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CIENCIAS POLITICAS
CICLO : IV
INTEGRANTES : RUEDA MONTOYA, Dennis.
CHICLAYO – PERU
2019
DELITOS CONTRA LA TRANQUILIDAD PÚBLICA
INTRODUCCIÓN:
Siendo la delincuencia un fenómeno grave cuando se agrupan varias personas para cometer un
hecho delictuoso determinado, es más grave aún y extraordinario cuando por esa conjunción de
voluntades se propone cometer varios hechos indeterminados, crear un estado de inseguridad
entre las gentes y aumentar la magnitud del peligro social, puesto que la gran potencia que da la
asociación para la realización del mal, y porque la unión de pluralidades de almas perversas
genera un verdadero fermento maléfico capaz de hacer revivir las viejas tendencias de crímenes
salvajes, fortificándolas con una especie de organización y disciplina, y por la vanidad que en ese
caso impulsa a los criminales a cometer atrocidades, que individualmente repugnarían a sus
autores si no estuvieran asociados.
Nos adentramos en la problemática de la asociación para delinquir, fuente de peligro e inseguridad
social, con el fin de estudiar juiciosamente su mecanismo y operación que torna difícil su estudio
por la escasez de material consultivo existente al respecto. La mayoría de los países del mundo
tratan este asunto, pero no profundizan en él, no buscan la génesis de esas disposiciones y no
analizan sus propiedades con detenimiento.
La función de los policías es evitar que se turbe la tranquilidad pública; pero los policías no
pueden obrar con leyes arbitrarias, ya que si eso sucediera se abriría una puerta a la tiranía.
Se deben manejarse con un código que circule entre las manos de todos los ciudadanos, de
modo, que los ciudadanos sepan cuando son culpables, y cuando son inocentes.
1.- BIEN JURÍDICO TUTELADO: El bien jurídico tutelado es el orden público, es una de la
expresiones más usadas en Derecho; Soler decía que “Orden público quiere decir tranquilidad y
confianza social en el seguro desenvolvimiento pacífico de la vida civil”; Molinario, “Es el Estado
de paz y tranquilidad que resulta del hecho de que los individuos ajusten su actividad a las normas
que nos rigen”.
Son delitos de alarma colectiva; en este título se amalgaman infracciones que bien podrían ser
actos preparatorios, o figuras accesorias con respecto a la comisión de otros hechos. La
subordinación de estas figuras aparece en el artículo 315, 316 y 317 del CP.
Instigación a cometer delitos (art. 24 CP)
El art. 24 CP el que dolosamente determina a otro a cometer el hecho punible será reprimido con
la pena que le corresponde al autor. El que públicamente instigare a cometer un delito
determinado contra una persona o institución, será reprimido, por la sola instigación, según la
gravedad delito y las demás circunstancias.
(1).- JURISPRUDENCIA.- Si los acusados instigaron a dos menores para que dieran muerte al
agraviado, ellos deben ser sancionados conforme a lo dispuesto en el Art. 24 del CP.
(2).- EL HECHO: Es instigar públicamente a cometer un delito contra una persona o institución
sin que el hecho instigado se ejecute.
Se trata de una instigación con los caracteres subjetivos de la figura del artículo 24 del Código
Penal, es decir con la figura de determinar dolosamente a otro.
Se requiere la voluntad de inducir a cometer un delito determinado, y ese delito debe estar
delimitado en cuanto a alguna figura delictiva, y deben estar señaladas las personas o
instituciones contra quien han de dirigirse los hechos.
ESTA FORMA DE INSTIGACIÓN SE DIFERENCIA DE LA PARTICIPACIÓN GENÉRICA, POR
TRES CIRCUNSTANCIAS:
(a).- La publicidad: De este requisito se infiere que resulta necesaria una cierta
indeterminación en los destinatarios de la idea, como para que quede excluido el vínculo
psicológico entre instigador instigado.
Se satisface por cualquier medio, por lo que pasa a segundo plano el carácter público del lugar
donde el autor realiza materialmente el acto, importa que llegue a un grupo de personas. No es
discursivo. Tampoco el número de persona; lo decisivo es la existencia de una limitación en el
círculo de destinatarios que establezca una relación personal entre estos instigados y el instigador.
La palabra directamente utilizada por la ley en la norma genérica del art. 24 para precisar el modo
de inducción, se refiere a un hecho determinado y no a una persona determinada. De modo que
están también comprendidos en la figura ampliada los casos en que el instigador se dirige a un
grupo de personas. Lo que se requiere es la voluntad de inducir a la comisión de un delito
determinado, actuando sobre la voluntad de otro. El hecho que se induce a cometer debe ser un
delito, cualquiera sea su naturaleza; quedan así excluidas las contravenciones. Este delito tiene
que estar delimitado jurídica o facticamente en cuanto a alguna figura delictiva, pues es una
exigencia del tipo que sea determinado. También deben estar señalados por el instigador la
persona o institución contra quien deben dirigirse los hechos.
La jurisprudencia ha señalado que la instigación además de publica, sea para cometer un delito
determinado y contra una persona o institución también determinada.
Además, debe existir cierto grado de organización. Pero no se requiere que los asociados estén
reunidos materialmente o que habiten en un mismo lugar, ni siquiera que se conozcan
personalmente, porque lo que interesa, como ya se dijo, es el acuerdo de voluntades con cierta
permanencia como para que se pueda hablar de asociación.
La asociación debe estar constituida por dos o más personas. Se trata de un delito que requiere
una forzosa pluralidad de autores, puesto que para que pueda condenarse por asociación ilícita,
ha menester, a lo menos, de dos personas responsables.
No podría decirse que la asociación existió, por faltar la exigencia legal del número de personas
que la constituyen esto no quiere decir, de modo alguno, que deban resultar condenadas dos o
más personas, sino que aparezca probada su responsabilidad.
La solución correcta es la que excluye del número de miembros de la asociación a los
inimputables, cualquiera sea el motivo de su incapacidad, por la sencilla razón de que carecen de
voluntad para delinquir y para asociarse con fines delictivos en la medida que lo requiere, el Art.
317 CP.
El caso del sujeto prófugo debe ser resuelto en el sentido de computarlo, si esta demostrada su
participación. En las mismas condiciones, no obsta a la configuración, el hecho de que la acción
esta prescripta para uno de ellos y no este para los demás, porque lo que se juzga es el acto en
las condiciones que reunía en el momento de tener lugar.
El dolo debe abarcar el conocimiento de que los componentes de la asociación son dos o más,
pues si alguno de ellos ignora esa circunstancia, como ocurriría, por ejemplo, cuando convino
actuar con uno solo habiéndose ocultado la intervención de los demás, no seria culpable, por el
error que recae sobre uno de los elementos del delito.
(8).- Las agravantes
La primera agravación aparece en el mismo artículo 317 CP, cuyo segundo párrafo dispone que
para los jefes u organizadores de la asociación, el mínimo de la pena será no menor de 8 ni mayor
de 15 años de prisión.
El que toma parte, coopera o ayuda a la formación o al mantenimiento de una asociación ilícita
destinada a cometer delitos cuando la acción contribuya a poner en peligro la vigencia de la
Constitución Nacional, siempre que reúna determinadas características. Si bien la acción se
amplia con relación a la figura básica, pues reprime no solo el tomar parte en la asociación sino
también la cooperación o ayuda para su formación o mantenimiento, para la configuración del
delito es necesario que concurran los elementos subjetivos y objetivos de la figura básica, con las
modalidades de este tipo penal, y los demás elementos que confluyan para su configuración.
El delito se integra por la acción de tomar parte de la asociación o banda, por un determinado
número mínimo de personas para constituir la asociación y el propósito de todos y cada uno de
sus miembros de cometer delitos indeterminados.
La conducta punible se extiende también a quienes cooperan o ayudan a la formación o al
mantenimiento de la asociación ilícita.
Cooperan o ayudan a la formación de la sociedad delincuencial lo que realizan las reuniones
preliminares aunque luego no la integren, los que confeccionan sus estatutos, sus actas
constitutivas o dan instrucciones sobre la formación de reunirse clandestinamente o de operar en
la comisión de delitos. Cooperan o ayudan al mantenimiento los que dan similares instrucciones
una vez conformada la asociación ilícita, los que suministran armas, proporcionan el o los lugares
de reunión, etc. La cooperación o ayuda es tanto material como material o intelectual.
Los delitos cuya comisión se persigue son indeterminados y pueden ser de cualquier naturaleza,
pero objetivamente tienen que tener aptitud para poner en peligro la vigencia de la Constitución
Nacional.
Para que objetivamente este delito este completo es necesario que se forma parte de una
asociación ilícita de dos miembros o más que tenga por fin la comisión de delitos indeterminados
para contribuir a poner en peligro la vigencia de la Constitución y, además, reúna conjuntamente
dos de las características determinadas en el artículo. Por ejemplo, tener estructura celular y
disponer de armas de guerra o explosivos de gran poder ofensivo.
(9).- Subjetivamente el delito es doloso. El dolo debe comprender el conocimiento de que se
forma parte de una asociación ilícita o se coopera a ayuda a su formación o mantenimiento y que
dicha asociación esta destinada a cometer delitos que contribuyan a poner en peligro la vigencia
de la Constitución Nacional. Asimismo que dicha asociación reúna los caracteres que cualifican el
tipo básico y tener voluntad de integrarla.
El propósito de delinquir debe ser perseguido por la asociación; es necesaria la concurrencia
material de dos personas y que se hayan puesto de acuerdo con el fin de cometer delitos.
Castiga al que toma parte, coopera o ayuda a la formación o mantenimiento de una asociación
ilícita destinada a cometer delitos que comprometan el orden constitucional. La acción se amplía
con relación a la figura básica.
Es necesario que se forme parte de una asociación ilícita de dos o más miembros, para la
comisión de delitos indeterminados que contribuyan a poner en peligro la vigencia de la
Constitución Nacional y que reúna conjuntamente dos de las características determinadas por el
artículo. Subjetivamente, el delito es doloso; el dolo recae sobre el conocimiento de que se forma
parte de una asociación ilícita y que ésta, está destinada a cometer delitos que pongan en peligro
la vigencia de la Constitución Nacional.
La acción de tomar parte es similar a la de la figura básica.
Cooperación en la formación, son la realización de conductas preliminares, como la confección de
estatutos, aunque luego no integren la asociación.
Cooperación en la manutención, puede ser por ejemplo todo acto de suministrar armas, etc. Es
ayuda tanto material como formal.
Intimidación pública
(1).- Acción: Pueden ser separadas en dos grupos: (6)
a.- El primero, suscitar tumultos y desórdenes, y consiste en hacer señales o dar voces de
alarma.
b.- El segundo, infundir el temor público, lo que se persigue con la amenaza de comisión
de un delito de peligro común o empleando otros medios idóneos para producir tales efectos.
(2).- Materialidad: La acción propiamente dicha consiste en hacer señales, o dar voces de
alarma; las primeras tienen que ser lo suficientemente expresivas para hacer creer que no hay
peligro o para anunciarlo. Los segundos deben ser sostenidos y audibles.
En otros casos es necesario el empleo de otros medios idóneos para producir tales efectos; deben
tener la magnitud como para infundir un temor público, suscitar tumultos o desórdenes. La
idoneidad se extiende a todos los supuestos legales.
La idoneidad debe ser apreciada en relación con el temor que se tiende a provocar; la publicidad
es lógico requisito. No es indispensable que las acciones tengan lugar ante una multitud, lo que sí
debe mediar es relación causal entre las acciones típicas y el tumulto, desorden o violencia.
El delito se consuma al hacer señales, darse las voces de alarma o provocar estruendo por
medios idóneos para lograr el fin propuesto. También amenazando con la comisión de un hecho
que sea un delito de peligro común; lo necesario es que no pase de ser una amenaza.
En otros supuestos, será necesario el empleo de otros medios materiales normalmente idóneos
para producir tales efectos. Ese seria el caso del que propala por radiofónica o televisión voces de
alarma o señales de la misma clase o vierte amenaza de comisión de delitos de peligro común o
coloca carteles u otro tipo de anuncios de la existencia de peligros en un desastre, como podía ser
el que de que se ha minado una plaza o un dique.
Las mentadas conductas deben tener la magnitud necesaria como para poder influir un temor
publico o suscitar tumultos o desordenes.
Tumulto se entiende el movimiento de una multitud desconcertada, o atemorizada, por lo común,
de desordenes o de violencia.
Desorden es alteración del orden o la tranquilidad publica
La idoneidad estos medios deben ser apreciada en relación con el temor, los tumultos o
desordenes que con ellos se tiende a provocar, y no con la creación de un peligro común.
La publicidad, o al menos alguna publicidad, como para completar la idoneidad. No es
indispensable que las acciones tengan lugar ante una multitud reunida; las señales y las voces de
alarma pueden tener, y tendrán comúnmente, el efecto de provocar la reunión de la multitud
primero, y suscitar luego los tumultos o desordenes. Es exigir demasiado que el hecho atemorice
una población entera o una parte considerable de ella.
El tipo de actos previstos por ley, realizados en una concentración de carácter publico, como
puede ser un acontecimiento deportivo, es suficiente apto, como delito lo enseña la experiencia,
no solamente para turbar la tranquilidad publica, sino para causar delitos mas graves. El que en
un cinematógrafo da la voz de fuego o el que en un campo de fútbol hace señales o emite voces
de alarma cometen, sin duda, el delito que estamos comentando. Debe mediar relación causal
entre alguna de las acciones típicas y el temor, el tumulto o el desorden.
El hecho puede configurarse, también, amenazando con la comisión de un delito de peligro. La
amenaza estará comúnmente dirigida a infundir un temor público.
(3).- Temor publico debe entenderse miedo o pánico colectivo por el peligro que se cierne o se
supone que amenaza a personas o bienes indeterminados, la amenaza debe ser apta para
suscitar tumulto o desorden, lo mismo que hacer señales o dar voces de alarma. Debe ser apta
para turbar la tranquilidad pública.
La finalidad mas común que hemos asignado a esta acción, ella ha de ser apta, generalmente,
también para suscitar tumultos o desordenes. Lo mismo que para las hipótesis de hacer señales y
dar voces de alarma debe requerirse la idoneidad del medio para turbar la tranquilidad publica. la
publicidad de la amenaza se muestra aquí como necesaria.
No es necesario que la amenaza se cumpla, ni que sea grave; lo necesario es que el autor sepa
que la masa de población lo tenga por tal.
(4).- La intimación publica solo adquiere tipicidad cuando es capaz de suscitar un temor
publico. Soler pone el ejemplo de un sujeto que dirige a la comisión deportiva una nota
amenazándola con destruir las tribunas cuando estas estén llenas de gente. En tal caso, dice, no
hay intimación, porque no hay multitud actualmente reunida o conglomerada precisamente por el
temor.
En el caso de la amenaza con la comisión de un delito de peligro común, la idoneidad ofrece un
matriz particular que resulta de la propia naturaleza del medio empleado, y que tiene por
consecuencia que el fin perseguido se logre de igual modo con un medio idóneo o con uno que
para los destinatarios de la amenaza parezca que no lo es. No es necesario que la amenaza
encierre la posibilidad de ser cumplida por el autor, no es necesario que sea en si misma grave, es
suficiente que el autor sepa que la masa de población puede tenerla por tal.
La amenaza debe encerrar un peligro para las personas o las cosas en forma indeterminada. No
basta pues, la dirigida a persona determinada o a un grupo reducido de personas. El hecho queda
consumado al hacerse la amenaza.
Delitos de peligro común son solamente aquellos que ponen efectivamente en peligro la seguridad
pública, como podrían ser la acusación de un incendio, el derrumbe de un edificio, etc.
(5).- Aspecto subjetivo
Los actos previstos deben ser ejecutados para difundir un temor publico o suscitar tumultuoso
desordenes. Se trata de un delito doloso en el que el ánimo
del autor debe estar inspirado en el propósito señalado.
El autor debe tener conciencia de que el hecho es apto para turbar el orden público o puede ser
tenido por tal por las personas hasta quienes llega. Es suficiente con que el hecho pueda ser
tenido por idóneo, y el conocimiento de esa circunstancia por el autor basta para satisfacer las
exigencias subjetivas.
(6).- Los agravantes
Los medios que se emplean justician que se cualifique esta conducta, que adquiere carácter
subsidiario con relación a los delitos contra la seguridad común. Si como consecuencia del fin
perseguido por el agente, y empleando los citados instrumentos típicos se comete alguno de los
delitos. Una bomba casera esta comprendida en esta figura.
La acción consiste en incitar. El termino incitar puede ser entendido como sinónimo de instigar.
Incitar quiere decir estimular para que se haga algo, pudiendo ser entendido, también, como
acuciar o impeler, vocablos que llevan consigo una idea de mayor acción material que la que
encierra la palabra instigar, prevalentemente psicológica. La consecuencia de significado que se
señala al verbo que sirve de núcleo a la figura, es una limitación en los medios, que excluye
aquellos en los que la influencia del autor es puramente psicológica.
La incitación debe ser hecha públicamente. El delito se consuma por la sola incitación, sin que se
requiera que los delitos o la violencia perseguidos tengan lugar.
La incitación debe ser a la violencia colectiva. Ello supone impulsar el empleo de la fuerza física,
que no abarca los actos de lesión a bienes jurídicos tuteados por la ley penal.
La violencia ha de ser colectiva, es decir, ejercida por un grupo de personas. La incitación a
persona o personas determinadas no es apta para caracterizar el delito.
Subjetivamente, el hecho es doloso. Ni la negligencia ni la imprudencia, por temeraria que sea,
pueden satisfacer las exigencias del tipo. El dolo del que incita debe abarcar las consecuencias de
su acción.
Toma parte el que, de cualquier manera, lo integra cumpliendo algunos de los roles determinados
por la organización.
Agrupación es la reunión de varias personas con un fin determinado. Dicho fin, que se constituye
un elemento subjetivo del tipo, consiste en imponer sus ideas o combatir las ajenas por fuerza o el
temor. La agrupación no tiene que ser estable, ya que la ley expresamente se refiere a su carácter
permanente o eventual. De allí que puede ocurrir que se forme y se disuelva al poco tiempo.
En este caso se habrá configurado el delito, aunque no se hubiere manifestado
a través de ningún hecho concreto el fin buscado.
El grupo debe perseguir la imposición de sus ideas o el combate de las ajenas, pero a través de
ciertos medios políticos, indispensables para la existencia del delito. Ellos son, la fuerza o el
temor. Poco importa que no estén establecidos los cursos de acusación a seguir por el grupo.
Idea es el juicio, concepto u opinión formada sobre una cosa o persona. La idea puede versar
sobre creencias religiosas, raciales, políticas, estéticas, morales, etc.
La palabra fuerza esta empleada en sentido amplio, comprensivo de la fuerza en las cosas y la
violencia o intimidación en las personas.
Por temor debe entenderse el recelo de un daño futuro que se halla su fundamento en las
acciones previas o en los postulados de la agrupación.
Conclusiones
La figura de la asociación para delinquir presupone la elaboración de un plan criminal, de un
programa delictivo que debe ser desarrollado por la asociación o banda. Ahora bien, si debe existir
un plan, un programa delictivo como elemento constitutivo del delito, es evidente entonces que la
permanencia se predica, no precisamente del propósito, sino de la existencia de ese programa
que lo presupone. Es por ello por lo que el delito de asociación para delinquir es un delito
permanente, en el sentido de que su ejecución no se agota con un solo acto, sino que se prolonga
en el tiempo.
La delincuencia colectiva ha sido azote del país en los últimos años con el problema práctico de
no poderse demostrar en los procesos penales el fenómeno de la asociación.
Algunos han pensado que la gran dificultad reside en la forma de incriminación o mejor de
concepción del delito.
La asociación presupone una cohesión entre sus miembros de ahí que surja como condición
imperiosa la reciprocidad mutua entre todos los asociados.
En nuestro país es penado el delito de asociación ilícita cuando dos o más personas se asocian
con el propósito de cometer delitos.
A manera de conclusión afirmamos que el determinar cuál es el bien jurídico tutelado en el delito
de asociación ilícita es una tarea bastante complicada, y esta problemática no es más que uno
muestra del abanico de situaciones controvertidas que presenta este tipo penal, difícil de entender
en un Derecho penal del hecho.
Otras posiciones apuntan a sostener que el bien jurídico protegido en el delito de asociación ilícita
es el recto ejercicio del derecho de asociación, esto es, se trata de salvaguardar el recto
ejercicio de un derecho constitucional cuyo abuso puede resultar punible. Empero, analizando
esta tesis, quien se asocia para delinquir no rebasa los límites del derecho de asociarse, sino que
actúa contra este derecho
Mediante ley 28355 publicado el 6 de octubre del año 2004 se modificó el texto original del
artículo 317 del código penal por el siguiente:
Artículo 317 Asociación Ilícita
“EL que forma parte de una organización de dos o más personas destinada a cometer delitos será
reprimido por el solo hecho de ser miembro de la misma, con pena privativa de libertad no menor
de tres ni mayor de seis años.
Cuando la organización esté destinada a cometer los delitos de genocidio, contra la seguridad y
tranquilidad públicas, contra el Estado y la defensa nacional o contra los Poderes del Estado y el
orden constitucional, la pena será no menor de ocho ni mayor de treinta y cinco años, de ciento
ochenta a trescientos sesenta y cinco días-multa e inhabilitación conforme al artículo 36, incisos
1,2 Y 4.”.
Vigencia.- El texto del artículo 317 del código penal que antecede estuvo vigente del 6 de octubre
del año 2004 hasta el 1 de agosto del año 2007.
Nótese principalmente que la denominación del tipo penal (Nomen juris) ha cambiado de
“Agrupación ilícita” que contenía el texto original por “Organización para delinquir” en el texto
modificado, sin embargo los Editores del Código Penal siguen colocando como sumilla
indistintamente agrupación para delinquir, organización para delinquir y asociación para delinquir,
pese de que esta última denominación como tipo penal no existe en la legislación penal del Perú.
El uso indebido y equivocado de los vocablos (verbos) agrupar, organizar y asociar como si fueran
sinónimos ha causado confusión entre los operadores del derecho. No es difícil encontrar en las
sentencias dictadas por los órganos jurisdiccionales tan lamentable desconcierto.
SEGUNDA MODIFICATORIA
El artículo 317 del código penal sufre una segunda modificación, esta vez mediante Decreto
Legislativo Nº 982 del 22 de julio del 2007. A continuación transcribo el texto según fe de erratas
del 2 de agosto del 2007
Art. 317 Asociación Ilícita para delinquir
“El que forma parte de una organización de dos o más personas destinada a cometer delitos será
reprimido, por el sólo hecho de ser miembro de la misma, con pena privativa de la libertad no
menor de tres ni mayor de seis años.
Cuando la organización este destinada a cometer los delitos previstos en los artículos 152 al 153-
A, 200, 273 279º-D, 296º al 298º, 315º, 317º, 318º•A, 319º, 325º al 333º; 346º al 350º o la Ley Nº
27765 (Ley Penal contra el Lavado de Activos), la pena será no menor de ocho ni mayor de quince
años, de ciento ochenta a trescientos sesenta y cinco días-multa e inhabilitación conforme al
artículo 36 incisos 1,2 Y 4, imponiéndose además, de ser el caso, las consecuencias accesorias
del articulo 105 numerales 2) y 4), debiéndose dictar las medidas cautelares que correspondan
para garantizar dicho fin.”
Vigencia: El texto transcrito se encuentra vigente desde el 02 de agosto del año 2007 hasta la
fecha.
En libros, revistas y periódicos, mucho se ha comentado respecto al delito de “Asociación Ilícita
para delinquir”. De ahí nuestro interés para conocer y ubicar el texto original y sus modificaciones,
así como la Exposición de motivos del art. 317 del Código Penal. Los especialistas en la materia
tienen la palabra para esclarecer si en el texto original o en sus modificaciones se encuentra
previsto y penado el mencionado delito.
DELITOS CONTRA LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
La acción consiste en emplear intimación o fuerza contra un funcionario publico o contra quien le
presta asistencia, para exigirle la ejecución u omisión de un acto propio de sus funciones.
El hecho queda consumado con el empleo de la intimación o la fuerza; no es preciso que se haya
logrado o impedido la ejecución del acto del funcionario, por lo que la tentativa no aparece como
posible. Si el hecho que se hace ejecutar mediante la intimidación o la fuerza, constituyera en sí
mismo un delito, el autor del atentado podrá resultar también autor inmediato de ese hecho
delictuoso.
El inc.1 del art. 238 agrava el delito cuando el hecho se comete a mano armada.
El inc. 2 contempla la comisión del hecho por una reunión de mas de tres personas. Es preciso
que eses personas obren en conjunto, como grupo; no basta la presencia de 4 personas, si una
sola intimida y las demás permanecen pasivos, acaso, totalmente ajenas, porque la razón de la
agravante esta dad por la mayor eficacia intimatoria y, naturalmente, física para el caso de fuerza,
de la acción de varias personas.
El inc. 3 prevé una agravante que no requiere explicación: que el autor sea funcionario publico.
El inc. 4 cualifica el hecho cuando el autor pusiere manos en la autoridad. Cuando la fuerza es
ejercida sobre el funcionario, el hecho seria siempre atentado cualificado.
a) Oportunidad la resistencia tiene lugar contra una decisión que va a ejecutarse o comienza a
ejecutarse.
b) Se persigue una omisión. En la resistencia se trata de evitar la ejecución de una obra; aun la
violencia y la coacción destinada a ese fin, constituye resistencia
c) Identidad la fuerza o coacción, que hemos admitido en b), ha de perseguir el incumplimiento de
la orden y no un fin distinto; por ejemplo, quien no se ha opuesto a la traba de un embargo,
amenaza luego al oficial de justicia para que deje en el acta determinada constancia.
El sujeto pasivo de la resistencia lo amplia la ley a las personas que prestan asistencia al
funcionario publico, a su requerimiento, o en virtud de una obligación legal. Ese deber legal lo
tienen los solados, marinos, gendarmes, miembros de institutos penales y algunos otros en virtud
de sus propias leyes o reglamentos.
El funcionario ha de haber actuado en ejercicio legitimo de sus funciones, según la letra del art.
239. No importa que el acto resistido sea intrínsecamente injusto, se trata de algo que el
funcionario tiene la facultad de ejecutar
La acción consiste en arrestar o formar causa a alguno de los funcionarios alcanzados por los
fueros. El articulo dice “que, en el arresto o formación de causa...no guarde las formas prescriptas
en la constituciones o leyes respectivas.”
El delito se consuma con el hecho de formar causa o arrestar según la naturaleza del privilegio
que la constitución o las leyes confieran a la persona sobre la cual recae la acción.
Sujeto activo de este delito solo puede ser según expresa indicación legal, un funcionario publico
y, de hecho, únicamente los jueces y los funcionarios policiales, puesto que solo ellos proceden al
arresto o formación de causa. Es por eso que resulta siempre aplicable la pena de inhabilitación
especial juntamente con la de multa.
La violación de fueros es un delito doloso. Basta el conocimiento de que la persona a la que se
arresta o forma causa, goza de privilegios que lo impiden. No se requiere propósito especifico.
Autor de este delito es la persona citada como testigo, perito o interprete. Cuando se trata de una
declaración de un testigo, puede ser cualquier persona citada como tal.
Peritos son las personas que tienen conocimientos especiales sobre determinado arte o ciencia,
que son llamados por el juez para asesorarlo, ya sea verbalmente o por escrito.
La desobediencia a una citación judicial es un delito doloso, que nada ofrece de particular en el
aspecto subjetivo.
La acción consiste en denunciar falsamente un delito ante la autoridad. A diferencia de lo que
ocurre en otros códigos, en nuestro derecho no es preciso que la denuncia se haga contra
alguien; es suficiente con denunciar el hecho.
Es indistinto que se trate de denuncia o querella; la ley requiere la menos, pero es innegable que
quien querella también denuncia un delito ante la autoridad. En cuanto a la denuncia en si, no hay
requisitos sacramentales aspecto a las formas. Lo que importa es que los hechos denunciados
puedan lugar a la investigación de un delito.
El elemento subjetivo.
El delito de falsa denuncia es un delito doloso. La ley dice que se aplicara prisión de 2 meses a
un año de multa al que denunciare falsamente un delito.
Es decir, se trata de un delito necesariamente intencional en el que la denuncia falsamente un
delito.
Es decir, se trata de un delito necesariamente intencional en el que la denuncia ha de ser hecha
de mala fe.
Es preciso que el autor sepa otra cosa que no le permita dudar de la falsedad de los hechos que
denuncia. Es decir que a demás de la conciencia de la falsedad, se requiere el conocimiento de la
verdad, sobre la cual se apoya la conciencia de la falsedad.
El concurso con la calumnia y la injuria es posible.
Habrá falsa denuncia sin que exista calumnia:
a) Cuando la denuncia no se haga contra persona determinada
b) Cuando se querella por el delito de acción privada.
Resulta así claro que la falsa denuncia y la calumnia pueden concurrir formalmente.
En cuanto al concurso con la injuria, ya hemos visto que la falsa denuncia también se comete en
los casos de delitos de acción privada, constitutiva de injuria en nuestro Derecho, en caso de
falsa imputación.
La ilicitud de estas acciones resulta del hecho de que el autor carece de titulo o de nombramiento
expedido por la autoridad competente, único nombramiento de verdad.
Titulo es el medio oficial de acreditar idoneidad en determinada rama del conocimiento. Debe
tratarse de una profesión reglamentada y su titulo oficial por el Estado o entidades legalmente
facultadas. Su necesidad resulta únicamente de la exigencia legal.
Autor de este delito puede ser cualquiera. Lo común será que se trate de una particular que no ha
llegado a funcionario par faltarle alguno de los requisitos señalados en la norma. Sin embargo, no
debe pensarse que un funcionario no pueda ser sujeto, cuando se trata de asumir otro cargo para
el que carece de titulo o nombramiento. No puede serlo en el ejercicio de su cargo legitimo.
La acción cosiste en continuar ejerciendo las funciones que corresponden a un cargo, en ese
momento, no se desempeña.
Continuar significa que no habiendo interrupción o, al menos, que no la ha habido de modo
ostensible en ese ejercicio; de no ser así, el hecho caería en el inc. 1. La actividad del funcionario
se prolonga como si no hubiera mediado cesantía o suspensión y así, sin solución de continuidad,
se pasa de lo licito a lo ilícito. La especie y la cantidad de los actos funcionales carece de
significado, solo importa que sea de los que corresponden al cargo que se desempeñaba. El
delito se consuma con el primer acto de autoridad, sin que la pluralidad de ellos multiplique la
delincuencia.
La ilicitud del desempeño de las funciones publicas esta dada en este caso por la perdida de las
facultades funcionales. Tal cosa puede resultar de haber cesado en el cargo por el ministerio de la
ley o por resolución que ordeno la cesantía o suspensión. La presentación de la renuncia no se
identifica con ninguna de estas situaciones, y el funcionamiento sigue siendo tal hasta que dicha
renuncia se haya admitido.
El funcionamiento cesa por ministerio de la ley, en los cargos cuya duración esta establecida de
antemano. El vencimiento del termino es el punto de deslinde entre los actos funcionales lícitos y
los ilícitos, sin necesidad de notificación o comunicación alguna.
Subjetivamente el hecho es doloso. Es esta una de las figuras en las que la ley fija el contenido
del dolo aun dando con cierto detalla las características de la ilicitud.
Usurpación de funciones
El inc. 3 del art. 246 prevé la figura que podemos denominar, simplemente, usurpación de
funciones, amenazando con la misma pena de los otros 2 incisos.
El funcionario público que ejerciere funciones correspondientes a otro cargo.
Subjetivamente el hecho es doloso. Apenas si parece necesario señalar el papel decisivo que el
error sobre el conocimiento de todas las circunstancia, frecuentemente de derecho, juega en este
delito. Si algo es realmente una ficción, es suponer que todos los actos que competen a la función
publica tienen asignación y deslinde señalado en alguna parte, y más aun dar por entendido que
tal distribución de la competencia es siempre conocida- se requiere el dolo directo que
comprenda la certeza de estar ejecutando actos funcionales que corresponden a otro cargo.
Ejercicio de una profesión sin titulo o autorización. Usurpación de títulos u honores (art.
247)
[Será reprimido con prisión de quince días a un año el que ejerciere actos propios de una
profesión para la que se requiere una habilitación especial, sin poseer el título o la autorización
correspondiente.
Será reprimido con multa de setecientos cincuenta a doce mil quinientos pesos, el que
públicamente llevare insignias o distintivos de un cargo que no ejerciere o se arrogare grados
académicos, títulos profesionales u honores que no le correspondieren.]
En el primer caso se encuentran los profesionales truchos, tan comunes es estos días, que
ejercen la profesión de abogado, ingeniero, arquitecto sin haber obtenido el titulo.
En el segundo, quienes poseyendo titulo, no efectuaron las practicas correspondientes o no
obtuvieron la habilitación especial que exigen las autoridades estatales o los colegios que
gobiernan la matricula respectiva.
El delito requiere habitualidad. Un solo acto no lo configura, pues la ley exige la repetición de
hechos, al referirse a actos propios de una profesión. Por ese motivo no admite tentativa.
Autor de este delito puede ser cualquiera. El hecho es doloso y dicho aspecto subjetivo se
satisface también con el dolo eventual.
El delito se consuma, en uno u otro supuesto legal, con el hecho de llevar la insignia o distintivo
en forma ostensible, notoria, de modo que pueda ser visto por un numero indeterminado de
personas, o el atribuirse públicamente los grados, títulos u honores, cualquiera sea el medio
utilizado para ello. El delito, que es instantáneo y de peligro, puede adquirir las características de
los actos permanentes. Si la actividad va mas allá de la pura ostentación, y se ejercen los actos
propios de la condición que se invoca, se incurrirá en otros delitos, que pueden ir desde el
ejercicio ilegal de la medicina hasta la estafa, pasando por la usurpación de autoridad del art. 246
según cual sea el cargo o titulo que se invoque falsamente.
Las insignias o distintivos a cuyo uso publico se refiere la primera parte del art. 247, son los
oficiales, es decir los que corresponden a un cargo publico.
Los grados académicos, títulos profesionales u honores que debe arrogarse el autor de la
segunda modalidad de la figura que estudiamos, son los oficiales o legalmente autorizados.
Grados académicos son los que otorgan los establecimientos de enseñanza oficiales autorizados
para ello por el estado. Tales grados pueden ser también títulos, como el de doctor; pero se
reserva la denominación para los de mayor jerarquía que, además, no tiene, por lo común,
función habilitante para determinada actividad. No es un criterio diferencial del titulo la función de
exclusión de la competencia de quienes no lo poseen, como suele sostener, porque algunos
grados académicos, como el de doctor puesto generalmente como ejemplo, fue en diversas
épocas indispensable para ocupar la cátedra universitaria.
Títulos profesionales son los expedidos o convalidados en el país que corresponden a las
profesiones reglamentadas, liberales o no, entendida esta exigencia en el sentido de estar
reconocidos y establecidos legalmente por el Estado y reglamentado el ejercicio profesional.
Subjetivamente el hecho es doloso, sin que requiera ningún fin ilícito y solo mueva al autor un
puro espíritu de vanidad. El dolo consiste en la conciencia de no poseer el titulo, grado u honor o
no desempeñar el cargo al que corresponden las insignias o distintivos de que se hace gala o
uso.
Se requiere además, que el autor actúe como funcionario. Los hechos cumplidos fuera de sus
funciones, no constituyen abuso. No se puede aquí hablar de relación funcional, porque se trata
de hechos ilícitos, y conductas de esa naturaleza no pueden ser propias de ninguna función.
El abuso, que en si mismo constituye el delito, puede resultar de 2 situaciones: que el acto mismo
sea contrario a la Constitución o las leyes, es decir, que lo que sea siempre, y que por lo tanto,
ningún funcionario pueda estar facultado para disponerlo o ejecutarlo; que el acto sea legitimo en
determinadas condiciones y circunstancias que no se dan en el caso de decir, actos que pueden
ser ejecutados como legítimos, pero que no lo son en el caso concreto. El delito consistirá en
hacer algo que el funcionario esta facultado para hacer, pero que lo hace en situaciones que
corresponde, completada la acción subjetivamente por el conocimiento de esa improcedencia. Así
por ejemplo, intervenir un teléfono sin orden judicial.
La materialidad. El abuso de autoridad debe cometerse a través de uno de los actos que la ley
indica. El hecho puede consistir tanto en dictar resoluciones u ordenes contrarias a las
constituciones o alas leyes nacionales o pciales. como en ejecutar las ordenes o resoluciones, ya
existentes, o en no ejecutar las leyes cuyo cumplimiento le incumbe al actor.
El abuso de autoridad del art. 248, debe, pues, concretarse en alguna de esas conductas que
violen las constituciones o una ley. Se trata aquí de la ley en sentido formal, de modo que no
configura el delito la violación de disposiciones reglamentarias u ordenes superiores.
El abuso puede también materializarse a través de una omisión consistente en no ejecutar las
leyes cuyo cumplimiento incumbiere al funcionario. Aparece aquí expresamente señalada la
relación funcional del acto de ejecutar las leyes. Se trata únicamente de las leyes.
El delito se consuma con la acción o la omisión, según se trata de dictar o ejecutar resoluciones u
ordenes, o de no ejecutar las leyes, sin que se requiera la producción de daño ni la obtención de
provecho alguno. Precisamente es esa la característica del abuso genérico de autoridad. No es
admisible la tentativa.
Subjetivamente el abuso de autoridad es un delito doloso y el dolo debe abarcar el conocimiento
de la ilegalidad de las resoluciones u ordenes que se dictan, trasmiten o ejecutan ya en si
mismas, sustancialmente, ya con relación al caso concreto.
La acción consiste en omitir, rehusar hacer, o retardar algún acto propio de las funciones. Se trata
de un delito de pura omisión.
Omitir es no hacer.
Rehusar hacer es negarse de modo que para este supuesto es necesario que haya habido
interpelación legitima en un determinado sentido.
El delito consiste, en retardar el acto
Retardar es no hacer a su tiempo.
La consumación tiene lugar con el acto omisivo, sin necesidad de que se produzca consecuencia
alguna.
No es posible la tentativa
Objeto de la omisión es un acto de su oficio. Se trata pues de actos propios de una función, de
donde resulta con toda claridad que solo puede ser autor un funcionario publico.
El hecho es doloso, y la exigencia expresa de la norma en el sentido de que se trate de un
omisión cumplida ilegalmente, pone una exigencia que es al par objetiva y subjetiva.
El sujeto activo esta limitado en este delito a los jefes y agentes de las fuerzas publica.
Fuerza publica es la que esta encargada del mantenimiento del orden publico y agentes son
todos los individuos que forman parte de ella.
Están comprendidos desde el jefe de la repartición hasta el agente de menor graduación. Están
excluidas las fuerzas armadas, que no son fuerza publica, salvo el caso en que actúen como
tales, con motivo de funciones que les han sido encomendadas.
La fuerza publica es la encargada del mantenimiento del orden publico. No están comprendidas
las fuerzas armadas.
Sujeto de esta infracción es un funcionario publico. Para que el delito pueda imaginarse, el
funcionario ha de tener autoridad, facultades como para poder requerir la asistencia de la fuerza
publica.
La acción consiste en abandonar el cargo con daño del servicio publico, aunque el autor haya
presentado su renuncia, si esta no le ha sido aceptada. La presentación de la renuncia no es un
presupuesto de la acción; el hecho consiste en abandonar el cargo, y ese abandono es punible
aunque el funcionario haya presentado la renuncia, si la misma no ha sido aun admitida. Ese es
el momento limite. Una vez aceptada la renuncia, no es posible cometer el delito. Es una caso
claro de incumplimiento de los deberes del funcionario, ya que, mientras la renuncia al cargo no
sea aceptada, el funcionario sigue siendo tal.
El articulo requiere daño del servicio publico, de modo que ele hecho se consuma con el perjuicio.
Se trata del daño que puede resultar en las funciones que corresponden al funcionario que
abandona. Para la aparición del daño habrá que tomar en cuanta todas las circunstancias.
Autor de esta infracción solo puede ser un funcionario publico. El hecho es doloso, sin que se
requiera ningún propósito especifico, ni la intención de causar un daño a la administración.
El delito se consuma al proponer o nombrar al funcionario; lo primero ocurrirá en los casos que el
funcionario actuante debe recurrir a ese procedimiento, sea porque es preciso el acuerdo de otro
poder, como ocurre con los jueces federales y ministros plenipotenciarios, sea porque el
funcionario debe elevar la propuesta a una autoridad o consejo superior. Se entiende una
propuesta oficial y no un pedido de recomendaciones particular. La no aceptación de la
propuesta es irrelevante para el funcionario que ha hecho la designación (o propuesta), puesto
que tal circunstancia es posterior a la consumación.
Sujeto de este delito debe ser un funcionario publico facultado para nombrar o proponer para
cargos públicos.
La ilicitud de la acción esta determinada por el hecho de carecer la persona propuesta de las
condiciones requeridas específicamente para el cargo al cual es propuesto p designada. Puede
tratarse del titulo, la edad, la nacionalidad, puede ser persona inhabilitada en general o en
especial, etc.
La acción típica descripta en el segundo párrafo para la persona propuesta o designada, consiste,
simplemente, en aceptar el nombramiento; el hecho caerá en el art. 246 inc. 1, como usurpación
de autoridad.
El hecho es doloso para el funcionario que propone y para el sujeto que acepta, integrándose el
contenido del dolo, de una y otra parte, con el conocimiento de la carencia de los requisitos
indispensables para el cargo de que se trata. El error sobre ese aspecto excluye el dolo y
consecuentemente, el delito.
Los sellos deben ser puestos por la autoridad, nacional, pcial. o municipal.
Debe tratarse de autoridad competente en el sentido que el acto corresponda a las facultades del
cargo o bien que el que lo realiza materialmente actúe por disposición de quien tiene tal facultad.
Por lo tanto, la violación de un sello impuesto arbitrariamente, con abuso de autoridad o por un
acto de voluntad, no constituye este delito.
Los sellos alcanzados por la tutela legal son los destinados a asegurar la conservación o la
identificación de una cosa.
No cumplen esta función el sellado o lacrado de la correspondencia o el que acredita un pago, y
en general, todos los destinados a certificar, pero no a conservar o identificar.
Autor de este delito, puede ser un particular o un funcionario publico. Para estos últimos, se
requiere, además, que haya obrado con abuso de su cargo.
No es preciso que se trate del mismo empleado que puso los sellos o del encargado de
custodiarlo. Para el funcionario se agrega a la pena privativa de libertad, la de inhabilitación
especial por el doble tiempo de la condena, siempre que hubiere abuso del cargo.
El dolo consiste en el conocimiento de la función que el sello desempeña y la voluntad de violarlo.
No se requiere fin especifico alguno.
El hecho culposo esta previsto en el 3° párrafo del art. 254. A diferencia de lo que ocurre en el tipo
doloso, solo puede ser autor un funcionario publico.
Figura culposa. El sello no es violado por la propia negligencia o imprudencia del funcionario, sino
porque de ella resulta posible la acción dolosa de otro, que es el que lo viola. Es decir que el
funcionario cumple con la conducta culposa que hace posible un actuar doloso de otro. Así
tipificado el delito, la destrucción o inutilización culposa de los sellos por el funcionario, no es
punible. Tampoco satisface las exigencias legales del hecho en el que el autor de la violación del
sello obra culposamente, sea funcionario o un particular. Ni es típica la violación culposa directa,
ni hay culpa de culpa.
Es preciso que aparezca una estrecha conexión entre la culpa del funcionario y el hecho del
tercero. Esa conexión debe ser objetiva. No puede hablarse de conexión subjetiva, porque ella
descartaría la culpa en el funcionario y el hecho seria entonces dolosa valiéndose el autor de un
tercero que actúa también dolosamente.
La acción dolosa del 1° párrafo consiste en sustraer, ocultar, destruir o inutilizar objetos
destinados a servir de prueba, registros o documentos confiados a la custodia de un funcionario o
de otra persona en el interés del servicio publico.
Sustraer es quitar la cosa de la esfera de custodia aunque sea momentáneamente
Inutilizar consiste en impedir que los objetos cumplan el fin por el cual fueron puestos en custodia.
Ocultar es esconder o hacer desaparecer el objeto, de modo que no pueda ser encontrado o
tenido a disposición en el momento en que debe ser utilizado.
El hecho se consuma con la sustracción, ocultación, destrucción o inutilizaron, sin que se requiera
resultado o consecuencia alguna, pues lo típico es quitar las cosas de la custodia en que se
encuentran. Es posible tentativa.
Objeto material de la acción son los objetos destinados a servir de prueba ante la autoridad
competente y los registros o documentos confiados a la custodia de un funcionario o de otra
persona en el interés del servicio publico. La palabra objetos es amplia y comprensiva. Lo que
aquí importa y debe haber determinado la custodia es que estén destinados a servir de prueba.
Cuando se trata de documentos, es preciso no perder de vista los supuestos del art. 173, inc. 8 y
294. Por el 1° se castiga a que cometa defraudación sustituyendo, ocultando o mutilando algún
proceso, expediente, documento u otro papel importante. En el 2° se prevé la supresión o
destrucción de un documento de modo que puede resultar perjuicio.
Presupuesto de la acción es que los objetos, registros o documentos sean confiados a la custodia
de un funcionario o de otra persona en interés del servicio publico.
Autor de este delito en su forma dolosa puede ser cualquiera. Si el culpable es el mismo
depositario, funcionario o particular, le es aplicable además de la pena privativa de libertad,
inhabilitación especial por doble tiempo. El delito solo puede ser cometido por el depositario.
El dolo en las figuras del 1° apartado se satisface con el conocimiento de la situación y destino de
la cosa o la característica de registro o documento y la voluntad de quebrar la custodia. No es
preciso que concurra animo especifico alguno. Por el contrario, la concurrencia del animus rem
sibi habendi podría, en ciertas condiciones, hacer inaplicable esta disposición.
5. El cohecho
La figura básica del cohecho pasivo. (art. 256)
Será reprimido con prisión de seis meses a dos años o reclusión de dos a seis años e
inhabilitación absoluta por tres a diez años el funcionario público que por sí o por persona
interpuesta recibiere dinero o cualquier otra dádiva o aceptare una promesa directa o indirecta,
para hacer o dejar de hacer algo relativo a sus funciones, o para hacer valer la influencia derivada
de su cargo ante otro funcionario público, a fin de que éste haga o deje de hacer algo relativo a
sus funciones.
La acción consiste en recibir dinero o cualquier otra dádiva o aceptar una promesa directa o
indirecta.
Son dos las modalidades de la acción: recibir dinero o cualquier otra dádiva; aceptar una
promesa. En ambos casos, para que el funcionario haga algo relativo a sus funciones o para que
haga o deje de hacer algo relativo a sus funciones o para que haga valer la influencia derivada de
su cargo ante otro funcionario publico, a fin de que este haga o deje de hacer algo relativo a sus
funciones.
Cuando se trata de recibir dinero o cualquier otra dádiva, sin que haya mediado ofrecimiento
anterior, el delito se consuma en el momento de la recepción. Si ha mediado promesa de hecho
queda ya perfeccionado al aceptarla, con prescindencia de lo que lo prometido se cumpla o no.
Cuando actúa una persona interpuesta: se consuma en el momento de recibir esta dádiva o
aceptar la promesa. En este supuesto, se requiere que el tercero actúe con conocimiento y
consentimiento del funcionario.
Lo que se recibe es dinero o cualquier otra dádiva, y lo que se acepta es una promesa.
Dádiva para unos, debe consistir en algo con significado económico, que mejore el patrimonio o
libere de una carga, en tanto que para otros comprende cualquier beneficio, provecho o utilidad,
con o sin valor económico.
La dádiva puede ser de cualquier naturaleza, siempre que signifique un beneficio para el
funcionario.
Autor de cohecho debe ser un funcionario publico, entendido en los términos del art. 77 del C.P.
Se trata de un delito con codelincuencia necesaria cuando resulta del cohecho pasivo
El juez acepta promesa o dádiva para dictar o demorar u omitir dictar una resolución o fallo, en
asunto sometido a su competencia.
Los términos dictar u omitir se corresponden con el hacer o dejar de hacer de la figura básica.
La ley en este art. se refiere expresamente a la demora, que es un modo de dejar de hacer
temporariamente.
Debe tratarse de una resolución o fallo. Resolución es procesalmente una expresión genérica que
comprende cualquiera que afecte a las partes, sea definitiva o interlocutoria, auto o decreto.
La decisión puede ser justo o injusta, eso no esta aquí en cuestión. Cuando el hecho importa al
mismo tiempo un prevaricado, ambos delitos concurren formalmente.
Autor de este delito puede ser cualquiera, inclusive un funcionario publico. La dádiva puede ser
dada u ofrecida directa o indirectamente. La figura del cohecho activo coordina la del pasivo, y
puede haber mas de 1 persona interpuesta. También el cohecho activo en si admite cualquier
forma de participación conforma con los principios generales.
El cohecho es un delito doloso, y la dádiva ha de haber sido dada u ofrecida para que el
funcionario o el juez cumplan en un acto posterior las conductas típicas previstas,
respectivamente, en los art. 256 y 257
La acción del primer párrafo consiste en admitir dádivas que son presentadas al funcionario en
razón de su oficio.
Admitir equivale a aceptar.
El delito se consuma al admitir la dádiva.
No es imaginable la tentativa.
Sujeto activo del delito debe ser funcionario publico mientras permanezca en el ejercicio de su
cargo. El hecho es doloso.
La acción prevista en el segundo párrafo del art. 259 consiste en presentar u ofrecer una dádiva a
un funcionario publico en consideración a su oficio.
Presentar quiere decir poner a disposición
Ofrecer es proponer, dar
El delito se consuma con el acto de presentar u ofrecer la dádiva, con prescindencia de que sea
aceptada o no. El hecho se perfecciona en momentos distintos cuando se trata de la acción de
admitir y la de presentar u ofrecer la dádiva. En este aspecto los tipos guardan paralelismo con
los del cohecho activo y pasivo.
Sujeto pasivo de este delito puede ser cualquiera, inclusive un funcionario publico, si bien se
prevé para el caso inhabilitación, y no parece que el hecho caiga dentro de ninguno de los
supuestos del art. 20 bis. El delito es doloso.
Según el punto de vista de la tesis del riesgo, fondos públicos son los del fisco nacional, pcial. o
municipal, en cuanto no están afectados a empresas de tipo comercial, como ocurre con ciertas
instituciones autarquías.
Cuando el estado emplea sus fondos en actividades de tipo financiero, asume las
responsabilidades propias de ellas, y seria absurdo que dispusiera, al mismo tiempo, de las
ventajas de la libre empresa y las garantías de los actos de autoridad. La malversación supone un
capa protectora mayor para los bienes del fisco, que no parece justo mantener cuando se ha
dado a los fondos el destino señalado.
Bienes comprendidos por el art. 263
Quedan sujetos a las disposiciones anteriores los que administraren o custodiaren bienes
pertenecientes a establecimientos de instrucción pública o de beneficencia, así como los
administradores y depositarios de caudales embargados, secuestrados o depositados por
autoridad competente, aunque pertenezcan a particulares.
Lo que aquí se equipara son los bienes, en razón del interés de que sean objeto de mayor
protección por su pertenencia y destino o por la situación en que se encuentran, y en relación con
ello, la función asignada a su autor.
La acción consiste en dar una aplicación diferente de aquella a que están destinados los caudales
o efectos que administra el funcionario publico. La acción propiamente dicha es la misma para el
1° y el 2° párrafo. En este se agrega un resultado: daño o entorpecimiento del servicio a que
estuvieren destinados los fondos. Se trata de un cambio de destino que los fondos tienen fijados,
sin lucro ni fin de lucro para el autor o para un tercero.
El destino que se da a los fondos debe ser publico.
En el supuesto del 1° párrafo el hecho queda consumado con el empleo o inversión de los
fondos. Es un delito de peligro. La modalidad agravada del 2° párrafo se perfecciona al causarse
daño o entorpecimiento del servicio al que los fondos estuvieren destinados.
El daño a que la ley se refiere no es preciso que sea de apreciación económica: es suficiente
pensar que esta equiparado a él el entorpecimiento del servicio.
Presupuesto de esta malversación es que los fondos tengan asignado destino. El destino puede,
pues, ser establecido por ley, decreto, ordenanza o resolución de autoridad competente.
No existiendo imputación especifica, la preferencia queda librada a la apreciación del funcionario
y falta el presupuesto para la malversación.
En lo que se refiere al significado de los términos caudales o efectos, lo mismo que la relación
funcional impuesta específicamente en el caso por la indicación de que debe tratarse de bienes
que el funcionario administre.
Autor de este delito debe ser un funcionario o empleado publico o alguna de las personas
equiparadas para el art. 263 a los fines de este delito y de los art. 261 y 262. Para que se trate de
la figura que nos ocupa, el autor debe tener cierta facultad dispositiva sobre los fondos.
El hecho es doloso. La forma culposa prevista en el art. 262 solo alcanza al funcionario que por
negligencia haya dado ocasión a que se cometa el peculado del art. 261. El dolo debe abarcar el
conocimiento de que los bienes tienen asignada una imputación concreta
El delito del 1° párrafo del art. 261 es doloso. No se requiere animo alguno especifico; es
suficiente el conocimiento de que se actúa como funcionario y de que los bienes de que se trata,
que pertenecen a la administración publica, le han sido confiados a alguno de los títulos que la
norma indica, y la voluntad de sustraer. Basta el dolo condicionado. El error sobre alguno de los
puntos de conocimiento señalados cambia el titulo delictivo.
La exigencia de que los servicios o trabajos sean pagados por una administración publica, es lo
que da el matiz característico de este delito.
No es indispensable que las personas que se emplean sean funcionarios o empleados públicos;
lo típico es quien los paga.
Autor de este delito debe ser un funcionario publico. Los servicios o trabajos pueden ser
empleados en provecho propio o de tercero. Pero el que los emplea es siempre el funcionario. Y
esta es la acción. El tercero debe ser ajeno a la administración publica.
No es necesario que el autor sea quien debe pagar, ni que las personas cuyos trabajos o
servicios se emplean están en relación de dependencia jerárquica con él.
La participación es posible y se rige por los principios generales, con las modalidades que
caracterizan a los delitos de los funcionarios públicos.
La culpabilidad. Es un hecho doloso. El dolo debe abarcar el conocimiento de que los servicios o
trabajos son pagados por una administración publica y que los mismos los utiliza el funcionario en
su beneficio o en el de un tercero que no tiene derecho a ellos. Al tiempo que esos conocimientos
llevan implícita la conciencia de que se obtiene o persigue un provecho, el error sobre cualquiera
de los aspectos señalados excluye el dolo. No es indispensable que el provecho constituya una
ventaja de carácter patrimonial.
La figura culposa. (Art. 262)
Será reprimido con multa del veinte al sesenta por ciento del valor sustraído, el funcionario público
que, por imprudencia o negligencia o por inobservancia de los reglamentos o deberes de su cargo,
diere ocasión a que se efectuare por otra persona la sustracción de caudales o efectos de que se
trata en el artículo anterior.
Autor culposo de peculado es el funcionario negligente, condición que no alcanza al 3°, pues este
actúa dolosamente y no siendo un funcionario o no estando en relación funcional con los bienes,
cometerá un delito contra la propiedad, que será uno u otro según las circunstancias. El autor
debe estar en reacción funcional con los bienes que son objeto de la sustracción, en la misma
medida que para el peculado.
El delito del primer párrafo es denominado por la doctrina demora injustificada de pago.
La acción consiste en demorar un pago ordinario o decretado por autoridad competente. Se trata
de una demora, lo cual no puede ir mas allá de una desobediencia. Si la demora respondiera al
cambio de destino publico de los fondos o a sus sustracciones por el funcionario que los
administra, custodia o percibe por razón de su cargo, serán aplicables las previsiones de la
malversación o el peculado, de los cuales la demora en el pago solo será una consecuencia.
El hecho se consuma con la demora. No se necesita mas, pues es ese el verbo que define la
acción. El tipo se configura con una omisión. El requerimiento del 2°párrafo, no tiene aplicación a
la figura del 1°.
La demora debe ser justificada, luego de señalar que el autor debe tener fondos expeditos, lo que
constituye un presupuesto del delito. La demora puede ser justificada por motivos distintos a la
falta de fondos.
Fondos expeditos son fondos suficientes disponibles y destinados a los pagos que el autor
demora
Naturalmente, si existe justificación, no puede pensarse en un hecho ilícito.
Objeto de la demora son los pagos ordinarios o los decretados por autoridad competente. Son
ordinarios o los decretados por autoridad competente.
Son ordinarios los que la administración publica hace habitual y periódicamente, que no son
motivo de una decisión especial e cada caso, como por ejemplo, los sueldos.
Pagos decretados son los que dispone una resolución especial, como puede ser la cancelación
de una factura de un proveedor del estado o la orden de pago dispuesta en juicio.
La demora puede consistir tanto en no dar la orden de pagar, como en no efectuar el pago
ordenado.
Autor es el funcionario publico que tiene a su cargo efectuar los pagos. En el caso de que el pago
requiera la intervención de mas de un funcionario, podrá ser autor todos los que son causantes
de la demora. Si solo es atribuible a uno o algunos, para los demás el hecho es atípico.
La previsión de la segunda figura del art. 264 consiste en rehusarse a entregar una cantidad o
efecto depositado o puesto bajo la custodia o administración del autor.
Autor es el funcionario publico que ha sido puesto en la tenencia o disposición material de los
bienes a alguno de los títulos que indica la ley: deposito, custodia o administración.
La acción consiste en rehusar la entrega. El tipo se limita a esa conducta y el delito se consuma
con la negativa. No se requiere provecho del autor, ni daño para la administración distinta de la
perturbación del servicio que el hecho puede causar. Es una autentica desobediencia.
Es presupuesto de acción típica de rehusar entregar, que el funcionario haya sido requerido por la
autoridad competente. Este requisito es siempre necesario en la forma que administrativamente
corresponde. Por lo demás, aunque la aclaración pueda resultar sobrada, debe partir de autoridad
competente, según la indica la disposición.
Autor de este delito debe ser un funcionario o empleado publico en los términos del art. 77. Puede
pertenecer a la adm. Nac. Pcial. o municipal y a cualquiera de los 3 poderes.
La actividad puede ser cumplida por persona interpuesta; esto será lo mas frecuente. Pero autor
es el funcionario. La ley dice: el funcionario público que, directamente, por persona interpuesta o
por acto simulado. Aunque doctrinariamente se ha puesto en cuestión la punibilidad del
intermediario creemos que en el dcho. Argentino es punible de acuerdo con los ppios. grales. de
la participación, si obra con dolo naturalmente. Por lo común, habrá prestado una cooperación sin
la cual el hecho no habría podido cometerse. En cuanto al acto simulado, es aquel que contiene
una dirección deliberadamente discordante de la voluntad real, a fin de producir la simple
apariencia de un negocio jurídico o de ocultar mediante el negocio aparente aquel efectivamente
querido.
El segundo párrafo del art. 265, se extiende los efectos de la disposición a los peritos y
contadores respecto de los bienes en cuya tasación, partición o adjudicación intervenido y a los
tutores, curadores, albaceas y síndicos respecto de los pertenecientes a pupilos, curados,
testamentarias o concursos.
La previsión resulta así aplicable a los peritos y contadores solo respecto de los bienes cuya
tasación o adjudicación les hubiera sido encomendada particularmente.
La intervención interesada del contador y del perito ha de ser posterior a la tasación, participación
o adjudicación, ya que el verbo intervenir esta utilizado en pretérito.
Con respecto a los tutores, curadores, albaceas y síndicos, han de serlo en los términos de la ley
civil o comercial.
No parece dudoso que también en los supuestos de este segundo párrafo que comentamos, el
hecho puede cometerse por persona interpuesta, en cuyo caso la actuación delegada del perito o
contador puede ser simultanea a la participación, tasación o adjudicación.
La acción consiste en interesarse en un contrato u operación n que el autor intervenga por razón
de su cargo. El verbo interesarse con el que se define la conducta típica, tiene generalmente mas
de 1 sentido: se interesa en un contrato u operación quien pide que se resuelva con rapidez.
El interés debe ser económico. En este sentido son significativos los antecedentes de la norma
que fijaban pena de multa cuyo monto era proporcional a valor de la parte que el autor hubiese
tomado en el negocio. A ello debe agregarse la denominación del capitulo, en la que se emplea la
palabra “negociación”.
El delito se consuma al interesarse, al momento que puede prolongarse en el tiempo con las
características de los delitos permanentes. Carece de significado que el fin perseguido se logre a
no. La doctrina ha señalado a este delito el carácter de formal. No es posible la tentativa.
El acto objeto del interés del funcionario ha de ser un acto propio de la adm. publica. De modo
que debe ser en sí mismo un acto ilícito.
La acción consiste en exigir, hacer pagar o entregar indebidamente una contribución, un derecho
o una dádiva o en cobrar mayores derechos que los que corresponden.
El hecho puede ser cometido por cualquier medio, excepción hecha de aquellos que cualifican el
delito y que están previstos en el art. 267, a saber: empleando intimación o invocando orden
superior, comisión, mandamiento judicial u otra autorización legitima.
El hecho se consuma con la exigencia, sin que sea necesario que la entrega se logre.
El delito se consuma al exigir.
Exigir es una de sus acepciones, significa demandar imperiosamente.
Objeto material de la exacción debe ser una contribución, un derecho o una dádiva o mayores
derechos de los que corresponden.
La inclusión de dádiva en el art. 266 ha dado motivo a mas de una interpretación. Soler piensa
que no debe descartarse la posibilidad de que un funcionario exija la contribución o la dádiva
indebida y que efectivamente la invierta en el servicio publico, único caso que es aplicable el art.
266.
Debe tenerse en cuenta, asimismo, que el art. 266 no usa el termino exacciones, sino que solo
menciona las diversas exigencias según se trate de contribuciones, derechos.
Autor de estos delitos debe ser un funcionario publico que exige o hace pagar o se entrega a la
actividad funcional.
La condición de autor no se satisface cuando solo se invoca o simula un función o cargo publico.
La norma del art. 266 admite expresamente que el funcionario pueda actuar por si o por persona
interpuesta. Este ultimo tiene el carácter de participe.
Subjetivamente el hecho es doloso. El funcionario ha de actuar abusando de su cargo y,
prevaleciéndose de ello, requerir algo a lo que no tiene derecho, sea para beneficiar al estado,
cuando se trata de una contribución o de un derecho, sea para si mismo cuando exige una
dádiva.
El adverbio indebidamente, empleado en el tipo, traduce aquí en la exigencia subjetiva de que el
autor sepa que lo que reclama no se debe.
Están excluidas las formas culposa.
La acción consiste en exigir o hacer pagar o entregar una contribución, un derecho o una dádiva o
en cobrar mayores derechos de los que correspondían empleando para ello intimidación o
invocando orden superior, comisión, mandamiento judicial u otra autorización legitima.
La exigencia de la legitimidad debe entenderse en el sentido de que la orden, comisión, etc. sean
invocados como tales, ya que de serlo realmente no habría posibilidad de hacer pagar o entregar
antijurídicamente.
Estas modalidades de las exacciones agregan a su ejecución un medio que esta a lo menos tan
próximo al engaño como la intimidación.
Autor de este delito es el funcionario publico que ejecuto la exacción. Si su apropiación fuere
cometida por una persona distinta el hecho podrá configurar otro delito, pero no concusión,
puesto que faltaría de parte del tercero la exigencia a nombre del estado que caracteriza el delito
inicial y no podría hablarse para el de convertir.
La exacción puede convertirse en provecho propio o de un tercero, pero autor es el funcionario.
Es posible la participación.
Subjetivamente, la concusión es un delito doloso, bastando la conducta y la voluntad de convertir
el objeto de la exacción en provecho propio o de 3°.
La ley tiene por autor solo al funcionario publico aunque la acción material halla sido ejecutada por
otro que no tenga tal carácter. Esta 2° persona puede ser un instrumento, consiente o no del
funcionario pero este es el único que puede llegar al conocimiento de la utilización de los datos en
forma típica.
La acción consiste, en utilizar para si o para uno 3°, informaciones o datos de carácter reservados
de los que haya tomado conocimiento en razón del cargo. El núcleo del tipo consiste aquí en
utilizar, es decir, en obtener un provecho del uso de algo.
Son operaciones que, consideradas con independencia del conocimiento funcional, tienen toda la
apariencia de un hecho licito.
No se trata de haber obtenido una contraprestación “por la noticia”, sino por haberla usado para
lograr un beneficio.
El delito se consuma al utilizar el dato o informe con fines de lucro. No se requiere consecuencia o
resultado alguno. Menos aun perjuicio económico para la adm. publica, que lo común será que no
se cause. Es viable la tentativa.
Objetivo material del conocimiento obtenido y utilizado, debe ser un informe o dato de carácter
reservado.
El dato o informe debe ser de carácter reservado, es decir, de aquellos cuya comunicación, a
personas ajenas al ámbito funcional que los posee esta prohibida.
Subjetivamente el delito 268 (1) es doloso. La norma señala un elemento subjetivo especifico que
debe acompañar al dolo: el fin de lucro. Es el animo que inspira la acción. Eso es lo típico; que se
obtenga o no beneficio cae fuera del tipo.
8. El prevaricato
Se trata de hechos contrarios a la adm. publica y , especialmente, a la adm. de justicia. Aunque
estos delito lesionen, generalmente, intereses particulares, el daño que
experimenta la adm. es el que prevalece para establecer la objetividad jurídica del hecho.
La acción descripta en el 1° parr. del art. 269 consiste en dictar resoluciones contrarias a la ley
expresa invocada por las partes o por el mismo juez o en citar para fundar una resolución hecho o
resoluciones falsas.
Son dos formas de delito, que responden respectivamente a las modalidades del llamado
prevaricato de derecho y prevaricato de hecho. En ambos supuestos la acción propiamente dicha
consiste en dictar resoluciones. En un caso son contrarias a la ley expresa invocada; en el otro se
funda en hechos y resoluciones falsas.
La invocación o la cita debe ser hecha en una resolución: es decir, en ejercicio de la función
especifica de administrar justicia.
Toda resolución judicial en la que se decida sobre una cuestión sometida a juicio es susceptible
de prevaricato. Quedan excluidas las decisiones tomadas en función de superintendencia, con las
cuales eventualmente podrá cometer el juez abuso de autoridad. El art. requiere, en su primera
modalidad que la resolución sea contraria a la ley expresa invocada por las partes o por el mismo
juez.
La segunda modalidad del prevaricato es la de hecho, consistente en citar hechos o resoluciones
falsas.
Debe mediar una relación entre el hecho o resoluciones falsas citada y el modo de decidirse el
asunto sometido a conocimiento del juez.
Es un delito instantáneo que se consuma en el momento de dictarse la resolución, con
independencia de que se cause daño o de que sea susceptible de recurso. La revocatoria en una
instancia superior nada significa para la configuración del delito. No parece imaginable la
tentativa.
Entre el error o la negligencia y el dolo, hay en el prevaricato una serie de matices intermedios. El
primero de esos matices esta dado por la interpretación que el juez debe hacer de la ley para
aplicarla al caso concreto. Todo aquello que caiga dentro de los limites de la interpretación esta
forma esta fuera de la figura del prevaricato.
El tercero y ultimo parr. del art. 269 declara aplicable, en su caso, a los árbitros y arbitradores
amigables componedores lo dispuesto en el parr. 1° de es art. La remisión únicamente del 1° parr.
se explica por que las personas enunciadas no pueden dictar sentencia en causa criminal.
La acción consiste en decretar prisión preventiva por delito en virtud de cual no procede o en
prolongar la prisión preventiva que es procedente, por mas tiempo que el que corresponde a la
pena max. fijada para el delito, de acuerdo con el computo determinado en el art. 24 del C.P.
Cuando se trata de la prisión preventiva por delito por el cual no procede, no basta con la decisión
que contiene el pronunciamiento, el cual puede ser dictado a otros efectos, sino que es preciso
que tenga lugar la efectiva detención.
El hecho se consuma al hacerse efectiva la detención o en el momento en que el termino de la
prisión preventiva sobrepase el max. de la escala penal amenazada para el delito de que se trata.
El resultado dañoso es aquí indispensable.
El aspecto subjetivo presenta un problema de interés. Parte de nuestra doctrina lo considera un
delito doloso.
Si fuera dolosa, debiera ser sancionada con una escala penal mayor que la que corresponde al
prevaricato simple y menor que la determinada para los casos de condena en causa criminal,
puesto que decretar una prisión preventiva ilegal es mas grave que las formas de prevaricato
simple, pero indudablemente menos grave que una condena en juicio penal.
Por otra parte los delitos de privación de libertad simple y abuso de libertad, hechos ambos que
quedarían comprendidos en esta modalidad de prevaricato, de ser dolosos, están amenazados
con pena privativa de libertad, mientras la norma determina solamente multa.
Autor de este delito solo puede ser un juez competente en materia penal o correccional.
El prevaricato de los auxiliares de la justicia (art. 271)
Será reprimido con multa de [dos mil quinientos a treinta mil pesos] e inhabilitación especial de
uno a seis años, el abogado o mandatario judicial que defendiere o representare partes contrarias
en el mismo juicio, simultánea o sucesivamente, o que de cualquier otro modo perjudicare
deliberadamente la causa que le estuviere confiada.
La acción consiste en defender o representar partes contrarias en el mismo juicio o en perjudicar,
de cualquier modo, la causa que se ha confiado al abogado o mandatario judicial.
Quedan comprendidos los juicios de cualquier fuero y la actuación puede ser simultanea o
sucesiva. Están excluidos los abogados que hallan sido consultados por ambas partes, al margen
de la actuación judicial.
El hecho se consuma en el momento de causarse un perjuicio. Se trata de un delito material.
Sujeto activo pueden ser los abogados y mandatarios que actúan en juicio. La actuación puede
tener lugar en forma ostensible o encubierta por una tercera persona.
La denegación de justicia. El primer párrafo del art. 273 reprime con inhabilitación absoluta de 1 a
4 años al juez que se negare a juzgar so pretexto de obscuridad, insuficiencia o silencio de la ley.
Sujeto de este delito debe ser un juez, comprendiendo también a los magistrados de todas las
instancias y de los tribunales unipersonales o colegiados.
La acción consiste en negarse a juzgar. Y esa negativa ha de pretextar oscuridad insuficiencia o
silencio de la ley.
La acción no consiste en no juzgar, sino en negarse a hacerlo.
El hecho se consuma con la simple negativa pues queda cumplido el verbo que constituye el
núcleo del tipo. No se requiere la causación de perjuicio alguno. La tentativa no es posible.
Subjetivamente la denegación de justicia del 1° parr. de art. 273, es un delito doloso.
El retardo de justicia. El 2° parr. del art.273.
Autor de este delito debe ser un juez.
La acción propiamente dicha consiste en retardar la administración de justicia.
El vencimiento de los términos sin que el juez se pronuncie, por si solo, no configura delito.
Tampoco se satisface el tipo con el requerimiento de las partes, si los términos no están vencidos,
pues en tal caso el pedido no obliga al juez.
El hecho se consuma cuando el juez incurre en retardo después de vencidos los términos legales
y de haber sido requerido por las partes.
No se requiere la producción de perjuicio alguno. No es posible la tentativa.
El hecho es doloso y el retardo debe haber sido malicioso.
Incumplimiento del deber de persecución y represión de delincuentes. (art. 274)
El funcionario público que, faltando a la obligación de su cargo, dejare de promover la
persecución y represión de los delincuentes, será reprimido con inhabilitación absoluta de seis
meses a dos años, a menos que pruebe que su omisión provino de un inconveniente insuperable.
Se trata de un delito de omisión. La acción consiste en no promover la persecución y represión de
delincuentes, cuando el cargo impone esa obligación.
El delito queda consumado con la omisión, independiente de los resultados (la no obtención del
delincuente).
El sujeto activo de este delito puede ser el funcionario publico cuyo deber especifico comprenda
la persecución y represión de los delincuentes.
Subjetivamente, el hecho es doloso, sin que la ley contemple ningún elemento especifico. El dolo
se llena con el conocimiento de la obligación de orar que resulta del cargo y la voluntad de
abstenerse.
El delito no se comete si el funcionario prueba que su omisión provino de un inconveniente
insuperable, es innecesario.
10. El encubrimiento
Articulo 277.* [Será reprimido con prisión de seis meses a tres años, el que, sin promesa anterior
al delito, cometiere después de su ejecución, algunos de los hechos siguientes:
1. Ayudare a alguien a eludir las investigaciones de la autoridad o a sustraerse a la acción de ésta,
u omitiere denunciar el hecho estando obligado a hacerlo;
2. Procurare o ayudare a alguien a procurar la desaparición, ocultamiento o alteración de los
rastros, pruebas o instrumentos del delito, o a asegurar el producto o el provecho del mismo;
3. Adquiriere, recibiere u ocultare dinero, cosas o efectos que sabía provenientes de un delito, o
interviniere en su adquisición, recepción u ocultamiento, con fin de lucro. Si el autor hiciere de ello
una actividad habitual la pena se elevará al doble.]
Articulo 278.* [El que, con fin de lucro, adquiriere, recibiere u ocultare dinero, cosas o efectos que
de acuerdo con las circunstancias debía sospechar provenientes de un delito, será reprimido con
prisión de tres meses a dos años. Si el autor hiciere de ello una actividad habitual, la pena se
elevará al doble.]
Articulo 279.* [Están exentos de pena los que hubieren ejecutado un hecho de los previstos en los
incisos 1 y 2 del artículo 277 a favor del cónyuge, de un pariente dentro del cuarto grado de
consanguinidad o el segundo de afinidad, de un amigo íntimo o de una persona a la que debiesen
especial gratitud.
La exención de pena a que se refiere el párrafo anterior no se aplicará al que haya ayudado
a asegurar el producto o el provecho del delito o al que haya obrado por precio.]
Falso testimonio
Dispone el art. 275: Será reprimido con prisión de un mes a cuatro años, el testigo, perito o
intérprete que afirmare una falsedad o negare o callare la verdad, en todo o en parte, en su
deposición, informe, traducción o interpretación, hecha ante la autoridad competente.
Si el falso testimonio se cometiere en una causa criminal, en perjuicio del inculpado, la pena será
de uno a diez años de reclusión o prisión.
En todos los casos se impondrá al reo, además, inhabilitación absoluta por doble tiempo del de la
condena.
La condición del sujeto activo es elemento del delito de falso testimonio. Pueden ser autores el
testigo, perito o interprete.
Testigo es la persona llamada a declarar según su experiencia personal, acerca de la existencia
y naturaleza de u hecho.
Testigo puede ser cualquiera, sin mas condición que la de ser persona capaz y no estar
alcanzada por la inhabilitaciones legales dispuestas por los códigos de procedimiento. En causa
penal no pueden ser llamados como testigos el cónyuge del acusado, sus ascendientes y
descendientes, legítimos o naturales legalmente reconocidos; sus hermanos legítimos o naturales
igualmente reconocidos, sus afines hasta el segundo grado; los tutores y pupilos, recíprocamente.
Peritos son las personas que poseen especiales conocimientos científicos, artísticos o prácticos.
Interpretes son quienes poseen un idioma y expresan en el nuestro los dichos vertidos en la
lengua de la que son interpretes.
La ley coloca a estos sujetos en un pie de igualdad con los testigos.
La acción propiamente dicha en afirmar una falsedad o negar o callar la verdad, en todo o en
parte.
a) Afirmar una falsedad es la más típica de las acciones del testigo falso y consiste en un
hecho positivo.
b) Quien niega la verdad, también ejecuta un acto positivo, pues negar supone un hacer,
como supone, también, que se ha preguntado algo, que es lo que se niega.
c) El callar la verdad puede constituir un acto puramente negativo, al no decir algo que se
sabe.
Exige 3 elementos:
a) Que sea completa
b) Hecha ante juez competente
c) Realizada con todas las formas requeridas para su validez por la ley procesal.
El falso testimonio se consuma en el momento de quedar concluida la declaración o presentarse
el peritaje o informe. El testigo y el interprete puede rectificarse hasta el momento de cerrarse el
acto. En cuanto a los perito no se puede decir que hayan incurrido en falsedad en su informe o
traducción hasta el momento en que estos han sido presentados a la autoridad competente.
La tentativa es rechazada, pues se trata de un delito de peligro potencial.
Las modalidades agravadas. (art. 275 seg. Parr. y 276).
Si el falso testimonio se cometiere en una causa criminal, en perjuicio del inculpado, la pena será
de uno a diez años de reclusión o prisión.
En todos los casos se impondrá al reo, además, inhabilitación absoluta por doble tiempo del de la
condena.
276. La pena del testigo, perito o intérprete falso, cuya declaración fuere prestada mediante
cohecho, se agravará con una multa igual al duplo de la cantidad ofrecida o recibida.
El sobornante sufrirá la pena del simple testigo falso.
La materialidad del delito es la misma que la de la figura básica. La única diferencia radica en que
la declaración se obtiene mediante cohecho. Esto quiere decir que el testigo, perito o interprete
recibe dinero o cualquier otra dádiva apreciable pecuniariamente para declarar con falsedad.
El delito se consuma con la declaración falsa, lo que importa que cuando se soborna al futuro
declarante, perito o interprete para que declare o informe una falsedad y la declaración no tiene
lugar por circunstancias ajenas a la voluntad del sobornante o testigo, el delito queda en grado de
tentativa.
El falso testimonio es un delito doloso. Queda descartada toda conducta culposa no se requiere
propósito especifico alguno; ni siquiera el del causar perjuicio; una falsedad afirmada para
beneficiar también se configura falso testimonio.
El dolo requiere conocimiento conciencia y voluntad de afirmar lo falso o negar lo verdadero.
Quien miente creyendo decir la verdad, no comete falso testimonio, por que subjetivamente no
miente.
Tampoco delinque quien dice la verdad creyendo que miente, pero esto por razones objetivas,
puesto que falta un elemento del tipo. Cuando se trata de la modalidad agravada, el dolo debe
alcanzar el conocimiento de que se actúa en causa criminal y de que la persona en cuyo perjuicio
se obra es el inculpado.
La coacción y el error que excluye el dolo, eliminan el delito.
Bibliografía