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Neoplatonismo
movimiento filosófico

Página inicial de la primera edición de Isagoge


(Venecia, 1500)
El término neoplatonismo es la
denominación historiográfica de
diferentes momentos de la historia de la
filosofía en que se produjo una
revitalización del platonismo (Platón,
Academia de Atenas).

Neoplatonismo alejandrino
En la Alejandría del siglo III, en el contexto
intelectual del helenismo tardío de la
época romana, se definió un sistema
filosófico que se enseñaba en diferentes
escuelas hasta el siglo VI (Amonio Saccas,
Plotino). Es la última manifestación en la
Antigüedad del platonismo, y constituye
una síntesis de elementos muy distintos
además de los platónicos, con aportes de
las doctrinas filosóficas de Pitágoras,
Aristóteles o Zenón, unidas a las
aspiraciones místicas de origen oriental
(hinduista o judío).[1]

El fundador de la doctrina parece haber


sido Amonio Saccas. Plotino, su
representante más importante,
permaneció once años junto a él antes de
profesar su doctrina en Roma a partir de
244. Su discípulo Porfirio redactó sus
lecciones y las publicó, reunidas en seis
Enéadas, y tomó la dirección de la escuela
a fines del s. III. Jámblico, que había sido
el editor de Porfirio en Roma, fundó la
escuela de Siria y enseñó en Apamea. Uno
de sus discípulos, Edesio de Capadocia,
fundó la escuela de Pérgamo.

La tradición filosófica del neoplatonismo


se mantuvo en el s. V; fue enseñada a
partir del 400, en la Academia de Atenas,
por Plutarco de Atenas, uno de cuyos
sucesores fue Proclo.
La escuela de Atenas se clausuró en 529,
con un edicto de Justiniano I; el diádoco
Damascio y Simplicio de Cilicia se
refugiaron en Persia. La escuela de
Alejandría, que después de la muerte de
Hipatia (415) se había alejado del
neoplatonismo y que, en el s. VI, había
incluso llegado a ser un foco de
resistencia a las doctrinas neoplatónicas,
subsistió. Es reseñable como
neoplatónico Sinesio de Cirene, del que
han quedado como fuentes indirectas de
la figura de su maestra Hipatia las cartas
dirigidas a ella, así como otros
manuscritos.

Concepción filosófica …

Según los neoplatónicos, el principio de


todo lo existente es la unidad absoluta, lo
Uno, llamada realidad suprema o gran
vacuidad, de la que surgen todas las
demás realidades por emanación. El
primer ser emanado del Uno es el Logos,
llamado también Verbo, o Inteligencia, que
contiene las ideas de las cosas posibles.
Después, la Inteligencia engendra el Alma
como idea, principio del movimiento y de
la materia. El Uno, la Inteligencia y el Alma
son las tres hipóstasis de la Tríada
neoplatónica.

Tres hipóstasis …

La doctrina central de Plotino es su teoría


de la existencia de tres hipóstasis o
realidades primordiales: el Uno, el nous y
el alma. En realidad, el principio básico es
siempre el Uno, mientras que las otras dos
hipóstasis y el resto de realidades son
derivadas.

El Uno E…
El Uno de la teoría de Plotino es
indescriptible, ya que es la unidad, lo más
grande, hasta tal punto que a veces le
denomina el propio autor como Dios,
único, infinito. Plotino, antes de querer
corregir, prefiere guardar silencio que decir
algo. Como principio y última realidad,
esta absoluta trascendencia hace que no
existan términos para referirse a ella. Se
trata entonces de la Unidad que funda la
existencia de todas las cosas. Es ese el
centro de toda su doctrina. El Uno está
más allá del Ser y, por lo tanto, no hay
ninguna definición que describa
positivamente al Uno, y opta por la vía
negativa. Elude su comprensión porque la
considera imposible, según la modalidad
humana de conocer.

El nous E…

La siguiente realidad o hipóstasis es el


nous. No hay una traducción adecuada de
este término (véase el Wikcionario: nous),
pero algunos autores lo identifican con
espíritu, mientras que otros prefieren
hablar de inteligencia, mas esta vez no
con un sentido místico sino intelectual. La
explicación del nous por Plotino parte de
la semejanza entre el Sol y la Luz. El Uno
sería como el Sol, y la Luz como el nous.
La función del nous como luz es la de que
el Uno pueda verse a sí mismo pero, como
es imagen del Uno, es la puerta por la que
es posible ver al Uno. Plotino afirma que
es posible observar el nous simplemente
aplicando la mente en dirección opuesta a
los sentidos.

Este concepto está tomado de la noción


de dialéctica de La República, donde un
proceso similar se dice que conduce a la
visión de la forma del Bien, no del Bien
mismo.
El nous se puede, y muy probablemente se
debe, entender como "la inteligencia pura".
El "nous" procede de "lo uno" no a
voluntad, porque "lo uno" es tan "más que
perfecto" que no puede tener voluntad,
está mucho más allá; y todo lo que
procede de "lo uno" es una especie de
"escurrirse", de "desparramarse", en el acto
de hacerse a sí mismo que es "lo uno"; por
tanto, la analogía del sol y la luz deben
entenderse como una mera imagen para
dar una idea de cómo "emana la luz" del
sol; resulta más ilustrativo pensar "el
despliegue de un círculo a partir de su
centro".

El alma E…

La tercera realidad o hipóstasis es el alma,


la cual es de naturaleza doble. En un
extremo, está ligada al nous y tira de él. En
el otro extremo, se asocia con el mundo
de los sentidos, del cual es creadora (o,
mejor, plasmadora). Por tanto, Plotino
considera a la Naturaleza como el
resultado de una procesión que va "hacia
abajo" desde el alma.
Para adquirir la gnosis (conocimiento), el
ser engendrado se esfuerza por ascender
hacia la perfección de que emana. Todo
viene del Bien y tiende hacia el Bien. Para
que el Alma se una al primer principio, es
preciso que supere el pensamiento y que,
por el éxtasis, se confunda con Dios y
pierda toda conciencia de sí misma.
Plotino estaba convencido de haber
llegado, dos o tres veces en su vida, a esta
unión íntima con la más alta hipóstasis.

El neoplatonismo en el
Renacimiento
El Renacimiento no solo constituye un
movimiento transitorio de la Edad Media a
la Edad Moderna. Renacimiento significa
"volver a nacer", entendido como la
recuperación de la Antigüedad clásica, es
decir, griega y romana. La recuperación del
mundo clásico era una aspiración
presente desde los intelectuales
medievales,[2] pero puede hablarse de una
reivindicación más acentuada por la toma
de Constantinopla en 1453, motivo por el
cual maestros de la lengua griega
migraron a Italia, en donde intentaron
conformar una identidad cultural, que
posteriormente se consolidó con el
humanismo. Sin embargo, este proceso se
dio desde distintos ámbitos, como el arte,
la filosofía, la política y la literatura.[3]

En la Italia del siglo XV (especialmente en


la Florencia de los Médici), en el contexto
intelectual del humanismo renacentista, se
recuperó la tradición del platonismo, frente
al aristotelismo (o neoaristotelismo)
dominante en el escolasticismo de la Baja
Edad Media y comienzos de la Edad
Moderna. Un hecho fundamental fue el
contacto con los intelectuales bizantinos
(como Pletón o Juan Argiropoulos),[4] que
acudieron al Concilio de Ferrara-Florencia
de 1438-1455. Las figuras más
destacadas de la Academia platónica
florentina fundada entonces fueron
Marsilio Ficino y su discípulo Giovanni
Pico della Mirandola (el Princeps
Concordiae más ecléctico, pues,
reaccionando contra el humanismo
extremo, defendía la mejor tradición de los
comentaristas aristotélicos medievales,
como Avicena y Averroes —carta a
Ermolao Barbaro, 1485—). La difusión de
los escritos atribuidos a Hermes
Trismegisto tuvo también un importante
papel.[5] Los principales opositores a esta
concepción filosófica fueron los
aristotélicos. Mientras que estos se
enfocaban en la naturaleza de las cosas,
los platónicos centraban su filosofía en la
naturaleza del hombre, su procedencia y
su destino.[6]

Marsilio Ficino …

La Academia Platónica Florentina fue uno


de los núcleos humanistas orientados
hacia la filosofía platónica en los siglos
XIV y XV. Una de las figuras más
representativas de esta academia fue
Marsilio Ficino. Su filosofía tiene un
marcado tinte cristiano de tradición
medieval, que versa sobre cómo "la vida
debe encaminarse hacia la salvación; el
mismo fin se advierte en el
conocimiento."[7] Sin embargo, presenta
una diferencia notable: su modelo no es
San Agustín, sino Platón. Considera que la
tradición cristiana se compara con la
doctrina platónica de la Ley divina, en la
que se remonta a Zoroastro, los
pitagóricos y a Mercurius Maximus. En su
obra principal, Theologia platonica de
immortalitate animorum, manifiesta una
congruencia entre la tradición mosaica, el
platonismo y el cristianismo.

Cosmogonía …

La filosofía de Marsilio y de Giovanni Pico


della Mirandola abarcó varias
implicaciones cosmológicas y
cosmogónicas, en cuanto a la estructura
del universo, la astrología y la magia.

Estructura del Universo E…

En la Theologia platonica de immortelitate


animorum, Marsilio describe el orden del
cosmos en un orden fijo: Dios, los ángeles,
el alma, las cualidades y cuerpos; las
almas se dividen en: alma del mundo,
almas de las esferas y almas de los
animales.[7] Todas las partes del mundo y
sus elementos son recíprocamente
contrarios y, a la vez, constituyen una
unidad. Conserva la descripción
astronómica del cielo descrita por
Ptolomeo (geocentrismo), en donde los
planetas (incluidos el Sol y la Luna) y el
firmamento giran alrededor de la Tierra, en
esferas concéntricas. Para la astronomía
ptolemaica y aristotélica, el Primer motor
inmóvil es la fuerza que mueve a todas las
esferas celestes alrededor de la Tierra; por
su carácter primario, ningún movimiento le
precede, y es el principio de todo. Pero
para Marsilio y Giovanni Pico, este orden
no puede ser una potencia superior per se,
sino que cada esfera tiene un alma
angélica, proporcionada por Dios, que la
dota de movimiento inteligente y la
incorpora a su unidad suprema, que es el
alma del mundo. La impronta
neoplatónica en esta construcción
figurada del mundo se encuentra en que el
hombre es el centro del universo, puesto
que el hombre, al estar dotado de alma, su
naturaleza y aspiración a la unidad, la
perfección y la belleza, lo dirige a Dios. El
alma del hombre (y de todas las cosas)
son conducidas de una verdad hacia otra
hasta llegar al origen, a la unificación con
el Logos (en su acepción teológica), es
decir, con Dios.

Astrología E…

Bajo la misma concordancia estructural


del universo, las esferas celestes tienen
una correspondencia directa con el orden
inferior del mundo, y cada una tiene
características que, al influir con lo
terrenal, reflejan parte de su naturaleza.
Por eso, para Marsilio, los astros pueden
condicionar el comportamiento de las
personas desde el nacimiento. Pero él
está en contra de la astrología judiciaria, o
sea, la determinista, pues el hombre, al
tener alma, puede decidir si despertar o
desarrollar dicho influjo de los astros.

Giovanni Pico della Mirandola retomó la


síntesis neoplatónica de integración Dios-
hombre-mundo, animada por Dios a través
de los ángeles, y la realidad neoplatónica
del alma e intelecto del cuerpo como parte
del circuito celeste. Bajo esta premisa,
dedicó gran parte de su vida a rechazar el
determinismo astrológico (el que implica
las artes adivinatorias por medio de
lectura de cartas astrales, progresiones y
predicciones).[8]

Magia E…

En el neoplatonismo, se concibe al
universo como un ser vivo en el que no
hay separación entre sus partes, sino que
todo es parte de uno. La forma más
adecuada de representación de esta
concepción del mundo es el lenguaje y las
imágenes poéticas. Marsilio consideraba
que la expresión más originaria de la idea
platónica de los conceptos eran los
jeroglíficos, por ser la forma de expresión
más intuitiva, cuya captación se escapa a
la formulación abstracta de los conceptos
y concentra en un símbolo toda la idea
expresable. Por ejemplo, en la concepción
cíclica del tiempo, donde el principio y el
fin están atados, se reproduce la unidad
de la creación y la destrucción de las
cosas. Según Marsilio, los sacerdotes
egipcios representaban esta idea cíclica
del tiempo con una sola imagen: el
uróboros.
La imagen del universo vivo y su tiempo
cíclico implica que todas las fuerzas que
lo componen influyen entre sí, y la tarea
del mago es conocer y utilizar estas
fuerzas en su favor. En los astros, las
piedras preciosas, las plantas, los rayos
del sol y las partes del cuerpo acumulan y
comunican estos influjos. Es por esto que
una de las ocupaciones de Marsilio en la
magia y la astrología fue la medicina.[8][7]

Amor platónico en Marsilio …

Los platónicos consideran que el caos es


el mundo sin formas, y afirman que el
mundo es un caos pintado de formas.
Para ellos hay tres mundos y tres caos: el
primer mundo es Dios (autor de todas las
cosas y del Bien), luego Dios creó la menta
angélica, y finalmente el alma del mundo.
Solo el tercer mundo es el que los
hombres pueden ver. En el momento de la
creación del alma angélica, esta está llena
de tinieblas y no tiene forma; pero, como
fue una emanación de Dios, su principio
innato es volverse hacia Dios, iluminada
por sus rayos que encienden su apetito, y
al aproximarse, adopta su forma. Los tres
caos son los vuelcos de las cosas
redirigidas a Dios en sus diferentes
órdenes de creación, y la forma de las
cosas se adopta y se perfecciona según
su nivel de encuentro con Dios. El motor
que impulsa a las cosas hacia Dios es el
amor: entendido como la búsqueda y
aspiración a la belleza divina. El amor es la
aspiración al goce de la belleza.
Distinción en los cinco sentidos …

La satisfacción del amor yace en lo que se


muestra contento con la mente, la vista y
el oído; porque el alma únicamente
conoce con la mente, con los ojos y los
oídos, no con el gusto, el olfato o el tacto.
Por lo que los sentidos privilegiados del
alma para amar son la vista, el oído y la
intuición, y los otros tres sentidos quedan
relegados a placeres contrarios a la
belleza. El verdadero amador siempre
busca la honestidad y ama las cosas que
son semejantes a él, y en calidad de
amador verdadero, siempre será
correspondido de la misma manera.[9]

Declive e influencia histórica


posterior
El neoplatonismo, con Porfirio y Jámblico,
luchó contra el cristianismo, y atribuyó
cada vez más importancia a los
procedimientos prácticos destinados a
provocar el éxtasis. Influyó en la patrística
cristiana (Pseudo Dionisio Areopagita,
Agustín de Hipona) y también, a través de
ella, en el pensamiento medieval y en la
escolástica, hasta llegar al Renacimiento
(el platonismo humanista de Marsilio
Ficino y Giovanni Pico della Mirandola).

Véase también
Comentario al Sueño de Escipión
Enéadas
Giovanni Pico della Mirandola
Hipatia
Macrobio
Marsilio Ficino
Neopitagorismo
Plotino
Porfirio
Proclo
Pseudo Dionisio
Gnosticismo

Referencias
1. Gran Enciclopedia Larousse 16.
Planeta. pp. 7728-7729.
2. Pérez, Carlos Mínguez (1 de enero de
2006). Filosofía y ciencia en el
Renacimiento . Síntesis.
ISBN 9788497564182. Consultado el
11 de diciembre de 2015.
3. Sobre el amor: comentarios al
banquete de Platón . UNAM. 1 de
enero de 1994. ISBN 9789683631312.
Consultado el 11 de diciembre de
2015.
4. Encyclopædia Britannica, John
Argyropoulos. Fuente citada en
en:John Argyropoulos
5. * Yates, Frances A. (1964). Giordano
Bruno and the Hermetic Tradition.
University of Chicago Press. 1991
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Kristeller, Paul Oskar (1964). Eight
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Heiser, James D. (2011). Prisci
Theologi and the Hermetic
Reformation in the Fifteenth
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Repristination Press. ISBN 978-1-
4610-9382-4. (Estas tres fuentes:
citadas en en:Platonism in the
Renaissance
6. Lan, Conrado Eggers (1 de enero de
1999). Timeo . Ediciones Colihue SRL.
ISBN 9789505817269. Consultado el
12 de diciembre de 2015.
7. Pérez, Carlos Mínguez (1 de enero de
2006). Filosofía y ciencia en el
Renacimiento . Síntesis.
ISBN 9788497564182. Consultado el
12 de diciembre de 2015.
8. Tester, Jim (1 de enero de 1990).
Historia de la astrología occidental .
Siglo XXI. ISBN 9682315441.
Consultado el 12 de diciembre de
2015.
9. Sobre el amor: comentarios al
banquete de Platón . UNAM. 1 de
enero de 1994. ISBN 9789683631312.
Consultado el 13 de diciembre de
2015.

Bibliografía
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Biblioteca de Autores Cristianos. ISBN
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Jámblico (1997). Sobre los misterios
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Dafnis y Cloe/ Leucipa y Clitofonte/
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Editorial Gredos. ISBN 978-84-249-0930-
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Pseudo Plutarco/Porfirio/Salustio
(1989). Sobre la vida y poesía de
Homero. El antro de las ninfas de la
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Madrid: Editorial Gredos. ISBN 978-84-
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Proclo (1991). Oráculos caldeos.
Numenio de Apamea. Fragmentos y
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ISBN 978-84-249-1447-9.
Pseudo Dionisio Areopagita (2002).
Obras completas: Los nombres de Dios.
Jerarquía celeste. Jerarquía eclesiástica.
Teología mística. Cartas varias.
Biblioteca de Autores Cristianos:
Madrid. ISBN 978-84-7914-615-3.
Sinesio de Cirene (1993). Himnos.
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Editorial Gredos. ISBN 978-84-249-1627-
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Sobre Neoplatonismo
Dzielska, María (2004 (5ª edición
2009)). Hipatia de Alejandría . Madrid:
Siruela. ISBN 978-84-9841-327-4.
Mariano Fazio (2004). Historia de la
filosofía III: Filosofía moderna. Editorial
Palabra. ISBN 978-84-8239-607-1.
Carlos Mínguez Pérez (2006). Filosofía y
ciencia en el Renacimiento. Síntesis.
ISBN 84-9756-418-9.
Jim Tester (1990). Historia de la
astrología occidental. Siglo XXI. ISBN
968-23-1544-1.

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platónica
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José Alsina Clota: El neoplatonismo.
Síntesis del espiritualismo antiguo
Plotino: Sobre el Bien y la Belleza
(Enéada I, 6). Traducción de Jesús Igal.
Texto en el sitio web oficial de la
Universidad de Granada

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