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Transmisión del psicoanálisis: ¿Qué relación con el saber?

María Celia Jáuregui Lorda (Mar, 1989)

“…el saber es del orden del


goce. No hay razón para que
cambie de cama…”
J. Lacan, 1971-1972
El saber del psicoanalista

“Entre vivir algo y juzgarlo


existe la misma diferencia
que entre respirar y morder”
Elías Canetti
La provincia del hombre

Transmisión del psicoanálisis…


¿Qué se transmite?
¿Por qué?
¿Cómo?
Estas preguntas son demasiadas…

Para respirar y morder lo necesario voy a comenzar con una, ya que se trata que algo del imposible sea posible.
Lo fundamental para que l’acosa marche es presentar lo elemental, el punto singular. Para esto, como bien ha
dicho Soury, tenemos que encontrar la desaceleración justa que permita abordar lo elemental. Se trata de la
buena lentitud, del tiempo de detenerse, del tiempo de reconocer las dificultades de presentación1.
Este punto singular, este punto resistente, surge por la puesta en plano de los objetos topológicos. El paso de lo
espacial a un plano –de tres dimensiones a dos – marca las dificultades.
La noción de pasaje, de paso, es inherente a la transmisión. El prefijo trans significa “paso al lado opuesto” o
“situación en el lado opuesto”, con los siguientes matices: a través de: pasar de un lado a otro; situado del otro
lado; situado detrás (en el espacio) o a continuación (en el tiempo) de la cosa que se expresa, o tapado por ella;:
cambio o transtorno.
Por otra parte, en trans/misión, misión tiene connotaciones que vienen del latín: missio-onis derivado de
missum, participo de mittere, enviar, lanzar, meter2.
Entonces, transmisión del psicoanálisis sería pasar algo de un lado a otro, enviarlo.
Esta transmisión, este pasar de un lado a otro, ¿a qué se refiere? El pasar de la transmisión, a través de sus
experiencias –cura, control, cártel, fábrica del caso, presentación de enfermos, enseñanzas –establece un lazo
entre el psicoanálisis en intensión y el psicoanálisis en extensión; es el paso del publikum a un público más
amplio, öffentlichkeit.
¿Cómo? ¿Cómo se pasa? Lacan plantea que entre la intensión y la extensión hay que pasar a través de un hiato,
un abismo. Hace falta una operación que pueda dar cuenta de ese pasaje. ¿Qué operación? Una operación que
pone en juego la dimensión del acto e implica, en su fundamento, el corte del doble bucle. Corte que tiene la
función de borde al efectuarse sobre una superficie, y cuyo trazado implica una doble vuelta, un movimiento de
ida y vuelta.
En la sesión del 15 de febrero de 1967 del seminario La lógica de la fantasía, Lacan localiza este corte sobre un
toro y se detiene en el trazado del doble bucle: “La superficie más característica para imaginarnos la función
que damos al doble bucle es la banda de Moebius, cuyo borde es el doble bucle, borde único de la superficie en
cuestión. Podemos tomar esta superficie como simbólica del sujeto, a condición de considerar que sólo el borde
constituye esta superficie, como es fácil demostrarlo; si ustedes hacen un corte por el medio de esta superficie,
este corte concentra en él la esencia del doble bucle; al ser un corte que retorna sobre sí mismo, este corte único
es toda la superficie de Moebius. La prueba es que cuando ustedes hacen este corte medio ya no queda
superficie de Moebius, el corte mediano la alejó de lo que ustedes creen ver bajo la forma de una superficie…
dicho de otra manera, después del corte ya no hay superficie de Moebius sino, en cambio, algo aplicable sobre
el toro”3.

Este corte permite pasar de estar siempre “en banda” (en grupo), en la banda de Moebius con un solo borde y
una sola cara, a entrar al toro por el corte.
Esta operación de pasaje pone en juego un acto, el acto del decir de un pasante a los pasadores (passeurs).
El acto es fundador del sujeto. Un sujeto diferente puede surgir en razón de cada corte. La incidencia del acto de
cortar, produce consecuencias sobre la superficie. En tal caso, puede ser de una estructura; en tal otro, de una
estructura diferente o, en algunos casos, puede no cambiar.
La vía que hace posible la transmisión del psicoanálisis y de la doctrina es la de una escuela de psicoanálisis.
Esta vía que juega como gozne entre el psicoanálisis en intensión y el psicoanálisis en extensión es diferente de
la que se encuentra localizada en lo familiar: caso de A. Freud y J. A. Miller, albacea testamentario de Lacan.
Así: “Una escuela de psicoanálisis juega como gozne entre psicoanálisis en intensión y psicoanálisis en
extensión”.
Respecto al primero (el psicoanálisis en tanto se revela efectivo en tal o cual cura) tiene una función de
publikum (en Freud este término acentúa el posesivo en la expresión “su público” relativa al chiste), pero es
para hacer caer en el öffentlichkeit (donde el acento se pone esta vez sobre “el público”, que no se deja
aprehender por ninguna posesión) como la experiencia demuestra en el segundo”4 (refiriéndose al psicoanálisis
en extensión).
Vamos a tomar algunos puntos de la Proposición del 9 de octubre de l967 y de la Proposición del 17 de
noviembre de 1985, sobre el psicoanalista de la escuela, para demostrar el privilegio otorgado a la vía de una
escuela en la transmisión del psicoanálisis; la primera proposición fue adoptada por la École Freudienne de
Paris y la segunda acompañó a la fundación de la école lacanienne de psychanalyse.

De la Proposición del 9 de octubre de 1967 hay dos versiones y una transposición, que es la Proposición del 17
de noviembre de 1985. Las dos primeras fueron escritas por Jacques Lacan y la tercera dio soporte a la école
lacanienne de psychanalyse (elp). La primera versión fue publicada en 1978 por ediciones Navarin, en la
colección Analytica. Fue distribuida a algunos participantes antes de la sesión de trabajo de la École Freudienne
de Paris (E.F.P.), en la cual Lacan le dio lectura. La segunda, publicada diez años antes de Scilicet 1, ofrece
modificaciones en relación con la primera. Fue adoptada por la E.F. P. el 15 de enero de 1969.
La Proposición del 17 de noviembre de 1985 retoma la Proposición de octubre de 967. Es una transposición, es
decir, una forma de transcripción. Para el trabajo de transposición se tomaron en cuenta las dos versiones y las
diferencias existentes entre los dos textos. Se trataba de trans-poner, de poner en otro lado, localizado en la
école lacanienne de psychanalyse fue editada como plaqueta por la elp. en París, en el primer trimestre de 1986,
junto con otros documentos. Tuvo una distribución limitada. Por lo tanto, podemos considerar como la primera
publicación de esta proposición la del número 1, de marzo de 1990, de Artefacto, una revista de la escuela
lacaniana de psicoanálisis editada en México. Se trata de una traducción de la plaqueta que incluye las
modificaciones introducidas a la misma hasta diciembre de 1988. Apareció como uno de los documentos
publicados en relación a la fundación de la escuela lacaniana de psicoanálisis.
En las dos proposiciones, del 9 de octubre de 1967 y del 17 de noviembre de 1985, sobre el psicoanalista de la
escuela, se afirma que “la raíz del campo del psicoanálisis planteado en su extensión, o sea en su incidencia
pública (única base posible para dar motivo a una escuela de psicoanálisis), debe ser hallada en la experiencia
psicoanalítica misma, queremos decir tomada en intensión, única razón valedera que se ha de formular de la
necesidad de un psicoanálisis introductorio para operar en este campo”5.
Detengámonos en la intensión y extensión.
¿Cómo aparecen formuladas en las dos proposiciones? ¿Cómo dar cuenta de algo que implica un hiato, una
abertura, entre una y otra?
Tanto en la Proposición del 9 de octubre de 1967 como en la del 17 de noviembre de 1985 aparece, con respecto
a este punto, una referencia a la topología y a la ubicación del simbólico, imaginario y real.
Tomemos una cita de la segunda versión de la Proposición del 9 de octubre aparecida en Scilicet: “Para
introducirlos allí, me apoyaré sobre los dos momentos del enlace de lo que llamaré respectivamente en este
divertimiento el psicoanálisis en extensión, es decir todo lo que resume la función de nuestra Escuela en tanto
que ella presenta el psicoanálisis al mundo, y el psicoanálisis en intensión, o sea el didáctico, en tanto que no
hace más que preparar los operadores”6.
Más adelante dice: “Antes de proponer a ustedes una forma, quiero indicar que de acuerdo a la topología del
plano proyectivo, es en el horizonte mismo del psicoanálisis en extensión donde se anuda el círculo interior que
nosotros trazamos como abertura del psicoanálisis en intensión.
Este horizonte, quisiera centrarlo sobre los tres puntos de fuga de la perspectiva, notables por pertenecer cada
uno a uno de los registros cuya colusión en la heterotopía (“otro-lugar”) constituye nuestra experiencia”7.
De esta manera Lacan centra en el horizonte el psicoanálisis en extensión el simbólico, el imaginario y el real.
En la Proposición del 17 de noviembre de 1985 la posición se mantiene: “Designamos así en el solo
psicoanálisis en intensión la iniciativa posible de un nuevo modo de acceso del psicoanálisis a la extensión. La
topología del plano proyectivo muestra que es en el horizonte mismo de este psicoanálisis en extensión donde
se anuda el círculo interior que nosotros trazamos como abertura del psicoanálisis en intensión.
Este horizonte está centrado sobre los tres puntos de fuga de la perspectiva, notables por pertenecer a las tres
dimensiones habitadas por el ser hablante, que se llaman simbólico, imaginario y real y cuya colusión
constituye nuestra experiencia8.
El ternario simbólico, imaginario y real, centrado en el horizonte mismo del psicoanálisis en extensión, permite
ubicar este nuevo modo de acceder a partir de la intensión, al psicoanálisis en extensión.
Entre la intensión y la extensión, y con el anudamiento de los tres, surgen las preguntas, los interrogantes y las
construcciones que una escuela de psicoanálisis posibilita sostener.
Si el psicoanálisis se transmite por su experiencia, la base o raíz de esa transmisión –sus cimientos – es la
experiencia singular cura por cura: psicoanálisis en intensión. Ahí algo pasa, y puede pasar a la extensión por la
vía del pase.
Tomando en cuenta esta raíz, hay otras experiencias donde la transmisión también tiene lugar. Algo pasa. Así
podemos poner en esta cuenta: el cártel, el cártel de fábrica del caso, el control, la presentación de enfermos, las
enseñanzas y las sesiones de ejercicios de presentación (manipulación de los objetos topológicos).
En estas experiencias, la transmisión pasa y cada una de ellas, a su manera y con diferentes matices, va
marcando ese paso en relación con el público y con el saber.

Las experiencias privilegiadas por la escuela, señalan algunos de los caminos propuestos para ir apuntando a la
renovación de la práctica, así como a la construcción problematizada de una doctrina del psicoanálisis9.
El acento fundamental de esta renovación y construcción está colocado en la interrogación articulada del pasaje
del psicoanalizante al psicoanalista (dispositivo del pase)10.
En la plaqueta de la e.l.p. estas experiencias aparecen mencionadas y diferenciadas en cuatro apartados:
I. sobre el psicoanálisis didáctico,
II. sobre la clínica psicoanalítica.
III. sobre el cartel,
IV. sobre la enseñanza.
Al seguir la lectura de estos cuatro apartados podemos precisar, en cada uno de ellos, el lugar que ocupa el
saber, el público y por lo tanto la transmisión.
Psicoanálisis en intensión, psicoanálisis en extensión, he ahí la cuestión…

I. SOBRE EL PSICOANÁLISIS DIDÁCTICO

Partiendo de la base que la raíz del psicoanálisis en extensión, o sea en su incidencia pública, está en el
psicoanálisis en intensión, vamos a tomar algunos puntos que configuran los cimientos de la transmisión del
psicoanálisis, por esa experiencia singular que es la cura (intensión).
Como punto de partida, vamos a considerar la transferencia, la cual se articula y organiza por el sujeto supuesto
saber. Lacan plantea en la proposición del 9 de octubre de 1967 sobre el psicoanalista de la escuela que este
término, la transferencia, hace tropezar a la intersubjetividad: “¿Sujeto supuesto por quien, se dirá, sino por otro
sujeto? ¿Y si, provisionalmente, supusiéramos que no hay sujeto que pueda ser supuesto por otro sujeto?
Sabemos, en efecto, que no nos referimos aquí al sentido difuso del sujeto psicológico, que es precisamente lo
que el inconsciente pone en cuestión”11.
En la Proposición del 17 de noviembre de 1985 del término transferencia es escrito de otra manera: aparece
colocado en primer lugar lo que el inconsciente nos descubre en “no hay relación sexual”. Esto hace objeción,
rechazo, escollo a la intersubjetividad. Así, “al relacionar la estructura del sujeto con el ternario real, simbólico
imaginario, lo que el inconsciente nos descubre en “no hay relación sexual” indica suficientemente que ningún
sujeto es suponible por otro sujeto: la distinción del otro imaginario, llamado familiarmente “pequeño otro”, del
lugar de operación del lenguaje, planteado como “Otro”, es insuficiente para dar cuenta de la equivocación de
esta suposición, al no ser el real contado”12.
En las dos proposiciones aparece la escritura algorítmica de la transferencia: plantea al sujeto como lo que un
significante representa para otro significante. Un sujeto no supone nada; es un supuesto por el significante que
lo representa ante otro significante.
En la escritura algorítmica de la transferencia que conviene al supuesto de ese sujeto, se pone el saber en su
lugar de colindancia con la suposición:

“En la primera línea el significante S de la transferencia, es decir, de un sujeto con lo que implica de un
significante que llamaremos cualquiera, no supone más que la particularidad en el sentido de Aristóteles que,
por ese hecho, supone además otras cosas. Si es nombrable con un nombre propio, no es porque se distinga por
el saber. Bajo la barra, reducida a la medida supuesta del primer significante, la s representa el sujeto
significado que resulta de ello. Implica en el paréntesis al saber, supuesto presente, de los significantes en el
inconsciente13.
En esta situación, el ternario aparece como constituyente: psicoanalizante, psicoanalista y el significante sujeto
supuesto saber.
Hay dos maneras de abordar este tema: del lado del psicoanalizante y del lado del analista. Del lado del
psicoanalizante, por ser el único en hablar primero, la formación significante sujeto supuesto saber aparece
como desprendida por él. Por el lado del analista, es necesario precisar qué lo califica para responder a esa
situación que no envuelve a su persona. “Nos importa aquí el psicoanalista, en su relación al saber del sujeto
supuesto, no segunda, sino directa”14. El analista, del saber supuesto, no sabe nada, “esto no lo autoriza a
conformarse con saber que no sabe nada, pues se trata de lo que tiene que saber. Lo que él tiene que saber puede
ser trazado con la misma relación “de reserva” según la cual opera toda lógica digna de ese nombre. No
significa nada en “particular”, pero se articula en una cadena de letras tales que, con la condición de no dejar
escapar ninguna, lo no sabido se ordena como el marco del saber15.
Así, “la cuestión no es lo que él sabe, sino la función de lo que él sabe en psicoanálisis”16.
Como segundo punto vamos a considerar el fin de la partida. Esta experiencia singular termina, y esta
terminación pone el acento en aquello que pasa al finalizar la relación de transferencia. “La terminación del
psicoanálisis llamado redundantemente “didáctico” es el pasaje, en efecto, del psicoanalizante al
psicoanalista17.
En la Proposición del 9 de octubre de 1967, como en la del 17 de noviembre de 1985, en referencia a este punto
se propone una ecuación, la cual “nos permite hacernos una idea de lo que ocurre al término de la relación de
transferencia, o sea que, cuando habiéndose resuelto el deseo que sostuvo en su operación al psicoanalizante, la
opción de partida –ese saber en tanto que supuesto – no tiene más ganas al fin de levantarla, es decir el resto que
como determinando su división, lo hace caer de su fantasía y lo destituye como sujeto18. La destitución
subjetiva está inscripta en el boleto de entrada.
Entonces, ¿cómo se transmite? ¿Qué pasa? ¿Cómo se pasa? Es el pasaje del psicoanalizante al psicoanalista en
este pasaje está puesto en juego el dispositivo del pase. De esta manera, no se trata de un psicoanálisis
(intensión) solamente de resolver los síntomas personales en el sentido de “sus síntomas!, “sus significantes!, ya
que en ese pasaje algo pasa: cada quien, uno por uno, en su decir que hace acto tiene algo que aportar a la
comunidad analítica (extensión).
“Hay algo del real en juego en la formación del psicoanalista. Ese real induce su propio desconocimiento y
produce su negación sistemática. Se trata con esta proposición –llamada del 17 de noviembre de 1985 – de
mantener la interrogación de ese real”19.

II SOBRE LA CLINICA PSICOANALITICA

“Se considerarán aquí algunos modos de producción, clásicos y no-clásicos, que apuntan a constituir los objetos
de los cuales se espera que permitan el debate clínico en el seno de la escuela”20.

El control

En esta experiencia algo ocurre con la transmisión. ¿De qué se trata, qué pasa? Suele suceder que un
psicoanalizante consulte a un analista para hacer con él un balance de su práctica: lo que llamamos “control”.
Esta denominación indica una disparidad de principio esencial en este tipo de funcionamiento: el control es, en
primer lugar una cuestión que concierne a aquel que formula su demanda. Reconocer esto es admitir que, por lo
tanto, no hay nada en ello que implique alguna obligación institucional, y que, por consiguiente, la escuela, sin
ignorar esta práctica no la inscribe como etapa de un cursus-pre-establecido21.
Como una demanda inicia el control, no está en una posición diferente de la cura. Esta posición es la que nos
permite ubicar la relación del control con el saber.
Lo que está puesto en juego en el control, al tomar en cuenta la transferencia organizada por la figura del sujeto
supuesto saber, es no tanto el savoir(y)faire, sino “el psicoanalista en su relación al saber del sujeto supuesto, no
segunda sino directa”22. Frase que aparece en las dos proposiciones.
Se trata para el controlante de regular su posición, no sobre la de su paciente, sino más bien sobre el saber que él
supone al sujeto del inconsciente. En esto conserva actualidad su posición de analizante, incluso algunas veces
exige que se le haga un lugar más nítido cuando esta prevalencia del saber inconsciente sobre el sujeto se hace
impracticable23.
Así, es tarea posible del control mantener esa relación no segunda sino directa con el saber del sujeto supuesto.
Mayette Viltard en su texto Lire autrement que quiconque escribe lo siguiente: “Cada analizante puede producir
una sucesión de transferencias que pueden ser “leídas de otro modo”, sin que haya análisis: hay análisis si esas
producciones inconscientes son leídas de una manera tal que ellas son le trasnfert del analista, si el analista
tiene una relación correcta al saber del sujeto supuesto saber, “no segunda sino directa”24.

Fábrica del caso

Aparecen en la plaqueta dos preguntas sobre este punto que vamos a volver a marcar y de las cuales la fábrica
del caso intenta ser una respuesta.
“¿Cómo confrontar experiencias múltiples de las cuales cada una es singular? ¿Cómo pasar de prácticas
(privadas por el hecho mismo del protocolo de la cura) a una clínica susceptible de hacer referencia para una
comunidad y de una manera que permita el debate?”25.
La fabrica del caso es la posibilidad de testimoniar sobre lo que es hoy la práctica analítica, de apuntar a la
construcción de los objetos clínicos y de permitir el debate y la circulación. Como todo cártel, lleva implícito en
su constitución el paso a “otro público”.
En este apartado sobre la posibilidad de testimoniar sobre lo que es hoy la práctica analítica, de apuntar a la
construcción de los objetos clínicos y de permitir el debate y la circulación. Como todo cártel, lleva implícito en
su constitución el paso a “otro público”.
En este apartado sobre la clínica psicoanalítica se consideran, además de las experiencias mencionadas, la
presentación de enfermos y el psicoanálisis de niños.

III SOBRE EL CARTEL

“El cártel es considerado por la escuela como lugar privilegiado de la formación por lo que allí se revela de afín
con la cosa analítica: esto a condición de que se respeten ciertas modalidades de su funcionamiento”26.
En la constitución del cártel están implícitas dos cuestiones: el más-uno, que en la plaqueta aparece como “el
enigmático más-uno”, y por otro lado el pasaje al público. Este pasaje marca la necesidad para un cártel de
arriesgarse, en todo o en parte, a la confrontación pública. De este modo, la formación analítica es considerada
como un ajuste, para cada uno, de una posición frente a los saberes que vuelven posible el acto analítico. La
referencia al saber queda señalada y puesta en posición de ser reflexionada a partir de una frase que aparece en
este apartado, de un dicho de Lacan: “El psicoanálisis es la vía por la que se pone a prueba cómo un sujeto se
sostiene frente a la acumulación del saber: y es efectivamente lo que se hace, de experiencia, en el juego
polifónico de un cártel, cuando el árbol del saber- recorrido tanto como supuesto- ya no está en posición de
ocultar el bosque de las posiciones subjetivas, con sus caminos que no llevan a ningún lado”27.

IV SOBRE LA ENSEÑANZA

¿Qué pasa con la enseñanza? ¿Qué es lo que está en juego? Están en su raíz el tema del saber; en este caso la
doctrina del psicoanálisis se pone en juego. El tema del saber no se puede resolver aisladamente, ya que el saber
sólo se inventa por un significante que representa a un sujeto. Así, para comprobar el alcance de un saber hay
que tomar en cuenta el modo de suposición en que un sujeto se articula con ese saber. Por lo tanto, si bien el
psicoanálisis ambiciona cuestionar a ese sujeto en tanto sería adyacente a ese saber no le impide reconocer el
carácter subjetivante de la operación del saber28.
“Pero si no hay ni maestro, ni inspectores generales, ni manual, ni programa pre-establecido ¿qué queda de la
enseñanza? Queda la invención de un saber que no parte de nada ya que están las sendas de Freud y de Lacan
aunque haya lugar para decir lo que habrán sido”29.
El público también cumple una función, ya que se ofrece como lugar de inscripción, cuestionamiento y
relanzamiento del trazo propuesto.
Para concluir voy a tomar esta frase: “cuanto menos un sujeto se hace cargo de los enunciados que él profiere
más intensa se hace la suposición de un sujeto como colindante de un saber”30.

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