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5.

PRINCIPIO DE TOTALIDAD O DOBLE EFECTO


MODELOS DE ÉTICAS COMPEMPORÁNEAS
En ética, una regla magna es; “hacer el bien y evitar el mal”, ¿pero esto es
siempre posible? ¿No es cierto que a veces para hacer un bien también hay que
hacer un mal? ¿Dónde estaría la contradicción? En este tema vamos a ver algo
sobre la “colisión de deberes”, y diferentes concepciones o modelos de éticas
contemporáneas.

5.1 PRINCIPIO DE TOTALIDAD O DOBLE EFECTO

Son muchas las situaciones en que nos encontramos con una conciencia
dudosa o perpleja, porque debemos elegir un bien y al mismo tiempo hacer un
cierto mal, lo que llamamos en ética; “colisión de deberes”. Muchas veces tenemos
que tomar decisiones en las cuales nos sentimos incómodos o a veces, por falta de
discernimiento; culpables. Por ejemplo; Se debe corregir a un hijo para su bien, pero
al mismo tiempo debemos someterlo a un castigo que le va a pedir cierto sacrificio...
Se debe salvar la solvencia económica de la empresa y al mismo tiempo se deben
despedir a varios trabajadores.. El médico no puede proceder a tratar una cierta
enfermedad porque el enfermo no tiene medios económicos para seguir su
tratamiento, y por ello le oculta al enfermo la posibilitad de sanarse, relativizando su
situación... etc.

La pregunta es: ¿Se puede tener una conciencia cierta o verdadera ante una
colisión de deberes? Un principio básico en ética es que el fin no justifica los medios,
pero, ¿se puede aceptar un cierto mal para hacer un bien? ¿Cómo despejar una
conciencia perpleja ante una colisión de deberes?

El principio de Totalidad es la evolución filosófica moral del llamado “principio


del doble efecto”, llamado así por la colisión de deberes que a veces se da ante una
elección y decisión ética.

Ya antes de Cristo, y en especial desde la Edad Media, se discutía sobre la


legítima defensa personal y como consecuencia la legitimidad de la guerra, el límite
de aceptación de la tortura con mutilación de órganos, etc. Hoy hablamos de pena
de muerte, contracepción, aborto indirecto, trasplantes de órganos, medicina
genésica, inseminación artificial, lobotomías, eutanasia y distanasia, reconversión
industrial y desempleo, desarrollo ecológico sustentable del planeta, desarrollo
económico global, etc. Todas estas realidades y otras, presentan una colisión de
deberes que causan un doble efecto, es decir, para hacer un bien se tolera un cierto
mal proporcionado a la totalidad del bien que se adquiere. O dicho de otra manera,
hay algunos efectos malos tolerados por gravísimas razones que no se consideran
como imputables.
5.1 PRINCIPIO DEL DOBLE EFECTO

Muchas veces no es fácil la definición neta entre el bien y el mal, la cual es


propia de la mentalidad infantil, y cuando se trata de adultos, esta mentalidad
acostumbra a ser superficial o incluso de posiciones intolerantes de procesos de
inmadurez moral como son las decisiones de carácter heterónomas o sociónomas
que corresponden a estadios de evolución moral del niño y adolescente

Es de buen juicio suponer que el mal hay que limitarlo todo lo que éticamente
sea posible, y al mismo tiempo, que esté permitido en determinadas situaciones.
Pero esta condición crea las dudas más frecuentes al tratar de saber si existe una
razón justa y proporcionada a la realidad que se quiere aplicar.

Algunos autores exponen el principio clásico del “bien mayor” o del “doble
efecto” La elección no se da entre el bien y el mal, sino entre un bien mayor y otro
bien menor derivándose de ello un efecto colateral malo proporcional que no es
querido en sí mismo, pero si tolerable en sus límites. De no ser así, nos privaríamos
del efecto bueno posible permitiendo un efecto malo todavía peor.
De hecho, lo que se hace es contrapesar el bien y el mal, elegir el bien mayor y el
mal menor posible. Cuando el cirujano amputa un miembro del cuerpo obra bajo
este principio. O por ejemplo, los efectos colaterales de ciertos medicamentos o
alimentos, etc. 1

Toda norma encarna algún valor, no obstante siempre resulta peligroso


deshacerse de las normas, pues con ellas podrían tirarse por la borda también los
valores. Sin embargo, se dan situaciones en las que la norma no salvaguarda el
mayor número de valores. Incluso en casos límites, podría ser que la norma
obtuviese un resultado opuesto. A veces, lo mejor puede resultar ser enemigo de lo
bueno

Por ejemplo, la norma que condena el aborto, está ciertamente al servicio de


la vida y, por tanto, hay que mantenerla con firmeza hoy más que nunca, cuando
los abortos provocados por meros fines hedonistas con interés demográfico y
sanitario son tan numerosos. Pero cuando se produjese una situación conflictiva en
la que no fuese posible salvar a la madre y al niño, como en un embarazo ectópico
(el óvulo se anida en las trompas y se hace inviable, de lo contrario perecería no
solo el feto, sino también la madre) una eventual excepción a la norma que prohíbe
todo aborto, ¿sería aún una ofensa a la vida, o no más bien una defensa de la vida,
es decir, de la única vida que en concreto es posible salvar? En este caso sería un
aborto indirecto, es decir, no se busca directamente quitar la vida del no nato, sino
de dos vidas perdidas salvar una.

1Ciertas propagandas estatales de prevención de enfermedades sexuales como el uso del


preservativo contra el contagio del SIDA, o a aspectos demográficos como los embarazos no
deseados, responden al principio de doble efecto, de dar confianza a la población con aparente
máxima seguridad para que se infecten o embaracen el menor número posible.
¿No podrá decirse lo mismo del divorcio, cuya condena es la obligada
defensa del amor, mientras que la permisión, de los casos justificados, podría
resultar en algún caso del reconocimiento del nuevo amor, el único que en concreto
fuera dable salvar?.
En la praxis eclesiástica católica no se admite el término divorcio, pero se
pueden anular matrimonios por el “privilegium fidei”, por el privilegio de la fe o
también llamado “privilegio paulino”. 2 Pero la misma Iglesia razona su principio
teológico del matrimonio indisoluble, no solamente por el dogma de su fe, sino por
el convencimiento racional de que el divorcio no es un mal menor, sino un mal mayor
que relativiza la costumbre cultural del compromiso de los cónyuges afectando
especialmente a los hijos, a la mujer y a la familia
También es cierto que de hecho, las normas no son absolutas, sino –por la
debida autoridad- Instrumentales. 3 y la “epiqueya” elige lo que es mejor más allá de
la ley.

ÉTICA DE SITUACIÓN

¿El fundamento de la ética en la Ley Natural quiere decir que las normas
éticas son inmutables? ¿De ello se sigue que hay principios éticos universales que
obligarían por igual a todos los seres humanos por pertenecer a la misma
naturaleza? (objetivismo)
¿O la naturaleza humana existente es mudable, cambiable y relativa al
tiempo? ¿Puede haber por ello leyes universales morales que dependan de la
situación o circunstancia? (subjetivismo)
La máxima “Semper, sed non pro semper”, (siempre, pero no siempre) es
decir, estar siempre dispuesto a cumplir el imperativo moral que corresponde, pero
no siempre estar obligado a dar forma concreta a la exigencia general y situaciones
que obligan siempre. “Semper et pro semper” (siempre y por siempre) hay que
entenderlas bien.

Cabe recordar el principio de que el valor o validez de un acto ético se mide


teniendo en cuenta: el fin elegido, la intención o motivación y la circunstancia en que
se dan los hechos.

EL OBJETO ELEGIDO
LA
VALORACIÓN
DE UN ACTO LA MOTIVACIÓN
ÉTICO
DEPENDE DE: LA CIRCUNSTANCIA

2
Tanto en la Iglesia Católica como en la Iglesia Ortodoxa no se acepta el divorcio, porque la norma de su fe hace el vínculo
matrimonial indisoluble, excepto los casos de nulidad en los cuales se reconoce que no hubo sacramento. En la tradición de
la Iglesia Ortodoxa –bajo la tesis teológica de apelar a la misericordia de Dios Padre- se da la posibilidad de unas segundas
nupcias en los casos de personas separadas inocentes aunque no se de la nulidad. No como segundo sacramento, pero sí
con una bendición especial en el reconocimiento de la comunidad eclesial y la admisión a la comunión del pan eucarístico.
3
DICCIONARIO DE TEOLOGIA MORAL, pág. 243
Pero es importante resaltar que hay actos que por sí mismos,
independientemente del fin y las circunstancias son siempre ilícitos, por ejem: el
perjurio, homicidio, adulterio, tortura, aborto directo, corrupción de todo tipo, etc.

Y que un efecto malo voluntario lo es cuando se prevé, puede evitarse y debe


evitarse.

Aristóteles decía que naturaleza es permanente y cambiante. Santo Tomás


decía que la naturaleza del hombre es variable (ST:2,2.q.57.2a.d2)

Por ejemplo; Jesús en el evangelio de Marcos,2,2-19 nos dice de no ayunar


cuando está el novio, pero si hacerlo cuando no esté... Se ayuna según la
situación... En Marcos, 2,21 nos dice que hay que echar el vino nuevo en odres
nuevos, etc. Actúa de una manera u otra dependiendo de la situación dando valor
a la ley como servicio a la persona.

La realidad tiene situaciones permanentes y cambiantes. El hombre es un ser


corporal y espiritual capaz de configurar su vida con libertad responsable o
responsablemente siempre referido a Dios, al prójimo y al mundo, y todo ello,
atraviesa circunstancias, situaciones distintas a las cuales debe responder con la
práctica de las virtudes éticas para su perfeccionamiento.
Por ello las diferentes situaciones no se presentan para un comodismo o
subjetivismo ético, sino precisamente porque el ser humano es perfectible, los
diferentes cambios y circunstancias son llamados o desafíos éticos para ser mejor,
más humano y más persona.

La responsabilidad de elegir (razón) y actuar (voluntad) según la recta


conciencia como ultimidad ética en caso de conflicto grave que no puede demorar
y hay que determinarse, incluso con la posibilidad de error, es lo que quiere decir la
ética de situación bien entendida, y lo que distingue a una situación de otra deberá
fundarse en la reciprocidad, en el amor a la persona. 4

14 Cfr. HÖRMANN, KARL. Diccionario de Moral Cristiana, Herder, Barcelona, 1975

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