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DEMOSTREMOS GRATITUD POR LO QUE DIOS Y CRISTO

HAN HECHO POR NOSOTROS


Canción 25 y oración de apertura

ESTA ES UNA OCASIÓN ESPECIAL (6 mins.)


Hemos venido a demostrar que agradecemos el amor que nos han mostrado Jehová y Jesucristo.
Este mismo día, hace casi dos mil años, Jesús entregó su vida para darnos la oportunidad de tener vida eterna.
Jesús mandó a sus discípulos que recordaran esta demostración de amor con una ceremonia sencilla, que tiene
lugar una vez al año (Lu 22:19, 20).
Obedeciendo el mandamiento de Jesús, millones de personas en todo el mundo celebraremos la Cena del Señor
hoy.
Nos juntamos en Salones del Reino, Salones de Asambleas, viviendas privadas, locales alquilados e incluso
en prisiones o al aire libre.
En los países donde nuestra obra no tiene reconocimiento legal, muchas personas agradecidas arriesgan su
libertad a fin de obedecer la orden de Jesús.
[Mencione los sacrificios que hayan tenido que hacer algunos de los asistentes locales a fin de estar presentes
y felicítelos de corazón por el esfuerzo].
El año pasado se reunieron en todo el mundo  de personas para celebrar la Cena del Señor.
Esta noche vamos a contestar brevemente las siguientes preguntas:
1) ¿Cómo nos da la oportunidad de vivir para siempre la muerte de Jesús?
2) ¿Quiénes se benefician del sacrificio de Jesús?
3) ¿Quiénes deben comer del pan y beber del vino en la Cena del Señor?
4) Aparte de asistir a esta reunión, ¿qué más podemos hacer para demostrar que estamos agradecidos?
¿CÓMO NOS DA LA OPORTUNIDAD DE VIVIR PARA SIEMPRE LA MUERTE DE JESÚS? (7 mins.)
El primer hombre, Adán, tenía la oportunidad de vivir para siempre.
Pero solo disfrutaría de vida eterna si obedecía a Dios.
Adán desobedeció y perdió la oportunidad de vivir eternamente.
Más tarde, cuando Adán tuvo hijos, ellos heredaron de su padre la misma sentencia de muerte [lea Romanos
5:12].
Pero ¿y los descendientes de Adán que amaran la justicia? ¿Podrían ser rescatados algún día de la terrible situación
que habían heredado?
Sí, gracias a las dos mayores muestras de amor:
1) Jehová estuvo dispuesto a enviar a la Tierra a Jesús, su Hijo primogénito, como un hombre perfecto
(Jn 3:16).
2) Jesús estuvo dispuesto a entregar su vida por nosotros (Mt 20:28; Jn 15:13).
Lo que Jesús entregó era equivalente a lo que Adán perdió: una vida humana perfecta (1Co 15:22).
Adán llevó a sus descendientes por el camino que va a la destrucción.
Sin embargo, Jesús obedeció a Dios hasta morir, y así nos rescató [lea Romanos 5:19].
Pero ¿por qué tenía que morir Jesús?
No murió por haber hecho nada malo; él no cometió ningún pecado (1Pe 2:22).
Jesús ocupó nuestro lugar y murió por nosotros para que pudiéramos vivir para siempre (Jn 10:11; Heb 2:9).
Estamos muy agradecidos de que Jesús ocupara nuestro lugar para que pudiéramos obtener la vida eterna.
Pero ¿dónde sería esa vida? ¿En el cielo, o en la Tierra?
¿QUIÉNES SE BENEFICIAN DEL SACRIFICIO DE JESÚS? (7 mins.)
La Biblia enseña que los seres humanos fieles pueden tener dos esperanzas diferentes.
Un número limitado de ellos vivirá para siempre en el cielo. Pero la gran mayoría vivirá para siempre en la
Tierra convertida en un paraíso, tal como quería Dios que fuera cuando hizo a los primeros seres humanos.
Habrá 144.000 personas que gobernarán con Cristo en el Reino celestial de Dios [lea Apocalipsis 14:1] (Ap 5:10).
Como en la mayoría de los gobiernos, en el Reino de Dios hay un número fijo de personas que participan en
el gobierno.
La inmensa mayoría de los que asisten a la Cena del Señor no esperan vivir en el cielo.
Esperan recibir todas las bendiciones que Dios les tiene preparadas cuando la Tierra se convierta en un paraíso
(Is 35:5, 6; 65:21, 22).
Cuando Jesús vivió en la Tierra, curó enfermos e incluso resucitó muertos.
Él está deseando corregir todo el daño que el pecado de Adán les ha hecho a los humanos.
La Biblia no pone límite al número de personas que vivirá para siempre en la Tierra (Ap 7:9, 10).
Los que tienen la esperanza de vivir en la Tierra no son menos importantes para Dios; son muy valiosos
para él (Is 65:23).
Si tenemos esta esperanza, ¿nos imaginamos allí, formando parte de la “nueva tierra”? (Is 65:17).
¡Dios quiere que estemos allí!
S-31-S 7/19
Cada uno de nosotros puede decidir si formará parte de la familia de siervos de Dios o no; lo que no podemos
elegir es dónde le serviremos, si en el cielo o en la Tierra.
No podemos decidir si nos corresponde “nacer de nuevo” (Jn 3:5-8; w09 1/4 5, 6).
Jehová decide dónde es el mejor lugar para que cada uno le sirva.
¿QUIÉNES DEBEN COMER DEL PAN Y BEBER DEL VINO? (7 mins.)
Todos los cristianos, sea que tengan la esperanza de vivir en el cielo o en la Tierra, se benefician del sacrificio
de Jesús.
Sin embargo, los que esperan vivir en la Tierra no comen del pan ni beben del vino. ¿Por qué no?
Porque Jesús instituyó la Conmemoración de su muerte con aquellos con quienes hizo un pacto para el Reino
celestial, cuyo número se limita a 144.000 (Lu 22:28-30).
Esta noche deben comer del pan y beber del vino únicamente las pocas personas que quedan del grupo que
reinará con Cristo en el cielo.
Esto se parece a lo que sucede en una boda. Aunque solo los novios hacen los votos matrimoniales, todos
los demás invitados están alegres de asistir a la ceremonia.
¿Cómo sabe una persona si ha sido elegida por Dios para vivir en el cielo?
Con su espíritu santo, Dios hace que la persona sepa con seguridad que ha sido elegida (Ro 8:15-17; w04 15/3 6).
Los ungidos con espíritu santo no necesitan que nadie más les confirme cuál es su esperanza (Ef 1:18; 1Jn
2:20, 27; w20.01 22 p árrs. 8, 9).
¿Cómo se sentiría Dios si alguien a quien él no ha escogido come del pan o bebe del vino? (Ro 9:16; w91 15/3
21 p árr. 2).
Cuando Jesús “venga” durante la gran tribulación, se llevará al cielo a los “escogidos” que queden en la Tierra.
A partir de ese momento, se dejará de celebrar la Conmemoración (1Co 11:26; Mt 24:29-31; w18.01 16 p árr. 15).
Los siervos de Dios en la Tierra ya no celebrarán más la Conmemoración.
Para beneficiarse del sacrificio de Jesús, no necesitan comer del pan ni beber del vino, ni ahora ni en el
futuro.
LA CONMEMORACIÓN DE LA MUERTE DE CRISTO ESTA NOCHE (10 mins.)
Esta noche celebraremos la Conmemoración tal como Jesús nos enseñó a hacerlo. [Para el beneficio de los que
asisten por primera vez, explique brevemente lo que se hará a continuación].
[Lea y explique brevemente 1 Corintios 11:23, 24].
Jesús hizo una oración y repartió el pan entre sus 11 apóstoles fieles.
El pan sin levadura representa el cuerpo sin pecado de Jesús.
[Un hermano capacitado ofrece una oración breve y luego se pasa el pan. El orador decidirá si hace comentarios
mientras se sirve el pan, y lo mismo hará en el caso del vino].
[Lea y explique brevemente 1 Corintios 11:25].
Jesús hizo una oración y luego les ofreció el vino a sus apóstoles.
El vino tinto representa su valiosa sangre, que fue “derramada en beneficio de muchas personas, para que sus
pecados sean perdonados” (Mt 26:28).
[Otro hermano capacitado hace una breve oración y luego se pasa el vino].
¿QUÉ MÁS PODEMOS HACER PARA DEMOSTRAR NUESTRA GRATITUD? (8 mins.)
Podemos demostrar que estamos agradecidos si tomamos la decisión de adorar a Jehová.
El sacrificio de Jesús nos da la oportunidad de tener una maravillosa amistad con nuestro cariñoso Padre celestial.
Jehová bendecirá los esfuerzos que hagamos por fortalecer nuestra amistad con él (Snt 4:8).
Dios nos ayudará a vivir de acuerdo con sus normas. Él quiere que nos vaya bien.
Cuando nos desanimemos, podemos orarle con sinceridad y expresarle lo que sentimos.
Nuestra fe en Dios crecerá si aprendemos más sobre él (Jn 17:3).
Cuanto mejor conozcamos a Dios y a Jesús, más los amaremos.
Asistamos a las reuniones cristianas todas las semanas, y no solo en ocasiones especiales como esta.
¡Cuánto nos ha animado repasar todo lo que ha hecho Jesús por nosotros! [Lea 2 Corintios 5:14, 15].
Durante los próximos días y semanas, no dejemos de reflexionar en el sacrificio de Cristo.
Demostremos que estamos agradecidos por lo que Dios y Cristo han hecho por nosotros.
Canción 18 y oración de conclusión
S-31-S Página 2 DEBE PRESENTARSE EN 45 MINUTOS
˘ 2019 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania

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