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Varios - La Psicosis en El Texto PDF
Varios - La Psicosis en El Texto PDF
MANANTIAL
CENTRO FREUDIANO ROMANCE
DE ESTUDIOS CLINICOS Y LITERARIOS
LA PSICOSIS
EN EL TEXTO
MANANTIAL
Titulo original: La psychose dans le texte
© 1989, Navarin Éditeur, París
ISBN 950-9515-45-0
EDICIONES MANANTIAL
PREFACIO
LOCURA, ESCRITURA
'
PREAMBULO
Alain Grosrichard
“Los cielos rasos que me albergan tienen ojos, los muros que me
rodean tienen oídos [...]” La queja angustiosa que formulara anta
ño, cuando vivía soterrado en su cuarto, en medio de las montañas,
¿ha perdido algo de su actualidad? ¿No nos llega hoy desde ultra
tumba, quiero decir, por debajo de la letra de su texto, desde el in
terior de este volumen en el que se ha emparedado su fantasma?
Desde que no vive más que en y por lo escrito, ¿no está acaso más
rodeado de espías de lo que estaba o creía estar cuando escribía?
“Nunca se ha acabado del todo con él”, constataba J. Starobinski.
¿Acabará él, alguna vez, con nosotros? “Esos señores”, los perse
guidores del hombre, ¿acaso no han transmitido el relevo a los se
ñores comentaristas de la obra? El hecho de que estos nuevos Ar
gos, a diferencia de los antiguos, le pongan hoy buenos ojos y le
presten oídos compasivos, ¿impide acaso que lo persigan a su ma
nera, puesto que al lanzarse sobre él para interpretar su texto, y
por lo tanto para hablar en su lugar, no cesan de contener su v e r
dad en las barreras de su saber'?
Cuestión de ética
Hijos ilegítimos
Un mal cálculo
A condición, claro está, que ese lector pueda leerlo, ese libro, y
leerlo con buenos ojos. Que ese hijo aparezca, por tanto, tal como lo
ha concebido y escrito su autor. Ahora bien, en este fin de otoño de
1761, hace ya varios meses que el manuscrito se encuentra en ma
nos del impresor. El cual envía pruebas a Rousseau, pero de tanto
en tanto, por cuentagotas. Hecho que lo atormenta tanto más pues
to que su enfermedad congénita lo hace sufrir como nunca desde
su nacimiento, le desgarra las entrañas, se lo va a llevar, se muere:
“En tanto que mi estado empeoraba, la impresión de Emilio se re
trasaba y fue por fin totalmente suspendida, sin que yo pudiera co
nocer la razón [...] sin que pudiera tener noticias de nadie, ni saber
nada de cuánto acontecía [...] Nunca una desdicha, cualquiera que
sea, me atormenta ni me abate, si sé en qué consiste; pero mi incli
nación natural es tener miedo de las tinieblas, temo y aborrezco su
aire negro; el misterio me inquieta siempre, es demasiado antagóni
co a mi naturaleza abierta hasta la imprudencia [...] He ahí, por lo
tanto, mi imaginación, iluminando este largo silencio, ocupada en
trazarme fantasmas. Cuanto más ansiaba la publicación de mi últi
ma y mejor obra, más me atormentaba en conjeturar quién podía
estar entorpeciéndola; y llevando siempre las cosas al extremo, en
la suspensión de la impresión del libro, creia ver su supresión.
Mientras tanto, sin poder imaginar ni la causa ni la manera, vivía
en la más cruel de las incertidumbres [...] y como las respuestas no
llegaban, o no llegaban cuando yo las esperaba, me enloquecía, de
liraba. Desgraciadamente, por esa misma época me enteré de que el
padre Griffet, jesuita, había hablado del Emilio, y había dado a co
nocer unos pasajes. Al instante mi imaginación parte como un rayo
y me devela todo el misterio de iniquidad: vi la maniobra tan clara
mente, con tanta certeza como si me hubiera sido revelada. Supuse
que los jesuitas [...] previendo mi muerte cercana, de la cual yo no
dudaba [...] querían retardar la impresión hasta entonces con el
propósito de mutilar, de alterar mi obra, y utilizarme para llevar a
PREAMBULO - 23
Ser la mujer...
NOTAS
Eugénie Lemoine-Luccioni
Colette Thomas
lia creído a tal punto en sí mismo, que ha logrado hacer que otros
crean en él tanto como él mismo.
Le es necesaria nada menos que esta fe en sí mismo, para impo
ner al mundo un nuevo significante, susceptible de cambiar este
mundo. Antonin Artaud ha roto el viejo teatro para gestar un nuevo
teatro. No estaba loco, por lo tanto.
Pero en el caso de Colette, ¿ella ha usado su vida para verificar
su propio significante, o el de Artaud?
El delirio vivido
KEFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
Vincent Kaufmann
S e sabe que desde hace por lo menos cuarenta años, Artaud divi
de a sus lectores en dos campos. Están aquellos que lo creen loco
de atar, y los que obstinadamente niegan que lo fuera y siempre
consideraron su internación como un atentado a la libertad de ex
presión y de creación, tanto más imperdonable cuanto que la vícti
ma sería, esta vez, un genio. Están los que piensan que Artaud no
tiene nada que decir, que no dice nada, o en todo caso que dice im
becilidades, y los que creen que puede decirlo todo. Esta segunda
posición es, por supuesto, la del propio Artaud, de quien lo menos
que se puede decir es que siempre tuvo sobre su propia persona
(pero todo el problema consiste en saber si se trata de una perso
na), una opinión muy favorable, como se dice hoy en día.
Entre estas dos posiciones extremas, una multitud de posibles
matices. Artaud sólo se habría vuelto psicótico con el tiempo -por
ejemplo hacia 1937, cuando, al regreso de su viaje a Irlanda, lo in
ternaran por escándalo en la vía pública. O bien, Artaud sólo ha
bría estado loco por momentos. Existen las intermitencias de la lo
cura, como existen las del corazón: él habría sido psicótico la mitad
del tiempo y poeta durante la otra mitad, intervalo que aprovecha- j
ría para describir su locura, sin duda luego de haberse recompues
to, durante la pausa, a fuerza de opio. O bien, habría acumulado
empleos: loco y poeta, loco porque poeta, y reciprocamente -esta úl
tima tesis se halla reforzada por todo un entorno literario y filosófi
co (pienso aquí en Foucault, y sobre todo en Blanchot) que tuvo el
efecto de hacer centellear un punto en el que ya nada distinguiría
la locura del discurso literario; un punto hacia el cual Artaud se
habría acercado, sencillamente, más que cualquier otro.
Esta última postura, la más corriente, al parecer, en lo que con
ARTAUD: LOCURAS EPISTOLARES - 43
lodos los sentidos del término una falta de destinatario y una difi
cultad de expresión:* al brindarse un destinatario privilegiado,
Artaud encuentra, al mismo tiempo, la forma de acabar con su difi
cultad de expresión. El secretario de la NRF interviene allí donde la
palabra poética no llega a cuajar (si se admite, con Riviére y el pro
pio Artaud, que los poemas en cuestión tienen escaso valor estéti
co), allí donde falta un lector ideal, que Artaud es incapaz de apre
hender para destinarle una palabra, un lector que él no alcanza a
Imaginar, ni a desear, y cuya ausencia condena su “obra" (según
sus propios términos) a un desgaste perpetuo y centrífugo.
El Otro ladrón
Desaparición de la literatura
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
■
¿TEXTO PSICOTICO, TEXTO POETICO?
Impersonalidad
Afán de coherencia
Clichés
Ninguna metáfora
V. E.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
Friedrich Holderlin
In Lieblicher Bláue...
In Lieblicher Bláue blühet mit dem metallenen Dache der Kirchturm. Den
innschwebet Geschrei der Schwalben, den umgibt die rührendste Bláue. Die
Dim e gehet hoch darúber und já rbet das Blech, im Winde aber áben stille
kráhet die Fahne. Wenn einer unter der Glocke dann herábgeht, je n e
l'ivppen, cin stilles Leben ist es, weil, wenn abgesondert so sehr die Gestalt
M, die Büdsamkeit herauskommt dann des Menschen. Die Fenster, daraus
lile Glocken tónen, sind wie Tore an Schónheit. Námlich weil noch der Natur
Mfich sind die Tore, haben diese die Áhnlichkeit von Báumen des Walds.
Ilrinheit aber ist auch Schónheit. Innen aus Verschiedenem entsteht ein
rmster G eist So sehr einfáltig aber die Bilder, so sehr heilig sind die, da/3
man wirklich oft Jürchtet, die zu beschreiben. Die Himmlischen aber, die im-
iiur gut sind, alies zumcR, wie Reiche, haben diese, Tugend und Freude. Der
Mensch d a rj das nachahmen. Darf, wenn lauter Mühe das Leben, ein
Mrnsch aufschauen und sagen: so will ich auch sein? Ja. So lange die
Deundlichkeit noch am Herzen, die Reine, dauert, mis set nicht unglücklich
iler Mensch sich mit der Gottheit Ist unbekannt Gott? Ist er offenbar wie der
lllmmel? Dieses glaub ich eher. Des Menschen Maji ists. VoR Verdienst, doch
tllchlerisch, wohnet der Mensch auf die ser Erde. Doch reiner ist nicht der
,‘li hatten der Nacht mit den Sternen, wenn ich so sagen kónnte, ais der
Mensch, der heiJ3et ein Bild der Gottheit
Gibt es a u f Erden ein Maji? Es gibt keines. Námlich es hemmen den
Donnergang nie die Welten des Schápfers. Auch eine Blume ist schón, weil
«le blühet unter der Sonríe. Es Jindet das Aug oft im Leben Wesen, die viel
■ilioner noch zu nennen wáren ais die Blumen. Oi ich weiji das wohli Denn
ii bluten an Gestalt und Herz, und ganz nicht mehr zu sein, gefállt das
(Jott? Die Seele aber, wie ich glaube, mu6 rein bleiben, sonst reich an das
Máchtige a u f Fittigen der Adler mit lobendem Gesange und der Stimme so
iIder Vógel. Es ist die Wesenheit, die Gestalt ists. Du schones Báchlein, du
■cheinest rührend, indem du rollest so klar, wie das Auge der Gottheit durch
illa Milchstrajie. Ich kenne dich wohL aber Tránen quillen aus dem Auge. Ein
lirlteres Leben sech ich in den Gestalten mich umblühen der Schópfung, weil
li li es nicht unbillig vergleiche den einsamen Tauben a u f dem Kirchhof. Das
bichen aber scheint mich zu grámen der Menschen, námlich ich hab ein
llnrtz. M óch t ich ein K om et sein ? Ic h gla u b e. D enn sie h a b en die
Urhnelligkeit der Vógel; sie blühen an Feuer, und sind wie K inder an
Ilrinheit. GróJSeres zu wünschen, kann nicht des Menschen Natur sich ver-
messen. Der Tugend Heiterkeit verdient auch gelobt zu werden vom ernsten
ltriste, der zwischen den drei Sáulen wehet des Gartens. Eine schóne
ihmgfrau muji das Haupt umkránzen mit Myrtenblumen, weil sie einfach ist
llirrm Wesen nach und ihrem Gefüht Myrten aber gibt es in Griechenland.
Wenn einer in den Spiegel siehet, ein Mann, und siehet darin sein Bild,
66 - RENATE BÓSCHENSTEIN
iufe abgemalt; es gleicht dem Manne. Augen hat des Menschen Büd, hinge
gen U cht der Mond. Der Kónig Oedipus hat eln Auge zuviel vielleicht. Diesi
Leiden dieses Manaes, sie scheinen unbeschreiblich, unaussprechlidt.
unausdrücklich. Wenn das Schauspiel ein solches darstellt, kommts daher,
Wie ist mirs aber, gedenk ich deinerjetz? Wie Bache reifit das Ende von el
was m ich dahin, welches sich wie A sien ausdehnet. N atürlich diesen
Leiden, das hat Oedipus. Natürlich ists darum. Hat auch Herkules gelitterx'i'
Wohl. Die Dioskuren in ihrer Freundschaft, haben die nicht Leiden auch ge
tragen? Námlich wie Herkules mit Gott zu streiten, das ist Leiden. Und die
Unsterblichkeit im Neide dieses Lebens, diese zu teilen, ist ein Leiden auch
Doch das ist auch ein Leiden, wenn mit Som merjlecken ist bedeckt ein
Mensch, mit manchen Flecken ganz überdeckt zu seinl Das tut die schóne
Sonríe: námlich die ziehet alies auf. Die Jünglinge Jührt die Bahn sie mil
Reizen ihrer Strahlen wie mit Rosen. Die Leiden scheinen so, die Oedipun
getragen, ais wie ein armer Mann klagt, dajS ihm etwas fehle. Sohn Laios,
arm er Fremdling in Griechenland! Leben ist Tod, und Tod ist auch eln
Leben.
Friedrich Holderlin
En azul adorable...
bre, que de algo se lamenta” (92). Fehlen, el verbo del texto original,
tiene tres sentidos diferentes: “él se queja de algo”, “le falta algo”,
“hay algo que no logra”.
Hólderlin es un pobre hombre en comparación con el rey Edipo,
marcado por un destino trágico; comparte su mismo destino y sin
embargo se diferencia de él. Schreber es, en el plano poético, un
pobre hombre, comparado con Hólderlin. Los dos carecen de una
relación con el padre que les hubiera permitido mantenerse en la
vida, pero Schreber está, además, desprovisto de la facultad de tra
ducir esta situación en símbolos verbales. No obstante, no se trata
aquí de un salto cualitativo sino de un distanciamiento gradual.
Que las experiencias intensas y aterradoras de un dios que se apro
xima de manera amenazante impulsan al jurista convencional que
era Schreber a tentar la búsqueda de un lenguaje poético, prueba
que la matriz de este lenguaje pertenece a todos los hombres.
Cuando esta posibilidad es sofocada por la lengua del padre aplas
tante, no se trata sino de la hipérbole del sofocamiento de esta mis
ma posibilidad en el niño “normal”.
Freud relata el caso ficticio de un hombre que anuncia a los
agentes de un puesto de policía: “He sido robado por la soledad y la
oscuridad que me han despojado de mi reloj y mi cartera”. Y agre
ga: “Aunque al expresarme así no he dicho nada inexacto, he corri
do el riesgo de que se me considere una persona trastornada”. Sin
quererlo, el hombre designa de este modo los rasgos comunes entre
la lengua psicótica y la lengua poética, en relación con el discurso
convencional. El miedo a la policía interna y externa ha hecho del
texto de Schreber el texto de un pobre hombre. Hólderlin ha sido
conducido por su enfermedad fuera de los límites protectores den
tro de los cuales quería asegurarse, hacia una apertura radical y
peligrosa en la que su lengua recuperó la pureza de los niños y la
de los cometas.
R. B.
NOTAS
1. ... ein Kampf und ein Anringen gegen die Gottheit oder das Schick-
sal..., Grosse Stuttgarter Ausgabe, VII/3, pág. 73.
2. Die andere Seite, 1909.
3. Hóldedin et la Question du pére, París, 1969.
4. Cf. mi crítica de este libro en Hólderlin Jahrbuch, 21, 1978/79, págs.
335-348.
74 - RENATE BÓSCHENSTEIN
Frangois Ansermet
De la vida a la muerte
La muerte en la vida
NOTAS
Pascale Méla
Hadewijch de Amberes
84 - PASCALE MELA
La visión
La arrebatada
(¡oce y angustia
BIBLIOGRAFIA
Charles Méla
La función virgen
trado, que el amo está castrado (ver el Seminario “El envés del psi
coanálisis” , sesión del 8 de febrero de 1979). Mediante lo cual ella
intenta saber más acerca de lo que está más allá, o detrás. A qué
debería suplir, si pudiera resistirlo, la función del padre (porque no
es más que algo que hace las veces de, incluso un síntoma), a saber
ese significante de la mujer que designaría el goce absoluto. Ahora
bien, ese goce no está simbolizado ni es tampoco simbolizable en el
sistema del sujeto: no hay simbolización del sexo de la mujer como
tal en el inconsciente. Ese significante de la mujer que haría la re
lación-proporción sexual, y cuyo saber pretende ser el esoterismo
de la Gnosis, no existe. Sólo el delirio le presta vida.
De este modo, se desprende un rasgo común a la histeria y a la
psicosis: se trata en ambos casos de un significante, en tanto éste
está forcluido. En la psicosis, lo que falta es el significante del pa
dre, según la notación de Lacan Po; de allí su resurgimiento en lo
real bajo la forma que le da, en retorno, su contenido, ser la mujer.
En la histeria, es el significante de la mujer el que no existe: por
consiguiente, comienza una caza del hombre en lo real, el hombre
que en verdad estuviese a la altura, el amo -emplazado a producir
un saber acerca de la mujer. Sería preciso que existiera al menos
uno capaz de estar a la altura, y que ubicara en última instancia a
la mujer toda ella como al hombre, en la función fálica, porque él
sería, ese amo, la excepción en que se funda la regla. Pero el asunto
está resuelto de antemano: no existe nadie para decir no a esta fun
ción, lo cual se escribe 3x . 4>x. Tales serían los dos maternas laca-
nianos de la forclusión: Po, a partir del delirio y su reconstrucción;
3x . <t>x, a extraer del fracaso de la búsqueda histérica, lo que se
pu ede lla m a r p a ra op on erlo a la fu n ción padre, notada
3x . <£x, la función virgen.
Partición de medio-dicho*
De Sancta María
BIBLIOGRAFIA
Peter Dronke, Women Writers o f the Middle Ages, Cambridge, 1984. Ver el
capítulo VI, “Hildegarde of Bingen", págs. 144-201, y los pasajes citados:
“Lettre á Guibert de Gembloux", págs. 252-253; “Causae et curae", pág.
241.
Hildegarde Von Bingen, Lieder, Salzburg, 1969. (N!- 4, 5, y 67-68); Wórter-
buch der Underkannten Sprache, Bale, 1986; -ver también J.B. Pitra,
Analecta Sanctae Hildegardis opera, Monte Casino, 1882, págs. 496-502.
III
CLINICA
EL SUJETO PSICOTICO ESCRIBE...
Eric Laurent
El “genio freudiano"
Jakobsony Lacan
La pérdida necesaria
Richard Vuagniaux
El dossierjudicial
La influencia de la madre
tro cuerpo con sus entornos y sus propias manifestaciones. Para Mi-
chel, los tóxicos son una perpetua ocasión de experimentación de la
reviviscencia de sus límites corporales. Y ello tanto en la absorción
de productos, con el juego peligroso y agotador de una descompensa
ción posible de su enfermedad, como en la utilización de los mismos
productos en su relación con los demás. En las sesiones conmigo,
Michel habla de su savoir-Jaire, su alquimia y sus manipulaciones
con los productos, en un tono de necesidad -debe consumir-, pero
también de desafio, hasta de humor, con lo que me demuestra que
no se deja engañar por sus montajes y sus puestas en escena.
BIBLIOGRAFIA
Jacques-Alain Miller
Psicosis y lógica
El delirio generalizado
Puesto que ahora se trata de delirio, puedo, sin duda, situar bajo
un mismo rótulo lógica y psicosis; pero, más allá de eso, ¿por qué.
120 - JACQUES-ALAIN MILLER
Pero la enseñanza de Lacan nos lleva aún más lejos, y nos per
palabra
mite escribir la metáfora original: que conlleva la
cosa -> objetos’
evacuación, la anulación, el asesinato de la cosa, y, en este lugar
vacío, a partir de la palabra, la creación correlativa de los objetos
que son, a su vez, hijos de la palabra -esos objetos, nuestros obje
tos, que no tendrán otro estatuto de existencia que su consistencia
lógica. Como ustedes verán basta una nada, una variación de signi
ficante para que los objetos que a ustedes les parecen los mejor
constituidos del mundo pierdan su consistencia lógica.
El esquema que doy aquí es muy poderoso dentro de la teoría
analítica. Es inmediatamente traducible, generalizable en este otro,
que establece un goce primordial que, en Freud, lleva el nombre de
Lust, en relación con lo que nosotros escribim os con Lacan:
El delirio en marcha
Prefacio
Frarvgois Ansermet....................... 5
I. L o c u r a , E s c r it u r a
Preámbulo
Alexia Grosríchard.................................................................................. 11
El testamento de la hija muerta
Eugénie Lemoine-LuccionL.................................................................... 28
Artaud: Locuras epistolares
Vincent Kaufmann.............................................................................. 42
II. P o e s ía , M ís t ic a
III. C l ín ic a