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Sobre “Brujería y contracultura gay”. (Evans, Arthur).

Este controvertido libro investiga la histórica relación entre la homosexualidad y el


paganismo, poniendo especial interés, en la vieja Europa, en la persecución de paganos
por parte de la Iglesia Católica durante el período de la Edad Media. Compara esta
historia con la cultura LGTB de hoy en día con la intención de mostrar cómo la actual
persecución y marginalización de la gente queer es una extensión de una larga historia
de intolerancia religiosa.

Pero es más, la visión del patriarcado expuesta por Evans no es la típica de la época en
que escribió su libro, atrincherada en un binario esencialista y transfóbico. Aunque lo
escribiera con anterioridad al movimiento explícitamente queer y la nueva terminología
que este desarrollaría (por ejemplo, se refiere profusamente al «travessismo» aludiendo
también a transformaciones permanentes en materia de la identidad de género), el texto
abarca las cuestiones de la subyugación de las mujeres y también de la transformación
y auto-identificación de género, unido todo ello a la sexualidad.

De forma radical, lo relaciona todo con la espiritualidad, la veneración de la tierra y la


resistencia al poder militarista y estatal. Evans osa criticar el racionalismo científico, esa
cosmovisión central del capitalismo y del Estado que las y los libertarios, sin embargo y
en general, siguen venerando.
Este libro aporta una visión queer (no existía el término queer cuando lo escribió), que
sirve para romper el dualismo del que no consigue desprenderse Federici, y que incluye
la categoría de mujer como válida y esencial en el análisis de la caza de brujas. ¿Que
ocurre cuando descubrimos que Juana de Arco (y Gilles de Rais) era quizá travesti y
herética?
Hughes comenta: el llevar ropas apropiadas al sexo opuesto fue siempre uno de los ritos
de la brujería, como lo fue y lo sigue siendo para los pueblos primitivos, durante sus
fiestas de fertilidad, a lo largo de la historia del mundo.
Este libro muestra las conexiones del lenguaje actual inglés (faggot, bugger, fairy…) con
el origen en la herejía, brujería, paganismo… Asimismo, nos enseña que la práctica del
cross-dressing tanto por parte de hombres como de mujeres, las mascaradas con pieles
de animales y el sexo ritual, son comunes a las tradiciones más antiguas de las
sociedades no industriales. En estas, lesbianas y gays a menudo se erigen como
chamanes (sacerdotes-curanderos).

Los incas y los aztecas eran sociedades militarizadas, jerárquicas y “moralistas”. Con
miedo a la desnudez y al sexo. Parece que esto es intrínseco a la jerarquía, que va
contra la libertad y de aquí quizás la unión con la anarquía. El caso es que en toda
América, quitando estas civilizaciones altamente militarizadas y patriarcales, existían
expresiones de sexo en grupo, litúrgico, prostitución religiosa, homosexualidad bien
vista, hasta el punto por ejemplo de desempeñar algún tipo de liderazgo y
representación.
Baumann muestra también muchos ejemplos de travestismo y homosexualidad en
África. También en Asia y en Australia.
“En general, se suele encontrar más a menudo una actitud abierta hacia el sexo en
aquellas sociedades naturales que no han emprendido un programa de construcción de
un imperio y que están libres de una estructura de clase rígida y jerárquica.
La historia homosexual, la historia de la prostitución y la historia de las religiones están
imbricadas.
Os dejamos dos enlaces para profundizar sobre la construcción cultural del sexo y el
género en las socialidades humanas.

http://www.eldragondehipatia.com/articulos/dos-espiritus-la-variedad-de-genero-en-las-
culturas-indigenas-americanas/
http://unaantropologaenlaluna.blogspot.com.es/2011/03/el-genero-y-el-sexo-el-
biocentrismo.html

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