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Eso es lo interesante de poder hacer teatro (…) A uno le gusta ver lo que en
realidad le puede llegar a pasar a uno y cómo lo resuelve el otro.
Resumen:
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experiencia dio lugar a Proyecto Biodrama (2002): un ciclo de obras en las que distintos
directores debían elegir a un argentino contemporáneo (una figura pública o anónima) y
transformar su vida en material dramático. En el marco de este proyecto el dramaturgo y
director Alejandro Tantanián estrenó Los mansos. En esta obra el director toma tres
personajes y algunas situaciones de la novela El idiota -de Dostoiesvski- y las cruza con
datos que pertenecen a su propia vida, a la de Dostoievski, y a la de los actores, sin que
exista entre una y otra información una delimitación precisa.
Por su parte con Proyecto Archivos (2003), Vivi Tellas se propuso construir un
“teatro documental” a partir de las historias de vida de personas ajenas al ámbito teatral
(no actores). En este ciclo se estrenaron las obras: Mi mamá y mi tía (2003), interpretada
por la mamá y la tía de la directora; Tres filósofos con bigotes (2004), interpretada por
tres profesores de filosofía de la Universidad de Buenos Aires; y Cozarinsky y su
médico (2005), interpretada por el cineasta y escritor Cozarinski y su médico amigo de
cabecera. Por otro lado, el ciclo Proyecto 05 (2005) - coordinado por el director Rubén
Szuchmacher - reunió a diferentes artistas bajo la consigna de investigar y crear
espectáculos a partir de personalidades históricas que hubieran muerto o nacido en
algún año 05. Las investigaciones dieron lugar a obras sobre la vida de Julio Verne,
Greta Garbo, Christian Dior, F. Schiller y J.P. Sartre, entre otros. En este contexto el
director Luciano Suardi en la obra Quiero estar sola trabajó sobre la vida de Greta
Garbo, centrándose en la etapa en que la diva se retiró del ambiente artístico de
Hollywood para recluirse en la soledad de su casa. Quiero estar sola consistía en un
monólogo en el que Greta Garbo exponía momentos de su vida y convocaba a diferentes
personajes con los que se había relacionado. Pero en escena no había diálogo ni
interacción: los personajes se limitaban a repetir sus palabras, lo cual -sumado al trabajo
efectuado en relación al espacio y las luces- instalaba un profundo sentimiento de
renuncia y soledad.
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Si bien la proliferación de obras en torno a la temática de vidas particulares es
grande, a la hora de nombrar o definir conceptualmente este tipo de teatro no existe un
consenso unánime entre los artistas e investigadores dedicados al tema. Desde la
práctica escénica se han popularizado algunas denominaciones como: Biodrama;
concepto utilizado por la directora Vivi Tellas para designar, de manera general, los
ciclos ideados por ella; por otro lado la directora Lola Arias utiliza el término Remake,
cuando se refiere a la recreación de historias de vida (propias o ajenas). Por su parte los
críticos y teóricos resultan más prolíficos a la hora de hacer definiciones y de diferenciar
distintas funciones dentro del teatro autobiográfico y biográfico. Recordemos a modo de
ejemplo las tres formas con que, según Patrice Pavis 1, el actor/performer puede trabajar
la autobiografía: Contar su vida; la confesión impúdica (implica el relato de intimidades
desagradables o aberrantes) y el juego de identidades (en el que el Yo es fragmentado
por la organización temporal y escénica del relato). O la distinción más sutil que plantea
Beatriz Trastoy2 entre la autobiografía (enunciación de la propia vida en 1º persona) y el
autorretrato (más descriptivo que narrativo) por un lado, y por otro entre la biografía y
el relato de vida testimonial (no cuenta la vida del Otro como hace la biografía, sino que
intenta transcribir y trasmitir la voz del Otro).
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segundos relatos o “relatos ocultos”, sino que son equiparados al material biográfico
pero sometidos a distintos tratamientos: mientras que en Los mansos, Tantanian fusiona
los dos tipos de textos otorgándoles una cohesión formal, en Carnes Tolendas los textos
de Lorca y los biográficos contrastan en su formalidad discursiva. (acento castizo en el
decir y acento cordobesa).
Por otro lado, en relación a la credibilidad que estas obras alcanzan ente los
espectadores observamos que, en relación a la literatura autobiográfica, Philippe
Lejeune5 señala que es la coincidencia de autor, narrador y personaje en una sola
persona, cuya foto aparece en la solapa del libro junto a su firma, lo que contribuye a
3
Gilles, Deleuze, Kafka. Por una literatura menor. México, Era, 1978.
4
Brownell Pamela, “El teatro antes del futuro: sobre mi vida después de Lola Arias”.
www.telondefondo.org, Nº 10 – Diciembre de 2009.
5
Lejeune Philippe, “El pacto autobiográfico” en La autobiografía y sus problemas teóricos; Revista
Anthropos nº 29, Barcelona, diciembre de 1991.
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generar un pacto de verosimilitud entre autor y lector, y nos preguntamos: ¿qué es lo
que sostendría un pacto de estas características en el teatro, donde la noción de autor es
compartida por los interpretes y el director, y donde la percepción que se tiene de la
identidad del Yo que pone de manifiesto el actor/performer/personaje suele aparecer
múltiple (cambiante) a lo largo de un mismo espectáculo? Creemos que el pacto de
credibilidad que demanda este tipo de teatro se funda en su naturaleza eminentemente
referencial y se sostiene entre otras cosas por la existencia de los pre-textos y los
documentos.
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En el uso del espacio en la mayoría de los espectáculos se evidencia la anulación
de la “cuarta pared”, los intérpretes apelan y confrontan con el espectador quién es
demandado como sujeto activo, como eventual cómplice y testigo de que sucede en el
escenario. Los límites entre espacio real (sala) y espacio de representación (escenario)
tienden a diluirse y mezclarse, inclusive después del tradicional aplauso, ya que es
común a estos espectáculos el hecho de que espectadores e interpretes prolonguen el
encuentro mediante bailes, charlas, comida y bebidas compartidas, etc.
Resulta evidente que las distintas formas que asume el teatro biográfico y
autobiográfico en el país plantean para con el público un tipo de relación que no busca
comunicar, sino potenciar el teatro como rito de sociabilidad, como reunión o
“convivio”6. La noción que subyace en estos espectáculos, independientemente de los
recursos utilizados en su organización escénica, tiene que ver con la repetición de un
encuentro “ancestral” que posibilita el intercambio y la transformación mediante la
experiencia del tiempo compartido.
6
Dubatti Jorge, El convivio teatral. Teoría y práctica del teatro comparado, Buenos Aires, Atuel, 2003.
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dimensión cultural, social y política que tiene como base la reivindicación de formas
dramáticas que pueden considerarse frágiles, débiles o menores, sin que esto suponga
una valoración negativa o despectiva; ya que como señala el escritor Wiltod
Gombrowicz, “lo menor” refiere a formas artísticas inestables, fragmentadas y
ambiguas que se oponen a la superioridad, la madurez y el dogmatismo de las formas
artísticas consagradas culturalmente.
Referencias bibliográficas
-BROWNELL, Pamela (2009) “El teatro antes del futuro: sobre mi vida después de
Lola Arias”. www.telondefondo.org, Nº 10.
- JELEN, Marcela (2005) “El teatro como experiencia de vida o la propia vida como
experiencia teatral. Entrevista a Alejandro Tantanian”. www.telondefondo.org, Nº2.
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- PAVIS, Patrice (2000), Diccionario de Teatro, Barcelona, Paidós.