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1. ESPERE EN DIOS (Relájese). Quédese quieto por un minuto; no llegue corriendo ante la presencia
de Dios, ni empiece de inmediato. “Estad quietos y reconocer que yo soy Dios” (Salmo 46:10)
2. ORE BREVEMENTE (Requiera). Este no es un tiempo de oración, sino una breve oración de apertura
para pedirle a Dios que limpie su corazón y lo guíe a estar un tiempo junto. (Salmo139.23-24; 119:18).
Es preciso estar en sintonía con el Autor del Libro para poder comprender el Libro.
3. LEA UNA SECCION DE LAS ESCRITURAS (Relea). Aquí comienza su conversación con Dios. Lea su
Biblia:
* Lentamente.- No se apresure; no intente leer pasajes demasiado extensos; no corra.
* Repetidamente.- Lea el pasaje una y otra vez hasta que empiece a formarse un cuadro mental de
él. La gente no obtiene más de su lectura bíblica porque no releen las Escrituras.
* Sin detenerse.- No se detenga en medio de una oración para salirse por la tangente y hacer un
estudio doctrinal. Lea esa sección por el puro gozo de leerla y permita que Dios le hable. Recuerda
que su meta aquí no es obtener información, sino alimentarse de la Palabra y poder conocer mejor
a Cristo.
* En voz alta pero apacible.- Lo ayudará a mejorar su concentración si acaso tuviese ese problema.
Lo ayudará a comprender mejor lo que está leyendo porque estará viendo y oyendo lo que lee.
* Sistemáticamente.- Lea todo un libro de una vez, con un método ordenado. Entenderá mejor la
Biblia si lee de corrido, como la escribieron: como un libro o como una carta.
4. MEDITE EN LAS ESCRITURAS (Refleje). Para que las Escrituras le hablen de un modo significativo,
debe meditar lo que lee. Para ello emplearemos 9 preguntas que si las memoriza las tendrá a su
disponibilidad siempre que quiera meditar un pasaje. Estas preguntas son