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POLÍCIA NACIONAL DEL PERÚ

ESCUELA DE EDUCACIÓN SUPERIOR TÉCNICO


PROFESIONAL DE LA PNP – PUCALLPA

“ANÁLISIS DE LA EVOLUCIÓN Y LA PÉRCEPCION

SOCIAL DE SEGURIDAD CIUDADANA”

CARTEDRÁTICO :

CURSO :

PRESENTADO POR:







PROMOCIÓN :

SECCIÓN :
PUCALLPA – PERÚ

2019
DEDICATORIA

A ti DIOS, que me diste la oportunidad de vivir y de


regalarme una familia maravillosa.

A mi familia por creer en mí, aunque hemos pasado


momentos difíciles siempre han estado apoyándome y
brindándome todo todo su amor.

2
AGRADECIMIENTO

A Dios por darme la salud que tengo, por tener una


cabeza con la que puedo pensar muy bien y además un
cuerpo sano y una mente de bien.

A mi familia sin su apoyo, colaboración e inspiración


sería imposible poder llegar a mis metas.

3
INTRODUCIÓN

Bajo el principio constitucional de que la protección interna y el mantenimiento del orden


público son funciones privativas del Estado y responsabilidad de la Policía Nacional, y a
la vez nuestra misión institucional es atender la seguridad ciudadana y el orden público,
y proteger el libre ejercicio de los derechos y la seguridad de las personas dentro del
territorio nacional, conscientes de aquello y de que la razón de la existencia de la Policía
Nacional como institución es el servicio y protección a todas y cada una de las personas
que conforman la sociedad y sus bienes, el presente Manual para operaciones de
mantenimiento del orden público, pretende ser un valioso aporte para los Funcionarios
Encargados de Hacer Cumplir la Ley, en el deseo ingente y trabajo constante e
imperecedero en pro de cumplir exitosamente dicha misión.

El servidor y la servidora policial deben alcanzar, más allá de la capacitación, la


especialización misma en determinadas áreas que consideramos de extrema
importancia, como es el caso del control de multitudes, en las que las posibilidades de
vulnerarse, en un momento determinado, los derechos y libertades de las personas tienen
un nivel muy elevado, requiriendo entonces que la preparación integral del policía esté
acorde a los objetivos de su misión.

El Alumno

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ÍNDICE

DEDICATORIA ................................................................................................................. 2

AGRADECIMIENTO ......................................................................................................... 3

INTRODUCIÓN ................................................................................................................ 4

ANÁLISIS DE LA EVOLUCIÓN Y LA PERCEPCIÓN SOCIAL DE SEGURIDAD


CIUDADANA .................................................................................................................... 7

1. DEFINICIÒN .............................................................................................................. 7

2. EVOLUCION.............................................................................................................. 7

3. TEORÍAS DE LA SEGURIDAD CIUDADANA ........................................................... 9

4. LA SEGURIDAD CIUDADANA Y EL USO DE LA FUERZA A NIVEL NACIONAL .. 11

5. LA SEGURIDAD NACIONAL, LA SEGURIDAD CIUDADANA Y LOS ESTADOS DE


EXCEPCIÓN .................................................................................................................. 11

5.1. En el marco del Sistema Interamericano........................................................... 12

5.2. Análisis del caso peruano ................................................................................. 13

6. LA PERCEPCIÓN DE INSEGURIDAD: ¿CUÁN SEGUROS NOS SENTIMOS? .... 14

6.1. El principal problema percibido del Perú ........................................................... 15

6.2. La percepción de inseguridad varía según el tipo delictivo ............................... 16

7. LA CONFIANZA EN LA POLICÍA ............................................................................ 17

8. LOS OBJETIVOS DIFICLES DE CUMPLIR ............................................................ 18

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8.1. Confianza en la Policìa...................................................................................... 18

8.2. Percepciòn de inseguridad ................................................................................ 18

8.3. Patrullaje policial ............................................................................................... 19

CONCLUSIONES........................................................................................................... 20

RECOMENDACIONES .................................................................................................. 21

BIBLIOGRAFIA .............................................................................................................. 22

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ANÁLISIS DE LA EVOLUCIÓN Y LA PERCEPCIÓN SOCIAL DE
SEGURIDAD CIUDADANA

1. DEFINICIÒN

En el artículo 2 de la Ley del Sistema Nacional de Seguridad Ciudadana, la seguridad


ciudadana alude a la incorporación de medidas y previsiones que debe adoptar el
Estado a través de sus instituciones y la comunidad organizada dentro del marco de
la ley y los derechos humanos, con la finalidad que las personas puedan desarrollar
sus actividades libres de todo tipo de riesgos.

Seguridad ciudadana también se puede entender a partir del reconocimiento de la


condición subjetiva en la que el individuo merece encontrarse libre de violencia o
amenaza de violencia o de despojo por parte de un tercero, donde violencia se
entiende como el uso de la fuerza física y/o psicológica con el fin de causar daño o
de doblegar la voluntad de alguien, y despojo entendido como el acto de privar
ilegítimamente del patrimonio a una persona física o jurídica.

Una conceptualización de violencia como esta incluye distintos tipos de delitos como
el homicidio, la agresión, la violación, el secuestro y la trata de personas, así como
los delitos contra el patrimonio, tanto privado (robo, hurto, estafa) como público
(soborno y cohecho)

2. EVOLUCION

La idea de la Seguridad Nacional tiene como punto de partir el 12 de marzo de 1947


con la proclamación de la Doctrina Truman a través de la National Security Act2 en el
marco de la conflagración político-ideológica de la denomina “Guerra Fría”, entre los
Estados Unidos y la Unión de Repúblicas Soviéticas (URSS).

Así, la Seguridad Nacional enmarcaba la idea de la seguridad de la soberanía del


Estado frente a otros Estados, pero de carácter militar, ideológico y político bajo tres
pilares que consistía la protección frente:

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1) Las amenazas a los Estados Unidos, sus ciudadanos, propiedad o interés;

2) El desarrollo, proliferación, o uso de armas de destrucción masiva;

3) O cualquier otra amenaza importante a la integridad Estados Unidos o su


Seguridad Nacional. (EEUU, National Security Act, Sec. 3, 1947).

Sin embargo, en Latinoamérica apareció entre la década de los 70´s y 80´s: La


Doctrina de la Seguridad Nacional; una variante de la idea de la Seguridad Nacional,
que tuvo como campo fértil los gobiernos dictatoriales de la época como el de Alfredo
Stroessner por 35 año en Paraguay desde 1954; Hugo Banzer de 1971 en Bolivia;
Juan María Bordaberry de 1973 en Uruguay; Augusto Pinochet de 1973 en Chile;
Jorge Rafael Videla de 1976 en Argentina; o la Contrarrevolución, liderada por Ranieri
Mazzilli de 1964 en Brasil. Y en nuestro país las dictaduras de Juan Velasco Alvarado
tras el golpe de Estado de 1968 y proseguido por Francisco Morales Bermúdez en
1975 por otro golpe de Estado.

Esta Doctrina buscaba garantizar la seguridad desde el seno de su sociedad,


teniendo entre sus principales características “el control militar del Estado” (Leal
Buitrago, 2003, p. 75), y de esta forma enfrentarse se forma eficiente frente al
enemigo interno, considerando como tal a toda persona que se opusiera o criticara al
régimen como un periodista, político, líder sociales, guerrillero y demás.

En el marco del orden interno en la década de los noventa, aparece en la región el


concepto de la Seguridad Ciudadana, frente a una ola de violencia y crimen,
particular, debido a que el objetivo no era el Estado, sino sus víctimas eran los
ciudadanos comunes o de a pie.

Ello fue una reacción frente a la crisis económica que atravesaba la región, las
consecuencias de las dictaduras y conflictos que habían pasado o seguían vigentes
en algunos países de la región, junto con la pobreza y el desempleo.

El problema radica, en cuanto la situación que no ha variado, y por el contrario la


Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH, 2009) ha señalado, que el
8
incremento de la pobreza y la indigencia han elevado los niveles de desigualdad y
exclusión social, y han favorecido el aumento de la violencia y la criminalidad (pp. 10-
11). De esta forma, al día de hoy la inseguridad ciudadana ha demostrado ser un
verdadero flagelo para la región, muestra de ello es que el Latinobarómetro (2015)
arrogó que del 2011 al 2015 la percepción de inseguridad en la región aumento de un
8%, llegando a un 63%, y que de los 18 países de la región, 13 de ellos su principal
problema según su población es la Delincuencia.

De tal forma, del concepto de Seguridad Humana se desprenderá el concepto de


Seguridad Ciudadana, siendo esta última, como aquella forma de protección personal
de derechos básicos como el derecho a la vida, a la integridad, la libertad y la
propiedad de las personas frente a las amenazas del delito y la violencia local, y de
esta forma puedan ejercer de manera efectiva dentro de su cotidianidad su desarrollo
personal óptimo.

Es así, que la Seguridad Ciudadana en un elemento indispensable para alcanzar la


Seguridad Humana, y por tanto no debe entenderse la seguridad ciudadana solo
como la erradicación de las amenazas del delito y la violencia local, sino debe
comprenderse como “una política que se oriente hacia una estrategia integral, que
incluya la mejora de la calidad de vida de la población, la acción comunitaria para la
prevención del delito y la violencia, una justicia accesible, ágil y eficaz, una educación
que se base en valores de convivencia pacífica, en el respeto a la ley, en la tolerancia
y en la construcción de cohesión social.”

3. TEORÍAS DE LA SEGURIDAD CIUDADANA

La seguridad ciudadana comprende una serie de ideas y actividades destinadas a


prevenir y reducir la violencia, a promover la seguridad pública y el acceso a la justicia,
a fortalecer la cohesión social y a reforzar los derechos y las obligaciones mutuas
entre el Estado y los ciudadanos.

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Es más que una reforma del sector seguridad, que por lo general se decreta en
escenarios de posconflicto, aunque existen algunas actividades y áreas de interés
claramente superpuestas.

En conjunto, la seguridad ciudadana involucra la aplicación de medidas de seguridad


pública efectivas en el contexto de normas democráticas más amplias. Por ello es
distinta y más amplia que los enfoques del orden público nacional basados en el
trabajo policial y el control del delito.

El concepto de seguridad ciudadana está ampliamente difundido en el mundo de las


políticas en América Latina y el Caribe, pero los académicos también han teorizado
un poco al respecto (CAF, 2014; PNUD, 2013, 2012, 2010). Sin embargo, el concepto
se ha puesto de moda en América, y la mayoría de los países reclaman políticas
nacionales y subnacionales en seguridad ciudadana, y prácticamente todos los
donantes internacionales han alineado sus inversiones en la misma dirección
(Muggah y Szabo de Carvalho, 2014).

La seguridad ciudadana es más que una mera novedad pasajera. Hay un creciente
reconocimiento de que los marcos de la seguridad pública a largo plazo exitosos son
también aquellos que garantizan los derechos de los ciudadanos (Basombrio Iglesias,
2012, 2011; Bobea, 2012, 2011). Por otra parte, existen datos que respaldan la
afirmación de que la inversión en la prevención de la violencia es más rentable que
los gastos ostensiblemente improductivos en seguridad pública o privada.

Sin embargo, la evidencia por sí sola rara vez impulsa la transformación de una
política. En efecto, las élites más conservadoras de América Latina y el Caribe suelen
pedir medidas policiales represivas, actividades de vigilantismo y encarcelamientos
severos, incluida la reducción de la edad de responsabilidad penal de niños y
adolescentes.

La idea de seguridad ciudadana fue introducida deliberadamente para reconciliar


estas tensiones mediante el énfasis en el Estado responsable y la ciudadanía activa.

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4. LA SEGURIDAD CIUDADANA Y EL USO DE LA FUERZA A NIVEL NACIONAL

De un tiempo a esta parte, los Estados han utilizado un medio con especial
preferencia para alcanzar la Seguridad Ciudadana a través de sus fuerzas del orden
o sus fuerzas armadas: el uso de la fuerza.

Así, la CIDH en su informe sobre Seguridad Ciudadana y Derechos (2009), señalo


que “las políticas sobre seguridad ciudadana en los Estados de la región comúnmente
no han asimilado los estándares de derechos humanos” (p. 12), ya que con la excusa
de la prevención y el control del crimen y la violencia, han ejercido el uso de la fuerza
de forma ilegal y arbitraria.

Por lo tanto, debemos recordar que el uso de la fuerza en la Seguridad Ciudadana


debe ser utilizado de forma excepcional bajo los estándares del Derecho Internacional
de los Derechos Humanos y la legislación interna; toda vez, que no nos encontramos
en una situación de conflicto armado, sino en una situación de paz alterada por
tensiones o disturbios internos.

El Perú a nivel interno, ha regula el uso de la fuerza a través del Decreto Legislativo
N. 1186 que regula el Uso de la fuerza por parte de la Policía Nacional del Perú y el
Decreto Legislativo Nº 1095 que establece Reglas de empleo y uso de la fuerza por
parte de las Fuerzas Armadas. Y por otro lado, la Corte IDH ha establecido a lo largo
de su jurisprudencia y de forma definitiva desde el caso Nadege Dorzema y otros vs.
República Dominicana , y reiterado en casos como Caso Cruz Sánchez y otros vs.
Perú, que los principios que deben ser analizados al momento de hacer uso de la
fuerza los efectivos estatales son los de legalidad, absoluta necesidad y
proporcionalidad.

5. LA SEGURIDAD NACIONAL, LA SEGURIDAD CIUDADANA Y LOS ESTADOS


DE EXCEPCIÓN

A lo largo del transcurso del desarrollo democrático que todo Estado se enfrenta a
situaciones excepcionales e imprevistas como los disturbios interiores y tensiones

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internas. Estas tienen, como señala Gasser (1988) por origen razones políticas,
sociales, económicas y de otras índoles; y se caracterizan por la aparición de un
grado de violencia que sobrepasa aquello que es inherente al tiempo “normal” en
una sociedad (Salmón, p. 42, 2012), es decir la “perturbación de la paz pública y
demás circunstancias políticas o sociales que atentan directa contra el
desenvolvimiento de la actividad gubernamental o agredan la tranquilidad y
seguridad ciudadana” (García Toma, p. 762, 2010).

Además, “tienen la capacidad de generar peligro potencial o de real daño a las


instituciones de la república.” (Ekmekdjianek, p. 630, 1994). A lo cual los Estados
“se ven forzado a recurrir a las fuerzas policiales o incluso a las fuerzas armadas
con el fin de reestablecer el Derecho y el orden” (TPIR, Fiscal vs. Alfred Musema,
párr. 248, 2000)

5.1. En el marco del Sistema Interamericano

El artículo 27 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos


(CADH) establece que todo Estado parte puede ejercer su derecho de
suspensión o de suspensión de garantías “En caso de guerra, de peligro
público o de otra emergencia que amenace la independencia o seguridad del
Estado parte”. Sin embargo, no se concibe que se suspendan los derechos
establecidos en el párrafo 2 del artículo señalado.

De forma análoga, el artículo 137 de nuestra Constitución establece que en


las situaciones donde hace uso de su derecho de suspensión (Estado de
Emergencia y Estado de Sitio), no se suspenderán “los derechos a la libertad
y a la seguridad personales, la inviolabilidad del domicilio, y la libertad de
reunión y de tránsito en el territorio.” (Const., 1993, art. 137)

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5.2. Análisis del caso peruano

En primer lugar; en el Perú, el Régimen de Excepción están regulados en el


artículo 137 de la Constitución y se divide en dos supuestos: los Estados de
Emergencia y los Estados de Sitio, los cuáles para emitirse deben señalar el:

A) plazo determinado,

B) si es en todo o en parte del territorio,

C) los derechos que serán suspendidos, circunscribiéndose a los derechos


del artículo 137.

Ahora bien, una comparación con lo establecido en la jurisprudencia de la


Corte IDH, en efecto si se cumple con los tres elementos para emitir un
Estado de Excepción, ya que en cuanto al elemento de duración, el plazo
determinado que exige la Constitución no puede exceder de 70 días en el
caso de Estado de Emergencia y de 45 días en caso de Estado de Sitio; en
cuanto al elemento del ámbito geográfico, puede ser en todo o parte del
territorio nacional; y finalmente sobre el elemento del ámbito material, solo
puede suspenderse como máximo respecto a los derechos establecidos en
el inciso 1 del artículo 137.

En segundo lugar; nuestra Constitución señala que para cada Estado de


Excepción es aplicable supuestos distintos, de esta forma el Estado de
Emergencia se circunscribe para situaciones de:

1) Perturbación de la paz

2) Perturbación del orden interno

3) Catástrofes

4) Graves circunstancias que afecten la vida de la Nación.

Y en el Estado de Sitio, se da en los supuestos de:


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1) Invasión

2) Guerra Exterior

3) Guerra Civil

4) Peligro inminente que se produzca una Invasión

5) Peligro inminente que se produzca una Guerra Exterior

6) Peligro inminente que se produzca una Guerra Civil.

Cabe hacer notar que existe una diferencia entre ambos regímenes “dado
que los supuestos fácticos que ameritan que se declare la vigencia de un
estado de sitio son distintos y más graves que los que corresponden a un
estado de emergencia.” (TC, Caso Defensoría del Pueblo, FJ. 105, 2004)

Por lo tanto, es claro que los supuestos del Estado de Sitio son compatible
con los señalados en la CADH, debido a que cada uno de los supuestos
busca preservar la independencia y seguridad del Estado.

6. LA PERCEPCIÓN DE INSEGURIDAD: ¿CUÁN SEGUROS NOS SENTIMOS?

Se llama percepción de inseguridad1 a las experiencias anteriores, sean propias o


de su entorno y situación coyuntural, que crean sensaciones de inseguridad en las
personas (INEI, 2014, p. 141).

Planteado de ese modo, no será difícil notar que el concepto tiene dos
componentes, objetivo y subjetivo. Por un lado, la probabilidad real de ser víctima

1
Por “percepción de inseguridad”, el INEI define “[…] a la sensación de la población de ser víctima de algún hecho
delictivo o evento que pueda atentar contra su seguridad, integridad física o moral, vulnere sus derechos y la conlleve
al peligro, daño o riesgo como robo a la vivienda, robo de vehículo automotor (auto, camioneta, etc.), robo de
autopartes del vehículo automotor (faros, llantas, aros, etc.), robo de motocicleta, mototaxi, bicicleta, robo de dinero,
cartera, celular, amenazas e intimidaciones, maltrato físico y/o psicológico de algún miembro de su hogar, ofensas
sexuales (acoso, abuso, violación, etc.), robo de negocio, extorsión, estafa u otro; en cualquier lugar durante el
periodo de referencia (próximos doce meses)”. Informe técnico n.° 5. Estadísticas de seguridad ciudadana, marzo-
agosto de 2017
14
de la inseguridad y, por el otro, los sentimientos de vulnerabilidad de la persona
debidos a sus experiencias pasadas o a la reelaboración de los relatos de otros.

Así pues, se evidencia que la percepción de inseguridad es un indicador complejo;


incluso algunos sostienen que es un fenómeno relativamente autónomo y que
tendría otras variables explicativas (Dammert, 2010). Aunque su construcción sea
compleja, este indicador es importante porque permite conocer las percepciones de
la ciudadanía.

6.1. El principal problema percibido del Perú

Acorde con la data, antigua y reciente, la percepción de inseguridad en el


Perú, en el ámbito nacional urbano, es una de las más altas de la región. Las
cifras reiteran que 9 de cada 10 personas, que tienen más de 15 años de
edad y que se ubican en las áreas urbanas, consideran que pueden ser
víctimas de algún delito en los próximos doce meses; en 2017, esto
representa el 87,2% de dicha población (ver el cuadro 1.1).

Si se compara esta cifra con las correspondientes a los años anteriores (2015
y 2016), en los mismos periodos de tiempo, se notará un ligero descenso sin
que ello afecte el margen de error, es decir, no se habría producido un cambio
efectivo. La diferencia en el nivel nacional urbano –tanto en ciudades de 20
mil habitantes como en centros poblados urbanos de entre 2 mil y menos de
20 mil habitantes–, también ha disminuido en un 3%, aproximadamente.

Sin embargo, es importante destacar que como esta cifra aún se encuentra
en el rango de margen de error, las cantidades deben ser tomadas con
precaución:

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Ahora bien, si de manera general las cifras muestran que la percepción de
inseguridad ha descendido ligeramente en lo que va de la gestión del
presidente Pedro Pablo Kuczynski, aún se mantiene una de las percepciones
de inseguridad más elevadas de la región. De hecho, según el
Latinobarómetro, solo el 13% de la población no se preocupa sobre la
posibilidad de llegar a ser víctima en el Perú (Latinobarómetro, 2017)

6.2. La percepción de inseguridad varía según el tipo delictivo

Según el INEI, que reporta información de febrero a julio de 2017, los delitos
que generan mayor percepción de inseguridad son cuatro: a) robo de dinero,
cartera y celular (77,5%); b) robo a la vivienda (71,4%); c) amenazas e
intimidaciones (37,5%) y, d) robo de vehículo (32,4%). Les siguen los delitos
de extorsión (25,9%), secuestro (16,5%), maltrato y ofensa sexual (14,7%),
entre otros.

En el Informe Anual de Seguridad Ciudadana 2016 se indicó que la


percepción de ser víctima del delito de extorsión había venido ascendiendo
hasta llegar a triplicarse. “La extorsión, por ejemplo, pasó de 7,9% en el año

16
2014 a 28,2%, en el 2016, lo que significa que la percepción de inseguridad
respecto a este hecho delictivo aumentó casi tres veces.” (IDL, 2016, p. 22).

Para el año 2017 estas cifras mostraron un ligero descenso, aunque dentro
del margen de error; de hecho no continúan en alza. Mientras que la mayor
parte de los indicadores mencionados han tenido una ligera baja, dentro del
margen de error, y muestran que no han sufrido alza, el tipo de “maltrato y
ofensa sexual” sí se ha elevado, en un 1,5%.

7. LA CONFIANZA EN LA POLICÍA

El Ministerio del Interior se ha propuesto lograr dos grandes objetivos para la mitad
del periodo de este gobierno:

(i) reducir la victimización y el crimen organizado en las ciudades.

(ii) recuperar la confianza de la sociedad en el trabajo de la Policía.

Estos objetivos se traducen en indicadores pertinentes porque permiten mostrar no


solo el avance o retroceso del crimen sino la evaluación de las instituciones que a
él se enfrentan, como la Policía.

La Policía es una de las instituciones más importantes para la seguridad ciudadana.


Sus funciones en el terreno de prevención, investigación y control del delito, entre
otras de sus actividades, son piezas clave para la seguridad del país.

Esta relevancia cobra mayor fuerza si se considera la cantidad de efectivos con que
cuenta, las funciones que cumple y lo complejo de esta institución.

Por ejemplo, el personal de la PNP supera los 120 mil miembros y ejerce una función
exclusiva en la sociedad: tiene el monopolio legítimo del uso de la fuerza.

Sin embargo, a pesar de la importancia que tiene, poco se sabe de los graves
problemas internos de la Policía y de los desafíos de su legitimidad en la sociedad.

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El reducido número de denuncias en el nivel nacional urbano permite advertir esos
desafíos; pero también lo hacen los enfrentamientos y distancias de la ciudadanía
respecto de la Policía que existen tanto en zonas urbanas como rurales.

Si nos remitimos a las encuestas corresponde destacar en primer lugar que, según
el Latinobarómetro, solo el 26% de peruanos y peruanas consultadas tiene “mucha”
y “algo” de confianza en la Policía, cifra que nos ubica en el sexto peor lugar de
entre los 18 países consultados, solo por encima de México, Paraguay, Bolivia,
Guatemala y República Dominicana.

En el otro extremo, en cambio, se encuentran los países donde más de la mitad de


la ciudadanía confía en su Policía: Uruguay (59%) seguido por Ecuador (53%); y
por otro lado, aquellos donde más del 40% de la población tiene confianza en su
institución policial: Chile (46%), Panamá (44%), Costa Rica (44%) y Colombia (42%)

8. LOS OBJETIVOS DIFICLES DE CUMPLIR

8.1. Confianza en la Policìa

Si tomamos la fuente que utiliza el Ministerio del Interior para evaluar este
indicador, puede señalarse que viene descendiendo y se encuentra muy
alejado del objetivo esperado.

En julio de 2017, la fecha más reciente, se tuvo un 26% de personas que


confiaban en la Policía mientras que el objetivo esperado para diciembre es
de 45%, lo cual hace una diferencia de 19 puntos porcentuales.

8.2. Percepciòn de inseguridad

Tal como se ha señalado, el indicador de percepción de inseguridad es muy


complejo pues involucra una dimensión subjetiva (sentimientos de
vulnerabilidad de la persona por sus experiencias o por los relatos de otros)
y otra objetiva (probabilidad real de ser víctima).

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Sin embargo, la gestión de Carlos Basombrío se ha limitado a una respuesta
institucionalista de corte objetivo, de tal manera que las acciones que se
ejecutan para reducir este indicador son más limitadas que la dimensión del
problema mismo.

Esto parece corroborarse con los resultados conseguidos hasta julio de 2017
(87,4%), que distan mucho de acercarse al objetivo planteado para 2018
(75%); la diferencia porcentual es de 12,4. Si la tendencia se mantiene será
menos difícil pedirle peras al olmo.

8.3. Patrullaje policial

Si bien este indicador muestra un claro avance –pues la percepción del


patrullaje en ciudades de más de 20 mil habitantes aumentó en 6,5%–, es
necesario advertir que es insuficiente para conseguir el objetivo esperado. Si
se busca alcanzar el objetivo para el 2018 se debe ascender más de 8% del
total conseguido. Esto es difícil aunque no imposible de lograr.

19
CONCLUSIONES
La concepción de que el Estado debe velar por la seguridad de cada uno de sus
ciudadanos ha continuado en su esencia desde las ideas Contractualitas y se confrontado
en los textos de los mayores exponentes de esta idea, sin perjuicio de que ha sufrido
modificaciones en su idea al punto de entender que la seguridad debe en el orden interno
y en el día a día a través de la seguridad ciudadana bajo la idea de la Seguridad Humana.

La Constitución Política del Perú presenta una ingeniería respecto a la Seguridad, bien
delimitada que evita el predominio de los regímenes militares y por otro lado establece el
tratamiento que puede optar el Estado frente a ciertas situaciones que afecta a la Nación
a través de los Estados de Excepción.

Nuestra legislación nacional entiende respecto a la seguridad ciudadana un enfoque


desde la óptica de la sociedad y no de la persona, apartándose de lo establecido a nivel
internacional por el PNUD. Ello tiene base en la flexibilidad que permite cierto enfoque,
tanto frente a un cálculo político, como el costo de las acciones para hacer frente a la
Inseguridad.

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RECOMENDACIONES

El Estado Peruano y sus autoridades deben tener mayor cuidados frente a la criminalidad
mediática que abunda hoy en día y que empuja a tomar acciones como el Estado de
Emergencia en el Callao que en vez de generar mayor seguridad genera dudas e
impresiones al momento de entender al naturaleza de este a la luz de los derechos
humanos

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BIBLIOGRAFIA

COSTA, Gino. 2012. La situación de la seguridad ciudadana en América Latina.


Washington, DC: Diálogo Interamericano.

Leal Buitrago, F. (2003). La Doctrina de Seguridad Nacional: materialización de la Guerra


Fría en América del Sur. Revista de Estudios Políticos. N. 15., 74-87.

LIMA COMO VAMOS 2013. Encuesta Lima Cómo Vamos 2012. Informe de percepción
sobre calidad de vida. Asociación Atocongo.

PATERNAIN, Rafael (2012). La inseguridad en Uruguay: perspectivas e interpretaciones.


En: El Uruguay desde la Sociologia X. Uruguay 2012. Pp.11-32.

PNUD, P. (2013). Informe Regional de Desarrollo Humano 2013-2014, "Seguridad


Ciudadana con Rostro Humano: diagnóstico y propuestas para América
Latina".

PROGRAMA DE LAS NACIONES UNIDAS PARA EL DESARROLLO (PNUD). 2012.


Informe sobre desarrollo humano 2012. Sostenibilidad y equidad: un mejor
futuro para todos. Nueva York: PNUD.

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