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POLITICA COMERCIAL

JULIAN CAMILO BARRERO CRISTANCHO

CORPORACION UNIVERSITARIA DE ASTURIAS

NEGOCIOS INTERNACIONALES

BOGOTA D.C.

2020
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CASO PRÁCTICO

Antidumping como medida proteccionista En Estados Unidos, y en otros países, se considera el

dumping como una práctica competitiva desleal. Las empresas que afirman haber sido

perjudicadas por empresas extranjeras que practican el dumping vendiendo a un precio reducido

sus productos en el mercado nacional pueden apelar, mediante un procedimiento cuasi judicial, al

Departamento de Comercio, para poner remedio. Si su queja es considerada válida (y desde 1980

a 1989 el 54% de las empresas extranjeras acusadas de dumping fueron consideradas culpables),

se impone un «derecho antidumping», igual a la diferencia calculada entre el precio efectivo de

las importaciones y el «justo». En la práctica, el Departamento de Comercio acepta la gran

mayoría de las quejas de las empresas estadounidenses sobre fijación de precios injustos por parte

de las empresas extranjeras. Sin embargo, el decidir si esta fijación de precios injustos ha dañado,

de hecho, a las empresas, está en manos de otra agencia distinta, la Comisión del Comercio

Internacional, que rechaza aproximadamente la mitad de los casos. Los economistas nunca han

estado muy contentos con la idea de considerar el dumping como una práctica prohibida. La

discriminación de precios entre mercados puede ser una estrategia empresarial perfectamente

legítima (como los descuentos que las compañías aéreas ofrecen a los estudiantes, personas

mayores y viajeros que están dispuestos a pasar fuera un fin de semana). Además, la definición

legal de dumping se desvía sustancialmente de la definición económica. Dado que, a menudo,

resulta difícil demostrar que las empresas extranjeras cobran precios más altos a sus clientes

nacionales que a los de exportación, Estados Unidos, y otros países, suelen intentar calcular un

supuesto precio justo, basado en estimaciones de los costes de producción extranjeros. Esta regla

del «precio justo» puede interferir con prácticas empresariales perfectamente normales: una

empresa puede estar dispuesta a vender un producto experimentando pérdidas mientras está
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reduciendo sus costes mediante la experiencia o abriendo un nuevo mercado. Sin embargo, a

pesar de las valoraciones negativas casi universales de los economistas, las quejas formales de

dumping se han ido presentando con creciente frecuencia desde aproximadamente 1970. China ha

atraído un número particularmente elevado de demandas antidumping, por dos motivos. Primero,

que el rápido crecimiento de las exportaciones de China ha planteado muchas quejas. El otro es el

hecho de que sigue siendo, teóricamente, un país comunista y los funcionarios estadounidenses lo

consideran como una «economía de no mercado». Un artículo de Business Week describía la

diferencia que marca el estatus de China: «Esto significa que Estados Unidos puede,

sencillamente, ignorar los datos de China sobre los costes por la presunción de que están

distorsionados por los préstamos subsidiados, los mercados intervenidos, y el yuan controlado.

Por el contrario, el Gobierno utiliza datos de otros paí- ses en desarrollo considerados como

economías de mercado. En los casos de los televisores y el mobiliario, Estados Unidos utiliza los

datos de India, aunque no sea un gran exportador de estos bienes. Puesto que los costes de

producción de India eran superiores, se dictaminó que China era culpable de practicar el

dumping». Como sugiere esta cita, China ha sido sometida a los impuestos antidumping sobre sus

televisores y muebles, junto con otra serie de productos, incluyendo papel, camiones de juguete,

gambas, mesas para planchar, bolsas de plástico, postes de acero, tuberías de hierro y sacarina.

Estos impuestos son elevados: hasta el 78% para un televisor en color y 330% para la sacarina.

¿Cómo podríamos teorizar la afirmación de que el antidumping es una medida

proteccionista?

Entre las diversas herramientas del proteccionismo en el comercio internacional, la

del «antidumping» es la más delicada y controvertida. El problema radica en la dificultad

de diagnosticar a ciencia cierta el «dumping» que hay que combatir. En la teoría económica
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se habla de dumping cuando un producto se vende en el mercado exterior a un precio

inferior al fijado en el mercado doméstico.

Los acuerdos internacionales sobre el comercio internacional se orientan en esta

definición. Pero esto no tiene por qué constituir una práctica desleal, sino que puede

reflejar unas condiciones normales reinantes en los mercados en función de las diferentes

elasticidades-precio de la demanda.

Habitualmente, la demanda doméstica es relativamente inelástica respecto del precio,

mientras que la demanda exterior exhibe una elasticidad-precio elevada (en términos

absolutos). Esto se debe a que en el mercado mundial la competencia suele ser más intensa

que en el mercado nacional. Por eso, una empresa que opera en ambos mercados optimiza

su beneficio si diferencia geográficamente sus precios de venta.

La evidencia empírica demuestra que esto es así para numerosos productos. Un vino o un

brandy español es más barato en Alemania que en España, y viceversa respecto de los

automóviles alemanes que se venden en España. En el caso de los paneles solares chinos se

da la circunstancia de que ni siquiera existe esta diferenciación de precios, simplemente

porque no hay un mercado doméstico para estos paneles. Su producción está

exclusivamente destinada a la exportación.

En principio habría que comparar el precio de venta de los exportadores chinos con el coste

medio o, como sería correcto, el coste marginal de la producción. Si el precio es inferior

habría una presunción justificada de «dumping» distorsionante. Pero una empresa no puede

estar interesada en vender a un precio por debajo de los costes de producción; estaría

haciendo pérdidas y terminaría en la bancarrota. Temporalmente cabe la posibilidad de sí

hacerlo. Se trataría del llamado «dumping ‘predatorial’», es decir, de una estrategia

deliberada de competencia de expulsión de los oferentes domésticos con el fin de adquirir


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una posición de monopolio en el mercado correspondiente y, una vez conseguida, subir

fuertemente los precios y cosechar elevados beneficios que permitirían saldar las antiguas

pérdidas.

BIBLIOGRAFIA

https://www.centro-virtual.com/recursos/biblioteca

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