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Página 12 - EL PAIS › OPINION

Capitalismo y subjetividad
Por Jorge Alemán *

Cualquiera que sea la posible caracterización del capitalismo, en su mutación


neoliberal, hay un hecho que se impone: el carácter ilimitado del mismo. El
capitalismo se comporta como una fuerza acéfala, que se expande
ilimitadamente hasta el último confín de la vida. Esta es precisamente la novedad
del neoliberalismo, la capacidad de producir subjetividades que se configuran
según un paradigma empresarial, competitivo y gerencial de la propia existencia.
Es la “violencia sistémica” del régimen de dominación neoliberal: no necesitar de
una forma de opresión exterior, salvo en momentos cruciales de crisis orgánicas
y en cambio lograr que los propios sujetos se vean capturados por una serie de
mandatos e imperativos donde los sujetos se ven confrontados en su propia vida,
en el propio modo de ser, a las exigencias de lo “ilimitado”.

Desde muy temprano las vidas deben pasar por la prueba de si van a ser o no
aceptadas, si van a tener lugar o no, en el nuevo orden simbólico del mercado.
El mercado funciona cómo un dispositivo que se nutre de una permanente
presión que impacta sobre las vidas marcándolas con el deber de construir una
vida feliz y realizada, la creciente expansión del fenómeno de la autoayuda da
testimonio de ello, construcción imposible ya que lo “ilimitado” de las exigencias
del capital están hechas para impedir la realización plena que se demanda. Es
una explotación sistemática del “sentimiento de culpabilidad” que formalizó
Freud en “El Malestar en la Cultura”.

De este modo, las epidemias de depresión, el consumo adictivo de fármacos, el


hedonismo depresivo de los adolescentes, las patologías de responsabilidad
desmedida, el sentimiento irremediable de “estar en falta” el “no dar la talla”, la
asunción como “problema personal” de aquello que es un hecho estructural del
sistema de dominación, no son más que las señales de que el capitalismo
contemporáneo nace tal como lo confirma la cultura norteamericana con la
primacía del yo y los distintos relatos de autorrealización formulados para
sostenerla.
Las exigencias de lo ilimitado del Capital no van sin la propagación de la
autoayuda, la inflación de la autoestima cuyo reverso obsceno esconde la peor
condena de la propia existencia. Hasta el extremo de provocar en los sujetos un
sentimiento de culpabilidad por el hecho de la propia finitud. La dominación de lo
ilimitado necesita colaboradores culpables y deudores de algo imposible de
satisfacer.

Ya no se trata de la clásica alienación, esa parte extrañada de uno mismo, ahora


el neoliberalismo se propone fabricar un “hombre nuevo”, sin legados simbólicos,
sin historias por descifrar, sin interrogantes por lo singular e incurable que habita
en cada uno. Todo esta dimensión de la experiencia humana debe ser abolida al
servicio de un rendimiento, que esta por encima de las posibilidades simbólicas
con las que los hombres y mujeres ingresan al lazo social. En este aspecto hay
que recordar que la experiencia del amor, de lo político, de la invención poética
y científica, exigen siempre de la referencia al límite. Lo que hace pensar que el
carácter ilimitado de la voluntad del capital por perpetuarse, expandirse y
diseminarse por doquier, introduce una inevitable pobreza de la experiencia. Que
significa pensar, hacer política, desear transformar lo real, operaciones siempre
limitadas cuando se enfrenta al poder ilimitado del capital. Esta condición
ilimitada, y por tanto sin salida, no es el viejo panóptico ni el Leviatán, es una
mezcla de Matrix con Alien, una voluntad que “se quiere a si misma” en una
reproducción ilimitada que se presenta cómo un fin de la historia catastrófico.

Cabe preguntarse qué tipo de santidad laica debe abrirse ante nosotros, para
salir del circuito culpabilizante de la “salud mental” neoliberal y no ceder a los
designios del “consumidor consumido” con las que se regodea el tiempo histórico
que nos toca vivir. Aunque sea metafóricamente, intentamos hablar aquí de un
nuevo tipo de militancia.

* Psicoanalista y escritor.

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