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La revelación Divina o sobrenatural es una acción más específica y directa de Dios para manifestarse por
una libre iniciativa suya de modo que trascienda las realidades naturales.
En el cristianismo la revelación divina sobrenatural consiste específicamente en las verdades teológicas
transmitidas por la Sagrada Tradición y las Sagradas Escrituras. Según enseña la Iglesia católica,
el Magisterio de la Iglesia es el encargado de interpretar la Sagrada Escritura y la Sagrada Tradición,
entendiendo estas últimas como un solo depósito de la fe.
Dios, que «habita una luz inaccesible» quiere comunicar su propia vida divina a los hombres libremente
creados por él, para hacer de ellos, en su hijo, hijos adoptivos. Al revelarse a sí mismo, Dios quiere hacer
a los hombres capaces de responderle, de conocerle y de amarle más allá de lo que ellos serían capaces
por sus propias fuerzas.
El designio divino de la revelación se realiza a la vez «mediante acciones y palabras», íntimamente ligadas
entre sí y que se esclarecen mutuamente. Este designio comporta una «pedagogía divina» particular: Dios
se comunica gradualmente al hombre, lo prepara por etapas para acoger la Revelación sobrenatural que
hace de sí mismo y que culminará en la Persona y la misión del Verbo encarnado, Jesucristo.
San Ireneo de Lyon habla en varias ocasiones de esta pedagogía divina bajo la imagen de un mutuo
acostumbrarse entre Dios y el hombre: «El Verbo de Dios ha habitado en el hombre y se ha hecho Hijo
del hombre para acostumbrar al hombre a comprender a Dios y para acostumbrar a Dios a habitar en el
hombre, según la voluntad del Padre Dios»
Diferencia:
La Revelación Natural es la manifestación de la existencia y de ciertos atributos de Dios, unidos
inseparablemente a la creación y a la naturaleza.
La Revelación Divina o Sobrenatural consiste en que Dios es un ser personal, inteligente y libre, cuya
acción externa no está limitada por las leyes naturales. Esta revelación se verifica mediante el lenguaje
propiamente y el testimonio de Dios vivo. Este lenguaje no es un proceso fisiológico, sino una actuación
mediata (por empleo de signos) o inmediata de Dios sobre el entendimiento humano, mediante la cual
Dios, no solo comunica ciertos pensamientos, sino que también hace conocer mediante señales seguras
que Él es quien los comunica y garantiza su verdad. La revelación Divina tiene su base en la Tradición
oral de la Iglesia y en la Sagrada Escritura.
Bibliografía:
Constitución Dogmática Dei Verbum Sobre La Divina Revelación. Concilio Vaticano II, Const. Dei
Verbum, 1-20.
Disponible en: http://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/index_sp.htm