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Apuntes sobre la narratología de G. Genette
Documento de cátedra
Prof. Estela María Zalba
El discurso narrativo ha recibido la atención de numerosos estudiosos dentro
de la Semiótica. Los primeros trabajos de sistematización para la descripción y el
análisis de la narración se desarrollaron en el marco del estructuralismo francés.
Esta serie de estudios se conoce con el nombre de “narratología”. Un hito fundante
en esta dirección fue la publicación, en 1966, del volumen titulado “Análisis
estructural de los relatos”, que reúne trabajos afines de diferentes autores:
Barthes, Greimas, Bremond, Genette, Todorov, entre otros.
En nuestra asignatura hemos estudiado en profundidad la teoría de la
Escuela de París, que tuvo como pivotes a Greimas y Courtés. En el presente
Documento vamos a desarrollar, brevemente, los aportes de otro narratólogo:
Gérard Genette, cuyas categorías de análisis han sido incorporadas por diversos
estudiosos de la narración, tanto literaria (por ej., Eco) como cinematográfica (por
ej.: Jost, Gaudreault).
1. Discurso del relato
1.1. De la polisemia del término “ relato” a la distinción de niveles
narrativos
Genette comienza refiriéndose a los distintos modos de entender el término
relato, para indicar cuál será el objeto del estudio que abordará:
“En un primer sentido, (...) relato designa el enunciado narrativo, el discurso
oral o escrito que entraña la relación de un acontecimiento o de una serie de
acontecimientos”. (Genette, 1989, p. 81; el subrayado es nuestro)
“En un segundo sentido, (...) relato designa la sucesión de acontecimientos,
reales o ficticios, que son objeto de dicho discurso y sus diversas relaciones de
concatenación, oposición, repetición, etc. ‘Análisis del relato’ significa entonces
estudio de un conjunto de acciones y situaciones consideradas en sí mismas,
haciendo abstracción del medio, lingüístico o de otra índole, que nos permite
conocerlas”. (Genette, 1989, p. 81; el subrayado es nuestro)
1
Trabajaremos con edición española: Genette, Gérard. Figuras III. Ed. Lumen, Barcelona,
1989. Las citas remiten a este volumen.
1
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“En un tercer sentido, que es al parecer el más antiguo, relato designa
también un acontecimiento: pero no ya el que se cuenta, sino el que consiste en
que alguien cuente algo: el acto de narrar tomado en sí mismo”. (Genette, 1989, p.
82; el subrayado es nuestro)
Su estudio focalizará el relato en el primer sentido, “es decir, el discurso
narrativo, que resulta ser en literatura, y en particular en el caso que nos interesa,
un texto narrativo.” (Genette, 1989, p. 82)
Estudiar el discurso narrativo implica el análisis de las relaciones entre
este discurso y los acontecimientos que narra (sentido 2), por un lado, y por otro,
entre este discurso y el acto que lo produce (sentido 3). Para evitar confusiones,
propone la elección de términos diferentes para designar cada una de las
acepciones anteriores:
· Relato: designa el significante, enunciado, discurso o texto narrativo
mismo.
· Historia: designa el significado o contenido narrativo; la diégesis.
· N arración: designa el acto narrativo productor y, por extensión, el
conjunto de factores relativos a la situación real o ficticia en que
tiene lugar dicho acto.
Ahora bien, nuestro conocimiento de lo que sucede (diégesis) y del acto
mismo de contar lo que sucede es siempre mediato: es a través del discurso y de
las marcas que hay en él. “Historia y narración no existen para nosotros más que
por intermedio del relato. (..) Como narrativo vive de su relación con la historia que
cuenta; como discurso, vive de su relación con la narración que lo profiere.”
(Genette, 1989, p. 84) 2
1.2. Trasposiciones conceptuales: la metáfora del ‘verbo’
Para encarar su análisis utiliza una trasposición teórica, que él mismo
denomina como “metáfora lingüística”, ya que tomará tres categorías propias del
verbo y las traspondrá, adecuándolas, al relato: tiempo, modo y voz. 3
Genette fundamenta sosteniendo que el relato es una expansión de un
enunciado. Considera que un enunciado del tipo “Yo camino” es la forma mínima de
un relato, e “inversamente, la Odisea o En busca del tiempo perdido no hacen sino
amplificar en cierto modo (en sentido retórico) enunciados tales como Ulises vuelve
a Ítaca o Marcel se hace escritor.” (Genette, 1989, p. 86)
Establece, entonces, las siguientes categorías para el análisis:
· Tiempo: Se refiere a la relación entre el tiempo de la historia (diégesis)
y el tiempo del discurso (relato).
2
Si vinculamos esta distinción realizada por Genette con las categorías que hemos trabajado
en nuestro modelo de análisis, diremos que la “fábula” corresponde al nivel de la diégesis o
historia; mientras que la “trama” se corresponde con el relato, es decir, la ‘textualización’.
3
Todorov, en 1966, había realizado una propuesta similar: “Separemos los procedimientos
del discurso en tres grupos: el tiempo del relato, en el que se expresa la relación entre el
tiempo de la historia y el del discurso, los aspectos del relato o la manera en que la historia
es percibida por el narrador y los modos del relato que dependen del tipo de discurso
utilizado por el narrador para hacernos conocer la historia.” (Todorov; “Las categorías del
relato”, en Análisis estructural del relato, EBA, Barcelona, 1982, p. 174).
2
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· M odo: Se refiere a las modalidades de la “representación” narrativa, es
decir, la distancia que el narrador establece entre lo que cuenta y el
narratario, por un lado, y la perspectiva , o punto de vista , desde la
que se ubica, por el otro. Estas categorías implican la consideración de
relaciones entre relato e historia, en cuanto que la distancia se establece
justamente en el modo de contar (cómo se cuenta) y la perspectiva que
se adopta (se cuenta desde un punto de vista determinado).
· Voz: Designa una relación –ya sea del relato como de la historia– con el
sujeto (o instancia) de la enunciación, para decirlo con sus palabras “la
manera en que se encuentra implicada en el relato la narración misma,
(...) y con ella sus dos protagonistas: el narrador y su destinatario, real o
virtual”. (Genette, 1989, p. 86). En este nivel, se observará qué nivel se
ubica el narrador y si interviene o no en la historia que cuenta.
En síntesis: “El tiempo y el modo actúan a nivel de las relaciones entre
historia y relato, mientras que la voz designa a la vez las relaciones entre narración
y relato, y entre narración e historia.” (Genette, 1989, p. 87)
1.2.1. TI EM P O
En el desarrollo de esta categoría resalta la evidencia de que en todo relato
encontramos una doble temporalidad: la de la historia que se cuenta, y la del relato
mismo: “producido, como todas las cosas, en el tiempo, existe en el espacio y como
espacio, y el tiempo necesario para ‘consumirlo’ es el necesario para recorrerlo o
atravesarlo, como una carretera o un campo.” (Genette, 1989, p. 90) En esta
“superposición”, inevitablemente, hay coincidencias y diferencias. Esto implica tres
determinaciones fundamentales:
· Orden: tiene que ver con la relación entre la sucesión de los
acontecimientos en la diégesis misma y su disposición en el relato (Genette,
1989, p. 91);
· Duración: se refiere a la relación entre la duración de los acontecimientos
en la historia y la longitud que éstos adquieren en el texto (Genette, 1989,
p. 145);
· Frecuencia: designa la capacidad de repetición de los acontecimientos en la
historia y/o en el relato (Genette, 1989, p. 172).
1.2.1.1. Orden
Es factible que existan discordancias entre la presentación de los
acontecimientos en el relato (‘trama’) y el orden en que los mismos sucedieron en
la historia (‘fábula’); estas discordancias son denominadas anacronías. Esto
supone la existencia de una especie de grado cero, es decir, “la perfecta
coincidencia temporal entre relato y la historia” 4 . (Genette, 1989, p. 92).
4
Es lo que hemos denominado “relato lineal”.
3
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Ø analepsis o retrospección, el relato evoca un acontecimiento anterior en la
historia; (Genette, 1989, p. 95; 104 y ss.)
Ø prolepsis o anticipación, el relato evoca por adelantado un acontecimiento
que se producirá más tarde en el orden de la diégesis. (Genette, 1989, p.
95; 121 y ss.)
1.2.1.2. Duración
Como no es factible ‘medir’ la duración de un relato, ya que sería como
medir el tiempo que dura una lectura, y cada cual tiene un ritmo particular 5 , “nos
falta el punto de referencia, o grado cero, que en materia de orden era la
coincidencia entre sucesión diegética y sucesión narrativa, y que aquí sería la
isocronía rigurosa entre relato e historia”. (Genette, 1989, p. 145; los destacados
son nuestros).
Ante esta dificultad, opta por medir la duración en forma autónoma, es
decir, como constancia de velocidad: “Se entiende por velocidad la relación entre
una medida temporal y una medida espacial (...): la velocidad del relato se definirá
por la relación entre una duración – la de la historia – medida en segundos,
minutos, horas, días, meses y años, y una longitud – la del texto – medida en
líneas y en páginas.” (Genette, p. 145).
Las variaciones entre el tiempo de la historia, medida en años, meses, días,
etc., y el tiempo del relato, medido en longitud de texto, capítulos, renglones, etc.,
genera anisocronías. Estas asincronías constituyen lo que se denomina el ritmo
del relato. Las variantes en el ritmo permiten establecer cuatro “ tempos” básicos:
Ø sumario : en pocos párrafos o, en el caso del film, en un rápido diálogo, se
resumen años de existencia.
Ø pausa : segmento más o menos considerable de texto al que corresponde
una duración diegética nula, como sucede frecuentemente en ciertas
descripciones (‘secuencias descriptivas’) 6 o explicaciones (‘secuencias
expositivas’) que, dirigidas especialmente al lector dejan en suspenso la
historia; consideramos que también establecen pausas las posibles
evaluaciones o reflexiones hechas por el narrador o algún personaje, a las
que Eco denomina “reflexiones parentéticas”.
Ø elipsis : lapso más o menos considerable de historia que está omitida en el
relato y que se puede inferir a posteriori. Al respecto, señalamos lo
siguiente: dentro del fenómeno de la elipsis, es posible distinguir: (a)
aquellas que pasan de alguna manera ‘inadvertidas’ y que obedecen al
hecho de que las acciones omitidas son fácilmente ‘completadas’ por el
lector, ya que remiten a un “guión” cognitivo estereotipado (por ej., si se
habla de un viaje, no es necesario contar todos los pasos: salir del lugar en
que se está, recorrer el camino que va hasta la estación o aeropuerto,
comprar los pasajes, embarcar, etc..). (b) aquellas en que lo omitido exige
del lector un esfuerzo inferencial significativo, que lo lleva a preguntarse por
el sentido que en el texto tiene esa omisión.
Ø escena : segmento textual relativamente isócrono y que por lo general tiene
contenido dramático (diálogos). En el caso de los textos audiovisuales, se
suele denominar a este fenómeno como ‘relato en tiempo real’. En el caso
5
Este fenómeno cambia sensiblemente en el caso del relato audiovisual.
6
En el caso del texto audiovisual, la imagen y el sonido pueden cumplir esta “función
descriptiva”.
4
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del film, no sólo los diálogos se pueden construir como “escenas”, pueden
ser también otro tipo de situaciones (una pelea, una persecución, etc.).
1.2.1.3. Frecuencia
Si consideramos que un acontecimiento puede repetirse varias veces, al
menos de forma semejante (como la salida del sol), es factible que también un
enunciado narrativo puede reproducirse reiteradas veces. “Entre esas capacidades
de ‘repetición’ de los acontecimientos narrados (de la historia) y de los enunciados
narrativos (del relato) se establece un sistema de relaciones que a priori podemos
reducir a cuatro tipos virtuales, como simple resultado de las dos posibilidades
ofrecidas por una parte y por la otra: acontecimiento repetido o no, enunciado
repetido o no.” (Genette, 1989, p. 173):
Ø Relato singulativo : relatar una vez lo que sucedió una vez:
Ø Relato singulativo anafórico : relatar n veces lo que sucedió n veces;
Ø Relato repetitivo : relatar n veces lo que sucedió una vez;
Ø Relato iterativo : relatar una vez lo que sucedió n veces.
1.2.2. MODO
Sobre la base de la metáfora lingüística del verbo, observa “que no hay sólo
una diferencia entre afirmar, ordenar, desear, etc., sino también diferencias de
grado en la afirmación, y que dichas diferencias se expresan corrientemente
mediante variaciones modales.” (Genette, 1989, p. 219). Se refiere a las
diferencias de sentido que aportan a un enunciado el hecho de aseverar algo en,
por ej., M.Indicativo (el hablante tiene certeza de lo que asevera), en Subjuntivo
(el hablante considera lo aseverado como una eventualidad), etc. Es decir que los
modos involucran diferentes grados (“afirmar más o menos la cosa de la que se
habla”) de certeza y diversos puntos de vista sobre lo aseverado.
Al relacionar este fenómeno con el relato, señala: “se puede contar más o
menos lo que se cuenta y contarlo según tal o cual punto de vista. (...) ‘distancia’
y ‘perspectiva’ (...) son las dos modalidades esenciales de esa regulación de la
información narrativa que es el modo, como la visión que tengo de un cuadro
depende, en precisión, de la distancia que de él me separe y, en amplitud, de mi
posición respecto de determinado obstáculo parcial que lo oculte más o menos.”
(Genette, 1989, p. 220)
1.2.2.1. Distancia
La distancia nos conduce a distinguir entre:
Ø Relato mimético o escenificado, si el narrador los aproxima y causa la
“ilusión de realidad”, utilizando “connotadores de mímesis” 7 ; en este caso la
7
Mímesis: =imitación
5
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distancia es mínima y el narrador trata de pasar desapercibido, como en los
diálogos transcriptos 8 .
Ø Relato diegético o narrativizado, en el que la presencia del informador es
muy marcada y la distancia es mayor. Esta modalidad de ‘contar’ no nos
deja olvidar que esa historia se está narrando.
Estos grados de distancia tienen que ver con la mediación interpuesta por el
narrador entre la historia y el narratario. La ilusión referencial (distancia nula) se
vincula al hecho de que la historia pareciera no ser contada, es decir, que
aparentemente ‘desaparece’ o se ‘esfuma’ la intermediación. En cambio, cuando
esa mediación está fuertemente explicitada, la ilusión referencial tiende a anularse.
Esta diferencia puede observarse ya sea si trata de un relato de
acontecimientos 9 , que cuenta hechos o acciones, o relato de palabras 10 , que da
cuenta de las palabras o pensamientos de los personajes.
En general, los textos narrativos combinan estas diversas modalidades.
1.2.2.2. Focalización
La perspectiva, conocida como “visión” o “punto de vista”, es denominada,
focalización por Genette. Hace uso de un término que Brooks y Warren
propusieron en 1943.
Al respecto, considera necesario diferenciar la focalización de la voz que
narra. Para distinguirlas trabaja desde dos preguntas:
La focalización es la respuesta a la pregunta: ¿cuál es el personaje cuyo
punto de vista orienta la perspectiva narrativa? (o ¿quién observa? )
La voz es la respuesta a la pregunta: ¿quién es el narrador? (o: ¿quién
cuenta?). Esta categoría se analiza por separado.
(Genette, 1989, p. 241)
En relación a la focalización propone la siguiente tipología (Genette, 1989,p.
244 y ss.):
Ø Focalización cero o relato no focalizado : el narrador sabe o dice más que
cualquiera de los personajes.
Ø Focalización interna: el narrador sólo dice lo que sabe cualquiera de los
personajes.
Ø Focalización externa: el narrador dice menos de lo que sabe el personaje.
8
En el caso del texto audiovisual (y en el texto teatral), esta forma es predominante y nos
da la impresión de estar asistiendo como ‘testigos’ a algo que está ‘realmente’ ocurriendo.
9
Ejemplifiquemos con el texto fílmico: no es lo mismo que las acciones se ‘muestren’ (relato
mimético, fuerte ilusión referencial, distancia “nula”) a que un informador (el propio narrador
o un personaje que asume el rol de narrador) cuente lo sucedido (relato diegético o
narrativizado, mayor grado de distancia o distancia total).
10
Ejemplifiquemos con el texto escrito: no es lo mismo que las palabras del personaje
aparezcan en estilo directo (relato mimético) que en estilo indirecto (mayor distancia, se
rompe la ilusión referencial) o que el narrador sintetice lo dicho por el personaje (distancia
total, relato narrativizado).
6
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La focalización cero fue la que caracterizó a la novela del siglo XIX. Los
relatos de la literatura del siglo XX son, en cambio, generalmente, de focalización
interna, aunque utilicen la 3ª persona. Tomemos, como ejemplo, el cuento
Continuidad de los parques de Julio Cortázar. Transcribiremos dos secuencias del
relato, en las que se trabaja desde dos focalizaciones internas, correspondientes a
dos de los personajes:
Focalización 1: “Su memoria retenía sin esfuerzo los nombres y las
imágenes de los protagonistas; la ilusión novelesca lo ganó casi en seguida.”. Se
focaliza desde el personaje (actor figurativo 1) que está leyendo una novela.
Focalización 2: “Ella debía seguir por la senda que iba al norte. Desde la
senda opuesta él se volvió un instante para verla correr con el pelo suelto. Corrió a
su vez, parapetándose en los árboles y los setos, hasta distinguir en la bruma
malva del crepúsculo la alameda que llevaba a la casa.” Se focaliza desde uno los
personajes de la novela (actor figurativo 2 ) que está leyendo el primer personaje
(actor figurativo 1).
Un recurso para validar el cambio de focalización consiste en “reescribir” en
primera persona el segmento y, si esto es factible, analizar a quién remite esa 1ª
persona (ese yo). Si remite a diferentes actores figurativos, entonces estamos ante
un cambio de focalización. Haremos la ‘prueba’ con los dos segmentos del cuento
de Cortázar transcripto más arriba:
(1) “Mi memoria retenía sin esfuerzos los nombres y las imágenes de los
protagonistas; la ilusión novelesca me ganó casi en seguida”. (Yo = el
lector de la novela)
(2) “Ella debía seguir por la senda que iba al norte. Desde la senda opuesta
me volví un instante para verla correr con el pelo suelto. Corrí a mi vez,
parapetándome en los árboles y los setos, hasta distinguir en la bruma
malva del crepúsculo la alameda que llevaba a la casa.” (Yo = un
personaje de la novela que está leyendo 1)
Hay relatos que presentan una focalización predominante, en cambio hay
otros cuya focalización no es necesariamente constante y sus fórmulas de
focalización corresponden a segmentos narrativos determinados. En este segundo
caso, en el que hay cambios a lo largo de todo el relato, se hablará de focalización
variable. En el caso de un relato con una focalización estable, cuando se produce
una modificación en un segmento aislado, puede analizarse como una infracción
momentánea al código que rige al resto, y se habla de alteración.
1.2. 3. VOZ
En esta categoría se atiende a los problemas relacionados con el acto mismo
de narrar, es decir, la enunciación o narración. A veces se confunde con la
perspectiva (como dijimos), o con la instancia de escritura, o con el autor. Esta
confusión proviene del hecho de que se olvida que, en realidad, nos encontramos
siempre frente a una narración enunciada, es decir, ante una representación
discursiva del acto de narrar y no al acto propiamente dicho.
Al respecto, señala Genette: “Sabido es que la lingüística ha tardado un
tiempo en emprender la tarea de explicar lo que Benveniste ha llamado la
subjetividad en el lenguaje, es decir, en pasar del análisis de los enunciados al de
las relaciones entre dichos enunciados y su instancia productora: lo que hoy se
llama su enunciación. Parece que la poética encuentra una dificultad comparable
para abordar la instancia productora del discurso narrativo, instancia a la que
hemos reservado el término, paralelo, de narración.” (Genette, 1989, p. 271)
7
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El acto narrativo está conformado por estos tres aspectos:
· las determinaciones espaciotemporales de la narración (tiempo y lugar de
la narración); lo que actualmente denominamos “contexto situacional”.
· las situaciones narrativas implicadas en el mismo relato: niveles narrativos;
· los protagonistas de ese acto narrativo (categoría asimilable a la de ‘persona’):
el narrador y el narratario. Narrador y narratario constituyen actantes de la
narración, que son delegaciones ficcionales (vicarias) de la dupla enunciador /
enunciatario (presentes en todo acto de lenguaje).
1.2.3.1. Determinaciones espaciotemporales de la narración
En relación a las determinaciones espaciales, hace notar que se puede contar
una historia sin precisar el lugar en que sucede tal enunciación e
independientemente de que dicho lugar se encuentre lejos o cerca del lugar donde
se ubica el hecho que se cuenta. Por lo tanto, privilegia las determinaciones
temporales, de las que no se puede prescindir, ya que necesariamente se cuenta
utilizando el pasado, el presente o el futuro.
Según la posición temporal de la narración con respecto a la historia que
relata, distingue cuatro tipos de narración:
(Genette, 1989, p. 273 y ss.)
Las marcas instruccionales fundamentales, para discriminar el tipo de
narración desde lo temporal, son los verbos (a partir de las instrucciones
proporcionadas por el gramema 11 de tiempo).
Así, una narración ulterior utilizará verbos en pasado (ya que el acto de
narrar es posterior a los sucesos de la historia: “había una vez...”; “Alguien vino y
me habló de ella...”), es la más usual.
Una narración anterior utilizará verbos en futuro (“Alguien vendrá y me
hablará de ella...”), estamos frente a un relato predictivo.
Los verbos en presente construyen una narración simultánea (“Alguien
viene y me habla de ella...”).
El último tipo, la intercalada, “es el más complejo, ya que se trata de una
narración en varias instancias y la historia y la narración pueden enmarañarse en
ella de tal modo, que la segunda reaccione sobre la primera: es lo que sucede en
11
Es la parte de la palabra (morfema, más precisamente) que conlleva los contenidos
gramaticales de la misma (en el caso de los vebos: número, persona, tiempo, modo,
aspecto)
8
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particular con la novela epistolar con varios corresponsales, en que, (..) la carta es
a la vez medio del relato y elemento de la intriga” (Genette, 1989, p.274)
1.2.3.2. N iveles narrativos
Genette observa que suele ocurrir en los relatos que, quien lo cuenta, ceda
la palabra a uno de los personajes, para que éste a su vez cuente algo. Señala que
lo que los separa es una especie de umbral figurado, una diferencia de nivel .
(Genette, 1989, p. 283). Estos umbrales pueden ser más de uno, y así se pueden
distinguir diferentes niveles.
3º nivel metadiegético 12 à dentro del relato
2º nivel intradiegético (o diegético p.dicho) à dentro del relato
1º nivel extradiegético à fuera del relato
Lo que propone es ubicar el acto de narrar y lo narrado en uno de esos
niveles. Define esa diferencia de nivel, señalando: “todo acontecimiento contado
por un relato está en un nivel diegético inmediatamente superior a aquel en que se
sitúa el acto narrativo productor de dicho relato.” (Genette, 1989, p. 284)
Se darían las siguientes posibilidades:
Acto de narrar/narración Lo narrado o Relato
Extradiegético I ntradiegético
(1º N) (2º N)
I ntradiegético M etadiegético
(2º N) (3º N)
La narración de un relato puede ubicarse o bien en el nivel extradiegético
(narración de una historia) o bien intradiegético (adentro de la propia historia se
cuenta otra historia: fábula dentro de otra fábula). Tengamos presente que
estamos hablando de la instancia narrativa (narrador) y su ubicación y no del
autor (instancia literaria / sujeto empírico).
Un ejemplo de instancia narrativa extradiegética: Robinson Crusoe narra su
historia; el narrador de Cien años de soledad.
12
El prefijo meta proviene de adverbio griego meta. Este adverbio tenía entre otros, los
siguientes dos significados:
Meta1: en medio; entre. Ej.: metadiegético (relato en medio de otro relato)
Meta2: más allá de; acerca de o sobre; por encima de (»reflexión acerca de). Ejs.:
metalingüístico, metasemiótica.
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GRAFIQUEMOS 13 :
K Narrador extradiegético [ nivel extrad iegético ]
ò cuenta
historia o diégesis1 K Narrador intradiegético
ò cuenta relato1
historia o diégesis2
[ nivel m etadiegético ] relato2
[ nivel intradiegético ]
Ahora bien, hay una íntima vinculación entre el nivel de la narración y el
nivel del relato:
Cuando Genette se refiere a la categoría que ha llamado persona , aclara
que deja de lado la distinción entre relato en primera o tercera persona, ya que le
parecen inadecuadas. Aclara que la elección del novelista, en realidad, está entre
dos actitudes narrativas , no entre dos formas gramaticales: puede hacer contar
la historia por uno de sus “personajes” o por un narrador extraño a dicha historia.
“En la media en que el narrador puede intervenir en todo momento como tal
en el relato, toda narración se hace, por definición, virtualmente en primera
persona”. (Genette, 1989, p. 299)
13
Gráfico tomado de: ZALBA, E., Cap. V DIALOGICIDAD Y POLIFONÍA, en: GÓMEZ de E. y
ZALBA, E.M., Comprensión de textos. Un modelo conceptual y procedimental, Mendoza,
EDIUNC, 2003.
10
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ü Si tomamos en consideración la presencia explícita o no del narrador
en su relato, encontramos dos tipos de narrador :
Ø heterodiegético : aquel que está ausente de la historia que relata; es
alguien externo a la historia misma.
Ø homodiegético : el que está presente como personaje en la historia que
cuenta.Hay dos variaciones de este último:
· el narrador es el protagonista de su relato: narrador autodiegético;
· el narrador tiene un rol secundario, desempeña el papel de observador y
de testigo
En principio, la relación del narrador con la historia es invariable, pero
pueden encontrarse transgresiones.
INTEGRACIÓN DE CRITERIOS: si se define la categoría del narrador
simultáneamente por su nivel narrativo (extra o intradiegético) y por su
relación con la historia (hétero u homodiegético), se pueden establecer
CUATRO TIPOS fundamentales de la categoría de NARRADOR:
11
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NARRATARIO
Para finalizar, Genette reconoce en el narratario uno de los elementos de la
situación narrativa, y se ubica siempre en el mismo nivel diegético que el narrador.
Es por lo tanto, como ya señalamos, un actante del relato.
A un narrador intradiegético corresponde un narratario intradiegético (ej.: el
sultán en “Las Mil y una noches”)
cdcd
BI BLI OGRA FÍ A :
GENETTE, Gérard. Figuras III. Ed. Lumen, Barcelona, 1989.
GÓMEZ de E. y ZALBA, E.M. Comprensión de textos. Un modelo conceptual y
procedimental. Mendoza, EDIUNC, 2003.
TODOROV, Tzvetan. “Las categorías del relato literario”. En: Análisis estructural del
relato. E.B.A. Barcelona, 1982.
ZANOTTO, Lucía, “Aportes de Genette para el estudio de las relaciones entre el
relato, la historia y la narración”, FFy L, 2001. (mimeo)
14
Ver explicación en 1.2.3.2.
12