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Actitud

La actitud es la forma de actuar de una persona, el comportamiento que emplea un


individuo para hacer las cosas. En este sentido, se puede decir que es su forma de ser o
el comportamiento de actuar, también puede considerarse como cierta forma de
motivación social -de carácter, por tanto, secundario, frente a la motivación biológica,
de tipo primario- que impulsa y orienta la acción hacia determinados objetivos y metas.
Eiser1 define la actitud de la siguiente forma: predisposición aprendida a responder de
un modo consistente a un objeto social.

En la Psicología Social, las actitudes constituyen valiosos elementos para la predicción


de conductas.2 Para el mismo autor de la obra fish, la actitud se refiere a un sentimiento
a favor o en contra de un objeto social, el cual puede ser una persona, un hecho social, o
cualquier producto de la actividad humana.

Basándose en diversas definiciones de actitudes, Rodríguez2 definió la actitud como una


organización duradera de creencias y cogniciones en general, dotada de una carga
afectiva a favor o en contra de un objeto definido, que predispone a una acción
coherente con las cogniciones y afectos relativos a dicho objeto. Las actitudes son
consideradas variables intercurrentes, al no ser observables directamente pero sujetas a
inferencias observables.

La Real Academia Española menciona tres definiciones de la palabra actitud, un


término que proviene del latín actitudo. De acuerdo a la RAE, la actitud es el estado del
ánimo que se expresa de una cierta manera (como una actitud conciliadora). Las
otras dos definiciones hacen referencia a la postura: del cuerpo de una persona (cuando
transmite algo de manera eficaz o cuando la postura se halla asociada a la disposición
anímica) o de un animal (cuando logra concertar atención por alguna cuestión).

Tres ejemplos con este término: “No me gusta la actitud que está teniendo Manuel con
los empleados”, “Si sigues con esa actitud, quedarás afuera del equipo”, “La actitud
del leopardo demostraba que el animal no estaba dispuesto a dejarse atrapar con
facilidad”.

La actitud también ha sido definida como un estado de la disposición nerviosa y


mental, que se organiza a partir de las vivencias y que orienta o dirige la respuesta de
un sujeto ante determinados acontecimientos.

Por lo tanto, la actitud es más bien una motivación social antes que una motivación
biológica. A partir de la experiencia, las personas adquieren una cierta predisposición
que les permite responder ante los estímulos.
Una actitud es la forma en la que un individuo se adapta de forma activa a su entorno
y es la consecuencia de un proceso cognitivo, afectivo y conductual.
Por eso, la psicología social se encarga de estudiar las actitudes de los seres humanos
para predecir posibles conductas. Cuando se observan las actitudes de un individuo, es
factible prever su modo de accionar.

Las actitudes cumplen con diversas funciones en la vida social. Puede darse el caso de
alguien que adopta una actitud defensiva y, de esta manera, se predisponga de una
forma particular ante las interacciones. La actitud también puede orientarse a la
adaptación, en un intento por minimizar los conflictos.

Existen varios tipos de actitudes:

Una actitud desinteresada es la que lleva a una persona tener presente a otra no como
un medio para conseguir algo, sino como un fin para alcanzar un beneficio propio. Para
conseguirla hacen falta cuatro cualidades:disponibilidad, apertura, aceptación y
solicitud.

La actitud manipuladora es la que ejerce una persona para alcanzar un fin personal y
tiene en cuenta al otro como un medio, otorgándole la atención suficiente para conseguir
su objetivo.

Actitud interesada: es causada por una situación de indigencia. Una persona se ve


privada de algo que necesita y busca por todos los medios recuperar o conseguir
satisfacer sus necesidades. Los demás, son también un recurso que puede ayudarla a
salir de esa situación de desamparo.

Una actitud integradoraes la que tiene una persona que busca no sólo su beneficio sino
también el de quienes la rodean. Se basa en una estrecha comunicación entre dos
personas cuyo objetivo es la unificación y la integración.

A lo largo de la historia se han realizado muchas teorías en torno a la actitud, aquí


presentamos algunas de ellas.

En las teorías del aprendizaje las actitudes se aprenden al igual que todo en la vida.
Captamos nueva información y aprendemos los sentimientos, acciones y pensamientos
que se encuentran relacionados con ellos. En esta línea de pensamiento se concibe a las
personas como seres sujetos pasivos donde el aprendizaje es el detonador de la actitud
que puedan tomar. La misma depende íntimamente de la cantidad de elementos
positivos y negativos que haya aprendido el sujeto.

Las teorías de la consistencia cognitiva afirman que las personas buscan la coherencia
en su vida y que en base a conseguirla es que varían sus actitudes y pensamientos para
sentir una unicidad en su ser interno pues la presencia de dos estados de consciencia
(incoherencia) les incomoda. En este caso la actitud tendría que ver con la sucesión de
acciones que aseguren un equilibrio para el individuo.

En las teorías de la disonancia cognitiva se sostiene que, al igual que lo explicado en


la teoría anterior, los sujetos se sienten incómodos cuando poseen ideas o actitudes que
se contradicen (disonancia) y como consecuencia de ello buscan disminuir dicha
disonancia. Lo mismo ocurre cuando se realiza una acción que va en contra de lo que el
sujeto cree o no se relaciona con la vida que desea llevar, con quién es.
Desde la perspectiva de la psicología, las
actitudes pueden hacerse tangibles de tres formas: a nivel ideativo, conductual o
emocional. Lo explicaremos con un ejemplo:

La cajera de un supermercado se comporta amablemente con un cliente (la actitud se


expresa de forma conductual) pero a su vez tiene un pensamiento que no se ve “debo ser
amable con esta persona” (expresión a nivel ideativo); a su vez la cajera no sólo lo está
haciendo y pensando, sino que está sientiéndolo (expresión a nivel emocional). Tener en
cuenta estas tres partes es fundamental para conseguir modificar una actitud que no va
de acuerdo a lo que deseamos.

Es importante establecer también la diferencia entre actitudes positivas y negativas.


Las positivas son aquellas que colaboran con el individuo para conseguir enfrentar la
realidad de una forma sana y efectiva, las negativas son las que entorpecen esta relación
del individuo con su entorno. La libertad del individuo reside en poder elegir entre una
actitud y otra a cada momento.

Por último, sólo resta decir que las actitudes no sólo modifican el comportamiento
individual, sino también grupal. Una persona con una actitud positiva frente a los
problemas, puede conseguir incentivar al grupo a salir adelante y a mejorar; mientras
que una con una actitud negativa, consigue “infectarlo” pero para guiarlo en una
conducta que lo llevará al fracaso.

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Significado de Actitud

Qué es Actitud:

La actitud es un procedimiento que conduce a un comportamiento en particular. Es la


realización de una intención o propósito.

Según la psicología, la actitud es el comportamiento habitual que se produce en


diferentes circunstancias. Las actitudes determinan la vida anímica de cada individuo.
Las actitudes están patentadas por las reacciones repetidas de una persona. Este término
tiene una aplicación particular en el estudio del carácter, como indicación innata o
adquirida, relativamente estable, para sentir y actuar de una manera determinada.

En el contexto de la pedagogía, la actitud es una disposición subyacente que, con otras


influencias, contribuye para determinar una variedad de comportamientos en relación
con un objeto o clase de objetos, y que incluye la afirmación de las convicciones y los
sentimientos acerca de ella y sobre acciones de atracción o rechazo. La formación de
actitudes consideradas favorables para el equilibrio de la persona y el desarrollo de la
sociedad es uno de los objetivos de la educación.

En sociología, la actitud consiste en un sistema de valores y creencias, con cierta


estabilidad en el tiempo, de un individuo o grupo que se predispone a sentir y reaccionar
de una manera determinada ante algunos estímulos. A menudo, la actitud se asocia con
un grupo o incluso con un género. Por ejemplo, un comportamiento particular puede ser
clasificado como actitud femenina o actitud del hombre.

La actitud puede culminar en una determinada postura corporal. Una actitud amenazante
es una postura que expresa agresividad, y puede ser un mecanismo de defensa o forma
de intimidación. Este tipo de actitud es común en los seres humanos y otras especies del
reino animal.

En el ballet, la actitud es el nombre de la posición del cuerpo sobre una pierna. La otra
levantada y doblada por la rodilla, se lleva hacia atrás o hacia adelante, en el que uno de
los brazos se eleva por encima de la cabeza, tomando la forma de una cúpula, mientras
que la otra pierna forma un ángulo de 90° con el cuerpo.

Actitud filosófica

Dado que la filosofía es el camino del que ama la sabiduría, una actitud filosófica
significa no aceptar algo que se considera como la verdad absoluta sin antes pensar
sobre esa determinada "supuesta verdad". Es tener un pensamiento crítico y no basarse
en el sentido común, que a menudo puede llevarte al engaño.
Definición de Actitud

La actitud es la disposición voluntaria de una


persona frente a la existencia en general o a un aspecto particular de esta. Los seres
humanos experimentan en su vida diversas emociones que distan de ser motivadas por
su libre elección; en cambio, la actitud engloba aquellos fenómenos psíquicos sobre los
que el hombre tiene uso de libertad y que le sirven para afrontar los diversos desafíos
que se le presentan de un modo o de otro.

Aquellas disposiciones que nos ayudan a desenvolvernos frente a las exigencias del
ambiente pueden englobarse en lo que se denomina actitud positiva. La actitud
positiva de una persona se origina en hacer uso de aquellos recursos que esta posee para
solucionar sus problemas y dificultades. En efecto, el énfasis de una persona con
actitud positiva se centra en aquello que posee en lugar de ocuparse de lo que carece.
Así, la actitud mental positiva tiene injerencia en la salud psíquica fomentando
sentimientos que trasuntan bienestar y placidez.

Por el contrario, la actitud negativa es fuente inagotable de sinsabores y


sentimientos derrotistas. En general, las personas cuando sufren depresión adoptan
este tipo de postura frente a la vida. Básicamente, una persona con actitud negativa
enfoca su atención en aquello que carece y que necesita: salud, dinero, amor, etc. Por
legítimas que puedan ser estas aspiraciones, lo cierto es que enfocarse en las carencias
no nos llevará a eliminarlas, sino que por el contrario, puede crearnos otras.

Además de esta clasificación de acuerdo a cómo nos paramos frente a nuestra vida y
desde allí cuál es la actitud que tomamos, también estos tipos de actitudes (negativas o
positivas) pueden utilizarse para catalogar nuestro comportamiento para con los demás,
todos los demás seres humanos que nos rodean. Entre las actitudes positivas, que
seguramente estrecharán y fortalecerán nuestros vínculos con los demás ya sea en la
familia, los amigos, el trabajo, la escuela, asociaciones en las que participemos, son:
solidaridad, compañerismo, entendimiento, el ser proactivos, la creatividad, el buen
humor, entre otros. En cambio, aquellas que se relacionan con la actitud negativa y que
tienden a crear conflictos y tensiones con los demás, son: egoísmo, envidia, celos,
rencor, mentira, avaricia, soberbia, indiferencia, entre otras que pueden identificarse.

Muchas veces, las actitudes tanto las positivas como las negativas pueden ser innatas al
ser humano, es decir, una persona puede ser por esencia solidaria, o por el contrario,
celosa. Éstas actitudes, las que conforman nuestra “forma de ser” son las que pueden
ocasionarnos problemas con los demás en nuestras interacciones sociales (sobre todo las
negativas). Es muy común que parejas se separen porque alguno de los dos desea que el
otro cambie actitudes de, por ejemplo, celos. Sin embargo, es muy difícil que el ser
humano tenga un pleno control de estas actitudes que forman parte de sí.

Otra situación muy diferente es cuando alguien adopta una cierta actitud para lograr o
alcanzar algún objetivo específico, y en este sentido, la actitud será parte de sí de
manera temporal. Por ejemplo, las famosas “mentiras piadosas” que suelen decirse, y
más allá de que se trata de una mentira de cualquier manera, no parecen ser tan graves.

Es enormemente necesario poner atención en las actitudes que adoptamos frente a los
distintos acontecimientos que diariamente debemos experimentar. En tanto y en cuanto
todo hombre orienta su vida a un incremento de su bienestar y la consecución de la
felicidad, todo uso que hagamos de nuestra libertad tenderá a acercarnos o alejarnos de
estos objetivos. Una correcta actitud positiva sin duda mejora las posibilidades de éxito.

La psicología por ejemplo, con sus múltiples líneas de abordaje terapéutico ha sin dudas
contribuido enormemente a la identificación de actitudes (negativas, en general son las
que general conflictos y entonces son consultadas con profesionales) y su posible
control. Como dijimos, reconocer nuestras actitudes diarias, poner foco en ellas e
intentar eliminar las negativas de nuestra vida, será una eliminación de muchos
conflictos y tensiones que pueden generarse con las otras personas.

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Psicología Social y de las Organizaciones: Las actitudes


DEFINICIÓN DE ACTITUD

Eagly y Chaiken: La actitud es una tendencia psicológica que se expresa mediante la


evaluación de una entidad (u objeto) concreta, con cierto grado de favor habilidad o
desfavorabilidad.

Se trata de un estado interno de la persona. No es una respuesta manifiesta y observable.

Se concibe como algo que media entre los aspectos del ambiente externo (estímulos), y
las reacciones de las personas (respuestas evaluativas manifiestas).

La evaluación implica:

1. Valencia ó dirección: Carácter positivo o negativo que se atribuye al objeto


actitudinal.
2. Intensidad: Gradación de esa valencia.

Puede darse el caso de que la actitud sea neutra.


La actitud suele representarse como un continuo, el "continuo actitudinal", que tiene
en cuenta los aspectos de valencia e intensidad.

La actitud tiene 3 implicaciones principales:

 a) La actitud apunta siempre "hacia algo". Según Eagly y Chaiken, cualquier


cosa que se pueda convertir en objeto de pensamiento, también es susceptible de
convertirse en objeto de actitud.
 b) Por ser un estado interno, actúa como mediador entre las respuestas de la
persona y su exposición a los estímulos del ambiente social.
 c) La actitud es una variable latente: a ella subyacen procesos psicológicos
(proceso de categorización) y fisiológicos. Según Eagly y Chaiken, la actitud no
es ese proceso de categorización, sino su resultado. Una vez llevado a término el
proceso de categorización, lo que subsiste es un estado interno evaluativo, es
decir la actitud.

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Concepto de actitud
El término de actitud provine del latín actitūdo. En primer lugar este término puede ser
definido como la manifestación de un estado de ánimo o bien como una tendencia a
actuar de un modo determinado.

El concepto de actitud es muy utilizado en ámbito de la psicología, sin embargo resulta


muy difícil encontrar una definición unificada. Algunos aspectos en común que pueden
ser detectadas en muchas concepciones de actitud son:

1. Las actitudes no pueden ser considerados como cuestiones particulares, si no que


más bien deben ser entendidos dentro de un contexto social y temporal.
2. Pueden ser detectados tres componentes en cuanto se refiere a la actitud. En
primer lugar el elementos conductual, es decir el modo en que son expresados
las emociones o pensamientos. El segundo elemento es el emocional, que hace
referencia a los sentimientos que cada persona tiene y por último el elemento
cognitivo, que hace referencia a lo que el individuo piensa.
3. Las actitudes son adquiridas y aprendidas a lo largo de la vida y adquieren
una dirección hacia un determinado fin. Esto lo diferencia de caracteres
biológicos, como el sueño o el hambre.

Las actitudes que adquieren los individuos son influidos por diversas causas, como
relaciones, creencias y experiencias que hayan sido vividas a lo lago de la existencia de
cada persona. Estas variantes impulsan a los individuos a actuar de distintas formas ante
situaciones muy similares. Es por ello que es corriente oír términos como una actitud
positiva o negativa, lo cual puede determinar el éxito o fracaso de lo que se intente
realizar. Por otro lado especialistas han realizado ciertas clasificaciones determinando
los tipos de actitudes en:

1. Actitud egoísta: la personas que actúan con este tipo de actitudes se caracterizan
por interesarse en conseguir satisfacer sus propias necesidades sin interesarse en
las necesidades ajenas. En este caso se utiliza cualquier medio, incluso las otras
personas pueden resultar un medio para alcanzar lo deseado.
2. Actitud de manipulador: los individuos que poseen estas actitudes sueles tener
características en común al caso anterior, a diferencia que realmente utilizan a
los demás como el instrumento para alcanzar satisfacer sus propias necesidades,
es decir que efectivamente utilizan a otras personas como herramientas.
3. Actitud altruista: las personas que adoptan este tipo de actitudes resultan
completamente opuestas a los dos casos mencionados anteriormente ya que no
se interesan por el beneficio propio, si no en el de los demás. Las otras personas
no son utilizadas como un medio o herramienta si no que son entendidas como
fines en sí mismos. Las personas con actitud altruista suelen ser comprensivas y
atentas.
4. Actitud emocional: las personas que adquieren actitudes de este tipo suelen
interesarse en los sentimientos y estado emocional de las otras personas. Al igual
que el caso anterior no buscan satisfacer de manera exclusiva sus necesidades si
no que son considerados con los demás. Muchas veces estas personas son
afectivas y sensibles para con los demás.

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