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La dorada Luz

Tu dorada Luz descendió a mi cerebro


y tocados por el sol los grises salones de la mente se volvieron
una lustrosa réplica del plano oculto de la Sabiduría,
una calma iluminación y una llama.

Tu dorada Luz descendió a mi garganta,


y toda mi habla es ahora una melodía divina,
un canto de alabanza a Ti mi única nota;
mis palabras están ebrias con el vino del Inmortal.

Tu dorada Luz descendió a mi corazón


aniquilando mi vida con Tu eternidad;
ahora se ha convertido en Tu templo
y todas sus pasiones apuntan sólo hacia Ti.

Tu dorada Luz descendió a mis pies;


mi tierra es ahora Tu tablero de juego y Tu sillón.

Sri Aurobindo
Una atmósfera espiritual es más importante que las condiciones
exteriores; conseguir esta atmósfera, creando también de esta manera el
propio aire espiritual, en donde vivir y respirar, es la verdadera condición
para el progreso.

Sin ecuanimidad, samata, no puede haber ningún fundamento firme para la sadhana. Por muy
ingratas que sean las circunstancias, por muy desagradable que sea la conducta de los demás,
tienes que aprender a afrontarlas con una perfecta calma y sin ninguna reacción perturbadora.
Esas cosas son la piedra de toque de la ecuanimidad del alma. Es fácil conservar la calma y la
serenidad cuando las cosas van bien y la gente y las circunstancias son agradables; pero cuando
son todo lo contrario es cuando la plenitud de la calma, de la paz y de la ecuanimidad puede ser
probada, fortalecida y perfeccionada.

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