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LOS VERICUETOS
HISTÓRICOS DEL SIGNO
2 Ver el clásico texto de Aristóteles sobre el signo en: Sobre la Interpretación (‘Perí hermeneias’), 16, 5.
3 Aristótles: Retórica, 1357 b, 15. Utilizamos la edición bilingüe preparada por Antonio Tovar, Instituto
de Estudios Políticos - Madrid, 1971
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sas, sólo designan cosas y por eso son sím- los movimientos y la retórica del lenguaje,
bolos convencionales para nuestra mente. ni tampoco hace una clasificación clara de
En cambio, las proposiciones pueden ser los signos.
verdaderas o falsas, por cuanto en ellas se
enlazan las palabras para afirmar o negar c) Los estoicos
algo; en una proposición nuestra mente
pone en relación la expresión lingüística y El estudio del lenguaje y de la lógica
la verdad, es decir, el ónoma con el logos. acaparó grandemente la atención de los
Al inicio de Sobre la interpretación se en- filósofos estoicos de los siglos III y II A.C.,
cuentra esta célebre definición: “Las ex- que arrojaron nueva luz sobre la com-
presiones orales son símbolos, y las pala- prensión del signo. Su aporte consistió
bras escritas son símbolos de las palabras fundamentalmente, en intuir por primera
habladas…, pero todas ellas son signos vez -aunque no totalmente clara a causa
(semeia), son conceptos mentales igual de las premisas filosóficas en que basaron
para todos los hombres, de la misma ma- su pensamiento- la distinción entre signo,
nera que las cosas -que la lengua reprodu- significante y significado, casi anticipándo-
ce- son las mismas. Por naturaleza y según se a las modernas doctrinas semióticas.
su sonido, una palabra no tiene ningún Los estoicos se refieren al signo lin-
significado, sólo adquiere uno cuando se güístico como ente portador de un doble
convierte en símbolo, el significado que la componente: las palabras en cuanto ex-
convención establece.”4 Para Aristóteles, presión dicha, y el contenido de las mis-
pues, el signo es propiamente, la idea que mas. Ambos elementos se unen para refe-
tenemos en la mente y que, por ser uni- rirse a una realidad distinta, el referente.
versal, compartimos con nuestros seme- He aquí un texto famoso de Sexto Empí-
jantes. En forma convencional las pala- rico que explica la doctrina estoica al res-
bras representan los objetos: (“ta onómata pecto:5
simbola…ton pragmatón” = las palabras “Tres cosas se juntan: la cosa significa-
son símbolos de las cosas), y nuestra mente da, la significante y la que existe. De éstas,
capta la idea de las mismas. la cosa significante es la voz, por ejemplo
En conclusión, la reflexión de Aristóte- la palabra “Dión”; la cosa significada es el
les sobre el signo es rica, pero no logra de- mismo objeto que se indica, objeto que
finirla claramente en relación con todos nosotros percibimos en su presentación
mentos: la “locución” o sea, la palabra aparezca el humo. (...) Los signos conven-
proferida que manifiesta la voluntad de cionales son los que mutuamente se dan
significar algo; la “palabra interior” (ver- todos los vivientes para manifestar, en
bum) que expresa la vida del alma, y la cuanto le es posible, los movimientos del
“fuerza recursiva” mediante la cual la pa- alma, como son las sensaciones y los pen-
labra hace venir a la memoria las cosas samientos. No tenemos otra razón para
mismas (...facit venire in mentem res ip- señalar, es decir, dar un signo, sino el sacar
sas)8 y trasladar al ánimo del otro lo que tenía
En este marco y matriz del lenguaje, en el suyo aquel que dio tal señal.”10
Agustín desarrolla su noción del signo Agustín clasificó los signos de acuerdo
que describe de la siguiente manera: “El a los sentidos que reciben sus estímulos:
signo es toda cosa que – además de la fiso- “De los signos con que los hombres co-
nomía que en sí tiene y presenta a nues- munican entre sí sus pensamientos, unos
tros sentidos – hace que nos venga a la pertenecen al sentido de la vista, otros al
mente otra cosa distinta. Así cuando ve- del oído, muy pocos a los demás sentidos.
mos una huella pensamos que pasó un Efectivamente, al hacer una señal con la
animal que la imprimió; al ver el humo cabeza solamente damos signo a los ojos
conocemos que debajo hay fuego.”9 de la persona a quien queremos comuni-
Agustín estableció, además, la distin- car nuestra voluntad. También algunos
ción entre signos naturales y signos conven- dan a conocer no pocas cosas con el mo-
cionales, y con ella dio inicio a un sin fin vimiento de las manos: los cómicos con
de polémicas a lo largo de la historia has- los movimientos de todos sus miembros
ta el presente: “Los signos, unos son natu- dan signo a los espectadores, hablando ca-
rales y otros instituidos por los hombres. si con los ojos de quienes los miran. Las
Los naturales son aquellos que, sin elec- banderas e insignias militares declaran a
ción ni deseo alguno, hacen que se conoz- los ojos la voluntad del jefe, de modo que
ca mediante ellos, otra cosa fuera de lo todos estos signos son como ciertas pala-
que en sí son. El humo es señal de fuego, bras visibles. Los signos que pertenecen al
sin que él quiera significarlo; nosotros con oído, como dije antes, son mayor en nú-
la observación y la experiencia de las cosas mero y principalmente los constituyen las
comprobadas reconocemos que en tal lu- palabras.”11 Son precisamente las palabras
gar hay fuego, aunque allí únicamente de una lengua los signos convencionales
8 Este tema lo desarrolla con amplitud Valerio Cricco en su interesante trabajo: Semiótica agustiniana. El
diálogo El Maestro de San Agustín. Ed. Universidad de Morón, Buenos Aires, 2000, págs. 39-49.
9 San Agustín: De doctrina christiana. Lib. II, c. I, 1. Hemos utilizado la edición bilingüe preparada por
Balbino Martín. C.A.C. - Madrid 1969. En adelante las citas de Agustín son de este mismo volumen.
10 Ib. Lib. II, cap. II, 2. 3
11 Ib. Lib. II, cap. III, 4
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por excelencia, ya que no hay otros que Los pensadores cristianos del medioe-
tengan tanta extensión y fuerza como vo en sus reflexiones sobre los signos, bus-
ellas: “Las palabras han logrado ser entre caban elementos que manifestaran la ver-
los hombres los signos más principales dad de Dios. De ahí su interés en distin-
para dar a conocer todos los pensamien- guir entre el signo y el referente. Un enun-
tos del alma, siempre que cada uno quiera ciado es verdadero por la lógica interna
manifestarlos. (...) La innumerable multi- que lo sostiene, pero se refiere a algo fue-
tud de signos con que los hombres decla- ra del mismo, es la cosa exterior lo que ga-
ran sus pensamientos, se funda en las pa- rantiza la verdad de algo. Decía Anselmo
labras, pues toda esta clase de signos que de Aosta (1033-1109): “Una cosa es verda-
por encima he señalado, los pude dar a dera cuando existe la cosa que ella enun-
conocer con palabras, pero de ningún cia.”14
modo podría dar a entender las palabras Podemos decir que la escolástica me-
con aquellos signos”.12 dieval estaba construida como un saber
Las reflexiones de Agustín sobre los semiótico global que penetraba todo el
signos, sobre las palabras y la lengua, per- pensamiento filosófico. Era una construc-
mitieron en el futuro, construir toda una ción de ideas cuya tónica dominante la
teoría lingüística. constituía la reflexión sobre las represen-
taciones de la realidad. Los estudios mo-
b) El Medioevo dernos sobre los signos provienen de estas
raíces filosóficas medievales.
Los pensadores del medioevo recogie- Por razones de brevedad, aquí sólo re-
ron las ideas estoicas de los signos y pro- cordamos algunos autores y doctrinas se-
fundizaron con sumo interés su estudio. mióticas más relevantes.
Durante esos siglos dominaba en occiden-
te la filosofía escolástica, la cual reconocía Santo Tomás de Aquino (1225 – 1274)
tres ciencias: la ciencia natural, la filosofía
moral y la lógica, ésta última era la doctri- El estudio del lenguaje en Tomás de
na de los signos: Logica est doctrina prin- Aquino estuvo vinculado a su interés por
cipaliter de signis (“La lógica es principal- determinar qué son -en su núcleo esen-
mente la doctrina de los signos”).13 cial- las palabras, vehículos de acceso al
conocimiento de la realidad. Las palabras
12 Ib.
13 Frase del filósofo Leonino de Padua, citado por Wilfreid Nöth en “Panorama da semiótica, de Platâo a
Peirce”. Ed. Annablume, Sâo Paulo, 1998, p. 35
14 Anselmo de Aosta: De veritate, 11
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son una realización peculiar del signo, y su ne una significatividad indirecta, la pala-
función consiste en ser vehículo del cono- bra interna o concepto posee un significa-
cimiento ¿Y qué es un signo? Dice Tomás: do directo e inmediato, y ambas son sig-
Signo es aquello mediante lo cual alguien nos.
llega a conocer algo de otro.15 Aunque la
definición subraya el aspecto cognoscitivo Guillermo de Ockam (1280 – 1349)
del signo, sin embargo para Tomás de
Aquino el signo abarca un gran número Este fraile franciscano nació cerca de
de fenómenos. Son signos las palabras, Londres y estudió en Oxford. Más tarde
pero también los brotes de las plantas que fue titular de una cátedra de teología y
anuncian la primavera o el rubor del ros- pronto brilló por sus ideas. Acusado de
tro que denuncia el sentimiento de ver- sostener tesis de dudosa ortodoxia fue lla-
güenza. En cualquier caso, siempre son las mado a Aviñón -donde residía entonces la
palabras los signos por excelencia. Ellas corte papal- para responder ante un tri-
no son solamente vox, es decir, un sonido, bunal disciplinar. Tras abandonar Francia
pues también los animales emiten soni- se refugió en Pisa.
dos. Son verba (palabras), porque poseen Su principal obra donde trató el tema
un significado simbólico para otro que las del lenguaje es “Summa logicae” (1324).
escucha. En este punto Tomás sigue a Ockam fundamentó el conocimiento hu-
Aristóteles que consideraba a las palabras mano en la primacía de la experiencia in-
símbolos que nombraban las cosas. La pa- dividual. Denominó “conocimiento intui-
labra, entonces, es un símbolo significati- tivo” a aquel que poseemos de las cosas
vo destinado a comunicar conocimiento. concretas, existentes y contingentes. Este
Pero esto no es todo. En el signo-palabra es el conocimiento fundamental del cual
Tomás descubre algo que muchos siglos se adquieren a continuación todos los de-
después volvería a analizar Charles Peirce, más, también el llamado “conocimiento
y es que la palabra externa, es decir, la que abstractivo”, o sea, el referido a muchos
se dice y pronuncia (locutio), deriva de entes y que por tal motivo se hace univer-
una palabra previa, el concepto interior sal y necesario. Por tanto, sólo las ideas
que es un signo inmediato de las cosas. mentales y las cosas individuales son sufi-
Escribió Tomás de Aquino: Lo hablado es cientes para explicar las ideas generales.
un signo audible de un concepto interior.16 La relación objetiva entre esos conceptos y
Mientras la palabra exterior y hablada tie- la realidad exterior está asegurada por di-
versos niveles de similitud, que es uno de
15 Signun est per quod aliquis devenit in cognitionem alterius. -Summa Theologica I, 34,1
16 Locutio est signun audibile interioris conceptus. -Sum.Theol. II, II, 181,3
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los conceptos centrales de Ockam. Es esa distingue, pues, los signos como “térmi-
similitud la que nos permite explicar tam- nos mentales” de los signos en cuanto
bién la existencia del tipo general de obje- “términos orales y escritos” que son las
tos. En síntesis, para Ockam la realidad palabras. Los signos son ante todo “térmi-
sólo es particular e individual, y lo que lla- nos mentales” necesarios para compren-
mamos “ideas universales” sólo son der la realidad y comunicarnos. Las pala-
“nombres”, pues no hay esencias específi- bras que usamos a continuación son para
cas universales de los objetos. A éstos sólo designar objetos distintos de ellas. Todo
los designamos por medio de las palabras, “término mental” -afirma el filósofo- “...es
instrumentos de la mente humana me- una creación del alma, que por su natura-
diante la cual y con una serie de relaciones leza significa algo o consignifica algo, ca-
lógicas, se les otorga un estatuto universal. paz de formar parte de una proposición
Las ideas o conceptos sirven para aunar y mental.”17 Como vemos, Ockam tuvo una
sintetizar muchos entes individuales y cu- idea conceptualista del signo, como simi-
ya existencia con características similares litud entre las cosas y los conceptos por
nos dan el conocimiento intuitivo reitera- medio de una relación mental, no media-
do y que se suele llamar “concepto univer- tizada. El uso de las palabras como signos
sal”, porque lo genérico y abstracto no tie- es sólo para sustituir las cosas externas, lo
ne existencia. Este es el “nominalismo importante en cambio, es el acto del pen-
conceptualista” de Ockam y consiste en samiento, verdadero signo de carácter
que el efectivo conocimiento del intelecto mental.
es meramente individual. No hay ni entes El pensamiento nominalista de Ockam
ni leyes generales o universales. Sólo hay influenció profundamente la filosofía oc-
conceptos abstractivos que configuran cidental sobre el lenguaje. Lo veremos rea-
juicios generales en torno a múltiples se- parecer bajo nombres diversos en el pe-
res empíricamente conocidos. ríodo de la ilustración del siglo XVIII, y en
¿Y los signos qué son? Ockam afirmó nuestros días, en la llamada “filosofía del
que los signos sustituyen las cosas exter- lenguaje”, por ej. N. Goodman donde los
nas por un acto de pensamiento y que ese contenidos abstractos de los nombres, se
concepto mental -que él llama “término disuelven en meras construcciones lin-
mental”- junto con la palabra -denomina- güísticas, carentes de significaciones obje-
da “término oral o escrito”- es un signo; tivas.
17 Summa Logicae”. Además de distinguir entre “términos mentales” y términos orales y escritos”, Ockam
hace la diferencia entre términos “categoremáticos y sincategoremáticos”, términos “absolutos y conno-
tativos”.
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Juan de santo Tomás. (1589 – 1644) son ellos los que organizan nuestras expe-
riencias sensoriales y le dan forma a las
Fray Juan de Santo Tomás fue un do- comunicaciones intersubjetivas humanas.
minico portugués que llegó a ser un emi- Gracias a los signos podemos interactuar
nente profesor universitario. Sus obras con el mundo exterior, confrontarnos con
“De signis” y “Ars Logicae” contienen im- toda una red de fenómenos y de conoci-
portantes reflexiones sobre los signos, ha mientos que nos llegan de las cosas y de
tal punto que algunos estudiosos conside- las personas. Asimismo los signos son
ran que hizo de la semiótica una proble- también los instrumentos adecuados que
mática autónoma de la cual dependen to- permiten la articulación formal de las ar-
dos los demás tipos de conocimientos. Va- tes, de las ciencias y de la historia.
rias de sus ideas son precursoras de cono- El signo contiene, por tanto, dos face-
cimientos semióticos que sólo en el siglo tas, una instrumental, porque es un medio
XIX y XX volvieron a aparecer. y vehículo de comunicación, con una di-
Este filósofo al hablar del trabajo de la námica dirigida a los procesos de interac-
mente humana, observa lo siguiente: “el ción ; y otra faceta interior, formal y cog-
intelecto conoce por conceptos significa- nitiva, ya que el signo sirve para dirigir la
tivos que son expresados por sonidos sig- mente al conocimiento de las cosas, a dar-
nificativos, y en general todos los instru- se cuenta de lo que son en sí mismas, y así
mentos que usamos para conocer o hablar permitirnos una mejor adaptabilidad al
con signos; por tanto para que el Lógico mundo. Son los signos los que nos facul-
conozca con exactitud sus instrumentos, tan realizar en forma indirecta esas tareas,
es necesario que también conozca que es por la índole de mediación que poseen.
el signo. (...) Por eso me pareció mejor ex- Al inicio de su Ars Logicae, Juan de
presar ahora aquellas cosas destinadas a Santo Tomás dice que el signo es “aquello
exponer la naturaleza y la división de los que representa la potencia cognoscitiva de
signos.”18 alguna cosa diferente de sí”. Acá se marca
Al definir los signos como “los instru- una clara diferencia con la definición de
mentos que utilizamos para el conoci- San Agustín que consideraba el signo sólo
miento o para hablar” (omnia instrumen- en su carácter instrumental, como una
ta quibus ad cognoscendum et loquendum forma presente a los sentidos para hacer
utimur...) Juan de santo Tomás afirma que surgir otra cosa.
19 Descartes René: Discurso del método (1637). Edic. Aguilar, Buenos Aires, 1972. 6ª pte. p. 96; 4ª pte. p. 74
20 Ib. 4ª pte. p. 69
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único medio válido para construir el saber procesos lingüísticos y semióticos un ca-
científico. rácter de categorías mentales.
El convento de monjas de Port-Royal Los lingüistas de Port-Royal tomaron
fue fundado en París el año 1625. Un gru- como punto de partida la distinción entre
po de intelectuales estaba ligado a dicho “gramática general”, aplicable a todas las
convento y entre los más renombrados lenguas, y “gramática particular”, aplicable
pensadores que lo frecuentaban hay que a una sola. En el marco de esta lógica se
citar a Blas Pascal. El grupo se reunía para incluía la idea de un código universal co-
dedicarse a pensar sobre el jansenismo y mún a priori, en relación con las diversas
los postulados filosóficos de Descartes. construcciones lingüísticas. El lenguaje se
Debido a sospechas de herejías, el rey Luis convierte en un reflejo del pensamiento y
XIV intervino para cortar con el jansenis- las leyes del pensamiento son iguales en
mo y mandó destruir el convento de Port- todas las personas. Los signos se crean a
Royal y expulsó a las religiosas. partir de una estructura profunda de la
En relación con la lingüística, las prin- mente, y expresan el significado de una
cipales obras producidas por este grupo se forma común en todas las lenguas. En
deben al trabajo sobre todo de Antoine consecuencia, éstas se fundamentan en
Arnaud (1612-1694), y fueron: “Gram- una serie de nociones que se presuponen
maire genérale et raisoné”(1660) y “Logi- generales a toda la especie humana, y que
que ou art de penser”. Ambos estudios tra- permiten construir gramáticas que - en el
tan de la teoría de los signos y de la estruc- fondo - traducen esa estructura común y
tura profunda de las oraciones. La lingüís- natural del funcionamiento mental del ser
tica impulsada por Port-Royal aplicó el humano. Esta semejanza entre la realidad
sistema cartesiano de las ideas innatas -es y el lenguaje obedece a un esquema previo
decir, de la presencia a priori de conceptos común que genera patrones universales
en la mente- al estudio de las lenguas. Las de comportamiento lingüístico, según la
ideas tienen primacía por encima de la ex- clásica tradición cartesiana. Otros carte-
periencia, por tanto el concepto es más sianos como Géraud de Cordemoy (Dis-
importante que las cosas a las cuales ellas cours phisique de la parole -1668), han vis-
se refieren. El referente de los signos se di- to en el lenguaje un alma (el significado) y
luye en la incertidumbre propia de todos su cuerpo (los signos), pero éstos, según
los seres materiales. A partir de este prin- Bernard Lamy (L’art de parler -1675), son
cipio resultó fácil conferirle a todos los invenciones propias del espíritu.21
21 Para mayores informaciones ver de AA.VV. bajo la dirección de Yvon Belaval: Racionalismo, Empirismo,
Ilustración. Siglo XXI Editores, México 1976 p págs. 44-46.
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Cabe agregar que las obras de Port- vando al máximo su nominalismo Hob-
Royal han sido utilizadas también en ple- bes afirma que las ideas universales no son
no siglo XX por Noam Chomsky para re- más que palabras:: “El género y el (concep-
flexionar sobre la gramática generativa del to) universal de los nombres, no son cosas
lenguaje. sino nombres”.22 Las palabras son de dos
clases: unas que designan un solo objeto o
b) El empirismo inglés individuo (por ejemplo, el nombre propio
María), y otras que sirven para indicar
Tomás Hobbes (1588 -1679) conjuntos correspondientes a las ideas
universales (por ejemplo, el término co-
Hobbes se destacó más por sus doctri-
mún niños). En síntesis, para Hobbes, las
nas políticas que como filósofo. Sin em-
palabras son signos de los conceptos que
bargo su pensamiento – en relación con
sirven para conservar los pensamientos en
nuestro argumento semiótico - representa
la memoria y comunicarlos a los demás.
la postura racionalista y estrictamente no-
minalista del problema de los signos. Se-
John Locke (1632-1704)
gún Hobbes toda la realidad es sólo cor-
pórea y para conocerla podemos aplicarle A John Locke le interesó investigar el
el método de las operaciones matemáticas mecanismo del conocimiento humano.
propio de la indagación de las cantidades, Siguiendo la tradición de Th. Hobbes par-
del movimiento y de la división de los tió del mundo sensible para teorizar sobre
cuerpos. En cambio la filosofía versa sobre la estructura del entendimiento.23
las palabras, ya que se trata de combinar Según Locke el punto de arranque pa-
con lógica los términos que usamos. Las ra cualquier forma de conocimiento pro-
palabras son propiamente signos de las viene de la experiencia, no de alguna idea
ideas antes que de las cosas, y es la lógica innata, como creían los cartesianos. Nada
la ciencia que enseña su correcta combi- hay a priori en el conocimiento, al contra-
nación. Cualquier signo que se forma en rio, todo brota de los datos que nos pro-
nuestra mente tiene su origen en la expe- porcionan los sentidos, y sólo a través de
riencia, y después de un proceso de selec- ellos es posible acceder a las ideas: “Los
ción y combinación acabamos expresan- objetos externos proveen a la mente de
do todos los fenómenos con palabras. Lle- ideas de las cualidades sensibles... y la
34 Gian Battista Vico: Scienza Nuova, en Opere. Ed.Ricciardi, Milano-Napoli, 1953. La traducción es nues-
tra.
35 Ibídem
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36 Cabe citar aquí: Lettres sur les aveugles à l’usage de ceux qui voient (1749). (En español: Carta sobre los
ciegos. Ed. La Piqueta, Madrid.) La publicación de esta obra le valió a Diderot seis meses de cárcel. En
1752 escribió Lettres sur les sourd-muets , y en 1772 Essai de peinture.
37 Se trata de Philosophia prima, sive Ontología. (1729).
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38 La obra principal de Lambert se titula Neues Organum (1764) (Nuevo Órgano), y consta de seis volú-
menes. Es un intento de poner las bases para la investigación y el conocimiento. Todo el conjunto está
dividido en cuatro partes, y la tercera se llama precisamente Semiótica, donde trata de los signos y len-
guajes, o sea, las características externas que asume la verdad.
39 Cita reportada por Guillermo Fraile en Historia de la Filosofía, vol. III – BAC, Madrid, 1966, p. 985.
40 En Extrait raisonné du traté des sensations, III. (Editado en París 1777).
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tónomo, sin relación alguna con una su- Gottlob Frege (1848 – 1925) es forzoso
puesta matriz universal, aunque la capaci- nombrar a este pensador alemán, profesor
dad para producir signos lingüísticos la de matemáticas y uno de los más grandes
tienen todos los pueblos. Cada lenguaje es lógicos de su tiempo, aunque vivió muy
un sistema único e individual, los signos y aislado y en frecuentes polémicas con va-
los sonidos verbales carecen de sentido, rios colegas de la Universidad de Jena.
sólo lo adquieren una vez que entran a Frege estudió un lenguaje específico, el de
formar parte de una estructura idiomáti- las matemáticas y su esfuerzo lo dedicó a
ca, gracias a la función del pensamiento y la construcción de un lenguaje lógico-
la mente humana que es capaz de cons- simbólico basado en ellas.45
truir reglas y gramáticas. Por tanto una En relación con nuestro tema, de Fre-
lengua está constituida por una estructu- ge interesa retener su fundamental distin-
ra general (dada por la mente) y por una ción entre “sentido y significado”. El “sen-
forma individual (dada por cada indivi- tido” es la representación conceptual de
duo). Vemos aquí en ciernes, la futura dis- algo, es aquello que piensa o capta el suje-
tinción que hará Saussure entre “langue” y to acerca de una determinada proposi-
“parole”. ción; en consecuencia el sentido es depen-
Los idiomas, afirma Humboldt, son diente de la subjetividad de la persona. En
dinámicos y en continua evolución, por- cambio, muy distinto es el “significado” de
que dependen del espíritu humano que esa misma proposición si se la considera
permanentemente va formando léxicos, como algo totalmente independiente de la
reglas sintácticas y semánticas. La lengua mente del sujeto; en este caso el significa-
es un fenómeno histórico, tiene un deve- do está referido al mundo de objetos ob-
nir que depende de la mentalidad y de la jetivos y lógicos. Por tanto es posible cons-
sensibilidad de cada pueblo, resulta iluso- truir un lenguaje riguroso hecho de sig-
rio buscar en ella formas o esquemas uni- nos con “significados” que expresan la
versales. verdad o la falsedad de las cosas y como
Este fuerte historicismo lingüista de valores independientes de las opiniones
Humboldt introdujo en varias investiga- individuales o subjetivas. La noción de
ciones posteriores, un enfoque relativista significado resulta crucial en toda la con-
que, en cierto modo, perdura hasta hoy en cepción del signo en Frege, de donde eli-
algunos apasionados debates científicos. mina todo rastro psicológico y asume un
45 Las principales obras de G. Frege son: Ideografía (1879), Fundamentos de la aritmética (1884), Función
y objeto (1892). En español se puede leer Estudios de semántica. Ed. Aries Madrid 1965, donde se en-
cuentran los escritos de Frege de 1891 y 1892 sobre “sentido y significado”.
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Palabras claves para recordar
Semeion (semeion): término griego para indicar los síntomas de una enfermedad.
Más tarde se usó para referirse a los signos en general (= semeia). De esta palabra deri-
va también el término moderno “semiótica”.
Signum - is: vocablo latino que desde la antigüedad romana y el medioevo, signifi-
ca “signo / os”, entendiendo principalmente los signos verbales, es decir, las palabras
(verba).
Nominalismo: doctrina iniciada por G. Ockam cuyo núcleo sostiene que nuestras
ideas o conceptos generales son meros “nombres”carentes de cualquier referente obje-
tivo. Los signos son, entonces, esencias nominales, un conjunto de elementos (como su-
cede con nuestras palabras) que retenemos como pertenecientes a una cosa, son cons-
trucciones mentales para fines prácticos.
Gramática general y gramática particular: teoría del grupo de Port Royal según la
cual existiría en cada persona un esquema o matriz gramatical general y que la habili-
taría para el aprendizaje de las gramáticas particulares construidas por cada lengua. Es-
ta concepción se basa en la filosofía de las “ideas innatas” (Descartes). En la actualidad
ha sido retomada por la llamada “gramática generativa” (N. Chomsky).
Bibliografía
Eco Umberto: Semiótica y filosofía del lenguaje.
1990 Editorial Lumen, Barcelona -1990 (Sobre la concepción del signo en la antigüedad: pág. 30
a pág. 59).
Nöth Winfried:
1998 Panorama da semiótica. De Platao a Peirce. Annablume Editora, Sao Paulo, Brasil.
Quezada Oscar M.
1996 Semiosis, conocimiento y comunicación. Universidad de Lima. Fondo de desarrollo edito-
rial. (Los primeros cinco capítulos hacen un recorrido sobre el concepto de signo, desde la
antigüedad hasta Kant.)
Calabrese Omar
2001 Breve storia della semiótica. Ed. Feltrinelli, Milano. Por ahora es la obra más completa y es-
pecífica sobre el tema.