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“El problema de la reflexividad en Pierre Bourdieu: de la epistemología a la ética” Francisco Vázquez
García
de las madres de Alto Cruceiro no es vista como una actitud antinatural si no explicada
bajo sus propios términos.
En relación con el impacto de nuestra producción de conocimiento se puede hablar de
una reflexividad como actor político, o de una “doble reflexividad” (Gunther Dietz.
2011) la cual aporta otra cara a la etnografía. La antropóloga Mariana Telló propone
pensar la alteridad en el trabajo de campo como un espacio donde entran en juego las
dimensiones de poder, donde nosotras como sujetos sociales entramos a jugar parte
consciente o inconscientemente de él. Pero no solamente se tiene que ser consciente
del papel que jugamos en dicho tablero si no tomar parte de él, comprometiéndonos
social y políticamente, de esto trata la doble reflexividad expuesta por Gunther Diez
(2011) así como de los principios de la antropología militante, para esta rama solo se
podrá dar dicha relación militante y respetuosa con la combinación dialéctica y reflexiva
de las perspectivas emic-etic donde las actrices nativas de la realidad estudiada y la
antropóloga reflexionan conjuntamente sobre el proceso de investigación, Mariana
Telló afirma “en realidad nunca estamos solos” –tomando la expresión de Halbwachs-;
de modo que el perfeccionamiento de uno mismo en tanto principal instrumento de
investigación en el trabajo etnográfico constituye una empresa dialógica, colectiva y por
lo mismo, con un profundo componente ético y político. Esa responsabilidad con y para
los demás –con nuestros maestros o aprendices, para con las comunidades con las que
trabajamos- implica necesariamente un compromiso reflexivo ya sea en la fase de
formulación de un objeto, en el trabajo de campo o en la escena de la escritura.” Telló
(2016)
Esta inmersión ha sido criticada sobre todo desde la óptica naturalista de la etnografía
que propone que el mundo social debería ser estudiado en su estado natural, sin la
implicación de la investigadora, pues esta lo contamina, esta visión está influenciada por
el paradigma realista, postura que trata las categorías como universales y anteriores a
la existencia de las cosas (Roth-Seneff. 2013) A estos principios tanto Gérad Althabe y
Valeria Hérnandez (2005) como Hammersley y Atkinson (1994) enarbolan sus críticas.
Para las primeras la implicación -y sus efectos- es una condición de acceso al campo y,
por otro, es el marco de producción de los saberes antropológicos: en un primer lugar
porque la presencia de la investigadora es resignificada en el campo social y simbólico
de los actores condicionando la comunicación entre ellos; segundo porque el
investigador se encuentra relacionado con algún grupo/individuo que conforma parte
del escenario social, y las interacciones de los actores con él vendrá dada por la
valorización particular de dicha relación y que además conformará un rol específico del
antropólogo a ojos de los actores sociales; tercero porque el propio paso de tiempo
creará una relación con los demás y con el entorno lo cual le llevará de un rol
determinado a otro, donde muchas veces tendrá que tomar partido en una situación en
forma, por ejemplo, de opinión.
Hay que atener además a dos elementos más en relación a la implicación de la
investigadora, por un lado, que la situación presencia/ausencia del antropólogo dice del
fenómeno al que este está inscrito y por otro que, si la presencia del antropólogo no
actuara en el escenario, esto sería problemático pues la implicación es parte del
transcurso de la vida normal.
En conclusión, la implicación es la herramienta por la cual podemos llegar a conocer
dónde y cómo se estructuran las relaciones y códigos simbólicos de los fenómenos que
estudiamos.
Hammersley y Atkinson en Etnografía: Métodos de investigación (1994) nos hablan de
la cotidianidad del proceso reflexivo a la vez que explicitan la particularidad de este en
el quehacer antropológico; para ellos “en nuestras actividades diarias nos basamos en
supuestos acerca del mundo pocos de ellos podrían ser sometidos a examen, y ninguno
sería aprobado por completo. La mayoría de las veces esto no nos afecta, y en este
sentido la investigación social no es diferente de otras actividades. Necesitamos
reflexionar sólo sobre lo que parece problemático, mientras que dejamos abierta la
posibilidad de que lo que habitualmente no resulta problemático pueda serlo en el
futuro.”
En conclusión, y siguiendo la línea de Mariana Telló, la actividad antropológica tiene que
verse como un trabajo artesanal, “cada palabra, cada elección metodológica precisa ser
pulida y perfeccionada en una relación constante tanto con la teoría como con la
principal herramienta de investigación: el/la propio/a etnógrafo/a.” (2016)
Bibliografía utilizada:
Atkinson, P. y Hammersley, M, 1994: Etnografía: Métodos de investigación
Althabe, G. y Hernández, V, 2005: Implicación y reflexividad en Antropología
Bourdieu, Pierre. 1990: Sociología y cultura.
Dietz, Gunther, 2011: Hacia una antropología doblemente reflexiva.
Jociles, M, 2002. Contexto y uso de las técnicas de investigación en antropología social
Roth-Seneff, A. 2013: Ética y reflexividad en antropología.
Scheper-Hughes, N. 1997 “La muerte sin llanto: Violencia y vida cotidiana en Brasil
Telló, Mariana. 2017: (Re)pensando el concepto de reflexividad en el contexto del trabajo
de campo
Vazquez, F. 2006: El problema de la reflexividad en Bourdieu: de la epistemología a la
ética