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los principios y criterios

teológicos de interpretación de
la biblia
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II. Criterios teológicos

El Concilio Vaticano II señala tres criterios para una


interpretación de la Escritura conforme al Espíritu que la
inspiró y descubrir el verdadero sentido del texto sagrado
(Cf. DV 12,3).

1. Contenido y unidad de la Escritura

2. Tradición viva de la Iglesia

3. Analogía de la fe
propone leer la Escritura en la Tradición viva de toda la Iglesia.

Según un adagio de los Padres, La Sagrada Escritura está más


en el corazón de la Iglesia que en la materialidad de los libros
escritos. En efecto, la Iglesia encierra en su Tradición la
memoria viva de la Palabra de Dios, y el Espíritu Santo le da la
interpretación espiritual de la Escritura (Cf. CEC n.113).

La tradición cumple una doble función, por una parte protege


contra las Interpretaciones aberrantes y por otra asegura la
Transmisión del dinamismo original del texto.

En cualquier interpretación, ser fiel al espíritu y a la letra de los


textos significa situarse en la corriente de la Tradición que, con
la guía del Magisterio, cuenta con la garantía de la asistencia
especial del Espíritu Santo, autor de la Biblia.
3. Analogía de la fe
El tercer criterio propone interpretar los textos teniendo en
cuenta "la analogía de la fe" (Cf. Rm 12,6), es decir,
recomienda servirse de las ayudas para la comprensión que la
propia fe nos proporciona, por la conexión que tienen las
verdades de la fe entre sí, y en el conjunto total de la
revelación (Cf. CEC 114).

tiene sobre todo una dimensión eminentemente positiva, pues


indica el contexto más adecuado para la interpretación de un
paso bíblico: el amplio horizonte de la verdad revelada. El Por eso, podemos ayudarnos de un dogma o un pasaje bíblico
mensaje de la Palabra de Dios tiene una sola verdad. Y hay una para comprender mejor otro.
conformidad
entre la doctrina revelada y el conjunto de verdades que la
Iglesia enseña y profesa. No hay ningún pasaje de la Escritura que pueda tener un
sentido contrario a la fe, porque Dios no puede
contradecirse a sí mismo, enseñando una cosa en un texto
y lo contrario en otro.La revelación total, manifestada en la
Escritura y en la Tradición, forma un todo homogéneo, y no
se puede interpretar un texto aislándolo de ese todo y en
desacuerdo con el conjunto.
4. Juicio de la Iglesia
A los criterios expuestos el Concilio añade un principio
teológico y afirma que todo lo dicho sobre la interpretación de
la Biblia queda sometido al juicio definitivo de la Iglesia, que
recibió de Dios el encargo y el oficio de conservar e interpretar
la Palabra de Dios (Cf. DV 12), para poner a los creyentes en
relación personal con Dios.
Tenemos que interpretar la Biblia desde la perspectiva de que
es un libro sagrado. Y es la base de nuestra fe y de nuestra
moral.

No podemos, pues, interpretar un texto de espaldas al sentido


de fe y a la interpretación de toda la comunidad.
Pero la comunidad eclesial no se guía por criterios de mayoría o
de puro estudio
intelectual. Este libro nació de la inspiración del Espíritu Santo.
Y sólo puede
ser interpretado con garantía «por la Iglesia columna y
fundamento de la verdad» (1 Tm 3,15), y por los Apóstoles y
sus sucesores, a quienes Cristo prometió su asistencia hasta el
fin del mundo (Cf. Mt 28,20).
señala que es necesario prestar una gran atención al contenido
y a la unidad de toda la Escritura, pues, por muy diferentes que
sean los estilos y los contenidos de los diferentes libros que la
componen, la Escritura es una en razón de la unidad del
designio de Dios, del que Cristo Jesús es el centro y el corazón
(Cf. Lc 24,25-27, 44-46).

En efecto, es toda la Biblia la que expresa el proyecto de Dios.


Por el principio de la unidad de toda la Escritura no podemos
aislar los textos, arrancarlos de su contexto histórico y literario
y proclamarlos como verdades aisladas y absolutas.

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