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DOWN
08.07.2012 00:00
El trabajo que realizan los fonoaudiólogos con los niños Down consiste en ejercicios para fortalecer los músculos de la boca y la
garganta involucrados en los procesos de deglución y pronunciación. De esta forma se intenta tanto corregir la postura lingual, que
favorece una respiración por nariz y mejora la ventilación de los oídos, como ejercitar el futuro desarrollo del habla.
"Cuando son muy chiquitos, lo quese hace es una intervención directa metiendo los dedos en la boca o trabajando con el chupete.
Cuando son más grandes, se trata de que se ejerciten imitando muecas. También es importante trabajar con las mamás sobre la
forma en que deben darle de amamantar y la mamadera.
Pero más allá de los ejercicios, la intervención de los fonaudiólogos en el tratamiento del Síndrome de Down contribuye además a
regularizar los controles audiológicos a fin de advertir un posible deterioro de la audición de los chicos.
En los niños Down, el desarrollo del lenguaje tanto en los compresivo como en lo expresivo se encuentra desfasado con respecto a
los chicos sin patologías. Pero con una intervención temprana, esta función puede evolucionar permitiendo un mejor
desenvolvimiento. Los chicos tratados profesionalmente en forma temprana se integran con mucha mayor facilidad a las actividades
que propone el jardín para su edad.
Educadora Diferencial
Educadora de Párvulos
Se puede señalar que muchos de los niños con sin drome de down, se destacan por un buen nivel
memorístico, desarrollando un vocabulario adecuado, y llegando a pronunciar correctamente;
todo esto se logra con paciencia y con la aplicación de ejercicios concretos y reiterativos.
Las actividades van desde activar la función madurativa básica hasta aprendizajes complejos de
tipo escolar; desde la estimulación temprana hasta el final del proceso de la recuperación
funcional; centrándose en funciones de senso – percepción, atención, memoria, razonamiento,
imaginación, orientación témpo – espacial, etc,; en habilidades motoras finas y gruesas, y en
técnicas de auto cuidado.
Para el logro de los objetivos deben planificarse en forma segura las actividades que deben
empezar en la cuna:
Estimular la fijación y seguimiento visual. Mostrar al niño un objeto por vez, cambiando tamaños
y colores, un muy cerca de sus ojos y tratando de que tenga la cabeza derecha. Luego cuando ya
haya logrado fijar sus ojos en los objetos, irlos desplazando primero lento y luego más rápido
Estimular la percepción auditiva. Buscar objetos que emitan sonidos diferentes, y agradables, y
luego pasárselos para que los manipule.
Para cumplir con este objetivo se abordan en general dos aspectos, por un lado la terapia miofuncional orofacial que tiene como propósito establecer
funciones musculares adecuadas. Y por otro el manejo de habla y lenguaje propiamente tal, en todos sus niveles; fonético-fonológico, semántico,
morfosintáctico y pragmático.
El área fonoaudiológica trabaja desde los primeros indicios comunicativos enfatizando la aparición y desarrollo de las conductas precursoras (por
ejemplo funciones prelingüísticas, imitación, estimulación auditiva).
Desde la edad de cuatro años se opta por trabajar de manera más directa el nivel pragmático (contacto ocular, proxemia, toma de turnos, respeto y
mantención de tópicos, reparación de quiebres comunicativos, etc.) y morfosintáctico (principalmente el discurso), indispensables para una adecuada
integración escolar.
Acueste al niño de espalda, tómelo de los hombros e incentívelo a llegar a la posición sentado. 3a6
Motricidad gruesa
Cuando él logre controlar la cabeza, puede comenzar a tomarlo desde las manos y llevarlo a meses
sentarse.
Siéntese en el suelo a jugar con una pelota frente a él. La idea es empujarla y hacerla rodar por el 9 a 12
Motricidad fina
suelo de un sentido al otro. meses
Pásele un cuento. Ayúdelo a reconocer objetos a través de preguntas (¿dónde está el perro?) o Comunicación y 12 a 18
motívelo para que los señale a través de una instrucción sencilla (toca al perro). lenguaje meses
Ponga música y bailen. La danza favorecerá el desarrollo de la expresión corporal y gestual. Cambie 18 a 24
Psicomotricidad
los ritmos y muéstrele las diferentes posibilidades de expresión. meses
Puede enseñarle a clasificar según los conceptos opuestos. Un ejemplo es pararse frente al espejo y 24 a 36
Cognitiva
decir: “¡La mamá es grande y tú pequeño! meses
Fuente: Manual de Atención Temprana para niños y niñas con Síndrome de Down.
SÍNDROME DE DOWN
Para los niños y jóvenes con síndrome de Down, sin embargo, esta acción que se lleva a cabo
dentro del curso normal de las actividades del hogar, la clase o de la comunidad, se hacen
insuficientes o ineficaces. Ellos requieren en efecto una atención precoz y durable en el tiempo, a
veces más allá del período de su primera infancia y escolaridad.
En la actualidad los enfoques de atención en el área del lenguaje, compactan un perfil pragmático -
semántico - comunicativo, con la perspectiva de la reorganización cerebral y la participación de la
familia y la comunidad. Se considera que estimulando el lenguaje, en forma natural, por medio del
diálogo y el juego, el cerebro puede aprender. Si hay zonas del lenguaje dañadas, otras zonas
pueden tomar la función de éstas. Lo importante es el estímulo constante, sistemático, adecuado a
las condiciones del niño y su familia, desde las etapas más tempranas del desarrollo.
Podemos plantear que el desarrollo del lenguaje y la comunicación en la persona con síndrome de
Down se ven afectados por elementos madurativos y de desarrollo del cerebro, pero más por una
inadecuada estimulación proporcionada por los padres, educadores y terapeutas, que centran más
su atención en cómo los niños articulan las palabras y cuántos sustantivos manejan, que en la
riqueza de los conceptos tratados a través de diálogos significativos, los cuales permiten el análisis
de la realidad y la solución de problemas, que en último término contribuyen a la autonomía y
autodeterminación. Esto es lo que nos lleva a proponer la aplicación de un Enfoque Semántico –
Pragmático – Comunicativo.
Según Flórez (1997), en el síndrome de Down se manifiesta una alteración generalizada del
Sistema Nervioso Central, debido a las consecuencias de la trisomía en el par 21. Especialmente
afecta los procesos de comunicación interneuronales. El cerebro es más pequeño que el de otros
niños y hay variaciones en tamaño y funcionamiento de algunos lóbulos. Quizás uno de los
aspectos más importantes es que aumenta la latencia en el tiempo de respuesta del cerebro ante
los estímulos del medio.
Por lo general, en las personas con síndrome de Down se encuentra afectada significativamente la
corteza prefrontal, que es la zona de la capacidad de administración cognitiva de todo el cerebro.
En el 75% de los niños ésta comienza a funcionar a los 5 años, gracias a la mediación del lenguaje
y los adultos que lo acompañan. La corteza prefrontal ocupa la cumbre jerárquica desde la cual se
organiza la estructuración de una conducta, la toma de decisiones y la iniciación de una acción. La
conceptualización interna o programación del movimiento antes de realizarlo y el discurso interno
no verbalizado, van acompañados de la activación de la corteza prefrontal.
El niño con síndrome de Down inicialmente repite acciones que ya ha visto a otros para solucionar
problemas de la vida diaria. Después, quizás su planeación de acciones se da con base en
imágenes, lo cual no le permite inferir los posibles resultados no esperados de las mismas. La
dificultad, entonces, para desarrollar nueva acciones, se encuentra en la estructura de la secuencia
de pensamiento mediada por el lenguaje. Al no poseer suficiente cantidad de conceptos y poderlos
ordenar en un orden temporal, crear un nuevo procedimiento para llegar al objetivo deseado
constituye todo un reto, difícil de alcanzar.
Otra de las áreas afectadas es la temporal. Los lóbulos temporales se asocian significativamente
con habilidades de la memoria y están involucrados con la organización primaria de la entrada
sensorial, tanto auditiva como visual, al igual que en la categorización de la información verbal y
gráfica.
Kolb & Wishaw (1990) han identificado, entre otras las siguientes dificultades como consecuencia
de disfunción en los lóbulos temporales del cerebro: alteraciones en la sensación y percepción
auditiva; de la atención selectiva para la captación de información auditiva y visual; de la
percepción visual; de la organización y clasificación del material verbal; de la comprensión del
discurso; y en la memoria a largo plazo.
Las lesiones o disfunciones del lado izquierdo ocasionan limitaciones en la memoria del contenido
verbal y visual, incluyendo la percepción de discurso.
El lóbulo temporal derecho está vinculado a diversas actividades, tales como lectura de
expresiones faciales; procesamiento de tonos y ritmos; y aprendizaje visual y auditivo global. Las
lesiones o disfunciones de éste, dan lugar a deficiencias en la memoria de material no verbal; el
reconocimiento de facciones físicas de las personas; y la disminución en la capacidad para el
reconocimiento de secuencias tonales. De otro lado, pueden causar una pérdida de inhibición del
hablar.