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RITOS, ROLES, REGLAS

Y RELACIONES: UBICACIÓN
DE LA PERSONA DENTRO DE LA COMUNICACION
INTERPERSONAL
Gerald R. Miller. Michigan State University

Si la vida es normal, se empleará gran parte de ella en comunicarse con los demás
en ambientes informales. Durante los años preescolares, es probable que la mayor
parte del tiempo se haya dedicado al intercambio de mensajes con la familia inme-
diata; de hecho, gran parte de la comunicación durante este período se orientó hacia
el aprendizaje del vocabulario rudimentario verbal y no verbal de la comunicación.
Tras del inicio de la asistencia a la escuela se desarrollan las amistades con los
compañeros, y se siguen afinando las habilidades comunicativas, ahondando en los
aspectos cada vez más complejos de la sintaxis y de la gramática. Conforme una
persona se convierte en joven, las relaciones íntimas y románticas adquieren mayor
importancia, y para algunas personas una relación de este tipo puede que haya
culminado con el matrimonio y la aceptación del rol de esposa o esposo; para otros,
este paso tal vez no se da aún. En cualquier caso, unos y otros están intensamente
conscientes acerca del tiempo que ellos y su pareja dedican a la comunicación
acerca de los resultados inmediatos de su relación y las metas a largo plazo que
ambos tienen al respecto. Quienes decidan tener hijos transmitirán los mismos roles
de comunicación que sus propios padres les legaron. Asimismo, a medida que se
pase por la adolescencia y la juventud, se cruce por la madurez y se llegue a la
senectud se estarán intercambiando innumerables mensajes con los colegas o co-
laboradores en la profesión o vocación que cada cual escoja. Finalmente, si se es
afortunado en la elección de los amigos cercanos y de la pareja matrimonial, y si
estos elegidos gozan de buena salud y longevidad, no hay duda de que verán pasar
los años posteriores a su retiro conversando con estos valiosos amigos íntimos.
Este breve e hipotético viaje a lo largo de la existencia busca subrayar la importancia
social e individual de la comunicación interpersonal, tema que es el área central de
interés en este texto.

Considérese una vez más la cantidad de tiempo que se utiliza en comunicarse con
una o más personas en ambientes informales. Aunque dentro de poco veremos por
qué mucha de esta interacción no debe ser considerada altamente interpersonal,
estos ambientes más íntimos son una condición usualmente necesaria, aunque no
suficiente, para decir que un intercambio de comunicación es interpersonal. Más
aún, reflexiónese por un momento en lo importantes que son algunas de estas
relaciones previamente mencionadas: las relaciones matrimoniales, los nexos entre
padres e hijos, las amistades cercanas, constituyen los lazos más vitales con otro
ser humano que los hombres llegan a establecer. Por lo tanto, la comunicación
interpersonal no es sólo una de nuestras actividades sociales más frecuentes; es
también un ingrediente principal en las pocas relaciones clave que determinan, en
gran medida, nuestras percepciones sobre la calidad de nuestras vidas.
La importancia vital de la comunicación interpersonal no se le ha escapado al cientí-
fico de la comunicación, al estudioso de otras ciencias sociales como la psicología
o la sociología, al profesional que actúa en áreas como la psicología clínica o es
consejero matrimonial, o al escritor popular que nos advierte sobre nuestros
"enemigos íntimos" (Bach y Wyden, 1968), los "juegos" que la gente juega (Berne,
1964) y los significados contenidos en nuestro "lenguaje del cuerpo" (Fast, 1971).
Como este capítulo revela, buena cantidad de especulación teórica y un cuerpo de
investigación sustancial se han referido a problemas relacionados con la
comunicación interpersonal. Esperamos que éstas percepciones más profundas y
estos descubrimientos aumenten la comprensión general de la comunicación
interpersonal y permitan practicarla de un modo más eficiente. Pero antes de prose-
guir sobre otro aspecto es necesario Ilegar a una definición del término
"comunicación interpersonal". Dediquémonos a continuación a esta tarea.

ALGUNAS CARACTERÍSTICAS DEFINITORIAS DEL TÉRMINO


"COMUNICACIÓN INTERPERSONAL"

Características situacionales
Una manera de definir la comunicación interpersonal es desde una perspectiva
situacional (Miller, 1978). Los que proponen este enfoque sostienen que la
comunicación interpersonal se puede distinguir de otros tipos de comunicación al
especificar sus características situacionales, es decir, identificando el medio social
en que se intercambian los mensajes sociales. Hasta hace relativamente poco
tiempo, la mayor parte de las teorías e investigaciones se basaron en la perspectiva
situacional.

Es probable que la más crucial de las determinantes situacionales de la comunica-


ción interpersonal se refiera al número de comunicadores implicados en el intercam-
bio de mensajes. El "conjunto" comunicativo, que abarca desde la comunicación
interpersonal hasta. la comunicación masiva, puede ser dividido en términos de un
grupo de criterios o normas situacionales. De los cuatro criterios que hay en la figura
1, no es accidental que el número de comunicadores esté en primer lugar, ya que,
en gran medida, esta característica determina los valores de los otros tres criterios.
Así, si un comunicador desea transmitir mensajes a millones de personas, como
ocurre en medios masivos como la televisión, es razonable suponer que la proximi-
dad física está limitada, que se reduzcan los canales sensoriales disponibles (p. ej.,
de los cinco sentidos, pues la televisión se basa sólo en el oído y en la vista), y que
la retroalimentación de parte de los receptores del mensaje se retrase con
frecuencia (p. ej., las cartas a los editores de periódicos son impresas días o
semanas después de que se reciben) y/o que la retroalimentación sea indirecta (p.
ej., los ratings, o niveles numéricos del público de televisión sólo indican al
comunicador aproximadamente cuántos televidentes contemplaron el programa,
pero no dan ninguna información acerca de qué porciones del programa vieron ni
de cómo los televidentes interpretaron y respondieron a estas porciones). En
contraste, una conversación entre dos amigos favorece la cercanía gracias a la
proximidad física, permite a quienes conversan el empleo de todos o de la mayoría
de los cinco canales sensoriales, y hace posible la retroalimentación inmediata para
ambos comunicadores.

CATEGORIAS GRADO DE CANALES INMEDIATEZ DE


COMUNICADOR SENSORIALES LA
PROXIMIDAD RETROALIMENTA
-ES FISICA DISPONIBLES
CION

MUCHOS BAJO MINIMO MAS LENTA


COMUNICACION
MASIVA

COMUNICACION
PUBLICA:
CHARLAR Y
HABLAR EN
PUBLICO

COMUNICACION
EN GRUPOS
PEQUEÑOS

COMUNICACION
INTERPERSONAL

COMUNICACION
INTRAPERSONAL

UNO ALTO MAXIMO INMEDIATA


Figura 1. Categorías del enfoque situacional.

Un elemento ambiguo está asociado, claramente, con el criterio respecto al número


de comunicadores, puesto que sólo el individuo más rígido y dogmático exigiría que
un partidario de la perspectiva situacional especificase el número preciso de
comunicadores que han de participar antes de que una transacción deje de ser
interpersonal y se convierta en impersonal o en no interpersonal.

Un intercambio comunicativo que abarque a un grupo de diez amigos o conocidos


es de alguna manera "más interpersonal" que el programa de una canal de
televisión que emite para millones de espectadores; pero al mismo tiempo es de
algún modo "menos interpersonal" que un diálogo entre dos amigos. Así, una
perspectiva situacional localiza las relaciones comunicativas en un continuo que va
de lo muy interpersonal a lo muy personal, en vez de establecer dos categorías
mutuamente excluyentes y precisas: comunicación interpersonal en oposición a la
impersonal.

Se consideró antes que los criterios situacionales son una característica conceptual
necesaria de una definición útil para el término "comunicación interpersonal". Si
afirmáramos que el número de comunicadores carece de importancia, la "comunica-
ción interpersonal" estaría en peligro de convertirse en un sinónimo de "comunica-
ción", en cuyo caso el adjetivo "interpersonal" no serviría para una función definitoria
útil. Más aún, en términos de cómo las personas utilizan el lenguaje en sus pláticas
cotidianas, resultaría absurdo decir que un conductor famoso de la televisión se
comunica interpersonalmente con todos los televidentes de la estación emisora, o
caracterizar el discurso de un jefe de estado transmitido por televisión, y planeado
para todos los habitantes del país, como un caso de comunicación interpersonal.

Puede decirse, incluso, que la mayor parte de las investigaciones consideradas por
los estudiosos de la comunicación como relacionadas con la comunicación
interpersonal tratan, en realidad, de intercambios diádicos, es decir, de la
comunicación entre dos personas.

Los criterios situacionales, aun cuando son indispensables al tratar de darle sentido
al término "comunicación interpersonal", son definitivamente inadecuados. Como se
indicó antes, estos criterios son un ingrediente necesario, pero no suficiente, de una
definición útil óptima. Para entender la razón de esto, a continuación, se tratarán
dos problemas que surgen del hecho de basarse únicamente en una definición
situacional de la comunicación interpersonal.

El primer problema puede ser denominado la situación de uno entre muchos, de-
nominación que se refiere a las situaciones en que un comunicador, mientras se
comunica ostensiblemente con un gran auditorio, transmite, al mismo tiempo,
mensajes planeados para una pequeña parte de ese auditorio y, en algunos casos,
para sólo una o dos personas. La actriz de la televisión estadounidense Carol
Burnett, siempre que se despedía de su auditorio subía el brazo y se tiraba un poco
de la oreja. Este mensaje no verbal comunicaba un "buenas noches" especial a sus
hijos, sirviendo, así como un símbolo de su amor y afecto hacia ellos. Con un rasgo
sutil y penetrante, un mensaje dirigido en apariencia a un público de innumerables
personas puede estar ligado con gran número de alusiones y referencias planeadas
para un solo miembro del público. Hace algunos años, un educador en el campo de
la comunicación era candidato para un puesto administrativo importante en una
universidad estatal. En un momento clave dentro del proceso de selección, esta
persona pronunció un discurso sobre su filosofía de la educación a un grupo muy
amplio de colegas que asistía a una conferencia internacional sobre comunicación.
Entre el público se hallaba también presente el presidente del comité encargado de
la recomendación de un candidato para el puesto administrativo. Tras el discurso,
varias personas que estaban conscientes de la presencia del presidente del comité
opinaron que el discurso, que indudablemente era de alguna importancia para todos
los miembros del público, estuvo dirigido principalmente hacia este individuo, y
buscaba realzar la candidatura del orador para el puesto administrativo. Aunque es
difícil establecer cuánto impacto tuvo el discurso sobre el proceso de selección, vale
la pena hacer notar que el orador obtuvo el trabajo.

Basados en la soberanía de la perspectiva situacional, Ilegaríamos a la conclusión


de que ninguno de los ejemplos anteriores puede tomarse como una instancia de
comunicación interpersonal, ya que, en apariencia; hay gran número de
comunicadores inmiscuidos en la transacción. Un análisis más profundo en la
investigación sugiere, sin embargo, que las situaciones en sí mismas son con
frecuencia muy complejas, lo cual da lugar a que surjan subredes dentro de la
totalidad del medio social en que se manifiesta la transacción comunicativa.
Además, como evidencia el ejemplo del educador sobre comunicación, muchos
comunicadores pueden, con frecuencia, desconocer la existencia de estas subredes
y permanecer felizmente ignorantes del hecho de que la comunicación se está
dando en más de un nivel a la vez. Es más, para anticipar un concepto que
generalizaremos posteriormente, a estos comunicadores les suele faltar el
conocimiento de las reglas que guían las transacciones en las subredes; por
ejemplo, alguien que vea por primera vez el programa de Carol Burnett es probable
que interprete su comportamiento de tirarse de la oreja como un gesto nervioso de
adaptación más que un mensaje significativo para sus hijos. Incluso un observador
constante del programa, que ha llegado a la conclusión de que el tirón de oreja
significa algo, permanecerá ignorante de qué significa a menos que tenga
información por parte de Burnett misma o por otra fuente enterada del significado
del acto.

Los escépticos pueden todavía afirmar que un caso entre muchos no es prueba
suficiente en contra de la perspectiva situacional en sí misma, sino más bien un
testimonio sobre el cuidado que se debe tener al analizar los ambientes
comunicativos complejos. Como quedará claro más adelante, ciertos elementos de
la situación de subredes descritas antes, por ejemplo, las reglas de significado
especial entre Carol Burnett y sus hijos, trascienden una definición situacional de
comunicación interpersonal y vuelven inadecuada esta definición. No obstante, un
segundo problema constituye una acusación más convincente sobre la utilización
única de los criterios definidos como situacionales: el fenómeno de que la intimidad
trasciende la distancia.

Para considerar la fuerza de este problema; considérese de nuevo el ejemplo de


Carol Burnett. En las circunstancias descritas, sus hijos no están en contacto físico
cercano con ella; por el contrario, están lejos del estudio de televisión donde ella se
encuentra. Debido a que esta situación viola el criterio de proximidad física cercana,
¿habremos de concluir que Burnett se está comunicando impersonalmente con sus
hijos? Esta conclusión no sólo parece arbitraria sino también intuitivamente
equivocada, puesto que su aceptación implica que siempre que dos amigos
cercanos o parejas románticas intercambian mensajes en un marco cara a cara,
están comunicándose interpersonalmente. Más aún, si los comunicadores están
contemplándose entre sí, un intercambio de saludos entre dos extraños y un
juramento mutuo de devoción eterna hecho por dos enamorados son, desde una
perspectiva estrictamente situacional, igualmente transacciones interpersonales.
Dicho en forma sucinta, la duración o calidad de una relación no tiene el menor
efecto sobre su aspecto de interpersonalidad; sólo las características situacionales
afectan el juicio definitorio.
Como se habrá inferido por el tono de estos comentarios, encuentro que esta po-
sición deja algo qué desear. Además de los factores situacionales, una definición
adecuada, útil al máximo, de la comunicación interpersonal, deberá tomar en cuenta
también ciertos procesos de desarrollo asociados con la relación; esto es, debe
considerar cómo los comunicadores se relacionan y cómo se "ven" entre sí, y la
forma en que planean y regulan sus intercambios comunicativos. Un esbozo
conceptual de esta perspectiva de desarrollo revelará varios factores cualitativos
que afectan el aspecto interpersonal de la relación y que contribuyen a conformar
una definición adecuada del término "comunicación interpersonal".

Características de desarrollo

Una perspectiva de desarrollo supone que los mensajes iniciales entre extraños son,
por necesidad, impersonales. Cuando los individuos se reúnen y se comunican
entre sí por primera vez, se están relacionando, en primer lugar, como quienes han
asumido un rol social (Peters, 1974), no como individuos. En consecuencia, ocurre
poca diferenciación; es decir, los comunicadores se perciben el uno al otro como
miembros de grupos sociales o culturales particulares, y se atribuyen uno a otro
rasgo y características determinadas, los cuales perciben como afines y comunes a
todos los miembros de esos grupos. Así, suponiendo que alguien "ha conocido" al
autor a través de las páginas de este capítulo, es probable que piense de él, y se
relacione con él, considerando que es miembro de algún grupo profesional como
los "profesores universitarios" o los "autores de obras sobre comunicación", no
obstante, el hecho de que los individuos que escribieron los capítulos de este libro
difieren entre sí de muchas maneras. Y al contrario, mientras que el autor ha
adoptado la estrategia de referirse a veces a los lectores por medio de la forma
impersonal, no posee ahora información que le permita transformar la forma
impersonal en la forma personal de tratamiento "tú". En cambio, "usted" es un
estudiante universitario que es lector, voluntario u obligado, de este capítulo, y la
imagen mental que de "usted" tiene el autor está restringida a los rasgos y las
características que percibe como compartidos por la mayoría de los estudiantes
universitarios. En caso de que este proceso no quede aún muy claro, lo analiza-
remos con más detalle en breve.

Una vez que se dieron los intercambios comunicativos iniciales, pueden derivarse
varios resultados. Los comunicadores pueden decidir, de modo individual o de
común acuerdo, poner fin a la relación. Aunque el autor nunca ha manejado datos
respecto a cuántas relaciones potenciales que pueden conducir a una cita terminan
tras el primer encuentro, es probable que el porcentaje sea sustancial. De modo
similar, cuando 30 aspirantes se entrevistan para obtener un empleo, 29 están
destinados a no tener una relación posterior con el empresario. Dicho más
Ilanamente, muchas relaciones potenciales nunca se manifiestan.

Pero supóngase que la relación sí continúa, ya sea porque los participantes eligieron
continuarla o porque se encuentran en una situación que los fuerza a estar juntos;
por ejemplo, los prisioneros rara vez tienen alguna opción respecto a elegir a su
compañero de celda, y de manera semejante, los estudiantes universitarios internos
no suelen tener voz en la asignación de sus compañeros de cuarto. En algunos
casos, los participantes pueden continuar la relación por largo tiempo sin Ilegar a
"conocerse" el uno al otro como individuos; esto es, pueden establecer y mantener
una relación comunicativa relativamente impersonal. En la práctica, todos
mantienen cierto número de estas relaciones con conocidos casuales. Nos
encontramos y saludamos al otro individuo; intercambiamos frases acerca del clima,
la crisis internacional, o los resultados del último partido de fútbol y seguimos
nuestro camino. Aunque estos intercambios suelen ser agradables y
recompensadores, pueden continuar por meses o años sin que mucha penetración
social se Ileve a cabo (Altman y Taylor, 1973).

Si las partes deciden continuar con la relación, si están fuertemente motivadas para
Ilevar a cabo el esfuerzo, y si sus habilidades interpersonales lo permiten, su
relación puede sufrir ciertos cambios cualitativos. Cuando estos cambios
acompañan a la relación que aún continúa, los intercambios comunicativos se
vuelven más y más interpersonales. Por ello, como la perspectiva situacional, la
perspectiva de desarrollo concibe que las relaciones varían en un continuo que
va de muy interpersonal a muy impersonal, pero a diferencia del punto de vista
situacional, la perspectiva de desarrollo juzga estas variaciones como resultantes
de ciertas características cualitativas de la relación, no desde el contexto situacional
en que se da la comunicación.

¿Cuáles son algunos de los cambios cualitativos que pueden ocurrir, y cómo es
afectada la relación por estos cambios? La segunda pregunta puede ser contestada
de modo más breve que la primera: Los cambios de mayor importancia para una
perspectiva de desarrollo de comunicación interpersonal son los que producen un
mayor grado de diferenciación en la relación. Dicho de otro modo, hay cambios que
causan que los comunicadores se relacionen entre sí más como individuos que
como quienes han asumido un rol o entidad étnica indiferenciada. Los cambios en
los aspectos cualitativos de las transacciones comunicativas son, a la vez, causa y
efecto de esta transformación de la relación. De este modo, la primera pregunta que
surgió al principio de este párrafo puede ser contestada examinando varios cambios
posibles con mayor detalle, sobre todo los que están relacionados con los
comportamientos comunicativos de las parejas que tienen una relación.

Cambios en el tipo de información utilizada para elaborar predicciones acerca de


los resultados de los mensajes. Uno de los cambios cualitativos citados con más
frecuencia (Andersen, 1982), que puede ocurrir conforme progresa la relación, fue
originalmente sugerido por el autor (Miller, 1975), y después se amplió en
colaboración con dos de sus colegas (Miller y Steinberg, 1975; Miller y Sunnafrank,
1982). Este cambio se basa en el supuesto de que la comunicación es una
actividad elaboradora de predicciones. Cuando las personas se comunican entre
sí, elaboran predicciones acerca de los resultados o consecuencias probables de
las diferentes estrategias de mensajes o de selecciones alternativas de mensajes.
Cuando se trata de objetivos muy importantes, como una entrevista para obtener
empleo, un examen oral, o una proposición de matrimonio, el proceso de la
elaboración de predicciones es altamente cognoscitivo y con frecuencia es
acompañado por gran cantidad de ensayos; es decir, de hecho, el comunicador
hace una lista de los mensajes alternativos disponibles, y anticipa la respuesta
probable a cada uno. Sin embargo, en la mayor parte de los intercambios rutinarios,
la elaboración de predicciones se realiza a un nivel de conciencia bajo, y es muy
semejante a lo que se conoce como percepción o a lo que algunos escritores han
dado en Ilamar mindlessness (Langer, 1978; Bergery Douglas, 1982).

Sin embargo, se puede argüir que incluso en intercambios altamente usuales


(Abelson, 1976), es decir, en actividades rutinarias, habituales, como el saludo y la
despedida, la elaboración de predicciones sucede implícitamente, disparándose la
conciencia predictiva cuando las predicciones no son confirmadas.
De este modo, un casual "Hola, ¿cómo estás?" seguido de un "Bien, gracias, ¿y
tú?" enmascara o minimiza el rol de la predicción en la comunicación. En marcado
contraste, el mismo saludo seguido por un "¿Qué te importa?" hace reaccionar al
iniciador del saludo respecto a sus expectativas de respuesta, y causa gran
consternación acerca de "¿qué pasó?".

A menos que se considere que la elaboración de predicciones es una actividad


realizada al azar (una virtual contradicción de términos), es lógico que los comunica-
dores basen sus predicciones en alguna clase de información. Los colegas del autor
y él mismo sostienen que esta información se presenta en una de tres formas
importantes y consideran, además, y esto es significativo, que la dependencia o
apoyo de un comunicador en cada una de estas tres formas determina la
interpersonalidad relativa de la relación.

La información cultural constituye un prerrequisito mínimo para la elaboración de


predicciones; es más, en ausencia de esta información, la comunicación se con-
vierte en un proceso casi al azar, un proceso de prueba y error. La gente Ilega en
ocasiones a especular acerca de cómo se comunicaría con seres de otros planetas;
en el éxito cinematográfico "E.T.", los terrícolas pasan mucho tiempo experimen-
tando formas de comunicarse con su visitante extraterrestre. La información cultural
está en relación con la lengua materna de la persona, mitos y folklore, normas socia-
les y la ideología prevaleciente. Por ejemplo, el conocimiento sobre los intercambios
de saludos se califica en general como información cultural, ya que cada cultura
tiene un conjunto razonablemente estandarizado de mensajes verbales y no
verbales utilizados para hacer patente la conciencia de que el otro está presente.
Estos mensajes varían según las culturas (Hall, 1959), y también pueden cambiar
con el tiempo dentro de una misma cultura. En algún tiempo se consideró correcto
entre los miembros de la cultura estadounidense de la clase media blanca inclinar
el sombrero al saludar a una dama. La gran reducción en el número de hombres
que usan sombrero, la lucha por la igualdad de la mujer, y otros factores diversos
han dado como resultado que saludar con el sombrero sea una costumbre rara,
aunque siga siendo un saludo aceptable.
Como sugiere el gran número de calificativos utilizados en el párrafo anterior para
describir un grupo cultural, especificar las fronteras exactas de una cultura es con
frecuencia difícil. La mayor parte de las naciones/estado políticamente definidas son
culturalmente diversas, y acumulan dentro de sus límites muy diversas culturas,
cada una caracterizada por su propio lenguaje, herencia, normas e ideología. El
conocimiento de estos factores ayuda a un comunicador en el proceso de la
elaboración de predicciones. Como señalaron Steinberg y el autor:
Si alguien desea ser elegido para un puesto público en Estados Unidos, dicha
persona no exaltará las virtudes del comunismo, ni tampoco considerará ventajoso
convertirse en seguidor de principios religiosos ajenos a la doctrina judeo-cristiana.
Algunos escritores han llegado al extremo de derivar palabras dios y palabras-
demonio de nuestra ideología. Por ejemplo, Weaver (1953) sostuvo que ciertos
términos como progreso y ciencia son esencialmente palabras-dios en nuestra so-
ciedad, mientras que epítetos como antiestadounidense (véase nota) y comunista
corresponden al demonio. Sugiere él que al ligar una proposición particular con
progreso y basarla ostensiblemente en la evidencia científica, esta proposición será
recibida de manera favorable por la mayoría de los estadounidenses. Y, al contrario,
la causa de un oponente puede ser seriamente dañada si se la define como
antiestadounidense o se la relaciona con un tenebroso y turbio complot comunista
(1975, 14-15).

Aun siendo tan útil en la elaboración de predicciones, la información cultural abarca


un número limitado de circunstancias. La información sociológica ayuda al poder
predictivo del comunicador. Esta información se refiere a los grupos de membresía
y a los grupos de referencia que la gente valoriza (grupos de referencia positivos) o
a los que la gente renuncia (grupos de referencia negativos). La membresía en
algunos grupos es involuntaria e inevitable; por ejemplo, las leyes genéticas de-
terminan si una persona es miembro del grupo sociológico denominado "hombres"
o "mujeres", y las etapas en el ciclo de envejecimiento nos asignan a grupos como
"adolescentes" y "ancianos". Se considera que la membresía en otros grupos está
más bajo el control del individuo; por ejemplo, supuestamente, las personas
escogen ser liberales o conservadoras, católicas o presbiterianas, y casadas o solte-
ras. El término "supuestamente" en la frase anterior es un recordatorio de que el
concepto de libertad de elección varía de una cultura a otra, y depende de la ideolo-
gía prevaleciente. La mayor parte de las democracias occidentales aceptan este
concepto como un principio ideológico central; en. contraste, la postura ideológica
de regímenes totalitarios.

Los grupos de membresía y los grupos de referencia no son siempre sinónimos; es


más, mucha gente puede tener un concepto negativo de sus propios grupos de
membresía, y desean alcanzar la membresía en otros grupos que se evalúan
positivamente. La noción de upward mobility (movilidad ascendente), que se suele
considerar como una intensa fuerza motivadora dentro de las Ilamadas sociedades
"modernas", propone como principio que la gente aspira a ascender hacia otros
grupos más prestigiosos, de status social y económico más elevado. El
conocimiento acerca de los grupos de referencia que son negativos para una
persona también incrementa el poder predictivo del comunicador, ya que se puede
suponer que la persona responderá negativamente a mensajes que apoyen las
creencias, actitudes y valores de esos grupos, y reaccionará favorablemente a las
comunicaciones que rechacen sus puntos de vista.

Aunque no hay evidencia estadística que apoye esta aseveración, es probable que
de los tres tipos de información considerados, la información sociológica sea
utilizada con mayor frecuencia en Ia elaboración de predicciones de la
comunicación. En el salón de clases y en los terrenos de la universidad, los
participantes en los procesos educativos se relacionan entre sí como maestros y
alumnos; los abogados y los doctores ven a sus clientes, quienes a su vez
responden basados en su conocimiento sobre los ocupantes de estos roles
profesionales; los vendedores cambian sus estimaciones de ventas según
generalizaciones culturales y sociológicas sobre un grupo amorfo Ilamado
consumidores; incluso algunas parejas casadas se comunican como esposos y
esposas. La elaboración de predicciones con base en información sociológica es
abundante, sobre todo en las fases iniciales de una relación.

Tanto si las predicciones están basadas en información cultural como en informa-


ción sociológica, o en una combinación de ambas, los pasos que siguen son muy
semejantes al proceso psicológico de la generalización de estímulos. Este proceso
da como resultado muy poca diferenciación, debido a que el objetivo de la predicción
es visto como una entidad cultural o como el que Ilena un rol, más que como un
individuo. El elaborador de la predicción busca igualdades entre otros comunicado-
res y necesariamente ignora las características que diferencian a las personas y a
los hechos.
Una consecuencia importante de la elaboración de predicciones basadas en la infor-
mación cultural y sociológica reside en la inevitabilidad de un error predictivo. La
frecuencia o la magnitud del error depende, por supuesto, de la precisión relativa de
las generalizaciones culturales y/o sociológicas utilizadas para alcanzar las
predicciones. Quizá, las generalizaciones sociológicas o culturales rara vez (si es
que Ilega a darse el caso) abarcan a todos los miembros del grupo particular; en la
peor de las circunstancias, son exageradamente erróneas, por lo que abarcan a
muy pocos miembros del grupo.

Debido a su enfoque, que apunta hacia los públicos grandes y heterogéneos, los
comunicadores de los medios masivos sólo se basan en la información cultural y
sociológica para la elaboración de las predicciones (Miller, 1977, 1982). Los
personajes de los programas de televisión son partes de caricaturas culturales y
sociológicas concebidas para que resulten atractivas a un gran número de
telespectadores. La publicidad utiliza atractivos persuasivos calculados para
fomentar las necesidades e impulsos social y culturalmente condicionados: "Ahora
que ha triunfado, usted merece manejar un superautomóvil", exclama un anuncio
de automóviles; y aunque los creadores del "comercial" saben que el anuncio no va
a atraer a todos los espectadores, saben que Ilegará a cierto número de personas
que "han triunfado", tanto como a algunos que no lo han hecho. Su confianza está
basada en información cultural y sociológica; por ejemplo, ellos predicen que
muchos compradores potenciales del superautomóvil serán atraídos mediante las
apelaciones a la demostración de status y de triunfo social y financiero. Si tienen
razón, las ventas del automóvil de lujo aumentarán; si están equivocados, el
descenso de las ventas provocará un cambio en los mensajes comerciales.

Con el fin de minimizar el error individual, los comunicadores han de apoyarse en


un tercer tipo de información para predecir los resultados de los mensajes. La
información psicológica permite a los comunicadores distinguir a un individuo de
los otros miembros de los grupos sociales y culturales. Dicho de otra manera, esta
información está enfocada hacia las diferencias, en vez de hacia las similitudes. Las
predicciones basadas en información psicológica hacen hincapié en la distinción, y
el proceso se asemeja a la discriminación de estímulos y no a la generalización de
estímulos.

Durante las fases iniciales de una relación, rara vez tienen los comunicadores
mucha información psicológica acerca de los demás; a consecuencia de esto, sus
conclusiones se basan principalmente en información cultural y sociológica. Si la
relación continúa, los comunicadores pueden obtener mayores reservas de
información psicológica, aunque como se indicó antes, estos aumentos en el
conocimiento no son inevitables. Conforme los comunicadores reducen el uso de
información cultural y sociológica, e incrementan el empleo de información
psicológica, la relación se va volviendo cada vez más interpersonal. En otras
palabras, el cambio cualitativo en la información utilizada para la elaboración de
predicciones sobre los probables resultados de los mensajes ocurre cuando los
comunicadores se relacionan entre sí como individuos diferenciados, más que como
entidades culturales o como protagonistas de roles no diferenciados.

Debe ser evidente la manera cómo este cambio cualitativo de las relaciones encaja
en una perspectiva de desarrollo de la comunicación interpersonal. Reunir
información psicológica es con frecuencia algo difícil y tedioso. Más aún, requiere
que las personas pasen cierto tiempo comunicándose entre sí; quiere decir esto que
una historia de relación es prerrequisito necesario, para la comunicación
interpersonal. Aunque la gente varía, innegablemente, en su habilidad para
acumular información psicológica, incluso los comunicadores con mucha habilidad
deben dedicar tiempo y esfuerzo para llegar a conocer a sus parejas de relación
como individuos.

Variaciones en el nivel de "conocimiento" de otros participantes de la relación.

En la plática diaria, la gente suele afirmar que "conoce" a alguien. Sin embargo, la
afirmación "yo conozco a Juan Pérez" significa varias cosas, según la naturaleza de
la relación entre Juan Pérez y la persona que realiza la afirmación. Distintos niveles
del conocimiento de otros implican distintas cantidades y tipos de información
acerca del otro; dicho en lenguaje común, conocemos mejor a unas personas que
a otras. Conforme progresa la relación, los participantes pueden Ilegar a conocerse
entre sí de modo más íntimo, aunque este incremento de intimidad no tiene que
ocurrir forzosamente. Si el progreso en la relación está marcado por una variación
cualitativa en los niveles del conocimiento de otros participantes en la relación, ésta
se vuelve más interpersonal (Berger, Gardner, Parks, Schulman y Miller, 1976;
Miller, 1980).

Las relaciones impersonales superficiales están marcadas por un nivel descriptivo


de conocimiento de los demás. Conocer a alguien descriptivamente es conocer sólo
las características físicas exteriores que bastan para diferenciarlo de los demás. La
mayoría de nosotros tenemos una serie de conocidos a Ios que simplemente
saludamos con la cabeza, y que sólo conocemos a un nivel descriptivo. Pueden
utilizar el mismo autobús para ir a la escuela o trabajo, frecuentar el mismo edificio
en la universidad, o detenerse en el mismo bar para tomar una copa. En ocasiones
ignoramos hasta sus nombres, y respondemos cuando nos preguntan sobre su
identidad algo como "Ah, es el tipo que toma el mismo autobús que yo cada
mañana". Los admiradores leales del fútbol o del baloncesto conocen a todos los
miembros de su equipo favorito a un nivel descriptivo, y se familiarizan con el
número de cada jugador, su posición en el campo de juego y su estilo personal y
único de movimientos y juego. Adquirir un conocimiento a nivel descriptivo suele ser
algo relativamente sencillo, y bastan uno o dos encuentros para fijar las
características del otro en nuestra mente. Los gemelos idénticos son, por supuesto,
capítulo aparte.

Conforme las personas continúan interactuando pueden Ilegar a un nivel predictivo


de conocimiento. Conocer a otros predictivamente es poseer alguna información
válida sobre el modo de comportarse y sobre sus creencias. Si esto es correcto y
preciso, las afirmaciones "El profesor Miller va a aplicar un examen de respuestas
cortas a modo de ensayo", y "El profesor Miller te va a castigar si faltas a clase", son
ejemplos que manifiestan que se conoce al profesor Miller a un nivel predictivo, y
reflejan incluso un nivel de conocimiento más avanzado que la afirmación
descriptiva, "Ése es el profesor Miller, mi profesor de Comunicación". Además, son
el resultado de una búsqueda de información más complicada:

Muchas relaciones relativamente impersonales se caracterizan por un nivel mutuo


de predicción. Este conocimiento constituye la piedra angular de la mayor parte de
las relaciones comerciales en un mercado. Yo sé que mi carnicero se preocupa por
conseguir buenos cortes de carne para mí. ÉI, a cambio, sabe: 1 ) que yo no voy a
objetar un precio justo por ellos; 2) que yo no voy a ordenar cortes especiales para
luego no pasar a recogerlos; y, 3) que mi cheque no va a ser devuelto por falta de
fondos. Ninguno de los dos pasamos mucho tiempo especulando 'sobre por qué el
otro se comporta predeciblemente, aunque si nos presionan a hacerlo, es posible
que arriesguemos algunas conjeturas. Mientras se mantengan nuestras
expectativas de comportamiento, la relación permanecerá cordial y será mutua-
mente beneficiosa.

Sin embargo, a veces conocer a otra persona a un nivel predictivo se percibe como
insuficiente, y los participantes de la relación buscan Ilegar a conocerse entre sí a
un nivel explicativo. Conocer a alguien a este nivel es considerar que se
comprenden las razones de su comportamiento y sus creencias. El conocimiento a
nivel explicativo trasciende tanto el nivel descriptivo como el nivel predictivo. "El
nivel predictivo trata de cómo se comportará una persona en ciertas circunstancias,
mientras que el nivel explicativo trata de por qué se comporta la persona de esa
manera" (Miller, 1980, 120). Así, cuando los individuos creen que conocen a otra
persona a nivel explicativo, confían en que conocen a la persona íntimamente, que
"están realmente dentro de la cabeza de la persona", y "qué es lo que hace
reaccionar a la persona''.
La sed de conocimiento explicativo en las relaciones cercanas es tan poderosa que
constituye un ingrediente crucial de confianza mutua. En las relaciones impersona-
les, donde la preocupación es restringida generalmente a un pequeño campo de
actividades, la confianza es comparada con la ejecución de los comportamientos
esperados; si volvemos a un ejemplo ya utilizado, la afirmación "yo confío en mi
carnicero", significa que estoy anticipando que él me va a dar buenos cortes de
carne a buen precio. Sus razones precisas para actuar así no tienen importancia
mientras se comporte de modo apropiado: El conocimiento predictivo preciso es en
general suficiente para producir confianza impersonal. De modo muy distinto, los
participantes en una relación interpersonal no sólo están interesados en los
comportamientos (conocimiento a nivel predictivo), sino también en las causas de
esos comportamientos (conocimiento a nivel explicativo).

Cambios en la ubicación de las reglas que gobiernan la relación

La mayor parte de los autores han tratado la comunicación casi siempre como
gobernada por leyes, pero recientemente cierto número de autores ha afirmado que
es ventajoso conceptualizar la comunicación como gobernada por reglas.

Sin embrollarnos en los muchos aspectos que rodean las ventajas de leyes en
oposición a reglas, podemos decir con seguridad que muchas relaciones
comunicativas están guiadas por reglas impuestas externamente o reglas
negociadas internamente. Conforme la influencia de las reglas impuestas desde
el exterior decrece, y la influencia de las reglas internamente negociadas
crece, la relación se vuelve más interpersonal.

Para ilustrar cómo sucede este cambio cualitativo de la relación, comencemos con
una definición útil del concepto; reglas de comunicación: "declaraciones que
expresan consenso, compartidas a niveles variables de generalidad,
concernientes a la estructura, procedimientos y contenido de las relaciones
comunicativas" (Miller, 1978; 175). Varios elementos de esta definición merecen
una breve explicación. Primero, la frase "que expresan consenso" hace hincapié en
que, como para bailar el tango, crear y seguir las reglas son actividades que
requieren, como mínimo, dos personas. Dicho de otra manera, una regla de
comunicación no puede funcionar a menos que dos personas la acepten como un
principio guía de su relación. Por supuesto que, como implica la frase "compartidas
a niveles variables de generalidad", el número de personas que acepten seguir una
o varias reglas de comunicación, puede variar de dos a millones.

Finalmente, los términos "estructura", "procedimientos" y "contenido" difieren de


esta manera: el primer término se refiere a diferencias en factores como el status o
poder relativos de los participantes en la relación; el segundo se refiere al inicio,
secuencia y frecuencia de los intercambios comunicativos, y el tercero se refiere al
contenido real, verbal, y no verbal, de los mensajes.
Cuando todos los miembros del grupo social entienden las reglas y se guían por
ellas, aumenta la eficiencia; cuando los miembros ignoran las reglas, o no hacen
caso de ellas, suele reinar el caos.
.
Como ya quedó señalado, algunas reglas son impuestas desde afuera, y sirven para
definir las expectativas culturales y las prescripciones inherentes al rol, asociadas
con la relación. El conocimiento de estas reglas constituye la información cultural y
sociológica que permite a los comunicadores comportarse de manera apropiada y
anticipar las probables respuestas a sus mensajes. Es común que existan pocas
discrepancias acerca de estas reglas; de algún modo, "están ahí" desde el principio
de la relación. Cuando dichas reglas sirven como postes indicadores primarios, la
relación es relativamente impersonal.

Sin embargo, en una relación, los comunicadores pueden Ilegar a un consenso res-
pecto a ciertas reglas que sólo se aplican a esa relación. Estas reglas, que se
derivan de las continuas negociaciones entre los miembros de la relación, y son
impuestas rara vez desde el exterior, reflejan un cambio cualitativo que
gradualmente transforma la interpersonalidad de la relación. Un efecto directo de
estar de acuerdo acerca de reglas intrínsecamente definidas es el incremento
del acercamiento entre las partes de la relación (las personas). "La
negociación y definición de estas reglas idiosincráticas confiere un sentido
de intimidad y exclusividad a las relaciones interpersonales.

Algunos factores que contribuyen a la elección de relaciones

Los estudiosos del comportamiento social humano siempre se han mostrado intriga-
dos acerca de las razones que impulsan a la gente a establecer una relación.
Planteemos esto en forma interrogativa: ¿qué factores predisponen a los individuos
a explorar ciertas opciones de relación e ignorar otras? Las investigaciones previas
han identificado algunas variables importantes.

Sin que ello sea sorprendente, la proximidad física juega un papel importante
en el establecimiento de la relación. El sentido común nos indica que alguien que
viva en la ciudad de México es más probable que se case con alguien que viva en
la ciudad de México a que lo haga con alguien que viva en Tokio.
Reconociendo el impacto que tiene la proximidad, sigue en pie la pregunta de por
qué algunas personas son percibidas como parejas potencialmente más atractivas
que otras. Una investigación exhaustiva (p. ej., Byrne, 1969, 1971) sugiere que la
similitud de actitudes influye intensamente en la formación de relaciones.
Dicho de modo más simple, la gente encuentra atractivos en otros si comparten
puntos de vista similares respecto a lo social, lo político y lo económico; si hay des-
acuerdo en la actitud, la otra parte será vista como menos atractiva. Aunque sea
inquietante en sus implicaciones, la hipótesis de la similitud de la actitud sostiene
que la gente es atraída hacia los clanes ideológicos y repelida por las imágenes
ideológicas invertidas, como en un espejo.
Una tercera variable que predispone a los individuos a preferir ciertas parejas
sobre otras para establecer una relación es la complementariedad de sus
necesidades (Winch, 1958). Dicho de modo sencillo, este invento conceptual
describe una situación donde cierta necesidad particular de una parte se
complementa, o encaja psicológicamente, con cierta necesidad del otro. Por
ejemplo, se espera que las personas dominantes sean atraídas por las personas
sumisas, y viceversa, de donde la similitud de actitud estaría representada por la
frase popular "para que la cuña apriete ha de ser del mismo palo", mientras que la
complementariedad de necesidades rinde homenaje al adagio popular "los opuestos
se atraen".

De hecho, los dos conceptos no son tan poco firmes como pudiese parecer a pri-
mera vista. La semejanza de actitudes se refiere a estar de acuerdo sobre las ideas
sociales, políticas y económicas. La complementariedad de necesidades pertenece
a situaciones donde las diversas características de motivación de dos individuos
encajan juntas en la relación. Hecha esta distinción, no es difícil imaginar a un
católico conservador dominante formando una relación con un católico conservador
sumiso, etc.

Es indudable que sólo la superficie ha sido rascada en la búsqueda de los factores


aislados que llevan a los individuos a elegir su pareja para una relación. La
proximidad, la semejanza de actitudes y la complementariedad de necesidades, así
como otras variables, contribuyen a la formación y al mantenimiento subsecuente
de las relaciones. No obstante, los primeros pasos para cimentar un conocimiento
vago de alguien se dan cuando las partes empiezan a comunicarse. Más aún, estos
intercambios iniciales proporcionan claves útiles acerca de algunas estrategias de
la comunicación que se utilizan en esta importante fase de la relación.

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