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Contenido
Introducción ............................................................................................................................ 3
Justificación ............................................................................................................................ 3
Objetivos................................................................................................................................. 4
Objetivo general ................................................................................................................. 4
Objetivos específicos .......................................................................................................... 4
Desarrollo ............................................................................................................................... 6
Reseña histórica de las Encíclicas Papales relacionadas con el trabajo digno ................... 6
2. La concepción del trabajo en la Doctrina Social de la Iglesia como eje de
dignificación humana. ........................................................................................................ 7
3. Análisis laboral, económico y social de las encíclicas papales ..................................... 8
Encíclicas Papales Relacionadas con el Ámbito Laboral ................................................. 15
Humanizar las relaciones económicas y sociales ............................................................. 21
Igualdad salarial hombre-mujer ........................................................................................ 22
La Iglesia latinoamericana y su particular análisis de la realidad socioeconómica.......... 23
La cartera laboral colombiana y su compromiso con el trabajo decente .......................... 24
Resumen de las encíclicas y como la iglesia aborda el problema de los trabajadores ..... 25
Análisis Jurisprudencial sobre las Cartas Papales ............................................................ 27
Imágenes Dotográficas ..................................................................................................... 28
Aspectos en el Código Laboral Colombiano y las encíclicas papales .............................. 29
Glosario ............................................................................................................................ 32
Tipos de Encíclicas ........................................................................................................... 33
Conclusiones..................................................................................................................... 34
Bibliografía ....................................................................................................................... 35
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Introducción
Actualmente hay que tener presente que la dinámica laboral es altamente cambiante, el cual
depende del contexto social, económico, político y cultural en lo que se desarrolla. Por lo
tanto, requieren la implementación de cambios progresivos que aseguren tanto la adaptación
de los mercados como la garantía de los derechos de los trabajadores, permitiendo una
dinámica de equilibrio social y garantía de una coordinación económica que resulte justa para
una sociedad como la colombiana.
Este equilibrio social requiere adecuar los postulados del Derecho Laboral con las
necesidades de una economía globalizada como la que se tiene actualmente, de manera que
no se desconozcan las luchas que han emprendido los trabajadores por lograr condiciones
dignas y justas en el desarrollo de su actividad.
Hay que tener presente además que el Derecho Laboral y de Seguridad Social es quizá uno
de los que tienen más inclinación garantista y frente al cual cobra una especial importancia
la aplicabilidad de los principios generales del Derecho, así como de aquellos que son propios
de esta rama. Sin embargo, el Derecho no es estático, y menos el Laboral, en el que la
versatilidad, movilidad y actualización del sistema jurídico son fundamentales debido a su
alto contenido social y a la incidencia que tienen sobre el mismo las reformas políticas del
sector.
Justificación
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principios adoptados por la Constitución Política que tienden, fundamentalmente, a reafirmar
y consagrar el credo democrático de los pueblos libres.
Surge entonces la siguiente pregunta ¿Qué es la Doctrina Social de la Iglesia, cuáles son sus
fundamentos teórico – prácticos, su evolución y su concepción del derecho laboral?
Es así como los diferentes papas de la iglesia católica ha emitido diferentes encíclicas que
han marcado principios que defienden para que el trabajador cuente con calidad de vida
laboral, se requiere necesariamente tener el derecho a desempeñar un trabajo que proporcione
equilibrio con las actividades personales y familiares, el derecho a desempeñar un trabajo
satisfactorio, el derecho a un trabajo que brinde (u otorgue) desarrollo laboral o profesional
al trabajador, el derecho a desempeñar un trabajo motivante, el derecho al bienestar en el
trabajo, el derecho a condiciones y ambiente de trabajo favorables y agradables, el derecho a
un trabajo seguro y saludable, el derecho a un trabajo enriquecedor y significativo, el derecho
a una retribución económica adecuada por el trabajo desempeñado, el derecho a la autonomía
en el trabajo, el derecho a la estabilidad laboral, el derecho a trabajar el horario legalmente
establecido, el derecho a participar en la toma de decisiones en el trabajo, el derecho a la
libertad de establecer relaciones interpersonales en el trabajo, el derecho a recibir
retroalimentación por el trabajo desempeñado, el derecho a recibir apoyo de la organización
para el desempeño del trabajo, el derecho a ser reconocido por el trabajo desempeñado, el
derecho a recibir un trato equitativo, justo y digno en el trabajo.
Objetivos
Objetivo general
Conocer las diferentes encíclicas escritas por los papas que hablan del sistema laboral digno.
Objetivos específicos
-Identificar cada una de las encíclicas y conocer la importancia social para los trabajadores.
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-Elaborar un análisis de las encíclicas papales y cuál es la influencia en el derecho laboral
colombiano.
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Desarrollo
Las Encíclicas Sociales son los pronunciamientos oficiales del Papa sobre temas sociales
dirigidos a los obispos, creyentes y a toda la humanidad. Conforman en su conjunto la
doctrina social de la Iglesia católica.
Desde León XIII con Rerum novarum (sobre las cosas nuevas)' sobre la cuestión social en
1891, a ella se siguen refiriendo los pontífices, Pío XI en Quadragesimo anno (a cuarenta
años) sobre las cuestiones laborales en 1931, Juan XXIII en Mater et Magistra ('Madre y
Maestra) sobre los campesinos en 1961, después Pacem in terris (Paz en la Tierra) en 1963,
Pablo VI sobre Populorum progressio (el progreso de los pueblos) en 1967 y Ochenta
Aniversario sobre los nuevos problemas sociales en 1971. Laborem Exercens en 1981,Juan
Pablo II, el 'Trabajo Humano', 'Solicitud de la cosa social', Sollicitudo rei socialis con temas
sociológicos y metodológicos de la situación de la humanidad en 1988, Centesimus annus
(Centésimo año) cosas nuevas de hoy en 1991, cuestiones agrícolas, Veritatis splendor en
1993, esplendor de la verdad y Evangelium Vitae de 1995, sobre la vida humana, evangelio
de vida sobre el valor de la vida, la Encíclica social Caritas in veritate de Benedicto XVI y la
última encíclica, de carácter social, Laudato Si.
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Además han servido como marco conceptual en las actividades de los sociólogos de
orientación católica. La amplitud social dentro de las encíclicas es grande si bien las primeras
se referían a los derechos sociales de los trabajadores, también hacía referencia a los patrones
y la relación entre ellos. Posteriores encíclicas tratan del rol de diversas instituciones en la
vida social como lo son las comunicaciones sociales y el pacifismo.
A través de las encíclicas papales y los diversos documentos eclesiásticos, la Iglesia Católica
ha promovido desde su condición de referente moral la equidad y la justicia social partiendo
como uno de sus axiomas, la dignificación del trabajo, como elemento definitivo para el
progreso y la modernidad de las naciones.
Un análisis sobre el compromiso de la Iglesia de Roma con una distribución más justa de los
bienes y las oportunidades en el orden internacional y sus recomendaciones para lograrlo, se
encuentra de manera detallado en la encíclica Caritas in veritate que Benedicto XVI publicó
en junio de 2009, en desarrollo de su breve pontificado.
En este documento recoge las enseñanzas de sus dos predecesores Pablo VI y Juan Pablo II,
quienes estaban convencidos de la capacidad del corpus de la Doctrina Social de la Iglesia
para dar la luz necesaria a un mundo que busca desesperadamente esperanza y claridad.
Complementa la visión de la Iglesia respecto de la problemática social de la humanidad
haciendo referencia a otras encíclicas como la Rerum novarum (León XIII), Pacem in terris
(Juan XXIII), Centesimus annus, Laborem exercens y Sollicitudo rei socialis (Juan Pablo II),
la Constitución Gaudium et spes (Concilio Vaticano II), así como otros documentos
pontificios. De esta manera, Benedicto XVI llama la atención sobre las grandes amenazas
que se ciernen sobre la humanidad en nuestros días, poniendo énfasis en la falta de
consideración de la dignidad de la persona humana, la pobreza, la guerra, el terrorismo, el
medio ambiente.
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Tras esa revisión del devenir social de la humanidad, el Papa proporciona los principios
morales para afrontar los complejos problemas socioeconómicos, promoviendo una
verdadera cultura de la dignificación de vida y de la paz. Dentro de ese contexto, el trabajo
juega un rol preponderante porque constituye un motor para lograr el “verdadero progreso de
la persona” y el “bien común”.
Benedicto XVI enfatizó en ese orden de ideas que el trabajo "es muy importante para la
realización del hombre y para el desarrollo de la sociedad, y por eso, es necesario que se
organice y desarrolle siempre en el pleno respeto de la dignidad humana y al servicio del
bien común. Al mismo tiempo, es indispensable que el hombre no se deje someter por el
trabajo, que no lo idolatre, pretendiendo hallar en él el sentido último y definitivo de la vida".
Si se repasa los beneficios y aportaciones que se han producido desde la irrupción de esta
encíclica, se puede constatar que la importancia de la misma ha sido capital para el desarrollo
de las naciones y las posteriores doctrinas sociales elaboradas por la Iglesia y otras corrientes
de pensamiento.
Las novedades fundamentales de la esta obra pueden quedar agrupadas en tres espacios
principales: I. El reto de la Iglesia ante la cuestión social. II. El papel del Estado. III. El
comportamiento de las partes interesadas en el conflicto.
Como punto de partida, León XIII señaló que la Iglesia durante toda su historia ha sido la
única capaz de acabar con el sufrimiento del hombre o hacerlo más soportable por medio de
el ejercicio de la caridad, pilar fundamental de la vida cristiana. Este hecho es constatable en
el momento actual, si analizamos la situación de un gran número de personas que
desprotegidas y desamparadas por los poderes públicos, se refugian y fían sus necesidades
de alimento, vestido, vivienda, salud, etc, a las Instituciones y Organizaciones de la Iglesia
Católica que en un ejercicio de responsabilidad y reconocimiento del “otro” como persona y
superior al resto de la creación, deciden compartir la carga de numerosas familias que
atraviesan las más duras situaciones de exclusión y pobreza.
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Una de las afirmaciones que fundamentan todo el análisis del estado de la cuestión social y
del conflicto de clases que subyace del mismo, es que tal como afirma el mismo León XIII
“Es mal capital, en la cuestión que estamos tratando, suponer que una clase social sea
espontáneamente enemiga de la otra, como si la naturaleza hubiera dispuesto a los ricos y a
los pobres para combatirse mutuamente en el perpetuo duelo: ni el capital puede subsistir sin
el trabajo, ni el trabajo sin el capital”. (Rerum Novarum, 14).
La solución que se aporta en esta encíclica al conflicto de las clases sociales enfrentadas,
pasa por el llamamiento al cumplimiento de sus deberes respectivos, respetando los términos
de la justicia social.
Otra aportación en este sentido es la protección del más débil, ya que “han de evitar
cuidadosamente los ricos, perjudicar en lo más mínimo los intereses de los proletarios, ni con
violencias, ni con engaños…., mientras más débil sea su economía, tanto más debe
considerarse sagrada”. (Rerum Novarum, 15).
Así Pablo VI, declaró en la “Populorum Progressio” (1967), la universalidad del problema
de la “cuestión social” y de los conflictos que se derivan de ella (lucha de clases,
subdesarrollo de sociedades, etc.), ya que según las palabras de la misma Encíclica “cada
uno debe tomar conciencia” de este hecho, precisamente porque interpela directamente a la
conciencia, que es la fuente de las decisiones morales.
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Por lo tanto para enfrentar la solución de la llamada cuestión social, los responsables de la
política, los ciudadanos y el resto de agentes sociales, tienen la obligación moral de tener en
cuenta en las decisiones que tomen, este carácter universal y dependiente del problema que
subsiste entre la forma de comportarse de unos con el subdesarrollo de otros.
Así el Papa Juan Pablo II en su encíclica Sollicitudo Rei Socialis (1987), recoge: “no se puede
negar la existencia –sobre todo en la parte Sur de nuestro planeta- de un problema
demográfico que crea dificultades al desarrollo. Es preciso afirmar enseguida que en la parte
Norte este problema es de signo inverso: aquí lo que preocupa es la caída de la tasa de
natalidad, con repercusiones en el envejecimiento de la población, incapaz de renovarse
biológicamente. Fenómeno éste capaz de obstaculizar de por si el desarrollo. Como tampoco
es exacto afirmar que tales dificultades provengan solamente del crecimiento demográfico;
no está demostrado que cualquier crecimiento demográfico sea incompatible con un
desarrollo ordenado”.
Así en este apartado se resume de manera clara cuál es la enseñanza que la Iglesia hace sobre
cuestiones como: a) El derecho de la propiedad. b) El Capital y el trabajo. c) El salario como
retribución justa de un trabajo. d) El orden social.
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Es necesario afirmar que ningún pueblo o sociedad conocida ha llegado desde la miseria a
una mejor y elevada posición económica, si no es por el enorme esfuerzo del trabajo
acumulado por los ciudadanos, tanto de los que lo dirigen como de los que lo ejecutan. El
Papa León XII ya afirmo en el año 1891 que “es verdad incuestionable que la riqueza nacional
proviene no de otra cosa que del trabajo de los obreros” (Rerum Novarum, 27).
Por lo tanto a no ser que una persona realice su trabajo algo propio, capital y trabajo deben
ir siempre de la mano, pues como las dos caras de una moneda ninguna parte puede existir
sin la otra. Es cierto que en el último siglo la relación entre capital y trabajo, siempre se ha
mostrado desde el conflicto entre “la esfera capital” y “la esfera del trabajo”, es decir, entre
el grupo reducido, pero poderoso de los empresarios o dueños de los medios de producción
y la inmensa mayoría de gente que participa en el proceso productivo ofreciendo su fuerza
de trabajo a los empresarios, que guiados por la codicia y la búsqueda del máximo
rendimiento, tratan de establecer el salario más bajo para el trabajo realizado.
El Papa Juan Pablo II, en su encíclica Laborem Exercens, reconoce la supremacía del trabajo
frente al capital, respecto al cual el trabajo “es siempre una causa eficiente primaria, mientras
el capital, siendo el conjunto de los medios de producción, es sólo un instrumento o la causa
instrumental. Este principio es una verdad evidente, que se deduce de toda experiencia
histórica del hombre” (Laborem Exercens, 1981).
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El salario surge como consecuencia natural del arrendamiento de la fuerza del trabajo entre
empresario y trabajador. Esta retribución justa del trabajo realizado representa uno de los
pilares sobre los que se sustenta la histórica lucha de clases. No existe en el tiempo actual
una manera más justa de establecer la relación contractual entre “el capital” y “el trabajo”.
Independientemente del hecho de que este trabajo se lleve a cabo dentro de la propiedad
privada de los medios de producción o en un sistema económico que haya provocado la
“socialización” de los mismos , la relación entre el empresario y el trabajador se resuelve en
base al salario; es decir mediante la justa remuneración del trabajo realizado.
El tema del salario no sólo afecta a los trabajadores como seres individuales, sino que en
función de este, queda determinado el nivel de bienestar y de desarrollo de la familia que le
rodea. Por tanto una justa remuneración del trabajo realizado por una persona que tiene
responsabilidades de familia es la que resulte suficiente para fundar y mantener dignamente
a la misma y asegurar un futuro. Está claro que el trabajo, es condición indispensable para la
creación de una unidad familiar, cuyos medios de subsistencia se obtienen por medio de un
empleo y la retribución de un salario. Y no solo eso sino que como marca la DSI, “una familia
afectada por la desocupación, corre el peligro de no realizar plenamente sus finalidades”.
En el 1931 el Papa Pio XI con gran sabiduría redactó la encíclica “Quadragesimus Annus”,
en la cual, profundizó en el concepto del “justo salario” que un obrero debe percibir por su
trabajo, llegando a la afirmación que este no se puede establecer en términos de justicia social
si no se tienen en cuenta tres aspectos fundamentales del mismo:
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a) Sustento obrero y de su familia: Ante todo el salario debe estar fijado de manera que
alcance a cubrir el sustento suyo y el de su familia, ya que sin querer ofender a nadie resulta
horrendo que la mujer no tenga libertad de decisión a la hora de elegir un desarrollo laboral
fuera del hogar, y que esta decisión esté coaccionada en gran medida por los mediocres
recursos económicos que provienen de la otra parte del hogar familiar. Hay que luchar, para
que los padres de familia reciban un sueldo acorde a las necesidades domésticas y si esto no
fuera posible, es deber de los poderes políticos complementar o restituir lo necesario para
que así sea.
c) Necesidad del Bien Común; Ya hemos indicado lo beneficioso que resultaría para el
momento actual que trabajadores y empresarios aporten algo de sus ganancias (salarios y
beneficios empresariales) una vez cubiertas sus necesidades. Esto no basta para solucionar el
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problema actual, ya que si los que tienen la potestad de dar oportunidades de empleo, no las
crean, los que tienen el derecho, el poder y las ganas de ejercer una profesión, nunca tendrán
acceso a la Justa retribución de un trabajo (Sánchez Sánchez, 2013).
Mater et magistra (latín 'Madre y Maestra') es una carta encíclica del Papa Juan XXIII que
fue promulgada el 15 de mayo de 1961. Trata sobre el reciente desarrollo de la cuestión social
a la luz de la Doctrina Cristiana y presenta a la Iglesia como Madre y Maestra, de allí su
nombre en latín Mater et Magistra. Fue anunciada el día anterior ante miles de personas en
un discurso dirigido "a todos los trabajadores del mundo".
Laborem exercens (latín: Trabajo laboral) es la tercera encíclica de Juan Pablo II. Fue
publicada el 14 de septiembre de 1981 en el 90º aniversario de la encíclica Rerum Novarum.
Esta encíclica trata la concepción del hombre y del trabajo a 90 años de la encíclica Rerum
Novarum. El enfoque general responde a un análisis de la época moderna, en que se han
desarrollado con enorme profusión experiencias de carácter económico, social, histórico,
teológico, antropológico, etc. Generalmente acerca del trabajo humano, se ha ignorado su
concepto exacto.
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La Encíclica va más al fondo, llega al corazón del concepto mismo del trabajo humano. En
lugar de trazar un modelo ideal, Juan Pablo II ayuda a comprender lo que ha acontecido y
sigue aconteciendo en la historia, de qué modo puede el hombre transformarse con su trabajo,
hacerse más hombre. Además Laborem Exercens muestra cómo los socialismos tratan a los
seres humanos como instrumentos de producción y no como personas-sujetos de trabajo. Por
otra parte, en el mercantilismo se les trata como mercancía sujeta al mercado de la oferta y
la demanda. Con la proletarización de los intelectuales y su desempleo, se incrementa el
problema social.
Enfatiza los elementos de una espiritualidad del trabajo: los seres humanos comparten sus
actividades con la acción de Dios; el trabajo imita la acción de Dios y otorga dignidad al
trabajador. Nuestro Señor Jesucristo fue un hombre de trabajo. Hay en la Sagrada Escritura
muchas referencias al trabajo; el Concilio Vaticano II dice que «el trabajo es necesario para
el progreso terreno y para el desarrollo del Reino».
De una manera más objetiva hablamos de encíclicas como una carta que emana o que
proviene del papa (el sumo pontífice de la iglesia católica) dirigida a obispos católicos de una
zona o sector determinado, pero generalmente se las presenta a todos los obispos del mundo.
Y lo que se quiere lograr con las encíclicas es lo siguiente:
-Enseñar sobre algún tema doctrinal o moral.
-Avivar la devoción.
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-Condenar errores.
-Informar a los fieles sobre peligros para la fe, procedentes de corrientes culturales, amenazas
del gobierno, etc.
Rerum Novarum
-Este es el comienzo de las encíclicas sociales en la iglesia católica, fue la primera encíclica
social emitida por el papa León Xlll el viernes 15 de mayo de 1891.
-La Encíclica que defendió a los trabajadores; Ante la explotación laboral de los obreros.
-Describe las condiciones de cómo vivían los sufridos trabajadores, defiende el derecho a la
propiedad privada y va en contra de las teorías del socialismo (sólo existe la clase trabajadora,
un gobierno basado en la igualdad absoluta).Dicen que la Iglesia, el Estado, el empresario y
el trabajador tienen que trabajar juntos. La Iglesia debe interesarse por los aspectos religiosos
y morales; el Estado tiene que intervenir para que haya Justicia; y los trabajadores y
empresarios deben organizar asociaciones que les protejan (sindicatos).
-Que la fuerza de trabajo del hombre no sea considerada como una mercancía.
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-La protección a la mujer trabajadora.
-El reconocimiento pleno de la propiedad privada porque era un derecho natural, pero dentro
de los límites de la justicia.
-La identificación del capitalismo como causa de pobreza y degradación de los trabajadores.
Quadragésimo Anno
-Es una carta encíclica del Papa Pío XI, promulgado el 15 de mayo de 1931, con ocasión de
los 40 años de la Encíclica Rerum Novarum.
-El mal social de 1891 era la lucha de clases; en 1931 el mal social se centra en la progresiva
desintegración de la sociedad, mal mucho más vasto que el que representaba aquella lucha.
-El régimen económico de 1891 estaba presidido por un capitalismo liberal de pequeñas
unidades económicas; en 1931 era el capitalismo de los grandes monopolios.
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-Esta encíclica se basa en 3 puntos importantes: 1) Recordar, el cuadragésimo aniversario, lo
conseguido de la encíclica Rerum Novarum, 2) Defender la doctrina social y económica de
León XII contra algunas dudas y desarrollarla en algunos puntos, 3) Descubrir la raíz de la
tremenda crisis económica que padecía por entonces el mundo, y mostrar al mismo tiempo
el único camino de salvadora restauración, o sea la reforma cristiana de las costumbres.
1) Derecho de propiedad: derecho que atiende al interés particular, mas también función
social que mira al bien común.
3) la redención del proletariado: que resultara del acceso de los obreros a la propiedad, es
uno de los grandes fines de la política social actual.
4) el justo salario: para cuya fijación habrán de tenerse que la situación en cuenta el
mantenimiento del obrero y de su familia.
Mater Et Magistra
Esta Encíclica de Juan XXIII sobre los desarrollos de la cuestión social, publicada el 21 de
mayo de 1961. Aunque recoge substancialmente las enseñanzas de la Rerum novarum de
León XIII y de la Ouadragesimo anno de pío XI.
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-Se habla particularmente la importancia de la socialización. Se señalan las ventajas de la
misma, así como el hecho de que restringe notablemente el campo de libertad de acción de
los individuos y su independencia, incluso de pensamiento.
-Se toca luego el problema de la retribución del trabajo y de la justa distribución de bienes.
-Se puede advertir que se le dedica a la agricultura una atención particular, incluso en
términos de espacio (llegando incluso algunos a pensar que la Iglesia tiende a privilegiar o
idealizar una forma de ordenamiento social rural).
Laborem Exercens
-Es la tercera encíclica de Juan Pablo II, fue publicada el 14 de septiembre de 1981 en el 90º
aniversario de la encíclica Rerum novarum.
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-Es deber de la Iglesia: recordar siempre la dignidad y los derechos de los hombres del
trabajo; denunciar las violaciones de esos derechos y orientar las nuevas situaciones.
-Se valora la solidaridad entre los hombres del trabajo como reacción contra la degradación
del hombre como sujeto del trabajo.
-Distinción entre trabajo objetivo (la técnica que expresa el dominio del hombre sobre la
tierra) y trabajo subjetivo (la persona humana que, como imagen de Dios, es capaz de obrar
racionalmente y de decidir acerca de si. “El trabajo está en función del hombre, no el hombre
en función del trabajo”.
-Prioridad del trabajo sobre el capital, porque el capital es sólo un instrumento al servicio del
trabajo, mientras que el trabajo es causa eficiente primaria.
-Sitúa los derechos de los trabajadores en el contexto de los derechos humanos, de los
derechos fundamentales de la persona.
-Es tarea del Estado, del empresario indirecto, propiciar el marco legal adecuado para crear
puestos de trabajo y las ayudas a los desempleados y además ese marco es el mejor criterio
para juzgar cualquier sistema económico.
-La justa remuneración del trabajo es la vía concreta para acceder a los bienes que están
destinados a un uso común, por lo que se convierte en indicador último de la justicia de todo
el sistema socioeconómico.
Centesimus Annus:
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-El Papa Juan Pablo II publica la encíclica Centesimus Annus. Coincide con los cien años
de Rerum Novarum de León XIII ósea en 1991.
-El camino elegido por Juan Pablo II ha sido el de analizar el error de base del socialismo: el
ateísmo. Las consecuencias de la negación de Dios se han manifestado en la antropología,
pues se considera al hombre como una partecita de la sociedad y de la cadena de producción.
-La caída del marxismo en el año 1989 es especialmente comentada por el Papa que ha
conocido de cerca este sistema político. Dice que las causas de este fracaso son las siguientes:
el poco respeto a los derechos de los trabajadores, la violación sistemática de los derechos
humanos y la eliminación de Dios como dador de sentido a la vida.
-La Iglesia apuesta clara y decididamente por la democracia como el mejor sistema de los
posibles; la defensa del sistema democrático nos libra del totalitarismo y del
fundamentalismo. El Papa fundamenta la democracia en el respeto a la libertad y la búsqueda
sincera de la verdad.
-En concreto, se nos pide un compromiso decidido con la justicia, la conversión de las mentes
y de los corazones, y un planteamiento de la economía desde los más desfavorecidos.
Tras abogar por un “desarrollo humano integral”, la encíclica Caritas in veritate expresa que
éste no se logrará sino a partir del “bien espiritual y moral de las personas, consideradas en
la totalidad de alma y cuerpo”. Y en lo referente a la actividad laboral expresa: “Los trabajos
humanos -todos ellos- deben ser realizados con una mentalidad de servicio al bien común,
por encima de particularidades egoístas. No se trata de rechazar como inmoral la persecución
del interés propio o particular, sino de situar por encima el espíritu de servicio que tiene el
bien común como referencia. Concretamente, la actividad económica no puede resolver todos
los problemas sociales ampliando sin más la lógica mercantil. Debe estar ordenada a la
consecución del bien común”.
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Y advierte: "No basta la necesaria capacidad técnica y profesional; no es suficiente tampoco
la creación de un orden social justo y atento al bien de todos. Es necesario vivir una
espiritualidad que ayude a los creyentes a santificarse a través del propio trabajo”,
orientándose a partir del auténtico progreso de la persona humana, impactando al capital, la
ciencia, la técnica, los recursos públicos y la misma propiedad privada.
Por su parte, el cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio, elegido sumo pontífice en marzo
de 2013, y quien adoptó el nombre de papa Francisco, ha dirigido su mensaje a hacer una
crítica de los excesos y abusos de la globalización económica. En el ámbito del trabajo ha
advertido sobre la extensión de la precariedad laboral, la informalidad y “el chantaje
mafioso” que se hace a los jóvenes. “La falta de trabajo quita dignidad, impide la plenitud
de la vida humana y exige una respuesta inmediata y vigorosa”, ha señalado.
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Francisco viene insistiendo en la igualdad salarial hombre-mujer y la dignidad de trabajo para
los jóvenes. "¡La disparidad ha manifestado en más de una oportunidad- es un puro
escándalo!”
Por ello ha dado claves para enfrentar con esperanza la precarización del trabajo y el
empobrecimiento. Según palabras del pontífice, el trabajo tiene que ser “libre, creativo,
participativo y solidario”, al tiempo que debe elevar la dignidad de las personas. Ha
exhortado a los cristianos, en consecuencia, a buscar la verdadera libertad del trabajo para
que el mundo encuentre su fin, condenando las opresiones que subsisten en diferentes
niveles: “de un hombre hacia otro” y “de nuevas organizaciones esclavistas que oprimen a
los más pobres”, en particular “muchos niños y muchas mujeres se someten a una economía
que obliga a un trabajo indigno”.
Su voz se ha pronunciado en favor de los jóvenes para que sean artífices en la construcción
de una nueva sociedad y se les dé la oportunidad en sus comunidades de desplegar el don de
su inteligencia y capacidad.
“Para poder incidir en la realidad, el hombre está llamado a expresar el trabajo según la
lógica que más le es propia, esa relacional, es decir, ver siempre en el fin del trabajo el
rostro del otro y la colaboración responsable con otras personas”, ha sostenido el Papa.
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En la declaración de Medellín, hay un compromiso a fondo de la Iglesia con la situación
social, al expresar que quiere sentir los problemas de América Latina, percibir sus exigencias,
compartir las angustias, descubrir los cambios y colaborar con las soluciones. Menciona
además, las condiciones de vida menos humanas como las carencias materiales de los que
están privados del mínimo vital y las carencias morales de los que están mutilados por el
egoísmo.
Habla de “las estructuras opresoras”, que provienen del abuso del tener y del poder, de las
explotaciones de los trabajadores y de la injusticia de las transacciones. Exhorta a vivir en
condiciones de vida más humanas superando las calamidades sociales, la ampliación de los
conocimientos, la adquisición de la cultura, el aumento en la consideración de la dignidad de
los demás, la cooperación en el bien común, la voluntad de la paz, y el reconocimiento por
parte del hombre de los valores supremos.
Entre tanto, el documento de Puebla hace énfasis en una distribución más justa de los bienes
y las oportunidades. Oportunidad de tener un trabajo justamente distribuido que permita el
sustento de la familia y la disminución de la indigencia.
En Puebla la Iglesia expresa con claridad que no es posible para un cristiano prescindir de la
justicia social y de la liberación integral del hombre.
Las políticas públicas que se vienen impulsando desde la cartera laboral tienen íntima
relación con la concepción de la Doctrina Social de la Iglesia respecto de la dignificación del
trabajo.
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afectan sus vidas, y se avance en la igualdad de oportunidades tanto para mujeres como para
hombres.
Encíclica Resumen
Carta Encíclica- Rerum novarum (latín: «De las cosas nuevas» o «De los cambios políticos») es la
Rerum Novarum primera encíclica social de la Iglesia católica. ... Además discutía sobre las
Sobre la cuestión relaciones entre el gobierno, las empresas, los trabajadores y la Iglesia,
obrera proponiendo una organización socioeconómica que más tarde se llamaría
distributismo.
En ella, el papa mostraba su apoyo al derecho laboral de «formar uniones o
sindicatos», pero también se reafirmaba en su apoyo al derecho de la propiedad
privada.
Además discutía sobre las relaciones entre el gobierno, las empresas, los
trabajadores y la Iglesia, proponiendo una organización socio económica que más
tarde se llamaría corporativismo.
Algunos objetivos importantes del Rerum Novarum fueron:
-Detener la expansión de ideas revolucionarias que estaban atentando y acabando
la fe de los creyentes.
-Buscar la justicia social en la economía y la industria.
-Criticar el socialismo y legitimar la propiedad privada.
-Condenar al capitalismo como causa de la pobreza y degradación de muchos
trabajadores.
-Promover el sindicato, uniones y manifestaciones obreras.
-Brindar un salario y jornadas de trabajo justas.
-Complementar las ideas de los derechos humanos.
Como conclusión puede señalarse que Rerum Novarum diseñó una estrategia que
logró contribuir a salvar el período de crisis que enfrentaba la Iglesia y que la
reestructuración doctrinal y práctica que provocó, proyecto y diseño la nueva
imagen de la Iglesia católica
Cuadragésimo año Esta encíclica surgió como respuesta a la Gran Depresión de 1929 y propone un
1931 nuevo orden social y económico basado en la subsidiariedad. El Papa Pío XI da
una gran importancia en su encíclica a la restauración del principio rector de la
economía, basado en la unidad del cuerpo social.
Defiende el Papa Pío XI el salario aunque aconseja que los contratos de los
trabajadores se hagan no tanto como “contratos de trabajo” sino como “contratos
de sociedad”. Luego recuerda que al fijar el sueldo se han de tomar en cuenta
diversos factores y no solo el valor del fruto producido por el trabajador. Éste ha
de recibir lo necesario para afrontar el sustento de su familia y tal sustento se viera
afectado por aumentos de precios de productos de necesidad u otros de esa índole,
esos cambios deberían darse también de manera proporcional en el sueldo.
También ha de considerarse la situación de la empresa y del dador de trabajo.
La encíclica ofrece una renovada condena del comunismo al recordar los
numerosos crímenes que se le achacan en Europa del Este y Asia. Asimismo, el
Papa da unas guías para quienes deseen hacer apostolado entre los socialistas (que
25
mitigan tanto la concepción de la lucha de clases como de la propiedad privada):
no se permite ninguna connivencia con el error sino buscar y mostrar claramente la
verdad. En efecto indica: “Considérese como doctrina, como hecho histórico o
como "acción" social, el socialismo, si sigue siendo verdadero socialismo, aun
después de haber cedido a la verdad y a la justicia en los puntos indicados, es
incompatible con los dogmas de la Iglesia católica, puesto que concibe la sociedad
de una manera sumamente opuesta a la verdad cristiana” Quadragesimo anno,
núm. 117
Propuestas: Se propone llevar a la práctica los principios de la recta razón y de la
filosofía socialcristiana sobre el capital de trabajo y su mutua coordinación. Es
necesario evitar tanto el individualismo como el colectivismo, sopesar con equidad
y rigor el carácter individual y social del trabajo, regular las relaciones económicas
conforme a las leyes de justicia conmutativa, con ayudas de la caridad cristiana y
someter el libre mercado a la autoridad pública siempre que sea esta última el
garante de la justicia social dentro de un orden sano para todos.
Todas las propuestas de la encíclica se centran en la vuelta a la doctrina evangélica,
de las que defiende su intemporal validez.
Algunas propuestas más concretas son: -Reforma ajustada de la economía a la
razón iluminada por la caridad cristiana. -Colaboración mutua y armoniosa de todas
las actividades humanas en la sociedad. -Reconstrucción del plan divino para todos
los hombres. -El enriquecimiento es lícito siempre que no menoscabe los derechos
ajenos. -Ley de la templanza cristiana" contra los apegos desordenados, que son
una afrenta a los pobres, y que se basa en "buscar primero el reino de Dios y su
justicia". -"Ley de la Caridad", mucho más amplia que la pura justicia. -Igualdad
radical de todos los hombres en la misma familia de hijos de Dios, encarnado en el
hijo de un carpintero, para potenciar mutuo amor entre ricos y pobres.
Juan XXIII mate et Es una carta encíclica del Papa Juan XXIII que fue promulgada el 15 de mayo de
magister 1961. Trata sobre el reciente desarrollo de la cuestión social a la luz de la Doctrina
Cristiana y presenta a la Iglesia como Madre y Maestra, de allí su nombre en latín
Mater et Magistra. Fue anunciada el día anterior ante miles de personas en un
discurso dirigido "a todos los trabajadores del mundo". Juan XXIII, advierte que la
cuestión social tiene una dimensión mundial y que así como se puede hablar de
personas pobres, también se ha de hablar de sectores pobres y naciones pobres. El
desarrollo de la historia muestra cómo las exigencias de la justicia y la equidad
atañen tanto a las relaciones entre trabajadores dependientes y empresarios o
dirigentes, como a las relaciones entre los diferentes sectores económicos, y entre
las zonas económicamente más desarrolladas y las zonas económicamente menos
desarrolladas dentro de una misma nación; y, en el plano mundial, a las relaciones
entre países en diverso grado de desarrollo económico-social. Un problema de
fondo es cómo proceder para reducir el desequilibrio entre el sector agrícola, y el
sector de la industria y los servicios; y para que mejore la calidad de vida de la
población agrícola-rural. Sostiene que la justicia y la equidad exigen que los
poderes públicos actúen para que las desigualdades entre zonas económicamente
más desarrolladas y menos desarrolladas sean eliminadas o disminuidas y en las
zonas menos desarrolladas se aseguren los servicios públicos esenciales.
Populorun Es la carta encíclica del Papa Pablo VI promulgado el 26 de marzo de 1967. Trata
progressio Pablo VI sobre el desarrollo de los pueblos, de allí su nombre en latín, Populorum Progressio.
La encíclica está dedicada a la cooperación entre los pueblos y al problema de los
países en vías de desarrollo. El Papa denuncia que el desequilibrio entre países ricos
y pobres se va agravando, critica al neocolonialismo y afirma el derecho de todos
los pueblos al bienestar. Además presenta una crítica al capitalismo y al
colectivismo marxista. Finalmente propone la creación de un fondo mundial para
ayudar a los países en vías de desarrollo. Es una de las más famosas e importantes
de Pablo VI aun cuando en su momento fue objeto de debates (por ejemplo, en
cuanto al derecho de los pueblos a rebelarse incluso con la fuerza contra un régimen
opresor) y críticas por parte de los ambientes más conservadores. La propiedad
26
privada no constituye para nadie un derecho incondicional y absoluto. No hay
ninguna razón para reservarse en uso exclusivo lo que supera a la propia necesidad,
cuando a los demás les falta lo necesario. Encíclica Populorum Progressio, núm.
23
Laboren exercens Es la carta encíclica del Papa Juan Pablo II, promulgada el 30 de diciembre de
Juan Pablo II 1987, con ocasión del vigésimo aniversario de la encíclica Populorum Progressio,
acerca de la preocupación social de la Iglesia. En la introducción el Papa Juan Pablo
II recuerda el hito que marcó la publicación de la encíclica Rerum Novarum y cómo
los documentos del Magisterio que la han seguido, se publican con motivo de
aniversarios de esta intervención destacada. Así sucedió con la Populorum
Progressioque es la ocasión de este nuevo documento. Juan Pablo II fija los
objetivos de esta nueva encíclica: homenajear el documento de Pablo VI y afirmar
la: continuidad de la doctrina social junto con su constante renovación. En efecto,
continuidad y renovación son una prueba de la perenne validez de la enseñanza de
la Iglesia. Sollicitudo rei socialis, núm. 3 En la primera parte, el Papa recuerda la
ocasión y la novedad de las enseñanzas que Pablo VI ofreció con su encíclica. Se
trata -afirma- de un documento de aplicación de las conclusiones del Concilio
Vaticano II a los problemas del tiempo (desigualdad social y económica, destino
universal de los bienes y las ventajas y peligros del desarrollo).
Caritas in veritate El Papa proporciona los principios morales para afrontar estos problemas sociales
Benedicto XVI y económicos, promoviendo una verdadera cultura de la vida y de la paz.
Adicionalmente, Benedicto XVI, propone la insuperable necesidad de encontrar la
responsabilidad social (caridad), a través de la verdad y la humildad.
Fuente: Elaboración de la autora
La sentencia C 465/08 declaró la exequibilidad del artículo 370 del Código Sustantivo del
Trabajo bajo el entendido de que el depósito de la modificación de los estatutos sindicales
cumple exclusivamente funciones de publicidad, sin que ello autorice al Ministerio de la
protección social para realizar un control previo sobre el contenido de la reforma. La
comunicación de los cambios aprobados por un sindicato en su junta directiva ante el
Ministerio equivale al depósito de una información ante él, por lo que la administración no
puede negarse a inscribir a los miembros de la junta directiva que han sido nombrados con el
cumplimiento de los requisitos exigidos, toda vez que constituiría una injerencia indebida de
la administración en la vida interna de las organizaciones sindicales. La Corte Constitucional
ha señalado, que en caso de conflictividad interna de una organización sindical sobre
estatutos sindicales o nombramiento de representantes de trabajadores, debe acudirse a la
justicia laboral para resolverla (Corte Constitucional, 2008).
27
con el artículo 10° del mismo convenio, ha reconocido la existencia de varias clases de huelga
como defensa de sus intereses. En esta decisión, la Corte Constitucional declara exequible el
artículo 429 literal e) en la expresión «con fines económico y profesionales propuestas a sus
patronos» y «cuando persiga fines distintos de los profesionales o económicos» contenida en
el literal b) del artículo 450 de la misma norma, en el entendido de que tales fines no excluyen
la huelga atinente a la expresión de posiciones sobre políticas sociales, económicas o
sectoriales que incidan directamente en el ejercicio de la correspondiente actividad,
ocupación, oficio o profesión (Corte Constitucional, 2008).
Imágenes Dotográficas
28
Aspectos en el Código Laboral Colombiano y las encíclicas papales
Una de las grandes influencias del derecho laboral colectivo es la doctrina social de la Iglesia
Católica que, a partir del siglo XIX, comienza a establecer criterios alrededor de la
clase obrera naciente sobre la base de los principios tradicionales de la Iglesia. Una
de ellos el principio del bien común1 como elemento en las relaciones sociales así
como el principio de solidaridad2, estableciendo la importancia de las organizaciones
sindicales, nuevas formas de solidaridad, el derecho a la huelga3 y sobre todo la dignidad de
los trabajadores y el respeto de sus derechos4.
1
“Por bien común se entiende el conjunto de condiciones de la vida social que hacen posible a las
asociaciones y a cada uno de sus miembros el logro más pleno y más fácil de la propia perfección. El bien
común no consiste en la simple suma de los bienes particulares de cada sujeto del cuerpo social. Siendo de
todos y de cada uno es y permanece común, porque es indivisible y porque sólo juntos es posible alcanzarlo,
acrecentarlo y custodiarlo, también en vistas al futuro. Como el actuar moral del individuo se realiza en el
cumplimiento del bien, así el actuar social alcanza su plenitud en la realización del bien común. El bien
común se puede considerar como la dimensión social y comunitaria del bien moral” (Consejo Pontificio, 2005).
2
“Las nuevas relaciones de interdependencia entre hombres y pueblos, que son, de hecho, formas de
solidaridad, deben transformarse en relaciones que tiendan hacia una verdadera y propia solidaridad ético-
social, que es la exigencia moral ínsita en todas las relaciones humanas. La solidaridad se presenta, por
tanto, bajo dos aspectos complementarios: como principio social y como virtud moral.
3
“La doctrina social reconoce la legitimidad de la huelga « cuando constituye un recurso inevitable, si no
necesario para obtener un beneficio proporcionado », después de haber constatado la ineficacia de todas
las demás modalidades para superar los conflictos. La huelga, una de las conquistas más costosas del
movimiento sindical, se puede definir como el rechazo colectivo y concertado, por parte de los
trabajadores, a seguir desarrollando sus actividades, con el fin de obtener, por medio de la presión así
realizada sobre los patrones, sobre el Estado y sobre la opinión pública, mejoras en sus condiciones de trabajo
y en su situación social” (Consejo Pontificio, 2005).
4
“Los derechos de los trabajadores, como todos los demás derechos, se basan en la naturaleza de la persona
humana y en su dignidad trascendente. El Magisterio social de la Iglesia ha considerado oportuno
enunciar algunos de ellos, indicando la conveniencia de su reconocimiento en los ordenamientos
jurídicos: el derecho a una justa remuneración; el derecho al descanso; el derecho «a ambientes de
trabajo y a procesos productivos que no comporten perjuicio a la salud física de los trabajadores y no
dañen su integridad moral »; el derecho a que sea salvaguardada la propia personalidad en el lugar
de trabajo, sin que sean « conculcados de ningún modo en la propia conciencia o en la propia dignidad
»; el derecho a subsidios adecuados e indispensables para la subsistencia de los trabajadores desocupados
y de sus familias; el derecho a la pensión, así como a la seguridad social para la vejez, la enfermedad y en
caso de accidentes relacionados con la prestación laboral; el derecho a previsiones sociales vinculadas a la
maternidad; el derecho a reunirse y a asociarse. Estos derechos son frecuentemente desatendidos, como
confirman los tristes fenómenos del trabajo infraremunerado, sin garantías ni representación adecuadas. Con
frecuencia sucede que las condiciones de trabajo para hombres, mujeres y niños, especialmente en los países en
vías de desarrollo, son tan inhumanas que ofenden su dignidad y dañan su salud” (Consejo Pontificio, 2005).
29
Dios? La naturaleza es la sociedad formada por los hombres; ese derecho de asociarme,
reemplazada hoy por la colectividad consumista.
Para la OIT (2006)5, la libertad sindical constituye una de las principales herramientas con
que los trabaja-
Está constituida por los derechos de los trabajadores a fundar una organización sindical y
a afiliarse a la misma, así como a desarrollar actividad sindical dentro de los criterios
de libertad sindical individual positiva, consagrada en el artículo 2º del Convenio 87 de la
OIT. Precisamente la libertad sindical positiva, consiste en la libertad que tienen los
trabajadores, empleadores y organizaciones sindicales a constituir las organizaciones que
estimen convenientes
5
Nota 33. Un movimiento sindical realmente libre e independiente sólo puede desarrollarse dentro del respeto
de los derechos humanos fundamentales.
30
En el aspecto colectivo, se trata del derecho de constituir asociaciones profesionales
representativas de una o más actividades para defender, organizar y mejorar el sector de
los agremiados. La libertad de sindicalización6 es la expresión del derecho de asociación
tanto para trabajadores como para empleadores. Sin embargo, esta libertad ha sido
conquistada y desarrollada por la clase trabajadora.
6
“Libertad Sindical. Hemos definido la libertad sindical como el conjunto de Poderes individuales y
colectivos, positivos y negativos, que aseguran la independencia de sus respectivos titulares en orden de la
fundación, organización, administración y gobierno y actividad externa (actividad sindical) de las asociaciones
profesionales de trabajadores”.
7
Al respecto ver Nota 363 a 368.
31
titulares en orden de la fundación, organización, administración y gobierno y actividad
externa (actividad sindical) de las asociaciones profesionales de trabajadores”.
Glosario
Conferencia episcopal Es la asamblea de los obispos de una nación o región, que se reúne
regularmente para colaborar en asuntos de interés común desde un punto de vista eclesial y
geográfico. La conferencia episcopal expresa la actuación colegial del episcopado de un
determinado territorio, según el género de los colegios consultivos. En su fisonomía actual
constituye un complemento colegial a la capitalidad ordinaria y propia de los obispos en sus
diócesis. Pertenecen ipso iure a la conferencia episcopal todos los obispos diocesanos del
territorio y quienes se les equiparan en el derecho; también los obispos coadjutores, auxiliares
y los demás obispos titulares que cumplen una función peculiar en el mismo territorio. Los
decretos generales que da una conferencia episcopal tendrán fuerza de obligar cuando se
refieran a las materias previstas y sean promulgados, habiendo sido revisados por la Sede
Apostólica (recognitio). Además, el motu proprio “Apostolos suos” ha dado algunas normas
complementarias acerca de la actividad doctrinal de las conferencias episcopales, fijando
para sus declaraciones unos requisitos jurídicos, como en los decretos generales. Entre ellos,
se encuentra la necesidad de pedir la recognitio de la Santa Sede, para que dichas
declaraciones doctrinales sean consideradas magisterio auténtico y puedan ser publicadas. La
conferencia episcopal de una región eclesiástica fomenta la cooperación y la común acción
pastoral en la región; no tiene las potestades de una conferencia episcopal propiamente dicha,
salvo que la Santa Sede le concediera algunas de modo especial. Fuentes: CIC cc. 434, 447-
459; Motu proprio “Apostolos suos”.
32
indirectamente en el ordenamiento. La Iglesia ha enseñado la doctrina social de modo
específico desde la encíclica Rerum novarum de León XIII hasta la actualidad, sobre todo en
las diversas encíclicas que han ido conmemorando la primera (Quadragesimo anno, de Pío
XI; Octogesima adveniens, de Pablo VI; Centesimus annus, de Juan Pablo II) y otras
encíclicas como la Caritas in veritate de Benedicto XVI o la Laudato si' de Francisco; y en la
Const. Ap. Gaudium et Spes. Fuentes: Catecismo de la Iglesia Católica n. 2419-2425;
Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia (2004).
Tipos de Encíclicas
33
3. Encíclicas Disciplinares: De vez en cuando, hay encíclicas que tratan cuestiones
particulares disciplinarias o prácticas.
Conclusiones
Las encíclicas papales nos dan a conocer la importancia que es la iglesia ante una sociedad,
también a descubrir los significados y objetivos que esta emplea ante el trabajo dando a
desarrollar nuevas formas para poder obtener un convivencia plena y clara con un objeto
ético ante la sociedad. Esto se forma o se dirige a lo que se ha obtenido durante unos años y
de los que nos separan a la encíclica de Rerum Novarum, a una cuestión social que no ha
dejado de ocupar la atención de la Iglesia.
Esta Carta Encíclica fue creada por el Sumo Pontífice Juan Pablo II en el 90aniversario de la
Rerum Novarum el 14 de septiembre de 1981 que da a conocer el esmero y la excelencia del
ser humano durante el trabajo. Gracias al trabajo del ser humano sean podido crear grandes
desarrollos con una enorme profesión y esfuerzo basados principal mente sobre los ensayos
de carácter social, teológico, histórico, antropológico, económico, etc. También en relación
a la encíclica Laborem exercens que nos da formas, conceptos y grandes avances sobre el
trabajo del ser humano que es conocido como un modelo a seguir, también nos da a conocer
cuando el papa Juan Pablo II ayuda y da a expresar y a comprender lo que ha acontecido y
sigue aconteciendo en la historia, de qué modo podemos nosotros como seres humanos
transformar el trabajo en nuestras vidas a seguir como personas y a entender que el trabajo
es una parte esencial para nuestro desarrollo como seres humanos aunque a pesar del tiempo
nos hemos dado cuentan de que han ocurrido grandes tragedias naturales también nos da a
entender de que más adelante pueden ocurrir otras cosas más trágicas como una o varias crisis
económica, guerras, alienación, neurosis de las grandes concentraciones urbanas etc. es hay
en toda esta parte donde Juan pablo II nos dice que la encíclica El trabajo humano es una
clave de la esencia de la vida que debemos que aprender a definir varios conceptos y
expresiones a que se relacionan las cosas del hombre.
34
Evangelio, a generar en las personas un nuevo modo de conocer y leer la realidad; así mismo,
este conjunto de enseñanzas impone la facultad moral de ejercer el derecho para llegar a la
justicia, sustrato de la Doctrina.
Bibliografía
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