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“El psicoanálisis por venir” Prof. Dr. Alfredo Eidelsztein Clase N° 8 – Viernes 04-09-09
Clase Nº 8
1
Revista de terapia cognitivo-conductual. Año IX, Nº 17. Agosto-Septiembre 2009. CETECIC.
2
Op. cit. p. 4.
3
Le Goff, J. y Truong, N. (2005). Una historia del cuerpo en la Edad Media. Madrid: Paidós Ibérica.
4
Mauss, M. (1995). Las técnicas del cuerpo. En Sociología y antropología. Madrid: Tecnos. p. 342.
5
Cf. http://www.scribd.com/doc/16804518/Mauss-Marcel-Les-Techniques-Du-Corps
Les propongo que, si no se atacan los prejuicios respecto de los cuales eso
aportado por Lacan es “nuevo”, podríamos seguir creyendo que sostenemos lo
nuevo cuando en realidad habremos hecho una subducción de eso nuevo al
statu quo ante de la discusión. Y esto es inexorable que sea así porque los
prejuicios de los que estamos hablando son prejuicios sociales, culturales, de
Occidente, no son prejuicios psicoanalíticos, lo que lo transforma en algo más
complicado. Porque todos habitamos en un sistema que antiguamente se
hubiera llamado “ideológico”, que sostiene fundamentalmente tres o cuatro
principios, que es el principio fundamental respecto del saber y es que el saber
se obtiene por la experiencia.
Vamos ahora sí a Popper y La miseria del historicismo. Los ex marxistas se
darán cuenta de la filiación de este título, que ironiza un título de Marx que es
La miseria de la filosofía. El mismo Popper escribe en la introducción:
7
Popper, K. (2006). La miseria del historicismo. Madrid: Alianza. p. 9.
8
Popper, K. (2006). Op. cit., p. 113.
9
Popper, K. (2006). Op. cit. p. 138.
10
Ibíd.
11
Ibíd.
Ahora bien, todo esto, creo yo, no es verdad sólo para las ciencias naturales, sino
también para las ciencias sociales. Y en las ciencias sociales es aún más obvio
que en las ciencias naturales, que no podemos ver y observar nuestros objetos
antes de haber pensado sobre ellos.
Esto es parte del método de explicación por medio de la reducción o, dicho de otra
forma, de deducción a partir de hipótesis, el método hipotético-deductivo.
Muy a menudo no nos damos cuenta de que estamos operando con hipótesis o
teorías y, por tanto, confundimos nuestros modelos teóricos con cosas concretas. 13
12
Op. cit. p. 152.
13
Popper, K. (2006). Op. cit., p. 153.
muy importante. Todos los autores con los que vamos a trabajar son de los más
grandes.
¿Por qué el cuerpo en la Edad Media? Porque constituye una de las grandes
lagunas de la historia, un gran olvido del historiador. 14
Ahí ya hay algo. Si somos psicoanalistas, si alguien dice “un gran olvido”,
deberíamos pensar si se trata de represión, de desmentida, de algún
mecanismo de defensa o algo resistido allí.
Aquí hay un diagnóstico: como si la vida del cuerpo se situara fuera del
tiempo (Medioevo) y fuera del espacio (Europa). Como si pudiese haber un
cuerpo que vive fuera del tiempo y del espacio, como si no requiriese del
tiempo y el espacio, porque la vida se aloja en la inmovilidad mundial de la
especie humana, que se mantiene igual desde Neanderthal. Hay un prejuicio
que se verifica en que no se pregunta cómo es considerado el cuerpo en la
sociedad y en cada época, porque se considera que la vida del cuerpo está
alojada en el concepto de especie.
Era preciso pues, dar cuerpo a la historia y dar una historia al cuerpo.
Efectivamente, el cuerpo tiene una historia. La concepción del cuerpo, su lugar en
la sociedad, su presencia en el imaginario y la realidad, en la vida cotidiana y en
los momentos excepcionales, han cambiado en todas las sociedades históricas. 16
En la disciplina histórica, durante mucho tiempo ha reinado la idea de que el
cuerpo pertenecía a la naturaleza y no a la cultura. Ahora bien, el cuerpo tiene una
historia.17
14
Le Goff, J. y Truong, N. (). Una historia del cuerpo en la Edad Media. Madrid: Paidós Ibérica. p. 11.
15
Ibíd.
16
Op. cit., p. 12.
17
Op. cit., p. 18.
Lo que hay que subrayar allí es “el cuerpo es”, ya que los psicoanalistas
dicen que el cuerpo es sustancia gozante. Con sustancia gozante están
queriendo decir –aunque no saben lo que dicen- que, en esencia, no es
histórico. Esa es la esencia del argumento. Y no es histórico en el punto en que
no es modificable, por lo tanto, la dirección de la cura se va a articular –toda
ella- a que hay ahí un elemento que es propio a la esencia de esa sustancia
tridimensional y que no será afectado ni afectable por la palabra.
18
Le Goff, J. y Truong, N. (2006). Op. cit., p. 19.
19
Op. cit., p.. 20.
Lo cual demuestra que una serie de cosas realmente naturales para nosotros, son
históricas.20
Lo cual demuestra que una serie de cosas realmente naturales para nosotros, son
históricas.
20
Le Goff, J. y Truong, N. (2006). Op. cit.
Elías [Norbert Elías] muestra a su vez que estas funciones corporales llamadas
naturales, son culturales, es decir, históricas y culturales.
La historia del cuerpo sería, de ese modo, lo no pensado de la civilización
occidental.21
21
Le Goff, J. y Truong, N. (2006). Op. cit., p. 25.
fuerte represión del cuerpo, cuestión que habría que ver si era así. Pero es lo
que enseñan en la facultad en las primeras materias de psicoanálisis, y es ahí
donde tenemos que ir a buscar nuestros problemas, si no, después seguimos
siempre de la misma manera.
La historia del cuerpo en Occidente tiene una relación en banda de Moebius,
de dos caras que parecen distintas, que confluyen en ser sólo una, de las
cuales sólo se reconoce, supuestamente, una.
Esta es la versión que solemos manejar todos, pero lo que sigue es clave:
Y del otro, con la encarnación de Dios en el cuerpo de Cristo hace del cuerpo del
hombre el tabernáculo del Espíritu Santo.22
Es decir, hay una represión del cuerpo, articulada íntimamente a una enorme
sobrevalorización del cuerpo tal que, como lo destaca Le Goff, la religión
cristiana es la única religión que hubo y que habrá que pudo sostener esta idea
que es absolutamente increíble y es que en el paraíso reencarnan los cuerpos.
Hay una recuperación de los cuerpos en el cristianismo, no de las almas.
Ahora vamos a leer un poco de Marcel Mauss, de esta conferencia que es
hermosa, muy abierta y clara, se disfruta mucho su lectura. Es del Journal de
psicología Nº 32, Nº 3 y 4, 15 de marzo y 15 de abril de 1936; comunicación
presentada a la Sociedad de Psicología el 17 de mayo de 1934. Hay algo muy
interesante que debemos saber y es que para Marcel Mauss, al menos según
la lectura de Cláude Lévi-Strauss, la psicología debe ser una disciplina
subsidiaria de la etnología y la sociología, es decir, todo lo que suceda
psicológicamente en alguien es debitario del sistema social y cultural donde
ese alguien habita. Esa es la perspectiva de C. Lévi-Strauss sobre Marcel
Mauss y lo dice en ese artículo que Lacan critica en “Subversión del sujeto…”
porque Lévi-Strauss, tomando el mana de Marcel Mauss y equiparándolo al
símbolo 0 (cero), cree leer el concepto S(%) [S de A tachado] de Lacan, cuando
en realidad, con S(%) [S de A tachado] Lacan se está refiriendo a la falta del
22
Op. cit., p. 31.
En esas condiciones, hay que decir simplemente que nosotros tenemos relación
con las técnicas del cuerpo. El cuerpo es el primer y más natural instrumento del
hombre.24
cavar trincheras con palas que había proveído el ejército francés. Los soldados
ingleses no podían cavar, porque las palas tenían una forma tal que se
amoldaba a la forma de cavar de los franceses pero los ingleses no podían
cavar con esas palas. Más aún, dice Mauss que en esa guerra se descubrió
que había muchos soldados que descansaban en posición de cuclillas. Y a
Mauss le sorprendió, porque esa posición es incomodísima de sostener por
más de cinco minutos, ya que las piernas empiezan a doler. Sin embargo, dice
que Occidente es la única civilización que existió -y que existe- que no utiliza
esa posición para descansar (por considerarla anti-natural). La posición de
cuclillas es la más cómoda, en ciertas culturas. Para Occidente, es la más
incómoda. Tanto la cultura que cree que es cómoda como la que cree que es
incómoda, ambas creen que es por cuestiones naturales. Pero es
absolutamente cultural. Inclusive dice Mauss que en la guerra aprendió a
dormir de pie.
El artículo de Cláude Lévi-Strauss “Introducción a la obra de Marcel Mauss”
es fundamental, importantísimo, imprescindible. Mucho más importante que
“Las estructuras elementales del parentesco” o los de Antropología estructural.
Es un artículo de corte, porque es el artículo sobre estructura. Es el artículo
fundante del concepto de estructura. Saben que Lacan dijo que tomó su noción
de estructura de Cláude Lévi-Strauss. Emilio de Ípola, en su libro Althusser: el
infinito adiós, critica a J.-A. Miller porque toma la antropología estructural pero,
llamativamente, deja afuera este artículo. Y lo deja afuera porque, con este
artículo, la noción de goce de Miller es insostenible. Este artículo de Lévi-
Strauss está también en la recopilación Sociología y antropología. Allí está
también, además de “Las técnicas del cuerpo”, un artículo muy lindo sobre el
concepto de persona de Mauss y el artículo sobre el don. El don es lo que
Freud nunca entendió. El gran problema teórico de Freud es que se dé “nada
por nada”, cosa que Freud jamás entendió. Para Freud siempre se da algo por
algo, por ejemplo, su teoría del chiste: yo, al contarte un chiste hago un trabajo
respecto del cual tú te ríes porque te ahorras un trabajo de sublimación
equivalente. Es algo por algo. A pesar de su rechazo explícito, Freud es
marxista, más marxista que Marx, ya que para él todo es por economía. Eso se
llama, en marxismo, infraestructura o estructura de base: todo es por
economía. Y Marx tampoco entendió nunca que haya nada por nada: siempre
A los hombres les molesta cuando la mujer dice que está cansada o que le
duele la cabeza porque, según las mujeres, los hombres son como los boy
scouts: siempre listos. Una paciente decía así de su marido, que era como un
boy scout, siempre listo, siempre tenía ganas. A ella no le caía nada bien que él
siempre quisiera, le molestaba ese “siempre”, que él siempre tuviera ganas.
Ella quería buscarlo y que, alguna vez, él la rechazara. No quería ya saber que,
cada vez que ella lo buscase, él iba a aceptar. ¿Por qué los hombres están
siempre listos? Nosotros creemos que es natural.
Muchas veces les conté la anécdota de la psicoanalista que vino a
supervisar y dijo que le llamaba mucho la atención que su paciente fuera virgen
a los 23 años, seguramente porque ella misma se inició sexualmente mucho
antes. ¿Por qué le llamaría la atención, si no? ¡Hace la intervención clínica en
función de la norma! Pero ese no es hoy nuestro problema. Nuestro problema
es que esa señora analista estaba creída de que había necesidades naturales,
físico-químicas, para iniciarse sexualmente antes de los 23 años. Estaba
trabajando con la idea de que su paciente estaba muy reprimida, como hacía
Freud con Dora y las bellezas del Sr. K. ¡Freud decía que conocía al Sr. K, que
era atractivo y no entendía cómo a Dora no le gustaba! Freud partía de una
supuesta ley que diría que frente a un hombre así, una mujer se debería
excitar. No importa la validez de esa ley. El problema es que se lo considera
natural, especialmente en psicoanálisis bajo la forma de libido, pulsión y goce.
Me parece que el enclave más anti-racional y que más rechazan Marcel
Mauss, Cláude Lévi-Strauss y Jacques Lacan es el medio psicoanalítico.
Porque en el medio psicoanalítico, estos prejuicios adquieren la potencia de un
rasgo identificatorio: los psicoanalistas somos quienes decimos que es el
cuerpo el que domina la posición de todas las personas, bajo la forma de la
libido, la pulsión y el goce. Contra la pulsión no hay nada que hacer: la pulsión
siempre gana, porque el cuerpo siempre gana, la biología siempre gana.
26
Lévi-Strauss, C. (1979). Introducción a la obra de Marcel Mauss. En Sociología y antropología. Madrid:
Tecnos. p. 15.
27
Lévi-Strauss, C. (1979). Op. cit., p. 16.
28
Op. cit., p. 18.
29
Lévi-Strauss, C. (1979). Op. cit., p. 28.
Decimos que ese es un crimen real, aunque se lo haya cometido en una forma
edípica,
…y su fautor sería castigado con toda justicia si las condiciones heroicas en que
se lo da por realizado no hiciera las más de las veces asumir la responsabilidad al
grupo que cubre al individuo.
Recuperemos, pues, las límpidas fórmulas que la muerte de Mauss devuelve a la
luz de nuestra atención. Las estructuras de la sociedad son simbólicas. El
individuo, en la medida en que es normal, se vale de ellas para conductas reales,
y, en la medida en que es psicópata, las expresa a través de conductas
simbólicas.30
Pero resulta evidente que el simbolismo así expresado sólo puede ser parcelario;
a lo sumo se puede afirmar que señala el punto de ruptura ocupado por el
individuo dentro de la red de las agregaciones sociales. 31
Pero resulta evidente que el simbolismo así expresado sólo puede ser parcelario;
a lo sumo se puede afirmar que señala el punto de ruptura ocupado por el
individuo dentro de la red de las agregaciones sociales.
32
Lacan, J. (1988). Op. cit., p. 124.
D E falla
A J G HM
F C N B
Pero no es necesaria esta génesis para que la estructura significante del síntoma
quede demostrada. Descifrada, es patente y muestra impresa sobre su carne la
omnipresencia para el ser humano de la función simbólica. 33
33
Lacan, J. (1988). “La Cosa freudiana o el sentido del retorno a Freud en psicoanálisis”. En Escritos 1.
Buenos Aires: Siglo Veintiuno. p. 398.
Aquí hay una discusión marxista pura. Lo que les dije antes sobre el
economicismo de Marx, de que la sociedad se estructura por la base
económica, es cierto ¿para toda época y para toda cultura? ¿O es diferente
para otras épocas y otras culturas? Polémica, no está resuelto. Hay párrafos de
Marx donde dice que es así para el capitalismo. De hecho, hay que observar
que para el capitalismo en su versión neo-liberal, la base de la sociedad ¿cuál
es? La economía. Hace muy poco el mundo casi se derrumba y fue porque
todo el mundo compró una fórmula que es que la base de todo es la economía.
Y que la economía tiene la virtud de ser como Dios: se autorregula por sí
misma, por lo tanto, no haría falta intervenir desde afuera controlándola. Eso se
llama “ley del mercado”. Se impuso en todo el mundo, hasta en el mundo
comunista. Y nos ha dejado con una pata fuera de la cornisa. Esto se debe a
que la teoría marxista es la imperante. ¿Por qué impera la concepción
marxista? Marx anticipó algún párrafo sobre esto. Y es que el capitalismo es un
sistema propenso a creer que la economía es la base de todos los
movimientos. Pensemos un poco: en el colegio sencundario se enseña que la
burguesía hizo golpes que defenestraron el movimiento feudal, ¿por qué
razón? Porque representaban las fuerzas económicas y la nueva acumulación
de capital. Mientras que el rey, ¿por qué era rey? Porque su padre había sido
rey, por el orden de las cosas y porque Dios así lo quiso. Por lo tanto, podría
ser que el economicismo impere en el capitalismo porque el capitalismo es
propenso a ello mientras que, en otros sistemas, los movimientos están dados
por la autoridad religiosa, por el sistema político o tradicional, etc. Con lo cual,
hay posibilidad de pensar en retrocesos etnológicos. “Etnos” quiere decir
“pueblo”. Hay sociedades que pueden estar regidas por el pueblo y hay otras
que pueden estar regidas por la economía; y puede ser tanto por una realidad
de las cosas o por una forma distinta de concebirlas. Con ese criterio, se podría
decir que los indios bororo también se regulan por cómo transitan las
34
Lacan J., (1988). Op. cit., p. 398.
35
Lacan, J. (1988). Op. cit., p. 398.
M. Stávile: pensaba que una de las definiciones de amor como “dar lo que no
se tiene a alguien que no es” tiene esta misma estructura.
A.E.: claro, porque hay que acentuar de un lado “no se tiene” y del otro lado “no
es”, por lo tanto es “no x no”, es decir, no es nada.
Seminario 4, clase VIII, de enero de 1957:
El principio del intercambio es nada por nada. Esta fórmula, como toda fórmula en
la que interviene el ambiguo nada, parece la misma fórmula del interés, pero es
también la fórmula de la gratuidad. En el don de amor, se da algo por nada, y sólo
puede ser nada. Dicho de otra manera, lo que constituye el don es que un sujeto
da algo de forma gratuita, pues tras lo que da está todo lo que le falta, el sujeto
sacrifica más allá de lo que tiene. Lo mismo ocurre por otra parte en el don
primitivo, tal como se ejerce efectivamente en el origen de los intercambios
humanos bajo la forma del potlatch.36
36
Lacan, J. (1996). El Seminario. Libro 4. Buenos Aires: Paidós. p. 142.