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Cuestionario del texto ¿Qué quiere decir pensar? ,
Conferencias y artículos
comprendido entre las páginas 113125, de Martin Heidegger:
Realizado por Daniel Medina Arranz con D.N.I.: 11856851Y
1. Que significa a interpelación?
Quien interpela al hombre y, aún más, quien está únicamente en condiciones de interpelar, de traer
hacia sí, y ello, bajo el modo de un desarrollarse en el elemento propio a lo así interpelado, es el ser.
El pensar que propiamente responde a la interpelación así dispuesta, esto es, el pensar que se
desarrolla en su elemento regido por aquello en lo que consiste, por su esencia, por su posibilitas, no
es otro que el pensar el ser.
El pensar es, así, un posibile del hombre. El hombre puede pensar en tanto en cuanto tiene la
posibilidad de ello, y tal posibildad responde a su posibilitas. En el texto se refleja este rasgo de la
mutua relación entre el ser y el hombre, según el cual el hombre no tiene a su diposición o presto
para su dominio al ser como tiene al resto de los entes en esta época tecnológicamente avanzada y
extendida a nivel planetario, sino que es precisamente el ser el que tiene al hombre. De acuerdo con
ello, el hombre sólo encuentra cobijo, sólo ha de morar propiamente según un pensar esencial o un
pensar meditante pensando el ser, respondiendo a su llamado, a su interpelación.
La cuestión del ser y el desarrollo de esta cuestión presuponen una interpretación del Dasein, una
interpretación de la esencia del hombre. La idea que está a la base de mi pensamiento es
precisamente que el ser o el poder de manifestación del ser tiene necesidad del hombre y que,
viceversa, el hombre es hombre únicamente en la medida en que está en la manifestabilidad del ser.
El ser como ámbito de iluminación es el que envía o destina el modo como las cosas y el hombre
mismo van a aparecer. El ser, visto desde el hombre, es lo absolutamente indisponible para su
voluntad de dominio o para su capacidad de objetivación. Éstas patinan en la captación del ser,
siempre llegan ya demasiado tarde, pues se mueven ya en el marco de la iluminación del ser.
El hombre, en cuya esencia está grabada la referencia al desocultamiento, puede hacerla suya,
acogerse a sí mismo como lugar de la donación o envío del ser, o, por el contrario, puede entregarse
a lo desoculto, a lo manifiesto, al olvido del ser, en la forma actual de dominación técnica de la
realidad presente que vivimos. El hombre es el ámbito requerido por el ser para su “aquí”, el lugar
de su acontecer. Puede responder o no a ese requerimiento, pero no puede jamás evitarlo o hacer
que no se dé.
2. Que é o preocupante?
3. Por que a ciencia non pensa?
No piensa porque, según el modo de su proceder y de los medios de los que se vale, no
puede pensar nunca, según el modo de los pensadores. El hecho de que la ciencia no pueda pensar
no es una carencia sino una ventaja. Esta ventaja le asegura a la ciencia la posibilidad de
introducirse en cada zona de objetos según el modo de la investigación y de instalarse en aquélla.
La ciencia, como todo hacer y dejar de hacer del hombre, está encomendada al pensar. Ahora bien,
la relación entre la ciencia y el pensar sólo es auténtica y fructífera si el abismo que hay entre las
ciencias y el pensar se hace visible, y además como un abismo sobre el que no se puede tender
ningún puente. Desde las ciencias al pensar no hay puente alguno sino sólo el salto. El lugar al que
éste nos lleva no es sólo el otro lado sino una localidad completamente distinta. Heidegger se
enfrenta con la dificultad de recolocar el pensamiento en su situación originaria de respuesta al ser,
de instaurar otro pensamiento frente a la tradición que presenta el absoluto predominio y
esxtensión de un pensamiento que se centra exclusivamente en el dominio de lo dado. Heidegger
contrapone el pensar propiamente al pensar representativo y objetivante de la metafísica de la
subjetividad y a su corolario, el pensamiento calculador propio de las ciencias en la era de la
técnica. El pensar que es “un dar que sólo da su don y, al hacerlo, sin embargo, se restrae y escapa”,
no puede traerse a la objetividad y a la presencia.
4. Debe ceder a filosofía ante a poesía?
No, lo que debe hacer la filosofía es prestar oídos a lo que hay que considerar con prontitud, de
manera previa o de antemano antes que todo lo demás, y tal tarea del pensamiento, teniendo en
cuenta que el lenguaje es el terreno propio de la experiencia del ser y que todo sentido, aún el más
recóndito, esta ya en el lenguaje; se ejerce crecientemente como un operar con la palabra, como un
mirar a través de la palabra. Se trata de, ayudándonos de la etimología de ciertas palabras
fundamentales, reconstruir la experiencia de la que brotaron, el momento en que se instituye el
desocultamiento de un mundo, que puede, por tanto, ser visto como proveniendo del envío del ser.
El lenguaje conserva y mantiene concentrado en la palabra el advenimiento a la presencia, el
desocultamiento de las cosas.
Así las cosas, la poesía no se limita jamás a reflejar lo dado ni a crear lenguajes exactos al servicio
de laprecisión científica, no va nunca tras lo presente u objetivo, sino que asiste al alumbramiento
de las verdades metafísicas o científicas. Es en el lenguaje poético y artísitico en el que se hace
presente la verdad en su sentido pleno de desocultamiento. La palabra poética abre, instituye un
mundo, muestra las cosas a una nueva luz, en vez de operar sobre lo ya visto y conocido. Al no
entregarse sin más a lo presente, el lenguaje poético deja a las cosas ser lo que son, no invita a su
análisis o a su dominación sino que las deja ser en su lugar. La relación entre el pensar del ser y la
poesía es la de una próxima vecindad en el retrotraerse a la puesta en obra de la verdad del ser.
5. Porque a pesar de pensar non pensamos de modo propio?
Que no estamos pensando propiamente significa que nosotros ya pensamos, pero que, a pesar de
toda la Lógica, todavía no estamos familiarizados con el elemento en el que el pensar propiamente
piensa. No sabemos de un modo suficiente en qué elemento se mueve ya el pensar hasta ahora
vigente en la medida en que es un pensar, un mero pensar.
Aquello que a nosotros nos gustaría llamar el mero pensar, cuya determinación de la
esencia del pensar descansaría en el hecho de que su esencia quedara determinada
a partir del ente en su ser.
El hecho de que hasta ahora el pensar descanse en el representar, y el representar en la re
presentación (en el poner delante), tiene un provenir lejano. El mero se oculta en un acaecimiento
propio que pasa inadvertido: el ser del ente aparece en el comienzo de la historia acontecida de
Occidente como presencia. Este aparecer del ser como estar presente de lo presente es él mismo el
comienzo de la historia acontecida de Occidente, en el supuesto de que nos representemos la
historia acontecida no sólo según los acontecimientos sino que antes pensemos según aquello que, a
través de la historia, está enviado de antemano, y lo está gobernando todo lo que acontece.
La labor del “mero pensar”, del pensamiento que medita, sobre el cual se ha omitido toda pregunta
por considerarse ésta obvia, sólo se ejerce en el registro del olvido del ser, en la experiencia
destructivoapropiadora de los conceptos clave de la tradición, en el constante volver sobre las
palabras decisivas del pensamiento occidental. Se trata de un pensar ocupado en pensar lo
impensado, lo obviado por la tradición, cuya autovisión proyectada ha de ser sacada de sus goznes.
Se trata del pensar del ser como Andenken (recuerdo), el cual no ha de ser visto como una mera
rememoración sino como apertura, como ofrecimiento de posibilidades nuevas. Frente a ello, las
diversas teorías metafísicas y científicas sobre las cosas, por ejemplo, suponen siempre una agresión
que jamás deja a la cosa ser lo que es, esto es, nunca la deja desenvolverse en su propio elemento, el
ser del ente devenido históricamente e instituido como rectitud, el cual es olvidado.
Realizado por Daniel Medina Arranz con D.N.I.: 11856851Y