Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
BIBLIOGRAFÍA
BARRE, Raymond. Economía Política. Barcelona: Ariel, tomo II, 1964.
BECK, Ulrich. Poder y contrapoder en la era global. Barcelona: Paidós, 2004.
BETING, Joelmir. Juros subversivos. Sao Paulo: Editora Brasiliense, 1985, 5.ª ed.
CANARIS, Claus-Wilhelm. «Zur Bedeutung der Kategorie der unmölichkeit
fur das Recht der Leistungsstörungen». En Die Schuldrechtsreform vor dem
Hintergrund des Germeinschaftsrecht. SCHULZE, Reiner and Hans SHULTE-NÖKE
(eds.), 2001.
CORDERA CAMPOS, Rolando. «Nacionalizar la globalización: aproximaciones al
Estado necesario». En El Estado ante la globalización. Madrid: Marcial Pons,
2007.
620 Aníbal Sierralta Ríos
1. PRESENTACIÓN
En las líneas que siguen me propongo llamar la atención sobre algunas
cuestiones especíicas que derivan de reglas contenidas en el Código
Civil a propósito de la mora del deudor.
salvo algún caso de excepción como el que consagra el inciso 4 del segundo
párrafo del artículo 1333 en que la mora operará automáticamente por la cir-
cunstancia de no haber podido el acreedor interpelar al deudor por causas
imputables a éste. Tal retraso presupone, evidentemente, que la prestación
debida todavía es posible de ejecutarse objetivamente hablando.
Ciertamente no podrá haber mora sin presentarse el retraso tra-
tándose de una obligación a plazo.
No obstante, puede presentarse tal retraso y estar descartada la
posibilidad de que la mora se conigure.
En efecto, si el interés del acreedor ya no se encuentra presente
habiendo vencido la obligación sin que el deudor hubiera procedido
a la ejecución oportuna de la prestación, estrictamente no procederá
hablarse de una situación de mora.
Esto tiene especial aplicación y relevancia en el caso de la mora
con interpelación. El acto de interpelación en la llamada mora ex per-
sona pone en evidencia la subsistencia del interés del acreedor en la
ejecución de la prestación debida. El acreedor conserva su interés en
el cumplimiento de la prestación no obstante que la ejecución no se ha
producido dentro del plazo originalmente convenido. La inacción del
acreedor una vez vencida la obligación, esto es, el hecho de no intimar
al deudor en la mora con interpelación, simplemente beneiciará al
deudor, pues se prolongará para él el plazo de cumplimiento y hace
suponer, en principio, que el interés del acreedor se mantiene.
Tratándose de la mora automática o mora ex re, la mora operará,
tratándose de las obligaciones a plazo, por el simple vencimiento de él
sin que el cumplimiento se haya dado, presuponiéndose en tal caso la
subsistencia del interés del acreedor.
A tal punto es fundamental la necesidad del mantenimiento del
interés del acreedor, que inicialmente —al momento en que la obliga-
ción ha vencido sin cumplirse— puede estar todavía presente, lo que
explica el hecho de que el acreedor haya constituido en mora al deudor
interpelándolo, y desaparecer después. Así lo tiene previsto el artículo
1337 del Código Civil, de acuerdo con el cual:
«Cuando por efecto de la morosidad del deudor, la obligación resultase sin
utilidad para el acreedor, éste puede rehusar su ejecución y exigir el pago de
la indemnización de daños y perjuicios compensatorios».
R 625
1
DÍEZ-PICAZO, Luis. Fundamentos del Derecho Civil Patrimonial. Madrid: Editorial Civitas,
vol. II, 1996, 5.ª ed., p. 259.
2
Ibid., p. 259.
R 627
legal del dinero, por todo el tiempo que se demore su entrega; a no ser que
se hubiese pactado otra cosa en cuanto a daños y perjuicios».
En efecto, la frase inal del artículo 1324 del Código de 1936 aludía
al pacto de una cláusula penal, distinta del pago de intereses morato-
rios, que podía estar constituida por cualquier prestación de dar, hacer
o no hacer.
3
OSTERLING PARODI, Felipe y Carlos CÁRDENAS QUIRÓS. Las Obligaciones. Biblioteca para leer
el Código Civil. Vol. VI. Lima: Pontiicia Universidad Católica del Perú, 1988, p. 212.
628 Carlos Cárdenas Quirós
4
WAYAR, Ernesto C. Tratado de la mora. Buenos Aires: Editorial Ábaco de Rodolfo Depal-
ma, 1981, p. 547.
630
631
Capítulo XI
Contratos - Parte general
632
633
1. NOCIÓN PRELIMINAR
El contrato debe cumplirse ielmente, pacta sunt servanda, si la situación
en que se celebró permanece en el momento del cumplimiento; pero si
esa situación ha sufrido una alteración extraordinaria de carácter impre-
visible, produciendo una desorbitante desproporción en las prestacio-
nes, procede la revisión del contrato, en aplicación de la cláusula rebus
sic stantibus, para adecuarlo a las nuevas circunstancias o resolverlo.
En otros términos, los contratos se ejecutan pacta sunt servanda,
salvo rebus sic stantibus, es decir, las obligaciones contractuales deben
cumplirse ielmente, en tanto y en cuanto las circunstancias que rodean
la estipulación contractual permanezcan en el momento de la ejecu-
ción, pero si en este momento tales circunstancias se han modiicado
profundamente por hechos que escaparon a la habitual y prudente
previsibilidad de los contratantes, tornando a una de las prestaciones
en excesivamente onerosa, procede, en aplicación de la teoría de la
excesiva onerosidad de la prestación, demandar judicialmente para que se
restablezca el equilibrio de las prestaciones o, si ello no es posible, que
se resuelva el contrato.
2. TERMINOLOGÍA
A la teoría de la excesiva onerosidad se le conoce también con las deno-
minaciones siguientes: Cláusula rebus sic stantibus, denominación que
se mantiene desde los glosadores y postglosadores. Francia adoptó el
nombre de imprevisión. Hauriou lo llama «riesgo imprevisible». El ale-
mán Wisdcheid lo denomina presuposición. Un gran sector de la doctrina
lo conoce bajo los términos de teoría de la imprevisión, v. gr., la doctrina y
jurisprudencia argentina es casi unánime en utilizar esta denominación.
Algunos autores italianos lo llaman sobreveniencia contractual.1 Nuestro
Código Civil lo regula bajo el título: Excesiva onerosidad de la prestación
(artículo 1440 y ss.), denominación que es utilizada, también, por la
mayoría de autores italianos.2
1
OSTI, «Revisione critica della teoria della sopravvenienza». Rivista di diritto civile, 1918,
p. 212; OSILIA, «La sopravvenienza contrattuale». Rivista di diritto commerciale, 1924, I, p.
313. Cita de BARBERO, Doménico. Sistema del derecho privado, t. I, trad. de Santiago Sentis
Melendo. Buenos Aires: Ejea, 1967, p. 661.
2
DE MARTINI, A., «Excesiva onerositá da eventi di carattere generale». En L’eccessiva onerositá
nell’esecuzione dei contratti. Milán, 1950, pp. 61 y ss. BOSELLI, A., La risoluzione del contratto
Excesiva onerosidad de la prestación 635
3. ORIGEN
Como expresa Cossío, la teoría de la imprevisión tiene sus primeras ma-
nifestaciones en el Derecho romano: Africano decía: Tacite enim inesse haec
conventio stipulationi videtur si in eadem cusa maneat. Séneca expresó: «Para
tener que cumplir lo prometido, todo debe permanecer en el mismo estado
de cosas que existía cuando se formó la promesa». Después encontró su
brillante formulación en el Derecho canónico: Contractus qui habent tractum
successivum vel dependentiam de futuro rebus sic satantibus intelligitur. En el
s.XVI, Alciatus dijo que el principio standum est chartae, encontraba una
excepción «cuando sobreviene un acontecimiento imprevisto y que las
partes no han podido prever su eventualidad».
La iglesia católica, por medio de Graciano, Santo Tomás de Aqui-
no, Bartolomeo Brescia, estableció que «los contratos de tracto sucesivo
o dependiente del futuro se entienden obligatorios, mientras las cosas
así sigan siendo».3 Los tribunales eclesiásticos medioevales utilizaron
la teoría de la imprevisión por considerar que era contrario a la moral
cristiana la ejecución de un contrato que entrañe una notoria injusticia
para una de las partes.
La cláusula rebus sic stantibus (rebus, las cosas; sic, así; stantibus, es-
tando, permaneciendo: permaneciendo así las cosas), en los siglos XVI y
per eccessiva onerositá. Turín, 1952, p. 139. PINO, A., L’eccessiva onerositá de la prestazione, p.
176. TARTAGLIA, P., Excesiva onerositá ed appalto, Milán, 1983. TERRANOVA, C. G., «L’eccessiva
onerositá nei contratti». En Il codice civile — Comentario diretto de P. SCHLESINGER, Milán,
1995, p. 130. GAMBINO, A., «Eccessiva onerositá della prestazione e superamento dell’alea
normale del contratto», Rivista di diritto commerciale, 1960, t. I, p. 428 y ss.
3
FLAH, Lily R. y Mriam SMAYEVSKY. Teoría de la imprevisión. Buenos Aires: Depalma, 1989, p. 5.
636 Aníbal Torres Vásquez
4. FUNDAMENTO
Para fundamentar la procedencia de la excesiva onerosidad de la pres-
tación, hay quienes parten de la voluntad presunta de los contratantes,
Excesiva onerosidad de la prestación 637
4
WINDSCHEID. Diritto delle pandette, trad. de Fadda y Bensa. Turín: Editorial Torinese,
1931, pp. 60 y ss.
5
BUSSO, Eduardo B. La doctrina de la imprevisión, en La Ley, t. 156, Buenos Aires, p. 1166.
ALTERINI, Atilio Aníbal, Óscar José ÁMELA y Roberto M. LÓPEZ CABANA. Derecho de las
obligaciones civiles y comerciales. Buenos Aires: Abeledo-Perrot, 1993, 4.ª ed., p. 371.
6
CATAUDELLA, Antonino. I contratti. Turín: G. Giappichelli Editore, 2000, Parte General,
2.ª ed., p. 205.
638 Aníbal Torres Vásquez
7
OERTMANN. Introducción al derecho civil. Editorial Labor, 1933.
8
FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, Carlos. Estudio preliminar, presentación del libro de LARENZ,
Karl, Base del negocio jurídico y cumplimiento de los contratos. Trad. de Carlos Fernández
Rodríguez. Madrid: Editorial Revista de Derecho Privado, p. XVII.
9
LARENZ, Base del negocio jurídico y cumplimiento de los contratos, p. 97.
Excesiva onerosidad de la prestación 639
10
ALTERINI y otros, Derecho de las obligaciones civiles y comerciales, p. 372.
Excesiva onerosidad de la prestación 641
5. LEGISLACIÓN COMPARADA
El principio rebus sic stantibus o teoría de la imprevisión fue recogido en
el código bávaro de 1576, el prusiano de 1794 y el austriaco de 1812.
11
ALTERINI y otros, Derecho de las obligaciones civiles y comerciales, p. 375.
642 Aníbal Torres Vásquez
12
LARENZ, Base del negocio jurídico y cumplimiento de los contratos, pp. 100 y ss.
Excesiva onerosidad de la prestación 643
13
Artículo 1458.- Efectos de la resolución.- La resolución del contrato por incumplimiento
tiene efecto retroactivo entre las partes, salvo el caso de contratos de ejecución conti-
nuada o periódica, respecto de los cuales el efecto de la resolución no se extiende a las
prestaciones ya efectuadas.
La resolución, aunque se hubiese pactado expresamente, no perjudica los derechos
adquiridos por los terceros, salvo los efectos de la transcripción de la demanda de
resolución.
644 Aníbal Torres Vásquez
14
LARENZ, Base del negocio jurídico y cumplimiento de los contratos, pp. 125 y ss.
646 Aníbal Torres Vásquez
15
Los artículos citados sin mencionar el cuerpo legal al que pertenecen, son del Código civil.
16
Flah y Smayevsky: para que proceda la teoría de la imprevisión se requiere: «a) que so-
brevenga un hecho o hechos de naturaleza totalmente imprevisible y extraordinaria;
b) que no esté vinculado al riesgo propio del contrato; c) que sea ajeno y externo a quien
lo invoca; d) que no medie culpa, negligencia, mora relevante o falta de cuidado del dam-
niicado; e) que convierta la obligación en excesivamente onerosa para el obligado, sin
necesidad de que se torne de cumplimiento imposible; f) que evidencie un desequilibrio
muy notorio en las prestaciones que de ninguna manera podía haber sido representado
por las partes al contratar». (FLAH, Lily R. y Miriam SMAYEVSKY. Ob. cit., p. 35).
17
Rezzónico en ARIAS-SCHREIBER PEZET, Max. Exégesis del Código Civil peruano de 1984. Lima:
Gaceta Jurídica, tomo I, p. 201.
Excesiva onerosidad de la prestación 649
18
Jurisprudencia argentina, en FLAH y SMAYEVSKY, ob. cit., p. 165.
19
Se reiere al artículo 1198 del Código Civil argentino que en su segunda parte prescribe:
«En los contratos bilaterales conmutativos y en los unilaterales onerosos y conmutativos
652 Aníbal Torres Vásquez
6.4. Requisitos
Para que proceda la aplicación del principio de la excesiva onerosidad
de la prestación se requiere:
21
La jurisprudencia argentina ha resuelto: «La resolución contractual —compraventa en
el caso— por aplicación de la teoría de la imprevisión reconoce, en última instancia,
como fundamento la buena fe y la necesidad inmanente de que tal buena fe no se vea
traicionada por circunstancias sobrevivientes y extrañas a la voluntad y acción de
los propios contratantes. Es una razón de equidad, de moralidad intrínseca, lo que
determina la necesidad de revisar y eventualmente nuliicar un convención» (FLAH y
SMAYEVSKY, op. cit., p. 142).