Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
15 Revista Fundacion Fueyo PDF
15 Revista Fundacion Fueyo PDF
N° 15
Diciembre 2010
DIRECTOR
Carlos Pizarro Wilson
Profesor de Derecho Civil
Universidad Diego Portales
Secretaria de redacción
Claudia Bahamondes Oyarzún
COmité EDITORIAL
La Revista Chilena de Derecho Privado Fernando Fueyo Laneri,
es una publicación de estudios de Derecho Privado
que se edita en los meses de julio y diciembre de cada año.
Editor
Marcelo Rojas Vásquez
Directorios y catálogos
Latindex (catálogo)
Library of Congress Online Catalog-U.S.A.
Dialnet
SciELO
La revista cuenta con el subsidio del fondo de publicación de revistas científicas
de la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica –CONICYT–,
concedido en virtud del convenio del año 2009
Artículos de doctrina
Artículos de doctrina
7
Artículos de doctrina
DE REPARACIÓN INTEGRAL*
Resumen
Abstract
*
Este trabajo forma parte de la investigación desarrollada dentro del proyecto
FONDECYT 1085221 sobre El principio de reparación integral.
**
Doctor en Derecho Université de Toulouse. Profesor de Derecho Civil Universidad
del Desarrollo. Dirección postal: Alnavillo 45, Concepción, Chile. Artículo recibido el 5 de
mayo de 2010 y aceptado para su publicación el 23 de junio de 2010. Correo electrónico:
rda@entelchile.net
Resumo
10
I. Introducción
1
No todo el sistema de reparación del daño está cubierto por la responsabilidad
civil. Así, por ejemplo, también forman parte de ese sistema los medios existentes en la
seguridad social, como en la indemnización de los daños por accidentes del trabajo de
la ley Nº 16.744.
Artículos de doctrina
del régimen de reparación
2
Se ha resuelto innumerables veces que la determinación del monto de los daños no
es cuestión de derecho que, por lo mismo, no queda sujeta al control de la Corte Suprema
por la vía de la casación en el fondo.
3
Yvonne Lambert-Faivre, Droit du dommage corporel- Systèmes d’indemnisation, 4ème éd.,
Paris, Dalloz, 2000, Nº 116 a).
4
Lambert-Faivre (n. 3), Nº 119.
5
Fernando Fueyo, Cumplimiento e incumplimiento de las obligaciones, Santiago, Editorial
Jurídica de Chile, 2004, p. 463.
Artículos de doctrina
o a recargar imprevistamente presupuestos acotados. Son numerosas las
sentencias que han señalado que el patrimonio del deudor es un factor a
considerarse al tiempo de la evaluación del daño. En una tesis clásica ya,
Marie E. Roujou de Boubée afirma:
6
Marie Eve Roujou de Boubée, Essai sur la notion de réparation, Paris, Éditorial Librairie
Générale de Droit et de Jurisprudence, 1974, p. 411.
7
Corte Apelaciones de Santiago, 3 de agosto 2009, en Gaceta Jurídica, Nº 350, Santiago,
2009, pp. 55-62.
Artículos de doctrina
por muerte o lesión de cada pasajero de una aeronave, de UF 4.000,
aunque puede pactarse una suma superior (art. 144). Por retardo en el
transporte de los pasajeros, una suma de UF 250 por cada uno de ellos
(art. 147). En lo que respecta al equipaje, su pérdida o avería se repara
con 10 UF por kilo transportado (art. 148) y la de la mercadería con UF
1 por kilo. Puede, sin embargo, acordarse que por un pago adicional la
indemnización sea superior a esas sumas (art. 15).
La Convención de Varsovia, de 12 de octubre de 1929, en su art. 22
fija otros límites para el transporte internacional.
Se trata de dos actividades, el transporte marítimo y el aéreo en que
los daños posibles pueden ser de enormes dimensiones y en que, por lo
mismo, no es posible que el transportista soporte cabalmente esta repa-
ración sin llevarlo a su ruina. No cabe dudas, entonces, de que las con
sideraciones de orden económico fijan un techo a las indemnizaciones,
contrariando el principio de reparación integral.
Otro límite legal se encuentra en aquellos casos en que la reparación
está a cargo de fondos comunes o de seguros organizados socialmente.
Sería imposible en ellos que la indemnización fuese completa. Los límites
económicos del fondo, si se quiere que la carga para formarlo sea tolera-
ble, determinan que todo sistema así organizado disponga de límites a la 15
indemnización. No habría forma de financiar un régimen de reparación
integral con cargo a los fondos establecidos y como ellos se forman por
medio de seguros, tienen una limitación doble: en su alcance y en su
costo. Este último limita al primero. Para hacerlos posibles, todo sistema
de reparación con cargo a fondos debe considerar que su costo sea abor-
dable por las actividades económicas o los sujetos que los sustentan y ello
implica fijar un sistema de topes o baremos, los que, a su vez, generan
una limitación al principio de reparación integral.
Entre nosotros ocurre así en dos supuestos muy evidentes.
Uno es el sistema de Seguro Obligatorio de Accidentes Causados
por Circulación de Vehículos Motorizados de la ley Nº 18.490. El art.
25 establece:
8
Artículos 163 y 168 del Código del Trabajo.
Artículos de doctrina
prestación no se pretenden resarcir de todos los daños que el despido
injustificado causa al trabajador, sino sólo implica entregar una indemni-
zación por el tiempo de vida laboral entregado al empleador. Su monto
no se mide por el daño causado, sino por el tiempo de antigüedad en
el empleo, lo que prueba que su parámetro no responde al principio de
reparación integral. Debería, pues, admitirse al trabajador una acción
complementaria para la compensación efectiva de los daños causados
por una conducta que no es lícita, desde que el despido no responde a
los fundamentos que fija la ley.
Sin embargo, en forma muy excepcional los tribunales han admitido
que esa acción, particularmente por el daño moral, sea procedente. En la
mayoría de las situaciones, han sostenido que la indemnización laboral
fijada en el Código del Trabajo comprende la totalidad de los daños, con
independencia del monto de éstos, de tal forma que con su pago se ex-
tingue toda posibilidad de reparación integral del trabajador, a pesar de
que la indemnización calculada por antigüedad no se mida en función de
la entidad del menoscabo efectivo que causa el despido.
Nadie puede sostener, empero, que el despido ilegal no cause perjui-
cios al trabajador. La pérdida de la fuente laboral causa daños evidentes
y el moral es, desde luego, en la mayoría de los casos, uno de los más 17
evidentes.
Es sólo en determinados casos en que alguna jurisprudencia ha admi-
tido la reparación del daño moral con independencia de la indemnización
fijada por la ley. Se trata de supuestos en los cuales se ha aducido una
causal agraviante para la dignidad y honor del trabajador, sin probarla;
pero, entonces, procede la indemnización más bien por la conducta del
empleador que por el despido mismo10.
Otra limitación jurisprudencial a la reparación integral estaba consti-
tuida por la reparación del daño moral en materia contractual. Se sabe que
tradicionalmente la doctrina clásica y la jurisprudencia entendían que en
materia contractual no se indemnizaba el daño moral en caso de incum-
plimiento porque el art. 1556 del Código Civil –en su opinión– limitaba
la reparación al daño emergente y al lucro cesante. Ello, no obstante que
la regla no contiene limitación alguna. Se sabe que, al menos mientras se
mantenga la nueva jurisprudencia, desde la sentencia de principio de 20
9
Véase Ramón Domínguez Águila, “Reparación del daño moral por despido
injustificado”, en Revista Chilena de Derecho, vol. xxv, Nº 2, Santiago, 1998, pp. 431-445.
10
Sobre ello en Domínguez (n. 9), pp. 431-438; Corte Suprema, 5 de mayo de 1999
y comentario de Ramón Domínguez, en Revista de Derecho, Nº 204, Concepción, 1998, p.
186.También, Corte de Apelaciones de Concepción, 27 de marzo de 2000, rol 1414-99 y su
comentario de Ramón Domínguez, en Revista de Derecho, Nº 205, Concepción, 1999, p. 187.
Entendemos por límites clásicos aquéllos que han sido fijados por la ley
civil desde su origen y, aun, fundados en principios históricos que ella
reproduce.
El más claro de todos es el del art. 1558 del Código Civil que, en ma-
teria contractual, únicamente permite la reparación del perjuicio directo
previsto si sólo hay culpa. Se trata de un principio clásico que nuestro
Código tomó del Código francés, cuyo art. 1150 contiene la misma limita-
ción. Los comentaristas atribuyen históricamente la regla a precedentes
romanos y a los glosadores; pero más bien aparece en Charles Dumoulin
y luego en Jean Domat y claramente en Robert J. Pothier, que inspira al
Código francés y al nuestro por tanto. Es conocida la expresión de él en
18 Rober J. Pothier:
11
Corte Suprema, 20 de octubre de 1994, en Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo
xci Nº 3, Santiago, 1994, sección 1ª, pp. 100-105 y su comentario de Ramón Domínguez,
en Revista de Derecho, Nº 196, Concepción, 1994, p. 155; también Corte Suprema, 5 de
noviembre de 2001, en Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo xcviii, Santiago, 2001,
sección 1ª, pp. 234- 242 y su comentario de Ramón Domínguez, Revista de Derecho, Nº
209, Concepción, 2001, p. 233.
12
Entre otras, Corte de Apelaciones de Concepción, 20 de mayo de 2002, en Gaceta
Jurídica, Nº 268, Santiago, 2002, pp. 93-96.
Artículos de doctrina
lo que por otro motivo experimentase en los demás bienes, aunque
tuviesen su origen en la falta de cumplimiento de que tratamos.
Por lo mismo el deudor no es responsable de los últimos, sino de
los primeros: damni interesse propter ipsam rem non habitam”13.
“La violación del contrato causa un daño que las partes no podían
prever. ¿De quién es la culpa si el daño se realiza? Entre aquel que
ha violado el contrato, así no fuese sino por negligencia, y aquel
que ha sido víctima de esta violación, ¿cómo tomar partido por
el primero? ¿Cómo darle un derecho a no reparar más de lo que
podía prever, dejando el exceso a cargo de la víctima? ¿Y cómo
justificar la diferencia entre la indemnización en materia contrac-
tual y la indemnización en materia extracontractual?”17.
17
Mazeaud et Chabas (n. 14), Nº 2391.
18
Así, Geneviève Viney et Patrice Jourdain, Les effets de la responsabilité, Paris, Éditorial
Librairie Générale de Droit et de Jurisprudence, 2001, Nº 319.
19
Florencio García Goyena, Concordancias, Motivos y comentarios del Código civil español,
Madrid, Imprenta de la Sociedad Tipográfico-Editorial. 1852, tomo iv, p. 51. Y por ello
señala que el proyecto español reemplaza la idea de perjuicios previstos por la de perjuicios
que sean “consecuencia inmediata y necesaria” del incumplimiento del contrato.
Artículos de doctrina
reparar sino las consecuencias del incumplimiento razonablemente
previsibles a la celebración del contrato”.
20
Hadley v. Baxendale, 9 Exch. 341, 156 Eng. Rep., Nº 145, 1854.
21
Isabelle Souleau, La prévisibilité du dommage contractuel, Paris, Université de Droit,
d’Économie et Sciences Sociales, 1979, Nº 423.
22
Roujou de Boubée (n. 6), p. 303 et ss.
23
Luis Díez-Picazo, Fundamentos de derecho civil patrimonial, Pamplona, Editorial
Civitas, 2008, vol. ii, p. 787.
“Hay otra de peculiar (regla) cuando la demora del deudor recae so-
bre una obligación que consiste en dar una suma de dinero. Como
24
Roujou de Boubée (n. 6), p. 303.
25
En la jurisprudencia francesa se tiende a hacer una aplicación muy extensiva de
la noción de culpa grave, lo que reduce notablemente al alcance de la regla. Así, Viney
et Jourdain (n. 18), Nº 327.
26
Jean Domat, Les lois civiles, Paris, edic. J.Rémy, 1835, livre iii, titre v, p. 95.
Artículos de doctrina
de una obligación de esta especie pueden seguirse, varían hasta
lo infinito; y como es tan difícil preverlos al tiempo del contrato
como justificarlos después, ha sido preciso regularlos, y acudir a una
especie de arbitramiento, digámoslo así, para reducirlos a límites
determinados. Así en efecto se ha hecho, circunscribiéndolos a
los intereses legales que corren contra el deudor desde el instante
mismo en que se haya constituida su tardanza hasta el de la solu-
ción. Estos intereses son el precio común que la ley ha prefijado
a los provechos regulares que el acreedor habría podido sacar de
la suma debida, si le hubiese sido pagada.
En consecuencia de esta especie de arbitramiento del legislador,
por más grandes que sean los perjuicios que ha sufrido el acreedor
por la razón de la tardanza del deudor, ya de dolo o contumacia,
no puede pedir más que los intereses señalados. Mas en compen-
sación puede pedirlos sin probar los perjuicios experimentados a
causa de la demora”27.
De esta regla que sigue a la letra el art. 1153 del Código francés, los
autores galos han derivado la existencia de una clara limitación al princi-
pio de reparación integral del daño contractual28. La realidad ha debido, 23
no obstante, imponerse a ideas que eran propias del antiguo Derecho,
heredero de la vieja repugnancia canonista al precio del dinero y es así
como ha debido elevarse la tasa de interés legal, al mismo tiempo que
introducir una modificación del citado artículo por ley de 1900 que le
agregó un inciso según el cual:
Nuestro art. 1559 es, como puede advertirse, original, pues combina
todas las fuentes ya referidas con una regla que es más variada que la
doctrina de Robert J. Pothier. Sin embargo, lo que aquí interesa es que,
en todo caso, los daños quedan limitados al pago de intereses.
Su fundamento radica en que si se trata de pagar una suma de dinero
y el deudor no la entrega, cada acreedor puede sostener que él habría
27
Pothier (n. 13), Nº 170.
28
Así, Christell Coutant-Lapallus, Le principe de la reparation intègrale en droit privé,
Paris, Université Aix-Marseille, 2002, Nº 261; Roujou de Boubée (n. 6) p. 70; Viney et
Jourdain (n. 18), Nº 334 y ss.
usado ese dinero de un modo diverso y que, por lo mismo, habría una
Artículos de doctrina
enorme dificultad para fijar los daños a pagarse29. En cambio, si se esta-
blecen como perjuicios reparables una suma legal o convencionalmente
prevista y determinada, se evitan todos esos inconvenientes. El precio del
dinero es, pues, el daño reparable.
Sin embargo, la regla ha tenido una evolución jurisprudencial que le
ha hecho perder el carácter limitativo que contenía.
Hacia la década de 1970 se plantea con urgencia, entre nosotros, el
problema de depreciación monetaria y prevaleciendo entonces una con
cepción nominalista del dinero, la jurisprudencia se ve enfrentada a la
cuestión de reparar el perjuicio sufrido por aquella depreciación. En uno
de los casos más notables en que la cuestión se planteó y que hizo es
cuela, se adopta una interpretación particular de la norma: su número 2
dispone: “El acreedor no tiene necesidad de justificar perjuicios cuando
sólo cobra intereses; basta el hecho del retardo”; pero nada impide que
el acreedor justifique perjuicios diversos a los intereses y si los prueba,
puede cobrarlos. Entre tales perjuicios podía concebirse el causado por
la depreciación monetaria30.
Antes, no obstante, se había resuelto que el art. 1559 excluía la posi-
bilidad de demanda de otros perjuicios distintos de los intereses, doctrina
24 que ha podido reiterarse años después31.
En cuanto a los autores, un sector entendió clásicamente que el art.
1559 del Código Civil impide cobrar otros perjuicios que no sean los inte-
reses, pues la regla estaría inspirada en el Código francés y éste en Robert
J. Pothier de donde surge esa idea32. Un autor expresa:
29
Así, Coutant-Lapallus (n. 28), Nº 261.
30
Corte del Trabajo de Santiago, 30 diciembre 1964, en Revista de Derecho y Jurisprudencia,
tomo lxii, Santiago, 1965, sección 3ª, pp. 9- 14. En el mismo sentido, que es posible cobrar
otros perjuicios, pero probándolos, Corte de Apelaciones de Valparaíso, 25 junio 1970, en
Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo lxvii, Santiago, 1971, sección 2ª, pp. 116-126; Corte
Suprema, 8 de enero 1975, en Fallos del Mes, Nº 194, Santiago, año, sent. 1, pp. 285-288,
analiza detalladamente la cuestión y en Corte Suprema, 9 de septiembre 1992, en Revista
de Derecho y Jurisprudencia, tomo lxxxix, Santiago, año, sección 5ª, pp. 254- 264.
31
Corte de Apelaciones de Santiago, en Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo xviii,
Santiago, 1921, sección 1ª, sin fecha. Doctrina reiterada en Corte Suprema 22 de enero
1981, en Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo lxxviii, Santiago, 1992, sección 1ª, pp.
10-12.
32
Así, Luis Claro Solar, Derecho civil chileno, Santiago, Imprenta Nascimento, 1898,
tomo xi, Nº 1264.
Artículos de doctrina
quiera en condiciones de preverlos, puesto que no existe entre
aquél y el objeto de la obligación la relación más o menos pre-
cisa, que es dable observar en las obligaciones no pecuniarias.
De ahí que el legislador haya cortado por lo sano y para evitar
argumentaciones bizantinas, haya establecido que en caso de
incumplimiento, el acreedor sólo tiene derecho a los intereses
moratorios de la suma debida, cualquiera que sea la magnitud
del perjuicio experimentado y la buena o mala fe con que haya
procedido el deudor”33,
Esa regla dispone, en otros términos, que, fijada una pena convencional,
26 los perjuicios quedan absorbidos por ella y su cobro es independiente
de la naturaleza y del quantum de los daños efectivamente producidos.
Se trata de una fijación a suma alzada que, por lo mismo, puede ser, en
definitiva, mayor; pero también menor que los daños causados por el
incumplimiento del deudor.
A su vez, el art. 1534 del Código Civil dispone:
35
Viney et Jourdain (n. 18), Nº 241.
Artículos de doctrina
“cuando la convención disponga que aquel que deje de cumplir
pagará una cierta suma a título de daños e intereses, no puede
atribuirse a la otra parte una suma mayor o menor”.
Entre nosotros, se ha podido afirmar que en la cláusula penal
VII. Conclusión
36
Gatica (n. 33), Nº 319.
Bibliografía
Artículos de doctrina
Abeliuk, René, Las obligaciones, Santiago, Editorial Jurídica de Chile, 2008, vol.
i.
Teoría de la imprevisión:
Artículos de doctrina
la necesidad de su regulación legal
en Chile
Teoria da imprevidência:
a necessidade de sua regulação
legal no Chile
Rodrigo Momberg Uribe*
Resumen
*
Abogado. LLM en European Private Law, Universidad de Utrecht. Profesor de
Derecho Civil, Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, Universidad Austral de Chile.
Dirección postal: Campus Isla Teja, casilla 567, Valdivia, Chile. Artículo recibido, el 26 de
mayo de 2010 y aceptado para su publicación el 22 de julio de 2010. Correo electrónico:
rmomberg@uach.cl.
Abstract
Artículos de doctrina
Resumo
I. Introducción
Artículos de doctrina
tamente. Así, ya en el año 1933 Lorenzo de la Maza planteaba:
1
Lorenzo De la Maza, La Teoría de la Imprevisión, disponible, en http://www.cybertesis.
cl/tesis/uchile/1933/delamaza_l/html/index-frames.html, visitada el 28 de octubre de
2010.
2
Ello, sin perjuicio del deber de las partes de renegociar el contrato. Al efecto, véase
Rodrigo Momberg, “La revisión del contrato por las partes: el deber de renegociación
como efecto de la excesiva onerosidad sobreviniente”, en Revista Chilena de Derecho, vol.
37, N° 1, Santiago, 2010, pp. 43-72.
1. Consideraciones generales
32
Tal como se indicó en la introducción, la doctrina chilena no es unánime
en cuanto a la necesidad y conveniencia de la inserción de un texto legal
que regule expresamente la teoría de la imprevisión en nuestro ordena-
miento jurídico.
Así, parte de los autores rechazan la idea de una modificación legal
en este sentido, basándose principalmente en el peligro que ello ocasio-
naría para la seguridad jurídica y el principio de la fuerza obligatoria del
contrato, los cuales, según esta opinión, se verían seriamente amenazados
y debilitados con la existencia de un texto legal expreso que facultara al
deudor recurrir a la imprevisión contractual para eximirse de responsabi-
lidad o modificar su prestación. Se señala que la existencia de una norma
legal conlleva el riesgo de una intervención generalizada de la magistra-
tura en las relaciones contractuales privadas, fomentada por el abuso que
contratantes inescrupulosos podrían hacer de la institución. Tales peligros,
se agrega, serían minimizados o inexistentes si los tribunales recurren a
principios generales del ordenamiento jurídico, que deban aplicar de
manera excepcional y fundada al caso particular en que la imprevisión
se plantee; lo que unido al principio del efecto relativo de las sentencias
3
Boletín de la Cámara de Diputados, N° 309-07, “Permite la revisión judicial de contratos
civiles y mercantiles”.
Artículos de doctrina
gatoria de los contratos4.
Sin embargo, otro sector de la doctrina se manifiesta partidario de la
incorporación de una norma legal en esta materia5. Al efecto, ya se indicó
en la introducción la opinión favorable de Lorenzo De la Maza, quien
se basa principalmente en la necesidad de que el ordenamiento positivo
refleje los principios de justicia y moral que deben guiar las relaciones
contractuales y de los cuales se deriva el fundamento de la teoría de la
imprevisión6.
La doctrina contemporánea ha agregado otras justificaciones. Así, se
señala la necesidad de una adecuada regulación técnica que dirima defi-
nitivamente las dudas acerca de su procedencia en el Derecho chileno y
permita su adecuada armonización con otras instituciones relacionadas7.
En este sentido, se puede añadir la conveniencia que la norma se haga
cargo de aquellos temas que son motivo de disputa entre los autores, to-
mando posición en cuanto a la naturaleza, campo de aplicación, requisitos
y efectos de la institución; de manera de facilitar la tarea del juez al aplicar
la norma y evitar decisiones contradictorias o inconsistentes que pueden
efectivamente dañar la seguridad jurídica que se busca proteger con la
no incorporación de una norma positiva. Resultaría más perjudicial para
la seguridad jurídica la existencia de fallos que acojan la teoría, mientras 33
otras decisiones (con supuestos de hecho similares) la rechacen; o de fallos
que acogieran la adecuación del contrato a las circunstancias sobrevinien-
tes mientras otras decisiones judiciales se pronunciaran por su extinción
como única alternativa. El análisis que en párrafos siguientes se hace de
la jurisprudencia judicial y arbitral confirma estas consideraciones.
El argumento relativo a un eventual aumento de la litigiosidad, utiliza-
do por la doctrina contraria a su incorporación como norma legal, tampoco
es plenamente convincente. Por una parte, si bien es cierto que tal aumento
es susceptible de producirse en un primer momento, es justamente el
papel de los tribunales establecer a través de una jurisprudencia clara y
4
Véanse las opiniones de Claudio Illanes y Juan Carlos Dörr, Estudios sobre Reformas
al Código Civil y al Código de Comercio, Santiago, Editorial Jurídica de Chile, 2000, pp.
221-231.
5
Así, René Abeliuk, Las obligaciones, 4ª ed. actualizada, Santiago, Editorial Jurídica
de Chile, 2003, tomo 2, p. 763; Daniel Peñailillo, “La revisión judicial de obligaciones y
contratos en la reforma del Código Civil (la lesión y la imprevisión)”, en Revista de Derecho,
N° 208, Concepción, julio-diciembre 2000, pp. 209-237; Bruno Caprile, “La imprevisión”,
en Revista Actualidad Jurídica, Santiago, N° 15, enero 2007, pp. 141-159.
6
De la Maza (n. 1).
7
Véase Daniel Peñailillo, Estudios sobre reformas al Código Civil y al Código de Comercio,
Santiago, Editorial Jurídica de Chile, 2000, pp. 231-242.
8
Stewart Macaulay, “An Empirical View of Contract”, in Wisconsin Law Review, Nº
465, Wisconsin, 1985, pp. 465-482.
9
Illanes y Dörr (n. 4), p. 225.
10
Op. cit., p. 226.
11
Benedicte Fauvarque-Cosson, Denis Mazeaud, “L’avant-projet Français de Reforme
du Droit des Obligations et du Droit de la Prescription”, in Uniform Law Review, vol. 11,
Rome, 2006, p. 131.
12
Willem Wiggers, “Dutch report”, in Ewoud Hondius y Hans Christoph Grigoleit
(eds.), Unexpected Circumstances in European Contract Law, Cambridge, Cambridge University
Press, in press.
Artículos de doctrina
Störung der Geschäftsgrundlage (alteración de la base del contrato) mediante
el artículo 313 del BGB buscó incorporar la doctrina desarrollada por
la nutrida jurisprudencia alemana en esta materia, sin integrar cambios
relevantes en ella13. En Francia, donde este argumento ha sido esgrimido
por la doctrina tradicional, se ha rebatido que la experiencia demuestra
justamente lo contrario, es decir, que los jueces utilizan las facultades que
el legislador les confiere de manera restrictiva y bajo parámetros excepcio-
nales, como sucedió a partir del año 1975 cuando una reforma legislativa
introdujo la facultad judicial de reducir las cláusulas penales excesivas14.
Finalmente, en el caso de Argentina, si bien existe una cantidad importante
de fallos en la materia, es justo precisar que la mayoría de los casos se
plantearon en situaciones de crisis económica aguda y generalizada, como
fueron el denominado “rodrigazo” de 1975, la crisis de 1981 generada por
la brusca devaluación del peso argentino en relación con el dólar y otras
similares producidas en 1989 y 200115. Sin embargo, aun en tales épocas,
la jurisprudencia mantuvo criterios restrictivos para acoger la imprevisión
contractual y, lo más importante, ha tenido un destacado papel en la deli-
mitación de los criterios para su aplicación16. El correcto funcionamiento
de la institución se confirma al examinar su mayoritario respaldo doctrinal
y su inclusión en todos los proyectos de reforma del Código Civil argentino 35
que se han redactado con posterioridad al año 196817.
En apoyo a los argumentos expuestos precedentemente, la tendencia
en legislación comparada es abiertamente hacia su incorporación expresa
como norma general en los Códigos Civiles. Así, en Europa, aparte de los
ya señalados casos de Italia, Holanda y Alemania, la incluyen entre otros
13
Véase Antonis Karampatzos, “Supervening Hardship and Subdivision of the
General Frustration Rule: A Comparative Analysis with Reference to Anglo-American,
German, French and Greek Law”, in European Review of Private Law, Nº 2, Utrecht, 2005,
pp. 105-134
14
Denis Mazeaud, “Rapport Français. La révision du contrat”, in Journées Brésiliennes,
Paris, Association Henri Capitant, Société de Législation Comparée, 2008, p. 559.
15
Manuel Cornet, “La aplicación de la teoría de la imprevisión y la emergencia
económica”, en Anuario de Derecho Civil, vol. 7, Córdoba, 2002, pp. 77-115.
16
Véase, Lily Flah y Miriam Smayevsky, Teoría de la Imprevisión. Aplicación y alcances.
Doctrina, jurisprudencia, Buenos Aires, LexisNexis Depalma, 2003, pp. 82-98.
17
Sólo a modo de referencia, véase Flah y Smayevsky (n. 16) y Jorge Mosset Iturraspe,
Interpretación económica de los contratos, Santa Fe, Rubinzal-Culzoni, 1994. Así, el Proyecto
de Código Civil de la República Argentina de 1998 incluye una norma aún más amplia en la
materia. Hay que recordar, además, que la norma actualmente vigente (artículo 1198 del
Código Civil), introducida por la reforma del año 1968, tuvo su origen en una recomendación
de la doctrina reunida en el Tercer Congreso Nacional de Derecho Civil, celebrado en
Córdoba el año 1961.
18
Artículo 2, sección 615 del UCC. El no vinculante pero influyente Restatement (2nd)
of Contracts la contempla también en su parágrafo 261.
19
Artículos 6.2.1 a 6.2.3 de los Principios UNIDROIT, disponibles en http://www.
unidroit.org/english/principles/contracts/principles2004/integralversionprinciples2004-e.
pdf, visitada el 13 de julio de 2009; artículo 6:111 de los PECL, Ole Lando y Hugh Beale,
Principles of European Contract Law, Parts i and ii, The Hague, Kluwer Law International,
2000; artículo iii.- 1:110 del DCFR, Christian von Bar & Eric Clive (eds.), Principles,
Definitions and Model Rules of European Private Law, Draft Common Frame of Reference (DCFR),
Full Edition, Munich, Sellier, 2009.
20
Artículos 1135-1 a 1135-3 del Ante-Proyecto para la reforma de del Derecho de Obligaciones
y de la Prescripción, (conocido como Proyecto Catala), disponible en http://www.henricapitant.
org/sites/default/files/Version_espagnole.pdf, visitada el 13 de julio de 2009; artículo
136 del Proyecto de Reforma del Derecho de Contratos (conocido como Proyecto de la
Chancellerie) disponible en http://www.dimitri-houtcieff.fr/files/projet_droit_des_contrats_
blog8_2_.pdf, visitada el 13 de julio de 2009; y artículo 92 de la Propuesta de Reforma
del Derecho de Contratos (conocido como Proyecto Terré), disponible en François Terré,
(dir.), Pour une réforme du droit des contrats, Paris, Dalloz, 2009.
21
Artículo 1213. El texto del anteproyecto está disponible en http://www.mjusticia.
es/cs/Satellite?blobcol=urldescarga1&blobheader=application%2Fpdf&blobkey=id&b
lobtable=SuplementoInformativo&blobwhere=1161679155283&ssbinary=true, visitada
el 13 de julio de 2009.
Artículos de doctrina
eventual normativa. Juan Carlos Dörr, incluso, lo manifiesta expresamente;
al referirse al caso italiano señala:
“si confiamos en que los jueces van a poder manejarla sin los tex
tos, ¿por qué vamos a desconfiar si existen unos textos fundamen
tales?”23.
2. Jurisprudencia judicial
22
Illanes y Dörr (n. 4), p. 226
23
Peñailillo (n. 7), p. 242.
sus cláusulas sean revisadas por los jueces. La sentencia clásica citada era
Artículos de doctrina
la de fecha 10 de enero de 1925, en la cual la Corte Suprema señaló:
La decisión fue celebrada por parte de la doctrina como “un hito funda-
mental en la evolución de nuestra justicia ordinaria”27. Sin embargo, el
fallo fue también criticado, en términos que para el caso particular objeto
del litigio, no se cumplían ni los supuestos ni los requisitos necesarios para
la aplicación de la imprevisión, lo que podía implicar una amenaza para
la legitimidad de dicha teoría como recurso subsidiario a la distribución
convencional o legal de los riesgos del contrato28. Quizá la principal ob-
24
RDJ, tomo 23, Santiago, 1926, sección primera, p. 423. La referencia a otros fallos
pueden consultarse en Ramón Domínguez, Carlos Pizarro, Mauricio Tapia y Sebastián
Ríos, “Rapport Chilien. La révision du contrat”, in Journées Brésiliennes, Paris, Association
Henri Capitant, Société de Législation Comparée, 2008, pp. 513-528.
25
Número identificador LexisNexis: 35663.
26
Considerando octavo.
27
Enrique Alcalde Rodríguez, “Corte de Apelaciones de Santiago y teoría de la
imprevisión. Un hito fundamental en la evolución de nuestra justicia ordinaria”, en Revista
Chilena de Derecho, vol. 34, Nº 2, Santiago, 2007, pp. 361-372.
28
Rodrigo Momberg, “Análisis crítico desde el derecho alemán y nacional de la
sentencia de la Corte de Apelaciones de Santiago que acoge la teoría de la imprevisión”,
en Alejandro Guzmán Brito (ed.), Estudios de Derecho Civil iii, Santiago, Legal Publishing,
2008, pp. 637-658.
Artículos de doctrina
para ordenar el pago de prestaciones supuestamente adeudadas en virtud
de un contrato ejecutado de forma íntegra por el deudor, lo que desna-
turaliza la institución en un aspecto esencial: la excesiva onerosidad en
el cumplimiento, que lo hace virtualmente imposible de verificar por la
parte afectada, y que deriva en la exigencia de que la o las prestaciones
afectadas se encuentren pendientes en su ejecución.
Sin perjuicio de tales opiniones doctrinarias, recientemente la Corte
Suprema ha puesto término al vacío jurisprudencial en la materia, al
señalar expresamente la improcedencia de la teoría de la imprevisión
en nuestro ordenamiento jurídico, al menos en materias de Derecho
Privado29. El caso se relaciona con una demanda de cobro de honora
rios, devengados en virtud de una asesoría financiera para el diseño de
un modelo de negocios y el desarrollo de la licitación pública para el
emprendimiento del proyecto Borde Costero Barón, en el puerto de
Valparaíso. Entre otros, la disputa se centró principalmente en el cum-
plimiento de la condición suspensiva que daba lugar al nacimiento de
la obligación de pagar los emolumentos convenidos, esto es, la firma de
los contratos correspondientes entre la empresa licitante (demandada) y
el o los adjudicatarios del proceso de licitación; y en la base de cálculo
para determinar el estipendio del asesor financiero (actor en la causa). 39
En primera instancia se acogió la demanda y se ordenó pagar, por con-
cepto de honorarios adeudados, la suma de 102.801,37 UF, sin intereses
ni costas. La Corte de Apelaciones de Valparaíso revocó el fallo sólo en
cuanto condenó a la demandada al pago de intereses corrientes a partir
de la fecha en que ésta se constituyera en mora, una vez que la sentencia
quedase ejecutoriada y la confirmó en lo demás apelado. Ante ello, la
demandada recurrió de casación en la forma y en el fondo ante la Corte
Suprema30.
Entre las normas infringidas por los jueces del fondo, el actor señaló
al artículo 1546 del Código Civil, por cuanto se habría violado el principio
de la buena fe contractual consagrado en dicha norma, en lo referido al
establecimiento del hecho que devengaba el honorario de éxito y a su
método y bases de cálculo. Al efecto, la sentencia señala, en su conside-
rando décimo, que el recurrente alega:
29
Sentencia de fecha 9 de septiembre de 2009 sobre recurso de casación en el fondo,
caratulado South Andes Capital S.A. c/ Empresa Portuaria Valparaíso; rol 2651-08.
30
La actora interpuso también recurso de casación en el fondo para que se modificara
el fallo en lo relativo a la fecha en que se comenzaban a deber los intereses, pero el análisis
de tal recurso es irrelevante para el presente estudio.
agregando:
“el contrato no puede ser dejado sin efecto, y con menos razón aún
modificado, si no es por voluntad de las partes, los jueces en materia
civil no tienen otras facultades que las que se les han otorgado, y
nadie les ha dado la de modificar las convenciones”.
Artículos de doctrina
visto que hace más gravoso el cumplimiento, y si realmente lo
hubiera hecho no necesitaría el deudor la imprevisión para de-
fenderse”.
Considerando décimo de la sentencia citada. Las referencias textuales del fallo son
31
a René Abeliuk, Las obligaciones, 3ª ed., Santiago, Editorial Jurídica de Chile, 1993, pp.
705-706. La cuarta edición (2003) de tal obra no presenta diferencias en la materia.
3. Jurisprudencia arbitral
32
A menos, por cierto, que simplemente se opte por rechazar de plano la aplicación
de la teoría en cuestión a falta de texto expreso.
33
Empresa Eléctrica Guacolda S.A. c/ Empresa Minera Mantos Blancos S.A., fallo
arbitral de fecha 25 de abril 2007 (en adelante Guacolda) y Gas Atacama Generación
S.A. c/ Empresa Eléctrica de Antofagasta S.A. y otros, fallo arbitral de fecha 24 de enero
de 2008 (en adelante Gas Atacama). La acción de resolución por excesiva onerosidad
sobreviniente o imprevisión contractual fue en ambos casos interpuesta en subsidio de
acciones que buscaban también la resolución o terminación del contrato sobre la base
de otros fundamentos legales, como el incumplimiento del contrato por obligaciones
derivadas de la buena fe o por constituirse una eximente de responsabilidad basada en que
el cumplimiento implicaría un grado de diligencia superior el que se obligó al momento
de contratar. Ello demuestra nuevamente que debido a la incertidumbre jurídica respecto
de su aplicación, las partes sólo recurrieron a la imprevisión como segunda o tercera
alternativa para fundar su pretensión.
34
La crisis del gas natural puede resumirse brevemente en los siguientes hechos:
Chile y Argentina suscribieron en 1995 el Protocolo de Integración Gasífera entre Chile
Artículos de doctrina
texto legal expreso que la consagre. Sin embargo, al entrar en el análisis
abstracto de su naturaleza, requisitos y efectos, se producen importantes
diferencias entre ambos sentenciadores, lo que en definitiva conduce a
que en sólo uno de ellos se acoja la demanda.35
A modo de ejemplo, en Gas Atacama, el árbitro señala que la previsibi
lidad del hecho invocado como causa de la excesiva onerosidad sobre-
viniente (la crisis del gas natural) debe establecerse de manera objetiva,
incluyendo como criterios al tipo medio de contratante, la naturaleza del
contrato celebrado y los derechos y obligaciones que de él se derivan.
Concluye que, considerando la naturaleza y grado técnico de las empresas
involucradas,
Por otra parte, en Guacolda, califica los hechos de manera muy dis-
Artículos de doctrina
tinta. Así, al analizar el requisito de la imprevisibilidad de la mencionada
“crisis del gas natural” señala que la demandante
agregando:
que resguarde al máximo la estructura general del contrato y las obligaciones y derechos
Artículos de doctrina
la imprevisión cumple una función interpretativa del contrato, que tiene
por finalidad que se respete la común intención de los contratantes en el
cumplimiento de las obligaciones para el caso que éstas se vean afectadas
por acontecimientos extraordinarios e imprevistos (considerandos cua-
dragésimo quinto y ii.3.60 de las sentencias referidas). De esta manera,
técnicamente el árbitro no modificaría el contrato aun cuando se determine
la adaptación del mismo a las nuevas circunstancias, pues aquél actuaría
sólo como intérprete de la voluntad de las partes, estableciendo lo que
ellas hubiesen pactado de haber considerado tales condiciones.
Las contradicciones entre los fallos arbitrales referidos y las precisiones
que tales decisiones contienen respecto al concepto, requisitos y efectos de
la imprevisión, reflejan la necesidad de una regulación legal que dirima y
aclare las incompatibilidades o vacíos doctrinales existentes en la materia.
Ante la inexistencia de una normativa expresa, es legítimo que se recurra a
los postulados doctrinales que resulten más convincentes para el juzgador;
pero ello conlleva naturalmente el peligro de falta de seguridad jurídica
a través de una jurisprudencia discordante o inconsistente.
4. Jurisprudencia administrativa
45
El establecimiento de la imprevisión a través de una norma general en el
Código Civil no sólo sería útil para evitar las contradicciones referidas o
justificar su aplicación en el ámbito del Derecho Privado sino, también,
en el del Derecho Público. La doctrina nacional parece estar acorde con
que la teoría de la imprevisión tiene cabida en el Derecho Administra-
tivo chileno, donde ha sido reconocida en una serie de dictámenes por
la Contraloría General de la República y, además, ha sido consagrada
legislativamente en el decreto Nº 900, de 31 de octubre de 1996, que fijó
el texto fundido, coordinado y sistematizado de la Ley de Concesiones
de Obras Públicas38. En general, la afirmación de que la imprevisión es
reconocida y aceptada por la jurisprudencia administrativa es cierta39, pero
que él mismo contiene, por cuanto se tiene plena conciencia de la necesidad de respetar
lo convenido en un contrato, como expresión de la seguridad jurídica que toda relación
contractual debe conferir a las partes” (considerando ii.3.60).
38
Véase Caprile (n. 5) y Baltazar Morales, “Teoría de la imprevisión”, en Revista de
Derecho, Nº 203, Concepción, enero-junio 1998, pp. 421-427
39
La imprevisión ha sido aceptada en una serie de dictámenes por la Contraloría (N°
41.409 de 2 de diciembre de 2.1994, N° 35.989 de 28 de septiembre de 2001, N° 35.996
de 2 de agosto de 2005 y N° 10.624 de 6 de marzo de 2006) sobre la base de la doctrina
que plantea: “aún cuando en el ámbito del Derecho Administrativo impera el principio
de que en los pactos administrativos rige el elemento de riesgo o ventura, esto es, que el
Agrega el dictamen:
Artículos de doctrina
“es útil recordar que en virtud del artículo 1545 del Código Civil,
de las estipulaciones de los convenios válidamente celebrados por
la Administración emanan derechos y obligaciones que deben ser
estrictamente acatados por los contratantes...”
y además al
Desde una perspectiva más general, Daniel Peñailillo señala que es:
42
Para un análisis más detallado de las distintas opiniones respecto de la conveniencia
de la reforma del Código Civil, véase Alejandro Guzmán Brito (editor científico), El Código
Civil de Chile (1855-2005), Santiago, LexisNexis, 2007.
43
De la Maza (n. 1); Abeliuk (n. 5), p. 756. En el mismo sentido, Juan Carlos Dörr,
“Notas acerca de la teoría de la imprevisión”, en Revista Chilena de Derecho, vol. v, Nº 12,
Santiago, 1985, p. 253, quien se refiere a la situación en que: “la prestación debida, sin
que se torne imposible absolutamente, se transforme en excesiva e injustamente onerosa
para una de las partes”.
44
Peñailillo (n. 5), p. 221.
Artículos de doctrina
se efectúa entre la imprevisión y el caso fortuito, en relación con las con-
secuencias que los acontecimientos imprevisibles tienen sobre la obliga-
ción del deudor: en el primer caso, el cumplimiento de la obligación se
torna excesivamente oneroso o dificultoso; mientras que en el segundo
el cumplimiento se vuelve imposible. Sin embargo, el concepto ha evo-
lucionado en el sentido de que actualmente la excesiva onerosidad en el
cumplimiento de la obligación del deudor es sólo una de las facetas de
la doctrina de la imprevisión, ya que también puede configurarse desde
el punto de vista del acreedor, en el caso de que el valor o la utilidad
de la prestación que tiene derecho a exigir haya disminuido de manera
significativa. En esta situación, la prestación del deudor es perfectamente
posible de cumplir en los términos estipulados y no se ha tornado enor-
memente gravosa, pero tal cumplimiento ha perdido de modo completo
su razón de ser para el acreedor, que, a su vez, se mantiene obligado a
ejecutar la contraprestación. Es evidente que en este último caso sólo puede
presentarse respecto de contratos bilaterales, y es conocido en Derecho
Comparado como frustration of purpose, frustración del fin del contrato o,
simplemente, frustración del contrato.
De acuerdo con lo anterior, para efectos de sistematización, pueden
distinguirse las siguientes situaciones: 49
a) El cumplimiento de la obligación ha devenido en excesivamente
oneroso, esto es, los costos de la ejecución de la prestación han
aumentado de manera considerable en comparación a los previs
tos a la fecha de celebración del contrato. Ésta es la situación que
siempre se incluye en el concepto de imprevisión y el afectado
por ella es el deudor (puede tratarse, por tanto, de un contrato
bilateral, unilateral o, incluso, un acto jurídico unilateral que genere
obligaciones);
b) La contraprestación se ha desvalorizado ostensiblemente, ya sea
porque la moneda en la cual se ha fijado el precio ha perdido valor
adquisitivo (el afectado es el vendedor, que recibirá un precio que
efectivamente no representa el valor de los bienes al momento del
pago) o porque el precio de mercado del bien, objeto del contrato,
ha disminuido considerablemente (el afectado será el comprador,
ya que al momento de cumplirse el contrato está pagando un precio
mayor, en términos relativos, al valor que los bienes tienen en el
mercado). En ambos casos, el afectado por la imprevisión es el
acreedor, quien como se dijo (pues se trata de un contrato bilateral)
se mantiene, a su vez, obligado a cumplir su propia prestación;
c) El cumplimiento de la contraprestación ya no satisface el fin pre-
visto por las partes al momento de contratar, es decir, la ejecución
45
El último ejemplo, tomado de los denominados coronation cases llevó al desarrollo
en el Common Law inglés de la doctrina denominada frustration of purpose.
Artículos de doctrina
por una causa externa a ellas46.
Por el contrario, las codificaciones modernas, como la holandesa y
la alemana, se refieren en general a un cambio sobreviniente de circuns-
tancias que, de haber sido previsto por los contratantes, hubiese tenido
como consecuencia que no hubiesen celebrado el contrato o lo hubiesen
hecho en términos sustancialmente diferentes. El supuesto contemplado
en tales normas es lo bastante amplio para incluir en ellas todas las situa-
ciones antes descritas.
De esta manera, metodológicamente y para efectos de mayor claridad al
momento de su utilización práctica, es preferible que una eventual norma-
tiva sobre la imprevisión contemple de forma expresa la distinción entre la
excesiva onerosidad en el cumplimiento de la prestación y la disminución
significativa del valor de aquélla que se recibe (el que debe entenderse que
incluye, a su vez, los supuestos de desvalorización propiamente tal y de
pérdida de interés del acreedor en el cumplimiento), contemplando ambas
situaciones como hipótesis de aplicación de la teoría de la imprevisión.
Así lo hacen tanto los PECL, el DCFR como los Principios UNI-
DROIT. De este modo, al definir hardship o excesiva onerosidad, los
Principios UNIDROIT señalan en su artículo 6.2.2:
51
“Hay ‘excesiva onerosidad’ (hardship) cuando el equilibrio del
contrato es alterado de modo fundamental por el acontecimiento
de ciertos eventos, bien porque el costo de la prestación a cargo
de una de las partes se ha incrementado, o porque el valor de la
prestación que una parte recibe ha disminuido”.
46
Rossana Pennazio, “La presupposizione tra sopravvenienza ed equilibrio contra
ttuale”, in Rivista trimestrale di diritto e procedura civile, vol. 60, Nº 2, Milano, 2006, pp.
673-692.
47
Principios UNIDROIT, comentario 3.b al artículo 6.2.2
Podría pensarse que el caso en que el precio de los bienes objeto del contrato haya
49
Artículos de doctrina
que regule la imprevisión
1. Carácter excepcional
cierto que sufre el comprador en ese caso, se aprecia si pensamos en la situación en que
tal comprador sea un comerciante, que a su vez revenderá los bienes adquiridos. En ese
caso, el comprador sufre un perjuicio real importante (la diferencia entre el precio que
pagó por los bienes y lo que recibirá a cambio de ellos en posteriores transacciones).
50
El artículo 1372 del Código Civil italiano dispone: “El contrato tiene fuerza de ley
entre las partes. No puede ser dejado sin efecto sino por mutuo consentimiento o por
causas autorizadas por la ley”, y el artículo 1197 del Código Civil argentino establece: “Las
convenciones hechas en los contratos forman para las partes una regla a la cual deben
someterse como a la ley misma”.
Cfr. Mosset Iturraspe (n. 17), p. 295, quien señala que no es susceptible de ser
51
Artículos de doctrina
posibilidad de que tienen las partes de asumir el caso fortuito. Al efecto,
nuestra doctrina señala que sobre la base del principio de autonomía
de la voluntad, el carácter dispositivo del artículo 1547 del Código Civil
–que establece los grados de culpa de los cuales responde el deudor– y
lo dispuesto en el artículo 1673 del mismo Código –que hace responsable
al deudor de la pérdida de la cosa debida “si el deudor se ha constituido
responsable de todo caso fortuito”– la asunción del caso fortuito es una
cláusula perfectamente lícita que agrava la responsabilidad del deudor52.
La única limitación a esta estipulación sería la condonación del dolo fu-
turo, ya sea que provenga de alguna de las partes o de la actuación de un
tercero53. Esta restricción, por cierto, no se circunscribe sólo a las cláusulas
sobre asunción del caso fortuito, sino que es aplicable a toda disposición
convencional, incluyendo las de renuncia a invocar la imprevisión.
Basado en lo anterior, es sustentable la tesis que plantea que si el
deudor puede, de manera legítima, asumir la responsabilidad por el cum-
plimiento en caso que éste se torne imposible por un evento que obste de
forma absoluta a ello, con mayor razón puede asumir la responsabilidad
de una ejecución que se torna sólo en exceso onerosa o dificultosa (pero
no imposible). Sin embargo, es sensato estimar aplicable a la renuncia al
caso fortuito las mismas limitaciones señaladas al tratar aquélla general 55
a invocar la imprevisión contractual: es lógicamente imposible asumir lo
imprevisible, de manera que cuando el deudor asume el caso fortuito,
debe entenderse que se refiere a aquellos eventos que razonablemente
pueden preverse y anticiparse54. Por otra parte, un análisis cuidadoso del
principal texto (art. 1673 del Código Civil) esgrimido para sustentar la licitud
de la asunción del caso fortuito del deudor, lleva a la conclusión de que
el legislador quiso restringir tal supuesto a un caso particular de extin-
ción de las obligaciones de dar, cual es, la pérdida de la cosa debida. No
existe en el Código una norma general que permita al deudor constituirse
en responsable de todo caso fortuito, lo cual parece razonable en virtud
de los argumentos expuestos para sustentar la naturaleza imperativa de
las normas que regulan la imprevisión. De esta manera, aun estimándose
procedente la renuncia al caso fortuito (o su asunción), ello sólo tendría
52
Abeliuk (n. 5), p. 750.
53
Véase Fabián Elorriaga De Bonis, “Las dos hipótesis de objeto ilícito contenidas
en el artículo 1465 del Código Civil ”, en Revista Chilena de Derecho Privado, Nº 12, Santiago,
julio 2009, pp. 135-166. En el caso que la actuación dolosa provenga de una de las partes,
técnicamente no hay caso fortuito.
54
Alejandro Borda, “Influencia de las medidas económicas del año 2002 sobre las
relaciones contractuales entre particulares”, en Jurisprudencia Argentina, tomo 2, Buenos
Aires, 10 de abril de 2002, p. 3.
valor absoluto para los casos de pérdida de la especie o cuerpo cierto que
Artículos de doctrina
se debe; pero no cabe hacerlo extensivo a otro tipo de prestaciones.
En este sentido, la doctrina comparada ha sostenido que la exclusión
general y absoluta del caso fortuito como causal de exención de responsa-
bilidad del deudor sería nula porque se opone al principio de buena fe que
debe regir durante todo el íter contractual55. Asimismo, se afirma que las
cláusulas de fuerza mayor están siempre sujetas a los límites de la libertad
contractual, de manera que no pueden ser manifiestamente irrazonables
de acuerdo con los parámetros de la buena fe y la equidad, que deben
primar en la interpretación de la cláusula y del contrato en general, den-
tro del contexto en el cual fue celebrado56. Así, una cláusula que pusiera
todos los riesgos del contrato a cargo de una sola de las partes, podría ser
considerada manifiestamente irrazonable y contraria a la buena fe.
Al respecto, es interesante destacar la versión revisada de los PECL
propuesta por la Association Henri Capitant des Amis de la Culture Ju-
ridique y la Société de Législation Comparée, que incluye expresamente
una norma que limita la libertad de las partes respecto de las cláusulas de
distribución de riesgos. El artículo 7:102 de la propuesta establece:
55
Catherine Kessedjian, “Competing Approaches to Force Majeure and Hardship”,
in International Review of Law and Economics, Nº 25, New York, 2005, p. 426, refiriéndose
al caso francés.
56
Peter J.M. Declercq, “Modern Analysis of the Legal Effect of force Majeure
Clauses in Situations of Commercial Impracticability”, in Journal of Law and Commerce,
Nº 15, Pittsburgh, 1995-1996, p. 231. El autor funda su argumentación en la sección
1-102(3) del UCC, que establece que sus normas son dispositivas, excepto en lo relativo
a las obligaciones de buena fe, diligencia, razonabilidad y cuidado, respecto de las cuales
las partes pueden establecer los parámetros para su cumplimiento siempre que éstos no
sean manifiestamente irrazonables.
57
Véase Bénédicte Fauvarque-Cosson and Denis Mazeaud (eds.), European Contract
Law, Materials for a Common Frame of Reference: Terminology, Guiding Principles, Models Rules,
Münich, Sellier, 2008.
Artículos de doctrina
de su acaecimiento. Sin embargo, debe exigirse que dicha asunción sea
efectuada de manera explícita por el deudor, sin perjuicio de la división
de riesgos que se derive inequívocamente de la naturaleza del contrato
de que se trate o de las circunstancias del caso particular. Además, la
interpretación de tales cláusulas debe ser estricta, sin buscar extender
de modo analógico su alcance a hechos no incluidos manifiestamente
en ellas. Asimismo, el que las partes incorporen un determinado evento
no implica de manera necesaria que todas las consecuencias del aconte-
cimiento extraordinario se encuentren comprendidas en la asunción de
riesgos. Así, si bien las partes pueden haberse vislumbrado la ocurrencia
del evento en general (por ejemplo, una guerra, la inflación) y aceptado
los riesgos derivados de tales eventos, tal asunción no puede llevarse más
allá de lo que razonablemente pudieron representarse en cuanto a sus
consecuencias e intensidad, según las circunstancias del caso particular. En
otras palabras, el examen de previsibilidad debe aplicarse no sólo respecto
del hecho en sí mismo sino, también, de sus efectos o magnitud. Así, por
ejemplo, una guerra puede adquirir proporciones o prolongarse mucho
más de lo esperado, o un cambio imprevisto de política económica pue-
de transformar un proceso inflacionario normal en una hiperinflación58.
La norma contenida en el DCFR adopta expresamente esta tendencia, 57
pues exige como uno de los requisitos para que proceda la imprevisión
el que el deudor no haya previsto ni haya podido razonablemente haber
previsto, la posibilidad o magnitud (scale) del cambio de circunstancias
(artículo iii.- 1:110). Es decir, aun cuando la modificación de los aconteci-
mientos haya sido susceptible de ser anticipada por la parte afectada, si la
intensidad de la misma escapa a parámetros de previsibilidad razonables
y se cumplen los demás requisitos exigidos, el deudor está facultado para
solicitar la revisión del contrato.
Por último, nada impide que la parte afectada por la excesiva onero-
sidad renuncie con posterioridad a su acaecimiento a invocar la teoría
de la imprevisión. En este caso, la dimisión puede ser expresa o tácita. El
caso más típico de renuncia tácita será el cumplimiento de la obligación
por parte del deudor. Esta situación está relacionada (y puede confun-
dirse) con el requisito mismo de la excesiva onerosidad, ya que es lógico
concluir que si el deudor cumplió con su obligación y no alegó en su
oportunidad la doctrina de la imprevisión, en definitiva, la prestación no
había devenido en exceso onerosa, en los términos requeridos para que
la imprevisión resulte aplicable.
Sacco e Giorgio de Nova, Il Contratto, Torino, UTET, 2004, pp. 996 y 997.
58
V. El ámbito de aplicación de la norma
59
Véase Cornet (n. 15), quien agrega que la renuncia no es posible en los contratos
de consumo ya que se trataría de una cláusula abusiva (artículo 32 de la ley Nº 24.240).
60
Hay que recordar que parte importante de la doctrina entiende que en el caso
de contratos bilaterales onerosos conmutativos (los únicos en los cuales se puede hablar
de equilibrio entre las contraprestaciones), el equilibrio que constituye el sinalagma del
contrato no debe estar presente únicamente al momento de la celebración del contrato,
sino que debe mantenerse durante su ejecución.
61
Peñailillo (n. 5), p. 230; Caprile (n. 5), p. 154.
Artículos de doctrina
extendido el ámbito de aplicación de la imprevisión más allá de los tipos
de contratos señalados precedentemente. Así, los Códigos Civiles italiano
y argentino incluyen de manera expresa a los contratos unilaterales
onerosos (arts. 1468 y 1198, respectivamente). Por su parte, en los Códi
gos holandés y alemán la excesiva onerosidad está regulada en la parte
general del Derecho de los Contratos y los artículos que la contemplan
no hacen referencia a ningún tipo contractual en particular62. Lo mismo
sucede en instrumentos de codificación internacional como los Principios
UNIDROIT y los PECL.
Así, no se ve razón para excluir a los contratos unilaterales, ya sean
onerosos o gratuitos. Parece de toda lógica proteger al deudor gratuito
(que no recibe nada a cambio de su prestación), tanto como al oneroso
(beneficiado por la prestación recíproca)63. A modo de ejemplo, el Código
Civil francés contiene reglas específicas que facultan al beneficiario de una
liberalidad gravada con una carga para pedir la revisión de tales cargas
en caso de imprevisión64. Respecto de los contratos aleatorios, su propia
naturaleza implica que en su mayoría se excluyan del ámbito de aplicación
de la teoría, ya que en ellos las partes han asumido el riesgo propio de la
contingencia incierta de ganancia o pérdida (artículo 1441 del Código Civil).
Sin embargo, la regla no es absoluta, pues tal como lo señala el artículo 59
1198 del Código Civil argentino podrá admitirse la imprevisión “cuando
la excesiva onerosidad se produzca por causas extrañas al riesgo propio
del contrato”65. Asimismo, en Francia la legislación especial admite la
revisión de la prima fijada en contratos de seguro, en casos de agravación
o disminución de los riesgos que se tuvieron en cuenta al momento de
fijarla66. Una regla similar contienen los artículos 1897 y 1898 del Código
Civil italiano.
De la misma manera, si bien por naturaleza la imprevisión se relaciona
con contratos cuyas obligaciones se ejecutan continuadamente o a tractos
durante un espacio prolongado de tiempo, no hay argumento lógico para
excluir a aquéllos de ejecución instantánea en que el cumplimiento de la
62
Artículos 6:258 del Código Civil holandés y 313 del BGB.
63
Peñailillo (n. 5), p. 230.
64
Artículos 900-2 a 900-8.
65
Al efecto, el Código Civil italiano los excluye expresamente (artículo 1469). En
Francia, Marcel Planiol, Georges Ripert y René Demogue se manifiestan en contra de la
aplicación de la teoría a los contratos aleatorios, véase Jacques Ghestin et Marc Billiau,
Le prix dans les contrats de longue durée, Paris, LGDJ, 1990, p. 111. El autor agrega que la
imprevisión quedará siempre excluida en casos de contratos puramente especulativos,
como las transacciones bursátiles.
66
Artículo 113-4 del Código de los Seguros (Code des assurances).
Artículos de doctrina
es mecanismo suficiente. Lo mismo puede decirse de las obligaciones
cuya fuente es la ley, que, incluso, en algunos casos, como respecto de la
obligación de alimentos, establece mecanismos especiales de ajuste de las
prestaciones ante cambios sobrevinientes de circunstancias71.
En resumen, se estima que el ámbito de aplicación de la teoría debe
ampliarse más allá de lo que tradicionalmente se ha entendido –contratos
bilaterales onerosos conmutativos y de ejecución duradera–, incluyendo
a todas las obligaciones cuya fuente sea el contrato o la manifestación de
voluntad unilateral del deudor, pero sin incorporar obligaciones derivadas
de otras fuentes capaces de generar obligaciones.
VI. Conclusiones
71
A modo de ejemplo, véase el inciso primero del artículo 332 del Código Civil. Debe
admitirse que en el caso de obligaciones derivadas de la ley, una aplicación estricta del
principio nominalista puede significar serios problemas de desvalorización de la prestación
para el acreedor. Así sucedió, por ejemplo, en Guzmán c/ Ferrocarriles del Estado, donde
la Corte Suprema confirmó un fallo de segunda instancia que rechazó la revisión judicial
del monto de una pensión que se había desvalorizado en un 99,4% en relación a la fecha en
que fue conferida. (RDJ., tomo 60, Santiago, 1960, sección primera, p. 407). Sin embargo,
hoy esa situación parece no presentarse, ya que la mayoría de las obligaciones de origen
legal contemplan mecanismos de reajustabilidad.
Bibliografía
Dörr, Juan Carlos, Estudios sobre Reformas al Código Civil y al Código de Comercio,
Artículos de doctrina
Santiago, Editorial Jurídica de Chile, 2000.
Elorriaga De Bonis, Fabián, “Las dos hipótesis de objeto ilícito contenidas en
el artículo 1465 del Código Civil ”, en Revista Chilena de Derecho Privado, Nº
12, Santiago, julio 2009.
Fauvarque-Cosson, Benedicte; Denis Mazeaud, “L’avant-projet Francais de
Reforme du Droit des Obligations et du Droit de la Prescription”, in Uniform
Law Review, Nº 11, Rome, 2006.
Fauvarque-Cosson, Bénédicte and Denis Mazeaud (eds.), European Contract Law,
Materials for a Common Frame of Reference: Terminology, Guiding Principles, Models
Rules, Munich, Sellier, 2008.
Flah, Lily y Miriam Smayevsky, Teoría de la Imprevisión. Aplicación y alcances. Doc
trina, jurisprudencia, Buenos Aires, LexisNexis Depalma, 2003.
Ghestin, Jacques et Marc Billiau, Le prix dans les contrats de longue durée, Paris,
LGDJ, 1990.
Guzmán Brito, Alejandro (editor científico), El Código Civil de Chile (1855-2005),
Santiago, LexisNexis, 2007.
Illanes, Claudio y Juan Carlos Dörr, Estudios sobre Reformas al Código Civil y al
Código de Comercio, Santiago, Editorial Jurídica de Chile, 2000.
Illanes, Claudio, Estudios sobre Reformas al Código Civil y al Código de Comercio,
Santiago, Editorial Jurídica de Chile, 2000. 63
Karampatzos, Antonis, “Supervening Hardship and Subdivision of the General
Frustration Rule: A Comparative Analysis with Reference to Anglo-American,
German, French and Greek Law”, in European Review of Private Law, Nº 2,
Utrecht, 2005.
Kessedjian, Catherine, “Competing Approaches to Force Majeure and Hardship”,
in International Review of Law and Economics, Nº 25, New York, 2005.
Lando, Ole and Hugh Beale, Principles of European Contract Law, Parts i and ii,
The Hague, Kluwer Law International, 2000.
Macaulay, Stewart, “An Empirical View of Contract”, in Wisconsin Law Review,
Nº 465, Wisconsin, 1985.
Mazeaud, Denis, “Rapport Français. La révision du contrat”, in Journées Brésiliennes,
Paris, Association Henri Capitant, Société de Législation Comparée, 2008.
Momberg, Rodrigo “Análisis crítico desde el derecho alemán y nacional de la
sentencia de la Corte de Apelaciones de Santiago que acoge la teoría de la
imprevisión”, en Alejandro Guzmán Brito (ed.), Estudios de Derecho Civil iii,
Santiago, Legal Publishing, 2008.
Momberg, Rodrigo, “La revisión del contrato por las partes: el deber de rene-
gociación como efecto de la excesiva onerosidad sobreviniente”, en Revista
Chilena de Derecho, vol. 37 N° 1, Santiago, 2010.
Morales, Baltazar, “Teoría de la imprevisión”, en Revista de Derecho, Nº 203, Con
cepción, enero-junio 1998.
Mosset Iturraspe, Jorge, Interpretación económica de los contratos, Santa Fe, Rubinzal-
Artículos de doctrina
Culzoni, 1994.
Pennazio, Rossana, “La presupposizione tra sopravvenienza ed equilibrio
contrattuale”, in Rivista trimestrale di diritto e procedura civile, vol. 60, Nº 2,
Milano, 2006.
Peñailillo, Daniel, “La revisión judicial de obligaciones y contratos en la reforma
del Código Civil (la lesión y la imprevisión)”, en Revista de Derecho, N° 208,
Concepción, julio–diciembre 2000.
Peñailillo, Daniel, Estudios sobre reformas al Código Civil y al Código de Comercio,
Santiago, Editorial Jurídica de Chile, 2000.
Philippe, Denis-M., Changement de circonstances et bouleversement de l’économie
contractuelle. Etude de droit français, belge, allemand, italien, suisse et néerlandais,
Bruxelles, Centre Interuniversitaire de Droit Comparé, 1986.
Principios UNIDROIT sobre contratos comerciales internacionales, disponibles
en http://www.unidroit.org/english/principles/contracts/principles2004/
integralversionprinciples2004-e.pd
Projet de réforme du droit des contrats (Projet de la Chancellerie) disponible en
http://www.dimitri-houtcieff.fr/files/projet_droit_des_contrats_blog8_2_.
pdf.
Propuesta de Anteproyecto de Ley de Modernización del Código Civil en Ma-
64 teria de Obligaciones y Contratos, disponible en http://www.mjusticia.es/
cs/Satellite?blobcol=urldescarga1&blobheader=application%2Fpdf&blobk
ey=id&blobtable=SuplementoInformativo&blobwhere=1161679155283&s
sbinary=true.
Sacco, Rodolfo y Giorgio de Nova, Il Contratto, Torino, UTET, 2004.
Terré, François, (dir.), Pour une réforme du droit des contrats, Paris, Dalloz, 2009.
Von Bar, Christian & Eric Clive (eds.), Principles, Definitions and Model Rules of
European Private Law, Draft Common Frame of Reference (DCFR), Full Edition,
Munich, Sellier, 2009.
Wiggers, Willem, “Dutch report”, in Ewoud Hondius y Hans Christoph Gri-
goleit (eds.), Unexpected Circumstances in European Contract Law, Cambridge,
Cambridge University Press, in press.
La indemnización compensatoria
Artículos de doctrina
por incumplimiento de los contratos
bilaterales como remedio autónomo
en el Derecho Civil Chileno
A indenização compensatória
por não cumprimento dos contratos
bilaterais como remédio autônomo
no Direito Civil Chileno
Resumen
*
Profesora de Derecho Civil de la Universidad Andrés Bello, sede Viña del Mar.
Licenciada en Ciencias Jurídicas y Sociales Universidad Adolfo Ibáñez. Doctora en Derecho
© Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Dirección postal: Sotomayor 592, 4ª piso,
Valparaíso, Chile. Artículo recibido el 9 de junio de 2010 y aceptado para su publicación el
15 de julio de 2010. Correo electrónico: patriciaveronica.lopezdiaz@gmail.com.
Abstract
Artículos de doctrina
The present work aims to determine if, while facing breach of contract, the
creditor can opt indiscriminately among claiming the termination of the
contract, specific performance, or damages compensation; or whether that
choice is limited only to the termination of the contract or specific perfor-
mance, in both cases together with damages compensation. In order to do
that, this work also analyses the articles contained in the Chilean Civil Code
and the model which the new contract law offers nowadays in this matter.
Resumo
I. Ideas preliminares
1
Cfr. Daniel Peñailillo, Las obligaciones. Teoría general y clasificaciones. La resolución por
incumplimiento, Santiago, Editorial Jurídica de Chile, 2006, pp. 392-418.
2
Cfr. Carlos Pizarro Wilson, “La responsabilidad contractual en el Derecho Civil
chileno”, en Fabricio Mantilla (coord.), Problemas de Derecho de los Contratos, Bogotá, Editorial
Legis, 2007, pp. 215-217.
Artículos de doctrina
a propósito de sentencias que se han pronunciado sobre la pertinencia de
demandar la indemnización de perjuicios en forma autónoma e indepen-
diente de la resolución o cumplimiento forzado del contrato4.
Este tópico reviste trascendental importancia, puesto que sostener que
frente al incumplimiento de un contrato bilateral el acreedor sólo puede
demandar al deudor incumplidor la resolución del contrato o el cumpli-
miento forzado de éste y, en ambos casos, una indemnización de perjuicios
complementaria, significa desconocer su derecho a solicitar la indemniza-
ción compensatoria como único remedio por incumplimiento.
Así, por ejemplo, puede ocurrir que una empresa dedicada a la manu-
factura de piezas de cueros celebre un contrato de suministro de cueros
con otra empresa de reconocido prestigio en el rubro y ésta no cumpla su
obligación de entregarlos en el lugar y época convenida5 o, bien, que tales
empresas no celebren un contrato de suministro, sino una compraventa
de ejecución instantánea, obligándose una a entregar, a la otra, piezas de
cuero confeccionadas y tal entrega no se realice.
No obstante que la mayoría de la doctrina y jurisprudencia nacional ha
desestimado la autonomía de la indemnización compensatoria, invocando
el tenor literal del artículo 1489 del Código Civil, cabe preguntarse si en tales
casos resulta pertinente restringir la opción del acreedor a la resolución o 67
cumplimiento forzado del contrato, aun cuando éste manifieste su interés
por demandar la sola indemnización.
Esta interrogante adquiere particular relevancia en la hipótesis de in-
cumplimiento total del deudor, dado que en caso de inejecución parcial
o defectuosa el acreedor lógicamente demandará la reparación derivada
3
Cfr. Álvaro Vidal Olivares, “La pretensión de cumplimiento específico y su inserción
en el sistema de remedios por incumplimiento en el Código Civil”, en Hernán Corral,
María Sara Rodríguez (editores), Estudios de Derecho Civil ii, Santiago, LexisNexis, 2006, p.
527; Álvaro Vidal Olivares, La protección del comprador: régimen de la Convención de Viena y su
contraste con el Código Civil, Valparaíso, Ediciones Universitarias de Valparaíso, 2006, p. 187;
Álvaro Vidal Olivares, “El incumplimiento de las obligaciones con objeto fungible y los
remedios del acreedor afectado. Una relectura de las disposiciones del Código Civil sobre
incumplimiento”, en Alejandro Guzmán Brito (ed.), El Código Civil de Chile (1855-2005),
Santiago, Legal Publishing, 2007, pp. 525-527; Carlos Pizarro Wilson, “Hacia un sistema
de remedios al incumplimiento contractual”, en Alejandro Guzmán Brito (ed.), Estudios
de Derecho Civil iii, Santiago, Legal Publishing, 2008, p. 401; Carlos Pizarro Wilson, “La
culpa como elemento constitutivo del incumplimiento en las obligaciones de medio o de
diligencia”, en Revista de Derecho, Nº 31, Valparaíso, 2008, p. 255.
4
Cfr. Carlos Pizarro Wilson, “Por la autonomía de la acción indemnizatoria por in
cumplimiento contractual. Sentencia de la Corte de Apelaciones de Punta Arenas, 9 de enero
de 2007”, en Revista Chilena de Derecho Privado Nº 9, Santiago, diciembre 2007, pp. 151-153.
5
Véase caso Industrias Magromer con Sociedad Sarcor Ltda. de 2008, (n. 25).
6
Véase infra (n. 30).
Artículos de doctrina
perjuicios por incumplimiento de un contrato bilateral7. En efecto, si bien
el artículo 1553 confiere al acreedor de una obligación de hacer el derecho
de optar por un remedio u otro, la jurisprudencia ha sido errática, pues en
un principio sostuvo la tesis de la autonomía de la indemnización de per-
juicios8, posteriormente la denegó9, a partir del año 2000 y con ocasión de
fallos aislados retomó su planteamiento inicial10, y en sentencia pronunciada
en enero de este año desechó nuevamente la autonomía indemnizatoria11.
En lo que respecta a las obligaciones de no hacer, aún no ha tenido opor-
tunidad de pronunciarse.
De allí que sea relevante preguntarse si de conformidad a las normas
contenidas en nuestro Código Civil, el acreedor, frente al incumplimiento
de un contrato bilateral, puede optar indistintamente por demandar al
deudor la resolución del contrato, la ejecución forzada del contrato o la
indemnización de perjuicios derivados del incumplimiento, o si tal opción
se restringe a la resolución y ejecución forzada del contrato y, en ambos
casos, a una indemnización de perjuicios complementaria.
Para resolver esta interrogante se analizará, primeramente, la indem-
nización de perjuicios compensatoria por incumplimiento de los contratos
bilaterales en el Código Civil chileno, con especial alusión al artículo 1489,
distinguiendo las interpretaciones que pueden formularse a partir de su 69
tenor literal y construyendo los argumentos que sirven para sustentarlas.
Tal construcción dogmática se realizará a partir:
I. Las ideas preliminares
II. De una revisión de la doctrina y jurisprudencia existentes en esta
materia, sistematizando los argumentos que puedan inferirse de tal
revisión.
III. Posteriormente, se abordará la posibilidad de concebir a la indem-
nización compensatoria como un remedio autónomo por incumpli-
miento contractual, a partir de la normativa contenida en el Código
7
Véase caso Industrias Magromer con Sociedad Sarcor Ltda. de 2008 (n. 25); Silva
con Sociedad Lafrenz y Díaz de 1910 (n. 44); Sociedad Pesquera Esmeralda con Cofrina
S.A. de 1990 (n. 45); Sociedad Resinas y Terpenos Ltda. con Cía. de Aceros del Pacífico
Sur de 1993 (n. 47); Ponce con Inmobiliaria y Constructora Díaz y Milic Ltda. de 2005
(n. 48); Bustos con Betancourt de 2006 (n. 54) y Aranda con Major Drilling Chile S.A. de
2008 (n. 55). La única excepción en esta materia es el caso Virgilio y otros con Schiavetti
y hermanos de 1894 (n. 83).
8
Véase caso Barthet con Payne de 1880 (n. 81) y Barrios con Rozé de 1867 (n. 82).
9
Véase caso Warken con Ferrer de 1933 (n. 53); Corral con Cía. de Teléfonos Chile y
Comercial Publiguías de 1978 (n. 24) y Ruiz Tagle con Banco Austral de Chile de 1993 (n. 46).
10
Véase el caso Berné con Instituto INPER Ltda. de 2000 (n. 67) y Transportes Aero
puerto Express Ltda. con LADECO S.A. de 2007 (n. 30).
11
Véase el caso Cataldo con Empresa Portuaria San Antonio de 2010 (n. 49).
12
En este caso Mac Auliffe y Cía. celebró con Marcos Salinas un contrato de com
praventa de cal, fijando al efecto un período de vigencia de tres años. No obstante, Marcos
Salinas se constituyó en mora y Auliffe y Cía. demandó indemnización de perjuicios por
incumplimiento de contrato por concepto de daño emergente y lucro cesante. El juzgado
de primera instancia acogió la demanda, invocando los artículos 1545, 1553 N° 3 y 1556
del Código Civil. Sin embargo, la Corte de Apelaciones de La Serena revocó la sentencia de
primera instancia, argumentando al efecto el tenor literal del artículo 1489 y descartando la
aplicación del artículo 1553, pues se trataba de un contrato bilateral y no de una obligación
de hacer. En tal sentido señaló en su considerando quinto que del tenor literal del artículo
1489 fluye: “la acción de perjuicios es accesoria de las de resolución o cumplimiento del
contrato i por lo tanto no procede sino cuando se deduce juntamente con cualquiera de las
otras dos”. Véase sentencia de la Corte Suprema de 18 de mayo de 1900 en Gaceta de los
Tribunales, tomo i, Santiago, 1900, S. 748, pp. 693-694.
13
Los hechos de la causa en este caso fueron los siguientes: Ximena Pinto Zañartu
demandó a Galería Época S.A. indemnización de perjuicios derivados del cumplimiento de
un contrato de arrendamiento ascendente a la suma de $118.699.215, además del pago de las
rentas insolutas y la cláusula penal pactada en caso de mora en el pago de las rentas. La Corte
de Apelaciones de Santiago, conociendo de un recurso de apelación, en su considerando
decimotercero desestimó la indemnización de perjuicios demandada indicando: “según
ha resuelto la Excma. Corte Suprema, no puede solicitarse directamente la indemnización
de perjuicios, sino también debe solicitarse la resolución o el cumplimiento, porque los
perjuicios son una consecuencia de aquellos”. Véase sentencia de la Corte de Apelaciones
de Santiago de 16 de abril de 2002 en Gaceta Jurídica, Nº 262, Santiago, 2002, pp. 95-96.
Artículos de doctrina
contrato bilateral va envuelta la condición resolutoria de no cumplirse por
los contratantes lo pactado”, agregando en su inciso segundo, que, en el
caso de incumplimiento de una de las partes, “podrá el otro contratante
pedir a su arbitrio o la resolución o el cumplimiento del contrato con in-
demnización de perjuicios”.
Tal disposición –que el legislador prácticamente reproduce en el ar-
tículo 1826 del Código Civil a propósito del contrato de compraventa14–,
no precisa si el acreedor está facultado para demandar la indemnización
de perjuicios derivada del incumplimiento en forma complementaria o
autónoma, advirtiéndose un vacío legal en esta materia.
Una revisión de la doctrina y jurisprudencia nacional permite colegir
que existe una sola forma de interpretar el sentido y alcance de la expre-
sión “con indemnización de perjuicios” contenida en el artículo 1489. Esta
interpretación, que denominaremos “tradicional”, faculta al acreedor para
demandar indemnización de perjuicios en la medida que previamente
haya solicitado el cumplimiento forzado o la resolución del contrato. No
obstante ello, en nuestra opinión, es posible proponer una interpretación
distinta a la tradicional, que denominaremos “nueva interpretación”, que
otorga al acreedor la posibilidad de demandar, además de tales remedios, la
indemnización de perjuicios derivados del incumplimiento de un contrato 71
bilateral en forma autónoma.
A continuación abordaremos ambas interpretaciones.
14
En efecto, el inciso segundo del artículo 1826 dispone: “si el vendedor por hecho o
culpa suya ha retardado la entrega, podrá el comprador a su arbitrio perseverar en el contrato
o desistir de él, y en ambos casos con derecho para ser indemnizado de los perjuicios según
las reglas generales”.
15
Véase infra (n. 44-49).
16
Cfr. Vidal, La protección... (n. 3), p. 110.
Artículos de doctrina
efecto las reglas contenidas en el artículo 19 y artículo 20 del Código Civil.
En efecto, el artículo 19 dispone: “cuando el sentido de la ley es claro, no
se desentenderá su tenor literal a pretexto de interpretar su espíritu”. Dicho
precepto debe complementarse con el artículo 20 que prescribe: “las palabras
de la ley se entenderán en su sentido natural y obvio, según el uso general
de las mismas palabras”17. Resulta evidente que la preposición ‘con’ significa
‘conjuntamente’ o ‘junto a’, de modo que, siguiendo esta interpretación, la
indemnización de perjuicios sólo procedería en la medida que el acreedor de-
mandara conjuntamente el cumplimiento forzado o resolución del contrato.
Éste parece ser el razonamiento que ha seguido parte de la doctrina
nacional. En tal sentido destacan Jorge Baraona González18, Fernando Fue-
yo Laneri19, Hernán Troncoso Larronde20, René Abeliuk21, Ramón Meza
Barros22 y Jorge López Santa María23.
17
Sobre el elemento gramatical véase Carlos Ducci Claro, Interpretación jurídica, 3ª
ed., Santiago, Editorial Jurídica de Chile, 1997, pp. 100-125 y Alejandro Guzmán Brito,
Las reglas del “Código Civil” de Chile sobre la interpretación de las leyes, Santiago, Editorial
LexisNexis, 2007, pp. 77-81.
18
Aludiendo al inciso segundo del artículo 1489, indica que éste permite al acreedor
ejercer a su elección la resolución o pretensión de cumplimiento, en ambos casos con una
indemnización de perjuicios complementaria a la prestación. Cfr. Jorge Baraona González, 73
“Responsabilidad contractual y factores de imputación de perjuicios: apuntes para una re-
lectura en clase objetiva”, en Revista Chilena de Derecho, vol. 24, Nº 1, Santiago, 1997, p. 158.
19
Este autor sostiene: “la obligación de reparar los perjuicios ocasionados por el
incumplimiento de un contrato existiría sólo en la medida que se dé lugar a la acción reso
lutoria”. Fernando Fueyo Laneri, Cumplimiento e incumplimiento de las obligaciones, 3ª ed.,
Santiago, Editorial Jurídica de Chile, 2004, pp. 314-315 y 337.
20
En efecto, Hernán Troncoso señala: “que se puede solicitar el cumplimiento o resolución
más indemnización de perjuicios, pero no puede solicitarse solamente ésta última”. Hernán
Troncoso Larronde, De las obligaciones, 5ª ed., Santiago, Editorial LexisNexis, 2007, p. 141.
21
Refiriéndose a este tópico indica: “no se puede solicitar indemnización de perjuicios
si no se demanda o el cumplimiento o la resolución”. René Abeliuk Manasevich, Las
obligaciones, 5ª ed., Santiago, Editorial Jurídica de Chile, 2008, tomo ii p. 530. Nótese que
este planteamiento sólo aparece en esta edición de esta monografía, probablemente como
consecuencia de la sentencia pronunciada en el caso Ponce con Inmobiliaria y Constructora
Díaz y Milic Ltda. Véase (n. 47), a la que el autor alude en nota al pie N° 681.
22
El autor sostiene que el acreedor, víctima del incumplimiento, puede escoger
libremente, a su arbitrio, las acciones que le otorga el inciso segundo del artículo 1489,
cuales son el cumplimiento forzado o la resolución del contrato, entre las cuales no alude
expresamente a la indemnización de perjuicios. De allí que pueda sostenerse que es contrario
a la autonomía de la acción indemnizatoria. Cfr. Ramón Meza Barros, Manual de Derecho
Civil. De las obligaciones, 10ª ed., Santiago, Editorial Jurídica de Chile, 2007, pp. 41-45.
23
Este autor, por su parte, indica: “además de la resolución, el demandante puede
solicitar indemnización de perjuicios sufridos en razón del incumplimiento”, agregando:
“el actor pedirá que se deje sin efecto el contrato, que se le restituya consecuencialmente lo
pagado, y, que, además se le pague la cabalidad que se indica o que el tribunal determine
por concepto de perjuicios sufridos”. Cfr. Jorge López Santa María, Los contratos. Parte
General, 4ª ed., Santiago, Editorial Jurídica de Chile, 2005, tomo ii, pp. 565-566.
24
Los hechos de la causa en este caso fueron los siguientes: Rogelio Corral Garrido
74 demandó indemnización de perjuicios a Cía. de Teléfonos de Chile y a Impresora y
Comercial Publiguías por incumplimiento de contrato, indicando que en la guía de los años
1975-1976 lo incluyeron en las páginas amarillas del apartado de Neurología y Psiquiatría,
en circunstancias que era médico cirujano con especialidad de Ginecología y Obstetricia, lo
que le ocasionó perjuicios. La Corte declaró que no se acreditó en autos la existencia de un
contrato entre la demandante y la impresora Publiguías y que la sentencia recurrida acogió
la indemnización de perjuicios solicitada por el demandante y desechó el cumplimiento
del contrato solicitado por aquel, lo que resulta inadmisible (Véase sentencia de la Corte
Suprema de 14 de diciembre de 1978, en Fallos del Mes, N° 241, año xx, Santiago, diciembre
1978, sección 3, pp. 382-383.
25
Industrias Magromer demandó a la sociedad Sarcor por los perjuicios derivados
del cumplimiento parcial de su obligación de entregar ciento cincuenta mil cueros lanares,
pues sólo entregó sesenta y un mil a Sarcor y el resto a otros compradores, constituyéndose
en mora, lo que redundó en el incumplimiento del resto del contrato, toda vez que la
producción de cueros, su venta y el procesamiento del producto terminado, están sujetos
a tiempos determinados. En tal sentido, argumentó que no existían más proveedores que
pudieran cubrir el saldo de producción no entregado por Sarcor y que atendido que la
obligación era de especie o cuerpo cierto, resultaba aplicable el artículo 1672 del Código
Civil, en virtud del cual la obligación del deudor subsiste, pero varia de objeto, ya que
es obligado al precio de la cosa y a indemnizar al acreedor. No obstante esta exposición
de los hechos, el tribunal de primera instancia rechazó la demanda, resolución que fue
confirmada por Corte de Apelaciones de Punta Arenas conociendo del recurso de apelación
interpuesto al efecto y, posteriormente, por la Corte Suprema que desechó el recurso de
casación en el fondo deducido por Magromer en estos autos. Al efecto, tales tribunales
invocaron diversos argumentos para desestimar la autonomía de la acción indemnizatoria.
Entre tales argumentos destaca la interpretación literal del artículo 1489 del Código Civil.
Artículos de doctrina
compraventa internacional, el tribunal invocó la interpretación literal del
artículo 1489, y señaló:
29
Véase infra (n. 67).
30
En este caso Transportes Aeropuerto Express Ltda. interpuso demanda de indemni
zación de perjuicios en contra de LADECO S.A. derivada de incumplimiento del contrato
celebrado entre ambas. Tal contrato imponía a la demandada una obligación de hacer,
consistente en efectuar reservas de sus pasajeros para el servicio de transporte prestado
por ella, obligación que la demandada sólo cumplió en un principio. El 29° juzgado civil
de Santiago rechazó la demanda, motivo por el cual la demandante interpuso recurso de
casación en la forma y apelación. La Corte de Apelaciones de Santiago rechazó el primer
recurso y acogió el segundo, indicando en su considerando sexto y noveno que el artículo
1553 es “específico y constituye una excepción a la regla general del aludido artículo 1489
y, por lo mismo, debe aplicarse con preferencia”(...). “De lo anterior se concluye que como
el acreedor puede solicitar indemnización compensatoria aún cuando fuere posible el
cumplimiento forzado por naturaleza, por dejarlo la norma a su opción, es perfectamente
concebible que la indemnización de perjuicios sea una solicitud autónoma, sin necesidad
de ir aparejada a la petición de cumplimiento del contrato de que esta obligación de hacer
incumplida emanó”. Véase sentencia de la Corte de Suprema Transportes Aeropuerto
Express Limitada con LADECO S.A., rol 6042-2005, 16 de agosto de 2007, número
identificador Leal Publishing 38928.
31
Véase infra II b.) i).
Recuérdese que esta norma tiene su origen en el artículo 1184 del Code
Artículos de doctrina
y su tenor literal es similar32. En efecto, el artículo 1489 del Código Civil
–siguiendo la estructura del Code33– está ubicado en el título iv del libro iii
relativo a las “obligaciones condicionales y modales”, en circunstancias que
debería estar ubicado en el título xii de ese mismo libro, a propósito del
“efecto de las obligaciones”. Esta crítica ha sido compartida por la doctrina
nacional34 y cierta parte de la comparada cuyos códigos civiles presentan
el mismo inconveniente35. Es más, se ha indicado que debería eliminarse
toda referencia a la “condición resolutoria tácita” y en su reemplazo aludir
a la “resolución por incumplimiento”, pues como ha señalado la doctrina
española:
contratos sinalagmáticos, para el caso en que una de las dos partes no cumpla su obligación”.
Agrega que “en ese caso, el contrato no se resolverá de pleno derecho. La parte con
respecto a la cual no se hubiera cumplido la obligación, podrá elegir entre exigir a la otra el
cumplimiento de la obligación si ello fuera posible, o pedir la resolución con indemnización
por perjuicios y perjuicios”. Finalmente indica: “la resolución deberá ser demandada
judicialmente, y podrá ser concedido al demandado un plazo según las circunstancias”.
33
Sobre la influencia del Código Civil francés en el Código Civil chileno en materia de
obligaciones véase Alejandro Guzmán Brito, “Le Code de Napoleón et le code civil du
Chili”, in La circulation du modèle juridique français, Paris, travaux de l’association Henri 77
Capitant, 1993, volume xliv, p. 148; Alejandro Guzmán Brito, La codificación civil en Ibero
América. Siglos xix y xx, Santiago, Editorial Jurídica de Chile, 2000, p. 371; Carlos Pizarro
Wilson, “La influencia del Code en el Código de Bello en derecho de obligaciones: ¿existe
la responsabilidad contractual?”, en Ian Henríquez Herrera - Hernán Corral Talciani
(eds.), Cuadernos de Extensión de Universidad de Los Andes, Nº 9, Santiago, 2004, pp. 81-93.
Especial relevancia reviste la discusión doctrinaria que aborda el autor en torno a la existencia
de la responsabilidad contractual en el Code, indicando que ciertos autores niegan que éste
la haya concebido y que el Code sólo se ha referido a la existencia de un cumplimiento
por equivalencia o remedios en caso de inejecución del contrato (p. 84). En relación a este
tópico véase, además, Philippe Rémy, “La responsabilité contractuelle: historie d’un faux
concept”, in Revue Trimestrielle de Droit Civil, N° 2, Paris, Avril-Juin, 1997, pp. 323-355 y
Christian Larroumet, “A propósito de la negación de la responsabilidad contractual en la
doctrina francesa reciente”, en Cuadernos de análisis jurídico, vol. i, Santiago, Ediciones de
la Universidad Diego Portales, Facultad de Derecho, Colección Derecho Privado, 2004,
pp. 17-32.
34
En efecto, Daniel Peñailillo, aludiendo a la ubicación del artículo 1489, señala: “es
debido a que en el Código (siguiendo el precedente francés) el cumplimiento o incum
plimiento del contrato bilateral es tratado como una condición, aplicándosele muchos
efectos de ella”. Cfr. Peñailillo (n. 1), pp. 388-389.
35
El profesor Antonio Manuel Morales Moreno, refiriéndose al artículo 1124 del Código
Civil español –que equivale al artículo 1489 del Código Civil chileno– ha indicado que éste “es
un precepto desplazado y, sin duda, fuera de lugar, cuya ubicación se explica porque el CC
atribuye a la resolución por incumplimiento el carácter de condición resolutoria implícita”.
Cfr. Antonio Manuel Morales Moreno, La modernización del derecho de obligaciones, Navarra,
Editorial Aranzadi, 2006, p. 24.
36
Vicente Montes, en el prólogo de Mario E. Clemente Meoro, La facultad de resolver
los contratos por incumplimiento, Valencia, Editorial Tirant lo Blanch, 1998, p. 10.
37
Cfr. Peñailillo (n. 1), pp. 392 y 398. A propósito de la condición resolutoria tácita
regulada en el artículo 1489 ha señalado: “consagrada ahí, los efectos de la resolución quedan
aprisionados entre los de la obligación condicional, a pesar de obedecer a fines diversos”.
Daniel Peñailillo, “La reforma del Código Civil francés en el Derecho de Obligaciones y
el Código Civil chileno”, en Revista Chilena de Derecho Privado, Nº 8, Santiago, julio 2007,
p. 244. Esta crítica relativa a la ubicación y contenido ya había sido formulada por Henri
Capitant a propósito del artículo 1184 del Code, destacando que la incorrecta ubicación
y redacción de esta norma se explicaría por la errónea interpretación de la explicación
de Robert J. Pothier respecto a la condición resolutoria tácita. Cfr. Henri Capitant, De la
cause des obligations. Contracts, engagements unilatéraux, leges, Paris, Librarie Dalloz, 1923, pp.
321-326 y Robert Pothier, Tratado de las obligaciones, Buenos Aires, Editorial Bibliográfica
Argentina, 1961, pp. 424-425.
38
Véase infra III.
39
Véase infra III. El Anteproyecto francés de Reforma del Derecho de Obligaciones fue
concebido el año 2003 y concluido el 22 de septiembre de 2005. En esta fecha se presentó al
ministro de Justicia francés Pascal Climent por el profesor Pierre Catala junto a los profesores
Geneviéve Viney y Gérard Cornu, todos ellos pertenecientes a la Universidad de París. El
Anteproyecto surge con la finalidad de modificar el Código Civil de 1804, como consecuencia
del progresivo movimiento europeo de modernización del Derecho de las Obligaciones,
Artículos de doctrina
do a la agonía de esta original forma de concebir la resolución”40, lo que
probablemente se explique por la creciente recepción de los postulados
del nuevo Derecho de la Contratación en los ordenamientos jurídicos
continentales.
La ubicación del artículo 1489 en el título xii del libro iii, a propósito de
los efectos del incumplimiento y la alusión a la “resolución por incumplimien-
to”, permitirían perfilar no sólo a la resolución como remedio autónomo sino,
también, a la indemnización compensatoria. De allí que pueda sostenerse
que la incorrecta ubicación del artículo 1489 incide en la interpretación de
la expresión “con indemnización de perjuicios” y, atendido que ella impide
concebir a la indemnización de perjuicios como remedio autónomo por
incumplimiento, la única posible interpretación es que la indemnización sea
“complementaria”, esto es, concurra junto a otros remedios, restringiendo
las opciones entre las que el acreedor puede optar libremente en caso de
incumplimiento de un contrato bilateral.
para colmar las numerosas lagunas existentes en Code con las soluciones establecidas por
la doctrina y jurisprudencia francesas. El Anteproyecto aborda diversos tópicos relativos a
las obligaciones y prescripción, siendo relevante, para el objeto de este trabajo, el cambio
de la ubicación de la condición resolutoria tácita a la inejecución de las obligaciones y los
remedios que de ella se derivan. En este sentido el profesor Judith Rochfeld, designado
para estudiar la inejecución de las obligaciones en el Código Civil francés, expresó en la
exposición de motivos que el asiento de la resolución en el seno de las normas relativas a
las obligaciones condicionales: “es discutible y se presta a una reevaluación”. Cfr. Judith
Rochfeld citado por Antonio Cabanillas Sánchez, “El Anteproyecto francés de reforma
del Derecho de Obligaciones y del Derecho de la prescripción. (Estudio preliminar y
traducción)”, en Anuario de Derecho Civil, tomo 60, fascículo ii, Madrid, 2007, p. 688.
40
Peñailillo, La reforma... (n. 37), p. 244.
41
Cfr. Luis Claro Solar, Explicaciones de Derecho Civil chileno y Comparado, Santiago,
Editorial Nascimento, 1937, tomo ix: Las obligaciones ii, pp. 556, 690-691. En igual sentido
Meza Barros (n. 22), p. 53 y Abeliuk (n. 21), p. 510.
42
Este concepto no ha sido de fácil precisión en el Derecho Comparado. La juris
prudencia española, por ejemplo, ha esbozado en las últimas décadas un catálogo de
supuestos que configuran el incumplimiento resolutorio, abarcando el incumplimiento
definitivo, parcial, defectuoso y tardío en la medida que ellos concurran. Éstos son, entre
otros, la voluntad deliberadamente rebelde del deudor al cumplimiento de lo convenido,
una actitud obstativa del demandado que definitivamente lo impida, la frustración del fin
práctico perseguido por el negocio, el carácter principal de la obligación incumplida, que
80 el incumplimiento sea propio, verdadero, justificado, esencial, revista cierta gravedad o
importancia para la economía de los interesados o tenga entidad suficiente para impedir
la satisfacción económica de los intereses de las partes. Para un detallado estudio de
estas tendencias jurisprudenciales véase a Francisco Javier Fernández Urzainqui, “El
incumplimiento resolutorio de los contratos bilaterales”, en Aranzadi Civil, tomo i, volumen i,
Navarra, 1997, pp. 54-62 y 67-83; José Ramón Ferrándiz Gabriel, “El incumplimiento
resolutorio según los principios de Derecho Europeo de los Contratos”, en Cuadernos de
Derecho Judicial, vol. xi, Madrid, 2005, pp. 127-136; Luis Díez-Picazo y Ponce de León,
Los incumplimientos resolutorios, Pamplona, Editorial Aranzadi, 2005, pp. 17-31 y 37-46;
Luis María Díez-Picazo y Ponce de León, Fundamentos del Derecho Civil Patrimonial ii. Las
relaciones obligatorias , 6ª ed., Pamplona, Editorial Aranzadi, 2008, pp. 841-845. Esta variedad
de criterios explica que Luis Díez-Picazo sostenga que la determinación de los supuestos
de incumplimiento resolutorio siga constituyendo “un insondable enigma y un magma
proteico y multiforme a través del cual resulta muy difícil orientarse” y haya intentado
desentrañar, por ejemplo, la diferencia entre incumplimiento grave y esencial a partir de la
jurisprudencia existente, ensayando al efecto un catálogo de factores que permiten atribuir
al incumplimiento el carácter de esencial. Cfr. Díez-Picazo, Los incumplimientos..., op. cit.,
pp. 13, 45 y 75-86; Díez-Picazo, Fundamentos..., op. cit., pp. 858-863. Sobre las condiciones
de procedencia formuladas por la doctrina nacional véase Álvaro Vidal Olivares, “El
incumplimiento resolutorio en el Código Civil. Condiciones de procedencia de la resolución
por incumplimiento” en Carlos Pizarro Wilson (coord.), Estudios de Derecho Civil iv, Santiago,
Legal Publishing, 2009, pp. 347-368.
43
En este sentido véase Álvaro Vidal Olivares, “La noción de incumplimiento esencial
en el Código Civil”, en Revista de Derecho, Nº 32, Valparaíso, 2009. Sobre la primera noción
de incumplimiento formulada por este autor, véase Vidal Olivares, La protección... (n. 3),
p. 106.
Artículos de doctrina
del contrato. De hecho, si el incumplimiento es resolutorio, debería pri-
meramente demandar la resolución del contrato.
Una revisión de la jurisprudencia nacional permite advertir que la op
ción restringida del acreedor respecto de los remedios por incumplimiento
también ha sido recogida como argumento por los tribunales para sostener
el carácter concurrente de la indemnización por incumplimiento de un con-
trato bilateral. Especialmente a partir de lo que han denominado “relación
de precedencia de la acción resolutoria respecto de la indemnización de
perjuicios” o “relación de accesoriedad de la indemnización de perjuicios
respecto de la acción resolutoria”. Así lo revela la sentencia de la Corte de
Apelaciones de Valparaíso en el caso Silva con Sociedad Lafrenz y Díaz44, la
sentencia de la Corte de Apelaciones de Punta Arenas en el caso Sociedad
Pesquera Esmeralda con Cofrima S.A.45, la sentencia de la Corte Suprema
en el caso Ruiz Tagle con Banco Austral de Chile4 6 , la sentencia de la Corte
En este caso Rómulo Silva celebró con la sociedad colectiva Lafrenz y Díaz un
44
Suprema en el caso Resinas y Terpenos Ltda. con Cía. de Acero del Pacífico
Artículos de doctrina
S.A.47, la sentencia de la Corte de Apelaciones de Santiago en el caso Ponce
con Inmobiliaria y Constructora Díaz y Milic Ltda.48 y, recientemente, la
sentencia de la Corte Suprema pronunciada el 5 de enero de 2010 en el
caso Cataldo con Empresa Portuaria San Antonio”49.
Artículos de doctrina
denominada “accesoriedad o dependencia de la indemnización de perjui-
cios” no tiene cabida respecto del acreedor de una obligación de hacer o
de una obligación de no hacer, habida consideración que el artículo 1489
debe interpretarse armónicamente con el artículo 1553 y el artículo 1555
del Código Civil, que otorgan al acreedor de una obligación de hacer y de
una obligación de no hacer, respectivamente, el derecho a optar por el
remedio que estime satisface de mejor forma su interés contractual. De
hecho, como se verá más adelante, tratándose de obligaciones de dar, aun
cuando no existe norma expresa, también se ha reconocido este derecho
de opción al acreedor50. A ello se agrega, que si se trata de contratos de
compraventa internacional de mercaderías, de aquéllas no indicadas en
el artículo 2° de la CV51, el acreedor de una obligación de dar está facul-
tado para demandar autónomamente la indemnización de perjuicios por
incumplimiento, como se colige de los artículos 45.1 letra b.) y 61.1 letra
b.) de dicha convención.
52
Cfr. Efraín Vio Vásquez, Obligaciones condicionales. Doctrina - jurisprudencia - legislación
comparada, Concepción, Editorial Escuela Tipográfica Salesiana, 1945, p. 290. Incluso, el
autor califica los fallos contrarios a este planteamiento como “antijurídicos”, sosteniendo:
“el error no puede ser más manifiesto, porque basta leer aquella disposición –esto es, el
artículo 1489– para convencerse de lo contrario”. Agrega que para “suerte de nuestro
derecho, son fallos que han sido dictados con anterioridad a los que establecen la buena
doctrina”, pp. 290-291.
53
Los hechos de la causa en este caso son los siguientes: Osvaldo Warncken celebró un
contrato con Antonio Ferrer, en virtud del cual se obligó a administrarle un fundo. Frente al
incumplimiento de tal obligación Osvaldo Warncken decide demandar a Antonio Ferrer para
que le indemnice los perjuicios derivados del incumplimiento del contrato que ascienden
a la suma de $280.560. La pretensión del demandante fue acogida por sentencia arbitral
y apelada por el demandado ante la Corte de Apelaciones de Santiago, disminuyéndose
en ambas instancias el monto de los perjuicios demandados. El demandado interpuso ante
la Corte Suprema recurso de casación en la forma y recurso de casación en el fondo por
infracción del artículo 1489 del Código Civil. La Corte rechazó el recurso de casación en la
forma, acogió el recurso de casación en el fondo y revocó la sentencia de segunda instancia,
dictando la referida sentencia de reemplazo. Véase sentencia de la Corte Suprema de 28 de
julio de 1933, en Gaceta de los Tribunales, N° 5, Santiago, segundo semestre 1933, pp. 15-19 y en
Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo 30, Santiago, 1933, sección primera, pp. 495-501.
54
En este caso, Abrahim Bustos Acuña celebró un contrato de compraventa de un bosque
comprendido en un retazo de tres hectáreas de pino insigne con Apolio Betancourt Bórquez
para ser aserrados en un determinado plazo, debiendo el comprador atravesar el predio de
un tercero para retirar la madera. Una vez aserrado el bosque y pendiente la entrega de siete
mil pulgadas de madera se impidió a Abrahim Bustos ingresar al predio del tercero y retirar
tales pulgadas, circunstancia que determinó que entablara una demanda de indemnización
de perjuicios por incumplimiento contractual ascendente a la suma de $19.500.000. Dicha
Artículos de doctrina
Apelaciones de La Serena de 3 de marzo de 2008, en el caso Aranda con
Major Drilling Chile S.A.55, dado que el tribunal declaró que no resulta
procedente demandar indemnización de perjuicios por incumplimiento
contractual sin que se haya ejercitado alguna de las dos acciones optativas
a que se refiere el artículo 1489 del Código Civil, pues “ellas son el antece-
dente jurídico de donde arranca la acción indemnizatoria”. En esta línea
de pensamiento señala:
demanda fue acogida por el Segundo Juzgado Civil de Chillán y revocada por la Corte de
Apelaciones de Chillán. Véase sentencia del Segundo Juzgado Civil de Chillán, sentencia de
la Corte de Apelaciones de Chillán y sentencia de la Corte Suprema Bustos con Betancourt,
rol 25.969-2003, 31 de marzo 2003, rol 26.860-2006, 12 de enero 2006 y rol 1.088-2006, 23
de marzo de 2006, número identificador Legal Publishing 33997.
55
En este caso, Confecciones Taller Imagen Limitada, representada por María Aranda
Villalobos, entabló acción de indemnización de perjuicios moratorios y compensatorios por
incumplimiento contractual contra Major Drilling Chile S.A. La demandante celebró con
la demandada un contrato de suministro y consignación de prendas de vestir que comenzó
a incumplir cuando decidió adquirir tales prendas a la competencia, en circunstancias que
existía cláusula de exclusividad. Sin embargo, el tribunal de primera instancia no acogió la
demanda, resolución que confirmó Corte de Apelaciones conociendo del recurso de apelación
interpuesto. Véase Corte de Apelaciones de La Serena Aranda con Major Drilling Chile S.A,
rol 1281-2007, 3 de marzo de 2008, número identificador Legal Publishing 38402.
56
Cfr. Pizarro (n. 2), pp. 216-217.
57
Véase infra (n. 81-83).
Artículos de doctrina
–dado que en este caso la indemnización tendría el carácter de comple-
mentaria, de modo que no abarcaría todos los perjuicios derivados del
incumplimiento–.
Así las cosas, el ejercicio de la acción indemnizatoria implica la re-
nuncia al cumplimiento forzado o a la resolución del contrato. La indem-
nización se presenta entonces como un remedio autónomo, cualquiera
sea la forma en que se ejecute la obligación; la única diferencia es el
efecto inmediato derivado de la indemnización, toda vez que si se trata
de un contrato de tracto sucesivo permite al acreedor seguir vinculado
jurídicamente al deudor, una vez que éste le indemnice los perjuicios; y
si el contrato es de ejecución instantánea o ejecución diferida conlleva
la extinción del contrato –efecto que el acreedor ha asumido y, por con-
siguiente, le resulta irrelevante–. Nótese que tal extinción del contrato
no equivale a la resolución, dado que si así fuera la indemnización de
perjuicios sería complementaria y no plena. Ésta es, por tanto, la forma
correcta de entender la autonomía indemnizatoria por incumplimiento
de un contrato bilateral.
En efecto, frente al incumplimiento del proveedor en un contrato de
suministro de ejecución diferida, el interés del suministrado puede quedar
satisfecho con la sola indemnización de perjuicios, porque ella no sólo 87
permite alcanzar el resarcimiento pleno de los perjuicios por incumpli-
miento sino que lo faculta para hacer subsistir el contrato. Puede ocurrir,
por ejemplo, que el proveedor se obligue a entregar veinte mil piezas de
cuero al suministrado el último día hábil de cada mes durante cinco años,
entrega que resulta de trascendental importancia para éste último, dado que
debe manufacturar ochocientas mil prendas de cuero durante ese período
y, a su vez, entregarlas a otra empresa.
El suministrado ha celebrado el contrato con ese proveedor atendido
el prestigio en el rubro, toda vez que la calidad del cuero y el proceso de
curtido que ofrece es el mejor del mercado. Por esta razón, y en el evento
que el proveedor no cumpliera su obligación de entregar veinte mil piezas
mensuales, el interés del suministrado puede quedar satisfecho con la sola
indemnización de daños, porque ella no solamente le permite alcanzar la
indemnización plena de los perjuicios por incumplimiento –y así reparar
los daños de tal inejecución a la referida empresa–, sino que lo faculta para
hacer subsistir el contrato.
De hecho, es probable que el suministrado al celebrar el contrato haya
previsto el incumplimiento del proveedor –precisamente, porque atendida
la calidad del cuero y el proceso de curtido que ofrece, existe gran demanda
de sus piezas en el mercado–, y no obstante ello, pretendiera permanecer
vinculado a él. Así ocurrirá en cualquier otro contrato de tracto sucesivo en
Artículos de doctrina
el artículo 1555 sobre incumplimiento de las obligaciones de hacer y no
hacer, respectivamente, y en el artículo 1590 del Código Civil relativo al
pago, recurriendo al elemento lógico de interpretación de la ley. Recuér-
dese que dicho elemento, consagrado en el inciso 2 del artículo 19 e inciso
2 del artículo 22 del Código Civil, persigue alcanzar concordancia, unidad
conceptual y de criterio entre las diversas partes de la ley59.
Como se indicó en el primer apartado de este trabajo, el artículo 1489
no precisa si la indemnización de perjuicios a que se refiere es autónoma
o complementaria, advirtiéndose un vacío legal en esta materia. Tal vacío
debe integrarse a la luz del artículo 1553, artículo 1555 y artículo 1590, que,
como se verá más adelante, frente al incumplimiento del deudor confieren
al acreedor, el derecho de optar por la indemnización de perjuicios como
remedio contractual. Por consiguiente, y con la finalidad de alcanzar la
debida armonía y coherencia entre tales normas, es lógico concluir que
la expresión “con indemnización de perjuicios”, contenida en el artículo
1489, debe interpretarse como “además de la indemnización de perjuicios
pertinente”. Nótese que existe jurisprudencia reciente en este sentido60.
Y es que la interpretación gramatical del artículo 1489 obsta a que el
acreedor elija el remedio que mejor satisface su interés. Esta interpreta-
ción, además, desconoce el verdadero sentido y alcance del “principio de 89
la fuerza obligatoria de los contratos”, consagrado en el artículo 1545 del
Código Civil, dado que, tradicionalmente, en virtud de este principio se
ha entendido que si el deudor no cumple su obligación, el acreedor sólo
podrá demandar la ejecución forzada de ésta. No obstante ello, el referi-
do principio quiere significar, como acertadamente ha destacado alguna
doctrina, que el acreedor puede escoger “cuál es la mejor forma en que se
ve resarcido por el quebrantamiento de la palabra dada”61, esto es, optar
por el remedio que más conviene a su interés. De allí que este principio se
vincule estrechamente con el derecho de opción del acreedor para elegir
el remedio por incumplimiento que estime pertinente.
A ello se agrega que existen normas en el Código Civil que en caso de
incumplimiento contractual facultan al acreedor para optar por la sola in
59
Sobre el alcance de la expresión “la intención y espíritu claramente manifestados en la
ley” en el Código Civil véase Ducci (n. 17), pp. 132-138 y Guzmán Brito (n. 17), pp. 100-103.
60
Véase caso Transportes Aeropuerto Express Ltda. con LADECO S.A. (n. 30) y Berné
con Instituto Ltda. (n. 67).
61
Carlos Pizarro Wilson, “Las cláusulas resolutorias en el Derecho Civil chileno”,
en Cuadernos de análisis jurídico, Nº 3, Santiago, 2006, p. 249. Sobre el alcance de la fuerza
obligatoria del contrato véase Carlos Pizarro Wilson, “Notas críticas sobre el fundamento
de la fuerza obligatoria del contrato. Fuentes e interpretación del artículo 1545 del Código
Civil chileno”, en Revista Chilena de Derecho, Nº 31, vol. 2, Santiago, 2004, pp. 225-237.
En lo que se refiere al elemento sistemático véase Ducci (n. 17), pp. 141-148 y Guzmán
62
Artículos de doctrina
una materia determinada.
Una revisión de las normas contenidas en nuestra legislación revela
que, además del artículo 1826 del Código Civil –que reproduce el texto del
artículo 1489–, existen al menos tres normas que frente al incumplimiento
del deudor otorgan al acreedor el derecho de demandar autónomamente
la indemnización de perjuicios. Tales normas son el artículo 157 del Código
de Comercio, el artículo 45.1 letra b.) y el artículo 61.1 letra b.) de la CV,
ambos referidos previamente.
En efecto, el artículo 157 del Código de Comercio, en caso de incumplimiento
del vendedor, faculta al comprador que contratare “en conjunto” una determi-
nada cantidad de mercaderías, a compelerlo para que “cumpla íntegramente
el contrato” o “le indemnice los perjuicios que le cause el incumplimiento
imperfecto”. Esta norma permitiría sostener que, en el supuesto que el vende-
dor no entregare al comprador de una venta de conjuntos una determinada
cantidad de mercaderías, aquél no podría invocar el artículo 1489 del Código
Civil con la finalidad de eludir el cumplimiento de la obligación de indemnizar
al comprador los perjuicios derivados del incumplimiento.
A la misma conclusión puede arribarse en el evento que el vendedor
o el comprador de un contrato de compraventa internacional de merca-
derías, regulado por la CV, no cumplan la obligación de entregar la cosa 91
o pagar el precio, a la luz de lo preceptuado en los artículos 45.1 letra b.)
y 61.1 letra b.) de la CV .
No obstante, podría pensarse que en tales casos existiría un conflicto
normativo entre el artículo 157 del Código de Comercio, el artículo 45.1 letra
b.), el artículo 61.1 letra b.) de la CV y el artículo 1489 del Código Civil
y que tal conflicto se resuelve aplicando la norma especial, representada
precisamente por tales artículos. Sin embargo, ello evidenciaría una discor-
dancia normativa que en un ordenamiento jurídico armónico y coherente
no resulta admisible.
De allí que deba concluirse que tales artículos simplemente integran
el vacío legal del artículo 1489, pues permiten precisar que la indemniza-
ción por incumplimiento de un contrato bilateral que éste contempla es
autónoma e independiente del cumplimiento forzado y la resolución del
contrato, pues como se indicó precedentemente, no existe razón para que
se contemple este remedio en caso de incumplimiento de ciertos y deter-
minados contratos, toda vez que el abanico de remedios contractuales del
acreedor insatisfecho debe comprender, en principio, a la indemnización
de perjuicios compensatoria63.
Incluso, existe doctrina que sostiene que la indemnización de perjuicios podría de
63
mandarse como remedio por incumplimiento aún cuando no existiera culpa o dolo del deudor.
En este sentido Baraona (n. 18), pp, 171-174 y Daniel Peñailillo Arévalo, “Responsabilidad
contractual objetiva”, en Carlos Pizarro Wilson (coord.), Estudios de Derecho Civil iv, Santiago,
Legal Publishing, 2009, pp. 338-341).
64
En efecto, tales ministros refiriéndose al artículo 1489, indicaron: “dicha disposición
rige un caso especial que no enerva el general (...) que para instaurar acción de indemnización
de perjuicios por inejecución de un contrato basta que se haya causado al demandante y que
la inejecución sea imputable al demandado; pero no es condición sine qua non pedir previa
o simultáneamente la ejecución del contrato o su resolución, bastando los indicados, como
fundamentos jurídicos de la acción (...) aún habrá casos en que, pedida la resolución por
inejecución parcial del contrato, habrá que rechazar ésta y dar lugar sólo a la indemnización,
cuando la parte que no se ha cumplido es de poca importancia. Si lo demandado fuera
meramente la indemnización moratoria, salta a la vista su procedencia sin necesidad de la
acción de cumplimiento o resolución. Y, aún siendo la compensatoria la demandada, dejaría
a salvo la de resolución o incumplimiento para deducirla posteriormente, y produciría cosa
juzgada en la indemnización que después se renovara, por lo que demuestra que no hay
inconveniente para resolverlo por separado”. Sentencia de la Corte Suprema de 28 de julio
de 1933, (n. 53), pp. 19 y 501.
65
Sergio Gatica Pacheco, Aspectos de la indemnización de perjuicios por incumplimiento del
contrato: del incumplimiento de las obligaciones contractuales; de los perjuicios y de su liquidación
judicial, legal y convencional. De la cláusula penal. Artículos 1556, 1558, 1559 y 1535 a 1544 del
Código Civil, Santiago, Editorial Jurídica de Chile, 1959, pp. 39-40.
Artículos de doctrina
plimiento del contrato éste no revista un carácter esencial o resolutorio y,
por lo mismo, no proceda la resolución.
Así, por ejemplo, un empresario celebra un contrato de prestación de
servicios educacionales con un instituto de idiomas, en virtud del cual el
prestador debe impartir un total de quince cursos en el año calendario y
estipulan expresamente que existe incumplimiento resolutorio en el evento
que el prestador de servicios no ejecute cinco cursos. Transcurrido el año
calendario, el prestador de servicios educacionales no imparte ningún cur-
so, de modo que al acreedor no le interesará solicitar su ejecución forzada
–porque extinguido el plazo ello resulta irrelevante–, ni podrá demandar
la resolución del contrato, toda vez que no ha existido incumplimiento
resolutorio. Por consiguiente, la única alternativa será demandar la indem-
nización de perjuicios66. Recuérdese que la doctrina comparada y nacional
ha reconocido que las partes, en virtud de la autonomía de la voluntad,
pueden tipificar en el contrato incumplimientos resolutorios67.
Se verificaría un caso similar en el evento que una empresa distribui-
dora de lanares celebre un contrato de suministro con otra empresa, en
virtud del cual, esta última se obligue a proporcionarle materia prima para
la confección de quinientos lanares cada semestre. Las partes estipulan en
el contrato que existe incumplimiento resolutorio si el proveedor no sumi- 93
nistra materia prima para la confección de trescientos cincuenta lanares. El
proveedor durante el segundo semestre del año 2009 proporciona materia
prima para la confección de trescientas noventa piezas y, si bien no incurre
en incumplimiento resolutorio, el incumplimiento de su obligación acarrea el
incumplimiento de la empresa distribuidora68. En este caso, el único remedio
que puede resarcir a tal empresa es la indemnización de perjuicios plena.
Suprema “Berné con Instituto INPER Ltda.”, rol 2534-2000, 28 de octubre de 2000, número
identificador Legal Publishing 17.201.
67
Cfr. Clemente (n. 36), p. 418 y Vidal (n. 43), pp. 257-258.
68
Un caso similar conoció el Tribunal Supremo Español en el caso Tecnia S.A con
Aceites del Sur S.A (n. 96).
69
Cfr. Pizarro (n. 2), p. 216.
70
Cfr. Vidal, La pretensión... (n. 3), pp. 523- 527; Vidal, La protección... (n. 3), p.
187; Vidal, El incumplimiento... (n. 3), pp. 525-527, Pizarro (n. 4), pp. 152-153; Pizarro
(n. 61), pp. 247-249. Daniel Peñailillo y René Ramos Pazos recogen parcialmente este
planteamiento, puesto que el primero reconoce este derecho de opción sólo para las
obligaciones de hacer y obligaciones de no hacer. Cfr. Peñailillo (n. 1), pp. 433-434);
en cambio, el segundo sólo reconoce la opción al acreedor de una obligación de hacer.
Cfr. René Ramos Pazos, De las obligaciones, 3ª ed., Santiago, Editorial Legal Publishing,
2008, pp. 178-179.
Artículos de doctrina
del contrato71.
Sin embargo, a diferencia de las obligaciones de hacer y no hacer, no
existe en el Código Civil norma expresa que confiera al acreedor de una
obligación de dar, el referido derecho de opción. Cabe preguntarse, en-
tonces, si el acreedor puede ejercer tal derecho ante el incumplimiento de
una obligación de dar.
En primer lugar, hay que señalar que la opción del acreedor de una
obligación de dar es indubitada en una compraventa internacional de mer-
caderías regida por la CV, atendido lo dispuesto en los artículos 45.1 letra
b.) y 61.1 letra b.) de dicha convención. La discusión se presenta respecto
de las compraventas en que ella no resulta aplicable y a propósito de otros
contratos bilaterales que envuelven la obligación de dar.
En tales casos, estimamos que, no obstante la falta de norma expresa,
el acreedor puede ejercer el derecho de opción ante el incumplimiento de
una obligación de dar, dado que como se indicó anteriormente, no existe
razón alguna para conferir este derecho al acreedor en ciertos contratos.
En nuestra opinión es posible sostener que el derecho de opción del
acreedor se presentaría como un principio general del Derecho de las
Obligaciones. Ello se vería ratificado, en primer lugar, por la interpreta-
ción lógica del artículo 1489 y los artículos 1553, 1555 y 1590, toda vez 95
que como se indicó precedentemente, ellos otorgan el derecho de opción
al acreedor, cualquiera sea la obligación incumplida.
En segundo lugar, cabe precisar que si en las obligaciones de dar se
pacta cláusula penal, el artículo 1537, una vez constituido en mora el deu-
dor, faculta al acreedor para optar entre el cumplimiento de la obligación
o de la pena, que constituye precisamente una avaluación anticipada y
convencional de los perjuicios72.
A lo anterior se agrega el régimen de ejecución de las obligaciones de
dar específicas, consagrado en el artículo 235 N °4 del Código de Procedimiento
Civil, toda vez que de esta norma se desprende que no cabe la ejecución
en naturaleza de ellas, sino la dación de una suma de dinero. De allí que
Álvaro Vidal indique que si bien no existe norma que consagre el derecho
Artículos de doctrina
de opción en estas obligaciones, éste fluye lógicamente del régimen de
ejecución de ellas73.
En igual sentido destaca la doctrina de Luis Claro Solar que postula que
el legislador, frente al incumplimiento de obligaciones de dar individuos de
género determinado, reconoce al acreedor la facultad de procurarse en el
mercado las cosas de género a expensas del deudor o, bien, demandar la
indemnización de perjuicios que represente la diferencia entre el precio de la
compra y el curso de los objetos adquiridos el día fijado para la entrega74.
Precisamente, a propósito del derecho de opción del acreedor, Álvaro
Vidal75 ha propugnado la autonomía de la indemnización de perjuicios
frente a la pretensión de cumplimiento específico, sin distinguir la natu-
raleza de la obligación incumplida. Al efecto señala que, atendida la falta
de norma expresa que establezca una prelación entre ambas, el hecho de
que la objetiva posibilidad de la prestación no garantiza al acreedor la
satisfacción en naturaleza de su interés, la circunstancia que la opción de
cumplir in natura pertenece al deudor incumplidor y la responsabilidad de
éste comprende un abanico de remedios entre los que el acreedor puede
optar, no queda otra posibilidad que reconocer la opción del acreedor entre
la indemnización de perjuicios y la pretensión de cumplimiento.
96 Una opinión similar expone Enrique Barros76 a propósito de la relación
existente entre la ejecución en naturaleza y la indemnización de perjuicios,
pues sostiene que desde el punto de vista de la justicia correctiva no hay
razón para exigir, salvo imposibilidad, que el cumplimiento específico esté
siempre disponible, porque en algunos casos es defendible que la solución
más justa sea la reparación indemnizatoria.
Siguiendo el mismo planteamiento, Carlos Pizarro77 ha sugerido dotar
a la acción indemnizatoria por incumplimiento contractual de una auto-
73
Cfr. Vidal, La protección... (n. 3), p. 185.
74
Véase Claro Solar (n. 41), pp. 556. En igual sentido Vidal, El incumplimiento... (n. 3),
p. 525.
75
Cfr. Vidal, La pretensión... (n. 3), p. 527; Vidal, La protección... (n. 3), p. 187; Vidal,
El incumplimiento... (n. 3), p. 525; Álvaro Vidal Olivares, “La carga de mitigar las pérdidas
del acreedor y su incidencia en el sistema de remedios por incumplimiento”, en Alejandro
Guzmán Brito (ed.), Estudios de Derecho Civil iii, Santiago, Legal Publishing, 2008, p. 432.
76
Cfr. Enrique Barros Bourie, “Finalidad y alcances de las acciones y los remedios
contractuales”, en Alejandro Guzmán Brito (ed.), Estudios de Derecho Civil iii, Santiago, Legal
Publishing, 2008, p. 409. Inicialmente este autor fue contrario a la autonomía indemnizatoria
tratándose de obligaciones de dar y obligaciones de no hacer. Véase Enrique Barros Bourie,
“La diferencia entre ‘estar obligado’ y ‘ser responsable’ en el derecho de los contratos”, en
Hernán Corral, María Sara Rodríguez (eds.), Estudios de Derecho Civil ii, Santiago, Lexis
Nexis, 2006, pp. 750-751.
77
Pizarro (n. 33), p. 93.
Artículos de doctrina
En tal sentido, indica que tratándose de las obligaciones de dar envueltas
en contratos bilaterales, la doctrina y jurisprudencia mayoritaria postulan
el ejercicio accesorio de la acción indemnizatoria, en circunstancias que
debe quedar a elección del acreedor la decisión de impetrar la acción de
indemnización en forma autónoma.
Y es que exigir al acreedor que, previo a la indemnización de perjui-
cios, demande el cumplimiento forzado o la resolución del contrato, no
sólo restringe su derecho de opción sino que, como acertadamente destaca
Iñigo De la Maza, puede conducir a un resultado absurdo78.
Así, por ejemplo, si se celebra un contrato de compraventa de mercade-
rías y el vendedor entrega al comprador mercaderías distintas y éste último,
en calidad de proveedor, entrega tales mercaderías al suministrado sin que
exista reclamo alguno, en virtud del cumplimiento forzado o resolución
del contrato deberían restituirse al primer vendedor las mercaderías que
entregó y solicitarse aquéllas efectivamente convenidas. Sin embargo, si
ha transcurrido el tiempo y el suministrado ha vendido las mercaderías,
resulta absurdo que el vendedor restituya al comprador el precio de ellas
o resuelva el contrato y adquiera en el mercado las mercaderías no sumi-
nistradas79, toda vez que el cumplimiento defectuoso de la obligación de
entregar no ha generado mayores consecuencias. En este supuesto resulta 97
evidente que el interés del acreedor se satisface con la sola indemnización
de perjuicios derivados del incumplimiento contractual.
80
Los hechos de la causa en este caso son los siguientes: Wilson Payne contrató los
servicios de Juana Barthet para que lo acompañara junto a su familia a Europa. Una vez
que llegó a Valparaíso para retirar los pasajes de la Compañía Inglesa de Vapores, el señor
Payne le comunicó que su esposa había fallecido y que por este motivo había decido poner
término al contrato. Juana Barthet decide demandarlo por incumplimiento de contrato,
argumentando desistimiento extemporáneo sin causa legítima, solicitando se le condene al
pago de los perjuicios ocasionados –dado que por respetar el acuerdo desechó una oferta
realizada por otra familia que también viajaba a Europa– y se declare: “que éste debe
satisfacerle la cantidad necesaria i que estima en cuatrocientos pesos para seguir su viaje
a Europa con 2ª clase por el precio establecido en las tarifas de la referida compañía”. El
tribunal, invocando al efecto los artículos 1489, 1698, 1999, 2007 y 2008 del Código Civil,
expresó en su considerando quinto: “la demanda tiene por objeto la indemnización de los
perjuicios, dando por resuelto el convenio” y en su considerando sexto, que tales perjuicios
deben consistir en “una suma calculada para reembolsarle de los gastos que debió para
98 ponerse en actitud de cumplir por su parte el contrato”, acogiendo la demanda y fijando los
perjuicios en la suma de ciento cincuenta pesos. Véase sentencia de la Corte de Apelaciones
de Santiago de 28 de agosto de 1880, en Gaceta de los Tribunales, s/nº, Santiago, 1880, S.
1972, p. 1.411.
81
En este caso, José María Barrios demandó por incumplimiento de contrato de fle
tamento a Juan Rozé, capitán del buque francés Marie Amalie, dado que éste no cumplió su
obligación de descargar en Centro América mercaderías de propiedad del primero y cargar
en el puerto de Unión, mercaderías surtidas o maderas que transportaría a Valparaíso o al
puerto más cercano al que pudiere llegar con seguridad, pues en el puerto de La Unión se
le proporcionó un flete más lucrativo para Callao. En consideración a ello el demandante
solicitó se condenara al demandado al pago de doce mil veinticuatro pesos cinco centavos
–por concepto de perjuicios– más los intereses de plaza y costas del juicio o, en subsidio,
la multa de dos mil pesos estipulada en el contrato con intereses y costas. El tribunal, una
vez acreditada la infracción del contrato, invocando los artículos 1489, 1543, 1557, 1559
y 2207 del Código Civil, acogió la indemnización de perjuicios, condenado al demandado
al pago de la suma que avalúen los peritos designados por las partes o, en su defecto, por
el tribunal. Véase sentencia de la Corte de Apelaciones de Valparaíso de 17 de octubre de
1867, en Gaceta de los Tribunales, s/nº, Santiago, 1868, S. 815, pp. 354-355.
82
Los hechos de la causa en este caso son los siguientes: Virgilio, Barón y Tifón –cuyos
apellidos no se indican en el fallo– compraron a Schiavetti y Hermanos quinientos sacos de
lentejas que debían transportarse desde Europa a Valparaíso por el vapor Abydos, lo que no
ocurrió en la fecha prevista en el contrato. Esta circunstancia determinó que los compradores
demandaran al vendedor indemnización de perjuicios derivada del incumplimiento del
contrato y que la Corte condenara al demandado al pago de los perjuicios reconocidos
en la contestación de la demanda –puesto que no se acreditó otro perjuicio–, esto es, la
diferencia de precio que experimentó la mercadería contratada entre la celebración del
Artículos de doctrina
del contrato bilateral.
Por otra parte, es del caso destacar que algunos autores nacionales con
ocasión de la recepción del nuevo Derecho de la Contratación, representada
por la ratificación de la CV, reformularon la noción subjetiva de incum-
plimiento contractual, reemplazándola por una noción amplia y objetiva.
En efecto, han entendido por incumplimiento contractual
contrato y la salida del vapor desde Europa. Véase sentencia de la Corte de Apelaciones
de Valparaíso de 15 de diciembre de 1894, en Gaceta de los Tribunales, s/nº, Santiago, 1894,
S. 3687, pp. 533-535.
83
Cfr. Álvaro Vidal, “Cumplimiento e Incumplimiento contractual en el Código Civil.
Una perspectiva más realista”, en Revista Chilena de Derecho, Nº 34, Santiago, 2007, pp. 41
y 47; Claudia Mejías Alonzo, “El incumplimiento contractual y sus modalidades”, en
Estudios de Derecho Civil iii, Santiago, Legal Publishing, 2007, pp. 473-475; Pizarro, Hacia...
(n. 3), p. 400.
84
Cabe señalar que Carlos Pizarro es el único autor que agrega como remedio por
incumplimiento la ruptura unilateral del contrato. Cfr. Pizarro, Hacia... (n. 3), pp. 401-402
y La culpa... (n. 3), p. 255.
85
El principio de reparación integral se encuentra reconocido en el nuevo Derecho de
la Contratación, específicamente en el artículo 74 de la CV, artículo 9.501.2 de los de los
PECL, artículo 7.4.2. de los Principios UNIDROIT y en nuestro Derecho nacional. Véase
Gonzalo Ruz Lártiga, “La reparación integral del daño: ¿mito o realidad?”, en Carlos
Pizarro Wilson (coord.), Estudios de Derecho Civil iv, Santiago, Legal Publishing, 2009, pp.
661-677. Sin embargo, a partir de la CV éste reconoce paliativos que se deben considerar al
momento de determinar el daño, cuales son, la previsibilidad del daño, el deber de mitigar
los perjuicios sufridos y la regla de la exoneración que establece normas de imputación de
responsabilidad, que han sido plenamente acogidos por la doctrina nacional. Sobre este tema
véase Morales (n. 35), pp. 217-220; Díez-Picazo, Fundamentos.... (n. 42), pp. 783-787, que
se refiere al deber de mitigar los perjuicios sufridos, la relación de causalidad en materia de
100 perjuicios contractuales y el régimen especial a que están sujetos los deudores dolosos. En lo
relativo al deber de mitigar los perjuicios sufridos en la doctrina nacional, denominada carga
de mitigar las pérdidas, véase Ramón Domínguez Águila, “Notas sobre el deber de minimizar
el daño”, en Revista Chilena de Derecho Privado, Nº 5, Santiago, diciembre 2005, pp. 82-91;
Hernán Corral Talciani, Lecciones de responsabilidad civil extracontractual, Santiago, Editorial
Jurídica de Chile, 2003, p. 340 y Vidal, La carga... (n. 75), pp. 429-457. En lo que se refiere a
la totalidad de las limitaciones referidas en Vidal, La protección... (n. 3), pp. 199-203.
86
Cfr. Fernando Pantaleón Prieto, “Las nuevas bases de la responsabilidad contractual”,
en Anuario de Derecho Civil, Nº 46, Madrid, 1993, pp. 1.727-1.728. El autor incluye en esta
categoría la responsabilidad contractual en sentido estricto y la indemnización de los gastos
del contrato satisfechos por el contratante que demanda la resolución por incumplimiento
debido a una circunstancia existente al tiempo de contratar, aunque la ignorancia de ella
no sea imputable al incumplidor.
87
Cfr. Mariano Yzquierdo Tolsada, “Consecuencias del incumplimiento. En particular,
reflexiones sobre los remedios resolutorios por el equivalente, los remedios resarcitorios y
ciertas medidas de presión sobre el deudor incumplidor”, en Carlos Vattier, José María de
la Cuesta, José María Caballero (eds.), Código Europeo de Los Contratos, Madrid, Editorial
Dykinson, 2003, p. 436.
88
Cfr. Díez-Picazo, Fundamentos... (n. 42), p. 782.
89
En palabras de Álvaro Vidal: “la indemnización permite colmar toda aquella parte del
interés del acreedor insatisfecho por causa de incumplimiento, a la que los otros remedios
no llegan o no pueden llegar, permitiendo así la realización del interés del acreedor en la
prestación, afectada por el incumplimiento” Vidal, La protección... (n. 3), p. 198). En igual
sentido, Enrique Barros sostiene: “la indemnización de perjuicios tiene la ventaja que
cubre todos los perjuicios que no son reparables en naturaleza o que exceden el valor de
la prestación”. Barros, Finalidad... (n. 76). p. 414.
Artículos de doctrina
indica que la interpretación exegética del artículo 1489 obedece a una
lectura que obstaculiza la reparación integral del acreedor90.
Y es que las partidas que deben resarcirse por concepto de indemni-
zación de perjuicios son distintas, según se trate de una indemnización
complementaria o de una indemnización autónoma, ya que la extensión
de los perjuicios a reparar está determinada directamente por el carácter
de la indemnización.
En efecto, si la indemnización es “complementaria” –lo que ocurrirá si
el acreedor demanda la resolución o el cumplimiento forzado del contrato
y además indemnización de perjuicios– ésta cubrirá los perjuicios que el
cumplimiento forzado o la resolución del contrato no lograron cubrir.
En el caso del cumplimiento forzado resulta evidente, pues, como ha
existido cumplimiento del contrato, la indemnización no comprende los
perjuicios derivados del incumplimiento, toda vez que el acreedor se enri-
quecería injustificadamente. En este caso, la extensión de la indemnización
es reducida, pues el acreedor sólo podría demandar aquella moratoria, y
ésa sería la indemnización complementaria.
En cambio, tratándose de la resolución del contrato, el acreedor podrá
demandar el daño emergente y, además, el lucro cesante que haya expe-
rimentado, en su totalidad o el mayor o menor costo que signifique para 101
el contratante cumplidor la realización de una operación de reemplazo o
transacción sustitutiva derivada del incumplimiento. Si frente al incumpli-
miento el acreedor decide realizar una operación de reemplazo –comprar
o arrendar la cosa no entregada o contratar la obra con otro contratista–, el
daño será el mayor valor que la operación de reemplazo signifique respecto
del precio establecido en el contrato. Por el contrario, si el acreedor es quien
debe proporcionar a la otra parte las mercaderías u objetos arrendados y
frente al incumplimiento de éste debe enajenarlos o arrendarlos a terceros,
el daño será el menor valor que obtenga en esta nueva operación91.
Se trata, por tanto, de indemnizar la diferencia de precio existente entre
el contrato incumplido y la operación de reemplazo, partida que se encuentra
reconocida expresamente en el artículo 75 y artículo 76 de la CV92, y que,
92
En el Derecho estadounidense se ha desarrollado una figura similar que descansa
sobre el supuesto que el vendedor tenga una cantidad finita de clientes y con capacidad
de efectuar una venta adicional, de modo tal que el contratante cumplidor podría haber
atendido al incumplidor y a un tercero. Esta figura, reconocida expresamente en el párrafo
2-708 del UCC de 1985, se denomina indemnización de perjuicios por “pérdida de volumen
de ventas” (lost-volume seller) y precisamente tiene por finalidad indemnizar el lucro cesante
derivado del incumplimiento del contrato a través de una base de cálculo hipotético, por el
total del perjuicio y no por la diferencia de precio entre el contrato original y el incumplido.
Los tribunales estadounidenses han exigido tres supuestos copulativos para acoger la
procedencia de esta indemnización: a) que el vendedor que alega pérdida de volumen
acredite que tenía la capacidad para efectuar una venta adicional; b) que habría obtenido
un beneficio al efectuar esta venta adicional y c) que probablemente habría efectuado una
venta adicional en ausencia del incumplimiento del comprador. Cfr. Boris Kozolchyk, La
contratación comercial en el derecho comparado, Madrid, Editorial Dykinson, 2006, pp. 474-475.
Sin embargo, los autores estadounidenses que han analizado esta figura han señalado que
la transacción realizada por el vendedor con posterioridad al incumplimiento no puede
considerarse como “operación de reemplazo o transacción sustitutiva”, puesto que ella se
concluye “además de” y no “en lugar de ella”. El vendedor no sólo pierde la diferencia de
precio sino que una transacción. Cfr. Robert J. Harris, “A General Theory for Measuring
102 Seller’s Damages for Total Breach of Contract”, in Michigan Law Review, vol. 60, Michigan,
1961-1962, pp. 599-600 y Charles J. Goetz, Robert E. Scott, “Measuring Seller´s damages.
The lost profile puzzle”, in Stanford Law Review, vol. 31, Stanford, February, 1979, p. 332).
Véase el caso R.E. Davis Chemical Corp. V. Diasonics Inc. resuelto por el Tribunal de
Apelación de Estados Unidos del Séptimo Circuito de Illinois en 1987. Diasonics era una
sociedad de Delaware que se dedicaba a la fabricación y venta de equipos de diagnóstico
médico. R.E. Davis Chemical Corporation, empresa de Illinois, celebró un contrato de
compraventa con Diasonics el 23 de febrero de 1984 en virtud del cual ésta se obligaba,
entre otras cosas, a vender un instrumento de resonancia magnética nuclear por la suma de
US$1.500.000. Sin embargo, si bien R.E. Davis Chemical Corporation anticipó US$ 300.000,
no aceptó la entrega del instrumento, incumpliendo el contrato. Esta circunstancia determinó
que Diasonics revendiera el instrumento a un tercero al mismo precio del contrato originario
y que demandara a R.E Davis Chemical Corporation ante el Tribunal de Apelación del
Séptimo Circuito, solicitándole al tribunal que lo condenara a indemnizar el lucro cesante
derivado de la pérdida por volumen de venta, ascendente a US$453.050. La demanda fue
desestimada por el tribunal de distrito que resolvió que sólo debía indemnizarse la diferencia
de precio, pero fue acogida por el tribunal de apelación que determinó que para conceder
la indemnización por pérdida de volumen de ventas el demandante debía acreditar las tres
circunstancias señaladas en la cita precedente, concediéndole una indemnización ascendente
a la suma de US$153.050. Cfr. Kozolchyk, op. cit., pp. 473-478.
93
Para un estudio de las diferencias entre la aestimatio rei y la indemnización de perjuicios
véase Yzquierdo Tolsada (n. 88), pp. 443-445. En lo que concierne a la doctrina nacional
Luis Bustamante Salazar, “Autonomía del equivalente pecuniario o su integración dentro
de la indemnización de perjuicios”, en Juan Andrés Varas Braun y Susan Turner Saelzer
(eds.), Estudios de Derecho Civil, Santiago, LexisNexis, 2005, pp. 106-126 y Baraona (n. 2),
pp. 151-177.
Artículos de doctrina
brar el contrato. Entre tales perjuicios destacan los costos de la operación
de reemplazo derivada del incumplimiento, los costos de reparación o
reposición de la prestación defectuosa, los perjuicios sufridos en el objeto
directo de la prestación, los gastos de preparación de la prestación, los
gastos que el acreedor se ha visto obligado a realizar como consecuencia
del incumplimiento y los perjuicios causados en contratos celebrados con
terceros derivados del incumplimiento94.
Esta última partida indemnizable cobra relevancia a propósito de
contratos de suministro en que el proveedor debe abastecerse de un
tercero para proporcionar la mercadería al suministrado, toda vez que el
incumplimiento del tercero conllevará el incumplimiento del proveedor,
quien deberá indemnizar los perjuicios ocasionados al suministrado, sea
por la entrega tardía, la no entrega o la entrega de una cosa diversa (aliud
pro alio). En esta última hipótesis, parece lógico que el acreedor pueda
demandar la indemnización de perjuicios por incumplimiento para sa-
tisfacer su interés contractual, sin solicitar previamente la resolución o el
cumplimiento forzado del contrato, razonamiento que ha sido confirmado
por la Sala Primera del Tribunal Supremo Español en sede de casación, a
propósito de la sentencia de 21 de octubre de 2005, en el caso Tecdia S.A
con Aceites del Sur S.A.95. 103
En igual sentido véase Díez-Picazo, Fundamentos... (n. 42), pp. 789-791) a propósito
94
96
Morales (n. 35), p. 25.
97
Véase supra (n. 84).
98
En igual sentido véase Fernando Pantaleón Prieto, “Voz Incumplimiento (D° Ci
vil)”, en Enciclopedia Jurídica Básica, Madrid, Civitas, 1995, vol. ii, p. 3.507; Díez-Picazo,
Fundamentos... (n. 42), pp. 648-649 y Vidal, La protección... (n. 3), pp. 29 y 171. Así se infiere,
por lo demás, del artículo 25 de la CV, artículo 7.1.1 de los PICC, artículo 1.301(4) de los
PECL, artículo 280 del BGB que alude a la violación del deber y el artículo 1188 de la
Propuesta de modernización de las obligaciones y contratos del Código Civil español.
para el acreedor insatisfecho99, más amplio que el tradicional y acorde con las
Artículos de doctrina
necesidades del tráfico jurídico. Por consiguiente, la sola desviación del deudor
del programa inicial de la prestación –al margen de su reprochabilidad– faculta
al acreedor para recurrir a ellos, imponiéndole el deber de gestionar razona-
blemente tales remedios, pues, de lo contrario, podrá verse privado de éstos o
experimentar una disminución de la indemnización a que tiene derecho100.
Como se advierte, a partir de los postulados del nuevo Derecho de la
Contratación, debe renunciarse a establecer jerarquías entre los diversos
remedios derivados del incumplimiento contractual e interpretar el artículo
1489 como un precepto legal que confiere al acreedor insatisfecho el dere-
cho potestativo de demandar el cumplimiento del contrato, la resolución de
éste o la indemnización de perjuicios, dependiendo de cuál de ellos estime
que satisface de mejor manera su interés contractual101.
Especial relevancia reviste en esta materia el modelo seguido por los
cuerpos normativos que integran el derecho uniforme de la contratación
–representados por la CV y los PCCI– y el Anteproyecto de Reforma del
Código Civil francés, pues conciben a la indemnización de perjuicios como
un remedio autónomo por incumplimiento.
No se aprecia, en cambio, esta tendencia en los PECL102, en el BGB
tras la reforma del 2002 o en la Propuesta de Modernización del Código
Civil español en materia de obligaciones y contratos de 2009, pues en ellos 105
se subordina la indemnización de perjuicios al ejercicio de otros remedios
por incumplimiento103, distanciándose de los postulados fundamentales del
99
Siguiendo este enfoque, la doctrina francesa ha ensayado una nueva presentación
de los remedios por incumplimiento contractual. En esta perspectiva véase Denis Tallon,
“L’inexecution du contracté: pour une autre présentation”, in Revue Trimestrielle de Droit
Civil, N° 2, Paris, Avril-Juin, 1994, pp. 223-238 y Paul Grosser, Les remèdes à l’inexécution
du contrat. Essai de classification, Thèse, Paris I, 2000.
100
En esta materia véase Vidal, La carga.... (n. 75 ), pp. 435-436.
101
Cfr. Pizarro (n. 4), pp. 152-153.
102
En efecto, el artículo 9.501 de los PECL prescribe: “la parte perjudicada está
facultada para reclamar una indemnización de daños y perjuicios por la pérdida que le
hubiere causado el incumplimiento de la otra parte si ésta no se encuentra exonerada de
acuerdo con el artículo 8.108. Por su parte, el artículo 8.108 en su numeral uno dispone
que el incumplimiento de una de las partes es excusable si se prueba que se debió a un
impedimento fuera de su control y que no se podía suponer razonablemente que dicho
impedimento hubiera sido previsto en el momento de la conclusión del contrato, ni tampoco
que se hubieran evitado o superado el impedimento o sus consecuencias”.
103
Así se colige de los artículos 281, 282 y 283 del BGB. En este sentido véase Martin
Ebers, “La nueva regulación del incumplimiento contractual en el BGB, tras la ley de
modernización del Derecho de Obligaciones de 2002”, en Anuario de Derecho Civil, tomo 56,
Madrid, 2003, pp. 1.575-1.608 y Horst Ehmann, Holger Sutschet, La reforma del BGB (Código
civil alemán): modernización del derecho alemán de obligaciones, Bogotá, Editorial Universidad
Externado de Colombia, 2006.
Artículos de doctrina
perjuicios” del inciso segundo del artículo 1489 del Código Civil, a partir de
las referidas normas contenidas en el Código Civil, siguiendo el modelo de
la CV, los Principios UNIDROIT y del Anteproyecto francés, contribuirá a
adecuar la normativa relativa al incumplimiento de los contratos bilaterales
a las actuales condiciones del tráfico jurídico en las que prevalecen las obli-
gaciones de objeto fungible, insertándola en la modernización del Derecho
de las Obligaciones, tendencia que dicho sea de paso, ya ha traspasado las
fronteras europeas y se ha asentado en Latinoamérica106.
En efecto, la falta de norma legal expresa permitirá incardinar vía in-
terpretación, la indemnización compensatoria como remedio autónomo
por incumplimiento contractual en el Código Civil chileno, entendiendo
que la expresión “con indemnización de perjuicios”, contenida en la parte
final del inciso segundo del artículo 1489 quiere significar “o la indem-
nización de perjuicios que resulte procedente”, evitando el desgastante
debate doctrinario y jurisprudencial derivado de la interpretación literal
del artículo 1489, en tanto no se modifique el Código Civil en materia de
incumplimiento.
Artículos de doctrina
el nuevo derecho de la contratación en esta materia –particularmen-
te los cuerpos normativos de derecho uniforme y el Anteproyecto
del Código Civil francés–. Ello permitirá adecuar la normativa de
incumplimiento contractual contenida en el Código Civil a las
actuales condiciones del tráfico jurídico en las que prevalecen las
obligaciones de objeto fungible, insertándola, ciertamente, en la
modernización del derecho de las obligaciones.
Bibliografía
Díez-Picazo, Luis, Encarna Roca Trías, Antonio Manuel Morales Moreno, Los
principios del Derecho Europeo de Contratos, Madrid, Editorial Civitas, 2002.
Domínguez Águila, Ramón, “Notas sobre el deber de minimizar el daño”, en
Revista Chilena de Derecho Privado, Nº 5, Santiago, diciembre 2005.
Ducci Claro, Carlos, Interpretación jurídica, 3ª ed., Santiago, Editorial Jurídica de
Chile, 1997.
Ebers, Martin, “La nueva regulación del incumplimiento contractual en el BGB,
tras la ley de modernización del Derecho de Obligaciones de 2002”, en Anuario
de Derecho Civil, tomo 56, Madrid, 2003.
110
Ehmann, Horst, Holger Sutschet, La reforma del BGB (Código civil alemán): mo
dernización del derecho alemán de obligaciones, Bogotá, Editorial Universidad
Externado de Colombia, 2006.
Fernández Urzainqui, Francisco Javier, “El incumplimiento resolutorio de los
contratos bilaterales”, en Aranzadi Civil, tomo i, volumen i, Navarra, 1997.
Ferrándiz Gabriel, José Ramón, “El incumplimiento resolutorio según los prin-
cipios de Derecho Europeo de los Contratos”, en Cuadernos de Derecho Judicial,
vol. xi, Madrid, 2005.
Fueyo Laneri, Fernando, Cumplimiento e incumplimiento de las obligaciones, 3ª ed.,
Santiago, Editorial Jurídica de Chile, 2004
Gatica Pacheco, Sergio, Aspectos de la indemnización de perjuicios por incumplimiento
del contrato: del incumplimiento de las obligaciones contractuales; de los perjuicios y de
su liquidación judicial, legal y convencional. De la cláusula penal. Artículos 1556, 1558,
1559 y 1535 a 1544 del Código Civil, Santiago, Editorial Jurídica de Chile, 1959.
Goetz, Charles J., Robert E. Scott, “Measuring Seller’s damages. The lost profile
puzzle”, in Stanford Law Review, vol. 31, Stanford, February, 1979.
Grosser, Paul, Les remèdes à l’inexécution du contrat. Essai de classification, Thèse,
Paris I, 2000.
Guzmán Brito, Alejandro, “Le Code de Napoleón et le code civil du Chili”, in
La circulation du modèle juridique français, Paris, travaux de l’association Henri
Capitant, 1993, tome xliv.
Guzmán Brito, Alejandro, La codificación civil en Ibero América. Siglos xix y xx, San-
Artículos de doctrina
tiago, Editorial Jurídica de Chile, 2000.
Guzmán Brito, Alejandro, Las reglas del “Código Civil” de Chile sobre la interpretación
de las leyes, Santiago, Editorial LexisNexis, 2007.
Harris, Robert J., “A General Theory for Measuring Seller’s Damages for Total
Breach of Contract”, in Michigan Law Review, vol. 60, Michigan, 1961-1962.
Kozolchyk, Boris, La contratación comercial en el derecho comparado, Madrid, Editorial
Dykinson, 2006.
Larroumet, Christian, “A propósito de la negación de la responsabilidad contrac-
tual en la doctrina francesa reciente”, en Cuadernos de análisis jurídico, vol. i,
Santiago, Ediciones de la Universidad Diego Portales, Facultad de Derecho,
Colección Derecho Privado, 2004.
López Santa María Jorge, Los contratos. Parte General, 4ª ed., Santiago, Editorial
Jurídica de Chile, 2005, tomo ii.
Mejías Alonzo, Claudia, “El incumplimiento contractual y sus modalidades”,
en Alejandro Guzmán Brito (ed.), Estudios de Derecho Civil iii, Santiago, Legal
Publishing, 2008.
Meza Barros, Ramón, Manual de Derecho Civil. De las obligaciones, 10ª ed., Santiago,
Editorial Jurídica de Chile, 2007.
Morales Moreno, Antonio Manuel, La modernización del derecho de obligaciones,
111
Navarra, Editorial Aranzadi, 2006.
Oviedo Albán, Jorge, “Exclusión tácita de la ley aplicable e indemnización de
perjuicios por incumplimiento de un contrato de compraventa internacional (a
propósito de reciente jurisprudencia chilena)”, en Revista Colombiana de Derecho
Internacional, Nº 14, Bogotá, 2009.
Pantaleón Prieto, Fernando, “Las nuevas bases de la responsabilidad contractual”,
en Anuario de Derecho Civil, Nº 46, Madrid, 1993.
Pantaleón Prieto, Fernando, “Voz Incumplimiento (D° Civil)”, en Enciclopedia
Jurídica Básica, Madrid, Civitas, 1995, vol. ii.
Peñailillo, Daniel, Las obligaciones. Teoría general y clasificaciones. La resolución por
incumplimiento, Santiago, Editorial Jurídica de Chile, 2006.
Peñailillo, Daniel, “La reforma del Código Civil francés en el Derecho de Obli-
gaciones y el Código Civil chileno”, en Revista Chilena de Derecho Privado, Nº 8,
Santiago, julio 2007.
Peñailillo Arévalo, Daniel, “Responsabilidad contractual objetiva”, en Carlos
Pizarro Wilson (coord.), Estudios de Derecho Civil iv, Santiago, Legal Publis-
hing, 2009.
Pizarro Wilson, Carlos, “La influencia del Code en el Código de Bello en derecho
de obligaciones: ¿existe la responsabilidad contractual?”, en Ian Henríquez
Herrera - Hernán Corral Talciani (eds.), Cuadernos de Extensión de Universidad
de Los Andes, Nº 9, Santiago, 2004.
Vidal Olivares Álvaro, “El incumplimiento de las obligaciones con objeto fungible
Artículos de doctrina
y los remedios del acreedor afectado. Una relectura de las disposiciones del
Código Civil sobre incumplimiento”, en Alejandro Guzmán Brito (ed.), El
Código Civil de Chile (1855-2005), Santiago, Legal Publishing, 2007.
Vidal Olivares, Álvaro, “Cumplimiento e Incumplimiento contractual en el
Código Civil. Una perspectiva más realista”, en Revista Chilena de Derecho, Nº
34, Santiago, 2007.
Vidal Olivares, Álvaro, “La carga de mitigar las pérdidas del acreedor y su inci-
dencia en el sistema de remedios por incumplimiento”, en Alejandro Guzmán
Brito (ed.), Estudios de Derecho Civil iii, Santiago, Legal Publishing, 2008.
Vidal Olivares, Álvaro, “El incumplimiento resolutorio en el Código Civil.
Condiciones de procedencia de la resolución por incumplimiento”, en Carlos
Pizarro Wilson (coord.), Estudios de Derecho Civil iv, Santiago, Legal Publis-
hing, 2009.
Vidal Olivares, Álvaro, “La noción de incumplimiento esencial en el Código
Civil”, en Revista de Derecho, Nº 32, Valparaíso, 2009.
Vío Vásquez, Efraín, Obligaciones condicionales. Doctrina - jurisprudencia - legislación
comparada, Concepción, Editorial Escuela Tipográfica Salesiana, 1945.
Yzquierdo Tolsada, Mariano, “Consecuencias del incumplimiento. En particular,
reflexiones sobre los remedios resolutorios por el equivalente, los remedios
resarcitorios y ciertas medidas de presión sobre el deudor incumplidor”, en 113
Carlos Vattier, José María de la Cuesta, José María Caballero (eds.), Código
Europeo de Los Contratos, Madrid, Editorial Dykinson, 2003.
posesión y retención:
Artículos de doctrina
¿hechos, derechos o quimeras?
Resumen
Summary
Artículos de doctrina
Resumo
Introducción
Artículos de doctrina
calificar a la posesión o a la retención como hechos o como derechos, en
Colombia se han terminado por desvanecer sus conceptos mismos. Nos
enfrentamos, pues, a verdaderas quimeras1.
Por ejemplo, la posesión ha merecido toda suerte de calificaciones:
hecho ilícito, hecho lícito, derecho real, etc. Incluso, actos indudablemente
delictivos –tipificados por la normativa colombiana–, como el hurto de
muebles y la usurpación de tierras, han merecido el reconocimiento juris-
prudencial como verdaderos derechos reales de posesión2.
En materia de posesión regular de inmuebles, mientras que la nor-
mativa exige la inscripción del título de la posesión, la jurisprudencia se
empeña en negar cualquier aplicación de la denominada posesión inscrita3.
Sobre este particular téngase en cuenta que, para el inicio de este siglo, el
40% de los predios urbanos y el 35% de los rurales, no contaban con una
adecuada acreditación de sus derechos patrimoniales4. En una palabra, ¿se
trataba de tierras ocupadas por poseedores o delincuentes? Para nosotros,
esta pregunta parece no merecer una única respuesta.
Asimismo, el ejercicio de posibles retenciones ha sido revelado como
hurtos calificados, constreñimientos ilegales, abusos de confianza, extor-
siones, etc.5. En otras palabras, actualmente desconocemos en Colombia
si la retención goza de una consagración general o, por el contrario, como 117
mecanismo de justicia privada, merece una aplicación excepcional.
Desde luego, este tipo de posiciones pretorianas –permitidas por la am
bigüedad de la normativa– ha ofrecido un oscuro panorama a la posesión
y a la retención: la anchura de sus conceptos han redundado en su des
6
Véase Colombia, Corte Constitucional, sentencia T-494 de 12 de agosto de 1992. M.P.
Ciro Angarita Barón y sentencia T-078, 26 de febrero de 1993. M.P. Jaime Sanín G..
7
Véase Colombia, Corte Suprema de Justicia, sentencia de 28 de agosto de 1958. M.P.
Arturo Valencia Z. G.J., tomo lxxxviii, Bogotá, 1958, pp. 672-681.
8
“[...] Pues si los miras no verás por cierto algo que sea común a todos, sino que verás
semejanzas, parentescos y por cierto toda una serie de ellos. [...] No puedo caracterizar mejor
esos parecidos que con la expresión ‘parecidos de familia’; pues es así como se superponen
y entrecruzan los diversos parecidos que se dan entre los miembros de una familia: estatura,
facciones, color de los ojos, andares, temperamento, etc. [...]”. Ludwig Wittgenstein,
Investigaciones filosóficas, Barcelona, Editorial Crítica/Filosofía, 1988, pp. 87 y 89.
9
La posesión es definida como “el título primitivo de propiedad”. Véase Jeremías
Bentham, Tratados de legislación civil y penal, traducido por Ramón Salas, París, Editorial
Librería de Lecointe y Lasserre, 1838, tomo iii, p. 4. Por su parte, la retención también ha
sido calificada como “una garantía primitiva”. Véase Pablo Beltrán de Heredia de Ons, El
derecho de retención en el Código civil español, Salamanca, Editorial Universidad de Salamanca,
1955, p. 11. Igualmente a Carlos Pizarro Wilson, “El derecho de retención: una garantía
bajo sospecha”, en Ius et Praxis, vol. 15, Nº 1, Talca, 2009, pp. 339-352.
Artículos de doctrina
no precisan de medios ni de intermediarios.
Por un lado, valga aclarar lo siguiente. La palabra ‘posesión’ tiene dos
diferentes acepciones: “posesión” como manifestación del dominio –u otro
derecho real– y “posesión” como institución que se enfrenta a éste10. En este
ensayo nos concentraremos en esta última variedad de posesión, la también
denominada possessio juris11, un elemento sine qua non de la usucapión.
Esta possessio juris o posesión es definida en Colombia como “la tenencia
de una cosa determinada con ánimo de señor y dueño” (art. 762 del CC.
colombiano). Esta institución, con fórmulas relativamente próximas, ha sido
acogida en la normativas chilena (art. 700 del CC. chileno), francesa (art.
2228 del CC. francés), argentina (art. 2351 del CC. argentino), uruguaya (art.
649 del CC. uruguato) y española (art. 430 del CC. español), entre otras.
Por otro lado, la retención ha merecido consagración en el BGB (§
273-274), así como en los Códigos Civiles de España (art. 1866 del CC.
español), Portugal (arts. 3939 y 3946 del CC. portugués), Uruguay (art.
10
Las dos acepciones de la palabra ‘posesión’ se presentaban en el Derecho Romano
de la siguiente forma: possessio rei, la posesión que ejercía el titular de un derecho real (v.gr.
propiedad, usufructo, etc.) y possessio juris, la posesión que se enfrentaba a la titularidad de 119
un derecho real, aquélla que la ejercía un no-titular. Véase Henri Roland et Laurent Boyer,
Locutions latines du droit français, Paris, Éditorial Litec, 1998, pp. 364 et 365.
En el Código Civil español la possessio rei se denomina posesión natural. Por su parte, la
possessio juris se denomina posesión civil (art. 430 del CC. español).
11
En cuanto a la possessio rei, reconocemos a una posesión incorporada a la titularidad
del dominio o de otro derecho real como el usufructo o servidumbre. En este sentido, la
posesión puede ser concebida como una serie de poderes físicos que se ejercen sobre un
bien respecto del cual se tiene la titularidad de un derecho real. Así las cosas, la posesión
equivaldría al contenido del derecho real. Según una bella metáfora, puede ser vista como
“la sombra del derecho real”. Definida de esta manera por Jean Carbonnier, Droit civil.
Les biens, Paris, Éditorial Puf, 1995, pp. 217-236.
La función de la posesión como manifestación del derecho real tiene repercusiones
diferentes, según se trate de bienes muebles o inmuebles. En cuanto a los bienes muebles,
la posesión constituye una apariencia de la titularidad del derecho real: a través de ella se
hace pública la titularidad del derecho real. Podría afirmarse que el legislador asume que,
frecuentemente, posesión y dominio se encuentran reunidos. Por ello, el poseedor de un
bien mueble “es reputado dueño, mientras otra persona no justifique serlo” (art. 762 del
CC.). En materia de inmuebles, la posesión que se encuentra incorporada a la propiedad –o
cualquier otro derecho real– tiene una función mucho menos relevante. Estimamos que la
presunción del art. 762 del CC. debe ceder frente a la consagrada en el art. 44 del decreto
Nº 1250 de 1970, según la cual los títulos o instrumentos sujetos a registro surten efectos
frente a terceros, desde la fecha en la cual el registro se ha llevado a cabo. En materia de
inmuebles no se presume como titular del derecho real al poseedor del bien, sino a quien
aparece inscrito en el registro de instrumentos públicos. En otras palabras, la publicidad
de la titularidad del derecho real se realiza con la inscripción en el registro.
649 del CC. uruguayo) y Chile (art. 2392 del CC. chileno)12, entre otros.
Artículos de doctrina
Además, con mucho más detalle, la retención ha sido consagrada en la
normativas francesa (art. 2286 del CC. francés13) y paraguaya (art. 1826
del CC. paraguayo).
En Colombia la retención puede estipularse por la expresa determina
ción de los contratantes en una convención (art. 2417 del CC., inc. 2 co
lombiano). Además, el legislador colombiano también la ha consagrado
para ciertos casos específicos. En efecto, en términos cronológicos, la
retención puede presentarse a continuación de un derecho real (en materia
de reivindicación, la retención autorizada al poseedor vencido, arts. 739
y 970 del CC. colombiano14 y aquélla ofrecida a quien ostentaba la cali-
dad de usufructuario de un bien, art. 859 del CC. colombiano15) o de un
derecho personal (como la retención del arrendatario, arts. 1995 del CC.
colombiano16 y 26 de la ley Nº 820 de 2003 colombiana; arrendador, art.
2000 del CC.17 colombiano; mandatario, art. 2188 del CC. colombiano18;
comodatario, art. 2218 del CC. colombiano19; depositario, arts. 2258 del
CC. colombiano20 y 1177 del CCo. colombiano; empresario en el contrato
de hospedaje, arts. 1199 del CCo. colombiano y 2497 Nº 1 del CC. colom-
biano21; agente, art. 1326 del CCo. colombiano y transportador de cosas,
art. 1033 del CCo. colombiano).
120 12
En Chile también está consagrada la retención en la Ley de Quiebras (art. 92) y el
Código de Procedimiento Civil (art. 545).
13
Con las ordenanzas del 23 de marzo de 2006 se propuso una serie de reformas
importantes al Código Civil francés. En efecto, con esta reforma se planteó en Francia un
cambio radical al Derecho de Garantías. Además de las modificaciones relacionadas con la
retención, especial mención merecen la hipoteca universal recargable y la hipoteca vitalicia.
Con la primera, la hipoteca universal recargable, se permite al dueño de un inmueble, de
acuerdo con su valor patrimonial, adquirir nuevos créditos garantizados con la misma
inscripción hipotecaria, incluso, respecto de acreedores diferentes del acreedor primigenio.
Valga aclarar que cada “convención de recarga” simplemente exige una anotación, con
un costo irrisorio, al margen del registro de constitución de la “hipoteca recargable” (art.
2422 inc. 4 Code Civil francés). La hipoteca vitalicia puede presentarse así: se extiende un
préstamo a una persona, generalmente de la tercera edad, respaldado con un derecho real
de hipoteca. Sin embargo, la particularidad de este instituto radica en lo siguiente: el crédito
se somete a un plazo indeterminado, la muerte del deudor. En estos términos, dicho pago
corresponderá a los causahabientes del deudor o, en su defecto, mediante la realización de
la garantía hipotecaria sobre el inmueble.
14
Arts .669 y 914 del CC. chileno.
15
Art. 800 del CC. chileno.
16
Art. 1937 del CC. chileno.
17
Art. 1942 del CC. chileno.
18
Art. 2162 del CC. chileno.
19
Art. 2193 del CC. chileno.
20
Art. 2234 del CC. chileno.
21
Art. 2474 del CC. chileno.
Artículos de doctrina
dicas “posesión” y “retención” no parecen ser muy claras22. Las dos han
sido sometidas, principalmente en Colombia, a tratamiento diferente: se
reputan
I) como hechos y
II) como derechos.
I. Dos hechos
22
De forma general, podemos afirmar que las normas tienen un supuesto de hecho y
una sanción. El supuesto de hecho determina de manera abstracta, en el “deber ser”, ciertas
condiciones que de ser cumplidas en el mundo del “ser”, darán lugar a la aplicación de
unas consecuencias jurídicas –sanción– como, por ejemplo, la condena a tantos años de
cárcel, el reconocimiento de las obligaciones laborales, el pago de multas, etc. Mediante
la asignación de un nombre –“delito de homicidio”, “contrato de trabajo”, “práctica de
competencia desleal”– se sistematiza el Derecho Positivo. Esto es conocido como categorías
jurídicas, y el procedimiento de someter un hecho al régimen jurídico de una categoría se
denomina calificación. Véase al respecto Jean Carbonnier, Droit civil. Introduction, Paris,
Éditorial PUF, 1995, pp. 53 y 54.
23
Autores como Eduardo García Máynez preferirían hablar de supuestos jurídicos.
Véase Eduardo García Máynez, Introducción al estudio del derecho, Medellín, Editorial
Abogados Asociados editores, 1990, p. 170.
24
Véase Alf Ross, Sobre el derecho y la justicia, Buenos Aires, Editorial Eudeba, 2005, p. 218.
25
Véase Wesley Newcomb Hohfeld, Conceptos jurídicos fundamentales, México, Editorial
Fontamara. 2001, p. 39.
En los términos del art. 762 del CC. colombiano (art. 700 del CC. chileno), la
posesión se reconoce como un hecho cuyos elementos son corpus y animus. En
principio, en la normativa colombiana se acoge la concepción subjetiva de
Raymond T. Troplong y Friedrich von Savigny: la posesión descansa sobre
dos elementos y se reconoce como un hecho26. El corpus puede corresponder
a los actos materiales realizados por un sujeto sobre un bien. Por su parte, el
animus se reconoce como el espíritu independiente y autónomo con que se
llevan a cabo esos actos materiales o corpus; es decir, identificamos al animus
con esa voluntad del poseedor de comportarse como si fuera el propietario
–animus domini–27, 28 La jurisprudencia colombiana sostiene29 que el animus,
“por escapar a la percepción directa de los sentidos”, debe presumirse a
partir de los elementos exteriores y materiales que constituyen el corpus.
122 Se trata de una institución separada y disímil de la titularidad del
Derecho Real. Dos intereses enfrentados y dos diferentes realidades: el
propietario desposeído y el poseedor no-propietario. ¿De dónde surge este
26
Consúltese Raymond Théodore Troplong, Le droit civil expliqué suivant l’ordre des
articles du Code Civil, Paris, Éditorial Charles Hingray Librairie Editeur, 1846, N° 244, pp.
251, 263, 270, 275 y 284.
Véase Friedrich von Savigny, Traité de la possession en droit romain, Bruxelles, Éditorial
Bruylant-Christophe. 1866, pp. 2,3, 37, 47, 69 et 498.
Por otro lado, para el autor, la posesión se apoya principalmente en el corpus,
elemento a partir del cual se presume el animus. Según él, el corpus no se puede concebir
como un mero contacto o una proximidad física con el bien. Exige, antes que todo, una
intencionalidad. Véase Rudolf von Ihering, El espíritu del Derecho Romano, México, Editorial
Oxford University Press México S.A. 2001, vol. 3, p. 554 y ss. De igual manera consultar,
del mismo autor, la siguiente monografía El fundamento de la protección posesoria, Madrid,
Editorial Reus, 1926.
27
“Señorio es poder que ome ha en su cosade fazer della, é en ella lo que quisiere,
según Dios, é segund fuero”. Código de las partidas, L. 1ª, título 28, parte 3ª .
28
El animus se reconoce como el espíritu independiente y autónomo con que se llevan
a cabo esos actos materiales o corpus; es decir, identificamos al animus con esa voluntad del
poseedor de comportarse como si fuera el propietario –animus domini– o el titular de otro
derecho real –animus usufruendi, animus utendi, animus retentionis, etcétra–.
29
Colombia, Corte Suprema de Justicia, Casación civil, sentencia Nº 146 de 29 de
agosto de 2000. Citada por el Consejo de Estado, Sala de Consulta y Servicio y Civil. M.P.
Susana Montes de Echeverri, sentencia de 11 de julio de 2002.
Artículos de doctrina
necesidad?, ¿su génesis puede apoyarse en vías de hecho? Preguntas que
no parecen tener respuestas claras en el ordenamiento.
Más aún, como si se tratara de la obra de Robert Louis Stevenson, El
extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde, la posesión parece tener un lado
oscuro y otro claro. En otras palabras, los operadores jurídicos parecen
ofrecerle a la posesión un doble rasero, la reconocen como:
1) un hecho lícito y
2) ilícito.
31
Claro es, sin embargo, que el concepto mismo de posesión clandestina, que se ejerce
ocultándola a los que tienen derecho para oponerse a ella (art. 774 del CC. colombiano),
parece excluir la presencia del elemento sine qua non de toda posesión: el animus. En este
124 orden de ideas, la clandestina mal podría calificarse como verdadera posesión.
32
Véase Colombia, Corte Constitucional, sentencia C-597 de 21 octubre de 1998. M.P.
Carlos Gaviria D. Jurisprudencia y Doctrina, Nº 325, Bogotá, enero de 1999, p. 136 y ss.
En este fallo se aseguró: “fundamentos análogos a los señalados para la prescripción
extintiva (de la que aquí se trata), justifican la prescripción adquisitiva. Lo que en principio
es una situación fáctica (aun violenta) no amparada por el derecho, deviene, transcurrido un
lapso que el legislador juzga razonable, en interés jurídico digno de protección. La negligencia
o aun la indolencia de quienes están habilitados para enmendar, con su acción, la situación
o la conducta reprochables, la toma en cuenta el derecho objetivo para construir un derecho
subjetivo, con todas las consecuencias que ello implica. La convivencia pacífica, consagrada
en el artículo 2 de la Constitución, consecuencia del interés general consignado en el primero,
exigen que existan reglas jurídicas claras a las cuales deban someter su conducta las personas
que viven en Colombia, y que no subsistan indefinidamente situaciones inciertas generadoras
de disputas y litigios sin fin, incompatibles con la seguridad jurídica y, en último término,
con el derecho a la paz, que es el eje de toda nuestra normatividad superior”.
En nuestros días parece ofrecerse un tratamiento bastante permisivo sobre el particular.
En Roma, las XII Tablas mismas prohibían la usucapión de las cosas robadas, incluso,
respecto de los terceros de buena fe (Tabla viii, 7). En el mismo sentido Gayo, Instituciones,
comentario segundo, 53).
33
Recientemente se sostuvo: “Por ende, a la unión de posesiones no puede llegar quien
a otro desposeyó. De tan notable preeminencia no podrán disfrutar ni los ladrones ni los
usurpadores. Estos no cuentan con más posesión que la suya. Unos y otros no reciben
de nadie nada. Y, claro, así no puede considerarse al usurpador, por ejemplo, sucesor, ni
antecesor a la víctima del despojo, toda vez que eliminada de un tajo queda toda relación
de causante a causahabiente”. Colombia, Corte Suprema, Casación civil, sentencia de 15
de abril de 2009, exp. 00225-01. M.P. Ruth Marina Díaz Rueda.
Artículos de doctrina
como un expediente lícito.
Por otro lado, la denominada posesión violenta, que, como se dijo, ha
merecido el reconocimiento jurisprudencial, es calificada por el legislador
penal como un delito contra el patrimonio económico. Más exactamente
hablamos del hurto de muebles o de la usurpación de tierras (arts. 239 y
261 del C.P. colombiano). También hablamos de delitos realizados sobre
incorporales como el plagio o la piratería (regulados por el del título viii
del libro ii del Código Penal) 34. Un ejemplo nos evidencia el alcance de
esta controversia: un poseedor violento –reconocido por la jurispruden-
cia colombiana como verdadero poseedor– puede ganar por usucapión
extraordinaria el dominio del bien. Sin embargo, este nuevo propietario
podría enfrentarse a acciones penales no prescritas. En efecto, la acción
penal del hurto calificado y agravado podría tener un término de pres-
cripción de hasta veinte años, diez años más que el término de usucapión
extraordinaria (arts. 83 y 239-241 del C.P. colombiano, mod. arts. 37 y 51
de la ley Nº 1142 de 2007 colombiana).
B. Retención
34
Edgar León Robayo, “La posesión de los bienes inmateriales”, en Revista de Derecho
Privado, vol. 36, Bogotá, junio 2006, p. 114 .
35
Véase Hohfeld (n. 25), p. 39.
36
Francesco Carnelutti, Instituciones del proceso civil, Buenos Aires, Ediciones Jurídicas
Europa-América, 1959, p. 60.
37
Cierta doctrina contemporánea pretende ampliar el campo de aplicación de la retención
de suerte tal que comprenda también los bienes incorporales. Llega, incluso, a sostener que la
detención física de un bien no es condición necesaria para retenerlo. Véase Augustin Aynès,
Le droit de rétention. Unité ou pluralité, Paris, Éditorial Economica, 2005, pp. 62-80.
Pero, ¿se puede extender a los bienes incorporales una institución que parte del supuesto
de la aprehensión física? ¿Hasta qué punto podemos predicar de los bienes incorporales
todo lo que se predica de los corporales? ¿Se puede retener sin tener? Éstos no parecen más
que abusos del lenguaje orientados a construir una teoría general fundamentada en simples
analogías y juegos de palabras.
38
Colombia, Corte Suprema de Justicia, Casación civil, sentencia de 27 de octubre de
1938. G.J., tomo xlvii, Bogotá, 1938, p. 307.
Un excelente análisis doctrinario y una completa compilación de sentencias y laudos
arbitrales al respecto en Marcela Castro de Cifuentes, El derecho de retención en las obligaciones
civiles y mercantiles, Bogotá, Editorial Uniandes, Colección Derecho Privado, 2004.
39
Colombia, Corte Suprema de Justicia, Casación civil, 26 de marzo de 1943. M.P.
Hernán Salamanca. G.J., tomo lv, Nº 2400, Bogotá, 1943, p. 71.
40
Sobre la excepción de inejecución, véase Fabricio Mantilla, “La excepción de
inejecución”. Los contratos en el derecho privado, Bogotá, Editorial Universidad del Rosario-
Legis. 2007, pp. 277 a 292 y Carlos Pizarro Wilson, “La excepción por incumplimiento
contractual en el derecho chileno”, en Jornadas de Derecho Civil chileno, Valdivia, Editorial
LexisNexis, abril 2005, pp. 11-12.
41
Colombia, Corte Suprema de Justicia, Casación civil, sentencia de 27 de octubre de
1938. M.P. Liborio Escallón. G.J., tomo xlvii, Bogotá, 1938.
42
Colombia, Corte Suprema de Justicia, Casación Civil, sentencia de 23 de septiembre
de 1938. M.P. Francisco Mujica. G.J., tomo xlvii, Bogotá, 1938.
Por otro lado, también el retenedor es acreedor del propietario del bien;
Artículos de doctrina
concretamente, el retenedor es acreedor de una obligación de dar: transferir
el dominio sobre una suma de dinero.
Si aceptamos que la retención es, exclusivamente, una excepción,
afirmamos al mismo tiempo:
1) que el retenedor no es reconocido como titular de derecho patri-
monial alguno.
2) De igual manera, tendría que admitirse el alcance general de la re
tención.
43
Michel Villey, La formation de la pensée juridique moderne, Paris, Éditorial PUF, 2003,
pp. 251-259.
Igualmente Francisco Ternera, La realidad de los derechos reales, Bogotá, Editorial
Universidad Rosario, 2007, pp. 25-33.
44
Colombia, Corte Suprema de Justicia, sentencia de 25 de agosto de 1953. M.P.
Alfonso Márquez P. Véase René Abeliuk Manasevich, Las obligaciones, Bogotá, Editorial
Temis, 1993, tomo ii, p. 782.
45
Por supuesto, el bien se detentaría a título de retención. Ni siquiera el cúmulo de años
y años autorizarían al retenedor para alegar, como poseedor, usucapión alguna. Véase
Artículos de doctrina
cogida en el art. 1609 del CC. colombiano. Es decir, la exceptio non adimpleti
contractus hace parte de la teoría general del contrato55. En este orden de ideas,
salvo norma expresa especial, le es aplicable a todas las convenciones.
En nuestro caso, como un ejemplo de la excepción de inejecución, la
retención simplemente exigiría la tenencia o corpus de un bien y la existencia
de un crédito relacionado con el bien retenido.
En otras palabras, la lista presentada por el legislador tendría un carácter
meramente enunciativo. Se ofrecería, pues, la retención a toda suerte de
detentadores físicos de bienes materiales, siempre que existiese una relación
de conexidad entre el crédito del retenedor y la cosa retenida, ya porque
se ejerció sobre la cosa retenida un derecho real, como el usufructo, pose-
sión y propiedad fiduciaria, ya porque el bien se detentaba físicamente en
ejercicio de un contrato, como arrendamiento, leasing, mandato, comodato,
concesión, depósito y anticresis.
Al lado de esta lectura podríamos proponer otra bien diferente. En el
siguiente segmento hablaremos de la posesión y retención concebidas como
derechos patrimoniales, más exactamente, derechos reales.
Durante su visita al Cielo de los conceptos jurídicos, Rudolf von Jhering tuvo
la oportunidad de ver cara a cara a la posesión y fue testigo de excepción
de su carácter indeciso e inestable:
55
Véase Mantilla (n. 40).
56
Consúltese al respecto Hohfeld (n. 25), pp. 67-68.
“La mayoría de los conceptos tiene aquí, como lo tienen los hombres
Artículos de doctrina
de negocios en vuestras bolsas, un sitio determinado, donde se puede
estar seguro de encontrarlos. Sólo algunos no quisieron acomodarse
a ese orden, pues son de naturaleza inquieta y no aguantan estar
mucho tiempo en un mismo sitio. [...] Pero el peor de todos es la
Posesión, pues es excesivamente inquieta y nunca puede quedarse
en un sitio. Tan pronto tiene su lugar en la parte general, como en
el derecho de la personalidad, pero de repente se corre hacia los
derechos reales plantándose normalmente al lado de la Propiedad,
ya sea delante, ya sea detrás de ésta, llegando últimamente incluso
a perturbarla. Hasta ha buscado acceso al derecho obligacional.
Ahora la veo. En este momento está en la sección de los derechos
reales, allí al lado de la Propiedad. –¿Ésa es la Posesión? ¡Qué
extraña es! Me la había figurado distinta. Yo pensaba que era un
derecho, pero resulta ser un hecho. –Espera un poco. La verás
también como derecho. Ella se transforma constantemente. Es el
Proteo de nuestros conceptos”57.
57
Rudolf von Jhering, “El cielo de los conceptos jurídicos. Una fantasía”. In Bromas y veras
en la ciencia jurídica ridendo dicere verum, traducción de Tomás Banzhaf, Madrid, Editorial
Civitas, 1993, pp. 238 y 239.
58
Por lo menos de la denominada posesión material.
Artículos de doctrina
ciertas disposiciones,
a) de fondo (a) y
b) de forma (b),
que parecerían aceptar la “naturaleza” real de la posesión.
a) Las disposiciones comprometen el contenido mismo de la posesión:
en ellas se reconoce que el poseedor es titular de una serie de poderes
directos sobre la cosa poseída e, incluso, con ocasión de su calidad
de poseedor, se encuentra obligado respecto de otras personas.
Por un lado, al detentar físicamente el bien, el poseedor puede
servirse de él (art. 762 del CC. colombiano; art. 700 del CC. chile-
no). Asimismo, puede apropiar sus frutos –poder de goce–. Desde
luego, en caso de reivindicación, el poseedor de buena fe vencido
puede hacer suyos los frutos percibidos hasta la notificación del
auto admisorio de la demanda (art. 964 del CC. y 313 C. de P.C.
colombiano; art. 907 del CC. chileno)59.
En cuanto al poder de disposición, podemos anotar que el po-
seedor puede agregar a su propia tenencia, aquélla de su causante,
cumpliendo los requisitos de ley (arts. 778 y 2521 del CC. colom-
biano; arts. 717 y 2500 del CC. chileno)60, 61. Si la agregación de las
131
“El tratamiento al poseedor de buena fe vencido en juicio, cambia fundamentalmente a
59
sí está justificada del todo. Una cosa es aducir suma de posesiones y otra alegar que se es
poseedor regular”. Colombia, Corte Suprema de Justicia, Casación civil, sentencia de 5 de
julio de 2007, exp. 1998-00358. M.P. Manuel Isidro Ardila V.
62
Considera la Corte Suprema colombiana que las actas de estado civil son suficientes
para demostrar el vínculo entre antecesor y sucesor en una agregación de posesiones por
herencia. Véase Colombia, Corte Suprema, Casación civil, sentencia de 6 de abril de 1999,
exp. 4931. M.P. José Fernando Ramírez Gómez.
63
Art. 728 del CC. chileno.
Artículos de doctrina
superiores a diez hectáreas). En la segunda, se otorgan funciones
especiales a los notarios para que declaren la posesión regular de
predios urbanos de estratos 1 y 2. En estos términos, percibimos
una clara tendencia del legislador colombiano de “replantear” la
tesis jurisprudencial de la posesión material de los inmuebles64, 65.
2. Su reconocimiento jurisprudencial:
derecho praeter legem
De manera expresa, la jurisprudencia colombiana ha considerado que la
posesión es un derecho real. La fórmula que han adoptado los tribunales
colombianos es la siguiente: se trata de un derecho real provisional 66.
Un primer fallo en este sentido lo encontramos en la Corte Suprema de Jus-
ticia colombiana, según el cual la posesión “es un derecho provisional para el
no propietario (...) por cuanto cede siempre ante el derecho de dominio”67. En
otro fallo, este mismo tribunal afirma: “la posesión es solo una expectativa que,
en cuanto tal, se encuentra sometida al gobierno de la incertidumbre”68.
64
En un fallo muy difundido en Colombia, la Corte Suprema consideró que “no existe
posesión inscrita en el derecho colombiano”. El alto tribunal aseguró: “la inscripción de los
títulos carece de contenido y alcance posesorios”. Colombia, Corte Suprema de Justicia, 133
Casación civil, sentencia de 27 de abril de 1955. G.J., tomo lxxx, Bogotá, 1955, p. 97. En el mismo
sentido, la sentencia del 11 de mayo de 1956. G.J., tomo lxxxii, Bogotá, 1956, p. 484. Vemos,
pues, como esta tesis jurisprudencial está siendo contestada por el legislador colombiano.
65
Pese a tratarse de una posición aislada, la tesis de la posesión inscrita también ha
tenido respaldo jurisprudencial. Véase el siguiente fallo: Colombia, Corte Suprema de
Justicia, Casación civil, sentencia del 22 de agosto de 2006. M.P. Edgardo Villamil Portilla,
exp. 25843-3103-001-2000-00081-01.
66
Esta calificación de la posesión como derecho real provisional no es una teoría
moderna o posmoderna; antes bien, se trataría de una teoría muy antigua, que pareciera
conocer su génesis con el jurisconsulto Hahn. Véase Mauricio Rengifo Gardeazábal,
“Teoría de la posesión”, en Revista de Derecho Privado. Propiedad, posesión y derechos reales, vol.
36, Bogotá, junio de 2006, p. 6.
En la doctrina, consultar Ludwig Enneccerus, Theodor Kipp y Martín Wolff, Tratado
de Derecho Civil, Barcelona, Editorial Bosch, 1976, tomo iii: Derecho de cosas, p. 16 y ss; José
María Manresa y Navarro, Comentarios al Código Civil español, Madrid, Editorial Reus, 1972,
tomo iv, p. 20 y ss; Francesco Messineo, Manual de Derecho Civil y Comercial, Buenos Aires,
Ediciones Jurídicas Europa-América, 1954, tomo iii. p. 206 y ss; Alexander Duranton, Cours
de droit français suivant le Code Civil, Paris, Éditorial Alex-Gobelet Libraire, 1844, volume 4, p.
195 y Jean Molitor citado por Domingo Cura Grassi, Derechos reales. Posesión, Buenos Aires,
Editorial Ad-hoc, 2005, p. 46.
67
Colombia, Corte Suprema de Justicia, sentencia de 10 de mayo de 1939. M.P. Juan
Francisco Mújica. G.J., tomo xlviii, Bogotá, 1939, p.18.
68
Colombia, Corte Suprema de Justicia, Casación civil, sentencia de 22 de mayo de
1995, proceso 4571. M.P. Héctor Marín Naranjo. G.J., tomo ccxxxiv, Bogotá, 1995, N°
2473, p. 734.
Artículos de doctrina
En el art. 665 del CC. colombiano no se meciona a la retención dentro de
la lista de los derechos reales. Sin embargo, vemos cómo el legislador, en
algunos apartes de la normativa, parece permitirle al retenedor poderes
directos sobre el bien retenido.
En primer lugar, se ofrece un poder de preferencia. En el art. 2493 del
CC. colombiano se determina que las causas de preferencia son solamente
el privilegio y la hipoteca; asimismo, el art. 2494 del CC. colombiano nos
informa que los créditos privilegiados son los de primera, segunda y cuarta
clase. En este orden de ideas, en el art. 2497 del CC. Nºs 1 y 2 colombiano
se consagró que a la segunda clase de créditos pertenecen el derecho del
acarreador y posadero, sobre los efectos del deudor que detente físicamente.
Incluso, en el art. 1199 del CCo. se estatuye un claro atributo de preferencia,
a favor del empresario, sobre los bienes del huésped deudor. Pensamos
que estas hipótesis contempladas en los numerales citados del art. 2497
del CC. y en el art. 1199 del CCo. colombiano se refieren a casos claros de
retención. En esta medida, por analogía71, se podría extender lo previsto
en estas normas a todos los demás eventos legales de retención.
En segundo lugar, el retenedor puede disponer jurídicamente de su de-
recho real, una vez que transfiere o transmite el crédito al que accede (arts.
2410 y 1964 del CC. colombiano). En efecto, la retención se reconoce como 135
un elemento accesorio de un crédito; por consiguiente, la transferencia o
transmisión de éste debe imponer la disposición jurídica de la retención.
La transmisión del crédito puede darse por sucesión mortis causa; por su
parte, la transferencia por acto inter vivos podría tener lugar por institutos
como la cesión del crédito o la subrogación (arts. 1964, 1668 y 1670 del
CC. colombiano).
2. Su reconocimiento jurisprudencial:
derecho praeter legem
La jurisprudencia colombiana ha calificado a la retención, con el mismo
mote asignado a la posesión: derecho real provisional 72. Se aclara que la reten-
“La analogía consiste, pues, en atribuir a situaciones parcialmente iguales (una prevista
71
y otra no prevista), las consecuencias que señala la norma aplicable al caso previsto. Ello
equivale a formular una nueva norma cuyo supuesto expresa en abstracto las características
de ambos casos, si bien entre uno y otro sólo hay igualdad parcial. De ello se infiere que no
debe hablarse de aplicación analógica de un precepto a un caso no previsto, sino de creación
o formulación analógica de una norma nueva, cuya disposición es idéntica a la de aquel precepto, pero
cuyos supuestos son sólo semejantes” Eduardo García Máynes, Lógica del razonamiento jurídico,
México, Editorial Fontamara, 1999, p. 158.
72
Véase Colombia, Corte Suprema de Justicia, sentencia de 28 de agosto de 1958. M.P.
Arturo Valencia Z. G.J., tomo lxxxviii, Bogotá, 1958, p. 672-681.
“despojado por vías de hecho, el orden jurídico exige que sea restitui-
do, precisamente para que pueda hacer valer su posición exceptiva
absoluta contra todo el mundo, mientras que el crédito que garantiza
no se extinga por alguna causa legal. Lo que en su origen o por
pasiva constituye una excepción tan poderosa que se enfrenta con
éxito a toda persona y vale aún contra el dueño del objeto, dejará
de ser facultad inviolable, si por activa, la justicia denegara la acción
de restitutoria del acreedor ante las vías de hecho del deudor o de
terceras personas. La titularidad de quien por ministerio de la ley
está dotado del derecho de retención sobre un bien corporal deter-
minado, lo legitima obviamente para la súplica restitutoria, salvo
136 renuncia voluntaria o extinción del crédito garantizado”73.
73
Colombia, Corte Suprema de Justicia, sentencia de 3 de mayo de 1961. M.P. José
Hernández A (sin publicar).
74
Véase Colombia, Corte Suprema de Justicia, Casación civil, sentencia del 15 de junio
de 1995, ref. 4398. M.P. Rafael Romero Sierra, exp. 2291.
75
“Son taxativas aquellas que obligan en todo caso a los particulares, independientemente
de su voluntad. Llámense dispositivas las que pueden dejar de aplicarse, por voluntad expresa
de las partes, a una situación jurídica concreta”. García Máynez (n. 23), p. 24. Igualmente
Boris Starck, Droit civil, Paris, Éditorial Librairies Techniques, 1971, Nº 52, p. 25.
En la jurisprudencia colombiana se ha precisado que la normativa relacionada con los
derechos reales es imperativa y nacional. En este orden de ideas, disposiciones de orden
Artículos de doctrina
dencia colombiana ha pretendido fortificarla, presentando a la comunidad
jurídica derechos reales praeter legem como la posesión y la retención.
Por lo demás, pensamos que el robustecimiento del carácter patrimonial
de estas dos instituciones podría brindar importantes aportes. Por ejemplo,
en lo que respecta a su circulación, la posibilidad de acceder al crédito, etc.76.
En el caso de Colombia, éste sería el caso de importantes fundos sin títulos
de propiedad, sometidos a posesiones que difícilmente pueden circular de
un patrimonio a otro y que están desechadas por el mercado hipotecario.
Sin embargo, pese a las bondades de esta tesis jurisprudencial, la cali-
ficación jurídica de las instituciones en comento es objeto de importantes
controversias, de lecturas fragmentarias y dispersas por parte de los opera-
dores jurídicos –incluido un gran sector jurisprudencial–. En esta nebulosa
de conceptos, la posesión y la retención se reconocen como verdaderas
“quimeras jurídicas” que recogen importantes problemas estructurales.
Por un lado, según la jurisprudencia colombiana, las posesiones vio-
lentas, diferenciándose de las clandestinas, parecen estar incorporadas
dentro del amplio género de las posesiones irregulares. Así las cosas, por
extravagante que parezca, tendrían que incluirse las cosas hurtadas como
verdaderos objetos de posesiones –hechos lícitos–. Al mismo tiempo, este
tipo de situaciones también merecen el mote de hechos ilícitos. Por consi- 137
guiente, pueden igualmente ser objeto de sanciones penales. Por lo demás,
como ya lo comentamos, en la normativa colombiana sus posibles efectos
civiles y penales están sometidos a términos disímiles.
Asimismo, por lo menos en Colombia, el escenario de la posesión
regular de inmuebles parece condicionarse al asiento registral del justo
título. En estos términos, la posesión material de inmuebles solamente se
reconocería como una posesión irregular.
local, como los acuerdos municipales, no podrían desconocer, por ejemplo, los contornos
impuestos por el legislador al derecho de propiedad. Véase Colombia, Corte Constitucional,
sentencia T-245 de 1997. M.P. Fabio Morón D.
En la normativa misma se consagran diversas excepciones. Por ejemplo, podemos
citar las siguientes normas dispositivas: la extensión del derecho de uso adoptada en su
título de constitución (art. 873 del CC. colombiano); el poder de acrecer del usufructuario
permitido por el constituyente (art. 839 del CC. colombiano) y la prohibición de ena
jenación o arrendamiento impuesta al usufructuario por su constituyente (art. 852 del CC.
colombiano).
76
En Perú, por ejemplo, se adoptó una solución interesante. En efecto, con el decreto
legislativo Nº 495 se creó el Registro Predial de Pueblos Jóvenes y Urbanizaciones Populares,
Hipoteca Popular y Seguro de Crédito. Su propósito se presentaba así: “otorgar seguridad
legal a la posesión urbana, así como establecer el sistema de garantía necesaria para la
obtención del citado crédito, y el acceso al crédito de los informales en general, con el respaldo
de garantías reales”. Esta norma fue derogada por la ley peruana Nº 27046 de 1999.
77
Art. 728 del CC. chileno.
78
También en Paraguay la retención se reconoce como principio general de Derecho
(art. 1826 del CC. paraguayo).
Este mismo norte es compartido por el Derecho insular. Véase Reino Unido. House of
Lords. Lord Napier and Etrick v. Hunter. Weekly Law Reports, 21 july 1993, p. 55.
79
Consúltese al respecto Genaro Carrió, Notas sobre derecho y lenguaje, Buenos Aires,
Editorial Abeledo-Perrot, 1994, pp. 209 a 212.
80
Se trata de una obligación cierta y exigible, ya porque nació como pura y simple, ya
porque el plazo al cual se sometió expiró.
81
Como la propiedad fiduciaria, usufructo, posesión, uso, etcétera.
82
A propósito de un contrato de arrendamiento, comodato, concesión, etcétera.
Artículos de doctrina
gación garantizada y el valor del bien83.
Como hemos podido ver, las categorías jurídicas posesión y retención
tienen varios puntos en común que justifican su análisis en conjunto: en
primer lugar, fueron estructuradas para responder a unas necesidades de
protección de una situación fáctica de una persona respecto de una cosa
–poseída o retenida–; en segundo lugar, siempre han generado controver-
sia respecto de su clasificación dentro de las ordenaciones de categorías
jurídicas elaboradas por la doctrina84 y, en tercer lugar, la determinación
de sus regímenes jurídicos –hechos condicionantes y consecuencias con-
dicionadas– parece estar aún lejos de la armonía que permita llegar a
soluciones coherentes para las distintas situaciones que estas instituciones
están llamadas a regir.
Bibliografía
Abeliuk Manasevich, René, Las obligaciones, Bogotá, Editorial Temis, 1993, tomo ii.
Aynès, Augustin, Le droit de rétention. Unité ou pluralité, Paris, Éditorial Economica,
2005.
Beltrán de Heredia de Ons, Pablo, El derecho de retención en el Código civil español, 139
Salamanca, Editorial Universidad de Salamanca, 1955.
Bentham, Jeremías, Tratados de legislación civil y penal, traducido por Ramón Salas,
París, Editorial Librería de Lecointe y Lasserre, 1838, tomo iii.
Carbonnier, Jean, Droit civil. Les biens, Paris, Éditorial PUF, 1995.
Carbonnier, Jean, Droit civil. Introduction, Paris, Éditorial PUF, 1995.
Carnelutti, Francesco, Instituciones del proceso civil, Buenos Aires, Ediciones Jurí-
dicas Europa-América, 1959.
La retención es, antes que todo, un mecanismo de justicia privada que, diferenciándose
83
de otras garantías reales como la hipoteca y la prenda sin tenencia, priva a su dueño del
disfrute del bien. En este orden de ideas, para nosotros incurre en un abuso del derecho el
acreedor que pretende garantizar una obligación irrisoria. Desde luego, se presume que el
retenedor ha actuado de buena fe. Por consiguiente, corresponde al dueño del bien explicar
lo contrario. En este mismo sentido, en relación con la excepción de inejecución, véase
Colombia, Corte Suprema de Justicia, Casación civil, 25 de marzo de 1950, M.P. Hernán
Salamanca. G.J., tomo lxviii, Bogotá, 1950, pp. 127-128. Corte Suprema de Justicia Casación
Civil, 23 de marzo de 1943, M.P. Hernán Salamanca. G.J., tomo lv, Bogotá, 1943, pp. 70-71.
Véase igualmente Arturo Valencia Zea y Álvaro Ortiz Monsalve, Derecho Civil, Bogotá,
Editorial Temis, 1998, tomo iii: De las obligaciones, p. 593.
84
“Las clasificaciones no son ni verdaderas ni falsas, son serviciales o inútiles; sus ventajas
o desventajas están supeditadas al interés que guía a quien las formula, y a su fecundidad
para presentar un campo de conocimiento de una manera más fácilmente comprensible o
más rica en consecuencias prácticas deseables”. Carrió (n. 79), p. 99.
Carrió, Genaro, Notas sobre derecho y lenguaje, Buenos Aires, Editorial Abeledo-
Artículos de doctrina
Perrot, 1994.
Castro de Cifuentes, Marcela, El derecho de retención en las obligaciones civiles y
mercantiles, Bogotá, Editorial Uniandes, Colección Derecho Privado, 2004.
Cura Grassi, Domingo, Derechos reales. Posesión, Buenos Aires, Editorial Ad-hoc,
2005.
Duranton, Alexander, Cours de droit français suivant le Code Civil, Paris, Éditorial
Alex-Gobelet Libraire, 1844, volume 4.
Enneccerus Ludwig, Theodor Kipp y Martín Wolff, Tratado de Derecho Civil,
Barcelona, Editorial Bosch, 1976, tomo iii: Derecho de cosas.
García Máynez, Eduardo, Introducción al estudio del derecho, Medellín, Editorial
Abogados Asociados editores, 1990.
García Máynez, Eduardo, Lógica del razonamiento jurídico, México, Editorial Fon-
tamara, 1999.
Hohfeld, Wesley Newcomb, Conceptos jurídicos fundamentales, México, Editorial
Fontamara. 2001.
Ihering, Rudolf von, El espíritu del Derecho Romano, México, Editorial Oxford
University Press México S.A. 2001, vol. 3.
Ihering, Rudolf von, El fundamento de la protección posesoria, Madrid, Editorial
Reus, 1926.
140
Jhering, Rudolf von, “El cielo de los conceptos jurídicos. Una fantasía”. In Bromas y
veras en la ciencia jurídica ridendo dicere verum, traducción de Tomás Banzhaf,
Madrid, Editorial Civitas, 1993.
León Robayo, Edgar, “La posesión de los bienes inmateriales”, en Revista de Derecho
Privado, vol. 36, Bogotá, junio 2006.
Manresa y Navarro, José María, Comentarios al Código Civil español, Madrid,
Editorial Reus, 1972, tomo iv.
Mantilla, Fabricio, “La excepción de inejecución”. Los contratos en el derecho privado,
Bogotá, Editorial Universidad del Rosario-Legis. 2007.
Messineo, Francesco, Manual de Derecho Civil y Comercial, Buenos Aires, Ediciones
Jurídicas Europa-América, 1954, tomo iii.
Pizarro Wilson, Carlos, “La excepción por incumplimiento contractual en el
derecho chileno”, en Jornadas de Derecho Civil chileno, Valdivia, Editorial Lexis
Nexis, abril 2005.
Pizarro Wilson, Carlos, “El derecho de retención: una garantía bajo sospecha”,
en Ius et Praxis, vol. 15, Nº 1, Talca, 2009.
Real Academia Española, Diccionario de la lengua española, Madrid, Editorial
Espasa-Calpe, S.A. 1970.
Rengifo Gardeazábal, Mauricio, “Teoría de la posesión”, en Revista de Derecho
Privado. Propiedad, posesión y derechos reales, vol. 36, Bogotá, junio de 2006.
Restrepo, Juan Camilo, Diario el Tiempo de Bogotá, 21 de abril de 2004.
Roland, Henri et Laurent Boyer, Locutions latines du droit français, Paris, Éditorial
Artículos de doctrina
Litec, 1998.
Ross, Alf, Sobre el derecho y la justicia, Buenos Aires, Editorial Eudeba, 2005.
Savigny, Friedrich von, Traité de la possession en droit romain, Bruxelles, Éditorial
Bruylant-Christophe. 1866.
Soto, Hernando de, El otro sendero. La revolución informal, Bogotá, Editorial Oveja
negra, 1987.
Starck, Boris, Droit civil, Paris, Éditorial Librairies Techniques, 1971.
Ternera, Francisco, La realidad de los derecho reales, Bogotá, Editorial Universidad
Rosario, 2007.
Ternera, Francisco, “Teoría de los riesgos de los contratos bilaterales”, en Mar-
cela Castro de Cifuentes (coord.), Tratado de obligaciones, Bogotá, Editorial
Universidad de Los Andes y Temis, 2009.
Troplong, Raymond Théodore, Le droit civil expliqué suivant l’ordre des articles du Code Civil,
Paris, Éditorial Charles Hingray Librairie Editeur, 1846.
Valencia Zea, Arturo y Álvaro Ortiz Monsalve, Derecho Civil, Bogotá, Editorial
Temis, 1998, tomo iii: De las obligaciones.
Villey, Michel, La formation de la pensée juridique moderne, Paris, Éditoral PUF,
2003.
Wittgenstein, Ludwig, Investigaciones filosóficas, Barcelona, Editorial Crítica/Filo
141
sofía, 1988.
EL PROBLEMA DE LA Relación
Artículos de doctrina
DE CAUSALIDAD EN EL DERECHO
DE LA RESPONSABILIDAD CIVIL
O problema da relação
de causalidade no direito
da responsabilidade civil
Juan Manuel Prevot*
Resumen
Tanto desde el punto de vista teórico como del práctico, la relación de cau
salidad es, sin duda, el presupuesto más problemático y, quizá, menos tratado 143
del Derecho de la Responsabilidad Civil. Enrevesada, difícil, compleja,
tormentosa, insoluble, angustiosa, multiforme, enigmática y ambigua, son
algunas de las características (o adjetivos calificativos) con que, comúnmente,
se señalan las cualidades (más bien abstractas) atribuidas a la causalidad (en
tanto sustantivo). No obstante, la distinción entre causalidad e imputación
objetiva resurgida en los últimos años y de gran predicamento en el Derecho
Penal, aporta un halo de aire fresco que no se puede soslayar.
Summary
*
Docente adjunto de Derecho Civil ii (Obligaciones) en la Facultad de Ciencias Jurídicas
y Sociales de la UCU, provincia de Entre Ríos. Dirección postal: Rosario Nº 120, ciudad
de Gualeguaychú, Entre Ríos. Artículo recibido el 4 de agosto de 2010 y aceptado para su
publicación el 30 de septiembre de 2010 Correo electrónico: manuelprevot@hotmail.com.
ted, enigmatic and ambiguous are some of the features (or adjectives) that
Artículos de doctrina
commonly identify the qualities (abstract) attributed to causality (as noun).
Nevertheless, the distinction between causality and objective imputation
has re-emerged with considerable fanfare in recent years in Criminal Law,
providing a breath of fresh air well worth examining.
Resumo
Tanto desde o ponto de vista teórico, quanto desde o ponto de vista prático,
a relação de causalidade é, sem dúvida, o pressuposto mais problemático
e, quem sabe, menos tratado do Direito da Responsabilidade Civil. Arre-
vesada, difícil, complexa, tormentosa, insolúvel, angustiosa, multiforme,
enigmática e ambígua, são algumas das características (os adjetivos qua-
lificativos) com que, comumente, se assinalam às qualidades (mais bem
abstratras) atribuídas à causalidade (no entanto substantivo). No obstante,
a distinção entre causalidade e imputação objetiva ressurgida nos últimos
anos e de grande prestígio no Direito Penal, contribui a uma coroa de ar
fresco que não se pode esguelhar.
144
Palavras clave: causalidade, autoria, extensão de indenização.
§ I. Caracteres y perplejidades1
1. La causalidad:
una noción difícil y enrevesada de la responsabilidad civil
1
Como previo, hemos de aclarar al lector que la temática aquí abordada (esto es, el
nexo de causalidad en el Derecho de la Responsabilidad Civil), presenta aristas comunes
en todos los sistemas forjados a la sazón de la cultura grecorromana y, si se quiere, también
a los sistemas de raíces anglosajonas (Common Law). De allí que las cuestiones atinentes a la
relación de causalidad (en tanto presupuesto de la responsabilidad civil) resultan comunes,
en principio, a todos los ordenamientos jurídicos.
2
Alain Nadeau, “Notes sur le lien de causalité et sa preuve dans les actions en res
ponsabilité civile”, dans Univversité de Montréal, Études juridiques en hommage à Monsieur
le juge Bernard Bissonnette, Montréal, Presses de l’Université de Montréal, 1963, p. 435,
Philippe Conte, Patrick Maistre du Chambon, La responsabilité civile délictuelle, Grenoble,
Presses Universitaires de Grenoble, 2000, p. 131.
Artículos de doctrina
“ambiguas”8; “insolubles”9 o, si se prefiere, “de extrema dificultad”10 (prácti-
co-teórica11) del Derecho de la Responsabilidad Civil. A punto tal que, para
reconocidos autores12, los jueces deberían abstenerse de realizar cualquier
análisis de índole causal; puesto que el problema siempre queda reducido a
una mera quaestio facti, librada en ultima ratio a la sensibilidad13, la equidad14,
el sentido común15 o, en suma, al prudente arbitrio del intérprete16.
2. La causalidad:
una noción que trasciende el ámbito de la responsabilidad civil
3
Giulio Ponzanelli, La responsabilità civile. Profili di diritto comparato, Bologna, Il Mulino,
1996, p. 88.
4
Paul Esmein, “Le nez de Cléopâtre ou les affres de la causalité”, Dalloz, Cronique,
Paris, 1964, p. 205. 145
5
Georges Durry, “Commentaires sur l’échec de la division civile (2 e) de la cour d’appel.
2º, 12/12/1968”, in RTDciv., Nº 1, Paris, 1969, p. 570.
6
Christian Lapoyade-Deschamps, “La reparation du préjudice économique pur en Droit
français”, dans Revue Internationale de Droit comparé, Nº 2, Paris, 1998, p. 367.
7
Olivia Sabard, La cause étrangère dans les Droits privé et public de la responsabilité
extracontractuelle; Paris, Librairie Générale de Droit et de Jurisprudence, 2007, p. 367.
8
Cesare Salvi, La responsabilità civile, Milano, Giuffre editore, 1998, p. 169.
9
Georges Ripert, La règle morale dans les obligations civiles, 3ª éd., Paris, Librairie Générale
de Droit et de Jurisprudence, 1935, p. 225, José Tobías, “La relación de causalidad en la
responsabilidad civil médica”, en Revista de Responsabilidad Civil y Seguros, s/vol., Buenos
Aires, 2003, p. 39.
10
Jean-Louis Baudouin, Patrice Deslauriers, La responsabilité civile, Québec, Éditions
Yvos Blais, 2007, vol. 1: Principes généraux, p. 617, Clothilde Grare, Recherches sur la cohérence
de la responsabilité délictuelle. L’influence des fondements de la responsabilité sur la réparation, Paris,
Dalloz, 2005, p. 67.
11
Boris Starck, Henri Roland, Laurent Boyer, Obligations, 5ª éd., Paris, Litec, 1996,
tome 1: Responsabilité délictuelle, p. 437.
12
Ripert (n. 9), p. 219 et ss.
13
Esmein (n. 4), p. 205.
14
Guillaume Cancelier, “De l’explication causale en Droit de la responsabilité civile
délictuelle”, in RTDciv., Nº 1, Paris, 2010, p. 53.
15
Giovanni Valcavi, “Sulla causalità giuridica nella responsabilità civile da inadem
pienza e da illecito”, in Rivista di Diritto Civile, Nº 2, Padova, 2001, p. 409 e ss.
16
“El juez tiene un amplio campo de apreciación”, en Jean Carbonnier, Droit civil, 15ª
éd., Paris, Presses Universitaires de France, 1991, volume 4: Les obligations, p. 371.
literato, del religioso, del legislador, etc.; congregar nombres propios aquí,
Artículos de doctrina
es delatar omisiones.
Sin embargo, he aquí que la noción de causa y de nexo causal es una
conquista de tiempos recientes. La idea de que los hechos están determi-
nados por las leyes de la naturaleza se halla fuera de la sique del hombre
primitivo; que bajo un alto predominio del componente emocional no bus-
caba una explicación racional del suceder de los hechos (esto es, no sentía
la necesidad de realizar una investigación causal de los acontecimientos);
se contentaba, más bien, con encontrar un responsable17.
3. La causalidad:
una noción dual de la responsabilidad civil
17
Hans Kelsen, Sociedad y naturaleza. Una investigación sociológica, Buenos Aires, Depalma,
1945, pp. 1, 7, 10, 18, 357, 383 y ss.
18
Francesco Realmonte, Il problema del rapporto di causalità nel risarcimento del danno,
Milano, Giuffrè editore, 1967, p. 154.
19
Aunque la expresión utilizada no es del todo correcta, Realmonte (n. 18), p. 42.
Sobre los diversos modos con que se usa la voz “causalidad jurídica”, véase Gino Gorla,
“Sulla cosiddetta causalità giuridica: ‘fatto dannoso e conseguenza’ ”, in Studi in onore di
Antonio Cicu, vol. 1, Milano, Giuffrè editore, 1951, p. 436 e ss., Andrea Belvedere, “Causalità
giuridica?”, in Rivista di Diritto Civile, vol. i Padova, 2006, p. 7 e ss.
20
Gorla (n. 19), p. 433 e ss.
21
Aunque es importante aclarar que el quantum respondeatur no se agota en la causalidad.
Adriano de Cupis, “Il problema giuridico del ‘quantum respondeatur’ ”, in Rivista di Diritto
Civile, vol. i, Padova, 1967, p. 540.
Artículos de doctrina
intento de reconstrucción unitaria.
4. La causalidad:
un requisito esencial de la responsabilidad civil
5. La causalidad:
una noción plausible de confusiones, incoherencias,
deformaciones y usos impropios
23
Denis Mazeaud, “Famille et responsabilité (Réflexions sur quelques aspects de
‘l’idéologie de la réparation’)”, dans Études offertes à Pierre Catala. Le Droit privé français à la
fin du xx siècle, Paris, Litec, 2001, volume i: Partie générale, p. 571.
24
Jorge Mosset Iturraspe, Responsabilidad por daños, Santa Fe, Rubinzal Culzoni, 2004,
p. 230.
25
François Chabas, L’influence de la pluralité de causes sur le Droit a réparation, Paris, Li
brairie Générale de Droit et de Jurisprudence, 1967, p. 2 et ss.
26
Jorge Llambías, “El Derecho no es una física de las acciones humanas”, en La Ley,
tomo 107, Buenos Aires, 2009, p. 1.015.
27
Una “pluralidad de formulaciones jurídicas” en palabras de Roger Mislawski, La
causalité dans la responsabilité civile. Recherches sur ses rapports avec la causalité scientifique, thesè
pour le doctorat de L’Université de Cergy-Pontoise, Paris, 2006, p. 391.
28
Jorge Mayo, Estudios de Derecho civil, Buenos Aires, La Ley, 2005, p. 230 y ss.; Aníbal
Piaggio, “Presencias de la culpa”, en La Ley, tomo F, Buenos Aires, 2005, p. 1.444.
29
Fabrice Leduc, “Causalité civile et imputation, en Les distorsions du lien de causalité
en droit de la responsabilité civile”, dans Actes du Colloque des 15 et 16 décembre 2006,
Faculté de Droit et de Science Politique de Rennes, Supplement spécial, Revue Lamy Droit
Civil, Nº 7, Paris, 2007, p. 40 et ss.; Jérôme Fischer, “Causalité, imputation, imputabilité:
Les liens de la responsabilité civile”, dans oeuvrage collectif, Libre Droit. Mélanges en
l’honneur de Philippe le Tourneau, París, Dalloz, 2008, p. 383 et ss., Fernando Pantaleón
Prieto, “Causalidad e imputación: criterios de imputación”, en Centenario del Código Civil,
Madrid, Asociación de Profesores de Derecho Civil, Centro de Estudios Ramón Arces,
1990, tomo ii, p. 1.561 y ss.
Artículos de doctrina
de apreciación
A decir verdad, no existe (tanto en doctrina como en jurisprudencia) un
criterio uniforme de aprehensión del vínculo de causalidad (en su función
de requisito autónomo de la responsabilidad civil). En ocasiones, disfrazada
de certeza, se le da el papel de “cortapisa” insalvable en virtud del cual
podrá ser rechazado, sin más, el reclamo indemnizatorio. Otras veces, muy
por el contrario, el análisis causal podrá pasar por inadvertido, teniéndose
por constatada sobre la base de meras conjeturas o, cuando no, suplanta-
da, deformada o absorbida por otros elementos de la fattispecie (como la
culpa30 o el daño31).
Maiorca, “Colpa civile”, in Enciclopedia del Diritto, Milano, Giuffrè editore, 1960, vol. 7
(Cir - Compa), p. 535; “que se acentúa cuando se la vacía de toda connotación subjetiva”.
Vittorino Pietrobon, Illecito e fatto illecito, Padova, Cedam, 1998, p. 75 e ss.; “Es por eso que,
no es raro que la relación de causalidad adquiera relevancia jurídica solo si existe culpa”.
Vinicio Geri, Responsabilità civile per danni da cose ed animali, Milano, Giuffrè editore, 1963,
p. 34 e ss.
31
Tal es la posición de Raymond Saleilles, Essai d’une théorie générale de l’obligation: d’après
le projet de Code Civil allemand, Paris, Librairie F. Pichon successeur, 1890, Nº 305 p. 360.
32
Marco Capecchi, Il nesso di causalità. Da elemento della fattispecie “fatto illecito” a criterio
di limitazione del risarcimento del danno, 2ª ed., Padova, Cedam, 2005, p. 23.
33
Maxime Mignon, “Le fondement juridique de la responsabilité civile des médecins
et chirurgiens”, in Dalloz, Nº ii, Paris, 1950, p. 121.
34
Emilio Valsecchi, “Responsabilità oggettiva aquiliana e caso fortuito”, in Rivista di
Diritto Commerciale, Nº i, Padova, 1947, p. 151 e ss.
Artículos de doctrina
a las cosas inertes
No menos problemática es la cuestión del nexo causal en aquellos supuestos
de daños en que intervienen cosas inertes. Algunos, en contraposición a
las leyes de la naturaleza, atribuyen relevancia causal al hecho de la cosa;
otros, hacen hincapié en la situación, condición o particular circunstancia
prevista por la ley especial y, finalmente, están quienes abordan la cuestión
en clave subjetiva, indagando si la causa del daño fue conducta desaprensi-
va, desidiosa u omisa de quien debía vigilar o custodiar la cosa. Es que en
rigor, probar el comportamiento anormal de la cosa no es sino dar cuenta
de la conducta desaprensiva, desidotra u omisa (rectius culpable) de quien
debía vigilarla o custiodarla, puesto que lo que se analiza, en definitiva, es
como la cosa llegó a esa posición o comportamiento anormal35.
35
Jorge Mayo, “Responsabilidad civil por los daños causados por cosas inertes”, en Alberto
Bueres (dir.) - Elena Higthon (coord.), Código Civil y normas complementarias. Análisis doctrinario
y jurisprudencial, Buenos Aires, Hammurabi, 1999, tomo 3A, p. 631; Piaggio (n. 28).
36
Así, en el Derecho primitivo se exigía que el daño fuera cometido corpore corpori, esto
es, no sólo sobre el cuerpo de la víctima sino, también, por el cuerpo del agresor. Olivier
Descamps, Les origines de la responsabilité pour faute personnelle dans le Code civil de 1804, Paris,
Librairie Générale de Droit et de Jurisprudence, 2005, p. 94 et ss.; David Deroussin, Histoire
du Droit des obligations, Paris, Economica, 2007, p. 686, Jean-Louis Gazzaniga, Introduction
historique au Droit des obligations, Paris, Presses Universitaires de France, 1992, p. 220.
37
Sobre el principio de indivisibilidad, véase Chabas (n. 25), pp. 4, 9 y ss. y Marc
Mignot, “Les obligations solidaires et les obligations in solidum”, in Droit privé français, Paris,
Dalloz, 2002, p. 225 et ss.
38
Una vez abandonado su perfil newtoniano, la causalidad se rediseñó en términos de
152 probabilidad. Miguel-Federico de Lorenzo, El daño y las causas de justificación. A propósito
del Proyecto de Código Civil de 1998, Madrid, La Ley, 2000-C, p. 975).
39
Lina Williatte-Pellitteri, Contribution à l’élaboration d’un Droit civil des événements
aléatoires dommageables, Paris, Librairie Générale de Droit et de Jurisprudence, 2009, p. 198,
Bénabent, Alain, La chance et le Droit, Paris, Librairie Générale de Droit et de Jurisprudence,
1973, p. 200.
40
Paolo Forchielli, Il rapporto di causalità nell’illecito civile, Cedam, Padova, 1960.
41
Realmonte (n. 18).
42
Pietro Trimarchi, Causalità e danno, Milano, Giuffrè editore, 1967.
43
Giovanna Visintini (a cura di), I fatti illeciti, Padova, Cedam, 1999, vol. 3: Causalità
e danno.
44
Carlo Rossello, Il danno evitabile, Padova, Cedam, 1990.
45
Capecchi (n. 32).
46
Roberto Pucella, La causalità incerta Torino, Giappichelli editore, 2007.
47
Robert Guex, La relation de cause à effet dans les obligations extra-contractuelles, thèse,
Lausanne, Université de Lausanne, Imprimerie Charles Pache, 1904.
48
Patrice Marteau, La notion de causalité dans la responsabilité civile, thèse, Aix-en-
Provence, Aix, 1913.
49
Joseph Favier, La relation de cause à effet dans la responsabilité quasi délictuelle, thèse,
Paris, 1951.
50
Chabas (n. 25).
51
Cédric Beaudeux, Causalité, fondement pour une theorie générale de la responsabilité civile,
thesè, Strasbourg, Université Robert Schuman de Strasbourg iii, 2006.
52
Christophe Quezel-Ambrunaz, Essai sur la causalité en Droit de la responsabilité civile,
Paris, L.G.D.J., 2010.
53
Jean-Luc Fagnart, La causalité, Belgium, Kluwer, 2009.
Artículos de doctrina
Jasma56 (en Chile) e Isidoro Goldenberg57, Roberto Brebbia58, Osvaldo
Paludi59 y Hugo Acciarri60 (en Argentina).
Es de destacar, no obstante, y en lo que al Derecho Civil chileno compe-
te, los sendos aportes de Arturo Alessandri Rodríguez (De la responsabilidad
extracontractual en el Derecho civil chileno. Título 35 del Libro IV del Código Civil,
Santiago, Imprenta Universitaria, 1943, pp. 238 a 251); Jorge Baraona (“La
causa del daño en la jurisprudencia reciente”, en Revista Chilena de Derecho,
vol. 30, Nº 2, Santiago, mayo-agosto, 2003, pp. 345 a 379 y “La cuestión
causal en la responsabilidad civil extracontractual: panorama de derecho
comparado”, en Revista Chilena de Derecho, vol. 31, Nº 2, Santiago, 2004,
pp. 211 a 223); Hernán Corral Talciani (“La relación de causalidad en el
sistema de torts del Common Law”, en María Dora Martinic-Galetovic
(coord.), Nuevas tendencias del Derecho, Santiago, LexisNexis, 2004, pp. 141
a 162); Enrique Barros Bourie (Tratado de responsabilidad extracontractual,
Santiago, Editorial Jurídica de Chile, 2009, pp. 373 a 444; Cristián Aedo
Barrena (Responsabilidad extracontractual, Santiago, Librotecnia, 2006, p.
271 a 308).
Herbert Hart, Tony Honoré, Causation in the Law, Oxford, Clarendon Press, 1985.
54
62
Guido Alpa, Trattato di Diritto civile, Milano, Giuffrè editore, 1999, tomo iv: La
responsabilità civile, p. 318; Vincenzo Carbone, Il fatto dannoso nella responsabilità civile,
Napoli, Jovene, 1969, p. 317, Salvi (n. 8), p. 169 e ss.
63
“La polivalencia del término daño y el debate suscitado en torno a la causalidad
jurídica son de por sí extraños a la problemática penalista”. Cesare Salvi, Il danno
extracontrattuale. Modelli e funzioni, Napoli, Jovene, 1985, p. 48, “donde las consecuencias
ulteriores al delito no revisten trascendencia; puesto que guardan con el evento una simple
relación de mera accidentalidad”, Forchielli (n. 40), p. 24.
64
Giovanni Valcavi, “In torno al rapporto di causalità nel torto civile”, in Rivista di
Diritto Civile, Nº ii, Padova, 1995, p. 481 e ss.
65
Catherine Thibierge, “Libres propos sur l’evolution du Droit de la responsabilité
(vers un élargissement de la fonction de la responsabilité civile?)”, dans RTDciv., Nº 3,
Paris, 1999, p. 561.
Artículos de doctrina
Negar que tanto la propia víctima como un tercero o, incluso, el fortuito,
pueden interferir a título de concausa con el hecho imputado al deman-
dado en la producción del resultado dañoso y, por consiguiente, repartir
la responsabilidad en proporción a la incidencia causal que la conducta
de cada uno tuvo en el acaecimiento del evento lesivo, trajo entre otras
consecuencias, las obligaciones in solidum y la pérdida de una chance de
curación o supervivencia.
Artículos de doctrina
Civil, en el Derecho argentino: art. 1109 y concordantes o, en el Derecho
uruguayo: art. 1331 y concordantes).
Por otra parte, no es un dato menor que en todos los ordenamientos
jurídicos en los que se aplica (entre ellos, Chile, Argentina, Uruguay, etc.),
la noción de obligación in solidum no es clara ni uniforme, especialmente
en lo que respecta a su “autonomía” (¿tercer género?, ¿solidaridad judi-
cial?, ¿categoría de solidaridad?); “naturaleza” (pena privada, garantía del
acreedor, carga del deudor, etc.); “nomen iuris” (obligaciones concurrentes,
conexas, indistintas, convergentes, etc.); “legalidad” (¿contra legem?) y “ré-
gimen aplicable” (ámbito, efectos, etcétera).
de mancomunación simple sentado por el art. 1202 y concordantes del Código Napoleónico.
Maurizio de Acutis, “La solidarità nella responsabilità civile”, in Rivista di Diritto Civile,
vol. ii, Padova, 1975, p. 531.
76
La mayor indemnización civil concedida en España por el envenenamiento masivo
de personas con “aceite de colza desnaturalizado”, fue concedida al margen de la relación
de causalidad. Álvaro Luna Yerga, La prueba de la responsabilidad civil médico-sanitaria. Culpa
y causalidad, Madrid, Civitas, 2004, p. 354.
77
La talidomina era un fármaco utilizado masivamente como sedante para embarazadas,
entre los años 1858 y 1962, que producía efectos genotóxicos hasta por aquel entonces
desconocidos, en virtud de los cuales nacieron miles de niños con toda clase de deformidades
físicas. Al respecto, véase Federico Stella, Leggi scientifiche e spiegazione causale nel Diritto
penale, 2ª ed., Milano, Giuffrè editore, 2000, p. 122 e ss.
78
Se han registrado varios casos de asbestosis, cáncer y mesotelioma tanto de pleura
como de peritoneo, en personas que, por lo general, han inhalado amianto o, si se prefiere,
asbesto. Alessandro Marinaccio, “Esposizione ad amianto ed insorgenza di casi di
mesotelioma maligno. Evidenze epidemiologiche e causalità”, in Roberto Pucella, Giovanni
de Santis, Il nesso di causalità. Profili giuridici e scientifici, Padova, Cedam, 2007, p. 113 e ss.
79
Giulio Ponzanelli, “I problema della tutela risarcitoria da fumo attivo”, in Responsabilità
Civile e Previdenza, Nº 4-5, Milano, Giuffrè editore, 2005, p. 964 e ss.
80
También el uso de PCB en ámbitos laborales, en transformadores de energía eléctrica
o, en residuos peligros, ha generado (amén del dictado de normas específicas que regulan
su uso), importantes investigaciones que, a la postre de la difusión de múltiples casos con
idéntico patrón, lo han calificado como un probable factor cancerígeno.
81
Joaquín Ataz López, “Las wrongful actions en material de responsabilidad médica”,
en Antonio Orti Vallejo(dir.), María Carmen García Garnica (coord.), La responsabilidad
civil por daños causados por servicios defectuosos, Navarra, Thomson-Aranzadi, 2006, p. 341
y ss.
82
Ampliar en Daniel Mainguy, “Le traitement juridique des infections nosocomiales”,
en Antoine Leca et François Vialla, Le risque épidémique. Droit, histoire, médicine et pharmacie,
Aix-en-Provence Marseille, Presses Universitaires d’Aix-Marseille, 2003, p. 344 et ss.;
Daphné Tapinos, Prévention, précaution et responsabilité civile. Risques avéré, risqué suspecté et
transformation du paradigme de la responsabilité civile, Paris, Harmattan, 2008, p. 173 et ss.
83
Francisco Infante Ruiz, La responsabilidad por daños. Nexo de causalidad y causas hi
potéticas, Valencia, Tirant Lo Blanch, 2002, p. 17 y ss.; Trimarchi (n. 42), p. 165 e ss.;
Martín García-Ripoll Montijano, Imputación objetiva, causa próxima y alcance de los daños
indemnizables, Granada, Comares, 2008, p. 68 y ss.
Artículos de doctrina
discordancias respecto al presupuesto causal, proponiéndose un abanico de
posibilidades solutivas, tales como, recurrir (so color de resarcir, claro está)
a la teoría de la equivalencia de condiciones, cuando no al artilugio de la
pérdida de una chance de curación o supervivencia o, más modernamente,
a la doctrina de la imputación objetiva.
84
Una buena organización hospitalaria requiere poner a disposición del paciente personal
calificado, en número suficiente y presente en los momentos necesarios, desempeñar una
actividad coordinada en los diferentes servicios, utilizar productos seguros y sanos, mantener
sus instalaciones en forma higiénica, etc. François Chabas, “La responsabilità delle strutture
sanitarie per difetto di organizzazione. Studio di diritto privato francese”, in Responsabilità
Civile e Previdenza, Nº 1, Milano, 2001, p. 13 et ss.; Raffaella de Matteis, Responsabilità e
servizi sanitari. Modelli e funzioni, Padova, Cedam, 2009, p. 56 e s.; Roberto Simone, “La
responsabilità della struttura sanitaria pubblica e privata”, in Danno e Responsabilità, Nº 1,
Milano, Ipsoa Editore, 2003, pp. 9, 12.
mismo grupo. Se trata del típico caso de daños causados por un sujeto no
Artículos de doctrina
identificado que forma parte de un grupo de personas85.
85
Al respecto, véase Ilhan Postacioglu, “Les faits simultanes et le probleme de la
responsabilité collective”, dans RTDciv., Nº 3, Paris, 1954, p. 438 et ss.; Hassen Aberkane,
“Du dommage causé par une personne indeterminée dans un groupe”, dans RTDciv.,
spècial Nº 29, Paris, 1958, p. 516 et ss.; Stathis Banakas, “Causalité juridique et imputation:
réflexions sur quelques développements récents en Droit anglais”, in Revue Lamy Droit Civil,
Nº 40, Paris, 2007, p. 97 et ss.
86
Carlos Calvo Costa, Derecho de las obligaciones, Buenos Aires, Hammurabi, 2010,
tomo 2: Derecho de daños, p. 260.
Artículos de doctrina
bles y contrarios a la producción del daño, influyendo decisivamente
en el resultado”.
b) La causa adecuada
Según esta teoría, para imponer a alguien la obligación de reparar el daño
sufrido por otro, no basta que el hecho haya sido, en el caso concreto, conditio 161
sine qua non del daño, sino que es necesario, además, que, en virtud de un
juicio (hipotético-retrospectivo) de probabilidad, basado en las máximas
de la experiencia, resulte una causa adecuada para ello.
Sin perjuicio del gran predicamento adquirido, a punto tal que, en la
actualidad, se la considera la posición dominante en la doctrina compara-
da, tanto en el campo penal como en el civil; la doctrina de la adecuación
causal nunca logró alejar de sí la sospecha de mezclar indiscriminadamente
causalidad y culpabilidad88. Veamos:
87
Edgardo López Herrera, Teoría general de la responsabilidad civil, Buenos Aires,
LexisNexis, 2006, p. 202.
88
Aníbal Piaggio, “Azar y certeza en el Derecho de Daños”, en El Derecho, vol. 152,
Buenos Aires,1993, pp. 152-797.
b) 2. Efectos de la confusión
Las consecuencias de esta superfetación no son menores; así, pues, cuando
la responsabilidad se imputa a título subjetivo, el examen sobre la culpabi-
lidad del agente se vuelve una reiteración innecesaria del juicio causal.
La existencia de identidad entre los conceptos de culpa con el de causa, o
superposición de ambos, es sumamente preocupante. Significa, ni más ni me
162 nos, efectuar una doble verbalización, realizar discursos tautológicos. La causa
–definida desde la previsibilidad, condición adecuada, humana, etc.– repite,
reitera, el mismo discurso que el de la culpa apreciada en abstracto91.
Podría sostenerse entonces que, uno de los dos presupuestos sobra,
molesta o entorpece y, que si debiésemos prescindir de uno, por razones de
orden cronológico, correspondería cargar las tintas sobre la culpa (en tanto
se indaga luego de la causa). Por lo que, todo supuesto de responsabilidad,
inclusive aquellos que se asientan en un factor subjetivo de atribución,
devendrían inexorablemente en objetiva.
En oposición, cuando la responsabilidad se imputa a título objetivo,
la única forma de pertenecer fiel a esa nota esencial de objetividad, sería
analizar la temática causal desde la teoría de la equivalencia de condiciones;
en tanto y en cuanto, es la única que garantiza que la culpa –desalojada en
sede del factor de atribución de responsabilidad– no se cuele, pertinaz por
la claraboya de la relación de causalidad, vía teoría de la adecuación92. De
89
Confunden o sobreponen en la dicción de Francesco Antolisei, Il rapporto di causalità
nel diritto penale, Torino, Giappichelli, 1960, p. 131. “Hay una surte de contaminación de
carácter subjetivo del elemento objetivo”. Capecchi (n. 32), p. 89.
90
Mayo (n. 28), p. 232; Luigi Corsaro, Tutela del danneggiato e responsabilità civile, Buenos
Aires, La Ley, 2005, p. 159 e ss., Pietrobon (n. 30), p. 75.
91
Carlos Echevesti, La culpa, Buenos Aires, Hammurabi, 1997, p. 143.
92
Piaggio (n. 28).
Artículos de doctrina
cinde de la culpa como criterio legal de imputación, se vuelve subjetiva.
b) 3. Culpa objetiva
Como bien se ha señalado, poco o nada queda de la culpa como aquel
comportamiento sicológico del que hablaban los juristas de fines del siglo
xix. Su contextura ontológica, lisa y llanamente se ha metamorfoseado. Por
culpa, se entiende hoy la infracción no dolosa del modelo de conducta de-
bida93. En otras palabras, culpa es la afirmación de que un comportamiento
es contrario a un patrón ideal94.
Cuando a la culpa se la califica de objetiva, se alude, o a su apreciación
in abstracto, lo cual en cierta medida es poco factible, puesto que a pesar
de lo que pudiera parecer, no hay una concepción pura o absolutamente
objetiva de culpa o, a un sistema tornasolado -a la vez abstracto y concreto-
que a la hora de confrontar el actuar real del sujeto con el debido –esto es,
al conformar un tipo abstracto de comparación, flexible, circunstancial y
específico–, no toma en consideración sus especiales características físicas
y sicológicas. He allí, a nuestro modo de ver, lo que se entiende hoy día
por culpa objetiva.
En suma, que la teoría de la causalidad adecuada nunca logró alejar
de sí, por completo, la sospecha de mezclar indiscretamente causalidad y 163
culpabilidad, no es nada nuevo. Se ha intentado despejar las dudas, mar-
cando que el fenómeno de la causalidad tiene con el de la culpabilidad
un elemento común: la previsibilidad. La diferencia estaría en que, en el
primer caso, la previsibilidad se computa en abstracto, mientras que en el
segundo, se valora en concreto.
Sin embargo, como bien enseña Aníbal Piaggio, el intento tropieza
con dificultades insalvables puesto que, a tenor del instrumental concep-
tual que se maneja, ni es tan abstracta la ponderación de la previsibilidad
a los efectos de la relación de causalidad, ni tan concreta la apreciación
de la culpa, con lo que el espacio que queda entre ambas órbitas se torna
prácticamente imperceptible95.
Así, pues, en mayor o menor medida, cuando acometemos la tarea
de confrontar, vía hipotética, si tal o cual acción u omisión tiene entidad
suficiente, conforme lo que acostumbra a suceder según el curso normal de
las cosas, para erigirse en causa adecuada del resultado nocivo, cualquiera
sea la posición en la que nos enrolemos ( Johannes von Kries, August Thon,
93
Pier-Giuseppe Monateri, Trattato di diritto civile. Le fonti della obbligazioni, Torino,
Utet, 1998, vol. 3: La responsabilità civile, p. 75.
94
Paolo Forchielli, Responsabilità civile. Lezioni, Padova, Cedam, 1968, p. 75.
95
Piaggio (n. 28).
96
Piaggio (n. 28).
97
La conducta es causa del evento sólo si, eliminada ella, el suceso no se habría verificado
–formula positiva– y un comportamiento no es causa cuando sin él, el evento igualmente se
habría consumado –formula negativa–. Stella (n. 77), p. 6.
98
Antolisei (n. 89), p. 20 e ss.
Artículos de doctrina
tividad.
4. Casos de daños por omisión. Va de suyo que la abstención del omi-
tente no es causa (material), ni condición necesaria del daño.
99
Adriano de Cupis, Il danno. Teoria generale della responsabilità civile, 3ª ed., Milano,
Giuffrè editore, 1979, vol. 1, p. 217.
100
Marco Capecchi, “Responsabilità civile e interruzione del nesso causale”, in Danno
e Respesponsabilità, Nº 5, Milano, 2006, p. 522.
101
Karl Larenz, Hegel Zurechnungslehre und der Begriff der objektiven Zurechnung, Leipzig,
Scienta Verlag, 1927, p. 60. Aunque el término ‘imputación’ en su versión moderna asoma
por primera vez en Samuel Pufendorf, De jure naturae et gentium libri octo, citado en Andrea-
Rafaelle Castaldo, La imputación objetiva en el delito culposo de resultado, Buenos Aires, Euros
editores, 2008, p. 64; véase también: García-Ripoll Montijano (n. 83) capítulo primero,
p. 1 y ss.
102
Richard Honig, “Kausalität und objektive Zurechnung”, in Festsgabe für Reinhard v.
Frank, Tübingen, Scienta Verlag, 1930, volumen i, p. 174.
103
Marcelo Sancinetti, “Observaciones sobre la teoría de la imputación objetiva”, en
AA.VV., Teorías actuales en el Derecho Penal, 75º Aniversario del Código Penal, Buenos Aires,
Ad-Hoc, 1998, pp. 181-198.
104
Günther Jakobs, La imputación objetiva en el derecho penal, Buenos Aires, Ad Hoc,
1994, p. 90.
5) el principio de confianza y
Artículos de doctrina
6) el consentimiento de la víctima y la asunción del propio riesgo.
Finalmente, debe tenerse presente que los criterios de imputación no
son dogmas absolutos, sino tópicos de impreciso halo, en cuanto con
densan juicios de valor, muchas veces contradictorios y de difícil apre-
hensión105. A su vez, el hecho de que sean comunes a la responsabilidad
penal y civil, no implica necesariamente que las consecuencias resultantes
de la aplicación de los mismos hayan de ser idénticas en uno y otro ám
bito106.
107
Benito Frosini, Le prove statistiche nel proceso civile e nel proceso penale, Milano, Giuffrè
editore, 2002, p. 1 e ss.
2007, p. 717.
Artículos de doctrina
regular o previsible es, sin duda, determinar la probabilidad en función a la
previsión del sujeto109. Bajo esta concepción negativa a extirpar la noción
de previsión del sujeto como pauta de confronte necesaria del juicio de
probabilidad, se enrolan distintas vertientes que van desde un juicio de
adecuación netamente subjetivo, donde se analiza la capacidad de previsión
del agente ( Johannes von Kries), a un juicio de probabilidad sustentado en
todo lo que era cognoscible para la generalidad de las personas (August
Thon), o para un hombre destacadamente capaz e inteligente (Ludwig
Traeger - Robert von Hippel).
Desde otra percepción, llamémosle favorable a no tener en considera-
ción la previsión del agente, se ha sostenido una posición “ultraobjetiva”
(Max von Rümelin), conforme a la cual en el juicio de probabilidad sólo
deben tomarse en cuenta las circunstancias existentes al momento de la
acción, fuesen ya conocidas en ese instante o solamente después. Sin embar-
go, su manifiesta semejanza con la teoría de la equivalencia de condiciones
le han hecho plausible de sus mismos excesos.
Esta modalidad de comprobación del nexo causal sustentada en la pre-
visibilidad del sujeto fue importada del ámbito del Derecho Penal, cuyo eje
gira en derredor de la conducta del imputado, a diferencia del Derecho de la
Responsabilidad Civil, cuyo punto cardinal se centra en el hecho dañoso. De 169
ahí entonces, los vicios lógicos de este procedimiento en supuestos de respon-
sabilidad objetiva, casos de incumplimiento contractual culposo, etcétera.
109
Ampliar en Alessandro Gnani, Sistema di responsabilità e prevedibilità del danno, Torino,
Giappichelli, 2008, p. 199 e ss.
110
Renato Miccio, I Diritti di crédito, Torino, UTET, 1973, vol. 2: Le fonti. Parte i, pp.
96, 103.
§ V. Conclusiones
Artículos de doctrina
Es común opinión en los ordenamientos jurídicos de tradición romano-ger-
mánica que la “relación de causalidad” entre la conducta (comportamiento,
situación o estado) del demandado y el evento dañoso, es un elemento o
requisito imprescindible del Derecho de la Responsabilidad Civil y, por
consiguiente, una condición esencial para que nazca la obligación de re-
sarcir. Será, quizá, porque el sentido común se niega a admitir la existencia
de un daño que deba ser soportado por quien no ha contribuido de alguna
manera a su realización.
A su vez, una pléyade de circunstancias (véase acápite § I in extenso)
hacen que el nexo causal se erija, tanto desde el punto de vista teórico
como del práctico, en el presupuesto más problemático de la responsabi-
lidad civil.
Sin embargo, la distinción entre “causalidad” e “imputación objetiva”
resurgida en los últimos años, de gran predicamento en el Derecho Penal,
viene aportando un halo de aire fresco a nuestra materia que no podemos
soslayar. Es que el Derecho no puede sino partir del concepto de causa-
lidad propio de las Ciencias Naturales. No hay un concepto jurídico de
causalidad, sencillamente no existe.
Así, una vez disociada la causalidad de la imputación, la indagación 171
tiene dos fases; en la primera, la fijación del nexo causal tiene carácter
indefectiblemente fáctico; libre de valoraciones jurídicas y, por lo general,
se realiza según el criterio de la equivalencia de condiciones. Esta primera
etapa constituye un límite mínimo, aunque no excluyente, del juicio de
perquisición causal; pues en algunos casos, aun comprobado que la con-
ducta del encartado fue una de las causas físicas del menoscabo, no cabe
imputárselo jurídicamente o, viceversa, supuestos en que se imputa el daño
al demandado, a pesar de que su accionar no fue condición necesaria para
su producción.
En la segunda etapa, resulta imprescindible recurrir a un ulterior co-
rrectivo que permita tanto adecuar como modular (ya sea por ampliación
o reducción) los excesos de la conditio sine qua non. De ahí entonces, que
la distinción entre causalidad e imputación se haya erigido en el punto
nodal de la indagación retrospectiva; en tanto debemos preocuparnos de
averiguar no ya cuando el daño pueda decirse producido por un hecho
humano según las leyes de la naturaleza, sino, más bien, cuando ese daño
pueda decirse jurídicamente producido por un hecho humano.
Pero además, se asiste hoy a una nueva forma de apreciar el fenómeno
causal, con importantes aportes interdisciplinarios y, por sobre todo, reco-
nociendo una cierta dosis de incertidumbre, azar o aleatoriedad. Se observa
una clara relectura de la causalidad en clave probabilística.
En otras palabras,
Bibliografía
Aberkane, Hassen, “Du dommage cause par une personne indeterminée dan un
groupe”, dans RTDciv., spècial, Nº 29, Paris, 1958.
Acciarri, Hugo, La relación de causalidad y las funciones del Derecho de daños. Reparación,
prevención, minimización de costos sociales, Buenos Aires, Abeledo Perrot, 2009.
Acutis, Maurizio de, “La solidarità nella responsabilità civile”, in Rivista di Diritto
Civile, vol. ii, Padova, 1975.
Alpa, Guido, Trattato di Diritto civile, Milano, Giuffrè editore, 1999, tomo iv: La
responsabilità civile,
Antolisei, Francesco, Il rapporto di causalità nel diritto penale, Torino, Giappichelli,
1960.
114
José López Jacoiste, “Cien años de horizonte extracontractual”, en Centenario del
Código Civil, Madrid, Asociación de Profesores de Derecho Civil, Centro de Estudios Ramón
Areces, 1990, tomo ii, p. 1.162.
115
Vicente Montés Panadés, “Causalidad, imputación objetiva y culpa en la con
currencia de culpas”, en Antonio Cabanillas Sánchez (coord.), Estudios jurídicos en homenaje
al profesor Luis Diez Picazo, Derecho civil. Derecho de obligaciones, Madrid, Thomson-Civitas,
2003, tomo ii, p. 2.592.
Artículos de doctrina
LexisNexis, 2003.
Ataz López, Joaquín, “Las wrongful actions en material de responsabilidad médica”,
en Antonio Orti Vallejo (dir.) María Carmen García Garnica (coord.), La
responsabilidad civil por daños causados por servicios defectuosos, Navarra, Thomson-
Aranzadi, 2006.
Banakas, Stathis, “Causalité juridique et imputation: réflexions sur quelques
développements récents en Droit anglais”, in Revue Lamy Droit Civil, Nº 40,
Paris, 2007.
Baudouin, Jean-Louis, Deslauriers, Patrice, La responsabilité civile, Québec, Édi-
tions Yvos Blais, 2007, vol. 1: Principes généraux.
Beaudeux, Cédric, Causalité, fondement pour une theorie générale de la responsabilité
civile, thesè, Strasbourg, Université Robert Schuman de Strasbourg iii, 2006.
Belvedere, Andrea, “Causalità giuridica?”, in Rivista di Diritto Civile, vol. i, Pa-
dova, 2006.
Bénabent, Alain, La chance et le Droit, Paris, Librairie Générale de Droit et de
Jurisprudence, 1973.
Brebbia, Roberto, La relación de causalidad en el derecho civil, Rosario, Juris, 1975.
Brun, André, Responsabilité civile extracontractuelle, Paris, Litec, 2005.
Calvo Costa, Carlos, Derecho de las obligaciones, Buenos Aires, Hammurabi, 2010, 173
tomo 2: Derecho de daños.
Cancelier, Guillaume, “De l’explication causale en Droit de la responsabilité
civile délictuelle”, in RTDciv., Nº 1, Paris, 2010.
Capecchi, Marco, Il nesso di causalità. Da elemento della fattispecie “fatto illecito” a
criterio di limitazione del risarcimento del danno, 2ª ed., Padova, Cedam, 2005.
Capecchi, Marco, “Responsabilità civile e interruzione del nesso causale”, in Danno
e Responsabilità, Nº 5, Milano, 2006.
Carbone, Vincenzo, Il fatto dannoso nella responsabilità civile, Napoli, Jovene, 1969.
Carbonnier, Jean, Droit civil, 15ª éd., Paris, Presses Universitaires de France, 1991,
volume 4: Les obligations.
Castaldo, Andrea-Rafaelle, La imputación objetiva en el delito culposo de resultado,
Buenos Aires, Euros editores, 2008.
Conte, Philippe, Patrick Maistre du Chambon, La responsabilité civile délictuelle,
Grenoble, Presses Universitaires de Grenoble, 2000.
Cornu, Gérard, Vocabulaire juridique, 8º éd., Paris, Presses Universitaire de France,
2007.
Corsaro, Luigi, Tutela del danneggiato e responsabilità civile, Buenos Aires, La Ley,
2005.
Cupis, Adriano de, “Il problema giuridico del ‘quantum respondeatur’ ”, in Rivista
di Diritto Civile, vol. i, Padova, 1967.
Cupis, Adriano de, Il danno. Teoria generale della responsabilità civile, 3ª ed., Milano,
Artículos de doctrina
Giuffrè editore, 1979, vol. 1.
Chabas, François, L’influence de la pluralité de causes sur le Droit a réparation, Paris,
Librairie Générale de Droit et de Jurisprudence, 1967.
Chabas, François, “La responsabilità delle strutture sanitarie per difetto di organiz-
zazione. Studio di diritto privato francese”, in Responsabilità Civile e Previdenza,
Nº 1, Milano, 2001.
Deroussin, David, Histoire du Droit des obligations, Paris, Economica, 2007.
Descamps, Olivier, Les origines de la responsabilité pour faute personnelle dans le Code
civil de 1804, Paris, Librairie Générale de Droit et de Jurisprudence, 2005.
Domínguez Águila, Ramón, La causalité dans la responsabilité en Droit comparé francais
et chilien, thesè, Toulousse, Université de Toulouse, 1967.
Donini, Massimo, “La causalità omissiva e l’imputazione per l’aumento del rischio”,
in Rivista Italiana di Diritto e Procedura Penale, Nº 1, Milano, 1999.
Durry, Georges, “Commentaires sur l’échec de la division civile (2e) de la cour
d’appel. 2º, 12/12/1968”, in RTDciv., Nº 1, Paris, 1969.
Echevesti, Carlos, La culpa, Buenos Aires, Hammurabi, 1997.
Esmein, Paul, “Le nez de Cléopâtre ou les affres de la causalité”, Dalloz, Chroni-
que, Paris, 1964.
174 Fagnart, Jean-Luc, La causalité, Belgium, Kluwer, 2009.
Favier, Joseph, La relation de cause à effet dans la responsabilité quasi délictuelle, thèse,
Paris, 1951.
Fischer, Jérôme, “Causalité, imputation, imputabilité: Les liens de la responsabilité
civile”, in oeuvrage collectif, Libre Droit. Mélanges en l’honneur de Philippe le
Tourneau, París, Dalloz, 2008.
Forchielli, Paolo, Il rapporto di causalità nell’illecito civile, Cedam, Padova,
1960.
Forchielli, Paolo, Responsabilità civile. Lezioni, Padova, Cedam, 1968.
Frosini, Benito, Le prove statistiche nel proceso civile e nel proceso penale, Milano, Giuffrè
editore, 2002.
García-Ripoll Montijano, Martín, Imputación objetiva, causa próxima y alcance de
los daños indemnizables, Granada, Comares, 2008.
Gazzaniga, Jean-Louis, Introduction historique au Droit des obligations, Paris, Presses
Universitaires de France, 1992.
Geri, Vinicio, Responsabilità civile per danni da cose ed animali, Milano, Giuffrè
editore, 1963.
Gnani, Alessandro, Sistema di responsabilità e prevedibilità del danno, Torino, Giap-
pichelli, 2008.
Goldenberg, Isidoro, La relación de causalidad en la responsabilidad civil, Buenos
Aires, La Ley, 2000.
Artículos de doctrina
in Studi in onore di Antonio Cicu, vol. 1, Milano, Giuffrè editore, 1951
Grare, Clothilde, Recherches sur la cohérence de la responsabilité délictuelle. L’influence
des fondements de la responsabilité sur la réparation, Paris, Dalloz, 2005.
Guex, Robert, La relation de cause à effet dans les obligations extra-contractuelles, thèse,
Lausanne, Universite de Lausanne, Imprimerie Charles Pache, 1904.
Hart, Herbert, Tony Honoré, Causation in the Law, Oxford, Clarendon Press,
1985 (la 1ª edición data del año 1959).
Honig, Richard, “Kausalität und objektive Zurechnung”, in Festsgabe für Reinhard
v. Frank, Tübingen, Scienta Verlag, 1930, volumen i, p. 174.
Infante Ruiz, Francisco, La responsabilidad por daños. Nexo de causalidad y causas
hipotéticas, Valencia, Tirant Lo Blanch, 2002.
Jakobs, Günther, La imputación objetiva en el derecho penal, Buenos Aires, Ad Hoc,
1994.
Kelsen, Hans, Sociedad y naturaleza. Una investigación sociológica, Buenos Aires,
Depalma, 1945.
Larenz, Karl, Hegel Zurechnungslehre und der Begriff der objektiven Zurechnung, Leipzig,
Scienta Verlag, 1927.
Lapoyade-Deschamps, Christian, “La reparation du préjudice économique pur en
Droit français”, dans Revue Internationale de Droit comparé, Nº 2, Paris, 1998.
175
Leduc, Fabrice, “Causalité civile et imputation, en Les distorsions du lien de
causalité en droit de la responsabilité civile”, dans Actes du Colloque des 15
et 16 décembre 2006, Faculté de Droit et de Science Politique de Rennes,
supplement spécial, Revue Lamy Droit Civil, Nº 7, Paris, 2007.
López Herrera, Edgardo, Teoría general de la responsabilidad civil, Buenos Aires,
LexisNexis, 2006.
López Jacoiste. José, “Cien años de horizonte extracontractual”, en Centenario del
Código Civil, Madrid, Asociación de Profesores de Derecho Civil, Centro de
Estudios Ramón Areces, 1990, tomo ii.
Lorenzo, Miguel-Federico de, El daño y las causas de justificación. A propósito del
Proyecto de Código Civil de 1998, Buenos Aires, La Ley, 2000-C.
Luna Yerga, Álvaro, La prueba de la responsabilidad civil médico-sanitaria. Culpa y
causalidad, Madrid, Civitas, 2004.
Llambías, Jorge, “El Derecho no es una física de las acciones humanas”, en La Ley,
tomo 107, Buenos Aires, 2009.
Maiorca, Carlo, “Colpa civile”, in Enciclopedia del Diritto, Milano, Giuffrè editore,
1960, vol. 7.
Marinaccio, Alessandro, “Esposizione ad amianto ed insorgenza di casi di meso-
telioma maligno. Evidenze epidemiologiche e causalità”, in Roberto Pucella,
Giovanni de Santis, Il nesso di causalità. Profili giuridici e scientifici, Padova,
Cedam, 2007.
Artículos de doctrina
en Centenario del Código Civil, Madrid, Asociación de Profesores de Derecho
Civil, Centro de Estudios Ramón Arces, 1990, tomo ii.
Penneau, Jean, La responsabilité du medicin, Paris, Dalloz-Sirey, 1992.
Piaggio, Aníbal, “Azar y certeza en el Derecho de Daños”, en El Derecho, vol. 152,
Buenos Aires, 2005.
Piaggio, Aníbal, “Presencias de la culpa”, en La Ley, tomo F, Buenos Aires, 2005.
Pietrobon, Vittorino, Illecito e fatto illecito, Padova, Cedam, 1998.
Ponzanelli, Giulio, La responsabilità civile. Profili di diritto comparato, Bologna, Il
Mulino, 1996.
Ponzanelli, Giulio, “I problema della tutela risarcitoria da fumo attivo”, in Res
ponsabilità Civile e Providenza, Nº 4-5, Milano, Giuffrè editore, 2005.
Postacioglu, IIhan, “Les faits simultanes et le probleme de la responsabilité co-
llective”, dans RTDciv., Nº 3, Paris, 1954.
Pucella, Roberto, La causalità incerta Torino, Giappichelli editore, 2007.
Pufendorf, Samuel, De jure naturae et gentium libri octo, citado en Andrea-Rafaelle
Castaldo, La imputación objetiva en el delito culposo de resultado, Buenos Aires,
Euros editores, 2008.
Quezel-Ambrunaz, Christophe, Essai sur la causalité en Droit de la responsabilité
civile, Paris, L.G.D.J., 2010.
177
Realmonte, Francesco, Il problema del rapporto di causalità nel risarcimento del danno,
Milano, Giuffrè editore, 1967.
Ripert, Georges, La règle morale dans les obligations civiles, 3ª éd., Paris, Librairie
Générale de Droit et de Jurisprudence, 1935.
Rossello, Carlo, Il danno evitabile, Padova, Cedam, 1990.
Sabard, Olivia, La cause étrangère dans les Droits privé et public de la responsabilité ex
tracontractuelle, Paris, Librairie Générale de Droit et de Jurisprudence, 2007.
Saleilles, Raymond, Essai d’une théorie générale de l’obligation: d’après le projet de Code
Civil allemand, Paris, Librairie F. Pichon successeur, 1890.
Salvi, Cesare, Il danno extracontrattuale. Modelli e funzioni, Napoli, Jovene, 1985.
Salvi, Cesare, La responsabilità civile, Milano, Giuffrè editore, 1998.
Sancinetti, Marcelo, “Observaciones sobre la teoría de la imputación objetiva”,
en AA.VV., Teorías actuales en el Derecho Penal, 75º Aniversario del Código Penal,
Buenos Aires, Ad-Hoc, 1998.
Savatier, René, “Une faute peut’elle engendrer la responsabilité d’un dommage
sans l´avoir causé?”, dans Dalloz, Nº 2, Paris, 1970.
Simone, Roberto, “La responsabilità della struttura sanitaria pubblica e privata”,
in Danno e Responsabilità, Nº 1, Milano, Ipsoa Editore, 2003.
Sourdat, Auguste-Jean-Batiste, Traité général de la responsabilité ou de l’action en
dommages-intérêts en dehors des contrats, avec la collaboration de Louis Sourdat,
5ª éd. revue et augmentée, Paris, Marchal & Billard, 1902, volume 1.
Starck, Boris, Henri Roland, Laurent Boyer, Obligations, 5ª éd., Paris, Litec, 1996,
Artículos de doctrina
tome 1: Responsabilité délictuelle.
Stella, Federico, Leggi scientifiche e spiegazione causale nel Diritto penale, 2ª ed., Mi-
lano, Giuffrè editore, 2000.
Tacchini-Laforest, Valèrie, “Reflexion à propos de la perte d’ une chance”, in
Petites Affiches, Nº 20, Paris, 19 Julliet, 1999.
Tapinos, Daphné, Prévention, précaution et responsabilité civile. Risques avéré, risqué suspecté
et transformation du paradigme de la responsabilité civile, Paris, Harmattan, 2008.
Taruffo, Michele, “La prova dei fatti giuridici. Nozioni generale, Nozioni generali”,
in Antonio Cicu, Francesco Messineo (Diretto da), Trattato di Diritto civile e
commerciale, continuato da Luigi Mengoni, Milano, Giuffre editorè, 1992, vol.
iii, tomo 2, sezione 1.
Opinión profesional
“COMPETENCIA-COMPETENCIA”
y CONFIGURACIÓN DE LA NULIDAD
O INEFICACIA DEL ACUERDO ARBITRAL
María Fernanda Vásquez Palma
Doctora por la Universidad Complutense de Madrid
Profesora de Derecho Comercial, Universidad de Talca
Opinión profesional
sobre el particular3. aun a falta de mención expresa, pues
El principio en comento presen- tiene el deber de revisar los cimien-
ta una clara raigambre contractual tos del juicio que va a conducir, de lo
en cuanto son las partes quienes le contrario, podrá constituirse en res-
confieren una competencia total al ponsable ante las partes. Con todo,
árbitro para resolver un determinado si bien el principio arranca de sede
asunto, de lo cual se deriva que éstos contractual, sus efectos se explican
deben conocer incluso de su propia en verdad por medio de la ley, pues
competencia para dar inicio al juicio de lo contrario no sería factible que
arbitral y sólo si comprueba que éste el árbitro pueda conocer del conve-
es nulo o inválido, quedarán inhibi- nio que le sirve de antecedente a su
dos de poder hacerlo. No se trata de competencia, si éste es nulo.
una mera facultad del árbitro ni de Este asunto engarza, además, con
una concesión de las partes a su com- la autonomía del convenio arbitral al
petencia, se entiende que se trata de comprender que el acuerdo arbitral
una obligación por parte del árbitro siempre debe entenderse separado
del contrato del que pueda ser parte,
3
A modo de ejemplo, Francisco González de forma tal que la nulidad de éste
de Cossío ha analizado el caso contrapuesto último no pueda afectar la validez de
de dos sentencias, una mexicana y otra la cláusula arbitral. 183
estadounidense, ambas pronunciadas por
sus tribunales superiores de justicia, con
2. Reconocimiento del principio
un mes de diferencia durante el año 2006.
La primera, llega a la conclusión que el en la legislación chilena
acuerdo de arbitraje implica que un árbitro
res olverá sobre la existencia y validez En Derecho interno este principio no
del contrato, pero dicha regla tiene una goza de consagración legal. Derivado
excepción, en el sentido de que cuando de ello, la doctrina y jurisprudencia
se demande nulidad del acuerdo arbitral
mismo (no del contrato), será un tribunal
no han sido unívocas al determinar
estatal el que deberá pronunciarse sobre su aplicación, ya que, aun cuando
ello. La segunda, proclama que el acuerdo resulta ser una consecuencia de un
arbitral es autónomo del resto del contrato principio que si está reconocido, co
y la cuestión sobre la validez de este último mo es la autonomía del convenio,
debe ser considerada por el juez árbitro aun
la recepción de aquél no ha logrado
cuando se reclame la nulidad de todo el
contrato (incluyendo, por tanto, la cláusula tener la misma acogida . Así, normal-
4
arbitral); por ende, la Corte sostuvo que el mente se permite que el árbitro pue-
acuerdo arbitral es ejecutable al margen del da pronunciarse sobre la existencia o
resto del contrato y la reclamación debe ser
considerada por el árbitro y no por la Corte.
Francisco González de Cossío, “El principio 4
Véase María Fernanda Vásquez Palma,
competente-competence revisitado”, en Arbitraje en Chile. Análisis crítico de su normativa
Revista de la Corte Española de Arbitraje, Ma y jurisprudencia, Santiago, Editorial Legal Pu
drid, 2007, pp. 63-91. blishing, 2009, p. 350 y ss.
Opinión profesional
principio implica que el árbitro no arbitral, se encuentran funcionalmen
deberá interrumpir el procedimiento te conectadas, ya que la finalidad de
si se impugna su competencia en ambas es la de impedir la posibilidad
razón de inexistencia o nulidad ab de fuga a la jurisdicción del arbitraje
initio del contrato que contiene el pactado11.
convenio o si se impugna la validez Como se puede apreciar, el fun
de la cláusula que le otorga compe- damento que subyace a este plantea-
tencia. En ambos casos, quien debe miento implica que el árbitro o tri-
resolver es él, dado que no hay lugar bunal arbitral debe estar conociendo
de sospecha a priori sobre el hecho del juicio arbitral o por comenzar a
de que los árbitros no estén al nivel hacerlo, en tanto ya está constituido el
o con la debida mesura para arribar tribunal. En tal sentido, el principio
por ellos mismos a una decisión a defiende la idea de que no se pueda
la vez equitativa y protectora de los arrebatar esta competencia al árbitro,
intereses de las partes9. De esta for pues es a él a quien le corresponde
ma, la competencia del árbitro se pronunciarse sobre dicha materia.
proyecta sobre un problema sustanti- De este modo, no podemos pen
vo, cual es, la validez o existencia del sar que este principio se aplique nece
contrato que contiene el convenio sariamente cuando tal supuesto no se
arbitral y, por ello, ante la alegación presente, esto es, el árbitro o el tribu- 185
de nulidad ab initio del contrato que nal estatal aún no esté constituido. De
contiene la cláusula, el árbitro se de hecho, podría ocurrir que las partes
clarará competente para conocer y renuncien a dicha competencia si
determinar su propia competencia y acuden conjuntamente al tribunal
para ello examinará autónomamente estatal o, bien, recurriendo una de
el convenio arbitral que puede ser ellas, la otra no se oponga y continúe
válido o no10. Derivado de ello, esta litigando ante la justicia estatal.
Así, si una de las partes acude a
Véase Vásquez Palma (n. 4), pp. 212-213.
8 la justicia ordinaria, esta última no
Véase. José Carlos Fernández Rozas
9 puede dejar de conocer la alegación
et al., Derecho de los negocios internacionales, de nulidad del convenio arbitral pre
Madrid, Iustel, 2007, p. 649. sentada por aquélla, pues es su deber
10
Como bien señala Elena Artuch Iri así hacerlo en tanto dicha materia tam-
berri, la cuestión más controvertida de este
bién forma parte de sus atribuciones
principio se relaciona precisamente con la
decisión del árbitro sobre la existencia y y competencia.
validez ab initio del contrato que contiene la En nuestra opinión, el asunto debe
cláusula, de forma que se otorga competencia resolverse sobre la base de una lógica
al árbitro, sobre la base de una cláusula poten común que se relaciona con la propia
cialmente inválida, para decidir sobre la causa
de su competencia. Elena Artuch Irib erri,
El convenio arbitral en el arbitraje comercial in 11
Siguiendo a González y Cardaso Pa
ternacional, Madrid, Eurolex, 1997, p. 213. lau (n. 2), p. 259.
12
De acuerdo con la Escuela Alemana. 14
Véase Eduardo Silva Romero, “Breves
13
Más que un asunto de competencia, observaciones sobre el principio “Kompetenz-
pasó a ser entendido como una materia de Kompetenz”, en El contrato de arbitraje, Bogotá,
“temporalidad” de aquélla. Editorial Legis, 2005, pp. 579-588.
Opinión profesional
instituto, incluida la sentencia15. De mos aquellas razones que hacen que
esta forma, si el convenio es nulo o el convenio resulte inoperante por
ineficaz, y el procedimiento arbitral se haberse extinguido, es decir, habien-
sigue de todas formas, todo será nulo do sido válido y eficaz, ha devenido
por la contaminación que necesaria- en inoperante como consecuencia,
mente provocará el acuerdo arbitral por ejemplo, de haberse dictado el
en cuestión. laudo, por renuncia expresa o tácita
Pues bien, con carácter general, de las partes, revocación, caducidad,
un convenio puede ser afectado, en incumplimiento del plazo para dictar
cuanto a su eficacia, por tres tipos de sentencia, novación (siempre que la
causas: en razón de su invalidez por misma opere exclusivamente sobre
afectación de sus elementos esencia- el arbitraje pactado, lo que equiva-
les; por inoperatividad y por error le a una renuncia del mismo), por
en el contenido del convenio. La transcurso del plazo señalado para el
validez del convenio arbitral se debe arbitraje, extinción tanto de la con
buscar en el principio rector de esta troversia como de la relación jurídica
institución, esto es, “autonomía de de la que éste deriva y, en suma, por
la voluntad” de las partes que diseña todas las formas habituales de extin-
los pilares básicos del arbitraje16 y en ción de las obligaciones contractuales
la arbitrabilidad de la controversia en la medida que éstas afecten y sean 187
que mira a la validez del convenio de aplicación al convenio arbitral17 .
en cuanto a su objeto. El primero de El tercero se relaciona con la in
los elementos es común a todos los suficiencia o error en el contenido del
contratos, de manera que en térmi- convenio. En tal contexto, debemos
nos frecuentes se debe regir por las distinguir al convenio patológico
normas generales sobre el consenti- que es aquel que por defecto en la
miento, a menos que se dispongan redacción, insuficiencia en el conte-
normas adicionales; el segundo, en nido, o errores en la determinación
cambio, constituye un elemento par- de sus elementos constitutivos resulta
ticular de esta institución que busca ineficaz para establecer el proceso y
determinar si la materia sometida a no puede cumplir las cuatro funcio-
arbitraje (conflicto) es susceptible del nes que le son esenciales: producir
mismo y como tal, habrá de buscarlo efectos obligatorios entre las partes,
en los propios criterios diseñados por
el ordenamiento en concreto. 17
Un análisis sobre la determinación
de la inoperatividad del convenio arbitral,
José María Chillón Medina y José
15
a propósito de dos sentencias australianas
Fernando Merino Merchán, Tratado de ar dictadas sobre esta materia en fecha reciente
bitraje privado interno e internacional, Madrid, es efectuado por, Michael Pryles, “Inoperati
Editorial Civitas, 1991, pp. 669-670. ve and operative arbitration agreements”, in
16
Véase Artuch Iriberri (n 10), pp. Journal of Internacional Arbitration, vol. 23, Nº
176-177. 3, The Hague, june 2006, pp. 228-238.
Opinión profesional
tener una voluntad libre y exenta de
vicios21, un objeto y una causa lícita, Que del convenio arbitral depende
y revestir las formalidades que se el resto del procedimiento arbitral y
establecen para dichos efectos (art. su existencia misma, no es una cues-
1445 y ss. del Código Civil). Además, tión controvertida ni en la doctrina,
las personas que convienen el pacto ni en la práctica, en tal circunstancia
arbitral deberán tener la capacidad el pacto arbitral deberá estar bien
y legitimación requerida para cada redactado porque el arbitraje es lo
uno de los casos. De la mano de lo que es y no lo que las partes creen
anterior, el convenio arbitral puede que es23. Es por ello que un completo
ser nulo de nulidad absoluta y ello estudio de una cláusula arbitral no
ocurrirá cuando adolezca de algún termina en la valoración de su validez
requisito esencial para su existen- o invalidez, confrontada con las nor-
cia, el consentimiento prestado esté mas que sean aplicables, sino en un
viciado, no sea claro o esté incom- balance eminentemente práctico de
pleto, se ha suscrito por quien carece su eficacia real, tanto positiva como
de legitimación o poder suficiente, negativa. En este sentido, podría ocu-
se trata de un convenio prohibido, rrir que un convenio siendo válido al
esto es, su objeto versa sobre mate- inicio, se configure como imperfecto
rias inarbitrables, o es contrario a la en la práctica, lo que lleva a separar 189
ley o a las normas de arbitraje, tal lo “defectuoso de lo inválido”24 .
nulidad no podrá sanearse por regla Se trata de un conjunto de cau-
general22. sales que la doctrina francesa, fami-
liarizada con los problemas prácticos
21
Libertad que no sólo debe conjugarse del arbitraje denominó “cláusulas
desde el plano subjetivo sino, también, arbitrales patológicas” por no invo-
material, al tenor de lo dispuesto en el art. lucrar las funciones esenciales que
228 del COT que prescribe: “Fuera de los
casos expresados en el artículo precedente,
debe cumplir un acuerdo arbitral:
nadie puede ser obligado a someter al juicio producir consecuencias obligatorias,
de árbitros una contienda judicial”. excluir la intervención de autorida-
22
Al respecto, José María Chillón Medina des judiciales, dotar de facultades
y José Fernando Merino Merchán señalan al tribunal arbitral para resolver la
que es preciso considerar que el carácter de
controversia y establecer un proce-
insanabilidad de esta nulidad se ha puesto en
tela de juicio, ya que se ha venido reconociendo
por parte la doctrina y el derecho positivo la los demás supuestos se mantendría la regla
posibilidad de superponer a la nulidad de general de la insanabilidad del compromiso
origen determinados remedios en los casos de nulo. Chillón Medina y Merino Merchán
compromiso incompleto, suscrito por quien (n. 15), pp. 262-263.
carece de poder suficiente mediante la técnica 23
Cfr. María del Pilar Perales Viscas i
de la ratificación o autorización posterior, y llas, Arbitrabilidad y convenio arbitral, Navarra,
al compromiso carente de forma mediante Editorial Aranzadi, 2005, p. 97.
la integración formal correspondiente. En 24
Véase Artuch Iriberri (n. 10), p. 415.
Opinión profesional
con los árbitros y presidirá sus tribunal.
reuniones. Los árbitros y el Para una correcta comprensión,
dirimente deberán ser inge la redacción de esta cláusula debiera
nieros calificados. El laudo haberse estipulado de la siguiente
arbitral será condición prece- forma:
dente a cualquier derecho de
acción contra la Compañía”. “Todas las divergencias que
surjan bajo esta póliza, en espe
B. Opinión legal sobre la nulidad cial, las que se susciten en re-
de la cláusula arbitral en comento lación a la indemnización de
De la sola lectura de esta cláusula pagar, serán sometidas...”.
emergen varias interrogantes que no
plantean una fácil o única respuesta 2. La palabra ‘dictamen’ también
en relación con el consentimiento conlleva una dificultad de compren
prestado por las partes. En efecto, sión, toda vez que el árbitro, en dere-
de la redacción de esta cláusula se cho estricto, no emite dictámenes. En
pueden formular diversas interpre- efecto, la palabra dictamen no es alu-
taciones sobre algunos vocablos o siva a la institución del arbitraje, sino
frases que dejan evidencia su total a una similar que muchas veces tiene
falta de claridad. En especial, me a confundirse con aquella, como es 191
referiré a las siguientes: la figura del “perito dirimente”28. Los
peritos dirimentes son personas que
1. En la primera parte de la cláusula deciden o “dirimen” un determina-
se señala que serán sometidas al do asunto, entregando un juicio de
dictamen de un árbitro
28
En este punto se debe considerar
“todas las divergencias que sur que los peritos pueden cumplir distintas
jan bajo esta póliza, en relación actuaciones: 1. Puede intervenir emitiendo
con la indemnización a pagar”. un dictamen que no vincula al tribunal, sino
que constituirá un medio de prueba que
La redacción de esta parte del acuer- se valorará por el juez (art. 425 del CPC);
2. Puede intervenir para resolver alguna
do es poco afortunada en tanto limita
desavenencia entre las partes (pericia diri
la labor del árbitro a una materia mente); 3. Por otra parte, se encuentra aquella
en concreto, como es el pago de la situación de valoración que realiza para
indemnización, sin quedar comple- completar un negocio jurídico, en este caso,
tamente claro si la causa basal de no existirá conflicto entre las partes, sino un
dicha obligación se comprende en acuerdo en torno a que sea la voluntad de este
tercero quien integre este negocio jurídico
dicho ámbito de actuación. En otras (arbitrio de un tercero); 4. Está, asimismo,
palabras, si el árbitro puede cono- su actividad, que no resulta vinculante para
cer de la declaración previa o de la las partes al actuar como un perito mediador
causa que justifica la indemnización o conciliador.
valor por medio del cual soluciona la emerge de un tribunal arbitral, pues
Opinión profesional
cuestión planteada. Este imperio no ésta última es un equivalente juris-
les viene dado por su propia función, diccional que puede exigirse por las
sino que procede de aquella atribu- vías contempladas a estos efectos, a
ción imperativa que ambas partes diferencia de la anterior.
han concedido al perito cuando le En tal contexto, podría ocurrir
eligen de común acuerdo. El objetivo que las partes de esta causa no hubie
de este peritaje ha de ser una cuestión sen tenido completamente claro a
pendiente entre los negociantes que qué se estaban sometiendo al pactar
dejan voluntariamente a la decisión esta cláusula, lo que implica aceptar
de aquél o una cuestión surgida de un posible error en su consentimien
un asunto previo que ellas someten to, máxime sin consideramos que la
a su juicio para esgrimirlas29. palabra dictamen se repite en dos
Se aprecia, entonces, que el perito ocasiones en la misma cláusula y
dirimente es aquella persona que por ninguna referencia se hace en ver
la voluntad contractual de las partes dad, sobre la labor del árbitro, esto
emite un juicio de valor (dictamen) es: que conozca y resuelva la con-
vinculante para ellas, sobre una cues- troversia en cuestión con efecto de
tión de hecho planteada por las mis- cosa juzgada.
mas, que puede provenir de la aplica-
192 ción o interpretación de un contrato 3. Otro aspecto nebuloso que plan-
ya perfecto y que, por tanto, podría tea la redacción del acuerdo arbitral
ser objeto de una mediación, de un se encuentra al finalizar la primera
arbitraje o de un litigio judicial30. Lo parte, que señala:
relevante de este asunto reside justa-
mente en este punto, ya que la labor “o en caso de que los árbitros
que realiza un perito, tal como hemos no estuvieren de acuerdo, al
señalado, es distinta de la realizada dictamen de un dirimente
por un tribunal arbitral. Así también, nombrado por escrito por los
la fuerza que se concede a la decisión árbitros antes de entrar a co
de un perito no es idéntica a la que nocer el caso”.
Opinión profesional
Por otra parte, ¿qué se entiende toda vez que a ésta no se le faculta
por dirimente? Si bien debiera pen- para acudir al tribunal ordinario en
sarse en la figura del un “tercer árbi- contra de la asegurada, sino sólo a
tro” que formará parte del tribunal, ésta última o, bien, podría estar con-
de la última parte de la cláusula no siderándose como un hecho que el
queda perfectamente especificado, dictamen sólo podrá ser perjudicial
toda vez que allí se realiza una clara para la asegurada, y nunca para la
distinción entre la persona de los aseguradora, lo que podría explicar
árbitros y la del dirimente haciendo también la curiosa redacción del
pensar que se trata de dos figuras acuerdo en comento.
completamente diferentes (“los ár De cualquier forma, el asunto
bitros y el dirimente deberán ser es que si el laudo será condición
ingenieros calificados”). precedente a cualquier derecho de
acción, ello implica asumir que la
4. Por su parte, la cláusula dispone: decisión de los árbitros no tendrá la
fuerza de resolver el asunto de una
“El laudo arbitral será condición manera definitiva, lo que por cierto
precedente a cualquier derecho vulnera la naturaleza de la institución
de acción contra la Compa- arbitral que se concibe justamente
ñía”. para tal efecto de manera alternativa 193
a la justicia estatal.
¿Qué implica la redacción de esta Por el contrario, y de estimar
cláusula? Ciertamente podríamos que en este acuerdo sólo se dice algo
considerar que no se trata de un arbi evidente en tanto se estipula que el
traje, sino de un peritaje dirimente que laudo del tribunal arbitral será recu-
no es vinculante para las partes, toda rrible ante otro tribunal, lo cierto es
vez que se deja entrever que la deci- que nuevamente nos encontramos
sión ejercida por los “árbitros” por con un dilema, toda vez que si el
medio del laudo, será una condición tribunal debe ser conformado por
precedente a cualquier derecho de acción “ingenieros” éste debiera resolver
contra la compañía, de manera tal que en “equidad”, de manera tal que la
sólo una vez que exista tal pronuncia- sentencia que se dicte a estos efectos
miento las partes podrán acudir a los sólo podría ser recurrible ante un tri-
tribunales estatales con el objetivo de bunal de igual naturaleza, y no ante
ejercer una acción contra la misma, lo tribunales ordinarios, cuestión que
que se da justamente en el dictamen claramente no podrá realizarse, pues
de un peritaje que no tienen el mismo el acuerdo no nombra un tribunal ar-
valor que un laudo arbitral. bitral de equidad de segunda instan-
Asimismo, debiéramos pensar cia. De cualquier forma, estimamos
que este “dictamen” sólo sería obliga- –según veremos a continuación– que
torio para la compañía aseguradora, este tribunal arbitral tampoco podría
Opinión profesional
lo que fuerza indefectiblemente su arbitral y, luego, una vez que la sen-
pérdida de eficacia. tencia arbitral se dicte, todo se torne
Tal falta de claridad puede ser inválido a partir de los vicios que aquí
justificada a priori por el tipo de con se han vislumbrado, que tal como
trato que han suscrito las partes. Se señalamos, son variados y graves.
trata de un contrato estándar, redac Es todo cuanto puedo informar.
tado por el asegurador probablemen-
te en otro idioma –desde donde ha
sido traducido al castellano– lo que Bibliografía
dificulta a la parte asegurada tener
un completo control sobre la com- Aljure Salame, Antonio, “El arbitraje y
prensión y redacción de la misma. el contrato de seguros en el derecho
La naturaleza de este contrato ha nacional e internacional”, El contrato
generado diversos debates sobre si de arbitraje, Bogotá, Editorial Legis,
puede considerarse que se presta un 2005.
verdadero consentimiento34. Sobre la Artuch Iriberri, Elena, El convenio ar
base de ello, normalmente la justicia bitral en el arbitraje comercial interna
estatal chilena se ha involucrado en cional, Madrid, Eurolex, 1997.
la revisión de dichas cláusulas35 . Artuch Iriberri, Elena, “La jurisdicción
Los vicios relatados son del to del CIADI de acuerdo con el art. 25 195
do manifiestos, de manera que de del Convenio de Washington”, en
acuerdo con lo preceptuado en el art. RCEA, vol xiv, Madrid, 1998.
1683 del Código Civil, tal declaración González de Cossío, Francisco, “El prin
podría efectuarse, incluso, de oficio cipio competente-competence revisi-
por SS. tado”, en Revista de la Corte Española
de Arbitraje, Madrid, 2007.
En atención a los hechos expues
tos, normativa y principios legales Cardaso Palau, Juan, “Potestad de los
precedentemente citados, procede árbitros para decidir sobre su propia
competencia”, en Julio González
que se declare la nulidad, ineficacia
Soria (coord.) Comentarios a la nue
o ambas de la cláusula arbitral en re-
va ley de arbitraje 60/2003, de 23 de
ferencia. De no llegar a tal resultado, diciembre, Navarra, Ed. Thomson-
Aranzadi, 2004.
Aludiendo básicamente al carácter
34 C ontreras S trauch , Osvaldo, Igor
abus ivo que pueden tener muchas de Kliwadenko Malic, Carolina La-
estas cláusulas. Sobre la materia, véase A. rraín, Ricardo Peralta Larraín,
Antonio Aljure Salame, “El arbitraje y el Juan José Vives Rojas, “Arbitraje
contrato de seguros en el derecho nacional y mediación en el seguro”, en VIII
e internacional”, en El contrato de arbitraje,
Congreso Ibero Latinoamericano de Se
Bogotá, Editorial Legis, 2005, pp. 361-376.
35
Sobre la concreta materia de los
guros, Rio de Janeiro, 2003.
contratos de seguros, Véase Vásquez Palma Chillón Medina José María y José Fer-
(n. 4), pp. 527-536. nando Merino Merchán, Tratado de
Comentarios de jurisprudencia
Alejandra Aguad Deik
Profesora de Derecho Civil
Universidad Diego Portales
Comentarios de jurisprudencia
siniestro acontecido”. (la otra empresa demandada). Por
los argumentos anteriores, estima el
Agrega que el documento enviado sentenciador plenamente acreditado
por fax en el que se acepta por la que entre Tripesca S.A. y Sociedad
actora la oferta de contratación de Naviera Ultragas Ltda. se celebró
transporte no está dirigido a Re- un contrato de remolque-transporte,
molcadores Ultragas Ltda., sino a actuando la segunda indistintamente
Ultragas Ltda., de lo que se colige a través de su nombre de fantasía o
que su destinatario podría haber de Remolcadores Ultragas Ltda.
sido cualquiera de las tres sociedades La sentencia arbitral fue con-
involucradas con idéntico nombre de firmada en todas sus partes por la
fantasía, y que en el documento que Corte de Apelaciones de Santiago
da cuenta de la entrega del muelle por resolución de fecha 4 de enero de
flotante se designa como agente 2008, en contra de la cual la parte de-
remolcador a Sociedad Naviera Ul- mandada dedujo recurso de casación
tragas Ltda., indicándose en su proto- en el fondo. Como era de esperar,
colo de entrega, que el señor Miguel uno de los capítulos centrales de este
Sherman G. en representación de recurso de nulidad y que está a la
Sociedad Naviera Ultramar Ltda. base del razonamiento del recurren-
declara recibir el artefacto naval a te, es la infracción a las normas que 199
conformidad. Dicho documento con- atribuyen personalidad jurídica a la
tiene un timbre y firma perteneciente sociedad, reconociéndole la calidad
a Remolcadores Ultragas Ltda. de sujeto de derechos, obligaciones
y responsabilidades, como centro de
“de lo que se colige que ambas imputación de normas diferenciado
entidades, actuando conjunta de sus miembros, lo que habría sido
mente en un mismo acto ju vulnerado en el fallo recurrido al hacer
rídico, poseen finalidades si personalmente responsable a un socio
milares, facultades similares y (Sociedad Naviera Ultragas Ltda.) de
similares representantes, por lo una deuda de la sociedad (Remolca-
que no se observa un obstáculo dores Ultragas Ltda.); ello, teniendo
para la notificación a una de en consideración que los principales
ellas, de una demanda dirigida privilegios que otorga la personalidad
a otra, ya que todas configuran jurídica del ente moral son la autono-
en la realidad, una misma en- mía patrimonial y la responsabilidad
tidad en la especie”, en forma diferenciada de la de sus
miembros y representantes.
todo lo cual se ve reforzado con lo El razonamiento de nuestro má
consignado en la declaración gene- ximo tribunal en orden a rechazar
ral de autorización de zarpe, donde el vicio de casación denunciado se
consta que el Agente del remolcador funda principalmente en la doctrina
de los actos propios y en la teoría del Idea sobre la que más adelante vuel-
Comentarios de jurisprudencia
levantamiento del velo societario, do- ve al sentenciar que la documenta-
tando de un mayor sustento jurídico ción agregada al proceso evidencia
a la decisión adoptada por los jueces que la compañía presuntamente
del fondo. En efecto, la sentencia de ajena a los hechos intervino activa-
primer grado parece contentarse con mente en la ejecución del contrato
la estrecha vinculación e identidad de remolque transporte, indistinta-
entre las sociedades demandadas y mente con las dos demandadas, de
aquélla que figuraba como contratan- manera que al cuestionar el recurso
te de la actora, para afirmar sin más su legitimidad pasiva, intenta excusar
la legitimidad pasiva de las primeras extemporáneamente su intervención
y la extensión de responsabilidad a en el proceso contractual, lo que, a
ellas. La Corte Suprema, en cambio, más de ir contra sus actos propios,
se aventura en los fundamentos que importa una pretensión de revisar
permitían al juez prescindir de la los hechos asentados soberanamente
estructura formal del ente personi- por los jueces del fondo (consideran-
ficado. do séptimo).
En referencia a la doctrina que Como se ve, aun sin echar mano
impone el respeto a los actos propios, a la teoría del levantamiento del velo
sostiene la Corte Suprema: societario, los jueces tenían buenas
200 razones para desestimar el vicio de-
“Como toda la argumentación nunciado sobre la base, únicamente,
presentada discurre sobre la de la doctrina que impone a los
base de que Remolcadores contratantes el respeto a los actos pro-
Ultragas Limitada no es parte pios. Toda vez que si el propio socio
en el juicio, pese a que sus no ha respetado la independencia de
actuaciones acreditadas en la sociedad, faltando, en su conducta,
el proceso demuestran su in a la disociación típica entre propie-
tervención activa en la con dad y control directo de la gestión
trat ación correspondiente, social, los tribunales están igualmente
su alegato sobre el particular legitimados para no respetarla. Los
implica ir contra sus propios hechos demuestran que las empresas
actos, comportamiento que demandadas intervinieron de manera
no se aviene con la buena fe activa en la ejecución de la obligación
exigible a todo contratante en contractual formalmente contraída
el artículo 1.564 del Código por una de ellas, comportándose
Civil. Por lo anterior, ningu- como una sola entidad gobernada
na de las normas estimadas por un mismo interés. De manera
como infringidas en este pri- que lo que determina la aplicación
mer grupo, pueden apreciarse de la doctrina que impone el respeto
transgredidas” (considerando a los actos propios no es la mera
tercero). identidad de personas o empresas,
Comentarios de jurisprudencia
ellas en la ejecución de la prestación es lícito a los tribunales, en
convenida. ocasiones, prescindir de la
Más adelante, y en apoyo de su forma externa de las personas
decisión, nuestro máximo tribunal jurídicas para, posteriormen-
argumenta: te, penetrar en su interioridad
a fin de develar los intereses
“Sexto: Que, como fuere, sub- subjetivos subyacentes que se
yace en toda la dialéctica del esconden tras ellas y alcanzar
recurso la pretensión de elevar a las personas y bienes que
a la condición de principio se amparan bajo el ropaje de
insoslayable la regla según la una entidad subyacente. Esta
cual una persona jurídica no formulación doctrinaria, que
puede jamás responder por las ha tenido también desarrollo
conductas de otra, cualquiera en el derecho europeo con-
sea la similitud entre ellas. tinental –especialmente en
Pero esta visión resulta en Alemania y España– permite
nuestro tiempo inconciliable dar solución a situaciones
con la proliferación de enti- de manifiesto abuso de la
dades comerciales coligadas o personalidad jurídica, en que
vinculadas entre sí, alrededor sociedades aparentemente 201
de organizaciones matrices di- autónomas e independientes
rigidas muchas veces a ocultar jurídica y económicamente,
la realidad de controladores responden a una misma uni-
únicos, para fines de eludir o dad económica y de organiza-
reducir obligaciones tributa- ción, porque existe tal control
rias, cuando no prohibiciones de la una sobre la o las otras,
o limitaciones impuestas a que esta o estas últimas no son
ciertos tipos societarios para sino el alter ego de la domi-
determinadas actividades, nante, utilizada para obtener
que sí pueden ser emprendi un resultado antijurídico. Se
das bajo fórmulas jurídicas previene de este modo abusos
alternativas. Séptimo: Que, del derecho y fraudes a la ley,
desde la década de los treinta, privilegiándose los principios
ya en el siglo pasado, se ha de supremacía de la realidad
venido generalizando en el y de buena fe, que podrían
derecho norteamericano, la verse sobrepasados si, en
teoría denominada ‘disregard virtud de una interpretación
of legal entitiy’, traducida li- puramente formalista, se die-
bremente en lengua española ra estricta aplicación a los
como del “levantamiento preceptos que la recurrente
del velo” de las personas ju entiende vulnerados [...]”
Comentarios de jurisprudencia
miento impropio, en opinión de la necesariamente firmar para que sus
autoridad educacional. En razón de hijos pudiesen partir a la gira en cues-
estos hechos el padre interpone de- tión, se podía derogar el principio del
manda de inedemnización de perjui- deber de cuidado inherente a todo
cios fundada en incumplimiento con- contrato de educación.
tractual solicitando reparación del En la parte atingente a este co-
daño material y moral. Por su parte, mentario, la sentencia de casación
el colegio demandado aseveró la falta en su considerando octavo precisa
de concurrencia de los elementos que es necesario referirse a la culpa
de la responsabilidad contractual y, contractual. Y señala:
que, además, le favorece una cláusula
de exoneración de responsabilidad, “En primer término debe re
siendo, por último, el resultado de los calcarse que, en principio, el
perjuicios la conducta de la menor. legislador considera que la
La sentencia de primera instan- infracción de toda obligación
cia rechaza la demanda, y también que encuentra su fuente en un
fueron desechados los recursos de contrato es imputable a culpa
casación en la forma y apelación de- del deudor, sin necesidad que
ducidos, por la Corte de Apelaciones el acreedor pruebe que aquél
de Concepción. no empleó la diligencia o cui- 203
El recurso de nulidad contra la dado debidos”.
sentencia de 2ª instancia justifica su
razonamiento en que se contraviene Así, aún cuando la ley no lo ha dicho
el artículo 1547 inciso 3º y el artículo exactamente con esas expresiones,
1698, ambos del Código Civil, en ra- tal conclusión se desprende con cla-
zón de que el considerando séptimo ridad de las normas legales que rigen
del fallo colocó de cargo del acreedor la materia. El inciso 3º del artículo
demostrar que existió incumplimien 1547 del Código Civil prevé:
to y que además éste ha sido culpa
ble, invirtiendo, de esta forma, la “La prueba de la diligencia o
carga probatoria, contraviniendo cuidado incumbe al que ha de-
formalmente el texto de las normas bido emplearlo; la prueba del
legales citadas. Se agregó que el peso caso fortuito al que lo alega”.
de la prueba está en el obligado para
demostrar que cumplió o, si no lo A partir de este considerando que-
hizo, que al menos empleó la debida da claro que para el sentenciador
diligencia y cuidado. Se señaló, ade-
más, que se incurre en un segundo “el deudor debe probar que
error de derecho al haber estimado ha sido diligente y cuidadoso,
que mediante el reglamento interno no obstante lo cual no pudo
redactado por el colegio demandado cumplir la obligación o lo hizo
Comentarios de jurisprudencia
familia. Asimismo, presume
también la ley la culpa levísi- Pizarro Wilson, Carlos, “La culpa como
ma y la culpa grave, si el con- elemento constitutivo del incum
trato que genera la obligación plimiento en las obligaciones de
incumplida hace responsable medio o de diligencia”, en Revista de
Derecho, Nº 31, Valparaíso, 2008, pp.
al deudor de una u otra”.
255-265.
Queda por dilucidar si esta solu- Vidal Olivares, Álvaro, “Incumplimien-
to y atribución de responsabilidad en
ción se hará extensiva al ámbito de la
las obligaciones de medio y resulta-
responsabilidad contractual médica.
do (a propósito de una sentencia de
Habrá que esperar el pronunciamien la Corte Suprema Nº ingreso 1771-
to de la Corte Suprema. 2007)”, en Estudios de Derecho Civil,
vol. v, Concepción 2009, Santiago,
LegalPublishing, 2010.
C.P.
205
Contratos especiales
Comentarios de jurisprudencia
Iñigo de la Maza Gazmuri
Profesor de Derecho Civil
Universidad Diego Portales
Comentarios de jurisprudencia
Arturo Alessandri Rodríguez, De la Apelaciones de Santiago resulta más
compraventa y de la promesa de venta, atractiva en la medida de que tiende a
Santiago, Editorial Jurídica de Chile, unificar el sistema de responsabilidad
2003, tomo ii, vol. 1, p. 213]), sino un por incumplimiento, aligerando la
defecto jurídico que imposibilitaba fragmentación –francamente inde-
asignarle el uso proyectado en el seable– que, en este sentido, afecta
contrato. Se trata, sin embargo, de al contrato de compraventa.
una interpretación adecuada. Lo que En lo que se refiere al hecho de
en definitiva garantiza el arrendador, que la falta de aptitud del bien para
es que la cosa arrendada sirva para el satisfacer el objetivo en el contrato
propósito práctico fijado en el contra- pudo, fácilmente, ser detectado por
to, con independencia de si aquello el arrendatario, es necesario –te-
que lo torna inadecuado sean defectos niendo en cuenta que el tribunal se
de carácter jurídico o material. Des- sirvió del artículo 1932– comenzar
pués de todo, ¿qué justifica que un prestando atención al artículo 1934,
defecto jurídico como éste deba ser según cuyo tenor:
reclamado a través de una acción or-
dinaria de incumplimiento y un vicio “El arrendatario no tendrá de-
material a través de una acción red- recho a la indemnización de
hibitoria o estimatoria? La respuesta perjuicios, que se le concede 209
es, únicamente, la existencia de un por el artículo precedente, si
sistema de remedios contractuales contrató a sabiendas del vicio
incoherente y desarticulado (sobre y no se obligó el arrendador a
esta idea véase, en general, Fernando sanearlo; o si el vicio era tal,
Pantaleón Prieto, “El sistema de res- que no pudo sin grave negli-
ponsabilidad contractual: (materiales gencia de su parte ignorarlo; o
para un debate)”, en ADC, vol. 44, si renunció expresamente a la
Nº 3, Madrid, 1991, pp. 1.019-1.092 acción de saneamiento por el
y Fernando Pantaleón Prieto, “Las mismo vicio, designándolo”.
nuevas bases de la responsabilidad
contractual”, en ADC, vol. 46, Nº 4, El precepto, sin embargo, responde
Madrid, 1993, pp. 1.719-1.745 y Anto- a una pregunta que no fue planteada
nio Manuel Morales Moreno, “Ba- en el caso, a saber, como repercute el
ses para una regulación del contrato conocimiento –real o imputado– del
de compraventa en un futuro código arrendatario respecto de la posibili-
europeo de las obligaciones”, en An- dad de obtener una indemnización
tonio Manuel Morales Moreno, La de perjuicios. Sin embargo, nada
modernización del derecho de obligaciones, dice respecto a la repercusión de la
Navarra, Thomson Civitas, Cizur ignorancia inexcusable respecto de la
Menor, 2006, pp. 145-159). Una idea posibilidad de pedir la terminación
de “obligación de garantía” en los del contrato. Esta constatación lleva a
Comentarios de jurisprudencia
contractual o de error). Sin embargo, 1993.
en este caso no parece posible consi- Revista Chilena de Derecho Privado, Nº 13,
derar que el arrendatario se comportó Santiago, diciembre 2009.
con una negligencia grosera, si bien
es cierto que podría haberse dirigido
a la municipalidad a averiguar si el
inmueble podía destinarse a usos Comentario. Contrato de compra-
comerciales, igualmente parece serlo venta y error. Corte de Apelacio-
que si el objeto que se obligaba a en- nes de Arica, 2 de marzo de 2008,
tregar el arrendador era un inmueble Corte Suprema, 19 de enero de
susceptible de usos comerciales, era 2010, rol Nº 1.908-2008, Nº Legal
él quien debió averiguar si efectiva-
Publishing 43283.
mente podía dársele semejante uso.
Por lo mismo, el arrendatario podía,
La disciplina del error vicio ha sido
razonablemente, confiar en que el
considerada como uno de los as
arrendador hubiese hecho las averi-
pectos más complejos del derecho
guaciones pertinentes y, como quedó
de contratos (véase Ernst Kramer,
dicho en el otro comentario, la carga
“Mistake”, en Arthur von Mehren
de informarse comienza allí donde
concluye la confianza razonable. (ed.), Internacional enciclopedia of
211
Comparative Law, vol. vii. Contracts
in General, part 2, Herndon, UK,
Bibliografía Mohr Siebeck-Martinus Nijhoff
Publishers, 2008, p. 4). Por una
Alessandri Rodríguez, Arturo, De la parte, la regulación de esta figura
compraventa y de la promesa de venta, tutela una de las dimensiones de la
Santiago, Editorial Jurídica de Chile, autonomía privada: la libertad con-
2003, tomo ii, vol. 1. tractual. Por otra parte, sin embargo,
Morales Moreno Antonio Manuel, dicha regulación debe considerar la
“Bases para una regulación del con- necesidad de proteger la seguridad
trato de compraventa en un futuro
del tráfico jurídico, específicamente
código europeo de las obligaciones”,
en Antonio Manuel Morales Mo-
la confianza de quien ha recibido la
reno, La modernización del derecho
declaración del errans. (Federico de
de obligaciones, Navarra, Thomson Castro y Bravo, “De nuevo sobre el
Civitas, Cizur Menor, 2006. error en el consentimiento”, en ADC,
Pantaleón Prieto, Fernando, “El siste- vol. xli, Nº 2, Madrid, 1988, p. 413)
ma de responsabilidad contractual: ha sintetizado bien estas tensiones a
(materiales para un debate)”, en propósito del error preguntando:
ADC, vol. 44, Nº 3, Madrid, 1991
Pantaleón Prieto, Fernando, “Las nuevas “¿Quién merece protección,
bases de la responsabilidad contrac- respecto de su propio error? ¿A
quién le estará permitido apro- a los años 2000 y 2001, sino a 1997
Comentarios de jurisprudencia
vecharse del error ajeno?”. y 1998. Con anterioridad a esta de-
manda –cinco meses después de la
El caso que aquí se comenta celebración de los contratos de venta–
permite comprender la complejidad el comprador había comunicado esta
que supone articular la promoción circunstancia al vendedor.
de ambos objetivos. Convendrá co El demandante solicita al tribunal
menzar por los hechos. que declare la nulidad relativa de
Con fecha 13 de abril de 2004 se los contratos de compraventa, pues
celebraron, por escrito, dos contratos ambos se encuentran viciados por
de compraventa correspondientes, error sustancial, toda vez que el año
cada uno a un camión Mercedes de fabricación constituiría una de las
Benz. El comprador –indistintamen- cualidades determinantes para la cele-
te, el demandante– adquirió dos bración de los contratos en cuestión.
camiones que, a su solicitud, había En su contestación el demanda-
importado el comprador –en adelante do solicita el rechazo de la demanda.
el demandado– desde Holanda. En la Señala que los camiones fueron ven-
cláusula primera de ambos contratos didos previa inspección mecánica
de compraventa se mencionaba una y técnica del comprador quien los
serie de características de los vehícu- recibió a su entera satisfacción.
212 los, entre ellas, su marca, modelo, co- Agrega que no resulta efectivo que
lor, número de chasis y motor, año de el año de fabricación de los camiones
fabricación, número de patente única, haya sido un elemento determinante
etc. Respecto del año de fabricación para la celebración de los contratos.
se estableció que correspondía a 2000 Señala que en el contrato no se seña-
en el caso de uno de los camiones, y ló que dicha característica resultara
a 2001 tratándose del otro. determinante para el comprador; si
Los vehículos fueron entregados bien se estableció en el contrato el
por el demandado al demandante. año de fabricación, junto a otras ca-
Según consta en los contratos, el de- racterísticas, dicha mención corres-
mandante revisó detenidamente y a pondería únicamente a la individua-
su entera satisfacción los camiones y lización de los vehículos vendidos,
los consideró conforme a lo pactado y los datos que allí constaban eran
en el contrato. El demandante utilizó aquéllos exigidos para la inscripción
los camiones entre julio de 2004 y de vehículos motorizados según lo
octubre de 2005 para labores propias dispuesto en el artículo 40 de la ley
de su rubro. Nº 18.290.
El 16 de agosto de 2005 el com El tribunal de primera instancia
prador demandó la nulidad de ambos desestimó la pretensión del deman-
contratos de venta alegando que había dante, señalando que éste no había
padecido error. La fecha de produc- logrado acreditar
ción de los camiones no correspondía
Comentarios de jurisprudencia
de los vehículos que compró error, pues desconoce el carácter
al demandado por medio de esencial del error recaído sobre los
los contratos de compraventa años de fabricación de los camiones.
cuya nulidad relativa pide, Añade que el fallo en cuestión aplica
fue un elemento esencial de incorrectamente el inciso segundo
su decisión de contratar”. del artículo 1454 del CC.
En su decisión, la Corte Supre-
Justifica esta decisión en el hecho ma señala que la cuestión consiste
que de la lectura del contrato no se en determinar si el año de fabrica-
deduce que los años de fabricación ción de un vehículo constituye una
de los vehículos fuera una cualidad calidad esencial o, en cambio, una
determinante para la celebración característica accidental en este caso.
del contrato. Estima el sentenciador Razona el tribunal señalando, en
que el año de fabricación constituiría primer lugar, que la determinación
una circunstancia accidental cuya del carácter esencial de una calidad
trascendencia anulatoria precisaba, puede realizarse acudiendo a un en
según lo dispuesto en el inciso se- foque subjetivo o a uno objetivo. A
gundo del artículo 1.454 del CC, que este respecto, la Corte indica que, en
hubiese sido explicitada al demanda- sus decisiones sobre la materia, se ha
do. Agrega que el demandante tuvo optado por el segundo criterio y cita 213
todas las facilidades para revisar los las siguientes palabras de Avelino
vehículos y señala: León Hurtado:
“si hubiese sido efectivo que “la calidad esencial deberá fi-
el año de fabricación (...) era jarla en último término el juez,
un asunto esencial para la atendiendo a las circunstan-
celebración de los contratos cias en que se celebró el acto
cuya nulidad pide, pues la jurídico y a lo que conforme
demandante pudo y debió, sin con la noción común, con un
mayor diligencia y premunido criterio general, debe enten-
de estos datos básicos, haber derse por tal calidad”.
constatado si lo que ese decía
al respecto en la documenta- Concluye el tribunal:
ción de los camiones era o no
cierto”. “En el caso de autos, e incluso
abstrayendo al contrato de
La sentencia fue confirmada por compraventa de un vehículo
la Corte de Apelaciones de Arica. motorizado en general, es mani-
Contra esta decisión el demandante fiesto que el año de fabricación
deduce recurso de casación en el es una cualidad esencial, pues
fondo, señalando que la resolución no obstante esta circunstancia
Comentarios de jurisprudencia
El incumplimiento”, en ADC, vol. nales, en una sentencia de la Corte
lxiii, Nº 1, Madrid, 2010, pp. 47-136), Suprema, al menos [Cecinas La Pre-
entonces no cabe duda de que ha ferida S.A. con Sociedad Comercial
existido un incumplimiento (cuestión Salinas Limitada, 27 de julio de 2005,
distinta es qué remedios justifica un Nº identificador Legal Publishing
incumplimiento de esta naturaleza). 32452], parece haberse aceptado la
La idea según la cual el supuesto de existencia de identidad del supuestos
hecho del error tiende a confundirse de hecho y la posibilidad de opción
con el incumplimiento resulta inte- entre las acciones edilicias y la reso-
resante toda vez que se presenta un lutoria). En el Derecho Comparado
concurso de acciones: la de error y la cuestión se ha presentado tanto
las propias del incumplimiento que, en los Principios UNIDROIT como
entre otras cosas, poseen plazos de respecto de los PECL. En ambos
prescripción extintiva diversos. En cuerpos normativos se acepta que
el Derecho nacional no ha existido el mismo supuesto de un error con
–hasta donde llegan mis noticias al trascendencia anulatoria determine
menos– demasiada preocupación alguno de los remedios propios del
por este concurso (con todo, en un incumplimiento –es decir, en ambos
supuesto similar, el concurso de se acepta la identidad del supuesto de
acciones entre aquéllas edilicias hecho. Sin embargo, sus soluciones 215
y las de error, Arturo Alessandri frente al concurso de acciones son
Rodríguez (De la compraventa y de la diversas. Tratándose de los PCCI, su
promesa de venta, Santiago, Editorial artículo 3.7 dispone:
Jurídica de Chile, 2003, tomo ii, vol.
1, pp. 187-189) ha considerado que el “Una parte no puede anular
supuesto de hecho no sería el mismo, el contrato a causa de error si
Una mirada más reflexiva sobre el los hechos en los que basa su
mismo problema en Bruno Caprile pretensión le otorgan o le po-
Biermann, , “Las acciones del com- drían haber otorgado reme-
prador insatisfecho: el cúmulo actual dios por incumplimiento”.
(ley de protección al consumidor,
vicios redhibitorios, error sustancial, En los comentarios del precepto se
resolución por incumplimiento) y la señala que debe preferirse el incum-
tendencia al deber de conformidad plimiento toda vez que
en el derecho comparado”, en Fa-
bricio Mantilla Espinoza y Carlos “ofrece una mejor solución y
Pizarro Wilson (coords.), Estudios resulta más flexible que la so-
de Derecho Privado en homenaje a lución tajante de la nulidad”.
Christian Larroumet, Santiago-Bogotá,
Fundación Fernando Fueyo Laneri y En lo que se refiere a los PECL, el
Universidad del Rosario, 2008, pp, artículo 4.119 dispone:
Comentarios de jurisprudencia
o devuelvan al estado que del que invoca el error” (op.
tenían cuando el contrato se cit., p. 172).
celebró, siempre que ello sea
posible”. Entre los dos criterios debe preferirse
el segundo. Ésta es la solución que
Es en torno a ese predomina en el Derecho Compa-
rado (véase Kramer, op. cit., p. 8) y
“casuismo dogmatizado que existen buenas razones para que así
debe evaluarse la decisión sea. Antonio Manuel Morales Mo-
de la sentencia que aquí se reno (El error en los contratos, Madrid,
comenta. Editorial Ceura, 1988, pp. 193-194)
señala dos:
cual se estableció que el único des- tro. El ingreso puede justificarse, sin
Comentarios de jurisprudencia
tino que podía darle la arrendataria embargo, prestando atención a otros
era como un campo de minigolf. En elementos del negocio. En opinión de
definitiva, por defectos jurídicos del la Corte Suprema, el carácter esencial
predio, dicho destino no pudo ser de la cualidad puede derivarse del
concretado. Aun cuando el caso se precio. Señala el máximo tribunal
alegó por incumplimiento contrac- que el año de fabricación es, objeti-
tual, perfectamente podría haberse vamente, una característica esencial,
alegado como error, señalando que pues constituye uno de los elementos
la calidad en cuestión se encontraba que se toma en cuenta para fijar el
garantizada contractualmente por precio. No se paga lo mismo por un
haberlo convenido las partes de vehículo fabricado el año 1997 que
forma expresa. En segundo lugar, por uno fabricado en el año 2000.
una representación puede ingresar Se trata de un argumento ingenioso,
al contrato como presuposición, sin embargo, puede cortar en dos
aun en ausencia de la actuación de sentidos diversos. Efectivamente, del
la voluntad de las partes, toda vez hecho de que el precio pagado por
que, por ejemplo, los usos sociales, un bien no se corresponda a su valor
los criterios del tráfico, las exigen- de mercado puede inferirse un error
cias de la buena fe u otros criterios (como señala Morales Moreno, op.
objetivos así lo determinen. Como cit., p. 81 219
sea que fuere, lo importante es que,
pensado de esta manera el error no es “la existencia de lesión pro-
exactamente un vicio de la voluntad, porciona... un importante me-
sino del contrato, lo determinante dio de prueba presuntiva del
no es si una parte padeció de error, error”).
sino, más bien, si la cualidad sobre
la cual recayó el error se encontraba Empero, en este caso, el demanda-
incorporada en el contrato. Ésta es, do señaló en su contestación que
en mi opinión, la mejor lectura del el valor de los vehículos era el de
artículo 1454. Pues bien, ¿ingresó, de mercado. Con esto el demandado
alguna manera el año de fabricación podría querer decir dos cosas dis-
al contrato como una característica tintas. La primera es que era el valor
relevante de los camiones? Resulta de mercado de vehículos fabricados
discutible que haya ingresado a tra- en 1997-1998; la segunda es que se
vés de una actuación de la voluntad, trataba del valor de mercado de vehí-
después de todo, aun cuando dichas culos fabricados durante 2000-2001.
fechas constaban en una cláusula del Si significa lo primero, entonces no
acuerdo, el objetivo de dicha cláusula resulta nada de evidente que del pre-
no parecía ser precisar características cio pagado pueda inferirse el error;
esenciales del bien, sino simplemente si, en cambio, significa lo segundo,
identificarlo para efectos de su regis- la Corte lleva razón.
Comentarios de jurisprudencia
ducta finalmente desplegada tación de los camiones se indicaba
en la realidad material (op. cit., que su fecha de fabricación eran los
pp. 140-141). años 2000 y 2001, respectivamente.
Ahora bien, no obstante lo anterior,
Pues bien, a partir de los autores el demandante tenía amplia expe-
y autoras citadas es posible advertir, riencia en la compra de vehículos
en primer lugar, que la excusabili usados, por lo mismo, es probable
dad del error es un requisito de su que pudiera haber detectado el error
trascendencia anulatoria y, en se sin demasiadas dificultades, ¿torna
gundo lugar, que, aceptada como esta circunstancia en inexcusable su
requisito, es necesario aún precisar error? La respuesta es que no. El ni-
los criterios que se empleen para vel de diligencia exigible al errans no
determinar cuándo un error es ex- se mide en el vacío, sino al abrigo de
cusable. A este último respecto el las circunstancias del caso. En los he-
criterio manejado pareciera limitarse chos –conviene recordarlo– no sólo
a la diligencia empleada por el errans. se estableció en el contrato la fecha
En la sentencia que aquí se comenta de fabricación de los camiones sino
–particularmente en la sentencia del que, además, en la documentación
tribunal de instancia– se advierte que de los vehículos aparecía la misma
el demandante revisó detenidamente fecha acordada en el contrato. Con 221
y a su entera satisfacción los vehículos esos antecedentes lo que conviene
en cuestión y los encontró conformes preguntarse es si resultaba razona-
con lo que esperaba de ellos. ble exigir al demandante que, en
su examen, investigara acerca de la
“De esta manera, si hubiese fecha de fabricación de los vehículos.
sido efectivo que el año de La respuesta parece ser negativa, el
fabricación (...) era un asunto deber de investigar comienza allí
esencial para la celebración donde concluye la confianza razo-
de los contratos cuya nulidad nable y parece razonable confiar en
se pide, pues la demandante que la información que suministran
pudo y debió, sin mayor di- los documentos de un vehículo se
ligencia y premunido de esos compadece con la realidad. El error,
datos básicos, haber constata- entonces, fue excusable. A mayor
do si lo que se decía al respec- abundamiento, conviene recordar
to en la documentación de los que –según se lee en la sentencia de
vehículos era o no cierto”. la Corte Suprema– el demandante
puso en conocimiento del deman-
Nada dice la Corte Suprema al res- dado la discordancia de fechas antes
pecto. ¿Se trataba de un error inex- de que transcurrieran cinco meses
cusable por parte del demandante? desde la entrega de los vehículos.
Para responder a esta pregunta con- Para comprender la importancia de
Comentarios de jurisprudencia
y Antonio Manuel Morales More- Pizarro Wilson (coords.), Estudios
no, Los Principios del Derecho Europeo de Derecho Privado en homenaje a Chris
de Contratos, Madrid, Civitas, 2002. tian Larroumet, Santiago-Bogotá,
Domínguez Águila, Ramón, El negocio Fundación Fernando Fueyo Laneri y
jurídico, Santiago, Editorial Jurídica Universidad del Rosario, 2008.
de Chile, 1976. Martinic Galetovic, María Dora y
Fenoy Picón, Nieves, “La moderniza- Ricardo Reveco Urzúa, “Acerca
ción del régimen del incumplimien- del error, su excusabilidad y otros
to del contrato: Propuestas de la tópicos”, en AA.VV, Estudios de de
Comisión General de Codificación. recho privado. Libro homenaje al profesor
Parte primera: Aspectos generales. Gonzalo Figueroa Yánez, Santiago,
El incumplimiento”, en ADC, vol. Editorial Jurídica de Chile, 2008.
lxiii, Nº 1, Madrid, 2010. Morales Moreno, Antonio Manuel,
Kramer, Ernst, “Mistake”, en Arthur “Comentario Artículo 38”, en Luis
von Mehren (ed.) Internacional enci Díez-Picazo (dir.), La compraventa In
clopedia of Comparative Law, vol. vii. ternacional de Mercaderías. Comentario
Contracts in General, part 2, Herndon, de la Convención de Viena, Navarra,
UK, Mohr Siebeck-Martinus Nijhoff Thomson Civitas, Cizur Menor,
Publishers, 2008. 1997.
León Hurtado, Avelino, La voluntad y Morales Moreno, Antonio Manuel, El
la capacidad en los actos jurídicos, 3ª error en los contratos, Madrid, Editorial 223
ed. actualizada, Santiago, Editorial Ceura, 1988.
Jurídica de Chile, 1979.
Comentarios de jurisprudencia
y regímenes matrimoniales
Comentarios de jurisprudencia
reguladas, lo mismo ocurre cuando manda, el juez informará a los
el artículo 50 se refiere a la nulidad cónyuges la existencia de este
en que se establece que las partes se derecho durante la audiencia
retrotraen al estado anterior a con- de conciliación”,
traer matrimonio, salvo los efectos
del matrimonio putativo donde la por lo cual, cuando el juez advirtiera
compensación económica no tiene al cónyuge el derecho a solicitarla ya
una regulación específica. Tanto es habría precluido; esto se ha interpre-
así que la sentencia en su consideran- tado en la práctica de los tribunales
do primero comete un error al seña- como un desfase entre ambas leyes
lar que la demandante demanda a su y para evitar la preclusión el juez,
“cónyuge”, ya que una vez decretada al proveer la demanda, señala en su
la nulidad del matrimonio ambos resolución que le asiste al cónyuge
dejan de ser cónyuges y vuelven a el derecho a pedir la compensación
tener el estado civil de solteros, por económica; lo cual reafirma cla
lo cual la demandante está deman- ramente que se ha buscado una so
dando a una persona que no tiene lución para evitar la preclusión que
ningún vínculo con ella respecto de necesariamente se debe producir.
una compensación cuyos supuestos La sentencia no argumenta más,
necesariamente deben producirse lo cual, además de ser errado, nos 227
durante el matrimonio. parece insuficiente, ya que si lo que
En indispensable referirnos a una se pretendía era proteger al cónyuge
situación que se produce con la Ley más débil, debió necesariamente
de Tribunales de Familia, la cual en fundar su sentencia en los principios
su artículo 58 señala: rectores de la Ley de Matrimonio Ci-
vil, donde uno de ellos es justamente
“El demandado deberá con- la protección de este cónyuge.
testar la demanda por escrito, Tampoco manifiesta hasta cuán-
con al menos 5 días de antici- do se puede pedir la compensación
pación a la fecha de realización económica, pues de no entenderse
de la audiencia preparatoria. que precluye, necesariamente debe
Si desea reconvenir, deberá tener un plazo de prescripción, ya
hacerlo de la misma forma, que no se desprende de la ley que
conjuntamente con la contes- es de aquellas acciones imprescripti-
tación de la demanda...”; bles, por lo cual la regla general sería
cinco años, contados desde cuándo.
esto es, la reconvención debe reali- Las posibilidades son varias, una
zarse antes de la audiencia prepara- desde la dictación de la sentencia
toria, lo cual es una incongruencia que declara la nulidad o el divorcio;
con el artículo 64 inciso segundo de desde que ésta queda ejecutoriada,
la LMC, que señala: o también desde que deja pasar las
Comentarios de jurisprudencia
patrimonio, y rando octavo, sentencia Corte
f) Que de acuerdo con el prin- Suprema 1 de junio de 2009,
cipio del interés superior del rol 1953-2008).
niño y al derecho a la iden-
tidad, acoger la demanda La Corte señala en su conside-
sería privar al menor de un rando tercero que el interés pecu-
padre y dejarlo sin filiación niario se encuentra acreditado, pero
paterna, lo cual sería muy por motivos diferentes a los que se
perjudicial para el niño. discutieron en primera instancia.
Apelado el fallo, la Corte de Ape En esa oportunidad la actora señaló
laciones de San Miguel lo revoca y que su interés pecuniario provenía
acoge la impugnación de paternidad, de una transacción de alimentos ce-
declarando que don F.F.M. no es el lebrada con su hijo luego de nacido
padre biológico de L.F.M. La sen- el menor de autos y que si le decre-
tencia, a nuestro parecer, interpreta taban una pensión de alimentos a su
erradamente el interés actual que hijo, él ya no estaría en condiciones
debe tener la actora para estar legi- de pagar la de su madre. A pesar de
timada activamente para solicitar la esto, la Corte señala que el interés
impugnación acogida. pecuniario estaría configurado por lo
La Corte Suprema ha señalado señalado en el artículo 3 inciso final 229
respecto al interés al cual se refiere de la ley Nº 14.908,
el artículo 216:
“que en caso que su hijo no
“Que no existe discusión en pague la pensión de alimentos
que el interés a que se refiere a que se encuentra obligado,
la norma citada debe tener un son los abuelos paternos los
carácter patrimonial que afec- obligados a asumir dicha res-
te a la persona que impugna y ponsabilidad”
que además exista al momento
de ejercerse la acción, todo y además la demandante puede ver
ello originado en el reconoci- se mermada económicamente pro
miento de la paternidad que ducto de las consecuencias suceso
se discute. En otras palabras rias del reconocimiento efectuado
el reconocimiento de la pater- por su actual (considerando tercero);
nidad debe producir un efecto además, señala que el interés sería
patrimonial en el actor, no bas- actual por la misma responsabilidad
tando un mero interés moral subsidiaria que tienen los abuelos
para que un tercero, que no en el pago de la pensión alimenticia
concurrió al acto de recono- (considerando cuarto).
cimiento, sea autorizado para Las dos situaciones descritas no
deducir una acción destinada cumplen con ninguno de los requi-
sitos del artículo 216; para que exista De acuerdo con lo anterior, queda
Comentarios de jurisprudencia
interés patrimonial es necesario que claro que cualquiera de los argumen-
éste provoque un efecto en su patri- tos que establece la Corte no le dan el
monio lo que no se produce con la carácter de patrimonial ni de actual al
sola posibilidad de ser demandado interés que dice tener la actora.
por el nieto, cosa que no ha ocurrido Además, debemos señalar que
hasta el día de hoy, y que, tal como llama la atención en el fallo, que en
lo señala la actora, si actualmente su primera instancia la parte deman-
hijo le paga una pensión de alimen- dante no se pronunció para configu-
tos en forma voluntaria a su madre rar su interés en los argumentos que
que no ha sido ni siquiera presentada la Corte señala, es posible, entonces,
al tribunal, no se ve la razón por la entender que la Corte está facultada
cual el demandado no pueda pagarle para cambiar la causa de pedir o ten-
una suma al hijo que reconoció. Más dremos necesariamente que sostener
lejos está aún de ser actual, pues se que el fallo adolece de ultra petita. Es
basa en una mera hipótesis, que para posible que los tribunales superiores
cumplirse debe primero demandarse señalen que el argumento invocado
al padre y condenarlo, luego el padre por la actora no es adecuado y lisa y
debe dejar de pagar por un tiempo llanamente lo modifiquen y señalen
determinado y, a continuación, pue- otro, que, además en el fallo comen-
230 den ser demandados los abuelos y tado, tampoco se darían las condicio-
tampoco se puede asegurar que ellos nes de patrimonial y de actual.
también sean condenados. Tan grave como lo anterior nos
En cuanto a ver mermadas sus parece lo sostenido por la Corte
posibilidades en la herencia, la mis en sus considerandos quinto, sexto
ma sentencia de la Corte Suprema y séptimo. La Corte señala que ha
citada anteriormente, señala: sido fundamental en su resolución
que el menor de autos no es el hijo
“Asimismo se debe cumplir con biológico del F.F.M y que no se ha
el imperativo de ser actual, de comportado como tal; el padre reco-
manera tal que la mera calidad noció al menor sin ninguna coacción,
de herederos que se invoca ni siquiera intentó probar en juicio
por los demandantes, no los que adoleció de error, fuerza o dolo,
habilita para impugnar el re- tampoco señaló que había sido enga-
conocimiento de paternidad de ñado por la demandada y que siem-
que se trata, desde que sus dere- pre que éste quiso hacerse la prueba
chos hereditarios no nacen sino biológica ésta accedió sin más, que
con la delación de la herencia estando en ese momento vigente su
pretendida, hecho que por ser plazo para tratar de interponer la
futuro e incierto, no cumple acción de nulidad el supuesto padre
con la exigencia en comento” no lo ha hecho, por lo cual quiere
(considerando cuarto) decir que a lo menos pensó que sí
Comentarios de jurisprudencia
lo demandaran de paternidad para Convención de los Derechos del
hacerse cargo de ello. Niño, suscrita por Chile, ya que, si
La Corte señala a continuación: bien son muchos los llamados “pa-
dres ausentes” de la educación de sus
“estos sentenciadores no ad- hijos, el simple hecho que cooperen
vierten de que forma le bene- con su manutención por medio de
ficiaría mantener una filiación una pensión de alimentos, mejorará
paterna forzada con una perso- de todas maneras su calidad de vida,
na que según se ha acreditado, en cuanto a su educación, alimen-
no es su padre biológico” tación, vestuario, etc. Además, el
hecho de tener una filiación paterna
y sostiene, además: determinada ayuda en la vida social
del niño, aunque no sea la que ver-
“no es conveniente para el daderamente le corresponde. Son
desarrollo sano e integral del muchos los padres que educan vo-
menor L.F.Z. mantenerlo li luntariamente niños que no son sus
gado a un padre y abuelos hijos y que no se ven precisamente
paternos que no lo reconocen perjudicados por ello.
como tal, y que biológicamen- La mayor gravedad del fallo es
te no tiene ligazón con él”. que contra toda la jurisprudencia 231
existente, en que las cortes no han
A este respecto, es necesario se aceptado dejar sin filiación a un hijo
ñalar que dichas afirmaciones son invocando el artículo 216 del CC 5 ,
un simple parecer de los ilustrísimos eso es justamente lo que esta Corte
ministros, ya que no se aprecia que hace, sólo porque le parece que, al
para llegar a tal conclusión hayan no corresponder la prueba biológica,
tenido algún estudio en que apoyar- es mejor dejarlo sin filiación y acoger
se, alguna prueba rendida por las una impugnación interpuesta por la
partes en que ellos pueden deducir abuela, por el pago de una pensión
esto. Debemos recordar que, si bien de alimentos que fabricó después
las normas de la filiación van enca- del nacimiento del niño y respecto
minadas a establecer la verdad bioló- de la cual no se acompañó ninguna
gica, no es la única que se acepta, ya prueba que acredite que efectiva-
que del tenor de lo señalado por la mente se pague; pasando por sobre
Corte, no se justificaría la paternidad la identidad y el interés superior del
adquirida por adopción, por técnicas
de reproducción asistida y tampoco
aquélla que se prueba por medio de
5
Para estos efectos véanse a este respecto
las sentencias de la Corte Suprema de 12 de
la posesión notoria. marzo de 2007, rol 4679-06; como la de la
Nos parece que los sentencia- Corte de Apelaciones de Antofagasta de 18
dores pasan por sobre el interés de marzo de 2008, rol 490-07.
232
Revista de revistas
determinan que en el caso en comen-
Juan Sebastián Barahona B. to, se trata, más bien, de una invitación
Egresado de Derecho a formular ofertas, más que una oferta
Universidad Diego Portales contractual propiamente tal.
Iñigo de la Maza
Revista de revistas
ciones geográficas y denominaciones Talca, 2010.
de origen, tanto de las que provienen
de la legislación internacional como “Anonimato del progenitor
de la nacional. En este sentido, es- y derecho a la identidad del hijo.
tructura su estudio desde un punto Decisiones judiciales encontradas
de vista histórico, en cuanto al desa- sobre reserva de identidad
rrollo del concepto indicaciones geo- en los casos de madre soltera
gráficas y denominaciones de origen y donante de esperma”
y las repercusiones de éstas desde el
plano internacional al nacional. Es A raíz de dos decisiones judiciales
justamente que por esta diversidad contradictorias –tanto del Tribunal
de acepciones, propone la creación Supremo como del Tribunal Constitu-
de un sistema registral el cual permita cional Español– respecto a la reserva de
un mayor dinamismo y flexibilidad la identidad en aquellos casos en que
al sistema de protección. exista una madre soltera y un donante
de esperma, el autor realiza un análisis
Cristina Errázuriz Tortorelli crítico. Mientras que el Tribunal Consti-
tucional propugna la constitucionalidad
de las normas legales que otorgan la
“Sobre el concepto de vicio facultad a la madre de resguardar el 237
redhibitorio en la compraventa.
anonimato, el Tribunal Supremo de-
Análisis comparado clara inconstitucional dichas normas,
de la jurisprudencia chilena
en razón de proteger los intereses del
y colombiana”
menor. Para ello, analiza en extenso un
caso emblemático dictado por el Tribu-
A partir del análisis comparativo de nal Europeo de Derechos Humanos, en
las decisiones jurisprudenciales co- cuanto a la legislación aplicable y las
lombianas y chilenas, el autor analiza perspectivas de éste hacia el futuro en el
el concepto de vicio redhibitorio en Derecho francés y el Comparado, con
la compraventa. Así, sistematiza su tal de comparar las decisiones de estos
estudio a través de la conceptualiza- tres tribunales respecto a ésta materia.
ción de casos que constituirían vicios
redhibitorios, como aquéllos en que Ramón Durán Rivacoba
no se establecería dicha hipótesis;
además de precisar su concurrencia
en los casos que ha considerado co “Una relectura de la patria potestad
mo discutidos. como función tuitiva sobre
la persona y bienes de los hijos”
Jorge Oviedo Albán
A través de un acucioso estudio histó
rico y dogmático de la institución de
Revista de revistas
corresponde ser calificados como tí- compete al constructor de la obra y
picos o atípicos, los cuales, si bien no que deriva del incumplimiento de las
constituirán summa divisio, sí serán de normas contempladas en el Código
utilidad para aligerar la mencionada Civil –en cuyo caso se detiene a exa-
confusión. minar aquellos conceptos de ruina y
vicio, además del factor de imputa-
Iñigo de la Maza bilidad de éste en los daños– como
también aquélla que deviene de la
infracción a la Ley General de Ur-
“Jurisprudencia por daños banismo y Construcción, en cuanto
en estacionamientos responsabilidad para el constructor,
de vehículos regido propietario, primer vendedor y otros
por la Ley del Consumidor” profesionales; asimismo, analiza las
implicancias, plazos de prescripción
Sirviéndose de la jurisprudencia tanto y causales de exoneración por defec-
nacional como comparada, el autor se tos en la construcción, especialmente
propone esclarecer la responsabilidad aquellas relacionadas con la fuerza
civil que deviene de los contratos de mayor.
estacionamientos de vehículos. Para
ello, da una mirada a la naturaleza Carlos Pizarro Wilson 239
jurídica de estos contratos que no se
encuentran cubiertos por la Ley del
Consumidor, como los que sí lo están “El Derecho Real de Prenda
para, luego, remitirse a la indemniza- sin desplazamiento”
ción de perjuicios que correspondería
otorgar por los daños que se ocasiona-
A la luz de la reformulación contem-
ran en este tipo de contratos, indican-
plada en el artículo 14 de la ley Nº
do la ley aplicable para la resolución
20.190 del año 2007, respecto a las
de estos conflictos, los responsablesnormas sobre prenda sin desplaza-
civiles y los seguros, la prueba de los
miento, el autor analiza en profundi-
perjuicios, y la diligencia debida por
dad dicha institución, enfocando su
el proveedor del servicio. estudio al régimen del derecho real.
En este sentido, se detiene a explicar
Marcelo Barrientos Zamorano la constitución, adquisición, conser-
vación y prueba del derecho real de
prenda; la forma legal de ejecutar la
“Daños en la construcción, inscripción del contrato de prenda,
fuerza mayor y terremotos” en cuanto dependiente del oficio de
un notario o del Servicio de Registro
Desde la perspectiva civil, el autor Civil e Identificación, la modificación
analiza la responsabilidad por daños de la inscripción constitutiva –ya sea
240
Recensiones
María Sara Rodríguez Pinto, Un estudio dogmático y jurispru-
recensión El cuidado personal de dencial de su prevención, solución y
sanción bajo los principios del nuevo
niños y adolescentes en el nuevo
Derecho de Familia”.
Derecho Chileno de Familia, San En cuanto a su estructura, el
tiago, Abeledo Perrot, Legalpu libro está conformado por cuatro
blishing. 2010, 140 pp. capítulos. El primero, se refiere a la
autoridad parental y la patria potes-
tad en el Derecho Civil chileno. El
El libro del que aquí se da noticia segundo, trata sobre la atribución
es el segundo de la profesora María convencional del cuidado personal 243
Sara Rodríguez. El año 2005, la au de los hijos. El tercero, examina la re-
tora publicó su tesis doctoral, defen- gla de atribución legal supletoria de
dida en la Universidad Autónoma de la tuición. Por último, el cuarto está
Madrid, donde fue publicada bajo dedicado al análisis de los criterios
el título Autocontratación y conflicto de de atribución judicial del cuidado
intereses en el Derecho Privado español, personal. Ha sido prologado por el
Madrid, Colegio de Registradores de profesor Hernán Corral y cuenta con
España, 2005, 430 pp. la introducción, conclusiones y bi-
En esta obra, investiga una temá- bliografía de rigor. Cuestión de gran
tica no abordada sistemáticamente en utilidad, dado el recurso permanente
la doctrina nacional: el cuidado per- y atingente que la autora realiza a
sonal de niños, niñas y adolescentes; la jurisprudencia, es el índice de los
institución de gran relevancia una vez casos comentados –que se acompaña
producida la crisis matrimonial o de al final de la obra– como, asimismo,
pareja y que la autora aborda a la luz el elenco de la normativa citada
de los nuevos principios del Derecho (señalando, incluso, los artículos res-
de Familia chileno. Sus páginas de- pectivos), lo que, dada la dispersión
notan, desde luego, una concienzuda que nuestro ordenamiento presenta
investigación, fruto de su proyecto en materia de Derecho de Familia,
FONDECYT “Los conflictos de inte- contribuye a identificar y sistemati-
reses en las relaciones paterno filiales. zar los cuerpos legales pertinentes.
Recensiones
del menor no es trámite esencial: habría desestimado la importancia
la Ley de Tribunales de Familia no del padre en la educación de los hijos,
señala cuándo debe llevarse a cabo, especialmente de los varones, falencia
de manera que su omisión no da que no podría ser compensada por el
lugar a que se configure causal de derecho a mantener una relación di-
casación en la forma (conforme a los recta y regular. Para la autora, la refor-
arts. 67, 6, b) de la Ley de Tribunales ma de 1989 resultaría contradictoria,
de Familia y el art. 795 del Código de en cuanto, por una parte, pretendió
Procedimiento Civil). la igualdad parental y, por otra, des-
En materia de tuición, defiende la valoró la figura del padre (varón) en
regla supletoria de atribución prefe- la crianza de los hijos.
rente a la madre, en cuanto favorece Distingue, también, entre la exis-
los acuerdos y da lugar a distintas tencia de la regla supletoria y la pre
modalidades de organización del ferencia materna, celebrando ambas
cuidado personal. Así, entiende que opciones legales. En esta parte, debo
la ley permite la separación de her- señalar que, si bien la argum en
manos y la distribución de ellos de tación jurídica de la autora me parece
acuerdo con su edad, opción, esta coherente, discrepo en cuanto a la
última, a la que, en mi opinión, el art. verdadera utilidad de la primera y
225 del Código Civil da lugar sin la la constitucionalidad de la segunda, 245
excepcionalidad deseable, obviando cuestión que, en futuras publicaciones,
los beneficios positivos de la unidad será debidamente desarrollada.
familiar (los hijos se autoeducan por De especial interés es la tesis
la imitación y el contacto con sus que defiende, decididamente, que el
padres y hermanos; la separación de artículo 42 de la Ley de Menores es
éstos rompe lazos filiales). En cambio, una norma de integración del artículo
si bien la autora, en este aspecto es- 226 del Código Civil y no del artículo
pecífico interpreta con laxitud el art. 225 inc. 3 del Código Civil. En efecto,
225 del Código Civil, entiende inadmi- descarta que el criterio judicial para
sibles las atribuciones convencionales atribuir el cuidado personal al padre
de los padres a favor de terceros, pa- sea la inhabilidad de la madre. La Ley
rientes o extraños, cuestión en que la de Filiación, al modificar el encabeza-
jurisprudencia no se ha uniformado. do del art. 42 de la Ley de Menores,
Así, sobre la base de esta conclu- habría vinculado los casos de inhabi-
sión, relega la intervención judicial lidad al art. 226 del Código Civil y no
a la hipótesis de impugnación de la al artículo 225 inc. 3 del Código Civil.
atribución legal, por el progenitor Así, el art. 42 de la Ley de Menores no
privado del cuidado personal. debiera ser aplicado por los jueces en
Por otra parte, critica la regla actual el conflicto entre padres por el cuida-
de atribución del cuidado personal, en do personal de sus hijos, punto en el
cuanto la ley Nº 18.802 de 1989 –y que, nuevamente, la jurisprudencia no
es pacífica2 y que, a mi juicio, dada la 242 inc. 2 del Código Civil– no deja
Recensiones
causal de corte genérico del numeral dudas en cuanto a que el criterio
7 del mencionado artículo 423, pierde rector es el favor filii. No obstante,
virtualidad práctica, ya que se asemeja creo que el juez se inclina por aplicar
a la causal, también amplia, del art. la regla de “orden natural” –como se
225 inc. 3 del Código Civil: descuido, afirma en numerosas decisiones ju-
maltrato u otra causa calificada. En diciales, especialmente, de nuestros
suma, en términos prácticos, me tribunales superiores de justicia– que
permito agregar que, desde el punto la preferencia materna del art. 225
de vista jurídico, la precisión no deja inc. 1 del Código Civil sólo viene a
de ser importante, pero, para efectos explicitar, convicción a la que viene
prácticos, la prueba que debe producir en ayuda, precisamente, la sabida
el padre es igualmente exigente, sea imprecisión del “interés superior”.
que deba acreditar inhabilidades del Por otra parte, la frase que, según la
art. 42 de la Ley de Menores o el des- autora, viene a confirmar esta inter-
cuido, maltrato u otra causa calificada pretación sistemática (el mencionado
del art. 225 inc. 3 del Código Civil. inc. 3 señala: “cuando el interés del
Por otra parte, en relación con hijo lo haga indispensable”), me pa
el inc. 3 del art. 225 del Código rece, da pie para que el juez vaya
Civil, afirma que la ley no es clara más allá, incluso, al momento de
246 en cuanto a si se mantiene en él la modificar esta regla supletoria: la pa-
preferencia materna como regla de labra ‘indispensable’ parece ser más
atribución judicial, pues la ley no exigente, en cuanto sólo se conforma
señala con exactitud si el criterio con un estándar mayor que el mero
que debe aplicar el juez es el interés “interés superior”.
superior del hijo o la preferencia La autora, a su vez, desestima la
materna del inciso primero del mis- preferencia materna como criterio de
mo artículo. Esta cuestión resulta de atribución judicial. En el antiguo art.
vital importancia para definir si la 223 del Código Civil era un criterio de
ley entiende procedente el criterio de atribución legal y judicial, pues la ma-
inhabilidad de la madre como única dre tenía que incurrir en inhabilidades
causa que permita al juez dejar el para ser privada del cuidado personal.
cuidado personal al padre. Coincido El espíritu de la Ley de Filiación ha
con la autora en cuanto a la solución bría sido dejar subsistente la prefe-
propuesta: una interpretación siste- rencia materna sólo como regla legal
mática –desde luego a la luz del art. supletoria y no como criterio judicial.
El criterio judicial, insiste la autora, es
el interés superior de los hijos.
2
Según lo reseñado por la autora, este El problema, creo, es que, como
error se habría producido, en primera ins
tancia, en el bullado caso Atala.
regla legal supletoria, el art. 225 inc.
3
Cuando cualesquiera otras causas colo 1 del Código Civil no presenta las vir-
quen al menor en peligro moral o material. tudes que se le atribuyen (salvo casos
Recensiones
blema probatorio en situaciones de compartir algunas de las cuestiones
separación de hecho. Si, conforme a que la autora afirma, la interpreta-
la opinión de la profesora María Sara ción de las normas legales y de los
Rodríguez, tampoco es criterio de criterios judiciales que se comentan,
atribución judicial, entonces, menos guarda armonía con las soluciones
se explica su utilidad. Si, cuando no que la profesora propone frente a
hay acuerdo, decide el juez y éste no las disyuntivas presentadas. Se trata
tiene que aplicar la preferencia mater- de una obra de obligada referencia
na, cabe preguntar. ¿de qué sirve esta y de enorme utilidad para abogados,
preferencia? El problema está en que jueces y operadores del Derecho.
sí la aplica el juez, invocando su sana
crítica y, por ello, muy escasamente, Fabiola Lathrop Gómez
otorga al padre el cuidado personal4.
Finalmente, si bien reconoce valor
a los acuerdos mediante los cuales
los padres establecen una custodia Inmaculada Vivas Tesón, La
compartida, se declara contraria a este dignidad de las personas con dis
sistema de organización del cuidado
personal, relevando, en su desmedro,
capacidad. Logros y retos jurídicos,
el papel que cumple el régimen de re- Madrid, Difusión Jurídica, 2010, 247
lación directa y regular en cuanto a la pp. 219. ISBN. 978-84-92656-
consecución de los lazos afectivos. 64-6
En efecto, que el régimen comuni
cacional es una forma de atribución Nos encontramos con una monogra-
del cuidado personal. fía cuyo propósito consiste en estu-
En suma, las páginas denotan diar la protección jurídico-privada de
un gran esfuerzo investigativo, un la discapacidad, realizándose una mi-
excelente manejo de las fuentes, rada tanto retrospectiva como pros
aguda perspectiva crítica, proyec- pectiva del tema con la pretensión,
ción práctica en la resolución de sin duda lograda, de dar información
casos y, sin duda, el valioso mérito adecuada acerca de las distintas
de presentar impecable coherencia herramientas de tutela patrimonial
argumentativa. que el Derecho Civil ofrece a fin de
garantizar una mayor y mejor calidad
4
En el mismo caso Atala, que comenta la de vida de las personas en situación
autora, se advierte que, en primera instancia, de discapacidad.
se aplica la regla de atribución materna como Hasta el año 2003, las únicas
regla supletoria y no el interés superior del hijo
medidas jurídicas protectoras de las
(a diferencia de lo que, en definitiva, se invocó
al resolver el asunto), lo que evidencia que el personas con discapacidad, que con-
actual sistema de atribución legal y judicial da templaba el legislador civil español
lugar a interpretaciones muy disímiles. eran, por un lado, la incapacitación
Recensiones
pero no cabe acceder a otras, tales ha convertido en otra manifestación
como la tutela jurídica que prevé el de la administrativización del Dere-
Derecho Civil frente a actuaciones de cho Civil ya que, conforme a la ley 41,
terceros desaprensivos que capten la valoraciones técnico-administrativas
voluntad de la persona discapacitada, vienen a producir importantes efectos
causándole perjuicios en el ámbito civiles, prescindiendo de la interven-
negocial o cometan actos sometidos ción judicial, como sucede, por ejem-
al régimen de la responsabilidad plo, en la atribución automática de la
civil, objetivos que sólo pueden ser condición de representante legal a un
alcanzados a través de la declaración tercero designado en el documento
judicial de incapacitación. público constitutivo del patrimonio
Por otra parte, la ratificación por protegido, como administrador del
España de la Convención de Na mismo.
ciones Unidas sobre los Derechos El capítulo iii, por su parte, trata
de las Personas con Discapacidad, de las “medidas relativas a la capaci-
realizada en Nueva York el 13 de dad de obrar”, y recuerda que la inca-
diciembre de 2006 (y su protocolo fa- pacitación por medio de la autoridad
cultativo), que establece, entre otras judicial es el único medio que existe
cosas, un nuevo concepto de incapa- en España para reconocer y decla-
cidad, introduce nuevos elementos rar la inexistencia o limitación de la 249
de interés que deben ser tenidos en capacidad de obrar de las personas
cuenta, aconseja la obra, a la hora de que, en otro caso, se presume plena.
interpretar la normativa española en La sentencia que declare la incapaci-
la materia, quedando en entredicho tación determinará el sometimiento a
su concreto alcance e impacto sobre uno u otro sistema de guarda.
el Derecho vigente. Sin embargo, en el Derecho Com-
A continuación, la autora aborda parado es posible encontrar, como
el análisis del primer fallo judicial explica muy bien la autora de la obra,
español sobre la materia, esto es, otras figuras que, obedeciendo a una
la STS (Sala de lo Civil, sección 1ª) filosofía diferente de la que sustenta
de 29 de abril de 2009 en el que se a la incapacitación ofrecen grandes
plantea el problema de determinar ventajas por proteger a la persona
si, como consecuencia de la entrada frágil o vulnerable jurídicamente,
en vigor de la Convención Interna- “sin anularla ni restringir innecesa-
cional, debe considerarse contraria riamente sus derechos más básicos,
a la misma la normativa relativa a la que resultan salvaguardados”. Es el
incapacitación como medida de pro- caso del apoyo prestado por la figura
tección de las personas incapaces. italiana del amministratore di sostegno.
Tras la parte introductoria, el ca- El capítulo iv aborda la explica-
pítulo ii se refiere a los “efectos civiles ción de los “instrumentos jurídico-pri
de la discapacidad”. En él se explica vados de protección de las personas
con discapacidad”. Con razón, dice ser la actual distinción legal artificiosa
Recensiones
la autora, que estos recursos son aún defendiendo al mismo tiempo, en es-
muy desconocidos a pesar de que pera de esa equiparación, y, perdida
hace ya casi siete años que se ha dic- ya una oportunidad en la ley 41 de
tado la ley. Entre ellos se incluyen: la clarificar y sistematizar de nuevo toda
autotutela, el mandato preventivo, la la protección jurídica de las personas
legitimación activa de una persona más débiles, la aplicación del princi-
para instar su propia incapacitación pio favorabilia sunt amplianda.
judicial y la consagración legal del Para terminar, es preciso cons-
contrato de alimentos. Se rompe con tatar que la aparición de un estudio
el principio de intangibilidad de la de las características apuntadas no
legítima, al permitirse gravar el tercio puede ser más que bienvenida, sobre
de legítima estricta con una sustitu- todo viniendo de una persona tan
ción fideicomisaria a favor de hijo o experimentada como Inmaculada
descendiente incapacitado judicial- Vivas Tesón que, en otras ocasiones
mente, introduciéndose, como nove- se había ya acercado al tema, tanto en
dad muy destacada, la figura jurídica monografías –La protección económica
del patrimonio protegido a favor de de la discapacidad, Barcelona, Bosch,
una persona con discapacidad, bien 2009, 96 pp.– como en artículos en
síquica, bien física o sensorial, con prestigiosas revistas nacionales e in-
250 independencia de la concurrencia o ternacionales –“Una aproximación
no de las causas de incapacitación ju- al patrimonio protegido a favor de la
dicial del art. 200 del CC., de la que la persona con discapacidad”, en Revista
autora expone, incluso, su favorable de Derecho, vol. 22, Nº 1, Valdivia, ju-
régimen fiscal. lio 2009, pp. 55-76; “Personas con dis-
La magnífica exposición realizada capacidad, barreras arquitectónicas y
del análisis, desde diferentes vertien- Propiedad Horizontal”, en Revista Ad
tes de la protección jurídica actual de ministración Rústica y Urbana, Nº 149,
las personas con discapacidad, se pre- Madrid, julio de 2009, pp. 42-45; “La
senta acompañada de anexos legislati- trascendencia civil del reconocimien-
vo, jurisprudencial y bibliográfico de to de la minusvalía”, en Diario La Ley,
gran utilidad para el lector interesado año xxx, Nº 7292, sección doctrina,
en profundizar sobre el tema. Madrid, 26 de noviembre de 2009,
Entre las proposiciones de lege Ref. D-364, pp. 4-9; “La protección
ferenda que realiza la autora se halla, legal de la discapacidad: un nuevo
sobre todo, la de equiparar la inca- presente y futuro”, sección opinión,
pacitación judicial a través, acaso, en Revista Digital Activa, Seguridad
de una misma denominación com- Social, Madrid, febrero-marzo, 2010;
prensiva de ambas situaciones, la “La autotutela en Derecho Compara-
cual podría ser la de “personas no do: un mecanismo de autoprotección
autónomas”, “personas no autosufi- en previsión de una futura incapaci-
cientes” o “personas vulnerables” por tación judicial”, en Revista de Derecho
Recensiones
2, Buenos Aires, marzo 2010, pp. sociales, volumen colectivo resultante
207-214; “La solemnidad formal del del Congreso del mismo nombre
patrimonio protegido a favor de la celebrado en Córdoba los días 7
persona con discapacidad”, en RCDI, al 9 de octubre de 2009, Córdoba,
Nº 718, Madrid, marzo-abril, 2010, Universidad de Córdoba-UNED e
pp. 585-618–. Por último, es notable IDADFE, 2010; “Los efectos civiles
también el número de colaboracio- del reconocimiento de la minusvalía
nes de interés en obras colectivas que, tras la ley 41/2003, de 18 de noviem-
sobre el tema ha realizado como, por bre, de protección patrimonial de las
ejemplo, “Mujer y discapacidad”, en personas con discapacidad”, en Sofía
Actas del 1er Congreso Universitario de Salas Murillo (coord.), Hacia una
Andaluz “Investigación y género”, visión global de los mecanismos jurídico-
Investigación y género. Avances en las privados de protección en materia de
distintas áreas del conocimiento, Sevilla, discapacidad, Zaragoza, El Justicia de
Universidad de Sevilla, 2009, pp. Aragón, 2010, pp. 1.053-1.083.
1.469-1.487; “La constitución del A ese curriculum investigador so-
patrimonio protegido a favor de la bre una materia tan delicada se une,
persona con discapacidad: una valo- ahora, la monografía La dignidad de
ración crítica”, en Mª Luisa Atienza las personas con discapacidad. Logros y
Navarro, Raquel Evangelio Llorca, Mª retos jurídicos, que sirve para mostrar 251
Dolores Mas Badía, Mª Pilar Montes con un ejemplo la consolidación de
Rodríguez (coords.), Pensamientos la autora en la comunidad científica
jurídicos y palabras dedicados a Rafael sobre la base de un sólido y hones-
Ballarín Hernández, Valencia, Publica- to trabajo intelectual en Derecho
ciones de la Universidad de Valencia, Privado, en general, y en Derecho
2009, pp. 975-984; “Mecanismos de de la Persona, en particular. Será
apoyo legal a la capacidad de obrar imprescindible que en el futuro,
de la persona no autónoma: especial los estudiosos del tema utilicen los
consideración a la figura italiana del análisis, fuentes y resultados de esta
amministratore di sostegno”, en Lasar- obra sobre un tema que, con seguri-
te Álvarez y Gallego Domínguez dad, dará mucho que hablar en los
(dirs.) La protección de las personas próximos años.
ÍNDICE DE MATERIAS
Índice de materias
(Los números remiten a las páginas respectivas)
de autores
Índice
Índice de materias
257
ÍNDICE DE autores
Índice de autores
(Los números remiten a las páginas respectivas)
Abeliuk Manasevich, René, 25, 33, Beltrán de Heredia de Ons, Pablo, 118
41, 48, 55, 73, 79, 127, 128 Belvedere, Andrea, 146
Aberkane, Hassen, 160 Bénabent, Alain, 152
Acciarri, Hugo, 153 Bentham, Jeremías, 118
Acutis, Maurizio de, 157 Billiau, Marc, 59-60
Aguad Deik, Alejandra, 197 Borda, Alejandro, 55
Aguirrezabal Grunstein, Maite, 238 Boyer, Laurent, 119, 145, 156
Alcalde Rodríguez, Enrique, 38 Brebbia, Roberto, 153
Alessandri Besa, Arturo, 220 Brun, André, 147
Alessandri Rodríguez, Arturo, 25, 95, Bueres, Alberto, 151
153, 209-210, 215, 220 Bustamante Salazar, Luis, 102
259
Aljure Selame, Antonio, 195 Caballero José María, 100
Alpa, Guido, 154 Cabanillas Sánchez, Antonio, 79, 106,
Álvarez y Gallego, Domínguez La- 172
sarte, 251 Cabrillac, Rémy, 235
Antolisei, Francesco, 162, 164 Calvo Costa, Carlos, 160
Araya Jasma, Fernando, 153 Cancelier, Guillaume, 145
Artuch Ireberri, Elena, 185-186, 189- Capecchi, Marco, 149, 162, 165
190 Capitant, Henri, 78
Ataz López, Joaquín, 158 Caprile Biermann, Bruno, 33, 45, 215
Atienza Navarro, María Luisa, 251 Carbone, Vincenzo, 154
Aynés Augustín, 125 Carbonnier, Jean, 119, 121, 145
Bahamóndez Prieto, Felipe, 43 Cardaso Palau, Juan, 182, 185
Banakas, Stathis, 160 Carnelutti, Francesco, 125
Barahona, Juan Sebastián, 235 Carrió, Genaro, 138
Baraona González, Jorge, 73, 92, 102, Castaldo, Rafaelle, 166
153 Castro de Cifuentes, Marcela, 126, 128
Barrientos Zamorano, Marcelo, 239 Castro y Bravo, Federico de, 211
Barros Bourie, Enrique, 96, 100, 153 Cicu, Antonio, 170
Baudouin, Jean, Louis, 145 Claro Solar, Luis, 24, 79, 96, 220
Beale, Hugh, 36 Clemente Meoro, Mario, 78, 93
Beaudeux, Cédric, 152 Conte Philippe, 144
Índice de autores
Henríquez Herrera, Iian, 77 Mainguy, Daniel, 158
Hernández López, Vidal, 192 Maiorca, Carlo, 149
Higthon, Elena, 151 Maistre du Chambon, Patrick, 144
Hippel, Robert, 164 Manresa y Navarro, José María, 133
Hohfeld Wesley, Newcomb, 121, 125, Mantilla Espinosa, Fabricio, 66, 115,
129 126, 129, 215
Hondius, Ewoud, 34 Marinaccio, Alessandro, 157
Honig, Richard, 166 Marteau, Patrice, 152
Honoré, Tony, 153 Martinic, Galetovic, María Dora, 153,
Ihering, Rudolf Von, 122, 130 220
Illanes, Claudio, 33-34, 37 Mas Badía, María Dolores, 251
Infante, Ruiz Francisco, 158 Matteis, Raffaela de, 156, 159
Jakobs, Günther, 166 Mayo, Jorge, 148, 151, 162
Jourdain, Patrice, 20 Mazeaud, León, 19-20
Karampatzos, Antonis, 35 Mazeaud, Henri, 19-20
Kelsen, Hans, 146 Mazeaud, Denis, 34-35, 56, 147
Kessedjian, Catherine, 56 Mehren, Arthur von, 211
Kipp, Theodor, 133 Mejías Alonzo, Claudia, 99
Kliwadenko, Malic Igor, 184 Merino Merchán, José Fernando, 187,
Kozolchyk, Boris, 102 189 261
Kramer, Ernest, 211, 217 Messineo, Francesco, 133, 170
Kries, Johannes von, 163 Meza Barros, Ramón, 73, 79
Lambert, Faivre, Yvonne, 11-12 Miccio, Renato, 169
Lando, Ole, 36 Mignon, Maxime, 150
Lapoyade, Deschamps, Christian, 145 Mignot, Marc, 151
Larenz, Karl, 166 Mislawski, Roger, 148
Larraín, Carolina, 184 Momberg, Uribe Rodrigo, 29, 31, 38,
Larroumet, Christian, 77 236
Lathrop, Gómez Fabiola, 247 Monateri, Pier, Giuseppe, 163
Leca, Antoine, 158 Móntes Panadés, Vicente, 172
Leduc, Fabrice, 148 Montes Rodríguez, María Pilar, 251
León Hurtado, Avelino, 217, 220 Morales, Baltazar, 45
León Robayo, Edgar, 125 Morales Moreno, Manuel, 77, 100, 104,
López Díaz, Patricia Verónica, 65 209, 216-218, 222
López Herrera, Edgardo, 161 Mosset Iturraspe, Jorge, 35, 54, 147
López Jacoiste, José, 172 Nadeau, Alain, 144
López, Santa María Jorge, 73-74, 197, Nguyen Thanh Nha, Jacqueline, 155
210 Novales Alquézar, Aránzazu, 251
Lorenzo, Miguel, Federico de, 152 Orrego, Juan Andrés, 226
Luna Yerga, Álvaro, 157 Orti Vallejo, Antonio, 158
Llambías, Jorge, 148 Ortiz Monsalve, Álvaro, 139
Oviedo Albán, Jorge, 75, 237 Roland, Henri, 119, 145, 156
Índice de autores
Paludi, Osvaldo, 153 Ross, Alf, 121
Pantaleón Prieto, Fernando, 100, 104, Rossello, Carlo, 152
148, 167 Roujou de Boubée, Marie Eve, 13, 21-
Pennazio, Rossana, 51 23
Penneau, Jean, 155 Ruz Lártiga, Gonzalo, 99
Peñailillo, Daniel, 33, 37, 48, 52, 58- Sabard, Olivia, 145
60, 66, 77-79, 92, 94 Sacco, Rodolfo, 57
Perales Viscasillas, María del Pilar, 189 Salas Murillo, Sofía, 251
Peralta Larraín, Ricardo, 184 Saleilles, Raymond, 149
Philippe, Denis, M., 60 Salvi, Cesare, 145, 154
Piaggio, Aníbal, 148, 151, 161-164 Sancinetti, Marcelo, 166
Pietrobon, Vittorino, 149, 162 Santis, Giovanni de, 157
Pizarro Wilson, Carlos, 38, 66-67, Savatier, René, 156
77, 80, 86, 89, 92, 94-96, 99, 101, Savigny, Friedrich von, 122
105, 118, 126, 197, 204, 215, 225- Scott, Robert E., 102
226, 239 Silva Romero, Eduardo, 186
Planiol, Marcel, 59 Simone, Roberto, 159
Ponzanelli, Giulio, 145, 157 Smayevsky, Miriam, 35
Postacioglu, Ihan, 160 Somarriva Undurraga, Manuel, 95
262 Pothier, Robert J., 18-19, 22-23, 25, Soto, Hernando de, 134
78 Souleau, Isabelle, 21
Prevot, Juan Manuel, 143 Sourdat, Auguste, Jean, Batiste, 156
Pryles, Michael, 187 Starck, Boris, 19, 136, 145, 156
Pucella, Roberto, 152, 157 Stella, Federico, 157, 164
Pufendorf, Samuel, 166 Stevenson, Robert Louis, 123
Quezel, Ambrunaz, Christophe, 152 Sutschet, Holger, 105
Ramos Pazos, René, 94 Tacchini, Laforest, Valèrie, 155
Realmonte, Francesco, 146, 152 Tallon, Denis, 105
Rémy, Philippe, 77 Tapia, Mauricio, 38
Rengifo Gardeazábal, Mauricio, 133- Tapinos, Daphné, 158
134 Taruffo, Michele, 170
Restrepo, Juan Camilo, 117 Ternera, Barrios Francisco, 115, 127-128
Reveco Urzúa, Ricardo, 220 Terré, Francois, 36
Ríos, Sebastián, 38 Thibierge, Catherine, 154
Ripert, Georges, 59, 145 Thon, August, 163
Roca Trías, Encarna, 216 Thouvenin, Dominique, 155
Rochfeld, Judith, 79 Tobías, José, 145
Rodríguez, María Sara, 67, 96 Traeger, Ludwing, 164
Rodríguez Grez, Pablo, 226 Trimarchi, Pietro, 152, 158
Rodríguez Pinto, María Sara, 238, 243, Troncoso Larronde, Hernán, 73
247 Troplong, Raymond Théodore, 122
Turner Saelzer, Susan, 102, 238 Viney, Geneviève, 20, 22, 26, 78
Índice de autores
Valcavi, Giovanni, 145, 154 Vio Vásquez, Efraín, 83
Valencia Zea, Arturo, 139 Visintini, Giovanna, 152
Valsecchi, Emilio, 150 Vivas Tesón, Inmaculada, 247, 250
Varas Braun, Juan Andrés, 102 Vives Rojas, Juan José, 184
Vásquez Palma, María Fernanda, Vodanovic Haclicka, Antonio, 95
181, 183, 185, 192, 194 Wiggers, Willem, 34
Vattier, Carlos, 100 Williatte, Pellitteri, Lina, 152
Vialla, François, 158 Wittgenstein, Ludwing, 118
Vidal Olivares, Álvaro, 67, 72, 80, Wolff, Martín, 133
88, 93-96, 99, 100, 204, 225 Yzquierdo Tolsada, Mariano, 100, 102,
Villey, Michel, 127 156
Vincent, Jean, 156
263
abreviaturas
Siglas y
Índice de autores
265
SIGLAS Y ABREVIATURAS
Siglas y abreviaturas
AA.VV autores varios
AC Actualidad Civil
ADC Anuario de Derecho Civil
ADN Ácido desoxirribonucleico
art. artículo
arts. artículos
BGB Bürgerliches Gesetzbuch (Código Civil
alemán)
DCFR (sigla en inglés) Borrador de Marco Común de Re-
ferencia
BW Burgerlijk Wetboek 267
c/ a veces c. con
C- Fallos de la corte Constitucional co
lombiana
C. de C. a veces C.Co. Código de Comercio
C.C. a veces CC. Código Civil
CEE Comunidad Económica Europea
cfr. confróntese
Cía. Compañía
CISG Convention of International Sale of
Goods
CMPC Compañía Manufacturera de Papeles
y Cartones
CNUDMI en español, UNCI- Comisión de las Naciones Unidas
TRAL en inglés para el Derecho Mercantil Interna-
cional
CNY Convención de New York
coord. coordinador
COT Código Orgánico de Tribunales
C.P. Código Penal
CPC a veces C. de P.C. Código de Procedimiento Civil
CS Corte Suprema
CV Convención de Viena
Siglas y abreviaturas
DCFR Draft Common Frame of Reference
dir. director
ed. edición a veces editor o editorial
eds. editores
Eng. Rep. English Reports
etc. etcétera
Exch exchequer (Exchequer court)
Excma. Excelentísima
exp. expediente
FONDECYT Fondo Nacional de Desarrollo Cien-
tífico y Tecnológico
G.J. Gaceta Judicial
IDADFE Instituto de Desarrollo y Análisis del
Derecho de Familia en España
inc. inciso
Inc. incorporated
LACI, Nº 19.971 Ley de Arbitraje Comercial Interna-
cional Chilena Nº 19.971
LADECO Línea Área del Cobre
268 LMC Ley de Matrimonio Civil
LMU Ley Modelo UNCITRAL
Ltda. limitada
mod. modificado
M.P. magistrado ponenente
n. nota
Nº número
op. cit. obra citada
p. página
PCB Polychlonnated biphenyls (bifelinos
policlorados)
PECL Principios de Derecho Europeo de
los Contratos
pp. páginas
PICC Principles of International Commer-
cial Contracts
Principios UNIDROIT a veces Principios UNIDROIT sobre Con-
PCCI tratos Comerciales Internacionales
Pts pesetas
RCDI Revista Crítica de Derecho Inmobiliario
RCEA Revista de la corte Española de Arbitra
je
Siglas y abreviaturas
Ref. referencia
RSA RSA Seguros Chile S.A.
RTDciv. Revue Trimestielle Droit civil
S.A. Sociedad Anónima
sec. sección
sent. a veces S. sentencia
s/nº sin número
s/vol. sin volumen
ss. siguientes
T- Fallos del mecanismo de Tutela
SS. Su Señoría
STS Sentencia del Tribunal Supremo
UCC Uniform Commercial Code
UCC Uniform Contract Code
UCU Universidad de Concepción del
Uruguay
UF unidad de fomento
UNED Universidad Nacional de Educación
a Distancia
v. versus 269
v.gr. verbi gratia (por ejemplo)
VIH virus de inmunodeficiencia humana
vol. volumen
instrucciones
11. Las citas de manuales y monografías se hará del modo siguiente: ape-
llido del autor en versales, seguido de una coma (,) y el nombre del
autor en letras redondas y a continuación una coma (,) y luego el título
de la obra en cursivas; tras ello el lugar, la editorial, fecha de edición y
la página (p.) respectiva. Si la obra consta de más de un volumen, se
indicará el citado en número arábigo después de la fecha de edición.
275
Ejemplo: Claro Solar, Luis, Explicaciones de derecho civil chileno,
Santiago, Editorial Nascimento, 1935, vol. iv, p. 234.
13. Al citar una obra o artículo ya citado se utilizará el siguiente sistema: ape-
llido del autor en versales seguido, entre paréntesis , la letra n. (nota) y
el número de la nota en la que hubiera citado por primera vez el artículo
o trabajo.
Nombre:
Dirección:
Comuna:
Ciudad: País:
Teléfono: Fax:
Profesión:
Rut: E-mail:
Tipo de suscripción
Tipo de documento
Boleta Factura