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En nuestro país y en la última década han surgido varias voces que se inscriben en el
enfoque socio-etnográfico: Gustavo Bombini, Carolina Cuesta, Marcela Carranza,
Cecilia Bajour, Elba Amado. Coincidimos con estos autores en destacar la importancia
del mediador en las prácticas de lectura, de su búsqueda de textos desafiantes,
polisémicos, que inviten a completar lo no dicho con hipótesis surgidas de los lectores,
así como de su actitud de escucha pedagógica y habilitación de las lectios personales, de
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escalón la historia de lectura con los niños: “Un mediador que sepa tejer, que sepa
buscar los hilos cuando aún sus alumnos son pequeños, son lectores niños que buscan
escuchar: se trata de crear la escena” (Hermida y Cañón 2012:28).
Mediar es un oficio y tiene su saber hacer, que desplegará especialmente el docente,
propiciando en la escuela estas escenas literarias. Para empezar, el libro que se elige
será un objeto de deseo, en principio, para el mediador. Saber elegir implica también no
subestimar, todo lo contrario: un texto desafiante podrá –como todos- gustar o no, pero
no producirá indiferencia. Mucho de lo que pensamos sobre los niños, mucho de
nuestras representaciones sobre la infancia, se juegan a la hora de elegir.
Pero para “crear la escena” el mediador tendrá que estar, por un lado, abierto a lo
imprevisible, a aceptar que lo que los niños vean en el texto puede no ser lo mismo que
él vio; por otro lado, habrá trabajado mucho sobre ese texto que seleccionó porque
despertó su entusiasmó y le pareció rico para suscitar el intercambio de significados, le
habrá formulado muchas preguntas, lo habrá dado vuelta para ver cómo es el revés de la
trama, cuáles son sus secretos de construcción. Al respecto dice Marcela Carranza, en
Algunas ideas sobre la selección de textos literarios: “… la escuela es el ámbito
apropiado para que los lectores descubran el "placer" de comprender los complejos y
sutiles mecanismos de significación puestos en funcionamiento por cada uno de los
textos literarios durante su lectura (2007)”.
La selección de los textos, y ahora nos referimos especialmente al ámbito escolar,
debe considerar las posibilidades de lectura que ese texto brinda. ¿Cuáles son las
condiciones de lectura que este libro favorece? ¿Cuál es el grado de participación que se
deja al lector en la construcción de significados? Para saberlo nuestra mirada debe
detenerse en los aspectos constructivos de la obra, "escuchar" al texto, descubrir qué
está proponiendo, cuál es su retórica. Esto puede implicar un cambio de enfoque del
mediador respecto a los libros destinados a los niños. Ya no se trata de atender
exclusivamente al tema, al mensaje, al argumento como "verdades" a transmitir, sino de
indagar cómo determinado contenido surge del entramado de procedimientos artísticos-
literarios.
La lectura puede dar lugar a diversas escenas, pero hay dos que podemos
contraponer: leer a solas, en silencio y leer en grupo, con alguien que lee en voz alta, y
compartir luego la experiencia de la lectura, la producción significante que desencadena
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el texto. Esta es la escena donde entra el mediador más activamente. Pero esa
mediación, para ser eficaz, se tratará más de escuchar que de hablar, más de preguntar
que de responder, más de callar que de explicar. En la conversación sobre lo leído
tenemos la oportunidad de encontrarnos cara a cara con la infancia que toma la palabra,
dice lo nuevo, lo inesperado, desautomatiza las lecturas cristalizadas y nos desafía,
desestabilizando nuestras representaciones previas 1.
Escena 1 (fragmento) 2
coordina la actividad la Prof. Fernanda Perez, coordinadora del área de PSL, toma el registro la docente
de la sala, año 2008. El texto utilizado es el libro-álbum Mi gatito es el más bestia, Michel Bachèlet,
México: Océano, 2005.
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N. 3: Un elefante –gato.
N. 4: Un elefante que por las noches es un gato.
C.: ¿Escucharon eso? Un elefante que por las noches se convierte en gato. ¿Les parece
que podría ser?
N. 5: Sííí.
N. 1: No, no puede porque el gatito es así (mostrando con las manos el tamaño).
C.: ¿Y el elefante?
N. 1: Así (mostrando con los brazos totalmente abiertos).
N. 6: Un gato que se disfraza. Yo vi muchos trajes de gatos (señalando el libro).
C.: Es verdad. Miren, acá hay muchos pelajes de gatos (muestra la página de los
pelajes).
Varios: Sí.
N. 1: No, es un elefante.
C.: Tenemos varias posibilidades: un elefante -gato, un elefante que se convierte o se
disfraza. ¿A alguien se le ocurre otra?
[…]
Esta mediadora introduce un conflicto cognitivo desde la misma elección del libro,
que, irónicamente, transmite un texto anodino donde un señor hace algunas referencias a
su mascota, un gatito, mientras que las ilustraciones nos van mostrando las peripecias de
un elefante, mascota de departamento, a lo Dailan Kifki. Cuando una niña le señala la
contradicción, la mediadora se la pasa al grupo y habilita el surgimiento de posibles
hipótesis que expliquen la contradicción entre texto e imagen. Uno de los niños se basa
en una ilustración en la que se ven diferentes pelajes de gatos y los interpreta como
disfraces, entonces la mediadora vuelve al texto para mostrarlos. Luego sintetiza las
opiniones y solicita nuevas hipótesis. Los niños se preocuparon seriamente por hallarlas:
era la primera vez que se encontraban frente a la experiencia de dudar de lo que decía
un texto y, de hecho, algunos optaron por dudar de la mediadora. Cuando volvió unas
semanas después a la misma sala, algunos de ellos se acercaron a saludarla con
expresiones como “Hola, volviste, mentirosa”.
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Escena 2 (fragmento) 3
[…]
C: ¿Por qué creen que quería ser alta, tener ojos verdes y ser fuerte?
Niño J: ¡Quería y el genio le dijo que podía pedir un deseo! Y pidió tooodooo!!
C.: Y entonces…
Niño T: ¡Porque después que el genio le dio el conejo quería que fuera violeta!
Niños: (Varios juntos): ¡Sí, sí! Le gustó, pero quería que fuera violeta!
Esta maestra mediadora eligió un cuento típico de Isol, con sus niñas neuróticas y
queribles. Si nos detenemos en el diálogo que la maestra genera con sus niños notamos
qué bien calan en la cuestión del quererlo todo y no estar nunca conforme con nada, tal
vez porque la mediadora no pregunta de un modo automático o rutinario. Ella dice:
¿Por qué creen que…? ¿Por qué te parece? Son preguntas que indagan por las razones,
los argumentos, las justificaciones. ¿Todos creen que…? Es una pregunta que autoriza
el disenso. ¿Quería todo o nada? Presenta una alternativa. A veces repite lo que los
chicos dicen, para corroborarlos, o con la palabra “quizás” invita a pensar que están
barajando hipótesis, no hechos, o introduce un “Y entonces…” como para alentarlos a
que sigan solos. Las respuestas de los chicos, su modo de expresarse, a pesar de que no
nos llega desde la oralidad, revela una confianza que ha sido construida en la práctica
cotidiana del diálogo.
Entendemos con Chartier (1999) que la lectura es una práctica cultural y social que
se realiza en un espacio intersubjetivo, atravesado históricamente, en el cual los lectores
comparten gestos, significados, dispositivos, en torno al acto de leer. Toda práctica, nos
dice la antropóloga Elsie Rockwell (2001), permite recoger evidencia observable en
cierto contexto. Los registros de las escenas de lectura cotidianas, las entrevistas y las
narrativas, las observaciones del material existente –o no- en las bibliotecas, etc., son
métodos de recolección que se vuelven inteligibles cuando podemos observar ciertas
recurrencias e imaginar el significado que éstas podrían tener para los sujetos
involucrados.
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Obras citadas
Amado, Elba. “Abrir la puerta para ir a leer: de niños, libros y maestro”. [Tucumán en
tiempo de lectura. Red federal de formación docente continua] Disponible en:
http://www.tucuman.gov.ar/gobierno/educacion/pagplect/articulo.htm#Leer. 2005.
Bajour, Cecilia. “Oír entre líneas: el valor de la escucha en las prácticas de lectura”.
Revista Imaginaria Nº 253, 2 de junio de 2009. Disponible en:
http://www.imaginaria.com.ar/2009/06/oir-entre-lineas-el-valor-de-la-escucha-en-las-
practicas-de-lectura/
Bombini, Gustavo. Los arrabales de la literatura. La historia de la enseñanza literaria
en la escuela secundaria argentina (1860-1960). Buenos Aires: Miño y Dávila, 2004;
Cañón, Mila y Hermida, Carola. La literatura en la escuela primaria. Más allá de las
tareas. Buenos Aires: Novedades Educativas. 2012.
Cañón, Mila y Stapich, Elena. “Discursos asimétricos: la literatura para niños”.
Estudios de Teoría Literaria, [CeLeHis – UNMdP]: 2012, 2. Disponible en:
http://fh.mdp.edu.ar/revistas/index.php/etl/article/view/136
Carranza, Marcela. “Algunas ideas sobre la selección de textos literarios en la escuela”.
Revista Imaginaria, Nº 158, 14 de marzo de 2007. Disponible en:
http://www.imaginaria.com.ar/20/2/seleccion-de-textos-literarios.htm
Chambers, Aidan. Dime. Los niños, la lectura y la conversación. México: FCE.2007.
Chartier, Roger. Entrevistas. Cultura escrita, literatura e historia: conversaciones con
Roger Chartier. México: Fondo de Cultura Económica.1999.
Cuesta, Carolina. Discutir sentidos. La lectura literaria en la escuela. Buenos Aires:
Libros del Zorzal.2006.
Dubois, María Eugenia. El proceso de lectura. Buenos Aires: Aique. 1993.
Eco, Umberto. Lector in fabula. Barcelona: Lumen. 1981.
Iser, Wolfgang. El acto de leer. Madrid: Taurus. 1987.
Petit, Michele. Nuevos acercamientos a la lectura y a los jóvenes. México: F.C.E. 1999.
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