Está en la página 1de 1

Reflexión sobre el proceso de la civilización.

Castro Romero Braulio


Ramírez Bernal Omar
Danielux
Una de las principales preocupaciones y, al mismo tiempo el primer desprendimiento de la
sociología en la época de Elías, fue su interés sobre las estructuras emocionales de los
individuos, cuya producción de conocimiento teórico giraba en un entorno estático. El
alejamiento surge del rechazo de las teorías estáticas. Si bien, Elías reconoce el rechazo que
se le ha dado al modelo Evolutivo al valorizarlo, quitándole esa condición y dejándolo en lo
más técnico posible. La característica de las sociedades (sociogénesis) que le añade Elías
sobre la estructura individual (psicogénesis) serán fundamentales para dar cuenta de la
interdependencia entre estos dos conceptos. Con esto quiere abordar el debate sociológico
determinista, atribuyéndole una direccionalidad en ambos sentidos.
A partir de aquí la civilización servirá como elemento central en su teoría adquiriendo
una rigidez en el actuar de los individuos. El material empírico que Elías utilizará será
importante para construir socio históricamente, por ejemplo, el umbral de vergüenza. Pero
como hemos dicho, existe una interdependencia entre los dos conceptos centrales. La teoría
freudiana servirá para explicar la internalización que hacen los sujetos dentro de la cultura
para Freud, pero para Elías, dentro de este proceso civilizatorio. El reforzamiento del deber
ser a partir de una auto coacción se sirve del proceso institucional que la civilización ha
venido construyendo. Haciendo no solo un deber ser en un solo sentido, sino de ambos.
Freud dentro de su teoría formulará la necesidad del individuo por permanecer en la
cultura, aunque esta reprima sus pulsiones, porque de alguna u otra forma le permite
satisfacerlas. Es por eso que la represión de todo el individuo no es tan creíble, porque
siempre hay lugares en donde la auto coacción funciona para beneficio de todos. Tal es el
caso del monopolio de la violencia legítima, cuyo propietario es el Estado, o al menos,
debería serlo. Es este concepto la violencia deja de ser algo cotidiano en la vida de las
personas para pasar a ser la medida de represión del Estado ante situaciones del
incumplimiento del deber ser. Una vez cedida la violencia que pueda efectuar en otro,
terminas por aceptar que la cotidianidad está cada vez más vacío del elemento de la violencia.
Esto hace, de una civilización, algo menos violenta. Justo como habla Elías en otro texto
sobre la presencia de la muerte en la cotidianidad, en donde se tiene una vida con menos
peligros y al mismo tiempo, se levanta el umbral regulador que gira en torno a la muerte. Las
funerarias cuidan las palabras para referirse al muerto, por ejemplo: difunto o fallecido, no
solo la vida se vuelve menos violenta, sino que también el lenguaje cambia con ellos.

También podría gustarte