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ERRANCIA POLIETICAS MARZO 2021

UNA RESEÑA DEL LIBRO DE JORGE ALEMÁN


PANDEMÓNIUM notas sobre el desastre
MERCEDES BARROS

Este libro es una incitación a pensar, a partir de esta crisis mundial, en esos modos otros de
estar en comunidad, y de establecer lazos en y a través de las diferencias que nos son propias.
Creo, fundamentalmente, que las palabras de Jorge a lo largo del texto operan como una
suerte de advertencias incisivas: esto es, como una serie de señalamientos provocadores
acerca de nuestro presente atormentado, escritos al calor de su propio confinamiento, pero
basados en reflexiones teóricas y políticas muy lucidas que el autor viene pensando a lo largo
de los últimos años.

Una primera advertencia que encuentro en su escrito — y que va a contramano de cierto


optimismo cruel que se muestra en pensamientos entusiastas respecto del escenario post-
pandémico– es aquella que nos recuerda la capacidad ilimitada del capitalismo acéfalo para
reproducirse y rehacerse aún ante las peores crisis. Pues, no hay hoy, en nuestro presente –
dice el autor- demasiados indicios que lleven a pensar que esta maquinaria productiva del
capitalismo, en su ropaje neoliberal, no encuentre los modos de reconstruirse ante la crisis
del COVID 19, y continuar funcionando para producir, no sólo un cúmulo infinitos de bienes,
sino también, un modo de subjetividad que encuentra en el consumo voraz su estructura
privilegiada de supervivencia. Por cierto, ya podemos ver en otros espacios geográficos los
primeros ensayos del arranque y encendido de esta maquinaria recargada.

Sin embargo, esta advertencia de Alemán sobre el círculo ilimitado del capitalismo, no
implica, o mejor dicho, no nos deja al borde de un precipicio/pesimismo cínico. Esto es, de
ella no se sigue una suerte de posicionamiento que, paradójicamente, al asumir la
consumación irreversible del crimen perfecto del capitalismo, retroalimenta la experiencia
asegurada de alienación. Por el contrario, creo que la advertencia de Alemán viene
acompañada de una invitación, o más bien, de una incitación a repensar la política en el
impasse que inaugura la pandemia. La política en mayúscula – o lo político, según la tradición
de pensamiento en la que nos ubiquemos – a la que se refiere Alemán, no tiene que ver con
la solución eficiente y eficaz del problema sanitario que genera la pandemia. Es decir, no
alude a la acción de gestión, ejecución de políticas públicas y a la administración de las
diferencias. Más bien, el autor se refiere a la política como la actividad que opera en la
institución misma de lo social y en la existencia de esas diferencias que luego serán
administradas por la política en minúscula.

Y subrayo aquí, que esta invitación no es ingenua, sino que resulta de una evaluación política
atenta y suspicaz de las circunstancias que se abrieron ante la pandemia. Para el autor, es el
tiempo de la política porque estamos, eventualmente, ante el acontecer de una tormenta
perfecta. Una tormenta que se avizora en el cuestionamiento de las ficciones institucionales
del capitalismo que no pueden dar respuesta a la crisis mundial; que se nutre de la
diseminación obscena de la muerte en un sinfín de cadáveres – deshechos de una guerra que
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la humanidad toda libra contra un enemigo invisible, pero que sin embargo deja asomar los
antagonismos que acechan el horizonte de la paz-; que toma fuerza de la sospecha sobre el
origen y el porqué de esta enfermedad, y que se potencia en las implicancias subjetivas del
confinamiento obligatorio planetario. Confinamiento que introduce una extrañeza, una
perplejidad en la cotidianidad de hombres y mujeres de a pie, trastocando las relaciones que
estos sujetos establecen con su ser, con el ser de los otros, y con su propio deseo. Y por cierto,
también, la tormenta se alimenta de estos efectos imprevistos en la subjetividad, que auguran
consecuencias políticas también imprevistas. Es precisamente entonces, este tiempo
atormentado, el momento de la política y de su pregunta clave: ¿qué posibilidades, qué
modos tiene la Igualdad de acontecer? Una igualdad que Alemán describe “como
absolutamente distinta a la que opera en el «para todos» de la muerte de la pandemia, una
igualdad que se construye en la reunión de la diferencia de cada uno con su inscripción
colectiva”.

Ahora bien, una segunda advertencia que puede reconocerse en el texto, señala que esa
incitación a la política que empuja la pandemia no puede acudir a la reaparición de los
“liderazgos excepcionales”. Ante la irreversible declinación de la autoridad simbólica en
nuestras sociedades contemporáneas, ya no hay lugar para los grandes hombres y mujeres en
la estrategia política de la emancipación. Y allí, cabe aclarar, que no hay en Alemán un dejo
de nostalgia o melancolía; muy por el contrario, hay una apelación a la virtud y astucia de las
fuerzas populares de izquierda para la reinvención de una gramática de emancipación que
vuelva a pensar la relación entre Estado, sociedad y comunidad. Por cierto, ante una
civilización que se derrumba, gran parte del desafío político al que debe dirigirse toda esa
virtud y astucia pasa por discernir qué tipo o modo de sujeto “puede asumir un destino
distinto y separado” – de aquel que Freud tempranamente supo ver- vinculado por la pulsión
de muerte a la civilización, y también, por comprender cómo ese sujeto puede relacionarse
en su singularidad y diferencia con los otros.

Y aquí me parece oportuno retomar una tercera advertencia del autor que señala que es en el
terreno subjetivo donde los movimientos de ultraderecha han avanzado temerariamente.
Hemos visto cómo estos movimientos han sido muy astutos en unificar la realidad social y
política bajo el signo de una amenaza que se infiltra y quiere quedarse con aquello que le es
propio a la comunidad. Respecto de este punto, me parece que Alemán señala algo muy
importante, y es el hecho que la ultraderecha ha elevado esta posición paranoica al “estatuto
de una praxis ideológica”. Y esto es posible – entre otras varias razones- porque los
movimientos de derecha-conservadores – a diferencia de la izquierda que aún encuentra en
la verdad su posibilidad de existencia- ha perdido toda relación con la verdad; y además,
porque la paranoia que la derecha promueve como normalidad es una de las estructuras
constitutivas del sujeto. Acertadamente, el psicoanálisis ya nos ha advertido sobre cómo el
sujeto siempre será sensible a la “movilización paranoica”.

Muy importantemente, Alemán también subraya que esta normalidad paranoica que
promueve la ultraderecha se ha vuelto perfectamente compatible con el neoliberalismo del
capitalismo actual. De hecho sobran pruebas y evidencias de esta convivencia perversa, basta
con escuchar a Jair Bolsonaro o a Donald Trump para constatar esto.

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De ahí que el autor, entonces, sugiera que “la ultraderecha es el «plan b» del
neoliberalismo”. Esto es, los gobiernos y liderazgos de ultraderecha son en realidad
“garantes del curso neoliberal del mundo”. Pues su posicionamiento paranoico inviste a un
otro abyecto con el mal y el malestar que nos aqueja, y forcluye en su hacer y decir, la
arbitrariedad de una desigualdad convertida en estado natural; una desigualdad fogoneada
por un neoliberalismo que – de vez en cuando – despolvorea a sus antepasados liberales, y
celebra las diferencias vis-a-vis una igualdad represiva y homogeneizante.

Y en este punto, me interesa por último señalar otra advertencia del texto y es la que alerta a
las fuerzas política de izquierda sobre la urgencia de comprender “la verdad” del sujeto, es
decir, de entender la experiencia y posibilidad de las subjetividades contemporáneas. Ya hace
tiempos que nos hemos percatado que no alcanza con la idea de un “sujeto histórico”, que no
es posible pensar en “intereses objetivos”, ni en la conciencia de clase como avenidas que
nos permitan comprender nuestro presente y proyectar las posibilidades reales de la
emancipación. Tampoco es posible acudir a la figura de la identificación abigarrada con esos
grandes hombres y mujeres para pensar al sujeto de la emancipación. Hay, por el contrario,
que dar cuenta de un sujeto que enfrenta una imposibilidad constitutiva. La misma a la que
se confronta la política, y que sólo puede tener como respuesta una construcción hegemónica
frágil e inestable. Esto desafía a las lógicas militantes que conocimos hasta hoy y advierte
que cualquier proyecto de izquierda debe asumir la lógica del No-todo, de la incompletud.

En este punto decisivo, Alemán propone la noción de Soledad: común para concebir en su
extimidad esa imposibilidad que tanto el sujeto y la sociedad comparten. Soledad: común se
plantea como una instancia posible de un proyecto de lo común, que toma de la enseñanza
del psicoanálisis la idea de “soledad” como aquello que hace a cada uno de nosotros, singular
e irrepetible. “Somos seres hablantes, sexuados, mortales y absolutamente singulares”, pero
para el autor, esto no nos lleva al individualismo, por el contrario, esto es lo que tenemos en
común. Lo “común” es que hay una parte de nosotros mismos que nunca está representada y
que permanece desconocida en tanto nos han presidido las palabras de los otros. Lo “común”
tiene que ver con formas de convivir con eso que a cada uno le falta, Por eso, la emancipación
será siempre ya incompleta, parcial e interminable en el juego mortificante de la falta.

Para finalizar, me gustaría plantear una pregunta que se vincula con su crítica hacia ciertas
categorías políticas que parecieran, ante esta tormenta perfecta que desató la pandemia, estar
en crisis. Me refiero a las referencias que realiza respecto de la cadena de equivalencia de
Laclau. Por momentos en el texto, esta categoría pareciera que no necesariamente puede dar
cuenta del surgimiento de un proyecto emancipador en nuestro presente desquiciado. Sin
embargo, la noción misma de soledad común no me resulta tan distante a esa forma de
articulación y construcción política que plantea Laclau. Si entendemos que la lógica de la
equivalencia opera a partir de la solidaridad política que se gesta entre las diferencias
políticas, y que esto sucede a raíz no de los que ellas representan o portan, sino sólo sobre lo
que todas ellas no son, y en este sentido, aquello que las une es su común negación, me
gustaría entender qué otro aspecto la noción de Soledad: común puede captar respecto a ese
proceso de agrupación, y qué otras posibilidades abre para pensar la emancipación.

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 Esta reseña de libro de Jorge Alemán “Pandemónium notas sobre el desastre” Ned
ediciones, 2020; fue publicada por: https://lacaneman.hypotheses.org/1634 Errancia, revista
virtual de la Universidad Autónoma de México, agradece a Merced Barros su receña y a
#lacanemancipa, su publicación.

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