de vida. La primera, como foco
emisor y receptor desde el nacimiento y desarrollo del niño pasa a ser considerada
como socialización primaria. La segunda, desde su entrada en la escuela hasta la sali-
da de la Universidad, tras pasar por el proceso marcado por el sistema educativo,
hasta encontrar su primer puesto de trabajo, pasa a ser el agente principal de la socia-
lización secundaria. Con estos componentes y tras el avance y desarrollo del sistema
capitalista nos hace partícipes de preservar los valores y aptitudes de la sociedad soli-
daria, pero también, obliga, a que los individuos sean capaces de comprender su
entorno social, político, económico y cultural e integrarse de manera adecuada en el
mismo15.
Es en este sentido, las instituciones deben tomar para sí una implicación en su justa
medida y a través de los medios cognitivos el aprendizaje de los valores cívicos que
hacen partícipes a los miembros de la comunidad en las necesidades sociales de sus
componentes. En el momento que los actores no entren a cooperar dentro del sistema
estamos produciendo grupos externos que darán lugar a insatisfacciones sociales, y
por prolongación, a problemas sociales.
Las instituciones deben saber hacer y formar a sus ciudadanos de manera cohe-
rente y socialmente aceptada, dotándoles de los medios e instrumentos adecuados
para hacer frente a los problemas sociales. Tomando en consideración las observa-
ciones realizadas por Nohl, sobre la importancia que tiene la educación primaria y
secundaria en la formación del individuo, y que estas deben y tienen que estar abier-
tas a nuevos espacios, porque el uso incorrecto y el cerrajón de la sociedad a un sis-
tema estático, puede producir espacios contrarios y no deseados. Debemos observar
que muchos de los fenómenos que hoy vivimos tienen su punto de partida en los
acontecimientos dinámicos de nuestra sociedad, pues está en constante cambio y se
adelanta a nuestra visión espacial, de manera que debemos estar alerta para impedir
que dichos acontecimientos adquieran la dimensión que entorpezca la marcha pací-
fica y solidaria de nuestra sociedad.
Para educar a los individuos y que éstos comprendan, entiendan, reflexionen y
participen como ciudadanos dentro de la comunidad, se hace necesario adoptar
medidas pedagógicas para la comunidad, en la comunidad y con la comunidad.
Desde esta perspectiva no solamente instigamos a los miembros de la comunidad a
implicarse en los asuntos de la ciudadanía, también al participar dentro de la misma
reivindicando nuevos espacios educativos, reflexionando sobre su entorno que per-
mita desarrollar la imaginación y creatividad en favor de descubrir nuevas demandas
sociales. Para que este entramado interconectado de formas y pensamientos sea posi-
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ble se necesita de especialistas implicados con la actividad social, y estos serán, los
educadores sociales16.
La actividad social es compleja, es un conjunto de acciones y decisiones humanas
que sitúan al individuo en un espacio histórico que ha ido confeccionando un diseño
de clases sociales legitimado por la distribución de funciones etico-morales de los
individuos dentro de la estructura social. Su desarrollo ha diseñado un espacio para
cada individuo y su construcción va marcando el proyecto de vida de los ciudadanos,
de ahí, dentro del plano social cada personaje debe conocer y saber cual es su papel
dentro de la misma. Por esta razón, debemos plantearnos en ese mundo de la educa-
ción la profundidad de los cambios sociales que se reproducen y los efectos que estos
tienen con la superposición de planos en esa construcción social. Esto lleva a plante-
arse que la educación como exposición cultural y social no debe reducirse a la expo-
sición de su aplicación al mero marco de la educación escolar. La educación (social)
transciende más allá de la representación de un sistema educativo formal o reglado,
es mostrar los condicionamientos de las estructuras de relaciones sociales, políticas,
económicas, religiosas, etc, por ello, nuestra sociedad necesita de mecanismos peda-
gógicos que posibiliten el desarrollo de conocimientos teóricos de los individuos fuera
de la enseñanza y, sean trasladados a un espacio real a través de la práctica educati-
va informal, expresión de la reproducción del sistema de clases. La educación no sola-
mente es transmisión y adquisición de conocimientos, sino es la enseñanza de un
sistema de particulares procesos de internalización y aprendizaje de papeles, la indi-
vidualidad y la identidad del hombre moderno, es decir, que cada individuo dentro
de su espacio sepa quién es y lo que puede esperar de la comunidad. Para poder com-
prender y hacer posible una educación integradora necesitamos observar que las rela-
ciones humanas estén enfatizadas por la subjetividad, y está viene medida por las
acciones externas del individuo que son interiorizadas para posteriormente ser anali-
zadas y proyectadas hacia el resto de congéneres dando lugar a acciones internas que
fomenten esa cohesión social. La materialización de su identificación con el conjun-
to social tendrá como expresión futura, nuevas formas educativas que subsanen y
cubran las nuevas necesidades sociales.
Hasta el momento hemos tratado el tema desde la relación interindividual, pero la
problemática social no solamente se reduce a este campo, porque la necesidad de
implicar a los educadores sociales en el complejo espacio social tiene parte de su rea-
lidad en la modernidad. Desde la acuñación del término modernidad, los teóricos de
la sociología han buscado denodadamente el estado de bienestar. Los profetas de la
producción de un nuevo hombre moderno ha tenido y sigue teniendo enfoques muy
distintos. Unos, la explicación desde la lucha de clases, otros, anteponiendo la nece-
sidad de un estado asistencial, otros, analizando su implicación con el trasfondo de la
racionalidad, pero todos independiente de su línea de investigación intentan llegar a
la misma conclusión, cubrir las necesidades humanas.
16. Al respecto y sobre la importancia de los educadores sociales para nuestra sociedad, así como
la formación y todo cuanto está relacionado con la misma, ha aparecido hace poco un libro muy inte-
resante y con mucho contenido que nos aborda la cuestión. PETRUS,A.,Y OTROS., De profesión edu-
cador(a) social. Paidós, Barcelona, 2000.
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Durkheim señaló que la educación no educa hace algo mucho más esencial, con-
tribuye a crear particulares tipos humanos, individualidades y conciencias17. Pero en
su intento de encontrar y localizar las posibles soluciones a la desigualdad social, per-
cibió que las sociedades actuales son dependientes del trabajo, y éste mediatiza el sis-
tema de relaciones sociales, con lo cual, cuando ahondó en las distintas derivaciones
del trabajo en el entramado social. Descubrió que la división del trabajo social daba
origen a dos cuestiones contradictorias pero necesarias, una variación en la concien-
cia colectiva y dos, la ruptura de las relaciones corporativas de los miembros. Sin
embargo, el trabajo crea una mayor interdependencia entre los hombres y les obliga
a fundar colectivos que cubra las necesidades derivadas que van apareciendo.
La referencia analítica de Durkheim pone de manifiesto que la evolución del tra-
bajo, la democratización del sistema y el proceso de cambio del sistema social traen
consigo nuevas necesidades y desigualdades sociales. El abanico de necesidades naci-
das de la evolución social han hecho que muchos de los problemas pasen a un segun-
do plano y, el estado y sus instituciones pasen por alto la realidad de nuestra sociedad.
Hoy en cualquier espacio de nuestra geografía encontramos individuos con serios
problemas de convivencia. En diversas publicaciones podemos leer las incontinencias
de la educación. Un diario describía uno de los tanto problemas de nuestra sociedad,
y hablaba del alto porcentaje de jóvenes de la ESO que presentan serios problemas de
adaptación, así como la pérdida de respeto hacia los mayores18. Asuntos de este tipo
lleva a reflexionar sobre la necesidad de introducir en los centros educativos la figura
de educadores de la convivencia.
Las personas mayores es un colectivo que en los últimos tiempos debido a las
mejoras en las condiciones de vida hemos visto incrementarse. Su situación personal
se ha visto relegada al mero campo de los asilos, geriátricos, etc,. Nos hemos olvi-
dado de la humanidad y pensamos en dejarles en estos centros hasta el fin de su tra-
yectoria vital, porque finaliza la “carga” y hemos realizado lo conveniente. No
debemos incluir a este colectivo en el mismo cajón, pues muchos de ellos se sienten
activos y están capacitados para trabajar. Esta razón, lleva a diseñar planes de acción
donde los ancianos se sientan activos y participen en la esfera socio-cultural, y su
proyecto de vida no se reduzca a ser meras cargas sociales, como es interpretado en
muchos casos. La edad avanzada enseña, educa, muestra, narra, etc y representa sus
experiencias de vida, las cuales son muy constructivas para el avance humano. No
obstante un porcentaje significativo de ciudadanos piensa que las experiencias de los
ancianos son batallas del pasado19. No olvidemos que estas personas están en el últi-
mo tramo de la vida y, es responsabilidad de la sociedad poner en funcionamiento
los medios adecuados para que la última etapa de su vida sea la mejor posible.
Otro tema a tratar reside en el boom de la inmigración y las minorías étnicas. No
hay un día que los medios de comunicación no hablen de los problemas existentes en
los colegios debido al rechazo de los padres “blancos” a ciertas minorías. Una medi-
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Conclusión
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dra filosofal y decir, bueno esto es lo que hay y debemos aceptarlo como es. Todo lo
contrario, debemos encontrar los mecanismos adecuados vía educación para frenar la
marcada desigualdad social. Aunque la educación no sea la panacea, si es el mejor
método de reducción de desigualdades y de comprensión de los males que asolan
nuestra modernidad.
Para que la educación alcance su objetivo no debe entenderse únicamente como
mecanismo de mediación para resolver los problemas existentes, sino debe y tiene
que servir, para educar a los individuos como parte activa del sistema social. Mientras
no adoptemos para sí esta concepción de la educación estaremos poniendo parches
en nuestra sociedad.
Para finalizar, la educación social como alternativa a nuestro complejo y desigual
sistema es la medida adecuada para solventar los problemas de los ciudadanos, siem-
pre y cuando reflexione sobre la sociedad y sus problemas, así como, conocer los
métodos adecuados para intervenir en el asunto, y tenga la suficiente capacidad para
anticiparse a los hechos. No puede caer en el mismo error de otras disciplinas de per-
manecer inmóvil esperando que surjan las demandas. No se debe olvidar que la edu-
cación social es transmisora de conocimiento pero ante todo es socializadora.
Bibliografía
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