FESTEJA Durante y después la campaña electoral en Argentina y tras el triunfo de Fernández, ha aparecido en la TV, un tal Javier Milei, un economista joven, un “boca sucia” un obsceno de la palabra fácil, que impone sus criterios a los gritos y los insultos canallescos, sin respetar la audiencia, a las personas y las condiciones de la mujer. Trata a los que se oponen de brutos, ignorantes y otras palabras y frases irrepetibles. La victimas también son las instituciones que siguen las políticas keynesianas. Es un agente del liberalismo económico, repite los postulados de Hayek (no de la linda mexicana), Friedman y otros de esa escuela conocida, que llevó al desastre de Chile y otros países. Para estos economistas, el fundamento de la economía son las libertades de mercado, de contratación de personas, el Estado mínimo, la desaparición de los impuestos y los bancos centrales de reserva. Cuando se le habla de “distribución de ingresos” se vuelve loco y dice que eso es apoyar a los inútiles y ocios y “come echados”, a costa de los que trabajan. La TV Argentina, en manos de la derecha que apoyó a Macri, continúa emitiendo noticias y alentando a personas afines que lo hagan, como si nada hubiera pasado, son el vocero de todo lo que la población ha condenado posibilitando el holgado triunfo de Fernández/Fernández. No he visto aparecer en la TV Argentina alguien que le diga a Milei, “estate quieto”, usando las mismas palabras y los mismos insultos. No se trata de quien tienen la razón, porque con un tipo que usa los gritos como argumento de discusión, no es posible conversar nada. Los invitados que pretender usar buenas maneras y palabras adecuadas, son idiotas invitados de propósito. Los comentaristas y animadores serviles al capital, lo llaman el “Enfant terrible”, el “Mozart de la Economía”. (Ver en YouTube) Escribo esta nota, no para contar lo que hace Milei, porque, según la libertad de prensa, Argentina puede permitirse esos excesos, sino, porque la “derecha peruana bruta y achorada” (felizmente acuñada por el periodista Juan Carlos Tafur), tiene seguidores. Nativos peruanos, no solamente entre los ricos, dueños del poder que, pueden estar en su derecho para defender sus intereses, sino, porque tenemos un bando de desinformados de “muertos de hambre”, que no tienen acceso a los beneficios del capital, que no conocen a que clase pertenecen, no tienen “consciencia de clase en sí”, son los que aparentan, tener dinero y poder, pero que en realidad no tienen donde caerse muertos. Consideran que pensar positivo y aparentar lo que no son, les puede cambiar la vida. La “impresión entra por los ojos”, la “esperanza nunca muere”. Los liberales creen que la distribución de los ingresos no es el campo de la economía, sin embargo, hasta parece ocioso, frente a la desinformación es importante divulgar lo que piensan importantes economistas modernos como Stiglitz, Krugman, Sen, Kusnetz (todos premios Nobel), los ganadores del Premio en 2019, por tratar el asunto de la pobreza y Piketty, Este último, autor del libro “Siglo XXI” cuya base argumental se basa en un crecimiento de las rentas de capital por encima de las rentas de trabajo. Si se impone un impuesto progresivo sobre el capital, o si vía de regulación se limita la capacidad del capital de obtener retornos (y el liberalismo ha sido la base del desarrollo económico desde el siglo XIX), es fácil deducir el impacto positivo en el nivel de avance económico por el impacto en la iniciativa individual y empresarial. (Leer artículos en Project Syndicate) Siempre consideré un error intentar separar el tamaño de la torta de su reparto, y el trabajo de Piketty pone toda la carne en el asado. Se debería utilizar una medida de eficiencia dinámica, porque aun desde el punto de vista más cínico posible creo que la desigualdad hace disminuir el potencial de crecimiento de las naciones por simple exclusión de potenciales avances. ¿Qué ocurre a largo plazo si 10 potenciales Einstein nacen sin las condiciones necesarias para desarrollar su talento? Se trata de un parámetro que aumenta la inestabilidad del sistema. Frente a la insolvencia personal, existe el problema es la deuda, si los millones de peruanos que dedicamos los ingresos a pagar intereses, los dedicáramos a inversiones productivas y también las políticas sociales pueden ser productivas, otro gallo nos cantaría. Parece que todas las políticas económicas vayan encaminadas a enriquecer a esos fondos financieros. O sea como fue establecido el “orden económico mundial” Estado y personas trabajamos para pagar la deuda, “Así es la nuez”. Mi tía Erundina, como en el conocido juego de naipes, diría “Nadie sabe para quién trabaja”.