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FACULTAD DE DERECHO Y

CIENCIAS POLITICAS

ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

TEMA : DELITOS CONTRA LA TRANQUILIDAD PÚBLICA Y


DELITOS CONTRA LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA.

CURSO : DERECHO PENAL ESPECIAL.

DOCENTE : VIGIL ZARATE, Martha Angelica.

CICLO : IV
INTEGRANTES : RUEDA MONTOYA, Dennis.

CHICLAYO – PERU
2019
DELITOS CONTRA LA TRANQUILIDAD PÚBLICA

INTRODUCCIÓN:
Siendo la delincuencia un fenómeno grave cuando se agrupan varias personas para cometer un
hecho delictuoso determinado, es más grave aún y extraordinario cuando por esa conjunción de
voluntades se propone cometer varios hechos indeterminados, crear un estado de inseguridad
entre las gentes y aumentar la magnitud del peligro social, puesto que la gran potencia que da la
asociación para la realización del mal, y porque la unión de pluralidades de almas perversas
genera un verdadero fermento maléfico capaz de hacer revivir las viejas tendencias de crímenes
salvajes, fortificándolas con una especie de organización y disciplina, y por la vanidad que en ese
caso impulsa a los criminales a cometer atrocidades, que individualmente repugnarían a sus
autores si no estuvieran asociados.
Nos adentramos en la problemática de la asociación para delinquir, fuente de peligro e inseguridad
social, con el fin de estudiar juiciosamente su mecanismo y operación que torna difícil su estudio
por la escasez de material consultivo existente al respecto. La mayoría de los países del mundo
tratan este asunto, pero no profundizan en él, no buscan la génesis de esas disposiciones y no
analizan sus propiedades con detenimiento.
La función de los policías es evitar que se turbe la tranquilidad pública; pero los policías no
pueden obrar con leyes arbitrarias, ya que si eso sucediera se abriría una puerta a la tiranía.
Se deben manejarse con un código que circule entre las manos de todos los ciudadanos, de
modo, que los ciudadanos sepan cuando son culpables, y cuando son inocentes.

1.- BIEN JURÍDICO TUTELADO: El bien jurídico tutelado es el orden público, es una de la
expresiones más usadas en Derecho; Soler decía que “Orden público quiere decir tranquilidad y
confianza social en el seguro desenvolvimiento pacífico de la vida civil”; Molinario, “Es el Estado
de paz y tranquilidad que resulta del hecho de que los individuos ajusten su actividad a las normas
que nos rigen”.
Son delitos de alarma colectiva; en este título se amalgaman infracciones que bien podrían ser
actos preparatorios, o figuras accesorias con respecto a la comisión de otros hechos. La
subordinación de estas figuras aparece en el artículo 315, 316 y 317 del CP.
Instigación a cometer delitos (art. 24 CP)
El art. 24 CP el que dolosamente determina a otro a cometer el hecho punible será reprimido con
la pena que le corresponde al autor. El que públicamente instigare a cometer un delito
determinado contra una persona o institución, será reprimido, por la sola instigación, según la
gravedad delito y las demás circunstancias.
(1).- JURISPRUDENCIA.- Si los acusados instigaron a dos menores para que dieran muerte al
agraviado, ellos deben ser sancionados conforme a lo dispuesto en el Art. 24 del CP.
(2).- EL HECHO: Es instigar públicamente a cometer un delito contra una persona o institución
sin que el hecho instigado se ejecute.
Se trata de una instigación con los caracteres subjetivos de la figura del artículo 24 del Código
Penal, es decir con la figura de determinar dolosamente a otro.
Se requiere la voluntad de inducir a cometer un delito determinado, y ese delito debe estar
delimitado en cuanto a alguna figura delictiva, y deben estar señaladas las personas o
instituciones contra quien han de dirigirse los hechos.
ESTA FORMA DE INSTIGACIÓN SE DIFERENCIA DE LA PARTICIPACIÓN GENÉRICA, POR
TRES CIRCUNSTANCIAS:
(a).- La publicidad: De este requisito se infiere que resulta necesaria una cierta
indeterminación en los destinatarios de la idea, como para que quede excluido el vínculo
psicológico entre instigador instigado.
Se satisface por cualquier medio, por lo que pasa a segundo plano el carácter público del lugar
donde el autor realiza materialmente el acto, importa que llegue a un grupo de personas. No es
discursivo. Tampoco el número de persona; lo decisivo es la existencia de una limitación en el
círculo de destinatarios que establezca una relación personal entre estos instigados y el instigador.

(b).- La punibilidad del hecho no habiendo logrado el resultado perseguido: El hecho es


punible por la sola instigación; la emergencia de que el acto se realiza públicamente, al vulnerar la
tranquilidad pública justifica que se prescinda del requisito de que el instigador al menos, haya
comenzado la ejecución, por ende, el delito queda conjugado por la mera instigación, y queda
configurado cuando la instigación llega a un conjunto de personas. También varía la penalidad
según la gravedad del hecho instigado.
(c).- Culpabilidad: Es siempre dolosa, no se admiten para configurarlo la imprudencia o la
negligencia.

(3).- INSTIGACIÓN SIN ÉXITO:


Puede ser denominada la prevista en el articulo 24 CP. En efecto, la ley señala expresamente que
el hecho es punible por la sola instigación.
El hecho es punible cuando el delito instigado no tuvo comienzo de ejecución.
La penalidad establecida es conforme a lo dispuesto en el Art. 24 del CP. pero a los efectos de
graduar la sanción se tendrá en cuenta la gravedad del delito instigado y las demás pautas y será
sancionado con la pena que le corresponde al autor. (2)
La culpabilidad en este delito es dolosa; ni la negligencia ni la imprudencia satisfacen las
exigencias subjetivas. Aunque parezca sobrado señalarlo, el dolo abarca los elementos objetivos
de la figura; particularmente la publicidad. Si el autor ignora que su acción llega a un número
indeterminado de personas, no se configura el delito que tratamos. Debe considerarse ausente el
dolo en los casos en que la actividad del sujeto se realiza en privado y se daba a publicidad por un
tercero sin mediar concurrencia de voluntad. (3)

(4).- EXIGENCIAS DE LA PARTICIPACIÓN GENÉRICA:


El hecho consiste en instigar públicamente a cometer un delito determinado contra una persona o
institución sin que el hecho instigado se ejecute. Se trata de una forma de instigación con las
características subjetivas que le asigna a esta forma de participación el art. 24 del CP, en lo que
respecta a la acción del instigador.

La palabra directamente utilizada por la ley en la norma genérica del art. 24 para precisar el modo
de inducción, se refiere a un hecho determinado y no a una persona determinada. De modo que
están también comprendidos en la figura ampliada los casos en que el instigador se dirige a un
grupo de personas. Lo que se requiere es la voluntad de inducir a la comisión de un delito
determinado, actuando sobre la voluntad de otro. El hecho que se induce a cometer debe ser un
delito, cualquiera sea su naturaleza; quedan así excluidas las contravenciones. Este delito tiene
que estar delimitado jurídica o facticamente en cuanto a alguna figura delictiva, pues es una
exigencia del tipo que sea determinado. También deben estar señalados por el instigador la
persona o institución contra quien deben dirigirse los hechos.

(5).- DIFERENCIAS DE LA PARTICIPACIÓN GENÉRICA


Dos circunstancias aparecen en el tipo de la instigación en el art. 25 del CP, que lo diferencia de la
forma de participación genérica: la exigencia de que la instigación tenga lugar: la punibilidad del
hecho no habiendo logrado el resultado perseguido; la remisión a una escala penal distinta. La
publicidad es un elemento de la figura en la ley actual. (4)
Del requisito de la publicidad resulta que es necesaria una cierta indeterminación de los
destinatarios de la idea, en la medida necesaria como para que quede excluido el vínculo
psicológico directo entre instigador e instigado. La instigación hecha públicamente a una persona
determinada, no pasa de ser una forma de participación. La publicidad y con ella la
indeterminación de los sujetos instigados, son la nota característica que impone la naturaleza del
bien jurídico del orden publico.
La publicidad se satisface por cualquier medio. El hecho mismo puede ser ejecutado desde una
tribuna o en un teatro, que por radio o televisión o través de una vista cinematográfica. De este
modo, pasa a un segundo plano el significado del carácter publico del lugar donde el autor realiza
materialmente al acto, porque lo que importa es la publicidad entendida en el sentido de llegar a
un grupo de personas. Quien induce al delito desde la cabina privada de una radio, lo hace
públicamente, porque psicológicamente, que es lo que importa, obra sobre la mente de las
personas que lo escuchan. No es decisivo el número de personas. El que pregona en una plaza
publica, escuchado por cinco (05) transeúntes, dice Soler, comete este delito.

La jurisprudencia ha señalado que la instigación además de publica, sea para cometer un delito
determinado y contra una persona o institución también determinada.

Asociación ilícita (art. 317 CP)


(1).- La figura básica
Art. 317 CP sanciona con una pena no menor de 3 ni mayor de 6 años, al que tomare parte en
una asociación o banda de dos o más personas, destinada a cometer delitos por el solo hecho de
ser miembro de la asociación.
(2).- La figura se constituye con tres elementos:
- La acción de tomar parte en una asociación o banda
- Un determinado numero mínimo de personas para constituir la asociación.
- El propósito de todos y cada uno de sus miembros de cometer delitos.
(3).- Acción: Tomar parte en una asociación o banda. Se consuma con el solo hecho de formar
parte de la banda, se prolonga hasta que esta concluya o por alguna razón quede reducida a
menos de dos miembros.
Se castiga con independencia de la responsabilidad que pueda resultar por los delitos cometidos.
La responsabilidad por asociación ilícita no se extiende a los delitos cometidos por la asociación,
caso en el que deberá analizarse individualmente.
(4).- Asociación: Es el acuerdo entre varias personas para dedicarse a cierta actividad;
requiere cierto grado de organización. No se requiere que estén reunidos materialmente y ni
siquiera que se conozcan sus miembros entre sí.
(5).- Pluralidad de autores: Se trata de un delito con una forzosa pluralidad de autores, por el
requisito de las dos personas para la existencia de la asociación; y ese mínimo de dos debe estar
constituido por sujetos capaces desde la óptica penal, por la razón que los inimputables carecen
de voluntad para delinquir y asociarse con fines delictivos. El dolo debe abarcar el conocimiento
de que los componentes de la asociación son dos o más.
(6).- Destinada a cometer delitos: Es un acuerdo que comprende una pluralidad de planes
delictivos, que con llevan una cierta permanencia. Lo característico es que la asociación no se
agota con la realización del plan delictivo.
La ley requiere que se tome parte en una asociación o banda destinada a cometer delitos. Estas
palabras son entendidas, por buena parte de nuestra doctrina y jurisprudencia, como el fin de
cometer delitos indeterminados.
La nota más característica de la asociación ilícita esta dada por el hecho de que el cumplimiento
de un plan delictivo determinado, ejecución de un hecho concreto, no agota los fines de la
asociación. Los hechos presupuestos deben constituir delito en el significado jurídico de esta
expresión.
El propósito de delinquir debe ser perseguido por la asociación, es decir, que debe inspirar a todos
y a cada uno de sus miembros. No basta la intervención material de dos o mas personas en varios
delitos; es preciso que a lo menos dos de ella, que serán alcanzadas por la pena, se hayan puesto
de acuerdo con el fin de cometer delitos. Es, pues, necesario demostrar que la asociación de que
se trata se ha constituido con ese objeto por parte de todos sus componentes para que estos sean
tenidos por responsables, pues de no ser así no estaría presente en todos el elemento subjetivo
del delito, que se rige por los principios generales de la culpabilidad. Si el número de asociados
con el fin establecido es menor de dos faltara el elemento más característico de la figura.
(7).- La materialidad
La acción consiste en tomar parte en una asociación o banda, o si se quiere, en ser miembro de
ellas. El delito se consuma con el dolo hecho de forma de la asociación, y esa consumación se
prolonga hasta que la asociación concluye, sea por disolución, sea por el arresto de los asociados
o de alguno de ellos que reduzca el número de menos de dos. Si un delito permanente. La
permanencia no se altera, y por ello el delito queda único e idéntico, cuando una persona forma
parte simultánea y sucesivamente de varias asociaciones para delinquir.(5)
Y no desaparece la identidad por el hecho de que el agente se asocie, con otras personas, ya que
las personas de los asociados no tienen valor ante la ley, que solo considera el número.
No se trata pues de castigar aquí la participación de todos o de cada uno de los delitos que el
grupo se propone cometer, que mal podrían penarse si no se han ejecutado, sino el hecho en si
mismo de formar parte de esa agrupación destinada a cometer delitos, con independencia de la
responsabilidad que pueda resultar por los delitos cometidos o por cada uno de los miembros de
la asociación.
La pena que corresponde a esta figura se aplica con independencia de la que pueda corresponder
al autor por los delitos cometidos como miembro de la banda por los cometidos por el, sea como
autor o como participe; pero no todos los cometidos por la agrupación. La responsabilidad por el
delito de asociación ilícita no se extiende a los delitos cometidos por ella, para los que habrá de
determinarse la responsabilidad individual en cada caso, de acuerdo con los principios generales.
El delito concurrirá materialmente en tales casos. Dicho en pocas palabras, la asociación ilícita es
un delito autónomo. Por asociación se entiende el acuerdo de varias personas en el caso dos o
mas para dedicares a determinada actividad. La jurisprudencia ha requerido en la asociación
cierta permanencia, que es algo más que la concurrencia transitoria de voluntades, que
caracteriza la participación.

Además, debe existir cierto grado de organización. Pero no se requiere que los asociados estén
reunidos materialmente o que habiten en un mismo lugar, ni siquiera que se conozcan
personalmente, porque lo que interesa, como ya se dijo, es el acuerdo de voluntades con cierta
permanencia como para que se pueda hablar de asociación.
La asociación debe estar constituida por dos o más personas. Se trata de un delito que requiere
una forzosa pluralidad de autores, puesto que para que pueda condenarse por asociación ilícita,
ha menester, a lo menos, de dos personas responsables.
No podría decirse que la asociación existió, por faltar la exigencia legal del número de personas
que la constituyen esto no quiere decir, de modo alguno, que deban resultar condenadas dos o
más personas, sino que aparezca probada su responsabilidad.
La solución correcta es la que excluye del número de miembros de la asociación a los
inimputables, cualquiera sea el motivo de su incapacidad, por la sencilla razón de que carecen de
voluntad para delinquir y para asociarse con fines delictivos en la medida que lo requiere, el Art.
317 CP.
El caso del sujeto prófugo debe ser resuelto en el sentido de computarlo, si esta demostrada su
participación. En las mismas condiciones, no obsta a la configuración, el hecho de que la acción
esta prescripta para uno de ellos y no este para los demás, porque lo que se juzga es el acto en
las condiciones que reunía en el momento de tener lugar.
El dolo debe abarcar el conocimiento de que los componentes de la asociación son dos o más,
pues si alguno de ellos ignora esa circunstancia, como ocurriría, por ejemplo, cuando convino
actuar con uno solo habiéndose ocultado la intervención de los demás, no seria culpable, por el
error que recae sobre uno de los elementos del delito.
(8).- Las agravantes
La primera agravación aparece en el mismo artículo 317 CP, cuyo segundo párrafo dispone que
para los jefes u organizadores de la asociación, el mínimo de la pena será no menor de 8 ni mayor
de 15 años de prisión.
El que toma parte, coopera o ayuda a la formación o al mantenimiento de una asociación ilícita
destinada a cometer delitos cuando la acción contribuya a poner en peligro la vigencia de la
Constitución Nacional, siempre que reúna determinadas características. Si bien la acción se
amplia con relación a la figura básica, pues reprime no solo el tomar parte en la asociación sino
también la cooperación o ayuda para su formación o mantenimiento, para la configuración del
delito es necesario que concurran los elementos subjetivos y objetivos de la figura básica, con las
modalidades de este tipo penal, y los demás elementos que confluyan para su configuración.
El delito se integra por la acción de tomar parte de la asociación o banda, por un determinado
número mínimo de personas para constituir la asociación y el propósito de todos y cada uno de
sus miembros de cometer delitos indeterminados.
La conducta punible se extiende también a quienes cooperan o ayudan a la formación o al
mantenimiento de la asociación ilícita.
Cooperan o ayudan a la formación de la sociedad delincuencial lo que realizan las reuniones
preliminares aunque luego no la integren, los que confeccionan sus estatutos, sus actas
constitutivas o dan instrucciones sobre la formación de reunirse clandestinamente o de operar en
la comisión de delitos. Cooperan o ayudan al mantenimiento los que dan similares instrucciones
una vez conformada la asociación ilícita, los que suministran armas, proporcionan el o los lugares
de reunión, etc. La cooperación o ayuda es tanto material como material o intelectual.
Los delitos cuya comisión se persigue son indeterminados y pueden ser de cualquier naturaleza,
pero objetivamente tienen que tener aptitud para poner en peligro la vigencia de la Constitución
Nacional.
Para que objetivamente este delito este completo es necesario que se forma parte de una
asociación ilícita de dos miembros o más que tenga por fin la comisión de delitos indeterminados
para contribuir a poner en peligro la vigencia de la Constitución y, además, reúna conjuntamente
dos de las características determinadas en el artículo. Por ejemplo, tener estructura celular y
disponer de armas de guerra o explosivos de gran poder ofensivo.
(9).- Subjetivamente el delito es doloso. El dolo debe comprender el conocimiento de que se
forma parte de una asociación ilícita o se coopera a ayuda a su formación o mantenimiento y que
dicha asociación esta destinada a cometer delitos que contribuyan a poner en peligro la vigencia
de la Constitución Nacional. Asimismo que dicha asociación reúna los caracteres que cualifican el
tipo básico y tener voluntad de integrarla.
El propósito de delinquir debe ser perseguido por la asociación; es necesaria la concurrencia
material de dos personas y que se hayan puesto de acuerdo con el fin de cometer delitos.
Castiga al que toma parte, coopera o ayuda a la formación o mantenimiento de una asociación
ilícita destinada a cometer delitos que comprometan el orden constitucional. La acción se amplía
con relación a la figura básica.
Es necesario que se forme parte de una asociación ilícita de dos o más miembros, para la
comisión de delitos indeterminados que contribuyan a poner en peligro la vigencia de la
Constitución Nacional y que reúna conjuntamente dos de las características determinadas por el
artículo. Subjetivamente, el delito es doloso; el dolo recae sobre el conocimiento de que se forma
parte de una asociación ilícita y que ésta, está destinada a cometer delitos que pongan en peligro
la vigencia de la Constitución Nacional.
La acción de tomar parte es similar a la de la figura básica.
Cooperación en la formación, son la realización de conductas preliminares, como la confección de
estatutos, aunque luego no integren la asociación.
Cooperación en la manutención, puede ser por ejemplo todo acto de suministrar armas, etc. Es
ayuda tanto material como formal.

Intimidación pública
(1).- Acción: Pueden ser separadas en dos grupos: (6)
a.- El primero, suscitar tumultos y desórdenes, y consiste en hacer señales o dar voces de
alarma.
b.- El segundo, infundir el temor público, lo que se persigue con la amenaza de comisión
de un delito de peligro común o empleando otros medios idóneos para producir tales efectos.
(2).- Materialidad: La acción propiamente dicha consiste en hacer señales, o dar voces de
alarma; las primeras tienen que ser lo suficientemente expresivas para hacer creer que no hay
peligro o para anunciarlo. Los segundos deben ser sostenidos y audibles.
En otros casos es necesario el empleo de otros medios idóneos para producir tales efectos; deben
tener la magnitud como para infundir un temor público, suscitar tumultos o desórdenes. La
idoneidad se extiende a todos los supuestos legales.
La idoneidad debe ser apreciada en relación con el temor que se tiende a provocar; la publicidad
es lógico requisito. No es indispensable que las acciones tengan lugar ante una multitud, lo que sí
debe mediar es relación causal entre las acciones típicas y el tumulto, desorden o violencia.
El delito se consuma al hacer señales, darse las voces de alarma o provocar estruendo por
medios idóneos para lograr el fin propuesto. También amenazando con la comisión de un hecho
que sea un delito de peligro común; lo necesario es que no pase de ser una amenaza.
En otros supuestos, será necesario el empleo de otros medios materiales normalmente idóneos
para producir tales efectos. Ese seria el caso del que propala por radiofónica o televisión voces de
alarma o señales de la misma clase o vierte amenaza de comisión de delitos de peligro común o
coloca carteles u otro tipo de anuncios de la existencia de peligros en un desastre, como podía ser
el que de que se ha minado una plaza o un dique.
Las mentadas conductas deben tener la magnitud necesaria como para poder influir un temor
publico o suscitar tumultos o desordenes.
Tumulto se entiende el movimiento de una multitud desconcertada, o atemorizada, por lo común,
de desordenes o de violencia.
Desorden es alteración del orden o la tranquilidad publica
La idoneidad estos medios deben ser apreciada en relación con el temor, los tumultos o
desordenes que con ellos se tiende a provocar, y no con la creación de un peligro común.
La publicidad, o al menos alguna publicidad, como para completar la idoneidad. No es
indispensable que las acciones tengan lugar ante una multitud reunida; las señales y las voces de
alarma pueden tener, y tendrán comúnmente, el efecto de provocar la reunión de la multitud
primero, y suscitar luego los tumultos o desordenes. Es exigir demasiado que el hecho atemorice
una población entera o una parte considerable de ella.
El tipo de actos previstos por ley, realizados en una concentración de carácter publico, como
puede ser un acontecimiento deportivo, es suficiente apto, como delito lo enseña la experiencia,
no solamente para turbar la tranquilidad publica, sino para causar delitos mas graves. El que en
un cinematógrafo da la voz de fuego o el que en un campo de fútbol hace señales o emite voces
de alarma cometen, sin duda, el delito que estamos comentando. Debe mediar relación causal
entre alguna de las acciones típicas y el temor, el tumulto o el desorden.
El hecho puede configurarse, también, amenazando con la comisión de un delito de peligro. La
amenaza estará comúnmente dirigida a infundir un temor público.
(3).- Temor publico debe entenderse miedo o pánico colectivo por el peligro que se cierne o se
supone que amenaza a personas o bienes indeterminados, la amenaza debe ser apta para
suscitar tumulto o desorden, lo mismo que hacer señales o dar voces de alarma. Debe ser apta
para turbar la tranquilidad pública.
La finalidad mas común que hemos asignado a esta acción, ella ha de ser apta, generalmente,
también para suscitar tumultos o desordenes. Lo mismo que para las hipótesis de hacer señales y
dar voces de alarma debe requerirse la idoneidad del medio para turbar la tranquilidad publica. la
publicidad de la amenaza se muestra aquí como necesaria.
No es necesario que la amenaza se cumpla, ni que sea grave; lo necesario es que el autor sepa
que la masa de población lo tenga por tal.
(4).- La intimación publica solo adquiere tipicidad cuando es capaz de suscitar un temor
publico. Soler pone el ejemplo de un sujeto que dirige a la comisión deportiva una nota
amenazándola con destruir las tribunas cuando estas estén llenas de gente. En tal caso, dice, no
hay intimación, porque no hay multitud actualmente reunida o conglomerada precisamente por el
temor.
En el caso de la amenaza con la comisión de un delito de peligro común, la idoneidad ofrece un
matriz particular que resulta de la propia naturaleza del medio empleado, y que tiene por
consecuencia que el fin perseguido se logre de igual modo con un medio idóneo o con uno que
para los destinatarios de la amenaza parezca que no lo es. No es necesario que la amenaza
encierre la posibilidad de ser cumplida por el autor, no es necesario que sea en si misma grave, es
suficiente que el autor sepa que la masa de población puede tenerla por tal.
La amenaza debe encerrar un peligro para las personas o las cosas en forma indeterminada. No
basta pues, la dirigida a persona determinada o a un grupo reducido de personas. El hecho queda
consumado al hacerse la amenaza.
Delitos de peligro común son solamente aquellos que ponen efectivamente en peligro la seguridad
pública, como podrían ser la acusación de un incendio, el derrumbe de un edificio, etc.
(5).- Aspecto subjetivo
Los actos previstos deben ser ejecutados para difundir un temor publico o suscitar tumultuoso
desordenes. Se trata de un delito doloso en el que el ánimo
del autor debe estar inspirado en el propósito señalado.
El autor debe tener conciencia de que el hecho es apto para turbar el orden público o puede ser
tenido por tal por las personas hasta quienes llega. Es suficiente con que el hecho pueda ser
tenido por idóneo, y el conocimiento de esa circunstancia por el autor basta para satisfacer las
exigencias subjetivas.
(6).- Los agravantes
Los medios que se emplean justician que se cualifique esta conducta, que adquiere carácter
subsidiario con relación a los delitos contra la seguridad común. Si como consecuencia del fin
perseguido por el agente, y empleando los citados instrumentos típicos se comete alguno de los
delitos. Una bomba casera esta comprendida en esta figura.
La acción consiste en incitar. El termino incitar puede ser entendido como sinónimo de instigar.
Incitar quiere decir estimular para que se haga algo, pudiendo ser entendido, también, como
acuciar o impeler, vocablos que llevan consigo una idea de mayor acción material que la que
encierra la palabra instigar, prevalentemente psicológica. La consecuencia de significado que se
señala al verbo que sirve de núcleo a la figura, es una limitación en los medios, que excluye
aquellos en los que la influencia del autor es puramente psicológica.
La incitación debe ser hecha públicamente. El delito se consuma por la sola incitación, sin que se
requiera que los delitos o la violencia perseguidos tengan lugar.
La incitación debe ser a la violencia colectiva. Ello supone impulsar el empleo de la fuerza física,
que no abarca los actos de lesión a bienes jurídicos tuteados por la ley penal.
La violencia ha de ser colectiva, es decir, ejercida por un grupo de personas. La incitación a
persona o personas determinadas no es apta para caracterizar el delito.
Subjetivamente, el hecho es doloso. Ni la negligencia ni la imprudencia, por temeraria que sea,
pueden satisfacer las exigencias del tipo. El dolo del que incita debe abarcar las consecuencias de
su acción.

Apología del crimen (art. 316 CP)


(1).- Acción: Es hacer la apología de un delito o de un condenado por un delito. La apología es
la defensa o alabanza de personas o cosas. La opinión, por ejemplo de que un delito fue reprimido
en exceso o lo que encuentra en el autor motivos confesables para cometerlo, no cuadra en la
apología, en tanto no se mezclen con la opinión argumentos o alabanzas que defiendan las
razones que tuvo el autor.
La apología debe ser pública por cualquier medio (prensa, escritos, radio, etc.)
(2).- Consumación: El momento en que se hace pública la apología.
(3).- Objeto de la apología.
En el caso de apología de un condenado, el objeto de defensa o alabanza, señala que ha de
tratarse de una persona sobre la que ha caído una sentencia condenatoria; no se admite en
encausados, ya que nadie puede ser considerado delincuente hasta que así no lo declare la
justicia.
En la apología de un delito, están en lo cierto quienes requieren que se trate de un delito
efectivamente cometido; en efecto, la apología del crimen es una forma de inducir a él, es
instigación indirecta. Si no fuese así, la figura de instigación (art. 24 CP) quedaría derogada si se
entendiera que también es punible la referencia genérica a las figuras de la ley, a las definiciones.
(7)

(4).- Aspecto Subjetivo.


La apología punible es un hecho doloso, y el dolo debe abarcar el conocimiento de que lo que es
un objeto de defensa y alabanza no constituye un delito cometido o un condenado por un delito.

Caracteres. Tentativa. Participación


El delito es formal, porque se pena el mero hecho de ser miembro de la asociación, sin necesidad
de que esta lleve a cabo algún hecho delictivo.
No admite la tentativa, pues los actos tendientes a acceder al grupo, en tanto no encuentren la
respuesta afirmativa, son irrelevantes.
En la figura se pena por igual a los organizadores y a los adherentes. Basta con tomar parte, lo
que significa participar. No obstante, son imaginables las formas de participación que prescriben
los artículo 45 y siguiente del C.P. Tal seria el caso de quien facilita el local para efectuar las
reuniones de las agrupaciones conociendo sus fines, pero sin ser miembro de ella.
La subjetividad.- El delito es doloso. Su tramo subjetivo debe comprender el conocimiento de que
se organiza o se toma pare de una agrupación que tienen los fines que establece la figura y la
voluntad de hacerlo. El dolo condicionado basta para satisfacer este aspecto del delito.
Indudablemente, en la comisión de los hechos delictuosos siempre interviene un sujeto que
mediante un hacer o un no hacer, legalmente tipificado, da lugar a la relación jurídica material y
posteriormente a la relación procesal.
Esto no implica necesariamente que, por ese solo hecho, pueda ser considerado como sujeto
activo del delito, pues esta calidad la adquiere cuando se dicta la resolución judicial condenatoria.
No obstante, habrá sido objeto de los actos y formas del procedimiento, razón por la cual se le
debe calificar, en tal caso, como supuesto sujeto activo, nombre aplicable en términos generales,
sin desconocer las otras denominaciones que adquiera conforme al momento procedimental de
que se trate.
La acción consiste en organizar o tomar parte en agrupaciones permanentes o transitorias que
tuvieren por objeto principal o accesorio imponer sus ideas o combatir las ajenas por la fuerza o el
temor.
Organiza el que establece las reglas relativas al número, orden, jerarquía y dependencia a que
están sometidos los que conforman el grupo.

Toma parte el que, de cualquier manera, lo integra cumpliendo algunos de los roles determinados
por la organización.
Agrupación es la reunión de varias personas con un fin determinado. Dicho fin, que se constituye
un elemento subjetivo del tipo, consiste en imponer sus ideas o combatir las ajenas por fuerza o el
temor. La agrupación no tiene que ser estable, ya que la ley expresamente se refiere a su carácter
permanente o eventual. De allí que puede ocurrir que se forme y se disuelva al poco tiempo.
En este caso se habrá configurado el delito, aunque no se hubiere manifestado
a través de ningún hecho concreto el fin buscado.
El grupo debe perseguir la imposición de sus ideas o el combate de las ajenas, pero a través de
ciertos medios políticos, indispensables para la existencia del delito. Ellos son, la fuerza o el
temor. Poco importa que no estén establecidos los cursos de acusación a seguir por el grupo.
Idea es el juicio, concepto u opinión formada sobre una cosa o persona. La idea puede versar
sobre creencias religiosas, raciales, políticas, estéticas, morales, etc.
La palabra fuerza esta empleada en sentido amplio, comprensivo de la fuerza en las cosas y la
violencia o intimidación en las personas.
Por temor debe entenderse el recelo de un daño futuro que se halla su fundamento en las
acciones previas o en los postulados de la agrupación.

Faltas contra las buenas costumbres


Artículo 449.- Perturbación de la tranquilidad
El que, en lugar público, perturba la tranquilidad de las personas o pone en peligro la seguridad
propia o ajena, en estado de ebriedad o drogadicción, será reprimido hasta con sesenta días-
multa.
Artículo 450.- Otras faltas
Será reprimido con prestación de servicio comunitario de diez a treinta jornadas:
1. El que, en lugar público, hace a un tercero proposiciones inmorales o deshonestas.
2. El que, en establecimientos públicos o en lugares abiertos al público, suministra bebidas
alcohólicas o tabaco a menores de edad.
3. El que, en establecimientos públicos o en lugares abiertos al público, obsequia, vende o
consume bebidas alcohólicas en los días u horas prohibidos, salvo disposición legal distinta.
4. El que comete acto de crueldad contra un animal, lo maltrata, o lo somete a trabajos
manifiestamente excesivos.(8)
5. El que destruye las plantas que adornan jardines, alamedas, parques y avenidas.
"Artículo 450-A.- El que comete actos de crueldad contra un animal, lo somete a trabajos
manifiestamente excesivos o lo maltrata, será sancionado hasta con sesenta días-multa.
Si el animal muriera a consecuencia de los maltratos sufridos, la pena será de
ciento veinte a trescientos sesenta días-multa.
El juez podrá en estos casos prohibir al infractor la tenencia de animales bajo cualquier modalidad .
(9)

Delitos contra la tranquilidad pública en otros países de Latinoamérica


(1).- COLOMBIA
(“El que provoque o mantenga en estado de zozobra o terror a la población o a un sector de ella,
mediante actos que pongan en peligro la vida, la integridad física o la libertad de las personas…”)
agravantes y administración de recursos relacionadas con actividades terroristas; 347, Amenazas
con propósito de causar Alarma, zozobra o terror; 348, Instigación a delinquir y 349, Instigación a
la comisión del delito militar en beneficio de actividades terroristas; 357, Daño en obras o
elementos de los servicios de comunicaciones, energía y combustible; 359, Empleo y lanzamiento
de sustancias y objetos peligrosos; 371, Contaminación de aguas y 372, Corrupción de alimentos,
productos médicos o material profiláctico; 413 y 414, Prevaricato;425, 426 y 427, Usurpación de
funciones publicas y Simulación de investiduras o cargos; 449 y 450, favorecimiento de la fuga.
Lo más irónico es que hasta el momento, ningún indiciado ha sido condenado por el puro delito de
terrorismo en Colombia, al menos que se sepa, hasta el momento. Muchos han sido sindicados de
un delito principal, sedición, por ejemplo, y terrorismo como agravante. Al final, prima el delito
principal y la agravación terrorista termina por perder fuerza.
Por lo demás, la tipicidad del delito de terrorismo es francamente precaria y el intento de definición
que se asoma en el art. 343, es pobre a la luz de los tratadistas del tema. Si bien el Código Penal
colombiano, en esto del terrorismo incursiona de manera simple en áreas que se consideran del
Nuevo Terrorismo o del terrorismo post milenio, como en el caso del material nuclear o radioactivo,
la verdad es que, en general, el ambiente jurídico de esta conducta punible es débil y requiere de
una mayor solidez conceptual. Más parece que el delito de terrorismo en Colombia se haya
insertado en nuestro relatorio penal como una urgencia carente de génesis o como una imposición
del imperio. En otras palabras, el delito de terrorismo parece estar en el Código Penal Colombiano
por coyuntura política o por moda.
(2).- ECUADOR
Con Ecuador, iniciamos el acápite de los países de la región andina que entienden el terrorismo
como un delito contra el Estado. Este concepto, de claro origen en las décadas de los 70 y 80, ve
en el terrorismo, no una amenaza global o un ataque contra la comunidad sino una herramienta
del menú militar a disposición de los grupos sediciosos, subversivos, revolucionarios, insurgentes
o guerrilleros de aquellos años.
El Código Penal vigente del Ecuador (1971), tiene diez Títulos, que inician con el Titulo I, De los
delitos contra la Seguridad del Estado, y terminan en el Titulo X, de los Delitos contra la propiedad
El que promoviere, dirigiera o participare en organización de guerrillas, comandos, grupos de
combate o grupos o células terroristas…”.
Pero es el Capitulo IV, De los Delitos de Sabotaje y Terrorismo, en donde la figura delictuosa que
nos ocupa está individualizada. Art. 160-A: “Los que, individualmente o formando asociaciones,
como guerrillas, organizaciones, pandillas, comandos, grupos terroristas, montoneras o alguna
otra forma similar, armada o no, pretextando fines patrióticos, sociales, económicos, políticos,
religiosos, revolucionarios, reivindicatorios, proselitistas, raciales, localistas, regionales, etc.,
cometieren delitos contra la seguridad común de las personas o de grupos humanos de cualquier
clase o de sus bienes…”. Como se puede ver, no se describe el terrorismo como una figura única
e individual, sino como una actividad grupal similar a otras. Y si bien la Seguridad del Estado es el
bien tutelado, la seguridad común es el bien específicamente protegido en el art. 160-A, a pesar
de que el Titulo V de este Código Penal hace referencia a los Delitos contra la Seguridad Publica.
¿Incoherencia o Complementariedad?
El art. 164 habla de la “agresión terrorista, siempre que el hecho no constituya delito más grave”,
es decir, el acto terrorista es de alguna manera un delito menor en relación con otros delitos que
pueden ser resultado de la acción terrorista y la subsumen. Las lesiones y la muerte por ejemplo,
como bien lo especifica este articulo.
Para complementar lo anterior, el art. 165 aclara que la “amenaza terrorista, por cualquier medio
que se haga, será reprimida con prisión de tres meses a un año…” Y el art. 166 consagra este
delito cuando sea “cometido por extranjeros naturalizados en el Ecuador”. Algún avizoramiento del
actual terrorismo internacional. ¿Preveían los ecuatorianos la cada día mayor injerencia de la
organización terrorista FARC en sus fronteras? De cualquier manera, el Código Penal Ecuatoriano
diferencia entre acto y amenaza terrorista y ofrece un espectro pormenorizado de todos los
escenarios terroristas posibles, en su artículo 160-A.
Finalmente, si en la concepción general del terrorismo entendemos el uso o la amenaza de uso de
violencia, el Titulo III, en su Capitulo III, De la Intimidación nos aproxima al delito de terrorismo, ya
que en su art. 382, habla de “… Infundir temor publico…”, estando el temor en una escala
sicológica superior a la intranquilidad, pero inferior al susto, al terror y al pánico.
(3).- BOLIVIA
El que tomare parte, actuare al servicio o colaborare con una organización armada destinada a
cometer delitos contra la seguridad común, la vida, la integridad corporal, la libertad de locomoción
o la propiedad, con la finalidad de subvertir el orden constitucional o mantener en estado de
zozobra, alarma o pánico colectivo a la población o a un sector de ella…”. Aquí tenemos un bien
tutelado que se identifica como la seguridad del Estado que comprende la seguridad común,
siendo ésta un vehiculo del orden constitucional. El articulo siguiente, el 134 habla de los
desordenes o perturbaciones públicas, referidas a “tumultos, alborotos u otros desordenes” que no
se allegan al concepto de terrorismo.
La simplicidad de la concepción del punible de terrorismo en este menú jurídico delincuencial
boliviano, no ayuda mucho a resolver situaciones como la del ex minero Eustaquio Picachuri,
quien el 30 de Febrero de 2004, se voló con dinamita en el Palacio congresional de La Paz,
haciendo de este hecho un “Acto terrorista”, según Vaca Diez, Presidente del Senado, o un “Acto
de desesperación”, según el entonces candidato presidencial Evo Morales.
(4).- VENEZUELA
No existe en este repertorio penal el delito de terrorismo autónomo o particularizado. Una sola vez
la palabra “terror” aparece en este Código Penal y es en el Titulo V, Delitos contra el Orden
Publico, Capitulo IV, De los que excitan a la guerra civil, organizan cuerpos armados o intimidan al
publico, art. 297, en donde se puede leer en su segundo parágrafo: “Quien con el solo objeto de
producir terror en el publico, de suscitar tumulto o de causar desórdenes públicos, dispare armas
de fuego o lance sustancias explosivas o incendiarias…”.
Pero si, como se planteó anteriormente, aceptamos que la definición genérica de terrorismo
empieza por el uso de violencia o la AMENAZA DE USO DE VIOLENCIA física o sicológica, el
Código Penal Venezolano repetidamente acorde, en su compendio normativo delictual a esta
substancia del terrorismo.
Veamos: Titulo II, Delitos contra la Libertad, Capitulo I, De los delitos contra las libertades publicas,
art. 167,Violencia y/o Amenaza: “ el que impida o paralice total o parcialmente el ejercicio de
cualquiera de los derechos políticos…”; Capitulo III, De los delitos contra la libertad Individual, art.
176: “ Cualquiera que (…)por medio de amenazas, violencias u otros apremios ilegítimos, forzare
a una persona…”; Capitulo VII, De la violencia o de la resistencia a la autoridad, art. 216: “El que
use de violencia o amenaza contra la persona de algún miembro del Congreso…”; art. 217: “ El
que use de violencia o amenaza para impedir o perturbar la reuniones o funcionamiento de los
cuerpos legítimamente constituidos….”; art. 218: “El que haga parte de una asociación de diez o
más personas que tengan por objeto cometer, por medio de violencia o amenaza…”; art. 219: “
Cualquiera que use de violencia o amenaza para…”; Capitulo VIII, De la prohibición de hacerse
justicia por si mismo, art. 271: “…(…) Si el culpable se valiere de amenaza o de violencia contra
las personas…”; Titulo V, Delitos contra el Orden Publico, Capitulo IV, De los que excitan a la
guerra….etc. (ya citado); art. 298: “Si la explosión o amenaza se producen en el lugar de una
reunión política…”; Titulo IX, De los delitos contra las personas, Capitulo II, Del robo, de la
extorsión y del secuestro, art. 457: “ El que por medio de la violencia o amenaza de graves daños
inminentes contra personas o cosas…”. En esta misma tónica de AMENAZAS y/o TEMOR, se
registran los arts. 458, 459, 460 y 461.

Conclusiones
La figura de la asociación para delinquir presupone la elaboración de un plan criminal, de un
programa delictivo que debe ser desarrollado por la asociación o banda. Ahora bien, si debe existir
un plan, un programa delictivo como elemento constitutivo del delito, es evidente entonces que la
permanencia se predica, no precisamente del propósito, sino de la existencia de ese programa
que lo presupone. Es por ello por lo que el delito de asociación para delinquir es un delito
permanente, en el sentido de que su ejecución no se agota con un solo acto, sino que se prolonga
en el tiempo.
La delincuencia colectiva ha sido azote del país en los últimos años con el problema práctico de
no poderse demostrar en los procesos penales el fenómeno de la asociación.
Algunos han pensado que la gran dificultad reside en la forma de incriminación o mejor de
concepción del delito.
La asociación presupone una cohesión entre sus miembros de ahí que surja como condición
imperiosa la reciprocidad mutua entre todos los asociados.
En nuestro país es penado el delito de asociación ilícita cuando dos o más personas se asocian
con el propósito de cometer delitos.
A manera de conclusión afirmamos que el determinar cuál es el bien jurídico tutelado en el delito
de asociación ilícita es una tarea bastante complicada, y esta problemática no es más que uno
muestra del abanico de situaciones controvertidas que presenta este tipo penal, difícil de entender
en un Derecho penal del hecho.
Otras posiciones apuntan a sostener que el bien jurídico protegido en el delito de asociación ilícita
es el recto ejercicio del derecho de asociación, esto es, se trata de salvaguardar el recto
ejercicio de un derecho constitucional cuyo abuso puede resultar punible. Empero, analizando
esta tesis, quien se asocia para delinquir no rebasa los límites del derecho de asociarse, sino que
actúa contra este derecho
Mediante ley 28355 publicado el 6 de octubre del año 2004 se modificó el texto original del
artículo 317 del código penal por el siguiente:
Artículo 317 Asociación Ilícita
“EL que forma parte de una organización de dos o más personas destinada a cometer delitos será
reprimido por el solo hecho de ser miembro de la misma, con pena privativa de libertad no menor
de tres ni mayor de seis años.
Cuando la organización esté destinada a cometer los delitos de genocidio, contra la seguridad y
tranquilidad públicas, contra el Estado y la defensa nacional o contra los Poderes del Estado y el
orden constitucional, la pena será no menor de ocho ni mayor de treinta y cinco años, de ciento
ochenta a trescientos sesenta y cinco días-multa e inhabilitación conforme al artículo 36, incisos
1,2 Y 4.”.
Vigencia.- El texto del artículo 317 del código penal que antecede estuvo vigente del 6 de octubre
del año 2004 hasta el 1 de agosto del año 2007.
Nótese principalmente que la denominación del tipo penal (Nomen juris) ha cambiado de
“Agrupación ilícita” que contenía el texto original por “Organización para delinquir” en el texto
modificado, sin embargo los Editores del Código Penal siguen colocando como sumilla
indistintamente agrupación para delinquir, organización para delinquir y asociación para delinquir,
pese de que esta última denominación como tipo penal no existe en la legislación penal del Perú.
El uso indebido y equivocado de los vocablos (verbos) agrupar, organizar y asociar como si fueran
sinónimos ha causado confusión entre los operadores del derecho. No es difícil encontrar en las
sentencias dictadas por los órganos jurisdiccionales tan lamentable desconcierto.
SEGUNDA MODIFICATORIA
El artículo 317 del código penal sufre una segunda modificación, esta vez mediante Decreto
Legislativo Nº 982 del 22 de julio del 2007. A continuación transcribo el texto según fe de erratas
del 2 de agosto del 2007
Art. 317 Asociación Ilícita para delinquir
“El que forma parte de una organización de dos o más personas destinada a cometer delitos será
reprimido, por el sólo hecho de ser miembro de la misma, con pena privativa de la libertad no
menor de tres ni mayor de seis años.
Cuando la organización este destinada a cometer los delitos previstos en los artículos 152 al 153-
A, 200, 273 279º-D, 296º al 298º, 315º, 317º, 318º•A, 319º, 325º al 333º; 346º al 350º o la Ley Nº
27765 (Ley Penal contra el Lavado de Activos), la pena será no menor de ocho ni mayor de quince
años, de ciento ochenta a trescientos sesenta y cinco días-multa e inhabilitación conforme al
artículo 36 incisos 1,2 Y 4, imponiéndose además, de ser el caso, las consecuencias accesorias
del articulo 105 numerales 2) y 4), debiéndose dictar las medidas cautelares que correspondan
para garantizar dicho fin.”
Vigencia: El texto transcrito se encuentra vigente desde el 02 de agosto del año 2007 hasta la
fecha.
En libros, revistas y periódicos, mucho se ha comentado respecto al delito de “Asociación Ilícita
para delinquir”. De ahí nuestro interés para conocer y ubicar el texto original y sus modificaciones,
así como la Exposición de motivos del art. 317 del Código Penal. Los especialistas en la materia
tienen la palabra para esclarecer si en el texto original o en sus modificaciones se encuentra
previsto y penado el mencionado delito.
DELITOS CONTRA LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA

1. Atentado contra la autoridad


La figura básica (Art. 237)
Será reprimido con prisión de un mes a un año, el que empleare intimidación o fuerza contra un
funcionario público o contra la persona que le prestare asistencia a requerimiento de aquél o en
virtud de un deber legal, para exigirle la ejecución u omisión de un acto propio de sus funciones.

La acción consiste en emplear intimación o fuerza contra un funcionario publico o contra quien le
presta asistencia, para exigirle la ejecución u omisión de un acto propio de sus funciones.

La acción propiamente dicha, la acción física, se reduce al empleo de la intimación o fuerza.


Un elemento subjetivo termina de caracterizar la acción típica: la intimidación o fuerza ha de
haberse empleado para que el empleado publico o la persona que le presta asistencia ejecute u
omita un acto propio de sus funciones.

Sujeto activo de este delito puede ser cualquier persona.


Sujeto pasivo debe ser un funcionario publico, en los términos del art. 77, con las ampliaciones
contenidas en el art. 237, que habla de quien preste asistencia al funcionario, a su requerimiento,
y en el art. 240, que extiende ese carácter al particular que tratare de aprehender o hubiere
aprehendido a un delincuente en flagrante delito.

El hecho queda consumado con el empleo de la intimación o la fuerza; no es preciso que se haya
logrado o impedido la ejecución del acto del funcionario, por lo que la tentativa no aparece como
posible. Si el hecho que se hace ejecutar mediante la intimidación o la fuerza, constituyera en sí
mismo un delito, el autor del atentado podrá resultar también autor inmediato de ese hecho
delictuoso.

Las figuras agravadas. (art. 238)


238. La prisión será de seis meses a dos años:
l. Si el hecho se cometiere a mano armada;
2. Si el hecho se cometiere por una reunión de más de tres personas;
3. Si el culpable fuere funcionario público;
4. Si el delincuente pusiere manos en la autoridad.
En el caso de ser funcionario público, el reo sufrirá además inhabilitación especial por doble
tiempo del de la condena.

El inc.1 del art. 238 agrava el delito cuando el hecho se comete a mano armada.
El inc. 2 contempla la comisión del hecho por una reunión de mas de tres personas. Es preciso
que eses personas obren en conjunto, como grupo; no basta la presencia de 4 personas, si una
sola intimida y las demás permanecen pasivos, acaso, totalmente ajenas, porque la razón de la
agravante esta dad por la mayor eficacia intimatoria y, naturalmente, física para el caso de fuerza,
de la acción de varias personas.
El inc. 3 prevé una agravante que no requiere explicación: que el autor sea funcionario publico.

El inc. 4 cualifica el hecho cuando el autor pusiere manos en la autoridad. Cuando la fuerza es
ejercida sobre el funcionario, el hecho seria siempre atentado cualificado.

Resistencia y desobediencia (art.239)


Será reprimido con prisión de quince días a un año, el que resistiere o desobedeciere a un
funcionario público en el ejercicio legítimo de sus funciones o a la persona que le prestare
asistencia a requerimiento de aquél o en virtud de una obligación legal.

La acción consiste en resistir o desobedecer a un funcionario publico en el ejercicio de sus


funciones.
En el atentado el funcionario puede o no haberse propuesto hacer o dejar de hacer algo, y es el
sujeto activo quien se lo impone. En la resistencia, en cambio, el funcionario va a ejecutar o
comienza a ejecutar algo a cuyo cumplimiento el autor resiste.
Como consecuencia de lo dicho, podemos fijar al acto de resistencia a la autoridad, las siguientes
características:

a) Oportunidad la resistencia tiene lugar contra una decisión que va a ejecutarse o comienza a
ejecutarse.
b) Se persigue una omisión. En la resistencia se trata de evitar la ejecución de una obra; aun la
violencia y la coacción destinada a ese fin, constituye resistencia
c) Identidad la fuerza o coacción, que hemos admitido en b), ha de perseguir el incumplimiento de
la orden y no un fin distinto; por ejemplo, quien no se ha opuesto a la traba de un embargo,
amenaza luego al oficial de justicia para que deje en el acta determinada constancia.

El sujeto pasivo de la resistencia lo amplia la ley a las personas que prestan asistencia al
funcionario publico, a su requerimiento, o en virtud de una obligación legal. Ese deber legal lo
tienen los solados, marinos, gendarmes, miembros de institutos penales y algunos otros en virtud
de sus propias leyes o reglamentos.
El funcionario ha de haber actuado en ejercicio legitimo de sus funciones, según la letra del art.
239. No importa que el acto resistido sea intrínsecamente injusto, se trata de algo que el
funcionario tiene la facultad de ejecutar

Subjetivamente el hecho presenta estas características:


 Sujeto del delito puede ser cualquiera.
 Es una figura dolosa
 La forma culposa no esta prevista
 En el caso de ser el autor funcionario publico, la pena no se agrava, pues a norma del art.
238 inc. 3 y ultimo parrado, solo rige para el atentado.

El delito se consuma con la acción tendiente a evitar el cumplimiento de la orden o disposición; no


es preciso que se logre. La tentativa no aparece como posible.
La desobediencia ha sido caracterizada cono una firma de resistencia menor, en la que no se
emplea intimidación o fuerza. Por eso se ha definido por exclusión, diciendo que constituye el
incumplimiento de una orden que no tiene lugar con los medios comisivos de la resistencia.
También se requiere, para este delito, una orden clara y concreta, dirigida a persona o personas
determinadas, lo que constituye a los destinatarios en sujetos posibles de delito. Este requisito fija
el momento de la acción típica en un tiempo posterior al de contraerse la orden y ser conocida por
quien es objeto de ella. Por lo demás, es de toda evidencia que solo delinque el que no cumple la
orden pudiéndola cumplir.
La desobediencia a la orden relativa a la propia detención fue derogada. Si quien se encuentra
detenido puede evadirse impunemente de no mediar violencia en las personas o fuerza en las
cosas, a fortiori también debe resultar impune quien aun no fue detenido.
El hecho se consuma en el momento en que vence el plazo fijado para el cumplimento de la
orden, de manera que se frustración no es necesaria y queda fuera del tipo. Es un delito
instantáneo.
La orden que se desobedece y que es presupuesto del delito debe haber sido impartida por un
funcionario publico en el legitimo ejercicio de sus funciones. Si el funcionario se excede en su
conducta, el modo que la orden resulte ilegitima, no estará actuando en el ejercicio de sus
funciones, y por lo tanto no existe el deber de obediencia.

Los atentados leves (art. 241)


Será reprimido con prisión de quince días a seis meses:
l. El que perturbare el orden en las sesiones de los cuerpos legislativos nacionales o provinciales,
en las audiencias de los tribunales de justicia o dondequiera que una autoridad esté ejerciendo
sus funciones;
2. El que sin estar comprendido en el artículo 237, impidiere o estorbare a un funcionario público
cumplir un acto propio de sus funciones.
La acción prevista en el inc. 1 consiste en perturbar el orden de las sesiones de los cuerpos
legislativos nacionales o pciales, en las audiencias de los tribunales de justicia o dondequiera que
una autoridad este ejerciendo sus funciones.
El hecho se consuma al producirse la perturbación del orden: no basta la conducta que persigue
ese fin. En este punto, la acción es distinta de la del atentado, que se perfecciona con el acto
tendiente a imponer la ejecución u omisión de una acto propio del funcionamiento.
La figura admite la tentativa, aunque dadas las características de este delito ella resulta poco
probable, aunque conceptualmente posible.

La acción descripta por el inc. 2 consiste en impedir o estorbar a un funcionario publico en el


cumplimiento de un acto propio de sus funciones.

Los medios empleados serán aquí, por lo común, la astucia o el engaño.


Autor de este delito puede ser cualquiera. Si se trata de un funcionario publico y ha actuado con
incompetencia o abuso en el ejercicio de un empleo o cargo publico, resultara aplicable la
inhabilitación prevista con carácter general en el art. 20 bis.
Las dos figuras contenidas en el art. 241 son dolosas, y el dolo debe abarcar el conocimiento de
la naturaleza de los actos que se perturban en el caso del inc.1

Violación de fueros (art. 242)


Será reprimido con multa de [setecientos cincuenta a diez mil pesos] e inhabilitación especial de
uno a cinco años, el funcionario público que, en el arresto o formación de causa contra un
miembro de los poderes públicos nacionales o provinciales, de una convención constituyente o de
un colegio electoral, no guardare la forma prescripta en las constituciones o leyes respectivas.

La acción consiste en arrestar o formar causa a alguno de los funcionarios alcanzados por los
fueros. El articulo dice “que, en el arresto o formación de causa...no guarde las formas prescriptas
en la constituciones o leyes respectivas.”
El delito se consuma con el hecho de formar causa o arrestar según la naturaleza del privilegio
que la constitución o las leyes confieran a la persona sobre la cual recae la acción.
Sujeto activo de este delito solo puede ser según expresa indicación legal, un funcionario publico
y, de hecho, únicamente los jueces y los funcionarios policiales, puesto que solo ellos proceden al
arresto o formación de causa. Es por eso que resulta siempre aplicable la pena de inhabilitación
especial juntamente con la de multa.
La violación de fueros es un delito doloso. Basta el conocimiento de que la persona a la que se
arresta o forma causa, goza de privilegios que lo impiden. No se requiere propósito especifico.

Desobediencia a una citación judicial. (art. 243)


Será reprimido con prisión de quince días a un mes, el que siendo legalmente citado como testigo,
perito o intérprete, se abstuviere de comparecer o de prestar la declaración o exposición
respectiva.
En el caso del perito o intérprete, se impondrá, además, al reo, inhabilitación especial de
un mes a un año.

La acción consiste en abstenerse de comparecer o de prestar la declaración o exposición


respectiva por parte del que ha sido legalmente citado como testigo, perito o interprete. Son,
pues, dos acciones típicas que abarcan a su vez dos etapas de la conducción del testigo, perito o
interprete:
1. No comparecer;
2. Compareciendo, negarse a prestar la declaración o exposición respectiva.

El delito es de pura omisión.


Hace a la ilicitud del hecho la legalidad de la citación y la obligación de comparecer del sujeto
legalmente citado. No están obligados a comparecer como testigos las personas que declaran por
oficio según las disposiciones de los códigos de procedimientos, pero están obligados declarar.
Tampoco tienen la obligación de comparecer aquellas personas a las cuales la ley prohibe que se
los llame como testigos.

Autor de este delito es la persona citada como testigo, perito o interprete. Cuando se trata de una
declaración de un testigo, puede ser cualquier persona citada como tal.
Peritos son las personas que tienen conocimientos especiales sobre determinado arte o ciencia,
que son llamados por el juez para asesorarlo, ya sea verbalmente o por escrito.
La desobediencia a una citación judicial es un delito doloso, que nada ofrece de particular en el
aspecto subjetivo.
La acción consiste en denunciar falsamente un delito ante la autoridad. A diferencia de lo que
ocurre en otros códigos, en nuestro derecho no es preciso que la denuncia se haga contra
alguien; es suficiente con denunciar el hecho.
Es indistinto que se trate de denuncia o querella; la ley requiere la menos, pero es innegable que
quien querella también denuncia un delito ante la autoridad. En cuanto a la denuncia en si, no hay
requisitos sacramentales aspecto a las formas. Lo que importa es que los hechos denunciados
puedan lugar a la investigación de un delito.

El hecho ha de ser objetivamente falso.


La denuncia ha de ser formulada ante autoridad competente. En el supuesto de delitos de acción
privada, no hay más interpuesta una querella. Cuando se trata de denuncia, el número de
funcionarios que queda comprendido dentro del concepto de autoridad competente es mayor.
La cuestión considerada en el párrafo anterior se vincula directamente con el momento
consumativo en el delito de falsa denuncia.
El delito se consuma en el momento en que los hechos llegan a conocimiento de la autoridad.

El elemento subjetivo.
El delito de falsa denuncia es un delito doloso. La ley dice que se aplicara prisión de 2 meses a
un año de multa al que denunciare falsamente un delito.
Es decir, se trata de un delito necesariamente intencional en el que la denuncia falsamente un
delito.
Es decir, se trata de un delito necesariamente intencional en el que la denuncia ha de ser hecha
de mala fe.

Es preciso que el autor sepa otra cosa que no le permita dudar de la falsedad de los hechos que
denuncia. Es decir que a demás de la conciencia de la falsedad, se requiere el conocimiento de la
verdad, sobre la cual se apoya la conciencia de la falsedad.
El concurso con la calumnia y la injuria es posible.
Habrá falsa denuncia sin que exista calumnia:
a) Cuando la denuncia no se haga contra persona determinada
b) Cuando se querella por el delito de acción privada.

Habrá calumnia sin que exista falsa denuncia:


a) En todos los casos de calumnia no judicial
b) Cuando siendo la calumnia judicial, el elemento subjetivo llena las exigencias del delito
contra el honor, careciendo de relevancia para adecuarse a la figura del art. 245.

Resulta así claro que la falsa denuncia y la calumnia pueden concurrir formalmente.
En cuanto al concurso con la injuria, ya hemos visto que la falsa denuncia también se comete en
los casos de delitos de acción privada, constitutiva de injuria en nuestro Derecho, en caso de
falsa imputación.

2. Usurpación de autoridad, títulos u honores


El art. 246 contiene 3 figuras:
1. La asunción o ejercicio de funciones publicas sin titulo o nombramiento
2. El ejercicio de funciones publicas mas allá de la cesantía o suspensión
3. El ejercicio de funciones de otro cargo

El art. 247 se refiere a la usurpación de títulos u honores.


El bien tutelado es, generalmente, el buen funcionamiento de la administración publica, que en
los casos previstos puede verse entorpecida por la falta de idoneidad o competencia del que
actúa, unida a la irregularidad de un ejercicio no legitimo de autoridad.

La usurpación de funciones publicas


Puede denominarse la figura descripta en el inc. 1 del art. 246, que dispone: Será reprimido con
prisión de un mes a un año e inhabilitación especial por doble tiempo:
l. El que asumiere o ejerciere funciones públicas, sin título o nombramiento expedido por
autoridad competente;

La acción consiste en asumir o en ejercer funciones publicas.


Asumir significa hacerse cargo de la función; lo que se asume, en realidad, es el cargo que
confiere las funciones, pues para la consumación no es necesario que el autor realice actos que
constituyan ejercicio de la autoridad.
Ejercer es desempeñar actividad funcional inherente al cargo. Es preciso una actividad propia de
la función especifica: no basta la sola invocación del falso cargo, si no se hace ejecutando un acto
funcional. Lo común será que quien ejerce funciones haya asumido el cargo, pero ello no
multiplica la delincuencia. El hecho se consuma con el falso acto de asunción o del ejercicio de
las funciones publicas, ya que es posible una cosa sin otra. No se requiere daño ni provecho
alguno.

La ilicitud de estas acciones resulta del hecho de que el autor carece de titulo o de nombramiento
expedido por la autoridad competente, único nombramiento de verdad.
Titulo es el medio oficial de acreditar idoneidad en determinada rama del conocimiento. Debe
tratarse de una profesión reglamentada y su titulo oficial por el Estado o entidades legalmente
facultadas. Su necesidad resulta únicamente de la exigencia legal.

Tampoco debe crear problemas objetivamente el supuesto de falta de nombramiento. Pero,


refiriéndose la ley a nombramiento expedido por la autoridad competente, los autores se detienen
en este punto. Objetivamente la cuestión no cambia para el designado, sin perjuicio del hecho
punible en el que pueda incurrir el funcionamiento que obra fuera de los limites de sus facultades.
Si el autor hubiera falsificado el titulo o el nombramiento, la solución es clara y se resuelve en la
falta de titulo o falta de nombramiento, debiéndose aplicar, además, las reglas de concursos de
delitos, pues la falsedad constituiría el delito medio para la usurpación de autoridad.

Autor de este delito puede ser cualquiera. Lo común será que se trate de una particular que no ha
llegado a funcionario par faltarle alguno de los requisitos señalados en la norma. Sin embargo, no
debe pensarse que un funcionario no pueda ser sujeto, cuando se trata de asumir otro cargo para
el que carece de titulo o nombramiento. No puede serlo en el ejercicio de su cargo legitimo.

Subjetivamente la usurpación de autoridad de que tratamos es dolosa. El dolo, consiste en la


voluntad de usurpar funciones, como función o como atribución, con la conciencia de no hallarse
autorizado para desempeñar esa actividad.

Continuación ilegitima de la actividad funcional.


El inc. 2 del art. 246 amenaza con prisión de 1 mes a 1 año e inhabilitación por el doble del
tiempo: al que después de haber cesado por ministerio de la ley en el desempeño de un cargo
público o después de haber recibido de la autoridad competente comunicación oficial de la
resolución que ordenó la cesantía o suspensión de sus funciones, continuare ejerciéndolas;

La acción cosiste en continuar ejerciendo las funciones que corresponden a un cargo, en ese
momento, no se desempeña.
Continuar significa que no habiendo interrupción o, al menos, que no la ha habido de modo
ostensible en ese ejercicio; de no ser así, el hecho caería en el inc. 1. La actividad del funcionario
se prolonga como si no hubiera mediado cesantía o suspensión y así, sin solución de continuidad,
se pasa de lo licito a lo ilícito. La especie y la cantidad de los actos funcionales carece de
significado, solo importa que sea de los que corresponden al cargo que se desempeñaba. El
delito se consuma con el primer acto de autoridad, sin que la pluralidad de ellos multiplique la
delincuencia.

La ilicitud del desempeño de las funciones publicas esta dada en este caso por la perdida de las
facultades funcionales. Tal cosa puede resultar de haber cesado en el cargo por el ministerio de la
ley o por resolución que ordeno la cesantía o suspensión. La presentación de la renuncia no se
identifica con ninguna de estas situaciones, y el funcionamiento sigue siendo tal hasta que dicha
renuncia se haya admitido.

El funcionamiento cesa por ministerio de la ley, en los cargos cuya duración esta establecida de
antemano. El vencimiento del termino es el punto de deslinde entre los actos funcionales lícitos y
los ilícitos, sin necesidad de notificación o comunicación alguna.
Subjetivamente el hecho es doloso. Es esta una de las figuras en las que la ley fija el contenido
del dolo aun dando con cierto detalla las características de la ilicitud.

Usurpación de funciones
El inc. 3 del art. 246 prevé la figura que podemos denominar, simplemente, usurpación de
funciones, amenazando con la misma pena de los otros 2 incisos.
El funcionario público que ejerciere funciones correspondientes a otro cargo.

Autor en el supuesto de este inciso, es el funcionario publico en ejercicio ilegitimo de su cargo. No


parece, pues, de titulo ni nombramiento, como en el inc. 1, ni ha cesado o sido suspendido en sus
funciones, como en el supuesto del inc. 2. Lo que ocurre es que el autor realiza funciones que, al
par, no corresponden a su cargo y pertenecen a otro cargo. Esta doble condición es importante,
porque es lo que distingue esta forma de usurpación de autoridad de los abusos de autoridad. El
acto funcional que corresponde a otro cargo, tiene que ser legitimo. De modo que el autor ejecuta
un acto sustancialmente legitimo, cuyo vicio consiste únicamente en que el carece de facultades
para ese acto. No hay arbitrariedad ni abuso en el hecho, sino incompetencia del órgano
funcional. Si el acto constituyere, además, un abuso de autoridad, es decir, que fuera abusivo aun
cumplido por el funcionario competente, será aplicable la figura mas grave del art. 248.
La acción consiste en ejercer funciones correspondientes a otro cargo que no se desempeña,
cualquiera sea el fin que con ello se persiga.
El hecho se consuma con la ejecución del acto funcional que corresponde a otro cargo, sin que
se requieran provecho para el autor, ni perjuicio para la administración publica o consecuencia
otra alguna.

Subjetivamente el hecho es doloso. Apenas si parece necesario señalar el papel decisivo que el
error sobre el conocimiento de todas las circunstancia, frecuentemente de derecho, juega en este
delito. Si algo es realmente una ficción, es suponer que todos los actos que competen a la función
publica tienen asignación y deslinde señalado en alguna parte, y más aun dar por entendido que
tal distribución de la competencia es siempre conocida- se requiere el dolo directo que
comprenda la certeza de estar ejecutando actos funcionales que corresponden a otro cargo.

Ejercicio de una profesión sin titulo o autorización. Usurpación de títulos u honores (art.
247)
[Será reprimido con prisión de quince días a un año el que ejerciere actos propios de una
profesión para la que se requiere una habilitación especial, sin poseer el título o la autorización
correspondiente.
Será reprimido con multa de setecientos cincuenta a doce mil quinientos pesos, el que
públicamente llevare insignias o distintivos de un cargo que no ejerciere o se arrogare grados
académicos, títulos profesionales u honores que no le correspondieren.]

El ejercicio de una profesión sin titulo habilitante


El primer párrafo del art. castiga al que ejerciere una profesión reglada por el estado, sin titulo o la
habilitación correspondiente. Se extiende así, como delito contra la administración publica la regla
del art. 208, inc.1, del C.P., que reprime el ejercicio ilegal de la medicina, como delito contra la
salud publica, castigando a quien sin titulo ni autorización para el ejercicio de un arte de curar o
excediendo los limites de su autorización, anunciare, prescribiere, administrare o aplicare
habitualmente medicamentos... o cualquier medio destinado al tratamiento de las enfermedades
de las personas, aun a titulo gratuito.
La acción consiste en ejercer actos propios de una profesión para la que se requiere una
habilitación especial, sin poseer el titulo o habilitación correspondiente.

Ejercer importa desempeñar la actividad de una profesión. En un abogado, evacuar consultas,


concurrir a audiencias, etc. en un arquitecto, confeccionar planos, presentarlos para su
aprobación, etc. la previsión alcanza no solamente a quienes carecen de conocimientos
necesarios para ejercer una profesión, sino también, al que teniendo un titulo que lo capacita, no
esta autorizado para ese ejercicio, sea por falta de revalida del titulo en el país, sea por la falta de
satisfacción de los requisitos administrativos.

En el primer caso se encuentran los profesionales truchos, tan comunes es estos días, que
ejercen la profesión de abogado, ingeniero, arquitecto sin haber obtenido el titulo.
En el segundo, quienes poseyendo titulo, no efectuaron las practicas correspondientes o no
obtuvieron la habilitación especial que exigen las autoridades estatales o los colegios que
gobiernan la matricula respectiva.
El delito requiere habitualidad. Un solo acto no lo configura, pues la ley exige la repetición de
hechos, al referirse a actos propios de una profesión. Por ese motivo no admite tentativa.
Autor de este delito puede ser cualquiera. El hecho es doloso y dicho aspecto subjetivo se
satisface también con el dolo eventual.

Usurpación de títulos y honores.


Son dos las acciones descriptas en el segundo párrafo del art. 247: llevar insignias o distintivos
de un cargo que no ejerce; arrogarese grados académicos, títulos profesionales u honores que no
le correspondieren al autor.

Es elemento de ambas acciones la publicidad. La expresión “públicamente”, puesta al comienzo


de la definición legal, se refiere a ambas conductas.
La acción supone una actitud activa; no basta un puro dejar hacer, como el jefe de mecánicos que
se deja llamar ingeniero, o cosas semejantes.

El delito se consuma, en uno u otro supuesto legal, con el hecho de llevar la insignia o distintivo
en forma ostensible, notoria, de modo que pueda ser visto por un numero indeterminado de
personas, o el atribuirse públicamente los grados, títulos u honores, cualquiera sea el medio
utilizado para ello. El delito, que es instantáneo y de peligro, puede adquirir las características de
los actos permanentes. Si la actividad va mas allá de la pura ostentación, y se ejercen los actos
propios de la condición que se invoca, se incurrirá en otros delitos, que pueden ir desde el
ejercicio ilegal de la medicina hasta la estafa, pasando por la usurpación de autoridad del art. 246
según cual sea el cargo o titulo que se invoque falsamente.

La ilegitimidad de la acción resulta de la falta de derecho para usar la insignia o distintivo o de la


carencia del grado, titulo u honor que el autor se arroga. Las insignias se refieren a un cargo, es
decir, a una función; los grados académicos, títulos profesionales y honores, con conferidos en
virtud de requisitos o méritos determinados y no suponen el desempeño de un cargo, aunque
puedan capacitar para ello. Se trata de titulo, y no de la idoneidad, de modo que, para el caso,
carece en absoluto de significado que el autor pueda ser un experto en la materia
correspondiente.

Las insignias o distintivos a cuyo uso publico se refiere la primera parte del art. 247, son los
oficiales, es decir los que corresponden a un cargo publico.
Los grados académicos, títulos profesionales u honores que debe arrogarse el autor de la
segunda modalidad de la figura que estudiamos, son los oficiales o legalmente autorizados.

Grados académicos son los que otorgan los establecimientos de enseñanza oficiales autorizados
para ello por el estado. Tales grados pueden ser también títulos, como el de doctor; pero se
reserva la denominación para los de mayor jerarquía que, además, no tiene, por lo común,
función habilitante para determinada actividad. No es un criterio diferencial del titulo la función de
exclusión de la competencia de quienes no lo poseen, como suele sostener, porque algunos
grados académicos, como el de doctor puesto generalmente como ejemplo, fue en diversas
épocas indispensable para ocupar la cátedra universitaria.
Títulos profesionales son los expedidos o convalidados en el país que corresponden a las
profesiones reglamentadas, liberales o no, entendida esta exigencia en el sentido de estar
reconocidos y establecidos legalmente por el Estado y reglamentado el ejercicio profesional.

Subjetivamente el hecho es doloso, sin que requiera ningún fin ilícito y solo mueva al autor un
puro espíritu de vanidad. El dolo consiste en la conciencia de no poseer el titulo, grado u honor o
no desempeñar el cargo al que corresponden las insignias o distintivos de que se hace gala o
uso.

3. Abusos de autoridad y violación de los deberes de los funcionarios públicos


El bien jurídico tutelado es, generalmente, la administración publica. Especialmente, estos delitos
persiguen garantizar la regularidad y especialmente la legal8idad de los actos de los funcionarios
en las actividades propias de su cargo, cuyas violaciones no son castigadas por otras
disposiciones legales.
El código no se limita a poner pena de abuso de autoridad y un hecho, sino que describe distintas
figuras de mayor o menor gravedad, y agrupa otras acciones, que estrictamente, no pueden ser
tenidas en cuanta por abuso de autoridad, si bien no debe olvidarse que la rubrica del capitulo se
refiere a la violación de los deberes de los funcionarios.

La figura genérica del abuso de autoridad (art.248)


Será reprimido con prisión de un mes a dos años e inhabilitación especial por doble tiempo, el
funcionario público que dictare resoluciones u órdenes contrarias a las constituciones o leyes
nacionales o provinciales o ejecutare las órdenes o resoluciones de esta clase existentes o no
ejecutare las leyes cuyo cumplimiento le incumbiere.
El autor Esta condición objetiva de autor lleva consigo el presupuesto indispensable para que el
delito pueda configurarse: la autoridad, es decir, las facultades, poderes y medios inherentes al
cargo, de los cuales se abusa. Bien se ha dicho que no puede abusar de su autoridad quien no
tienen autoridad. Ello no obsta a la participación de los particulares, como en los demás casos en
que la condición de funcionario es elemento del delito, de acuerdo con los principio generales.
El termino funcionario se entiende en el sentido del art. 77 del C.P.

Se requiere además, que el autor actúe como funcionario. Los hechos cumplidos fuera de sus
funciones, no constituyen abuso. No se puede aquí hablar de relación funcional, porque se trata
de hechos ilícitos, y conductas de esa naturaleza no pueden ser propias de ninguna función.

El abuso, que en si mismo constituye el delito, puede resultar de 2 situaciones: que el acto mismo
sea contrario a la Constitución o las leyes, es decir, que lo que sea siempre, y que por lo tanto,
ningún funcionario pueda estar facultado para disponerlo o ejecutarlo; que el acto sea legitimo en
determinadas condiciones y circunstancias que no se dan en el caso de decir, actos que pueden
ser ejecutados como legítimos, pero que no lo son en el caso concreto. El delito consistirá en
hacer algo que el funcionario esta facultado para hacer, pero que lo hace en situaciones que
corresponde, completada la acción subjetivamente por el conocimiento de esa improcedencia. Así
por ejemplo, intervenir un teléfono sin orden judicial.

La materialidad. El abuso de autoridad debe cometerse a través de uno de los actos que la ley
indica. El hecho puede consistir tanto en dictar resoluciones u ordenes contrarias a las
constituciones o alas leyes nacionales o pciales. como en ejecutar las ordenes o resoluciones, ya
existentes, o en no ejecutar las leyes cuyo cumplimiento le incumbe al actor.
El abuso de autoridad del art. 248, debe, pues, concretarse en alguna de esas conductas que
violen las constituciones o una ley. Se trata aquí de la ley en sentido formal, de modo que no
configura el delito la violación de disposiciones reglamentarias u ordenes superiores.
El abuso puede también materializarse a través de una omisión consistente en no ejecutar las
leyes cuyo cumplimiento incumbiere al funcionario. Aparece aquí expresamente señalada la
relación funcional del acto de ejecutar las leyes. Se trata únicamente de las leyes.
El delito se consuma con la acción o la omisión, según se trata de dictar o ejecutar resoluciones u
ordenes, o de no ejecutar las leyes, sin que se requiera la producción de daño ni la obtención de
provecho alguno. Precisamente es esa la característica del abuso genérico de autoridad. No es
admisible la tentativa.
Subjetivamente el abuso de autoridad es un delito doloso y el dolo debe abarcar el conocimiento
de la ilegalidad de las resoluciones u ordenes que se dictan, trasmiten o ejecutan ya en si
mismas, sustancialmente, ya con relación al caso concreto.

Omisión o retardo de deberes (art. 249)


Será reprimido con multa de [setecientos cincuenta a doce mil quinientos pesos] e inhabilitación
especial de un mes a un año, el funcionario público que ilegalmente omitiere, rehusare hacer o
retardare algún acto de su oficio.

La acción consiste en omitir, rehusar hacer, o retardar algún acto propio de las funciones. Se trata
de un delito de pura omisión.
Omitir es no hacer.
Rehusar hacer es negarse de modo que para este supuesto es necesario que haya habido
interpelación legitima en un determinado sentido.
El delito consiste, en retardar el acto
Retardar es no hacer a su tiempo.
La consumación tiene lugar con el acto omisivo, sin necesidad de que se produzca consecuencia
alguna.
No es posible la tentativa
Objeto de la omisión es un acto de su oficio. Se trata pues de actos propios de una función, de
donde resulta con toda claridad que solo puede ser autor un funcionario publico.
El hecho es doloso, y la exigencia expresa de la norma en el sentido de que se trate de un
omisión cumplida ilegalmente, pone una exigencia que es al par objetiva y subjetiva.

Omisión de auxilio (art. 250)


Será reprimido con prisión de un mes a dos años e inhabilitación especial por doble tiempo, el jefe
o agente de la fuerza pública, que rehusare, omitiere o retardare, sin causa justificada, la
prestación de un auxilio legalmente requerido por la autoridad civil competente.
La acción propiamente dicha es definida con los mismos términos que en art. 249: omitir, rehusar
hacer o retardar la prestación de auxilio legalmente requerido.
Presupuesto de la acción es aquí el jefe o agente de la fuerza publica haya sido legalmente
requerido por la autoridad civil competente. Se trata de 2 requisitos: la legalidad del requerimiento
y la competencia de la autoridad que lo hace, la legalidad exigible en el requerimiento es la que
resulta de la externo, lo formal; el requerido no tiene el deber de indagar la justicia intrínseca del
pedido. La competencia supone qe la autoridad civil esta facultada para formularlo.

El sujeto activo esta limitado en este delito a los jefes y agentes de las fuerzas publica.
Fuerza publica es la que esta encargada del mantenimiento del orden publico y agentes son
todos los individuos que forman parte de ella.
Están comprendidos desde el jefe de la repartición hasta el agente de menor graduación. Están
excluidas las fuerzas armadas, que no son fuerza publica, salvo el caso en que actúen como
tales, con motivo de funciones que les han sido encomendadas.

Requerimiento de la fuerza policial contra actos legítimos. (art. 251)


Será reprimido con prisión de un mes a cuatro años e inhabilitación especial por doble tiempo, el
funcionario público que requiriere la asistencia de la fuerza pública contra la ejecución de
disposiciones u órdenes legales de la autoridad o de sentencias o de mandatos judiciales.
La acción consiste en requerir la asistencia de la fuerza publica contra la ejecución de
disposiciones u ordenes legales de la autoridad o sentencias o mandatos judiciales.

Es presupuesto de la acción la vía de ejecución de la disposición u orden legal o de la sentencia o


mandato judicial. El hecho consiste en requerir la asistencia de la fuerza para oponerse a ella. El
delito se consuma con el requerimiento hecho con ese fin; no es necesario que se obtenga el
concurso de la fuerza publica y menos aun que la oposición llegue a tener lugar o que se haya
logrado impedir la ejecución; lo típico es requerir. No es admisible la tentativa.

La fuerza publica es la encargada del mantenimiento del orden publico. No están comprendidas
las fuerzas armadas.
Sujeto de esta infracción es un funcionario publico. Para que el delito pueda imaginarse, el
funcionario ha de tener autoridad, facultades como para poder requerir la asistencia de la fuerza
publica.

El hecho es doloso y el dolo debe abarcar el conocimiento de que se trata de disposiciones u


ordenes legales de la autoridad o de sentencias o mandatos judiciales. La conciencia de la
legalidad y la voluntad de oponerse a su ejecución son aquí indispensables.

Abandono del cargo sin haberse admitido la renuncia. (art. 252)


Será reprimido con multa de [setecientos cincuenta a doce mil quinientos pesos] e inhabilitación
especial de un mes a un año, el funcionario público que, sin habérsele admitido la renuncia de su
destino, lo abandonare con daño del servicio público.

La acción consiste en abandonar el cargo con daño del servicio publico, aunque el autor haya
presentado su renuncia, si esta no le ha sido aceptada. La presentación de la renuncia no es un
presupuesto de la acción; el hecho consiste en abandonar el cargo, y ese abandono es punible
aunque el funcionario haya presentado la renuncia, si la misma no ha sido aun admitida. Ese es
el momento limite. Una vez aceptada la renuncia, no es posible cometer el delito. Es una caso
claro de incumplimiento de los deberes del funcionario, ya que, mientras la renuncia al cargo no
sea aceptada, el funcionario sigue siendo tal.
El articulo requiere daño del servicio publico, de modo que ele hecho se consuma con el perjuicio.
Se trata del daño que puede resultar en las funciones que corresponden al funcionario que
abandona. Para la aparición del daño habrá que tomar en cuanta todas las circunstancias.
Autor de esta infracción solo puede ser un funcionario publico. El hecho es doloso, sin que se
requiera ningún propósito especifico, ni la intención de causar un daño a la administración.

Nombramiento ilegal y aceptación de estos. (art. 253)


Será reprimido con multa de [setecientos cincuenta a doce mil quinientos pesos] e inhabilitación
especial de seis meses a dos años, el funcionario público que propusiere o nombrare para cargo
público, a persona en quien no concurrieren los requisitos legales.
En la misma pena incurrirá el que aceptare un cargo para el cual no tenga los requisitos legales.
La acción del primer párrafo consiste en proponer o nombrar para un cargo publico a persona en
quien no concurran los requisitos legales para ese cargo.

El delito se consuma al proponer o nombrar al funcionario; lo primero ocurrirá en los casos que el
funcionario actuante debe recurrir a ese procedimiento, sea porque es preciso el acuerdo de otro
poder, como ocurre con los jueces federales y ministros plenipotenciarios, sea porque el
funcionario debe elevar la propuesta a una autoridad o consejo superior. Se entiende una
propuesta oficial y no un pedido de recomendaciones particular. La no aceptación de la
propuesta es irrelevante para el funcionario que ha hecho la designación (o propuesta), puesto
que tal circunstancia es posterior a la consumación.

Sujeto de este delito debe ser un funcionario publico facultado para nombrar o proponer para
cargos públicos.
La ilicitud de la acción esta determinada por el hecho de carecer la persona propuesta de las
condiciones requeridas específicamente para el cargo al cual es propuesto p designada. Puede
tratarse del titulo, la edad, la nacionalidad, puede ser persona inhabilitada en general o en
especial, etc.
La acción típica descripta en el segundo párrafo para la persona propuesta o designada, consiste,
simplemente, en aceptar el nombramiento; el hecho caerá en el art. 246 inc. 1, como usurpación
de autoridad.

El hecho es doloso para el funcionario que propone y para el sujeto que acepta, integrándose el
contenido del dolo, de una y otra parte, con el conocimiento de la carencia de los requisitos
indispensables para el cargo de que se trata. El error sobre ese aspecto excluye el dolo y
consecuentemente, el delito.

4. Violación de sellos y documentos


Violación de sellos. (art.254)
Será reprimido con prisión de seis meses a dos años, el que violare los sellos puestos por la
autoridad para asegurar la conservación o la identidad de una cosa.
Si el culpable fuere funcionario público y hubiere cometido el hecho con abuso de su cargo, sufrirá
además inhabilitación especial por doble tiempo.
Si el hecho se hubiere cometido por imprudencia o negligencia del funcionario público, la
pena será de multa de [setecientos cincuenta a doce mil quinientos pesos].

La acción dolosa de los párrafos 1 y 2 consiste en violar los sellos.


Violar comprende todos los actos materiales por los que el sello deja de cumplir, definitiva o
transitoriamente, la función para la cual fue puesto. Es indiferente que el autor lo rompa o lo quite
sin romper lo que se tutela no es la integridad del sello, sino la seguridad que con el se persigue.
Romper o despegar un sello puede no configurar el delito, si existen otros con los que resulta
asegurada, de modo igualmente eficaz, la conservación o la identidad de la cosa; como no basta
la acción de perjudicar materialmente el sello, si mantiene su poder simbólico identificador.
El delito se consuma con la violación del sello que deja sin asegurar la conservación o
identificación de la cosa, son independencia de cualquier consecuencia posterior. Es posible la
tentativa.
Presupuesto del delito es la colación de sellos por la autoridad. Los sellos pueden ser colocados
en la cosa misma sobre su continente, sobre bienes muebles o inmuebles, y no se requiere
formas, sustancia o sistemas determinados, mientras se obtenga con ellos un medio lógico de
conservación o identidad.

Los sellos deben ser puestos por la autoridad, nacional, pcial. o municipal.
Debe tratarse de autoridad competente en el sentido que el acto corresponda a las facultades del
cargo o bien que el que lo realiza materialmente actúe por disposición de quien tiene tal facultad.
Por lo tanto, la violación de un sello impuesto arbitrariamente, con abuso de autoridad o por un
acto de voluntad, no constituye este delito.
Los sellos alcanzados por la tutela legal son los destinados a asegurar la conservación o la
identificación de una cosa.
No cumplen esta función el sellado o lacrado de la correspondencia o el que acredita un pago, y
en general, todos los destinados a certificar, pero no a conservar o identificar.

Autor de este delito, puede ser un particular o un funcionario publico. Para estos últimos, se
requiere, además, que haya obrado con abuso de su cargo.
No es preciso que se trate del mismo empleado que puso los sellos o del encargado de
custodiarlo. Para el funcionario se agrega a la pena privativa de libertad, la de inhabilitación
especial por el doble tiempo de la condena, siempre que hubiere abuso del cargo.
El dolo consiste en el conocimiento de la función que el sello desempeña y la voluntad de violarlo.
No se requiere fin especifico alguno.
El hecho culposo esta previsto en el 3° párrafo del art. 254. A diferencia de lo que ocurre en el tipo
doloso, solo puede ser autor un funcionario publico.
Figura culposa. El sello no es violado por la propia negligencia o imprudencia del funcionario, sino
porque de ella resulta posible la acción dolosa de otro, que es el que lo viola. Es decir que el
funcionario cumple con la conducta culposa que hace posible un actuar doloso de otro. Así
tipificado el delito, la destrucción o inutilización culposa de los sellos por el funcionario, no es
punible. Tampoco satisface las exigencias legales del hecho en el que el autor de la violación del
sello obra culposamente, sea funcionario o un particular. Ni es típica la violación culposa directa,
ni hay culpa de culpa.

Es preciso que aparezca una estrecha conexión entre la culpa del funcionario y el hecho del
tercero. Esa conexión debe ser objetiva. No puede hablarse de conexión subjetiva, porque ella
descartaría la culpa en el funcionario y el hecho seria entonces dolosa valiéndose el autor de un
tercero que actúa también dolosamente.

Sustracción o inutilización de objetos en custodia. (art.255)


Será reprimido con prisión de un mes a cuatro años, el que sustrajere, ocultare, destruyere o
inutilizare objetos destinados a servir de prueba ante la autoridad competente, registros o
documentos confiados a la custodia de un funcionario o de otra persona en el interés del servicio
público. Si el culpable fuere el mismo depositario, sufrirá además inhabilitación especial por doble
tiempo.
Si el hecho se cometiere por imprudencia o negligencia del depositario, éste será
reprimido con multa de [setecientos cincuenta a doce mil quinientos pesos].

La acción dolosa del 1° párrafo consiste en sustraer, ocultar, destruir o inutilizar objetos
destinados a servir de prueba, registros o documentos confiados a la custodia de un funcionario o
de otra persona en el interés del servicio publico.
Sustraer es quitar la cosa de la esfera de custodia aunque sea momentáneamente
Inutilizar consiste en impedir que los objetos cumplan el fin por el cual fueron puestos en custodia.
Ocultar es esconder o hacer desaparecer el objeto, de modo que no pueda ser encontrado o
tenido a disposición en el momento en que debe ser utilizado.
El hecho se consuma con la sustracción, ocultación, destrucción o inutilizaron, sin que se requiera
resultado o consecuencia alguna, pues lo típico es quitar las cosas de la custodia en que se
encuentran. Es posible tentativa.
Objeto material de la acción son los objetos destinados a servir de prueba ante la autoridad
competente y los registros o documentos confiados a la custodia de un funcionario o de otra
persona en el interés del servicio publico. La palabra objetos es amplia y comprensiva. Lo que
aquí importa y debe haber determinado la custodia es que estén destinados a servir de prueba.

Cuando se trata de documentos, es preciso no perder de vista los supuestos del art. 173, inc. 8 y
294. Por el 1° se castiga a que cometa defraudación sustituyendo, ocultando o mutilando algún
proceso, expediente, documento u otro papel importante. En el 2° se prevé la supresión o
destrucción de un documento de modo que puede resultar perjuicio.
Presupuesto de la acción es que los objetos, registros o documentos sean confiados a la custodia
de un funcionario o de otra persona en interés del servicio publico.
Autor de este delito en su forma dolosa puede ser cualquiera. Si el culpable es el mismo
depositario, funcionario o particular, le es aplicable además de la pena privativa de libertad,
inhabilitación especial por doble tiempo. El delito solo puede ser cometido por el depositario.

El dolo en las figuras del 1° apartado se satisface con el conocimiento de la situación y destino de
la cosa o la característica de registro o documento y la voluntad de quebrar la custodia. No es
preciso que concurra animo especifico alguno. Por el contrario, la concurrencia del animus rem
sibi habendi podría, en ciertas condiciones, hacer inaplicable esta disposición.

La figura culposa presenta la misma estructura que la correspondiente de la violación de sellos,


consistente en la conexión objetiva entre la culpa del depositario y la ccion dolosa de un 3°.
Autor del hecho culposo puede ser únicamente el depositario, funcionario o particular, según lo
admite la posibilidad de la entrega en custodia en el 1° párrafo del art. La pena es únicamente de
multa. Cuando se trata de un empleado o funcionario publico y el hecho suponga incompetencia
en el desempeño del cargo, podrá aplicarse la inhabilitación especial que prescribe el art. 20 bis.

5. El cohecho
La figura básica del cohecho pasivo. (art. 256)
Será reprimido con prisión de seis meses a dos años o reclusión de dos a seis años e
inhabilitación absoluta por tres a diez años el funcionario público que por sí o por persona
interpuesta recibiere dinero o cualquier otra dádiva o aceptare una promesa directa o indirecta,
para hacer o dejar de hacer algo relativo a sus funciones, o para hacer valer la influencia derivada
de su cargo ante otro funcionario público, a fin de que éste haga o deje de hacer algo relativo a
sus funciones.

La acción consiste en recibir dinero o cualquier otra dádiva o aceptar una promesa directa o
indirecta.
Son dos las modalidades de la acción: recibir dinero o cualquier otra dádiva; aceptar una
promesa. En ambos casos, para que el funcionario haga algo relativo a sus funciones o para que
haga o deje de hacer algo relativo a sus funciones o para que haga valer la influencia derivada de
su cargo ante otro funcionario publico, a fin de que este haga o deje de hacer algo relativo a sus
funciones.

Cuando se trata de recibir dinero o cualquier otra dádiva, sin que haya mediado ofrecimiento
anterior, el delito se consuma en el momento de la recepción. Si ha mediado promesa de hecho
queda ya perfeccionado al aceptarla, con prescindencia de lo que lo prometido se cumpla o no.
Cuando actúa una persona interpuesta: se consuma en el momento de recibir esta dádiva o
aceptar la promesa. En este supuesto, se requiere que el tercero actúe con conocimiento y
consentimiento del funcionario.

Lo que se recibe es dinero o cualquier otra dádiva, y lo que se acepta es una promesa.
Dádiva para unos, debe consistir en algo con significado económico, que mejore el patrimonio o
libere de una carga, en tanto que para otros comprende cualquier beneficio, provecho o utilidad,
con o sin valor económico.
La dádiva puede ser de cualquier naturaleza, siempre que signifique un beneficio para el
funcionario.
Autor de cohecho debe ser un funcionario publico, entendido en los términos del art. 77 del C.P.
Se trata de un delito con codelincuencia necesaria cuando resulta del cohecho pasivo

La exigencia de la codelincuencia corresponde únicamente al cohecho pasivo, pues para el


cohecho activo, basta con que el autor ofrezca para que el hecho se perfeccione, sin necesidad
de que haya otra persona que delinca. Lo dicho en nada obsta a que cada uno de los autores
necesariamente tenga a su vez participes. Cualquier forma de participación es posible.
El cohecho es un delito doloso, y el dolo comprende la conciencia y voluntad de recibir la dádiva
como retribución ilícita por un acto del cargo.
La pena es prisión de 6 meses a 2 años o reclusión de 2 a 6 años de inhabilitación absoluta por 3
a 10 años.

Cohecho pasivo de los jueces (art. 257)


Será reprimido con prisión de cuatro a doce años e inhabilitación absoluta y perpetua, el juez que
aceptare promesa o dádiva para dictar o demorar u omitir dictar una resolución o fallo, en asunto
sometido a su competencia.
Lo especifico de esta figura esta dado por la condición de autor y por la naturaleza del hecho que
es objeto del trato corrupto.
Autor del cohecho agravado puede ser únicamente un juez cualquiera sea su competencia.

El juez acepta promesa o dádiva para dictar o demorar u omitir dictar una resolución o fallo, en
asunto sometido a su competencia.
Los términos dictar u omitir se corresponden con el hacer o dejar de hacer de la figura básica.
La ley en este art. se refiere expresamente a la demora, que es un modo de dejar de hacer
temporariamente.
Debe tratarse de una resolución o fallo. Resolución es procesalmente una expresión genérica que
comprende cualquiera que afecte a las partes, sea definitiva o interlocutoria, auto o decreto.
La decisión puede ser justo o injusta, eso no esta aquí en cuestión. Cuando el hecho importa al
mismo tiempo un prevaricado, ambos delitos concurren formalmente.

Cohecho activo (art. 258)


Será reprimido con prisión de seis meses a seis años, el que directa o indirectamente, diere u
ofreciere dádivas a un funcionario público, en procura de la conducta reprimida por el artículo 256.
Si la dádiva se hiciere u ofreciere a un juez, la pena será de reclusión o prisión de dos a seis años.
Si el culpable fuere funcionario público, sufrirá además inhabilitación especial de dos a seis años
en el primer caso y de tres a diez años en el segundo.
Cohecho activo es independiente de la del pasivo, en el sentido de que no se trata de 2 acciones
absolutamente coincidentes que son siempre constitutivas de un mismo hecho en el que
intervienen 2 personas, cada una en su papel.
Para el cohechante la acción consiste en dar u ofrecer dádiva a un funcionario publico o a un juez.
No puede decirse que esta conducta guarda perfecto paralelismo con la del cohecho activo, pues
el delito se consuma, cuando se trata de ofrecer, en el momento del ofrecimiento, sin necesidad
de captación por parte del funcionario, en tanto que este ultimo es lo que perfecciona el delito de
los art. 256 y 257.
No hay aquí codelincuencia necesaria como en el cohecho pasivo.

Lo que se persigue con el ofrecimiento o entrega de la dádiva es que el funcionario cumpla la


conducta reprimida por el art. 256, es decir, que haga o deje de hacer algo relativo a sus funciones
o que haga valer la influencia derivada de su cargo para que otro funcionario haga o deje de hacer
algo relativo a sus funciones. Cuando se trata de un juez, para que dicte, demore u omita una
resolución o fallo en asunto sometido a su competencia. Con respecto a la naturaleza de estos
actos, nos remitimos a lo dicho al ocuparnos del cohecho pasivo.

Autor de este delito puede ser cualquiera, inclusive un funcionario publico. La dádiva puede ser
dada u ofrecida directa o indirectamente. La figura del cohecho activo coordina la del pasivo, y
puede haber mas de 1 persona interpuesta. También el cohecho activo en si admite cualquier
forma de participación conforma con los principios generales.
El cohecho es un delito doloso, y la dádiva ha de haber sido dada u ofrecida para que el
funcionario o el juez cumplan en un acto posterior las conductas típicas previstas,
respectivamente, en los art. 256 y 257

La aceptación y el ofrecimiento de dádivas en consideración al oficio. (art. 259)


Será reprimido con prisión de un mes a dos años e inhabilitación absoluta de uno a seis años, el
funcionario público que admitiere dádivas, que fueran entregadas en consideración a su oficio,
mientras permanezca en el ejercicio del cargo.
El que presentare u ofreciere la dádiva será reprimido con prisión de un mes a un año.

La acción del primer párrafo consiste en admitir dádivas que son presentadas al funcionario en
razón de su oficio.
Admitir equivale a aceptar.
El delito se consuma al admitir la dádiva.
No es imaginable la tentativa.
Sujeto activo del delito debe ser funcionario publico mientras permanezca en el ejercicio de su
cargo. El hecho es doloso.

La acción prevista en el segundo párrafo del art. 259 consiste en presentar u ofrecer una dádiva a
un funcionario publico en consideración a su oficio.
Presentar quiere decir poner a disposición
Ofrecer es proponer, dar
El delito se consuma con el acto de presentar u ofrecer la dádiva, con prescindencia de que sea
aceptada o no. El hecho se perfecciona en momentos distintos cuando se trata de la acción de
admitir y la de presentar u ofrecer la dádiva. En este aspecto los tipos guardan paralelismo con
los del cohecho activo y pasivo.
Sujeto pasivo de este delito puede ser cualquiera, inclusive un funcionario publico, si bien se
prevé para el caso inhabilitación, y no parece que el hecho caiga dentro de ninguno de los
supuestos del art. 20 bis. El delito es doloso.

6. Malversación de caudales públicos


Objetos material. Caudales o efectos públicos y bienes equiparados.
Bienes públicos.
El termino caudales es entendido por nuestra doctrina en un sentido que comprende toda clase
de bienes.
Los caudales y efectos deben ser públicos, ya sean pertenecientes a la Nación, las pcia. o los
municipios.

Según el punto de vista de la tesis del riesgo, fondos públicos son los del fisco nacional, pcial. o
municipal, en cuanto no están afectados a empresas de tipo comercial, como ocurre con ciertas
instituciones autarquías.
Cuando el estado emplea sus fondos en actividades de tipo financiero, asume las
responsabilidades propias de ellas, y seria absurdo que dispusiera, al mismo tiempo, de las
ventajas de la libre empresa y las garantías de los actos de autoridad. La malversación supone un
capa protectora mayor para los bienes del fisco, que no parece justo mantener cuando se ha
dado a los fondos el destino señalado.
Bienes comprendidos por el art. 263
Quedan sujetos a las disposiciones anteriores los que administraren o custodiaren bienes
pertenecientes a establecimientos de instrucción pública o de beneficencia, así como los
administradores y depositarios de caudales embargados, secuestrados o depositados por
autoridad competente, aunque pertenezcan a particulares.
Lo que aquí se equipara son los bienes, en razón del interés de que sean objeto de mayor
protección por su pertenencia y destino o por la situación en que se encuentran, y en relación con
ello, la función asignada a su autor.

La disposición se refiere a los administrados y depositarios de caudales embargados,


secuestrados o depositados por autoridad competente. Cualquier otro administrador o depositario
queda sometidos a las disposiciones del titulo de los delitos contra la propiedad. Requisito
indispensable para que pueda cometerse es que tanto el acto del embargo, secuestro o deposito,
como la designación de administrador o depositario tanga plena validez. No se requiere condición
particular alguna en el autor, que puede ser el propio dueño.
El delito tendrá como requisito en los casos de los administradores o depositarios el previo
conocimiento consentimiento del interesado.

El autor y la relación funcional con los bienes


Los tipos de malversación, limitan la condición del posible sujeto pasivo a los funcionarios que por
la naturaleza de su cargo están legalmente facultados para administrara, percibir o custodiar
bienes públicos.
La relación funcional aparece claramente indicada en el art. 261, al señalarse que los caudales o
efectos deben haber sido confiados al funcionario por razón de su cargo. Se trata de funcionario
que tiene competencia para ello, a quien corresponde legalmente el manejo, percepción,
administración o custodia de bienes.

Destino indebido de fondos públicos. (Art. 260)


Será reprimido con inhabilitación especial de un mes a tres años, el funcionario público que diere
a los caudales o efectos que administrare una aplicación diferente de aquella a que estuvieren
destinados. Si de ello resultare daño o entorpecimiento del servicio a que estuvieren destinados,
se impondrá además al culpable, multa del veinte al cincuenta por ciento de la cantidad distraída.

La acción consiste en dar una aplicación diferente de aquella a que están destinados los caudales
o efectos que administra el funcionario publico. La acción propiamente dicha es la misma para el
1° y el 2° párrafo. En este se agrega un resultado: daño o entorpecimiento del servicio a que
estuvieren destinados los fondos. Se trata de un cambio de destino que los fondos tienen fijados,
sin lucro ni fin de lucro para el autor o para un tercero.
El destino que se da a los fondos debe ser publico.

En el supuesto del 1° párrafo el hecho queda consumado con el empleo o inversión de los
fondos. Es un delito de peligro. La modalidad agravada del 2° párrafo se perfecciona al causarse
daño o entorpecimiento del servicio al que los fondos estuvieren destinados.
El daño a que la ley se refiere no es preciso que sea de apreciación económica: es suficiente
pensar que esta equiparado a él el entorpecimiento del servicio.
Presupuesto de esta malversación es que los fondos tengan asignado destino. El destino puede,
pues, ser establecido por ley, decreto, ordenanza o resolución de autoridad competente.
No existiendo imputación especifica, la preferencia queda librada a la apreciación del funcionario
y falta el presupuesto para la malversación.

En lo que se refiere al significado de los términos caudales o efectos, lo mismo que la relación
funcional impuesta específicamente en el caso por la indicación de que debe tratarse de bienes
que el funcionario administre.
Autor de este delito debe ser un funcionario o empleado publico o alguna de las personas
equiparadas para el art. 263 a los fines de este delito y de los art. 261 y 262. Para que se trate de
la figura que nos ocupa, el autor debe tener cierta facultad dispositiva sobre los fondos.

El hecho es doloso. La forma culposa prevista en el art. 262 solo alcanza al funcionario que por
negligencia haya dado ocasión a que se cometa el peculado del art. 261. El dolo debe abarcar el
conocimiento de que los bienes tienen asignada una imputación concreta

El peculado. (Art. 261)


Será reprimido con reclusión o prisión de dos a diez años e inhabilitación absoluta perpetua, el
funcionario público que sustrajere caudales o efectos cuya administración, percepción o custodia
le haya sido confiada por razón de su cargo.
Será reprimido con la misma pena el funcionario que empleare en provecho propio o de un
tercero, trabajos o servicios pagados por una administración pública.
La acción consiste en sustraer caudales o efectos cuya administración, recepción o custodia la
haya sido confiada al funcionario publico por razones de su cargo.
Se trata de un delito instantáneo de resultado material consistente en la causación de una lesión
patrimonial, que no es preciso que sea definitiva. El delito queda perfeccionado al causarse el
perjuicio.
Creemos que la tentativa es posible.
Al definir el peculado en el art. 261, la ley se refiere a la sustracción de caudales o efectos cuya
administración, percepción o custodia la haya sido confiada al autor por razón de su cargo.
Administrar supone disponer y, en cierto caso también destinar los bienes que son objeto material
del peculado.
Percepción es la facultad de recibir bienes para la administración publica.
La custodia es el cuidado y vigilancia de las caudales o efectos.
Autor de peculado puede ser un funcionario publico en la relación funcional que antes se señalo o
que administre o custodie bienes que se encuentran en alguna de las situaciones previstas en el
art. 263, aunque pertenezcan a particulares.

El delito del 1° párrafo del art. 261 es doloso. No se requiere animo alguno especifico; es
suficiente el conocimiento de que se actúa como funcionario y de que los bienes de que se trata,
que pertenecen a la administración publica, le han sido confiados a alguno de los títulos que la
norma indica, y la voluntad de sustraer. Basta el dolo condicionado. El error sobre alguno de los
puntos de conocimiento señalados cambia el titulo delictivo.

Aprovechamiento por funcionarios de trabajos o servicios públicos.


El segundo párrafo del art. 261 determina la misma pena del 1° párrafo para el funcionario que
empleare en provecho propio o de un tercero, trabajos o servicios pagados por una
administración pública.
La acción consiste en emplear en provecho propio trabajos o servicios pagados por una
administración publica.
Emplear quiere decir ocupar o negar. Y lo que se emplea son trabajos o servicios.
Trabajo hace referencia a mano de obra.

Servicios se corresponde con la actividad que se cumple, manual o intelectualmente, siempre


que no este determinada por la sola construcción de algo. Los servicios pueden ofrecer múltiples
matices, que van desde el domestico hasta el de los profesionales y técnicos, y dentro de eses
actividades pueden ser encomendados trabajos.
El hecho se consuma con el aprovechamiento, sin necesidades de que se produzcan otro
perjuicio que la distracción de esos trabajos o servicios.

La exigencia de que los servicios o trabajos sean pagados por una administración publica, es lo
que da el matiz característico de este delito.
No es indispensable que las personas que se emplean sean funcionarios o empleados públicos;
lo típico es quien los paga.
Autor de este delito debe ser un funcionario publico. Los servicios o trabajos pueden ser
empleados en provecho propio o de tercero. Pero el que los emplea es siempre el funcionario. Y
esta es la acción. El tercero debe ser ajeno a la administración publica.
No es necesario que el autor sea quien debe pagar, ni que las personas cuyos trabajos o
servicios se emplean están en relación de dependencia jerárquica con él.

La participación es posible y se rige por los principios generales, con las modalidades que
caracterizan a los delitos de los funcionarios públicos.
La culpabilidad. Es un hecho doloso. El dolo debe abarcar el conocimiento de que los servicios o
trabajos son pagados por una administración publica y que los mismos los utiliza el funcionario en
su beneficio o en el de un tercero que no tiene derecho a ellos. Al tiempo que esos conocimientos
llevan implícita la conciencia de que se obtiene o persigue un provecho, el error sobre cualquiera
de los aspectos señalados excluye el dolo. No es indispensable que el provecho constituya una
ventaja de carácter patrimonial.
La figura culposa. (Art. 262)
Será reprimido con multa del veinte al sesenta por ciento del valor sustraído, el funcionario público
que, por imprudencia o negligencia o por inobservancia de los reglamentos o deberes de su cargo,
diere ocasión a que se efectuare por otra persona la sustracción de caudales o efectos de que se
trata en el artículo anterior.

Autor culposo de peculado es el funcionario negligente, condición que no alcanza al 3°, pues este
actúa dolosamente y no siendo un funcionario o no estando en relación funcional con los bienes,
cometerá un delito contra la propiedad, que será uno u otro según las circunstancias. El autor
debe estar en reacción funcional con los bienes que son objeto de la sustracción, en la misma
medida que para el peculado.

La conducta del 3° es dolosa.: lo que se prevé es la sustracción de caudales o efectos de que


trata el art. 261. La connivencia con el autor, elimina la posibilidad de culpa, de modo que este
pasa a ser autor de peculado doloso, y el tercero cómplice primario, de acuerdo con los principios
generales.
La pena revista es únicamente de multa, la que no tiene limite, pues se fija entre el 20 y el 60%
del valor sustraído.

Demora en el pago y negativa a entregar bienes. (art. 264)


Será reprimido con inhabilitación especial por uno a seis meses, el funcionario público que,
teniendo fondos expeditos, demorare injustificadamente un pago ordinario o decretado por
autoridad competente.
En la misma pena incurrirá el funcionario público que, requerido por la autoridad
competente, rehusare entregar una cantidad o efecto depositado o puesto bajo su custodia
o administración.

El delito del primer párrafo es denominado por la doctrina demora injustificada de pago.
La acción consiste en demorar un pago ordinario o decretado por autoridad competente. Se trata
de una demora, lo cual no puede ir mas allá de una desobediencia. Si la demora respondiera al
cambio de destino publico de los fondos o a sus sustracciones por el funcionario que los
administra, custodia o percibe por razón de su cargo, serán aplicables las previsiones de la
malversación o el peculado, de los cuales la demora en el pago solo será una consecuencia.

El hecho se consuma con la demora. No se necesita mas, pues es ese el verbo que define la
acción. El tipo se configura con una omisión. El requerimiento del 2°párrafo, no tiene aplicación a
la figura del 1°.
La demora debe ser justificada, luego de señalar que el autor debe tener fondos expeditos, lo que
constituye un presupuesto del delito. La demora puede ser justificada por motivos distintos a la
falta de fondos.
Fondos expeditos son fondos suficientes disponibles y destinados a los pagos que el autor
demora
Naturalmente, si existe justificación, no puede pensarse en un hecho ilícito.
Objeto de la demora son los pagos ordinarios o los decretados por autoridad competente. Son
ordinarios o los decretados por autoridad competente.
Son ordinarios los que la administración publica hace habitual y periódicamente, que no son
motivo de una decisión especial e cada caso, como por ejemplo, los sueldos.
Pagos decretados son los que dispone una resolución especial, como puede ser la cancelación
de una factura de un proveedor del estado o la orden de pago dispuesta en juicio.

La demora puede consistir tanto en no dar la orden de pagar, como en no efectuar el pago
ordenado.
Autor es el funcionario publico que tiene a su cargo efectuar los pagos. En el caso de que el pago
requiera la intervención de mas de un funcionario, podrá ser autor todos los que son causantes
de la demora. Si solo es atribuible a uno o algunos, para los demás el hecho es atípico.
La previsión de la segunda figura del art. 264 consiste en rehusarse a entregar una cantidad o
efecto depositado o puesto bajo la custodia o administración del autor.
Autor es el funcionario publico que ha sido puesto en la tenencia o disposición material de los
bienes a alguno de los títulos que indica la ley: deposito, custodia o administración.

La acción consiste en rehusar la entrega. El tipo se limita a esa conducta y el delito se consuma
con la negativa. No se requiere provecho del autor, ni daño para la administración distinta de la
perturbación del servicio que el hecho puede causar. Es una autentica desobediencia.

Es presupuesto de acción típica de rehusar entregar, que el funcionario haya sido requerido por la
autoridad competente. Este requisito es siempre necesario en la forma que administrativamente
corresponde. Por lo demás, aunque la aclaración pueda resultar sobrada, debe partir de autoridad
competente, según la indica la disposición.

Subjetivamente el hecho es doloso, y el dolo comprende el conocimiento de la obligación de


entregar y de la existencia del requerimiento valido. No se señala ningún anima especial: en
cambio debe excluirse el de apropiación.

7. Negociaciones incompatibles con el ejercicio de funciones Publicas.


El bien jurídico tutelado es la adm. publica, y especialmente la lealtad de los funcionarios y
empleados del estado, expuesta a través de su prescindencia e imparcialidad.

La previsión legal. (art. 265)


Será reprimido con reclusión o prisión de dos a seis años e inhabilitación absoluta de tres a diez
años, el funcionario público que, directamente, por persona interpuesta o por acto simulado, se
interesare en cualquier contrato u operación en que intervenga por razón de su cargo.
Esta disposición será aplicable contadores particulares respecto a los peritos y de los
bienes en cuya tasación, partición o adjudicación hubieren intervenido y a los tutores,
curadores, albaceas y síndicos respecto de los pertenecientes a pupilos, curados,
testamentarias o concursos.

Autor de este delito debe ser un funcionario o empleado publico en los términos del art. 77. Puede
pertenecer a la adm. Nac. Pcial. o municipal y a cualquiera de los 3 poderes.
La actividad puede ser cumplida por persona interpuesta; esto será lo mas frecuente. Pero autor
es el funcionario. La ley dice: el funcionario público que, directamente, por persona interpuesta o
por acto simulado. Aunque doctrinariamente se ha puesto en cuestión la punibilidad del
intermediario creemos que en el dcho. Argentino es punible de acuerdo con los ppios. grales. de
la participación, si obra con dolo naturalmente. Por lo común, habrá prestado una cooperación sin
la cual el hecho no habría podido cometerse. En cuanto al acto simulado, es aquel que contiene
una dirección deliberadamente discordante de la voluntad real, a fin de producir la simple
apariencia de un negocio jurídico o de ocultar mediante el negocio aparente aquel efectivamente
querido.

El segundo párrafo del art. 265, se extiende los efectos de la disposición a los peritos y
contadores respecto de los bienes en cuya tasación, partición o adjudicación intervenido y a los
tutores, curadores, albaceas y síndicos respecto de los pertenecientes a pupilos, curados,
testamentarias o concursos.
La previsión resulta así aplicable a los peritos y contadores solo respecto de los bienes cuya
tasación o adjudicación les hubiera sido encomendada particularmente.
La intervención interesada del contador y del perito ha de ser posterior a la tasación, participación
o adjudicación, ya que el verbo intervenir esta utilizado en pretérito.
Con respecto a los tutores, curadores, albaceas y síndicos, han de serlo en los términos de la ley
civil o comercial.
No parece dudoso que también en los supuestos de este segundo párrafo que comentamos, el
hecho puede cometerse por persona interpuesta, en cuyo caso la actuación delegada del perito o
contador puede ser simultanea a la participación, tasación o adjudicación.
La acción consiste en interesarse en un contrato u operación n que el autor intervenga por razón
de su cargo. El verbo interesarse con el que se define la conducta típica, tiene generalmente mas
de 1 sentido: se interesa en un contrato u operación quien pide que se resuelva con rapidez.

El interés debe ser económico. En este sentido son significativos los antecedentes de la norma
que fijaban pena de multa cuyo monto era proporcional a valor de la parte que el autor hubiese
tomado en el negocio. A ello debe agregarse la denominación del capitulo, en la que se emplea la
palabra “negociación”.
El delito se consuma al interesarse, al momento que puede prolongarse en el tiempo con las
características de los delitos permanentes. Carece de significado que el fin perseguido se logre a
no. La doctrina ha señalado a este delito el carácter de formal. No es posible la tentativa.
El acto objeto del interés del funcionario ha de ser un acto propio de la adm. publica. De modo
que debe ser en sí mismo un acto ilícito.

Subjetivamente la negociación incompatible es dolosa. De modo que el error y la ignorancia


esenciales, aun culpable, excluyen la aplicación del art.265. Debe mediar un móvil económico.
El dolo no tiene porque abarcar un perjuicio a la adm. publica, que el delito tampoco tiene porque
causar o perseguir. El móvil de lucro es perfectamente posible sin perjuicio para nadie. Quien
obtiene un contrato de suministro a precios ventajosos para la adm. que los favorecidos por
cualquier otro proveedor, no causa perjuicio alguno, en tanto obtiene el normal beneficio de la
operación.

Las exacciones ilegales


Exacción significa el hecho de exigir, con aplicación a impuestos, prestaciones, multas o deudas.
En las exacciones, la entrega se hace con voluntad constreñida por el temor.
Concusión es la exacción arbitraria hecha por un funcionario publico en provecho propio. A esos
significados responden, en términos generales, las disposiciones del código.

La característica más peculiar y distintiva de las exacciones radica en la exigencia de lo que


indebidamente se recibe. Esto en lo que hace a la diferencia con otros delitos de los funcionarios
públicos, especialmente con el cohecho.
En las exacciones el autor debe ser, efectivamente un funcionario publico.
En las exacciones el funcionario abusa de su cargo como medio de coacción.
La jurisprudencia ha entendido que se comete exacción toda vez que el autor, abusando de su
autoridad e invocando su condición de funcionario, exige para si sumas de dinero.

Las exacciones. (art. 266)


Será reprimido con prisión de uno a tres años e inhabilitación especial de uno a cinco años, el
funcionario público que, abusando de su cargo, exigiere o hiciere pagar o entregar
indebidamente, por sí o por interpuesta persona, una contribución, un derecho o una dádiva o
cobrase mayores derechos que los que corresponden.

La acción consiste en exigir, hacer pagar o entregar indebidamente una contribución, un derecho
o una dádiva o en cobrar mayores derechos que los que corresponden.
El hecho puede ser cometido por cualquier medio, excepción hecha de aquellos que cualifican el
delito y que están previstos en el art. 267, a saber: empleando intimación o invocando orden
superior, comisión, mandamiento judicial u otra autorización legitima.

El hecho se consuma con la exigencia, sin que sea necesario que la entrega se logre.
El delito se consuma al exigir.
Exigir es una de sus acepciones, significa demandar imperiosamente.
Objeto material de la exacción debe ser una contribución, un derecho o una dádiva o mayores
derechos de los que corresponden.

La inclusión de dádiva en el art. 266 ha dado motivo a mas de una interpretación. Soler piensa
que no debe descartarse la posibilidad de que un funcionario exija la contribución o la dádiva
indebida y que efectivamente la invierta en el servicio publico, único caso que es aplicable el art.
266.
Debe tenerse en cuenta, asimismo, que el art. 266 no usa el termino exacciones, sino que solo
menciona las diversas exigencias según se trate de contribuciones, derechos.
Autor de estos delitos debe ser un funcionario publico que exige o hace pagar o se entrega a la
actividad funcional.

La condición de autor no se satisface cuando solo se invoca o simula un función o cargo publico.
La norma del art. 266 admite expresamente que el funcionario pueda actuar por si o por persona
interpuesta. Este ultimo tiene el carácter de participe.
Subjetivamente el hecho es doloso. El funcionario ha de actuar abusando de su cargo y,
prevaleciéndose de ello, requerir algo a lo que no tiene derecho, sea para beneficiar al estado,
cuando se trata de una contribución o de un derecho, sea para si mismo cuando exige una
dádiva.
El adverbio indebidamente, empleado en el tipo, traduce aquí en la exigencia subjetiva de que el
autor sepa que lo que reclama no se debe.
Están excluidas las formas culposa.

Las modalidades cualificadas. (art. 267)


Si se empleare intimidación o se invocare orden superior, comisión, mandamiento judicial u otra
autorización legítima, podrá elevarse la prisión hasta cuatro años y la inhabilitación hasta seis
años.

La acción consiste en exigir o hacer pagar o entregar una contribución, un derecho o una dádiva o
en cobrar mayores derechos de los que correspondían empleando para ello intimidación o
invocando orden superior, comisión, mandamiento judicial u otra autorización legitima.
La exigencia de la legitimidad debe entenderse en el sentido de que la orden, comisión, etc. sean
invocados como tales, ya que de serlo realmente no habría posibilidad de hacer pagar o entregar
antijurídicamente.
Estas modalidades de las exacciones agregan a su ejecución un medio que esta a lo menos tan
próximo al engaño como la intimidación.

La concusión. (art. 268)


Será reprimido con prisión de dos a seis años e inhabilitación absoluta perpetua, el funcionario
público que convirtiere en provecho propio o de tercero las exacciones expresadas en los artículos
anteriores.
La acción es compleja: la norma da por cumplido el tipo del articulo 266 y 267, es decir, exigir,
hacer pagar o entregar indebidamente una contribución o una dádiva o cobrar mayores derechos
de los que corresponden. A ello agrega el art. 268, como acción especifica, que el autor convierta
la exacción en provecho propio o de tercero. Con respecto a la primera parte de la conducta
punible.

El hecho se consuma en el momento de disponer el autor de lo obtenido o en el de no ingresado


a las arcas fiscales, si hay un termino para ello. Se trata, en realidad, de algo que se refiere o es
objeto de apropiación, de modo que en momento determinante también puede motivar la
necesidad de una intimación.

Autor de este delito es el funcionario publico que ejecuto la exacción. Si su apropiación fuere
cometida por una persona distinta el hecho podrá configurar otro delito, pero no concusión,
puesto que faltaría de parte del tercero la exigencia a nombre del estado que caracteriza el delito
inicial y no podría hablarse para el de convertir.
La exacción puede convertirse en provecho propio o de un tercero, pero autor es el funcionario.
Es posible la participación.
Subjetivamente, la concusión es un delito doloso, bastando la conducta y la voluntad de convertir
el objeto de la exacción en provecho propio o de 3°.

Enriquecimiento ilícito de funcionarios y empleados


Utilización de informaciones oficiales reservadas con fines de lucro (art. 268 (1))
268/1. Será reprimido con la pena del artículo 256, el funcionario público que con fines de lucro
utilizare para sí o para un tercero informaciones o datos de carácter reservado de los que haya
tomado conocimiento en razón de su cargo.
El autor. Exigencia de esta figura es el carácter de funcionario publico como condición
objetiva del autor.
Cualquier funcionario publico puede ser sujeto activo.
El autor debe participar del ejercicio de sus funciones tanto al tiempo de tomar conocimiento,
como al de utilizarlo.

La ley tiene por autor solo al funcionario publico aunque la acción material halla sido ejecutada por
otro que no tenga tal carácter. Esta 2° persona puede ser un instrumento, consiente o no del
funcionario pero este es el único que puede llegar al conocimiento de la utilización de los datos en
forma típica.
La acción consiste, en utilizar para si o para uno 3°, informaciones o datos de carácter reservados
de los que haya tomado conocimiento en razón del cargo. El núcleo del tipo consiste aquí en
utilizar, es decir, en obtener un provecho del uso de algo.
Son operaciones que, consideradas con independencia del conocimiento funcional, tienen toda la
apariencia de un hecho licito.
No se trata de haber obtenido una contraprestación “por la noticia”, sino por haberla usado para
lograr un beneficio.

El delito se consuma al utilizar el dato o informe con fines de lucro. No se requiere consecuencia o
resultado alguno. Menos aun perjuicio económico para la adm. publica, que lo común será que no
se cause. Es viable la tentativa.
Objetivo material del conocimiento obtenido y utilizado, debe ser un informe o dato de carácter
reservado.
El dato o informe debe ser de carácter reservado, es decir, de aquellos cuya comunicación, a
personas ajenas al ámbito funcional que los posee esta prohibida.
Subjetivamente el delito 268 (1) es doloso. La norma señala un elemento subjetivo especifico que
debe acompañar al dolo: el fin de lucro. Es el animo que inspira la acción. Eso es lo típico; que se
obtenga o no beneficio cae fuera del tipo.

Enriquecimiento ilícito. (art. 268 (2)).


268/2. Será reprimido con reclusión o prisión de dos a seis años e inhabilitación absoluta de tres a
diez años, el que al ser debidamente requerido, no justificare la procedencia de un
enriquecimiento patrimonial apreciable suyo o de persona interpuesta para disimularlo, posterior a
la asunción de un cargo o empleo público. La prueba que ofrezca de su enriquecimiento se
conservará secreta, a su pedido, y no podrá ser invocada contra él para ningún otro efecto.
La persona interpuesta para disimular el enriquecimiento será reprimida con prisión de uno a
cuatro años.
La acción. Lo que la ley castiga es el hecho de enriquecerse ilícitamente, aunque el no justificar
ese enriquecimiento sea una condición de punibilidad.
El delito se consuma, pues, con el enriquecimiento. La tentativa no resulta punible puesto que
nada hay que justificar.
El enriquecimiento patrimonial puede consistir en un aumento del activo o en una disminución del
pasivo y ha de haber tenido lugar durante el tiempo en que se desempeño la función publica:
posterior a la asunción de un cargo publico.
El funcionario o ex funcionario debe ser debidamente requerido para que justifique la procedencia
(licita) de la enriquecimiento suyo o de persona interpuesta para disimularlo. La ley no dice de
quien debe partir el requerimiento.
La prueba de que el requerido se valga para justificar la licitud de la procedencia del
acrecentamiento patrimonial, puede ser de cualquier naturaleza; la ley no contiene limitaciones.
Sujeto activo de este delito puede ser únicamente el funcionario o empleado publico mientras que
pertenece en el cargo. La persona interpuesta es un participe amenazado con pena
sensiblemente menor. El requerimiento puede ser formulado luego de que el funcionario hace
cesado en su cargo.
El hecho es doloso tanto para el funcionario como para el personero y debe abarcar el
conocimiento del origen ilícito de aquello que constituye el enriquecimiento.

8. El prevaricato
Se trata de hechos contrarios a la adm. publica y , especialmente, a la adm. de justicia. Aunque
estos delito lesionen, generalmente, intereses particulares, el daño que
experimenta la adm. es el que prevalece para establecer la objetividad jurídica del hecho.

El prevaricato del los jueces y personas equiparadas (art. 269)


Sufrirá multa de [tres mil a setenta y cinco mil pesos] e inhabilitación absoluta perpetua el juez que
dictare resoluciones contrarias a la ley expresa invocada por las partes o por él mismo o citare,
para fundarlas, hechos o resoluciones falsas.
Si la sentencia fuere condenatoria en causa criminal, la pena será de tres a quince años de
reclusión o prisión e inhabilitación absoluta perpetua.
Lo dispuesto en el párrafo 1 de este artículo, será aplicable, en su caso, a los árbitros y
arbitradores amigables componedores.

La acción descripta en el 1° parr. del art. 269 consiste en dictar resoluciones contrarias a la ley
expresa invocada por las partes o por el mismo juez o en citar para fundar una resolución hecho o
resoluciones falsas.
Son dos formas de delito, que responden respectivamente a las modalidades del llamado
prevaricato de derecho y prevaricato de hecho. En ambos supuestos la acción propiamente dicha
consiste en dictar resoluciones. En un caso son contrarias a la ley expresa invocada; en el otro se
funda en hechos y resoluciones falsas.
La invocación o la cita debe ser hecha en una resolución: es decir, en ejercicio de la función
especifica de administrar justicia.

Toda resolución judicial en la que se decida sobre una cuestión sometida a juicio es susceptible
de prevaricato. Quedan excluidas las decisiones tomadas en función de superintendencia, con las
cuales eventualmente podrá cometer el juez abuso de autoridad. El art. requiere, en su primera
modalidad que la resolución sea contraria a la ley expresa invocada por las partes o por el mismo
juez.
La segunda modalidad del prevaricato es la de hecho, consistente en citar hechos o resoluciones
falsas.

Debe mediar una relación entre el hecho o resoluciones falsas citada y el modo de decidirse el
asunto sometido a conocimiento del juez.
Es un delito instantáneo que se consuma en el momento de dictarse la resolución, con
independencia de que se cause daño o de que sea susceptible de recurso. La revocatoria en una
instancia superior nada significa para la configuración del delito. No parece imaginable la
tentativa.

El aspecto subjetivo requiere una consideración especial en esta figura. El prevaricato es un


delito doloso. Ese dolo esta constituido, no solamente por el conocimiento que tiene el juez de los
hechos sometidos a su decisión, si no, también, por sus propios conocimientos y la voluntad de
obrar en contra de ellos.

Entre el error o la negligencia y el dolo, hay en el prevaricato una serie de matices intermedios. El
primero de esos matices esta dado por la interpretación que el juez debe hacer de la ley para
aplicarla al caso concreto. Todo aquello que caiga dentro de los limites de la interpretación esta
forma esta fuera de la figura del prevaricato.

El delito se comete cuando el juez sabe que resuelve en contra de la ley.


En cuanto al prevaricato de hecho, debe entenderse que el juez invoca hechos falsos cuando
ellos no existen o, mas exactamente, cuando no aparecen constando en los autos que resuelve.
Falso es invocar un secuestro que no se ha hecho, declarar que un recurso ha sido interpuesto
fuera del termino, cuando lo fue en tiempo, y cosas semejantes.
Las resoluciones falsas ha de tener vinculación con la causa y con lo que en ella se decida.
El segundo párrafo del art. 269 prevé el caso de que la sentencia prevaricante sea condenatoria
en causa criminal. La pena es privativa de libertad y la escala penal severa: de 3 a 15 años de
reclusión o prisión. La pena conjunta de inhabilitacion es, lo mismo que para el 1° parr. absoluta y
perpetua.
Causa criminal comprende también los juicios correccionales. Debe tratase de sentencia
condenatoria
La sentencia absolutoria en causa criminal solo es apta para configurar la forma simple del
prevaricato prevista en el 1° parr. del art. 269.

El tercero y ultimo parr. del art. 269 declara aplicable, en su caso, a los árbitros y arbitradores
amigables componedores lo dispuesto en el parr. 1° de es art. La remisión únicamente del 1° parr.
se explica por que las personas enunciadas no pueden dictar sentencia en causa criminal.

Prisión preventiva ilegal (art. 270)


Será reprimido con multa de [dos mil quinientos a treinta mil pesos] e inhabilitación absoluta de
uno a seis años, el juez que decretare prisión preventiva por delito en virtud del cual no proceda o
que prolongare la prisión preventiva que, computada en la forma establecida en el artículo 24,
hubiere agotado la pena máxima que podría corresponder al procesado por el delito imputado.

La acción consiste en decretar prisión preventiva por delito en virtud de cual no procede o en
prolongar la prisión preventiva que es procedente, por mas tiempo que el que corresponde a la
pena max. fijada para el delito, de acuerdo con el computo determinado en el art. 24 del C.P.
Cuando se trata de la prisión preventiva por delito por el cual no procede, no basta con la decisión
que contiene el pronunciamiento, el cual puede ser dictado a otros efectos, sino que es preciso
que tenga lugar la efectiva detención.
El hecho se consuma al hacerse efectiva la detención o en el momento en que el termino de la
prisión preventiva sobrepase el max. de la escala penal amenazada para el delito de que se trata.
El resultado dañoso es aquí indispensable.
El aspecto subjetivo presenta un problema de interés. Parte de nuestra doctrina lo considera un
delito doloso.
Si fuera dolosa, debiera ser sancionada con una escala penal mayor que la que corresponde al
prevaricato simple y menor que la determinada para los casos de condena en causa criminal,
puesto que decretar una prisión preventiva ilegal es mas grave que las formas de prevaricato
simple, pero indudablemente menos grave que una condena en juicio penal.
Por otra parte los delitos de privación de libertad simple y abuso de libertad, hechos ambos que
quedarían comprendidos en esta modalidad de prevaricato, de ser dolosos, están amenazados
con pena privativa de libertad, mientras la norma determina solamente multa.

Autor de este delito solo puede ser un juez competente en materia penal o correccional.
El prevaricato de los auxiliares de la justicia (art. 271)
Será reprimido con multa de [dos mil quinientos a treinta mil pesos] e inhabilitación especial de
uno a seis años, el abogado o mandatario judicial que defendiere o representare partes contrarias
en el mismo juicio, simultánea o sucesivamente, o que de cualquier otro modo perjudicare
deliberadamente la causa que le estuviere confiada.
La acción consiste en defender o representar partes contrarias en el mismo juicio o en perjudicar,
de cualquier modo, la causa que se ha confiado al abogado o mandatario judicial.
Quedan comprendidos los juicios de cualquier fuero y la actuación puede ser simultanea o
sucesiva. Están excluidos los abogados que hallan sido consultados por ambas partes, al margen
de la actuación judicial.
El hecho se consuma en el momento de causarse un perjuicio. Se trata de un delito material.
Sujeto activo pueden ser los abogados y mandatarios que actúan en juicio. La actuación puede
tener lugar en forma ostensible o encubierta por una tercera persona.

9. Denegación y retardo de justicia


Denegación y retardo de justicia (art. 273)
Será reprimido con inhabilitación absoluta de uno a cuatro años, el juez que se negare a juzgar so
pretexto de obscuridad, insuficiencia o silencio de la ley.
En la misma pena incurrirá el juez que retardare maliciosamente la administración de
justicia después de requerido por las partes y de vencidos los términos legales.

La denegación de justicia. El primer párrafo del art. 273 reprime con inhabilitación absoluta de 1 a
4 años al juez que se negare a juzgar so pretexto de obscuridad, insuficiencia o silencio de la ley.
Sujeto de este delito debe ser un juez, comprendiendo también a los magistrados de todas las
instancias y de los tribunales unipersonales o colegiados.
La acción consiste en negarse a juzgar. Y esa negativa ha de pretextar oscuridad insuficiencia o
silencio de la ley.
La acción no consiste en no juzgar, sino en negarse a hacerlo.
El hecho se consuma con la simple negativa pues queda cumplido el verbo que constituye el
núcleo del tipo. No se requiere la causación de perjuicio alguno. La tentativa no es posible.
Subjetivamente la denegación de justicia del 1° parr. de art. 273, es un delito doloso.
El retardo de justicia. El 2° parr. del art.273.
Autor de este delito debe ser un juez.
La acción propiamente dicha consiste en retardar la administración de justicia.
El vencimiento de los términos sin que el juez se pronuncie, por si solo, no configura delito.
Tampoco se satisface el tipo con el requerimiento de las partes, si los términos no están vencidos,
pues en tal caso el pedido no obliga al juez.
El hecho se consuma cuando el juez incurre en retardo después de vencidos los términos legales
y de haber sido requerido por las partes.
No se requiere la producción de perjuicio alguno. No es posible la tentativa.
El hecho es doloso y el retardo debe haber sido malicioso.
Incumplimiento del deber de persecución y represión de delincuentes. (art. 274)
El funcionario público que, faltando a la obligación de su cargo, dejare de promover la
persecución y represión de los delincuentes, será reprimido con inhabilitación absoluta de seis
meses a dos años, a menos que pruebe que su omisión provino de un inconveniente insuperable.
Se trata de un delito de omisión. La acción consiste en no promover la persecución y represión de
delincuentes, cuando el cargo impone esa obligación.
El delito queda consumado con la omisión, independiente de los resultados (la no obtención del
delincuente).
El sujeto activo de este delito puede ser el funcionario publico cuyo deber especifico comprenda
la persecución y represión de los delincuentes.
Subjetivamente, el hecho es doloso, sin que la ley contemple ningún elemento especifico. El dolo
se llena con el conocimiento de la obligación de orar que resulta del cargo y la voluntad de
abstenerse.
El delito no se comete si el funcionario prueba que su omisión provino de un inconveniente
insuperable, es innecesario.

10. El encubrimiento
Articulo 277.* [Será reprimido con prisión de seis meses a tres años, el que, sin promesa anterior
al delito, cometiere después de su ejecución, algunos de los hechos siguientes:
1. Ayudare a alguien a eludir las investigaciones de la autoridad o a sustraerse a la acción de ésta,
u omitiere denunciar el hecho estando obligado a hacerlo;
2. Procurare o ayudare a alguien a procurar la desaparición, ocultamiento o alteración de los
rastros, pruebas o instrumentos del delito, o a asegurar el producto o el provecho del mismo;
3. Adquiriere, recibiere u ocultare dinero, cosas o efectos que sabía provenientes de un delito, o
interviniere en su adquisición, recepción u ocultamiento, con fin de lucro. Si el autor hiciere de ello
una actividad habitual la pena se elevará al doble.]

Articulo 278.* [El que, con fin de lucro, adquiriere, recibiere u ocultare dinero, cosas o efectos que
de acuerdo con las circunstancias debía sospechar provenientes de un delito, será reprimido con
prisión de tres meses a dos años. Si el autor hiciere de ello una actividad habitual, la pena se
elevará al doble.]
Articulo 279.* [Están exentos de pena los que hubieren ejecutado un hecho de los previstos en los
incisos 1 y 2 del artículo 277 a favor del cónyuge, de un pariente dentro del cuarto grado de
consanguinidad o el segundo de afinidad, de un amigo íntimo o de una persona a la que debiesen
especial gratitud.
La exención de pena a que se refiere el párrafo anterior no se aplicará al que haya ayudado
a asegurar el producto o el provecho del delito o al que haya obrado por precio.]

Falso testimonio
Dispone el art. 275: Será reprimido con prisión de un mes a cuatro años, el testigo, perito o
intérprete que afirmare una falsedad o negare o callare la verdad, en todo o en parte, en su
deposición, informe, traducción o interpretación, hecha ante la autoridad competente.
Si el falso testimonio se cometiere en una causa criminal, en perjuicio del inculpado, la pena será
de uno a diez años de reclusión o prisión.
En todos los casos se impondrá al reo, además, inhabilitación absoluta por doble tiempo del de la
condena.
La condición del sujeto activo es elemento del delito de falso testimonio. Pueden ser autores el
testigo, perito o interprete.
Testigo es la persona llamada a declarar según su experiencia personal, acerca de la existencia
y naturaleza de u hecho.

Testigo puede ser cualquiera, sin mas condición que la de ser persona capaz y no estar
alcanzada por la inhabilitaciones legales dispuestas por los códigos de procedimiento. En causa
penal no pueden ser llamados como testigos el cónyuge del acusado, sus ascendientes y
descendientes, legítimos o naturales legalmente reconocidos; sus hermanos legítimos o naturales
igualmente reconocidos, sus afines hasta el segundo grado; los tutores y pupilos, recíprocamente.
Peritos son las personas que poseen especiales conocimientos científicos, artísticos o prácticos.
Interpretes son quienes poseen un idioma y expresan en el nuestro los dichos vertidos en la
lengua de la que son interpretes.
La ley coloca a estos sujetos en un pie de igualdad con los testigos.
La acción propiamente dicha en afirmar una falsedad o negar o callar la verdad, en todo o en
parte.

3 son los modos de cometer falso testimonio:


a) Afirmar una falsedad
b) Negar la verdad
c) Callar la verdad

a) Afirmar una falsedad es la más típica de las acciones del testigo falso y consiste en un
hecho positivo.
b) Quien niega la verdad, también ejecuta un acto positivo, pues negar supone un hacer,
como supone, también, que se ha preguntado algo, que es lo que se niega.
c) El callar la verdad puede constituir un acto puramente negativo, al no decir algo que se
sabe.

El contenido de la declaración, peritación o informe debe corresponder a hechos o circunstancias


que puedan tener efecto o influjo sobre el modo de ser resulta la litis.
La validez de la declaración incide para apreciar la existencia del falso testimonio.

Exige 3 elementos:
a) Que sea completa
b) Hecha ante juez competente
c) Realizada con todas las formas requeridas para su validez por la ley procesal.
El falso testimonio se consuma en el momento de quedar concluida la declaración o presentarse
el peritaje o informe. El testigo y el interprete puede rectificarse hasta el momento de cerrarse el
acto. En cuanto a los perito no se puede decir que hayan incurrido en falsedad en su informe o
traducción hasta el momento en que estos han sido presentados a la autoridad competente.
La tentativa es rechazada, pues se trata de un delito de peligro potencial.
Las modalidades agravadas. (art. 275 seg. Parr. y 276).
Si el falso testimonio se cometiere en una causa criminal, en perjuicio del inculpado, la pena será
de uno a diez años de reclusión o prisión.
En todos los casos se impondrá al reo, además, inhabilitación absoluta por doble tiempo del de la
condena.
276. La pena del testigo, perito o intérprete falso, cuya declaración fuere prestada mediante
cohecho, se agravará con una multa igual al duplo de la cantidad ofrecida o recibida.
El sobornante sufrirá la pena del simple testigo falso.

La norma se refiere al falso testimonio cometido. Se esta refiriendo al delito y no solamente a la


falsedad cometida en una deposición testimonial. Están comprendidos también el perito y el
interprete.
La falsedad debe tener lugar en una causa criminal y en perjuicio del inculpado.
Causa criminal se entiende cualquiera que persiga la aplicación de una pena.
El art. 276 suma a la pena privativa de la libertad correspondiente al falso testimonio simple o
calificado la pena de multa igual al duplo de la cantidad ofrecida o recibida cuando la declaración
del testigo, perito o interprete falso fue prestada mediante cohecho.

La materialidad del delito es la misma que la de la figura básica. La única diferencia radica en que
la declaración se obtiene mediante cohecho. Esto quiere decir que el testigo, perito o interprete
recibe dinero o cualquier otra dádiva apreciable pecuniariamente para declarar con falsedad.
El delito se consuma con la declaración falsa, lo que importa que cuando se soborna al futuro
declarante, perito o interprete para que declare o informe una falsedad y la declaración no tiene
lugar por circunstancias ajenas a la voluntad del sobornante o testigo, el delito queda en grado de
tentativa.
El falso testimonio es un delito doloso. Queda descartada toda conducta culposa no se requiere
propósito especifico alguno; ni siquiera el del causar perjuicio; una falsedad afirmada para
beneficiar también se configura falso testimonio.
El dolo requiere conocimiento conciencia y voluntad de afirmar lo falso o negar lo verdadero.
Quien miente creyendo decir la verdad, no comete falso testimonio, por que subjetivamente no
miente.
Tampoco delinque quien dice la verdad creyendo que miente, pero esto por razones objetivas,
puesto que falta un elemento del tipo. Cuando se trata de la modalidad agravada, el dolo debe
alcanzar el conocimiento de que se actúa en causa criminal y de que la persona en cuyo perjuicio
se obra es el inculpado.
La coacción y el error que excluye el dolo, eliminan el delito.
Bibliografía

1.- BACIGALUPO ENRIQUE: ESTUDIOS SOBRE LA PARTE ESPECIAL DE DERECHO PENAL


Madrid, Akal, 2 ed. 1994.
2.- CODIGO PENAL 4ta. Edición actualizada agosto 2005 Jurista Editores
3.- CABANELLAS GUILLERMO: DICCIONARIO ENCICLOPEDICO DE DERECHO USUAL
4.- CALDERON GROVER: CODIGO PENAL. Tercera Edición Editores Importadores S.A. año 1997
5.- HARO LAZARO CESAR: TRATADO DE DERECHO PENAL Parte Especial Tomo I, A.F.A. editores
Importadores S.A. Año 1993.
6.- GRAN DICCIONARIO JURIDICO.-
7.- https://es.scribd.com/doc/271152969/
8.- http://spij.minjus.gob.pe/content/publicaciones_oficiales/img/CODIGOPENAL.pdf

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