Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
________________________________________________________
SENTENCIA N° 324
Por otra parte, desde el punto de vista jurídico, afirman que la conducta
omitida por Marín -falta de controles de sangre, falta de historia clínica-
aparece como conducta inidónea a los fines de evitar el resultado lesivo.
II- b) Asimismo recurrió por igual vía el Dr. Marcos Rodriguez Allende,
abogado apoderado de la parte querellante, cfr.fs. 862/872.
Hace una transcripción de la sentencia respecto de los motivos con los que se
construyó la decisión que ataca, pautas mensuradoras de los arts. 40 y 41 del
C.P..
Entiende que es falso que el paciente haya padecido una lesión hepática o
problemas sanguíneos que haya dado lugar a un cuadro convulsivo.
Destaca que esto fue expresado por los peritos, a los cuales la sentencia hace
referencia. Cita al respecto los dichos de Aguirre y Brunner.
Sostiene que los peritos que depusieron en el debate señalaron con claridad
que el Sr. Eyssartier en vida no tuvo ninguna lesión o problema hepático y
remarca al respecto que Brunner fue contundente al referir que las lesiones
hepáticas se producen tras muchísimo tiempo, por ingerir muchos
medicamentos, lo cual no es el caso de un hombre joven, señalando además
que la hepatoxicidad no produce convulsiones.
Destaca que esto es reafirmado por el informe del Cuerpo Médico Forense de
la CSJN, completamente soslayado en la sentencia, del que surge que la
medicación indicada por el encartado no causó la muerte a la víctima; y que
Brunner señaló que en la anatomía patológica no figuraba ninguna
hepatoxicidad.
Concluye que la conducta omitida por Marín –por falta de controles de sangre
y falta de historia clínica- aparecen como inidóneas a los fines de evitar el
resultado lesivo; la realización de la conducta debida no hubiese descubierto
ningún problema hepático o sanguíneo, porque nunca existieron. Entiende que
no existe el nexo de evitación, por lo que no puede afirmarse que exista
creación de un riesgo desaprobado; que la imputación objetiva del resultado –
lógicamente-, la conducta omitida por Marín- no puede explicar
normativamente la producción del resultado.
Entiende que de las agravantes se puede analizar que la víctima era una
persona joven, definido por el imputado como una excelente persona, capaz,
trabajadora; que había iniciado recientemente una relación sentimental; con un
altísimo grado de confianza en su psicólogo y psiquiatra –lo cual se evidencia
con la duración del tratamiento: 6 años-.
Entiende que otra de las agravantes es que ejerció clandestinamente -sin tener
las autorizaciones administrativas vigentes- la psiquiatría y la psicología, en
una suerte de consultorio. Destaca que atendió no solo a Eyssartier, sino a
muchas personas que concurrían por problemas de salud mental, quienes
creían que estaban ante un psicólogo o psiquiatra.
Por ello, entiende que en lo que hace al quantum de la pena, debe ser revisado.
Señala que los agravantes son de tal peso y seriedad que perforan
holgadamente la pena. Solicita se anule la pena determinada y se condene al
encartado a la pena de 4 años y 6 de prisión más el doble de inhabilitación.
Destaca que el Juez analizó lo que no hizo Marin, es decir el seguimiento que
requiere el suministrar psicotrópicos. El magistrado determinó que el nudo
gordiano que debía dilucidar era si esa administración de psicotrópicos, sin
seguimiento ni control, podía o no provocar, por distintas causas, convulsiones
al paciente que pudiera llevarlo a la muerte.
Indica que cuando analiza el juez la imputación objetiva del resultado, ingresa
en la fase de la causalidad y estando ante un supuesto de comisión por
omisión, deben analizarse cursos causales hipotéticos, y para esa casual
hipotética, opta por la teoría de la evitabilidad y en función de ella, advierte
que hay distintas posturas y no todas exigen una posibilidad rayana a la
certeza, sino que hay otro sector doctrinario dentro de la teoría que se
conforma con una elevada probabilidad de que la acción omitida haya evitado
el resultado; y el juez opta por esta vía y para ello menciona y transcribe fallos
que comparten tal posición. Entiende que esto no es arbitrario, es una vertiente
doctrinaria aceptable, que fue citada por el Juez. Cita la casa "NEMEC" de la
Cámara de Casación Penal Sala I. No obstante ello, también el juez deja en
claro que cualquiera sea la teoría dogmática utilizada, en todos los casos la
imputación del resultado debe caer en el ámbito de protección de la norma.
Señala que el juez analiza las distintas teorías, e ingresa a la escala penal por
el mínimo -para respetar las garantías del imputado- y teniendo en cuanta
todas las agravantes del caso y las atenuantes que hace valer, fija el baremo en
la mitad, dando claros y sobrados fundamentos de las operaciones que realiza
para determinarla.
Solicita en consecuencia la confirmación de la sentencia en todos sus
términos y se carguen las costas a los impugnantes.
Así las cosa, comenzaré por fijar la plataforma fáctica que nos ocupa
conforme a los recursos planteados:
Así, cabe señalar que los peritos actuantes -Guzman, Aguirre, Brunner,
Modad, Portnoy- han coincidido en sus informes, tanto en lo referente a la
necesidad de los análisis de laboratorios para el control del efecto del
medicamento en el cuerpo del paciente (detectar toxicidad, tolerancia al
medicamento, adherencia a la medicación, etc.) así como la clínica (síntomas
expresados por el paciente o familiares -testigos-; y signos que percibe el
médico tratante).
Así, la Dra. Guzmán (neuróloga) señala que pueden ser múltiples los factores
que desencadenen un cuadro convulsivo (ej. una lesión cerebral que puede ser
tumoral, un accidente cerebrovascular, una infección, un traumatismo, factores
tóxicos, metabólicos como pueden ser una hipoglucemia, hipocalcemia,
hiponatremia (disminución del sodio), una encefalopatía heperamonémica.
Status convulsivos son crisis convulsivas que no pueden ser controladas. Una
persona en la que se descartó epilepsia, puede luego presentarla, dio ejemplos
de ello e incluso sostuvo que puede serlo a consecuencia de un efecto adverso
de una droga, concretamente el valproato de magnesio. Las crisis convulsivas
pueden ser focales o generalizadas, focales cuando afectan un sector del
cuerpo, pueden conservar el nivel de conciencia, (ej. una persona puede referir
que se le sacude un brazo o una pierna) en esos casos se hacen estudios para
determinar si hay una descarga o una lesión que lo justifique. La
manifestaciones del paciente o familiares que pueden hacer sospechar de la
existencia de convulsiones, son: cambios de conductas, pérdidas de
conocimiento, sacudidas, se muerde la lengua al dormir, incontinencia de
esfínteres, se levanta a la noche y empieza a caminar y lo tratan de despertar le
preguntan y no responde. Señaló que el médico debe efectuar un control del
paciente, clínico y de laboratorio. Refirió a la necesidad y deber de llevar
historia clínica, definiéndola como el registro del estado del paciente y su
evaluación/evolución.
Por su parte la Dra. Portnoy (psiquiatra) sostiene que es poco frecuente usar
Valproato de magnesio para la deshabituación a la benzodiacepina, que a la
hora de sustituir lo habitual es por otra benzodiacepina. En cuanto a la
subluxación de hombro es difícilmente relacionable con un trastorno de la
personalidad. La profesional especificó que del análisis del caso, se puede dar
cuenta que hay un cuadro de conducta y cambios de comportamientos
observados por el círculo que frecuentaba al peritado (Eyssartier) que no son
descriptos como ataques, pero hablan de la mirada perdida, de la agresión
hacia sí mismo o hacia objetos, son descriptos como ataques o pérdidas de
conciencia. Siempre que se suministra un psicofármaco hay un control previo,
luego controles periódicos en los que se va viendo la tolerancia, la necesidad
de ajuste de la dosis etc.. Indicó que historia clínica se debe llevar siempre, es
el registro -más o menos formal- de la evaluación y seguimiento del paciente,
incluso señala que está pautado cuanto tiempo se debe conservar la historia
clínica cuando se termina el tratamiento o el paciente lo abandona.
En sentido general coincidente con aquellos, su novia durante los dos meses
anteriores al deceso, Ana Estela López, detalló un episodio que presenció
expresando que estaban durmiendo, de pronto escuchó un ruido, se despertó y
lo vio a Horacio caminando en su habitación mirando un punto fijo, que lo
hablaba y no reaccionaba, se chocaba la cama y lo que se le cruzara, en ningún
momento le respondió de lo que le pasaba, le hablaba y no había forma que
respondiera, después de ese momento se sentó y se durmió de nuevo; al otro
día cuando se despertó, le dijo que le pasaban esas cosas hace mucho tiempo,
pero que estaba en tratamiento y que estaba mejor. El episodio duró minutos,
luego se sentó y se durmió; al otro día le dijo que estaba controlado, que
estaba mejor, no recuerda bien su explicación. La situación fue horrible, ella
se puso a llorar, no sabía qué hacer en ese momento, o si él se iba a poner
agresivo.
Así estos testigos son contestes, en que Eyssartier presentaba crisis y las
describen, señalan los familiares directos que Marín estaba en conocimiento
de ello. Incluso refieren que tenía un turno otorgado para enero por una crisis
acontecida el 24/12/12. Lo que no ha sido en ningún momento negado por el
encartado.
Brunner refirió que con los dosajes que deben ser efectuados, podía verificarse
la adherencia del paciente al tratamiento, la tolerancia a la droga y así
adecuarse la dosis. Señalando que entre las múltiples causas que pueden dar
origen a un status convulsivo se ubicaban la falta de adherencia al tratamiento,
también la tolerancia a la droga. Es decir, Marín pudo -habiendo efectuando
los análisis de laboratorios- advertir estas circunstancias en Eyssartier y/o en
su caso adecuar la dosis.
Por ello, tal como lo indica el sentenciante, el contralor de los efectos del
psicotrópico por quien debía -Marín- a través de las prácticas de laboratorio, la
clínica, el registro del historial médico farmacológico del paciente, el registro
de los síntomas referidos tanto por el paciente y sus familiares,
indefectiblemente desde lo científico hubiera disminuído el riesgo del
desenlace fatal que padeció Horacio Martín Eyssartier (quien en el vínculo
con su médico tratante confiaba expresándole a sus familiares "mamá, yo con
Francis voy a salir").
Por otra parte, vale señalar que las críticas de la que es destinataria esta
doctrina, no difieren de las que puede efectuársele a la teoría dominante que
estima la existencia de una relación de causalidad o cuasicausalidad cuando la
acción omitida hubiera evitado el resultado con una probabilidad rayana en la
seguridad. Así, aparece claro que ambas operan con la probabilidad y que la
diferencia entre ellas es puramente cuantitativa. Además, la certeza en el
ámbito de lo hipotético resulta imposible, pues el proceso no se viabilizó -
exteriorizó- en el mundo real.
Así, profundizando el análisis del presente abordaje, el caso que nos ocupa
involucra una de las cuestiones más difíciles de la dogmática de la
imprudencia y más concretamente, de la imputación objetiva, pues se enfrenta
a la cuestión de la conducta alternativa ajustada a Derecho. Ahora, toda vez
que el problema se suscita aquí en el ámbito de la omisión, el debate gira en
torno a la denominada "causalidad hipotética". A la dificultad que presenta
este grupo de casos se suman las distintas soluciones a que puede arribarse
según que el pronunciamiento judicial acoja una u otra de las teorías
propuestas por la doctrina para resolver aquellos, a saber, la teoría de la
evitabilidad y la teoría de la disminución del riesgo.
Sabido es que gran parte de los autores acuden a la causalidad hipotética para
explicar la imputación objetiva del resultado en la comisión por omisión. Ya
la sola denominación plantea un problema a nivel terminológico porque lleva
a pensar que estaríamos frente a un elemento que vendría a sustituir la
causalidad empírica en la omisión.- Seguramente no sea del todo acertado
emplear la expresión causalidad -hipotética-, cuando en realidad se está
aludiendo a un criterio de imputación objetiva que nada tiene que ver con la
causalidad empírica. Como sostiene Silva Sánchez, "se trata de un criterio de
imputación objetiva del resultado, que se superpone a la relación de garantía,
como otros lo hacen con respecto a la causalidad en la comisión activa". (S. S.
El delito de omisión, 1986, p. 371).- De tal modo, si hemos de seguir
utilizando la expresión "causalidad hipotética", por lo asentada que se
encuentra, debe quedar claro que este criterio no sustituye a la causalidad en
sentido naturalístico.
Si bien con distintas versiones y matices hay básicamente dos posturas que
pretenden dar respuesta a la cuestión de la incertidumbre en los supuestos de
causalidad hipotética.- Una que parte de extrapolar los resultados de la teoría
de la evitabilidad, empleada en la comisión activa para solucionar los casos de
comportamiento alternativo correcto o ajustado a Derecho, al ámbito de la
omisión, que tal vez se pueda afirmar domina en Alemania y España (Jakobs,
Mir Puig). En líneas generales sostienen que la imputación del resultado
requiere que se pueda establecer, desde una perspectiva ex post, que la
conducta indicada e idónea (ex ante) habría logrado evitar el resultado con una
probabilidad rayana en la seguridad. La otra postura, se conforma para la
imputación del resultado en la comisión por omisión con poder constatar que
la conducta idónea hubiera disminuido el riesgo de producción del resultado
(Stratenwerth, Rudolphi, entre otros).- En principio, no se trata más que de
trasladar la teoría del incremento del riesgo -Roxin- empleada para resolver
los casos de comportamiento alternativo correcto, al ámbito de la omisión,
convertida ahora en la teoría de la disminución del riesgo. (Cabe advertir que
Roxin, sólo se identifica con esta postura cuando la reducción del riesgo que
era de esperar según un juicio ex ante, se ve confirmada también ex post, es
decir, que realmente supusiera una reducción del riesgo.).- Obviamente, los
autores que rechazan la teoría del incremento del riesgo en la comisión activa,
la refutan también en su formulación como teoría de la disminución del riesgo.
La posible vulneración del principio in dubio pro reo ha sido uno de los
argumentos recurrentes utilizados por los detractores de la teoría del
incremento del riesgo para invalidar los resultados a los que se llega a partir de
la misma. Pero Frisch, incluso en contra de la teoría, respecto de esta
argumentación refiere que "cuando se trata de averiguar la relación
normativamente correcta entre conducta y resultado está fuera de lugar
pretender basar dicha relación en el principio in dubio pro reo. Y no solo por
la generalidad de este enunciado, sino porque el principio in dubio pro reo
siempre presupone la solución a la cuestión de las exigencias normativas
determinantes, no pudiendo por sí mismo ofrecer esta solución. Por otro lado,
desde la filas de la teoría del incremento del riesgo se apunta que el peligro de
infringir el principio in dubio pro reo planea también sobre todas aquellas
versiones de la teoría de la inevitabilidad que no exigen un 100% de seguridad
en cuanto a que la conducta indicada hubiera evitado el resultado. La versión
más extendida de esta teoría se conforma, como es sabido, con una
probabilidad rayana en la seguridad, por tanto, renuncia a la certeza absoluta y
puede ser objeto del mismo reproche de vulnerar el principio in dubio pro
reo.- Mario Villar, en las Dos caras de la Teoría del Incremento del Riesgo,
nos dice: "Una vez que se ha seleccionado racionalmente la teoría más
correcta o aceptable se pasa a discutir si aplicada esa teoría pueden probarse
sus extremos en el caso real. Las exigencias probatorias que derivan de la
teoría no pueden usarse para convalidarla o descartarla como tal. La teoría es
la que determina qué debe ser probado y no a la inversa ...claro está que la
TIR ejerce una influencia sobre el campo de aplicación del in dubio pro reo,
pués lo que se debe probar es menos que lo que se exige con la teoría de la
causalidad o la TCR. Pero lo menos que se debe probar, se debe probar de
acuerdo con el baremo o estándar de prueba que sea exigido en el sistema
procesal penal en cuestión.- Si lo que se cuestiona es que exija menos
elementos a ser probados, no puede discutirse extrapolando una
argumentación del nivel de la prueba procesal, sino en el de la racionalidad de
la teoría confrontada con otras teorías..."
Otro argumento contrariando la teoría del incremento del riesgo ha sido que se
convierte a los delitos de resultado en delitos de peligro. Ahora, quienes
defienden la teoría referida exponen que para imputar objetivamente el
resultado no basta con haber incrementado el peligro para el bien jurídico por
encima del riesgo permitido, sino que además se exige que se haya producido
efectivamente la lesión de aquel.
Debemos tener presente que en el derecho penal médico se debe partir de una
situación de riesgo previo. Es decir, aún si se actúa de modo correcto nada
puede garantizar certeramente o con probabilidad rayana en la certeza la
supervivencia del paciente, va de suyo que las obligaciones son de medios no
de resultados: lógico resulta que a pesar de una correcta actuación se produzca
la muerte de un paciente.
Corresponde partir de lo expuesto por el Dr. Cánepa, así dijo: "...una de las
normas infringidas por Marín (art. 84 CP) prevé la imposición de una
inhabilitación especial por un plazo que va de 5 a 10 años, entendiendo, en
función de las mismas premisas explicadas anteriormente, que ya el mínimo
cubre las expectativas de prevención general y especial invocadas, sobre todo
por cuanto la inhabilitación lo será para ambas profesiones -medicina y
psicología- ostentadas por el acusado, lo que implica desde ya un período
prolongado de inactividad de aquellas ocupaciones que conforman su sustento
económico personal y, presumiblemente, también familiar."
Tampoco aduce razones, por las que considere que en el caso concreto la pena
condicional y las normas de conducta impuestas resulten insuficientes.
No se regulan honorarios a los Sres Defensores por no haber sido petición -art.
97 inc.1º de la Ley 7046-. Así voto.
II- DECLARAR las costas a cargo del vencido Marín,(arts.584, 585, 587 y
ccdtes.del C.P.P.).
IV- TENER PRESENTES las reservas del caso federal interpuestas por ambos
recurrentes y ante la corte interamericana de derechos humanos por el
querellante.