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A principios de los años 200, Orígenes pudo haber estado usando los mismos
veintisiete libros del canon del Nuevo Testamento, aunque todavía había
disputas sobre la canonicidad de la Epístola a los Hebreos, Santiago, II Pedro, II
Juan, III Juan, Judas y Apocalipsis,6 conocidos como los Antilegomena. Del
mismo modo, el Fragmento Muratoriano da evidencia que, quizás tan pronto
como el año 200, existía un conjunto de escritos cristianos un tanto similares a
los veintisiete libros del canon del Nuevo Testamento, que incluía cuatro
evangelios y argumentaba en contra de las objeciones a ellos. 7 Así, mientras que
hubo un gran debate en la Iglesia Primitiva sobre el canon del Nuevo
Testamento, los principales escritos habían sido aceptados por casi todos los
cristianos a mediados del siglo III.8 En su carta de Pascua de 367, Atanasio,
obispo de Alejandría,9 dio una lista de los libros que se habrían convertido en los
veintisiete libros canon del Nuevo Testamento, y él usó la palabra «canonizado»
(griego: κανονιζόμενα, kanonizomena) con respecto a ellos.10 El primer consejo
que aceptó el presente canon del Nuevo Testamento pudo haber sido el Sínodo
de Hipona en África del Norte (393 d. C.); las actas de este consejo, sin embargo,
se han perdido. Un breve resumen de las actas fue leído y aceptado por los
Concilios de Cartago en 397 y 419.11 Estos concilios estuvieron bajo la autoridad
e influencia de Agustín, que consideraba el canon como ya cerrado. 121314 El
Concilio de Roma de Dámaso I, si el Decretum Gelasianum se asocia
correctamente con este, emitió un canon bíblico idéntico al que se ha
mencionado anteriormente;9 o, si no, la lista es, al menos, una compilación del
siglo VI.15 Del mismo modo, la edición de la Vulgata latina de la Biblia, c. 383,
fue decisiva en la fijación del canon en Occidente. 16 En c. 405, Inocencio I envió
una lista de los libros sagrados a un obispo galo, Exuperio de Toulouse. Los
estudiosos cristianos afirman que, cuando estos obispos y concilios hablaron
sobre el asunto, no fueron definiendo algo nuevo, sino que «ratificaron lo que ya
se había establecido en la mente de la Iglesia». 121718
Por lo tanto, algunos afirman que, desde el siglo IV, existía unanimidad en el
Occidente relativo al canon del Nuevo Testamento,19 y que, en el siglo V, la
Iglesia de Oriente, con algunas excepciones, había llegado a aceptar el Libro del
Apocalipsis y, por lo tanto, habían llegado a una decisión unánime sobre el
asunto del canon.220 No obstante, las articulaciones dogmáticas completas del
canon no se hicieron hasta el Canon de Trento de 1546 del catolicismo;2 la
Confesión de Fe gala de 1559 por el calvinismo; los Treinta y Nueve Artículos de
1563 de la Iglesia de Inglaterra; y el Sínodo de Jerusalén de 1672 para los
griegos ortodoxos.