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Caracas, 2 de noviembre de 2019.

SUNHAK. Santiago Rodríguez, 1er. Año “B”.


Ciudadano Global. Profesora Dayana Tachón.
Título: Normas del buen hablante y buen oyente.

Introducción
En el presente ensayo daré mi opinión de cuál es la importancia en la sociedad de estas normas.
Cabe destacar que me cuestionaré cuántas normas del buen hablante y buen oyente cumplo y no
cumplo en mi vida diaria. Y finalmente, diré cuales creo yo que son los valores que se desarrollan al
cumplir éstas normas.

1. ¿Cuál es la importancia en la sociedad de éstas normas?

Claro que son muy importantes ya que así nos comunicamos, son de vital importancia. Y aunque sea
así, muchos no las cumplen, independientemente de la edad. Esto hace que haya personas con
características que no son buenas a la hora de comunicarse (p.e: hablar muy fuerte). La solución
podría ser analizar cuáles reglas se están cumpliendo y cuáles no, y a la hora de comunicarse,
practicar las normas que no se están cumpliendo y seguir cumpliendo las que sí. Esto último encaja
muy bien con la siguiente pregunta a responder.

2. ¿Cuántas normas del buen hablante y buen oyente cumplo yo en mi vida diaria y cuáles no?

Del buen hablante:


No cumplo:
A veces no pienso antes de hablar. No sé pronunciar la letra “erre” así que a veces algunas palabras
no se me entienden.
Si cumplo:
Siempre miro a la persona con la que estoy hablando. A veces no hablo en un tono de voz adecuado,
pero generalmente sí. No hablo al mismo tiempo que otra persona. Generalmente hablo de forma
respetuosa. Generalmente no emito groserías a la hora de hablar. Me expreso de forma muy clara,
casi siempre ejemplificando. También soy preciso a la hora de expresar una idea. Sobre el lenguaje
corporal: A veces me doy cuenta que algunas personas no lo saben controlar, yo realmente no sé si
lo controlo, no me he percatado de eso ni me han dicho algo al respecto.

Del buen oyente:


Si cumplo:
Depende de la persona, escucho con atención lo que se está hablando. Soy sabio a la hora de
escuchar, me gusta abrirme a nuevas ideas y a nuevos conocimientos. No interrumpo al que está
hablando. Generalmente espero a que la persona que habla exponga su idea para luego yo poder
intervenir. Siempre doy a entender si se entendió o no el mensaje recibido. No ofendo a la persona
que está hablando, aunque esto también depende de la perspectiva en que lo estés tomando. Oigo
el mensaje sin prejuicios. No me río ni me burlo mientras la persona habla, aunque igual que con lo
de ofender, depende de la perspectiva en que lo tomes. Siempre mantengo una postura de escucha.
Si quien transmite el mensaje se equivoca, no corrijo a la persona de forma pública.
3. ¿Cuáles creo yo que son los valores que se desarrollan al cumplir éstas normas?

La prudencia y la honestidad a la hora de hablar.


El respeto al escuchar y hablar.
La responsabilidad que tomamos al expresar nuestras ideas.
La tolerancia; si alguien se equivoca al hablar o no compartimos sus mismos ideales.
La integridad, cuando nuestras acciones corresponden con nuestras palabras.

Conclusión
En conclusión, las normas del buen hablante y buen oyente son de vital importancia a la hora de
comunicarse, así que, me cuestioné cuántas y cuáles normas cumplo y cuáles no en mi vida diaria,
para saber en qué tengo que mejorar y en que tengo que persistir. En general, todas las cumplo,
excepto porque a veces digo cosas que no quiero decir, es decir, no pienso antes de hablar. Y además
algunas palabras no las pronuncio bien, ya que la “erre” me sale mal. Ya para finalizar, los valores
que yo creo que se desarrollan al cumplir éstas normas son prudencia, honestidad, respeto,
responsabilidad, tolerancia e integridad.

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