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CATEQUESIS FAMILIAR

PARROQUIA “NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO”

2° Ciclo - CAFA
Fichas de los niños
Prólogo
Querido amigo:

Tienes en tus manos las fichas de catequesis que te acompañarán a lo


largo de este segundo ciclo. A lo largo del año pasado, has podido aprender
acerca de Jesús, nuestro gran amigo. Hemos aprendido las bases de nuestra
fe cristiana, y sobre todo, has conocido a Cristo de una manera nueva y
transformante.

En esta oportunidad, toda la catequesis se va a centrar en nuestra fe


celebrada y vivida: los sacramentos y la misión son los ejes más importantes
de este camino.

Estás a punto de recibir tu primera comunión: que no sea un “fin de


curso” ni un “egreso”. Tomar la primera comunión implica que será la primera
de muchísimas más. A lo largo de tu vida tendrás un compañero que te ama y
que no quiere alejarse nunca de vos.

¡Que disfrutes este camino!

Tu catequista
Eje 1 – Nuestra fe cristiana
Encuentro 1 – Creo en Dios Padre

BIEVENIDA

¡Bienvenido, hermanito, a este nuevo encuentro de Catequesis! Hoy,


comenzamos juntos un nuevo recorrido hacia nuestra primera comunión.
¡Estás ya en el segundo ciclo! ¡Felicitaciones!

En esta oportunidad, conoceremos más a fondo nuestra fe,


aprendiendo una oración llamada Credo, que rezamos siempre en la Misa de
los domingos.

APRENDEMOS JUNTOS

Los cristianos gozamos de un regalo de Dios, que se


llama “FE”. Ella es una gracia, un don que nos hace Dios
para que respondamos con alegría a lo que Él nos enseña
para ser felices y llegar al Cielo.

Nuestra fe se puede resumir a “Creemos en


Jesús, hijo de Dios, que murió y resucitó para
salvarnos”. Este es el primer anuncio que recibimos. Pero esto
supone otras verdades de fe que también creemos y que
tenemos explicadas en el Credo. En estos encuentros, iremos
aprendiendo esta oración por partes, comenzando por la
primera que se refiere a Dios Padre.

LEEMOS LA PALABRA DE DIOS

Evangelio según san Mateo (11,27)

Jesús dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber
ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los
pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido. Todo me ha sido dado por mi
Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, así como nadie conoce al Padre
sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar».

Palabra del Señor


COMPARTIMOS JUNTOS

 ¿Qué entendemos por la palabra “Padre”?


 ¿En qué oraciones encontramos esta palabra?

APRENDEMOS JUNTOS

Jesús, verdadero Dios y verdadero


hombre, nos ha revelado al nombre del
Padre. Él lo ha engendrado antes de la
creación del mundo. Esto significa que
Jesús no fue creado, sino que existía junto
con su Padre antes de todos los tiempos.
Sólo en cuanto hombre, Jesús tiene un
padre y una madre terrenal: María y José.

Este Padre es Todopoderoso (también se dice: Omnipotente): Él es


quien ha creado todo y lo mantiene con su amor, especialmente al hombre.
Con nosotros, manifiesta que todo lo puede cuando nos cuida con su
providencia y nos regala el perdón de nuestros pecados.

Pero también es Creador del Cielo y de la Tierra. Él ha hecho este


mundo de la nada: desde los ángeles hasta las criaturas más pequeñas que
podemos imaginar. Especialmente, ha creado al ser humano, tomando tierra
y soplando sobre ella para compartirnos su imagen y su semejanza.

ACTIVIDADES

 En primer lugar, anotamos en nuestro cuaderno las siguientes


palabras: CREO EN DIOS PADRE, TODOPODEROSO,
CREADOR DEL CIELO Y DE LA TIERRA.
 Luego, en nuestras casas, en el Antiguo Testamento
buscaremos el Salmo 8, y lo recitaremos en un momento de
oración con nuestra familia.
 ¿Qué es lo que más te gusta de toda la creación de Dios? ¿Te
animas a dibujarlo?
Encuentro 2 – Creo en Jesucristo

BIENVENIDA

¡Bienvenido, hermanito, a este nuevo encuentro de Catequesis!


Seguimos aprendiendo acerca de nuestra fe. En el encuentro anterior,
hemos aprendido que Dios es Padre Todopoderoso, y que ha creado todo lo
que vemos y lo que no vemos.

Pero este Padre tiene también un Hijo, que es Jesús, nuestro Mesías,
nuestro mejor amigo y compañero de vida. Hoy, aprenderemos más acerca
de este Jesús que tanto nos ama.

LEEMOS LA PALABRA DE DIOS

Evangelio según san Juan (3,16.17)

Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el
que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna. Porque Dios no envió a
su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.

Palabra del Señor


COMPARTIMOS JUNTOS

 ¿Qué vemos en la imagen de la página anterior?


 ¿Qué dice la palabra escrita con cinta verde?
 ¿De qué crees que nos rescata Jesús? ¿Cómo lo hace?

APRENDEMOS JUNTOS

La segunda parte del Credo se refiere a Jesús, todo lo que nosotros


los cristianos creemos acerca de Él. Vamos a verlo paso a paso para que
podamos aprenderlo fácilmente.

Creo en Jesucristo, su Único Hijo, Nuestro


Señor.

En hebreo, “Jesús” significa “Dios salva”. Y, en


griego, “Cristo”, significa “Mesías, el Ungido”. Él es
el Hijo engendrado del Padre, que reina sobre
nosotros como nuestro Rey y Señor.

Que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa
María Virgen.

Cuando el Padre decidió enviar a su Hijo, hizo que éste


se encarnara en el vientre de María de Nazareth,
comprometida con José. En la noche de Navidad, luego
de nueve meses de embarazo, María dio a luz a Jesús, el
Salvador del mundo, en un pesebre. Y José lo adoptó
como su propio hijo.

Padeció bajo el poder de Poncio Pilato. Fue


crucificado, muerto y sepultado. Descendió a los
infiernos.

Por la envidia de sus enemigos, Jesús fue condenado


a muerte. En la Cruz, entregó su vida por nosotros, y
rescató a los justos que esperaban la liberación en el
lugar de los muertos, que los judíos llamaban “infierno”.
Al tercer día resucitó de entre los muertos.

Jesús murió el viernes santo, y resucitó el día


Domingo, venciendo la muerte y volviendo a la vida.
Así, Jesús abrió para nosotros las puertas del Cielo y
nos ha liberado de la muerte eterna. Se apareció a sus
discípulos y compartió con ellos la alegría de la vida.

Subió a los Cielos, y está sentado a la derecha de


Dios Padre Todopoderoso. Desde allí ha de venir a
juzgar a vivos y muertos.

Jesús resucitado vuelve al lado del Padre, llevando


nuestra humanidad resucitada junto con Él, para que
todos estemos en presencia de Dios. Al final del
mundo, vendrá a juzgarnos según cuánto hayamos
amado a los hermanos.

ACTIVIDADES

 En primer lugar, escribimos en nuestro cuaderno todo lo que en


estas páginas estaba resaltado en negrita. ¡Y estudiar para
explicar la semana que viene!
 En segundo lugar, en nuestras casas, buscaremos en nuestra
Biblia el texto de Filipenses 2, 5-11, y lo leeremos junto a
nuestra familia.
 Escribir: ¿qué es lo que más me llama la atención de lo que he
aprendido hoy sobre Jesús? ¿Por qué?
Encuentro 3 – Creo en el Espíritu Santo

BIENVENIDA

¡Bienvenido, hermanito, a este tercer encuentro de Catequesis! A lo


largo de los encuentros anteriores, hemos aprendido acerca de Dios Padre y
de Dios Hijo. Hoy, nos toca aprender acerca de la tercera persona de la
Trinidad: Dios Espíritu Santo, y todo lo que gozamos nosotros gracias a su
acción.

LEEMOS LA PALABRA DE DIOS

Lectura de los Hechos de los Apóstoles (2,1-6)

Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo


lugar. De pronto, vino del cielo un ruido, semejante a una fuerte ráfaga de
viento, que resonó en toda la casa donde se encontraban.

Entonces vieron aparecer unas lenguas como de fuego, que


descendieron por separado sobre cada uno de ellos. Todos quedaron llenos
del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en distintas lenguas, según el
Espíritu les permitía expresarse.

Había en Jerusalén judíos piadosos, venidos de todas las naciones del


mundo. Al oírse este ruido, se congregó la multitud y se llenó de asombro,
porque cada uno los oía hablar en su propia lengua.

Palabra de Dios.
COMPARTIMOS JUNTOS

 ¿Qué nos dice el texto bíblico?


 ¿Qué vemos en la imagen de la página anterior?
 ¿Quiénes serán los que están en la imagen?

APRENDEMOS JUNTOS

Los cristianos creemos en el Espíritu Santo: Él es la tercera persona


de la Santísima Trinidad. Es verdaderamente Dios, como lo es el Padre y el
Hijo. Así, tenemos tres personas distintas pero un solo Dios verdadero.

Él, que existe junto con el Padre y el Hijo antes de la creación del
mundo, ahora es enviado por Jesús Resucitado luego de su Ascensión. Esto
tuvo lugar cincuenta días después de la Resurrección. A partir de ese
momento, la Iglesia fundada sobre los Apóstoles comenzó a anunciar la
Buena Noticia a todo el mundo.

En el Credo, encontramos la tercera parte referida al Espíritu Santo


y todo lo que Él hace por nosotros. Lo veremos por partes, para aprenderlo
mejor.

Creo en el Espíritu Santo

Él, verdadero Dios, es el que anima y vivifica a toda la


Iglesia. Él es quien nos une a Jesús y nos hace hijos del
Padre. Nos acompaña y nos renueva todos los días con sus
siete dones: sabiduría, entendimiento, consejo,
fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios. Además, es el
que nos regala los sacramentos.
La santa Iglesia Católica

Los cristianos, es decir, quienes creemos en


Jesús y hemos recibido el bautismo, formamos
parte de la Iglesia católica. En ella, el Espíritu nos
convoca para escuchar la Palabra de Dios y recibir
su gracia.

La comunión de los santos

Todos los bautizados somos santificados por


el Espíritu Santo, y formamos una comunidad
en la que ponemos nuestros bienes espirituales
y materiales al servicio de los demás. Así, cielo
y tierra se unen para que Cristo esté siempre
junto con nosotros.

El perdón de los pecados

Todos nosotros tenemos pecados. El primero


es el llamado pecado original. Gracias al bautismo,
fuimos liberados de Él. Y el Espíritu Santo es el que
nos regala la gracia de Dios que nos perdona los que
cometemos en nuestra vida. ¡Bendito sea Dios por su
Misericordia y su Amor!

La resurrección de la carne y la vida eterna

El mismo Espíritu Santo que resucitó a Jesús de entre


los muertos, nos hará resucitar también a nosotros. Y,
unidos a Jesús, llegaremos a la Vida Eterna.
ACTIVIDADES

 En primer lugar, copiaremos en nuestro cuaderno todas las


frases que están en negrita, a partir de “Creo en el Espíritu
Santo”.
 En nuestra casa, en un momento de oración, compartiremos con
nuestra familia el pasaje bíblico que hemos leído al comenzar
nuestro encuentro.
 ¿Qué te llama más la atención de todas estas explicaciones?
¿Por qué?
Eje 2 – La Liturgia y las celebraciones
Encuentro 1 – La Liturgia

BIENVENIDA

¡Bienvenido, hermano, a este nuevo encuentro de catequesis! Todo el


ciclo pasado nos hemos ocupado de conocer la Palabra de Dios, desde la
creación hasta el nacimiento de la Iglesia. Y, en los últimos encuentros,
hemos aprendido mejor nuestra fe cristiana con el Credo.

Hoy, compartimos algo muy importante para la Iglesia: todos creemos


en Dios y todo lo que ha hecho para salvarnos. Por eso, celebramos esta
alegría en acciones concretas, que forman nuestra Liturgia. Pero, ¿qué es la
Liturgia? ¡Vamos a aprender!

LEEMOS LA PALABRA DE DIOS

Lectura de los Hechos de los Apóstoles (2,41-42)

En el día de Pentecostés, los que recibieron la palabra de los


apóstoles se hicieron bautizar; y ese día se unieron a ellos alrededor de tres
mil. Todos se reunían asiduamente para escuchar la enseñanza de los
Apóstoles y participar en la vida común, en la fracción del pan y en las
oraciones.

Palabra de Dios
COMPARTIMOS JUNTOS

 ¿Qué había sucedido el día de Pentecostés?


 Ese día, ¿cuántos se unieron a los Apóstoles?
 ¿Qué hacían frecuentemente cuando se encontraban?
 ¿Cuándo hacemos nosotros lo mismo?

APRENDEMOS JUNTOS

La palabra liturgia significa: “obra del pueblo y en favor del pueblo”.


Nosotros, como cristianos, tomamos parte en la obra de Jesús que nos salva
desde su Cruz y Resurrección. Entonces, nos reunimos como Iglesia y
participamos de la celebración de los siete sacramentos y en las oraciones
públicas. Como la primera comunidad cristiana, nos reunimos para fraccionar
el Pan y para escuchar la Palabra de Dios.

Esto es posible porque nosotros, al bautizarnos, Cristo nos hace


sacerdotes, no como el padre que está en la parroquia, sino que tenemos la
posibilidad de ofrecer oraciones y sacrificios en favor de nosotros mismos
y de los demás. Y, cuando nos reunimos como Iglesia para celebrar la
liturgia, todos entramos en ella como sacerdotes.
• Envía a su Hijo para salvarnos
Dios Padre

• Nos salva muriendo en la Cruz y


Dios Hijo resucitando al tercer día

• Nos hace participar de esa salvación


Espíritu
Santo
y nos ayuda a vivirla en la liturgia.

COMPARTIMOS JUNTOS

 ¿Alguna vez hemos participado en un bautismo? ¿Quién se


bautizó?
 ¿Participamos de la Misa? ¿Sí? ¿No? ¿Por qué?
 ¿Hemos vivido un casamiento alguna vez? ¿O cuando alguien se
convierte en sacerdote?

Todas estas celebraciones son parte de la liturgia, y es importante


que las vivamos en la medida de nuestras posibilidades. Sólo en ellas
encontramos a Jesús vivo y resucitado obrando a través de su Iglesia.
Encuentro 2 – La celebración litúrgica

BIENVENIDA

¡Hola, hermanito! Continuamos hoy, en este nuevo encuentro de


catequesis, el importante tema de la liturgia. Ella es la obra de Dios en
favor de su pueblo, y en la que todos nosotros, como sacerdotes por el
bautismo, entramos a participar.

Hoy, nos adentraremos en un par de preguntas importantes para


comprender mejor de qué se trata la liturgia.

LEEMOS LA PALABRA DE DIOS

Lectura de los Hechos de los Apóstoles (1,12-14)

Los Apóstoles regresaron entonces del monte de los Olivos a


Jerusalén: la distancia entre ambos sitios es la que está permitida recorrer
en día sábado. Cuando llegaron a la ciudad, subieron a la sala donde solían
reunirse. Eran Pedro, Juan, Santiago, Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé,
Mateo, Santiago, hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas, hijo de Santiago.

Todos ellos, íntimamente unidos, se dedicaban a la oración, en


compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus
hermanos.

Palabra de Dios
APRENDEMOS JUNTOS

Nos dividiremos en cuatro grupos para leer el texto siguiente, y luego


responderemos las preguntas propuestas en voz alta.

1. ¿Quién celebra? La liturgia es acción del “Cristo


total”, es decir, de Jesús y todos los bautizados que
están vivos o ya están en el cielo.

Él es el sumo sacerdote, el único que nos une al Padre.


Nosotros, los bautizados, también tenemos parte en
ese sacerdocio, ofreciendo oraciones y sacrificios. Y
tenemos, además, sacerdotes ordenados, que son los
que conocemos como “padres” o “presbíteros”, que
presiden la Misa y convierten el pan y el vino en
Cuerpo y Sangre de Cristo.

2. ¿Cómo celebrar? Nosotros necesitamos siempre de signos. Por


ejemplo, cuando vamos por la calle y vemos un
semáforo en rojo, eso significa que los autos
frenarán y nos dejarán pasar. En la liturgia,
tenemos signos que nos ayudan a entender mejor
cómo actúa Jesús con nosotros. Por ejemplo: la
Palabra, el Pan y el Vino de la Eucaristía, el agua
del bautismo, el aceite de las unciones o las
manos del sacerdote. Nosotros también somos
signos de Dios cuando predicamos a Jesús con nuestra vida y nuestras
palabras.
3. ¿Cuándo celebrar? Todos los días podemos celebrar la liturgia. Pero hay
un día especial para hacerlo: el domingo. Es el día en el que Jesús ha
resucitado, por lo que participar de la Misa y de
las oraciones ese día es importante para
nosotros: mostramos así agradecimiento y amor
a Jesús.

Estos domingos van marcando el ritmo del año


litúrgico, es decir, de momentos especiales en
los que celebramos algo particular de Jesús.
Estos momentos se llaman tiempos litúrgicos.
Por ejemplo, en Cuaresma, celebramos su
misericordia. En Pascua, celebramos su triunfo. En Adviento, esperamos su
venida. En Navidad, festejamos su nacimiento.

4. ¿Dónde celebrar? En primer lugar, el


culto debe ser en nuestro corazón. Tenemos que
amar a Dios en los profundo de nosotros mismos.
También amar a Dios en los hermanos, con
quienes entramos en comunión y construimos
lugares sagrados. Las iglesias o templos son
edificios destinados exclusivamente a celebrar
la liturgia. Nuestra parroquia es el signo visible
de la presencia de Dios en medio de su pueblo.

Ahora, respondemos las siguientes preguntas en voz alta:

Equipo 1:

 ¿Quién es la persona principal en la liturgia?


 ¿Qué lugar ocupamos los demás en ella?
 ¿Conocemos a algún “presbítero” o “padre”?
Equipo 2:

 ¿Qué signos encontramos en nuestra vida cotidiana, aparte del


semáforo?
 ¿Qué signos vemos usualmente en la Misa?
 ¿Nos sentimos “signos” de Jesús? ¿Por qué?

Equipo 3:

 ¿Cuál es el día más importante para los cristianos?


 ¿Qué celebramos en los distintos tiempos litúrgicos?
 ¿Cuáles de estos tiempos hemos vivido? ¿Cuál les ha gustado
más?

Equipo 4:

 ¿Dónde podemos adorar a Jesús?


 ¿Por qué es importante la iglesia como templo?
 ¿Cómo se llama nuestra iglesia? ¿Qué encontramos en ella?

Finalmente, estudiaremos estos textos para repasar en el encuentro


siguiente.
Encuentro 3 – Los siete sacramentos de la Iglesia

BIENVENIDA

¡Bienvenido nuevamente, hermano, a este encuentro de catequesis!


Hoy cerramos este aprendizaje sobre la liturgia con un tema muy
importante para los cristianos: los siete sacramentos de la Iglesia.

COMPARTIMOS JUNTOS

 ¿Qué es lo que vemos en cada una de estas imágenes?


 ¿Qué elementos resaltan más en cada una?
 ¿Cuál me llama más la atención de todas? ¿Por qué?
APRENDEMOS JUNTOS

Jesús instituyó los siete sacramentos para que, por medio de ellos,
podamos alcanzar la gracia que Él nos quiere regalar. Podemos definir el
sacramento como signo visible y eficaz de la gracia de Cristo: este signo
hace que podamos ver la gracia que Dios nos regala en ese momento.

Hay un santo, llamado Tomás de Aquino, que nos explica que los
sacramentos son como las etapas de nuestra vida: al nacer y crecer, nos
alimentamos y nos fortalecemos; cuando nos enfermamos, hay un remedio
para nuestro mal; y cuando tenemos que elegir cómo ser útiles, encontramos
también caminos para servir a los hermanos.

Así, tenemos siete sacramentos ordenados en tres categorías:

 Sacramentos de iniciación cristiana.


o El bautismo: nos une a Jesús dándonos la vida nueva, nos
une a los hermanos haciéndonos parte de la Iglesia, y nos
perdona el pecado original y todos los pecados que
hayamos cometido. Sólo se recibe una vez. Su signo es el
agua.
o La comunión: nos une a Jesús mediante la recepción de
la Eucaristía, el pan y el vino transformados en Cuerpo y
Sangre de Cristo. Nos fortalece la unidad con los que
compartimos este mismo pan y nos previene de los
pecados.
o La confirmación: nos une a Jesús por una acción especial
del Espíritu Santo, nos hace anunciadores de la fe y
apóstoles, y nos ayuda en nuestras luchas cotidianas. Su
signo es el aceite llamado Santo Crisma.

 Sacramentos de curación
o La reconciliación: nos devuelve la unidad con Jesús y con
la Iglesia, cuando la rompemos por el pecado, y nos
alienta a no pecar más. Su signo es la imposición de las
manos y las palabras de perdón.
o La unción de los enfermos: nos une a Jesús sufriente en
la cruz para sanar de nuestras enfermedades
espirituales y corporales, y nos perdona los pecados. Su
signo es la unción con el aceite de los enfermos.
 Sacramentos de servicio:
o El matrimonio: une a los esposos como Cristo se une a su
Iglesia, para que puedan traer vida al mundo y educar a
los hijos en la fe. Su signo es el consentimiento: “sí,
acepto”.
o El orden sagrado: une al varón bautizado con Cristo
Sacerdote de una manera especial, para que pueda
celebrar la Misa y perdonar los pecados. Su signo es la
imposición de las manos del Obispo y las unciones con el
Santo Crisma.

ACTIVIDADES

Unimos cada signo con el sacramento que creemos que corresponde.

Comunión

Orden Sagrado

Reconciliación

Confirmación

Unción de los enfermos

Matrimonio

Bautismo
Eje 3 – Los siete sacramentos de la Iglesia
Encuentro 1 – Los sacramentos de iniciación

BIENVENIDA

¡Hola, hermanito! ¡Bienvenido a este nuevo encuentro de catequesis!


En el eje anterior, hemos podido empezar a enumerar los siete sacramentos
de la Iglesia. Ahora, los aprenderemos con mayor atención, para que
podamos entenderlos y vivirlos mejor. En primer lugar, conoceremos los
sacramentos de iniciación cristiana.

LEEMOS LA PALABRA DE DIOS

Lectura del Evangelio según san Mateo (28,18-20)

Jesús Resucitado les dijo a sus Apóstoles: «Yo he recibido todo


poder en el cielo y en la tierra. Vayan, y hagan que todos los pueblos sean
mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado. Y yo
estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo».

Palabra del Señor


APRENDEMOS JUNTOS

En primer lugar, Jesús envió a predicar a sus discípulos la Palabra que


Él mismo les había comunicado. Y les dijo también: «bautícenlos en el
nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo».

Así, nuestros padres escucharon la Palabra de Dios y nos hicieron


bautizar de pequeños a la mayoría de nosotros. Así, hemos recibido por
primera vez la Gracia de Dios que nos hace sus hijos, nos perdona el
pecado original y nos hace hermanos con los demás bautizados.

El bautismo nos inicia en la vida cristiana, y es el agua bendecida


por el sacerdote, volcada en nuestra cabeza con en un rito especial, la que
es el signo del sacramento.
LEEMOS LA PALABRA DE DIOS

Lectura del Evangelio según san Lucas (22,19-20)

Durante la última Cena, Jesús tomó el pan, dio gracias, lo partió y lo


dio a sus discípulos, diciendo: «Esto es mi Cuerpo, que se entrega por
ustedes. Hagan esto en memoria mía». Después de la cena hizo lo mismo con
la copa, diciendo: «Esta copa es la Nueva Alianza sellada con mi Sangre, que
se derrama por ustedes.

Palabra del Señor

APRENDEMOS JUNTOS

Este es el sacramento para el que nos estamos preparando para


recibir: la eucaristía o comunión. Nuestros ojos ven y nuestra lengua
saboreará pan y vino; pero en realidad se trata realmente del Cuerpo y de la
Sangre de Cristo. Por eso, es el más importante de los sacramentos: es el
único que contiene a Jesús verdadero Dios y verdadero Hombre.

Cuando recibamos el Cuerpo y la Sangre de Cristo, nos uniremos más


fuertemente a Jesús, que nos ayudará a luchar contra el pecado y nos
hará cada vez más hermanos con quienes compartimos su mesa. El signo del
sacramento es el Pan y el Vino, y las palabras de consagración.
LEEMOS LA PALABRA DE DIOS

Lectura de los Hechos de los Apóstoles (2,1-4)

Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo


lugar. De pronto, vino del cielo un ruido, semejante a una fuerte ráfaga de
viento, que resonó en toda la casa donde se encontraban. Entonces vieron
aparecer unas lenguas como de fuego, que descendieron por separado sobre
cada uno de ellos. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a
hablar en distintas lenguas, según el Espíritu les permitía expresarse.

Palabra de Dios

APRENDEMOS JUNTOS

Cincuenta días después de Pascua, los Apóstoles y la Virgen María


estaban reunidos en oración. De repente, el Espíritu Santo llegó a inundar
los corazones de estos hermanos en la fe, y salieron a predicar el Evangelio
a todos los que se cruzaban por el camino. Es la fiesta de Pentecostés.

En la Confirmación, sucede lo mismo. Quien toma este sacramento,


recibe la gracia que lo une más firmemente a Jesús y a la Iglesia, que
aumenta los dones del Espíritu Santo y además concede fuerza para
difundir y defender la fe con obras y palabras. Sólo puede recibirse una
vez. Su signo es la imposición de manos y el aceite llamado Santo Crisma.
ACTIVIDADES

 ¿Cuándo fuiste bautizado? Si no lo recuerdas, puedes averiguar


en la parroquia, o preguntando a tus padres o padrinos.

 ¿Qué es lo que ha causado en vos el bautismo, es decir, cuáles


son los efectos de este sacramento? ¿Cuál es el signo del
sacramento?

 ¿Cuáles son los efectos del sacramento de la Eucaristía? ¿Cuál


es el signo del sacramento?

 ¿Qué ocasiona en nosotros el sacramento de la confirmación?


¿Cuál es su signo?
Encuentro 2 – Los sacramentos de curación

BIENVENIDA

¡Hola, hermano! ¡Bienvenido a este nuevo encuentro de catequesis! En


el encuentro pasado, hemos aprendido los tres primeros sacramentos, que
son los de iniciación. La vida cristiana comienza con nuestro bautismo, se
alimenta con la comunión y se hace adulta con la confirmación.

Sin embargo, como en la vida cotidiana, también nuestro espíritu y


nuestro cuerpo pueden enfermarse. Y así como vamos al médico cuando nos
sentimos mal, también la Iglesia nos ofrece remedios para nuestros
problemas más profundos. Hoy, hablaremos de los sacramentos de curación.

LEEMOS LA PALABRA DE DIOS

Lectura del Evangelio según san Juan (20,19-23)

Al atardecer del día de la Resurrección, el primero de la semana,


estando cerradas las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos,
por temor a los judíos, llegó Jesús y poniéndose en medio de ellos, les dijo:
«¡La paz esté con ustedes!». Mientras decía esto, les mostró sus manos y su
costado. Los discípulos se llenaron de alegría cuando vieron al Señor.

Jesús les dijo de nuevo: «¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me
envió a mí, yo también los envío a ustedes» Al decirles esto, sopló sobre
ellos y añadió «Reciban al Espíritu Santo. Los pecados serán perdonados a
los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los
retengan». Palabra del Señor.
APRENDEMOS JUNTOS

Jesús, luego de resucitar, se apareció a sus discípulos y les otorgó un


poder extraordinario: perdonar los pecados. Todos nosotros tenemos
pecados, nacemos con el pecado original que se borra en nuestro bautismo;
pero después vamos cometiendo pecados a lo largo de nuestra vida.
Desobedecemos a Dios y a sus mandamientos de amor.

Sin embargo, podemos acceder a un sacramento llamado


Reconciliación o Confesión: los sacerdotes no sólo actúan en nombre de
Cristo, sino que en ese momento está Cristo presente a través de su
sacerdote. Así, cuando nos arrepentimos de corazón y confesamos nuestros
pecados, Cristo mismo es quien me perdona a través del sacerdote.

Este sacramento nos reconcilia con Dios y con la Iglesia, y nos


devuelve la gracia que hemos perdido por el pecado. Pero, para poder
recibir la Reconciliación, primero tenemos que reconocer nuestros pecados,
incluso anotarlos para luego leerlos y evitarlos de ahora en adelante;
confesarlos todos con el sacerdote y luego cumplir la penitencia que nos
impongan.

El signo de este sacramento es la imposición de las manos y las


palabras del sacerdote: “yo te absuelvo de tus pecados en el nombre del
Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”.
LEEMOS LA PALABRA DE DIOS

Lectura de la carta de Santiago (5,14-15)

Hermanos: si alguien está enfermo, que llame a los presbíteros de la


Iglesia, para que oren por él y lo unjan con óleo en el nombre del Señor. La
oración que nace de la fe salvará al enfermo, el Señor lo aliviará, y si tuviera
pecados, le serán perdonados.

Palabra de Dios

APRENDEMOS JUNTOS

La unción de los enfermos es el segundo sacramento de curación. No


es un sacramento sólo para aquellos que están a punto de morir, sino para
todo aquel que comienza a estar enfermo o cursa una enfermedad que va
empeorando, e incluso antes de ser operado. También se puede recibir por
avanzada edad.

La gracia que se recibe es el consuelo, la paz y el ánimo para


vencer dificultades de la enfermedad. Además, nos une a la Pasión de
Jesús, que sufrió en la cruz. Nos regala el acompañamiento de la Iglesia y
una preparación para antes de morir. El signo es el aceite bendito llamado
Óleo de los enfermos, que se administra por el sacerdote en la frente y en
las manos del enfermo. Usualmente, se da este sacramento junto con la
Reconciliación y con la Comunión.
ACTIVIDADES

 ¿Alguna vez te has confesado? ¿Alguna vez has hecho un


examen de conciencia? Si no, podemos hacerlo con los 10
mandamientos, como está en las fichas del año pasado.
 ¿Cuáles son los efectos de la Reconciliación o Confesión? ¿Cuál
es el signo?

 ¿Quiénes pueden recibir el sacramento de la Unción de los


enfermos?

 ¿Cuáles son los efectos de este sacramento? ¿Cuál es el signo?


Encuentro 3 – Los sacramentos de servicio a la comunidad

BIENVENIDA

¡Bienvenido, hermano, a este nuevo encuentro de catequesis!


Anteriormente, hemos aprendido que nuestra vida cristiana puede
enfermarse con el pecado o con las dolencias de nuestro cuerpo. Por eso, la
Iglesia administra los sacramentos de curación.

Hoy completaremos la lista de siete sacramentos con los que nos


ponen al servicio de la Iglesia.

LEEMOS LA PALABRA DE DIOS

Lectura del Evangelio según san Mateo (19,3-6)

Se acercaron a él algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le


dijeron: «¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer por cualquier
motivo?». El respondió: «¿No han leído ustedes que el Creador, desde el
principio, los hizo varón y mujer; y que dijo: "Por eso, el hombre dejará a su
padre y a su madre para unirse a su mujer, y los dos no serán sino una sola
carne"? De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Que el hombre no
separe lo que Dios ha unido».

Palabra del Señor


APRENDEMOS JUNTOS

El matrimonio es el sacramento que une al varón y la mujer para


siempre, haciendo de ellos una sola realidad: “los dos son una sola carne” y
un solo espíritu por el amor de Cristo que se derrama especialmente sobre
ellos.

Este sacramento une a los esposos en vínculo matrimonial, que no se


puede romper nunca. Además, les regala la gracia de ser fecundos
trayendo hijos al mundo y educándolos en la vida cristiana. Por eso, la
Iglesia lo exige para quienes quieren convivir y formar una familia, una
verdadera iglesia doméstica, la del hogar. Así, el matrimonio es un
verdadero servicio a la Iglesia de Jesús.

El signo de este sacramento son las manos entrelazadas y las


palabras de consentimiento matrimonial que pronuncian los esposos.
LEEMOS LA PALABRA DE DIOS

Lectura del Evangelio según san Marcos (3,13-19)

Jesús subió a la montaña y llamó a su lado a los que quiso. Ellos fueron
hacia él, y Jesús instituyó a doce para que estuvieran con él, y para
enviarlos a predicar con el poder de expulsar a los demonios.

Así instituyó a los Doce: Simón, al que puso el sobrenombre de Pedro;


Santiago, hijo de Zebedeo, y Juan, hermano de Santiago, a los que dio el
nombre de Boanerges, es decir, hijos del trueno; luego, Andrés, Felipe,
Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, hijo de Alfeo, Tadeo, Simón, el
Cananeo, y Judas Iscariote, el mismo que lo entregó.

Palabra del Señor

APRENDEMOS JUNTOS

Durante su vida pública, Jesús llamó a su lado a Doce discípulos y los


llamó Apóstoles. Ellos son los que recibieron el poder de predicar y
santificar a los hermanos. De hecho, son los que recibieron el Espíritu Santo
en Pentecostés para dar inicio a la época de la Iglesia.

Hoy, tenemos sucesores de esos Apóstoles, que son los Obispos. Ellos
son los que asocian a sí mismos algunos varones para que sean Presbíteros (o
sacerdotes, como los conocemos) y Diáconos (servidores de la Palabra, del
Altar y de los hermanos necesitados). Para llegar a ser obispos, presbíteros
o diáconos, hace falta celebrar un sacramento llamado Orden sagrado.
Este sacramento consagra a los varones para ejercer el sacerdocio
de Cristo de manera especial, sobre todo para perdonar los pecados y
celebrar la Misa, para predicar la Palabra de Dios y para santificar al pueblo
en el amor fraterno.

¡ATENCIÓN!

Estos sacramentos de servicio, Matrimonio y Orden Sagrado, se


reciben cuando hay un llamado especial de Dios: la vocación. Hay una
vocación al matrimonio y una vocación al Orden Sagrado, y ambas vocaciones
vienen de Dios antes que de los hombres.

Por eso, es importante que desde pequeños preguntemos a Dios cuál


es nuestra vocación, de forma que escuchemos qué es lo que Él quiere de
nosotros para hacernos felices en esta vida. ¡Animémonos a preguntarle en
nuestra oración!
ACTIVIDADES

 ¿Qué es el matrimonio? ¿Qué efectos tiene este sacramento?

 ¿Qué es el Orden sagrado? ¿Qué efectos tiene este


sacramento?

 ¿Cuál es el nombre del sacerdote de mi parroquia? ¿Sabes


cómo se llama el Obispo de Santiago del Estero?
Eje 4 – La Eucaristía
Encuentro 1 – La institución de la Eucaristía

BIENVENIDA

¡Hola, hermano, bienvenido a este nuevo encuentro de catequesis! Hoy


comenzamos a adentrarnos más en este sacramento tan importante para
nosotros, justamente porque estamos preparándonos para recibirlo.
Hablamos de la Eucaristía, o Comunión, como solemos decirle. En este
sacramento encontramos la presencia real de Jesús en medio de nosotros.

LEEMOS LA PALABRA DE DIOS

Lectura del Evangelio según san Lucas (22,14-20)

Llegada la hora, Jesús se sentó a la mesa con los Apóstoles y les dijo:
«He deseado ardientemente comer esta Pascua con ustedes antes de mi
Pasión, porque les aseguro que ya no la comeré más hasta que llegue a su
pleno cumplimiento en el Reino de Dios». Y tomando una copa, dio gracias y
dijo: «Tomen y compártanla entre ustedes. Porque les aseguro que desde
ahora no beberé más del fruto de la vid hasta que llegue el Reino de Dios».

Luego tomó el pan, dio gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos,


diciendo: «Esto es mi Cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en
memoria mía». Después de la cena hizo lo mismo con la copa, diciendo: «Esta
copa es la Nueva Alianza sellada con mi Sangre, que se derrama por
ustedes.»

Palabra del Señor


APRENDEMOS JUNTOS

Durante la Última Cena, Jesús se sentó a comer la Pascua judía con


sus discípulos: ella consistía en carne de animal y vino. Él realmente deseaba
compartir ese momento tan especial e íntimo con sus amigos.

Después de esa cena, tomó el pan y el vino, y pronunció una bendición


sobre ellos. Así, el pan se convirtió en su Cuerpo y el vino se convirtió en su
Sangre. De esa manera, quedó instituida la Eucaristía, el sacramento que
nos une totalmente a Jesús y a los hermanos. A partir de ese momento, la
Iglesia no ha dejado nunca de celebrar este sacramento tan admirable.

Al decir: “Hagan esto en memoria mía”, Jesús da el poder a sus


Apóstoles de realizar siempre este sacramento. Por eso, los sacerdotes
pueden convertir el pan y el vino en Cuerpo y Sangre de Cristo en la Misa de
la que participamos.
Pero, ¿cómo se llama este sacramento? Tiene diversos nombres:

Eucaristía: es decir, “acción de gracias” en


griego. Con este sacramento, damos gracias a
Dios por lo que es y hace por nosotros: la
creación, la salvación, la santificación.

Cada vez que nos suceda algo bueno, debemos


dar gracias a Dios por su bendición. Y la forma
más excelente es ofrecer una Misa en la que
podamos expresarle nuestra gratitud.

Banquete del Señor: porque cada vez que


celebramos la Eucaristía en la Misa,
asistimos nuevamente a la Cena que el
Señor celebró con sus discípulos el Jueves
Santo.

En todo banquete, se comparte la comida.


Por eso, cuando vamos a Misa,
compartimos el mismo Pan en la misma
mesa, lo que nos hace hermanos en Cristo.

Fracción del pan / Comunión: porque este


rito fue utilizado por Jesús cuando
bendecía y distribuía el pan en el momento
de la Última Cena. Él partió el pan y lo
repartió entre sus amigos.

Todos compartimos el mismo Pan, que es su


Cuerpo; por lo que entramos en comunión
con Él y con todos los que comulgan con
nosotros.
También se llama Santo Sacrificio o Misa: porque actualiza el
sacrificio de Jesús en la Cruz para luego resucitar. Cada vez que
comulgamos, estamos uniéndonos también a Jesús sufriente, junto con
nuestros problemas y enfermedades. Pero también nos unimos a Jesús
Resucitado, que nos salva, nos sana y nos envía a ser testigos de su amor.
Encuentro 2 – La presencia real de Jesús en la Eucaristía

BIENVENIDA

¡Bienvenido, hermanito, a este nuevo encuentro de catequesis!


Seguimos aprendiendo acerca de este sacramento tan importante, que es la
Eucaristía. En el encuentro pasado, vimos cómo Jesús instituyó este
Sacramento, y cuáles son sus diversos nombres.

Hoy, nos adentraremos un poco más en lo que significa para nosotros


la Eucaristía como presencia real de Jesús.

LEEMOS LA PALABRA DE DIOS

Lectura de la primera carta de san Pablo a los Corintos


(11,23-25)

Hermanos: lo que yo recibí del Señor, y a mi vez les he transmitido,


es lo siguiente: El Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó el pan,
dio gracias, lo partió y dijo: «Esto es mi Cuerpo, que se entrega por ustedes.
Hagan esto en memoria mía».

De la misma manera, después de cenar, tomó la copa, diciendo: «Esta


copa es la Nueva Alianza que se sella con mi Sangre. Siempre que la beban,
háganlo en memora mía».

Palabra de Dios
APRENDEMOS JUNTOS

Jesús instituyó este sacramento de su Cuerpo y su Sangre: donde


hay Eucaristía está Jesús presente en medio de nosotros.

Jesús está presente en su Iglesia de diversas maneras:

 En su Palabra, que escuchamos con atención cada vez que


venimos a la catequesis y en las celebraciones de la Iglesia.
 En la oración de la Iglesia: “porque donde dos o tres estén
reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mt
18,20).
 En los pobres, enfermos, presos, débiles: como Él mismo
enseña en Mt 25,31-46.
 En los siete sacramentos, por ser Él el autor.
 En la Misa, en la que volvemos a la Última Cena, al sacrificio de
la Cruz y a la Resurrección.
 En los ministros, es decir, en los sacerdotes y todos los que
cumplen una función de santificar al pueblo de Dios.
 En la Eucaristía de manera especial. Aquí está Cristo real y
verdaderamente presente, con su Cuerpo, Sangre, Alma y
Divinidad.

De hecho, cuando el sacerdote consagra el pan y el vino, lo convierte


en Cuerpo y Sangre de Cristo. En ese momento, Jesús está frente a
nosotros. Y también está presente cuando guardamos la comunión en el
Sagrario, un lugar destinado especialmente para visitar a Jesús en la
Iglesia. También está presente cuando un sacerdote u otro ministro hace la
Adoración Eucarística: presenta el sacramento y nos deja un tiempo a solas
con nuestro amigo Jesús.
COMPARTIMOS JUNTOS

 ¿Qué debemos hacer cuando el sacerdote está por consagrar el


Pan y el Vino en la misa?

 Es el momento en el que Jesús llega y se hace presente en


medio de nosotros. Imaginemos que llega Messi, de inmediato
todos le prestaremos atención. ¿Hacemos lo mismo con Jesús,
que es más importante que Messi? ¿Qué podemos hacer para
estar más atentos en ese momento?

 Además de la Eucaristía, Jesús está presente también en los


hermanos sufrientes y pequeños. ¿Qué familiares o amigos
podemos visitar, sabiendo que Cristo está presente también en
ellos?

TIPS PARA VISITAR A JESÚS

 Cuando veamos la Iglesia abierta, ingresemos y busquemos el


Sagrario: lo reconoceremos porque tiene una lámpara prendida
cerca. Allí está Jesús presente, esperándonos para
escucharnos y bendecirnos.
 Saludémoslo con una persignación, y luego démosle gracias por
las cosas buenas, y pidámosle ayuda y protección para nosotros
y nuestros amigos y familiares.
 Recemos un padrenuestro, un avemaría y un gloria y despidamos
a Jesús.
Encuentro 3 – Los frutos de la comunión

BIENVENIDA

¡Bienvenido, hermano, a este nuevo encuentro de catequesis!


Anteriormente, hemos aprendido que Jesús instituyó el sacramento de la
Eucaristía, en el que está verdaderamente presente, esperándonos para
escucharnos y bendecirnos todos los días.

Hoy, aprenderemos acerca de los frutos de la comunión, que pronto


también recibirás cuando puedas comulgar por primera vez.

LEEMOS LA PALABRA DE DIOS

Lectura del Evangelio según san Juan (6,53-58)

Jesús dijo: «Les aseguro que si no comen la carne del Hijo del hombre
y no beben su sangre, no tendrán Vida en ustedes. El que come mi carne y
bebe mi sangre tiene Vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Porque
mi carne es la verdadera comida y mi sangre, la verdadera bebida. El que
come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él.

Así como yo, que he sido enviado por el Padre que tiene Vida, vivo por
el Padre, de la misma manera, el que me come vivirá por mí. Este es el pan
bajado del cielo; no como el que comieron sus padres y murieron. El que
coma de este pan vivirá eternamente». Palabra del Señor.
APRENDEMOS JUNTOS

Jesús deja en claro que quien come su Cuerpo y su Sangre tiene Vida
Eterna, es decir, ya participa de la alegría del Cielo. Los judíos habían
comido el maná en el desierto, puesto que no tenían nada para comer y Dios
les había enviado pan. Pero Jesús es el verdadero Maná, el que cae del Cielo
para darnos la gracia y el amor.

Por eso, quien recibe este sacramento goza de los siguientes frutos:

Unión más estrecha con Jesús. Cuando


nosotros comemos algo, lo hacemos parte
de nosotros. Aquí sucede al revés: cuando
comemos el Cuerpo de Cristo y bebemos su
Sangre, Él nos hace parte de sí mismo.
Entramos en comunión con Cristo,
uniéndonos profundamente con Él, como
dos grandes amigos que se aman y se
entienden.

Nos separa del pecado: la Eucaristía nos une a Jesús y ahuyenta el pecado
y la oscuridad de nuestra vida.
Así como el alimento del día a
día nos da fuerzas para vivir, así
también la Eucaristía es fuerza
para nuestro espíritu. Ella nos
ayuda a ser fieles a Jesús y a no
separarnos de Él a causa de
nuestros pecados.

Nos une más estrechamente a la Iglesia: cuando


nos sentamos a comer con nuestros familiares y
amigos, compartimos la vida y los alimentos. Así pasa
también con la Eucaristía: nos sentamos alrededor del
altar y compartimos la misma comida: el Cuerpo y la
Sangre de Cristo. Por eso, la Eucaristía nos une como
Iglesia y como familia, como hijos de un mismo Padre.
ACTIVIDADES

A continuación, aprenderemos de memoria esta oración para poder


rezarla en cada Misa, hasta que podamos recibir a Jesús sacramentado por
primera vez.

Creo, Jesús mío, que estás realmente presente en el Santísimo


Sacramento del Altar. Te amo sobre todas las cosas y deseo poder
recibirte. Pero, ya que no puedo hacerlo ahora sacramentalmente, ven
al menos espiritualmente a mi corazón.

Como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno en todo a ti.


No permitas que jamás me separe de ti. Amén.

Por último, explica con tus palabras los tres efectos de la Comunión:

 1.

 2.

 3.
Eje 5 – La Santa Misa
Encuentro 1 - ¿Qué es la Misa?

BIENVENIDA

¡Qué alegría encontrarnos de nuevo, hermano! Hoy comenzamos a


comprender más en profundidad una celebración muy importante para
nosotros, los cristianos. Todos los domingos participamos de la Misa, pero a
veces no la entendemos lo suficiente y por eso no la vivimos bien. A lo largo
de este eje, descubriremos la riqueza de la Misa y la importancia para
nuestra vida cristiana.

LEEMOS LA PALABRA DE DIOS

Lectura de los Hechos de los Apóstoles

Todos los que escucharon a Pedro se conmovieron profundamente, y


dijeron a Pedro y a los otros Apóstoles: «Hermanos, ¿qué debemos hacer?».

Pedro les respondió: «Conviértanse y háganse bautizar en el nombre


de Jesucristo para que les sean
perdonados los pecados, y así
recibirán el don del Espíritu
Santo. Porque la promesa ha sido
hecha a ustedes y a sus hijos, y a
todos aquellos que están lejos: a
cuantos el Señor, nuestro Dios,
quiera llamar». Los que recibieron
su palabra se hicieron bautizar; y
ese día se unieron a ellos
alrededor de tres mil.

Todos se reunían asiduamente para escuchar la enseñanza de los


Apóstoles y participar en la vida común, en la fracción del pan y en las
oraciones.

Palabra de Dios
APRENDEMOS JUNTOS

Después de la Resurrección, Pedro y los Apóstoles comenzaron a


predicar a Jesús al pueblo. Ellos creían en esas palabras y se hacían
bautizar. Así, quedaban incorporados a la comunidad cristiana. Allí,
escuchaban la enseñanza de los Apóstoles, ponían en común sus cosas y sus
vidas, partían el pan y oraban.

Aquí encontramos el primer testimonio de una celebración


eucarística, es decir, de nuestra Misa. Reunirse para escuchar la Palabra y
la enseñanza, y participar de la fracción del pan junto con las oraciones.

Nuestra Misa conserva este desarrollo tan conocido para nosotros: la


reunión de los que creemos en Jesús y hemos sido bautizados, la escucha de
la Palabra, la consagración del pan y el vino, la comunión y la oración que
atraviesa a toda la celebración.

En la Misa volvemos a hacer presente la Pascua de Jesús: cada vez


que participamos de ella, nos reunimos para dar gracias a Dios, para obtener
los frutos de Jesús resucitado para nuestra felicidad, y para alegrarnos de
su presencia en medio de nosotros. Por eso, decimos que la Misa es acción
de gracias, sacrificio pascual y presencia de Cristo.
ACTIVIDADES

 Recordemos la Misa como la vivimos los domingos y unamos con


flechas según corresponda:

Fracción del pan y


comunión

Escuchar la Palabra y la
enseñanza de los
Apóstoles

Oración

Reunión de los fieles y vida


en común
Encuentro 2 – Ritos iniciales y liturgia de la Palabra

BIENVENIDA

¡Bienvenido, hermanito, a este nuevo encuentro de catequesis! Ya


hemos aprendido que los primeros cristianos vivían la celebración
eucarística. Sin embargo, con el paso del tiempo, ha ido cambiando la forma
de celebrar, pero no lo esencial: seguimos participando de la acción de
gracias, del sacrificio pascual de Jesús y de su presencia en medio de
nosotros. Hoy, aprenderemos un poco más sobre nuestra Misa.

APRENDEMOS JUNTOS

La Misa es el momento más importante para nuestra vida cristiana:


todos los domingos estamos llamados a dar culto al Señor con ella, por lo que
no podemos faltar nunca a la celebración.

Ella tiene dos grandes partes:

 Liturgia de la Palabra (precedida por los Ritos iniciales)


 Liturgia de la Eucaristía (seguida de los Ritos de comunión y
conclusión)

Hoy, aprenderemos la primera parte.


COMPARTIMOS JUNTOS

 ¿Qué vemos en las imágenes de arriba?


 ¿A qué momentos de la Misa te recuerdan?
APRENDEMOS JUNTOS

La Misa comienza con los ritos iniciales: todos nos reunimos en el


mismo lugar, la Iglesia, capilla o salón comunitario, para dar culto al Señor
con nuestra celebración.

Estos ritos iniciales se componen de los siguientes elementos:

 Canción de entrada: en la que todos, a una sola voz, alabamos y


bendecimos a Dios que nos reúne en su casa.
 Señal de la cruz: cuando la hacemos, consagramos a Dios el
momento que vamos a vivir. Por eso, es importante que sepamos
que estamos en la presencia de Dios y que tenemos que
prestarle atención porque está a punto de hablarnos y
transformarnos.
 Acto penitencial: frente al Señor, nos reconocemos como
pecadores e invocamos su perdón y su misericordia. Es el
momento perfecto para sentir el abrazo de un Padre amoroso
que siempre nos recibe con alegría.
 Himno de Gloria: en presencia de Dios, glorificamos a Dios con
nuestro canto y nuestra oración. En ese momento, no pedimos
nada a Dios, sólo le agradecemos y reconocemos su grandeza y
su poder.
 Oración colecta: el sacerdote nos invita a orar: es el momento
en el que tenemos que agradecer y pedir, porque el padre
recogerá todas las intenciones que llevemos para presentarlas
a Dios con una sola oración.
COMPARTIMOS JUNTOS

 ¿Qué podemos ver en estas imágenes?


 ¿A qué momento de la Misa nos recuerdan?
APRENDEMOS JUNTOS

A los ritos iniciales le sigue la Liturgia de la Palabra, es decir, el


momento en el que Jesús nos regala el pan de su Palabra. Es el momento en
el que hay que prestar mucha atención. Así como cuando alguien nos habla
tenemos que escucharlo, también hay que hacerlo con el Señor. Él quiere
decirnos algo importante en las lecturas.

Esta Liturgia de la Palabra consta de las siguientes partes:

 Primera Lectura: a veces tomada del Antiguo Testamento o del


Nuevo Testamento.
 Salmo responsorial: también se toma de la Sagrada Escritura,
y lo ideal sería cantarlo. Siempre tiene una antífona que el
salmista dice en primer lugar y que tenemos que repetir luego
de cada estrofa.
 Segunda Lectura: por lo general, se toma de alguna carta de
San Pablo, del Nuevo Testamento.
 Evangelio: a diferencia de las otras lecturas, el Evangelio se
escucha de pie. Primero se canta el Aleluya y se escucha la
proclamación que hace el sacerdote: “Evangelio de Nuestro
Señor Jesucristo según san…”; y respondemos: “Gloria a ti,
Señor”. Cuando se termina de proclamar el Evangelio,
respondemos: “Gloria a ti, Señor Jesús”. Y tomamos asiento.
 Homilía: siguiendo la Tradición, el sacerdote explica las
lecturas para que todos podamos entenderlas.
 Credo: a las lecturas y las explicaciones, respondemos
proclamando la fe en la que creemos. Por eso, rezamos el Credo
los domingos.
 Oración de los fieles: un lector eleva oraciones a Dios en
nuestro nombre, por lo que tenemos que estar atentos para
responder lo que él nos propone.
Encuentro 3 – La Liturgia Eucarística y Rito de Comunión

BIENVENIDA

¡Bienvenido, hermano, a este nuevo encuentro de catequesis!


Anteriormente, hemos aprendido acerca de la primera parte de la Misa:
Jesús nos regala el pan de su Palabra. Hoy, aprenderemos acerca de la
segunda parte, igualmente importante: la liturgia de la Eucaristía.

COMPARTIMOS JUNTOS
 ¿Qué vemos en las imágenes de arriba?
 ¿Puedes decir a qué momento de la Misa se refieren?

APRENDEMOS JUNTOS

La Misa tiene una segunda parte, que es igualmente importante que la


Liturgia de la Palabra. Es la Liturgia de la Eucaristía: es el momento en el
que Jesús se hace presente en el sacramento de la comunión, con su Cuerpo,
su Sangre, su Alma y su Divinidad.

Esta Liturgia consta de los siguientes momentos:

 Presentación de dones: el pan y el vino que se van a consagrar,


son presentados por algunos fieles como signo de la entrega del
trabajo, la vida, las alegrías y las tristezas de toda la semana.
El sacerdote los recibe y los prepara en el Altar. En este
momento, nos unimos al ofrecimiento con atención y con
nuestro canto.
 Oración sobre las ofrendas y prefacio: el sacerdote
pronuncia una oración de gratitud, y luego una de alabanza, que
comienza con un diálogo:
o Sacerdote: El Señor esté con ustedes.
o Pueblo: Y con tu espíritu.
o S: Levantemos el corazón.
o P: Lo tenemos levantado hacia el Señor.
o S: Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
o P: Es justo y necesario.
 Santo: Sigue el himno del “Santo”, que cantamos todos como
signo de alegría y alabanza. Nos unimos a los ángeles y a los
santos que, en el Cielo, también alaban a Dios.
 Relato de la institución y oraciones: Es el momento de la
consagración. Nos arrodillamos para mostrar respeto y amor a
Jesús que se hace presente en la Eucaristía. Luego, el
sacerdote eleva la oración por toda la Iglesia y por el mundo.
Finalmente, hay un diálogo llamado doxología:
o S: Por Cristo, con Él y en Él, a ti Dios Padre
todopoderoso, en la unidad del Espíritu Santo: todo
honor y toda gloria, por los siglos de los siglos.
o P: Amén.
COMPARTIMOS JUNTOS

 ¿Qué vemos en estas imágenes?


 ¿A qué momento de la Misa nos recuerdan?
APRENDEMOS JUNTOS

En la Liturgia de la Eucaristía encontramos un rito especial, llamado


rito de comunión. Es el momento en el que Jesús llega a nuestros corazones
de una manera especial, puesto que estamos llamados a comulgar con Él
comiendo su Cuerpo y bebiendo su Sangre.

Es un momento muy especial, que consta de las siguientes partes:

 Padrenuestro: como nos uniremos a Jesús y a los hermanos al


recibir la comunión, primero tenemos que reconocernos hijos
del Padre y hermanos entre nosotros. Por eso, rezamos el
Padre Nuestro en voz alta y con mucha alegría. Algunos
extienden las manos y otros no, lo importante es rezarlo con el
corazón. Al final, hay un diálogo que dice:
o Sacerdote: Líbranos de todos los males, Señor, y
concédenos la paz en nuestros días, para que ayudados
por tu misericordia vivamos siempre libres de pecado y
protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la
gloriosa venida de nuestro salvador, Jesucristo.
o Pueblo: Tuyo es el Reino, tuyo el poder y la gloria por
siempre, Señor.
 Saludo de paz: esa oración que nos une como hermanos se
traduce ahora en un gesto concreto. Nos damos la paz entre
nosotros con un saludo. No es necesario ir por todos lados
saludando: podemos dar la paz a las dos personas que tenemos
a nuestro lado y eso es suficiente.
 Comunión sacramental: los que han sido bautizados y han
recibido su primera comunión, pueden acercarse a recibir la
comunión. Nosotros, que aún nos estamos preparando para eso,
podemos cantar y acompañar con respeto a quienes comulgan.
Es un momento importante, porque cuando recibimos el
sacramento, nos unimos a Jesús de una manera especial. Luego,
rezamos tranquilos.
 Oraciones finales, bendición y envío: luego de un momento de
oración, el sacerdote eleva una última plegaria al Padre; luego
nos da la bendición y nos envía a nuestro hogar para vivir lo que
hemos aprendido con nuestra familia y amigos.
Eje 6 – Nuestra vida en Cristo
Encuentro 1 – Las obras de misericordia

BIENVENIDA

¡Bienvenido a este nuevo encuentro de catequesis, hermano! Hasta el


encuentro anterior, hemos aprendido mucho sobre nuestra fe y la
celebración de los sacramentos, especialmente de la Eucaristía. A partir de
ahora, nos centraremos en nuestra misión como cristianos, para llevar a la
vida cotidiana todo lo que creemos.

LEEMOS LA PALABRA DE DIOS

Lectura del Evangelio según san Mateo (25,31-40)

Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los


ángeles, se sentará en su trono glorioso. Todas las naciones serán reunidas
en su presencia, y él separará a unos de otros, como el pastor separa las
ovejas de los cabritos, y pondrá a aquellas a su derecha y a estos a su
izquierda.
Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: "Vengan, benditos
de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el
comienzo del mundo, porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer;
tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron; desnudo, y
me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver".
Los justos le responderán: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te
dimos de comer; sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de paso, y
te alojamos; desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y
fuimos a verte?".
Y el Rey les responderá: "Les aseguro que cada vez que lo hicieron con
el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo".

Palabra del Señor.


COMPARTIMOS JUNTOS

 ¿Qué vemos en la imagen? ¿Qué es lo que nos llama la atención?


 ¿Qué dice el Evangelio que hemos leído? ¿Pueden narrarlo con
sus palabras?
 ¿Qué enseñanza podemos obtener a partir de este Evangelio?
Nos ponemos de acuerdo y la escribimos debajo:

EL EVANGELIO NOS ENSEÑA QUE…

APRENDEMOS JUNTOS

Nuestra fe cristiana es una fe viva: no se reduce al encuentro de


catequesis ni a la celebración del domingo. Ella tiene que hacerse presente
todos los días de nuestra vida. Y la mejor manera de vivir la fe es:

 Rezar y aprender más sobre nuestra fe.


 Participar de la Misa y confesándonos con frecuencia.
 Ayudar a los más necesitados y a todos aquellos que nos
piden una mano. Así, vivimos los valores que Jesús nos
enseña.
Jesús nos dice que Él está presente también en los hermanos más
pequeños, los más débiles, los pobres y necesitados. Por eso, todo lo que
hagamos por ellos, se lo estamos haciendo al mismo Cristo. Si los
despreciamos, despreciamos a Jesús. Si los ayudamos y amamos, ayudamos y
amamos a Jesús.

Por eso, la Iglesia nos explica que hay siete obras de misericordia
corporales, que se desprenden de este Evangelio que hemos compartido.

Estas obras de misericordia las podemos vivir todos los días, incluso
una por día para completar la semana. Cada vez que las realizamos, tenemos
que considerar que en estos hermanos a los que ayudamos está presente
Jesús, que pasó hambre, sed, desnudez, fue exiliado en Egipto cuando era
niño, fue encarcelado antes de su Pasión y que murió en una cruz.
Pero también tenemos otras siete obras de misericordia
espirituales, que tenemos que vivir para ser buenos cristianos.

Estas obras no apuntan a algo material, sino más bien a lo espiritual.


Fijémonos que Jesús oraba a su Padre por los vivos y difuntos; sufría con
paciencia los defectos de todos y los sanaba de sus pecados. Incluso
consolaba a los tristes con su predicación, perdonó a sus verdugos en la
cruz, corrigió a los que interpretaban mal su misión, enseñaba por todos los
pueblos y daba consejos sanos para ser más felices.

ACTIVIDADES

 Transcribo las obras de misericordia en este cuadro y las


estudio muy bien.

Obras de misericordia corporales Obras de misericordia espirituales

 ¿Cómo puedo vivir estas obras de misericordia en mi vida?


Encuentro 2 – La misión de los cristianos

BIENVENIDA

¡Bienvenido, hermanito, a este nuevo encuentro de catequesis! Hoy


aprenderemos más acerca de nuestra vida cristiana, que siempre da frutos
cuando procuramos hacer cosas buenas por los demás.

Hace poco hemos aprendido que hay catorce obras de misericordia


que podemos vivir cotidianamente. Hoy, aprenderemos que hay algo mucho
más excelente: dar testimonio todos los días de que somos amados por Dios,
predicando el Evangelio con obras y palabras.

LEEMOS LA PALABRA DE DIOS

Lectura del Evangelio según san Mateo (9,35-38. 10,1-4.7)

Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las


sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y curando todas las
enfermedades y dolencias. Al ver a la multitud, tuvo compasión, porque
estaban fatigados y abatidos, como ovejas que no tienen pastor. Entonces
dijo a sus discípulos: «La cosecha es abundante, pero los trabajadores son
pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la
cosecha.

Jesús convocó a sus doce discípulos y les dio el poder de expulsar a


los espíritus impuros y de curar cualquier enfermedad o dolencia. Los
nombres de los doce Apóstoles son: en primer lugar, Simón, de sobrenombre
Pedro, y su hermano Andrés; luego, Santiago, hijo de Zebedeo, y su hermano
Juan; Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo, el publicano; Santiago, hijo de
Alfeo, y Tadeo; Simón, el Cananeo, y Judas Iscariote, el mismo que lo
entregó.

Y los envió diciendo: “Por el camino, proclamen que el Reino de los


Cielos está cerca.”

Palabra del Señor


APRENDEMOS JUNTOS

Jesús convocó a sus discípulos y los envió de dos en dos a predicar el


Reino de los Cielos y a sanar al mundo de la falta de amor. Es la gran misión
que encomienda a sus amigos, y que continuamos nosotros hasta el día de
hoy.

Los cristianos tenemos una misión: hacer presente a Jesús y al Reino


de Dios en el mundo herido por el pecado. Esto se hace tanto en la vida
cotidiana como en momentos especiales, en los que nos reunimos para
misionar.

En esta oportunidad, prepararemos una misión concreta en nuestras


comunidades. Así, junto a nuestros catequistas, referentes y el sacerdote,
iremos por nuestros barrios para llevar un mensaje de amor.

ACTIVIDADES

 En primer lugar, buscaremos en nuestra Biblia Juan 15,12-15,


y leeremos en voz alta.
 Luego, reflexionamos entre todos las siguientes preguntas:
o ¿Qué es un amigo? ¿Tenemos amigos? ¿Son pocos o son
muchos?
o ¿Por qué decimos que Jesús es nuestro amigo?
 A continuación, en cartulinas y papeles de colores, escribiremos
un mensaje sobre la amistad de Jesús, con la frase que más nos
guste del Evangelio, o la que queramos escribir. La adornamos
con dibujos y colores. ¡Hagamos varios cada uno, para que no
nos falten!

De esta manera, la semana siguiente podremos hacer una misión en las


calles de nuestras comunidades. Llevaremos estos mensajes casa por casa,
simplemente saludando a los vecinos y entregándoles estas tarjetas que
hicimos con mucho cariño. Así, ellos también sabrán que tienen un amigo que
los ama mucho: Jesús.
Encuentro 3: Preparamos nuestra confesión

BIENVENIDA

¡Felicitaciones! ¡Hemos llegado al último encuentro de catequesis de


primera comunión! Ha sido un camino largo, pero de ningún modo es un final.
Es el comienzo de una vida nueva, en la que ya no dependeremos de
asistencias ni de indicaciones de adultos. A partir de ahora, asumimos la
responsabilidad de vivir lo que hemos aprendido, rezando, celebrando y
amando a los hermanos.

Estamos a punto de recibir la primera comunión. Pero, para poder


hacerlo con mucho fruto y alegría, primero tenemos que limpiar nuestro
corazón. Cuando llegan visitas a nuestra casa, tenemos que acomodarla
antes. Así también funciona la confesión: tenemos que acomodar un poco
nuestra vida con la ayuda de Jesús, para recibirlo en el mejor lugar posible,
nuestro corazón.
1. Examen de conciencia

Tenemos que reconocer, en primer lugar, nuestros pecados. En las


fichas del ciclo pasado, hay un examen de conciencia con los diez
mandamientos que podemos hacer tranquilamente. Si no, aquí te proponemos
uno similar.

En primer lugar, nos hacemos la señal de la cruz en un lugar


silencioso, y rezamos así:

“Señor, te pido que me des la luz necesaria para conocer en qué he


fallado a ti y a los hermanos.”

Y podemos leer y pensar acerca de estas preguntas. Las respuestas


podemos ir anotándolas en un papel que sólo nosotros podamos leer.

 ¿He rezado mis oraciones?


 ¿He ido a Misa los domingos?
 ¿Me he burlado de Dios, de la Virgen o de los santos?
 ¿Me he distraído voluntariamente en Misa o en la Iglesia?
 ¿He ayudado en casa?
 ¿He sido egoísta o he tratado a mis padres, hermanos y amigos
con poco cariño?
 ¿He obedecido a mis padres y profesores?
 ¿He compartido mis cosas con los demás?
 ¿He sido impaciente? ¿Me he enfadado?
 ¿He sido caprichoso o pesado para que las cosas se hicieran
como yo quiero?
 ¿Pierdo el tiempo en clase?
 ¿He hecho mis deberes lo mejor que puedo? ¿He copiado en las
pruebas o he hecho “machete”?
 ¿Me he peleado con alguien?
 ¿He hecho daño a alguna persona hablando mal de ella?
 ¿He dicho mentiras?
 ¿He robado algo? ¿He estropeado alguna cosa que no era mía a
propósito?
 ¿He dado buen ejemplo?
 ¿He animado a otros a que hicieran cosas malas?
 ¿He sido egoísta de pensamiento o de obra?
 ¿He tenido celos de otros?
 ¿He excluido a alguien de mis juegos?
 ¿He evitado hacer alguna obra de misericordia pudiendo
hacerla tranquilamente?
2. Dolor de corazón

Es importante que brote en nosotros el arrepentimiento: saber que lo


que hemos hecho está mal porque hemos dañado a los demás o hemos
ignorado a Dios.

Por eso, es importante que aprendamos a rezar esta oración llamada


Pésame. La recitamos en este momento y luego la rezaremos en nuestra
confesión cuando el sacerdote nos lo pida.

Pésame, Dios mío, me arrepiento de todo corazón de haberte


ofendido. Pésame por el infierno que merecí y por el cielo que perdí. Pero
mucho más me pesa porque pecando ofendí a un Dios tan bueno y tan grande
como vos. Antes querría haber muerto que haberte ofendido. Y propongo
firmemente no pecar más, y evitar las ocasiones próximas de pecado. Amén.

3. Propósito de enmienda

A continuación, releo esos pecados y pienso: ¿qué puedo hacer para


evitarlos de ahora en adelante? Y, si he causado daño con ellos: ¿qué puedo
hacer para remediar ese mal?

4. Confesión sacramental

Luego, iremos con el sacerdote. Nos haremos con él la señal de la cruz


y le contaremos todos los pecados que hemos cometido. Podemos leerlos
desde nuestro papel. Él nos escuchará con atención, nos hará algunas
preguntas y nos dará consejos. Luego, nos impondrá la penitencia que
debemos cumplir al finalizar la confesión.

5. Penitencia

Finalmente, iremos a nuestro lugar de oración y daremos gracias a


Dios diciéndole:

“Gracias, Señor, por haberme perdonado mis pecados. Gracias por tu


amor y tu misericordia. Te pido que, de ahora en adelante, me ayudes a vivir
mejor, escuchando tu Palabra y haciendo bien al prójimo. Amén.”

Y rezaremos la penitencia que el sacerdote nos impuso. De esa


manera, terminaremos nuestra confesión con alegría.

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