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INTRODUCCIÓN.
El fin de la educación en Cuba es lograr la formación de todos sus ciudadanos integralmente, no
obstante, la multidimensionalidad de este proceso constituye un reto para el Sistema Educativo por
lo que habrá que apelar a los recursos científicos más actualizados para lograr, en corto tiempo y
con la calidad requerida, esta loable aspiración.
Como una de las tareas fundamentales que enfrenta la escuela para lograr una mayor eficiencia
en los aprendizajes de los escolares se emplea el diagnóstico, ya que éste es un componente
importante que nos permite describir, interpretar, explicar causas, todo lo cual se constituye en
premisas para tomar decisiones y sobre esta base, elaborar los sistemas de acciones a seguir
para lograr los objetivos previstos.
Los orígenes del diagnóstico se encuentran muy relacionados con el modelo médico explicativo de
la conducta humana, sobre todo desde el punto de vista clínico, para detectar, comprender y, a
partir de esas informaciones, dar tratamiento a diversas enfermedades, desviaciones, alteraciones.
En la actualidad sus funciones se han ido ampliando desde el ámbito curativo hasta el ámbito
preventivo. En la esfera de la Educación su utilización es más reciente y abarca también
intenciones preventivas, correctivas y compensatorias.
DESARROLLO
EL DIAGNÓSTICO. EXIGENCIAS PARA SU ARTICULACIÓN
SISTÉMICA.
Los orígenes de la palabra diagnóstico están en el término griego diagnosis, de diag, a través, y
gnosis, conocimiento. En realidad es utilizado en diferentes esferas del conocimiento científico
como momento que ofrece información sobre el estado de las cosas.
De acuerdo a los criterios de C.P. Moncada (2002) el término diagnóstico fue introducido en el
contexto educativo dirigido a la Psicología aplicada por Rorschach en l921, para diferenciar el
campo específico de las enfermedades mentales, de las disfunciones corporales como
psiodiagnóstico. Bruekner y Bond (1965), en el campo pedagógico, fueron los primeros en
delimitar el término Diagnóstico como uno de los aspectos incluidos en los procesos de educación
y enseñanza con el objetivo de determinar las características y progreso escolar medio de un
grupo de alumnos, sin detenerse a analizar detalladamente los resultados de una materia
específica, ni la situación de cada individuo.
Dentro de las Ciencias Psicológicas y Pedagógicas existen diferentes tendencias para abordar el
diagnóstico pero nos referiremos esencialmente a los enfoques tradicional-individual y al
enfoque curricular (Fernández Cabezas, 1998). El primero posee fundamentos en la Psicología de
la conducta, la Psicología de las diferencias individuales, la Psicometría, en las cuales se enfatiza
en la exploración aislada, mediante pruebas y tests de rasgos, cualidades, procesos del sujeto, por
parte de especialistas entre los cuales muchas veces no está presente el pedagogo, lo cual refleja
una alejada comprensión dialéctica de la personalidad, y el enfoque curricular, de matiz
pedagógico, que tiene sus bases en la teoría dialéctico –materialista, específicamente en el
enfoque Histórico Cultural, donde se busca información no solo del sujeto sino de su entorno
(contexto educativo, y sociofamiliar) y donde intervienen los especialistas que sean necesarios,
entre los cuales el pedagogo ocupa un espacio fundamental.
En oposición a ello se instrumentó la vía sintética que supone una visión más integral y
contextualizada de los sujetos mediante la utilización de situaciones problémicas enmarcadas en
situaciones cotidianas, con la utilización de variados métodos, sin limitaciones de tiempo para su
realización, tratando no solo de evaluar resultados sino diferentes aspectos procesuales, entre
otras de sus características distintivas.
La importancia que tiene todo diagnóstico dentro del proceso pedagógico, y en particular para la
dirección del aprendizaje, es esencial ya que nos permite conocer las particularidades de un sujeto
en un momento (o período) determinado, las causas de sus dificultades e insuficiencias, sus
potencialidades, nos permite caracterizarlo desde el punto de vista de su desarrollo biológico,
psicológico, pedagógico y social en general, así como en las diferentes actividades que él realiza
como son su aprendizaje, juegos, sociolaborales, recreativas, en fin, tener una imagen integral u
holística del sujeto y del entorno con el que éste interactúa.
En este sentido estamos de acuerdo en que el diagnóstico integral del escolar es aquel que
permite investigar, conocer, describir, valorar y reseñar las causas del nivel de dificultad,
logros y potencialidades del escolar, en los diferentes contextos educativos con los que se
relaciona, con el objetivo de prevenir, compensar, corregir y/o potenciar su proceso
formativo...., teniendo en cuenta la integralidad de la actividad afectivo-cognitiva y de la
influencia de los diferentes factores que inciden en este proceso.( J. Cubela, 2000).
Ratificamos que desde el punto de vista psicopedagógico el diagnóstico se realiza para poder
dirigir más eficientemente el aprendizaje, y en sentido más amplio, la formación de la personalidad
del educando, para poder intervenir de acuerdo a sus necesidades educativas, sean especiales o
no. Este es su objetivo fundamental.
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Como exigencias para su articulación sistémica con el pronóstico consideramos las siguientes:
• Desde el punto de vista teórico tener claridad de los referentes teóricos que sustentan la
concepción del diagnóstico a aplicar (enfoques, principios, conceptos, entre otros).
• Desde el punto de vista metodológico ser consecuente con el sistema de métodos
seleccionados para el diagnóstico, pero más que la selección, ser consecuente con su
aplicación e interpretación la cual debe estar en correspondencia con la concepción teórica
asumida.
• Precisar y jerarquizar cuidadosamente el (los) objeto(s) o variable (s) a diagnosticar, sus
dimensiones e indicadores. En este sentido es necesario determinar cual es el objeto (sujeto,
proceso, cualidad, etc.) principal y cuáles son los secundarios o subordinados, lo que
posibilitará posteriormente establecer las correspondientes interrelaciones que puedan
generarse, o de hecho existan entre ellos.
• Desde el punto de vista práctico precisar qué criterios se seleccionarán para clasificar los
diagnósticos. Por ejemplo, teniendo en cuenta su temporalidad, podrán ser: inicial, procesal,
final; teniendo en cuenta su amplitud: parcial, integral u otros criterios si el caso lo requiere.
• Todo lo que acontece durante y como resultado del diagnóstico es información valiosa para
que el docente pueda intervenir, pero consideramos que se requiere desarrollar otras
acciones importantes antes de trazar estrategias para transformar (corregir, compensar,
potenciar y en algunos casos prevenir) las manifestaciones detectadas, es decir para la
dirección eficiente del aprendizaje.
El proceso a través del cual se obtienen pronósticos como resultado, se denomina pronosticación.
A primera vista pareciera que ésta tiene un carácter eminentemente teórico, pero el conocimiento
del futuro es una forma de reflejo de la realidad que tiene sus bases en la práctica. El futuro, desde
los puntos de vista ontológico y gnoseológico, se da en las personas a través de la práctica.
Como funciones fundamentales del pronóstico se definen la función cognoscitiva que se manifiesta
en el hecho de que en toda acción de pronosticar se sintetiza el resultado del análisis de la
experiencia anterior, integrada a lo que se vivencia en el presente (la información que puede
brindar un diagnóstico se caracteriza por ello), todo lo cual ofrece fundamentos para proyectar el
futuro, es decir, brindar nuevas alternativas cognoscitivas.
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Dentro del proceso pedagógico es imprescindible utilizar las diferentes variantes de la
pronosticación pues la tarea de educar personalidades y específicamente la de la formación y
desarrollo de capacidades, habilidades, valores no se puede llevar a cabo sin tener en cuenta el
enfoque anticipado de los objetivos a lograr por los participantes. “es importante desarrollar
habilidades de pronosticar en virtud de que el educando, su actividad cognoscitiva, como objetos
de la influencia pedagógica, son sistemas extremadamente complejos y ante el docente se plantea
la necesidad de prever los posibles cambios que en ellos se manifiestan“(A. Márquez, 1984).
Los objetivos constituyen un modelo anticipado de lo que se pretende lograr. Ellos nos sirven para
ejecutar en forma orientada acciones, estrategias y tácticas para alcanzar lo que necesitamos o
deseamos. En particular dentro el proceso pedagógico prácticamente todas las acciones, las
tareas, los procesos deben tener un objetivo, pues es necesario estar conscientes de qué
queremos lograr.
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El hombre en su actividad acumula conocimientos, experiencia, así como aprende a valorar las
condiciones objetivas en que se presentan los hechos y fenómenos. Ello permite tener un
conocimiento empírico de sus causas. En la medida que la experiencia previa y la información
actual se fundamentan en el conocimiento científico (leyes, regularidades, principios, etc.) de
mayor confiabilidad resultará la determinación de las consecuencias (efectos).
Planteamiento de hipótesis.
Las hipótesis constituyen una de las variantes de anticipación del futuro. El grado de aproximación
en la descripción y explicación de hechos y fenómenos de la realidad que a través de ellas se
realiza, en mucho depende del nivel de cientificidad de los conocimientos en que se fundamenten,
así como de la amplitud y profundidad de los análisis que se realicen.
Planificación.
La elaboración de cualquier plan implica proyectarse hacia el futuro cumpliendo una serie de
acciones que les son indispensables para su elaboración como son:
El plan no solo sirve para organizar la actividad futura sino también como modelo para controlar y
regular la actividad en el transcurso de su ejecución.
La capacidad y habilidades de pronosticar han sido estudiadas desde diferentes puntos de vista:
los mecanismos fisiológicos que posibilitan el reflejo anticipado o modelo del futuro (Berchstein N.
A, 1961); las premisas anatomo-fisiológicas de la pronosticación tanto en la filogénesis como en la
ontogénesis (P. K. Anojin, 1962); niveles de manifestación de la anticipación o pronosticación
como actividad cognoscitiva (B.F. Lomov y E.N. Surkov, 1980).
Existen diferentes tipos de pronósticos dentro de la actividad pedagógica (L.A. Riegus, 1984).
Tomando en cuenta dos criterios fundamentales: su perspectividad y su contenido.
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Por su contenido:
a) Su fundamentación
En el caso de los pronósticos que toman como fundamentos, conocimientos provenientes de leyes,
regularidades, principios que son resultados de elaboraciones científicas (conocimientos
científicos). Éstos pueden categorizarse como los de mayor confiabilidad.
Por lo tanto se puede precisar que se pueden realizar pronósticos cuyos fundamentos pueden ser
conocimientos empíricos basados en repeticiones o en analogías, y en otros casos los
fundamentos son conocimientos científicos provenientes de teorías, leyes, regularidades, en
general denominadas elaboraciones científicas.
b) Diferentes factores, agentes, sistemas que pueden influir en el resultado del pronóstico.
Este proceso tiene como génesis la orientación directa o indirecta y como regularidad debe
transitar hasta lograr una actividad autoiniciada.
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Para la dirección de este aprendizaje es necesario que el docente pueda crear la situación de
aprendizaje desarrollador (SAD) que no es más que la unidad organizativa de espacio –tiempo
donde a partir de la relación dialéctica entre el aprender y el enseñar se alcanza un estado óptimo
de integración entre componentes psicológicos, pedagógicos y sociales en un ambiente de
excelencia que posibilite el despliegue de procesos y resultados cualitativamente superiores en el
conocimiento y transformación de sí y de la realidad.
Las acciones organizativas son orientadas por el docente, pero construidas en el grupo, teniendo
en cuenta las necesidades, intereses, posibilidades de los integrantes, así como las condiciones
del contexto.
Los procesos de orientación y estimulación tienen algunas características comunes pero no son
exactamente lo mismo. El primero es un proceso dinámico y continuo que se genera a partir de la
necesidad de que los escolares alcancen objetivos mediatos e inmediatos por las vías más
adecuadas. Es un proceso de ayuda al que se orienta, para que pueda detectar sus
potencialidades y debilidades, así como valorar los contextos y las condiciones para la actuación,
implica ayuda no imposición. La estimulación está más dirigida a la activación y optimización de los
recursos personales y a la regulación y/o anulación de las debilidades.
El docente es el artífice que en gran medida puede convertir una situación de aprendizaje cotidiana
en situación de aprendizaje desarrollador, es decir, que propicie en el alumno el despliegue de la
disposición, motivación, la reflexión, la meta cognición, la elaboración espontánea y otras
manifestaciones que le permiten elevar el potencial productivo, ser más fluido, en fin, ser más
creativo.
Para que la dinámica del aprendizaje mediante los procesos de orientación y estimulación se
caracterice como desarrollador deben tenerse en cuenta las siguientes condiciones:
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• Que se propicie un clima psicológico positivo, donde predominen (se practiquen) estilos
democráticos de relaciones entre los sujetos, sin que perturben manifestaciones de jerarquía
y/o subordinaciones, donde en forma explícita se convoque a la construcción, a la creación, a
la novedad, a la originalidad.
EL SISTEMA DIAGNÓSTICO-PRONÓSTICO-DIRECCIÓN.
Para realizar un diagnóstico de calidad es necesario tener en cuenta los distintos factores que
inciden en el aprendizaje. Ello se justifica porque si sabemos cuales son los elementos que lo
condicionan, sus causas, y logramos actuar sobre ellos, estaremos previniendo, anticipando y
evitando los problemas de aprendizaje. Enfocando este proceso desde una óptica positiva,
estaremos creando las mejores condiciones para un aprendizaje de mayor calidad en el alumnado.
Además si este proceso lo efectuamos en coordinación con el equipo educativo del grupo escolar,
se pueden unificar criterios a la hora de encuadrar los problemas, analizar sus posibles causas,
comprender con mayor profundidad el estado actual y proponer de modo conjunto soluciones
viables y bien fundamentadas.
En este sentido es preciso destacar una serie de factores que inciden en el aprendizaje, que
pueden orientar la ejecución de un diagnóstico acertado. Se consideran fuentes de diversidad
(García, Moreno y Torrego, 1996) a tener en cuenta las siguientes:
Estilo de aprendizaje: Las preferencias del alumnado a la hora de aprender. Unos se inclinan
más por tareas abiertas que por las cerradas, por la reflexión previa que por la impulsividad de
hacer, etc. También estaría la preferencia del canal de recogida de la información: auditivo, visual,
etc.
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Motivación por el aprendizaje: La tendencia a considerar las tareas como una ocasión para
apropiarse de algo positivo y agradable, la inclinación hacia aprendizajes que son próximos a sus
intereses y experiencias previas y expectativas positivas con respecto a sus propias posibilidades
para aprender. Sabemos que si un alumno o alumna no está motivado no aprende.
Autoconcepto: La idea que una persona tiene sobre si misma. Si eta es positiva el alumno o
alumna tiene una mayor disposición para aprender.
Grupo-clase: La clase es el espacio en el que conviven los alumnos, conviene conocer cómo
se desarrolla esa convivencia en el grupo, las relaciones entre alumnos, entre alumnos y docentes.
Equilibrio personal: El logro de una situación emocional equilibrada, caracterizada por una
actividad autónoma y tendiente a una actitud intelectual flexible, es una muy buena para el
aprendizaje, conseguirla será una de las misiones fundamentales.
Contexto escolar: Conjunto de factores del entorno escolar que rodean al alumno o alumna en
su proceso de aprendizaje: proyecto curricular, programaciones, condiciones físico-materiales,
expectativas de los docentes, formas de relacionarse, etc. Lograr un clima favorable depende
mucho de la adecuada integración-compensación de estos diversos factores.
Contexto social externo: Es el espacio social inmediato (la comunidad) en que se mueve el
alumno o alumna, incluye a personas (pareja, amigos), grupos de pertenencia o referencia
(pandilla, “tribu”), organizaciones (ONG,s, grupos deportivos y culturales), factores culturales
diferenciales (religión, nacionalidad u otros) , hábitos y costumbres de ocio (espectáculos, aficiones
deportivas, temas de conversación, baile, uso de drogas legales (alcohol, tabaco), e ilegales ,
medios de comunicación y publicidad a los que se expone. Su influencia es especialmente
importante en la vida de los escolares, ya que pueden determinar sus gustos, valores,
motivaciones, grado de integración y motivación social, y por supuesto, su rendimiento.
Una vez operacionalizados los términos anteriormente expuestos (es decir, clasificados y
determinadas sus dimensiones e indicadores), se seleccionarán métodos, técnicas y se elaborarán
y aplicarán instrumentos.
Los resultados obtenidos se constituyen en las premisas para la realización de los pronósticos:
• Como primera condición, partiendo de los conocimientos científicos de las diferentes esferas
de actividad.
• Se tendrán en cuenta las particularidades de la edad, del sexo, las de procedencia y
convivencia sociales, las características individuales del aprendizaje.
• Será necesario realizar un análisis restrospectivo, destacando cuáles son las regularidades
positivas o negativas que han conducido al estado actual.
• Todo ello servirá de base para utilizar las diferentes variantes del pronóstico, esto es:
previsión de consecuencias, planteamiento de hipótesis, precisión de objetivos, elaboración
de planes, modelación de comportamientos futuros.
• Aunque los conocimientos científicos son fundamentales, no es posible obviar la experiencia
pedagógica de los docentes implicados en la toma de decisiones y la selección de las
acciones a ejecutar en planes o estrategias de intervención.
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Articulados armónicamente los procesos de diagnóstico y pronóstico solo resta poner en marcha la
dirección del proceso de aprendizaje, es decir, ejecutar las acciones que se han concertado y que,
enmarcadas en este sistema, no han sido seleccionadas al azar, ni en forma caprichosa sino sobre
la base del conocimiento de antecedentes, (causas), de manifestaciones del presente (situaciones
actuales) y que se han proyectado teniendo en cuenta tanto regularidades correspondientes a
edad, sexo, etc. como a sus especificidades o características individuales e irrepetibles, pero
también sus interrelaciones con otras personas, en diferentes contextos. Estos planteamientos
ofrecen una breve pero evidente fundamentación de las posibilidades del sistema diagnóstico-
pronóstico como instrumento que posibilita elevar la eficiencia de la dirección del aprendizaje.
CONCLUSIONES
1. El diagnóstico integral que se aplica a los escolares en las diferentes etapas del proceso de
enseñanza aprendizaje brinda informaciones importantes y necesarias pero insuficientes para
desarrollar un proceso eficiente y de mayor calidad.
2. El pronóstico como proceso a desplegar por los docentes no ha sido objeto de atención en la
preparación profesional, ni en la superación posgraduada, es decir su formación y ejecución ha
transcurrido en forma espontánea por lo que no se han desarrollado, ni sistematizado las
correspondientes habilidades para su consecuente aplicación en la práctica pedagógica.
3. El pronóstico constituye un componente que optimiza la calidad de la práctica pedagógica por
cuanto su construcción se fundamenta en regularidades científicas de diferentes disciplinas
integradas a la experiencia pedagógica de los docentes lo que posibilita una visión
multidimensional para dar el tratamiento adecuado a la formación de la personalidad de cada
educando.
4. La dirección del aprendizaje es un proceso altamente complejo que requiere tener en cuenta
variedad de factores que son fuentes de diversidad en los escolares y para la cual el docente
debe estar cada vez mejor preparado.
5. El sistema diagnóstico-pronóstico constituye un instrumento pedagógico de alta confiabilidad
que contribuye a elevar la preparación profesional de los docentes de cualquier nivel y tipo de
enseñanza y a elevar la eficiencia y la calidad del proceso de dirección del aprendizaje.
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