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Todo está consumado

"Todo está consumado" (Jn.19,10), esta frase es dicha por Jesús como quien ha
llegado a este momento de la Cruz con una decisión clara y profunda, con la
convicción de quien sabe cuál es su misión, para Juan Jesús no llega derrotado a la
Cruz sino con la claridad de que todo esto tiene un sentido en su vida, pero
sobretodo en el plan de Dios, es decir Jesús dice: “todo está cumplido” como quien
dice que ha cumplido la tarea encomendada, la misión que se le ha dado, llega al
final de su vida habiendo cumplido “la misión”.
Pero esta frase aún encuentra más sentido cuando recordamos que a lo largo de todo
el evangelio Jesús repite en varias oportunidades “cuando llegue mi hora”, o también
“aún no ha llegado mi hora”, Jesús no hace referencia a una determinada hora
cronológica, sino que hace referencia a ese momento sublime en el cual marca un
punto trascendental para él y para la humanidad, su hora será cuando haya cumplido
con toda la misión encomendada por el Padre, habiendo llegado al final de sus días
siendo fiel a su misión, el de revelar a la humanidad todo el amor misericordioso que
Dios nos tiene.
Entonces queda por aclararnos cuál es esa misión a la cual Jesús se refiere, y él
mismo nos dirá “mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a
cabo su obra” (Jn.4,34), y esa voluntad es hacer “que el mundo se salve por él”
(Jn.3,17), es hacer presente la realización de su Reino. Jesús llega al final de su vida
habiendo realizado la voluntad de su Padre, su vida fue un continuo ir desgastándose
por hacer la voluntad de su padre:
Cumplió la voluntad de su padre en la encarnación cuando tomó nuestra condición
humana, y así unió lo humano y lo divino, y de esta manera nos enseña a ser solidarios
con nosotros mismos, para valorar al ser humano desde el momento mismo de la
concepción.
Cumplió la voluntad de su padre cuando nació en un lugar pobre, sencillo,
invitándonos a pensar en los pobres y necesitados y aprendiendo a vivir la vida con
sencillez y desprendimiento.
Cumplió la voluntad de su padre cuando nos habló en parábolas, para hacer nos
entender con sencillez y claridad en qué consiste el reino de Dios, para ayudarnos a
entender cuál es la verdadera imagen de nuestro Padre Dios. Un reino de justicia, de
verdad, de libertad, de fraternidad.
Cumplió la voluntad de su padre cuando curaba a los enfermos quienes eran
marginados por estas mismas circunstancias, invitándonos a saber tratar con cariño a
nuestros enfermos, no solo del cuerpo físico, sino también a los enfermos del alma,
del espíritu, de la mente.
Cumplió la voluntad de su padre cuando acogía a las personas sin importar cual sea
su condición para hacerles sentir la gran misericordia de Dios para con todos, y sin
importar cuál era su pecado el pecado.
Cumplió la voluntad de su padre cuando nos enseñaba a vivir en fraternidad,
aprendiendo a perdonar, le dijo a Pedro no solo siete veces sino hasta setenta veces
siete, el perdón es importante en nuestra vida, porque es signo de la gracia de Dios en
nuestra vida.
Cumplió la voluntad de su padre cuando multiplicó el pan y los pescados, para
enseñarnos que no importa cuanto tengamos, que cuando lo hacemos con amor
alcanza para todos, que la solidaridad es importante, que dejemos nuestras
individualidades, nuestros egoísmos y salgamos de nosotros para ir al encuentro de
los demás, Jesús les dice a sus discípulos: “denles ustedes mismos de comer”.
Cumplió la voluntad de su padre cuando nos enseñó a decir papá a Dios y a
reconocernos como hijos e hijas de un mismo padre y por lo tanto hermanos todos,
sin discriminación alguna.
Cumplió la voluntad de su padre cuando asumió la pasión como una consecuencia
de su fidelidad al amor de su Padre, a su convicción de predicar el reino de Dios, un
reino de justicia, de paz y solidaridad.
Cumplió la voluntad de su padre, cuando dijo mi sangre será derramada para el
perdón de los pecados, porque toda su misión era ayudarnos a entender que la vida es
para vivir en armonía, en paz, en buscar el bien de los demás, no en destruirnos, en
hacernos daño, que ese no es el verdadero camino de nuestra felicidad.
Jesús cumplió la voluntad de su Padre en cada momento de su vida, porque cada día
para él era un “hágase tu voluntad, pero que no se haga la mía”. Es así como Jesús
llega a este momento crucial de su vida con la convicción y la tranquilidad de haber
hecho de su vida una obediencia fiel a su Padre, pero sobretodo mostrándonos el rostro
misericordioso del Padre, así se lo hace saber a sus discípulos cuando Andrés le pide
“muéstranos al Padre y eso nos basta”, y Jesús le dirá “quién me ha visto a mí ha visto
al Padre”. Jesús es la manifestación real de quién es Dios, un Dios que está dispuesto
a amarnos hasta las últimas consecuencias, y nos lo demuestra aceptando incluso la
cruz no como una derrota, sino más bien como una victoria, la victoria del amor, de
la gracia, del perdón, de la liberación, Jesús nos revela en la Cruz a un Dios dispuesto
a dar su vida con tal de ganarnos para él, de querer convencernos a cada uno de
nosotros de que él “es el camino la verdad y la vida” y de esta manera el hombre y la
mujer encuentre su verdadera identidad de seres humanos.
Cuando Jesús nos dice “todo está consumado”, no nos está diciendo que todo está
terminado, sino que ha hecho todo lo necesario para manifestarnos cuál es la voluntad
de su Padre, el mensaje de Dios no solo para él sino y sobre todo para toda la
humanidad, el modo de vivir de Jesús es el modo al cual está llamado a vivir todo ser
humano “yo les he dado ejemplo para que ustedes hagan lo mismo” nos dice Jesús.
Por lo tanto, este capítulo que aparentemente pareciera que Jesús cierra, es más bien
el inicio de nuestro camino, porque somos nosotros los que estamos llamados a imitar
al maestro, pero desde una actitud de opción, de convicción como lo hizo Jesús
durante su vida, porque Jesús no fue sumiso a la voluntad de su Padre sino fue
obediente, es decir supo escuchar y acoger lo que su Padre le pedía como algo bueno
para él y para la humanidad.
Este momento de Jesús bien que podemos asimilarlo con el final de la misa, cuando
el sacerdote dice la misa ha terminado podemos ir llevando la paz, significa que la
misa en sí no termina como no termina la vida de Cristo en la Cruz, sino que continua
en cada uno de nosotros, porque llevar la paz es llevar el mensaje de paz de Dios a
nuestros familiares, amigos, vecinos a toda persona que Dios pone en nuestro camino,
la paz es más que un irnos tranquilos a casa, es una tarea, una misión que Dios nos da.
Que bello final de Jesús, en medio de todo este cuadro de sufrimiento e injusticia,
porque al final Jesús siente paz en su vida, siente paz en su conciencia, “Todo está
consumado” todo está cumplido, san Pablo dirá “corro para llegar a la meta” “porque
todo lo considero basura con tal de ganar a Cristo”, Jesús ha corrido hacia la meta y
ha ganado el cumplir la voluntad de su Padre, nos ha ganado a todos para llevarnos a
su Padre, porque con su sangre derramada en la Cruz, nos ha redimido, nos ha
perdonado, nos ha liberado y nos ha hecho fuertes en su debilidad. Jesús llega al final
como dice la carta a los hebreos habiendo pasado por este mundo haciendo el bien.
Nosotros, también, hermanos busquemos llegar al final de nuestras vidas diciendo:
“Padre toda tu voluntad lo he cumplido” o por lo menos he intentado con todo mi
esfuerzo hacer tu voluntad, que se pueda decir de nosotros pasó haciendo el bien a sus
hermanos, es esto lo que debemos de buscar en toda nuestra vida, buscar hacer el bien,
ser personas que construimos un ecosistema agradable en nuestras comunidades, en
nuestras familias, en nuestro trabajo, en nuestra sociedad, poder llegar al final de
nuestras vidas con la conciencia tranquila de haber hecho el bien a toda persona y de
estar en paz con Dios por haber buscado hacer su voluntad y no mi voluntad.

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