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Comentarios al Evangelio

del domingo
Ciclos A, B, C.

o
CoA\>dbr- aulinas
COLECCIÓN H O M I L Í A S Calixto
Comentarios Bíblicos que iluminan el Nuevo Milenio.
Tomo I Adviento - Navidad
P Cándido Lizarragá

Comentarios Bíblicos que iluminan el Nuevo Milenio.


Tomo II Cuaresma - Pascua
P. Cándido Lizarragá

Comentarios Bíblicos que iluminan el Nuevo Milenio.


Tomo III Tiempo Ordinario
P Cándido Lizarragá

Comentarios Bíblicos que iluminan el Nuevo Milenio.


Tomo IV Feriados del Tiempo Ordinario
P Cándido Lizarragá

Comentarios Bíblicos que iluminan el Nuevo Milenio.


Comentarios al Evangelio del
Tomo V Domingos del Tiempo Ordinario Ciclos A , B, O
P. Cándido Lizarragá
domingo
Tejas Arriba. Comentarios al Evangelio del domingo. Ciclo A . B. C.
Calixto Ciclos A,B,C.

fr
PÓRTICO

Cristianos del siglo XXI

La teología tradicional definió al hombre con la palabra "viator", la


cual significa viajero. Y en este caminar por el tiempo y el espacio,
los discípulos del Señor mantenemos adheridas al alma dos irrefu-
tables convicciones: el amor de un Dios Padre y nuestra condición
Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del «Copyright», bajo
las sanciones establecidas en las leyes, ¡a reproducción total o parcial de esta obra por cualquier de pecadores.
medio o procedimiento, comprendidos la reprograría y el tratamiento informático, y la distribución
de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamos públicos.
La primera identifica nuestro credo, frente a las demás religiones.
La segunda explica humildemente quiénes somos. Porque un Dios
que no supiera perdonar sería un cacharro más, entre los escom-
bros de ideologías y reinos que amontona la historia. Y un peca-
dor sin esperanza, equivaldría a una grotesca marioneta en el teatro
de lo absurdo.

Por fortuna, Dios es mucho más generoso que cuanto podemos


sospechar. Y toda culpa, mucho menor de cuanto declara nuestro
miedo.
ISBN Libro: 958-669-228-0
ISBN Colección: 958-669-171-3
En tiempos del Levítico, también los judíos adivinaban algunos
Primera Edición, 2001
rasgos de ese Dios bondadoso, mientras el mal les apretaba el
© Instituto Misionero Hijas de San Pablo corazón. Y cada siete años, al toque del shophar que resonaba
Carrera 32 A Ns 161A-04.
Teléfono: 671 1298 • Fax 670 6378 por valles y montañas, las eras descansaban durante doce meses y
E-mail: pauliedi@co(1 .telecom.com.co las parcelas volvían a su primer dueño. Los cautivos quedaban
Bogotá, D.C. - Colombia
Prohibida su reproducción libres y Dios proveía de alimento al pueblo escogido, garantizando
la fidelidad de su promesa.

Nosotros, iluminados por el Evangelio - Buena Noticia


de Dios - al iniciar un nuevo siglo, descansamos del mal. {(,
>
Sentimos que se rompen nuestras cadenas. Y regresamos
a nuestra condición de hijos, "en espíritu y en verdad ", porque los
brazos amorosos de Dios nos estrechan contra su pecho.

Empujados por tan grande alegría realizamos un viaje a la mitad del


corazón, con una renacida esperanza.

A l acercarnos a la Palabra de Dios, que cada domingo llega a


nuestros oídos en la celebración eucarística, encontraremos la ruta
de ese viaje, la fuerza para caminar día y noche, y otras señales
que explicarán los enigmas del sendero.

El siglo que comienza nos invita a presentar nuestra vida, desnuda


y temblorosa, ante Dios, nuestro Padre, para empezar a ser criatu-
ras nuevas.

i 6 }
&—á
TIEMPO ADVIENTO

Primer domingo
Una Navidad distinta

"Dijo Jesús: Estén en vela. Estén ustedes prepara-


dos porque a la hora que menos piensen vendrá el
Hijo del Hombre». San Mateo, cap. 24.

Diciembre es un mes equívoco e incierto. N o sabríamos asignarle


un color, una precisa dimensión, una ortografía espiritual.

Es tiempo de acoger a Dios que se hace hombre. Pero muchos de


nosotros nos esforzamos por excluirlo de nuestra vida. Es tiempo
de intimidad en familia. Pero nuestras diversiones conspiran contra
esa paz y esa unidad. Es tiempo de ternura y alegría. Pero azuza-
mos la violencia y fabricamos dolor con nuestros comportamientos
paganos.

Hemos convertido a diciembre en feria de baratijas. Regalamos


cosas a granel, cuando sería más cristiano darnos en la amistad
sincera, en \a celebración fraterna. Volvimos este mes un tiempo de
irreflexión y de cansancio, cuando pudiera ser época de recogimiento
y de descanso.

San M a t e o nos invita a velar, a estar preparados ante la venida de


Dios que es inminente.

¿En qué consistiría esta preparación? Fundamentalmente en tres


actitudes: vida de familia: podemos programar nuestras acti-
vidades y diversiones para que nos reúnan. Q u e haya —^
y—^
lugar para la integración y el compartir. Q u e cada uno
de nosotros se sienta a gusto en casa. El Pesebre, los i
9 »
adornos de Navidad, le darán al hogar un rostro nuevo, para Segundo domingo
ayudarnos a estrenar alegría, sinceridad, acogida, ilusión.

Sencillez de vida: nos dejamos manipular de la sociedad de consu-


Sería muy fácil
mo y gastamos irracionalmente. Muchas familias necesitan lo que
para nosotros es superfluo. N o profanemos los aguinaldos hacien-
do de ellos un insulto a nuestros hermanos más necesitados, ni "Por aquel tiempo, Juan el Bautista se presentó en
menos una comedia donde cada uno quiere ser más ostentoso. el desierto de Judea. Llevaba un vestido de piel de
Nuestros obsequios pueden perder su capacidad de comunión y camello y se alimentaba de langostas y miel
de diálogo. silvestre. Y decía: ¡Conviértanse porque está cerca
el Reino de los Cielos!». San Mateo, cap. 3.
Acercamiento a Dios: al hacerse hombre, El se puso a mitad de
camino y aguarda que nosotros recorramos lo que falta. Nos acer- Acostumbrados a vivir la Navidad como una fiesta de ruido y
camos a El, cuando ponemos en orden la conciencia. Cuando fantasía, nos extraña la figura agreste del Precursor.
hacemos un balance sincero y humilde de nuestro año. Cuando
contamos a los hijos la historia que sucedió en Belén aquella Más todavía nos asombra su mensaje: conviértanse, cambien de
primera Navidad. Cuando perdonamos y buscamos el perdón. vida. Pero, al fin y al cabo, su palabra nos hace bien. Nos ayuda a
Cuando celebramos los sacramentos, y participamos en la liturgia. resucitar ese cristianismo exánime y desleído que estamos viviendo.

Todos podemos construir una Navidad nueva y distinta. Para que Hemos creído, nos dice un escritor, que ser cristiano es asunto
Dios se haga visible en cada institución, en cada hogar, en cada meramente de «religión». Pero se trata de todo lo demás.
conciencia. Descubriremos entonces una forma inédita de alegría,
más diáfana y serena. Nos sentiremos más capaces de comunica- Sería muy fácil ser cristiano, si consistiera en ir a Misa los domin-
ción y más comprometidos con nuestros hermanos. En vez de gos. Pero la fe se vive todos los días de la semana.
tanta algarabía escucharemos mansamente a Dios que habla con
nosotros de temas de amistad y de progreso. Sería muy fácil ser cristiano, si equivaliera a colaborar en alguna
obra de beneficencia. Pero se trata además de recortar nuestros
Es t o d o ello, una edición renovada de lo que sucedió en el gastos superfluos.
pesebre hace muchos siglos: cantaron los ángeles, se acercaron los
pastores, María y José adoraron al Niño y el mundo empezó una Sería muy fácil ser cristiano, si bastara la fidelidad conyugal. Pero
nueva era de justicia y salvación. es necesario seguir de cerca las preocupaciones de los hijos.

Sería muy fácil ser cristiano, si fuera suficiente ser justo en los salarios.
Pero se trata además de promover a los obreros de la empresa.

Sería muy fácil ser cristiano, si bastara ceñirse a la ética


410 ^ profesional. Pero se trata de vivir la profesión como un <| 11
m..éA >
servicio a la comunidad.
^ r
Sería muy fácil ser cristiano, si nos contentáramos con no hacer mal a
Tercer domingo
nadie. Pero se trata de salir al encuentro de quienes nos necesitan.

Sería muy fácil ser cristiano, si consistiera solamente en no tener


¿Eres Tú el Mesías?
pecado grave. Pero se trata de imitar a Jesucristo en la vida perso-
nal y social. "Dos de los discípulos de Juan le preguntaron a
Jesús: ¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que
Sería muy fácil ser cristiano, amando a Dios sobre todas las cosas. esperar a otro? Jesús les respondió: Vayan a
Pero en el mismo renglón del Evangelio se nos invita a amar al anunciar a Juan lo que están viendo y oyendo".
prójimo como a nosotros mismos. San Mateo, cap. 11.

En este tiempo de Navidad grita con voz grave el Precursor.


En Navidad, parece que la felicidad estuviera más cerca de noso-
¿Clamará en el desierto?
tros. Si algún extraterrestre nos observara desde el firmamento, nos
miraría reír, abrazarnos, beber y celebrar, llenar nuestra casa de
Pero también muchas otras voces nos predican la conversión: la
regalos, soñar... Soñar que siquiera una tarde habíamos alcanzado
situación social del mundo, donde la ciencia y la técnica no salvan,
la dicha.
nos pide un cambio urgente.

Porque nuestra historia es la lucha continuada y repetida por ser


La sangre a diario derramada en tantos lugares del mundo nos
felices, o al menos, por aparentar serlo. De ahí que cada mañana
llama a convertirnos. Los problemas económicos que afectan a la
aguardemos la llegada de un Mesías que mejore nuestra suerte.
mayoría de los habitantes del planeta nos dicen: cambia de vida.

Para unos la felicidad consistirá en casarse. Para otros en separarse.


Las parejas que fracasan en su matrimonio nos avisan con angustia:
Este desea ser nombrado embajador, realizar un viaje a Taiwan,
custodia los valores de tu hogar.
cambiar de carro, terminar la casa campestre, recibir al fin la jubila-
ción, pagar la última cuota del televisor, comprarse un vestido,
Los problemas de la juventud nos llaman a una más cuidadosa
comer siquiera dos veces a\ día, procurarse una manta, calmar un
educación de los hijos.
poco los dolores de la artritis, drogarse para ignorar las propias
desgracias...
N o celebremos esta Navidad inútilmente. El Señor, que está cer-
ca, nos sugiere un modo nuevo de mirar la vida y una forma
En resumen, ser feliz es una frase equívoca y multiforme que cobija
distinta de vivirla.
desde el sonajero que un niño mongólico agita en su cuna, hasta el
cohete que se acerca a los anillos luminosos de Saturno.

¿Pero nuestra fe tiene acaso una palabra sobre la felici- ^


dad? La tiene y muy concreta. El Maestro nos indicó
los caminos de la dicha en el Sermón de la Montaña.
Desde el comienzo de su predicación, cuando le interro-
gan los discípulos de Juan, el Maestro responde señalando los Cuarto domingo
frutos de su venida: los ciegos ven, los inválidos andan, los lepro-
sos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, a los
pobres se les anuncia la buena noticia. Emmanuel

N o viene entonces Jesús a aniquilar nuestra existencia humana,


"Todo esto sucedió para que se cumpliese lo dicho
sino a perfeccionarla. Viene a enseñarnos cómo se es feliz en el por el profeta: miren: La Virgen concebirá y dará
matrimonio, como se lucha por superar los conflictos familiares. a luz un hijo y le pondrá por nombre
Nos anima a cumplir fielmente nuestra vocación en la sociedad. Emmanuel que significa Dios con nosotros».
Nos señala el valor relativo del automóvil o del apartamento. Nos San Mateo, cap. 1.
añade a la jubilación el gozo del deber cumplido. Nos aclara que
la televisión, el vestido y todo lo demás, valen la pena, si no
La Biblia llama a Dios de muchas maneras. En tiempo de los
opacan otros bienes más excelentes.
patriarcas el poder del Señor se manifestaba en lo más alto de los
montes. Su voz se escuchaba en el monte M o r i a , junto a la zarza
El Señor se hace presente en nuestra angustia para que lo llame- del Horeb. Su majestad se mostraba entre relámpagos, sobre la
mos Padre, para que confiemos en El. cumbre del Sinaí. Entonces los patriarcas llamaron a Dios "El
Sadday", el Dios lejano, el Dios de las Montañas.
H o y siguen desfilando ante nosotros muchos otros Mesías. Se
anuncian de muchas maneras. Se llamarían progreso, deporte, téc- Más adelante aparecen los profetas. Son hombres que transmiten
nica, cultura, arte, retorno a la naturaleza, nueva era. los mensajes del Señor. Predicen la guerra y anuncian la paz,
reprenden a los injustos y orientan la conducta del pueblo. En ese
Es natural que nos deslumbren y nos atraigan. Cada uno de ellos tiempo la Biblia nos habla de "Yavéh", el Dios que se acerca.
posee un reflejo de Dios y es un sedante para nuestros dolores.
«En la plenitud de los tiempos», locución bíblica para expresar el
Pero ninguno puede compararse con Jesús, el Dios hecho hom- cumplimiento de los planes de Cielo, Dios se hace hombre, naci-
bre. Son apenas humildes precursores que podrán afirmar como do de una mujer, sujeto a la ley. Se realiza entonces el anuncio de
Juan Bautista: detrás de mí viene otro que puede más que yo. Y Isaías: "La Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por
no soy digno de desatarle la correa de sus sandalias. nombre Emmanuel, que significa Dios con nosotros".

San Juan, en el prólogo de su Evangelio también lo cuenta: "La


Palabra de Dios se hizo carne y acampó entre nosotros".

Los judíos, que habían vivido la mayor parte de su historia como


un pueblo nómada, podían entenderlo muy bien. Cuando un
-x><o|pp>£y extranjero se aproximaba al campamento, se le daba el abra-
zo de paz, ofreciéndole un lugar para plantar su tienda.
Con él se compartía el pan, el vino, el pescado, los
14 higos pasos, la miel y el agua, tan preciosa y escasa en %
L muchos lugares de Palestina.
W
Dios quiso ser viajero, peregrino y visitante, para que le acogiéra- Natividad del Señor
mos como amigo. Quiso acampar entre nosotros para que com-
partiéramos con El todo lo que nos había dado de antemano. La
Navidad es la fiesta de Dios con nosotros. ¿Pero en la realidad sí En el principio era el Verbo
le hemos acogido?

«En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra


Alguno decía que los cristianos hacemos tan mala propaganda a
estaba junto a Dios y la Palabra era Dios».
Dios que actualmente se ve obligado a viajar de incógnito.
San Juan, cap. 1.

Un día, cuando celebramos el sacramento del matrimonio, lo invi-


tamos al hogar, pero ahora no queremos vivir en su compañía. El Evangelio de San Juan es muy distinto de los tres primeros.
M a t e o , Marcos y Lucas prefirieron contarnos lo sucedido en tor-
En ciertos ambientes no conviene hablar directamente de vida no al Maestro. A Juan le interesó más que toda la persona de
cristiana: nos contentamos con mencionar valores. Sentimos miedo Jesús.
de enseñar a los hijos la fe: nos limitamos a proponerles la honra-
dez. En la empresa nos da vergüenza promover algo directamente Posiblemente su Evangelio fue escrito hacia el año 9 5 de nuestra
religioso y lo disfrazamos de promoción humana. En sociedad nos era. Algunos años atrás había muerto Filón de Alejandría, filósofo
molesta aparecer como amigos de Cristo: es preferible ser consi- de origen judío, cuyo pensamiento iba a influir hondamente en la
derados como buenas personas. filosofía cristiana de los primeros siglos.

A ñ a d e San Juan en su Evangelio: " A l mundo vino la Palabra, pero Filón nos habló de la Palabra, el Verbo, el Logos, la manifestación
el mundo no la conoció. Vino a su casa y los suyos no la recibie- de un Dios Absoluto que desciende hasta los hombres. San Juan,
ron". ¿Estaría san Juan hablando de nosotros? nos muestra a Jesucristo como esa Palabra de Dios hecha carne y
acerca su doctrina a nuestra vida ordinaria, afirmando que Jesús es
el Pan, la Luz, el Agua Viva, la Unidad, el Amor.

Este prólogo del cuarto Evangelio que hoy leemos en la celebra-


ción de \a Eucaristía es una doble escalinata, con la cual se une \a
tierra con el cielo. A l comienzo subimos a los peldaños y nos
acercamos a Dios que existe desde el principio y quiso revelarse
por su Hijo. El versículo sexto muestra a Juan Bautista como una
piedra firme, sobre la cual descansa la escalera. Y desde el verso
nueve comenzamos a descender al mundo con esa Luz verdadera,
que alumbra a todo hombre, que nos da a quienes hacemos
caso de su amor, la capacidad de ser hijos de Dios.
.A.
T
i 16 Puede extrañarnos la metáfora. ¿Por qué San Juan habla
de Cristo como de una Palabra, del Verbo de Dios?
¿Pudo ser influencia de la doctrina de Filón?. A u n q u e en el La Sagrada Familia
Evangelio este Verbo tiene una fuerza mayor, está más cerca de la
inmensidad de Dios. Y también de la pequenez de los hombres.
Pero además San Juan quería decirnos cómo es Jesús: una Palabra Confiarnos al misterio
eterna que convoca a la humanidad a otra manera de vivir, de
entender el mundo y de buscar la plenitud. Como la palabra de
"El Ángel del Señor se apareció en sueños a José y
alguien a quien no vemos todavía nos anuncia su presencia, así
le dijo: Levántate, coge al niño y a su madre y
Cristo es la manifestación visible de Dios que permanece aún
huye a Egipto. Cuando murió Herodes, el
invisible. La palabra encierra todos los matices del amor: es grito, ángel se apareció de nuevo en sueños a José".
gemido, reclamo, rechazo. Puede modular la ternura, traducir el San Mateo, cap. 2.
gozo, reforzar la esperanza, consolar la angustia. Jesús es Palabra
de Vida para el hombre. Por ella el mundo cambia, en ese proce-
so admirable que se llama la Salvación. Nuestra vida transcurre en el misterio, aunque a veces tratemos de
evadirlo. Misterio es algo que en parte podemos entender, pero
Finalmente, la palabra es aliento, calor y vida que proceden del que no alcanzamos a comprender plenamente. Es algo claro y a la
corazón. Jesucristo es el amor del Padre, hecho visible. vez oscuro. A l g o cercano y al mismo tiempo infinitamente distante.

Misterio es el calor del sol, que desciende hasta el surco para que
Pronto comenzaremos un nuevo año. Una alegría y al mismo tiem-
la raíz pueda absorberse los jugos de la tierra. Es el agua que trae
po una responsabilidad. ¡ Q u é bueno que éste fuera el tiempo
fecundidad al suelo, salud al rostro de los niños y descanso a las
señalado para acoger a Jesucristo!
manos fatigadas. Misterio son la vida, el amor, la ilusión, el viaje,
la amistad, el arte, la alegría.

La Sagrada Familia de Nazaret, nos enseña a vivir en el misterio:


sencillos y pobres, pero confiados en el poder de Dios.

En la Biblia las grandes noticias se comunican al hombre en el


misterio del sueño: un ángel se presenta en sueños a José, para
avisarle que Herodes busca al niño para matarlo. Cuando ya el rey
Herodes ha muerto, nuevamente el ángel se aparece. Y José,
tomando al niño y a su madre, regresa a Galilea y se establece en
un pueblo llamado Nazaret.

Nuestra vida de familia limita continuamente con el misterio. Son


misterio la fecundidad, las leyes genéticas, el nacimiento, la
A
?—%
primera palabra del niño, la transmisión de la fe, la comu-
nicación del amor, la educación, la salud, la vocación, la
i 18 » historia particular de cada hijo, resultado de múltiples
t ,./... factores.
Nunca alcanzamos a medir los efectos de nuestro ejemplo, la
dimensión de nuestra palabra, los alcances de nuestros proyectos,
Solemnidad de
la amplitud de nuestros deseos. Sembramos y muchas veces no
Santa María Madre de Dios
logramos ver la cosecha. Nos esforzamos sin alcanzar las metas
anheladas. Luchamos por la estabilidad y armonía del hogar, pero
nadie puede afirmar que las haya conseguido plenamente. Confia-
Año Nuevo
mos más en el poder de la escuela que en nuestro ejemplo, más
en la tarea del orientador que en las imágenes de padre y madre, "Los pastores se volvieron dando gloria y
más en la eficacia de la ciencia y del deporte... Quizá olvidamos a alabanza a Dios por lo que habían visto y oído".
Dios. San Lucas, cap. 2.

Confiarnos al misterio es confiarnos al Señor. Su acción invade


H o y comienza la tierra a dibujar un nuevo anillo alrededor del sol.
nuestra vida, con la sutileza de una radiación que vence todos los
Un nuevo año. Palabra que se deriva de annulus, anillo.
obstáculos. Pero a veces tenemos blindado el corazón.

Comienza un año nuevo y nos damos al ejercicio de la esperanza


Confiarnos al misterio es mantener encendida la esperanza. Es
o de la ilusión. Esperar consiste en creer que todo puede ser
madrugar cada día con el alma limpia, a amar, a cultivar, a estar
mejor. Ilusionarse es imaginar que todo marcha bien.
presentes, a compartir.

Aferrémonos más bien a la esperanza. Como aquellos pastores


Confiarnos al misterio es conservar la paciencia, porque el día y la
que regresan del portal de Belén, contémosle a la gente lo que
hora de la cosecha no podemos señalarlo a nuestro antojo, sobre
hemos visto y oído: un Dios hecho niño porque quiso acampar
las páginas del calendario.
entre nosotros.

Se iniciaba esa noche una era nueva. Desde entonces fuimos trans-
formados en gente capaz de mejorar el mundo. Unidos a ese
Niño que nos salva, somos en cierto modo omnipotentes.

Según cuenta el Libro de los Números, los sacerdotes judíos


acostumbraban terminar la liturgia del A ñ o Nuevo con estas pala-
bras: «El Señor te bendiga y te guarde, el Señor te muestre su
rostro y te conceda la paz».

Pero si alguien sabe bendecir, bien decir, desear cosas buenas, es la


madre. Por eso el papa Pablo V I , quiso que el primer día del
.A. año recordáramos a María, Madre de Dios y de la Iglesia. ^

i 20 » Recojamos esas palabras del Antiguo Testamento y pi-


dámosle esta bendición a Nuestra Señora bajo aquel
título que, para nombrarla acostumbramos en familia: la Inmaculada, Epifanía del Señor
laChi nca, la del Carmen, Nuestra Señora de las Mercedes, M a -
ría Auxiliadora, la Milagrosa...
A la luz de una estrella
Por Ella el Señor nos guarde de todo mal, del cansancio en la fe,
de la ambición y la mentira, del egoísmo y de la soledad.
"Entonces, unos magos de Oriente se presentaron
en Jerusalén preguntando: ¿Dónde está el Rey de
Por Ella el Señor nos muestre su rostro. Ese rostro invisible que
los judíos que ha nacido?" San Mateo, cap. 2.
tomó cuerpo con la sangre y la carne de María.

En su rostro de Madre, adivinamos la amable compasión de Dios, Babushka era una anciana, que vivía sola en los más profundo del
una expresión que combina la seguridad con la ternura. Por Ella el bosque. Una tarde de invierno, mientras ponía a hervir el agua en
Señor nos concede la paz. Aquella que inauguró Cristo en Belén su tetera, escuchó que tocaban a la puerta.
rodeado de ovejas y pastores.
- ¿Quién es?, preguntó asustada.
Con el tiempo se cierra el círculo de este año, pero vuelve a - Somos viajeros, que hemos extraviado el camino, respondió
comenzar otro nuevo como sucede en la espiral. Ojalá no regrese- desde afuera una voz cálida.
mos al mismo punto de partida, donde permanece anclada nuestra - Sigan, dijo entonces Babushka, mientras abría la añosa puerta
pequenez. de roble.

Ojalá por la bondad de Nuestra Señora, alcancemos un punto Tres hombres amables entraron. El uno era muy joven y llevaba del
superior, más elevado, más luminoso, más lleno de esperanza. brazo a otro mayor. El tercero tendría unos cuarenta años. M i e n -
Hoy se inicia para todos los hombres un nuevo A ñ o de gracia. tras la anciana ponía la sopa al fuego, los visitantes le contaron que
andaban en busca de un príncipe recién nacido. "Su estrella nos
mostraba la ruta. Pero la nieve ya no permite ver el cielo".

- N o se preocupen, repuso la anciana. Cuando hayan comido,


yo les diré el camino. Entonces ya no tendrán que preocuparse
de contemplar el cielo.
- Es usted muy gentil, respondió el más joven. Pero solamente la
estrella puede guiarnos a donde está ese niño.

Sobre este cuento de Chejov, aprendemos que la vida del creyen-


te transcurre entre peregrinajes, estrellas que iluminan desde lo alto
y extravíos en el bosque de nuestras preocupaciones. Pero
.A de todos modos, es necesario avanzar a la luz de una —^
22 estrella.
> i 23
¡i /.

w
La narración de san M a t e o , nos habla de tres hombres de Orien- Esta enseñanza la resume el concilio Vaticano II en una página, que
te. Una expresión que cobijaba las naciones situadas más allá del valdría la pena esculpir a la entrada de nuestros templos:
Jordán. Sus mercaderes venían con frecuencia a Palestina. "Cree la Iglesia que, fuera de Jesús, no ha sido dado a la humani-
dad, otro nombre en el cual sea posible salvarnos. Igualmente cree
El Evangelio nos habla de unos magos, mitad sabios, mitad hom- que la clave, el centro, el fin de toda la historia humana se hallan
bres religiosos que observaban el giro de los astros. Se habían en su Señor y su Maestro. Q u e bajo la superficie de lo cambiante
enterado del nacimiento del futuro libertador de Israel, del cual hay muchas cosas permanentes, que tienen su último fundamento
hablaban con frecuencia los rabinos judíos y los sacerdotes. Enton- en Cristo, quien existe ayer, hoy y siempre . ( G . S . 1 0 ) .
ces no dudaron en ponerse en camino.

Muchos días de marcha hasta llegar a Jerusalén. El Rey Herodes


sería el más indicado para informarles sobre el niño. El monarca,
averiguando con los letrados judíos, les dijo que fueran a Belén,
mientras el miedo le apretaba el corazón. ¿Alguien habría nacido
para quitarle el trono?

Aquellos peregrinos tomaron el camino del sur y la estrella conti-


nuó guiándolos a donde estaba el N i ñ o , en un pequeño pueblo.

A l llegar, se postraron y entregaron los presentes que traían desde


lejos: oro, incienso y mirra. Elementos muy preciados entonces.

San M a t e o resalta, que Jesús ha nacido como salvador de todos


los hombres. Ese encuentro con los magos rompe las barreras
ideológicas del pueblo judío, que mantenía a Yavéh como propie-
dad exclusiva.

Pero la salvación de Cristo está condicionada a nuestra búsqueda.


Es necesario todos los días, retomar el camino, el cual no siempre
es llano y espacioso. Está sujeto a errores y extravíos. Por lo tanto,
nunca podemos dejar de contemplar el cielo.

De paso, como en el cuento de Babushka, muchos nos dirán que


la vida puede vivirse dentro de otros moldes. Q u e existen muchos
mapas de ruta, para llegar al mismo punto.

_A„
Pero los discípulos de Cristo, sabemos que todas las
i 24 cosas adquieren su verdadera dimensión, solamente a la iT25 >
luz del Evangelio.
Bautismo del Señor enseñando podando la viña y abonando el trigo. Pero tal vez
nunca gozó de ser hijo de Dios.

Las angustias del Padre Tobías A l comienzo de su vida pública, Jesús se acerca al precursor para
pedirle el bautismo. El rito con el cual los discípulos de Juan
iniciaban un cambio de vida. Entonces se escuchó una voz del
"Fue Jesús desde Galilea al Jordán y se presentó a
cielo: "Este es mi Hijo amado .
Juan para que lo bautizara. Entonces se abrió el
cielo y una voz se escuchó:
Es cierto que el Señor no necesitaba convertirse, pero empezaba
Este es mi Hijo amado". San Mateo, cap. 3.
entonces una vida distinta. Dejaba en Nazaret a su madre Ma na,
el taller de artesano y los parientes, para ser un profeta andariego.
El Padre Tobías está de muerte. Los años, los achaques y sus
muchos pesares lo mantienen sumido en un sopor que ya no es Los biblistas señalan también que, con aquel gesto, Jesús le daba
vida. Pero tampoco es muerte todavía. al futuro bautismo de los cristianos un poder especial.

El sacerdote que le acompaña se ha ausentado, dejando junto al Pero conviene distinguir entre el rito durante el cual el sacerdote
lecho a un pariente que estudia medicina. nos baña, declarando que pertenecemos a la Iglesia, y la experien-
cia interior. Hijos de Dios por creación, somos entonces reconoci-
De pronto, el moribundo se incorpora sobre las almohadas y le dos por el Padre del Cielo.
dice al muchacho:
- Oiga, hijo, ¿usted cree en Dios? Si nos quedamos, únicamente con el rito y un documento, sólo
- Claro que sí, padre. Yo creo. con el rito y un documento de poco nos servirá el bautismo.
- ¿Y Dios es muy bueno, verdad? ¿Y nos perdona? Pero un cristiano de verdad llena el corazón de alegría y la mente
- Claro, Padre Tobías, nos perdona. de confianza. Para él la vida y la muerte, el dolor y el pecado, el
- ¿Y después de todo esto tan amargo, dizque hay una vida feliz? presente y el futuro se tasan con medida muy distintas.
-Yo sí creo, Padre. A s í me ha enseñado siempre usted.
- M i r e , hijo, prosiguió el anciano, ese vaso de agua. ¿Usted por De otro lado, los sacramentos son como miniaturas de la paterni-
qué no me bautiza? dad de Dios. Aquello tan extraordinario, tan excelente, que no
puede explicarse con palabras, se hace gesto, plegaria, signo en
El muchacho, intuyendo la angustia del moribundo, levantó el vaso nuestros ritos.
y mojó lentamente la frente sudorosa del sacerdote: "Yo te bauti-
zo en el nombre del Padre y del H i j o " . . . Pero alguien pudiera sospechar que una fe así, de hijos muy ama-
dos por el Señor, nos llevaría a vivir descuidados, ante un Dios
El anciano se desmadejó sobre el lecho, para expirar ense- alcahuete. Todo lo contrario: el amor verdadero es más exi-
A guida. gente que todos los códigos y leyes. Y según los sicólogos
y los ascetas, el sentirnos amados alcanza cambios
f Uno piensa que este sacerdote, habría luchado toda su insospechables en cualquiera de nosotros.
vida contra el mal. Se habría gastado en la era del Señor,
w
Tal vez el Padre Tobías se esforzó con angustia por no pecar. Tal
vez a ratos amó al Señor. Pero no imaginó que ser cristiano es
TIEMPO CUARESMA
sentirse infinitamente amado por el Padre de los cielos. Y en su
delirio final, querría empezar nuevamente el camino de Cristo.

Primer domingo

Nuestra débil condición

«En aquel tiempo Jesús fue llevado al desierto


por el Espíritu para ser tentado por el diablo».
San Mateo, cap. 4.

Juan Jacobo Rousseau nos dijo en "El Emilio "que cada uno de
nosotros es totalmente bueno. Pero enseguida la sociedad nos
corrompe. Federico Nietzsche nos asegura que somos plenamente
malvados. Parece que el filósofo alemán exagera un poco las tintas.

La verdad de t o d o esto, se encuentra en un término medio.


Somos personas con inmensa capacidad para el bien pero, a la
vez, con amplias posibilidades de mal. Nuestra vida es como una
película en la cual el mismo personaje se desempeña como héroe y
como criminal.

El evangelio nos presenta a Cristo tentado en el desierto por el


diablo. Los evangelistas describen tres tentaciones diversas que
equivalen a otras, tantas circunstancias peligrosas en la vida de
cualquier mortal. Coyunturas en las que nos sentimos impulsados a
abrazar el mal, apartándonos de Dios.

Convertir las piedras en pan significa vivir a ras de tierra. Sin


cultivar ideales superiores. Arrojarse desde el pináculo del templo
equivale a aparentar lo que no somos. Es hacer de la vida
una comedia para evitar compromisos y responsabilidades. /\
7 <•?]
Arrodillarse ante el demonio es renunciar a la propia
i 28
• dignidad, dejarnos corromper, y entronizar en el cora- \ 29 >
zón el ídolo de turno.

A veces, la tentación no presentará unos perfiles definidos. Nos Segundo domingo
sentiremos empujados, no tanto a realizar lo ilícito cuanto a romper
unos moldes, a quebrar una marca de libertad, a afirmar nuestra
autonomía, para compensarnos de ciertas frustraciones inconscientes.
Las transfiguraciones
A veces desconocemos la tentación, pues nos dejamos llevar de
todo impulso. Pero enseguida el remordimiento nos hará compren- «Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan
der que obramos mal. y se los llevó aparte a una montaña. Allí se transfi-
guró delante de ellos». San Mateo, cap. 17.
A otros, como en el caso de Jesús, la tentación no los conducirá
al pecado. Pero siempre será una prueba, una cruz, una angustia, Dice un proverbio chino que cada hombre, lleva detrás de su
una atracción de polos distintos, una pesada oscuridad. cabeza un pedazo de cielo. Sin embargo, casi nunca volvemos la
cabeza para mirar su luz.
Tentados de diversas maneras y conscientes de nuestra débil con-
dición, sentimos un deseo tenaz de abandonar nuestra vida ordina- Pero si, invitados por el. Señor, como Pedro, Santiago y Juan, nos
ria, nuestras ocupaciones y correr a\ desierto. Pero por extraña apartamos de las circunstancias ordinarias y ascendemos, en busca
coincidencia, allí fue donde Cristo se encontró con el mal. de nuestros ideales, podremos contemplar ese cielo. Nos sentire-
mos entonces cerca de Dios y nuestra vida se tornará más clara y
Ese desierta, es nuestra propia intimidad, nuestra soledad perso- luminosa.
nal. Rilke nos dice: « N o es que el hombre esté solo. Es que
sencillamente es solitario». Por eso los acontecimientos más solem- En esos momentos de transfiguración también hemos exclamado:
nes de nuestra historia transcurren siempre en nuestro desierto ¡ Q u é bueno es estar aquí!
interior.
Así nos sucede pronto en el hogar. Todo a nuestro alrededor
Sin embargo, desde nuestra pobreza, podemos invocar al Padre de adquiere un nuevo brillo, no nos pesa el trabajo y parece que vale
los Cielos con una antigua oración de la liturgia: «Señor, en el la pena todo esfuerzo.
conflicto sé para nosotros ayuda, descanso en el camino, sombra en
la canícula, abriso en el frío y en la lluvia, vehículo en el cansancio, O t r o día la conciencia nos transforma. Nos hemos reconciliado
refugio en la adversidad y en el naufragio puerto seguro». con Dios, quien nos renueva en lo interior y todas nuestras relacio-
nes logran otra dimensión y otra forma de alegría.

Nos transfiguramos también, cuando compartimos lo que somos y


tenemos: ciencia, experiencia, capacidad de apoyo y de consuelo,

'*<s§p*' bienes materiales. Todo adquiere una nueva y más amplia pers-
pectiva y alcanza otra manera de ser y de colmar el corazón.

Lo mismo pasa cuando somos capaces de perdonar. Esa %


bondad profunda que todos guardamos aflora de pronto
a la superficie, nos ilumina el rostro y nos hace más parecidos a Tercer domingo
Dios.

Cuando avivamos la fe, también se transfigura nuestra vida: ante el Un humilde adjetivo
nacimiento del hijo y en la ardua tarea de transmitirle valores para
que sea persona digna. «Llegó Jesús a un pueblo de Samaría llamado
Sicar. Cansado del camino, se sentó junto al
Pero además en el arte: el escritor, el dibujante, el músico, el que manantial. Era alrededor del medio día». San
amasa el barro, talla la madera, labra la piedra o funde los metales. Juan, cap. 4.
El que cultiva un árbol, edifica una casa, cose un vestido o teje una
red. Todos ellos comprenden que su vida adquiere otra razón de
ser. Alumbra otro ideal por el cual vale la pena competir. San Juan, nos ha conservado en su Evangelio una palabra que
equivale a una reliquia de la humanidad de Jesús: un humilde
«Unos ocho días después», dice Lucas al referirnos la transfigura- adjetivo, guardado con cariño igual que la fotografía de un herma-
ción de Cristo. «Seis días después», precisan Marcos y M a t e o . no ausente, o aquella nota marginal que un amigo colocó en
En ninguna otra página fuera del relato de la pasión, se muestran nuestro libro predilecto. Jesús "cansado" del camino, se sentó
los evangelistas tan cuidadosos en puntualizar una fecha. El lugar junto al pozo.
de referencia son los episodios de Cesárea de Fílipo, cuando
Pedro proclama al Maestro hijo de Dios y Jesús anuncia su próxi- La escena está enmarcada en una sobria sencillez. Es mediodía.
ma muerte. Hace calor. Jesús descansa junto al brocal del pozo, donde una
vez Jacob abrevó sus rebaños. Desde el pueblo cercano, va a
El Tabor es la contraparte para unos discípulos asustados. La re- llegar de pronto una mujer para llenar su cántaro de agua.
compensa a nuestras confesiones de,fe. Para nosotros es lumbre en
las horas de sombra. Porque la vida humana presenta de forma Pero antes, podríamos adelantarnos para reunir a cuantos estamos
alternativa sus dos fases: cara o cruz. agobiados por múltiples cansancios.

N o olvidemos levantar, de cuando en cuando los ojos, para ver la Quienes perdimos, toda esperanza de deshacernos de algo que
cara de Dios que nos mira de cerca. Ese trozo de cielo que todos nos hace daño. Esposos, fastidiados uno del otro, a punto de
llevamos a la espalda. renegar del amor y del ideal. Padres de familia, cansados en la
lucha por sus hijos. O tal vez inmensamente angustiados ante
alguno de ellos tarado, vicioso o enfermo.

Jóvenes desorientados, sin nadie que les tienda la mano. Q u e ya


no esperan nada del futuro. Apóstoles tensionados o pesi-
mistas, porque creen infructuosa su tarea y sólo ven oscu-
ridad por todas partes. Los que confesamos llanamente Ti
nuestra equivocación al elegir al cónyuge, pero sentimos 33 y
la necesidad de seguir adelante con la responsabilidad de ^s-íé-
una familia. Los que gastamos la vida al cuidado de los enfermos y
Cuarto domingo
dolientes, tentados contra la paciencia y la perseverancia. Los
enfermos crónicos y los moribundos a la espera de una muerte
demasiado lenta, demasiado dolorosa. Los que hemos pecado
mucho y ahora, hastiados, venimos de regreso pero sin saber hacia
Nuestro barro
dónde. Los cansados de adquirir cosas y de gozar comodidades,
sin gusto para ninguna generosidad e incapaces de todo esfuerzo. «Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento. Y
Los hartos de doctrina social, política o religiosa, que anhelamos escupiendo en la tierra, hizo barro y se lo untó en
solamente actitudes concretas, realistas y eficaces, que transformen los ojos. El ciego fue a lavarse en la piscina de
un poco el panorama del mundo. Siloé y volvió con vista». San Juan, cap. 9.

Todos tenemos derecho a acercarnos a Cristo, quien nos ha invita-


Los hebreos amaban el barro. El autor del Génesis les enseñó,
d o : «Vengan a mí todos los que están cansados y sobrecargados y
con oportuna pedagogía, que en el principio Dios había formado
yo les daré descanso". Encontraremos un Dios fatigado y por lo
de barro al primer hombre. En Egipto, el pueblo escogido pasó
tanto humano, amable, amigo, compasivo. (argos años de esclavitud fabricando ladrillos y luego, en la Tierra
Prometida, levantó también con barro ciudades y fortalezas.
Pero es necesario, como la mujer de Sicar, detenernos un poco,
escuchar qué nos pide, contarle nuestra propia situación, dejar a
En la cultura hebrea, la alfarería ocupaba un lugar preeminente. De
un lado nuestro cántaro, donde guardamos esa agua común que
barro se fabricaban tinajas, platos, vasos y lámparas. Y San M a t e o
no quita la sed, y regresar luego llenos de esperanza a nuestro
no deja de apuntar en el capítulo 2 7 , que los sumos sacerdotes,
diario trabajo.
con las treinta monedas de Judas, compraron el llamado "Campo
del Alfarero", donde se sepultaba a los peregrinos.
Entonces se cumplirá en nosotros la palabra de Cristo: «El que
bebe del agua que yo le daré no tendrá nunca sed. Porque ella se
Cristo sana a un ciego de nacimiento, untándole en los ojos barro
convertirá en su interior en un surtidor que salta hasta la vida
amasado con saliva. Una mezcla no muy digna tal vez, según nuestra
eterna».
manera de apreciar las cosas. Así el Señor nos enseña que aún la
tierra humilde, al influjo de su poder, puede realizar maravillas.

Algunos, han visto en ese pasaje un anuncio de los sacramentos.


Dios nos salva por medio de elementos materiales: agua, aceite,
diálogo, pan y vino... y amor de hombre y mujer. A estas cosas
humanas les da el Señor un poder y les confiere un misterio.
Pudiéramos pensar en la carta de un amigo lejano que, aparte del
papel y la escritura, encierra su presencia. O en un billete
.A de banco que, a pesar de su fragilidad, contiene una
eficacia multiforme: abre puertas, doblega voluntades,
34 > domina las conciencias. Se convierte en ciencia, salud, <jj
"y poder, en paz y en guerra. Abarca el universo.
Así son los sacramentos. Dios entra a nuestra vida a través de cosas Quinto domingo
humanas. Son ellas la consecuencia lógica de un Dios encarnado,
de un Dios que encierra todo su poder dentro de los pequeños
límites de un hombre. Dios no tiene prisa

Pero a nosotros, quizá nos han parecido ordinarios los sacramen- «Las hermanas de Lázaro le enviaron recado
tos. Los quisiéramos más fastuosos, más distantes de los objetos a Jesús: Señor, tu amigo está enfermo. Jesús se
que manejamos cada día. quedó todavía en donde estaba».
San Juan, cap. 11.
En esta curación del ciego de nacimiento, Dios nos dice que El no
siente vergüenza de trabajar con barro y con saliva. Nos explica a
Nos cuenta el Génesis que Dios creó el mundo en seis días. Una
nosotros tan exquisitos, que nada de este mundo fuera del peca-
manera de explicarnos que el Creador esperó con paciencia hasta
d o , es ajeno a su plan de salvación. Las personas mediocres que
que la evolución dispusiera un ambiente propicio a la vida. Q u e
nos rodean, los oficios corrientes que realizamos, las circunstancias
las especies se multiplicaran y se mezclaran, luego poblar el mar, el
ordinarias en que vivimos, las cualidades normales que ejercita-
aire y la tierra.
mos... allí esconde el Señor su presencia, su poder de transforma-
ción, su posibilidad de alegría, para cada uno de nosotros.
El sexto día, Dios creó al hombre a su imagen y semejanza y el
séptimo descansó. N o tuvo prisa en terminar su obra. Y ahora
Ese Cristo no cura a\ invidente con luz del Tabor, ni con polvo de
aguarda a que nosotros dominemos, paso a paso, el universo.
los astros, nos sanará a nosotros con lo que somos y tenemos.
Espera que descubramos sus riquezas y en medio de aciertos y
Con tal de que, en algún recodo del camino, postrados como el
equivocaciones, construyamos el futuro.
ciego, le digamos: ¡Creo, Señor!
En una de sus parábolas, el Maestro aconseja no arrancar prematu-
ramente la cizaña. El día de la siega, podrá mirarse dónde ha
granado el trigo y dónde ha aparecido la maleza.

Cuando los apóstoles le pidieron enojados que hiciera caer fuego


de inmediato sobre una ciudad samaritana, por no haberlos hospe-
dado, el Señor les respondió despacio: no es esa mi manera.

O t r o día, las hermanas de Lázaro le mandan avisar que su herma-


no, «tu amigo», se halla enfermo. Jesús se queda aún dos días al
otro lado del Jordán. Sólo después les dice a sus discípulos:
vamos a Judea, Lázaro nuestro amigo está dormido y voy a
despertarlo. \

Nos desconcierta el Señor, que toma las cosas con 37


>
demasiada calma. Mientras nosotros vivimos en un am- 1^
"Y" ~w
biente de inmediatismo y deprisa: queremos resultados apenas Domingo de Ramos
iniciado un proyecto. N o respetamos el ritmo con que el otro
explora su camino. N o sabemos escuchar los pasos de Dios que
son suaves y lentos, pero siempre inteligentes y seguros.
Dios necesita de nosotros
La historia de Lázaro nos muestra a Jesús, hombre y Dios, que
ama, consuela, compadece y pone todo su poder al servicio de "Mandó Jesús a dos discípulos diciéndoles: Vayan
sus amigos. a la aldea de enfrente, encontrarán una borrica
atada con su pollino, desátenlos y tráiganmelos.
Sin embargo, esta historia comienza por una introducción desconcer- Si alguien les dice algo, contéstenles que el Señor
tante: «Le habían llamado de Betania y cuando llega hasta la aldea, los necesita». San Mateo, cap. 21.
Lázaro llevaba cuatro días de enterrado». Cuando se acercan al
sepulcro Marta, desconsolada, le advierte: Señor, ya huele mal".
La Semana Santa cuyo comienzo hoy celebramos, se parece a
aquellos actos sacramentales, que se representaban en la España
A q u í , vale la pena preguntarnos: ¿Cómo se ve más claro el poder
de antes. Los mejores literatos de la época vertían en ellos su
del Señor: sanando oportunamente a su amigo, o resucitándolo?
sentido cristiano y el pueblo que asistía masivamente, renovaba su
A veces, le insistimos a Dios que nos sane, cuando su intención es fe. Se sentía exhortado a las buenas costumbres.
resucitarnos. Por eso dentro del plan de Dios caben todas nuestras
penas, nuestros fracasos y también nuestros pecados. Porque celebrar, significa participar, estar penetrado de los aconte-
cimientos que recordamos, dejarse influir por Dios que se hace
Comprendemos lo que es resucitar. Es nacer a una vida nueva. Lo presente en la liturgia.
cual pretende Dios para muchos de nosotros que estamos sumergi-
dos en hondos problemas. Nos cuenta el Evangelio la entrada triunfal de Cristo a Jerusalén.
Jesús se presenta en la capital, y en forma desacostumbrada, se
Llamémosle con nuestra oración filial y confiada, pero contando deja aclamar como rey. Manifiesta abiertamente su condición de
con que El acostumbra obrar despacio. Sepamos esperarlo. Recor- Mesías.
demos lo que dice San Pablo a los hebreos: «Ayer como hoy
Jesucristo es el mismo y lo será para siempre». Este acontecimiento atrae a muchos, alegra a sus amigos y enoja a
los príncipes y fariseos. Pero no se le escapa al evangelista un
detalle pintoresco. Cerca al camino real, junto a la casa de un
amigo del Señor, estaba una borrica atada, con su poli ino. Jesús
manda traerlos con un recado para el dueño: el Señor los necesita.

También en estos días, Dios necesita de nosotros. Necesita


el ejemplo de los padres de familia. Por él aprenderán sus A
hijos una adecuada escala de valores, hasta compróme
i 38 terse con Jesucristo. 39
L \ J
Necesita que acudamos al templo, escuchemos su Palabra y la
meditemos en silencio. Necesita que nos sintamos pueblo escogi- TRIDUO SACRO
d o , que participemos en la asamblea litúrgica y le aclamemos pú-
blicamente en las procesiones.

Necesita que revisemos nuestra conducta y prevengamos las catás-


Jueves Santo
trofes. Q u e celebremos los sacramentos como remedio y fortaleza
La víspera de su pasión
contra nuestras fallas. Necesita que en vez de huir de El, escon-
diendo en las diversiones nuestra mediocridad, le busquemos con
sentimientos de confianza. "Sabiendo Jesús que había llegado la hora de
pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a
Necesita que ante las circunstancias que nos rodean pongamos la los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta
contraparte de una actitud de fe, de una vida cristiana comprome- el extremo". San Juan, cap. 13.
tida con los necesitados. Una esperanza basada en nuestra respon-
sabilidad. "Cuando Jesús llegó al recinto, escribe Martín Descalzo, había allí
un fuerte olor a grasa y a especias picantes. El dueño de casa le
Necesita que cada familia, cada grupo, tome conciencia. La única mostró la sala preparada, preguntándole si quedaba a gusto y el
salvación es regresar a Dios con una fe sincera y optimista. Maestro respondió con una sonrisa agradecida".

Para esto es la Semana Santa. Para volver a colocar a Cristo en Pedro y Juan habían traído el cordero degollado en el templo, y
nuestra vida como centro, como clave, como base única e incon- asado luego en un horno de ladrillo. Ayudados de las mujeres,
movible. llevaron también el pan sin levadura y el vino que, por aquellos
días, vendían los levitas a los numerosos peregrinos.

Se trataba quizá de la tercera Pascua que los apóstoles celebraban


con el Maestro. Pero aquella noche todo era distinto. Un amargo
presentimiento se cernía sobre el grupo y el rostro del Señor se
había vuelto taciturno.

El ritual se llevó a cabo con ciertas variaciones. A l comienzo, Jesús


quiso lavar los pies de sus discípulos. Según las costumbres de
Israel, los esclavos lo hacían con sus amos antes de la cena. Pero
los siervos judíos estaban dispensados de este oficio.

A n t e la resistencia de Pedro, el Señor declara que es


condición para compartir su amistad, aceptar este lavato-
-A.
rio y aprender su significado. Según su costumbre, el 4 41 >
Señor primero realiza un signo y luego presenta una
-^r
enseñanza. A q u í nos motiva a servir con humildad a todos los Viernes Santo
hermanos.

La celebración pascual seguía adelante. Los presentes compartie- Nadie tiene mayor amor
ron el cordero asado, el pan sin levadura y las legumbres mojadas
en vinagre. Varias copas de vino circularon entre los asistentes,
"Entonces Jesús, sabiendo que todo había llegado
acompañadas de salmos. Cuando algunas mujeres avivaron los bra-
a su término, dijo: Tengo sed. Luego añadió: Todo
seros, Jesús proclamó, de manera solemne la ley fundamental del
está cumplido. E inclinando la cabeza, entregó su
Nuevo Testamento: " O s doy un mandato nuevo: Q u e , como yo
espíritu". San Juan, cap.19.
os he amado, así os améis también vosotros'.

Un mandamiento nuevo que supera todas las tradiciones judías. En la catedral de san Salvador, un sencillo sepulcro guarda los
Un amor que no se basa en la bondad del otro, sino en la propia restos de monseñor Osear Arnulfo Romero. Solamente una cita
generosidad. Un precepto que camina a la zaga del amor que del evangelio señala su grandeza: Nadie tiene mayor amor que el
Jesús demostró hacia nosotros: "Como yo os he amado . que da su vida por sus amigos" ( Jn 1 5 , 1 3 ) .

Pero además, aquella noche, Jesús hizo entrega de su misión a los A través de la historia cristiana, muchos han aceptado la muerte en
apóstoles: "Tomen y coman de este pan. Tomen y beban de este beneficio de los prójimos: Madres de familia, soldados, socorristas.
cáliz. Hagan esto en memoria mía". Igualmente los mártires, que entregaron la vida por la causa del
Señor. Durante la segunda guerra mundial, san Maximiliano Kolbe,
N o era claro para los apóstoles este deseo de Cristo. Sin embar- un sacerdote franciscano polaco aceptó morir, canjeándose por su
go, unas semanas más tarde, reunidos con los primeros creyentes, compañero de prisión en Auschwitz.
comenzaron a repetir ese gesto de Jesús ante el pan y el vino, y
comprendieron que durante su despedida, el Señor les había com- La liturgia de hoy nos sumerge en la tragedia de Jesús, quien era
partido su sacerdocio. De a\\\ en adelante serían los continuadores Dios, quien no estaba manchado por ninguna culpa, el que amó a
de la obra de Jesús, por su presencia en las comunidades, el los suyos hasta el extremo de entregarse por ellos.
anuncio de la Buena noticia y el servicio a todos los hombres.
Nos dice Albert Reville: "La crucifixión era la cima del arte de la
Por la señal de la santa Cruz, de nuestros enemigos" . . . A s í tortura: Atroces sufrimientos físicos, prolongación del tormento,
aprendimos a rezar desde niños. Pero antes de la Cruz del Señor, infamia, una multitud reunida presenciando la agonía del crucifica-
la señal que nos distingue a los cristianos es el amor: "En esto d o . N o podía haber cosa más horrible que la visión de este
conocerán que sois mis discípulos, si os amáis los unos a los cuerpo vivo, respirando, viendo, oyendo, capaz aún de sentir y
otros . Un amor que alimentamos con el Cuerpo y la Sangre de reducido, empero, a la condición de un de un cadáver por la
Cristo. Un amor que alcanza aun al enemigo. Un amor que forzada inmovilidad y el absoluto desamparo".
el Maestro sigue enseñando en cada comunidad creyen-
te, por medio de nuestros sacerdotes. Muchas escuelas ascéticas procuraron hacer el inventario
i 42
L-¿
de los dolores externos e interiores que sufrió el Maes-
tro durante su pasión. V luego presentaron cierta simetría
entre esos tormentos y los pecados de la humanidad. Por ejemplo: Sábado Santo
Nuestro orgullo habría producido que los soldados vistieran a
Jesús como un loco y lo coronaran de espinas. Como literatura
religiosa esto es válido, pero en la pasión de Cristo no se dio ante
todo, una suprema manifestación del amor de Dios a los hombres.
Noche de lumbre y gozo
"Habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó
Ciclo A
hasta el extremo'.

Tampoco es correcto afirmar que Cristo nos ha sustituido la cruz, "En la madrugada del sábado, al alborear el
padeciendo en lugar nuestro el castigo que merecíamos. Dicha primer día de la semana, fueron María la Magda-
proposición pertenece a la teología luterana. Porque ¿quién es lena y la otra María a ver el sepulcro Y un ángel
aquel Padre de los Cielos que necesita un hijo inocente destroza- les dijo: ¿Buscáis a Jesús el crucificado? No está
do para perdonar a los hombres? ¿ Q u é clase de Dios necesita aquí. Ha resucitado".
otro crimen, como fue el asesinato de su H i j o , para perdonarnos? San Mateo, cap. 28.

La verdadera causa de \a muerte del Señor no fue \a maldad de


algunos judíos, ni la cobardía de Pilatos. Jesús muere para ense- Ciclo B
ñarnos a amar. "La cruz, por sí misma, no tiene ningún sentido,-
como manifestación de ese amor máximo que consiste en dar la
"María la Magdalena, María la de Santiago y
vida por los amigos, nos dice Luis González Carvajal, tiene todo
Salomé compraron aromas para ir a embalsamar
el sentido del mundo».
a Jesús. Entraron al sepulcro y vieron a un joven
Pero además Jesús muere para encontrarse con nosotros. "En la vestido de blanco, que les dijo: ¿Buscáis a Jesús el
medida en que el hombre se distanció de Dios, fue éste acercán- Nazareno? No está aquí. Ha resucitado".
dose más y más a él, hasta llegar al íímite extremo. Hasta encon- San Marcos, cap. 16.
trarlo en su última y más desamparada madriguera, que es la muer-
te". A s í escribe José María Cabodevilla.

Por todo ello, los discípulos de Cristo no podemos menos de Ciclo C


capitular frente a su amor. Porque "amor con amor se paga". Y
añade un poeta religioso: ' Muéveme, en fin, tu amor y en tal manera,
"El primer día de la semana, de madrugada, las
que aunque no hubiera cielo yo te amara y aunque no hubiera infierno
mujeres fueron al sepulcro llevando los aromas
te temiera .
que habían preparado. Mientras estaban descon-
certadas, dos hombres con vestidos refulgentes les
dijeron: No está aquí. Ha resucitado".
San Lucas, cap. 24.
.A.

í 45
i A
Cuando uno está pequeño, no conoce la muerte. Tal vez le cuen- misos bautismales. La fe comunitaria alrededor del Cirio Pascual,
ten que algún pariente ha fallecido en un pueblo lejano. O quizá símbolo del Maestro. Todo ello va tejiendo la espléndida liturgia
un lunes, al regresar a clase, el compañero que se hacía a mi lado de esta noche. Sí, el Señor ha resucitado de entre los muertos.
no vino. O esa ancianita que vendía flores en la esquina ya no
está. Pero uno va creciendo. Se le mueren los padres, los amigos, En un pequeño hospital, agonizaba un joven víctima de la desnu-
los hermanos. Entonces ya no se trata de la muerte. Es mi muerte. trición y de paludismo. Cuando la fiebre comenzaba a opacarle la
Y cada vez que acompañamos a un ser querido que inicia ese viaje mente, llamó afanosamente al sacerdote: "Padre, por favor,
sin retorno, melancólicamente nos corremos un puesto, en esta jesuseme". Se trataba de que el sacerdote le repitiera al oído:
antesala que es la tierra. Por lo tanto, querámoslo o no. Creamos Jesús, Jesús, Jesús". Una plegaria ctue lanzaba un puente levadi-
o no, la vida nos coloca cara a cara, frente a este misterio del zo sobre el abismo de esa muerte ya próxima.
morir.
A ese mismo Jesús que se alzó del sepulcro, el primer día de la
Un día, sus alumnos le preguntaron a Marx: "Maestro, ¿qué es la semana, ante el asombro de aquellas piadosas mujeres, confiamos
muerte?" Y el sabio respondió: "Morimos" y continuó hablando ahora nosotros nuestro presente y nuestro porvenir. " ¡ Q u é noche
de otro asunto. Sin embargo la religión cristiana puede responder, tan feliz, cuando se une el cielo con la tierra, lo humano y lo
de forma adecuada, a este enigma. Una respuesta que se afianza divino. En la cual, arrancados de la oscuridad del pecado, somos
en Jesús, muerto y resucitado. restituidos a la gracia!".

Toda nuestra fe se fundamenta en Jesús de Nazaret, un profeta


inocente a quien mataron en cruz. Según el libro de Los Hechos,
así explicaba Festo al rey Agripa las acusaciones de los judíos
contra san Pablo: "Son discusiones de su propia religión y sobre
un tal Jesús, ya muerto, de quien Pablo afirma que está v i v o " .

La liturgia de esta noche quiere presentar a nuestros ojos y a la fe


de la comunidad a ese Jesús que rompió las cadenas de la muerte.
Después de veinte siglos, nosotros recorremos también en esta
noche, ese mismo camino de aquellas mujeres que volvieron al
sepulcro del Señor. Llegaban del desconsuelo y encontraron el
gozo. Venían del desconcierto y hallaron la certeza. Venían de la
tragedia y fueron consoladas al ver al Señor. " N o está aquí, les
dicen los ángeles. Ha resucitado".

El fuego nuevo que hemos encendido, el pregón Pascual


A que es un himno de alabanza a quien venció la muerte.
Las lecturas, con las cuales repasamos cuánto ha hecho
46 f Dios por nosotros. El agua bendecida que nos hacer 47
^—i
renacer a la gracia y ante la cual renovamos los compro-
siempre, sin recordar sus negaciones. Para los viajeros de Emaús es
TIEMPO PASCUA un compañero de camino.

Esa tarde, reunidos en el cenáculo, los apóstoles, excepto Tomás,


pueden verlo y contemplar sus cicatrices.
Primer domingo
Todo esto sucedió aquel domingo, «el primer día de la semana»,
¿Dónde lo han puesto? el primer día de un mundo nuevo, de una historia renovada ¿Y
nosotros?
"María Magdalena fue al sepulcro al amanecer y
vio la losa quitada. Corrió donde estaba «Vengan a ver", nos dirán los ángeles que custodian la tumba,
Simón Pedro y le dijo: Se han llevado del sepulcro después que los guardas han huido. Antes estaba en el sepulcro,
al Señor y no sabemos dónde le han puesto». ahora le hallamos glorioso en los cielos y vivo en su Iglesia.
San Juan, cap. 20.
Se adivinaba su presencia en la fortaleza de los primeros mártires.
H o y lo descubrimos en la abnegación de una obrera y en la
Muere la luz, los pájaros no regresan al nido, cae el árbol vencido
paciencia de un moribundo. Habitó en las catedrales románicas y
por el tiempo, se deshacen las rocas, huyen los sueños, desapare-
góticas, hoy también acompaña la sencilla comunidad cristiana bajo
cen los apellidos, se agotan las Fortunas, el barco se destroza
un techo pajizo. Hablaron de El los padres de la Iglesia, los
contra el acantilado, se acak^a el manantial, se extingue la esperan-
teólogos medioevales, los pensadores, los novelistas. H o y los
za. ¿Y el hombre?
traduce la fe de una madre de familia. Lo muestra la esperanza
sobre el corazón de un joven que regresa después de insufrible
La muerte nos roba todo lo que hemos acumulado durante mu-
travesía.
chos años, nos arrebata la experiencia, borra el buen nombre,
marchita el arte, amenaza toda alegría, separa a los hermanos,
Cristo, vive y nos transforma. Viaja en la historia, adherido como
dispersa a los amigos. En cambio nos devuelve un cadáver, un
la luz al calor, como la velocidad al movimiento. Lo hallamos en la
poco de huesos, un puñado de polvo, un epitafio, una leyenda
doctrina de los concilios, en el cómputo de nuestros almanaques,
borrosa, nada...
en el taller de los orfebres, en la osadía de los misioneros.

Vivimos bajo el signo de la angustia. Porque «todavía no hemos


Lo hallamos en el amanecer de este domingo, que ilumina los
entendido las escrituras que El había de resucitar de entre los
sepulcros de nuestros seres queridos y le da otro resplandor, otra
muertos». Amamos a Cristo, es verdad, pero como María M a g -
figura, otro poder, otra proporción a nuestra propia muerte.
dalena no atinamos a saber dónde le han puesto.

Algunos aún no lo hemos empezado a buscar "donde le han


J^ Sin embargo, el Señor desea encontrarse con nosotros
puesto". Otros ya lo encontraron. Pero todos sentimos
para sanar nuestra desesperanza. A Magdalena le busca
que el universo es distinto de hoy en adelante, porque "1
i 48 nuevamente en el sepulcro. Se le aparece en figura de
El ha resucitado verdaderamente de entre los muertos. 49 %
hortelano. A Pedro se le presenta como el amigo de
" v
x XVC/XT-U ^LnnitíJí •

Segundo domingo Creer hoy tampoco es cosa fácil. Algunos proclaman que es mejor
evitar toda réplica, esquivar toda pregunta y dedicarnos a asuntos
Gracias, Tomás. ordinarios, como edificar un rascacielos, labrar la tierra, o negociar
con valores de bolsa. Pero el corazón nos avisa que Jesús está
cerca y que si acudimos al cenáculo, El nos llamará por nuestro
"Los otros discípulos decían a Tomás: nombre, nos invitará al abrazo y saldremos de allí transformados.
Hemos visto al Señor. Pero él les contestó:
"Si no veo en sus manos la señal de los clavos y
N o cuenta el Evangelio, si también los otros discípulos dudaron.
no meto la mano en su costado, no lo creo».
Suponemos que sí. Es parte de nuestra índole humana. Pero tu
San Juan, cap. 20.
historia es la más diciente, la más parecida a nuestras situaciones.

Tomás, hermano nuestro: tus dudas nos han beneficiado. Hubiera Muchas veces, le hemos planteado a Dios la necesidad de su
sido más hermoso creer de inmediato la noticia. Cerrar los ojos e presencia visible. Nos cuesta tanto mantener encendido el fuego
imaginar que ya habías tocado las manos del Maestro y palpado del hogar, ser fieles a nuestros compromisos, permanecer como
sus cicatrices. Sí, más hermoso, pero menos humano. hijos sinceros de la Iglesia.

Te comprendemos perfectamente. También a nosotros nos han


Vemos también en tu lenguaje una forma de orar. Sobre el contex-
defraudado muchas veces. En vez de amor nos entregaron un
to de tu desafío se dibuja, sin embargo, un gran amor y una
manojo de leyes. Cuando pedimos pan nos comprometieron con
delicada esperanza. Las palabras más duras, cuando se las decimos
una ideología. Y al buscar ser nos respondieron con teorías
a Dios con cariño, adquieren la vibración de una plegaria.
sicológicas.

¡Gracias, Tomás, hermano nuestro!


H o y más que nunca es necesario ser precavidos. La línea que
divide el bien del mal, lo verdadero de lo falso, se ha cambiado
en un rasgo ambiguo y diluido que no ayuda al discernimiento.
H o y es difícil saber si estamos a favor de Dios, o en su contra, si
pretendemos liberar al hombre o subyugarlo. N o nos escandaliza
tu reclamo. Imaginamos que hablabas sin ira, con voz serena y
firme y anhelando con toda el alma abrazar al Maestro. Además
tus dudas no iban contra Cristo. Se apoyaban en ese enorme
parecido que tenía el Señor con los demás hombres de su tiempo.

Nos sentimos identificados contigo, apreciado Tomás. A p r e n d i -


mos una fe que no preveía nuestra inmensa capacidad de
pecado, ni tenía en cuenta las limitaciones de la Iglesia, ni
tampoco las crisis que a todos nos golpean. Nos moti-
varon demasiado para mirar al cielo y por eso los pro-
blemas de la tierra nos amilanan y nos escandalizan.
Tercer domingo
El viajero que se les juntó en el camino escuchaba atentamente su
relato, comprobando que sus interlocutores no eran testigos del
Los reporteros de Emaús Maestro. Únicamente desconcertados reporteros: si esa historia de
Jesús de Nazaret terminó mal, ya ellos curaban en salud. Si hubiera
culminado con éxito, habrían procurado sacarle algún provecho.
"Dos discípulos de Jesús iban andando el primer
día de la semana, a una aldea llamada Emaús, y Una actitud que nos retrata a muchos cristianos: poco o nada
comentaban lo sucedido entonces en Jerusalén". interesa que Jesús sea Dios o no lo sea. Nos deja sin cuidado
San Lucas, cap. 24. relacionarnos con El en la comunidad creyente. Nos bastan los
amigos, los negocios y un trabajo ejercido con mediana honradez.
Otras facetas del Evangelio nos dejan sin cuidado.
La narrativa de san Lucas es superior frente a los demás evangelios.
Su redacción es más ágil, recoge detalles más pintorescos. Descri- Sin embargo, en favor de aquellos descorazonados discípulos —
be con mayor propiedad los lugares, las personas, los aconteci- para nuestra situación- el Señor interviene. Aunque ellos no lo
mientos. Lo comprobamos en el relato de aquellos discípulos que, habían reconocido.
luego de la fiesta de Pascua, regresaban a Emaús. Una aldea dis-
tante de Jerusalén unas dos leguas. El discurso del Maestro, aunque san Lucas no lo consigna por
extenso, explica, "comenzando por Moisés y los profetas", todo
El evangelista, resalta el ánimo quebrantado de aquellos caminantes: el programa del Mesías y luego hace ademán de seguir adelante.
"Nosotros esperábamos que Jesús fuera el liberador de Israel".
Pero los dos discípulos ya interesados en revisar su experiencia de
Según enseñan los Biblístas, esta página corresponde a un hecho Jesús", le apremian: "Quédate con nosotros porque ya atardece".
real, retocado por los catequistas de entonces, y recogido por san
Lucas hacia el año 7 5 de nuestra era: Los primeros cristianos veían Entraron —el evangelista no describe el lugar- y allí compartieron el
retratados aquí a quienes siguen al Señor, pero sin encontrarse con pan a la usanza judía, luego de hacer la acción de gracias. Enton-
El personalmente. ces a los dos viajeros se les abrieron los ojos y el corazón. Pero el
Señor había desaparecido.
Según el texto de san Lucas, estos discípulos sabían mucho de
Lástima no seguir gozando de su presencia. Sin embargo, no
Jesús. Cuentas hechos y apreciaciones personales. Tal vez habían
importa. Ya se habían transformado, de simples reporteros, en
acompañado al Maestro en sus andanzas. ¿Por qué entonces no
testigos: "Levantándose al momento volvieron a Jerusalén, donde
se quedaron un día más en la capital?
encontraron reunidos a los O n c e . Y ellos contaron cómo lo ha-
Todo ocurrió con tal rapidez que sin pensarlo, el mundo se les vino bían reconocido al partir el pan '.
encima. Es cierto que unas mujeres contaban haber visto al Señor.
El Señor nos invita a no apartarnos de él, a pesar de los descon-
¿Pero no apuntaría todo ello a sanar un dolor incurable?
ciertos. Pero si nos marchamos de Jerusalén en busca de una
vida ordinaria, más segura quizá, se hace el encontradizo
Años antes, también otros profetas habían engañado al
en el camino. Sin embargo para reconocerlo es necesa- 1
52 pueblo. ¿Este sería uno más?. Y el corazón se les hun-
rio escuchar su palabra y compartir con muchos otros el ' 53 y
ik\u ,M\ día en la desesperanza.
pan. r-
Cuarto domingo sús, apenas nacido en Belén, llama hasta el pesebre a «unos pasto-
res que dormían a campo raso y velaban durante la noche sus
rebaños». (Le. 2 , 8 ) .
El álbum familiar
Dos rasgos nos llaman la atención en este Buen Pastor del Evange-
lio: Cristo conoce sus ovejas y a todas las llama por su nombre.
«El Buen Pastor conoce a sus ovejas. Las va
llamando por el nombre y éstas conocen su voz y
Todos tenemos un ansia infinita de individualidad. Ninguno quiere
lo siguen». San Juan, cap. 10.
ser tratado como cosa. Porque no somos artículos producidos en
serie. Somos- personas con una historia íntima, en un proceso
El álbum familiar guarda con cariño la imagen del abuelo, el recuer- muchas veces glorioso, otras atormentado. Con una insondable
do de una excursión a la montaña, o a la orilla del mar, los rostros intimidad, pocas veces conocida aún por nosotros mismos.
de los niños, la silueta de la casa de campo, el itinerario de un
viaje y la alegría de un amigo ausente. Para avanzar hacia la cumbre, basta que llegue alguien que nos
conozca íntegramente.. Dios es para nosotros como el artista que
También el Evangelio conserva las distintas escenas de la vida del conoce su instrumento y sabe pulsarlo sabiamente.
Señor. M a t e o , Marcos, Lucas y Juan nos retratan a Jesús de muy
diversas formas: como esposo, como agricultor, padre de familia, Además, el Señor conoce a cada uno por su nombre. Pascal,
viajero, negociante de perlas, buscador de tesoros, maestro, mé- quien supo conjugar en su vida la rudeza con la más delicada
dico, o pastor... ternura, se conmovía pensando en «la gota de sangre de Dios
derramada por el individuo Blas Pascal». Como San Pablo, quien a
Pero el afecto pudo más que la memoria. De ahí las repeticiones pesar de hablar casi siempre en plural, les escribió a los cristianos
en el relato, las metáforas, muy del estilo hebreo, ciertas inexacti- de Galacia: « M e amó y se entregó por mí».
tudes que no deslucen la verdad de su historia, los lugares comu-
nes y un agradable desorden que no coincide cronológicamente
con la vida de Jesús.

Pero volvamos a la metáfora del pastor. Israel era un pueblo de


pastores «Nosotros somos tus siervos, pastores desde nuestra in-
fancia, lo mismo que nuestros padres», le dice José al Faraón
( G n . 4 7 , 3 ) . Pastores fueron muchos de sus jefes: Moisés, que
guardaba el ganado de Jetró, sacerdote de Madián (Ex. 3 , 1 ) .
David a quien Vahvé «sacó de los rebaños para que apacentase a
su pueblo», ( 1 S. 1 6 , 1 1 ) . Amos, que procedía «de los
rebaños de T é c o a " ( A m . 1 , 1 ) .
\
Y Es lógico entonces que el Antiguo Testamento anuncie
al Mesías con rasgos sacados de la vida pastoril. Y Je-
4 55 >
^
Quinto domingo - H e logrado, dijo un albañil, conseguir unas tejas, un poco de
cemento, arena que me trajo la creciente del río y algunas piedras.

- Fabrícate una alcoba. Pero le abrirás una ventana hacia el oriente.


En casa de mi Padre Una vivienda sin ventanas sólo mira hacia dentro. A l l í cerca planta-
rás un árbol y con él crecerá tu esperanza.
"Dijo Jesús: En casa de mi Padre hay muchas
moradas, si no, se los habría dicho. Me voy a Algunos de nosotros apenas logramos improvisar un aposento para
prepararles un sitio. No pierdan la calma. Creen abrigarnos. El Señor nos invita a abrirnos a la luz, a la vida, a la
en Dios; crean también en mí». San Juan, cap. 14. confianza.

- Yo, explicó un empleado, pude comprar a plazos un terreno.


Cuentan que una vez el Señor quiso conversar cara a cara con sus ¿ Q u é puedo hacer?
hijos.
- Puedes levantar una casa poco a poco, para albergar a tu familia.
- Yo, se quejó un pescador, sólo tengo unos troncos y unas hojas Pero acoge también allí la paz, la alegría, el amor.
de palma... - Construyete una choza, dijo Dios. Cuando llegue el
Quienes hemos recibido el don de la fe y una adecuada formación
invierno, recoge nuevamente tus aparejos y échate a andar en
cristiana ya hemos edificado una casa. Estamos pues, llamados a
busca de otra tierra.
vivir plenamente el bautismo, el gozo de la Pascua, la vocación de
la familia, el diálogo constructivo y fraterno.
Como los pescadores, muchos de nosotros caminamos de ideolo-
gía en ideología, de una actitud ante la vida a otra actitud, siempre -¿Y yo Señor? (Este era un hombre rico)
nómadas. El Señor sabe nuestra zozobra. Pero si le buscamos - Debes levantar una torre. A l l í podrás vivir con los tuyos y com-
sinceramente, al acampar aquí y allá, vamos edificando como dice partir con los demás. N o cierres nunca el corazón porque secarías
el prefacio de difuntos, una mansión eterna en el Cielo. la fuente de tu dicha.

- Señor, dijo un obrero sin trabajo, apenas he logrado levantar un A l recibir más de lo ordinario, otros tenemos, el deber de acoger
cuartucho, con cartones y una madera vieja que me dio el último a los demás, de repartir con ellos, de tenderles la mano y edificar
patrón. un mundo distinto.

«En casa de mi Padre hay muchas moradas». Muchos modos de


- Pero no te quedes ahí, dijo el Señor amablemente. Lucha,
ser, muchas formas de amor, muchos senderos que conducen a
aspira, busca, no te resignes.
igual plenitud. Muchas fórmulas para construir a la persona, mu-
chas recetas para fabricar la felicidad.
O t r o s , nos parecemos a los obreros cesantes. Nunca tuvimos una
educación religiosa. Apenas logramos defendernos en la vida «Cuando me vaya y les prepare un lugar, los llevaré conmigo».
con una fe incipiente, semejante a un instinto religioso. El
p ,, Señor nos dice que no debemos quedarnos ahí. Es nece- Ese día no habrá sobre la tierra desigualdad ninguna. Va ;—^
\¡j 56 ¡^ s a r ¡ 0 luchar, aspirar a más, buscar, no resignarnos. los hombres no habitarán en tiendas de campaña. 57
J ¿
Sexto domingo bastó una presencia impersonal y relativa. Por eso, al principio de
su misión, se escogió doce amigos. V luego los envió a predicar su
mensaje por todos los rincones de la tierra.
Amigos de tiempo completo
Continuadores de los apóstoles son nuestros sacerdotes. Su oficio
es representar al Señor. Son su remplazo, su recuerdo viviente.
«No los dejaré desamparados, volveré. Dentro de Ellos anuncian, apoyan, iluminan, aconsejan, celebran los sacra-
poco el mundo no me verá, pero ustedes me verán mentos. Acompañan, orientan y consuelan. Los encontramos cada
porque yo sigo viviendo». San Juan, cap. 14. día a nuestro paso. Son miembros de nuestra comunidad, quizá
parientes cercanos. Pero frecuentemente ignoramos su vida, su
Mientras vamos de paso por la tierra, es nuestra vida veloz, frágil, tarea, sus actividades, su labor muchas veces, silenciosa, pero siempre
veloz y deleznable. Sin embargo sobre tal pobreza se levanta un fecunda.
deseo, jamás interrumpido, de supervivencia. De eternidad.
Cuando los miremos de cerca, los apreciaremos mucho más y
" De él brota el empeño por conformar una familia, por entregar a la estaremos de acuerdo: son amigos de tiempo completo.
posteridad un libro, fundar una ciudad, o al menos grabar nuestras
iniciales sobre la corteza de un árbol. Más allá del arte, de la técnica, del deporte, del mundo de los
negocios o de las relaciones internacionales, se coloca la vocación
Los primitivos pintaron en la roca sus escenas de cazas. Los sacerdotal como un servicio noble y eficaz a la comunidad humana.
egipcios levantaron pirámides. Leonardo nos legó la sonrisa enig- Muchos jóvenes lo han comprendido y por eso los seminarios
mática de la Gioconda. Mi guel Ángel extrajo de la roca a David y vuelven a llenarse.
a Moisés. Y Beethoven se hizo inmortal con sus sinfonías.
Hagamos hoy patente nuestro aprecio hacia los sacerdotes, quie-
El Señor Jesús, hecho igual a nosotros en todo menos en el nes enriquecen la comunidad por el servicio de la fe y de los
pecado, también sintió ese deseo de perpetuidad para que su sacramentos.
plan de salvación se continuara en la historia. « N o los dejaré
desamparados. Ustedes me verán porque sigo viviendo».

Aceptamos la presencia de alguien cuando le miramos sentado a


nuestra mesa, cuando escuchamos su voz familiar y sentimos su
afecto. Pero hay otras formas de presencia. La de los padres que
siempre se hallan presentes en los hijos. La del maestro que nos
enseñó las primeras letras. Están presentes también en nuestra ruta
el amigo, el consejero. El médico que ha curado nuestros
A. males.

De estas maneras, pero en su calidad de Dios, Cristo i 59


vive presente entre nosotros. Sin embargo, a El no le h, á
Domingo de Pentecostés Un profesional, un sacerdote, una madre de familia tienen un algo
en común. La gente acude a ellos con su problema, su historia
dolorosa. Saben comunicar la paz, la alegría, el deseo de seguir
Nuestro Espíritu Santo luchando. Poseen el Don del Consejo.

Un científico madruga cada día a su laboratorio. Hoy, aisla un


"Estando los discípulos reunidos en una casa,
virus, mañana, ensaya una vacuna, luego supone un antídoto, siempre
entró Jesús y les dijo: Paz a ustedes. Luego exhaló
su aliento sobre ellos y añadió: Reciban el Espíritu con el ansia rebelde de ayudar a la humanidad. Lo mueve el Don
Santo". San Juan, cap. 20. de Ciencia.

Un alcohólico, un drogadicto, una joven desesperada, advierten


La vida de Jesús, su manera de ser, el núcleo de su doctrina, la de pronto, que la imagen de un Dios padre no se ha borrado aún
parte comunicable de su persona, lo más íntimo de sus deseos y de su memoria. Sienten miedo de perder su bondad. Guiados
sentimientos, su poder transformante... Todo esto que podemos por el Temor de Dios, emprenden el camino de regreso.
encerrar en la expresión «Espíritu de Jesús", se fue comunicando a
los apóstoles desde el primer encuentro con el Señor. Unos esposos ven su hogar en peligro. O r a n , buscan ayuda,
sufren, luchan. Hasta que un día las cosas empiezan a cambiar.
Por medio de la amistad y del diálogo, el Maestro trató de con- Como si de repente, todo se hubiera vuelto nuevo. Los ha soste-
formar a los discípulos a su imagen y semejanza, para hacerlos nido el Don de la Fortaleza.
continuadores de su misión.
Los integrantes de un grupo juvenil descubren la fuerza de la
También nosotros, desde el bautismo, comenzamos a recibir la oración. Cada semana emplean un buen rato para comunicarse con
influencia de Dios en nuestra vida. Isaías nos habla en el capítulo Dios. El Señor les habla, llega a sus vidas, los transforma. Los
XI de los dones, por medio de los cuales se hace tangible la anima el Don de Piedad.
presencia del Espíritu de Dios.
«Nadie puede decir: Jesús es el Señor, si no es bajo la acción del
San Pablo, en sus cartas, les explicará luego a los cristianos cómo Espíritu Santo. Hay diversidad de dones, pero un mismo Espíritu,-
obra el Señor en cada uno. hay diversidad de servicios, pero un mismo Señor. H a y diversidad
de funciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos». A s í
Un profesor de catequesis se siente entusiasmado en su trabajo. enseñaba San Pablo a los fieles de Corinto.
Encuentra cada día nuevos recursos para transmitir el Evangelio.
Quizá no lo advierta, pero el Don de Sabiduría lo acompaña.

De un obrero se dice que tiene sentido común. Para él son


fa claras las más complicadas situaciones, les encuentra la
. solución adecuada. Le ha sido dado el Don de Enten-
_A_
i 60 y dimiento.
i ls61A >
masa, en el Pastor Bueno que busca la oveja extraviada, en el
Solemnidad de la Santísima Trinidad
padre que espera todos los días a su hijo ausente y reprende con
mansedumbre al presumido hijo mayor.
La intención de Jesús
Cristo nos revela a un Dios H i j o , Redentor y Salvador: lo explica
a Nicodemo diciéndole que El ha venido al mundo, para que
"Dijo Jesús a Nicodemo: Tanto amó Dios cuantos crean en El tensan la vida eterna. N o s lo enseña cuando
al mundo que entregó a su Hijo único, para multiplica los panes, da vista a los ciegos, limpia leprosos, resucita
que los que creen en El tengan vida eterna». muertos. Cuando se acerca a los publícanos y pecadores, sin
San Juan, cap. 3. miedo de contaminarse. Cuando repite que nadie tiene más amor
que quien da la vida por sus amigos.
Un ex cobrador de tributos, amigo de Jesús escribe en lengua
siríaca la historia del Maestro. En Efeso y en Antioquía, los discí- Cristo nos motiva a entender a Dios, Luz, Verdad, Fuerza, Espíri-
pulos de Juan Evangelista recogen sus escritos y añaden de su tu: cuando explica a la mujer de Samaría otra manera de creer más
cuenta comentarios e interpretaciones. Orígenes pone al servicio limpia y sincera. Cuando cambia el corazón de Zaqueo, o revela
de la fe toda la ciencia y la filosofía de los griegos. Los predicado- en las Bienaventuranzas la fórmula de la felicidad. Cuando, con
res se esfuerzan en encontrar la palabra exacta, el lenguaje adecua- paciente pedagogía, resume a los apóstoles los puntos claves de
d o , para enseñar al pueblo los misterios de Dios. su doctrina. Cuando envía a sus amigos a predicar, por todos los
confines de la tierra.
De pronto hallamos que, en la comunidad cristiana, se habla de
Trinidad. Trescientos dieciocho Padres se reúnen en Nicea el año Cristo vino a enseñarnos a encontrar a Dios desde el andamiaje de
3 2 5 . Aparece un largo símbolo, atribuido a San Atanasio, donde nuestra humanidad, apoyándonos sobre nuestro escaso entendi-
se explica la naturaleza y las funciones de las Tres Divinas Personas. miento, sobre nuestro amor contagiado de egoísmo. Basta abrir el
Se enfrentan diversos grupos de creyentes. Algunos son tachados postigo de nuestra ventana y aceptar el torrente de luz que viene
de herejes por emplear un adjetivo, por no añadir una conjunción. de lo alto. Basta, soñar con la fuente, junto a nuestro pequeño
manantial. Basta suspirar por su calor, cerca a nuestra lumbre incier-
Después de esto, muchos nos quedamos con un misterio frío y ta y vacilante.
filosófico: un Dios en Tres Personas, una teoría de Dios, que no
convence al corazón.

Sin embargo, detrás de la palabra Trinidad, se esconde todo el


misterio de Dios que Cristo vino a revelarnos. Su intención era
mostrar ese misterio, no en cuanto tiene de inaccesible, sino en
cuanto somos capaces de entenderlo. Por eso nos trae su expe-
riencia de Dios, pero la vive entre nosotros de una manera
• completamente humana y asequible.

',, 62 y N o s ayuda a entender a un Dios Padre, en la semilla i 63 »


1k que germina en el surco, en la levadura que fermenta la
Solemnidad del Corpus Christi Podríamos pensar: ¿Hemos estudiado a fondo el Evangelio? ¿ Q u é
sabemos, fuera de algunas noticias de prensa, sobre la vida de los
cristianos?
¿Por qué le buscamos?
Cuando la Iglesia se esfuerza por enseñarnos y promovernos, ver-
"Dijo Jesús a los judíos: Yo soy el pan vivo que ha bigracia ante el bautismo, la confirmación, la primera comunión de
bajado del cielo. Quien come de este pan vivirá nuestros hijos, comentamos con amargura que el colegio o la pa-
para siempre". San Juan, cap. 6. rroquia se han vuelto demasiado exigentes. Q u e "ahora t o d o lo
complican".

Decía Eric Fromm que la sociedad contemporánea ha crecido, no Para el matrimonio buscamos el cursillo más corto, porque "para
junto al templo, al castillo, o la fábrica, sino alrededor del supermer- eso no tenemos tiempo". Tal vez buscamos el matrimonio religioso
cado. La revolución del siglo X V I I I la llevaron a cabo los ciudada- porque da cierto lustre social. Lo demás no es bien elegante.
nos, mientras que las de hoy las agitamos los consumidores.

Exigimos que la Iglesia nos preste todos sus servicios, sin revisar
¿ Q u é desea usted? ¿Electrodomésticos, automóviles, trajes, abo-
cuál es nuestro aporte económico a nuestra comunidad cristiana.
nos, herramientas, obras de arte, cosméticos, anticonceptivos,
Cuál nuestra presencia en las actividades pastorales. Cuál nuestra
muebles de todos estilos, pasajes a crédito, discos compactos,
cercanía al sacerdote.
diversiones, influencias, intrigas?..

¿ N o es todo esto tener a la Iglesia como un supermercado?


Quizá pensamos que la Iglesia de Cristo es un factor más de esa
sociedad de consumo, que nos opaca la mente y apaga los nobles
El Evangelio de hoy termina con una bella frase que explica a
ideales. Como si añadiéramos al listado anterior: se ofrecen sacra-
fondo qué es la Iglesia:
mentos, tranquilidad del alma, relaciones amistosas, equilibrio mo-
ral, fidelidad conyugal, dignidad humana, pasajes para el cielo...
Todo de óptima calidad, a bajos precios, indiscutible garantía... " Y o soy el pan de vida,- el que viene a mí no pasará hambre y el
Se atiende también a domicilio. que cree en mí no pasará nunca sed". Cristo es para nosotros, a
través de la Iglesia, la despensa y la fuente, pero es necesario que
En el discurso sobre el Pan de Vida, que nos trae san Juan, el vayamos, a El. N o basta creer en Jesucristo, hay algo más hondo
Señor les reprocha a sus discípulos: ustedes me buscan, no por lo y prometedor: creerle a Jesucristo y atenerse a las consecuencias.
que soy, sino por las cosas que puedo dar, por el pan que les
repartí en el desierto hasta saciarlos.

Nuestras actitudes hacia el Señor y la vida cristiana son también


con frecuencia, utilitarias. Somos cristianos cuando esto nos
produce ventajas, no por amistad con Jesucristo. A la
; 1 hora del esfuerzo, la religión se nos queda en teoría y
v] 64 ,¡p obramos como los paganos. A veces ni siquiera como
65
ellos.
>f~
cialmente nos envuelven, para encontrarnos cara a cara con nuestra
TIEMPO ORDINARIO propia realidad. Con razón se ha comparado al hombre con una
insignificante cebolla. Numerosas capas nos envuelven y al final,
¿qué descubrimos dentro?

Segundo domingo Si pudiéramos deshacernos de nuestros condicionamientos cultura-


les, de los convencionalismos que modelan toda conducta, de
El Cordero de Dios nuestras excentricidades, de los personajes que representamos cada
día, de las máscaras que usamos ante los demás, de aquellos
sueños que hemos convertido en realidad para apoyarnos... En-
"Al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó: tonces sentiríamos mucho frío. Pero comprobaríamos que somos
Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del demasiado pequeños.
mundo. Esto sucedía en Betania, al otro lado del
Jordán». San Juan, cap. 1. Tal vez no entendamos todavía la esencia del pecado. Mas lo
importante no es comprenderlo, disecarlo en una definición, ni
En arameo una sola palabra, "talía , se traduce por siervo y por siquiera identificarlo, como si se tratara de una bacteria peligrosa.
cordero. Juan Bautista presenta al Maestro como el "cordero de Lo importante es aceptarnos pecadores, débiles, limitados y mirar
Dios". Jesús es "el siervo de Vavéh" que se entrega para salvarnos. con esperanza al Señor que puede sanarnos. A Cristo que quita el
Y a la vez, el remplazo del cordero que se sacrificaba en la pecado del mundo.
celebración de la Pascua. El Precursor señala que el Señor habría
de quitar el pecado del mundo. El pecado existe en nosotros como deficiencia, como inclinación,
como acto, como actitud, como clima que insensiblemente nos
Los libros de moral están repletos de conceptos sobre el pecado. contamina.
Lo definen, lo clasifican, lo interpretan, escudriñan sus causas, su
gravedad, enumeran sus efectos, nos revelan su historia, sus varia- El discípulo del Señor no es un hombre sin pecado. José María
ciones. Pero no es fácil aplicar esta doctrina a nuestra vida práctica. Cabodevilla nos lo dice en atrevida frase: «Sería demasiado triste,
El pecado sigue oculto en el misterio, agazapado en los estratos sería intolerable, no poder pecar: ello supondría que no podemos
más hondos de nuestro ser, escondido bajo las formas más diversas amar a Dios libremente». Y la liturgia pascual llama feliz nuestra
y cambiantes. culpa, porque nos mereció un Redentor tan generoso.

Alguien escribió que para entender perfectamente el pecado, sería El cristiano es un hombre que busca a Jesucristo y de su mano
menester haber comprendido qué es el amor de Dios. Y sería empieza cada día el camino prolongado y difícil, hacia regiones más
también necesario comprender los planes del Señor, la conciencia, fértiles, más limpias y resplandecientes.
la libertad, el destino del hombre. En esa ruta, apenas si
hemos avanzado algunos pasos.

i 66 O t r o método para conocer el pecado, sería desnudar- Í 67 ^


L A nos, poco a poco, de las muchas cortezas que superfi- fc> A
Tercer domingo Diríamos que el Señor, se ensaya a pescador. Y arroja una carnada
que disfraza el anzuelo: "Vengan conmigo y los haré pescadores
de hombres".
Pescadores de hombres
La pesquería era lo suyo para estos galileos, a la madrugada y a la
tarde. Pero habría que atrapar a la gente. En Jeremías se lee que
"Paseando Jesús junto al lago de Galilea, vio a Dios enviaría pescadores a capturar los hijos de su pueblo. Ese
dos hermanos, a Simón y a Andrés. Y más ade- oficio de pescar hombres sólo podría ser tarea de Yavéh.
lante vio a Santiago y a Juan, hermanos también,
y los llamó". San Mateo, cap. 4. Sin embargo, advirtamos que previamente a ese llamado, uno de
cada par de hermanos se había entrevistado con el Maestro. Lo
cuenta el cuarto evangelista. Andrés y el mismo Juan habían sido
discípulos del Bautista. Y cuando éste señaló al carpintero de
A quienes cultivan ilusiones, con cierto menosprecio, los llamamos
Nazaret como el cordero que quitaría los pecados del mundo,
ilusos. Olvidando que para ser persona humana y mucho más para
ambos se acercan a Jesús le preguntan muchas cosas y pasan con
triunfar en la vida, son indispensables los sueños. A l fin y al cabo,
El toda la tarde.
como señala un escritor, el hombre se compone de cabeza, tron-
co, extremidades y utopía.
Tan convencidos quedan que Andrés le asegura a su hermano
Simón: hemos encontrado al Mesías y lo acerca enseguida al
Paseando junto al mar de Galilea, nos dice san M a t e o , Jesús vio a
Señor. También Juan convencería a Santiago, su hermano y com-
dos hermanos: Simón y Andrés, que echaban las redes. Y pasan-
pañero de faena en el lago.
d o adelante halló a Juan y Santiago que también eran pescadores.
El Señor les dijo: vengan conmigo. Y, ellos le siguieron.
De la conducta de estos cuatro discípulos, aprenden los que han
sido llamados a un estado especial en la Iglesia. Pero también
Toda invitación corresponde a una ilusión que mantenemos escon-
todos los cristianos.
dida en el alma. De lo contrario, sonaría en los oídos pero no
alcanzaría a resonar dentro del corazón. El seguimiento de Cristo es un proceso que comienza de muy
variadas formas, según las circunstancias y el temperamento de cada
¿ Q u é clase de ilusiones alentarían estos hombres del lago? Quizá quien. A veces brota tiene origen en un deseo de una vida menos
pesca abundante. Buen mercado para la misma. Una mujer ama- prosaica. O en el deseo de compartir lo que somos y tenemos. O
ble, muchos hijos en una casa rodeada de viñas y trigales. De también desde un sentimiento de frustración personal.
pronto, un viaje a Mesopotamia o a Fenicia. Y una vejez tranquila
cuando ya el Mesías hubiera llegado. Pero enseguida, en la mitad de nuestras inquietudes comienza a
dibujarse un rostro. Y llenos de alegría exclamamos: es el Señor.
Jesús les presenta a estos pescadores un proyecto que N o basta entonces, ser buenos simplemente. La vocación
A coincide con su tarea del lago, pero que incluye una cristiana consiste en avanzar. Para compartir con muchos A
v variante, la cual ellos no entienden de inmediato: el cuanto sabemos de Jesús. Lo que sentimos en su com- |#-íj
y objetivo de sus redes sería la humanidad. pañía y la manera tan hermosa como El nos ha cambiado 4 69
>>
la vida. k_¿
W
Cuarto domingo En el discurso de las Bienaventuranzas, era una palabra limpia y
sonora, como una campana para despertar a los hombres a orar, a
trabajar todos los días, sin remordimientos ni rencores.
Las palabras enfermas
Pero nosotros hemos contaminado la pobreza con interminables
"Jesús se puso a hablar enseñándoles: Dichosos dialécticas, la hemos mancillado con odio, la hemos privado de su
los pobres en el espíritu porque de ellos es el Reino capacidad de comunión, la hemos convertido en un arma para
de los Cielos». San Mateo, cap. 5. dividir a la humanidad. La hemos falseado confundiéndola con la
miseria, el orgullo, la agitación, la rebeldía hacia todo y contra
todo.
Las estatuas se enferman por la ofensiva de la lluvia y el viento. El
mármol se deshace, el bronce se disuelve en herrumbre y lenta- La pobreza ha perdido su elegancia inicial, su apellido evangélico,
mente se descompone la piedra. Se gastan las monedas, de tanto su simpatía, su ministerio de edificar el Reino de Dios sobre la
pasar de mano en mano, se borran sus imágenes, se desvanecen tierra.
sus inscripciones y al final no sabemos si ostenta la efigie de algún
dios o la de un César. N o vivimos la pobreza. Los que no tenemos, perseguimos un
ideal falsificado de persona. Nos fatigamos en busca de muchas
También se enferman las palabras y dejan de traducir los sueños, cosas superfluas, nos acosa la envidia y no encontramos la felicidad
los deseos y los pensamientos de las personas. Se vuelven arruga- prometida por el Señor.
das y mustias y ya no sirven para acercar a las gentes. N o invitan a
sonreír, ni empujan las manos hacía el saludo y los abrazos. Quienes gozamos de bienes vamos siempre a la defensiva. Porque
olvidamos amar según el Evangelio y nos tranquilizamos al entregar
«Alegría" es una de esas palabras. Porque la hemos manchado y
lo que nos sobra. Tampoco de este modo alcanzamos la bienaven-
camina por ahí, quebrantada y quejosa, sin deseos de seguir exis-
turanza.
tiendo.

El Señor nos invita a devolver a la pobreza su salud. Para que


« A m o r " es otra palabra disminuida y maltrecha. Tanto la hemos
vuelva a ser atractiva, traduzca los sueños y los deseos de Dios,
profanado, que parece necesario crear otro vocablo que signifique
acerque a la gente, invite a sonreír y empuje las manos hacia el
esas ansias vitales del bien, esa fuerza interior hacia la comunión y
saludo y los abrazos.
el éxtasis.

«Pobreza" es otra palabra enferma. Jesús en el Sermón de la


montaña, la señala como una herramienta para labrar la felicidad de
los hombres. Pero no hemos aprendido a emplearla.

Cristo nos enseña una pobreza simple y jovial, amiga de


las aves y los lirios del campo, confiada alegremente en
la Providencia. Una pobreza realista e industriosa, sin
j mucha elaboración metafísica.
Quinto domingo Somos sal y luz por la palabra. Nuestra enseñanza la reciben los
oídos y la mente del prójimo y desde allí comienzan a transformarlo.

El riesgo de ser distintos Conocemos hogares, comunidades creyentes donde no brilla mu-
cha ciencia académica, pero todo marcha como quiere el Señor.

"Dije Jesús a sus discípulos: ustedes son la sal de San Pablo, escribiendo a los corintios, distinguía entre un saber
la tierra. Ustedes son la luz del mundo". humano y ese conocimiento de Dios que cambia al hombre: "Cuan-
San Mateo, cap. 5. d o vine a ustedes a anunciarles el testimonio de Dios, no lo hice
con sublime elocuencia, pues nunca entre ustedes me precié de
Cuando ya amanecía, los pescadores de Genesaret regresaban al saber cosa alguna, sino a Jesucristo y éste crucificado. Para que su
puerto. Habían amontonado sus redes en la proa, y los pescados fe no se apoye en la sabiduría de los hombres, sino en el poder
en la mitad de la barca. Enseguida, hacían su desayuno con pesca- de Dios".
do a las brasas y pan, mientras iban salando la mercancía ya asedia-
da por los mercaderes del vecindario. Sin embargo, descubrimos que no es fácil llevar a cabo este pro-
yecto de ser sal y luz. Muchas dificultades nos estorban. Ser
Jesús, que conocía esta labor, comparó con la sal la actividad de distinto, en una sociedad donde no ha calado el Evangelio es un
sus discípulos, ampliándola más allá de la geografía palestina: "Us- riesgo. Aparecemos como seres extraños. Gente que a todas
tedes son la sal de la tierra". horas camina en contravía.

El Señor recordaba igualmente las costumbres del hogar judío: al Pero tal ha de ser nuestro empeño. Con serenidad y confianza.
llegar la noche, alguien colmaba de aceite una lámpara y, encendida, Con prudencia y amabilidad.
la situaba en un lugar alto, de donde pudiera iluminar toda la casa.
Llegó una vez un profeta a una ciudad y empezó a gritar que era
También el Maestro nos dijo que el buen cristiano se parece a la necesario cambiar de vida. A l comienzo algunos le escucharon,
luz: "Ustedes sois la luz del mundo". pero nadie quiso enmendar sus costumbres. Sin embargo, aquel
hombre continuó predicando, a veces sin auditorio alguno.
Se trata, en primer lugar de preservar al mundo de la corrupción y
además darle sabor a la vida. Se trata de conocer el camino segu-
Un día, un curioso le preguntó. ¿Por qué sigues gritando / si nadie
ro, e iluminar a los demás hacia la meta.
quiere oírte, nadie desea cambiar su vida?. Si no gritara, respon-
dió el profeta, la gente del entorno ya me habría cambiado a mí
Somos sal y luz por el ejemplo. A l rededor de quien vive el
Evangelio, muchos se congregan para encontrarle sentido a su
existencia. Para poder avanzar sin tropiezos. ¿El secreto? Son
gente que ha encarnado el Evangelio y lo expresa en actitu-
des. Isaías nos enseña: "Parte tu pan con el hambriento,
hospeda a los pobres sin techo, viste al que va desnudo
f y no te cierres en tu egoísmo. Entonces brillará tu luz en i 73 >
y las tinieblas y tu oscuridad se volverá mediodía".
Sexto domingo O nos dejamos llevar del mal humor. Entonces la verdad se torna
áspera y amarga y no convence ni promueve.

Sí o no N o s presentamos ante los demás revestidos de superioridad,


c r e y é n d o n o s dueños d e una v e r d a d , q u e compartimos
misericordiosamente.
"Dijo Jesús: A ustedes les basta decir
sí o no. Lo que pasa de ahí viene del Maligno».
San Mateo, cap. 5. Cuenta la leyenda que la verdad era un espejo grandioso y relu-
ciente, que iluminaba a todos los hombres. Pero un día, por la
envidia del diablo, se precipitó sobre la tierra rompiéndose en mil
En un principio, el hombre construyó su lenguaje con señales de pedazos. Cada uno de los hombres sinceros logró rescatar un
humo y redoble de tambores. Más tarde, dibujó sobre las rocas,
pequeño fragmento. Desde entonces es necesario ser humildes y
ideó jeroglíficos, inventó el alfabeto y los números para alcanzar
reconocer que la verdad plena no es patrimonio de ninguna perso-
después a las maravillas de la moderna electrónica.
na, de ninguna institución, partido, raza, o grupo religioso.

Una necesidad vital. Comunicarse es realizar un arriesgado viaje,


El Concilio Vaticano II nos enseña en su Decreto sobre ecumenismo
por medio de los cinco sentidos hasta el alma de nuestro hermano.
«Muchísimos y muy importantes elementos y bienes de los que
Pero no solamente hablan los labios o resuena la risa. También
gritan los colores, los aromas y esencias modulan ideas y senti- constituyen y vivifican a la Iglesia pueden encontrarse fuera de su
mientos. Crean mensajes las sensaciones del tacto, los sabores recinto visible". ( 3 , 2 ) .
preguntan y responden. Y además, los ojos dialogan en silencio.
Por lo tanto si con ánimo afable nos acercamos al hermano, conse-
Pero en cada jornada de esta travesía, al encuentro del otro, nos guiremos una verdad más amplia y luminosa.
acechan diversos obstáculos. Por esto nuestra relación no es siem-
pre fraternal y evangélica.

Cristo nos dice que nuestro lenguaje ha de ser sincero y transpa-


rente. Q u e digamos sí o no. Q u e lo demás viene del Maligno.

Pero en nuestro diálogo, nos motiva con frecuencia el interés. N o


llegamos a una plena comunicación de verdad y de bien. Solamen-
te entregamos una mercancía, para después recobrarla con sus
dividendos.

Otras veces nos mueve la adulación. Disfrazamos la verdad


para halagar los oídos ajenos y conseguir favores. Si nues-
tro único ideal es el dinero, somos capaces de adulterar
el mensaje. A s í sucede con frecuencia en los medios de
comunicación. i 75
Probablemente no hemos llegado a venganzas escandalosas. Pero
Séptimo domingo
hay venganzas y venganzas. Basta a veces pronunciar una palabra,
hacer un gesto, arrugar el ceño para deshacer el prestigio del
ofensor, para herirlo definitivamente. También se da la venganza
La ley del Talión elegante, sin ira, acompañada de una serena compasión por el
prójimo. A s í se duplica mi superioridad y el otro queda dos veces
«Saben que está mandado: ojo por ojo, diente por afrentado.
diente. Pero yo les digo: no hagan mal al que los
agravia». San Mateo, cap. 5. Había un rey dueño de un brillante de mucho valor. Decidió
adjudicarlo a aquel de sus hijos que, un día determinado, realizara
una acción más heroica. Después de algunos meses, los tres her-
Cuenta la historia que la ley del Talión ya se aplicaba en los
manos regresaron a casa. El mayor había dado muerte a un dragón
tiempos de Hammurabi, quinientos años antes de Moisés. El capí-
que amenazaba a los subditos del reino. El segundo contó que,
tulo X X I del Éxodo nos la describe así: « O j o por ojo, diente por
desarmado, había vencido a diez hombres fuertes. El pequeño
diente, mano por mano, herida por herida». Yavéh pretendía en-
habló en tercer lugar y dijo: salí esta mañana y encontré a mi mayor
señarle moderación a un pueblo que no conocía límites en su
enemigo dormido e indefenso. A p u r é el paso para seguir de
venganza.
largo. El rey se levantó del trono, abrazó a su hijo menor y le
entregó el brillante.
Cristo viene a invitarnos a una categoría superior de humanidad,
de perdón y de convivencia: si alguno te golpea la mejilla derecha,
Existe otro sabor, otra alegría que no buscamos porque no la
preséntale la otra. Si alguien te arrebata la túnica, dale también la
hemos conocido. Brota del perdón y del olvido de las ofensas.
capas A m a a tus enemigos, has el bien a los que te persiguen y
Animémonos a buscarla.
calumnian.

Este ideal nos parece inaccesible. Cristo sería un iluso, dueño de


una utopía de sociedad humana, imposible de realizar en la tierra.

A quienes vivimos todavía en el Antiguo Testamento nos cuesta


limitarnos a la ley del talión, es decir, ponerle término a la vengan-
za. Esta constituye con frecuencia la forma normal de nuestras
relaciones humanas. Se aniquila al enemigo, se le reduce a la
impotencia, se busca arrojarlo de nuestros dominios. A s í en la
familia, en la empresa, en la universidad, en la política, en los
negocios, en las relaciones internacionales.

¡ík ¿Cómo rezar entonces la quinta petición del Padrenuestro? .A.


. ¿ Q u é tal si Dios nos perdonara en la medida miserable r
/ de nuestro perdón? i 77 >

^
Octavo domingo solidarios. Entonces el Señor le dará por añadidura un sentido y
una plenitud a nuestra vida.

Pájaros y lirios Esta página de san M a t e o nos alienta a vivir con serenidad el
presente, porque el mañana permanece en manos del Señor.
«Miren a los pájaros: no siembran, ni siegan "Bástele a cada día su afán". Nuestra agresividad y nuestra angustia
y su Padre Celestial los alimenta. Fíjense cómo nacen frecuentemente de una desmedida preocupación por el fu-
crecen los lirios del campo: no trabajan ni hilan». turo.
San Mateo, cap. 6.
Pero sucede que nuestra confianza es débil. Nos hemos quedado
con un concepto de la paternidad de Dios, sin tener la experiencia
Alguien afirmaba que si fuera necesario escoger algún trozo de
de su cariño.
todo el Evangelio, se quedaría con el capítulo sexto de San M a t e o .
En él Cristo coloca a los pájaros y a los lirios como maestros de
Las Hermanitas de los Pobres acostumbran mantener a la puerta,
nuestro comportamiento para con Dios.
un alimento para todos cuantos lleguen. Nunca se les pregunta
quiénes son ni de dónde vienen. Tal generosidad es un modo
Nos enseñan a no andar agitados e inquietos por el alimento y el
admirable de atar el corazón de Dios para que responda por
vestido. A trabajar con esfuerzo y honradez, pero confiados en
nosotros.
Dios. El toma a cuestas una parte esencial de nuestra vida. De-
jémosle lugar a su tarea.

Jesús nos dice que seamos sencillos como las flores. Salomón con
toda su riqueza nunca alcanzó a vestirse como ellas, cuya hermosu-
ra prescinde de todo lo superfluo. Además, si Dios cuida las aves,
con mayor razón se afanará por nosotros.

Sintamos entonces el cariño y ¡a compañía del Señor, afirmándo-


nos en ese derecho de ser amados, que El nos regaló al hacerse
hombre.

La fe nos motiva a compartir con El confiadamente nuestros pro-


yectos y problemas. La verdadera oración es un lenguaje simple,
sin formas rebuscadas y solemnes. Es el idioma llano y sin preten-
siones de un hijo ante su padre.

Si hemos recibido el mensaje evangélico, expresémoslo .A.


» entonces en actitudes concretas. En esto consiste esa 79
búsqueda del Reino de Dios y su justicia: ser austeros y
Noveno domingo en el Padre de los cielos. Acepta las pruebas en actitud de hijo. Y
nos enseña a vivir de esta manera.

Prevención de desastres Entre las parábolas del Maestro, existe una, la del Padre Miseri-
cordioso, que proclama solemnemente esta enseñanza. Ella nos
muestra que ningún fracaso será definitivo. Q u e siempre habrá
"Dijo Jesús: ¿El que escucha mis palabras y las caminos de regreso hasta el hogar donde Dios nos aguarda.
pone en práctica se parece a un hombre
prudente que edificó su casa sobre roca ". De este primer valor se deriva, por generación espontánea, un
San Mateo, cap. 7. segundo: la fraternidad. Jesús vino a enseñamos quiénes somos.
Q u é sentido tiene la sociedad humana, qué métodos son los más
acertados para avanzar de forma comunitaria. Porque todos somos
Después de algún fracaso, todos resultamos peritos en diagnósti-
hijos del mismo Padre, "que hace salir su sol sobre buenos y malos
cos: hubo sobrepeso en las losas. N o era el momento de lanzar
y llover sobre justos e injustos".
ese producto. Se enganchó a empleados irresponsables. Ese cole-
gio era un desastre. Los papas nunca estuvieron con ella. ¿Cómo Ahondando en la palabra del Señor, descubrimos que la fraterni-
se te ocurrió esa corporación? dad sería vana, si no la convertimos en solidaridad. Quienes han
hecho el bien en forma generosa, encontrarán muchas manos ten-
El Señor nos presenta una fórmula para que no se desplome didas, si los visita la desgracia. En términos de economía el com-
nuestra casa. Para que nuestros proyectos fructifiquen. Para que partir nunca es un gasto. Es una inversión, que renta sobre todo en
cada hogar sea próspero y estable: escuchar su palabra y ponerla los tiempos difíciles.
en práctica. A l g o muy teórico, que es necesario profundizar y
llevarlo a la práctica. Y Jesús además, en su palabra, nos motiva a la trascendencia. U n
término que podríamos comprender como esperanza. Extraña que
ciertas personas, aun de Iglesia, se preocupen demasiado por
Pero si preguntamos a muchos bautizados sobre la enseñanza de
mantener la fe y fortalecer la caridad. Pero a veces ni viven, ni
Jesús, no serían muy alentadoras las respuestas. Cuando participan
difunden en derredor la esperanza.
en la misa escuchan de paso la Palabra de Dios, pero sin digerir su
contenido. Y otros cristianos nunca han puesto los ojos sobre una Esta adhesión a Dios, el dueño de la historia, nos ayuda a sentir y
Biblia, ni cultivan su fe con alguna lectura religiosa. entender que, aunque arrecie la lluvia y se salgan los ríos de su
cauce. Aunque soplen los vientos, los sembrados se aneguen, se
En épocas pasadas se nos descubrió el Evangelio como conjunto hunda nuestra casa y nosotros mismos naufraguemos en el mal, el
de mandatos. Pero es más real y pedagógico entenderlo como la Señor puede cambiar nuestra suerte.
presentación de unos valores.
Aunque pase por valles tenebrosos, nos dice el libro de los
El Señor pocas veces ordena. Casi siempre invita, ofrece, salmos, ningún mal temeré porque tú vas conmigo, tu vara
propone. Y entre todos los valores que Jesús nos ense- y tu cayado me sosiegan".
^ ña, el primero de todos es su actitud de hijo. Jesús 81 >
siempre se comporta como H i j o de Dios. Ora y confía
Quizá el primer evangelista sintió rubor al contar su propia historia y
Décimo domingo
por esto, lo hizo así de paso. O pensaría que era más impactante
este sobrio relato, donde muestra su espontánea adhesión al Señor.
Su majestad, la persona humana
Enseguida, este hombre de los tributos invitó al Maestro a su casa.
Y esa misma tarde, escribe el mismo M a t e o , "muchos publícanos
"Vio Jesús a un hombre llamado Mateo, sentado y pecadores se sentaron con Jesús a la mesa".
al mostrador de impuestos, y le dijo: Sigúeme. El
se levantó y lo siguió". San Mateo, cap. 9.
Naturalmente los grandes de Jerusalén se extrañaron una vez más,
de la actitud del Señor, y preguntaron molestos a los discípulos:
Un hombre devoto, a causa tal vez de sus experiencias personales, ¿Cómo es que su maestro se porta de este modo?. Jesús, que
dividía a los bautizados en dos grandes grupos: la Iglesia del oyó el reproche, se adelantó a responder: " N o tienen necesidad
poder y la Iglesia de la misericordia. de médico los sanos, sino los enfermos. N o he venido a llamar a
los justos, sino a los pecadores".
En tiempos de Jesús, fariseos y saduceos, letrados y legistas,
aquellos que el Evangelio llama "los judíos", habían convertido la Las grandes personalidades y también ciertos profesionales, cuan-
fe de Abraham en un instrumento de dominio. Promovían el culto, d o nos conceden una cita, la marcan para dentro de semanas o de
pero descuidaban al pueblo que padecía hambre. Se trenzaban en meses. De acuerdo, no tanto con la urgencia del problema, sino
acaloradas discusiones sobre temas inútiles. Legislaban sobre minucias en razón de nuestro anonimato y falta de influencias.
de la observancia religiosa. Y mantenían buenas relaciones con el
poder romano, aún en contra de su conciencia. Pero el evangelio nos entrega una noticia desconcertante: si somos
pecadores. Si en nuestra hoja de vida presentamos épocas oscuras
Pero había llegado un profeta del norte, que de palabra y obra,
y buen número de culpas, tenemos derecho a un encuentro inme-
minaba su prestigio y hacía tambalear'el sistema. diato con Dios. Si somos enfermos y pecadores, El ha venido para
nuestro remedio.
En torno a él se apretujaban los enfermos y los desechables, junto
a las mujeres de mala vida. Se dejaba invitar por los ricos que jamás
Este pasaje de san Mateo nos motiva a ingresar en la Iglesia de la
acudían al templo y entraba en casa de los publícanos.
misericordia. A l l í no se niega la importancia de las leyes y de las
Estos eran odiados de manera especial por las altas autoridades, estructuras. Pero se valora, hasta las últimas consecuencias que el
pues su oficio era cobrar los derechos de aduana, que financiaban objetivo e la comunidad cristiana es el hombre: su majestad la
la invasión romana en Palestina. persona humana. Con sus miserias y sus glorias. Con su presente
oscuro y su luminoso porvenir.
Jesús encontró un día —el evangelista no precisa el lugar- a un
recaudador de esos tributos, sentado en su oficina. En he-
breo se llamaba Leví. Pero, como muchos judíos de en-
tonces, también se le conocía con el nombre griego de
M a t e o . Jesús le dijo: sigúeme. Y él, de inmediato se Í 83 )
h A
levantó, para seguirle.
Undécimo domingo Aunque reconocemos que ciertas páginas de nuestra historia per-
sonal son tan complejas y oscuras, que es difícil allí descubrir tales
personajes. Solamente la fe viene ayudarnos para seguir creyendo
El también me llamó en un Dios bueno y providente, y en un hombre libre, cuando
todo en derredor nos grita lo contrario.

"Entonces Jesús llamó a sus doce discípulos y les


Pero cuando decimos vocación, no reservamos el término para
dio autoridad para expulsar espíritus y curar toda
ciertos servicios especiales que algunos llevan a cabo en la Iglesia,
enfermedad. Estos son los nombres de los
como el sacerdocio y la vida religiosa. Hablamos de esa vocación
doce apóstoles: Simón y su hermano Andrés".
amplia, que Dios señala a todos sus hijos, para que avancen y se
San Mateo, cap. 9.
realicen dentro de su camino particular.

Señala san M a t e o , que Jesús, luego de llamar a los Doce, sobre


A l comienzo de la Iglesia, los libros del Nuevo Testamento circu- los cuales iba a edificar una nueva historia, les dio autoridad contra
laban en las comunidades cristianas, en rollos de pergamino o de los malos espíritus y las enfermedades.
papiro.
Habían sido copiados pacientemente por algún escriba, quien, de Hoy, estas fuerza negativas y esas dolencias se presentan bajo
pronto, añadía esta frase o aquella explicación, en favor de los otros signos. Diversas ciencias, como la medicina y la sicología,
futuros lectores. inspiradas también por el Señor, llevan a cabo una tarea no imagi-
nada en tiempos de Jesús.
Nosotros hoy, podríamos también agregar algunos comentarios
Pero siempre, nos queda a los cristianos el encargo de aportar
nacidos del corazón, sobre la Biblia que manejamos diariamente.
fuerza y luz contra los poderes extraños que, de muchas maneras,
Para consignar la resonancia que la Palabra de Jesús proyecta en
atormentan al hombre. En consecuencia, ninguna vocación se con-
nuestra vida. Como aquel joven, que luego de los nombres de los
cibe si no es un servicio, amable y generoso, para el bien de los
Doce que traen los evangelistas, colocó el suyo con este apostro-
demás.
fe: el también me llamó.

Esto, nos hace recordar a don Rubén, un hombre mayor, maletero


En ciertos ámbitos se habla del destino. Sería éste una fuerza en algún aeropuerto. Siempre de buen humor. Siempre con un
impersonal que mueve de forma inapelable, la conducta de los chiste a flor de labios.
hombres. Pero los cristianos preferimos referir todo lo nuestro a un
plan amoroso de Dios, dentro del cual se sitúa la vocación de cada Alguien le preguntó, una vez: Rubén, ¿nunca te cansas? Cansar-
persona. Un llamado de lo alto, en el cual intervienen innumera- me, respondió, diez o quince veces cada día. Pero me voy de
bles actores —causas segundas, las llamó la filosofía tradicional- e viaje en las maletas de todos los viajeros. Y enseguida regreso,
infinitas circunstancias. con la ilusión de seguir ayudando.

y Sin embargo, sobre estos elementos, se destacan los Quien me contó esta historia añadía: vamos a pedir la
i 84 ¡w dos protagonistas principales de toda vocación: el Se- canonización de don Rubén. Es un santo que le caería á
85 •
*bñp¡ ñor y nuestra libertad, muy bien a nuestro mundo calculador y egoísta.
v
Una maestra rural rehusa su traslado a la ciudad, porque sabe que
Duodécimo domingo
nadie vendrá a reemplazarla.

Un estudiante de bachillerato, rechaza un dinero que tiene por


De parte de Dios objeto comprar su conciencia.

«SÍ uno se pone de mi parte ante los hombres, yo Un sacerdote emprende una obra social sin recursos, contando
también me pondré de su parte ante mi Padre del únicamente con la providencia. N o puede esperar que los niños
cielo». San Mateo, cap. 10. sigan padeciendo.

Un abogado gana menos, pero se siente mejor defendiendo la


Yo no entiendo, explicaba un joven. A uno le nacen deseos,
causa de los pobres.
iniciativas, pero la gente no ayuda. Ahora todo se reduce a dinero
y diversiones. Si yo les cuento a mis amigos que trabajo los sába-
Nos ponemos de parte de Dios, cuando en nuestra conciencia
dos en un barrio pobre, me van a decir que soy un tonto. Alguna
tomamos partido por la paz, la honradez, la justicia, el progreso.
vez he pensado ser sacerdote para ayudar a los más necesitados.
Cuando luchamos por un sólido cambio social, comunitario y cris-
Pero ni en mi casa me van a entender.
tiano. Cuando unimos nuestras inquietudes a las de nuestros ami-
gos para defender la dignidad de nuestro pueblo. Cuando
Los primeros cristianos debieron confesar a Cristo ante los tribuna-
mentalizamos de evangelio nuestro hogar, nuestra clase, nuestro
les del imperio romano. H o y nos toca a nosotros ponernos de
grupo, nuestro círculo de amistades.
parte de Jesús en circunstancias diversas, pero siempre difíciles.

Recordemos que nos aguarda una admirable recompensa: «Si uno


Monseñor Dominique Tang, administrador apostólico de Cantón,
se pone de mi parte ante los hombres, yo también me pondré de
pasa veintidós años como prisionero en una cárcel china.
su parte ante mi Padre del Cielo. Y si uno me niega ante los
hombres, yo también lo negaré ante mi Padre del cielo».
Monseñor Helder Cámara se coloca de parte de los pobres, de
los oprimidos, aunque tenga que sufrir amenazas y persecuciones.

El doctor Avery se sumerge en un campo de refugiados de Somalia.


A l l í todo escasea menos la muerte. El consumo diario de agua se
limita a tres cucharaditas por persona. Otros médicos llegan, pero
regresan a los pocos días, desconsolados ante tanta miseria. El
doctor A v e r y permanece. Se ha colocado definitivamente de par-
te de Cristo.

En la junta directiva de una empresa, alguien defiende a


los más débiles, aunque los intereses de los
dueños corran riesgo. i 87
^ , ,¿i
>

w
Decimotercer domingo Perdimos nuestra capacidad de acogida. Nos convertimos en usua-
rios, vecinos, votantes, copropietarios, televidentes, feligreses, con-
tribuyentes, dueños de una póliza, posibles compradores, destina-
La paga del profeta tarios de una revista que se edita cada mes sobre la protección del
medio ambiente. Carecemos de una historia propia.

«El que recibe a un profeta porque es profeta,


Pero existen unas relaciones humanas según el Evangelio: «El que
tendrá paga de profeta; y el que recibe a un justo
por ser justo, tendrá paga de justo». reciba a un profeta porque es profeta, tendrá paga de profeta».
San Mateo, cap. 10.
¿Y qué anuncia ese profeta? Q u e todos somos hijos de Dios y
por lo tanto, hermanos. Anuncia que hemos de llevarnos las cargas
En el ambiente simple de un pueblo, las relaciones son todavía unos con otros. Q u e no es bueno que el hombre esté solo. Q u e
humanas. Cada uno se siente persona. N o existen sino \a telegrafista, nadie es totalmente persona si no está en compañía.
el boticario, el cura, la maestra, el alcalde, la enfermera... Cono-
cemos a Ester que atiende con cariño a quienes se acercan a la Y ésta es la paga por haber acogido al profeta: toda la bondad
telegrafía; a don Carlos, el de la farmacia, serio pero muy servicial. escondida en el otro se me participa. M i capacidad de acogida se
El padre Alfonso, amigo de todos. Doña Resfa que enseñó a leer amplía. M i alegría se duplica y crece a diario mi generosidad.
a generaciones de campesinos. Don Roberto, el alcalde, padre de
un niño enfermo que se llama Juan. Y a Estefanía, la mejor costu-
rera del vecindario.

En cambio la ciudad nos aisla. A l l í no interesan las personas. Tan


sólo nos preocupan lo que hacen, lo que tienen y lo que puedan
darnos.

A l encargado del taller, no le importa si en el accidente hubo


muertos o heridos: el arreglo del carro cuesta tanto. Preferimos
que el vendedor de periódicos no nos salude, que el cartero
cumpla con su oficio como un robot silencioso. El profesional mira
de soslayo su reloj: ya tiene los datos indispensables y no puede
perder tiempo con nosotros.

Olvidamos quién es el otro, qué siente, cuáles son sus ambicio-


nes, sus dolores, sus triunfos y sus derrotas. El prójimo no
tiene nombre: en la clínica se le conocerá por el número
de la habitación. En la fábrica, por la tarjeta del compu-
tador. A n t e las ideologías políticas contará como un
voto. Uno solamente.
i 89 >
Decimocuarto domingo cada, doble y suficiente, que tiene el corazón lleno de intenciones
torcidas. De disimuladas ambiciones.

La gente sencilla En los párrafos anteriores de este mismo capítulo de San M a t e o ,


Jesús se ha quejado de una gente afectada que no quiere recibir
su enseñanza: los que no habían escuchado a Juan Bautista, los
"Dijo Jesús: te doy gracias, Padre, Señor de cielo
habitantes de Corozaín y de Betsaida, herméticos ante el mensaje,
y tierra, porque has escondido estas cosas a los
a pesar de los milagros.
sabios y entendidos y se las has revelado a la
gente sencilla". San Mateo, cap. 11.
Dice un autor que Dios no se revela a quienes son como una casa
sin ventanas. Necesita más aire. A aquellos de corazón abierto les
Podría haber un lugar, tal vez situado en la ciudad del sol que regala su ciencia escondida, a veces, intraducibie en palabras hu-
imaginó Tomás de Campanella, donde reinara plenamente la senci- manas. Con ella podemos posiblemente interpretar la vida, darle
llez del evangelio. A l l í estarían prohibidas las coronas, aún las de sentido a los diversos acontecimientos, dirigir el hogar, compren-
laurel, los abrigos de visón, los anillos de diamantes, los títulos der al prójimo, superar (os problemas y aun hacer de los propios
honorarios, las condecoraciones, los superlativos, los panegíricos, pecados una escalera para subir al cielo.
las charreteras, las procesiones que no sirvan para expresar la fe
comunitaria, los doctorados "honoris causa", el anti-arte, los pitos
estridentes, las boutiques y los pavos reales.

N o se prohiben las pizarras, las flores campesinas, las cometas, el


algodón de azúcar, la risa de los niños, ni tampoco los trompos de
colores.

Los habitantes de aquel pueblo serían simples, nobles, igualitarios,


fraternales, capaces de reconocer sus errores, llenos de entusiasmo
ante la vida y ante el progreso. Auténticos y agradecidos hijos de
Dios. A l l í el Señor revelaría a diario «estas cosas" a cada uno de
los hombres, con esa intensidad serena del sol, de la lluvia, del
viento que barre las nubes.

Pero esto no es una novela futurista. Estamos únicamente supo-


niendo que el Evangelio se vuelve realidad.

/í\ El Señor acostumbra esconder sus secretos a los sabios y


entendidos y revelarlos a la gente sencilla. N o está Dios
i 90 y en contra de la ciencia, de la cultura, de la civilización,
del progreso. Pero sí está en contra de la gente compli-
i k91¿ >
Decimoquinto domingo Antiguo Testamento supieron emplearlo con maestría. A ú n en
tiempo de Cristo muchas parábolas brotaban en la escuela rabínica.

Las parábolas del lago Su lenguaje figurado gusta a la imaginación, mueve los sentimientos
y ayuda a la memoria a grabar el mensaje.

«Aquel día salió Jesús de casa y se sentó


Sin embargo, nosotros olvidándonos del método del Maestro,
junto al lago. La gente se quedó de pie en la orilla.
nos refugiamos para transmitir su mensaje en una teología árida y
Y les habló mucho rato en parábolas».
abstracta, cuando no caemos en un realismo sin alma.
San Mateo, cap. 13.

Lo cual podría reflejarse en nuestra vida: no pasamos de una teoría


San M a t e o nos entrega en este capítulo siete parábolas de Cristo. estéril o nos quedamos en la vulgaridad. Queda una vía interme-
La parábola es una comparación, tomada de la vida ordinaria, con dia: hacer de nuestra vida una parábola, sencilla, transparente,
la cual se da un mensaje generalmente religioso. motivadora.

El Señor, explicaba así su plan de salvación: salió el sembrador a Alguno pudiera escribirla de este modo: había una vez un hom-
sembrar... El Reino de los Cielos se parece a un hombre que bre, capaz de sorprenderse ante las cosas más sencillas, ansioso
sembró buena semilla en su campo... se parece a un grano de por vivir en comunidad, desvelado por conocerse a sí mismo.
mostaza... es semejante a la levadura que tomó una mujer... o a un Ambicionaba el fuego de los dioses, pero más que todo soñaba
tesoro escondido... a un mercader que anda buscando perlas con vivir eternamente. Podría crear utensilios, promesas, proyectos
finas. Es como una red que recoge toda clase de peces... y argumentaciones. Su grandeza radicaba en que sabía amar y
conocía su propio pensamiento. Mas sobre todo esto, aunque
Jesús habla, probablemente en una de las pequeñas bahías del sonara extraño, era un hijo de Dios...
Lago de Genesaret, cerca a Cafarnaúm. La serenidad del agua, la
limpieza del cielo, la paz que refleja el paisaje, todo se presta para
predicar al aire libre. El Maestro está sentado en la barca, a pocos
metros de la playa donde se agolpa el auditorio.

Este, era el sitio donde Jesús se reunía frecuentemente con sus


discípulos, para dialogar con ellos en paz, libre del amontonamien-
to de las ciudades, lejos de la gritería de los mercaderes. Del ladrar
de los perros y de la vigilancia de los fariseos.

La parábola evangélica se diferencia de la fábula porque


conserva siempre una admirable sencillez y nunca pone
. animales en escena. Sin embargo, este género parabólico
'/ no es original del Maestro. Era ya muy usado por ju-
díos y griegos. Sin citar a Salomón, muchos autores del
Decimosexto domingo existen problemas que nosotros aparentemente no sufrimos. A
quien no luce nuestro estilo de fe, ignora nuestro color preferido y
desdeña nuestra moda ideológica.
Ser cizaña o parecerlo
Hemos catalogado injustamente como cizaña a muchos hermanos
nuestros, para declararnos a la ligera, trigo inmaculado.
"Jesús propuso esta parábola a la gente:
El Reino de los Cielos se parece a un hombre que
A l obrar así, nos hemos vuelto sordos al anuncio de salvación que
sembró una buena semilla en su campo, pero un
ellos podrían hacernos.
enemigo sembró cizaña en medio del trigo».
San Mateo, cap. 13.
« N o hay ningún inconveniente, dice J . Cabodevilla, en que aun
fuera de la Iglesia, más allá de sus fronteras, también en la región
La sabiduría es gris afirma algún autor. De lo contrario no podría de los infieles, en la calle, en los laboratorios y en la efusiva y
conocer todo el mal, ni reflejar a su vez toda la bondad que. airada literatura del pueblo, pueden darse fragmentos de divina
encontramos en el mundo. revelación, la profecía exterior a la cual los pastores debemos
prestar oídos».
Esta sabiduría humilde y objetiva nos impide anatematizar al hom-
bre, desconfiando sistemáticamente de sus capacidades. Nos pro- Quién sabe cómo serían de extraños un campo sin cizaña, un
hibe también canonizarlo, porque sabemos de su fragilidad y su
mundo sin posibilidad de mal, un hombre sin experiencias de
inconsciencia.
pecado, una Iglesia en la cual estuviéramos irremediablemente obli-
gados a salvarnos.
La parábola de la cizaña es una invitación al realismo y una exhor-
tación a la penitencia.
Entre las muchas variedades de trigo, existe una adaptable a todos
Parece que mientras dormía el dueño de la era, el enemigo sembró los climas de la tierra, con capacidad de convivir y fructificar junto
mala hierba en su campo. a la cizaña.

Pero antes de la siega es arriesgado dictaminar cuál es el trigo y


cuál es la cizaña y es peligroso arrancarla sin dañar la cosecha.

Con frecuencia llamamos cizaña a quienes no tuvieron en su hogar,


la misma formación cristiana que nosotros. A quienes no están al
mismo nivel de nuestra espiritualidad elegante y aséptica. A quie-
nes buscan, con sinceridad no exenta de errores y pecados. A l
que no habla nuestro mismo idioma, porque apenas balbu-
fh„ cea una forma elemental de cristianismo.
-A.
r
i 94 f A quien critica nuestros defectos y señala sin prevencio-
nes las fallas de nuestra Iglesia. A aquel en cuya familia 95
\ Í
Decimoséptimo domingo Y San Pablo escribía a los fieles de Corinto: "Llevamos la vida de
Dios como un tesoro guardado en vasija de barro .

En busca del tesoro Este Reino de Dios es ante todo una forma de ser, una manera de
vivir. Se parece a un tesoro escondido, porque tiene un valor
inapreciable que muchos con frecuencia desconocen.
"Dijo Jesús: El Reino de los Cielos se parece a un
tesoro escondido en el campo. El que lo encuentra
Pero algunos de repente lo descubren. De allí todo el esfuerzo
lo vuelve a esconder y lleno de alegría, va
por tomarlo para sí. El deseo de comprar aquel campo donde se
a vender todo lo que tiene y compra el campo».
halla guardado.
San Mateo, cap. 13.
A veces nos extrañan ciertas actitudes: ¿Por qué este amigo nues-
Carlos Castro Saavedra dice de la poesía: «Todos los hombres la tro desdeña ganancias ocasionales? ¿Por qué una joven con un
llevamos, en alguna medida, entre los poros y la sangre, entre los futuro promisorio, se encierra en un convento? ¿Por qué hay
huesos y las glándulas, entre los rotos trajes y los remiendos de los enfermos que parecen, ganar alegría en su dolor?
mismos».
¿Por qué hay personas que pudiendo, no intrigan para escalar
Podríamos afirmar lo mismo de la ambición. También brota en los posiciones? ¿Por qué algunos arriesgan su tranquilidad en defensa
poros y en la sangre. Aflora en la mirada del niño que se apropia de unos principios? ¿Por qué encontramos gente de «otra parte»,
el juguete ajeno, en el gesto del mendigo y en el ceño del rico que no se contamina?
que vigila sus ganancias. Pero Cristo halaga nuestra ambición, com-
parando el Reino de los Cielos a un tesoro escondido. Son hermanos que ya descubrieron el tesoro. Todo su afán se
encamina ahora a vender lo que tienen, llenos de ilusión, para
Los nómadas del desierto no tenían otro tesoro que sus cabezas
hacerse dueños de aquel campo.
de ganado. Con ellas realizaban las transacciones de un comercio
elemental. Con la aparición de los metales, el oro y la plata se
suman, por su escasez y precio, a la riqueza viva. Luego, en la
sociedad agrícola, completan el tesoro las reservas de grano que
exceden al consumo normal.

Años más tarde, la Biblia llamará tesoro al botín de guerra, el cual


abarca todo género de mercancías. Pero frecuentemente el término
designa lo que está almacenado para tiempos futuros. Así nos dice
el libro de J o b que Dios guarda en sus tesoros las aguas y las nieves.

fa En el Nuevo Testamento se designan con esta palabra los


,
.'"'."**"V^"1""*-

metales preciosos y también los perfumes. Se nos dice

4 96 f en el pasaje de los Magos que «abrieron sus cofres y


ofrecieron dones de oro, incienso y mirra».
Decimoctavo domingo En las afueras de la ciudad, un alud deja sin casa a seis familias. N o
podemos hacer nada, porque la semana entrante nos vamos para
Europa. Un día nos roban los limpiabrisas del carro. Nos llenamos
Hambre de ira, sin ahondar en las causas del problema.

Nos llaman de una entidad caritativa. Nuestro aporte será un poco


'Jesús les replicó a los discípulos: No hace falta de dinero. Comprometernos en algo personal nos produce dolor
que la multitud se vaya. Denles ustedes de co- de cabeza. Escuchamos la palabra solidaridad: ¡Fantástico! Y de
mer». San Mateo, cap. 14. inmediato pensamos en nuestros vecinos y en los empresarios de la
competencia.
Las gotas de lluvia se deslizan por las raíces de los árboles hasta
formar el manantial. Las hojas arrancadas por la brisa se juntan, para En fin, somos maestros en el arte de escurrir el bulto, de ignorar
morir en compañía y producir el humus anónimo y fecundo. Los nuestra realidad social, de evitar con astucia todo compromiso.
granos de arena del desierto se confían al simún y levantan, allá
lejos, las dunas, sobre las cuales se apaga el sol y se alzan los El milagro de la multiplicación de los panes y los pescados no lo
espejismos. realizó Cristo solo, ni tampoco querrá repetirlo sin nuestra colabo-
ración generosa. Dios se cruza de brazos con frecuencia, porque
A s í también las noticias que giran por el mundo en todas direccio- espera que muchos de nosotros, ante la sombría realidad que nos
nes, se detienen de pronto sobre la mente de algún sabio, junto a envuelve, tomemos valientemente la iniciativa.
la pluma de un escritor, para transformarse en historia.

Actualmente, la mayoría de esas palabras noticiosas no difunden


alegría. Hablan de sangre, de violencia, de injusticia, de odio, de
miseria. O si queremos titular con una'sola palabra nuestra historia
actual: hambre. Hambre de pan, hambre del corazón y de la
mente.

Cristo explicaba su mensaje y el diálogo se prolongó más de la


cuenta. Entonces los discípulos se acercaron a decirle: estamos en
despoblado y es muy tarde. Despide a la gente para que vayan a
la aldea y compren alimentos.

Jesús les replicó: no hace falta que vayan, denles ustedes de


comer. A u n q u e luego el Señor multiplicaría los panes y los pesca-
dos, les plantea el problema a sus discípulos.

A,
De parte nuestra, acostumbramos hacer amable transfe-
rencia de los deberes sociales: al gobierno, a los ricos, i 99 •
a los políticos, al sistema, a la Iglesia...
Decimonoveno domingo se borran los contornos amables del otro. Su presencia se convier-
te en cansancio y el diálogo se cambia en una forma de explicar el
hastío.
Como un fantasma
Frecuentemente las catástrofes y las penas nos empañan los ojos.
Entonces consideramos la fe como un refugio para gente cobarde y
«La barca iba muy lejos de tierra, sacudida por las la esperanza cristiana, como un pretexto para alentar a los tímidos.
olas. De madrugada, se les acercó Jesús andando
sobre el agua. Los discípulos, viéndole se asusta- También el sacerdote y la religiosa padecen crisis. De pronto los
ron y gritaron de miedo pensando que era un perfiles de su propia identidad se diluyen y su vida aparece
fantasma». San Mateo, cap. 14.
deshumanizada e inútil.

Los pescadores, que madrugaban al lago Genesaret descubrieron, Pero detrás de cada crisis está oculto el Señor. Y desde la oscuri-
tal vez una mañana, que éste tenía la forma de una cítara. De ahí su dad podemos avanzar hacia una fe mejor cimentada, a un amor más
nombre: Kinneret, derivado de "kinnor"que, en hebreo, significa valiente, a una entrega más decidida. La experiencia del eclipse
cítara. A u n q u e también el Evangelio lo llama Tiberíades, o M a r de nos hace humanos, realistas, ecuánimes y más capaces de tender la
Galilea. mano a los demás.

Cristo se ha retirado, desde la víspera, a orar en un monte cercano. Jesús les dijo enseguida a los discípulos: ' A n i m o , soy y o , no
Los apóstoles, a la cuarta vigilia, es decir cerca de las tres de la tengan miedo". Y en cuanto subió con Pedro a la barca, amainó el
mañana, luchan desesperadamente con un viento contrario. Entonces viento. Y aquellos hombres asustados se postraron ante El dicien-
el Señor viene en su ayuda, caminando sobre el mar. Pero ellos, al d o : realmente eres H i j o de Dios.
verlo, gritan asustados, creyéndolo un fantasma. La soledad, las
extrañas figuras de las olas, el estruendo del vendaval, llenan el Recordemos que, como dice monseñor Sheen, la crisis tiene un
panorama de la gente del mar de seres misteriosos. Pero esa madru- sentido de revelación: nos muestra lo que somos. Pero también lo
gada, era Cristo en persona quien caminaba hacia la barca. que podremos ser.

Para seguir al Señor, no basta escuchar su palabra, recibir su perdón,


presenciar sus milagros, participar de su pan multiplicado. A veces es
necesario luchar en las tinieblas, lejos de su visible compañía.

Cuando el amor que nutre la amistad, que alimenta el hogar, que


edifica la fe, entra en crisis, todo nuestro horizonte se puebla de
fantasmas.
.A.
Si alguien que se dice ser cristiano nos hiere, miramos a
\- 100 . | a Iglesia como una sombra que persigue nuestra felici- 101 >
fc i
lí^==M dad y viola nuestros más íntimos derechos. En la familia,
Vigésimo domingo Jesús, añade un elemento nuevo a nuestra relación con el Crea-
dor: una actitud de hijos.

Una mujer cananea Pero para lograrla, cada uno deberá retocar la imagen de su propio
padre, guardada en la memoria. Olvidará sus yerros, mejorará su
rostro, aumentará a una escala mayor sus cualidades. Añadirá tam-
"Entonces la mujer cananea se postró ante El y le
bién ternura maternal, como explica Isaías en el capítulo 6 6 . Des-
pidió: Señor, socórreme. Jesús contestó: No está
pués de esto tendrá una idea, una experiencia aproximada de la
bien echar a los perrillos el pan de los hijos. Ella
bondad de Dios.
repuso: Pero también los perrillos comen de las
migajas que caen de la mesa». San Mateo, cap. 15.
Todo comenzó aquella vez cuando el Señor decidió amarnos pri-
mero. Así entendemos la humilde terquedad de aquella mujer de
Esta mujer cananea no se descorazona, aunque su petición es Canaán, su oración repetida, su constancia y el gozo ante su hija,
rechazada. La vemos luego acercarse a Jesús y repetir con confian- curada de repente.
za su pedido. El Señor le replica en forma desconcertante: " N o
está bien echar a los perros el pan de los hijos". La fe no reposa en una región etérea y nebulosa. Vive y se agita
en nuestra vida diaria, aporreada por los obstáculos, oscurecida de
Cristo habla el lenguaje usado comúnmente por los judíos. Sin pronto por nuestros pecados, amenazada de mil modos, pero
embargo, el Señor dulcifica la expresión con el diminutivo, exclu- tendiendo siempre hacia, El.
yendo los perros despreciables que vagan por la calle, para referir-
se a aquellos que participan del cariño de un hogar. A s í le insinúa Sin embargo a muchos nos estorba esa vida de fe al creernos muy
a la mujer el argumento que ella esgrime: "Pero también los perri- grandes o muy inteligentes. O se nos van los días en definir a Dios
llos comen las migajas que caen de la mesa de los amos". Entonces más que en amarlo. Recordemos aquellos versos de Unamuno:
Jesús responde admirado: " O h , mujer, grande es tu fe,- que se
cumpla lo que deseas". «Agranda la puerta, Padre, porque no puedo pasar. La hiciste
para los niños. Yo he crecido a mi pesar. Si no me agrandas la
Tradicionalmente se nos ha hablado de las tres virtudes teologales. puerta, achícame, por piedad .
Serían tres actitudes para relacionarse con Dios. La primera es la
fe. Pero en el fondo no existe sino una actitud por la cual busca-
mos al Señor, a veces parecida al amor, o semejante a la acepta-
ción de su palabra. Equivalente también a la confianza. De ahí que
no es posible aislar la fe de sus otras hermanas.

La Biblia, desde el Antiguo Testamento, describe esta alianza


del hombre con su Creador en términos copiados del
amor de los amigos, del cariño de los novios, de la
perseverancia de los esposos. Por eso no es factible
vivirla, sino en un contexto de amistad. Cuando llega
4 103 >
Vigesimoprimer domingo Esta parece una página arrancada del libro de nuestra propia vida.
A pesar de ciertos entusiasmos sinceros, hemos negado nuestra
condición de cristianos.
La teoría de Hegel
Pero la historia humana, al contacto con Cristo se ha vuelto historia
de salvación. Pero el Señor, que mezcla la luz con las tinieblas para
"Jesús les preguntó: ¿Y ustedes quién decís regalarnos la penumbra, nunca deja las cosas a mitad de camino.
<que soy yo? Simón Pedro tomó la palabra y dijo: En todas las áreas del universo teje gloriosas síntesis con elementos
Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo». humanos. Nos invita a encontrarlo, cuando despejamos las incóg-
San Mateo, cap. 16. nitas de cada episodio equivocado.

A q u e l sabio filósofo alemán nos enseñó que la vida y la historia, Por eso en el capítulo 2 1 de san Juan hallaremos la rehabilitación
se desenvuelven en tres estadios consecutivos: tesis, antítesis y de Pedro, para quien la generosa imaginación de sus colegas ya
síntesis. habría elegido un sucesor.

Primero planteamos lo que parece una verdad irrefutable. Surge Estando a la orilla del lago, Jesús le dice al apóstol: "Simón, hijo
entonces otra verdad contradictoria. Pero luego, estas dos se re- de Juan ¿ M e amas más que éstos?" El dilema planteado es tortu-
concilian, para dar origen a una tercera verdad, más sólida y sere- rante. Si responde que sí, sus compañeros le tacharán de mentiro-
na. Menos belicosa y estridente. so. Si responde que no, le llamará embustero su propio corazón.
Entonces el pescador rudo y veraz, sincero y simple, encuentra la
Se levanta un reino, que más tarde es vencido por una dinastía enemi- frase precisa para desenredar la situación: "Señor, Tú sabes todo.
ga. Nace de allí un imperio, que aprende de toda la anterior experien- Tú sabes que te amo".
cia a comprender mejor al hombre y a encauzarlo. En el principio fue la
oscuridad del caos. Luego el Señor creó la luz. Y en un tercer estadio, Cristo lo confirma enseguida como jefe del grupo: "Apacienta mis
hubo día y hubo noche, siguiendo su turno riguroso. corderos, apacienta mis ovejas". Se realiza la síntesis de Dios.

Cuando Jesús lanza a sus amigos esta pregunta directa: quién


dicen ustedes que soy y o , Pedro tomando la vocería del grupo,
responde con valientes palabras: "Tú eres el Mesías, el Hijo de
Dios vivo". El entusiasmo del apóstol se parece al que mostró en el
huerto de Getsemaní, cuando hirió a Maleo, el criado del pontífice.

Sin embargo, unas páginas más adelante leeremos la antítesis de


este pasaje: en el atrio del sanedrín, una criada señala a
Pedro: «Ciertamente tú también eres de ellos, pues tu
mismo dialecto te descubre». Cuenta san Marcos que W 1
^ el apóstol comenzó a jurar y a echar imprecaciones: «Yo 105 >
A
no conozco a ese hombre».
Cuando pierdo un examen, gano la experiencia de mis limitacio-
Vigesimosegundo domingo
nes, la conciencia de mi falta de esfuerzo y la oportunidad de
superarme.

Ganar o perder
En esencia eso es vivir: el secreto consiste en saber elegir entre lo
que gano y lo que pierdo. Sólo el balance final me dirá si gané o
"Dijo Jesús: ¿De qué le sirve al hombre ganar todo perdí la vida. En este momento ya no habrá manera de rehacer lo
el mundo si pierde su alma?" San Mateo, cap. 16. hecho, de volverme atrás, de anular el compromiso.

Ganar consiste en sacrificar los valores presentes ante unos valores


Hay maneras y maneras de ganar. Surgen a diario, distintas formas
superiores.
de acumular dinero, de acaparar tierras, de dominar al otro, de
sobornar conciencias, de hacerse a una cuota de poder. Cada uno
con fama, con dinero, con prestancia, con subterfugios, con pala- En un leprosorio de Oceanía, una religiosa curaba las llagas de un
brería, se fabrica un pedestal. enfermo. La visitante que la contemplaba, exclamó impresionada:
—¡Yo no haría esto por un millón de dólares!
Pero al final de todo esto, más de una vez, hemos perdido el —Yo tampoco, contestó, serenamente la hermana.
alma: ya no tenemos paz, ni alegría, ni capacidad de admiración.
Ya no sabemos gozar con las cosas pequeñas y ordinarias. Se nos Porque hay maneras y maneras de ganar...
volvió duro el corazón.

De repente, la amistad degeneró en compraventa. N o s rodea la


soledad. Los que antes se nos acercaban confiadamente, ahora
nos miran desde lejos. Observan nuestras casas de ventanas cerra-
das y puertas de seguridad. Ya no tenemos tiempo para compartir,
ni siquiera en familia.

Somos extranjeros en nuestro propio territorio. Giramos veloz-


mente, cautivos en un extraño carrusel. Sólo escuchamos voces
imperiosas que, aún durante el sueño, nos interrogan: ¿Cuánto?
¿ A qué termino?. ¿Con qué tasa de interés?

Creímos haberlo ganado casi todo, cuando casi todo lo hemos


perdido. Porque supusimos ingenuamente que existían negocios
en los cuales se ganaba o se perdía. Cuando en realidad en toda
transacción se gana y se pierde a la vez. Si vendo la casa
paterna a cambio de una suma convencional, entrego mis
recuerdos, la historia de mi infancia, una porción de
sueños e inocencia. Cancelo la posibilidad de volver a 4 107 >
sentirme niño.
Raras veces nos reunimos en nombre del Señor. Por eso no senti-
Vigesimotercer domingo
mos su compañía. Nos encontramos como socios, compañeros,
colegas, vecinos o cómplices, pero pocas veces como amigos y
Amigos y hermanos hermanos.

Los sociólogos nos hablan de relaciones primarias y secundarias


"Dijo Jesús: Porque donde dos o tres están reuni- Aquellas se basan en lo que somos. Estas, en lo que hacemos o
dos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos". tenemos.
San Mateo, cap. 18.
El hogar, el grupo de amigos, el colegio, la empresa, no alcanzan
a ser comunidad, cuando apenas nos unen relaciones secundarias.
Mientras avanzan maravillosamente las técnicas de comunicación
Nos interesa lo que el otro hace, lo que pudiera darnos. Nuestra
masiva, cada uno de nosotros, aunque parezca extraño, padece
convivencia, semejante a la de un hotel, no ayuda al crecimiento, a
una angustiosa soledad. En medio de nuestras ciudades, abruma-
das de mensajes visuales y auditivos, somos desesperadamente la alegría, a la plenitud.
solitarios.
Vivimos como las piedras de un muro, yuxtapuestas pero incomu-
Nacimos de una comunidad de amor: Dios es comunidad. Tam- nicadas. N o nos conocemos a fondo, ni nos queremos.
bién lo es la familia que nos trajo a la vida. Y en nada podemos
prosperar, sin la ayuda de la comunidad. El estudio, el arte, los Bajo la luna del desierto, un viejo pastor árabe pregunta a sus
negocios, los viajes, el deporte, la religión, el descanso, tienen un hijos: —¿Cómo es posible adivinar en la noche, que ya se acerca
sentido iniDal v suponen compañía. Solos, permanecemos incom- la mañana?
pletos, a nombre es un ser en relación.
—Si advierto que entre las sombras se mueve un perro y no un
El Evangelio es un llamado a vivir comunitariamente. Ya no por un chacal, dice uno.
instinto tribal, ni menos aún por egoísta conveniencia. Es una
invitación a ser personas, dentro de un grupo concreto, reunidos —Cuando descubro que cerca a las palmeras corre una oveja pe-
por los vínculos de un amor purificado. Seguros de \a presencia de queña y no un cabrito, responde el otro.
Jesús.
—Están errados, replica el anciano. Si al que viene hacia mí por el
Cuando José vacila ante el nacimiento de Jesús, M a t e o nos re- sendero lo distingo como un amigo y un hermano, es porque
cuerda una frase de Isaías: "Este niño será llamado Emmanuel, que empieza a amanecer.
significa Dios con nosotros ".

M á s tarde Jesús explica que, donde dos o tres estemos reunidos


A en su nombre, El nos hará compañía. Y antes de enviar a
sus apóstoles a predicar por todo el mundo, repite su
promesa: " Y o estaré con ustedes hasta el fin de los
4 108 siglos .
Pero esta conducta es poco humilde y por lo tanto no muy cristia-
Vigesimocuarto domingo
na. El perdón enseñado por Jesús exige reconocer que somos
ignorantes y capaces de ofender. Por tanto, acreedores de los
Cerremos el museo golpes ajenos.

El nos invita a perdonar simplemente. Reconociendo que tales


"Pedro le preguntó a Jesús: ¿Si mi hermano me ofensa fueron reales y por lo tanto dolorosas. Sin fingir, por la
ofende cuántas veces le tengo que perdonar? condición del otro no nos hieren. Nos sugiere perdonar admitien-
¿Hasta siete veces? Jesús le contesta: No te digo do las cualidades del hermano, no obstante sus errores.
hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete".
San Mateo, cap. 18.
Nos dice que perdonar es un camino para ser libres. Una manera
eficaz de avanzar y de reconciliarnos con la vida. Nos dice ade-
El capítulo 4 del Génesis recoge un canto bárbaro en honor de más, que existe una medida según la cual El perdonará nuestras
Lamek, un héroe del desierto: «Caín será vengado siete veces, pero culpas: la misma con la cual nosotros perdonemos.
Lamek lo será setenta y siete».
Toda ofensa lastima, se marca en la memoria con tinta indeleble,
Más tarde, los rabinos judíos enseñaban que el justo podía perdo- resuena en nuestra área sentimental, inhibe el cariño, paraliza las
nar solamente tres veces. De ahí que Pedro se crea excesivamente manos, congela en la boca las palabras, arroja semillas de resenti-
misericordioso. Cuando, propone perdonar siete veces. Pero el miento. Pero es necesario ir adelante, para ser felices.
Señor le enseña que sus discípulos han de hacerlo setenta veces
siete: una locución bíblica que significa indefinidamente. Arranquemos, con la ayuda de Dios, la cizaña, declaremos el
perdón, démonos la mano, reavivemos el cariño. En resumen:
Reconozcamos que no es fácil alcanzar este ideal. Nos hemos
cerremos el museo
acostumbrado a coleccionar las ofensas recibidas para guardarlas en
un museo interior. Y en ocasiones especiales, las mostramos ante
los mejores amigos, con cierta agridulce complacencia.

Cada ofensa se guarda allí con su fecha precisa y su historia parti-


cular, contada a nuestro modo, de tal suerte que siempre salgamos
bien librados. Nos estimula sentirnos compadecidos y a veces
admirados como mártires.

A l final de aquella galería hay una última sala La de los perdones.


Nuestros visitantes quedarán asombrados al conocer, al des-
cubrir que, a pesar de la maldad del prójimo, nosotros
nos hemos dignado perdonarle. A l menos de labios -A-
para afuera.
i 111 }
Y"
Vigesimoquinto domingo En cambio, para Dios cuenta la sinceridad, el reconocimiento de
nuestras fallas, el cumplimiento de nuestra anónima tarea, el trabajo
por El, sin pensar a cada paso en el salario, el compartir con
Aunque ya por la tarde entusiasmo con quienes llegan a la viña un poco más tarde que
nosotros.

"Un propietario salió al amanecer, a contratar


Presenta la Iglesia una cara visible cuyas estructuras detectamos
jornaleros para su viña. Salió otra vez a media
fácilmente, cuyos signos alcanzan a nuestros sentidos, cuya presen-
mañana, al mediodía y a la tarde. Cuando oscure-
cia advertimos a primera vista.
ció, el dueño dijo al capataz: Llama a los jornale-
ros y págales, empezando por los últimos".
San Mateo, cap. 20. Pero además cuenta con un área invisible: allí el Señor realiza
prodigios cada día sin pedirnos permiso, allí peregrinan numerosos
hijos de Dios, hermanos nuestros, cristianos sin matrícula conocida,
Al terminar el concilio Vaticano II, Paulo V I se dirige al mundo en para quienes también madruga la preocupación de la Providencia.
su estilo pulcro y sereno: «La Iglesia se preocupa del hombre tal
cual hoy se presenta: del hombre vivo, del hombre cubierto de De ellos nos habla el papa Paulo V I . Esconden junto a su dureza
innumerables apariencias, del hombre trágico en sus propios dra- una innegable ternura, cerca a su tragedia una infinita inocencia,
mas, del hombre frágil, falso, egoísta, versátil, siempre dispuesto a
bajo sus deslucidas apariencias, el misterio de una desconcertante
declamar cualquier papel, del hombre sagrado por la inocencia de
bondad.
su infancia, por el misterio de su pobreza, por la piedad de su
d o l o r " . . . Quizá nosotros que nos decimos Iglesia no hemos teni-
Todos ellos llegaron también a la viña. A u n q u e ya por la tarde...
d o una constructiva preocupación por este hombre concreto.

Casi siempre pensamos en un hombre idealizado a nuestro modo,


filtrado a través de nuestra lente, disecado en nuestro laboratorio
particular. Con un irrefrenable instinto maniqueo, hemos dividido a
la humanidad: elevamos al cielo a nuestros amigos y dejamos de
lado, con insolente descuido, a los demás.

La parábola de los jornaleros se alza contra toda segregación. A l


terminar el día, el dueño de la viña hace pagar a todos con la
misma moneda. Cuando se trata de valorar al hombre, los criterios
de Dios son diferentes a los nuestros.

Se usa contabilizar nuestro tiempo de afiliación a la Iglesia


visible, repetir el sonoro nombre de la cofradía que nos
congrega, sus obras visibles. Todo ello lo declamamos,
con un peculiar tono de voz y ese aire de ortodoxia i 113 >
i?, A
que difunde todo nuestro ser.
Vigesimosexto domingo nuestra imagen: de un lado las palabras, del otro una vida sin
marca de cristianos.

El dilema de Hamlet N o sabemos si infortunadamente, o por fortuna, todo camina en


este mundo, dentro del «ser, o no ser" que expresó Hamlet.
Todos somos a medias, o mejor dicho, intentamos ser cada día.
"Un hombre tenía dos hijos: dijo al primero: Ve a
trabajar a la viña. El contestó: No quiero, pero Pero Dios sabe, de que pasta somos hechos. La bondad de
después se arrepintió y fue. Al segundo le dijo lo alguien es el resultado de una diaria reconciliación, entre lo que
mismo y este respondió: Voy, señor, pero no fue". deseamos y lo que hacemos, entre nuestros ideales y nuestros
San Mateo, cap. 21. pequeños \osros. O mejor aún: entre ¡a inmensa bondad de Dios
que nos apoya y el esfuerzo de nuestros pasos vacilantes.
«Ser, ,o no ser». Hamlet lo declaró con intenso dramatismo. Es
nuestro problema y también el de todos los hombres.

Somos a medias. H o y nos acercamos al ideal, mañana lo perde-


mos de vista. H o y confesamos nuestra fe en Cristo, mañana rene-
gamos de ella. H o y somos fieles a nuestros deberes, mañana
quebrantamos los más serios compromisos.

Jesús conversa con los sumos sacerdotes y los ancianos, en las


afueras del templo de Jerusalén. A l l í les cuenta la parábola de los
dos hijos. Y luego les pregunta: ¿Quién de los dos hizo la volun-
tad del padre? - El primero, respondieron.

¿ A cuál de los dos nos parecemos nosotros? Casi siempre al


segundo. Hacemos bautizar nuestros hijos, pero no los educamos
en la fe. Luchamos por matricularlos en un buen colegio, pero
somos avaros de nuestro tiempo para formarlos. Deseamos que se
casen por la Iglesia, pero no les damos imagen de matrimonio -
sacramento. N o proyectamos un amor maduro y responsable.

Nos preocupa la situación social que atravesamos, pero no evita-


mos todo compromiso. Se supone que pertenecemos a la
A Iglesia, pero nuestra relación con ella es de nombre.

i 114 / Otros rechazan de entrada la invitación de Jesús. ¿ N o 115 >


L
w serán más sinceros que nosotros? Quizá les desconcierta
Vigesimoséptimo domingo ción. Les conb'a su mensaje. Lrea una comunidad de escogidos.
Les enseña unos signos. Muere y al tercer día resucita.

La canción de la viña En la historia particular de cada uno se repite, en miniatura, esa


misma historia general de salvación.

"Dijo Jesús: Había un propietario que plantó una


El Señor, en frase de Isaías, conserva nuestros nombres escritos en
viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un
sus manos. Un día nos llama a la vida. De entrada nos regala la
lagar, construyó la casa del guarda, la arrendó a
unos labradores y se marchó de viaje". libertad. Se arriesga amorosamente a perdernos, buscando que lo
San Mateo, cap. 21. escojamos libremente. Nos adopta por hijos en el bautismo. Nos
invita a una comunidad de fe, de amor y de esperanza. Señala
nuestro camino con los signos de su presencia que son los sacra-
En oriente, las viñas se rodeaban de cactus o con cercas de piedra. mentos.
El lagar, generalmente excavado en la roca, estaba al final del
sembrado. Y la torre, edificada en piedra y poco elevada, servía Se disfraza, para hacernos compañía, con el rostro de quienes nos
de atalaya para defender la viña de ladrones y animales dañinos. aman. Nos envía profetas que hablan nuestro mismo lenguaje,
sienten lo mismo que nosotros, son de nuestra tribu.
Jesús repite, casi al pie de la letra, la canción de la viña que nos
trae Isaías en su capítulo V. Es un poema compuesto por el profeta
Sufre y muere con nuestros dolores y nuestros fracasos. Resucita
al principio de su ministerio, teniendo en cuenta quizá alguna
en el árbol que retoña, en el día que -regresa, en el hijo que
canción de la vendimia.
madura. Para avisarnos a cada paso que El es la Vida.
Para el profeta, el pueblo israelita es la viña amada y escogida por
Dios. El texto hebreo expresa además que se trata de una cepa ¿Por qué, entonces, esta viña amada y escogida que somos noso-
especial, distinta por el color de sus racimos. tros, produce tantas veces frutos amargos?

Esta parábola recapitula en pocas frases todo el esmero y la solici-


tud del Señor para su pueblo.

Alguien ha escrito que el amor de Dios no se define con simples


adjetivos. Se describe con verbos: el Señor crea. Acompaña al
hombre en su camino. Se muestra a Abraham y lo saca de Caldea.
Hace alianza con los patriarcas. Se acuerda de la esclavitud de su
pueblo. Lo rescata de Egipto. Lo conduce a través del desierto.
Le regala una tierra prometida que mana leche y miel. Sus-
cita profetas. Organiza un reino.

i 116 Se hace hombre en las entrañas de María. Busca un i 117 >


grupo de amigos. Comparte con ellos su poder de salva-
Vigesimoctavo domingo Otras veces, amarnos equivale a colonizarnos mutuamente. Lucha-
mos por imponer nuestras propias ideas, nuestros esquemas perso-
nales, nuestra limitada visión de la vida.
¿Alguien se ha enamorado?
O simplemente dejamos morir el amor. N o entendemos que es
"El Reino de los Cielos se parece a un Rey que necesario regarlo, abonarlo, cuidarlo, podarlo para que crezca y se
celebraba la boda de su hijo. Mandó criados para renueve.
que avisaran a los convidados, pero estos no
quisieron venir". San Mateo, cap. 22. Hace tiempos que el Señor nos invita a su fiesta. A l l í nos dará
sabiduría para entender al otro, para tenderle la mano y llevarlo
Un caricaturista español nos entrega el siguiente diálogo: Pedro le adelante, a pesar de sus limitaciones.
comenta a Jesús: "Desengáñate. H o y la gente ya no habla de ti,
ni de religión. Ahora se ocupan únicamente de política, de droga Aprenderemos que el amor humano no brota al acaso. Procede
o de la televisión en colores. Jesús le pregunta: ¿Pero, óyeme, de una especial iniciativa de Dios. Es la réplica de su vida infinita,
cuando se enamoran, tampoco se acuerdan de Dios?" es la copia de su modo de ser, la publicidad de su presencia entre
nosotros.
Este era un rey que celebraba las bodas de su hijo e invitó a
muchos. Hemos errado por tantos caminos. Con razón sentimos sed, can-
sancio, hastío, escepticismo. Pero no desistimos nunca de buscar
Así, cada vez que alguien se enamora, es invitado a participar en la el amor. Recordemos entonces que esta invitación a la fiesta de
fiesta del rey. Porque una vez, el Hijo de Dios se enamoró de la Dios, no tiene fecha de vencimiento.
humanidad y se casó con ella. En el seno de una madre virgen se
llevó a cabo el desposorio. Desde entonces, adquirimos una no-
bleza y una importancia inigualables. Somos de la familia de Dios.

Pero sucedió que aquellos invitados no quisieron venir. H o y suce-


de lo mismo: muchos no queremos vivir el amor.

A veces sólo conjugamos un egoísmo a dúo, que limita nuestros


horizontes. Otras, olvidamos que todo amor exige como término
final un tercero. En él se complementan todas las iniciativas y todas
las batallas se recompensan. El amor de los padres tiene su plena
realización en el hijo. Además, para cuantos caminamos en la fe,
ese Tercero también es el Señor.

O vivimos el amor por departamentos. Hemos olvidado ^ ,


, muchas regiones del otro, donde se esconden inapre- ¥
i f ciables riquezas. O a donde es necesario huir en tiem- i 119
.i J
po de guerra.
Vigesimonoveno domingo da del impuesto. Le llevan un denario romano, una pieza de plata
de cuatro o cinco gramos. En el anverso presentaba la figura del
Cesar de entonces, Tiberio. Por el reverso, una expresión alusiva
El problema del fisco al mismo.

Jesús pregunta nuevamente: "¿De quién son esta efigie e inscrip-


"Los fariseos le preguntaron a Jesús: ¿Es lícito
ción?". "Del Cesar", le responden.
pagar impuesto al Cesar o no? Jesús les dijo:
Enséñenme una moneda y luego añadió: Den al
Si el Maestro declaraba ilícito el tributo pagado a los romanos, se
Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de
habría expuesto a la muerte y aún no había líemelo su hora. Pero
Dios". San Mateo, cap. 22.
ante esa moneda, el Señor les echaba en cara a sus enemigos, que
la invasión romana era un hecho aceptado por la mayoría. Más
Nunca ha sido agradable pagar impuestos. Un precepto que siem- aún, algunos judíos sacaban se lucraban de ella, oprimiendo al
pre obedecemos de mala gana, o por lo menos con una queja pueblo.
implícita: si al menos emplearan nuestro dinero honradamente.
A los cristianos de hoy Jesús nos enseña que el Reino de Dios va
En tiempos de Jesús, los judíos debían cumplir con el tributo más allá de las estructuras económicas y políticas. Bajo cualquier
religioso para el funcionamiento del culto. Pagaban al estado como régimen civil podemos y hemos de dar a Dios lo que es suyo:
los ciudadanos de cualquier nación. Y también aportaban otra tasa nuestra fe, nuestra obediencia.
para el sostenimiento de la invasión romana en su territorio. Lo
cual en varias ocasiones originó revueltas entre el pueblo. Más adelante los apóstoles declararían ante los tribunales judíos:
hemos de hacerle caso a Dios, antes que a los hombres.
De otro lado la moneda judía circulaba a la par con la griega y la
romana. Amamos pues a Dios, viviendo en comunión con el trabajo, el
dinero, las autoridades civiles, el mundo real que nos rodea. Todo
Pocas veces Jesús habló en su enseñanza del dinero: aquella vez ello edifica la ciudad terrena, que es base y fundamento de la
cuando una mujer viuda aportó dos pequeñas piezas a la alcancía Jerusalén celestial. Y aquella capital del tiempo de Jesús, con su
del templo. Y otro día, cuando les preguntaron a los discípulos si maravilloso templo, no pudo existir sin los mercados de Cafarnaúm,
su Maestro pagaba el tributo del templo. Jesús envió a Pedro al la esforzada pesca del Tiberíades, los rebaños de Belén y las
lago y allí encontró un pez que llevaba en la boca un "estáter", cosechas de Galilea.
con el cual cubrió su obligación y la del Maestro.
San Pablo, escribiendo a los fieles de Tesalónica, les dice: "Ante
Alguna vez los fariseos quieren comprometer al señor y lo asedian Dios, nuestro Padre, recordamos sin cesar la actividad de su fe, el
con esta pregunta: ¿Es lícito a nosotros pagar el tributo del esfuerzo de su amor y el aguante de su esperanza, en Jesu-
A Cesar? cristo nuestro Señor". Por la fe en el Maestro vivimos y ^
avanzamos a pesar de todas las circunstancias.
i 120 P El Señor se molesta y antes de responder, les dice:
i\¡s121¿ )
hipócritas, ¿por qué me tientan? Muéstrenme la mone-
me rechazo a mí mismo. Y como resultado lógico, soy incapaz de
Trigésimo domingo
amar a los demás.

Este amor a mí mismo es consecuencia de un inventario real de lo


Dios sigue conversando que soy, de lo que puedo, de lo que tengo. Y, desde un análisis
sereno, de un amor humilde, capaz incluso de hacernos reír de
"Jesús le respondió al escriba: El mandamiento nuestras fallas. De expresar, con cierta alegre ironía, nuestros des-
principal de la ley es: Amarás al Señor con todo el aciertos.
corazón. El segundo es semejante: Amarás a tu
prójimo como a ti mismo". San Mateo, cap. 22. Un amor que valora las propias capacidades para cultivarlas y orien-
tarlas. Q u e nos hace sentir distintos a los demás, pero no superio-
La frase parecería de algún moderno novelista. Pero es tomada del res. Auténticos, pero no extravagantes. A p t o s para convivir, pero
Concilio Vaticano II cuando nos explica la revelación: «Dios que sin nunca perder nuestra originalidad.
habló en otros tiempos, sigue conversando siempre con la esposa
de su Hijo». Escondemos a veces nuestra incapacidad de amar detrás de una
ascética errada, o cierta filantropía de baja ley. O tratamos de
Son muchos los temas de este diálogo, como sucede entre quie- proteger al otro, colmándolo de dádivas y cariñosamente, para
nes se aman. Dios le habla hoy a la Iglesia en idiomas nuevos y buscar seguridad y colocarlo a nuestro servicio. Pero esto no es
sobre asuntos hasta ayer ignorados. Le cuenta las proyecciones de amar. Amar es conocernos a nosotros y al prójimo, en la medida
la cibernética, el ámbito donde se mueve la electrónica, los des- de lo posible. Juntar con las suyas nuestras cualidades, para que
concertantes programas de la petroquímica. Le ilumina, por medio en compañía, se acrecienten. Es vivir en una constante actitud de
de los avances sicológicos, el misterio del hombre. A s í hemos respeto y crecer juntos, que equivale a caminar unidos, alegrándo-
descubierto que es urgente amarnos a nosotros mismos. A l g o que nos del bien que Dios nos hace. Manteniendo en común una
antes se creía pecaminoso. Sin embargo lo enseña el Evangelio. reserva de esperanza.
A q u e l día Jesús le explicó a su auditorio que es lo fundamental de
'Amarás a\ Señor con todo el corazón", responde Cristo al saduceo su mensaje: retoma un pasaje del Deuteronomio y lo presenta de
que le pregunta sobre el mandamiento principal. Y le añade: "El una forma nueva, frente a la maraña de preceptos que agobiaban a
segundo mandamiento se parece al primero: Amarás a tu prójimo los judíos de entonces. Y una cosa queda en claro: lo fundamental
como a ti mismo". A la luz de la sicología, descubrimos que si no es comprender a Dios. Es amarlo. Y a la vez: en el amor al
muchas veces no amamos al prójimo, es porque no hemos apren- prójimo, comprometido y práctico, se hace patente el amor al
dido a amarnos a nosotros mismos. Padre de los Cielos.

Como por la ley de osmosis, el hijo absorbe en el hogar, el amor


o la Palta de afecto de sus padres. Luego enmarcará su
historia en una de estas dos secuencias, positiva y cristiana
'' la una, trágica e inhumana )a otra: -¿Se aman mis pa-
N¡ " * dres? - M e aman - ¿ M e amo? - A m o a los demás... - <^ 123 }
.li ¿ N o se aman mis padres? - N o me aman? - Entonces L - _ _ J
Trigesimoprimer domingo Como si tratáramos evitar que Dios se entere. Sin embargo, la
primera condición para que El nos perdone, es reconocer con
llaneza que somos pecadores.
Una ciudad llamada hipocresía
También nos dice el Evangelio que no hemos de buscar, como los
fariseos, los primeros lugares en el templo, en el mercado, en la
"Dijo Jesús: Hagan y cumplan lo que los fariseos
universidad, en las diversiones, en el trabajo. N o es esto abdicar a
les digan, pero no hagan lo que ellos hacen".
nuestro esfuerzo de superación. Pero sí es no opacar a los demás,
San Mateo, cap. 23.
presentándonos siempre como los importantes. Como aquellos
que tienen la palabra sobre todo tema.
A s í presentaba un escritor el mundo en que vivimos: «Existe a\\í la
calle de la Falsedad, la plaza de la Apariencia, la avenida de la Se puede mezclar tanto fariseísmo en nuestra conducta que urge
Simulación, la discoteca "Los Fariseos", el bar "La Falsa M o n e d a " , revisar la propia vida a cada paso, mirándola a la luz del Evangelio.
el camino de la Mentira la vereda del "Engaño'... y muchos sitios Esto requiere valentía. Pero el Señor está pronto a ayudarnos.
más donde quizá nos sentiremos cómodos. Como en la propia
casa». Por la sinceridad, sería nuestra vida más limpia y más feliz. Cuando
nos convirtamos a la sinceridad, caminaremos por nuestras ciudades
Mas el Evangelio nos invita a la sinceridad. Nos prohibe parecer- y nuestros campos —quizá con una escalera muy larga a cuestas-
nos a los fariseos del tiempo de Jesús: muchas palabras y poco cambiando la nomenclatura de esta tierra que un día aprendió a
testimonio. mentir. Tendríamos entonces la calle de la Verdad, la avenida de la
Autenticidad, el camino de la Amistad, la plaza de la Veracidad,
Frecuentemente, como padres de familia, novios, empleados pú- el 'Bar del Sí y el N o " . . . y esta ciudad se llamaría... como tú
blicos, obreros o patronos, no podemos exhibir una vida con sello quisieras.
de autenticidad.
Aunque en las reuniones sociales hablemos mucho de manos lim-
pias, de honestidad, de equidad, en nuestro interior las cosas no
caminan tan bien como parece.

Pero hay otra hipocresía peor, porque nos separa de la ayuda de


Dios. Es aquella que se encarga de bautizar los propios pecados
con nombres decentes. A l no reconocer nuestras fallas, las envol-
vemos en papel de fantasía. Esto sí es blanquear los sepulcros,
que continúan por dentro llenos de podredumbre. A l orgullo lo
nombramos dignidad, al engaño le decimos viveza, a la
_^ injusticia la llamamos prudencia. Por otra parte, nadie acep-
W
¥ tara haber cometido un adulterio. Solamente ha tenido
.A.
i 124 una aventura.
i 125 >
W ~y^r
Trigesimosegundo domingo La historia cristiana nos presenta en su pórtico a una M a d r e Vir-
gen, Nuestra Señora. La maternidad es un valor que casi t o d o el
mundo comprende. Mientras pocos alcanzan a valorar la virgini-
Una virginidad condicionada dad, por ignorar que ésta no agota en sí misma su existencia. Vale
en razón de un más allá.

"Dijo Jesús: El Reino de los Cielos se parecerá a Será entonces inagotable capacidad de ternura, inocencia que no
diez doncellas que tomaron sus lámparas y salie-
hiere sino que acoge. Alianza ininterrumpida con Cristo y humana
ron a esperar al esposo. Cinco de ellas eran necias
cercanía a todas «las alegrías y las esperanzas, las tristezas y las
y cinco sensatas". San Mateo, cap. 25.
angustias de los hombres».

La mitad de los héroes, como la mitad de las vírgenes, suelen ser Las otras formas de virginidad pueden resultar necias: endurecen el
necios, asegura un autor. alma, clausuran el corazón, desfiguran el rostro, no revelan a Dios
y causan compasión o rechazo.
Y Cristo en su parábola nos advierte: no basta solamente ser virgen.
Hace falta prudencia, previsión, oportunidad, aceite suficiente en las Por el contrario, las vírgenes prudentes congregan a muchos en
lámparas, constancia para esperar la llegada del esposo. derredor. Son recursivas, no se pierden en elucubraciones teológicas
inútiles, ni se dejan vencer por el cansancio. Se alegran a cada
De estas diez doncellas, cinco son calificadas de necias. En otro momento de ser vírgenes, en orden a unos valores más excelentes.
lugar nos habla el Evangelio de eunucos, que lo son por un
defecto natural, o por la malicia de los hombres. Pocos de ellos Todo lo anterior puede aplicarse a la fidelidad mal entendida, a
por el Reino de los Cielos. ciertas formas de piedad, a algunas maneras de inocencia, a la
perseverancia en determinados estados religiosos, ideologías o cri-
También existe una virginidad que no es por el Reino: por incapa- terios.
cidad, por cobardía, por autosuficiencia o por orgullo, por falta de
oportunidades, por asepsia... En fin, la virginidad y el heroísmo valen la pena, si logramos vivirlos
entre el cincuenta por ciento de los sensatos.
Cristo alaba la virginidad que respalda su plan de Salvación, es
decir la que ilumina a los demás, vela en compañía, espera confia-
da hasta muy entrada la noche.

Esto de aguardar al esposo podría traducirse: vivir a cada instante la


virginidad como una boda. Una boda con el Señor y con los más
necesitados. Entendiéndola como un signo de otros valores más
t hondos, intraducibies muchas veces al lenguaje verbal. Pre-
4
~i sentarla a los demás como la piel de una alegría inefable: la
\ de sentirse amado por muchos y al amarlos entrañable-
i 126 mente, hacer amables todos los recodos del camino. i 127 •
Trigesimotercer domingo Cuando el Señor se marcha, nos sentimos desconcertados. Antes
el amor era un ideal. Ahora es una realidad prosaica, opaca,
desabrida. Antes éramos incondicionales de toda causa noble.
Cuando el Señor se marcha Ahora no encontramos razón para luchar, para perseverar. A veces
ni siquiera para vivir.

"Un hombre que se iba al extranjero, llamó a sus


Antes, mirábamos el porvenir con ilimitada esperanza. Ahora cuando
empleados y les dejó encargados sus bienes: a uno
ya hemos logrado la meta, nos sentimos insatisfechos y nos asedia
le dejó cinco talentos, a otro dos; a otro uno; a
el egoísmo.
cada cual según su capacidad. Luego se marchó".
San Mateo, cap. 25.
Todo esto sucede cuando el Señor se marcha. Quisiéramos que El
no se ausentara, que no hubiera repartido responsabilidades. Q u e
Normalmente la juventud supone una crisis de fe. Es el tiempo de permaneciera a nuestro lado, solucionando nuestros más mínimos
autodefinirnos, de afirmarnos como sujetos distintos e irrepetibles. problemas.
Tiempo de análisis y de síntesis.
Pero es más hermoso y más fecundo el tiempo de su ausencia.
Explicando su crisis interior, un joven la resumía en estas frases
Entonces crecemos, ejercitamos la libertad, probamos nuestra ma-
repetidas una y otra vez: " M i s padres dicen... Pero yo pienso ...
durez, acrecentamos nuestra fidelidad, realizamos sus planes.
Si, hay un tiempo en el cual los padres enseñan la fe con su
ejemplo y su palabra. Hay otro tiempo para aprender a pensar
A El no le gusta trabajar con niños mimados y sobreprotegidos.
según el Evangelio. Hay un tiempo de estudio teórico y un tiem-
Realiza sus programas con gente curtida en la brega, capaz de
po de práctica, dura y comprometida.
soportar crisis, de superarse, de esperar pacientemente, de sentir-
se alegre en ese tiempo oscuro, que corre desde la ausencia del
Hay un tiempo de amor entusiasta y un tiempo de esa rutina
Señor hasta su retorno.
amorosa que se llama fidelidad.

Hay un tiempo para la búsqueda arriesgada y otro tiempo para


plasmar sólidamente lo encontrado. Hay un tiempo para recibir y
otro para hacer fructificar lo recibido.

Nos lo dice la parábola: este hombre que se ¡ba al extranjero,


repartió a sus empleados los talentos y luego se marchó. Cuando
el Señor se marcha, afloran nuestras crisis.

Antes, éramos niños y todo se nos entregaba prefabricado.


A Ahora somos jóvenes y debemos usar la libertad. Somos
dueños de nuestro destino. Antes, sólo nos preocupa-
i y ba acumular conocimientos. Ahora se trata de poner lo
aprendido al servicio de los demás.
IvT
Trigesimocuarto domingo enfermo o en la cárcel y te socorrimos?" Y el Señor les respond e ,
"Cuando lo hicisteis con uno de estos mis humildes hermanos .

Una tienda hecha del día La cercanía de Dios, su amor por cada uno de nosotros, ha poteru
ciado admirablemente nuestra humanidad, comunicándole poderg s
sorprendentes. Nuestras manos de barro abren, de par en par, | a
"Entonces los justos le contestarán: Señor, puerta de los cielos. Nuestras palabras frágiles hacen vibrar e |
cuando te vimos con hambre, o con sed, o foraste- corazón de Dios. Nuestra mirada taladra la inmensidad de sus
ro, o desnudo, o enfermo, o en la cárcel y te misterios. Nuestros pasos destruyen la distancia que existe entre |Q
socorrimos? Y el rey les dirá: Cada vez que lo tierra del pecado y el país de la vida.
hicieron con uno de estos mis humildes
hermanos". San Mateo, cap. 25.
Dios es un rey magnífico, generoso, increíble en el modo de
retribuir a sus amigos. Mucho más espléndido que aquel que
El 3 de agosto de 1 4 9 2 , Cristóbal Colón se hacía a la mar desde tenía un palacio de diamantes, una tienda hecha del día y un
el puerto de Palos de Moguer. Muchos afirman que su propósito rebaño de elefantes».
era hallar una ruta más corta, hacia los legendarios territorios de
Oriente, donde crecían el clavo, la canela y la pimienta. Sospechamos que el poeta había leído el Libro de los Salmos:
"Dios mío, qué grande eres. Tú despliegas los cielos lo mismo que
Pero unos meses más tarde, las tres carabelas tocan tierra en una tienda, haces de las nubes tu carro, te deslizas sobre las alas
Guahananí, la cual es bautizada Isla de San Salvador. Colón había de los vientos .
descubierto un nuevo continente.
También nosotros construimos una tienda luminosa y eterna con los
En las cosas de Dios también se dan. sorpresas, que exceden las opacos elementos de esta tierra. Por el poder de Dios.
más ambiciosas esperanzas. Nos vemos entonces obligados a con-
vocar amigos y vecinos para decirles: "El Señor ha hecho en mí
maravillas".

N o solamente se cumple la promesa del Evangelio: todo el que


busca encuentra, o quienes llegan por la tarde reciben igual paga
que los jornaleros madrugadores. Cada día, la mujer desconsolada
vuelve a encontrar su dracma y el pastor diligente recupera la oveja
extraviada.

Damos un vaso de agua fresca a un profeta y participamos


de su recompensa. A ú n más: quienes realizan el bien
como por instinto natural, se sorprenden: Dios se iden-

i 130 tifica como el que recibe su ayuda. Entonces preguntan: i i»131á •


"¿Cuándo, Señor, te vimos con hambre o desnudo o
A s í llamamos hoy a los mayores, a quienes la ciencia les ha d i v i -
FESTIVIDADES do el promedio de vida. Están en esa edad los abuelos, los tíot,
los empresarios retirados, los jubilados, los religiosos que ya cum-
y OTROS plieron su misión, los asilados.

Cristo llamó al pesebre a los pastores. Luego invitó a los magos. A


Nuestra Señora de la Candelaria
los doce años visitará a los doctores en el templo. A q u í se encuentra
con la tercera edad. Edad que tiene su propio afán: angustia ante la
Nuestra Señora de la Luz
muerte, sentimientos de inutilidad y marginación, frío, achaques,
soledad.
"Cuando se cumplieron los días de la purificación,
llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Sin embargo, los ancianos disponen de una enorme riqueza: la
Señor y ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o experiencia. Ella es sabiduría, serenidad ante los golpes, paz, cla-
dos pichones". San Lucas, cap. 2. rividencia, reconciliación consigo mismo y con el prójimo, benefi-
cio de perspectiva para juzgar los acontecimientos y las cosas.
Además, los ancianos gozan de un gran tesoro: tienen tiempo.
Estaba ordenado en el capítulo 1 3 del Éxodo: todo primogénito
Aunque este pueda ser doloroso en los insomnios y en las tardes
será consagrado al Señor. Será rescatado por la ofrenda de una res
en que nadie viene a visitarlos.
menor. Pero los pobres presentarán dos tórtolas o un par de
pichones.
La presencia de Cristo puede transformar la existencia de tantos
ancianos. La tercera edad es tiempo para un balance imparcial y
Para cumplir la ley, María y José suben al templo con el N i ñ o y
sincero, más allá de toda comedia y fantasía. Es tiempo de oración
entregan la ofrenda de los pobres.
y de intercesión.

El ritual judío no habla de llevar alguna luz. Pero los artistas dibuja-
Y es tiempo de preparación. El anciano espera pacientemente en
ron a nuestra Señora con su Hijo en los brazos y una cera encen-
la antesala del cielo. De pronto, el Señor abrirá la puerta para
dida en la mano. Es Santa María de la luz, la Virgen de las
invitarlo a la bienaventuranza. Entonces sus ojos, como los del
candelas, Nuestra Señora de la Candelaria.
anciano Simeón, se iluminarán de salvación.

La tradición y el arte unieron en la escena la presentación del Niño y el


grito del anciano Simeón: "Ahora, Señor, puedes dejar que tu siervo Bajo la mirada amable de María, Simeón y A n a descubrieron al
se vaya en paz, porque han visto mis ojos la salvación... luz para Señor. Q u e ella nos guíe hasta gozar de esa luz que jamás tiene
iluminar a- las naciones". ocaso.

Como en el pasaje de los Magos, también aquí el evange-


_¿ lista recalca que el Mesías viene a salvar a todos los hom- , A ,
T bres. Pero la presentación del N i ñ o en el templo y su
\ 132 ,- encuentro con el anciano Simeón y la profetisa A n a son Í 133 |>
%=m también el encuentro de Cristo con la tercera edad. u A
W"
San Juan Bautista Los que vivimos aturdidos por la algarabía e intoxicados d e bulli-
cio, qué podemos hacer, ¿qué podemos hacer?

Fábrica de silencio Hay un silencio que se puede fabricar, aún viviendo entre la gen-
te. Los santos lo llamaron el silencio interior. Se construye cuando
serenamos nuestras preocupaciones, cuando aplacamos un poco
"Isabel dio a luz un hijo. Y a Zacarías se le soltó la
las tensiones del trabajo o del estudio y empezamos a mirar nuestra
lengua y alababa a Dios". San Lucas, cap. 1
vida desde dentro. Entonces las cosas que nos rodean aparecen
en su verdadera dimensión y encontramos a Dios en el fondo de
En el primer libro de los Reyes, encontramos a Elias deseoso de nuestra conciencia.
hablar con el Señor. Subió hasta el monte Horeb y allí retumbaba
el huracán. Pero el Señor no estaba en el huracán. Después hubo El campo es tan hermoso porque allí todavía reina el silencio.
un gran terremoto. Pero el Señor no estaba en el terremoto. Lástima que los campesinos no lo sabemos disfrutar y los de la
Luego fulguró el rayo. Pero el Señor no estaba en el retumbar de ciudad, cuando nos refugiamos en él, solemos llevar con nosotros
los truenos. Finalmente llegó una brisa tan blanda que parecía nuestro equipaje de ruido.
tejida de silencio. Y Elias se tapó la cara con el manto porque allí
hablaba Dios. El lugar de este silencio interior es el hogar. A l regresar a casa,
podemos construir el silencio. Es la voz dulce de la esposa, el
Hoy celebramos el nacimiento de san Juan Bautista. Apareció un diálogo amable y cariñoso con los hijos, el examen sereno y manso
gran profeta. Entre los nacidos de mujer ninguno como él, nos de nuestra conciencia. Entonces como una brisa que se adentra de
dice el Evangelio. Y como preparación a su alumbramiento miste- puntillas hasta lo más hondo del ser, Dios llega a nosotros.
rioso, Zacarías, el esposo de la anciana Isabel, se queda mudo
durante nueve meses. Hay otro silencio que también vale la pena fabricar. Consiste en
no decir la palabra inoportuna, callarnos cuando el prójimo no está
Las maravillas de Dios se preparan en el silencio y sólo se pueden dispuesto para la corrección, no hacer el comentario que destruye
contemplar en el silencio. la fama ajena, no responder con ira cuando nos ofenden... En este
silencio también se encuentra a Dios.
El Bautista es un hombre fuera de lo común. Asombra su sinceri-
dad. N o se apropia las grandezas ajenas y declara llanamente que Nuestra vida pudiera ser más serena y feliz, y más plácida, si
él no es el Mesías, apenas su precursor. Dice la verdad sin ador- aprendiéramos un poco a callar. Kaloni Kienga, aquel misterioso
nos. A los ricos: compartan sus bienes con los pobres. A los navegante de una novela de Morris West, nos dice: "Después de
cobradores de impuestos: no exijan más de lo debido. A los cada faena soy como una cuerda deshilachada. Entonces me siento
soldados: no molesten a nadie con falsas denuncias. A Herodes: en silencio a trenzarme de nuevo,- miro hacia dentro y sueño.
no te es lícito tener la mujer de tu hermano. Permanezco en silencio, porque cada palabra es un hilo que
le arranco a mi cuerda." A
* ^ Su voz es firme y vibrante. Es el hombre del desierto,
i 134 Y amigo del silencio. Sabe hablar, porque ha aprendido a
callar.
<| 135 >

W
docio se interrelacionan armónicamente y comparten la responsabi-
San Pedro y San Pablo
lidad de servir a los creyentes.

Los bautizados que no hemos recibido ningún ministerio oficial de


¿Quién tiene las llaves? la Iglesia, tenemos también una tarea particular. Cumplámosla con
dedicación y eficacia en beneficio de toda la comunidad y así
"Dijo Jesús a Pedro: A ti te daré las llaves del anunciamos a Cristo. Pensemos en el bien que pueden hacer los
Reino de los cielos" San Mateo, cap. 16. responsables de una empresa, los gobernantes, los líderes sindica-
les, políticos o deportivos, los que tienen poder decisorio en los
medios de comunicación, los científicos, los artistas. Cada uno de
Era el lenguaje del Señor, siempre diáfano y simple, repleto de
ellos tiene un don, una cualidad que, en lenguaje cristiano se llama
mensaje en las parábolas, directo y grave en sus sentencias, hermo-
«carisma». Es la capacidad de iluminar el mundo, de cultivar la
so y lleno de pedagogía en las metáforas, nos habló de las semillas
belleza, de unir a los hombres, de dar la mano a los más necesita-
y las perlas, de las viñas y los pájaros, de la roca sobre la cual se
dos. Todos tenemos la capacidad - nos la dado el Señor de abrir
edifica una casa segura y de las llaves para abrir y cerrar el Reino de
a todos la verdad o guardarla con avaricia. Podemos trazar caminos
los Cielos.
de superación o encerrar a muchos dentro de su propia miseria.

Celebramos hoy la fiesta de San Pedro y San Pablo. Son ellos las
En nuestro mundo hay tantos desesperados, cansados de aguardar
bases de toda la Iglesia. Y recordamos al obispo de Roma, cabeza
su liberación, que nos preguntan con desconcierto: ¿Quién tiene
visible de la comunidad cristiana, quien ha heredado de Jesús el
las llaves?
poder de atar y desatar.

Con razón interpelaba Gandhi a los cristianos: «Ustedes que di-


La Iglesia toda confía en él. Le mira como a un padre, como a un
cen tener la luz, ¿qué han hecho de la luz?
hermano mayor, un amigo leal, en su fe valerosa, entusiasta y
andariega. Cristo le ha confiado en estos tiempos llaves de su
Iglesia.

Sin embargo, este ministerio que tuvo el primer papa, no es patri-


monio exclusivo del pontífice romano. Su encargo de enseñar, de
promover, de conducir la Iglesia a través de la historia, lo ejerce en
compañía de todos los obispos de la tierra. Lo cual se llama la
«colegialidad». A s í se continúa la presencia de Cristo entre noso-
tros. Pío, Benedicto, Paulo o Juan Pablo presiden la Iglesia, para
enseñarnos, regirnos y santificarnos.

Cada obispo es ayudado a su vez, en su Iglesia particu- A,


lar, por los presbíteros, los diáconos y los demás minis- f—^
tros. Esta es la jerarquía: los diversos grados del sacer-
i 137 >
Asunción de Nuestra Señora nuestros males. Es parte integral de nuestro yo. Es nuestro herma-
no gemelo, más débil, pero fiel, humilde y generoso cuando
sabemos motivarlo.
Nuestro compañero inseparable
H u b o en el comienzo de la Iglesia una secta que despreciaba el
cuerpo y prohibía el matrimonio. Para ellos la perfección cristiana
"Dijo María: Por eso desde ahora todas consistía en ser como ángeles. Pero esto ni es cristiano, ni es
las generaciones me llamarán bienaventurada, posible. La santidad humana es santidad de hombres, metidos en
porque el Señor ha hecho en mí maravillas".
materia.
San Lucas, cap. 1.
Adoramos el cuerpo de Cristo que ha subido a los cielos. Vene-
« O h cuerpo, manso asnillo, tan dulce junto a mí por la vereda». ramos el cuerpo de María en la asunción gloriosa. Es apenas
A s í comienza José María Pemán un hermoso poema, en alabanza lógico que ese cuerpo que, como dice un autor, «limita físicamen-
de nuestro cuerpo mortal. Cuerpo tan calumniado por quienes te con Dios», fuera levado al cielo y desde allí, anunciara nuestra
olvidan la dignidad que consiguió, desde que Dios se hizo carne. futura transformación..

Cristo nos enseñó además, a valorar nuestro cuerpo. En su favor La fe cristiana valora notablemente nuestro cuerpo: lo unge con
realiza casi todos los milagros: cambia el agua en vino, cura enfer-
aceite bendito en el bautismo y en la confirmación y lo honra
mos, resucita muertos, multiplica el pan y los pescados. Ea la
cuando, ya inerte, es un recuerdo apenas de nuestro paso por la
manera de expresar su interés por toda nuestra persona.
tierra.

Es maravilloso nuestro cuerpo. Su contextura, sus funciones, la rela-


ción de sus huesos, sus nervios y sus músculos. Pero conviene educarlo: orientar sus instintos, moldearlo en el
deporte y en la disciplina, adornarlo con sencillez, cuidarlo con
A él llegan como a un puerto los sacramentos, para luego adentrarse esmero, respetar su individualidad, sembrar en él semillas de vida
por todo el ser, hasta nuestra más honda intimidad. eterna.

El es nuestro instrumento y nuestro signo. Por él conocemos,


palpamos, olemos, gustamos, miramos y escuchamos el universo.

Es nuestro documento de identidad. Se nos distingue por los


rastros de un rostro, por un tono de voz, por una manera de
gesticular, por el rumor de unos pasos.

A través de nuestro cuerpo se expresan de inmediato los gozos y


los dolores del alma. Puede reír y llorar, lo cual para ella es
A imposible.
.A.
Es nuestro compañero inseparable. Es una herejía afir-
mar que solamente él peca y hacerlo culpable de todos
i S>139
41
nador: ausencia de Evangelio. Tratan entonces de ahondar en la
Domingo Universal
vocación misionera, que recibieron en el bautismo.
de las Misiones (Ciclo A)
Comprenden muy bien que "misión es compartir". Tomar lo que
hemos recibido del Señor y ponerlo en común con nuestros her-
Misión es compartir
manos.

"Acercándose a ellos, Jesús les dijo: Vayan y Dios nos regala la vida, la fe, el hogar, los bienes de fortuna,
hagan discípulos de todos los pueblos, enseñándo- invaluables capacidades de transformar el mundo, poder de deci-
les a guardar todo lo que les he mandado". sión ante la industria/ ante el gobierno, en ¡os negocios. Compar-
San Mateo, cap. 28. tamos. A s í seremos misioneros.

De madrugada, donde termina la ciudad, un niño se muere de A los hombres de hoy nos amenaza una enfermedad aún más
hambre silenciosamente. Desconcertado ante las discusiones de sus grave que las plagas de nuestros cultivos: el egoísmo. H o y , D o -
padres, un joven abandona el hogar. Vaga, minado por las drogas mingo Universal de las Misiones, ¿por qué no mirar más allá?.
y vicios, para terminar luego en la sala de algún hospital. ¿Por qué no abrir la mente a las necesidades ajenas, hacer de
nuestro amor un amor internacional', tender la mano a quienes
En una vereda distante, la gente carece de escuela, de energía allá lejos esperan de nosotros?
eléctrica, de salud, de esperanzas. Nadie les da ¡a mano. En ¡a
remota selva, una tribu indígena está próxima a desaparecer por la Ser misionero es vivir de la esperanza, porque Dios quiere seguir
desnutrición, el consumo de coca y las epidemias. Una aldea, a la salvando con nosotros. Es amar a los próximos y a los lejanos. Es
orilla del mar, agoniza en \a incomunicación y en la ignorancia. continuar creyendo que el mundo todavía tiene remedio.

Los llamados cinturones de miseria se extienden y se multiplican.


A l l í miles de hermanos nuestros pierden la dignidad humana, la fe
en Dios y el sentido de la vida.

Muchos jóvenes, al terminar su bachillerato, no logran iniciar una


carrera. En una sociedad donde hacen faltas profesionales, muchos
de ellos no encuentran un trabajo adecuado.

Por otro lado, las posibilidades económicas de muchas familias


aumentan día a día. Con frecuencia se acumula riqueza inútilmente.
Otros viven hastiados, sin saber cómo emplear sus capaci-
A dades y su tiempo. ti .•*-A^T'"

Pero hay gente de buena voluntad que descubre en


todas estas situaciones un angustioso y común denomi-
Día Universal de Afirman algunos que nuestra labor asistencial retarda el cambio de
las Misiones (Ciclo B) estructuras. Seamos realistas. En los lugares de misión generalmen-
te falta todo. Debemos cumplir muchas labores de suplencia .

Enseñamos a amar Es fácil criticar al misionero que reparte pan, que traslada en su
viejo jeep a un enfermo, que recoge del barro a un moribundo. A
la misionera que aplica inyecciones, que improvisa en la selva un
"Dijo Jesús: Vayan por todo el mundo,
dispensario elemental, que limpia las llagas de un leproso, que
proclamen la Buena Nueva a toda la creación"
atiende a una mujer a punto de ser madre.
San Marcos, cap. 16.

¿Pero podremos dejar esto de lado? El programa de Cristo com-


En un aeropuerto parisiense, un joven profesor de la Costa de prende un mejoramiento total de los hombres. Si no realizamos
Marfil observaba con estupor las voluminosas cajas que se empaca- estos oficios, los pobres no entenderían que Dios los ama, no
ban en un avión carguero. De pronto, apoyando la frente contra el creerían que nosotros los amamos.
ventanal, empezó a sollozar. Se acordaba de los niños y los ancia-
nos de su patria. A q u e l enorme cargamento consistía en alimentos En Calcuta, un moribundo le decía a la Madre Teresa: «Repíteme
para gatos y perros. eso otra vez, porque me hace mucho bien. Siempre he oído decir
que a los parias nadie nos quiere. Es maravilloso saber que Dios nos
Frente a semejantes injusticias existen tres caminos: el primero,
ama. ¡Dímelo otra vez!".
quedarnos en silencio, luchar por la propia subsistencia y esperar
que se haga justicia más allá de la muerte.
En este nuevo siglo, la Iglesia de nuestro continente, está llamada
a anunciar a Cristo por todos los rincones de la tierra, compartien-
O t r o camino: lanzar a los hombres a la violencia: prender su
d o la fe y edificando el reino de Dios. ¿Nos comprometemos en
corazón como una bomba incendiaria, armar a\ pueblo para que
esta urgente tarea?
derribe el sistema.

Hoy, Día Universal de las Misiones, la Iglesia invoca la generosi-


La Iglesia aprendió de su fundador un tercer camino: sembrar el
dad de todos sus hijos. Los anima a orar y a colaborar económica-
amor entre quienes todo lo tienen y aquellos que todo lo necesi-
mente en ¡a difusión del Evangelio. Llama a la juventud a entregar
tan. Invitarlos a encontrarse fraternalmente en un lugar intermedio
su vida a las Misiones, como sacerdotes, como religiosos o como
de la frontera, donde se hable el idioma del Evangelio.
laicos, asegurándole que esta vocación es un camino cierto de
realización y de servicio a los más necesitados.
"Nosotros enseñamos a amar, decía un misionero. N o logramos
cambiar las estructuras. Anunciamos que muchas de ellas son injus-
tas, pero cambiarlas de raíz nos quitaría mucho tiempo. Mientras
tanto, se nos puede morir un niño por falta de un vaso de
leche. Nuestra vocación es anunciar a Jesucristo que vive
y ama por nuestro ministerio.
i us)
&>—A
Y
Día Universal de Lo grave del asunto es que Jesús fundó una Iglesia única que es
las Misiones (Ciclo C) por naturaleza" misionera. De ahí el gesto de los cristianos de
Antioquía. Prescinden de sus mejores pastores para cumplir el
mandato del Señor: ir por todo el mundo y anunciar a todos la
Ha llegado la hora buena noticia.

Las estadísticas nos dicen que sólo la cuarta parte de la humanidad


"Dijo Jesús: Vayan por todo el mundo y prediquen
ha recibido el anuncio de Cristo. ¿ Q u é hemos hecho nosotros
el evangelio a todos los hombres. El que crea y se
por esa gran masa que representa el 7 5 % ?
bautice se salvará". San Juan, cap. 16.

Tradicionalmente la tarea misionera era encomendaba a grupos es-


Los fieles de aquella parroquia rural se han juntado en el templo. pecializados: los misioneros. Pero el Concilio Vaticano II nos re-
Despiden a una religiosa de su comunidad cristiana que se va a cuerda que el compromiso misionero es algo propio de cada bau-
Mozambique. A l l í estará muchos años al servicio de una pequeña tizado. Q u e toda la Iglesia ha de anunciar el Evangelio, hasta los
comunidad cristiana. ¿Pero qué pensaríamos de una diócesis que confines de la tierra.
enviara a su obispo y a su vicario general a un remoto lugar de
misión? Sería un hecho insólito. A las misiones van los misioneros. América Latina se cuenta en la actualidad con el 5 1 % de toda la
Los "otros cristianos" permanecemos en lo "nuestro": en nuestra Iglesia católica. Pero es necesario que de Iglesia misionada nos
familia, en nuestra parroquia, en nuestra Iglesia. convirtamos pronto en Iglesia misionera. Entonces, cada comuni-
dad cristiana se sentirá comprometida con otras Iglesias distantes.
Sin embargo el capítulo 1 3 de los Hechos de los Apóstoles, nos
certifica lo insólito. La comunidad cristiana de Antioquía envía a Pablo Dice el párrafo 3 6 9 del documento de Puebla: "Para América
y a Bernabé a Chipre, Perge e Iconio, donde muchos esperaban el Latina ha llegado la hora de proyectarse más allá de sus propias
anuncio del Evangelio. fronteras. Es verdad que nosotros mismos necesitamos misioneros.
Pero deb emos dar desde nuestra pobreza".
— Eso era en los primeros tiempos, dice alguno.
— Cosas del Espíritu Santo, agrega otro.
— Eran cristianos de verdad, comenta un tercero.

H o y la Iglesia está en búsqueda de sus raíces. También vive con


nosotros el Espíritu y pretendemos ser cristianos de verdad.

Sin embargo aparecemos divididos en dos grupos diversos: quie-


nes sólo procuran la conservación de la fe en los ya bautiza-
dos y los llamados misioneros: obispos, sacerdotes, reli-
giosos y laicos, comprometidos a anunciar el Evangelio
a quienes no lo conocen todavía.
»
cualidades. Su fe en Dios, amenazada muchas veces por la des-
Todos los Santos
confianza. Su fidelidad, quizá no inquebrantable pero sí perseve-
rante. En fin, la obra maravillosa de un Dios artesano, orfebre y
paisajista que nos modela, nos pule y embellece con su fuerza
Ciertas vidas de santos sobrenatural. Esta se apoya sobre todo lo natural que poseemos y
nos proyecta a una dimensión más excelente.
"Viendo Jesús la muchedumbre, subió a un
monte, se sentó y les decía: Bienaventurados los Como resultado, admiraríamos a un santo de carne y hueso, pa-
pobres, los mansos, los que tienen hambre y sed riente cercano nuestro, vecino de nuestra parroquia y por lo tanto,
de justicia, los limpios de corazón..." capaz de motivarnos y de alentarnos. Sería la historia de alguien
San Mateo, cap. 5. que buscó ser feliz y lo logró por los métodos paradójicos, pero
eficaces, que predicó Jesús en el monte de las bienaventuranzas.

Todos hemos leído ciertas vidas de santos, que en vez de enalte-


Convendría también tener en cuenta aquellas pequeñas historias
cer al biografiado, más bien lo desfiguran. Nos lo presentan dismi-
de santidad que no alcanzan a un volumen. N i siquiera a un
nuido, extravagante, completamente distinto a los demás y con
opúsculo. Tal vez llenen a medias una página. Las que narran
frecuencia inverosímil.
nuestros elementales esfuerzos por perseguir al Señor: la plegaria
de un niño, un deseo sincero de cambiar de conducta, aquel mirar
En cambio, nos entusiasman las vidas de los santos que caminaron
a Dios desde nuestra conciencia atormentada, el rechazo esporádi-
por la tierra tratando de vivir las Bienaventuranzas, cada uno dentro
co de alguna tentación, una acción generosa realizada en el anoni-
de sus limitaciones y de sus propias circunstancias.
mato.

Podrían escribirse entonces historias muy reales, colmadas de peri-


Todo esto podría configurar una microcolección de santidad, la
pecias y aún llenas de humor, comenzando según se usa, por
cual tendría la ventaja de incluirnos a muchos de nosotros que
describir una casa paterna parecida a la nuestra.
apenas hemos empezado a convertirnos. Además nos presentaría
unidos, en grupo, como un pueblo que busca a su Señor.
En un segundo capí tulo se contarían los defectos del santo: tenía
muy mala letra, por ejemplo y muy escaso oído musical. Desde
pequeño se vio afectado por miopía y no era de muy buen genio.
Demostraba memoria para las ofensas ajenas y una notoria inepti-
tud para las finanzas. Por otra parte algunos períodos de su vida
fueron bastante borrascosos.

Se añadirían sus vacilaciones, las deficiencias síquicas de su perso-


nalidad. Los condicionamientos que le imprimieron la épo-
A ca, el lugar de nacimiento, la clase social y cada uno de
los cargo desempeñados. A renglón seguido se conta-
rían sus triunfos, las épocas luminosas de su vida, la
k A
forma admirable como orientó su carácter y modeló sus
y
Conmemoración de los difuntos dice el libro de J o b . Sin embargo, es condición de toda vida el
morir a cada instante. Morimos y vivimos en los hijos, en el amigo
que se va, en cada elección que significa una ruptura. Morimos en
Como el grano de trigo cada viaje que emprendemos y concluimos.

Cristo resucitado es nuestra piedra segura. Nuestra esperanza. El


"Dijo Jesús: Si el grano de trigo no cae en tierra
y muere, queda él solo, pero si muere da mucho nos conduce a una vida, donde la síntesis perfecta nos dará una
fruto». San Juan, cap. 12. felicidad perdurable. A l l í no se opondrán ni los términos del silo-
gismo, ni los cuatro elementos primigenios, ni el día ni la noche, ni
tampoco los puntos cardinales, ni el tiempo y el espacio, ni mucho
Muchos temas dejaron hoy de ser tabú. N o así la muerte. Nues- menos el bien y el mal.
tra sociedad la disfraza y maquilla, la oculta de mil modos.
A nada teme tanto el hombre contemporáneo como a la muerte. Vivimos en continua incertidumbre frente al hecho de morir, por-
El hombre primitivo pensaba de distinta manera. Para él la muerte que tal vez la Resurrección del Señor no ha calado en nosotros.
era algo natural y familiar. Comprendía que la vida es esencialmen-
te evolución. Podríamos leer nuevamente lo que nos dejó Walt Withman:

El agua se convierte en vapor, éste se transforma en nube que «Dime: ¿ Q u é piensas tú que ha sido de los viejos, de los jóve-
enseguida cae en lluvia generosa. Se cambia la oruga en crisálida y nes, de las madres, de los niños que se fueron?. En alguna parte
ésta en mariposa. están vivos esperándonos. La más pequeña hoja de hierba nos
enseña que la muerte no existe,- que si alguna vez existió fue sólo
Muere el grano de trigo bajo la tierra húmeda y oscura, pero para producir vida,- que no está esperando ahora el final del cami-
luego reverdece en los tallos, se levanta en la espiga, se trueca en no para detener nuestra marcha; que cesó en el instante de apare-
blanca harina en el molino y en el horno se cuece como pan. La cer la vida.
vida presente, pobre y peregrina, se cambia más allá de la muerte
en vida perfecta y segura. Todo va hacia adelante y hacia arriba. Nada perece. Y el morir es una
cosa distinta de lo que algunos suponen y mucho más agradable».
O en otras palabras: el amor viajero e incierto halla una patria, toca
un puerto definitivo, alcanza una dimensión absoluta.

Cristo, en aquel paisaje palestino, surcado de senderos que iban


del río al mar, por entre viñas y trigales, no encontró otra manera
para revelarnos el misterio de la muerte: «Si el grano de trigo no
cae en tierra y muere, queda él solo,- pero si muere da
A mucho fruto».

i 148 Nosotros somos la angustia ante la vida presente, que 149 >
resbala más veloz que un navio cargado de frutas, como
Dedicación de la Basílica de Letrán Desde el comienzo de su predicación, Cristo nos explica el Reino
de los Cielos. Es otra manera de vivir en la cual proyectamos todo
lo que somos y tenemos hacia una dimensión más elevada. Y el
Es otra dimensión padre Teilhard nos habla de la "Cristosfera", ese nivel donde
todas las realidades del mundo se perfeccionan y completan.

"Jesús, haciendo un látigo con cuerdas, echó a Porque la fe no conspira contra la inteligencia. La conduce más allá
todos fuera del templo con las ovejas y los bueyes. del raciocinio. La oración se eleva por encima del diálogo. La
Les dijo: Quiten eso de aquí. No hagan de la casa
caridad se coloca más allá del altruismo. La castidad se revela como
de mi Padre una casa de mercado».
una forma especial de amar. La esperanza se traduce como una
San Juan, cap. 2.
calidad más firme de ilusión. El servicio se convierte en una etapa
más cristiana del trabajo. La justicia se muestra como un estrato más
Imaginemos al hombre que vivió en las cavernas. Una tarde, al profundo de la ley. La humildad nos enseña un realismo alegre e
regresar del bosque, comparó la longitud del camino, la altura de inteligente.
la montaña y la extensión de la playa del mar. Había descubierto
las tres dimensiones del espacio. Los griegos para designar la plenitud empleaban una hermosa pala-
bra: "Pleroma". San Pablo en su carta a los Efesios desea que nos
En relación con el pensamiento también existen dimensiones. Pen- llenemos de esta plenitud de Dios. A s í podremos conocer cuál es
samos en los árboles, descubrimos las leyes de la fotosíntesis, la anchura, la longitud, la profundidad del amor de Cristo. Es una
captamos la esencia de las cosas y soñamos, igual que los niños ciencia que excede todo conocimiento. El Señor tiene el poder
con «árboles que cantan». de realizar todas las cosas incomparablemente mejor de lo que
podemos pedir o pensar. Y enseguida añade el apóstol: " Y o ,
Cristo, reprende a los judíos que habían reducido el templo del preso por el Señor, los exhorto a que vivan de una manera digna
Señor a una dimensión inferior. A q u e l lugar, consagrado para el de la vocación a que han sido llamados".
encuentro de Dios con los hombres, lo habían dedicado al tráfico
de bueyes y palomas, al comercio de moneda. Vivir se vuelve una carga si no buscamos elevarnos a regiones más
altas. Nos aburren nuestras riquezas y capacidades cuando no las
El Señor reprocha nuestra conducta. Con frecuencia no hemos proyectamos a otra dimensión más excelente. Si tenemos vocación
querido ascender. Y otras veces descendemos voluntariamente. de estrellas ¿Porqué terminar clavados en la tierra?

También la técnica tiene otra dimensión, la tienen el dinero, el


progreso, el sexo, la velocidad, la comunicación.

Es pecado recortarle las alas a la vida, degradar al amor,


^ encerrar la ciencia dentro de límites egoístas, contaminar el
mundo, dividir a los hombres, y enrutar la historia hacia
4 150 la frustración.
V
Inmaculada Concepción de María Pregunta, no reprocha: " ¿ N o sabías que tu Padre y yo te buscá-
bamos?".

La llena de gracia Acompaña: Belén, Egipto, las rutas de Galilea, el camino del
Calvario, el cenáculo, la Iglesia naciente.
"El ángel saludó a María: Alégrate llena de
gracia. El Señor está contigo. No temas porque N o podemos sacar a Nuestra Señora de la situación real que vivió
has hallado gracia delante de Dios". en Nazaret: un pueblo humilde, una familia pobre, vecinos que
San Lucas, cap. 1. ignoran el misterio, circunstancias adversas. Rudo contraste entre el
proyecto de Dios y unos recursos demasiado humanos.
¿Quién a los dieciocho años no ha soñado con una mujer incom-
parable? ¿Aquella que será luego la amiga, la novia, la esposa, la Tales condicionamientos nos acercan a Nuestra Señora. La hacen
madre de sus hijos? ¿ Q u é mujer no ha luchado por acercarse, en participante en nuestra historia, como alguien que nos da compa-
alguna forma, a ese ideal? Un ideal que cambia en lo exterior ñía, presencia, intercesión. En una palabra, como madre.
según la época, pero conserva unos valores inmutables. Porque Apelando a lo más personal, a lo más íntimo, dejemos de lado las
mujer siempre significará vida, ternura, complemento, intuición, frases hechas, los moldes gastados y encontrémosla disponible
compañía, calor de hogar. siempre y cercana, en la mitad de nuestra vida. María, la M a d r e
de Jesús, la llena de gracia.
En la historia de nuestra fe, al inicio del Nuevo Testamento, en-
contramos a María, la madre de Jesús. A s í la mencionan con
frecuencia los evangelistas, en directa relación con su H i j o . Luego
la Iglesia nos la presenta como la mujer ideal, la llena de gracia.

A mediados del siglo pasado el papa Pío IX ratificó la tradición de


muchos siglos, declarando solemnemente que María fue concebi-
da sin pecado original.

Llena de gracia, la saluda el ángel en Nazaret. La devoción popular


la llama: Inmaculada, la Pura y Limpia, Nuestra Señora de la luz.

Lo primero que en Ella descubrimos es su capacidad de acogida.


Recibe al ángel que le trae del cielo un recado de Dios. Está
disponible para quienes la necesitan. A c u d e a acompañar a su
prima Isabel que va a tener un niño.

^ - Sabe desaparecer oportunamente. Nunca le hace sombra


ra a Jesús. Adivina e intuye las necesidades ajenas, como
i 152 }
/ en las bodas de Cana. Y le sugiere a su Hijo el reme-
dilanas.
TIEMPO ADVIENTO

Primer domingo
Llega el Señor

"Miren, vigilen; pues no saben cuando es el mo-


mento. Lo que les digo a ustedes, lo digo a todos:
Velen". San Marcos, cap. 13.

En Aviento Dios repite a los hombres que El ha venido a la tierra


y que luego volverá a visitarnos. Por lo cual las lecturas bíblicas
insisten: " M i r e n , vigilen, pues no saben cuando es el momento.
Lo que les digo a ustedes, lo digo a todos: velen".

¿Qué puede significar lo del momento? Muchos lo han relacionado


con la muerte repentina. Pero un mejor significado lo hace equivaler
a aquellas ocasiones en que Dios se nos muestra. El libro del Cantar
nos presenta al Señor como ese amado que "salta por los montes,
semejante a una gacela, o a un joven cervatillo. Se para detrás de
nuestra cerca. Mira por las ventanas, atisba por las rejas".

Muchos creyentes pueden asegurar: un día Dios llegó hasta mi


vida, entró en mi interior y todo empezó a cambiar en mi entorno.

Los judíos dividían la noche en tres vigilias. Los romanos, en


cuatro. Y san Marcos, quien escribe para gentiles, nos dice que el
dueño de casa puede llegar al atardecer, a la media noche, al
canto del gallo, o a la aurora. Q u e es preciso mantenernos alerta.
Ese dueño de casa es el Señor que vendrá de improviso.

Sin embargo, ante ese encuentro con Dios, algunos se sienten


temerosos. Y su respuesta es la huida. "Tuve miedo, Se- A
ñor, y me escondí", dijo Caín después de haber matado
a su hermano. " Q u e no nos hable Vahvé, porque mori- r
fl57Í
remos", rogaban los israelitas a Moisés.
w
»—á
O t r o grupo, para esquivar al Señor, se refugia en la superficiali- Segundo domingo
dad: Diciembre. Vacaciones. Divertirse es su única meta. Corre el
tiempo y ellos se quedan como aquellos trabajadores, que nadie
contrató para la viña: " ¿ Q u é hacen allí todo el día ociosos?". Ocurrió un 6 de agosto

Otros presienten que Dios se acerca, pero procuran posponer la "Apareció Juan Bautista, diciendo que debían
cita. Recordamos la película de Bergman: un caballero que volvía cambiar de actitud". San Marcos, cap. 1.
de las cruzadas, supo que Dios lo buscaba. Se lo avisó la Muerte.
Asustado, la invitó entonces a una playa desierta, para echar una
H o y admiramos la energía atómica, puesta al servicio del progreso.
partida de ajedrez. Si ganaba, podría exigir un plazo, que le
Pero antes no fue así. El 6 de agosto de 1 9 4 5 , una bomba
permitiera llenar su vida de buenas obras.
singular cayó sobre la ciudad de Hiroshima, provocando una catás-
trofe nunca inaudita.
Los cristianos conscientes entienden que el mejor modo de espe-
rar a Dios es salir a su encuentro. El 1 9 5 5 , estando en Nueva
Pablo VI enseñó que todo ser humano es capaz de lo mejor y de
York, el padre Theilard de Chardin siente estallar su corazón. Sólo
lo peor. Q u e nuestra conciencia es un campo de batalla, donde se
alcanza a decir: " M e voy al que viene" y termina su vida serena-
enfrentan dos inmensos poderes: el Bien y el M a l . A l l í se escucha
mente.
el fragor de las armas y los gritos de los combatientes.

'Señor nuestro, restaúranos. Q u e brille tu rostro y nos salve". La alternativa del cristiano, consiste en orientar todas sus fuerzas d e
Q u e llegue a nuestra vida y nos transforme. Es la súplica que acuerdo al Evangelio. Somos hijos de Dios, pero el mal habita en
elevamos en este primer ¿ominso de Adviento. nosotros. Tal vez no ha generado catástrofes que nos señalen
como hombres pervertidos. Pero cada día comprobamos nuestra
Imaginamos a Dios como un sabio restaurador. Conoce el valor de inmensa capacidad de egoísmo, de avaricia, de venganza.
cada pieza, n y al cabo somos su obra maestra. Y con manos de
artista enamorado, enmienda todo lo nuestro: los recuerdos amargos A l comienzo de su relato, san Marcos pone en escena al Bautista.
que nos martirizan. Las malas tendencias del corazón. Apaga los Su carta de presentación es aquel texto de Isaías: "Una voz grita en
rencores. Convierte en experiencia los fracasos. Terminada su pa- el desierto: conviértanse. Preparen el camino del Señor". M u c h o s
ciente tarea, hace brillar su rostro sobre nosotros. Sonríe con amor, discípulos se acercaban a Juan, reconocían sus culpas y se hacían
porque nos reconoce nuevamente como sus hijos, seguros de vivir bautizar. Un signo para expresar su intención de ser distintos.
junto a El para siempre. "Señor nuestro, restaúranos".
Kazantzakis, aquel gran novelista, nos dice en uno de sus libros:
"En nuestros días, la conversión consiste en convivir con los h o m -
bres, luchar con Jos hombres. Acompañar a Cristo tocios ¡os días,
hasta el Gólgota, para que sea crucificado. Digo: todos los
días,- no sólo el viernes santo".

Bien sabemos que convivir con los demás no es cosa 159 >
fácil. Muchas veces se nos vuelve hostil la familia, la
empresa donde trabajamos, el medio social que nos rodea. M a n - Tercer domingo
tener el equilibrio y la generosidad en tales circunstancias equivale
a una conversión admirable.
Había un reloj de sol
Luchar con los hombres es otro ideal cristiano que a muchos atrae,
pero que pocos se atreven a ensayar. Cuando alguien escucha a
"Surgió un hombre que se llamaba Juan y venía
Dios en su interior, se siente movido de inmediato a colaborar con
para dar testimonio de la Luz". San Juan, cap. 1.
los otros. N o importa que se merme nuestra comodidad. N o
importa que nuestra seguridad se exponga. El sello que garantiza
una verdadera conversión es el compromiso fraterno. Una ciudad de Francia... Un nuevo amanecer. Y el viejo reloj de sol
comienza a marcar las horas, sobre el muro curtido de la vetusta catedral.
Vendría luego el programa de acompañar a Cristo, todos los días, Debajo, una leyenda que hace pensar muy hondo: "Yo no marco sino
hasta el Calvario. Seguirlo cuando todo va bien es poca cosa. las horas de luz".
Imitarlo cuando su cruz nos oprime los hombros, es vida cristiana
auténtica. Y cuando el sol se oculta detrás de las colinas distantes, el viejo
reloj no marca nada. Espera nuevamente la aurora. Porque él sólo
C o n frecuencia, buscamos convertimos añadiendo actos piadosos marca horas de luz.
a nuestra vida. Puede servir de algo. Pero la conversión de buena
ley brota de adentro. A q u e l día en que yo pongo mi alma desnu- El Evangelio nos habla de un personaje adusto, de voz áspera,
da ante el Señor. Cuando comprendo todo lo que El me ha vestido con pieles de camello y acostumbrado al menú salvaje del
amado. Cuando reconozco mis fallos, entonces empieza a germi- desierto. Venía a preparar los caminos del Mesías. N o era la luz,
nar en mi interior un hombre nuevo. mas su tarea era dar testimonio de que ia luz estaba cerca. Próxima-
mente amanecería el Salvador.
En Adviento cambiamos de actitud. El mentiroso no vuelve ya a
mentir. El iracundo es hoy un hombre manso. El perezoso se Para Juan Bautista, todas las horas eran luz, porque su vida era
ofrece para ayudar a los demás. Todo ello prepara los caminos, diáfana y sin sombras. Un hombre recto, de una sola pieza.
por donde llega Dios con su alegría. Esa que ya nadie podrá
arrebatarnos. Tal vez nosotros no llegamos a tanto. Nuestros días no son del
todo todos luminosos. Tenemos muchas horas de sombra, muchos
ratos de penumbra, espacios de tinieblas abrumados por el error,
la falsedad y el pecado.

Sin embargo, en el rincón más hondo de la conciencia, guardamos


un deseo de ser luz, de iluminar nuestra vida, de encontrar-
nos con la verdad.
.A. „A.

i 160 > Juan Bautista dio testimonio de la luz: por su austeri- 4, 161 >
dad. "Iba vestido de piel de camello, una correa de
cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y de miel silves- Cuarto domingo
tre' . En nuestra socieda dde consumo, ¿somos capaces de vencer
esta fiebre de derroche y apariencias?
Navidad, ¿para qué?
Por la entereza. " N o te es lícito tener como mujer la de tu herma-
no", le replica a Herodes, así le cueste la vida. ¿Tenemos noso- "Hoy nos ha nacido un Salvador".
tros el valor de proclamar la verdad, el deber, ante quienes se San Lucas, cap. 2
reirán de nosotros, o nos tratarán de pusilánimes?

En un establo sobre unas pajas solloza un niño. O l o r a hierba


Por la sinceridad: " Y o no soy el Mesías, soy apenas el que
seca...Es de madrugada. El buey y el asno, compañeros de hos-
prepara sus caminos". ¿Queremos aparentar más de lo que somos
pedaje, olfatean el amanecer. José y María, alegres y angustiados
o tenemos? Como el pájaro aquel de la fábula, que gustaba
a la vez, contemplan en la penumbra al Mesías recién nacido, al
vestirse con las plumas ajenas.
Salvador.

Por su modestia: "Conviene que El crezca y que yo disminuya".


Nos lo ha dicho un escritor: "Si Cristo nace mil veces en Belén,
Llegada la hora, cede el puesto al Mesías y se esconde serena-
pero no en ti, seguimos eternamente perdidos".
mente en el silencio. ¿Sabemos ceder el paso a los otros, a los
hijos, a los más jóvenes, en la empresa, en los cargos públicos, en
la dirección de ciertos asuntos? Cristo nace en nosotros por la fe. Pero ésta nos la han definido
de tantos modos, que al fin no comprendemos. Es claro, sin
embargo, que se parece mucho al amor. Quien ama, cree. Y en
Antes de celebrar la Navidad, el Precursor llega a nuestras vidas
Navidad todos removemos los escombros del pasado y suspira-
para invitarnos a la autenticidad. Si lo escuchamos, Dios cumplirá
mos por un poco de fe, esa fe sin culpa ni remordimientos, que
en nosotros sus promesas.
tuvimos antaño.

Y nuestra vida se llenará de verdad y alegría. Se colmará de luz,


Volvemos a mirar a Dios como a un amigo, que viene de visita para
más que el reloj de aquella vieja catedral.
comunicarnos muchas cosas. Volvemos el corazón hacia la Iglesia,
rememoramos la infancia y nos sentimos nuevamente hijos de Dios
y hermanos de ese N i ñ o que nace en Belén.

"Nos ha nacido un Salvador". Para algunos esta es una frase hueca


sin repercusión alguna en la vida ordinaria. ¿Será que, esclavos de
tantas cosas y encerrados en nosotros mismos, no hemos dejado
campo a la esperanza?.

.A- Tal vez los cristianos, somos culpables de que mundo


no aguarde al aguarde al Salvador. Porque ansiamos que 163 >
i » El venga a establecer un reino de abundancia material, de
~W
paz y de justicia social, entendidas a nuestro modo. Sin embargo,
todas las cosas que puede soñar el "hombre económico del mo-
Natividad del Señor
mento, no llegarán sin una conversión interior que nace de acoger
a Cristo como el único Salvador.
El último Evangelio
Cristo, nace en nosotros cuando vivimos plenamente el amor del
hogar. Cuando somos sinceros, sin tener nada que ocultar. Cuan- "En el principio existía la Palabra, y la
d o luchamos por ayudar al prójimo. Cuando compartimos genero- Palabra existía junto a Dios y la Palabra era
samente con los que tienen menos. Cuando oramos en familia. Dios". San Juan cap. 1.
Cuando buscamos los sacramentos, no como un impuesto que se
paga al Señor, sino como un encuentro con El, nuestro Padre.
Antes del Concilio Vaticano II, al final de la Misa, decían que el
rito ya se había terminado. Y el sacerdote se volvía al altar para
Es Navidad. ¿La lista comprometedora de aguinaldos para amigos
leer el "Ultimo evangelio". Muchos aún lo recordamos.
y parientes? ¿Un tiempo gris e ineficaz como tantos del año? ¿La
excursión y las vacaciones? ¿Un programa egoísta que nos dejará
Pero ese evangelio era el primero de todos, el primer cap ítulo de
un balance de tedio? ¿Una fiesta más? ¿ O sentimos realmente San Juan, el que leemos en esta Navidad. A l l í el evangelista nos
que nos ha nacido un Salvador? dice mil cosas hermosas y profundas, que para explicarlas, exigirían
muchas páginas.
Porque si Cristo no nace hoy en nosotros, seguiremos perdidos...
¿Hasta cuándo? San Juan, enseña que Dios existe desde el principio. Nuestra
historia es pequeña y fugaz. Cuando dejemos esta tierra, nos
grabarán sobre la tumba dos fechas: ese fue nuestro tiempo.

Pero Dios no es así. El no está contenido en el tiempo. Antes de


nuestros padres, de nuestros abuelos. Antes de tantas generacio-
nes que ya no son. En ese "antes Dios existía amando. Y una
vez, por así decirlo, se asomó a la ventana del tiempo, y creó el
universo, hace millones de años.

"En el principio ya existía la Palabra y la Palabra estaba junto a Dios


y la Palabra era Dios . Unos biblistas traducen la Palabra. Otros
hablan del Verbo, el Hijo de Dios.

Después, san Juan añade que por El fueron hechas todas las
cosas. Nuestro lenguaje humano es inexacto. Pero así indica
P~™4*-«^
el evangelista que todo tuvo origen en Dios.

Enseguida el evangelista explica que Dios es vida y es (<


luz. Luz que brilla en las tinieblas. Pero éstas no lo han
recibido. Sin embargo, "a cuantos lo recibieron les dio poder para La Sagrada Familia
ser hijos de Dios, porque han creído en su nombre".

Y llega el momento, en que san Juan nos declara el acontecimien-


to que hoy celebra toda la tierra: " Y la Palabra se hizo carne y Las matemáticas de Dios
acampó entre nosotros y hemos contemplado su gloria".
"El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se
En las grandes catedrales, las campanas se lanzan a vuelo. Una
llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acom-
comunidad campesina se recoge bajo la humilde capilla. Las jóve-
pañaba". San Lucas, cap. 2.
nes danzan a la media noche en una aldea africana. Los pescadores
se acercan al pesebre con sus dones. Los niños despabilan el
sueño para mirar a Jesús recién nacido en el pesebre. Y a todos se "El N i ñ o —escribe un autor— iría a la escuela con los demás de su
nos llena el corazón de gozo. Dios acampó entre nosotros. Dios edad,- pero no para ser niño prodigio", ni el preferido del maes-
nos ha dado poder para ser sus hijos. "Pues, siendo tan gran tro. Se las arreglaría, a su modo, para que el profesor a veces
Señor tenéis corte en una aldea, ¿quién hay que claro no vea, que entendiera y otras no, sus respuestas.
estáis herido de amor?", cantaba Diego Cortés, hace ya varios
siglos. En la clase de matemáticas, Rabí Isacar, con una barba muy blanca
y muy bíblica, le pregunta una vez al hijo del carpintero: ¿Si un
Todo e/ío se resume en aquel párrafo de san Pablo a Tito: " H a
pastor tiene cien ovejas y se le pierde una, cuántas ovejas le
aparecido la bondad de Dios y su amor a los hombres".
quedan?

Un grupo juvenil discutía sobre el acontecimiento cumbre de toda


la historia. Alguno dijo que la invención de la escritura. O t r o , que — Si es mal pastor, responde el N i ñ o , le quedan noventa y nueve.
el descubrimiento de la penicilina. Otros señalaron la conquista de Pero si es buen pastor, irá y no parará hasta que encuentre la
la luna. extraviada y tenga otra vez ciento.

N o , dijo uno de ellos: ¿ N o entendemos que el hecho más im- Grandes risas de toda la clase, hasta del rabí, a quien la respuesta
portante de toda la historia fue cuando Dios se hizo hombre?. no le ha parecido del todo matemática".

"El Verbo se hizo carne y hemos visto su gloria". A s í son las matemáticas de Dios. En la repartición de su tiempo
sobre la tierra, un gran desequilibrio: treinta años en familia y tres
para salvar el mundo.

Nosotros creemos que el mundo se salva desde fuera. El Señor

<3^0 nos dice lo contrario: se salva desde dentro. Desde el seno de la


familia.

Nosotros inauguramos escuelas, creamos hospitales, for-


mamos grupos financieros, sostenemos partidos políti- \
eos, promovemos institutos culturales, fomentamos el de-
porte, ampliamos nuestro comercio exterior, revisamos las leyes, Santa María Madre de Dios
defendemos la niñez desvalida... ¿y la familia?

— Está bien, ¡gracias! Podríamos responder con esa frase sosa, con Despunta un nuevo año
la cual defendemos la intimidad del hogar frente a los extraños.

«En aquel tiempo, los pastores fueron corriendo y


Parece que intentamos edificar la sociedad comenzando por los
encontraron a María y a José y al Niño acostado
techos. Queremos salir al encuentro de los problemas del hom-
en el pesebre". San Lucas, cap. 2.
bre, cuando éste ya tiene dieciocho años. Pero antes, ¿qué le dio
la familia?
"Santa María, Madre de Dios" ...una súplica repetida miles de
¿Cuántas son las entidades cívicas, sociales, económicas, cultura- veces, desde la más remota infancia. Y ahora volvemos a invocar a
les, aún religiosas, que tienen como objeto educar la familia en la Madre de Jesús, en el dintel de este año que comienza. Por-
cuanto tal? que nosotros, al igual que los pastores hemos ido corriendo hasta
el pesebre, para encontrarla a ella con el Niño y su esposo.
Podríamos consolarnos si pensamos que todo lo social contribuye, Es enero. Despunta un nuevo año. Es tiempo de proyectos, de
a su manera, al bien de la familia. Pero quitémonos la máscara. N o propósitos y expectativas. Después vendrá el fluir de los días, con
es así. Más bien se dan numerosos factores que conspiran contra su rutina y sus desengaños. Tenemos en la mano un calendario
la familia: la sociedad de consumo, los medios de comunicación, recién estrenado para escribir en él nuestros aciertos y nuestros
las campañas publicitarias, las ideologías foráneas, la manipulación fracasos.
de la mujer, etc.
Nació el calendario por la necesidad de fijar las fechas de la
siembra y la recolección. A s í empezamos a dividir el tiempo en
¿y yo, como persona, que hago por mi familia? Yo que soy
días, meses y años. El antiguo calendario romano fue reformado
político famoso, competente industrial, eficaz obrero, profesor tan
por el emperador Julio César en el año 4 5 a. C. Más tarde, un
sabio, profesional calificado, prestante dama, o mujer de tanta
monje romano llamado Dionisio el Exiguo, lo adaptó a la fecha del
influencia social, ¿qué he hecho por mi familia?
nacimiento de Cristo. Luego, en 1 5 8 2 , bajo el papa Gregorio
XIII, se modificó nuevamente, de acuerdo con los descubrimien-
"El Niño Jesús crecía y se robustecía y se llenaba de sabiduría y la tos astronómicos de la época.
gracia de Dios le acompañaba". ¿Por qué será que todos nuestros
niños no les pasa lo mismo? ". Para los cristianos el tiempo es una sucesión de días, marcada
siempre por el amor de Dios a sus hijos. Nosotros no contamos
únicamente la historia. Todo lo nuestro es Historia de Salvación:
un programa en el cual el Señor nos transforma.

.A. Despunta un nuevo año: el niño empieza a descubrir el ^


f mundo. El adolescente se encuentra consigo mismo. El
i 168 adulto se embarca en sus proyectos. Hombre y mujer 169 >
\ A confían en el amor. El anciano se llena de nostalgia.
Es tiempo de siembra: el niño hace amistad con los libros. El Epifanía del Señor
adolescente entierra en su campo una ilusión. El adulto colecciona
sus crisis. Los esposos profundizan en su relación. El anciano poda
sus recuerdos. Melchor, Gaspar y Baltasar
Es tiempo de abono y regadío: el niño aprende de ausencia y de
dolores. El adolescente, de soledad y desconcierto. El adulto, de "Jesús nació en Belén de Judá. Entonces unos
golpes e ingratitudes. La pareja se problematiza. El anciano añora magos se presentaron en Jerusalén
tiempos mejores. N o siempre la cosecha tiene la misma medida de
preguntando: ¿Dónde está el Rey de los judíos?".
la esperanza.
San Mateo, cap. 2.

Este año que comienza nos llena de incertidumbre: lo económico, Los dibujos de las catacumbas jamás nos presentan a estos visitan-
lo social, lo político, la salud, la familia, el trabajo, los estudios. tes de Belén con insignias reales. A ú n más: en el templo de San
Vidal de Ravena, los encontramos vestidos de mercaderes. Y la
Pero escribamos en la primera página de nuestro almanaque aquella tradición anglosajona los denomina, sin más, hombres sabios.
frase de San Juan: «La Palabra era la luz verdadera que alumbra a
todo hombre. A cuantos la reciben les da el poder de ser hijos de Quizá fue la Edad M e d i a , tan propensa a fabricar leyendas, la
Dios». que inventó la expresión de "Reyes Magos". A u n q u e el apelativo
de magos más parece un gentilicio de una región de Persia. Sin
Y volvamos a repetir, con el alma en los labios, como allá en embargo, otros autores señalan a estos peregrinos como practican-
nuestra infancia: "Santa María, Madre de Dios, ruega por noso- tes de la magia en su tierra, o bien, como devotos de una antigua
tros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte". religión, heredada de Zoroastro, cuya divinidad se manifestaba en
las estrellas.

La tradición más cercana a nosotros los bautizó Melchor, Gaspar y


Baltasar, reduciendo su número a tres, aunque esto también es
arbitrario.

Lo que sí es cierto es que eran hombres de buena voluntad. De


aquellos que "ama el Señor", cantados por los ángeles, junto al
portal, la noche de la primera Navidad.

La estampa de los Reyes Magos pertenece a los archivos d e


nuestra infancia. El relato de San M a t e o , vertido para algu-
A nos en Historia Sagrada, despertó nuestra fantasía de ni-
r
ños, por obra y gracia de una mamá catequista o de
i 170 > algún paciente maestro. <|
Bautismo del Señor
A s í conocimos por primera vez los camellos, sentimos la soledad
del desierto, aprendimos el valor del oro, el olor del incienso y el
sabor de la mirra.
Hombres de Cristo
Melchor, Gaspar y Baltasar están entre los primeros evangelizadores
de nuestra inocencia. Profesaban una fe abierta al mundo. De ahí "Entonces llegó Jesús de Galilea para que
que traspasen las barreras de su país y de su cultura, para venir a Juan lo bautizara. Apenas salió del agua, vio
adorar al Rey de los judíos. N o pretenden saberlo todo. N o se rasgarse el cielo y al Espíritu bajar hacia él como
creen propietarios exclusivos de la verdad. Comprenden que Dios una paloma". San Marcos, cap. 1.
puede revelarse más allá de su paisaje natal. Nos dan ejemplo de
búsqueda. Comprenden el llamado de Dios y aceptan el riesgo.
Hasta hace algunos años se acostumbraba bautizar a los niños con
nombres del calendario cristiano. A l l í se consignaba una larga lista
De otra parte, Herodes existe hoy, multiplicado en las páginas de
probablemente extractada del Martirologio, libro oficial de la Igle-
nuestra historia. Lo encontramos en todo aquel que no respeta la
sia que reúne a todos los santos canonizados.
vida. En todo aquel que desconoce los valores del hombre.

Esto explica por qué nuestros abuelos llevaron nombre extraños


Pero el Señor sigue hablando. Sus mensajes no só\o se escriben en
pero cargados de piedad. Los cristianos viejos comprendían que el
el cielo, como la luz de una estrella. Brillan también sobre la casa
bautismo nos consagraba a Cristo, y unía nuestras personas con
de los pobres, igual que sobre la morada de María y José en
aquellos que nos precedieron en la fe.
Belén. Los escuchamos en la noche, al revisar nuestra conciencia.

San Marcos, presenta a Jesús en público el día de su bautismo en


A los Magos, Dios les aconseja volver a su tierra por otro camino
el Jordán. Entonces se abrió el cielo y el Espíritu bajó sobre el
y ellos saben obedecer.
Señor en forma de paloma. Se oyó una voz también: "Tú eres mi
Hijo amado".
Finalmente esta visita de los viajeros de oriente nos muestra que Cristo
es patrimonio de todos los hombres. A quienes ya conocemos a
Este hecho quizá no tuvo resonancia entre el grupo inicial de los
Jesús nos toca entonces compartir su persona y su mensaje con quie-
discípulos, pero las primeras comunidades lo comprendieron con
nes viven a oscuras. Con muchos, cuya pobreza le impide buscar un
mayor profundidad.
camino para encontrar a Dios hecho hombre para salvarnos.
El rito del agua lo habían usado, tanto el pueblo judío como sus
vecinos, en las ceremonias de iniciación religiosa.

Quien era sumergido en el agua, salía de allí como criatura nueva,


comprometido a una conducta distinta.

Cuando Jesús se acerca al Precursor para hacerse bauti-


zar, contagia de forma simbólica, todo su ser de Dios
Hombre al agua que mojará, en tiempos venideros, la cabeza de
sus discípulos en el rito bautismal.
TIEMPO CUARESMA
Apenas conformada la Iglesia, los apóstoles repiten este gesto del
bautismo para todo los que habiendo escuchado de Jesús de
Nazaret, lo aceptan como Hijo de Dios y salvador.
Primer domingo

A quienes de niños nos dieron el Bautismo parece que poco nos Aquellos pactos con el diablo
importa tal acontecimiento. Casi nadie recuerda en qué fecha tuvo
lugar. Ese día empezamos a ser oficialmente hijos de Dios. Lo "Jesús se quedó en el desierto
éramos ya por creación, pero cuando la comunidad Iglesia nos cuarenta días, dejándose tentar por Satanás".
acogió, declaramos por boca de los padrinos que nos interesaba la San Marcos, cap. 1.
fe cristiana y que según ella, íbamos a enrutar nuestra vida.

En la primitiva Iglesia, como hoy en muchos lugares de misión ¿Ha n leído ustedes "El Retrato de Dorian G r a y ? "
sólo se acepta a adultos para este sacramento. Y luego de una
preparación de varios años. La práctica del bautismo para los En épocas pasadas era cosa frecuente que un ambicioso, o un
niños nació en tiempos de creciente mortalidad infantil y a causa desesperado, hiciese pacto con el diablo. A cambio de determi-
de una teología no muy exacta, que vetaba el ingreso al cielo a nado poder, de riqueza o juventud, el interesado firmaba el docu-
los no bautizados. mento con su sangre y transfería su alma a Satanás.

En un comienzo además, el sacramento de la Confirmación no se Las cosas han cambiado. El demonio ya no pierde su tiempo con
tenía como algo distinto del Bautismo. H o y lo celebramos cuando un solicitante aislado. ¿Para qué?, si puede tener bajo su mando a
los jóvenes poseen una relativa madurez. Entonces, ante el obis- pueblos enteros, grupos numerosos, o sectores especiales de la
p o , el padre de la fe en cada comunidad, ellos confirman su sociedad contemporánea. El diablo firma hoy arreglos colectivos,
compromiso cristiano. Expresan públicamente que conocen a Je- acuerdos a alto nivel y realiza negociaciones en la cumbre.
sucristo y desean vivir de acuerdo a su enseñanza.
Dejemos a los teólogos que, con ciencia y paciencia, nos esclarez-
El mundo actual, tan acelerado y complejo, dista mucho de aque- can si la expresión demonio en la Biblia significa espíritus que son
llos ámbitos donde nuestros abuelos vivieron su fe. H o y somos personas, o una forma hebrea de designar los poderes del mal.
apenas sobrevivientes en estas selvas de cemento y de contamina- Pero tanto el antiguo como el nuevo Testamento nos hablan del
ción, agobiados de preocupaciones y peligros. Pero también en diablo, Belcebú, Satanás, los espíritus inmundos.
estos espacios es posible vivir el Evangelio. El hombre urbano de
hoy sabe descubrir con entusiasmo a Jesús de Nazaret como Y cada uno de nosotros siente también en su vida y en la sociedad
único modelo de vida. que lo rodea, la influencia del mal, que contrarresta con
ahínco los esfuerzos de Dios y de los hombres de bien. A
Bastaría recordar qué es un cristiano. Lo señaló el Padre
174 f T
i A
Astete hace ya cinco siglos: "Hombre que recibió la fe Basta recordar el tráfico de influencias, los negocios 175 >
de Cristo y está consagrado a su santo servicio". injustos, el imperio de la uiuya, ía corrupción, la discor-
- w
dia en las familias, la infidelidad conyugal, las leyes que van contra Segundo domingo
la verdad y la injusticia. Y muchas cosas más.

Pero el demonio no trabaja solo. Lo hace en equipo y todos, más Aviso para caminantes
o menos, podemos ser colaboradores y quinta columna de su
ejército: cuando no cumplimos el deber, si no actuamos generosa-
"Jesús se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan
mente, o escogemos el camino más fácil. Si no hablamos a tiempo,
a una montaña alta y se transfiguró ante ellos."
no corregimos, o no sacrificamos nuestros intereses en bien de la
San Marcos, cap. 9.
comunidad.

Cuando el Evangelio nos cuenta que Jesús resistió al tentador en A Don Quijote, su locura sublime le hacía mirar feroces enemigos,
el desierto, nos enseña que su victoria puede renovarse a diario en en los mansos molinos de viento de la comarca manchega. Noso-
cada uno de nosotros. tros sufrimos de otra locura, que nos oculta la presencia luminosa
del Señor en los acontecimientos de la vida.
Con la oración alcanzaremos que el poder de Cristo apoye nues-
tra flaqueza. Somos débiles, pero Dios "nunca permite que sea- Pero Dios acostumbra transfigurarse, en ciertas ocasiones, para que
mos tentados más allá de nuestras fuerzas", como escribió san miremos gozosamente su luz y su gloria y así se consolide nuestra fe.
Pablo a los corintios. A ú n más: la tentación puede llevarnos a un
encuentro más íntimo con Dios, nuestro Padre. Lo explicó, con El evangelio nos cuenta cómo el Señor llevó a tres de sus discípu-
lujo de detalles, san Lucas en la parábola del Hijo Pródigo los a una montaña y les mostró un poco de su gloria. A n t e Pedro,
Santiago y Juan, Cristo manifestó su gloria. Les dio a entender
De otro lado, ningún cristiano tiene que negociar con el demonio quién era, de una forma más clara y convincente. Los evangelistas
en busca de riquezas, de poder o de eterna juventud. "Toda apelan a ciertas comparaciones para explicar tal experiencia: que
dádiva buena y todo don perfecto vienen de lo alto, descienden los vestidos del Señor se volvieron blancos como la nieve y su
del Padre de las luces". Nos lo enseña el apóstol Santiago. rostro resplandeciente como el sol. Formas humanas de presentar
cosas divinas.

Muchos de nosotros hemos tenido en la vida momentos semejan-


tes. Hemos sentido a Dios muy cerca, comprendiendo claramente
que El es nuestro Padre. Nos pareció que alargando los brazos, lo
hubiéramos podido tocar. Pudo ocurrir así cuando nació el primer
hijo, en la muerte de un ser querido, cuando sufrimos aquel acci-
dente. En aquella confesión que hicimos, cuando encontramos un
amigo de verdad.
A
V Pero quizá otros hermanos nuestros no han gozado esta
ih
176
A
experiencia maravillosa. N o tuvieron la suerte de sentir
a un Dios cercano, ni descubrieron a Cristo en su hogar.
O el viento de la vida los arrastró muy lejos de la fe. Tercer domingo

Pero a quienes hemos visto al Señor, nos nace el antojo de plantar


nuestra tienda allá en el monte. N o vale quedarnos embelesados, El enojo de Cristo
financiados espiritualmente por la luz de Dios. Conviene regresar a
la penumbra del valle, para hablar con los hermanos de ese Cristo
"Jesús, haciendo un azote de cordeles, echó a los
que se nos ha revelado tan generosamente. Muchos esperan nues-
vendedores diciéndoles: No conviertan en un
tra palabra, nuestra voz animosa y el apoyo de nuestras manos
mercado la casa de mi Padre". San Juan, cap. 2.
amigas.

A veces también pretendemos que los demás suban a la montaña Este Evangelio nos pone a pensar. En el Levítico, Dios enseñó a
por el mismo camino nuestro. Como si la esencia del cristianismo su pueblo, cómo habrían de ser los sacrificios de bueyes y de
consistiera en determinadas formas: en mi devoción, en mi aposto- ovejas, las ofrendas y cada uno de los ritos del templo.
lado personal, en mi gesto, en mis costumbres familiares. A Cristo
se puede llegar por muy distintas sendas, siempre que estén ilumi- Pero ahora, Jesús se molesta ante quienes venden los animales
nadas por el Evangelio. para los sacrificios. Los acusa de haber convertido en un mercado
la casa de su Padre.
Tampoco despreciemos a quienes no han comenzado todavía el
La fe cristiana también se vive dentro de una aparente contradic-
ascenso. Cuántas veces en nombre de Jesús hemos ahuyentado,
ción. De un lado, las imágenes, las procesiones, los escapularios y
con nuestra suficiencia y vanidad, a los que dudaban allá abajo,
las medallas. De otro una religión fría y descarnada y hasta cierto
antes de emprender la cuesta. Hay muchos hermanos que han
punto intangible.
caído en los baches del camino. A otros les cuesta mucho subir ya
por la tarde, aunque estén convencidos de que la luz está en la Si deseamos comprender la actitud de Cristo, hay que recordar
cumbre. que la venta de animales había invadido el templo. Q u e los sacri-
ficios materiales habían suplantado, para gran número de judíos, la
Si nos volvemos hacia el prójimo, volveremos a encontrar al Señor religión de la mente y el corazón predicada por los profetas. Por
transfigurado. Sea esta reflexión de hoy un aviso para caminantes. eso el enojo de Cristo: un justo rechazo a la desviación de la fe.

Es bueno gozar la luz de Dios, pero es mejor compartir la lucha de Jesús venía a instaurar un nuevo orden en las relaciones con Dios, a
¡os que buscan al Señor, entre las oscuridades y vericuetos del purificar al hombre, a recordarnos el verdadero sentido del culto y del
camino. templo, desde una nueva alianza.

Por lo tanto, el cristiano no puede quedarse con lo externo. Hay


que ir más hondo: a la religión de la mente y del corazón.
A Nos lo enseñan quienes habla n de "trascendencia". Nos ^
dicen que los signos religiosos, han de ir más allá de sí
i 178 > mismos. Han de propiciar convicciones, actitudes inte- \ 179 >
riores, criterios y fuentes de inspiración. De lo contrario,
el Señor nos podría recriminar por el profeta Isaías: "Este pueblo
me honra con los labios, pero su corazón está muy lejos de mí .
Cuarto domingo

Cabría entonces preguntarnos: ¿Por qué guardamos ciertas normas


morales? ¿Por amor a Dios o solamente por no perder imagen? Yo anuncio a Jesucristo
¿Por qué oramos? ¿Por qué recibimos los Sacramentos? ¿Por qué
realizamos ciertos ritos?
"Tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su
Hijo único para que no perezca ninguno de los que
Si todo ello trasciende a una religión interior, vale la pena. De lo
creen en El, sino que tenga vida eterna".
contrario serían gestos vanos y falsas apariencias.
San Juan, cap. 3.
El otro extremo sería pretender una religión carente de signos
exteriores: una Iglesia invisible, sin templos, sin reuniones, sin Pertenece a un grupo de Taizé. Es una joven francesa que se
Sacramentos, sin palabras. Sería una religión extraterrestre y peca- hospeda en un hogar de colombianos.
ríamos contra la antropología. Para ser cristianos necesitamos, unos
más, otros menos, las fórmulas, las procesiones, las imágenes, las - ¿Cómo te llamas?, le preguntan. - M e llamo Josiane. - ¿ Q u é
flores, las luces y los cánticos. haces? - Estudio trabajo social, responde con sencillez. Pero
fundamentalmente, yo anuncio a Jesucristo...
Antes se definió al hombre como animal racional. Ahora se dicen
cosas más hermosas y más verdaderas. Somos un espíritu en íntima El Evangelio nos habla de cómo Dios amó tanto al mundo, que le
comunión con la materia. Esta es la razón de los símbolos y la dio a su Hijo único. Y señala que este mensaje maravilloso se lo da
explicación de nuestra trascendencia. Jesús a Nicodemo, un hombre rico que, temeroso, va a buscarlo
de noche.
Es oportuno revisar nuestro cristianisjno, para ver si en la mente y
en el corazón vive el Señor. Y si esta experiencia la manifestamos Hay algo en Nicodemo que rechazamos: sus temores. Sin embar-
convenientemente por medio de lenguajes exteriores. go, muchos creyentes de hoy, compartimos con él su ambigua
prudencia. Vivimos a escondidas la fe. Mientras más se definen
Cuidémonos de convertir la religión en una farsa. Pero también quienes dicen no creer, menos capaces somos nosotros de procla-
cuidémonos de alejarla de todo lo visible, hasta convertirla en algo mar el Evangelio.
abstracto. Tendríamos un cristianismo muy puro, pero semejante a
aquel caballo de la leyenda: poseía todas las cualidades y un solo Disfrazamos la catequesis de relaciones humanas. La oración la
defecto: no existía realmente. hemos convertido en dinámica de grupo. N o tenemos el valor de
ser distintos. De decir no al materialismo, a la tibieza, a la injusticia,
a las componendas, a la inmoralidad, al egoísmo.

Miramos de reojo a Nicodemo, olvidando que nos parece-


mos a él. Para el Maestro su visitante no es rico ni cobar- A
de: es alguien por quien el Padre de los cielos ha entre
gado su Hijo único. Por quien muy pronto Jesús dará <| 181 >
su vida.
W
Este judío de buena voluntad es acogido por Jesús sin condicio- Quinto domingo
nes, para darle uno de los mensajes más profundos y hermosos del
Evangelio. Es nuestra primera enseñanza de hoy: veamos en el
prójimo a un hermano, a quien "Dios amó tanto que le entregó a
¿Qué ves tú?
su Hijo único para que no perezca".

Pero hay otra lección en esta página: Dios solamente nos pide que "Varios griegos se acercaron a Felipe para pedirle:
preguntemos por El y lo busquemos con corazón sincero, aunque Queremos ver a Jesús. Felipe habló con
sea por la noche. Andrés y los dos fueron donde el Señor a
decírselo". San Juan, cap. 12.
Y preguntar por El es participar en la Misa, acercarnos a los
Sacramentos, leer la Biblia en familia, regresar hasta la conciencia, Entre las páginas de una Biblia, abierta al azar en un hotel, encon-
después de muchas tempestades. tré una tarjeta de color magenta, con una pregunta en la parte de
arriba: ¿ Q u é ves tú?
Buscarlo es compartir con el pobre, llamar a un amigo a quien
tenemos olvidado, ser justos con los que nos colaboran, no sólo En el centro, muy destacada en blanco sobre el color, una serie de
perdonar, sino también olvidar, que no es lo mismo. Es, sobre líneas verticales y horizontales, aparentemente sin ningún significado.
todo, saber valorar nuestros triunfos y nuestros fracasos, bajo la luz
del Señor que nos ama. Después de darle vueltas en un sentido y en otro, le pregunté a un
niño qué veía él. Sin vacilar, me respondió: ahí dice JESÚS.
Ojalá - c o m o Josiane— pudiéramos decir sin cobardía: soy trabaja-
dor de planta, asesor jurídico, carretillero, estudiante, ejecutivo, A pesar de su explicación, tuve dificultad para identificar la pala-
barrendera, mujer profesional, empleada, profesora, ama de casa. bra, hasta líneas, hasta que al fin descubrí, casi en relieve, el
Pero fundamentalmente, encontré a Jesucristo, escucho su palabra nombre de Cristo.
y la anuncio con alegría a mis hermanos.
San Juan nos cuenta de unos griegos que habían venido a Jerusa-
lén, con motivo de la Pascua y querían ver al Señor. Pero quizá no
lo distinguían entre la turba. O tal vez tenían recelo de acercarse,
pues probablemente eran paganos. Entonces acudieron a los bue-
nos servicios de Felipe y Andrés.

A u n q u e el evangelio no cuenta cómo fue la entrevista, san Juan


coloca enseguida un párrafo sobre el grano de trigo del cual dice
el Maestro que muere para multiplicarse. Y añade el evangelista
que, de pronto, se oyó una voz del cielo que acreditaba a
.A» Jesús como el Mesías.

> Nosotros también, como aquellos extranjeros, desea- <| 183


>
mos ver al Señor. ¿Pero hacemos todo lo necesario por & i
lograrlo? O quizá lo hemos buscado donde él no se encuentra,
dentro de unas estructuras que no tienen nada de cristianas.
Domingo de Ramos

Nos cuesta distinguirlo, porque no tenemos los ojos limpios ni


dispuesto el corazón, para acogerlo con sencillez y confianza.
Esos reyes del naipe
Es entonces cuando pudiéramos pedir ayuda a quienes ya le cono-
cen, para decirles: queremos ver a Jesús. "Le echaron encima los mantos al borrico y Jesús
se montó. Y gritaban: "¡Viva! ¡Bendito el que viene
Aprendamos a verlo tras el semblante ¿e\ enfermo, del pobre, del en nombre del Señor!" San Marcos, cap. 11.
ignorante y en el travieso rostro de los niños. En las rebeldes e
inciertas manifestaciones de la juventud y en la opaca, pero sincera
Con su vestimenta multicolor y su cara mofletuda, esos cuatro
tradición de los ancianos.
señores del naipe me impresionaban desde muy niño. Tan feos y
tan inútiles. Privados de todo gobierno, ineptos para conquistar
Si de verdad queremos ver a Jesús, busquémoslo entre las páginas cualquier territorio. Incapaces de levantar un dedo para mejorar el
del Evangelio, aunque al principio su lenguaje nos parezca confuso mundo. ¿Será también Jesús un rey de fantasía?
e incomprensible. Después de leerlo muchas veces, esos caracteres
formarán con claridad la maravillosa imagen del Maestro, que nos El Maestro nos enseñó a ser mansos y humildes, a no quebrar la
enseñará quiénes somos, de dónde venimos, y cuál es el sentido caña cascada, a no apagar la mecha que aún arde, a no arrancar la
de nuestro paso por la tierra. cizaña muy temprano, porque se puede lastimar el trigo. Y cuando
el pueblo, entusiasmado por sus milagros quería proclamarlo rey,
entonces se escondía. ¿ Q u é clase de rey es el Señor?

El Evangelio nos cuenta la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén: caba-


llero en un pollino, a la usanza de los reyes de su tiempo, por un
camino alfombrado de mantos y de palmas y entre los gritos de júbilo
de sus admiradores. ¿ Dónde estaba ese día el humilde profeta?

Lo cierto es que en esa mañana de Nizán, Jesús y sus amigos


ponían en práctica una vieja verdad. A l g o que la antropología
enseña hoy, como si fuera un descubrimiento: t o d o lo que está en
nuestro interior, lo celebramos con signos exteriores.

Los amigos y discípulos d e Jesús manifiestan externamente, en


grupo, entusiasmados, con alegría contagiosa, la llegada de aquel
™ i V'fi''&»'••»•••>
que viene en nombre del Señor.

• Durante esta semana, quienes seguimos a Cristo conme-


moramos su pasión, muerte y resurrección. ¿Cómo cele- ,
v"
brar estos misterios? ¿Guardamos algo en nuestro interior hacia
esos acontecimientos? ¿Traducimos en actos externos nuestra ad- TIEMPO PASCUA
hesión al Señor?

Son muchos los elementos que pueden ayudarnos a celebrar Domingo de Pascua
cristianamente la Semana Santa: un diálogo en el hogar sobre la
persona de Jesús, algunos días de retiro,, escuchar música religiosa
mientras pensamos en el Señor, confesarnos después de una pre- Amenazados de resurrección
paración conveniente. Participar en las funciones litúrgicas, ojalá en
familia, visitar los monumentos, no por solamente por curiosidad.
Colaborar con la parroquia en los actos litúrgicos. Profundizar en
"En aquel primer día de la semana, salieron
Simón y el otro discípulo camino del sepulcro.
el significado de la Pascua cristiana.
Y llegando al sepulcro, vieron y creyeron".
San Juan, cap. 20.
H o y comenzamos \a semana mayor de nuestra fe. S¡ e\\a nos habla
únicamente de descanso, excursión, diversiones, este gran signo
de la Iglesia, habrá perdido para nosotros su razón de ser. Se En un domingo luminoso, porque era Pascua, una anciana vendía sus
habrá vuelto algo insignificante. flores a la sombra de una arcada de piedra. Sonreía gozosa, lo cual
me hizo exclamar al instante: ¡Usted, señora, parece muy feliz!
Va no tendríamos fe en Jesucristo, el cual sería inútil y anacrónico,
igual que el Rey de Bastos. — ¿Por qué, no? M e respondió ella, si todo va muy bien.

M e extrañó su respuesta y le pregunté enseguida: ¿ N o tiene


usted problemas?

— ¿Cree usted que a mi edad alguien no los tenga? Pero pienso


en el día más trágico que ha tenido la humanidad, el viernes santo,
y en lo que sucedió tres días después. Por eso cuando tengo un
TRIDUO SACRO problema, sonrío, y espero el tercer día...

Ver página N° 41 del Ciclo (A) Esta historia se conecta, de manera espontánea, con un artículo de
un periodista guatemalteco. Acosado por las dificultades y las
penas, escribía: "Dicen que estoy amenazado de muerte. Tal vez
sea. Pero estoy tranquilo. Porque si me matan, no me quitarán la
vida. M e la llevaré conmigo, colgando sobre el hombro como un
morral de pastor. A

i 186
l Desde muy niño, alguien sopló a mis oídos una verdad <| r »
l>....../jj inconmovible, que es al mismo tiempo, una invitación a la 187
"W
eternidad: no teman a los que pueden matar el cuerpo pero no Segundo domingo
pueden quitar (a vida.

La vida —la verdadera vida— se ha fortalecido en mí cuando, a El arte de perdonar


través del Padre Teilhard, aprendí a leer el Evangelio. El proceso
de la resurrección empieza con la primera arruga que nos sale en la
cara,- con la primera mancha de vejez que aparece en nuestras "Entonces Jesús exhaló su aliento sobre los
manos,- con la primera cana que sorprendemos en nuestra cabeza, discípulos y le dijo: Reciban el Espíritu Santo; a
un día cualquiera; con el primer suspiro de nostalgia por un mundo quienes les perdonen los pecados les quedan
que se deslíe y se aleja, de pronto frente a nuestros ojos. A s í perdonados". San Juan, cap. 20.
empieza la resurrección, no eso tan incierto que algunos llaman la
otra vida", sino lo que es en realidad la V i d a " . Del arameo al griego. De allí al latín y luego a nuestros idiomas
nacionales, ha pasado el envío que Jesús hizo a sus apóstoles
"Dicen que estoy amenazado de muerte. ¿Quién no lo está? Mas después de la resurrección: "Como el Padre me envió, así yo los
en todo esto hay un error conceptual. N i yo, ni nadie, estamos envío a ustedes". San Juan sitúa la escena al atardecer del día
amenazados de muerte. Estamos amenazados de vida, amenazados
primero de la semana, estando los discípulos encerrados por mie-
de esperanza, amenazados de amor".
d o a los judíos.

La liturgia de hoy, con la luz, con el agua, el amanecer de un


A ñ a d e el evangelista que Jesús se presentó ante ellos y luego de
nuevo día y la figura inmensamente gozosa y gloriosa de Cristo
saludarlos deseándoles paz, sopló sobre ellos. En las culturas orien-
Resucitado, nos ¡leva a descifrar el sentido de la vida y el sentido
tales, el aliento significa comunicación de la fuerza personal de
de la muerte corporal.
alguien. Jesús les entregó entonces el poder de perdonar los
pecados. Como quien dice: conmigo pueden vencer el mal, y
Para el cristiano, la muerte es el paso'a la vida. El fracaso no es
acercar a los hombres, para que Dios ejerza en ellos ese arte
algo definitivo y fatal. La enfermedad es la cercanía de la resurrec-
maravilloso del perdón.
ción, y la pena, agua regía que purifica el metal de la dicha.

Nosotros de pronto convertimos ese perdón de Dios, especial-


Si nos tomáramos siempre el trabajo de esperar los tres días, como
mente en el sacramento de la reconciliación, en un hecho jurídico.
la anciana vendedora de flores, florecerá la esperanza cristiana
sobre tantas angustias que nos desconciertan. Nuestra vida es el Y a la vez instantáneo. Se suspendería el castigo merecido por el
espacio diminuto de tres días, entre un viernes santo luctuoso y pecador y nada más. Pero la reconciliación, a la cual Dios nos llama
opaco y la mañana del primer día de la semana, de la Eternidad. es algo más. Es un cambio interior, mediante un proceso lento que
nos cambia.
Conviene correr, como Simón y Juan, hasta el sepulcro. Porque
las vendas dobladas aparte y el sepulcro vacío, nos prueban Las palabras "Yo te perdono tus pecados" realizan lo que
¿¡V que el Señor, el A m i g o , el Maestro y también nuestro significan, ha afirmado la teología tradicional. Pero este ^
» destino y nuestro fin, están más allá de la sombra, más hecho ha tenido su prehistoria, desde el momento en
y allá de la muerte. que alguien reconoció haberle fallado. Luego relaciona-
mos con Dios este convencimiento. Y al instante desea-
w
mos que aquello no hubiera sucedido. La nostalgia nos invade el
Tercer domingo
corazón y nos sentimos débiles hacia el porvenir.

Por todo ello verificamos la necesidad de una ayuda de lo alto.


"Padre, he pecado contra el cielo y contra t i ' . En esa frase del
Shalom
joven que derrochó su herencia, se inscribe todo arrepentimiento
que tenga sabor cristiano. "Mientras los discípulos hablaban, se presentó
Jesús en medio de ellos y les dijo: Paz a ustedes".
El sacramento de la Reconciliación se ha transformado, a lo largo San Lucas, cap. 24.
de la historia cristiana. En un comienzo todas las confesiones eran
públicas. Pero recordemos que la Iglesia primitiva era un pequeño
"Esta es mi paz", dijo el Señor. Y los siete colores del arco iris se
grupo, donde la mayoría vivía su fe a profundidad.
curvaron sobre el horizonte. Pocos días antes había regresado
Sólo podría recibirse el sacramento una vez en la vida, ya que la hasta la diminuta ventana del arca, ya serena sobre un monte, una
teología de entonces los señalaba como única tabla de salvación paloma con un ramo fresco de olivo. La tierra comenzaba a gozar
para quienes hubieran pecado. Por esto muchos apenas buscaban de la paz, mirando la placidez del mundo renacido.
confesarse en la hora final.
Pero aún muchas gentes no han podido asimilar plenamente la paz.
La confesión frecuente comenzó en años posteriores, cuando los Por eso Cristo nos vuelve a decir hoy: la paz sea con ustedes. A s í
cristianos crecieron en número y decrecieron en calidad. Los mon- saludaba El, y así saludan todavía los judíos: Shalom. Una palabra
jes que evangelizaron el norte de Europa llevaron a los pueblos las suave y fuerte a la vez, como las manos de un amigo.
costumbres de sus monasterios, donde el sacramento se celebraba
con más frecuencia. La Iglesia, además nos invita, en cada Eucaristía, a darnos el saludo
de \a paz, como un augurio de este don de Dios para cada uno de
Pero comprendemos que lo importante para un discípulo de Cristo nosotros.
no es confesarse con frecuencia, sino iniciar un camino progresivo
de conversión. De lo contrario nos hallaríamos frente a un signo Sin embargo, "la paz no se encuentra, se construye". Se construye
mágico que nos conmovería el sentimiento, pero en seguida no paso a paso, día a día, cuando respetamos los derechos inviolables
nos dirá gran cosa. de cada hombre.

Cabría aquí además un sentimiento filial hacia el Señor. N o sola-


Nuestros muchachos adornan su alcoba con afiches de paz. Pero,
mente nos perdona, sino que nos da la seguridad del perdón por
dentro de su alma, en las familias, en la universidad y en la fábrica,
un signo visible. Creamos en Dios pero a la vez creámosle a El.
aún no existe una paz verdadera. Las naciones celebran tratados,
Un día dijo: "Hágase la luz". O t r o ¿\a, cuando volvemos a El,
realizan conferencias en la cumbre y hasta hacen guerra, para lograr
nos susurra: hijo, yo te perdono.
la paz.
A.
Pero esta no es el fruto de palabras, ni de alianzas <^^~-
^ 190^ efímeras, ni de afiches multicolores, ni de la autoridad 4Í191
ik-ii de los hombres, ni del imperio de los fusiles: es un
»
regalo de Dios a\ hombre que decide convertirse en su corazón a\
bien y a la verdad.
Cuarto domingo

¿Cómo se construye entonces la paz? Se construye en nosotros


mismos cuando somos rectos, equitativos y honrados. Cuando Esperanza, alegría de vísperas
desarrollamos nuestros talentos individuales y colaboramos en \a
promoción del hombre. "Yo soy el Buen Pastor... tengo además otras
ovejas que no son de este redil; a esas las tengo
Se construye en nuestra relación con los demás, si vivimos en que traer...". San Juan, cap. 10.
armonía dentro del hogar, si educamos a los hijos en el ejemplo,
les brindamos amor y alearía. Los motivamos a \a justicia.
Cuando el Papa Juan Pablo II iniciaba su ministerio pastoral, pudi-
Se hace siempre que luchamos para que cuantos trabajan a nuestro mos escuchar su voz firme y cálida, que decía a todos los jóvenes
lado vivan en una forma acorde con su dignidad de seres humanos. del mundo:
Cuando valoramos sus esfuerzos y somos solidarios con ellos, en
la creación de una sociedad más justa y fraterna. "Ustedes son la esperanza de la humanidad. Ustedes son la espe-
ranza de la Iglesia. Ustedes, son mi esperanza!".
Construimos \a paz cuando comprendemos que hemos sido crea-
dos para vivir y trabajar en grupo, para formar comunidad. H o y podemos unir estas palabras con las del Evangelio: " Y o soy
el Buen Pastor... y tengo además otras ovejas que no son de este
Entonces, cada uno de nosotros se convierte en arquitecto de \a redil,- a esas las tengo que traer". En este domingo todas las
paz y nuestra mano tendida hacia el otro repite con Cristo: ¡Shalom! comunidades católicas del mundo están orando y pensando en sus
La paz sea contigo, la paz sea con nosotros. sacerdotes: es la Jornada Mundial de las Vocaciones.

Ser sacerdote es emplear la vida en el servicio de los demás, en


relación con la fe y los sacramentos.

Ser sacerdote no es una evasión, no es entregarse a un mito, a una


utopía. Es ayudar al hombre a realizar su dimensión religiosa. Es
vivir plenamente lo humano, iluminado por la luz de Cristo.

Yo he conocido sacerdotes felices. Su vida no es noticia, porque


son modestos y callados y porque la paz no hace ruido ni golpea
los teletipos de las agencias informativas. Encontraron su realiza-
ción en el estudio de la Palabra de Dios, en la enseñanza de
la fe, en la administración de los sacramentos, en el servi- ^Jk
ció, sobre todo a los más necesitados.
i 193 P
H e conocido sacerdotes entregados a la obra misionera de la
Iglesia. También son íelices. Han buscado aquellos grupos huma- Quinto domingo
nos en donde Cristo no ha sido anunciado. Renunciaron a una
familia, a su patria, a sus propias costumbres, a su lengua, pero
hallaron otra familia tan numerosa como las estrellas del cielo, Para comprar un dromedario
como las arenas del mar. H e hablado con los misioneros, he
escuchado sus historias y los he visto plenamente hombres y ente- "Dijo Jesús: Permanezcan en mí y yo en ustedes.
ramente cristianos. El que permanece en mí y yo en él, ese da fruto
abundante". San Juan, cap. 15.
Ser sacerdote en el mundo de hoy vale la pena. Ojalá este mensaje
llegue a muchos jóvenes: bachilleres, universitarios, obreros, emplea-
dos, campesinos, soldados. Ojalá muchos sientan hoy la posibilidad Un hombre deseaba comprar un dromedario. Para ello se dirigió al
árabe que exhibía diversos animales, en las afueras de El Cairo.
de servir a la Iglesia como ministros de los sacramentos y animadores
de la fe.
— M e gusta aquel dromedario, porque parece joven y fuerte,
Pensemos en nuestros sacerdotes. A veces están muy solos por- explicó el comprador. ¿Pero no tendría usted un dromedario sin
que los seglares no entendemos su ministerio. Creemos que la joroba?
Iglesia depende solamente de ellos y nos les ofrecemos nuestra
colaboración. Sin embargo, ellos son sacerdotes para nosotros, y El árabe movió la cabeza hacia uno y otro lado, con una sonrisa
es cristiano demostrarles nuestro agradecimiento cariñoso. burlona:

¿Por qué no saludarlos hoy, aunque sea por teléfono? Cada — O quiere usted un dromedario con joroba o no quiere hacer
familia tiene un párroco, o un sacerdote amigo, aquel que nos negocio conmigo, le respondió al fin, malhumorado.
casó, aquel que ha bautizado a nuestros hijos, aquel a quien
hemos acudido en nuestros problemas de hogar. ¿Por qué no Muchas veces nosotros le pedimos a la vida todas las ventajas, sin
hacerle comprender, este domingo, que agradecemos su servicio y aportar ningún sacrificio de nuestra parte. En el colegio queremos
su ministerio? avanzar todos los días, sin esforzarnos en el estudio. En los nego-
cios ganar cada vez más, sin trabajar responsablemente. En la amis-
Ellos se han propuesto ser como el Buen Pastor. Ayudémoslos tad que los demás nos acaten y nos estimen, sin ofrecer cariño de
con nuestro afecto, nuestro respaldo y nuestra oración. nuestro lado. En esta tierra, todas las cosas humanas tienen sus
jorobas. Pero muchos seguimos suspirando por un mundo ideal
Recemos para que la esperanza de Juan Pablo II se cambie pronto
que nunca ha existido.
en alegría y gozo. Para que muchos jóvenes entiendan la grandeza
de la vida cristiana, la importancia del servicio sacerdotal, Para que
Del mismo modo nos portamos con la Iglesia. Buscamos su ayuda
la Iglesia abunde en buenos pastores al servicio de toda la
pero no la entendemos como es: Divina y humana.
ÁK humanidad.
Cristo nos invita a permanecer en El, así como las ramas
{ 194 >
permanecen unidas a la vid. De lo contrario, no podre- 195 >
mos dar fruto. ¿ N o hemos pensado que mantenernos
unidos a Cristo es mantenernos unidos a la Iglesia? A esta Iglesia
nuestra en continuo proceso de renovación. Sexto domingo

A veces declaramos: lo único que vale es el Evangelio. Para mí,


nada significan las leyes, ni la jerarquía, ni las estructuras. Lo cual La escala del amor
equivale a sostener que nada nos dice hoy la Iglesia.

Otras veces afirmamos: me entiendo con Jesucristo, pero no ad-


Dijo Jesús: "Nadie tiene amor más grande
que el que da la vida por sus amigos. Ustedes son
mito dogmas, ni sacerdotes, ni tampoco ritos. Esto también es no
mis amigos si hacen lo que yo les mando".
aceptar la Iglesia.
San Juan, cap. 15.
Reflexionemos más despacio: ¿Todo es bueno en la Iglesia de
hoy? N o . Por esto Paulo V I nos amonestó para que los obispos, Federico M o h s , un científico alemán, inventó una curiosa escala
los sacerdotes, los religiosos, los seglares, viviéramos en espíritu para medir la dureza de los minerales. Desde el talco, pasando por
de constante conversión. el yeso, hasta el diamante.

¿Todo es malo en \a Iglesia? Tampoco. Afirmarlo llanamente sería ¿Habrá alguna manera de medir la resistencia del amor? Pudiera
simpleza y además injusticia. ¿ Q u é gana nuestra Iglesia si nos ser. Tal vez examinando todas sus expresiones.
empeñamos en desacreditarla sistemáticamente? Un hijo bueno y
fiel se complace en la bondad de su madre y pasa por alto sus En el capítulo X V , san Juan nos describe el ambiente en que
defectos y limitaciones. Jesús se despedía de sus amigos. A l l í el Maestro insiste en el
tema de su permanencia entre nosotros. El permanecerá en el
Permanecer en Cristo es permanecer como hijos fieles y adultos de mundo, si sus discípulos actuales y futuros "permanecen en su
la Iglesia, estudiar nuestra fe, dar testimonio de ella con nuestro amor". Luego les dice que no son siervos sino amigos, y al final
ejemplo, aconsejar prudentemente, denunciar las fallas con manse- les da la clave para detectar cuándo el amor ha llegado a su
dumbre cuando sea necesario, anunciando a la vez los posibles plenitud: cuando es capaz de dar la vida por el amigo.
remedios. En la Iglesia está Cristo bajo los humildes accidentes del
hombre contemporáneo. En otros lugares del Evangelio Cristo nos descubre, poco a poco,
la escala del amor.
La virtud de la esperanza, nos dice que el desierto puede florecer,
que la estéril se alegrará con su hijo, que la higuera dará frutos El primer grado es dar cosas a los demás. Un día, Jesús compade-
nuevamente y que los panes se multiplicarán para saciar el hambre cido de la gente, multiplicó los panes para saciar su hambre.
de todos.
El segundo, es dar de nuestro tiempo. Recordemos la visita de
Basta apagar un poco el ruido que nos cerca, entornar los Nicodemo. El Señor dialogó con él hasta muy tarde y disipó
ojos con cariño y aguzar el oído amorosamente. Entre el todas sus dudas.
agitado mundo del presente se escuchan, suaves y
El tercer grado del amor es dar la vida por los amigos.
rumorosos, los pasos del Señor que camina con su
Cuando se ve empeñada la propia vida, el amor acos- ^
Iglesia.
tumbra ceder ante el miedo.
Pero Cristo sobrepasó la escala. Dio la vida, no sólo por sus
amigos, sino también por sus enemigos. Esta máxima demostración Ascensión del Señor
de amor, nos la enseñó Jesús con su vida y con su sangre.

Entre nosotros se habla y se discute todos los días de amor y de Necesitamos el éxtasis
amistad. Interiormente tenemos en gran aprecio estos valores. Pero
muchas veces no llegamos a una vida honda de amor. Y sin embar- "Jesús se apareció a los discípulos y después de
go el cristianismo se identifica como una práctica sin reticencias del enviarlos al mundo entero, ascendió al cielo y está
amor. Una amistad profunda con Dios y con el hombre, iluminada sentado a la derecha de Dios".
por el Evangelio. San Marcos, cap. 16.

Hagamos un recuento de las personas que amamos. Quizá no


sean muy numerosas. ¿Pero cuál es nuestro estilo de amor? ¿So-
En 1 9 6 7 , un cazador filipino descubrió al sur de Mindanao a los
mos capaces de amar en libertad, sin oprimir al hermano, dejándo-
Tasaday. Se trataba, según los noticieros, de la tribu más primitiva
lo crecer, buscando para él lo mejor? ¿ O pedimos al otro que nos
conocida hasta entonces. El cazador les regaló a sus huéspedes
hipoteque definitivamente su vida, sus valores, para que nos pro-
diversos utensilios, que ellos nunca habían visto, los cuales fueron
duzcan intereses?
agradecidos con la rama de un árbol alucinógeno que, en castella-
no, se llama "betel". Y quien narra el suceso concluye: podemos
La amistad y el amor son la razón de ser de la existencia. Si hay
vivir mucho tiempo sin cuchillos, ni lanzas, ni arcos. Pero nunca sin
tantas vidas marchitas y sin entusiasmo, ¿no será porque olvidamos
éxtasis.
amar o, por el contrario, nunca lo aprendimos?
Venida del latín, esta palabra significa subir más allá de lo real y
La amistad irradia entusiasmo y alegría. Es una simbiosis por la cual ordinario. Es cierto, nadie puede vivir sin esperanza de algo futuro
las personas se comunican sus valores, su espíritu, su misterio. Las y mejor. Por esta razón amamos, trabajamos, luchamos. Por esta
penas compartidas se dividen. Las alegrías se duplican. razón creemos.

Nos viene a la mente aquella canción de Roberto Carlos: La fe cristiana es por lo tanto una invitación al éxtasis. Hacia allá
"Tú eres mi amigo del alma en toda jornada, sonrisa y abrazo nos empuja la virtud de la esperanza. ¿Quién no aspira a un lugar
festivo a cada llegada, me dices verdades tan grandes con frases donde no haya muerte, ni luto, ni llanto, ni fatigas, como dice el
abiertas, tú eres realmente el más cierto en horas inciertas" Apocalipsis?
Cuando celebramos bien nuestra liturgia no ensayamos un poco a
Para ser cristiano, vive el amor y la amistad dentro del hogar, y con ese éxtasis que sólo tendrá su plenitud después de la muerte.
los de fuera, en sinceridad, humildad y verdad. Llena el corazón
de amigos, la memoria de nombres y ejercita cada día tu Porque creer sin esperar sería un ejercicio demasiado oneroso.
¿£x generosidad con todos. Porque amar a Dios incluye, irremediablemente, una tenden-
f cia a gozar de su eterna compañía.

4 198
i á Los discípulos del Señor abandonaron muchas cosas para á 199
r

w escuchar su Palabra y ser testigos de sus milagros. Pero su [L


generosidad no excluía algo más. El premio que el mismo Jesús
ofreció muchas veces: "Todo aquel que haya dejado casas, herma-
Pentecostés
nos, hermanas, padre, madre, hijos o hacienda por mi nombre,
recibirá el ciento por uno y heredará la vida eterna .
Por el fuego y el viento
Sin embargo, la pasión y muerte del Maestro había derrumbado la
confianza en sus discípulos. La mayoría de ellos se escondieron, "Todos los apóstoles estaban juntos.
con excepción de Pedro que se arriesgó para protagonizar un De pronto se oyó un viento recio y aparecieron
doloroso espectáculo. Por esto la principal tarea del Maestro, unas como llamaradas". Hechos, cap. 2
luego de la resurrección consistió en reunir nuevamente al grupo
para reconstruir su esperanza.
Estaban juntos... Don Ramón de Campoamor, aterrado ante la
San Marcos nos cuenta que al final, el Señor se les apareció soledad que padecemos, escribió: "Sin el amor que encanta, la
nuevamente y los envió a predicar por todo el mundo. Enseguida soledad del ermitaño espanta,- pero es más espantosa todavía, la
"ascendió al cielo y está sentado a la derecha de Dios". soledad de dos en compañía".

Otros evangelistas señalan que esto sucedió en Galilea, sobre la cum- Muchas veces, aún entre la gente, nos sentimos solos. Y esta
bre de un monte, que los biblistas no alcanzan a identificar. Lo cual no soledad nos volvió resentidos, desconfiados, tercos, fríos en las
importa. Lo esencial fue que entonces Jesús ratificó ante el grupo, su relaciones con Dios, cobardes para el testimonio...
condición de Mesías. Y los discípulos comprendieron aquello que les
había dicho durante la cena de despedida: "Cuando haya ido y les Todo esto lo sabía el Señor. Lo palpó y sufrió en sus apóstoles
haya preparado un lugar, volveré y les tomaré conmigo para que quienes, aún viviendo juntos, no se sentían hermanos, no enten-
donde yo esté, estén también ustedes". dían las escrituras, ni los signos de los tiempos y, como niños, se
peleaban por los primeros puestos.
Este hecho de la ascensión es el final de una asombrosa historia.
"El Verbo se hizo carne", había escrito san Juan. Pero quien El Evangelio nos dice cómo Jesús les insistía que se amaran, que
acampó entre nosotros era el mismo Dios. El que acampó entre vivieran unidos, que permanecieran en El, que guardaran sus pre-
nosotros era el mismo Dios "El que camina sobre las alas del • ceptos. Después de la Resurrección volvió sobre los mismos te-
viento", como señala un salmo. mas: les hizo un resumen de su doctrina. Los examinó sobre el
amor y la felicidad, cuando, junto al lago, llamó a Pedro a la
A n t e Jesús, que se iba perdiendo entre las nubes, los discípulos reconciliación. Les entregó unos poderes inmensos, como perdo-
se sintieron en éxtasis. Comprendieron desde el fondo del alma nar los pecados. Les confió su Iglesia naciente, enviándolos a
que, a pesar de la dureza del camino, de los guijarros que nos predicar a toda criatura.
hieren a diario, nos aguarda un destino feliz más allá de los astros.

Pero faltaba una fuerza especial capaz de cambiarles la mente


. ^
y el corazón. _A_
i 2001}
Los Hechos de los Apóstoles nos lo cuentan: reunidos ^j 201
LJ en Jerusalén, con María la Madre de Jesús, los discípu- ^ ¿& •

W
los oraban y se animaban fraternalmente. Un domingo muy tem- Santísima Trinidad
prano, vino sobre ellos el Espíritu del Señor Jesús. Dios llegó a
ellos, para darles a entender que de ahí en adelante estaría de una
manera nueva con su Iglesia: como luz, como fuerza. A l g o que las
primeras comunidades llamaron Espíritu Santo
¡Sí, creemos!

Movidos e iluminados, los apóstoles cambiaron desde ese día y la "Vayan y hagan discípulos de todos los pueblos,
comunidad cristiana empezó a crecer y a difundirse. Movidos e bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y
iluminados por el Señor, tantos hombres y mujeres han realizado del Espíritu Santo". San Mateo, cap. 28
maravillas: los mártires, los misioneros, los científicos de la teolo-
gía, los líderes de la caridad y del desarrollo cristiano, los ignora-
Cuando Nerón incendió a Roma en el año 6 4 , se culpó a los
dos párrocos de aldea, las silenciosas madres de familia, los jóve-
cristianos de este crimen y se les persiguió a muerte.
nes comprometidos, los que rigen los pueblos con sentido de
amor y libertad, los obreros que luchan por su dignidad con
Sin embargo, estos primeros fieles demostraron que estaban con-
valores evangélicos. Es la acción del Espíritu Santo que cambió sus
vencidos de la presencia del Señor en la comunidad cristiana. Tal
vidas, les entregó sus dones: sabiduría, entendimiento, consejo,
era su fidelidad y testimonio.
ciencia, fortaleza, piedad, temor de Dios.

¿Cómo entendemos nosotros a Dios? ¿Cuál es nuestro compro-


Cada uno de nosotros ha recibido esa fuerza y esa luz, principal- miso con El?
mente por los sacramentos. Por esto al creyente no le oprime el
corazón aquella soledad del poeta español. Hemos nacido para la Quizá vemos a Dios como una fuerza que empuja el universo. O
comunidad, para la compañía, y la fuerza de Dios hace más pro- como una idea abstracta, que ha obsesionado al hombre en las
funda nuestra unión y más alegre nuestro compartir. diversas etapas de su evolución histórica. O como un juez, listo a
todas horas para castigarnos.
Podría comenzar desde hoy nuestro Pentecostés para alegrar a
todos los de casa, a los amigos y vecinos, con el cariño cristiano Pero Dios no es así. Cristo en el Evangelio nos revela a Dios
que se vuelve saludo, sonrisa, consejo, perdón, alegría y paz. El Padre, Hijo y Espíritu Santo: una comunidad de amor, un noso-
mundo sería desde hoy más hermoso, porque "la gracia de nuestro tros, una familia. Y en el Evangelio de San Juan encontramos
Señor Jesucristo, el amor del Padre y la comunión del Espíritu repetidas veces la definición de Dios: Dios es amor.
Santo están con todos nosotros".

Si nos grabáramos esto en el fondo del corazón y obráramos en


consecuencia, seríamos cristianos verdaderos. ¿Acaso lo somos?

Decimos tener fe. Cuando nos preguntan si creemos en el


misterio de Dios, si pensamos que El vive en nosotros, A
contestamos con firmeza: "Sí, creemos en Dios, Padre, 1
Hijo y Espíritu Santo". ^ 203
5> A
¿Pero esa fe cambia nuestra vida?¿ Nos lleva a vivir en forma Solemnidad del Corpus Christi
diferente?

Nuestro pan y nuestro vino


¿Se afectan nuestro matrimonio, nuestro trabajo, nuestra relación
con los demás, porque creemos en un Dios Tres Personas? ¿ O
seguimos c u l t i v a n d o nuestra c o m o d i d a d individualista e "Mientras comían tomó Jesús el pan y les dijo:
intranscendente? ¿En qué nos diferenciamos de aquél que "no Este es mi cuerpo. Cogiendo una copa se las dio
cree en eso?". diciéndoles: Esta es mi sangre, sangre de alianza".
San Marcos, cap. 14.
Cuando nuestra fe es auténtica, puede transformar nuestra vida y
volverla cristiana. Dios Padre vive en mí, cuando mis manos amasan
Es justo reconocerle a la teología sus esfuerzos por presentarnos a
con amor el pan, cuando mi corazón de artista revela la belleza Dios. En un principio inventó palabras nuevas para expresar lo
escondida, cuando mis brazos fuertes siembran, cultivan y cose- inexpresable. A s í llegaron a nuestros catecismos, procedentes del
chan. Cuando mi palabra denuncia la injusticia y concientiza a mis gñeso expresiones como evangelio, ecuménico, carísma. O toma-
hermanos, cuando mi entusiasmo motiva y mi alegría hace brotar la das del latín: penitencia, trinidad, bienaventuranza. Para enseñar-
dicha. Cuando como padre y educador ayudo al otro a ser perso- nos la Eucaristía los teólogos usaron términos filosóficos: sustancia,
na... Yo soy creador con Dios mi Padre. accidente, transubstanciación, presencia real, gracia sacramental...

Dios Hijo vive en mí. Cuando tiendo mi mano al necesitado, Durante mucho tiempo, nuestra devoción se apoyó sobre estos
redimo al pobre de su miseria, perdono las ofensas y brindo al conceptos, que continúan siendo válidos. Pero enseguida avanza-
otro esa "segunda oportunidad". Cuando enseño al que no sabe, ron las ciencias humanas y el hombre actual ya no piensa en esque-
liberándolo de su ignorancia, cuando me solidarizo con los que mas medioevales. Vientos nuevos agitan su deliberación y su dis-
sufren por la justicia, cuando pongo mi vida toda al servicio de mis curso. Por esto, sin devaluar enfoques anteriores, buscamos nue-
hermanos... Yo redimo con Jesucristo, mi Hermano. vos caminos para acercarnos a la Eucaristía.

Los teólogos actuales nos dicen que el Señor está allí presente.
Dios Espíritu Santo vive en mí. Cuando me inclino con ternura hacia
C o n una presencia no desconectada de su presencia en el mundo.
el que pide amor, cuando comparto intensamente en la amistad, en
El está realmente en la Eucaristía. Pero a la vez estaba y sigue
la sorprendente aventura del noviazgo y en la plenitud del matrimo-
estando de múltiples formas con nosotros.
nio. Cuando asumo con amor, paz y mansedumbre los múltiples
quehaceres de una familia. Cuando construyo una sociedad nueva y Pensemos en la estrategia del amor, en su iniciativa. Una madre, un
vivo para la comunidad... Yo amo en el Espíritu de Dios. padre, un amigo, vencen de muchos modos la distancia: las cartas,
el teléfono, la dedicatoria de un libro. Una fotografía. Las saludes
H o y es la fiesta de la Santísima Trinidad. Detrás de esa expresión, que lleva un viajero. El recuerdo, donde el que amamos vive de
quizá desgastada por el tiempo, se esconde todo el miste- forma permanente.
rio de Dios. Uno en esencia y Trino en Personas. De un
Dios que nos envía hoy para hacer discípulos de todos Pero cuando el amigo está presente, comer en compa- ¡t

los pueblos, creando con el Padre, redimiendo con el ñía da comienzo a t o d o lo que hace parte de los rituales <| 205,|>
H i j o , y amando con el Espíritu Santo. del amor. j
Por esto Jesús, la noche de su despedida, escogió el pan y el vino
"frutos de la tierra y del trabajo del hombre" para expresarnos su
amor y significar su presencia. "Este es el sacramento de nuestra TIEMPO ORDINARIO
fe", repetimos durante la celebración eucarística.
Una fe que nos acerca a Dios, pero que luego nos empuja a
compartir con el hermano. Porque no basta colocar nuestras ofren- Segundo domingo
das sobre el altar. Es preciso retomarlas para convertirlas en pan,
ayuda al barrio pobre, escuela para el que no sabe, salud, alimen-
t o , vivienda. A g u a , luz, vías de comunicación... Maestro ¿dónde habitas?

De lo contrario nuestra eucaristía sería una relación incompleta del "Aquellos dos discípulos de Juan siguieron a
hombre con Dios. Sería reconocer a nuestro Padre, e ignorar a Jesús. Este les preguntó: ¿Qué buscan? Ellos le
nuestros hermanos. contestaron: ¿Dónde vives? El les dijo: Vengan y
lo verán". San Juan, cap. 1

Dos discípulos de Juan le preguntan a Jesús: ¿Dónde habitas?


¿Curiosidad, desconfianza, deseo de acercamiento? Se trata de
hombres simples, sin doblez. Son israelitas, hijos de un pueblo
peregrino, siempre en busca de algo. Por la misma razón, hospita-
larios y necesitados de acogida. Son además pescadores, gentes
sin horario, acostumbrados a pedir posada, a pasar la noche en
cualquier parte.

Pero a la par, es gente que aprecia su ancestro y defiende su tierra.


Su lugar de origen se convierte en apellido: Jesús de Nazaret,
José de Arimatea, Pablo de Tarso, una mujer de Samaría, una
viuda de Naím, María la de Magdala.

Por lo tanto, no nos deben extrañar ni la pregunta de los discípu-


los de Juan, ni la respuesta de Jesús: Vengan y lo verán".
Andrés y Juan no son teóricos de su religión y su esperanza.
Viven en relación directa con el mundo y sin formularlo, saben que
a nadie se conoce realmente hasta visitarlo en su hogar. Porque las
casas se parecen a su dueño. Cada uno se expresa con todo
,-Jciíu-
aquello que lo rodea. Son lenguaje los muebles, las plan-
tas, los adornos, los más elementales utensilios, la luz,
los colores, algún amable desorden...
Cuenta san Juan que estos discípulos, apenas vieron donde vivía
Tercer domingo
el Señor, "se quedaron con El... Serían las cuatro de la tarde",
añade el evangelista.

Jesús comenzaba entonces su vida pública. Más tarde afirmará que


Un verbo con mala ortografía
las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos. Pero el H i j o del
Hombre no tiene dónde reclinar su cabeza. H o y se hospeda en Pasando Jesús junto al lago, vio a Simón y a su
casa de Simón, mañana se sienta a la mesa de Zaqueo, otro día se hermano Andrés, que estaban echando la red y les
acoge a la intimidad de Betania. dijo: " Vengan conmigo". San Marcos, cap. 1

Ese mismo Jesús, cuando regrese al cielo, comenzará a habitar en


cada comunidad creyente. Y en su compañía nosotros iniciaremos Si alguna vez escribiéramos '"/amar" por invocar, dar voces, inter-
un cambio de costumbres, aprenderemos a compartir lo que so- pelar, se nos vendrían encima todas los profesores de ortografía y
mos y tenemos, demostrando nuestra fraternidad. las academias de la lengua. Es pecado mortal en la gramática cam-
biar la elle por la ye. Pero a los creyentes nos es lícito escribir de
El libro de los Hechos, en los capítulos segundo y cuarto, nos este modo. Porque llamar significa en el fondo Va amar. Nos lo da
cuenta cómo vivían las primeras comunidades cristianas: Acudían a entender el Evangelio de hoy.
asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, a la fracción del pan,
Unos pescadores del Lago de Galilea: Simón y Andrés, Juan y
a las oraciones. Repartían sus bienes según la necesidad de cada
uno. Tenían un solo corazón y una sola alma y gozaban de la Santiago. Jesús pasó, los llamó por su nombre y ellos, dejando
simpatía del pueblo. redes y barcas, se vinieron con El tras el deseo de ser pescadores
de hombres.
Podemos preguntarnos si a los hombres de hoy les interesa saber
Una labor muy larga y muy a fondo debió haber precedido a esta
dónde y cómo vivimos los cristianos. Es decir, dónde habita ahora
llamada. Toda la compleja tarea del amor.
Jesús. La Iglesia es la casa del Señor, la comunidad de los amigos
de Cristo, que se hace visible en la familia, en el trabajo, en el
Al enemigo se le grita, al intruso se le ahuyenta, al desconocido se
grupo apostólico, en la amistad, en \a vida ordinaria. ¿Sí verán en
le interroga, al extraño se le ignora... solamente al amigo se le
nosotros gente alegre, capaz de acogida, generosa y, sobre todo,
llama y solamente el amigo sabe responder.
hombres y mujeres simpáticos?

Pensemos hoy que cada uno de nosotros ha recibido de Jesucristo


El evangelista continúa su relato contando cómo And res, luego de
un llamado muy serio y muy comprometedor. N o somos un con-
comprobar quién era este profeta de Galilea, convence a su her-
junto de sonámbulos que se entrecruzan en las calles de la historia,
mano Simón. Avanza \a cadena de comunicación entre quienes
sin saber el porqué de su destino. Cada uno de nosotros ha sido
creemos en Jesús y procuramos vivir como verdaderos discípulos.
llamado personalmente por Dios a la existencia. Caminamos hacia
una meta que El nos ha trazado. Algunos la buscamos re-
^ Luego de ¡a experiencia de Dios por Jesucristo, no pode-
flexivamente, mientras otros caminan sin rumbo, o simple- A
mos no hablar. Es imposible callarnos ante la maravilla de
mente empujados por las circunstancias. O arrinconados ¡f" ^
« 2 0 8 f haber conocido al Señor.
por los acontecimientos. ¿Entre cuáles te puedes contar <i 209
>
Si te inclinas por la arquitectura, si tienes un novio que te parece Cuarto domingo
reunir todas las cualidades, si tienes dotes para la música, para la
pintura, para el trabajo social o el deporte, para los negocios o la
política... Todo esto no sucede al acaso. Detrás de esos deseos ¿Ser o tener autoridad?
está la voz silenciosa del Señor.
"Todos se quedaron asombrados de Jesús, porque
Todas las personas nos movemos por la tenaz y amorosa fuerza de no enseñaba como los letrados, sino con autori-
Dios. N o somos marionetas incapaces de pensar y de amar. So- dad". San Marcos, cap. 1.
mos libres e inteligentes y podemos colaborar activamente en los
planes de Cristo. Cuando nos resistimos, el se pliega serenamente
a nuestra negativa. Cada llamada de Dios nos quiere conducir a Hace algunos años las agencias internacionales comunicaban una
nuestra felicidad. ¿Por qué no la escuchamos? noticia impresionante: un alienado mental había golpeado la Pietá
de Miguel Á n g e l , causándole serios destrozos.
Mucha gente desconoce el sentido de la vida. Por lo cual es tarea
de quienes tienen más luz e inteligencia, reflexionar con el herma- Hubo conmoción mundial. Un loco había mutilado esta obra maestra.
no, con el amigo, con el compañero de estudios o de trabajo.
Ayudarlo a descifrar su jeroglífico, colaborarle en la interpretación Sin embargo si Miguel Ángel Buonarrotti hubiera hecho lo mismo,
de los planos de su propia existencia. En compañía es más fácil nadie habría tenido derecho a reprenderlo. El era su autor. Tenía
escuchar la voz del Señor. La cual a veces no oímos por estar autoridad sobre la obra.
saturados de ruido.
A s í mismo el único que tiene autoridad sobre los hombres es
A s í como a Pedro, Andrés, Santiago y Juan, hoy vuelve el Señor Dios, autor y dueño de nuestra existencia.
a llamarnos para mejorar el mundo.
Pero El ha delegado su autoridad y sus derechos en algunas perso-
nas: los padres de familia, los maestros, las autoridades religiosas,
civiles y militares. Sin embargo éstas no cumplirán con su deber,
sino en la medida en que respeten la dignidad del ser humano, y
trabajen para lograr su plena realización.

Vivi mos hoy una crisis de autoridad. De un lado, muchas personas


no la ejercen de una manera honesta y en servicio de los demás.
Aprovechan su situación para dominarlos, oprimirlos y explotarlos.
De otro lado, quienes deberían estar sujetos a la autoridad, no la
acatan. Se convierten en rebeldes que todo lo estropean y

_A_ destruyen
- ^
r ¿ Q u é hacer entonces? Si reflexionamos a la luz del 4ZUf
i 210 >
Evangelio, descubrimos que Cristo no solamente era au-
toridad, sino que tenía autoridad. Como Dios, era la suprema
autoridad, y como Hombre-Dios, por su conducta y por su ejem- Quinto domingo
plo, se mostraba digno de ser obedecido.
Ese es el milagro
Muchos, en cambio, son autoridad en el gobierno, en la Iglesia,
familia, en las instituciones... ¿Pero su modo de vivir, lo hace "Jesús se acercó a la suegra de Simón que
dignos de ella? estaba en cama con fiebre, la tomó de la mano y la
levantó... y ella se puso a servirles".
Para tener autoridad se requieren tres cosas: San Marcos, cap. 1.

La verdad. Cristo era la Verdad. Nunca engañó a nadie. Los hom-


La fiebre es un síntoma, es decir un aviso de cosas que pueden ser
bres necesitamos poder confiar en nuestros dirigentes. Por eso re-
muy graves. Pero existe también una fiebre moral, aviso y síntoma
chazamos en ellos toda la hipocresía.
de nuestro mal interior.

Luego, el ejemplo. Cristo practicó siempre lo que predicaba, y El Evangelio de hoy nos invita a pensar que la fiebre y la curación
condenó duramente a los fariseos como personas que decían una
de la suegra de Pedro, son síntomas de cosas muy graves, pero a
cosa y practicaban otra.
la vez muy hermosas.

Por último, el servicio. La verdadera autoridad está siempre atenta A l curar a los enfermos, al dar la vista a los ciegos, al resucitar a los
al servicio del hombre y de la comunidad. muertos, Jesús nos da a entender que El es Dios. Dueño de unos
poderes mayores aún, que pueden cambiar totalmente nuestra
¿Nos hemos preguntado alguna vez si ejercemos la autoridad con vida.
la verdad, la respaldamos con el ejemplo y la vivimos como un
servicio a los demás? Cristo no vino a ser servido sino a servir. En su tiempo, toda enfermedad se entendía como signo del poder
del mal y del pecado. Nosotros hemos cambiado esa visión fatalis-
ta y negativa. Sabemos que la mayoría de las enfermedades son
consecuencia de nuestra conducta, de la herencia, la contamina-
ción... Pero a la vez sabemos que el Señor es capaz de hacer
milagros para sanarnos. El mismo ha dado al hombre poderes en
contra de esos males: la ciencia, los descubrimientos de la medici-
na, los mil secretos que le hemos arrancado a la naturaleza para
ponerla a nuestro servicio.

Pero todos los días necesitamos del poder y la intervención de


A Jesucristo, en el área de nuestro mal moral.
A
1
i 212 > A l l á , en lo más hondo de nuestro ser, tenemos regio-
nes en las cuales no nos sentimos bien. A l l í es donde H 213 >
nos domina el mal, donde no somos buenos del t o d o ,
donde se hunden las raíces del egoísmo, de la ira, de la soberbia. Sexto domingo
Hasta allí también puede llegar el Señor para sanarnos.

Muchas veces obramos mal, aun sin quererlo, y sentimos tristeza. La voluntad de Dios
Hubiéramos querido ser tan pacientes, tan generosos, tan bien
educados y fallamos.
"Jesús, sintiendo lástima del leproso, extendió la
mano y lo tocó diciendo: Quiero, queda limpio".
Jesucristo puede enderezar nuestra vida, orientar nuestra conducta
San Marcos, cap. 1.
definitivamente hacia el bien. Recibimos su influencia transformadora,
cuando rezamos con esas palabras interiores que nacen del cora-
zón. Cuando recibimos los sacramentos, por los cuales unimos ¿Cómo será Dios? ¿Cuál su modo de ser, cuáles sus planes y su
nuestra vida con el Señor. voluntad? Es difícil saberlo. La teología nos enseña que todo lo
que pensamos o decimos de Dios es apenas imagen, aproxima-
Quien sanó a la suegra de Pedro, curó los leprosos, dio vista al ción, analogía y sombra de lo que El es: la V i d a , el Bien, el
ciego de Jericó, perdonó a Magdalena, dio la fe a la Samaritana y Amor.
prometió al buen ladrón el paraíso, es el mismo con quien hemos
comprometido nuestra vida. Tampoco tenemos ideas claras sobre la voluntad de Dios. Algunos
la confunden con el sufrimiento del hombre. En la mitología azteca
Ser cristianos es estar con El. Estar amarrados a su Ser y a su vida, encontramos a Huitzilopochtli, un ídolo a quien se le ofrecían los
con los vínculos de amor y de la fe. corazones de los vencidos. Mientras la sangre fiumana corría sobre
el altar de piedra, el dios, en cuya frente se alzaba un penacho de
¿Por qué será que algunos tenemos a Dios, solamente como un plumas de colibrí, sonreía ferozmente.
hacedor de milagros exteriores? Es verdad que El puede sanarnos
físicamente, pero también espiritualmente. O t r o s imaginan a Dios como alguien caprichoso, que desea una
humanidad sometida ciegamente a sus mandatos. Ignoran la razón
de sus preceptos, los cuales se miran como una manera continua
Entonces, como la suegra de Pedro, desde una vida nueva, po-
de amargarnos la vida.
dremos servirle a El y a nuestros hermanos. Ese es el Milagro.

Algunos más piensan en Dios celoso, que impide el progreso del


hombre, guardando con avaricia los secretos de la naturaleza y de
la historia. N o sea que un día el hombre llegue a suplantarlo.

Pero el Evangelio nos enseña que la voluntad de Dios es nuestro


bien. "Quiero: queda limpio", le dice Jesús al leproso. Quiero:
sean limpios, sanos, santos, felices, perfectos, nos d i c e
Dios cada día. El, como un padre bueno, no tiene otro =£^=i

4 214 deseo que el bien de sus hijos.


i k.215á >
N o es lógico achacarle al Señor los efectos de nuestra ignorancia, Séptimo domingo
de nuestros errores y pecados. N o es voluntad de Dios el acci-
dente de tránsito producido por el alcohol y la irresponsabilidad.
Tampoco las catástrofes que nuestra ignorancia o nuestra ciencia Un Dios de vacaciones
todavía tan miope/ no previeron o no quisieron evitar.

Los efectos de nuestros pecados no pueden ser voluntad del "Unos letrados que estaban allí pensaron para sí
Señor. Pensemos en las taras genéticas, en tantas enfermedades mismos: ¿Quién puede perdonar fuera de Dios?".
causadas por los vicios, en los dolores que producen en la familia
San Marcos, cap. 2.
y en la sociedad el egoísmo, y la violencia de algunos.
Los mismos letrados y fariseos nos lo enseñan: entre las muchas
Pero nuestro Dios es bueno. Es capaz de sacar bien de los mismos tareas de Dios: crear los mundos, señalar su ruta a cada estrella por
males, aunque a diario destrocemos sus planes. Con paciencia el inmenso espacio, despertar el sol cada día sobre justos y peca-
como de jardinero - el Evangelio lo llama frecuentemente agricul- dores, alimentar de madrugada las aves, vestir los lirios con más
tor- sigue regando, podando, arrancando la cizaña. E inventa pro- lujo que Salomón, está el oficio de perdonar el pecado del hom-
yectos nuevos para lograr nuestra plenitud. bre.

Jesús se acercó bondadosamente al leproso. Lo tocó, lo cual Pero si la tarea de Dios fuera tan sólo perdonar pecados, entre
estaba prohibido por la las leyes judías. Y al instante el enfermo nosotros, El seguiría de vacaciones.
quedó sano. ¿Seremos nosotros tan tercos para no dejarnos alcan-
zar por el Señor, cuando El se nos acerca?
¿Por qué? ¿Todos estamos libres de culpa y de pecado? N o . Por
lo contrario: porque muchos hemos perdido el sentido del peca-
d o . Ya no nos preocupa ni molesta, ni creemos en él.

El antropólogo dirá que el pecado es un condicionamiento ya


superado, gracias al avance de la cultura. El sicólogo añadirá que el
complejo de culpa ha sido eliminado, por medio del sicoanálisis y
otras terapias. El sociólogo responderá que la culpa es siempre de
los otros: de quienes se han apropiado injustamente de ios medios
de producción. El economista dirá que muchos conspiran contra
las políticas de concertación, el encaje bancario, los reajustes tribu-
tarios y la retención en la fuente.

Pero nosotros, si no queremos esconder la cabeza como el

n avestruz, reconoceremos humildemente sin tapujos que

ik / }
216 hemos pecado. C o n solo examinar nuestro interior, des-
cubriremos fallas, errores, malas intenciones, rebeldías

w
contra Dios. Nos hemos apartado frecuentemente de la justicia, de Octavo domingo
la sinceridad, del cariño, de la compasión, del deber.

Si en la sociedad que nos rodea abundan la violencia, la irrespon-


¡Por Dios, pongámonos al día!
sabilidad en el trabajo, el lujo excesivo, la vanidad y la ambición,
¿será todo ello un espejismo y el fruto de la imaginación?
"Le preguntaron a Jesús: ¿Por qué tus discípulos
El que esté sin pecado que arroje entonces la primera piedra, dijo no ayunan? Jesús les contestó: ¿Es que pueden
un día el Señor ante la turba que acusaba a la mujer sorprendida en ayunar los amigos del novio, mientras el novio
adulterio. H o y podría decirnos otro tanto. está con ellos?". San Marcos, 2.

Sin embargo, nuestro pecado no es del todo trágico y definitivo.


Jesucristo vino a quitar del mundo el pecado. Lo que importa es La Biblia utiliza con frecuencia las figuras del novio y de la novia,
acercarnos a El. para referirse a las relaciones de Dios con su pueblo. Y en el
Evangelio de hoy, Jesús se identifica con ese novio, que comparte
El Evangelio nos cuenta el afán de aquellos amigos del paralítico. con sus amigos la alegría de su boda.
Como no podían acercarlo a Jesús, a causa del gentío, quitaron
las lozas del techo para descolgar al paralítico delante del Señor.
Recordemos que los judíos observaban religiosamente sus ayunos,
desde la salida del sol hasta la noche. Pero Jesús advierte: tales
A s í nosotros, aunque sea venciendo mil barreras, mil obstáculos, prácticas no tienen ya una importancia definitiva. El ha venido para
aunque sea rompiendo el corazón, busquemos al Salvador. Esto enseñar otras maneras de acercarnos a Dios.
de romper el corazón, ante Dios que es nuestro Padre, es lo que
llamamos contrición. Podemos entender el ayuno en un sentido estricto: privarnos de
algunos alimentos. A s í lo usaban los primeros cristianos, muy cer-
canos a las leyes judías. De este modo mortificaban su cuerpo,
dedicándose con más libertad a la oración.

Desde una visión actual de la fe, comprendemos que el alimento


nos fortalece para el trabajo diario. Es un regalo de Dios que
conviene usar con agradecimiento y moderación. Pero la caridad
continúa siendo la reina de todas las virtudes. Por lo tanto el ayuno
ha de promover nuestra capacidad de amor y de servicio.

Ayunar en un sentido amplio equivale a apartarnos del mal,

ri del egoísmo. D e todo aquello que deteriora nuestra vida


cristiana. Es no estallar en el hogar, cuando las cosas se
i 218 > complican. N o amargarnos sistemáticamente, tratar a los <|
demás con amabilidad, aunque ese día estemos de mal
genio. Hacer favores sin esperar que nos los pidan, contagiar Noveno domingo
alegría a los que sufren.

Privarnos del mal, también exige purificar nuestro interior por el El cristal con que se mire
sacramento de la Penitencia. Pero después de pensarlo despacio y
hablar muchas veces a solas con Dios. Es decir, que el diálogo con "Un día de sábado atravesaba Jesús un sembrado.
el sacerdote sea la etapa final de un encuentro profundo y sincero Mientras andaban, los discípulos iban arrancando
con Dios nuestro Padre. espigas. Los fariseos le dijeron: ¿Por qué
hacen en sábado lo que no está permitido?".
En tiempos pasados, muchos cristianos identificaron la fe cristiana San Marcos, cap. 2.
con la mortificación. La vida de austeridad y retiro iniciada por los
primeros monjes, pareció ser el modelo obligado para cuantos
quisieran vivir el Evangelio. Muchos cristianos valoraron este estilo
Algunos se preguntan: ¿El Maestro se interesó por lo que hoy
de vida, pero empezaron a sentirse incapaces de imitarlo. Enton-
llaman promoción humana, o únicamente por "la salvación de las
ces surgió otra forma de cristianismo, más reconciliada con la reali-
almas?".
dad y en comunión con todo lo del mundo que no excluye la
enseñanza de Jesús.
Porque el hombre es un ser unitario. N o es posible trasformar
alguna de sus dimensiones, sin modificar de inmediato las restan-
Porque repetimos: ayer y hoy la esencia de nuestra fe es el amor a
tes. Pero Jesús no ideó ningún proyecto para mejorar la economía
Dios y al prójimo. El sacrificio nos educa la voluntad y nos dispone
del país. N o presentó estrategias hacia la cobertura escolar de
para la cercanía de Dios. Pero ante todo hemos de ejercitar la
Palestina. N o reveló el secreto que cambiaría las estructuras socia-
caridad, lo cual exige no pocas privaciones.
les de entonces. Sin embargo, con su palabra y sus actitudes, nos
enseñó qué es la persona humana, presentándola como el valor
A l discípulo de Cristo, lo que le importa de verdad es "estar con
fundamental en cada momento de la historia. Y señaló la esencia
el novio". Hacia allá han de tender todas sus preocupaciones. Y
del Evangelio: el hombre como hijo de Dios, desde todas sus
nada tan preciso para encontrar a Dios como la casa de los hom-
circunstancias.
bres, apunta un escritor. A s í alcanzaremos tener "los mismo senti-
mientos de Cristo" como enseña san Pablo". Es decir, que todo lo
Comprendemos entonces que las cosas que llamamos sagradas
nuestro esté iluminado por el Evangelio.
tienden a promovernos en un sentido pleno.

Sobre el particular es famosa aquella anécdota de santa Teresa:


La ley judía ordenaba cesar cualquier tarea el día de sábado. Un
yendo de viaje, le ofrecieron en la cena unas sabrosas perdices. La
descanso en honor de Yavéh, ordenado por Moisés bajo graves
compañera, sintiendo escrúpulo, le preguntó: madre, ¿no será
penas. Pero en tiempos de Jesús, los doctores habían exagerado
mucho regalo?
las normas de manera inconcebible. Prohibían encender fuego
A
en casa, o caminar ese día más de mil pasos, aún para ^ A
,. La santa, mujer siempre equilibrada y humana, le res-
socorrer a un enfermo,
220, f pondió: "Hija, cuando perdiz, perdiz y cuando peni- á^ o o i >
^ /§ ^ d
v , tencia, penitencia".
El discípulo de Cristo actúa entonces movido por una ley de amor.
San M a t e o y san Lucas cuentan que los apóstoles, yendo de
Y su comportamiento, en cada circunstancia, se mantiene referido
camino, arrancaron espigas de un trigal. Y desgranándolas entre las
a Dios, quien "tanto amó al mundo que le dio a su H i j o , para que
manos, remediaban el hambre. todo el que crea en él tenga la vida eterna". Una ley de amor que
es a su vez, una ley en libertad.
Lo ilícito allí no era tomar los granos ajenos. Según el Deuteronomio,
los frutos cercanos al camino eran del caminante. La violación del
sábado consistía en desgranar espigas, lo cual equivalía para los
doctores a un trabajo servil.

San Marcos simplifica el hecho, narrando sólo que los acompañan-


tes de Jesús "iban arrancando espigas".

El Maestro se sitúa más allá de tantas nimiedades y declara, como


lo ha hecho en otras ocasiones: "El sábado se hizo para el hombre
y no el hombre para el sábado". Y añade un ejemplo de la
tradición judía, cuando David, con sus hombres entraron al templo
y comieron los panes sagrados, lo cual sólo podían hacer los
sacerdotes.

Descubrimos entonces que la conducta de cada grupo humano


corresponde a la imagen de Dios que guardan en su interior. Y esa
imagen se opaca o ilumina de acuerdo con el cristal con que se
mire: cultura, formación, Iglesia en la cual caminamos.

Los letrados, contemporáneos del Señor habían multiplicado los


preceptos frente a un Dios, guardián del orden establecido que
acentuaba el temor de sus devotos.

El Maestro nos descubre a un Dios Padre y cercano. El que


aguarda con cariño al hijo pródigo. El que actúa en tantos otros
relatos del Evangelio. Jesús señala como único mandamiento el del
amor y nos invita a vivir en consecuencia.

"Ama y haz lo que quieras", escribió san Agustín. Desde


_A_
el amor cristiano podríamos examinar los 6 1 3 preceptos

i 222 }j, que exigía el judaismo en tiempos de Jesús. Y casi i 223


todos quedarían reducidos a cenizas.
Décimo domingo que no contempla a Dios como un Padre bueno y poderoso. Y en
parte, por situaciones sicológicas. Es más cómodo atribuir a otro
nuestros yerros, que reconocer las propias culpas. Pero también es
No estaba en sus cabales más eficiente iluminar la vida con Jesús, para que huyan todas las
tinieblas.

"En aquel tiempo la familia de Jesús vino a


Aquellos paisanos de Jesús se llevaron un chasco cuando lo halla-
llevárselo, porque decían que no estaba en sus
ron dentro de una casa, rodeado de mucha gente. Le enviaron
cabales". San Marcos, cap. 3.
entonces un recado: tu madre y tus hermanos están fuera y te
buscan. Pero el Maestro respondió: estos son mi madre y mis
A q u e l pequeño pueblo de Nazaret se siente ahora turbado. El hermanos. Los que cumplen la voluntad de mi Padre.
hijo de José el carpintero se ha vuelto loco de repente. Una
noticia que familiares y vecinos comentan por las calles y las muje- Tal cercanía a Jesús, por la acogida que damos a su palabra, nos
res, junto al pozo. convierte en familiares suyos. A la par que su madre y sus herma-
nos. Una enseñanza que luego daría san Pedro en una de sus
Entonces un grupo de amigos se va en busca de Jesús para traerlo cartas: "Somos partícipes de la naturaleza de Dios". N o porque el
a casa. Quizá el entorno familiar y los cuidados de María puedan Señor rechazara a su propia familia. Quería enseñarnos que sus
devolverle la salud. discípulos se unen a El con lazos irrompibles, como los de la
sangre.
La comitiva encontró al Señor mientras discutía con los maestros de
la ley. Y se extrañaron aún más cuando le vieron sanar enfermos y
arrojar demonios. De otra parte, los letrados de Jerusalén asegura-
San Pablo al explicar su adhesión a Cristo, escribía a los de Corinto:
ban que este galileo tenía dentro un mal espíritu.
"Todo es para nuestro bien. N o nos fijamos en lo que se ve, sino
en lo que no se ve. Lo que se ve es transitorio, lo que no se ve es
Los judíos de entonces vivían obsesionados por la presencia del
eterno. Aunque se desmorone nuestra morada terrestre en que
Maligno. Lo sentían por todas partes. Exageraban su poder y, de
acampamos, sabemos que Dios nos dará una casa eterna en el
acuerdo con sus tradiciones, identificaban toda enfermedad con su
cielo, no construida por hombres".
acción destructora. Lo llamaban Belial, Belcebú, Sammael, nom-
bres copiados de las religiones vecinas. Y también Diablo, una
Es el camino para vencer todos nuestros demonios. Aunque algu-
palabra griega que expresa cómo el mal nos separa de Dios.
nos desde lejos dirán: no está en sus cabales.

Jesús, sin ahondar en planteamientos, se interesa por salvar al


hombre. N o acepta ni rechaza las apreciaciones del pueblo sobre
el mal y el dolor, pero limpia leprosos y sana paralíticos,
ciegos y endemoniados.

Muchos cristianos exageran también la acción del mal


entre nosotros. En parte, por una teología incompleta
~*<s§p^ 225 >
Undécimo domingo
sencilla, que ha puesto en Dios su confianza. De ese grupo se
reconoce Nuestra Señora, sintiéndose a la vez depositaría de las
maravillas del Señor.
Tiempo de sementera
Pero, de otro lado, esta comparación con la semilla, nos invita a
"El Reino de Dios se parece a un hombre que cultivar nuestra propia era con esmero y cariño. San Marcos expli-
echa simiente en la tierra. El duerme de noche y ca: "El labrador duerme de noche y se levanta de mañana. Mien-
se levanta de mañana. La semilla germina...". tras tanto la semilla va creciendo sin que él sepa cómo. La tierra va
San Marcos, cap. 4. produciendo la cosecha: primero los tallos, luego la espiga, des-
pués el grano. Mas tarde vendrá el tiempo de la siega".
Leemos en el Evangelio que el Reino de Dios se empieza a cons-
truir desde pequeñas cosas. "Se parece a un hombre que echa una N o cabe entonces el desánimo para quienes cultivamos este Rei-
semilla en el campo". También habla el profeta Ezequiel de una no, cuyo crecimiento Dios respalda.
rama pequeña, que el Señor arrancó y plantó, para que se volviera
un cedro noble. ¿Pero si alguien, al mirar su sementera, no contempla sino cardos y
espinas?. Pudiera ser efecto de miopía. Q u e se acerque un poco
Los judíos entendían de dos maneras la transformación que el más: debajo de las zarzas está brotando con vigor el trigo. A u n -
futuro salvador realizaría. Unos, por medio del poder y de la que es verdad que el enemigo arroja malas hierbas sobre el surco,
guerra. El Mesías habría de derrotar a los romanos, para recons- mientras rueda la noche.
truir un reino invencible.
Si es necesario, hay que cavar más hondo. Abonar con la plegaria,
con el diálogo y de pronto también con las lágrimas. Pero nunca
Otros, por el contrario, comprendían que el Reino de los Cielos
abandonar el surco. El Señor dijo que hasta el desierto puede
llegaría, con pasos vacilantes, por pequeñas acciones, mediante
florecer.
limitados esfuerzos, Pero que al fin Dios lograría realizar su plan
entre los hombres.
Volvamos a esperar cada mañana el sol vivificante. Y cada tarde, la
Jesús colocó su proyecto sobre el segundo esquema. A p o s t ó por lluvia fresca y la eficacia de Dios que dirige las galaxias, pero a la
vez cuida los pajarillos, viste los lirios y sigue despertando buenos
las cosas sencillas. De cada situación y de cada persona, rescató lo
deseos en el corazón del hombre.
rescatable. Como aquel día, luego de la multiplicación de los
panes, cuando pide a los apóstoles que recojan las sobras. Por
esta razón Jesús señala el grano de mostaza. En él se admira el Nosotros sembramos, otro nos ha ayudado a regar. Pero es sólo
poder de lo alto: "Es la semilla más pequeña, pero después brota, Dios quien dará el incremento.
se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan
/fc grandes que los pájaros vienen a anidar en ellas'.

El Antiguo Testamento habla repetidas veces de los


pobres de Vávéh. Una expresión que señala a la gente | 227^
fes A
Duodécimo domingo Jesús se incorporó serenamente. Ordenó al viento y a las olas y se
hizo una gran calma. Pero reprendió a los discípulos: "¿Por qué
son tan cobardes? ¿ A ú n no tienen fe?
La noche sosegada
El relato de san Marcos es simple. Pero el acontecimiento fue algo
espantoso. N o sabemos si alguno de los discípulos le preguntaría
Al atardecer dijo Jesús a sus discípulos: Vamos a a Jesús: Señor: ¿ Q u é hubiera pasado si nos hubiésemos hundi-
la otra orilla. Y dejando a la gente, se lo llevaron do? O también: ¿De qué manera se vence con la fe la tempes-
en la barca". San Marcos, cap. 4. tad?

Aquellos monjes del desierto, cuya historia escribieron ciertos cro- Algunos autores religiosos aseguraron que cada cual posee un
nistas fantasiosos, habrían sufrido terribles tentaciones. Sobre todo temperamento, según la combinación de humores en su cuerpo. Y
en materia sexual. De ahí sus exagerados ayunos y sus continuas repartieron además con mucha exactitud las tentaciones: a los san-
penitencias. guíneos los acosarían la ira y la soberbia. La avaricia y la pereza, a
los flemáticos. La gula sería el peligro de los amorfos. Y los
Pero a los cristianos de hoy también otros halagos nos asedian. A melancólicos tendrían que vencer la envidia y la lujuria.
cada rato podemos pecar contra la caridad, la justicia, la paciencia,
la honradez, la verdad. Y también contra la esperanza.
Pero hoy no vale tal clasificación. Como tampoco es objetivo
afirmar que los cristianos de hoy somos más inclinados al mal que
hn otras épocas gozamos de una gran tranquilidad. Y entonces se
nuestros abuelos. Conviene recordar la historia de la Iglesia. "Bástale
nos olvida que \a fe no equivale a un seguro contra los vendavales.
a cada día su afán", leemos en san M a t e o . Cada época ofrece
Por lo cual las caídas imprevistas nos desconciertan.
disyuntivas para el bien y para lo perverso.
A s í les sucedió a los apóstoles. Día a día iban conociendo mejor al
Maestro. Estaban contentos en su amistad. Admirados de sus Pero ayer y hoy, Jesús nos enseña que con su ayuda venceremos
milagros. Pero una tarde Jesús les dijo: "Vamos a \a otra orilla del el mal. A l g o que no es fácil comprender mientras la tempestad nos
lago'. Y mientras iban, se desencadenó un fuerte huracán y las golpea. Pero que se convierte en gratificante certeza cuando, con
olas rompían contra la barca, casi hasta hundirla. Mientras tanto, la ayuda de Dios, hemos superado el peligre.
como anota san Marcos, Jesús dormía en \a popa. El cansancio
del día lo había sumido en un sueño profundo. Existe una señal de que Dios está con nosotros: si en medio de la
tempestad no perdemos la calma. Esa serenidad, ubicada en los
Los discípulos se miraron unos a otros aterrados: ¿Habría que des- estratos más profundos del alma, no disuélvelos miedos, ni mitiga
pertar al Señor? El peligro debió ser extremo, cuando aquellos del todo la angustia. Es una paz inexplicable, como aquella que
experimentados pescadores se vieron perdidos. Sencillamente esta- experimentó san Juan de la Cruz, cuando en medio de sus tribula-
ban a punto de naufragar. ciones nos habló de "la noche sosegada".

. De inmediato los hijos del Zebedeo, o tal vez Pedro, _


i 2281^ despertaron a gritos a\ Maestro: "Señor, sálvanos que
perecemos'.
^229^>
u á

Decimotercer domingo
date de mí". Pablo es derribado del caballo, cuando perseguía a
los cristianos, Eva Lavalliére se postra como Magdalena a los pies
de Jesús. En un rincón ya famoso de Notre Dame de París, Paul
Basta que tengas fe
Claudel recibe la luz. El agresor de María Goretti se convierte...
La niña que no convenía en el colegio, aquella por quien nada se
"Llegaron de casa del jefe de la sinagoga para podía hacer, es ahora una mujer entregada al servicio d e los más
decirle: Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar necesitados, el hijo pródigo retorna al hogar, el alcohólico encuen-
al Maestro? Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y tra un amigo que le tiende la mano. El Señor ha vuelto a decir: no
le dijo: No temas; basta que tengas fe". temas: basta que tengas fe, anulando así un decreto de muerte.
San Marcos, cap. 5.
Nuestra vida es la trama, muy compleja y hermosa, de la acción
Sigmund Freud, atormentado por un cáncer del paladar, respondía entusiasta del hombre y del amor desvelado y constante del Señor.
a su hija que le reprochaba tantas horas de trabajo: "Si aún estoy
vivo es porque puedo hacer algo". Cuando nos sentimos vencidos porque hemos mellado todas nuestras
armas, cuando nos dicen que ya no hay para qué molestar al
El Evangelio es siempre un llamado a la vida, al servicio. Pero a Maestro, todavía falta que manifieste la fuerza tenaz de Dios,
menudo no lo entendemos ni vivimos así. Cuántas veces pronun- llamada por la oración que va más allá de nuestros brazos y más allá
ciamos sentencia de muerte frente a nuestros hermanos. de nuestros horizontes.

"Es la oveja negra de la familia". "Toda la vida, un enemigo de la Pensemos en la hija de aquel jefe de la sinagoga que se llamaba
Iglesia". "Señora: su niña no le conviene de ningún modo el Jairo. Dios tenía sobre ella sus planes que son siempre de amor y
colegio '. Esto se acabó de una vez, hijo. Haga de cuenta que yo de esperanza.
no existo para usted". "¿Fulanita? Ya no tiene remedio, lo que se
hereda no se hurta". Son sentencias humanas, sentencias de muer- Y aunque el Evangelio no nos vuelve a decir nada sobre esta
te... joven, si Cristo la resucitó fue porque la necesitaba, y como
Freud, aunque enfermo de cáncer podía hacer mucho todavía.
Pero alguien habido a buscar al Señor, alguien ha rezado, alguien
ha suplicado por ese que "ya no tenía remedio". Quizá alguna Esta Palabra del Señor es un llamado a la vida, a la conversión,
religiosa en el silencio de su clausura, un grupo de oración, una mientras esperamos la voz y la mano de Cristo que también nos
anciana ignorante en una Iglesia de aldea, una madre que nunca dice a cada uno: no temas, basta que tengas fe,- yo puedo darte la
pierde la esperanza, un niño de rodillas al borde de la cama. vida, la inocencia, el perdón y la dicha.
Alguien ha tenido fe, alguien ha buscado a Jesucristo.

z^v Y el Señor se pone en camino. Se abre paso por entre el


gentío curioso y displicente que siempre rodea al ' di- -A.
funto", lo toma de la mano y lo llama. Entonces el
ladrón se arrepiente, vuelve el rostro y exclama: Acuér-
231 >
L. A
Decimocuarto domingo
El culto cristiano, aunque muchas veces no comprendido, nos
acerca al Señor. También lo hace la religiosidad popular que es un
¿No es éste el carpintero? esfuerzo por encontrar a Dios, a través de la compresión de los
sencillos.

"La gente de Nazaret se preguntaba con Pero otras veces nos colocamos en el extremo opuesto. N o s
asombro: ¿No es éste el carpintero, el hijo de
confunde que Jesús sea verdadero hombre. Quisiéramos excusar-
María, hermano de Santiago, de Judas y Simón ?"
lo de haber asumido toda nuestra pobre humanidad. Mas sin ella
San Marcos, cap. 6.
no habría existido redención.

Desde el comienzo de la Iglesia, los teólogos y pensadores cristia- Cuando comprendemos integralmente a Jesucristo, nuestro cuer-
nos se han preguntado con insistencia: ¿Quién es Jesús de Nazaret? po, unido con el suyo, se diviniza, como también la cuna de
Belén, las barcas del Tiberíades, el perfume de Magdalena, la
A comienzos del Siglo V, Nestorio y Eutiques explicaron, cada moneda del tributo, los panes y los peces, las camillas de los
uno a su modo, su pensamiento sobre el Señor. Pero no lograron enfermos, el lodo para ungir el ciego, el pan y el vino, el madero
integrar en \a persona del Maestro, de una manera conveniente lo de la cruz, las cien libras de ungüento que embalsaman al amigo
divino y lo humano. difunto y esos viejos pergaminos en los cuales unos judíos no muy
letrados consignaron, la historia del Maestro.
Toda esta reflexión teológica se proyectó en \a vida de la Iglesia, en
las comunidades creyentes, en el culto, en la tarea pastoral. H o y
Santa Teresa advertía a sus monjas con su natural gracejo castella-
también nos preguntamos: ¿Quién es para nosotros Jesucristo?
no: "Dios anda entre los peroles". Ese Di os infinito que se hizo
hombre en Jesús camina por todos los rincones de mi casa y les ha
Si solamente lo entendemos como el carpintero, el profeta de
dado a las cosas, a mi cuerpo, a mi trabajo, a mis manos, al arte, a
Nazaret, el revolucionario, el líder que se alza contra lo estableci-
la liturgia, un misterioso poder sacramental.
do, el liberador político, el ¡nstaurador de un nuevo orden econó-
mico, nuestra vida cristiana se quedará escasa y sin horizontes,
como un ave cautiva. Porque el hombre de hoy —y de siempre— ¿ N o es éste el carpintero? Sí, porque Dios no se disfrazó de
no es tan sólo lucha de clases, angustia temporal, ansia de bienes- hombre. Se hizo hombre para acercarnos a su divinidad y así Dios
tar y de dinero, un animal político. Es mucho más: sentimos anhe- entró definitivamente en la historia del hombre y cada uno de
los más profundos, necesidades más hondas. Buscamos proyectos nosotros, en la historia de Dios.
más trascendentales, deseos de bien y de justicia que no pueden
llenarse con códigos y cifras, extractos bancarios, acuerdos políti-
cos, planes quinquenales, modelos de desarrollo... Necesitamos
amar y esperar, resolver con urgencia el problema del mal,
A del pecado y de la muerte. Por esto, aunque no entende-
mos a Dios, a todas horas lo buscamos a través de
p Jesucristo, que es Dios, pero que se ha hecho igual en
,^_^_ todo a nosotros, menos en el pecado.
ir~i
233
Decimoquinto domingo Para encontrar la pobreza que aconseja el Señor, conviene en
primer lugar analizar el medio humano en que vivimos. N o estamos
en un país rico, donde todo el mundo tiene lo necesario y aún un
poco más. En nuestro entorno, lo que algunos les sobra, lo que se
Un bastón y nada más despilfarra de modo irresponsable, les hace falta a muchos para
apenas sobrevivir.
"Jesús les encargó que llevaran para el camino un
bastón y nada más; pero ni pan, ni alforja, ni Juan Pablo, durante su primera visita a México nos dijo: "La propie-
dinero, ni túnica de repuesto". San Marcos, cap. 6. dad está gravada siempre por una hipoteca social, así los bienes
servirán equilibradamente a la destinación que Dios les ha dado .

Cuando Ciro el Grande asediaba, a mitad del siglo V I a. C , la Revisemos honradamente nuestros gastos, nuestros lujos, nuestro
ciudad de Priene, todos los habitantes huían llevando a cuestas sus nivel de vida.
posesiones. Sólo Bías, uno de los sabios de Grecia, abandonaba
De otro lado, pobreza cristiana es ante todo una elección perso-
la ciudad serenamente sin ningún equipaje. A sus paisanos que lo
nal. N o esperemos que la Iglesia o las leyes nos señalen una
interrogaban extrañados, respondió el sabio: "Todo lo llevo con-
medida exacta frente a los bienes temporales. Nos consta que en
migo . Cargaba a cuestas su sabiduría.
la mayoría de los países, los grandes capitales permanecen en
manos de unos pocos. Los cuales a su vez controlan los medios de
El cristiano de hoy, también en camino, no tiene como ideal la producción, las comunicaciones y todo el engranaje político.
acumulación de bienes materiales, porque busca otra mejor riqueza
dentro de otra jerarquía de valores. Allí ocupa lugar preferencial la Es hora entonces de escuchar a Paulo V I quien escribió en la
sencillez de vida, que nos señala cuántas cosas pueden esclavizar- "Populorum Progressio": " H a y que actuar pronto y a profundidad.
nos. Esto supone al mismo tiempo una fe en la providencia de Hay que poner en práctica transformaciones audaces, profunda-
Dios y una mayor libertad para servir más a los demás. mente innovadoras. Hay que emprender sin esperar más, reformas
urgentes'.
La pobreza es tema de actualidad en la Iglesia de hoy. Cuando los
Estas palabras se dirigen a todos, pero principalmente a quienes
obispos se reunieron en Puebla, allí optaron por los pobres. ¿Pero
tienen mayor influencia en nuestra comunidad: los dirigentes, in-
qué es la pobreza a la luz del Evangelio?
dustriales, profesionales, maestros y comunicadores. Los que pue-
den abrir sus manos y su corazón para crear desde hoy mismo una
Para algunos consiste únicamente en actitudes interiores, y dada la sociedad más justa y más cristiana.
ocasión, en un posible desprendimiento. Otros desean instaurar
una pobreza rayana en la miseria. Llegan casi a negar el dogma de Si leyendo estas reflexiones sentimos un deseo sincero de ser más
la creación que nos explica cómo Dios creó al hombre y lo hizo sobrios en nuestra vida personal y familiar, de cambiar de una vez
rey del universo. las políticas de nuestra empresa para servir mejor al hombre, el
Evangelio toca a nuestras puertas.
Pero, como siempre sucede, la verdad está en el medio.
El Señor nos hará conocer sus caminos. Q u e su sabidu-
Podemos poseer porque somos seres racionales. Pero
no es lícito desbordarnos de manera egoísta, oprimien-
ría, mayor que la de Bías, tiene el poder para cambiar el ^ 235 »
mundo.
d o a los otros.
^r^
Decimosexto domingo predicado la conversión, sanando muchos enfermos y expulsando
los demonios. Bien se merecían un descanso.

¿Al tiempo lo van a matar? Nosotros podemos preguntarnos sin nuestros ocios corresponden
a un trabajo serio y responsable.

"Dijo Jesús: Vengan a descansar un poco. Porque


Si descansamos de una manera honesta y cristiana, si empleamos
eran tantos los que iban y venían que no encontra-
ban tiempo ni para comer". San Marcos, cap. 6. bien nuestro tiempo. O por el contrario, si procuramos 'matar el
tiempo de cualquier manera. ¿ A l tiempo por qué lo queremos
matar?
Los griegos, tan sutiles en su filosofía, usaban dos términos para
designar el tiempo. Cronos era la vida que se desgrana en el reloj Tal vez nos estamos situando dentro de una nueva clase social: la
de arena, se deslíe entre los números del calendario, se va murien- clase ociosa. Y esto es injusticia, porque muchos de nuestros familia-
do un poco cada día de la semana, se despierta con el sol y se res, amigos o vecinos nos necesitan. Además, numerosas obras
duerme al caer la noche. sociales nos están esperando. Aguardan de nosotros un poco de
tiempo, nuestra capacidad de iniciativa, nuestra compañía y entusias-
Por el contrario, Kairós es la ocasión, la oportunidad, el momento mo, nuestra experiencia, aquello que indiscutiblemente cada uno, y
propicio, el tiempo favorable, aquel presente amplio e indefinido solamente cada uno de nosotros, puede dar.
para sembrar el surco, edificar la casa, emprender un viaje, fermen-
tar el vino, cocer el pan, y arrojar las redes, muy de mañana en el N o matemos el tiempo, que no es cristiano el hacerlo. Por otra
remanso. parte, el tiempo camina más allá de la tierra, entre el girar de los
planetas, cerca al nacimiento de las galaxias, bajo el brillo de las
Por esto, los escritores cristianos nos enseñan que para los amigos de constelaciones y un día se cambiará en eternidad. N o es tan fácil
Jesús, el tiempo no es la medida rutinaria y prosaica de Cronos, sino matarlo. Si lo intentamos, se nos irá muriendo el alma por la
un Kairós, colmado a todas horas de íntima alegría y esperanza. pereza, mientras nos asfixiamos de tedio.

El tiempo del cristiano es para amar, construir el mundo, reconciliar Para el cristiano, cada tictac de su reloj es un Kairós, tiempo de
a todos los hombres, compartir generosamente nuestros bienes, salvación, tiempo de amor, tiempo de cristiana ilusión y de servicio.
promover la justicia y la paz, realizar la propia vocación de ciuda-
danos de la tierra y peregrinos hacia el cielo.

El Eclesiastés nos enseña con gran sabiduría: "Hay tiempo de plantar,


tiempo de sanar, tiempo de construir, tiempo de reír, tiempo de
buscar, tiempo de callar, tiempo de hablar, tiempo de amar,
A t tiempo de nacer y tiempo de morir".

Un día Jesús invita a sus discípulos a reposar un poco.


Regresaban de su primera correría, durante la cual habían
Hagamos como Andrés. Llamemos al otro, pongamos a su dispo-
Decimoséptimo domingo
sición lo que somos y tenemos, pidiéndole a la vez lo que él es y
tiene.

Mis cinco panes y mis dos peces


La vocación cristiana incluye marchar con el otro hacia el Señor: el
esposo y la esposa, los padres y los hijos, los patronos y los
"Andrés dijo a Jesús: Aquí hay un muchacho que obreros, los sacerdotes y los laicos. Entonces Cristo saldrá a nues-
tiene cinco panes y un par de peces. ¿Pero qué es tro encuentro y el mundo ya no tendrá más hambre.
estopara tantos?"San Juan, cap. 6.

Alguno escribía: "Si me quedo con mis cinco panes y mis dos
peces, el mundo seguirá con hambre. Pero si los entrego a Dios,
él realizará el milagro".

Es evidente que Cristo no quiere redimir sin nosotros: llama a una


joven de Nazareth y en su seno se hace hombre. Invita a Belén a
los pastores y los Magos. Pide agua en Cana para convertirla en
vino. Llama a los Doce para hacerlos pescadores de hombres. En
Betania busca descanso y compañía con Lázaro y sus hermanas. Y
para saciar la multitud recibe de un muchacho el escaso aporte de
cinco panes y de sus peces.

Cristo necesita también de nosotros. Nuestros valores pueden ser


materia prima para su milagro. ¿Pero ponemos a su disposición
todo lo nuestro? A veces nos da miedo perderlo. Somos avaros
de nuestro tiempo, de nuestros conocimientos, de nuestra amis-
tad, de nuestra misma relación con Dios. N o la compartimos.

Otras veces nos escudamos diciendo: ¿ Q u é es esto para tantos?


Y se quedan obras sin nacer, proyectos muertos en el vacío, y
tácitas, muchas iniciativas. N o quisimos arriesgarnos, porque creí-
mos que después de aportar estas cosas, nos tocaría realizar el
milagro. El cual siempre es trabajo de Dios.

En este pasaje también se descubre enseñanza: la fe en


los valores del otro, así sean modestos. Andrés llama al
i L238
..J
muchacho y juntos se acercan a Jesús.
i 239 •
1^-
Decimoctavo domingo Podríamos preguntarnos si estudiamos a fondo el Evangelio. Si sus
criterios nos iluminan la vida. Cuando la Iglesia se esfuerza por
enseñarnos y promovernos, verbigracia ante el Bautismo, la Con-
¿Por qué le buscamos? firmación, la Primera Comunión de nuestros hijos, comentamos
con amargura que el colegio o la parroquia se han vuelto demasia-
do exigentes,- que "ahora todo lo complican .
Dijo Jesús: "Me buscan, no porque hayan visto
signos, sino porque comieron pan hasta saciarse".
Para el Matrimonio buscamos el cursillo más corto, porque "para
San Juan, cap. 6.
eso no tenemos tiempo". Casi que escogemos el matrimonio cató-
lico porque da cierto lustre y buen tono. Casarse por lo civil no es
Decía* Eric Fromm que la sociedad contemporánea está situada en elegante en nuestro medio todavía.
torno a un supermercado. N o alrededor del templo, del castillo,
de la universidad o del estadio. La revolución del siglo X V I I I la Exigimos que la Iglesia nos preste todos sus servicios y no revisa-
llevaron a cabo los ciudadanos, mientras que las de hoy las agita- mos cuál es nuestro aporte económico a la parroquia, cuál nuestra
mos los consumidores. presencia en las diversas actividades pastorales, cuál nuestra cerca-
nía al sacerdote y nuestra preocupación por la vocaciones. ¿ N o es
¿ Q u é desea usted? ¿Electrodomésticos, automóviles, trajes, abo- esto tener la Iglesia como un supermercado?
nos, herramientas, obras de arte, cosméticos, anticonceptivos,
muebles de todas las tallas, pasajes a crédito, discos, diversiones, El Evangelio de hoy termina con una bella frase: "Yo soy el pan
influencias, intrigas...? de vida; el que viene a mí no pasará hambre y el que cree en mi
no pasará nunca sed". Cristo es para nosotros, a través de la
Tal vez imaginamos que la Iglesia de Cristo es un factor más de Iglesia, la despensa y la fuente, pero es necesario que vayamos a
esta sociedad de consumo que opaca mentes y apaga los ideales.
El. N o basta creer en Jesucristo, hay algo más hondo y compro-
Como si añadiéramos a la lista anterior: se ofrecen sacramentos,
metedor: creerle a Jesucristo y atenerse a las consecuencias.
tranquilidad del alma, relaciones pacíficas, equilibrio moral, fideli-
dad conyugal, dignidad humana, pasajes para el cielo... Todo de
óptima calidad, a bajos precios, indiscutible garantía... Se atiende
también a domicilio.

El Señor les reprochaba a sus discípulos: ustedes me buscan no


por lo que soy, sino por las cosas que puedo dar. Por el pan que
les repartí en el desierto hasta saciarlos.

Nuestras actitudes hacia el Señor y la vida cristiana son también


A con frecuencia utilitarias. Somos cristianos cuando nos pro-
duce ventajas, no por amistad por Jesucristo. A la hora

i240
A
del esfuerzo, la religión se nos queda en teoría y obra-
mos como los paganos. A veces ni siquiera como ellos. i 241 >
Hay otra comparación muy sencilla para explicar la conciencia. Es
Decimonoveno domingo
semejante a un semáforo. Nos indica unas normas que custodian
nuestra vida. Nos ayuda a respetar al prójimo. Le da armonía a la
convivencia ciudadana. Sería una locura desatender sus órdenes.
Discípulos de Dios
En este misterio hondo, a la vez rudo y suave, de la conciencia,
Dijo Jesús: "Está escrito en los profetas: habla Dios a sus hijos. Dichosos nosotros cuando sabemos escu-
Serán todos discípulos de Dios. El que escucha lo
charlo. Quien sigue la conciencia se hace sabio porque se hace
que dice el Padre, aprende y viene a mí".
discípulo de Dios.
San Juan, cap. 6.

Dijo San Agustín: "Le muestras a una oveja un ramo verde y se irá
Erasmo de Rotterdam, en su "Elogio de la Locura", nos deja sin tras de ti,- unas nueces a un niño y se te acerca: a nosotros
saber si la ciencia humana es tontería. Si la ignorancia es el mejor solamente nos arrastra el amor, con lazos que atan el corazón'.
camino para ser sabio. Bien sabe todo esto la pedagogía del Señor.

Pero Cristo nos dice en su Evangelio que la ciencia de Dios es


mejor y muy distinta. El enseña a todas horas a quienes lo escu-
chan. Si estamos atentos, como explicó Isaías en el capítulo 5 4 :
"El pueblo de Yavéh no temerá la opresión y se mantendrá firme,
y todos sus hijos serán instruidos por el Señor'.

¿y cómo enseña Dios? ¿Cuál es su escuela? Leyendo el nuevo


Testamento, aprendemos que Dios enseña de muy variadas mane-
ras: por la creación, por la conciencia, por la Biblia, por Jesucris-
to, por la Iglesia... Reflexionemos ahora sobre la conciencia.

En la infancia aprendimos que la conciencia es la voz de Dios.


Después, entre las dificultades y tentaciones de la vida, más de una
vez la hemos tenido como enemiga y hemos ahogado sus clamores.

Pero Dios nos enseña de una manera paternal. Los padres realizan
hacia los hijos una forma de comunicación que muchas veces no
necesita las palabras. Ellos transmiten su vida y sus valores, como
por ley de osmosis hacia los de casa, la conciencia de los
hijos. "Conciencia es..."Todos recordamos un rostro, un
tono de voz. Entonces nos nacía el temor de disgustar a
quien se ama, un deseo de imitación, de avance hacia
A.
1
unos vales. A s í aprendemos de nuestro Padre Dios
i 243
i, ¿
Vigésimo domingo
culos y silogismos. Dios enseña por signos. Usa los acontecimientos
para revelarse. N o entrega sus mensajes de una vez, sino que nos
coloca delante d e las cosas, de los acontecimientos, para que allí
El pan y su misterio descubramos su palabra.

"Dijo Jesús a los judíos: Yo soy el pan que ha El misterio del pan eucarístico es semejante al del pan cotidiano.
bajado del cielo; el que come de este pan vivirá Pero es un misterio más hondo, más elevado y excelente.
para siempre". San Juan, cap. 6.
El pan puede llegar a lo más íntimo del hombre. Se coloca más allá
de la compañía, d e la vecindad. Va más allá de la palabra, del
Giovanni Papini habla en una de sus páginas del misterio del pan.
beso, de la misma amistad...
Desde los pesados bueyes que araron el campo bajo un sol abier-
to, hasta los sembradores y segadores, molineros y panaderos,
A s í Dios anhela estar en comunión continua con nosotros, porque
todos han trabajado en cadena de esfuerzos, para darle a mi
su amor es más profundo que el de los amigos, los hermanos, los
hambre un pedazo de pan. El pan encierra un misterio. Es el vigor
esposos. Se cuela hasta la conjunción del alma con los huesos.
del surco, el hombre con su cansancio y su ilusión, ilusión. Es el
Este pan nos declara en su minúscula dimensión, que el hombre va
calor de la vida...
más allá de la química y la física.
El Evangelio de hoy está tomado del final del capítulo sexto de
San Juan. Los evangelistas no alcanzaron a escribir las palabras Cuando los obreros, empleados, profesionales, campesinos o in-
textuales de Jesús. Pero en su relato se destacan unas frases que dustriales nos entregamos al trabajo cada día, estamos haciendo un
los biblistas señalan como "palabras mismas de Jesús". Sin embar- trueque doloroso que el amor convierte en alegría. Estamos cam-
go, nos llama la atención que, en un párrafo corto, se nombre biando vida por pan.
siete veces el pan y siete veces se prometa la vida a quien lo coma.
Es la insistencia del Señor para explicarnos el misterio de su pan. En la Misa, Jesucristo nos cambia pan por Vida. Vida que es amor
ante el egoísmo, energía ante la tentación, luz en la sombra, exa-
Tal vez nos hayamos preguntado si tiene razón de ser la Eucaristía en men de conciencia ante nuestro pecado, unión en las tensiones d e
este momento de la historia. A n t e un mundo tecnificado que quiere familia, deseos de seguir mejorando el mundo, cuando muchos se
desentrañar el porqué de cada cosa, el Sacramento del Pan sigue refugian en la desesperanza... Vida que es vida eterna: " Y o lo
escondido en el misterio. A n t e los progresos de la química y de \a resucitaré en el último d í a ' .
física, los teólogos siguen sosteniendo la presencia real de Cristo,
bien sea con un lenguaje nuevo. A n t e un mundo azotado por el
hambre, Dios calla y la Iglesia presenta el Evangelio y ofrece, sobre
una mesa escueta, un trozo de pan y un sorbo de vino.

¿Qué significa hoy la Eucaristía? La pedagogía de Dios es


~A_
muy distinta a \a pedagogía humana. Los hombres ense-
ñan por medio de fórmulas, definiciones, teoremas, cál- i 245
. ** -~cú,
Vigesimoprimer domingo
La samaritana se atrevió a conversar con aquel extranjero, que
prometía una fuente de agua viva.

Más duro, el corazón


Zaqueo, incapaz de ver a Cristo desde su pequenez, se sube a un
árbol y esa noche el Maestro se aloja en su casa. Nosotros tam-
"Muchos discípulos dijeron: Dura es esta bién hemos abandonado al Señor. Nos hemos marchado por cau-
doctrina; ¿quiénpuede hacerle caso? Jesús dijo a sas muy diversas: el trabajo, la lejanía de los que amamos, la
los Doce: ¿También ustedes quieren marcharse?". ausencia de una madre buena que sabía hablar de Dios. Sin enten-
San Juan, cap. 6. der mucho de cristianismo, nos hemos engolfado en doctrinas
extrañas y sacamos en claro que Cristo no valía la pena.

Francisco Pizarro, después de muchos descalabros, sigue obstinado


También abandonamos a Cristo por sentimientos: Ese roce, aquel
en conquistar el Perú. En la isla del Gallo saca la espada, traza una
incidente, algún mal ejemplo del prójimo que nos hirió tan
línea en tierra y les dice a sus hombres: por aquí se va al sur: es el
camino de las penalidades. Por aquí a Panamá, donde la comodidad dolorosamente. O nuestros propios vicios: nos duele el Evangelio
los espera. Sólo trece soldados dan un paso hacia la gloria. si nos empuja hacia la rectitud. Y decimos en coro: "Dura es esta
doctrina,- ¿quién puede hacerle caso?".
En la vida de Cristo hay un episodio semejante. Era la incursión de
Dios en la historia del hombre. Pero en cierto momento, muchos ¿Tenemos la humildad de acercarnos al Evangelio para entender en
discípulos lo abandonan. qué consiste ser cristiano?

El capítulo seis de San Juan nos cuenta la multiplicación de los La frase de Pedro pudiera ser nuestra oración este domingo: "Se-
panes. La gente aclama: ' Este sí que es el profeta que tenía que ñor: ¿a quién iríamos? Tú tienes las palabras de la vida eterna".
venir al mundo".
Esa sed escondida, ese clima de tedio, ese malestar interior incon-
Un poco más adelante, Cristo los invita a creer en El. La gente fesable... tienen un nombre propio: ausencia de Dios. Nos de-
pregunta: Y, ¿qué signos haces tú para que te creamos?" Q u é fendemos tratando de dura su doctrina. Pero El podría decirnos:
mala memoria tenemos frente a los beneficios del Señor. es más duro tu propio corazón.

Después Jesús les habla de otro pan maravilloso: "Si no comen la


carne del Hijo del Hombre, no tendrán vida en ustedes". La
reacción no se hace esperar: "Dura es esta doctrina,- ¿quién puede
hacerle caso?".

Los amigos de Cristo no tienen tiempo ni humildad, para oife<>:>Iíc>


pedir una explicación y dialogar con el Maestro antes de
abandonarlo. Nicodemo tuvo tiempo para dialogar con
4 246
'X-J
» Jesús, así fuera en la noche.
247 >
Vigesimosegundo domingo Se nos vuelve a plantear el antiguo problema de ser justos apenas
de apariencia. Aunque ninguno quisiera declararse fariseo. N o
obstante, todos somos en nuestro comportamiento lo somos un
La caja de Pandora poco. Alguien podría afirmar: "Es todo un caballero". "Una exce
lente dama". Pero... ¿y el corazón?

"Dijo Jesús: Nada que entre de fuera puede hacer


impuro al hombre". San Marcos, cap. 7. Cristo puede crear en nosotros un corazón nuevo. David después
de su culpa de adulterio y homicidio oró al Señor con humildad:
O h Dios, crea en mí un corazón nuevo,- un corazón quebrantado
Narra una leyenda que Pandora, una mujer de la mitología griega, y humillado Tú no lo desprecias. N o me rechaces lejos de tu
llevó a la tierra una caja misteriosa que contenía todos los males. rostro . Porque dentro de cada corazón, aun el más extraviado, se
Cuando la caja fue abierta, las calamidades se esparcieron por el esconde siempre gozosa esta esperanza: Jesucristo es mi salvador.
mundo y sólo quedó dentro la esperanza.

El corazón del hombre se parece a esta caja funesta. "De él proce-


den los malos propósitos, las fornicaciones, los homicidios, las
codicias, la envidia, la injusticia..."¿Pero ese corazón guardará to-
davía la esperanza?

La contaminación ambiental nace del humo de las chimeneas, de


los gases nocivos, de los desechos, los residuos industriales y
puede envenenar al hombre.

La contaminación moral viaja al revés. Nace de nuestro corazón y


va intoxicando las empresas, las escuelas, los campos y las fábricas.

Por lo contrario, \a vocación del bautizado consiste en orientar


toda la creación hacia el bien común, hacia la salvación. Un empe-
ño que se hace más claro y obligante desde el Bautismo, donde
somos consagrados como sacerdotes, reyes y profetas. El agua y
el petróleo, el pan, los minerales, el aire, los jugos de las plantas,
las estrellas y el mundo inexplorado del mar tendrán, por el hom-
bre, un poder de salvación.

Pero poseemos a la vez la triste capacidad de contaminar el


universo con nuestro pecado. San Pablo lo explicaba a la
n Iglesia de Roma: que si la creación algunas veces produ-
y
A
iL
248 ce el mal, no es culpa suya, sino del hombre que la ha
desviado de los caminos rectos.
249
& A
pintor, escultor y arquitecto. Q u e viva con plenitud de gozo y
Vigesimotercer domingo
esperanza el misterio de la maternidad.

Q u e el papá no termine nunca de admirarse de su paternidad.


¡Admire, por favor!
Q u e mire cada día a su esposa con más amor y más ternura. Q u e
oren juntos, tomados de la mano, por el porvenir de los hijos.
"Cuando Jesús curó al sordomudo, las gentes en
el colmo del asombro decían: Todo lo ha hecho Q u e los jóvenes no cesen de admirar su propia juventud. Q u e se
bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos". marav'iWen de su cuerpo y de su mente, respetándolos porque son
San Marcos, cap. 7. una obra de arte de Dios y la esperanza del mundo.

Parece que hemos perdido nuestra capacidad de admirar. El 2 0 de Q u e el carpintero admire a Dios en la madera, con sus vetas y sus
julio de 1 9 6 9 millones de personas estábamos pendientes de la nudos, en donde la savia se detuvo unos momentos para cambiar
televisión. Dos astronautas habían descendido hasta la luna. Detuvi- de ruta. Q u e el minero cierre los ojos en el silencio de la sima y
mos la respiración. Neil Amstrong bajaba lentamente por la escalerilla. escuche al Señor que fraguó las rocas y las colocó allá abajo, luego
El hombre había posado su planta en la superficie lunar. Hubo de inmensos cataclismos.
aplausos y llantos. Todos éramos en ese momento solidarios con
estos hombres que se hallaban a miles de kilómetros de nosotros. Q u e no olvide el agricultor admirar a Dios y agradecerle por los
azahares del limonero y la flor del cafeto, por las espigas del maíz
El 2 2 de noviembre del mismo año, se llevó a cabo el segundo y del trigo, por la exuberancia de las raíces, la generosidad de los
alunizaje. Apenas alguien se dio por aludido y un evento deporti- frutales...
vo común y corriente suplantó la transmisión televisada.
Q u e los arrieros reconozcan al Señor en el amanecer, en el sol, en
El Evangelio nos cuenta cómo cuando Jesús curó a un sordomu- \a lluvia y desde los vericuetos del camino clamen a Dios que es el
do, la gente supo admirar su poder y exclamó con entusiasmo: padre de los cielos.
"Todo lo ha hecho bien. Hace oír a los sordos y hablar a los
mudos .
Y que todos, pobres y acomodados, ignorantes y sabios, jóvenes
y ancianos, procuremos con nuestros pensamientos y deseos, con
Q u e el Señor nos cure también a nosotros de la sordera y la
nuestras luchas y plegarias, alabar y bendecir a Dios. Q u e nos
mudez, para que podamos descubrir sus admirables mensajes en
esforcemos en terminar este mundo que el Señor nos dejó comen-
cuanto nos rodea.
zado. Porque aún así, es obra negra, es tan hermoso.
Porque nuestra vida se ha vuelto tan superficial, tan prefabricada y
postiza que perdimos la capacidad de admiración. Huimos de
Dios, a refugiarnos en nuestras madrigueras de cemento,
llenas muchas veces de egoísmo y de objetos inútiles.
A
{ 250 Que la mamá no deje de admirar a Dios durante los 251 >
K»~. . nueve meses de su espera. En su seno trabaja Dios ¡k á
Vigesimocuarto domingo Compartir los dolores con el prójimo, nos ayuda a llevar la cruz
con sentido cristiano y nos hace entender que otros sufren más
Una cruz con rodachinas que nosotros.

Es cristiano no detenernos sistemáticamente en las penas que so-


"Dijo Jesús: El que quiera venirse conmigo, portamos. A Dios no le gusta que por la viudez, la muerte de un
que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz hijo, un fracaso económico, un pecado personal, nos sentemos
y me siga". San Marcos, cap. 8. junto al muro de las lamentaciones sin mirar todo lo bello que hay
en nuestra vida. Sería una injusticia con los nuestros y una ingrati-
Alguien decía con mucha gracia: cuando oigo a tantos a mi alrede- tud con el Señor que nos ha dado tanto.
dor quejarse de su cruz, me pongo entonces a examinar la mía. La
encuentro tan liviana y llevadera que a veces he pensado: ¿Sería Finalmente el Señor nos invita a seguirlo. Vamos todos llevando
que me la dieron con rodachinas? nuestra cruz: algún defecto físico, alguna enfermedad, el trabajo
diario, la pobreza, la ingratitud, los propios errores... Pero no
Cristo nos hace hoy una triple invitación: negarnos, tomar la cruz y caminamos detrás de Cristo.
seguirlo. Algunos de nosotros, casi todos, llevamos a cabo una
parte del programa. Pero atención: el Señor desea que lo realice- Seguir a Jesús comunica cierta elegancia, da a los dolores un
mos plenamente. resplandor que se llama esperanza, cicatriza los propios pecados,
produce entusiasmo en el trabajo, nos hace capaces de sonreír,
Somos capaces de muchas privaciones pero por ambiciones mera-
abiertos a los otros.
mente humanas: capitalizar, rebajar unos kilos, poder darnos algún
lujo, demostrarle a\ otro que sí nos ha ofendido, aparentar que
Dice San Agustín que junto a Cristo no hay dolor y si lo hay se
somos muy piadosos...
convierte en amor. Es decir, el amor le pone rodachinas a la cruz.

También muchos cargamos con la cruz, pero no como Cristo lo


Cristo sufrió en la cruz apenas unas horas. Luego fue el Señor
desea. La llevamos de mala gana y por eso nos pesa más de la
resucitado, con las heridas transformadas en luz y con la voz siem-
cuenta.
pre y amiga que nos dice: no teman.
Cómo sería el mundo de distinto si lleváramos nuestra cruz sin
tragedia, con alegría. Porque a veces gustamos de exagerar los
propios sufrimientos. Es una manía frecuente que parece
engrandecernos y nos da aureola de martirio.

Por esta razón quienes nos ven así, consideran que el cristianismo
es algo negativo, pesado y aburridor.

Es más cristiano mostrar el triunfo de la cruz en nuestra


vida, dejarnos iluminar por esa transfiguración que Dios 253 •
desea realizar en nosotros.
Lo que enseña Jesús no es anarquía, sino que ante Dios todos
Vigesimoquinto domingo
somos iguales. Q u e las relaciones del cristiano con sus prójimos no
son ni dominación ni interés, sino servicio.
¿Quién será el mayor?
Nadie por muy brillante que sea en dotes y cultura, aunque ocupe
puestos de mucho renombre, deje de ser sencillo. N o exija que
"Los discípulos habían discutido sobre quién se le rinda pleitesía, hable sin solemnidad, sepa gozar con las cosas
era el más importante. Jesús se sentó y les dijo: ordinarias. Mézclese de igual forma con los ricos y los pobres,
Quien quiera ser el primero que sea el último". con la gente ilustrada y con los ignorantes.
San Marcos, cap. 9.
Siéntase con todos a gusto y todos estarán contentos en su com-
Sobre ¡a tumba ¿e\ cardenal Portocarrero, en Toledo, una placa de pañía. Sepa exigir con mansedumbre. Nunca discuta sobre su
bronce y sobre ella, tres palabras no más: "Polvo, Ceniza, N a d a " . propia importancia. Esa es tarea de Dios y de quienes nos rodean.
Aunque pesimista, este epitafio nos enseña humildad y llaneza.
Démosle la razón al epitafio del Cardenal Portocarrero: un puñado
Entre nosotros y los que nos rodean se producen a veces cho- de polvo, un poco de ceniza, casi nada... pero capaces de hacer
felices a los que viven con nosotros.
ques, discusiones e intrigas. ¿La causa? Hemos querido ser más
que el otro: " Y o soy más importante que t ú " . "Tú no tienes razón
porque yo la tengo". Estos son mis derechos y estos son tus
deberes".

El Evangelio de hoy nos muestra a los apóstoles, protagonistas de


un episodio poco elegante y además infantil. Se pelean Discuten
acaloradamente: ¿Quién de nosotros será el mayor?

Los hemos imitado cuando nos enfrentamos en el hogar, cuando nos


enojamos porque no nos tuvieron en cuenta. A l reprender con dureza
a los subalternos, al intrigar para que triunfen nuestros intereses.

Cristo no se alteró por esta crisis de sus amigos. Sabía muy bien
de qué pasta estamos hechos. Cuenta san Marcos que, llamándo-
los, se sentó. Es una forma bíblica para indicar que lo que sigue es
importante. Luego les dijo con llaneza: "Quien quiera ser el pri-
mero que se haga el servidor de todos".
,A ,
1 ¿Y dónde quedan entonces la autoridad en la familia, el
255 i
i 254 organigrama de la empresa, las directivas del colegio y
k A
i el respeto a los mayores?
Vigesimosexto domingo ya superadas, en las que se condenaba todo aquello que no fuera
gestado en la filosofía aristotélica, en el derecho canónico, en la
liturgia romana y la cultura occidental.
De la Iglesia y el mundo
El Concilio Vaticano II, en búsqueda de las fuentes evangélicas,
nos hace comprender que los cristianos no tenemos la exclusiva de
"Dijo Juan a Jesús: Hemos visto a alguno que lo justo y lo humano, ni el monopolio del bien y la verdad.
echaba demonios en tu nombre y se lo hemos
querido impedir, porque no es de los nuestros". Tal reflexión nos ha hecho humildes. Nos ha enseñado que más
San Marcos, cap. 9. allá del M o n t e de la Bienaventuranzas también puede Dios alum-
brar, porque El es la Luz y se ha revelado de muchas y muy
En el concilio Vaticano II, el documento "Alegría y Esperanza" se variadas formas. Esto sin desconocer que Jesucristo es la plenitud
llamó en un comienzo "De la Iglesia y el M u n d o " . de la revelación.

Cristo les dice a sus apóstoles que no impidan a quienes hacen el


Pero luego obispos opinaron que sería más teológico titularlo: "De
bien, así no estén matriculados en su escuela. Quien realiza obras
la Iglesia en el M u n d o " . Porque M u n d o e Iglesia no son dos
buenas tiene ya comenzada su amistad con Jesucristo.
realidades lejanas. La Iglesia es pasajera en este viaje de la historia
y el mundo es, a su vez, la materia prima de la Iglesia. A ú n con
La palabra de Jesús nos ha hecho menos ásperos, para acoger a
sus pecados.
los peregrinos que todavía no han encontrado al Maestro. N o s
ha dado mayor capacidad de comunión y de amistad. Esta es la
Algún teólogo afirma que es condición primaria formar parte de la razón por la cual los últimos papas dirigen sus enseñanzas, no
Iglesia, el ser pecador. De esta regla se exceptúan los santos. sólo a los bautizados en la Iglesia, sino a todos los hombres de
buena voluntad.
Desde los primeros párrafos de este documento nos llaman la
atención su humanidad y su realismo. Con razón los peritos no Nosotros, muchas veces, nos hemos creído los únicos amados del
lograron redactarlo perfectamente en latín. Esta lengua no daba los Señor, los únicos rectos, los únicos santos. El Evangelio nos está
matices y las precisiones para hablar del mundo contemporáneo. pidiendo un poco de sensatez y de realismo. El Señor nos ama y
Tuvieron que recurrir al francés, el idioma de la exactitud y la nos llama a todos.
diplomacia.
Si ya tenemos luz, si escuchamos a Cristo, si nos alimentamos con
Jesús en el Evangelio nos hace entender que no es correcto sepa- los sacramentos, tenemos mayor obligación con los alejados, con
rar la Iglesia del mundo. Como tampoco conviene separar la cizaña los que todavía no conocen a Jesús, pero nunca la obligación de
del trigo antes de la cosecha, ni las ovejas de los cabritos, si no ha rechazarlos.
llegado la hora del juicio.

Porque el cristiano reconoce que existen muchísimos valo-


<
256 res, actitudes honestas, progresos y conquistas que no ^ 257 >
L i nacieron del seno de la Iglesia. H u b o épocas, por suerte
Vigesimoséptimo domingo N o desconocemos sin embargo la crisis actual del matrimonio.
Huracanes muy fuertes azotan el amor comprometido. Mas ¿será
humano y cristiano y valiente renunciar entonces al ideal que nos
Felices por incompatibilidad propuso Dios?

Si renegamos en forma masiva y oficial del amor conyugal indisolu-


"Dijo Jesús: Lo que Dios ha unido no lo separe el
ble, ¿cómo marcharía luego la sociedad? ¿Cuál sería el futuro de
hombre. Si uno se divorcia de su mujer y se casa
los cónyuges más débiles, más frágiles o más ignorantes? ¿ Q u é
con otra, comete adulterio". San Marcos, cap. 10.
sería de los hijos en un hogar cimentado sobre la inseguridad?
¿Existiría el amor si lo declaramos siempre fugaz y caprichoso? ¿ O
Todos hemos conocido matrimonios que fracasan. Cada uno de si hacemos de él una inversión para sacar dividendos, una aventura,
los cónyuges alega sus razones. Entre otras, incompatibilidad de o uno de tantos objetos desechables?
caracteres. Por eso llaman la atención las palabras de alguno: " M i
esposa y y o hemos sido felices. Ella, alegre y festiva. Yo, seco y Entre las causas de los fracasos matrimoniales se mira una inadecua-
silencioso. Luego hemos sido felices... por incompatibilidad de da educación en el amor y por lo tanto, una insuficiente prepara-
caracteres'. ción para el matrimonio. En este sentido podríamos orientar nues-
tros esfuerzos como familia, como sociedad y como Iglesia.
El Evangelio de hoy nos habla del matrimonio indisoluble. N o s
propone un ideal presentado por Dios que es nuestro Padre. Dios Una reflexión final para las parejas en conflicto: que no se sientan
no se burla de nosotros. N o puede lanzarnos al vacío, en búsque- solas. Las crisis no significan que se acabó el amor. Sólo están
da de una meta imposible. Sin embargo así como el amor del denunciando que éste es humano y por lo tanto se fatiga en el
hombre y la mujer a veces es victorioso, otras, es vulnerable y camino. Q u e llamen en su ayuda a una pareja amiga, a un conse-
derrotado. . jero, a un sacerdote. Q u e oren juntos al Señor e invoquen a
Nuestra Señora de Nazaret, en cuyo hogar también abundaron
El Sacramento del Matrimonio es una alianza entre Dios y los cónyu- los momentos de angustia.
ges. Dios se compromete a lograr algo muy noble con dos seres
limitados e imperfectos, los cuales seguirán sintiendo diariamente las Por el amor, por nuestra plenitud personal, por el futuro de los
manos débiles y pequeño el corazón. Pero no han de renunciar a hijos, vale la pena luchar un poco más. Con nosotros está siempre
este proyecto. Sería desconfiar del poder inmenso de Dios. el Señor.

Conviene saber que el amor no es una planta silvestre. Exige mil


cuidados y las más delicadas atenciones. Por eso es necesario
cultivarlo.

Por la fidelidad de los esposos, el Sacramento se hace


j. signo en la sociedad y en la Iglesia. Signo del amor del
_A_.
tía-,
y Señor, de su presencia, de su ternura, de su fortaleza, <^259^>
de su poder. L ,/A
Vigesimoctavo domingo ¿ Q u é piensan de t o d o esto nuestros jóvenes?

Este sombrío panorama se desborda casi siempre en violencia,


Un deseo rebelde ¿rogadicáón y muerte. Si esta realidad te estruja e) alma, puede
brotar en el corazón de un joven un deseo rebelde de iluminar,
siquiera un palmo este adolorido planeta.
"Cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno
corriendo, se arrodilló y le preguntó: Maestro Cristo es quien te invita a emplear tus fuerzas al servicio de los más
bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?". necesitados. Serás entonces médico, arquitecto, jurista, ingeniero,
San Marcos, cap. 10. agrónomo, sacerdote, economista, comunicador... pero nunca con
las manos y el alma amarradas a la injusticia, al egoísmo, a la
Era un muchacho que deseaba heredar la vida eterna. Tenía razón. mentira.
Es un hermoso sueño, muy propio de toda juventud, el vivir para
siempre. Nos estamos acordando del Fausto de Goethe. Habrás de ser como Jesucristo, embajador de Dios, para anunciar
lo bueno y lo justo en todos los ambientes, para dar testimonio de
El Señor responde al joven, explicándole que el tesoro del cielo fe ante la gente y remediar las estructuras sociales con el vigor de
se alcanza desde la vida presente. tus brazos y de tu corazón.

H o y no nos pide el Señor, como en los días de Francisco de Asís, Decía Pascal que la peor guerra que pudiera llegar a una nación,
repartir todos los bienes en las plazas públicas, hasta quedarnos sería una paz inútil y soñolienta. ¿ Q u é sería entonces de nuestra
desnudos. Nos pide hacer un inventario riguroso de nuestros bie- juventud domesticada, sin ideales, sin deseos de arriesgar su vida
nes y capacidades y ponerlos todos al servicio del prójimo. N o es por un futuro mejor? Los jóvenes tienen la palabra.
un despojo sino un compartir generoso y alegre.

Este joven que desde niño había cumplido todos los mandamien-
tos, al buscar otras metas más altas se mereció el cariño de Cristo,
• ú í
quien mirándolo le dijo: "Ven y sigúeme".

Deseamos que este mensaje llegue muy especialmente a los jóve-


nes. Existen en el mundo muchos pueblos marginados. Innumera-
bles niños mueren por falta de atención médica, sin contar los que
no logran vivir por causa de enfermedades, por desnutrición o por
descuido de sus padres.

M u y poco jóvenes alcanzan una enseñanza secundaria. Y A


más escasos todavía quienes acceden a la universidad. El
déficit de vivienda, a nivel mundial, es alarmante. Si i ü>261L >
hablamos de la falta de empleo, las cifran nos espantan.
Vigesimonoveno domingo dos, alcanzar la meta. En lo cual se adivina un gran cariño hacia
Jesús y una dosis no escasa de confianza. Ellos dos, con Pedro,
eran los más allegados al Señor, los testigos de la transfiguración en
¿Y después qué? el monte.

N o entendemos del todo la respuesta de Jesús: "El cáliz que yo


"Los hijos del Zebedeo se acercaron a Jesús para
beberé lo beberán. Pero sentarse a mi derecha y a mi izquierda no
pedirle: Concédenos sentarnos en tu gloria uno a
me toca a mí asignarlo sino a mi Padre". Una frase donde el
tu derecha y otro a tu izquierda. Jesús replicó: no
Maestro vuelve a colocar todo su plan en manos de su Padre.
saben lo que piden". San Marcos, cap. 10.

La historia de Juan y de Santiago nos cuenta que ambos, a su


Pirro fue un valiente guerrero en tiempos de Alejandro. Un día le debido tiempo, cumplieron lo prometido, al entregar la vida por
compartió a Cineas su proyecto: - Primero voy a conquistar a Cristo. Y el Señor los premiaría allá en la gloria. El corazón del
Grecia. - ¿Y después?, le preguntó su amigo. — M e haré dueño hombre no sospecha - escribe san Pablo - lo que Dios preparó para
de África. — ¿Y después? - Pasaré al Asia y someteré a los quienes le aman .
árabes—¿Y después?. — Llegaré a las Indias. —¿Y después? -
Después descansaré. Cineas hizo entonces una última pregunta: - Hay una estrofa de un autor religioso que a muchos incomoda:
¿Y por qué no descansas ahora mismo? " N o me tienes que dar porque te quiera, pues aunque lo que
espero no esperara, lo mismo que te quiero te quisiera". La enten-
Ciertamente las aspiraciones de Juan y de Santiago no eran las demos como expresión poética, nacida de un excelente amor.
mismas de aquel conquistador. Pero demuestran un interés, con-
Sin embargo, quienes no somos todavía ni amantes consumados, ni
creto, luego de haber dejado al padre y las redes junto al lago. Le
cristianos perfectos aguardamos desde ahora muchas cosas. ¿Quién
ruegan a Jesús un lugar, uno a su derecha y otro a su izquierda,
puede amar sin la esperanza de algo?
allá en la gloria.

Los discípulos de Cristo esperamos que El, nos regale la paz de la


Habría que preguntar a estos discípulos qué entendían por gloria. conciencia. Y además un hogar firme y amable. Una adecuada
¿También ellos esperaban un Mesías temporal, como tantos ju- comprensión de nuestra historia, estabilidad económica, capacidad
díos? Lo cierto es que desean ser recompensados y no de cual- de perdón. Y con toda razón, la vida eterna.
quier modo.
Pedro le preguntó un día al Señor: "Nosotros lo hemos dejado
El texto de san M a t e o presenta a la madre de los Zebedeos como todo para seguirte. ¿ Q u é recibiremos pues? " La promesa de
la peticionaria ante Jesús. Y el Señor, antes de responder, pone Jesús fue generosa: "Recibirán el ciento por uno y la vida eterna".
una condición a aquellos hijos: "¿Pueden beber el cáliz que yo
voy a beber". En el contexto evangélico esto equivale a
soportar las mismas pruebas del Maestro.

Ellos de inmediato se atreven: "Sí podemos". Eran jó-


venes y a la vez generosos y deseaban, de todos mo-
Trigésimo domingo dimiento nos aterra. Cuando todo es absurdo y nosotros un estor-
b o para los que amamos.

El hijo de Timeo Jesús entonces se detiene. Se detiene y nos llama. Y nosotros,


como Bartimeo, soltamos el manto del mal que nos envuelve y de
un salto, nos acercamos al Señor que nos cura y nos salva.
"Bartimeo, el hijo de Timeo estaba sentado al
borde del camino, pidiendo limosna. Al oír que era
Jesús Nazareno, empezó a gritar"... Ese día todo cambia. Es la comunión de nuestra vida con la luz.
San Marcos, cap. 10. Empezamos a ver todas las cosas desde una inocencia recuperada.
El mundo aparece más limpio. Los de casa más capaces de amor y
de alegría. Nosotros mismos ya no estamos atados a una continua
"Dale limosna mujer, que no hay nada como la pena de ser ciego frustración y saltamos de gozo porque nos ilumina la esperanza.
en Granada". Así se lee en un rincón de La Alambra.
Ese día, la comunidad que nos rodea se convierte en el lugar
Bartimeo, también ciego, estaba sentado junto al camino. Para él donde el Hijo de Dios viene a nosotros por el mismo camino
no existían ni la luz, ni los colores. Se orientaba tal vez por las polvoriento.
voces y el ruido, y tendría un bastón gastado y nudoso para medir
los pasos. N o había otra solución a su problema sino estarse allí y
depender ciegamente de los demás.

¿ N o seremos nosotros muchas veces como el hijo de Timeo?


Nada vemos de las cosas de Dios. Nos doblega una pobreza de
actitudes cristianas. A s í el obrero que. cada semana se refugia en la
embriaguez. La esposa cuyo único aliciente son el juego y salón
de belleza. El adolescente que busca ahogar sus tensiones en el
vicio. El cónyuge que comienza a destruir el amor. La joven que
no advierte el abismo en que se hunde con la droga. El empresario
que lesiona los derechos ajenos. El funcionario público que se
deja sobornar...

Pero un día Bartimeo oyó hablar de Jesús. Más aún, sintió que
llegaba precisamente por su camino, entre el tropel de la gente. Y
comenzó a gritar, aunque muchos le reñían para que callase.

Q u é bueno gritarle a Dios alguna vez, cuando nos abru-


ma el cansancio de vivir, en los ratos de insomnio donde
no vemos nada sino nuestra miseria. Q u é bueno llamar i k265¿ >
al Señor desde lo hondo del pecado, cuando el remor-
Y a nuestro prójimo. Una leyenda rusa nos pinta a un Dios que no
Trigesimoprimer domingo
es el nuestro: tuvo Demetrio que salir hacia un lugar en la estepa,
para celebrar allí una importante reunión con Dios. En el camino
A El y al prójimo encontró a un viajero cuyo carruaje se había atascado. Se detuvo a
ayudarlo mucho rato. Luego retomó su camino deprisa. Cuando
llegó jadeante al lugar de la cita, Dios no lo había esperado.
"Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón,
con toda tu alma, con toda tu mente, con todo
Nuestro Dios no acostumbra a citar a sus hijos en la estepa. El viaja
tu ser". San Marcos, cap. 12.
por todas las sendas bajo la forma de caminantes menesterosos.
Podemos reconocerlo de inmediato en el herido por los ladrones,
Estamos en noviembre «Cómo se pasa la vida tan callando», reza o en el vencido por la fatiga, en el que no tiene alimentos para
la copla de Jorge Manrique. Después de los días, de las luchas, continuar la escalada.
de las cicatrices, no queda sino el amor a Dios y los frutos del
amor al hermano. Simón de Cirene miró a un condenado a muerte. Se ofreció a
ayudarlo cargando la cruz. Era el Hijo de Dios.
Son múltiples, como las estrellas del cielo, los motivos para amar al
Señor. También único y simple este motivo: porque El es nuestro En la tarde de la vida, dice San Juan de la Cruz, seremos examina-
Padre. Porque todo cuanto tenemos nos vino de sus manos. Por- dos sobre el amor. ¿Amor a Dios? Sí. Pero también amor a los
que nos manda la alegría para invitarnos desde ahora a la fiesta del hambrientos, a los sedientos, a los desnudos, a los enfermos, a los
cielo. Porque alguna vez permite que el dolor se nos acerque, encarcelados...
para que no extraviemos la senda.

Amémosle porque sale el sol y porque llueve. Porque nos permite


ver, oír, oler, gustar, tocar: esas cinco maneras de construir el
universo. Porque nos sacó de la nada. Porque permite que los
demás nos quieran. Porque tenemos dos manos y dos pies. Por-
que nos regala un arado, y tierra fértil ante nuestros pasos. Porque
los grandes personajes del mundo, después de tanto hablar, a
ratos se ponen de acuerdo. Porque tenemos un poco de alimento
en la despensa. Porque sabemos sumar, restar, multiplicar, y divi-
dir. Porque si tú quieres, pasado mañana compartirás el Reino de
los Cielos. Porque existe el radar, las computadoras, las guitarras y
las estrellas, los lápices de colores y el pasto verde, silencioso y
humilde. Porque nos ha dado como Madre a Nuestra Señora.
Porque todavía están vigentes las cinco vocales que apren-
dimos cuando niños. Porque has perdonado y olvidado
nuestros pecados. Amémosle. Si somos personas inte-
i 266 resadas, porque esto nos traerá mucho provecho. Si no i 267 >
lo somos, porque El tampoco lo es...
Trigesimosegundo domingo pastoral especializada. Va no tiene contacto con la gente. Por eso
habla de laicado, estamentos, programas y objetivos. Se ha olvida-
do de los nombres propios.
Allá en Dar-es-Salam
A s í la maestra de escuela, amiga un tiempo de los niños y padres
"Dijo Jesús: Os aseguro que esa viuda ha de familia. Llega a ser la directora y entonces se refiere a áreas, al
echado más que nadie. Los demás han echado lo estudiantado, la comunidad educativa... y ya no es invitada a la
que les sobraba, pero ella, lo que tenía para vivir". mesa de los pobres.
San Marcos, cap. 12.
El ejecutivo joven se codeaba con el obrero en la sala de máqui-
nas, pasa ahora ante él con un «Buenos días" indiferente. Y habla
En África se cuenta a los niños esta historia alrededor del fuego: del personal, olvidando que personal viene de persona.
salieron de paseo una gallina y un cerdito. Sin darse cuenta, se
fueron acercando a la ciudad. En la vitrina de un restaurante se El político en germen que alternaba con el campesino, se aparta
leía: «Desayuno: jamón y huevos». con el tiempo de su gente y por eso lo preocupan las masas, el
conglomerado y el partido.
- ¿Entramos? Preguntó entusiasmada la gallina. - Un momento,
respondió el cerdito. Yo tengo que pensarlo muy bien. Lo que A todos nos sucede. Adquirimos cosas y con ellas, alarmas, rejas
para ti es una contribución, para mí... es un compromiso. y porterías para defenderlas. Y nos quedamos solos y distantes.

Existe también para nosotros, cristianos, una gran diferencia entre Decimos: es inevitable. ¡ Q u é lástima, es la vida !Ya no podemos
contribuir y comprometernos. Esta viuda del Evangelio no se limita comprometernos. Nos limitamos a contribuir.
a contribuir con sus reales: compromete su subsistencia.
Sin embargo, hay personas que, en medio de las responsabilida-
¿ Q u é nos sucede cuando empezamos a adquirir cosas, propieda- des, los cargos y los títulos viven a plenitud el Evangelio.
des, títulos o cargos? El proceso es el mismo. Nos habíamos
comprometido con el Evangelio. Pero luego, nos limitamos a con- Pero volvamos a aquella viuda pobre. ¿Como padres de familia,
tribuir de vez en cuando. nos limitamos a dar vestido, alimento, educación,- o sabemos com-
prometer nuestra tranquilidad y nuestra paz con cada uno de nues-
Un joven médico hizo su año rural en un pueblo sin nombre. Se tros hijos?
sacrificaba por sus enfermos. Era amigo y consejero de todos. .
Luego se especializó en el exterior. Ahora su consulta vale mucho ¿Como amigos, sabemos sacrificar nuestro descanso por ayudar a
dinero. Camina deprisa: que ningún inoportuno lo detenga. otro, por acompañar su soledad, por confortar su desaliento?

Va no tiene amigos. Tan sólo tiene pacientes. Detrás de tantos ¿Nuestro tiempo, nuestro precioso tiempo, lo sacrificamos para
muros se ha quedado solo. Contribuye, claro. El cheque lo enseñar, aconsejar, para curar, para luchar por un mundo
/A entregará su secretaria. mejor?
y—y,
4 268 f Igual cosa puede sucederle al sacerdote. Comenzó su
trabajo en una aldea. Luego orienta un programa de
En una palabra: ¿vivimos nuestro cristianismo como un
compromiso o apenas como una contribución pasajera?
269
^r
Trigesimotercer domingo Los cristianos nos distinguimos siempre por una fuerza de esperan-
za. N o caminamos despreocupadamente, como afirmaba Nietzsche,
sobre los campos de batalla, con una flor entre los labios. Somos
Teología del fracaso sujetos pacientes y dolientes de todas las catástrofes humanas,
pero nunca dejamos extinguir la confianza. En todos los calvarios
adivinamos la alegría luminosa de la resurrección. N o afirmamos
«El sol se hará tinieblas, la luna no dará su
que los dolores y tragedias son el único escenario para el adveni-
resplandor, las estrellas caerán del cielo.
miento del Señor. Pero nos consta de las costumbres de Dios:
Entonces verán venir al Hijo del Hombre"...
como el buen samaritano se detiene para aliviar al que está caído
San Marcos, cap. 13.
en el sendero. Igual que el Buen Pastor, deja las noventa y nueve
ovejas para buscar la extraviada. O como el peregrino de Emaús,
«Sólo es Todopoderoso puede juzgar el fracaso», nos dice Morris se junta con los desconsolados en el camino, para darle sabor a sus
West. Una verdad muy conveniente cuando nos llegan horas amar- desabridos pensamientos.
gas. Momentos en que el mundo se nos ha venido encima.
En cada noche podemos encontrar su palabra segura, su mano que
«Ha muerto el hijo que era nuestra esperanza». « Antes nos com- apoya la nuestra, el calor de su amistad y su cercanía que es
prendíamos,- ahora estamos viviendo un infierno». «Puse en el otro descanso.
mi confianza,- y me paga de este modo"... «Nunca creí bajar tan
hondo,- pero ya no tengo remedio"... «El abogado luchó hasta lo Alguno que había sufrido mucho escribió para nosotros: «Durante
último, pero siempre lo condenaron». 3 0 años, caminé en busca de Dios, y cuando al final abrí los ojos,
descubrí con sorpresa que era El quien andaba buscándome».
Son los embates crueles del fracaso, del despojo, de una pobreza
Quienes han madurado en la fe se saben de memoria la teología
trágica, de una verdad irremediable. A l g o semejante a lo descrito
del fracaso.
por los evangelistas, con hipérboles muy orientales, en el Evange-
lio de hoy. Le hablan a la comunidad cristiana de las tribulaciones
que quizá ya ha sufrido la Iglesia. «El sol se hará tinieblas, las
estrellas caerán del cielo».

Pero el Señor nos invita a descifrar los signos de los tiempos.


Aquellas circunstancias que señalan la venida de\ Hijo del H o m -
bre, a pesar de todas las catástrofes.

San Marcos dice que el verdor de la higuera anuncia la primavera


próxima. Y san M a t e o añade que el color del cielo predice el
verano y las lluvias.

Comprendemos entonces desde la fe que cuanto más


oscura la noche, está más próxima la luz. Q u e mientras
i 271 >
más nos abrume la vida, Cristo está más cerca.
Trigesimocuarto domingo
Será el rey si le amamos, si lo situamos en la mitad de nuestra
existencia. Como explicaba un joven con mucha originalidad: "Cristo
es para mí como el eje en que se apoyan los radios de mi bicicleta.
Yo no me acuerdo M i s estudios, mis preocupaciones, el amor a mi novia, el dinero,
el futuro, aun mis pecados van hacia El, dicen una relación viva,
"Preguntó Pilato a Jesús: ¿Eres tú el rey de los fuerte, continua, con El. A n t e cada una de estas cosas yo me
judíos? Jesús le contestó: ¿Dices esto acuerdo de Cristo, el A m i g o " .
por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?».
San Juan, cap. 18. Lo había dicho el Eclesiástico con otras palabras: " U n amigo es
defensa, es remedio y tesoro".

Anatole France imagina un diálogo con Pilato, al final de su vida. Será el reo si buscamos deshacernos de El. N o queremos conde-
Su interlocutor, un amigo de los tiempos de Palestina, le pregunta: narlo, pero nos vence el miedo. Como a Poncio Pilato, cuando le
-¿Te acuerdas de aquel incómodo episodio con ese profeta galileo, gritaron: «Si sueltas a ése, no eres amigo del César». Entonces
que mandaste a la cruz por complacer a sus acusadores? Si mal no entregó a Jesús para que le crucificasen.
estoy, se llamaba Jesús de Nazaret.
Es mejor despedir a Cristo porque su presencia y su compañía nos
-¿Jesús... Jesús de Nazaret? - responde Pilato - Yo no me complican la vida.
acuerdo...
Señala un autor: «Si se trata de Cristo, nunca sabe uno cuándo
empieza ni cuándo y dónde acaba la aventura. Cuando uno se
Sin embargo, los cristianos recordamos a diario, con encendido
embarca con El, lo mismo puede sobrevenir una tormenta a punto
corazón, a ese profeta de Nazaret, mientras que el nombre de
de naufragio o una pesca milagrosa, con riesgo de romperse las
Pilato ningún documento profano lo consigna. Tal vez alguna pie-
redes y hacer agua la barca».
dra que haya sido descubierta últimamente.

Entonces es mejor que se vaya, aunque sea por el camino de la


Nos cuenta el Evangelio que el gobernador interroga a Jesús, lo
cruz. N o hay más remedio.
remite a Herodes, lo presenta al pueblo coronado de espinas, lo
pone en competencia con Barrabás y finalmente lo condena a la Un buen día, casi sin darnos cuenta, Jesucristo se ha ido de
cruz, por temor al César. verdad y ya no significa nada para nosotros. Lo hemos declarado
insubsistente, lo hemos desalojado como a un inquilino estorboso.
Pilato y Jesús son el rey y el reo. Pero a través del diálogo que
San Juan nos transmite, se van invirtiendo los papeles. Lafi gura de Y cuando nos pregunten: ¿ Q u é opinas tú de Jesucristo, aquel
Pilato desaparece de la escena y de la historia, como si fuera un profeta que iluminó tu vida, cuya fe recibiste en el bautismo?.
rey de fantasía y el reo se convierte en nuestro Rey. Q uizá sólo podremos responder: ¿J esucristo... Jesús d e
Nazaret?... Yo no me acuerdo.
A.
,A .
4 272
y
Cristo puede ser en nuestra vida el rey o el reo. Cada
cual libremente le asignará un papel. f\
k Á
CICLO
TIEMPO ADVIENTO

Primer domingo
Nuestra infinita sed

«Entonces verán al Hijo del hombre...


Levántense, alcen la cabeza; se acerca su
liberación". San Lucas, cap. 21.

"Todo el mundo es prisiones", escribió Francisco de Quevedo. Y


otro escritor añade: "La cascara es la cárcel de la nuez, el tonel es
la cárcel del vino, la piel es la cárcel del cuerpo e incluso, tal vez,
el cuerpo es la cárcel del alma". Y a muchos de nosotros nos
encierra otra prisión, la del mal. A l que llamamos pecado, ignoran-
cia, enfermedad, dolor y muerte.

Hoy empieza el Adviento, cuando aparece la figura de Jesús como el


Mesías Liberador: «levántense, alcen la cabeza,- se acerca vuestra libe-
ración , nos dice el evangelista.

A todos nos tortura una infinita sed de libertad, la cual buscamos


por todas partes: en la independencia política, en la ciencia, en el
desarrollo, en ideologías foráneas, en el dinero, en las diversiones.
Pero la verdadera libertad del hombre sólo se encuentra en Jesu-
cristo.

Un apologista del siglo I V escribió que la religión cristiana es el


lugar donde la libertad ha escogido su domicilio. Si un día el
corazón humano eligió libremente amar a su Señor, comenzó a
sentir que sus cadenas se rompían.

¿Pero hemos sido totalmente, libres alguna vez? ¿Todavía __¿í


nos esclavizan muchas cosas? ¿Luchamos por ser libres
o nos hemos dejado masificar? ¿Esclavizamos al otro, 277i
poniéndolo a nuestro servicio? ¿Puede acaso ser libre quien lesio-
na los derechos ajenos? Segundo domingo

Cuando Jesús se presenta en la sinagoga de Nazaret y enuncia su


programa, señala que ha venido "a dar la libertad a los oprimidos, a Hemos disminuido la esperanza
proclamar el año de gracia del Señor .

Pero es extraño que, cuando hacemos uso de la libertad, de ' "Una voz grita en el desierto: Preparen el
inmediato nos atamos a algo. Si optamos por el matrimonio, que- camino del Señor. Y todos verán la salvación de
damos ligados para siempre al ser amado. Tomamos un avión y Dios». San Lucas, cap. 3.
estamos sujetos a su destino. Escogemos libremente una profesión
y dependemos de ella todo el resto de nuestra existencia.
Un estudiante termina su examen, entre preocupado y alegre, y se
Comprendemos entonces que ser libres, en un contexto cristiano va repasando las respuestas. A esto lo llamamos esperanza. Un
brota de haber elegido al Señor, tomando partido por los valores desempleado entrega su solicitud y empieza a aguardar la llamada
del Evangelio. Advierte san Lucas: "Tengan cuidado: no se les de la empresa. A esto lo llamamos esperanza. Un ambicioso com-
embote la mente con el vicio, la bebida y la preocupación del
pra el billete de lotería y comienza a fabricar castillos en el aire. A
dinero y se les eche de repente el día final. Manténganse en pie
esto lo llamamos esperanza. Pero en Navidad, es bueno mirar más
junto al Señor". Y el evangelista continúa, en un estilo apocalíptico,
allá de estos anhelos pequeños y temporales. Porque los discípu-
hablando de guerras y desastres. Pero señala de inmediato al Mesías
los de Cristo somos profesionales de una esperanza mayor, total y
como el vencedor de tantas catástrofes. Sólo el Señor puede salvar-
nos cuando hemos comprobado que nuestra vida se ha convertido plena.
en ruinas.
El Evangelio nos habla de elevar los valles, allanar los montes y
Sin embargo, muchos cristianos pudieran contarnos: yo vivía pri- colinas, enderezar los caminos torcidos"... Toda una ingeniería
sionero en mis rencores. M e acerqué al Señor y él me ayudó a espiritual, que nos ayudará a proyectar nuestra esperanza hacia
vencerlos. Yo estaba cautivo por los vicios. Vol vi a rezar y ahora cosas más altas, sin descuidar las pequeñas y ordinarias.
soy libre. El sexo me esclavizó durante muchos años. Regresé a los
sacramentos y me siento noble y fuerte. Los remordimientos car-
Pero cuando el cristiano alcanza cierto ideal religioso, ya no aguar-
comían mi vida. Ahora soy un hombre nuevo por la presencia de
Jesús. Y un enfermo terminal añadiría: ya no temo la muerte. da de Dios sus bondades. Espera a Dios. ' N o quiero tus dones,
no. Lo que yo quiero es a t i " , como dijo el poeta. Lo cual no se
' A ti, Señor - clamaba el salmista - levanto mi alma. El Señor es bueno alcanza únicamente por nuestro humano esfuerzo. Es una hermosa
y recto y enseña el camino a los pecadores". y misteriosa conciliación de dos actitudes: del amor de Dios y de
nuestra correspondencia. Somos siervos inútiles, pero El ha queri-
Q u e en el camino de Belén descubramos la única ruta que condu-
do hacernos a la vez, a la vez, siervos indispensables.
ce hacia la verdadera libertad.
A. En esta espera del Señor, el verdadero discípulo no aguar- A

278 > da maravillas. Bruce Marshall en su novela «El Milagro


í del Padre Malaquías», hace decir a un cardenal: « A la
Iglesia de Cristo no le gustan mucho los milagros. Una fe
auténtica se complace más bien en esas cosas simples que Dios Tercer domingo
realiza para nosotros diariamente.

Cosa simples que, para el creyente, son lenguaje cifrado que le ¿Entonces qué hacemos?
descubre al amoroso autor. N o es menos divina y paternal la
providencia rutinaria del Creador en cada semilla, en cada cuna, en
"La gente preguntaba a Juan: ¿Entonces qué
cada amanecer, en cada pacto de amor, en cada conciencia. Provi-
hacemos? El contestó: El que tenga dos túnicas
dencia que puede parecemos usual y gris, pero que madruga cada
que se las reparta con el que no tiene».
día a alimentar los pájaros y a vestir los lirios. Sobre ella se apoya
San Lucas, cap. 3.
nuestra esperanza fatigada e inerme, que no cesa de rezar el
Padrenuestro en medio de muchas distracciones.
Nuestras ciudades se parecen al desierto. En ellas domina la ari-
Todo este descubrimiento del Dios de las bondades y de las dez, atormentan la sed y la fatiga, acosa el miedo y habita la más
bondades de Dios comenzó en la primera Navidad. Ahora nos dolorosa soledad.
toca pintar con estos viejos colores de Belén todo este mundo
Pero al llegar A d v i e n t o , revive también sobre nuestros desiertos, la
dolorido y enfermo. En otros términos, es necesario regresar a
figura de Juan el Bautista, el profeta grave y adusto que nunca
Dios
traicionó la verdad. A quienes le interrogaron sobre cómo debían
proceder, los invitaba a una sincera conversión: " A los ricos les
Elevamos los valles cuando levantamos las manos y el corazón
decía: el que tenga dos túnicas que se las reparta con el que no
para suspirar por un mundo nuevo, bajo la luz del Evangelio.
tiene,- y el que tenga comida que haga lo mismo. Unos publícanos
Allanamos los montes y colinas, si renunciamos a nuestro orgullo y
le preguntaron: Maestro, ¿qué hacemos nosotros? El les contes-
capitulamos de tantos egoísmos. Enderezamos los caminos torci-
tó: no exijan más de lo establecido. Unos militares le preguntaron:
dos cuando regresamos a la oración y los sacramentos.
¿ Q u é hacemos nosotros? El les contestó: no hagan extorsión a
nadie, ni se aprovechen con denuncias, sino conténtense con la
El Señor nos invita a acercarnos a la Iglesia. Entonces se hará
paga".
realidad nuestra esperanza. "Esta es nuestra confianza escribía san
Pablo a los filipenses: que quien ha inaugurado una empresa buena Empezamos a convertirnos cuando somos de nuestra propia vida y
entre nosotros la llevará adelante hasta el día de nuestro encuentro de las circunstancias que nos rodean. Quienes tienen medios eco-
con Cristo Jesús. Llegaremos entonces irreprochables y cargados nómicos que revisen sus gastos de fin de año, ante el hambre y la
de frutos de justicia ". pobreza de los demás.

Si pertenecemos a la industria, la justicia nos exige promover a


nuestros empleados y obreros hacia un desarrollo cristiano.

Si somos comunicadores, nuestra vocación es denunciar el


A. mal, anunciar la verdad y participar en la búsqueda de
<|280 > soluciones.
¿Somos educadores? Preparemos a la juventud para que forje un Cuarto domingo
mañana más justo, más hermoso y más feliz.

¿Profesionales de la ciencia? Pongamos nuestra técnica al servicio La Virgen va de viaje


del hombre, especialmente del más necesitado.
«María se puso en camino y fue aprisa a la monta-
Y los gobernantes. Q u e busquen la liberación y el progreso del ña; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel».
pueblo y excluyan todo propio beneficio. San Lucas, cap. 1.

Los obreros. Q u e trabajen con amor y responsabilidad. Q u e A 3 . 2 6 5 metros de altura sobre una cumbre de los Alpes, Juan
defiendan sus derechos sin odio y sin violencia. Pablo II bendijo, hace algunos años, una imagen de Nuestra Se-
ñora. Bajo el frío y la nieve, el papa enviaba al mundo este
Los estudiantes. Prepárense con seriedad y alegría para tomar las mensaje: «Hacia ella, María, dirijan su mirada llena de amor y de
riendas del mañana. esperanza todas las Iglesias, todas las tierras, todos los hombres».

¿Somos campesinos? Luchemos por nuestros derechos pero amando y en Navidad, todos los creyentes volvemos a contemplar a M a -
la tierra, el surco y la semilla. ría, la madre de Jesús. Ella que un día se fue de viaje hasta A i n -
Karim donde su prima Isabel, esperaba un hijo. Después iría a
Si somos sacerdotes, prediquemos a Cristo, su mensaje y su miste- Belén, a cumplir el decreto de Cesar Augusto. Más tarde a Nazaret,
rio. Pero más que con la palabra, con la vida. a Egipto, a Cana, a Jerusalén, a Efeso...

El Señor está cerca. Q u e todo el mundo conozca y se alegre ante Nuestra Señora visitará nuestros hogares en esta Navidad. Es ella
tan maravillosa noticia. Q u e cada uno, en algún rato de sinceridad, la Madre de la Iglesia, y no podría estar ausente de esa comuni-
examine su conducta, ya se termina este año. ¿Lo hemos vivido dad cristiana que es la familia. A l l í su imagen nos la recuerda y nos
como desea el Señor? hace más viva su presencia.

Llega de nuevo Navidad y con ella la bondad y la misericordia de Ella viene a decirnos que fue pobre. El pan era escaso. Nos dirá
un Dios hecho hombre. Arrepintámonos antes de acercarnos al lo que sabe de ausencia, de angustia, de enfermedad, de la in-
pesebre. A l l í encontraremos \a luz y \a inocencia que transformarán comprensión de los vecinos, de \a soledad de la viudez. Nos
nuestras vidas. Entonces, como dice san Pablo a los filipenses: La contará lo que sintió en la huida a Egipto, cuando condenaron a
paz de Dios, que sobrepasa las medidas de la razón, custodiará muerte a Jesús, cuando se vio desamparada...
sus corazones".
Pero también sabrá sonreír, enjugando una lágrima de gozo, si le
Resumiendo: en medio de las tinieblas que nos cubren, preguntamos por la noche de la primera Navidad y por el
encendamos una luz de esperanza. Hagamos de esta no- día de la Resurrección.
/
che del mundo una Noche Buena.
i
tar La Virgen María nos enseñará a rezar, a tener fe en Dios
a todas horas, a vivir simplemente.
Su visita nos hará mucho bien. Para algunos será madre que com- Natividad del Señor
parte las penas. Para otros vendrá como Salud de los Enfermos y
Consuelo de Afligidos. Para muchos como Refugio de Pecadores.
Tod os necesitamos de su cariño maternal. Para olvidar un pasado
La fábula del ángel cojo
que todavía nos hiere. Para reconciliarnos con nuestra historia per-
sonal. Para soñar un futuro mejor de honradez y de sinceridad.
"La Palabra a cuantos la recibieron, les da
Es tan santo el Señor y tan limpio de culpa el Pesebre de Belén, poder para ser hijos de Dios, si creen en su
que quizá no nos atrevamos a acercarnos bajo el fardo de nuestros nombre". San Juan, cap. 1.
pecados.
José Luis Martín Descalzo nos dejó esta fábula. Galael era un
Pero María tiene sus manos y su ministerio maternal, para engalanarnos ángel que nunca había bajado a la tierra. Hasta que un día, o
el corazón y la conciencia. De lo contrario, no podríamos mirar al mejor una noche, obtuvo licencia del Señor para venir a cantar el
N i ñ o de Belén. Ni la bondad de Dios que se refleja en los ojos "Gloria in excelsis Deo», en la fiesta de la Navidad.
inocentes de nuestros niños, cuando llega de nuevo Navidad.
Había visto en el cielo a Jesús resucitado, a Nuestra Señora y a los
María va de visita a nuestra casa. Abrirle de par en par la puerta es santos, e imaginaba que todos los hombres eran maravillosos. Pero
vivir a plenitud la Navidad. con gran tristeza, pudo comprobar lo contrario. Aunque era Navi-
dad, encontró a mucha gente que seguía siendo egoísta, avara,
violenta. Pero algo más: en una concurrida calle, un taxista lo atrope-
llo, fracturándole una pierna. Nuestro ángel se regresó entonces en
muletas a la Gloria y después de una amarga experiencia: a pesar de
la encarnación de Cristo, la humanidad sigue siendo depravada y
mezquina.

San Juan nos dijo en el prólogo de su Evangelio: " A cuantos lo


recibieron, Cristo les da poder para ser hijos de Dios, si creen en
su nombre".

Esta es la gran noticia en estos días de Navidad: Dios se ha hecho


hermano nuestro y quienes lo aceptamos por la fe podemos alcan-
zan un nivel superior de existencia.

Todo el prólogo de san Juan explica el encuentro maravilloso


entre Dios y nosotros. Estos párrafos son como un cántico,
.A. donde se alaba el poder del Señor, reflejado en el mun- ,-^gv-

i 284 > do. Pero el evangelista no oculta el lado negativo de la A „ „ _


historia: "La luz brilla en la tiniebla y la tiniebla no la ^ ¿ }
recibió". "Dios vino a los suyos y los suyos no lo recibieron . La Sagrada Familia
Aunque más adelante añade: "La palabra de Dios acampó entre
nosotros y hemos contemplado su gloria, propia del Hijo único
del Padre, lleno de gracia y de verdad . Los hijos no obedecen; imitan
De un lado, están entonces aquellos que no reciben a Cristo. De
otro, quienes lo acogen. En aquel tiempo se aceptaba al peregrino «Jesús bajó con José y María a Nazaret. E iba
brindándole bebida y alimento, y un espacio donde plantar su creciendo en sabiduría, en estatura y gracia ante
tienda. Dios y los hombres". San Lucas, cap. 2.

Nosotros acogemos a Cristo cuando tratamos de conocer su per-


«Los hijos no obedecen: imitan». Es el lema de un curso para
sona y su mensaje. Cuando procuramos acomodar nuestra vida a
padres de familia. Y Jesús vive hacia nosotros este mismo princi-
su enseñanza. Cuando lo amamos y amamos en su nombre a
pio. Por esto, se hace hombre, comparte las alegrías y los aprietos
nuestros prójimos.
de una familia pobre, forma un grupo de amigos, convive con
ellos. Los adoctrina más que con sus palabras, con sus actitudes.
Es Navidad. Y Cristo, Dios y Hombre, resuena por todos los
Los invita a imitarlo en unos gestos que tienen el poder de renovar
rincones de la tierra. Las celebraciones, los villancicos, las plega-
el mundo: los Sacramentos. Da su vida por ellos...
rias, las lecturas sagradas, las comunicaciones de todo orden que
envuelven al planeta ... Porque es Navidad.
La teoría de Cristo vendría después, cuando sus discípulos comen-
Q u e no sea esta fecha un día pasajero, que se esfuma en el taron en las comunidades las obras del Maestro y consignaron su
tiempo sin dejarnos su huella. Levantemos los ojos al Señor. El Se historia sobre pergaminos.
hizo hombre para que nosotros, de alguna forma, fuéramos divi-
nos. San Pedro escribió en una carta que por la gracia participa- En la fiesta de la Sagrada Familia, aplicamos a nuestros hogares el
mos de la naturaleza de Dios". Lo cual es posible, en la medida en principio enunciado anteriormente. Y los que tenemos la hermosa
que aceptemos a Jesús como Salvador. y grave vocación de padres de familia no dejamos de sentir cierta
zozobra: nuestros hijos no obedecen: imitan.
Es necesario probarle a Galael, el ángel cojo, que no todos los
hombres hemos olvidado a Jesucristo. Q u e El nos ha cambiado el A veces deseamos que el hogar funcione bajo el mismo mecanis-
corazón a muchos habitantes de la tierra. Q u e desde aquella N a - mo de la escuela, el equipo de fútbol, la junta directiva, el sindica-
vidad, cuando él cantó el "Gloria in excelsis" por muchos valles y to, la acción comunal, la convención...
colinas, el mundo ha empezado a ser distinto. " A cuantos lo
recibieron, dice san Juan, Cristo les da poder para ser hijos de Damos nosotros unas normas. Y a los hijos les tocará cumplirlas. La
Dios, si creen en su nombre . autoridad es nuestro ministerio. Para eso ya tenemos en caja la
experiencia, hemos aprendido mucho de la vida sobre de-
rrotas y triunfos. Por eso somos guías y formadores de A
nuestros hijos. Pero recordemos que ellos no obede- W ^
^ 286 ^ cen. Imitan. { 287 >
ILJI
La familia se convierte entonces en un desafío continuado, no a Epífcmía del Señor
nuestras palabras, a nuestras teorías y principios, sino a nuestra
conducta, a nuestro ejemplo.
Lo más importante
¿Cómo era el hogar de Nazaret? Una familia donde nunca falta-
ban el amor, la fe, la esperanza. Esta Sagrada Familia nos enseña a "Entonces los magos entraron en la casa. Vieron
ser formadores de personas por el amor, educadores en la fe y al niño con María, su madre y cayendo de rodillas
promotores de un mundo más justo, en la esperanza cristiana. lo adoraron". San Mateo, cap. 2.

En un hermoso templo, mientras la madre oía Misa, el niño se


extasiaba mirando los vitrales multicolores. La luz de la tarde revivía El sobrio relato de san M a t e o , sobre los Ma gos fue completado a
los tonos del arco iris, proyectando sobre la nave espaciosa las través de los siglos, por la imaginación popular. Se empezó a
figuras de los Apóstoles. enseñar que eran tres aquellos hombres de Oriente que visitaron a
Jesús en Belén. Se les dio nombre propio: Melchor, Gaspar y
Cuando en la clase le preguntaron al niño qué era un santo, no Baltasar. Se les hizo representar las razas blanca, cobriza y negra.
vaciló en responder: un santo es un hombre que deja pasar la luz. Y en seguida se les llamó reyes.

Sin embargo, en las más antiguas pinturas cristianas, los hallamos sin
Esta es nuestra vocación de padres y de esposos: dejar que el
corona. Y en el templo de san Vidal en Ravena, aparecen como
Señor pase por nuestras vidas hasta el corazón y el entendimiento
simples mercaderes. En tanto que la piedad anglosajona los denomi-
de los hijos. Con nuestro ejemplo ellos podrán captar a Dios, su
nó hombres sabios".
paternidad, su fuerza, su ternura, sus planes, su amistad siempre
dispuesta al perdón.
" N o sé si eran reyes, no sé si eran tres. Pero lo importante es que
fueron a Belén", así canta un villancico español. Más datos para
¿Pero qué imagen estamos dando a nuestros hijos? ¿Seremos en
nuestra curiosidad ni existen, ni valen la pena. El Evangelio se
verdad hombres y mujeres por donde pasa la luz del Señor?
limita a lo esencial: "Apenas nacido Jesús en Belén de Judá, unos
magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando: ¿Dón-
de está el Rey de los judíos que ha nacido? Hemos visto alumbrar
su estrella y venimos a adorarlo". Y aquí la palabra magos no
señala a quienes hacen magia. En el antiguo oriente significaba
practicantes de cierta religión hombres, de cierta religión o también
hombre de alguna prestancia económica.

Guiados bajo esa luz, llegaron a la casa de la Sagrada Familia. A l l í


vieron al niño con María su madre, y cayendo de rodillas, le
A adoraron. ,

i 288A > Lo esencial de estos peregrinos es su encuentro con


k Jesús. Abandonaron su tierra y sus bienes. Se atrevieron
"Y"
bajo la luz de un astro nuevo, por los caminos que se extendían
bajo sus ojos. Dejaron de un lado sus cabalgaduras y los camellos Bautismo del Señor
cargados de provisiones. Entraron a la casa, cayeron de rodillas y
adoraron al Salvador.
Al estilo de los cristianos
Adorar significa etimológicamente, llevar algo respetuosamente hasta
los labios. Por eso \a adoración es de la familia del beso y de la
"Les dijo el Bautista: Yo los bautizo con agua;
plegaria. Y anuda el temor de Dios con el cariño.
pero viene el que puede más que yo. El los bautiza-
rá con Espíritu Santo". San Lucas, cap. 3.
O j a l á llegue un día en que nosotros, desnudos de tantos
convencionalismos que nos disfrazan, nos encontremos cara a cara
con El para adorarle. Comprenderíamos entonces que nada valen La palabra no es el único instrumento de comunicación. También
títulos, condecoraciones y ropajes. Nos sentiríamos limpios de nos comunicamos por los gestos y los signos: la sonrisa, la mirada,
tanta mentira institucional y reconciliados con la verdad de Dios. el vestido, los colores, las banderas, los emblemas, el alfabeto. La
Comprobaríamos que sólo El colma nuestras esperanzas. liturgia es una comunicación en lenguaje de amor entre Dios y
nosotros. Entre la comunidad creyente y su Señor.
Mientras tanto, caminemos esforzadamente hacia el Señor. Q u e el
ansia de poder no nos detenga entre los grandes. Atrevámonos Cuando celebramos el Sacramento del Bautismo, hablan las ora-
más allá de Jerusalén, hasta Belén. Q u e el oropel de la casa de ciones, la actitud de los padres y padrinos, el agua, el aceite
Herodes no nos empalague los ojos. Se ve mejor bajo la luz de bendito, la luz, la vestidura blanca del niño. Pero detrás de este
Dios, y sobre todo, se alcanza a distinguir con claridad la verdade- diálogo que no todos realizamos conscientemente, se esconde la
ra estatura de las personas y de las cosas, como les sucedió a los acción de Cristo. En el Bautismo el Señor manifiesta que nos ha
Magos. adoptado por hijos suyos. En adelante ya no tendremos solamente
estos padres, estos apellidos, esta herencia genética, cultural y
"Levántate, - le dice el profeta Isaías a Jerusalén y ahora a noso- económica, sino que seremos ante todo hijos de Dios, con todos
tros -. Porque llega tu luz. La gloria del Señor amanece sobre ti. los derechos —y también los deberes— que esto significa.
Entonces lo verás, tu corazón se asombrará y se ensanchará".
En la catequesis sobre el Bautismo, se insiste a veces demasiado
sobre el pecado original, explicando que este primer sacramento,
nos lava y purifica. Sin embargo, la adopción como hijos de Dios es
allí lo más importante. Todo lo demás es resultado y consecuencia.

Vendrá después la vida con sus peripecias, sus tragedias y sus


pecados, la trama insospechada de triunfos y fracasos, de búsque-
da y abandono de Dios.

Pero siempre y a pesar de todo seremos sus hijos. Esto


ilumina con mayor claridad aquellas historias de amor,
perseverante e invencible, que nos relata el Evangelio: la
oveja perdida, la moneda extraviada, el hijo pródigo, el buen
samaritano y aquel salteador de caminos que se arrepiente cerca a TIEMPO CUARESMA
la cruz, donde también agonizaba el Maestro.

Sin embargo, nuestra calidad de hijos de Dios supone una tarea Primer domingo
igualmente importante de la familia y de la comunidad cristiana: la
educación en la fe.
No nos dejes caer
El niño que, al terminar la ceremonia, sale del templo en brazos de
sus padres, espera, se le ayude a vivir al estilo de los cristianos. Un
«Jesús volvió del Jordán y durante cuarenta días,
programa que incluye estabilidad en el hogar, amor, diálogo, ejem-
el Espíritu lo fue llevando por el desierto, mien-
plo, comunicación de una doctrina y la vivencia de unos valores que
tras era tentado por el diablo». San Lucas, cap. 4.
nos distinguen.

A q u í es donde con frecuencia fallamos. Realizamos la ceremonia A n t e una botella de vino dirán los pesimistas que está medio
con sincera alegría y en ambiente de fiesta. Vale la pena celebrar el vacía. Nosotros preferimos afirmar que está aún medio llena.
que el Señor nos adopte por hijos. Pero luego no educamos a
nuestros hijos en la fe. Nos lamentamos demasiado de la sociedad actual. Pero conviene
reconocer también las amplias posibilidades,que ella tiene de vivir en
Dios quiere trabajar en equipo con nosotros. Si la sociedad y la justicia y libertad. Y cuando reflexionamos en las tentaciones de
Iglesia no marchan, esto se hace imposible. ¿Seremos colaborado- Cristo en el desierto, podemos descubrir caminos de cambio y de
res responsables del Señor? resurrección.

La mayoría de nosotros hemos sido bautizados con agua. Sin «Si eres el H i j o de Dios dile a esta piedra que se convierta en
embargo, nuestra conducta no demuestra la acción del Espíritu pan». Una tentación de utilitarismo que también hoy nos empuja a
Santo. buscar solamente comodidad y apariencias. Y no sólo de estas
cosas se vive. Para ser personas, para ser cristianos, necesitamos
amor, estímulo y capacitación. Con frecuencia los objetos ahogan
la posibilidad de diálogo, la capacidad de servicio, el sentido d e
comunicación y de entrega al otro. Y perdemos definitivamente la
alegría.

«Si te arrodillas delante de mí, t o d o esto será tuyo». Una nueva


forma de idolatría que hoy nos acosa. Somos adoradores del
dinero, del qué dirán, de la posición social. Entonces la
autoridad deja de ser servicio y se convierte en tiranía,
mientras los otros enferman de rebeldía y ambición.
i 292 >
~w
«Si eres Hijo de Dios tírate de aquí abajo». Somos tentados de
Segundo domingo
temeridad y nos hemos expuesto a peligrosas aventuras. Creemos
que se puede cosechar sin sembrar. Nos distanciamos de los ami-
gos, de los hijos, por el mucho trabajo o las diversiones. Dejamos
el hogar indefenso, sin oración, sin vida de sacramentos. Le encar-
En un mundo cambiante
gamos la felicidad personal a los compromisos sociales o a las
terapias sicológicas. N o educamos para el amor y la libertad y «Mientras Jesús oraba en la montaña, su rostro se
enseguida nos destruye la carga negativa de la sociedad contem- cambió y sus vestidos brillaban de blancos».
poránea. San Lucas, cap. 9.

Hemos separado sexo y amor, a los que Dios unió desde el


Vivimos en una sociedad en tránsito. Los cambios acelerados y
principio y nos asustan luego la paternidad irresponsable y el egoísmo
profundos nos arrastran del medio rural al medio urbano, de lo
que nos cerca.
primitivo a lo técnico, de lo sacral a lo secularizado. Cambian las
costumbres, se transforma el ambiente físico y moral, avanzan las
En este tiempo de renovación, la Cuaresma, tratemos de superar
investigaciones y los conocimientos.
estos problemas. Los venceremos teniendo más en cuenta las per-
sonas que a las cosas. Traduciendo a Dios en nuestra vida de una
Antiguamente los cristianos también acostumbraban transformarse:
manera amable, que contagie y atraiga a los que nos rodean a una
se preparaban de varias maneras para la gran fiesta de la Pascua.
vida evangélica. Viviendo con más intensidad la vida de familia.
Así nuestro mundo actual, podrá cambiar de rumbo hacia mejores
Cuando hoy nos habla San Lucas de la transfiguración de Cristo,
puertos.
pensamos que cada uno de nosotros puede también transfigurarse.

"Mientras Jesús oraba en la montaña, el aspecto de su rostro


cambió". Nosotros mejoraremos nuestro rostro con la alegría, la
confianza en el Señor, con la paz de una conciencia que se asoma
a los ojos.

"Sus vestidos brillaban de blancos". Reconozcamos que nuestros


hábitos no siempre son limpios. Pero en Cuaresma podremos cam-
biar: Ensayemos a ser personas justas. Acojamos amablemente a
quienes nos necesitan. Hagamos presencia real en el trabajo y en
el hogar, buscando siempre dar, antes que recibir.

"Los apóstoles se caían de sueño, pero despabilándose vieron la


...LHulfcjfillllífclfl""" gloria de Jesús". Muchos de nosotros mantenemos los
___ ojos cerrados y por esto no hallamos al Señor. Si alguna
iII-294A > vez los abrimos, lo encontraremos más cerca de lo que
sospechamos. El no se hace presente tan sólo en la
liturgia, en los sacramentos. Se manifiesta en tantos sacramentos Tercer domingo
más simples que nos salen al paso: el amor de los hijos, la amistad,
el aprecio de quienes nos rodean, esas amables sorpresas que nos
depara la vida a cada rato. A u n q u e pequeñas, guardan siempre
Cuando Dios no responde
escondida una revelación de Dios. Porque El habita en ese interior
de nuestro ser, donde moran la paz y la alegría. Brota también allí
ese otro sacramento que nos purifica: el remordimiento. "Jesús les contestó: piensan que aquellos dieciocho
que murieron aplastados por la torre de Siloé eran
Longfellow en el "Salmo de la V i d a " nos habla de aquellos que más culpables que los demás habitantes de Jeru-
dejaron sus huellas sobre las arenas del tiempo. Son los que se salén?». San Lucas, cap. 13.
transfiguraron y lograron así transfigurar la tierra.
Si abrimos los diarios, escuchamos la radio, o encendemos la
¿ Q u é le estamos aportando al inseguro y ansioso mundo que nos televisión, nos golpean el alma las mil y una tragedias del mundo
rodea? En él fracasarán o triunfarán nuestros hijos. Por ellos pode- en que vivimos. Surge entonces una pregunta espontánea y angus-
mos transfigurarnos. tiosa: ¿Por qué?

¿Por qué un alud destruye una humilde familia? ¿Por qué este
joven, la esperanza del hogar, muere en un accidente? ¿Por qué a
mí que trato de ser bueno, todo me sale mal? ¿Por qué el tumor
sí resultó maligno? ¿Por qué nos pagan mal aquellos a quienes
hemos favorecido? ¿Por qué aquel hijo tan deseado ha nacido
deforme? ¿Por qué nuestras ciudades producen mendigos y
gamines?

Cristo también plantea el mismo problema del mal, a propósito de


unas catástrofes ocurridas en su tiempo. Pilatos había dado muerte
a unos galileos inocentes y la torre de Siloé había aplastado a
dieciocho compatriotas.

N o es cristiano achacarle a Dios todos los males que ocurren en el


mundo. Tendríamos entonces un Dios feroz y sanguinario que se
complace en los dolores humanos, o por lo menos, no se preocu-
pa de impedirlos.

Tampoco remedia el problema afirmar que la culpa de


todo la tiene el hombre. Porque nuestra voluntad es
A 296 > enfermiza y condicionada. Por esto el mal se refugia %
siempre en un misterio que no alcanzamos a escrutar
cabalmente. Y en cuanto a las catástrofes naturales, nuestra ciencia Cuarto domingo
todavía es incapaz de prevenirlas.

¿Cómo resolveremos entonces estos infinitos porqués que a todos


El pequeño hermano mayor
nos atormentan?

Partamos de una base segura: Dios es bueno, es Padre, es A m o r «El hermano mayor estaba en el campo. Al volver
Infinito. Pero quiso, desde el comienzo del mundo, trabajar en oyó la música y el baile. Pero se indignó y no
equipo con las causas segundas: con la naturaleza y con el hom- quería entrar». San Lucas, cap. 15.
bre. Nosotros y la creación que también sufre nuestro pecado, le
echamos a perder con frecuencia sus planes. Pero El es
Cuando nosotros los perfectos, los siempre fieles, leemos la historia
alfarero paciente, y restaurador silencioso, que vuelve a remendar
del hijo pródigo, cerramos el libro y entornamos los ojos con deli-
su obra y a enrutarla a cada paso hacia el triunfo definitivo.
ciosa complacencia. Nunca hemos abandonado a Dios ni hemos
malgastado sus dones.
Dios no responde de inmediato. Le encarga al tiempo la tarea de
hacerlo. Le pide que haga reverdecer los árboles después del
N o advertimos que nos parecemos al hermano mayor y que nues-
bombardeo, que cambie en cicatrices las heridas del alma, que nos
tra conducta necesita de una profunda conversión en este tiempo
seque las lágrimas, nos ayude a mirar la vida con alegría y confianza
de Cuaresma.
y descifre poco a poco nuestros enigmas. La respuesta a todos
nuestros porqués nos la da después de cada tragedia, el gozo de
Es mucho más cristiano quizá el hermano menor. Reconoce la
la fnañana pascual. Cristo encontró ese día la respuesta a su angus-
bondad de su padre y confiesa abiertamente sus culpas. Es humil-
tiosa pregunta del viernes santo: Dios mío, ¿por qué me has
de y objetivo. Los sufrimientos lo hicieron capaz de esperar y de
abandonado?
pedir ayuda.

Todos nuestros porqués se despejarán en el encuentro final con la


El hermano mayor no era tan perfecto como aparece a primera vista.
Verdad, el día de nuestra Pascua.
Cuando al volver del campo oye la música y el baile, aflora su
resentimiento. En vez de buscar al padre y compartir su alegría,
Mientras tanto, nos ayudan a seguir batallando esas pequeñas
interroga con amargura a los criados. A l saber que su hermano ha
resurrecciones que alegran la vida, a cada paso, y son fragmentos
regresado manifiesta su envidia, se enoja y no quiere entrar a la
de \a Pascua de Cristo, ocultos entre el polvo del camino.
fiesta. El padre viene a invitarlo y él le habla despectivamente de
«ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres». Y
reclama con resentimiento: « A mí nunca me has dado un cabrito
para tener un banquete con mis amigos».

La alegría del padre debió opacarse ante ese hijo, peque-


ño, interesado, calculador. Le responde con tristeza:
«Hijo tú estás siempre conmigo,- t o d o lo mío es tuyo». I

-^f
Mas la principal enseñanza de esta parábola nos la entrega la figura
Quinto domingo
del padre. Cuando el Evangelio habla de los lirios, de los dos
pichones que se venden por una moneda, de la red y las perlas,
de la oveja que se extravió en el campo, nos está mostrando un La ley o la vida
boceto de la cara de Dios. Pero esta página del hijo pródigo es el
autorretrato del Señor. A s í es El. Lo acusaron de ser amigo de
pecadores y de comer con publícanos y prostitutas. N o podía «Le traen a Jesús una mujer sorprendida en
hacer menos. Lo acusaban de ser Dios, de ser capaz de perdonar adulterio y le dicen: Maestro, la ley de Moisés nos
y transformar el corazón de los hombres. manda apedrear a las adúlteras. ¿Tú qué dices?
"San Juan, cap. 8.
Algunos de nosotros hemos abandonado su amistad y estamos
desvalidos y harapientos, muy lejos del amor, apenas con la rique- Un abogado descubre con sorpresa que el culpable en el caso que
za de un recuerdo: la casa paterna y el rostro bondadoso del investiga es el novio de su hija. Todo está listo para la boda. La
Padre. Otros permanecemos junto a El, pero encerrados en nues- joven se entera y una noche interroga entre lágrimas a su padre:
tra autosuficiencia, incapaces de compartir, viviendo una fe sin ¿Para qué son las leyes? Para destruir o para rehacer al hombre?
alegría, haciendo continuamente el inventario de las culpas ajenas y ¿ N o podría yo rehabilitar a Jaime?
excluyendo sistemáticamente a quienes no caminan por nuestra
senda. Los fariseos colocan a Cristo en un delicado parangón: si perdona
a la adúltera podrán acusarlo de obrar contra la ley. Si ordena
Mientras tanto, mientras regresan los pródigos y se cambia el apedrearla ¿en dónde están su comprensión y mansedumbre?
corazón de los hijos fieles, Dios sencillamente está allí. Es decir:
ama y espera y guarda torrentes de alegría para derramarlos cuando Jesús apela a la conciencia de los acusadores, con una respuesta
sus hijos se conviertan. decisiva: «El que esté sin pecado que le tire la primera piedra». Y
mientras tanto, escribe con el dedo en el suelo. Quizá recordaba
a los acusadores la lista de sus delitos.

San Juan no omite un detalle interesante: «Se fueron escabullendo


uno a uno, empezando por los más viejos». A veces los adultos
somos los más culpables por nuestras actitudes de injusticia. Goza-
mos de experiencia y de poder decisorio, pero no deseamos
arriesgar nuestros privilegios.

Jesús no niega la culpabilidad de la mujer, pero tampoco ordena


darle muerte. La salva. Es su tarea: rehabilitar al hombre. «Tam-
poco yo te condeno. A n d a y en adelante no peques
más».

Nosotros no actuamos como Jesús. Casi siempre pedi-


mos que se aplique la ley hasta sus últimas consecuen-
cias, sin preocuparnos por las situaciones que dieron origen al
Domingo de Ramos
delito. Una ley que muchas veces no salva sino que destruye. O
rasgamos las vestiduras con gesto de comediante ofendido. O
escondemos la cabeza como el avestruz, en la amable tibieza del
hogar, en nuestras cuentas bancarias, o en una altiva confesión:
Platero y El
«Yo no soy como los demás hombres».
"Llevaron el borrico a Jesús y le ayudaron a
Pero las actitudes serias, las medidas audaces y cristianas, las accio- montar y los discípulos entusiasmados se pusie-
nes comprometidas para salvar al hermano, para mejorar nuestra ron a alabar a Dios a gritos: ¡Bendito el que viene
sociedad, ¿en dónde están? como rey!" San Lucas, cap. 19.

A l correr de los días siguen creciendo nuestros hermanos sin pan,


Impregnemos un poco nuestra reflexión de poesía. Ella también,
sin techo, sin escuela, sin atención médica, sin amor. Es imposible
como escribe un autor, es una forma de fe. Imaginemos que Jesús
ser bueno cuando se nace marginado de todo, mirando desde
llega a la ciudad sobre los mansos lomos de Platero, aquel borri-
lejos a quienes todo lo tienen y están ciegos y sordos en su
quillo de Juan Ramón Jiménez «que se diría todo de algodón».
abundancia.

N o viene a caballo como un centurión romano, ni tampoco sobre


Al tomar la piedra para destruir al hermano, recordemos que alguna el camello, a la usanza de los soberanos de Oriente. Así, casi a ras
vez nos vamos a encontrar solos frente al Señor, como dice al final el de tierra, en humildad, sencillez y mansedumbre. N o ha venido a
evangelista: " Q u e d ó solo Jesús, y la mujer en medio, de pie.» guerrear sino a perdonar, no llega a triunfar sino a servir.

Cristo es amigo de los pobres, de los sencillos, de los que no


tienen respeto humano para aclamarlo por las calles y arrojar al
suelo sus mantos.

Pero tal vez nosotros, hemos soñado con un cristianismo de élites,


únicamente para letrados e ilustres. Hemos despreciado la religio-
sidad popular por sentimental y poco teológica.

La fe exige además expresiones externas. N o basta creer a solas,


en la propia conciencia o en la intimidad del hogar. La fe necesita
airearse, celebrarse en comunidad, resonar en los signos visibles,
contagiar las artes, las culturas, la creación, el universo. Y nos
hemos quejado porque alguna procesión nos interrumpe cuan-
.A. do vamos de paseo. Y nos da pena que los amigos sepan
que vamos a misa y participamos de las ceremonias de la
4 i> parroquia.

~w
Dios se deja querer del pueblo judío. N o importa que dentro de
poco ellos mismos griten ante Pilato: crucifícale. El Señor no re-
chaza esta ovación, la aprueba y la acepta. Nos conoce muy bien TIEMPO PASCUA
y para el viernes santo ya nos tiene preparada una excusa: «Padre,
perdónalos porque no saben lo que hacen».
Domingo de Pascua
A l comprender todo esto busquemos a Dios, aunque probable-
mente volveremos fallar. Los sacramentos no se dan como pre-
mios, sino como remedio ante nuestras culpas. Al amanecer, junto al sepulcro
Comienza esta semana santa. Entran en juego nuestra pereza y la
«El primer día de la semana María Magdalena fue
bondad de Dios, nuestra apatía y su misericordia. La victoria final
al sepulcro al amanecer. Salieron también Pedro y
se llama Pascua, la fiesta de la vida, del gozo y de la luz. Cristo Juan camino del sepulcro». San Juan, cap. 20.
lleva las de perder. Únicamente podrá darle el triunfo el corazón
humilde de cada uno.
Aconseja Neruda en su "Divagario", que de vez en cuando nos
A los creyentes nos toca responder si tienen alguna validez para demos un baño de tumba. A s í se curarían nuestra vanidad y sufi-
nuestra existencia, la pasión, la muerte y la resurrección del Señor. ciencia.

A cada paso, aún sin quererlo, nos bañamos de tumba, nos vesti-
mos de sombra, miramos desconcertados cómo la muerte desbara-
ta nuestros planes, amenaza la dicha y nos separa de aquellos que
nos aman.

Sin embargo, para los cristianos hay un sepulcro que no es fin sino
comienzo, no es sombra densa sino luz, no es separación sino
compañía, no es dolor sino gozo, no es desilusión sino esperanza.
TRIDUO SACRO
Cuando nos damos un baño de tumba en el sepulcro de Jesús,
Ver página N° 41 del Ciclo (A) toda nuestra vida, las penas, las tragedias, los pecados, la propia
muerte, adquieren otra forma de herir y otra forma de ser.

A q u e l primer domingo de Pascua se inició en Jerusalén una curiosa


romería. Los soldados buscaron el sepulcro, para mirar si estaba
custodiado. Las mujeres madrugaron llevando aromas, para ungir
otra vez al Maestro. Pedro y Juan acudieron también con el
alma suspendida entre el desconcierto y la esperanza. Y
4 304^ el cuerpo de Jesús no estaba allí.

LJ "*&?'
Muchos de nosotros somos cristianos de «sepulcro vacío». Nues-
Segundo domingo
tra fe en la Resurrección es teórica: nunca nos hemos encontrado
personalmente con Jesucristo Resucitado, porque nunca hemos
salido a buscarlo. V un cristianismo huero se muestra en una vida
de hogar sin entusiasmo, en un trabajo rutinario, en un continuo
El amigo que duda
temor a la muerte.
"Los discípulos dijeron a Tomás: Hemos
Busquemos afanosamente a Jesús. A veces no es fácil hallarlo. visto al Señor. Pero él les contestó: Si no veo en
Tiene la propiedad de pasar desapercibido. María Magdalena lo sus manos la señal de los clavos... no lo creo".
confunde con el jardinero. Los apóstoles en el lago creen que es San Juan, cap. 20.
un fantasma. Los de Emaús lo toman por un peregrino. Pero hay
un signo que nunca nos engaña: lo reconoceremos en el partir del
Cuando la cera se acerca al fuego, se ablanda de inmediato. El
pan. Si caminamos con El podremos compartir su mesa, presentar-
barro, por el contrario, se endurece. A n t e las maravillas de Dios
le nuestras incertidumbres, mirar las cicatrices de los clavos, tocar
en nuestra vida, a veces nuestro corazón es de cera, otras, de
sus manos y sus pies y recibir la fuerza de su Espíritu.
barro.

Entonces amanecerá sobre nuestra vida un gozo indescriptible y


Como en la historia de Tomás. También ante sus ojos Cristo había
podremos anunciarle al mundo de hoy: ¡Hemos visto al Señor que
multiplicado el pan, resucitado muertos, dado luz a los ciegos.
ha resucitado de entre los muertos!
Pero llegó la hora de tinieblas. Una noche en el huerto de los
Olivos los soldados amenazaron a los discípulos, llevándose al
Maestro. Todo el grupo se había desbandado. Después el juicio,
la crucifixión y la muerte. ¿ Q u é camino tomar? ¿Proseguir culti-
vando la esperanza o admitir sin rodeos el fracaso?

El libro de los Hechos nos cuenta de algunos líderes, como Teudas


o Judas Galileo, que levantaron al pueblo contra los romanos.
Pero su movimiento fracasó. Tomás pudo pensar que este Jesús de
Nazaret sería también otro falsario. ¿De qué manera iba a empezar
de nuevo, resucitando la confianza?

San Juan nos cuenta cómo Jesús tomó a su cargo vencer la incre-
dulidad de Tomás. Los demás discípulos le habían dicho: "Hemos
visto al Señor. Pero él les contestó. Si no veo en sus manos la
señal de los clavos. Si no meto la mano en su costado, no lo
_A_ creo. A los ocho días, estaban otra vez los discípulos en A
el cenáculo y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando
306
» cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: Paz a \ 307 >
ustedes. Luego dijo a Tomás: Trae tu dedo, aquí tienes
mis manos. Trae tu mano y métela en mi costado y no seas incré- Tercer domingo
dulo, sino creyente".

N o culpamos a Tomás. Seguir a Cristo todos los días no es tarea Todo sigue lo mismo
fácil. Nos asalta la duda, nos vencen los propios pecados, nos
fatiga el esfuerzo sin recompensa. Los demás se convierten en una
carga insoportable. Aunque a veces nos digan llenos de entusias- "Simón Pedro les dice a los discípulos: Me voy a
mo: «Hemos visto al Señor», nosotros no lo vemos. Pero el pescar. Estaba ya amaneciendo cuando Jesús se
Señor nos comprende. presentó en la orilla, pero ellos no sabían que era
Jesús. San Juan, cap. 21.
También aquí aprendemos la manera de acompañar al amigo que
lucha y que se aleja. Como lo hicieron compañeros de Tomás. En un pueblo lejano del Tíbet, el misionero había formado una
Antes de que el Señor le muestre a nuestro prójimo sus manos y pequeña comunidad cristiana. A l regresar, muchos años más tarde,
sus pies, antes de que pueda palpar las cicatrices, es nuestro le pregunta a un joven si desea confesarse. - ¿Confesarme? ¿De
ministerio continuar anunciando que Dios le ama y le aguarda en el qué? - ¿Cómo, responde el misionero, si hace diez años que no
cenáculo, en medio de la comunidad gozosa, cerca del pan que
lo haces? - Pero, Shimpusama, ¿después de todo lo que El se
une y fortalece.
dejó hacer por mí, cómo podría yo ofenderlo?

El Evangelio termina con una alabanza para todos nosotros: «Di- Hace poco celebramos la Pascua. Retornamos a Dios después de
chosos los que crean sin haber visto». En ese grupo nos hallamos
prolongada ausencia. Recibimos los sacramentos y participamos de
los que los que no sabemos teología, los que vivimos un cristianis-
nuevo en la asamblea cristiana. Pero enseguida regresamos a los
mo prosaico, los que luchamos, con muchas dificultades, en nues-
deberes ordinarios. Como los apóstoles, que vuelven a pescar en
tra vida de familia, los que pecamos,, los que somos mediocres sin
el lago, a los pocos días de la resurrección.
querer serlo.

Quizá imaginamos que después de Pascua todo sería distinto. Pero


Creemos en Jesús, a pesar de no haberlo visto todavía. Y, a pesar
la vida nos convence de lo contrario. Volvemos a sentir la fatiga,
de tantas vacilaciones, lo llamamos con todo el corazón: "Señor
las tentaciones, las dificultades con el prójimo. Volvemos a sentir el
mío y Dios mío". Una plegaria que brota de ese rincón del alma
cansancio de nuestra pequenez interior.
donde todo hombre es bueno. Pero también un grito que abarca
todas nuestras negaciones y desconciertos.
¿Entonces la Pascua para qué? N o s dice San Pablo que, mientras
luchamos en la tierra, las cosas de Dios aparecen como en espejo y
en adivinanza. Hay que esperar aquella hora en que nuestro amor y
el de Dios puedan unirse, ya sin alambradas, en la felicidad perfecta.

Pero si miramos despacio, no t o d o sigue igual. En la orilla


del lago despierta otras madrugadas. A l l í está el Señor
^ 308 ^
iLJ y ha tenido el detalle de prepararnos pan y pescado a la ^
V brasa.
Cuando celebramos la Pascua, lo invitamos a El a compartir con
nosotros la vida. A q u í está su respuesta se ha hecho presente en
Cuarto domingo
nuestro trabajo cotidiano, pero no como mero espectador, sino
como amigo comprometido en nuestro esfuerzo. Si en toda ¡a
noche no hemos cogido nada, lancemos nuevamente la red.
Así vale la pena
Antes, las tentaciones nos parecían invencibles. Ahora después de
haber meditado sus dolores y su muerte, es casi imposible ofen- «Dijo Jesús: Yo soy el Buen Pastor. Mis ovejas
derlo. escuchan mi voz y ellas me siguen y yo les doy la
vida eterna». San Juan, cap. 10.
Antes, trabajábamos sin sentido. Ahora sabemos que con El esta-
mos mejorando el mundo. A u n q u e dudamos y a veces tropeza- Nos conmovió, hace algunos años, el asesinato de monseñor Osear
mos y este es nuestro misterio, lo hacemos con entusiasmo y Arnulfo Romero. El heroico arzobispo de San Salvador moría
gozo. realizando perfectamente la misión del Buen Pastor: dar la vida por
sus ovejas.
Todo es igual y todo no es igual. Lo dice aquella estrofa de San
Juan de la Cruz: « M i l gracias derramando pasó por estos sotos Todos nos enteramos de su compromiso con el pueblo, de su
con premura y yéndolos mirando, con sola su figura, vestidos los valentía cristiana, su vida plenamente sacerdotal, su fe y su manse-
dejó de su hermosura». dumbre, su amor a todos sin distingos, su entrega hasta la muerte.
Por esos días comentaba un estudiante: ¡Así sí vale la pena ser cura!
El Señor no acostumbra cambiar de manera visible nuestro panora-
ma exterior. Hay que volver al lago. La pesca sigue esquiva. La H o y miramos a Cristo, Pastor supremo de nuestra comunidad, y
madrugada no es demasiado luminosa. Pero allí está El. Basta consideramos el trabajo arduo, comprometido y meritorio de nuestros
mirarlo, escrutando en la sombra. Mejor, adivinarlo con el cora- sacerdotes. Ellos reemplazan al Señor en su tarea pastoral. Nos
zón. A l l í se oye su voz. A l l í , a su palabra, se llenan las redes con enseñan la fe, nos dan los sacramentos y nos muestran ideales
ciento cincuenta y tres pescados grandes... ¿ Q u é importa seguir superiores de paz y de justicia.
embarcados en la noche, cuando las madrugadas nos aguardan con
la sorpresa de su presencia? San Pablo nos describe al sacerdote como un hombre, sacado de
entre los hombres y constituido al servicio de todos, en aquellas
cosas que se refieren a Dios.

Los sacerdotes son personas comprometidas más de cerca con


Cristo y con la Iglesia. Unos realizan su tarea en las parroquias, en
la acción caritativa, en la catequesis, en la universidad, en la inves-
tigación teológica, en las oficinas eclesiásticas, en los medios
de comunicación social. A

Otros han dejado su tierra y su gente, para sembrar el


Evangelio en los lugares donde la Iglesia no ha empeza-
do todavía. Son los misioneros, la expresión viva de unas comuni-
dades cristianas más alié de las fronteras. Quinto domingo

En este día del Buen Pastor, Cristo invita a los jóvenes, esperanza
del mundo y de la Iglesia, a reflexionar sobre \a vocación sacerdo- Nuestra marca de fábrica
tal y misionera.

Quizá este llamado no había llegado antes a su mente y a su "Dijo Jesús: La señal por la que conocerán que son
ilusión. Va\e la pena ser sacerdote hoy, en este mundo cambiante discípulos míos, será que se amen unos a otros".
y pluralista, agitado por tan variados problemas, pero a la vez rico
San Juan, cap. 13.
en posibilidades y sostenido por las manos amables del Padre.
Las telas, la vajilla, el cristal, las joyas, el vestido, el vehículo y el
Es meta de gente valiosa seguir los pasos del Buen Pastor: conocer bolígrafo. Todo lo queremos «de marca».
sus ovejas, llevarlas a los mejores pastos, defenderlas del lobo, dar
la vida por ellas. ¿Arribismo, ostentación, refinamiento, convención social, manipu-
lación? Tal vez...
Respaldemos a nuestros sacerdotes, con nuestro agradecimiento y
nuestro cariño. Cada familia puede hablar a sus hijos sobre la Sin embargo, muchas veces la marca no es garantía de calidad. Se
posibilidad de llegar a\ sacerdocio. Los educadores pueden pre- dan imitaciones y falsificaciones que engañan al consumidor, dete-
sentar a sus alumnos la vocación sacerdotal y misionera, con su rioran la imagen del producto y desacreditan al fabricante.
enorme tarea de servicio a la Iglesia y de plenitud personal.
También las personas son de marca: el apellido, el título, el país
¡ Q u é bueno que cada parroquia sepreocupara efectivamente, por de origen, la región, el oficio, la profesión y hasta las costumbres
ayudar a los jóvenes que se sienten llamados al servicio de la y las pertenencias: Botero, o Jaramillo. El magistrado, el inglés, el
Iglesia, dentro del ministerio sacerdotal!. sureño, el plomero, el abogado, el borracho, el terrateniente. Fue
en Antioquía —nos narran los Hechos de los Apóstoles— donde
Por la oración y por nuestro testimonio cristiano, tendremos mu- por primera vez los discípulos del Señor recibieron el nombre de
chos y santos sacerdotes. «cristianos».

Esta es nuestra marca de fábrica. La cual exige participar en la


fracción del pan, vivir con alegría y sencillez, compartir con los que
no tienen. En resumen, amarnos los unos a los otros.

Pero, como en los productos manufacturados, también entre los


cristianos se dan imitaciones, y con frecuencia, falsificaciones.

El cristiano de imitación carece de calidad. Es desecha-


ble, se deteriora con el tiempo. A l menor conflicto, ^
frente a condiciones difícil es, claudica, dictamina que la
Sexto domingo
Iglesia exige demasiado, y que definitivamente el cristianismo es
obsoleto. Incapaz de ajustar su conducta a la moral, se fabrica una
moral para su conducta. Es el suyo un cristianismo de fachada. La paz ardiente
Sólo tiene con el cristiano genuino un lejano parecido.

El cristiano falsificado es aún más peligroso. Peca contra el amor. "Dijo Jesús: La Paz les dejo, mi paz les doy. No se
Se siente dueño de la verdad, rechaza, condena, ignora, margina. las doy como la da el mundo. Que no tiemble su
N o espera, no cree, no comprende, no perdona, no sonríe, no corazón ni se acobarde». San Juan, cap. 14.
acompaña. Da gracias a Dios todos los días, porque no es como
los demás hombres. En épocas pasadas, era evidente y clara la diferencia entre guerra y
paz. Cuando amenazaba el enemigo, los ejércitos marchaban al
Los no cristianos y una juventud educada en la crítica y en la investi- campo de batalla, dejando en soledad los hogares y sin semillas las
gación, detectan la falsedad del producto. Entonces los cristianos tierras de sembradura.
pierden imagen, engañan y desacreditan el nombre del Señor.
A l renacer la paz, el mundo se transfiguraba. Volvían desde lejos
Por esto, la comunidad cristiana de hoy, con sus tradiciones secu- los ausentes, madrugaban otra vez los arados a trabajar el surco y
lares, su historia, sus estructuras, su ciencia, sus obras de arte, su todos, vencedores y vencidos, maldecían de nuevo la guerra.
liturgia, su etiqueta... nada vale, si no es un signo vivo de amor.
Nada grita su voz, si no alcanza a llamar a los pecadores. Ninguna H o y casi no alcanzamos a distinguir la guerra de la paz. Las confu-
importancia tienen todos sus signos, si no significan misericordia, sas circunstancias de nuestro mundo construyen una paz ficticia,
paz, reconciliación, comunión, compañía. colmada de zozobras, de violencia y de muerte. Es la guerra fría,
que quizá podría llamarse con más propiedad, una paz ardiente.
Nada es la Iglesia, si no se traduce en actitudes de hombres y
mujeres que se aman. Ser discípulo del Señor es sacar, de lo más Jesús, después de su resurrección, saludaba a sus amigos deseándo-
les la paz. Porque la paz es un regalo de Dios. Solamente El puede
hondo del corazón, el amor que Dios allí sembró y repartirlo
darnos esa serenidad que nace de la aceptación amorosa del próji-
generosamente a los hermanos. Cada uno de nosotros descubre a
mo, con sus capacidades, sus limitaciones y sus circunstancias.
quién, cuándo, donde, por qué, y para qué. Este amor auténtico,
sentido y ejercido es nuestra marca de fábrica.
El mundo, entendiendo por mundo las cosas que no llevan a Dios,
no puede dar la paz. N o la da el dinero, ni las leyes que no
promueven al hombre, no la da la fuerza de unos grupos, contra
otros grupos. La paz viene de Dios, pero el Señor trabaja sobre
esa larga educación para la paz, que comienza en la familia.

La familia nos enseña la paz cuando nos educa en la ver- A


.A. dad. Nos la enseña cuando nos educa en la justicia, en 7~y
V un respeto al otro, que le deja vivir su propia vida, ^ 315
i 314 progresar y realizarse.
>

"W ~W
La familia nos enseña la paz, cuando nos hace capaces de cumplir a Solemnidad de la Ascensión
conciencia nuestros deberes y no sólo de reclamar nuestros dere-
chos. Nos la enseña cuando nos capacita para afrontar conflictos.
¿Y ahora qué hacemos?
Una vida de familia, armoniosa y sincera, nos prepara frente a las
dificultades, de tal modo que ellas no rompan nuestro equilibrio «Después de esto, El Señor los sacó hacia Betania
personal y comunitario. y levantando las manos, los bendijo. Y mientras
los bendecía se separó de ellos, subiendo hacia el
Nuestra señora la Virgen María ha sido invocada tradicionalmente cielo". San Lucas, cap. 24.
como Madre y Reina de la paz. Lo expresó Paulo V I : « A l hom-
bre contemporáneo La Virgen María ofrece una visión serena y
una palabra tranquilizadora: la victoria de la esperanza sobre la Es obvio suponer el desconcierto de los apóstoles, apenas el
angustia, de la comunión sobre la soledad, de la paz sobre la Señor desapareció detrás de las nubes, el día de la Ascensión.
turbación, de la alegría y de la belleza sobre el tedio y la náusea,
de la vida sobre la muerte». Cristo no les había dejado programas concretos, ni definido sus
funciones, ni elaborado un plan para emprender el anuncio a toda
la tierra. Entonces, las miradas de todos se volverían a Pedro, jefe
A Ella, presente de tantas y tan variadas maneras en nuestra vida
del grupo apostólico, quien, en ese momento, tampoco sabría
de cristianos, encomendemos la construcción de una paz sólida y
cómo iniciar la misión del Maestro.
amable que a todos nos cobije.

Con frecuencia, el estilo de Dios es dejar sus cosas a la buena


voluntad de las personas. Con razón, tantas veces le hemos estro-
peado sus proyectos.

En su momento, Cristo desapareció ante los apóstoles, pero du-


rante dos años largos habían gozado de su compañía. En cambio,
nosotros creemos en un Jesús que nunca hemos visto. Por eso nos
preguntamos con frecuencia cómo seguir amándolo, qué hacer
para cumplir sus planes. Sin embargo, el Señor sigue manifestán-
dose a través de su Palabra. Un mensaje que encierra innumerables
temas:
Un día el Maestro habló de la unidad. Porque El quiere que
vivamos con El y con el prójimo como El vive con el Padre. Este
modo de vida se llama Iglesia.

Quiere pues el Señor que diariamente construyamos su A


familia. A l l í descubriremos esa unidad que nos hace
i 316 > crecer como las ramas unidas a la vid. A l l í gozaremos de 4
esa bienaventuranza compartida que es la gloria de Dios.
317 >

~W
La Iglesia es ante todo una comunidad. Es un grupo donde nos Pentecostés
conocemos, nos queremos y nos ayudamos. Y algunas veces, no
es posible vivir como Iglesia sino en un pequeño círculo, por
ejemplo en familia. Las imágenes de Dios
Esta Comunidad - Iglesia presenta cuatro características. Es comu-
"Dijo Jesús: Como el padre me ha enviado, así
nidad de fe. Vive iluminada por Dios. Su trabajo no se basa
también los envío yo. Y dicho esto, exhaló su
solamente en la técnica o en la razón, sino en todo lo que el
aliento sobre ellos y les dijo: reciban el Espíritu
Señor revela a cada paso.
Santo». San Juan, cap. 20.

Es comunidad de culto. El amor a Dios y a nuestros hermanos se


expresa con elementos materiales, señales visibles. Jesús nos dejó En el Concilio Vaticano II, nuestros obispos se cuestionaron sobre
unos signos oficiales que se llaman los Sacramentos. el ateísmo contemporáneo. Muchas personas afirman que no creen
en Dios, otras se apartan de la Iglesia porque les parece inhumana,
Es comunidad de caridad. Los bautizados hemos de distinguirnos o simplemente por que no les interesa. Y un cronista de la asam-
por el amor, la lucha porque otros estén bien, el trabajo por la paz blea conciliar explica que uno de los motivos más frecuentes del
y la justicia. Todo ello produce una interior satisfacción, imposible ateísmo actual, son las caricaturas de Dios que los cristianos hemos
de explicar a quienes nunca la han sentido. paseado por el mundo. Muchos ateos han rechazado a Dios, al
identificarlo con nuestros ídolos:
Es comunidad apostólica. Los que tratamos de vivir el Evangelio
procuramos, a toda costa, anunciar a Jesucristo. Nos volvemos Por ejemplo, el Dios Invernadero. El de aquellos que hicieron de
apóstoles, cada uno en su medio. Algunos de tiempo completo: la vida un lugar de reposo, sólo para curarse de tantos reumatismos
Los seglares comprometidos, los religiosos, los sacerdotes. como trae la existencia.

N o es hora de estar desconcertados, mirando hacia las nubes, El Dios Idea Abstracta: que nunca habló a los hombres, ni jamás
como los apóstoles después de la Ascensión. Es hora de construir se mezcló en sus vidas.
nuestra Iglesia, con toda la fuerza de nuestra convicción y t o d o el El Dios Ministro de Defensa: conservador, a ultranza, del orden
dinamismo de nuestra esperanza. establecido. Divinidad aburguesada y paternalista, que ha dividido
el mundo en clases hermosamente organizadas.

El Dios Mesías Temporal, cuya única función es remediar las es-

cs^o tructuras sociales y económicas, sin tocar el corazón del hombre.

r El Dios Solterón y Egoísta, cuyos adoradores no han tenido


el coraje de proyectarse a los demás. «Creen ser del
partido de Dios, como escribió Péguy, porque no son
del partido de los hombres. Como no aman a nadie, \ 319 >
creen amar a Dios».
A

^ r
1
El Dios de M i s Ejércitos. Con su bendición unos países se alzan Santísima Trinidad
contra otros y cada quien se siente autorizado para destruir a su
enemigo.
Querido Dios
El Dios socorrista. Sólo acudimos a El si arde el almacén, cuando
se muere un ser querido, o cuando aparecen las consecuencias de
"Dijo Jesús: Cuando venga el Espíritu de verdad,
nuestros pecados.
los guiará hasta la verdad plena y les comunicará
lo que está por venir». San Juan, cap. 16.
Dios no es eso. Por favor. Dios es Amor. A m o r absoluto y subs-
tancial que se hizo hombre en Jesucristo y en Pentecostés, invadió
la Iglesia y todo el universo como un fuego y como un huracán. Cuando nosotros, cristianos comunes y corrientes, pasamos por la
Dios es Amor y podemos decir de El todos los adjetivos que escuela, aprendimos muchas cosas de Ti. Nos dijeron que eras un
soporta el amor: dulce, tierno, constante, amable, generoso, crea- sólo Dios en Tres Personas. Q u e al Padre se atribuía la creación,
dor, perdonador. Tiene para quienes nos esforzamos en buscarle, que Jesucristo tenía dos naturalezas, que el Espíritu Santo era el
todo el vigor de su poder y todas las sorpresas de su bondad. Paráclito y a la vez el alma de la Iglesia.

Es Amor. Amor cósmico y trascendente, pero a la vez delicado y Para serte sinceros, de todo esto entendimos muy poco. A l paso
fecundo como un corazón maternal. Recio y seguro como las de los años casi todo se nos borró de la memoria y hoy no nos
manos de un padre. Camina entre los astros, «por los altos anda- dicen nada esos «misterios». Tu amor y tu presencia, envueltos en
mios de las flores" como canta Joan Manuel Serrat, y entre el un lenguaje arcaico y filosófico, permanecían abstractos y distantes
recinto amurallado de las conciencias. El es Amor. N o sabemos y te sentíamos lejos de nuestros problemas concretos y de nuestras
decir más de Dios, de su Espíritu Santo. Cuando las palabras preocupaciones ordinarias.
humanas se acercan a tanta grandeza, se quiebran como un frágil
cacharro de arcilla. Pero está sucediendo aquí en la tierra algo de maravilla. A pesar
de las guerras, los odios y el egoísmo de muchos, el papa y los
cristianos auténticos, esparcidos por todos los rincones del mun-
d o , están desenterrando el Evangelio. Se hallaba oculto bajo el
polvo de las bibliotecas, entre mucha palabrería escolástica. Nues-
tra falsedad y rutina lo había cubierto con esa pátina que embelle-
ce los metales y las estatuas, pero que oscurece tu revelación y tu
mensaje.

Entonces hemos empezado a abrir los ojos. Comenzamos de nue-


vo a descubrirte, a la luz de la fe que ensayan nuestros hijos.
Algunos afirman que la juventud anda mal. Creemos que
hay más fallas en nosotros los adultos, porque no supi-

i 320 • mos dar testimonio de Ti. Nuestros jóvenes, aunque a


veces por caminos errados, no cesan de buscarte. Todo
esto nos llena de gozo y de esperanza. ¿Te acuerdas que así
Solemnidad del Corpus Christi
comienza un documento del último concilio?
La víspera de su pasión
Hoy, el misterio de tu Trinidad ya no nos suena a los oídos como
un teorema aritmético. Comprendimos que Tú eres una familia,
una comunidad plena y perfecta. "Jesús, tomando los panes y los pescados, los
bendijo y se los repartió a los discípulos, para que
Nos alegra saber que toda paternidad, aunque no alcanza ni de
se los sirvieran a la gente". San Lucas, cap. 9.
lejos a copiarte, se parece a Ti: el origen de la luz, las valencias de
los átomos, las esporas que viajan en \a brisa, la evolución de las Los hombres creyeron que el Señor sólo habitaba en las monta-
especies, el amor fecundo que nos dio el ser. Todo esto te revela, ñas. Más tarde comprendieron que toda la creación está encinta
te traduce y te acerca. de Dios. Lo que San Pablo explicaba en sus cartas: "En El vivimos,
nos movemos y existimos .
Sentimos a Jesús como un hermano, un amigo al alcance de to-
dos. Su presencia resplandece en todos los que nos rodean, pero Jesús de Nazaret nos convence de esto con su enseñanza y sobre
más en los pobres y en aquellos que nos necesitan. todo con su vida. Cuando sana enfermos, o multiplica el pan y los
pescados, nos explica que la presencia de Dios, que su fuerza,
A l Espíritu Santo lo entendemos como un A m o r muy grande y nos acompaña siempre. Aunque también algunas veces, por me-
con mayúscula. Nos impulsa hacia las cosas buenas y nos muestra dio de ciertos signos, se manifiesta y se hace más tangible.
caminos eficaces para lograrlas: la rectitud moral, la realización
personal, el equilibrio, la madurez, la simpatía, la generosidad, el La víspera de su pasión, mientras cenaba con sus discípulos, les
civismo. insiste: cada vez que repitan este gesto de compartir el pan y el
vino en memoria mía, estén seguros de mi presencia entre ustedes.
Todo aquello de sustancia personal, inefable y trascendente se lo
Después de Cristo, los escritores y los catequistas de cada época
dejamos a los teólogos. Te habrán contado que a veces nos hablan
nos presentaron la Eucaristía, haciendo énfasis en uno u otro as-
con un lenguaje tan rebuscado y técnico, que casi no entendemos
pecto del Sacramento del Altar.
tu palabra.

Unos la señalan como el sacrificio de la nueva alianza, otros como


Leyendo el Evangelio de hoy hemos pensado: de veras, este Dios la fuente de donde brota el cristianismo. Algunos escriben largos
amable que vive tan cerca de nosotros nos guía a la verdad, nos tratados sobre la presencia real, la gracia sacramental y sus efectos
habla muchas cosas en su oportuno momento y con El, no senti- en quienes comulgan. Últimamente se ha insistido en la fuerza
mos angustia ante las sorpresas del futuro. social de la Eucaristía.

Con un saludo filial y cariñoso, Todo esto es valioso. Pero a veces corremos el peligro de
^A_ Tus hijos. quedarnos en una teoría elaborada y colocarnos al mar- -A.
gen de la vida. De la vida de Dios que se esconde bajo A 323
i las especies sacramentales.
>
• ^
~W
H o y se nos habla del sentido ascendente de los sacramentos y de
su sentido descendente. Es una manera profunda de comprender
TIEMPO ORDINARIO
que aquellos son un signo maravilloso de Dios, presente en cada
lugar de la tierra. Segundo domingo
Antes, entendíamos solamente el sentido descendente de los sa- Las llenaron hasta arriba
cramentos. A s í afirmábamos que Cristo baja del cielo hasta el altar,
en el momento de la Misa. Q u e la comunión es un contacto con "Jesús les dijo: Llenen las tinajas de agua. Y las
Dios, quien viene de lo alto a santificarnos. Del mismo modo que llenaron hasta arriba». San Juan, cap. 2.
las nubes descargan la fuerza del rayo, sobre la cima de algún
monte.
Alguien decía que, con cierta razón, a Cristo se le trata en las
Pero es más hermoso y más de acuerdo con el amor de Dios, el bodas como a los fotógrafos. A l terminar la ceremonia: «Muchas
sentido ascendente de los sacramentos: bajo la corteza terrestre gracias. Va te llamaremos más tarde. Q u e tengas buena noche».
existen millones de toneladas de materia incandescente. Durante
miles de años, nadie sospechó su existencia. Pero de pronto, Cristo inicia su vida pública, conviviendo con unos amigos en una
alguna montaña se coronó de fuego e iluminó la noche. Un signo boda de Cana, en Galilea. A l l í «comenzó sus signos, manifestó su
demasiado pequeño, si lo comparamos con la realidad significada. gloria y creció la fe de sus discípulos en El». Comenzó sus signos
Pero algún hombre que lo alcanzó a contemplar desde lejos captó ante una necesidad muy simple: no tenían vino.
aquel mensaje.
Si no solamente escuchamos las palabras del Evangelio, sino que
Cuando nos acercamos a la Eucaristía y compartimos en amistad también tratamos de convivir con el Señor, llegaremos a descubrir
aquel trozo de pan y aquel sorbo de vino, comprendemos que el sentido y las condiciones de sus signos.
Dios invade todo el cosmos. Sólo que algunas veces se nos hace
¿Cuáles son esas condiciones? Cuando lo invitamos a nuestra
tangible y manifiesto por un signo pequeño, adecuado a nuestra
vida, Cristo realiza sus signos. Cuando lo invitamos con su M a d r e
pequeña dimensión de mortales.
y cuando nos comprometemos a poner agua allí donde lo que falta
es vino. Cristo trabaja con hombres de fe.
Este es el Sacramento de nuestra fe.

Cristo es nuestro invitado: el Señor vino a «acampar entre noso-


tros». Pero anhela estar presente en cada uno y en todo lo que
una vida significa: búsqueda, luchas, errores, caídas, fracasos, acier-
tos, dudas, éxitos, tragedias. Jesús inicia su vida pública en las

•x^^pr. bodas de unos amigos. Quiere estar presente en nuestro


amor. Quiere compartir con nosotros esta aventura. A

Invitado con María: Ella es la presencia femenina, Dios <| 325


>
en el mundo. Ella es la que sabe adivinar que «no nos
^ r
queda vino». Con su intuición y su ternura detecta todas nuestras Tercer domingo
carencias.

Y allí en Cana descubrimos unos hombres de fe. Dispuestos a ¡Arriba las buenas noticias!
llenar las tinajas y a llenarlas hasta arriba. El mundo cambiará si cada
uno de nosotros sigue aportando agua, que es la materia prima
"El Espíritu del Señor está sobre mí. Me ha
para ese vino del Señor. El mundo cambiará si no escuchamos a los
enviado para dar la Buena Noticia a los pobres».
sensatos, a los realistas. A los supuestos sabios que nos dicen:
San Lucas, cap. 4.
«¿Para qué, si esto ya no tiene remedio?». «¿Y tú sigues creyen-
do en la Iglesia? Pero si hoy nadie tiene fe...!». Si continuamos
llenando las tinajas, entonces Cristo hará sus signos y se realizará el Un joven se acerca al sacerdote: es una historia larga de pecados,
misterio. derrotas y sufrimientos. El Padre lo interrumpe de improviso: ¿Por
qué no me dices primero todas las cosas buenas que has realizado
¿Pero qué es el misterio? Es el poder del Señor, que va más allá en estos años?
de nuestras posibilidades. Poder de Dios que convierte el agua en
vino. Tantas veces cuando se escaseaba nuestro vino, hemos pres- El muchacho lo mira a la cara asombrado y rompe a llorar. Por
cindido del misterio. primera vez, alguien le mostraba que en su vida también la bondad
había fructificado.
Le hemos quitado el misterio a lo religioso. Pretendemos explicar-
lo t o d o . Reducirlo a nuestra condición limitada y humana y darle El Evangelio nos muestra a Jesús en la sinagoga de Nazareth.
una dimensión científica. Le hemos robado al sexo su misterio, Volvía a sus gentes, a su paisaje natural de vides y rebaños. Estan-
porque hemos pretendido convertirlo en una ciencia y enseñarlo d o en la sinagoga y luego de leer un trozo de Isaías, explica a los
como una técnica. Lo hemos disociado del amor y de la vida. presentes que su misión está plenamente unida a aquella de los
antiguos profetas: «El Espíritu del Señor está sobre mí. M e ha
Recémosle entonces a María para que, por su intercesión y con la enviado a dar la Buena Noticia a los hombres».
gracia de Cristo, el agua de nuestros esfuerzos se convierta en el
vino generoso de una vida plena y feliz. El mundo actual se ha llenado de noticias desoladoras. N o sólo
por las cosas que ocurren, sino porque cada uno de nosotros se
volvió un portador de malas noticias. Lo cual nos ha llevado a
desconfiar, por sistema, de los demás. A imaginarnos siempre lo
peor. A saborear morbosamente los errores y las tragedias ajenas.

G^O Cristo vino a traernos las Buenas Noticias de un Dios que ama a
sus hijos. A nosotros nos toca difundirlas en todos los am-
bientes y situaciones. A l esposo o a la esposa que ya no A
saben luchar más, al limitado físico, al anciano que em- r*^
pieza a sentirse inútil para todos, al obrero que no es \ 1327 >>
calificado, al sacerdote que flaquea, al hijo que se equi- L
voca procurando estrenar la libertad, hemos de llevar la buena
Cuarto domingo
noticia de Jesús, con frases de amor y de esperanza.

En determinados momentos, cada uno de nosotros comprueba


que es pobre, que está cautivo, que sufre en la opresión, que lo Almacén de milagros
aqueja una ceguera interior.
"Al oír esto, todos en la sinagoga, se pusieron
¿Quién no ha sufrido en soledad y ha deseado una palabra, una furiosos y lo empujaron fuera del pueblo».
voz, un rostro que lo anime, que le diga que no todo anda mal, San Lucas, cap. 4.
que no es tan pecador como se cree, que todavía hay remedio?
¿ Q u é hay Alguien que lucha a nuestro lado? ¿Alguien que ve lo
En Navidad, un pequeño le escribía al Niño Dios: «Te agradezco
pesado de nuestra cruz y lo doloroso de nuestro cansancio?
mucho tu venida. Pero a veces sólo pienso en los regalos y no en Ti».

Jesús habló del « A ñ o de gracia del Señor». Un ano se vive en


Los cristianos también somos con frecuencia infantiles. Como este
cada minuto. En cada instante en que los hombres de buena
niño de la carta. Y como los paisanos de Jesús, que admiraban al
voluntad anunciamos las buenas noticias de Jesucristo. Buenas no-
hijo de José y aprobaban su doctrina, pero pedían deprisa los
ticias que madrugan a visitar a todos los pobres y oprimidos, por el
milagros.
ministerio de las manos amigas, de las palabras optimistas y de las
caras amables de quienes tratamos de vivir el Bautismo apoyados
Cuando Cristo explica que estos no son lo esencial en su progra-
en la fuerza del Señor.
ma, se ponen furiosos y lo empujan fuera del pueblo.

Quiere el Señor que aceptemos su mensaje, confiando siempre en


t i y tomando a cuestas nuestros deberes ordinarios. Pero no quie-
re que le tengamos como un almacén de milagros. Vamos de viaje
y apenas estamos ensayando la vida en este teatro del mundo,
como enseña San Pablo. Ser cristiano no es estar como Alicia en el
País de las Maravillas.

Dios es fuente y origen del milagro, pero a la vez nos regala cada
día dones maravillosos y nos anima a realizar nuestros propios
milagros: el milagro de la vida. Procuremos rodearlo de mucho
amor, de responsabilidad y de respeto.

t i milagro de la alegría. Vivir alegres, no obstante los dolo-


pr-^ res, las enfermedades, los problemas, es un don del Se- A

i 328 ñor. Nuestra alegría forja la infraestructura para las tres


virtudes teologales. 4 329
\
Dios admira el milagro de nuestra monotonía. Esa que tiene el
Quinto domingo
hermoso nombre de fidelidad, porque es hermana pequeña de la
fe. A l Señor le subyuga nuestro esfuerzo por seguir amando, a
pesar de las fallas ajenas, de las propias, del peso de la vida y los
fracasos.
Al final de la noche

Dios se complace en el milagro de nuestro entendimiento, cuando "Al ver tanta pesca, dijo Pedro a Jesús: Apártate
nos abrimos en comunión a la luz, a la ciencia, al espacio infinito, de mí porque soy un gran pecador. Jesús le
a la incógnita del futuro y a la magia de las palabras. contestó: No temas; desde ahora serás pescador
de hombres». San Lucas, cap. 5.
Dios se pone feliz ante el milagro de la paz. Cuando resolvemos
convertir los fusiles en instrumentos de labranza, borramos del
Decía un campesino al cura del lugar: esta finquita es mía, padre, y
corazón los recuerdos amargos y nos sentimos otra vez hermanos.
de Nuestro Señor Jesucristo. Pero si le viera el abandono cuando
El solo la administraba.
Somos nosotros los protagonistas de numerosos milagros. El Señor
sabe que ese poder y mucho más, nos viene de su mano, pero se
Es maravilloso el trabajo del hombre, respaldado por el poder
hace el desentendido. N o nos damos cuenta de tantas maravillas y
constante e invisible de Dios.
a ratos creemos que nuestra vida no vale nada. Seguimos siendo
niños.
De esto nos habla el Evangelio. Nos describe dos momentos: el
de los discípulos que trabajan solos toda la noche, sin poder coger
nada. Y aquel en que el Señor los invita a echar las redes. Y la
pesca es tan abundante que la barca se hundía. Pedro, entonces,
se llena de miedo y suplica a Jesús: apártate de mí, porque soy un
pecador.

también nosotros como Pedro, le pedimos a Dios que se aleje,


cuando alcanzamos éxito en alguna tarea. Pedro lo hizo por humil-
dad. Nosotros lo hacemos por suficiencia. Le decimos: ya no me
queda tiempo para ti. Tengo unos planes donde tú no cabes. De
hoy en adelante, me las arreglo solo y tu presencia me complica la
vida.

¿Qué imagen tenemos de Dios? Sabemos quizá reconocerlo cuando


los dolores nos golpean, en las dificultades, en las penas.
Cuando las cosas no andan bien decimos que el Señor A
nos envía una prueba. Pero El tiene además unos pía- J ^
nes, que acostumbra revelar en los éxitos. Cuando Pe- ^: 331
>
dro, aunque temeroso, se alegra con la barca llena de 1!
•w
Sexto domingo
pesca, el Señor le anuncia que de ahí en adelante será un pesca-
dor de hombres.

Si nuestro hogar es feliz, Cristo nos invita a acompañar a otros para


La piedra filosofal
que vivan ellos también plenamente la vocación de la familia. Cuando
los demás nos aceptan y nos valoran, es porque podemos compar- "Jesús, levantando los ojos hacia sus discípulos,
tir con ellos nuestra fe, lo que somos y lo que tenemos. Si logra- les dijo: Dichosos los pobres, porque suyo es el
mos culminar una carrera, el Señor nos envía a servir a los más Reino de Dios". San Lucas, cap. 6.
necesitados. Cuando nuestras finanzas marchan bien, El nos insi-
núa compartir con los que no tienen, realizar iniciativas concretas
Los alquimistas medioevales soñaron con la piedra filosofal, a cuyo
en favor de los más desamparados.
contacto se cambiarían en oro todos los metales. Entonces la hu-
manidad sería feliz.
N o cerremos los ojos ni el alma, porque los planes del Señor nos
salen al camino todos los días, disfrazados en los acontecimientos.
Nosotros descartamos este sueño, pero seguimos persiguiendo la
En los triunfos y en las alegrías, llegan esos deseos de Dios,
felicidad. A u n q u e , un poco más realistas, ya no la ambicionamos
vestidos de gala. Son invitaciones indeclinables a vivir nuestra vo-
tan completa. La relegamos a algunas áreas de nuestra existencia.
cación de hombres y de cristianos.
Es una dicha más modesta, pero al fin y al cabo, más asequible:
diversiones, vestuario, mesa, amistades, viajes... Se la consigue
El mundo espera el entusiasmo, el gozo, la convicción amable, la
por módicas cuotas mensuales, o capitalizando poco a poco.
fuerza de las manos y el corazón que se fatigaron muchas horas,
pero que pueden, por la palabra de Jesús, colmar la barca de
Si en el índice de una Biblia buscamos la palabra felicidad, se nos
pescados, al final de la noche.
remite a muchos lugares: entre ellos el capítulo V I de San Lucas.
Jesús proclama, sobre una colina, cuáles son sus métodos para
que el hombre llegue a ser feliz.

Sin embargo, este texto leído a la ligera, más parece una página de
un poeta oriental, llena de contraposiciones. Y nos desconcierta
que, según el Evangelio, la dicha se alcance por la pobreza, el
hambre, el llanto, y el odio padecido a causa del bien.

Sin embargo, si leemos despacio, descubrimos que son pobres


aquellos que carecen o se despojan de unos bienes aparentes y
fugaces. Pero alcanzan otros bienes enmarcados en el Reino
de Dios. Les sabe bien el pan, disfrutan con las cosas A
A
sencillas, son libres en sus relaciones no condicionadas
332 >
i k—Á por el dinero, el poder o la fama. Duermen tranquilos y ^ l 3 3 3
cada amanecer les trae la sorpresa de sus pequeños logros *k

^ r
Comprendemos que tienen hambre los que no están satisfechos ni Séptimo domingo
de sus virtudes, ni de lo que saben, ni de sus posesiones. A q u e -
llos que nunca se graduaron, que siempre están en camino, que
trascienden. Y el Señor se encargará de saciarlos.
Ir contra la corriente

Lloran quienes sienten que el mundo no está terminado todavía. "Dijo Jesús: Amen a sus enemigos, hagan el bien a
Los que no archivan el dolor de sus hermanos, los que no sepultan los que los odian, bendigan a los que los maldicen,
en las estadísticas el desempleo, la desnutrición, el analfabetismo, oren por los que los injurian". San Lucas, cap. 6.
la contaminación. Su recompensa está escrita en el salmo: «La
boca se les llena de risa" cuando el Señor, con ellos, pone reme- El Sermón de la montaña se prolonga más allá del texto de las
dio a tantos males. Bienaventuranzas. O quizá los evangelistas acercaron a esta ense-
ñanza clave de Jesús, otros discursos, pronunciados en distintas
Son odiados y marginados los que no se venden, los que no ocasiones.
claudican, los que cumplen su palabra, los que son minoría. Los
que dicen la verdad, los que llaman a las cosas por su nombre, lo Entre ellos aquel del mandamiento del amor que, según san Juan,
que hablan por los pobres. Los que denuncian y anuncian. El el Maestro ampliaría durante la cena de despedida.
Señor les garantiza un premio de profetas.
El relato de san Lucas nos ayuda a distinguir cuatro niveles de
Q u é bueno que muchos de nosotros ensayáramos, corriéramos el amor, lo cual hace más comprensible el mensaje.
riesgo. Existe la bienaventuranza. Nos lo asegura la palabra del
Señor. Esta pobreza que Jesús nos enseña, esa hambre, el llanto En el primero se trata del amor a los enemigos. La ley judía era
la persecución, son de veras la piedra filosofal. muy clara sobre el tema, pero en otro sentido. "Han oído: amarás
a tu prójimo y odiarás a tu enemigo, les recuerda el Señor a sus
discípulos. "Pero yo les digo a los que me escuchan: amen a sus
enemigos. Hagan el bien a los que los odian". A m e n : lo cual va
más allá de renunciar a la venganza. A m e n : una actitud que supera
la sola convivencia. Amar es algo más: ofrecer al otro el corazón
para hacerle bien, en la medida de nuestras posibilidades.

En el segundo nivel, el Señor nos invita a aplicar este amor a


situaciones concretas: "Al que te pegue en una mejilla, preséntale
la otra,- al que te quite la capa, déjale también la túnica".

Y Jesús asemeja a los judíos legalistas, que mucho hablaban


pero no tenían amor, con los pecadores: "Porque si aman *
.A. sólo los que los aman, ¿qué mérito tienen? También los

í \>
pecadores aman a los que los aman". San M a t e o los <^ 335
compara con los mismos publícanos. Es A
>
U ^ J
w
Luego el Señor nos motiva a no juzgar y a no condenar, actitudes Octavo domingo
que en el contexto hebreo se identifican. N o hemos de rechazar a
nadie definitivamente. El cristiano ofrecerá siempre al prójimo una
nueva oportunidad. Al estilo sapiencial

Y, finalmente, el Señor nos motiva a orientar nuestra conducta "Dijo Jesús: ¿Acaso un ciego puede guiar a otro
hacia una continua generosidad. N o es extraño que los creyentes ciego? No hay árbol sano que dé fruto
apliquemos a nuestras relaciones humanas, criterios de mercadeo: dañado, ni árbol dañado que dé fruto sano".
¿Este hermano qué ganancias me reporta? ¿Cuánto puedo perder San Lucas, cap. 6.
con este amigo?

Los libros sapienciales aparecieron en Palestina cuando la sabiduría


Jesús explica que, si somos generosos, el Señor nos dará también
griega juntó su reflexión con la herencia judía de muchos siglos. Y
"una medida generosa, colmada, remecida y abundante". Hablaba
esta sabiduría se plasmó en proverbios, frases cortas y parábolas
aquí el Maestro del celemín, o de otros recipientes, con los cuales
que los padres enseñaban a sus hijos y también se repetían en las
se medían entonces el trigo y la cebada. Y termina diciéndonos.
asambleas religiosas. Todo esto lo comprobamos en La Sabiduría,
"La medida que usen la usarán con ustedes .
El Eclesiástico, El Eclesiastés y otros libros del Antiguo Testamen-
to. Dentro de esta metodología es en la cual Jesús enmarca la
Para el auditorio de Cristo, toda esta palabra era nueva. Cada
mayor parte de su enseñanza.
judío había aprendido de memoria los frecuentes versículos de
venganza que traían los salmos. Ahora escuchaban una doctrina
Un día le preguntó a la gente: ' ¿Puede un ciego guiar a otro
nunca oída. Porque el Señor quería llevar a sus oyentes, a una
ciego? ¿ N o caerán juntos en el hoyo?". El Señor se refería pro-
dimensión donde fuera posible afirmar: "En esto conocerán que
bablemente a los jefes religiosos de entonces. Se tenían a sí mis-
son mis discípulos, si se aman unos a otros .
mos por sabios y puros, y no aceptaban ayuda de nadie. Pero
llevaban al pueblo hacia el abismo. Habían convertido la religión
El cristiano se identifica entonces, no por una cultura, un idioma,
en un negocio, o en una telaraña de observancias inútiles. Esta
un conjunto de gestos. N i siquiera por un código. Es el amor
palabra del Señor se dirige también a nosotros. Como padres del
quien lo distingue. Y un amor, al estilo de Jesús: "Como yo los
familia, líderes o dirigentes, quizá creemos ser buenos, preten-
he amado".
diendo tener siempre la razón, mientras conducimos a otros al
fracaso.
Un caricaturista religioso se pregunta: "¿Y si nos expulsaran de la
Iglesia a todos los que no amamos suficientemente?
De ahí la necesidad de iluminar cada día nuestra conducta con la
persona de Jesús y su Evangelio.

En otra ocasión, el Maestro enseñaba: "¿Por qué te fijas ^


en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas
la viga que llevas en el t u y o ? " . La mota que otros 337
traducen por pelusa, era algo frecuente en los ambientes
campesinos. Luego de haber segado el trigo y durante el trabajo Noveno domingo
de la criba, el viento se alzaba con el polvo y los deshechos. Jesús
contrapone ese pequeño estorbo que molesta los ojos, a la viga
que sostiene un tejado. Y añade que muchos soportamos nuestra La fe de un pagano
viga, pero nos ofrecemos de modo hipócrita, a purificar los ojos
del hermano.
"Un centurión tenía enfermo a un criado a quien
estimaba mucho. Y al oír hablar de Jesús, le envió
unos ancianos de los judíos, para rogarle que
O t r o día el Maestro dijo a su auditorio: " N o hay árbol bueno
fuera a curar a su criado". San Lucas, cap. 7.
que dé fruto dañado, ni árbol dañado que dé fruto sano". En san
M a t e o encontramos un texto semejante. Pero allí se comparan
estos frutos malos con la enseñanza de los falsos profetas, que Aquellos "ancianos de los judíos" eran quizá rabinos o jefes del
contamina el ambiente: "¿Acaso se recogen uvas de los espinos, pueblo. En las culturas orientales los mayores gozan de autoridad
o higos de los abrojos?". N o es posible una transmutación de las y son consultados en muchas circunstancias. Los enviados repre-
especies vegetales, como tampoco que un hombre malo produzca sentaron bien al centurión. A ú n más, refuerzan su pedido ante el
frutos según el Evangelio. Y Jesús concluye: "De lo que abunda Ma estro: "Merece que le sanes a su criado. Porque tiene afecto a
el corazón habla la boca". nuestra gente y nos ha construido una sinagoga".

El Señor reclama la importancia de situar una religión verdadera en N o era extraño que algunos funcionarios romanos respaldaran, aun
lo interior del hombre. A l contrario de los que habían hecho con dinero, las instituciones judías. Lo extraordinario era que la comu-
tantos hombres de su tiempo, vistiéndose de apariencias, pero nidad de Cafarnaúm aceptara el donativo, algo contrario a la concien-
manteniendo el corazón lejos de Dios. cia nacional. Lo habrían hecho quizá por la actitud amable del centurión,
quien no exigía ninguna contraprestación inconveniente.
Toda esta página de san Lucas es una invitación a realizar una
síntesis personal, alrededor de los valores de Cristo. Es un llamado Sin embargo, el centurión conoce bien los prejuicios de este pue-
a evitar toda hipocresía, esa distancia cruel entre lo que pensamos blo y no se atreve a ir personalmente donde Jesús, del cual
y lo que hacemos. Todo lo cual se logra cuando nos acercamos al contaban maravillas. ¿Compartiría este profeta el orgullo de sus
Señor. Un místico inglés solía repetir: 'Dios no ve lo que eres, ni compatriotas?. ¿ N o le haría un desaire por su calidad de extranje-
lo que has sido, sino lo que hoy quisieras ser". ro? Se vale entonces de algunos amigos, que rueguen al Maestro
venga a sanar a su criado.

Pero enseguida el capitán se inquieta. ¿Aceptará Jesús pisar la

X2 casa de un pagano y mancharse con los impuros? Pero sobre sus

' <^p^ dioses del imperio había uno superior. Y éste le habría dado
al Maestro un poder inexplicable.

i 338 Por lo tanto no es necesario que Jesús venga a su casa.


Tenía experiencia de que muchas cosas pueden hacerse
339y
^U
mediante una palabra. Y explica: "Cuando a un soldado le digo: Décimo domingo
ve. El va. Al otro: ven. Y viene. Y a otro: haz esto y lo hace .

Bastará entonces que el Maestro dé una orden y su criado queda- El cordero expiatorio
rá sano. Manda entonces una segunda misiva: "Señor, no te mo-
lestes para entrar en mi techo. Dilo de palabra y mi criado quedará
"Sacaban a enterrar a un joven, hijo único de su
sano
madre. Se acercó el Señor al ataúd y dijo: Mucha-
cho a ti te lo digo, levántate. El joven se incorporó
Cuando al Señor le cuentan este segundo discurso del centurión,
y empezó a hablar. San Lucas, cap. 7.
como cuenta san Lucas, "se admiró" y dijo a la gente: les digo
que ni en Israel he encontrado tanta fe".
Nos cuenta la Biblia que en el rito de expiación de los judíos, se
Los enviados bajaron a casa del romano y encontraron que el tomaba una víctima, se le imponían \as manos para descargar sobre
criado ya se había curado. ellas todas las culpas del pueblo y en seguida se la abandonaba en
el desierto.
Siempre la fe necesita signos. Nuestro cristianismo brotó en un
hogar donde Dios se manifestaba de muchas maneras. Luego reci- En el mundo de hoy quizá hemos hecho algo parecido con los
bimos otras señales, más personalizantes, quizá más intangibles jóvenes: los hemos convertido en nuestro cordero expiatorio.
diríamos. Pero de pronto, todas ellas se esfumaron y vimos a
abocados a creer en la penumbra, sin el apoyo de ningún heraldo A n t e la rebeldía de los jóvenes, su comportamiento sexual, la
que continuara hablándonos de Dios. heavy music, los adultos nos replegamos a nuestros cuarteles. Y
desde allí lanzamos anatemas contra la juventud, sin preguntarnos
A ú n más sentimos que había que creer a pesar de todos los previamente: ¿ Por qué sucede esto? ¿ Q u é culpa nos cabe en
antisignos que nos ofuscaron los ojos. Entre ellos nuestra propia esta problemática?
fragilidad y nuestros pecados.
Olvid amos que Jesús obra de otra manera: se acerca al féretro y
La fe de aquel centurión era una fe valiente. Inasible, pero fuerte. llama al que había muerto: muchacho, a ti te lo digo, levántate. Y
Lo empujó a desnudarse de todo su pasado para asomarse a una muchos de nuestros jóvenes han escuchado la palabra del Señor,
ventana donde hablaba el Dios de los dioses. Una fe que nació para levantarse a estrenar nueva vida. A difundir la noticia de un
ante el temor a la muerte. Pero que fue más allá hasta reconocer profeta que lo ha resucitado.
que Jesús de Nazaret poseía un poder sobrehumano.
Antes, la juventud miraba la vida cristiana como una exigencia de
Se nos antoja que este centurión pudo ser el mismo que en la ritos sin sentido y una represión sexual sistematizada. H o y su presen-
tarde del Viernes Santo exclamó ante el cadáver de Jesús: cia en los templos nos acerca a una liturgia renovada. Ellos han
1 ^ "Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios". aprendido a integrar la fe con el amor y la alegría.
R
Antes, los jóvenes se consideraban a sí mismos como
adultos disminuidos. N o se les reconocía su identidad.
-Y
H o y saben que son una fuerza transformante. Tienen una misión: Undécimo domingo
darle empuje a este mundo y a la historia. Se sienten símbolo en
una Iglesia que se rejuvenece. La casa de Simón
Antes, muchos jóvenes no pensaban sino en sus problemas indivi-
duales, en su carrera, en su futuro personal. Hoy, por la fuerza del «Rogaba un fariseo a Jesús que fuera a comer con
Señor y los medios de comunicación social, se sienten ciudadanos él. Y una pecadora vino con un frasco de
perfume y se puso a ungir los pies de Jesús».
del mundo, solidarios con toda la humanidad y comprometidos
San Lucas, cap. 7.
con los marginados.

Antes caminaban a ciegas en busca de valores que no discernían. Un hombre llamado Simón invita a Jesús a su casa. Y, al anoche-
H o y saben distinguir entre libertad e inconformismo, entre autenti- cer, el Maestro se sienta a su mesa. N o sabemos qué pretendía
cidad y rebeldía, entre riesgo y compromiso. este fariseo al convidarlo. ¿Hacer alarde de generosidad y dinero?
¿Aumentar su prestigio, convidando a su casa al profeta milagro-
Cristo confía en sus jóvenes y espera de ellos una ayuda eficaz so? ¿Comprometerse con Cristo, a quien admiraba con lejano
para construir «la civilización del amor». respeto?

Confiemos en ellos también nosotros. Creamos que la juventud ha El Señor cumple su tarea de visitar al hombre. En los palacios y en
comprendido la llamada que le hace la vida, como lo expresaba las chozas. A los enfermos y a los que dicen estar sanos. En las
Juan Pablo II a los jóvenes de México: «Comprométanse humana bodas y en los funerales. Les habla de otra cosa, de otra compa-
y cristianamente en cosas que merecen esfuerzo, desprendimiento, ñía, de otro modo de ser. Del Reino de los Cielos.
generosidad. N o es posible permanecer indiferentes ante los gran-
des problemas de América Latina. La Iglesia apoya en ustedes su Pero Simón ignoraba que Cristo llegaría con su séquito de peca-
esperanza». doras y publícanos, de enfermos y de necesitados. Entre ellos,
una mujer que no tenía sino un poco de lágrimas, mucho amor, y
un frasco de perfume. Tampoco sabía aquel fariseo generoso que,
cuando el Señor se deja invitar, nos invita a la vez a disponerle un
lugar para los otros.

Esto pasaba en casa de Simón. ¿Y en la nuestra?

Es elegante invitar a Cristo cuando el bautismo o la primera comu-


nión de los hijos, como a un visitante distinguido. Pero con El se
nos mete en el alma mucha gente incómoda. Aquellos que nada
nos pueden aportar. Gente incómoda y problematizada. *
N o s quitarán el t i e m p o , su angustia nos dejará
traumatizados, su compañía deteriora tal vez nuestra ima- <j 343 »
gen social.
-^r-
Porque ellos no comprenden que nosotros somos distintos: en
Duodécimo domingo
casa no ha habido jamás problemas. Ningún desliz, ningún mal
ejemplo.
Pedro obtiene las mejores notas
¿ Q u é ha cambiado en tu casa, luego de haber invitado al Señor?
A veces no quedó ningún signo que nos señale como familia,
cristiana. Muchos hogares se han convertido poco a poco en "Les preguntó Jesús: ¿Quién dice la gente
hotel, gerencia, caja fuerte, bunker, museo, madriguera de sosla- que soy yo? Pedro tomó la palabra y dijo: El
yados egoísmos... Mesías de Dios». San Lucas, cap. 9.

Para los de afuera tampoco tenemos una acogida amable que les «¿Quién dice la gente que soy y o ? " Pregunta un día Cristo a sus
hable de Dios. Mientras más espacio poseemos, menos hospitali- discípulos. Fueron varias las respuestas: unos creían que era Elias,
dad, mientras más cosas coleccionamos, menos posibilidad de acep- otros que Juan Bautista o algún profeta anterior, resucitado de
tar las personas. En cambio, las casas de los pobres, como no entre los muertos.
tienen cerrojo, permanecen abiertas para todos.
Pero Cristo buscaba algo más. Por eso añade: ¿Y vosotros quién
Nuestro corazón se asemeja a nuestros hogares. En él no cabe decís que soy yo? En este examen Simón Pedro obtiene las mejo-
ningún huésped. Si alguien llega a buscar allí al Señor, encontrará res notas. Su respuesta es clara y decidida: «Tú eres el enviado de
en la puerta un letrero: no hay vacantes. Dios». Entonces Jesús lo amonesta: ten en cuenta que esto no lo
aprendiste de una manera humana. Te lo ha explicado mi Padre
A l final del banquete, Cristo le explica a Simón cómo en sus interiormente.
planes hay una correspondencia casi matemática entre amor y per-
dón. Tanto amas, tanto se te perdona. Tanto has sido perdonado, Va Pedro lo había oído: cuando alguno ama a Dios, Dios también
tanto amarás de ahí en adelante. Como una noria que nos vierte lo ama y comienza a vivir dentro de él. Y el Señor se trasluce en su
agua de salvación, para que construyamos desde aquí y desde vida, se asoma por sus ojos, se revela en sus palabras, en sus
ahora la ciudad de los Cielos. actitudes.

t i discípulo le responde a Cristo, no sólo con palabras y fórmulas


teológicas, o con teorías congeladas en la memoria. Le responde
con la vida.

La madre Teresa de Calcuta renuncia a su cátedra en un colegio,


para compartir con los más pobres, los que caen rendidos por el
hambre, con aquellos que ya ni siquiera pueden llorar.

.A. Un padre de familia rechaza con entereza la ocasión de A

i 344 >
enriquecerse comerciando con droga: «Tengo un pe-
queño inconveniente, dice. Una esposa y cuatro hijos.
1
345 >
Los quiero demasiado».
-^r
Una joven acepta con valor y nobleza el ser madre soltera. Se Decimotercer domingo
prepara pacientemente a recibir a su hijo. Lucha, reza y sufre. N o
piensa n¡ por un momento en deshacerse de la criatura.
¿De qué espíritu somos?
El padre Robert F. Drinan S J . llevaba cinco períodos en el Con-
greso de los Estados Unidos. A n t e la palabra de sus superiores,
"Algunos discípulos entraron en una aldea de
que no ven conveniente su presencia en la política, obedece con
Samaría. Pero allí no los recibieron. Entonces
serena humildad.
Santiago y Juan dijeron a Jesús: ¿Quieres que
mandemos bajar fuego del cielo para que acabe
Una meritoria maestra descubre, en la muerte de su nieta, un
con ellos?" San Lucas, cap. 9.
llamado de Dios a favorecer a otros niños. Y así nace en Medellín
la "Fundación Carla Cristina".
Sobre las guerras afirma algún autor que todas se llaman justas. Y
Podríamos llenar muchas páginas con historias de tantos que, con esto sucede por partida doble: cada uno de las partes defiende la
la vida, le han respondido a Jesús aquella pregunta: "¿Ustedes razón de su bando. Y a la vez, "cada facción afirma que ha
quién dicen que soy yo? Tendríamos entonces unos Hechos de tomado partido a favor del hombre, del blanco, del negro. En
los Apóstoles en lenguaje moderno. defensa de los pobres colonizados, o en ayuda de los pobres
colonizadores, víctimas de la descolonización".
Responder al Señor es un desafío y a la vez un honor. En ello nos
va la vida, y con mucha frecuencia también, la de aquellos que Los seguidores de Mahoma han sido sinceros al incluir la guerra
caminan con nosotros. santa dentro de su credo. En cambio, nuestra Iglesia que anuncia
la paz de Cristo, peca no pocas veces de intransigencia hacia sus
Recordemos la frase de monseñor Helder Cámara: «Mira cómo propias comunidades. Y también hacia los demás hombres.
vives. Quizá sea éste el único Evangelio que tu hermano lea».
Cualquier día muchos bautizados y también grupos apostólicos,
institutos religiosos, nos hemos sentido los mejores y los únicos y
con derecho a atropellar a otros hermanos.

Se acercaba la Pascua y Jesús envía algunos discípulos a prepararle


hospedaje en algún pueblo de Samaría. La subida hasta Jerusalén
se realizaba en varias jornadas. Pero cuenta san Lucas que los
samaritanos le negaron al Maestro y su grupo. Tendrían entonces
que dormir al descampado, o seguir caminando en la noche, en
medio de peligros.

.A.
A s í entendemos la reacción de Santiago y Juan. Llenos
346 >
de cólera, se acercan al Señor: "¿Quieres que mande-
¡s A mos bajar fuego del cielo para que acabe con ellos?"
w
Hacía ya muchos siglos que samaritanos y judíos se odiaban cordial- Decimocuarto domingo
mente, y en sus ritos rogaban al Señor exterminara a sus enemigos.

La respuesta de Jesús aquellos discípulos fue dura. Unos biblistas Las costumbres de Dios
traducen que los reprendió. Otros añaden que les dijo: " N o
saben de qué espíritu son". "Designó el Señor otros setenta y dos discípulos y
los envió de dos en dos a todos los pueblos a
El Señor no aprobaba estas airadas reacciones, más propias de los donde pensaba ir El". San Lucas, cap. 10.
tiempos de Elias, el profeta que hizo bajar fuego del cielo sobre
los holocaustos del Monte Carmelo. Y luego ordenó que todos
Hay un libro atribuido a san Dionisio Areopagita, que nos habla
los sacerdotes de Baal fueran degollados.
de los nombres de Dios. Nosotros pudiéramos escribir otro, muy
extenso y hermoso, que contara sus costumbres.
Pero muchos cristianos no hemos asimilado todavía la tolerancia
que enseña el Evangelio: conviene mantener los principios. Es
Dios se ha manifestado en la historia de un modo constante:
necesario distinguir a todas horas entre el bien y el mal. Pero
siempre leal, amigo de hacer alianzas, discreto y paciente, buen
hemos de ser comprensivos y amables con los yerran, tratando de pedagogo y capaz de llevar a cabo sus planes, a pesar de las fallas
respetar las personas y sus circunstancias. de los hombres.

El mundo de hoy padece de una gran intransigencia. Los podero- El desea que imitemos sus costumbres. La Historia de la Salvación
sos de todos los estamentos políticos, sociales y religiosos, con- es un largo recuento de los métodos que ha usado el Señor, para
funden fácilmente la verdad con su propia verdad y en nombre de que nos parezcamos a El.
ésta, arman guerras de todos los colores.
El Maestro presenta una serie de consejos para quienes desean
Aquellos tres ideales de la revolución francesa: libertad, igualdad imitarlo. Nos dice que vayamos de dos en dos. Así enviaba a sus
y fraternidad vuelven a sonar al oído de cada generación. En primeros discípulos y así nos envía a nosotros: unidos por el amor
nombre de estos postulados, nos dice la historia, se han encendi- de la familia, por el amor del noviazgo, por los lazos de la amistad.
do muchas s^r^s, pero también se han firmado numerosos armis-
ticios. Desea que no cifremos la eficacia de nuestro trabajo solamente en
recursos humanos. Por eso envía a sus discípulos sin alforja ni
Llega la hora en que nosotros vivamos en mensaje de Jesús que sandalias. Tenemos con nosotros otra fuerza superior que cambia
suaviza los roces y reúne en comunión a las partes contrarias. Una los corazones y transforma el mundo. Quiere que seamos mensa-
tarea que requiere gran honradez y humildad perseverante. jeros de la paz. Los medios violentos no son de su estilo.

Si nos aceptan en algún lugar, demorémonos allí, explicando


Un artista ha pintado a Dios ante el mar Rojo, cuando
su doctrina, dando y recibiendo, que ambas cosas son A
A sepulta al ejército egipcio que perseguía alcanzar a los
necesarias al amor verdadero. 01 no nos aceptan, sacu-
' ^ . hebreos fugitivos. El pueblo escogido ha quedado ya a damos el polvo de los pies. Nuestro esfuerzo por anun- <§
i 348 y salvo. Pero Vavéh rompe a llorar. Aquellos enemigos
ciar el Reino de Dios no quedará sin recompensa. P
W
de Israel también son sus hijos.
'UI.I.I»ZB
A veces nos sucederán cosas extrañas. N o serán fruto de nuestro Decimoquinto domingo
poder convincente, ni de nuestras virtudes. Es el misterio del
Señor que se sirve de nosotros para realizar «cosas grandes y
maravillosas». Démosle gracias con sencillez. En seguida volvere- También es mi prójimo
mos a sentir el peso ordinario de la vida. A l fin y al cabo estamos
hechos de barro.
"Ypreguntó un letrado: ¿Quién es mi prójimo?
Jesús le respondió: Bajaba un hombre de Jerusa-
El Señor quiere que así vivamos sus amigos, imitando cada día sus
lén a Jericó"... San Lucas, cap. 10.
costumbres. Algunos, muy sabios y entendidos, podrán copiar a
Dios más claramente. Nosotros apenas sí seremos imágenes borro-
sas. Pero unos y otros procuramos agradarle. En esto de caminos, de viaje y desventuras, era experto el Señor.
De niño tuvo que huir a Egipto. En su vida pública, iba de pueblo
Tiene Dios otra costumbre. Vuelve a abrir cada tarde el Libro de la en pueblo para conversar con la gente y escuchar sus consejas.
Vida y escribe lentamente, con letra hermosa y legible, las accio-
nes grandes y pequeñas de sus hijos. Y El mismo nos enseña que Cuando un letrado le pregunta: ¿Quién es mi prójimo?, respon-
estar allí inscritos, vale más que realizar todas las maravillas del dió con cierta historia de un samaritano, narrada por algún cami-
universo. nante. Una parábola que enseña a arriesgar lo nuestro a favor de
los demás, sin cálculos ni reservas.

Nos hemos preguntado algún día: ¿Quién es mi prójimo? ¿ N o


será aquel pariente, la oveja negra de la familia? Probablemente
nuestro cariño y comprensión no lograrán regenerarlo. Pero algún
día comprenderá, a través de nuestras actitudes, la misericordia del
Señor.

M i prójimo es el sacerdote que tropieza. Sus fallas no excusarán


las mías. Pero mi amistad cubrirá sus errores, con un manto de
silencio. M i presencia cariñosa tratará de ayudarle.

El amigo que me ha ofendido también es mi prójimo. Jesús me


invita a sentir mas su falta que mi herida. A no desoír sus posibles
excusas.

Si alguien peca públicamente, el Evangelio nos dice que no


lo excomulguemos definitivamente. Es un viajero con otra
.A. clase de heridas. Y cada uno de nosotros es capaz de
i 350 > idénticos pecados. <|
L.
w w
Si vemos que otros no cumplen con su compromiso de Buen Decimosexto domino"
Samaritano, tampoco los condenemos. Animémoslos más bien con
nuestro ejemplo.
La lección de Betania
Recordemos que la palabra prójimo viene de próximo. Estamos
acostumbrados a buscar al prójimo allá lejos, mientras él se halla
"Dijo Jesús: Marta, andas inquieta y nerviosa por
codo a codo con nosotros. Es próximo quien nos trae el periódi-
tantas cosas. Sólo una es necesaria. María ha
co. El que barre la calle. La empleada del banco. El conductor del
escogido la mejor parte». San Lucas, cap. 10.
bus. El policía que nos informa. La ascensorista. La vendedora de
frutas de la esquina. Todos ellos son caminantes y han sido despo-
jados de algo: de su tiempo, de su salud, de su juventud, de su Las religiones orientales le han enseñado a Occidente el valor de
dignidad, de su alegría, de su vida de familia. A todos los hemos la contemplación. Pero el ambiente en que vivimos nos precipita a
encontrado a la vera del camino. ¿Hemos hecho algo por ellos? un activismo desbordado y destructor. Nos impide escucharnos y
N o . Casi siempre «damos un rodeo y pasamos de largo». escuchar a Dios.

N o podemos alegar que somos pobres, que no tenemos aceite, Sin embargo, para vivir como personas todos necesitamos frenar
ni vino, ni cabalgadura, ni dinero para pagar al dueño del mesón de vez en cuando la actividad, escuchar y contemplar.
por la convalecencia del prójimo. El más desposeído de nosotros
tiene en su alforja palabras amables, calor de abrazo, capacidad de El estudiante, fatigado de su esfuerzo, se pierde en una sala de
mirar con misericordia, fe en Jesucristo, y una enorme reserva de cine. La madre de familia anhela reconstruir sus fuerzas frente al
entusiasmo. mundo ficticio de una telenovela. El comerciante, el profesional,
se van al campo, en busca de la naturaleza que les habla otro
lenguaje. Para otros el deporte, el juego o la embriaguez, son el
refugio para evadir sus cansancios. Algunos se reconstruyen en un
retiro espiritual o, en un encuentro de esposos, clarifican y refuer-
zan su relación como pareja.

Todos anhelamos soltarnos de la rueda, a la cual vamos atados y


sentirnos nuevamente libres y dueños de nosotros mismos.

Trabajamos demasiado y hemos dejado de existir como esposos,


como padres, como amigos. La mayoría de nuestras relaciones se
basan en el hacer y pocas veces en el ser. Se han convertido en un
intercambio de trabajo, de dinero, de favores. Nos hemos
olvidado de celebrar la vida en común, compartiendo. A

En las afueras de Betania, María a los pies del Señor, %


atenta a su palabra, nos enseña esa actitud de escucha,
353 •
de contemplación, de misterio, que es la esencia de todo inter- Decimoséptimo domingo
cambio humano. Sin esta forma de relación, la vida va perdiendo
sentido y sin darnos cuenta, un buen día, nos encontramos a mil
años luz de aquellos que nos rodean. Nos hemos vuelto extraños. Cuatro palabras
Cuando detenemos nuestro ajetreo diario y hacemos silencio en
Dijo Jesús: " Pidan y se les dará,
derredor, le damos audiencia a Dios, y El nos habla. Ilumina y
busquen y hallarán, llamen y se les abrirá».
clarifica las cosas que nos rodean, nos da otra imagen de quienes San Lucas, cap. 11.
viven con nosotros y nos proyecta hacia valores plenos y definitivos.

La liturgia hunde sus raíces en esta necesidad humana de colocar- Toda la enseñanza de Jesús podría resumirse en cuatro palabras:
nos en otra dimensión. Suspender el trabajo, hacer consciente la Dios es mi Padre. A n t e ese Padre bueno y misericordioso se
presencia del Señor, tomar las cosas, volverlas signos, enseñarles a vuelven una sola todas las páginas del Evangelio. Ese Padre de,
cantar alabanzas y acción de gracias y celebrar juntos, amigos y cual nos habla largamente san M a t e o en el capítulo sexto de su
Evangelio. Y también san Lucas, en el capítulo undécimo.
hermanos, la fe y la alegría de ser hijos de Dios.

Jesús nos enseñó a acercarnos al Padre, con palabras simples y en


Pero existe otra liturgia pequeña y personal, semejante a aquella
actitud de hijos. Para exponerle nuestras necesidades del cuerpo y
de Betania. En ella se celebra la amistad, el gozo de tener los
del alma.
mismos ideales, de compartir los mismos anhelos, de luchar en la
misma trinchera. A s í los amigos, los hermanos, los esposos. En-
Más tarde el padre Astete, en su famoso "Catecismo de la Doctri-
tonces las penas se dividen por dos y las alegrías por dos se
na Cristiana , escribiría que, para orar, necesitamos tres actitudes
multiplican.
fundamentales: humildad, confianza y perseverancia. Lo cual san
Lucas nos explica en detalle. A l l í el Señor se compara con alguien,
Esos ratos de contemplación, de silencio, de comunión en el ser
a quien cierto amigo busca en la noche, para que le proporcione
con los otros, nos curarán de muchas tensiones inútiles, nos ayuda-
tres panes. Le ha llegado visita y no tiene nada qué darle. Las
rán a corregir el rumbo equivocado y darán a nuestra vida un
casas judías raramente guardaban alguna provisión para mañana.
sentido verdaderamente humano.

El otro le responde de su alcoba, que ya es muy tarde. Sus niños


se han dormido. Las puertas de su casa ya están con cerrojo. Sería
mejor no importunar a esas horas. Pero Jesús señala que si este
hombre no socorre a su amigo, por el hecho de serlo, al menos
para que lo deje tranquilo, se levantará, dándole cuanto necesite.

El se puso en lugar de aquel hombre, a quien a un amigo ha


.A.N buscado. Pongámonos nosotros en el lugar de quien ne- ^
f cesita algo urgente, e insiste, aún siendo pesado con sus
i 354 > ruegos. N o es importuna entonces esa oración que pre-
L A tende fatigar a Dios.
w
y el discurso de Cristo continúa para alentarnos en nuestras súplicas:
Decimoctavo doimnuu
"Pidan y se les dará, busquen y hallará, llamen y se les abrirá. Porque
quien pide recibe, quien busca halla y al que llama se le abre".
Tener o no tener
Y añade uno de los párrafos más hermosos y consoladores de
todo el Evangelio: " ¿ Q u é padre entre ustedes, cuando su hijo le «Un hombre rico tuvo una gran cosecha y se dijo:
pide pan, le dará una piedra? ¿ O si le pide un pez le dará una tienes bienes acumulados para muchos años,
serpiente? ¿ O si le pide un huevo, le dará un escorpión? ". El come, bebe, date buena vida». San Lucas, cap. 12.
Maestro concluye que si esto hacen los padres de la tierra, cuánto
más hará por nosotros el de los Cielos. Porque el Señor sabe lo
Hemos convertido insensiblemente el dilema de Hamlet: «Ser o
que necesitamos, pero le interesa que nuestra petición llegue con-
no ser», en uno menos noble y más prosaico: «Tener o no tener».
fiada hasta su corazón.
Un día inventamos la rueda, los espejos ustorios, la pólvora, la
«Soñé que caminaba por la playa con el Señor, contaba una madre televisión, los computadores, los cohetes espaciales... Pero, ¿nos
a sus hijas. M i vida se veía reflejada contra el horizonte. En cada ha servido todo esto para ser mejores? Algunas veces. Cuando no
escena aparecían sobre la arena las huellas de dos personas. Pero nos hemos convertido en seres extraños, rodeados de cosas, con
me preocupaba ver que, en los momentos más duros y difíciles, en la mente colmada de ambición y el corazón enfermo de egoísmo.
los días de angustia y derrota, tan sólo se veía un par de huellas.
Entonces pregunté: Señor, me prometiste que caminarías siempre El Evangelio nos cuenta el solemne fracaso de un hombre: sus
conmigo. ¿Por qué me abandonas cuando más te necesito? Hija cosechas habían sido abundantes. A m p l i ó entonces sus graneros,
mía, respondió, cuando únicamente ves un par de huellas, es y cuando esperaba alcanzar la felicidad, llegó la muerte con pasos
porque te llevo entre mis brazos». silenciosos. Lo que había acumulado con tantos esfuerzos, ¿para
quién sería?
Este el Dios que Jesús vino a revelarnos. Un Dios que a todas
horas nos acompaña, aunque no le veamos. Un Dios que, en los Todos luchamos por el pan de cada día, la vivienda, el vestido, la
momentos más difíciles, nos toma entre sus brazos. salud, el estudio de los hijos, la seguridad del mañana. Pero no es
cristiano acumular bienes materiales sin pensar en los demás. Dios
nos entregó el universo para que lo domináramos y lo compartiéra-
mos fraternalmente.

Cuando el Señor comunica a ciertos elementos materiales un po-


der especial e inventa así los Sacramentos, nos invita a conferirle a
cada cosa una fuerza de salvación. Entonces el mundo físico se
torna en alfabeto de un idioma variado, hermoso y rico que
se llama caridad.

Así nuestros bienes enseñan en las escuelas de los ba-


rrios alejados, capacitan a los jóvenes de los tugurios,
llevan medicinas a los remotos caseríos, levantan casas para las Decimonoveno domingo
familias que viven bajo los puentes, juegan en los parques con los
niños que no sabían reír y ayudan a los marginados a sentirse
personas. La lámpara encendida
Muchos de nosotros no hemos experimentado nunca la alegría de
"Dijo Jesús: Tengan ceñida la cintura y
servir a los demás. Es una dicha más honda y duradera que aquella
encendidas las lámparas. Porque a la hora que
que nos da la compra de un apartamento, de una casa de campo,
menos piensen viene el Hijo del Hombre».
el viaje a Europa, el automóvil último modelo.
San Lucas, cap. 12.

Un día moriremos. Pero nuestros bienes pasarán la aduana de la


muerte, si los hemos usado para el servicio de nuestros hermanos. La plaza de San Pedro en Roma se llena de silencio. Se alejan los
Entonces esos dones de Dios y el fruto de nuestro trabajo se coches, rechinando sus ruedas sobre las piedras gastadas del pavi-
convertirán en un tesoro que no roe la polilla, ni amenazan la mento. El enorme obelisco se diluye en la sombra. Los surtidores
herrumbre o los ladrones. Jesús lo dijo con mucha claridad: si desgranan con serenidad y mansedumbre el rumor del agua. A r r i -
hemos dado de comer a los hambrientos, de beber a los sedien- ba, una ventana permanece iluminada. El Papa mantiene encendida
tos. Si hemos vestido a los necesitados y les hemos enseñado a la lámpara.
vivir y a triunfar.
Cristo nos enseñó que los cristianos somos luz para el mundo.
El fracaso del rico aquel que nos cuenta el Evangelio no será el de Mantengamos viva nuestra llama.
nuestra vida. Habremos resuelto a favor nuestro otro dilema: «Amar
o no amar». En él se juega la grandeza del hombre. Un estudiante soporta burlas porque defiende sus convicciones
cristianas. Una obrera se porta correctamente, no obstante el am-
biente difícil de la fábrica. Una religiosa permanece fiel a sus
compromisos, a pesar de las dificultades y los años. Una pareja
continúa enseñando la fe a sus hijos con amabilidad y constancia,
en medio de un habitat pagano. Un gerente medita largas horas
sobre cómo mejorar el nivel de vida de sus obreros. Un publicista
sabe juntar la promoción eficaz de un producto con mensajes
constructivos y hermosos. Una señora adinerada financia silenciosa-
mente aquella obra social que iba a cerrarse. Un profesional gasta
sus ratos libres en ayudar a los pobres. Una familia renuncia a un
viaje al exterior para que otra familia libere su casa hipotecada.

-A. Estos son cristianos que deciden mantener su lámpara en-


cendida para alumbrar el camino a mucha gente. Los 7
i 358 > miramos de lejos y su fe nos llena de esperanza. Nos <| 359 j\
motiva a mantener viva nuestra luz.
Va a venir el Señor. N o sabemos si al principio de la noche, un Vlfli--.nnti t l n m l M U "
poco más tarde o a la madrugada. Ojalá nos encuentre velando,
construyendo un mundo mejor, llenos los ojos de luz, cansadas las
manos de hacer misericordia.
Teología del fuego

Aguardémosle con ilusión, como se espera la visita de un amigo. "Dijo Jesús: He venido a prender fti>'f¡o
Si nos encuentra velando, nos hará sentar a la mesa y su presencia en el mundo y ojalá ya estuviera ardiviuto-
iluminará todas las cosas. San Lucas, cap. 12.

Cicerón nos dice que la amistad es una sociedad de cosas humanas


La lengua hebrea con su afición por las metáforas, servia m lililí a
y divinas.
blemente al doble propósito de Jesús: explicarnos lo inexplli «Ur
Si mantenemos la luz, el Señor asociará a nuestra vida todo lo que
e invitarnos a caminar hacia el misterio.
El es. Porque ha querido iluminar el mundo desde nuestro candil,
tan frágil y humano ante las sombras y las tempestades.
" H e venido a prender fuego en el mundo, y ojalá ya cituvlrtfl
ardiendo", dijo el Señor: entonces sus discípulos empezaron <\
elaborar toda una teología del fuego.

En la mañana de Pentecostés, cuando descendieron lenguas en-


cendidas sobre los apóstoles, ellos comprendieron que Dios el
como la luz, como el calor, como la llama que envuelve y que
transforma.

Podemos buscar al Señor remontando la historia del fuego, esa


historia que Gertrudis Von Le Fort nos narra en forma de poema.
En el principio, cuando el hombre habitó en las cavernas y eran
muy largos los inviernos, el fuego calentaba su vida, acompañaba
su soledad, ahuyentaba las fieras. Así Dios llega hasta lo más
escondido de nuestro ser, nos calienta, nos acompaña y espanta
los enemigos visibles e invisibles.

Nace el fuego del roce de dos leños, brota del pedernal que
golpeó la roca y cuando el hombre se olvida de él, irrumpe
violentamente desde la cima de los volcanes. Cristo abrasa la tierra
desde los dos maderos de la cruz, sale glorioso golpeando

.A. la piedra del sepulcro para alumbrar el universo, y cuando


lo olvidamos produce cataclismos en el interior del hom-
/\

i 360 > bre o en la historia, para recordarnos que su amor nunca


se extingue.
El fuego que sabe dormir bajo el rescoldo, en el fogón de los Vigesimoprimer domingo
humildes, aprendió a volverse casi espíritu en la electricidad y a
conquistar la más honda intimidad de los átomos. A s í es el Señor:
no desdeña las cosas humildes y ordinarias, pero sabe llegar hasta La puerta estrecha
lo más profundo de cada ser. Para invadir los más remotos y
escondidos territorios de la nuestra persona.
"Dijo Jesús: Esfuércense por entrar por la puerta
estrecha. Os digo que muchos intentarán entrar y
La liturgia cristiana invitó desde el principio al fuego, para que la
no podrán". San Lucas, cap. 13.
Vigilia Pascual simbolizara al Maestro resucitado. Y las lámparas
votivas se le aprestaron a señalar a los fieles que en la Eucaristía, el
Amigo vive y ama continuamente. Señor gerente, doctora, ¡lustre diputado, capitán, monseñor, reve-
renda madre, maestro... Tengamos en cuenta que los títulos son,
Se encienden los cirios para acompañar al niño en su entrada a la al fin y al cabo, unas sílabas más para el epitafio, como decía
Iglesia por el bautismo. Iluminan al moribundo en su hora final, y Clemente XIV.
alumbran luego sus despojos, anunciando la luz perpetua que
aguardamos. Los amigos de Cristo no podemos vivir de solas apariencias. La
matrícula en un grupo apostólico, la etiqueta de una obra social, el
Mas no podemos olvidar el fuego del sol, dibujante y pintor en pertenecer a determinado sector de la Iglesia, el haber conocido
los arreboles de la tarde y a la madrugada, sobre las gotas de alguna vez al Señor, o el llamarlo a gritos en la última hora, no
rocío, las montañas nevadas, las hojas tiernas y las cabezas de los bastan para entrar en su casa.
pájaros. Esa esfera de fuego que los niños gustan de pintar en los
cuadernos, con sus crayolas elementales. Para ser su amigo hay que vivir a profundidad el evangelio. Un día
se nos examinará de los hechos, no tanto de los planes. Valdrán
A s í es Dios: a cada uno adorna con un tinte especial, un matiz entonces las actitudes y poco las buenas intenciones. Contarán
singular, una tonalidad irrepetida, y goza infinitamente cuando no- nuestro amor a Dios y al prójimo, y casi nada nuestras hermosas
sotros, con trazos vacilantes e infantiles, tratamos de copiarlo en ¡deas y nuestras bonitas palabras.
nuestra vida.
"La Puerta Estrecha" es una novela de A n d r é G i d e . Alissa, la
El Señor desea que su fuego arda en el mundo. ¿ Q u é hemos protagonista, aleja dolorosamente a Jerome en aras de su incapaci-
hecho sus amigos para encender su verdad, atizar su amor, e dad para conciliar el amor de Dios con el noviazgo. El autor
iluminar a todos con su mensaje? concluye que no podemos franquear de dos en dos la puerta de
los Cielos. Pero G i d e no tenía razón. Por la puerta del cielo
podremos entrar de la mano con todos los que amamos.

Es estrecha la puerta, porque no caben por ella nuestros ^


-A.
egoísmos, tantas cosas inútiles con que nos hemos ro-
i 362 > deado, y el aparato de nuestra solemnidad y suficien-
cia. Para entrar nos toca volvernos pequeños, reducirnos
a la dimensión de lo que somos, pero con el gozo de ser plena- Vigesimosegundo domingo
mente nosotros mismos.

Imaginemos la alegría del sol cuando se vuelve pequeño, pero a la No sabemos soñar
vez radiante y voraz, en el rayo de luz que recoge con avaricia una
lente convexa. Imaginemos el triunfo del copo de algodón que se
"Dijo Jesús: cuando te conviden a una boda,
cambió en madeja y luego en cordel muy fino y resistente para la
no te sientes en el puesto principal. Cuando des
reciedumbre del velamen y la asechanza de la red.
una comida, no invites a tus amigos y hermanos".
San Lucas, cap. 14.
La del cielo es una puerta estrecha. Porque esta vida de la tierra se
encarga de despojarnos cada día. Primero quedan atrás los sueños,
se diluyen enseguida las ilusiones, muchos gloriosos proyectos se Un anciano judío contaba este episodio de su infancia: "Tendría
desvanecen en la nada, se tronchan de improviso las mejores amis- yo cinco años y hacía parte de una caravana de nómadas por el
tades. Lo que llamamos ciencia se resume en un convencimiento desierto del Sahara. Había sido confiado a una anciana, que se
de nuestra incapacidad de entender. Los deseos de comunión ocupaba de mi educación y pasaba mi vida bajo la tienda, a donde
interpersonal se rebajan a un poco de sed y a un miedo inconfesa- todos acudían para comer, discutir y descansar. Fue en primavera y
ble de soledad. Entonces todo el universo nos cabe en el cuenco la noche luminosa se asomaba a hurtadillas por los agujeros de la
de la mano, entre el espacio reducido del propio corazón. tienda. Yo sentía una necesidad irresistible de contemplar el cielo.

Y así podemos caminar mejor hacia Dios: despojados de todo, Va, al aire libre, quedé como extasiado. Nunca había visto tantas
estrellas juntas. Entonces a mi mente infantil afloró un raro presen-
menos de un ansia inmensa de conocerlo y de un deseo inocente
timiento: ¿Será esta noche cuando llegue el Mesías?
de sentirnos sus hijos.

De pronto, la voz áspera de la anciana y una mano ruda me toma


del brazo.
- Deja de soñar con el Mesías. M e j o r aprende a sumar para que
un día lleves bien los negocios".

En cada uno de nosotros conviven aquel niño y la anciana. Ella es


la fría lógica, el cálculo, la contabilidad. El, los sueños, el futuro,
la esperanza.

Sin el Evangelio nuestra vida transcurre siempre bajo de la tienda,


entre los que beben, comen y discuten sobre negocios. Pero la
palabra de Jesús nos invita a salir al aire libre, para contem-
plar el misterio. Y al entrar en contacto con Jesús, con sus A

amigos, con su doctrina, podemos exclamar: I Nunca


había visto tantas certezas juntas! Es Dios quien llega a
nuestras vidas.
El ambiente de hoy nos invita a subir en la escala social, a ganar
Vigesimotercor dumlnu»
puntos, a ampliar el radio de nuestra influencia. Para ello se nece-
sita buscar los primeros puestos en los banquetes, aparecer en las
páginas de los diarios, traficar con influencias.
Este era un rey...

Pero el Señor nos guía a otros caminos de realización y crecimien- "Dijo Jesús: ¿Qué rey, si va a dar la batalla a
t o : "Todo el que se enaltece será humillado y el que se humilla otro rey, no se sienta primero a deliberar? ¿Quién
será enaltecido". "Cuando te inviten a una boda ve a sentarte en de ustedes si quiere construir una torre, no
el último puesto. Entonces te dirán: amigo, sube más arriba". calcula primero los gastos?». San Lucas, cap. 14.

Cuando nos urge un ansia de compañía, deseamos compartir lo


El David de Miguel Á n g e l , la Cena de Leonardo Da Vinci, la
que somos y tenemos. Y para lograrlo invitamos a los que tienen
Sinfonía Pastoral de Beethoven, la Catedral de Colonia, son el
más que nosotros. Llamamos a los que nos aprecian. El resultado
fruto final y prodigioso de innumerables bocetos y de múltiples
es obvio: nos invitarán la próxima semana, e ¡remos subiendo en la
proyectos. Por esta razón han vencido el embate de los siglos.
escala social de la apariencia. Pero en el fondo continuamos solos.

En cambio hoy vivimos la civilización de lo efímero. Nuestra técnica


El Evangelio enseña que hay una forma escondida de amistad, una
se ha preocupado más de facilitar los resultados, que de hacerlos
compañía más honda y misteriosa. El Evangelio es para nosotros
valederos y estables. Todo se ha vuelto desechable, hasta las convic-
luz en el desierto. Nos ayuda a salir de los esquemas comunes, de
ciones, la fidelidad a la palabra dada, el amor y el matrimonio.
nuestras intrigas, de una vida estéril y ordinaria. Nos invita a abrir-
nos a Dios y los hermanos. Entonces, aprendemos a soñar un
hermoso sueño que alienta en el cansancio y reconforta la vida. Este pasaje de san Lucas nos invita a prepararnos con prudencia, a
Entonces Jesucristo se hace visible ante nuestra esperanza. vivir y a triunfar. De lo contrario, la torre se quedará en los cimien-
tos y no podremos presentar la batalla.

¿ Q u é bases les damos a nuestros hijos para la vida? ¿ Q u é orien-


tación vocacional reciben? Con frecuencia aprenden a armar un
silogismo, pero no saben pensar. Saben multiplicar y dividir, pero
son incapaces de compartir. Conocen los nombres de todos los
países, pero ignoran las angustias de otros hermanos. Memorizan
fórmulas de oración pero no saben orar. ¿Les hemos dado una
imagen adecuada de Dios? ¿Hemos despertado en ellos un espí-
ritu generoso y creativo? ¿Les hemos ayudado a vivir con entusias-
mo, esfuerzo e ilusión?

_A_, Parece que no. Hemos educado para el futuro con una
visión del pasado. Hemos educado en una sociedad de Í367
i 366 > consumo, a quienes van a vivir en un mundo austero. N o
W
descubrimos en nuestro mundo ni estructuras ni métodos para una Vigesimocuarto domingo
educación en el amor.

Los resultados saltan a la vista. La torre airosa que soñamos un día se Una mujer y diez monedas
ha quedado trunca, y salimos derrotados en la batalla de la vida.

"Dijo Jesús: Si una mujer tiene diez monedas


Este era un rey: el hombre. Se sentía dueño de todo el universo,
y se le pierde una, ¿no enciende la lámpara y
porque el Creador se lo había dado en administración. Un día lo
busca con cuidado hasta que la encuentre?».
encontraron desvalido, fracasado en el amor, enfermo y cautivo en
San Lucas, cap. 15.
una jaula de hormigón, bajo un cielo contaminado y turbio.

El demonio que iba de camino comentó burlonamente: este rey La iota es la letra más pequeña del alfabeto griego. Se parece a
imprudente que no preparó su porvenir, quiso elevar la torre y se una coma, a una tilde, al desliz imprevisto de la pluma sobre el
quedó en los cimientos. Quiso dar una batalla y fue derrotado de pergamino. Pero también es ella un signo indispensable. Por su
modo vergonzoso. presencia cambian de sentido las palabras y sin su auxilio, la verdad
puede ser traicionada.

Nos dice el Señor que una sola ¡ota de su plan de salvación vale
más que todo el cielo y la tierra. Muestra así su predilección por
los seres humildes y las cosas pequeñas. Después de la multiplica-
ción de los panes, manda recoger las sobras y en otra ocasión, nos
invita a hacernos como niños para entrar al reino de los cielos.

En el capítulo X V de san Lucas descubrimos varias parábolas que


retratan a ese Dios preocupado por nosotros. Su amor nos tiene
en cuenta a cada uno, dentro de nuestras propias circunstancias.

Se trata allí de un pastor, que abandona noventa y nueve ovejas en


aprisco, para irse en busca de una centésima que se extravió. Y san
Lucas se complace en destacar que este pastor carga su ovejita
sobre los hombros y regresa a casa, venciendo zarzas y barrancos.
Entonces llama a sus amigos a compartir su alegría: " H e hallado la
oveja que se me había perdido".

Nos habla también el Evangelio de una mujer que guarda-


.A.
ba diez monedas, pero un día halló que sólo tenía
i 368 > nueve en su alacena. Jesús resalta la conducta de aque- \ 369
Ha ama de casa: " ¿ N o enciende la lámpara y barre la casa
^r
Vigesímoquinto domingo
y busca con cuidado hasta encontrar su moneda?" Y luego se llena
de gozo: Felicítenme, dice a sus vecinas, he encontrado la mone-
da que se me había perdido". Nos falta originalidad
Sintamos los ojos de Dios puestos sobre nosotros, porque nos
"El administrador llamó a los deudores de su
ama con amor infinito. Pero a la vez no perdamos esa capacidad
amo y dijo al primero: ¿Cuánto debes1? Este
de búsqueda, reducida ante las maravillas del progreso.
respondió: Cien barriles de aceite. El le dijo: Aquí
está tu recibo: aprisa, siéntate y escribe cincuen-
La calculadora nos ayudó a muchas cosas, pero somos incapaces ta». San Lucas, cap. 16.
de afrontar un problema de familia. Las noticias nos llegan en
tropel y las juzgamos superficialmente. Los medios audiovisuales
nos lanzan a un admirable mundo de fantasía, pero recortan nues- El Señor es siempre original. Cuando enciende las estrellas de
tra creatividad. Los medios de locomoción acercan las distancias, Orion y empina el tronco de las palmeras, cuando diseña las alas
pero impiden unas relaciones humanas serenas y profundas. Las transparentes de la libélula, o pule cuidadosamente los colmillos
comodidades de la técnica nos hacen más fácil la vida, pero atro- del elefante, trabaja sobre modelos propios sin copiar a ningún
fian nuestra capacidad de admiración y de gozo. artífice anterior.

San Pablo le contaba a Timoteo en su primera carta cómo el Señor Crea con amorosa originalidad el corazón de los hombres, su
se compadeció de él y lo llamó del judaismo al conocimiento de mente, sus huellas digitales, el color de sus ojos y su capacidad de
Jesús. Para que él mismo fuera en busca de sus hermanos. entrega y de victoria. Dios no acostumbra hacer a los hombres con
papel carbón.
Dejémonos encontrar por Dios, pero a la vez, emprendamos el
camino en busca de la oveja que falta. Examinemos la casa con Jesús, en su doctrina y en la forma de transmitirnos su mensaje,
cuidado, cuando se nos ha perdido una moneda. Si nos sentimos también es admirablemente original. Para enseñarnos ese amor lim-
financiados y orgullosos de lo que somos y tenemos, sin embargo pio que alcanza el perdón de los pecados, invita a una mujer
nos falta algo que no se ve, que no se compra en las tiendas, ni pecadora al banquete de Simón. Se sirve de un hereje samaritano,
por cuotas: La sencillez y la inocencia. Se nos quedaron en el para darnos lección de misericordia con el hermano que sufre.
camino una oveja pequeña y una simple moneda que tenía la cara
de Dios. Nos ilustra sobre cómo forzar las puertas de los cielos, con el
ejemplo de un ladrón crucificado. Y en el pasaje de hoy llama a un
administrador injusto para enseñarnos prudencia y sagacidad.

Por el contrario nuestra fe cristiana se distingue casi siempre


por su falta de empuje, de ingenio y novedad. Nietzsche A
dice: «Los cristianos se parecen mucho todos ellos, tan J r ^
pequeños, tan redondos, tan complacientes, tan aburrí- ^ 371
dos». Y otro escritor añade: «Es extraño cómo las causas »—¿
^ r
pequeñas atraen tantos adeptos, mientras que las grandes causas Vigesimosexto domingo
encuentran tan poco entusiasmo y participación».

En resumen, carecemos de fantasía. Generalmente ésta nace más


Este era un hombre
del amor que de la inteligencia. Quien ama de veras inventa mil
maneras de realizar sus intenciones. ¿Será que nuestro amor es
pusilánime o permanece dormido? «Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y
de lino y banqueteaba espléndidamente. Y un
Examinemos nuestro compromiso cristiano: creemos en la Iglesia, mendigo, llamado Lázaro, estaba echado en su
pero no somos corresponsables en sus actividades. Simpatizamos portal, cubierto de llagas". San Lucas, cap. 16.
con algunos sacerdotes, pero no les colaboramos. Sentimos com-
pasión por los pobres, pero no lastimamos nuestras cuentas banca- Este pasaje de san Lucas parece una ilustración para la portada de
rias. Somos profesionales de la anestesia, prestidigitadores de ideas un libro que podría llamarse "Incoherencia de la satisfacción del
muy hermosas pero inocuas, traficantes de somníferos. rico frente a la miseria del mendigo'.

Examinemos nuestros movimientos apostólicos. N o contagian, no Cuando Cristo habla en contra de los ricos, no se refiere directa-
llaman la atención, no se hacen sentir en la sociedad. Se han mente a quienes poseen bienes materiales. Ser rico, en el lenguaje
convertido a veces en museos donde se guarda una fe muy orto- evangélico, significa mantener el corazón cerrado a Dios y cerrado
doxa, pero cubierta de polvo y de silencio. también a los hermanos. Pero sucede con frecuencia que cuando
poseemos riquezas, se nos cierra el corazón poco a poco, casi sin
A q u e l mayordomo malicioso inventó una curiosa manera de hacer- darnos cuenta.
se amigos para un mañana incierto.
Entonces comenzamos a justificar lo poco o mucho que posee-
mos. Defendemos nuestras actitudes y suavizamos el rudo mensaje
del Señor. Acabamos poniendo como divisa de nuestro egoísmo
aquella frase de san Francisco de Asís: «Dios mío y todas las
cosas», pero entendida de otra manera.

Sin embargo, la palabra del Señor es dura e incisiva: «Yo les


aseguro... "»les lo repito...». En otro pasaje nos advierte que es
más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico
entrar en el Reino de los Cielos.

Chesterton apunta con mucha gracia que, para explicar satis-


factoriamente ese texto, hemos pedido ayuda a los indus-
triales y a los zootecnistas. Los primeros se han puesto a
fabricar una aguja enorme, a través de cuyo ojo pudiera 4¡
pasar holgadamente, como bajo un arco del triunfo, un
camello. Los zootecnistas, por su parte, se han esforzado en pro-
Vigesimoséptimo domingo
ducir una raza de camellos minúsculos, que pudieran entrar fácil-
mente por el ojo ampliado de una super-aguja.

Pero la palabra del Señor nos invita a un serio análisis: ¿Somos


Como un grano de mostaza
ricos? Reflexionemos sobre el esquema que nos presenta Emmanuel
Mounier: «Rico es sinónimo de hombre a quien nada se le resiste. "El Señor contestó: Si tuvieran fe como un
Se cree dueño del mundo, pero es porque lo ha ido suprimiendo granito de mostaza, dirían a esta morera:
poco a poco. El mundo ha dejado de existir para él,- no tiene en Arráncate y plántate en el mar y les obedecería».
cuenta sino su dinero y sus planes. La riqueza le reviste de un San Lucas, cap. 17.
estilo fatuo y prefabricado. Es su actuación mecánica y estereotipada
su sonrisa. N o puede tener amigos, únicamente socios y a veces,
Medir la fe por granos de mostaza es tan extraño como tasar en
cómplices. Para él sólo cuentan las juntas directivas, los proyectos
millas la paciencia, o en metros la humildad.
económicos, los planes de producción».

Jesús desea abrirnos el corazón a la esperanza y al servicio del Pero dice el Señor que, si tenemos fe, podremos cambiar las cosas
prójimo. También nuestros bienes materiales tienen un lugar en los de este mundo: ordenarle a una morera, o a un monte, que se
planes de Dios. El nos ha regalado la oportunidad de compartirlos traslade al mar.
con tantos Lázaros que esperan, junto a nuestras casas. M u y cerca
de nuestras ciudades. Se cuenta que san Gregorio Taumaturgo tuvo la ocurrencia de
correr, con su bastón de peregrino, una colina que estorbaba la
construcción de un templo. Pero nuestra fe no se arriesga a seme-
jantes aventuras. ¿Será más pequeña que un grano de mostaza?

¿ Q u é es la fe? Hemos oído muchas definiciones. Escojamos una,


simple y elemental, para nuestra reflexión: «Fe es contar con Dios
en nuestra vida». Una pareja regresa al hogar, después del naci-
miento del primogénito. Todo es igual en derredor, pero a la vez
todo comienza a ser distinto. Hay una presencia que invade desde
la mente y el corazón de los padres, hasta los más remotos rinco-
nes de la casa. Ellos dos han empezado a contar con el hijo.

Llega desde lejos un amigo a visitarnos. Por él reorganizamos


nuestros quehaceres y reformamos nuestro horario. Nos esforza-
mos en compartir con él, en atenderlo. Contamos con él en
nuestra vida. A
374 f~^
A s í es la fe. N o consiste en adherirnos fríamente a una \ 375 >
U^f-J
serie de conceptos teológicos. Tampoco es la fe un sen-
W^
tido de la ley, que trata de orientar nuestra conducta. N i menos
aún la práctica de un conjunto de ritos. La fe tiene ante todo un
Vigesimoctavo domingo
elemento indispensable: el amor. Como ciertos medicamentos que
contienen un estimulante. De lo contrario dañarían el organismo.
Quienes miramos desde lejos
Nuestra fe es con frecuencia un ensayo incipiente. N o alcanzamos
todavía a «contar con Dios" y esto a veces nos desalienta. Salimos "Cuando Jesús entraba en un pueblo, vinieron a
de viaje a la madrugada, aramos la tierra, alzamos los brazos al su encuentro diez leprosos, que se pararon a lo
cielo, aprendemos a soñar y a sufrir, inventamos fetiches de uso lejos y a gritos, le decían: Ten compasión de
personal, escrutamos el firmamento, gritamos en la noche. Pero nosotros. Jesús les dijo: vayan a presentarse a los
sólo podemos contar con Dios cuando El se revela a nuestro sacerdotes». San Lucas, cap. 17.
asombro. Pudo ser un día en que triunfamos. Comprendimos que
tantos dones sólo podrían ser obra de sus manos. O nos llegó su
Herodoto nos cuenta que los persas habían prohibido a sus lepro-
amor a través de un amigo, por la presencia amorosa del cónyuge
sos acercarse a la ciudad. Su enfermedad era considerada un casti-
o del hijo.
go por haber pecado contra el sol. También entre los judíos estos
enfermos estaban condenados a vivir lejos de la comunidad. Se les
O tal vez el golpe de una pena nos apartó las vendas de los ojos. tenía por gente castigada por Dios, a causa de sus pecados.
Entonces despertamos a un mundo maravilloso y nuevo. Com-
prendimos que El estaba cerca hacía ya tiempo y nos levantamos
Esto nos explica por qué los diez leprosos, saliendo al encuentro
de nuestra sombra para estrecharlo en una alianza perdurable. V i -
de Cristo, se detienen a lo lejos. Un pasaje que describe lo que
mos con inmensa sorpresa que Dios tenía rostro de hombre, por-
nos sucede a muchos de nosotros. Buscamos al Señor, deseamos
que había nacido de una mujer, Santa María la Virgen. Reorgani-
renovarnos, reconciliarnos con El, pero permanecemos a distancia.
zamos nuestros quehaceres para contar con El y modificamos nues-
tro horario en beneficio de nuestros hermanos.
Estos alejados somos una multitud variada y numerosa: quienes
hemos formado un hogar lejos de la Iglesia, los amargados, los
¿Será nuestra fe mayor que un grano de mostaza? ¿Quién lo
que hemos dado escándalo, los alcohólicos, los drogadictos, los
sabrá?. Pesarla en la balanza es tarea del Señor. De El, nos dice el
que padecemos una sexualidad mal orientada, los que nunca tuvi-
libro de J o b que conoce el peso de los vientos y sabe a perfec- mos amor en casa y por lo tanto, somos incapaces de amar. Los
ción cuánto miden las aguas del abismo. desprovistos de formación cristiana, los asfixiados por las comodi-
dades, los náufragos en un cientifismo ateo y materialista.

En ciertos ratos de sinceridad hemos soñado con recobrar la paz y


la inocencia. Hemos deseado impacientemente acercarnos a Cris-
to. Pero...
A
_ r i . i. r A
t n nuestro entorno muchos gritan que somos indignos, y 1
esto nos paraliza el corazón. O imaginamos también que 4
377 >
& ¿
el Señor es insensible como la mayoría de los humanos.
W
Sin embargo, el Jesús que nos pinta el Evangelio es muy distinto. Vigesimonoveno domingo
Los leprosos le llaman. El no vocifera. Se acerca y les dice con
serenidad: «Vayan a presentarse a los sacerdotes».
El juez y la viuda
Cuando Dios se hizo hombre nos dio a quienes le buscamos \a
capacidad de unir a los hombres con Dios, y de juntar la tierra con
el cielo. Cada cristiano posee entonces una capacidad sacerdotal. "Había un juez en una ciudad, que ni temía a
De donde se inicia una tarea diaria por la cual somos puentes, Dios ni le importaban los hombres. Y una viuda
entre tantos que miran desde lejos al Señor y su b o n d a d
solía ir a decirle: Hazme justicia frente a mi
adversario». San Lucas, cap. 28.
misericordiosa.

Nos toca entonces invitar a quienes permanecen alejados para que Muchos padecimos la tortura de memorizar aquellas fórmulas ma-
acudan ante el consejero prudente, al cónyuge que aguarda aque- temáticas de la raí^ cuadrada y de la raíz cúbica. Sin hablar de los
lla confidencia, al profesor que sabe escuchar, a la visitadora de la logaritmos, con su característica y su mantisa.
empresa, a ese amigo que tiene el don especial de comprender
situaciones difíciles. La electrónica actual ha relegado todos estos tormentos a\ museo
de la historia, facilitando de manera admirable los procesos de
Además Cristo nos dejó en su Iglesia a los sacerdotes ministeriales aprendizaje en todas las áreas.
para el servicio de la fe y de los sacramentos. Quizá nos hemos
alejado de ellos. Pero el Señor nos envía nuevamente a ellos. Pero este avance quizá ha bloqueado en muchos educandos su
capacidad de esfuerzo. Sin embargo, permanecen otros campos
Jesús es el Señor. Una palabra que san Pablo repite con frecuencia del saber y de la vida, que desafían nuestra capacidad de constan-
en sus cartas. Jesús es el Señor, una frase que puede iluminarnos cia. Por ejemplo, el caudal de erudición que hoy se ofrece a
el camino de regreso, cuando el pecado, como una lepra nos alguien medianamente culto. O también las monótonas tareas que
abruma. "Si morimos con él, escribe el apóstol a Timoteo, vivire- la mayoría de las empresas nos imponen.
mos con él. Si perseveramos, reinaremos con é l " . Q u e nunca se
nos borre de nuestra memoria pecadora la persona de Jesús,
En la vida cristiana, \a tenacidad es condición indispensable si
muerto y resucitado para salvarnos.
queremos alcanzar alguna meta. El bien obrar nos exige perseve-
rancia. El amor a los hermanos. Y de igual manera la práctica de la
oración.

C3^0 Jesús, que sabía de nuestra inconstancia, les contó una vez a sus
discípulos una parábola, que refleja ciertas conductas de su tiem-
po. Era la historia de una viuda que rogó a un abogado le
,A ayudara en su problema. Quizá alguien procuraba arreba- A
ar-« tarle la herencia de su esposo. O le habían invadido
tu. é una huerta. O el vecino, a quien ha vendido una ove- ^jj 379 ¥
jas, ahora se niega a pagar.
Trigésimo domlnfp
y sucedió, igual que hoy, que el juez se hacía sordo a los recla-
mos de la viuda. Estaría ocupado en otras causas que le reportarían
mejor ingreso. Pero la viuda, al fin y al cabo mujer y necesitada,
Carta por recomendado
insistía mañana y tarde.

Hasta que un día aquel hombre se dijo: es cierto que yo no temo «Dijo Jesús esta parábola para algunos que trnit'it
a Dios ni me importa la gente. Pero esta mujer se me ha vuelto dose por justos, despreciaban a los demás: <los
insoportable. Tendré que solucionarle su pleito. hombres subieron al templo a orar. Uno rrn
fariseo, el otro publieano». San Lucas, cap, ls
Y Jesús mismo saca la conclusión: si este hombre inicuo obró así,
¿qué no hará el Padre de los cielos con sus hijos? «Para algunos que teniéndose por justos, despreciaban a loi de
más». Cristo nos dedica personalmente esta parábola.
De inmediato se nos viene a la mente aquel párrafo de otro lugar
del Evangelio: "¿Quién de ustedes, si su hijo le pide un pan, le
Porque muchos de nosotros empleamos a las mil maravilla! lof
dará una piedra? ¿ y si le pide un pez le dará una culebra? Si
mecanismos de defensa, que enseña la sicología. Frente a cualqulff
pues ustedes, siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos,
enemigo, alguno de ellos nos protege. Exageramos entonces nueitrtl
¡Cuánto más su Padre que.está en los cielos!".
cualidades, nos comparamos con los peores de nuestros amigol,
bautizamos nuestras fallas cotí nombres aceptables y sonoros.
Pero con cierta razón nos preguntamos. ¿Durante cuánto tiempo
hemos de perseverar, para que conseguir lo que pedimos? A q u í
A la injusticia la llamamos viveza, al orgullo, dignidad. A l adulte-
erramos, al enmarcar las cosas de Dios dentro de nuestras medidas
rio, aventura. A l despilfarro, gastos de representación. O en otro
humanas. Nuestra continuada petición, a veces no alcanza lo de-
campo: libertad a nuestra pereza. Autenticidad a la mala educa-
seado, pero nos mantiene unidos al Señor y nos transforma la
ción. Prudencia a la avaricia. Constancia a la terquedad y a nuestra
vida.
mediocridad, equilibrio.

El Señor quiso compararse con aquel juez inicuo. Elevemos noso-


A ú n cuando hablamos con Dios, utilizamos hábilmente los meca-
tros este esquema, un nivel superior: El es un Padre y nosotros sus
nismos de defensa. Como el fariseo de la parábola, que oraba en
hijos.
un lugar destacado del templo "Señor, te doy gracias porque no
soy como los demás: ladrones, injustos, adúlteros,- ni como ese
Recordamos entonces el capítulo 1 7 de Jeremías: "Bendito aquel publieano".
que pone su esperanza en el Señor. El nunca defraudará su con-
fianza. Es como un árbol plantado a las orillas del agua. Nunca
Cristo desea transformarnos, pero nos pide reconocer llanamente
dejará de dar frutos".
lo que somos. Por esto alaba la actitud del publieano: va al
encuentro con Dios, no busca un lugar especial en el
templo. Se reconoce pecador y ruega al Señor lo com-
padezca.

V
Es la otra cara de la moneda. A l aceptar sencillamente lo que
somos lograremos, en el plano sicológico, una valiente reconcilia- Trigesimoprimer domingo
ción con la realidad. Esto nos librará de tensiones y angustias.
Apareceremos ante la comunidad sin pretensiones ni prejuicios y
nuestra relación será amable y fraterna. Delante de Dios alcanzare- Un hombre de baja estatura
mos la medida exacta de nuestra grandeza: una enorme posibilidad
de mal, pero también una inmensa capacidad de pecado. Somos
"Entró Jesús en Jericó y atravesaba la ciudad. Un
criaturas limitadas, pero ante todo, hijos de Dios. Su obra maestra.
hombre llamado Zaqueo, jefe de publícanos y
rico, como era bajo de estatura, se subió a una
Si a un árbol, aun al más vencido, le arrancamos la hiedra, pronto
higuera para verlo". San Lucas, cap. 19.
se llenará de retoños y de frutos. A s í sucede cuando nos despoja-
mos de nuestros disimulos y capitulamos ante el Señor.
Algún pintor nos dibujó a Zaqueo con rasgos no muy amistosos:
Q u é bueno que al recibir esta carta de Dios cambiáramos, como rechoncho, de baja estatura. Nariz prominente, barba hirsuta, ojos
en álgebra, los signos de nuestra vida, para rezar sencillamente: inyectados de sangre. Con la mano derecha, que ostenta varias
perdón, Señor, porque soy como los demás hombres. Y en cier- sortijas, se sostiene el manto sobre el hombro. El puño de la
tas ocasiones he sido aún peor. izquierda lo apoya en su cadera, tal vez apretando unas monedas,
o en actitud amenazante. El artista derramó sobre el lienzo todo
La credencial para acercarnos al Señor es siempre un corazón los sentimientos de un judío contra los publícanos.
sincero. Jesús que comprendió la injusticia de Leví, el desorden
sexual de la samaritana, y aun la violencia de un ladrón crucificado Zaqueo era jefe y supervisor, de quienes cobraban el impuesto
junto él, nunca pudo admitir la hipocresía de los fariseos. que financiaba a los romanos invasores. Un oficio, al cual los
alcabaleros añadían frecuentes extorsiones en beneficio propio.
Todo lo cual les ganaba el desprecio, aun más, el odio de sus
conciudadanos.

San Lucas, quien gusta de describir con esmero las situaciones,


señala que Jesús atravesaba entonces la ciudad de Jericó. La
Biblia describe esta región de Jericó como una tierra fértil, donde
crecían las rosas, las palmeras y los frutales. Pero este publicano
deseaba ver al Señor. Lo cual no lograba, a causa de su baja
estatura.

Entonces su curiosidad le sugirió un ardid: se subiría a un árbol


junto al camino. N o sería muy ágil nuestro hombre, si hemos
de creer a aquel pintor. Pero alguno de la multitud pudo

i 382 • ayudarlo. Y ya lo vemos trepado en una higuera, o en


un sicómoro, según traducen otros biblistas. Y desde <
allí observaba a la turba, tratando de identificar a Jesús.
Los evangelistas no señalan que Zaqueo gritara o llamara la aten-
ción del Señor. Pero lo cierto es que Jesús lo descubrió, a causa
Trigesimosegundo domingo
de su instinto peculiar para encontrarnos, cuando somos pecado-
res. Quizá también unos muchachos hacían burla de este hombre Amor en borrador
rollizo, instalado en su mirador. Su pose era en verdad ridicula.

Pero nuestro personaje no hacía caso y cuando el Señor pasaba "Unos saduceos le preguntaron a Jesús: Una
tomó las cosas por lado positivo, como es su costumbre. Sabía mujer se casó sucesivamente con siete hermanos.
que aquel hombre era rico. Se sentiría honrado recibiéndolo. Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de todos
"Zaqueo, baja pronto, le dice el Maestro, porque hoy tengo que será mujer?". San Lucas, cap. 20.
alojarme en tu casa .
Las discusiones bizantinas son aquellas que no conducen a nada
Deprisa, el publicano descendió del árbol y recibió a Jesús con constructivo ni práctico. Por ejemplo, cuando se pretende averi-
alegría. A l ver esto, muchos murmuraban: ¿ Q u é clase de profeta guar el sexo de los ángeles. Ellos, que no poseen cuerpo, tampo-
es éste que entra en casa de un publicano? co han de tener sexualidad.

San Lucas transcribe unas palabras del anfitrión, no sabemos si al De otra parte, entendemos que la sexualidad humana es un maravi-
comienzo, o al final de la cena: "Señor, la mitad de mis bienes la lloso instrumento de comunicación para el amor. Amor que se
doy a los pobres y si de alguno me he aprovechado, le restituiré realiza, no sólo en un nivel biológico, sino que conduce también a
cuatro veces". El Maestro añadió de su parte: " H o y ha sido la la comunión en otras dimensiones.
salvación de esta casa,- también este es hijo de Abraham".
En el Antiguo Testamento, aun después de la llegada de los
Zaqueo se libera entonces de una carga de injusticia y de riquezas griegos al territorio palestino, los judíos y el pueblo identificaban
que le oprimía el corazón. Ahora ya respira libremente. la felicidad con la abundancia de hijos y de bienes materiales. N o
imaginaban otra vida después de la presente.
A l contar este episodio, san M a t e o quien había sido también
publicano, anota: "Jesús les dijo: " N o necesitan médico los sa- Sobre esto hicieron escuela los discípulos de Sadoc, un sumo
nos, sino los enfermos". De un lado, nos admira la bondad del sacerdote, contemporáneo de Salomón. Estos saduceos, habien-
Señor, pero a la vez el esfuerzo de Zaqueo por encontrarlo. La do oído algunas enseñanzas de Cristo, quisieron interrogarlo sobre
misericordia de Dios permanece para siempre, como dice algún la resurrección. Maestro, le dicen: Moisés ordenó que si una
salmo. ¿Pero nosotros si tratamos de buscarla? viuda ha quedado sin hijos, ha de casarse con su cuñado, para
darle al finado descendencia. Sucedió que una mujer, al quedar
viuda, se desposó con el hermano de su marido. Pero este tam-
bién murió y ella se casó sucesivamente con los demás hermanos,
hasta contar siete matrimonios. ¿Cuándo llegue la resurrec-
ción, de cual de todos ellos será esposa?
1
El Señor escuchó atentamente. Y cuando los saduceos 4
385 >
esperaban que optara por defender el derecho del pri-
mero, o quizá del último marido, les respondió de forma descon- Trigesimotercer domingo
certante: "En esta vida los hombres y mujeres se casan,- pero los
que sean juzgados dignos de la vida futura y de la resurrección, no
se casarán". El Maestro explicaba que nuestros amores de esta En tierra de Hus
tierra son apenas ensayo y prólogo de otros más excelentes, que
viviremos más allá de la muerte. Son amores solamente en borra-
dor. En un proceso semejante al del gusano que se transforma en «Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra
oruga, para luego cambiarse en mariposa.
reino; habrá grandes terremotos y grandes signos
en el cielo. Pero ni un cabello de su cabeza perece-
rá. Con su perseverancia salvarán sus almas".
En seguida, Jesús afirma que sí habrá una vida futura. Y se apoya
San Lucas, cap. 21.
en aquella palabra de Moisés, quien ante la zarza que ardía sin
consumirse, llama al Señor "Dios de Abraham, de Isaac y de
Jacob". Si estos son hombres muertos, no valdría relacionarnos San M a t e o , san Marcos y san Lucas, antes de contarnos la pasión
con Yavéh. del Señor, nos hablan de futuras y grandes tribulaciones: "El sol se
oscurecerá,- se alzará pueblo contra pueblo,- habrá en diversos
Comprendemos entonces que esta vida y todos sus amores, han lugares hambre y terremotos".
de lograr su plenitud en ese mañana de la resurrección. San Pablo
escribía a los corintios: "El amor nunca muere... Cuando venga lo N o es fácil la interpretación de este pasaje. Algunos lo refieren a
perfecto, desaparecerá lo imperfecto. . Ahora permanecen la fe la la toma de Jerusalén por Tito. Otros prefieren relacionarlo con la
esperanza y el amor. Pero el mayor de los tres es el amor". destrucción del mundo, que según algunos precederá al reino
definitivo de Dios.
Todo esto nos motiva para examinar y calificar nuestros amores.
Calificar significa llenar de valores todas nuestras actitudes. Y san Pero Cristo vino a explicarnos que su Reino no llegará después de
Pablo añadía: "El amor es paciente, es servicial. N o es envidioso. una catástrofe. Es más bien el fruto de una transformación larga y
N o le gusta aparentar, ni se hace el importante. N o actúa con laboriosa.
bajeza, ni busca su propio interés. N o se deja llevar por la ira,
sino que olvida las ofensas y las perdona". Aunque al mirar objetivamente la historia de todos los tiempos,
encontramos siempre las guerras, las catástrofes y los crímenes.
Sii en nuestra vida de familia, aplicáramos estas enseñanzas del Definitivamente el mundo está manchado por el mal. Sin embargo,
Señor, todos nuestros hogares serían comunidades de alegría y de la actitud de un cristiano ante los problemas que nos rodean, no
paz. Si viviéramos el amor, bajo el signo de la resurrección de puede ser de indiferencia. Nuestra fe nos compromete con el
Cristo, de donde ha de brotar la nuestra, ya no estaríamos aman- mejoramiento del mundo. N o s motiva a orar, a apoyar iniciativas.
d o en borrador. A detectar las raíces del mal y dejando de lamentar sus efectos.
Cada uno de nosotros puede reunir las fuerzas dispersas,
puede anunciar, puede denunciar.

Además, enseguida de tan duras profecías, los evangelis-


tas colocan una palabra de esperanza: el Señor está cerca.
hstá cerca, porque tantos dolores nos preparan para un cambio
decisivo y profundo. Ojalá sea el de nuestro propio corazón. Trigesimocuarto domingo
Nos preparan para que entendamos la vida de otro modo, les
demos a las cosas su valor relativo, comprendamos la dignidad de
nuestro hermano, volvamos a Dios, a sus preceptos, a la confianza El valor de un recuerdo
en sus promesas.

También está cerca, porque en medio de tanta oscuridad nunca "Uno de los malhechores crucificados insultaba a
nos abandona. La frase de san Lucas viene a fortalecernos. " N i un Jesús. Pero el otro decía: acuérdate de mí cuando
cabello de su cabeza perecerá". Entonces recordamos otra frase
estés en tu reino". San Lucas, cap. 23.
del Maestro: " ¿ N o se venden dos pajarillos por una moneda? Y
sin embargo ninguno caerá por tierra sin el permiso de su Padre . ¿Por qué será que la mayoría de los poemas nos hablan del
recuerdo? Es él una parte del alma donde guardamos huellas de
Y volvemos a descubrir la acción continuada de Dios. A pesar de los seres amados. Una pequeña región de nuestro ser, donde le
los odios, de las venganzas, de todo el mal que nos inunda, hemos consagrado un altar al amigo, a cuya sombra nos protege-
mezcla sobre el surco cada día humedad y calor para que reviente mos de tantas soledades.
la semilla. Combina con sabiduría los cromosomas para regalarle a
un niño unos ojos color de aceituna. Fecunda cuidadosamente las Para esta labor, amable y ardua a la vez de recordar, le hemos
rosas y coloca una espora sobre la brisa para que el musgo co- pedido ayuda a la materia. Levantamos obeliscos, fundimos el
mience a abrigar las rocas. bronce, labramos la madera y el mármol. Grabamos un corazón y
un nombre en la corteza de aquel árbol. -
«Había en tierra de Hus un varón llamado J o b , hombre íntegro y .
recto, temeroso de Dios y apartado del mal...'Así cuenta la Bi- Señala el evangelista que uno de los ladrones crucificados con
blia, y el último capítulo del libro' nos dice: "Vávéh restableció a Jesús conocía el valor del recuerdo. Quizá alguna vez volvió a
J o b en su estado y acrecentó hasta el duplo todo cuanto antes
encontrarse con la mujer que amaba y comprobó que el recuerdo
poseyera...»
le había fortalecido en las ausencias. ¿Pero este profeta nazareno
que agonizaba a su lado, tendría capacidad de algún recuerdo más
Porque este hombre, a pesar de haber conocido el dolor hasta el limpio, más fuerte, más lleno de esperanza? A l fin y al cabo el
extremo, nunca dejó extinguir en su pecho la esperanza. recuerdo nace del amor y contaban que el Nazareno amaba de
una manera extraordinaria, aun a sus propios enemigos. ¿ Q u é
pasaría si este vecino agonizante se acordara de él, cuando los dos
marcharan por ese camino inexplorado de la muerte?

Entonces, desde su dolor y su agonía, le gritó al Maestro: Jesús,


acuérdate de mí cuando estés en tu reino.

El Evangelio acostumbra narrar las cosas más altas, con


sencillez extraordinaria. "Jesús le respondió: hoy estarás 389 b
conmigo en el paraíso". r-
A m a d o Ñervo nos dice en su poema de la "Hermana A g u a " , que
ella toma la forma de los vasos que la contienen. A s í también la
oración. Se reviste de muy variadas formas, según el corazón de
los nombres. A veces fluye como suave alabanza. Otras veces es
súplica, reclamo, grito, gemido, acción de gracias, petición repeti- ÍNDICE
da o incansable.

t n otras ocasiones, es apenas \a expresión de una duda que nos Pórtico


taladra, \a queja que traduce nuestra angustia interior, o nuestro
desconcierto. Pero a cada paso necesitamos decirle algo a\ Señor.
CICLO ( A )
Pedirle que se acuerde de nuestra pequenez. Necesitamos sobre
el corazón de Dios un espacio, aunque sea muy pequeño, que
nos pertenezca totalmente, que esté marcado con nuestro propio TIEMPO ADVIENTO
nombre. Primer domingo. Una Navidad distinta 9
Segundo domingo. Sería muy fácil 1 1
Pero el Señor sabe hacer cambios admirables. Es su manera de Tercer domingo. ¿Eres Tú el Mesías? 13
negociar con nosotros. Un día en Cana, trocó el agua en vino. Cuarto domingo. Emmanuel 15
Lambió el corazón de un cobrador de impuestos por el de un
Natividad del Señor. En el principio era el Verbo 17
apóstol evangelista. Otra vez, convirtió la petición de un recuerdo
La Sagrada Familia. Confiarnos al misterio 19
en un derecho para poseer de inmediato el paraíso.
Solemnidad de Santa María Madre de Dios. A ñ o Nuevo 21

lodos los días puede el Señor cambiar nuestra oración, pobre y Epifanía del Señor. A la luz de una estrella 23

quebrantada, en gracia y en paz perdurables. El secreto es que El Bautismo del Señor. Las angustias del Padre Tobías 26
nos ama y nunca se olvidará de nosotros. Nos lo dijo por boca de
Isaías: «¿Acaso olvida una mujer a su niño de pecho? Pues aun- TIEMPO CUARESMA
que ella lo olvide, yo nunca me olvidaré de mi pueblo. Porque lo Primer domingo. Nuestra débil condición 29
tengo tatuado aquí en mis manos".
Segundo domingo. Las transfiguraciones 31
Tercer domingo. Un humilde adjetivo 33
Cuarto domingo. Nuestro barro 35
Quinto domingo. Dios no tiene prisa 37
Domingo de Ramos. Dios necesita de nosotros 39

TRIDUO SACRO
Jueves Santo. La víspera de su pasión 41 .A.
Viernes Santo. Nadie tiene mayor amor 43
Sábado Santo. Noche de lumbre y gozo 45
i 391 »
& é
T I E M P O PASCUA Vigesimocuarto domingo. Cerremos el museo 110

Primer domingo. ¿Dónde lo han puesto? 48 Vigesimoquinto domingo. Aunque ya por la tarde 112

Segundo domingo. Gracias, Tomás 50 Vigesimosexto domingo. El dilema de Hamlet 114

Tercer domingo. Los reporteros de Emaús ...52 Vigesimoséptimo domingo. La canción de la viña 116

Cuarto domingo. El álbum familiar 54 Vigesimoctavo domingo. ¿Alguien se ha enamorado? 118

Quinto domingo. En casa de mi Padre 56 Vigesimonoveno domingo. El problema del fisco 120

Sexto domingo. Amigos de tiempo completo 58 Trigésimo domingo. Dios sigue conversando 122

Domingo de Pentecostés. Nuestro Espíritu Santo 60 Trigesimoprimer domingo. Una ciudad llamada hipocresía 124

Solemnidad de la Santísima Trinidad. La intención de Jesús 62 Trigesimosegundo domingo. Una virginidad condicionada 126

Solemnidad del Corpus Christi. ¿Por qué le buscamos? 64 Trigesimotercer domingo. Cuando el Señor se marcha 128
Trigesimocuarto domingo. Una tienda hecha del día 130

TIEMPO ORDINARIO
Segundo domingo. El Cordero de Dios 66 FESTIVIDADES y O T R O S

Tercer domingo. Pescadores de hombres 68 Nuestra Señora de la Candelaria. Nuestra Señora de la Luz 132

Cuarto domingo. Las palabras enfermas 70 San Juan Bautista. Fábrica de silencio 1 34

Quinto domingo. El riesgo de ser distintos 72 San Pedro y San Pablo. ¿Quién tiene las llaves? 136

Sexto domingo. Sí o no 74 Asunción de Nuestra Señora. Nuestro compañero inseparable 138

Séptimo domingo. La ley del Talión 76 Domingo Universal de las Misiones (Ciclo A)
Octavo domingo. Pájaros y lirios 78 Misión es compartir 140

Noveno domingo. Prevención de desastres 80 Día Universal de las Misiones (Ciclo B)

Décimo domingo. Su majestad, la persona humana 82 Enseñamos a amar 142


Undécimo domingo. El también me llamó 84 Día Universal de las Misiones (Ciclo C )

Duodécimo domingo. De parte de Dios 86 Ha llegado la hora 144

Decimotercer domingo. La paga del profeta 88 Todos los Santos. Ciertas vidas de santos 146

Decimocuarto domingo. La gente sencilla 90 Conmemoración de los difuntos. Como el grano de trigo 148

Decimoquinto domingo. Las parábolas del lago 92 Dedicación de la Basílica de Letrán. Es otra dimensión 150

Decimosexto domingo. Ser cizaña o parecerlo 94 Inmaculada Concepción de María. La llena de gracia 152

Decimoséptimo domingo. En busca del tesoro 95


Decimoctavo domingo. Hambre 98 CICLO B
Decimonoveno domingo. Como un fantasma 100
Vigésimo domingo. Una mujer cananea 102 TIEMPO ADVIENTO

Vigesimoprimer domingo. La teoría de Hegel 1 04 Primer domingo. Llega el Señor 157 ||r^

4 392 » Vigesimosegundo domingo. Ganar o perder


Vigesimotercer domingo. Amigos y hermanos
106
1Q8
Segundo domingo. Ocurrió un 6 de agosto
Tercer domingo. Había un reloj de sol
159
161
A
393
^
w W
Cuarto domingo. Navidad, ¿para qué? 163
Sexto domingo. La voluntad de Dios 215
Natividad del Señor. El último Evangelio 165
Séptimo domingo. Un Dios de vacaciones 217
La Sagrada Familia. Las matemáticas de Dios 167
Octavo domingo. ¡Por Dios, pongámonos al día! 219
Santa María Madre de Dios. Despunta un nuevo año 169
Noveno domingo. El cristal con que se mire 221
Epifanía del Señor. Melchor, Gaspar y Baltasar 171
Décimo domingo. N o estaba en sus cabales 224
Bautismo del Señor. Hombres de Cristo 173 Undécimo domingo. Tiempo de sementera 226
Duodécimo domingo. La noche sosegada 228
TIEMPO CUARESMA Decimotercer domingo. Basta que tengas fe 230
Primer domingo. Aquellos pactos con el diablo 175 Decimocuarto domingo. ¿ N o es éste el carpintero? 232
Segundo domingo. Aviso para caminantes 177 Decimoquinto domingo. Un bastón y nada más 234
Tercer domingo. El enojo de Cristo 179 Decimosexto domingo. ¿ A l tiempo lo van a matar? 236
Cuarto domingo. Yo anuncio a Jesucristo 181 Decimoséptimo domingo. Mis cinco panes y mis dos peces 238
Quinto domingo. ¿Qué ves tú? 183 Decimoctavo domingo. ¿Por qué le buscamos? 240
Domingo de Ramos. Esos reyes del naipe 185 Decimonoveno domingo. Discípulos de Dios 242

Triduo Sacro (ver pág. 4 1 ) Vigésimo domingo. El pan y su misterio 244


Vigesimoprimer domingo. Más duro, el corazón 246

T I E M P O PASCUA Vigesimosegundo domingo. La caja de Pandora 248

Domingo de Pascua. Amenazados de resurrección 187 Vigesimotercer domingo. ¡Admire, por favor! 250

Segundo domingo. El arte de perdonar 189 Vigesimocuarto domingo. Una cruz con rodachinas 252
Vigesimoquinto domingo. ¿Quién será el mayor? 254
Tercer domingo. Sbalom 191
Vigesimosexto domingo. De la Iglesia y el mundo 256
Cuarto domingo. Esperanza, alegría de vísperas 193
Vigesimoséptimo domingo. Felices por incompatibilidad 258
Quinto domingo. Para comprar un dromedario 195
Vigesimoctavo domingo. Un deseo rebelde 260
Sexto domingo. La escala del amor 197
Vigesimonoveno domingo. ¿Y después qué? 262
Ascensión del Señor. Necesitamos el éxtasis 199
Trigésimo domingo. El hijo de Timeo 264
Pentecostés. Por el fuego y el viento 201
Trigesimoprimer domingo. A El y al prójimo 266
Santísima Trinidad. ¡Sí, creemos! 203
Trigesimosegundo domingo. Allá en Dar-es-Salam 268
Solemnidad del Corpus Cbristi. Nuestro pan y
Trigesimotercer domingo. Teología del fracaso 270
nuestro vino 205
Trigesimocuarto domingo Yo no me acuerdo 272

TIEMPO ORDINARIO
CICLO C
Segundo domingo. Maestro ¿dónde habitas? 207
Tercer domingo. Un verbo con mala ortografía 209 TIEMPO ADVIENTO
<<¡394
i w395
» Cuarto domingo. ¿Ser o tener autoridad? 21 1 Primer domingo. Nuestra infinita sed 277
\k\ A Quinto domingo. Ese es el milagro 213 Segundo domingo. Hemos disminuido la esperanza 279
Séptimo domingo. Ir contra la corriente 335
Tercer domingo. ¿Entonces qué hacemos? 281
Octavo domingo. A l estilo sapiencial 337
Cuarto domingo. La Virgen va de viaje 283
Noveno domingo. La fe de un pagano 339
Natividad del Señor. La fábula del ángel cojo 285
Décimo domingo. El cordero expiatorio 341
La Sagrada Familia. Los hijos no obedecen; imitan 287
Undécimo domingo. La casa de Simón 343
Epifanía del Señor. Lo más importante 289
Duodécimo domingo. Pedro obtiene las mejores notas 345
Bautismo del Señor. A l estilo de los cristianos 291
Deci:imotercer domingo. ¿De qué espíritu somos? 347
Dec:imocuarto domingo. Las costumbres de Dios 349
TIEMPO CUARESMA
Deci:imoquinto domingo. También es mi prójimo 351
Primer domingo. N o nos dejes caer 293
Dec,:imosexto domingo. La lección de Betania 353
Segundo domingo. En un mundo cambiante 295
Deci:imoséptimo domingo. Cuatro palabras 355
Tercer domingo. Cuando Dios no responde 297
Dec,:imoctavo domingo. Tener o no tener 357
Cuarto domingo. El pequeño hermano mayor 299
Dec,:imonoveno domingo. La lámpara encendida 359
Quinto domingo. La ley o la vida 301
Vigésimo domingo. Teología del fuego 361
Domingo de Ramos. Platero y El 303
Vigesimoprimer domingo. La puerta estrecha 363
Triduo Sacro (Ver pág. 4 1 )
Vigesimosegundo domingo. N o sabemos soñar 365
Vigesimotercer domingo. Este era un rey 367
T I E M P O PASCUA
Vigesimocuarto domingo. Una mujer y diez monedas 369
Domingo de Pascua. Al amanecer, junto al sepulcro 305
Vigesimoquinto domingo Nos falta originalidad 371
Segundo domingo. El amigo que duda 307
Vigesimosexto domingo. Este era un hombre 373
Tercer domingo. Todo sigue lo mismo 309
Vigesimoséptimo domingo. Como un grano de mostaza 375
Cuarto domingo. Así vale la pena ..• 31 1
Vigesimoctavo domingo. Quienes miramos desde lejos 377
Quinto domingo. Nuestra marca de fábrica 313
Vigesimonoveno domingo. El juez y la viuda 379
Sexto domingo. La paz ardiente 31 5
Trigésimo domingo. Carta por recomendado 381
Solemnidad de la Ascensión. ¿Y ahora qué hacemos? 317
Trigesimoprimer domingo. Un hombre de baja estatura 383
Pentecostés. Las imágenes de Dios 319
Trigesimosegundo domingo. Amor en borrador 385
Santísima Trinidad. Querido Dios 321
Trigesimotercer domingo. En tierra de Hus 387
Solemnidad del Corpus Christi. La víspera de su pasión 323
Trigesimocuarto domingo. El valor de un recuerdo 389

TIEMPO ORDINARIO
Segundo domingo. Las llenaron hasta arriba 325
Tercer domingo. ¡Arriba las buenas noticias! 327
r
===-^" Cuarto domingo. Almacén de milagros 329
,A,
Quinto domingo. A l final de la noche 331
i 396! Sexto domingo. La piedra filosofal 333
.___ "V

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