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Comunicación Efectiva y Trabajo en Equipo (119-121)
Comunicación Efectiva y Trabajo en Equipo (119-121)
1. Introducción
Las situaciones conflictivas son frecuentes en todos los ámbitos de la vida (personal, familiar,
social, laboral) y el conocer las causas por las que se producen y contar con criterios y elementos
para enfrentarse a ellas de una forma positiva y adecuada hace que estas situaciones puedan
suponer oportunidades de mejora y ser productivas.
Aunque existen múltiples tipos de conflictos, en la unidad se estudiarán las etapas clásicas por
las que todas las situaciones conflictivas pasan y sus características más relevantes.
Una vez que se producen unos principios básicos necesarios para que se dé una situación de
negociación, el proceso negociador que presenta como la manera más eficaz de resolver un
conflicto.
Este proceso sigue unas etapas en su desarrollo, que es necesario conocer para establecer
correctamente cuáles son las pautas de comportamiento que hay que seguir para que la 107
negociación concluya con éxito.
Pero no todas las personas presentan el mismo estilo de negociación, ni la misma persona
utiliza el mismo en distintas circunstancias. Se revisan los estilos típicos de negociación y se
establece en qué situaciones es más conveniente utilizar uno u otro.
También se hace una revisión de algunas de las tácticas más frecuentes utilizadas por los
negociadores y la forma más adecuada de tratar de contrarrestarlas.
Por último, se revisan las habilidades sociales y personales que mayor incidencia tienen en
la resolución efectiva de situaciones conflictivas.
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2. Mapa conceptual
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El conflicto es una lucha entre al menos dos partes dependientes entre sí, que
perciben que sus objetivos son, hasta cierto punto, incompatibles.
Los conflictos deben ser gestionados de forma eficaz para que supongan una oportunidad de
mejorar la situación y las relaciones entre las partes. Lo normal es que en un conflicto existan
múltiples fuentes, por lo que identificar estas fuentes y actuar sobre ellas es decisivo para la que
conflicto se gestione de manera eficaz.
Además de la comunicación, que es una de las causas más frecuentes en la aparición de conflictos
(como consecuencia de la actitud que se adopte en el proceso comunicativo y de las diferentes
interpretaciones que se pueden hacer de los mensajes), las dificultades de relación, las diferentes
percepciones que se tienen sobre los mismos acontecimientos e informaciones, los intereses y
necesidades incompatibles y los distintos valores y creencias son causas de conflictos.
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En el anexo UA5-1, “La negociación y las ventas” se tratan aspectos básicos sobre los conflictos
y la negociación, con un enfoque eminentemente práctico.
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Existen múltiples formas de clasificar los conflictos; por las personas a las que afectan, los
conflictos pueden ser intrapersonales (se dan en la propia persona), interpersonales (entre
distintas personas), intragrupo (dentro de determinado grupo o departamento) o intergrupo
(entre distintos grupos o departamentos).
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También se distingue entre los conflictos personales o socioemocionales, en los que se altera
la relación personal entre las partes como consecuencia de algún comportamiento no esperado
por alguna de las partes o por algún malentendido y los materiales o cuantificables, donde
el origen está en la diferencia de intereses para conseguir algún beneficio material cuantificable.
Gestionar de forma adecuada un conflicto puede hacer que se convierta en una oportunidad de
mejora que permita afianzar las relaciones y potencie la cohesión entre los miembros, mientras
que su inadecuada gestión siempre tendrá consecuencias destructivas.
La adecuada gestión de las situaciones conflictivas pasa por cuatro fases: evaluación,
reconocimiento, desarrollo de una actitud favorable y acción.
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3.2.1 Evaluación
La fase de evaluación es la primera en el proceso de gestión del conflicto y requiere que las
partes implicadas en él, clarifiquen los elementos que están presentes:
- ¿Cuáles son los objetivos reales de las partes?
- ¿Cuál es el poder de cada una de las partes?
- ¿En qué clima se produce el conflicto?
- ¿Cuáles son las características de los implicados y qué tipo de relación mantienen?
- ¿Cuál es el comportamiento adecuado para resolver el conflicto?
- Se acepta de manera generalizada la existencia de cinco diferentes estilos de enfrentarse a
un conflicto: competitivo, de evitación, de compromiso, complaciente y colaborador. Estos
estilos se verán con mayor detalle en el apartado 4.3 “Estilos de negociación”.
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Después de que las partes implicadas en el conflicto lo han valorado desde sus diferentes pun-
tos de vista, es necesario que compartan los elementos fundamentales de la situación y que en-
tiendan y acepten las expectativas de la otra parte para que puedan resolver el conflicto.
La situación conflictiva sólo puede empezar a resolverse cuando cada parte reconoce que la
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Sólo es posible desarrollar una actitud favorable hacia la resolución del conflicto cuanto cada
una de las partes ha aceptado los valores, intereses y objetivos de la otra; para que la resolución
del conflicto avance favorablemente, es necesario comprender la forma en la que actúa la otra
parte y ser consciente de cómo nos percibe.
4. Negociación
En la empresa, la negociación supone una alternativa a la imposición y al enfrentamiento para
la resolución de situaciones conflictivas, utilizando el diálogo y la búsqueda de soluciones
razonables para las partes en conflicto.
La necesidad de negociación surge cuando las partes no están de acuerdo en algún aspecto, y
una persona o un grupo trata de influir en otro. La negociación debe perseguir que la solución
a la que se llegue, sea la mejor posible para ambas partes.
La negociación, que persigue para ambas partes conseguir aumentar sus “ganancias” y disminuir
sus “perdidas”, supone una forma de gestionar un conflicto a través de un intercambio de ofertas
y contraofertas que permitan llegar a una solución satisfactoria para las partes.
Partiendo del modelo de Harvard de negociación, se pueden extraer unos principios que son
necesarios para que una situación de negociación se pueda desarrollar de manera satisfactoria.
- Centrar la negociación en los intereses: el conflicto sólo se puede solucionar de una ma-
nera satisfactoria si las partes han sido capaces de identificar los intereses que han defendido 113
cada una de ellas al inicio del conflicto y que han sido su detonante
- No confundir las personas con el problema: en ocasiones durante el desarrollo del con-
flicto se tiene la sensación de que la causa es la otra parte, lo que lleva a olvidar el problema
real que hay que resolver.
- Plantear alternativas que se orienten al beneficio mutuo: aunque las soluciones que
se van planteando al problema puedan ser muy dispares, la solución que al final se adopte,
debe considerar los intereses de las partes y facilitar el que todos los implicados salgan be-
neficiados.
- Utilizar criterios objetivos: basarse en sentimientos, pensamientos y percepciones normal-
mente no conduce a una resolución adecuada; los criterios objetivos permitirán conocer sin
subjetividad, si la solución acordada es buena para ambas partes.
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Aunque las características de cada proceso de negociación son diferentes, desde la conducta de
los negociadores hasta las consecuencias, pasando por el propio desarrollo, habitualmente sigue
determinadas fases.
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4.2.1 Preparatoria
En esta primera fase, cada una de las partes analiza la naturaleza del conflicto (cuáles son las
variables que intervienen, qué importancia tienen, cuál es la correlación de fuerzas) y los ob-
jetivos de la otra parte (tanto prioritarios como aquellos que suponen un límite a partir del cual
no es interesante seguir con la negociación) y planifica la estrategia y tácticas de ambas partes.
4.2.2 Antagónica o de tanteo
Después de la fase preparatoria, ahora se establecen los límites y los objetivos de la negocia-
ción. Supone una fase de exploración, en la que se delimita el problema, tanteando la veraci-
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Inicialmente se da una postura de enfrentamiento entre las partes, donde cada una plantea sus
argumentos para defender sus intereses y ataca las posiciones expuestas por la otra parte.
El principal objetivo de esta fase es demostrar a la otra parte que las posiciones que se man-
tienen son firmes.
Hay ahora pocas concesiones y se defienden con determinación las posiciones (aunque más
adelante se irá relajando esta defensa).
Después de la fase antagónica, comienzan a disminuir las críticas y se empieza a dar coinci-
dencia en los argumentos usados por ambas partes, dejando de percibirse una situación de
competencia y aumentando las actividades de colaboración.
Se mantiene el clima de cooperación creado, siempre que las partes se hayan mostrado flexi-
bles y receptivas, y se empiezan a plantear posibles propuestas, ofertas y contraofertas, cesio-
nes y concesiones por parte de los implicados en el proceso.
4.2.5 Cierre
Existen dos variables que, en función de la intensidad con la que se conjugan en la situación
de negociación, dan lugar a los diferentes estilos. Estas dos variables son la asertividad y la
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cooperación.
El estilo competitivo se caracteriza por una asertividad alta y una cooperación baja. En
consecuencia, se tratarían de satisfacer las propias necesidades a costa de los intereses de la
otra parte.
4.3.2 De evitación
La baja asertividad y la baja competitividad son los elementos que definen al estilo ne-
gociador de evitación, con el que no se afrontan directamente los conflictos y no se trata de
satisfacer los intereses propios, ni los ajenos.
Se evita abordar los temas de manera diplomática, dejándolos para enfrentarse a ellos en me-
jores ocasiones o se produce una retirada de la situación conflictiva.
4.3.3 Comprometido
Con este estilo lo que se persigue es encontrar una solución que sea mutuamente aceptada y
que satisfaga parcialmente a las partes (se caracteriza por una asertividad y una cooperación
medias).
Se utiliza cuando:
- El poder entre las partes en conflicto es similar y los objetivos son totalmente contrapuestos.
- Es necesario llegar a una situación de compromiso por la presión del tiempo.
- Lo que se espera conseguir no justifica el desgaste de utilizar estilos más agresivos.
- Hay que encontrar acuerdos temporales en relación a temas complejos o delicados.
4.3.4 Complaciente
4.3.5 Colaborativo
El estilo colaborativo se muestra como el más productivo e integrador para resolver pro-
blemas; se caracteriza por una alta asertividad y alta cooperación y persigue que las dos
partes trabajen en conjunto para tratar de llegar a una solución que satisfaga completamente
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los intereses de todos. Se aceptan los distintos intereses de las partes y se profundiza en sus
objetivos y motivaciones.
En las situaciones de conflicto, las partes en disputa normalmente utilizan una serie de tácticas
de negociación para avanzar en el proceso; es importante conocerlas y saber qué hacer para
tratar de neutralizarlas.
autoridad y, en cualquier caso, no hay que aceptar la modificación en las condiciones que
se ha propuesto a última hora.
- Escalada antes del cierre: trata de introducir alguna modificación al acuerdo adoptado por
una de las partes, una vez que éste ya se había cerrado. La modificación suele ser suficiente-
mente importante como para variar el resultado, pero no tanto como para empujar a la otra
parte a que se retire.
Esta táctica se considera con frecuencia poco ética y ante ella lo mejor es mantenerse firme
y no acceder a la modificación solicitada, ya que normalmente no tiene la suficiente entidad
como para romper el acuerdo por su causa.
Las discrepancias, malentendidos, diferentes interpretaciones de los hechos, los roces…, que se
producen tienen que ser abordados para que la situación no empeore con el tiempo.
A continuación se analizan algunas habilidades personales y sociales que son necesarias para la
adecuada gestión de los conflictos.
Mantener una comunicación efectiva es un requisito imprescindible para que se pueda avanzar
en la resolución de un conflicto. Repasemos algunos mecanismos que potencian la comunicación
efectiva y que han sido analizados con mayor detalle en la Unidad de Aprendizaje 1.
- Practicar la escucha activa. Además de mejorar la relación, mantener una actitud de escu-
cha permite conseguir más y mejor información.
- Utilizar preguntas. Las preguntas animan a la otra parte a exponer y explicar sus puntos
de vista e intereses.
- Ofrecer retroalimentación. Reformular y resumir con las propias palabras lo que la otra
persona está expresando para demostrar y comprobar que se está entendiendo correctamen- 119
te la situación.
- Utilizar un lenguaje no verbal adecuado.
- Exponer el punto de vista y plantear propuestas de resolución de la situación conflictiva con
asertividad.
- Utilizar la empatía.
Para ser tolerante es necesario contar con capacidad de escucha y flexibilidad y considerar la
diversidad como un valor, como una oportunidad de crecimiento.
Ser tolerante implica tener una orientación positiva frente a los problemas que surgen, asumiendo
que son situaciones normales que requieren un tratamiento adecuado para encontrar la mejor
solución.
La tolerancia está relacionada con la flexibilidad, con el hecho de ser capaz de variar el propio
punto de vista en función de las nuevas circunstancias que se van produciendo y modificar la
propia perspectiva. También está relacionada y con la capacidad de comunicación, especialmente
con la habilidad para la escucha y para expresar las propias emociones, sentimientos e ideas de
forma asertiva.
El manejo adecuado de las emociones es una condición imprescindible para poder abordar
con objetividad los problemas, centrándose en los hechos reales y no en los sentimientos que
generan.
Para ello se requiere centrarse en el conflicto, separando a las personas y a la percepción que se
tiene de ellas, del resto de elementos que se dan en la situación concreta de conflicto.
Este enfoque centrado en el conflicto es el que permite poner el foco en los intereses de las
partes, que son la esencia del conflicto.
Para poder manejar las emociones es necesario, en primer lugar, ser consciente de ellas. Ser
consciente de las propias emociones supone saber qué emociones se están produciendo y
porqué y entender la relación que hay entre los pensamientos, los sentimientos, las palabras y
los actos.
Pero no solo es necesario conocer las propias emociones, sino que también se requiere capacidad
para expresar los propios sentimientos de una manera socialmente correcta, con asertividad.
Existen dos tipos de negociaciones: competitivas y colaborativas, que dependen de las posturas
que toma cada parte en el conflicto. En la negociación competitiva, la postura adoptada por
120 las partes es poco transigente, rígida, ya que, cada parte defiende su idea y ataca la del contrario.
En la negociación colaborativa, más condescendiente y flexible, las partes tratan de encontrar
la mejor solución posible al conflicto, más que de conseguir la propia victoria.
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Hay personas que están convencidas que en un proceso de negociación siempre hay una
persona que gana y otra que pierde, lo que les lleva a actuar desde el inicio de una forma
competitiva. Sin embargo, hay otros que consideran que el espíritu adecuado para abordar una
situación conflictiva es el de la colaboración, y se orientan a tratar de conseguir que ambas
partes ganen.
En sentido estricto, ninguno de los dos estilos es mejor que otro en todas las ocasiones, sino que
depende de las características de cada situación: en situaciones simples de negociación (donde
sólo hay que tratar un aspecto, como puede ser el precio) la negociación competitiva se muestra
más eficaz que la colaborativa, mientras que en otras más complejas y a más largo plazo, el
enfoque colaborativo es más eficaz.
También es más eficaz este enfoque cuando es necesario llegar a un acuerdo, ya que facilita el
que se consiga gracias a las potenciales cesiones que están dispuestas a hacer las partes.
La intervención de estas terceras personas normalmente se debe a que las partes negociadoras
no han sido capaces de llegar por sí mismas a un acuerdo. Las principales razones por las que
no se ha llegado a un acuerdo suelen ser:
- Una fuerte implicación emocional que hace que sus percepciones estén muy distorsionadas. 121
- Una manifiesta inflexibilidad en las posturas.
- La rotura de los canales de comunicación.
- Entre estos procesos con intervención de terceros se pueden señalar el arbitraje, la media-
ción y la conciliación.
- En el arbitraje, la tercera parte impone la solución al conflicto y se acepta por las partes lo
que el árbitro determina mediante un laudo arbitral.
- En la mediación, la tercera parte ayuda a que las partes implicadas analicen la situación y
lleguen a un acuerdo. Su papel es facilitar el que las partes resuelvan el conflicto.
- En la conciliación, la tercera parte trata de solucionar el conflicto planteando propuestas
que resuelvan la situación.
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6. Resumen
En esta Unidad de Aprendizaje se ha tratado de los conflictos y su forma de resolución,
enfatizando en la negociación.
También se han revisado los distintos enfoques con los que las diferentes personas se enfrentan
a los conflictos y las potenciales consecuencias que estas formas de actuación tienen.
Se han dado tácticas concretas (escalada antes del cierre, el farol, gradualista, el bueno y el
malo, etc.) utilizadas en la negociación y contratácticas que se pueden utilizar para compensarlas.
Para finalizar se ha visto cómo la comunicación efectiva, la orientación a la tolerancia, el manejo
de emociones y la cooperación y colaboración son habilidades que debe tener una persona
para resolver de manera adecuada las situaciones conflictivas.
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