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“Todas las personas sueñan. Nuestro destino evolutivo es ser animales soñadores.
Cada noche soñamos unos cien minutos y esto representa unos 25 días al año,
¡casi un mes de vacaciones! El mundo onírico es más importante de lo que
creemos.”
En los últimos estudios del campo se ha demostrado que los sueños tienen una
función en el aprendizaje de los seres humanos. Cuando tenemos que adquirir
habilidades nuevas o realizar aprendizajes que requieren una concentración
significativa aumenta nuestra actividad onírica.
La capacidad de soñar es algo que tenemos los humanos pero no somos los únicos
que la poseemos. Dicha capacidad es algo que poseen todos los mamíferos y las
aves, los que no la posen son los reptiles. En la escala evolutiva parece que soñar
es una ventaja a no hacerlo ya que los animales más evolucionados los hacen.
Antes que nada aclara que nuestro cerebro queda constituido en nuestros
primeros años de vida, es decir aprendemos el modelo básico de vida en los dos
primeros años.
La primera capa es la que recibe los estímulos sensoriales más simples y de forma
directa como percibe un niño o un animal. La segunda capa que se activa de forma
automática cuando se activa la primera es la de asociación de ideas. Cuando llega
una percepción simple se ponen en marcha toda una serie de asociaciones que
para cada individuo tienen que ver con ella. Si durante el día una serie de
estímulos han activado mucho una zona de la pantalla durante la noche tendremos
un sueño relacionado con esto. Otra posibilidad es que soñemos algo que tenga
que ver con algún recuerdo que está teñido por la emoción, resaltando aquellos
que tiene que ver con la subsistencia del individuo, deseos a satisfacer o peligros a
evitar.
La tercera capa es donde se integran las diferentes percepciones para dar lugar a
los conceptos abstractos, asociando también una emoción. Es el lugar donde
tenemos los guiones nuestra vida y los esquemas aprendidos para entender el
mundo. Cuando no hay suficiente información el cerebro reconstruye la realidad es
decir la inventa. Vemos lo que nos parece. Los modelos que tenemos son tan
fuertes que cuando algo que percibimos no concuerda con la realidad en lugar de
cambiar el modelo a veces cambiamos la realidad.
EL SUEÑO EN SÍ MISMO
La razón por la que olvidamos los sueños es puramente de subsistencia, dado que
tenemos un mecanismo dentro de nuestro cerebro que bloquea el recuerdo. Esto
es especialmente útil en los mamíferos que no son humanos ya que sino actuarían
en función de los sueños y no en función de lo que esta pasando realmente. En los
humanos es algo distinto ya que tenemos la capacidad del lenguaje y podemos
decirnos unos a otros que son sueños. Esto lo podemos ver en los niños que les
cuesta ver la diferencia entre lo real y lo soñado hasta que sus padres les enseñan
que solo son sueños.
Estos nuevos hallazgos ponen en cuestión lo que se creía en los primeros trabajos
psicológicos con los sueños que realizo Freud. Para dicho autor el olvido tenia que
ver con represiones de la persona, es decir con cosas que la persona no quería
recordar.
Aunque el recuerdo en los humanos no provoca ningún peligro ya que podemos
contrastar unos con otros lo que ha ocurrido, seguramente el que se puedan
recordar debe ser algo bueno para la especie.
Como soñamos
Todos soñamos varias veces cada noche, aunque no nos acordamos de ello, cada
noventa minutos entramos en un ciclo de sueño. Si dormimos unas siete horas y
media atravesamos cinco ciclos de sueño cada noche.
Cuando nos dormimos entramos en ciclos de sueño que se dan cada noventa
minutos, estos ciclos están compuestos de dos tipos de sueño uno que los
científicos llaman sueño SOL que dura unos sesenta minutos y cuando este acaba
empieza el sueño REM (Rapid Eyes Movement) que es cuando soñamos
propiamente, que dura unos veinte minutos.
En la primera fase del sueño, que dura unos sesenta minutos, lo que nuestro
cuerpo realiza es una desaceleración de la actividad cerebral, se caracteriza por
movimientos lentos de los ojos y ensoñaciones muy vividas, en las que se ven
imágenes con color y mucho detalle. En un segundo momento es cuando se
activan los mecanismos de inhibición de la actividad sensorial y se pierde la
consciencia, es muy descansado. Es como sí el cuerpo se frenase en su actividad
motora.
Se activan las zonas cerebrales que ponen en marcha las imágenes y después la
parte correspondiente a las emociones y el cerebro vive una aventura como si
realmente nos moviéramos. Es cuando se producen los movimientos rápidos de los
ojos por los cuales se llama así a este tipo de sueño, aunque el resto del cuerpo
está totalmente paralizado para poder vivir una aventura onírica.
La duración de este tipo de sueño REM varía a lo largo de la noche el primer sueño
es más corto, solo dura cinco minutos y se va alargando a lo largo de la noche
pudiendo ser a las ocho horas de dormir el sueño de 45 minutos a una hora.
Resumen del libro El sueño lucido escrito por Consuelo Barea de la editorial
Oceano Ambar.