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Creyentes insensatos

Gálatas 3:1-5

INTRODUCCIÓN:
La semana pasada trajimos el tema: “El Lado Oscuro del Creyente”, basado en la
confrontación que hiciera Pablo a Pedro por su visible hipocresía. Lo que allí vimos fue la
contundencia del celo de Pablo por las cosas del Señor al no tolerar una conducta
acomodaticia de aquel amado apóstol de la circuncisión.
Pero ahora Pablo sigue con su mirada escudriñadora y se vuelca en su reprimenda hacia los
mismos gentiles, quienes al parecer habían tomado el otro evangelio del cual Pablo hizo
referencia en el primer capítulo. Ahora, y siguiendo con su muy particular estilo, se dirige a
los hermanos de galacia con una palabra que a todos nos deja perplejos.
El asunto es que Pablo no saluda a estos hermanos, diciendo, por ejemplo: “Oh, hermanos
de galacia deseo para ustedes las más ricas bendiciones de parte del Señor”. Tampoco les
dice: “Oh, hermanos de galacia mis compañeros en mi sufrimiento”. O quizás: “Oh,
hermanos, ustedes son el sello de mi ministerio”. ¡No! Pablo no utiliza ningunos de estos
elogios. Él está indignado. Él está enojado. Él está molesto. Él está contrariado por lo que
ha oído y lo que sabe.
Todo lo que está viendo que está pasando con la iglesia que ha fundado lo lleva a decir:
“¡Oh Gálatas insensatos!”. Esto no pareciera ser palabras de ánimo y consolación. Llamar a
un creyente insensato pareciera ser un lenguaje del mundo no de la iglesia. Pero esto fue lo
que Pablo dijo.
El coraje con el que está ahora confrontando a los gentiles por la desviación en la que han
caído debe ser considerado muy seriamente. ¿Puede un creyente ser un insensato?
¿Cuáles son las desviaciones que pudieran conducir a esta situación en la vida de un
creyente? La serie de preguntas con las que Pablo confronta a sus hermanos de galacia nos
dan las directrices para entender este intrigante tema que a todos nos compete. Veamos.

I. AQUÍ TENEMOS UN FALSO HECHIZO DE LA VERDAD

a. Dejarla por seguir otra cosa (vers. 1ª).


Desde el capítulo uno Pablo ha venido tratando un problema muy serio en esta carta. Los
falsos maestros (algunos de ellos falsos apóstoles) habían hecho un gran trabajo de
confusión entre las iglesias de galacia, tanto que quedaron como embrujados por lo que
aquellos fascinadores de oficio los habían llevado.
La palabra “fascinó” literalmente significa quedar embrujado. ¿Ha visto una persona
embrujada? Bueno, la referencia más cercana sería a la de una persona controlada por
poderes satánicos. Le aseguro que este es un panorama muy triste y sombrío. En esto hay
algo que debe ser comentado.
De acuerdo con un escritor griego llamado Temistio los gálatas eran naturalmente muy
perspicaces e inteligentes, de allí que Pablo llega a esta asombrosa calificación. La
fascinación pareciera ser la tendencia de muchos creyentes de hoy.
Al igual que los hermanos de galacia, cualquier predicador de nuevas ideas los enamora y
sin examinar el contenido de la doctrina se van tras ellos. A lo mejor la forma cómo usan
sus encantos los embrujan y los arrastran dejando la verdad que un día abrazaron con tanto
gozo.

b. Aun conociendo al Cristo crucificado (vers. 1b).


Este es el asunto más serio de este texto. Jesucristo fue presentado claramente como alguien
que murió por ellos. Esta declaración pone de manifiesto que lo que los hermanos de
galacia oyeron y se fascinaron fue exactamente un engaño que pareció verdad. Esta
pregunta explica la insensatez de la que Pablo está hablando a estas iglesias.
El significado de esta palabra es el de una persona que puede pensar, pero tiene falta de
percepción. Una persona insensata es inteligente, pero sufre de miopía. Esa persona piensa,
pero no puede percibir los objetos que la rodean. ¿Cuál era la situación de los gálatas?
Pues que podían pensar, pero no percibían en evangelio verdadero. Su insensatez consistió
en poner a un lado las verdades que Pablo les había dejado, sobre todo la que tenía que ver
con la esencia misma de su salvación a través de Cristo, por seguir a los vendedores de sus
nuevas opciones, entre las que se incluía un regreso a los rudimentos de la ley.
Este detalle es interesante porque revela como la fascinación de las cosas de mundo puede
apartar a un creyente, aun después de visto la obra del Cristo crucificado en su vida.

II. AQUÍ TENEMOS UNA IGNORANCIA DE LA OBRA DEL ESPÍRITU

a. El Espíritu es el que da vida (vers. 3ª).


En la continuidad de la exhortación que Pablo sigue dando a los hermanos de galacia ahora
les hace otro recordatorio de lo que ellos son y de lo que tienen. La segunda pregunta que
hace sigue con una intención indagatoria. Es como si estuviera en un gran jurado, haciendo
las preguntas que le lleven a la verdad.
Observe lo siguiente. En la primera pregunta Pablo les recordó quien fue el que hizo
posible el perdón de sus pecados por medio de la obra del Cristo crucificado. Ahora les
recuerda que esa obra de conversión solo fue posible por medio del Espíritu Santo al
momento de recibir a Cristo.
Pablo en un solo texto les recuerda a los gálatas lo que ellos son ahora, por qué esta
insensatez de su parte. No es cualquier cosa la vida de un creyente. Hay que recordar que
cada creyente tiene el Espíritu Santo.
La pregunta de Pablo que ha servido para cada generación de creyentes es para que nos
examinemos porque con mucha frecuencia ignoramos la obra del Espíritu que vino a
nosotros para bautizarnos, sellarnos, llenarnos y redargüirnos de todo pecado. Que
ciertamente el Espíritu es el que da vida, la carne para nada aprovecha.
b. El Espíritu lo recibimos por fe (vers. 3b).
¿Cuántos de los que estamos acá sabemos esta doctrina bíblica? Quizás la pregunta es
simple, pero los hermanos de galacia sabían eso, sin embargo, Pablo les llama insensatos.
Que tal si la pregunta la hicieran a nosotros hoy día. Seguramente la primera parte
tendríamos que negativamente.
Al igual que aquellos hermanos, nosotros tampoco recibimos al Espíritu Santo por la ley,
que era la cuestión que estaba presente en la argumentación que hace el apóstol. El Espíritu
Santo se recibe por fe y cuando esto ocurre él mora en nuestros corazones.
Pablo, al seguir trayendo su argumentación acerca de lo que los gálatas son y la forma
como han sido hechizados, les recuerda el momento cuando ellos abrieron su corazón al
salvador y por su prístina fe, puesta en Dios, fueron bautizados con el Espíritu Santo, lo que
los acreditaba con auténticos hijos de Dios.
De esta manera, cuando el creyente queda vislumbrado por una nueva doctrina o tendencia
teológica, caen en la más grande ignorancia y menosprecio de lo que ellos son.
El creyente jamás debe olvidar que es morada del Espíritu y que eso es su más grande don
celestial.

III. AQUÍ TENEMOS LAS CONSECUENCIAS DE APARTARSE DE LA FE

a. Caer en la necedad (vers. 3ª).


La verdad es que la reprimenda que Pablo sigue haciendo a los Gálatas pareciera ir en
orden ascendente. Los comenzó llamando insensatos y ahora los llama necios. Ese es un
término duro. Por la referencia que tenemos del Antiguo Testamento, esa palabra era usada
para aplicársela a alguien que no tenía ningún temor de Dios.
Por ejemplo, David habla de él, calificándole así: “Dice el necio en su corazón no hay
Dios…” (Salmos 14:1). Y su hijo, el sabio Salomón, quien en no pocos proverbios habló
del necio, dice: La sabiduría del prudente está en entender su camino, más la necedad de los
necios es engaño (Proverbios 14:8).
Para Pablo un creyente cae en la necedad cuando, en efecto, es llevado por todo viento de
doctrina con sus seductores engaños. Esto había pasado con los hermanos de galacia. Lo
que Pablo enfatiza en este tema es que no hay más nada que añadir a lo que ya conocemos.
Cuando nuestro corazón comienza a llenarse de nuevas ideas y “verdades”, dejando a un
lado la doctrina del calvario y la obra del Espíritu Santo, entramos a transitar el camino de
la necedad. Sobre esto, Pablo dejó esta solemne advertencia (Efesios 5:17).
b. Seguir la carne y no la santificación (vers. 3b).
Pablo le ha venido dando un énfasis a la vida dirigida por el Espíritu, pues al parecer los
gálatas lo habían olvidado. Estas iglesias estaban terminando por andar en la carne al seguir
otra vez los viejos rudimentos. Vivir en la carne es contra el Espíritu y es el más serio
enemigo de la santificación.
Cuando la fascinación es lo que gobierna la vida cristiana los resultados serán lo opuesto a
lo que es vivir solo para el Espíritu. Mis amados, la santificación no puede darse cuando
escogemos vivir en la carne. Esta era la preocupación del pastor que había hecho su trabajo
en medio de estos amados.
La labor del dios de este mundo sigue siendo la misma, porque sigue cegando el
entendimiento de los hombres por diversos hombres y medios, para que no confíen en el
Salvador crucificado.
Alguien lo ha explicado así: “Podemos preguntar directamente, ¿dónde se da más
evidentemente el fruto del Espíritu Santo; en los que predican la justificación por las obras
de la ley, ¿o en quienes predican la doctrina de la fe? Con toda seguridad, en estos últimos”.
Sigamos la santificación sin la cual nadie verá al Señor.

IV. AQUÍ TENEMOS UN RECORDATORIO PARA REGRESAR

a. La vida cristiana es de padecimientos (vers. 4a).


Este texto tiene cinco interrogantes y de ellas, la tercera se refiere al pasado, a la
persecución que los apóstoles y los nuevos creyentes experimentaron en toda aquella región
de Galacia. El sufrimiento fue profetizado (Hechos 14:21–22) y causó mucho sufrimiento a
esos amados hermanos.
Ellos fueron testigos que a través de pruebas y tribulaciones que entraremos en el reino de
los cielos. Pero de una manera súbita, ellos se habían olvidado de tales padecimientos, y
siguiendo a los fascinadores que endulzaron sus sentidos, no les ha importado lo que ellos
como los apóstoles vivieron frente a los practicantes del odio del evangelio.
Cada creyente tiene la misma historia.
En algún momento de su vida padeció por seguir y vivir para Cristo. Es verdad que hoy no
tenemos las persecuciones antiguas, pero sigue siendo una realidad que los sufrimientos por
los que hemos pasado no debieran ser en vano, alejándonos del Señor. Al contrario, deben
ser los recordatorios que nos mantengan cerca de aquel que nos da la victoria.
b. Somos testigos de las maravillas de Dios (vers. 5).
Este texto contiene un profundo significado dentro del recordatorio del regreso. Pablo
conocía quién les había suministrado al Espíritu. Fue Jesús que había dicho: “Os conviene
que yo me vaya, porque si no fuera, el Consolador no vendría”. Fue un hecho notorio que el
Señor suministró al Espíritu.
Nadie fue tan cercano a esto como Pablo. Los Gálatas sabían de esta suministración. Ellos
fueron testigos del poder del Espíritu Santo. El contexto donde Pablo habla del sufrimiento
tuvo que ver con la sanación del cojo en Listra. Allí se puso de manifiesto el poder sanador
de Dios, trayendo esto una reacción del populacho, culminando en una golpiza que le
dieron a Pablo.
Sin embargo, él siguió predicando y viendo las maravillas hechas por el Espíritu Santo a
través de su ministerio. Esto es maravilloso. Nosotros somos testigos de lo que ha hecho el
poder de Dios. Cada día podemos ver su obra en medio nuestro. Ver las maravillas de Dios
y luego apartarse de ellas por alguna fascinación al mejor estilo de los gálatas es regresar a
la esclavitud en la que vivíamos. El llamado es a regresar al momento de la auténtica fe.

CONCLUSIÓN:
Una de las cinco preguntas que Pablo hace en este texto dice: “¿Quién os fascinó para no
obedecer a la verdad?”. Las palabras previas con los que califica a sus hermanos de galacia
son: “Insensatos” y “necios”. Esto fue el resultado por la desviación que ellos tuvieron al
seguir a los falsos maestros, que les presentaron la opción de seguir bajo los ritos de la ley
en lugar de seguir al Espíritu que habían recibido por fe.
Pablo dice que estaban hechizados frente a lo que habían oído dejando lo que ya habían
recibido. Ellos habían empezado bien, ¿qué había pasado? ¿Cómo es que ahora estaban tan
confundidos?
Mis amados, este texto es una solemne advertencia para todos. Con mucha frecuencia
hemos visto como creyentes de muchos años en la fe han sido fascinados por una nueva
corriente de pensamiento teológico, que les ofrece más “movimiento”, más relación, más
emociones, se van en busca de estos “hechiceros” de la fe y caen en sus redes.
Las palabras insensatos y necios nos parecen fuertes, pero la verdad es que ellas tienen el
propósito de hacer que cualquiera que ande en esta desviación regrese de inmediato a su
verdadera fe. Que así sea.

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