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Y ahora, los seres del Hinayana y del Mahayana, al ser más inteligentes que los
ignorantes ven bien que sus cuerpos son componentes provisorios, de tierra, de agua, de
fuego y de viento, mirando sus cuerpos como verdaderos esqueletos no se aferran a
ellos como no se aferrarían al polvo. No conciben jamás egoísmo u orgullo a causa de
sus cuerpos, ni codicia, ni cólera. A pesar de haber obtenido de esta manera
Conocimiento Supremo no saben aún que sus cuerpos son el Tathâgata del Cuerpo de
Esencia*.
...
El Bodhisattva ha superado el estado de los extravíos de los ignorantes y de los seres de
las dos Escuelas (Mahayana y Hinayana), y sabe que su cuerpo es el Tathagata del
Cuerpo de Esencia. Esto se encuentra en el Prajñaparamitahridava Sutra: ‘La materia
es el vacío y el vacío es la materia’. La materia es mi cuerpo. El vacío significa el
verdadero vacío. El verdadero vacío es el Cuerpo de Esencia; el Cuerpo de Esencia es el
Tathagata. Dicho de otra manera, mi cuerpo es el Cuerpo de Esencia y el Cuerpo de
Esencia es mi cuerpo. Los seres de las dos Escuelas no saben que la tierra, el agua, el
fuego y el viento son originalmente lo Sustancial del Cuerpo de Esencia y creen que
estos elementos constituyen cosas inanimadas. Cuando un Bodhisattva los mira, ve que
la tierra, el agua, el fuego y el viento son en conjunto el verdadero Sustancial del
Cuerpo de Esencia.
....
Si se toma conciencia de que la tierra, el agua, el fuego y el viento originalmente son el
Buda, no solamente mi cuerpo es originalmente el Cuerpo de Esencia sino de igual
modo el cielo, la tierra, el espacio y todo el universo son el Sustancial maravilloso del
Cuerpo de Esencia.
Cuando esta Iluminación se realiza, se dice: ‘Todos los Dharma tienen el carácter
verdadero’ o ‘Todas las plantas y la tierra se convierten en Buda’,...,’El universo sin
límite se revela en la Iluminación’.
...
Si obtengo esta Iluminación, veo que mi cuerpo sin dejar de ser mi cuerpo, era en el
origen de lo Sustancial del Cuerpo de Esencia, que no ha tenido nacimiento. Puesto que
no ha tenido nacimiento, no a conocido la muerte. Es lo que se llama “no-nacimiento y
no-destrucción” o “el Buda de la vida infinita” Creer en el nacimiento y en la muerte es
el sueño del extravío. Si es así para mi cuerpo, también lo es para los otros cuerpos.
(...)Sin dejar de lado este estado, sin regocijarse en él, sin permanecer en la espera de la
Iluminación, continuad practicando con todas vuestras fuerzas. Entonces de pronto, la
verdadera Iluminación aparecerá e iluminará todos los Dharma como si cien soles
salieran a la vez. Esto se llama ‘Convertirse en Buda al ver su propia Naturaleza’ o ‘La
gran Iluminación y la gran penetración’. Entonces encontraréis a todos los Buda del
pasado, del presente y del futuro al mismo tiempo y conoceréis la esencia de Sakyamuni
y de Bodhidharma, encontraréis la Naturaleza propia de todos los seres vivos,
penetraréis hasta el origen del cielo, de la tierra y de todas las cosas. El gran gozo de ese
momento es inefable. Por eso el Surangama Sutra declara: ‘en una limpidez extrema, la
luz penetra por todos lados. Una paz luminosa baña todo el espacio. Al retornar al
mundo, creemos haber soñado’.
Cuando se realiza esta Iluminación en el universo no existe nada que no sea mi Espíritu
infinito.
(Tetsugen. El sermón sobre el zen)
“Si tomáis un koan y lo estudiáis sin cesar, vuestros pensamientos morirán y las
demandas de vuestro ego quedarán destruidas, Es como si se abriera frente a vosotros
un inmenso abismo, sin ningún lugar donde apoyar las manos y los pies. Os enfrentáis a
la muerte y sentís arder el corazón. Y de pronto, sois uno con el koan y os desprendéis
del cuerpo y la mente... A esto se le llama penetrar en la propia naturaleza. Hay que
empujar hacia delante sin descanso, y con la ayuda de esta gran concentración
penetrareis seguros en la fuente infinita de vuestra propia naturaleza.” (de Hakuin en
Anne Bancroft. Zen. pg.24)
Si poseéis este espíritu, entonces, por lo mismo, vuestra espada de dos filos será vuestra
mesa de meditación, colocada siempre ante vosotros. Vuestra silla de montar será el
cojín sobre el cual meditáis. Las colinas, los ríos y las llanuras serán el suelo de vuestra
sala de meditación.. serán verdaderamente, la sustancia de vuestro auténtico ser”. (de
Hakuin en Anne Bancroft. Zen. pg24)
Aquello que afirman las Escrituras y los maestros, hay que verificarlo por sí
mismo.
La religión es construida sobre el cimiento de la experiencia religiosa, sin la cual se
derrumba toda su superestructura metafísica o teológica. (Suzuki. Ensayos sobre el
budismo zen. Primera serie. pg.192-3.)
Lo enseñado por los maestros es una solución para los que están muertos y, desde
esa creencia, un consuelo para los que todavía viven.
La verdadera religión no es para los muertos. La verdadera religión es viviente y va
dirigida a los vivos. Sólo "aquí y ahora" es importante. (Deshimaru, Taisen. El canto
del inmediato Satori. Pg. 164.)
La entrada al paraíso está aquí mismo, porque aquí mismo está la perla preciosa.
La entrada está aquí y es sencilla, pero ¡qué sutil!
¡Qué maravilloso y sorprendente resulta esto!:
Yo saco agua, yo transporto leña. (Suzuki, D.T. Introducción al budismo zen.
Pg.120.)
Si alguna forma, aunque sea sacratísima, pretende fijar y someter, hay que
destruirla prontamente y sin consideración alguna.
Rinzai: Oh vosotros seguidores de la Verdad: si deseáis obtener una compresión
ortodoxa (del zen), no seáis engañados por los demás. Si encontráis cualquier obstáculo,
interna o externamente, derribadlo lejos. Si encontráis al Buda, matadlo; si encontráis al
Patriarca, matadlo; si encontráis al Arhat o al padre o pariente, matadlos a todos sin
vacilación: pues éste es el único medio de liberación. No os enredéis con objeto alguno;
estad por encima; pasad y sed libres. Como veo a los denominados seguidores de la
Verdad en todo el país, no hay ninguno que venga a mí libre e independiente de los
objetos. Al tratarlos, los derribo, vengan de donde vinieren. Si confían en la fuerza de
sus armas, les quito la vida; si confían en su elocuencia, los hago callar; si confían en la
agudeza de sus ojos, los cegaré. Hasta ahora no hay nadie que se haya presentado ante
mí totalmente sólo, totalmente libre, totalmente único. Todos están invariablemente
atrapados por las vanas tretas de los viejos maestros. En realidad, nada tengo para daros;
todo cuanto puedo hacer es curaros de las enfermedades y libraros de la esclavitud.
(Suzuki, D.T. Ensayos sobre budismo zen. Primera serie. Pg. 380.)
La salvación debe buscarse en lo finito mismo; no hay nada infinito aparte de las cosas
finitas; si buscas algo trascendental, eso te segregará de este mundo de relatividad, que
es lo mismo que aniquilarse. No quieras la salvación a costa de tu propia existencia. Si
es así, bebe y come, y halla tu modalidad de libertad con este beber y comer.
(Suzuki.D.T. Ensayos sobre budismo zen. Primera serie. Pg. 25.)
"Oh monjes, estáis aquí reunidos, consumiendo tantas legumbres cada día. Pero si las
llamáis mero manojo de legumbres, vais al infierno tan directamente como vuela una
flecha." (Suzuki, D.T. Ensayos sobre budismo zen. Segunda serie. Pg. 211.)
¿Llegó? ¿Llegó?
Voy a la orilla a encontrarme con él.
Mas en la orilla no hay nada salvo brisa
que canta entre los pinos. (Suzuki, D.T. Essais sur le bouddhisme zen. Troisième
série. Pg.113.)
Para avanzar por el camino no hay que atarse a ningún prejuicio pero tampoco a
ningún logro.
Si, en lo más profundo de vuestro corazón pensáis que lo que habéis logrado durante
tantos años de estudio y esfuerzo no puede ser abandonado fácilmente, este pensamiento
es, en él mismo, una atadura al mundo de las pasiones. Reflexionad sobre ello
cuidadosamente. (Dogen Shobogenzo Zuimonki. Pg.56.)
Lo más importante para vosotros, estudiantes del Dharma, es que debéis desprenderos
de vuestros puntos de vista personales. Esto significa abandonar vuestro cuerpo y
vuestra mente, vuestro ego. (Dogen. Shobogenzo Zuimonki. Pg.96.)
La razón por la cual aquéllos que estudian y practican el Dharma no consiguen alcanzar
el Despertar es que siguen apegados a sus propios puntos de vista personales. (Dogen
Shobogenzo Zuimonki. Pg.100.)
Si deseas aprender el Dharma del Buda, no te aferres a la mente del pasado, del presente
y del futuro. ( Dogen. Shobogenzo Zuimonki. Pg.126.)
La actitud de los monjes Zen debe ser la misma cuando practican el Dharma. Las
palabras de vuestros maestros no podrán entrar en vuestros oídos si persistís en vuestras
concepciones personales, por mínimo que lo hagáis. Si no podéis escuchar las palabras
de vuestro maestro, no podréis comprender el Dharma.
Debéis olvidar todos los puntos de vista falsos sobre el Dharma, así como todos los
asuntos mundanos, el hambre, el frío. Solamente cuando escuchéis así, con el cuerpo y
la mente purificados, podréis oír íntimamente a vuestro maestro y comprender sus
enseñanzas. Escuchando así seréis capaces de iluminar la verdad y de responder a
vuestras preguntas.
El verdadero mérito en la Vía es dejar a un lado el cuerpo y la mente y seguir la
dirección de vuestro maestro. Si mantenéis esta actitud os convertiréis en verdaderas
personas de la Vía. Este es el secreto esencial. (Dogen. Shobogenzo Zuimonki.
Pg.151-2.)
La verdadera manera de comprender las enseñanzas del Dharma es reformando
gradualmente lo que ya sabéis y pensáis, siguiendo siempre las instrucciones de vuestro
maestro.
Si hasta ahora habéis pensado que los Budas poseen características excelentes, como
por ejemplo Sakyamuni, Amitaba u otros, si creíais que los Budas tienen un halo de luz
alrededor y la virtud de predicar maravillosamente el Dharma beneficiando a todos los
seres, y un día, vuestro maestro os dice que un sapo o un gusano es Buda, debéis
desechar inmediatamente vuestras ideas primitivas. Esto no significa que debáis buscar
características excelentes en un sapo o en un gusano, tales como un halo de luz a su
alrededor. Si lo hacéis así aún no habéis corregido vuestra mente discriminativa. Debéis
comprender tan sólo que lo que estáis viendo ahora mismo es Buda. Si rectificáis
continuamente vuestra mente discriminativa y vuestro apego fundamental, siguiendo las
instrucciones de vuestro maestro, llegaréis a ser naturalmente uno con la vía. (Dogen
Shobogenzo Zuimonki. Pg.38.)
Atarse al pie de la letra a los preceptos es egoísmo o miedo. (T. Deshimaru. El canto
del inmediato Satori. Pg. 146.)
En un sutra está escrito: todos los seres sensibles son mis hijos. Todas las personas
mayores son mi padre y mi madre. Todos los hombres y mujeres de mi edad son mis
hermanos y mis hermanas. Todos los niños son mis hijos y mis hijas. (Deshimaru, T.
La práctica de la concentración. Pg. 136.)
Me gustaría vivir solo en una ermita pequeña con el techo de paja, construida a la
sombra del bosque de pinos. Viviendo en esta cabaña, si un niño cayera enfermo en el
este, iría a curarlo. Si una madre estuviera fatigada en el oeste, iría a ayudarle y a darle
masajes en los hombros. Si hubiera un moribundo en el sur, iría a decirle que no se
preocupara, que no tuviera miedo de la muerte. Pero si muriese, lloraría con una
profunda compasión por él y por su familia. Si en el norte hubiera una querella, iría a
detenerla y diría: No pelearse. Combatir no sirve de nada. Aunque algunos me criticasen
y me tratasen de estúpido, no me entristecería. Aunque otros me admirasen como a una
buena persona, no me alegraría. Espero ser así algún día. (Deshimaru, T. La práctica
de la concentración. Pg. 247.)
La libertad está por todos los sitios: kanjizai. ( Deshimaru, T. El canto del inmediato
Satori. Pg. 226.)
La verdadera religión difiere para cada persona, de la misma manera que difieren las
caras, las personalidades; cada uno comprende de manera diferente la misma verdad.
(Deshimaru, T. El canto del inmediato Satori. Pg. 183.)