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Filipenses 4:10-13
En gran manera me gocé en el Señor de que ya al fin habéis revivido vuestro cuidado de mí; de
lo cual también estabais solícitos, pero os faltaba la oportunidad.
No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi
situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado,
así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer
necesidad.
Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.
Cuando leemos al apóstol Pablo, nos tenemos que poner abusados para recibir estas joyas.
Pablo está agradecido con la iglesia por la ofrenda que recibió, y en lo que agradece nos deja
esta joya, tal vez el texto más repetido de todas las cartas de Pablo.
Para llegar a esta conclusión no fue fácil, decir que todo lo puede en Cristo. En el versículo 11
hace la aclaración: no lo digo porque tenga escases, pues he aprendido a contentarme, y
pasaron años de experiencias y vivencias para poder decir “he aprendido”.
Las iglesias que Pablo fundó se tardaron mucho tiempo en entender que deberían de sostener
a los ministros del evangelio, no sacaban la deducción de que si había un misionero que había
dejado su trabajo, su posición honorífica entre los judíos, ahora requería de un sustento, y a
ninguno se les ocurría.
Pablo tenía que trabajar confeccionando tiendas y esto le quitaba mucho tiempo. Seguramente
que vendía las tiendas bien vendidas, por eso dice él: yo sé vivir en abundancia.
Pero luego dice de un segundo camino, el camino de la escasés.
Como estaba acostumbrado a tener mucho y a veces tener poco o nada, entendió que no
podía poner su confianza en las cosas que tenía porque mañana no las iba a tener, no podía
depender de las circunstancias de su vida porque las circunstancias cambian.
Si estuviera siendo llevado y traído según las circunstancias, pues le pasaría lo que a algunos
les pasa. De pronto andan en la gloria, y Dios es bueno y me está bendiciendo… y al rato
andan en el valle de sombra de muerte: dónde está Dios?.
Pablo entendió que tenía que haber algo que le diera equilibrio, pero que no fueran sus
ingresos, que no fueran sus circunstancias, que no fuera lo material, lo que le rodeara;
entonces descubrió, después de años, que Cristo era la fuente de la fortaleza en su corazón en
todo tiempo.
Lo que para Pablo le costó tanto aprender, cuando lo aprendió ya no lo dejó, ya no se movió de
ahí. Y tenemos que llegar a la misma conclusión que él, tarde o temprano, y espero que sea
ahora, que nos sirva su testimonio, que nos sirva su ejemplo y que lleguemos a la conclusión
de que, no podemos poner nuestro corazón en las cosas que tenemos, en los bienes que
tengamos o no, en los ingresos que tengamos o no, porque luego vamos a ser como las olas
del mar, llevadas de aquí para allá según el viento sople.
Tenemos que ubicarnos en un punto en el cual, sea que nos vaya mal o que nos vaya bien,
nosotros tengamos contentamiento. Contentos por la fuerza que tenemos dentro, la del Señor
Jesucristo.
2 Coritntios 12:9
Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de
buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de
Cristo.
Diría Pablo: tengo un aguijón y le pedí al Señor que me lo quitara, no me lo quitó, entonces me
voy a gozar, no gracias a que traiga el aguijón ni gracias a que no lo tenga porque no me lo
quitaron, pero sí en la gracia del Señor.
La Biblia dice que hay que saber vivir en abundancia y también en la escasez.
Veo a cristianos que todo el tiempo tienen abundancia, pues bendito sea el Señor; veo otros
que todo el tiempo tienen escasez, bendito sea el Señor, pero porque Cristo está en ellos y es
la fuente de su alegría y de su estabilidad.
Piense en el contexto de este versículo, porque lo aplicamos en todo menos en lo que Pablo lo
estaba aplicando:
Si alguien va a presentar un examen muy difícil unos dicen: lo voy a presentar porque todo lo
puedo en Cristo que me fortalece.
Si me invitan a compartir en la iglesia, yo lo voy a poder hacer porque todo lo puedo en Cristo
que me fortalece.
Vivo con una mujer insoportable, porque todo lo puedo en Cristo que me fortalece.
Si así lo quiere aplicar, pues adelante, es buena motivación, pero a eso no se estaba refiriendo
Pablo. Pablo lo dice en el contexto de entender que las circunstancias de su vida cambiaban
pero que no se iba a mover de su fe, él iba a estar agradecido, él iba a estar a gusto, iba a
estar feliz porque todo lo podía en Cristo que le fortalecía.
Pablo, cuando nos habla así, no nos está hablando como los filósofos. Los filósofos estoicos
pensaban que este mundo era malo, por lo tanto la vida debería ser alejarse de las
comodidades y sufrir la vida que le tocó. Este pensamiento era muy cómodo para algunos
porque era pensar que si te fue mal en la vida, ni modo, así te tocó, así la tienes que vivir.
Pablo tampoco nos habla como los budistas. La idea fundamental del budismo es que existe
sufrimiento en el mundo porque deseamos cosas que no podemos tener, por lo tanto lo que
tenemos que hacer es meditar para no desear, y al no desear dejamos de sufrir por no tener lo
deseado.
Pablo tampoco se refiere a vivir como faquires, controlar las circunstancias de su cuerpo,
separar la mente del dolor y sentir pero no sentir.
Pablo no está diciendo que neguemos nada, está hablando del optimismo cristiano. Pablo dice
que todo lo puede, estar tranquilo en la abundancia y en la escasez, pero nos habla de la
tercera persona por quien es posible esto, por Cristo.
Porque todos todos los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien. Pablo puede
confiar en que si hay escasez, Cristo puede manejar esa escasez en su beneficio, como
también la abundancia, porque cualquiera de las 2 son peligrosas.
No sé cuándo es más difícil ver al Señor, cuando tenemos mucho o cuando tenemos poco.
Porque cuando tenemos mucho nuestra confianza se va, o cuando tenemos escasez se nos
meten las dudas a nuestro corazón y no vemos la mano de Dios.
Sin embargo hay un Cristo que sabrá aprovechar tanto la escasez con todos sus peligros,
como la abundancia con todos sus peligros para el bien nuestro.
Pablo le dice a la iglesia filipense: gracias, gracias, gracias por la ofrenda que me han
mandado, pero no crean que por esa ofrenda soy feliz, quiero que sepan que estoy enseñado a
tener mucho y poco, pero estoy bien porque Cristo me fortalece.
Si usted no está contento con lo que tiene hoy, jamás lo estará tenga lo que tenga. Mientras
más tenga más necesidades tendrá. El contentamiento no es por las cosas que tenga, el
contentamiento es una actitud del corazón, de su alma.
Si no aprende a contentarse hoy con lo que tiene hoy, jamás se contentará no importa cuánto
tenga.
Un rey de Israel, Acab, era rico, tenía tierras, pero quería la viña de Nabot, pero por qué
obsesionarse con obtener la única cosa que tenía Nabot. Y Nabot le tenía un valor sentimental
a esa viña, pues había sido heredada de sus padres y sus padres de sus padres. Nabot le dice
que no se la puede vender así que a Acab se le fue el sueño y el hambre porque no podía
obtener lo “único” que le faltaba para estar contento, así que su mujer perversa le dice: cómo
dejas que siendo el rey dejas que un “don nadie” te diga que no”. Así que le paga a un par para
que le levanten falsos diciendo que había blasfemado contra Dios y contra el rey de Israel, así
la gente lo lapidaron. Cuando Acab toma esa propiedad, Jehová habla con Acab a través del
profeta Elías, así que Dios declara castigo sobre Acab y su esposa.
Eva lo tenía todo, tenía al mejor hombre de la tierra, a Adán; y digo mejor porque él no tenía
errores ni malformaciones, Dios no usó genes de una mamá y de un papá para crearlo, lo hizo
con sus manos y seguramente era de buen parecer; tenía, también, una comunión con Dios.
También estaba en el Edén, donde había de comer en abundancia, y qué le faltaba? El fruto
prohibido.
La señora Eva podía concentrarse en todas las cosas que Dios le había dado porque estaba
obsesionada con el fruto que estaba prohibido, y estaba dispuesta a sacrificar todo lo que tenía
por probar ese fruto.
Los hermanos de José lo tenían todo, solo querían un poco más de cariño por parte de su papá
y, por conseguirlo estaban dispuestos a todo.
Fueron felices cuando vendieron a su hermano?
Lot tenía todo, era rico, pero quería más, y ahí va a Sodoma y Gomorra.
Fue feliz?
Terminó borracho acostándose con sus hijas.
Jacob era heredero de una fortuna, porque Isaac era rico, pero al primogénito siempre se le
heredaba más, y para conseguirlo fue capaz de engañar a su padre ciego.
Encontró contentamiento?
Se fue huyendo y regresó con miedo.
El tiempo para el contentamiento es hoy, y lo que necesita para estar contento ya lo tiene, y lo
que nos toca es valorar a Cristo en nosotros.
Si puede progresar más, progrese; si puede trabajar más, trabaje; si puede ahorrar, ahorre;
pero si no puede, es hora de ponerse bien feliz y contento con lo que ahora tiene.
Entendió?
Nunca va llegar el día en el que Dios le va a dar todo lo que le pida en oración, ni todo lo que
siempre había soñado, ni a su propio Hijo le dio todo mientras estuvo en el mundo, ni a Pablo
se lo dio.
Me va bien, me va mal, en cualquier situación estoy contento porque todo lo puedo en Cristo
que me fortalece.
Del mundo aprendemos a no estar contentos, del mundo aprendemos a querer siempre más,
del mundo aprendemos a ser ambiciosos y, qué hemos aprendido de Dios??? A estar contento
cualquiera que sea mi situación.