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COMERCIALES
Buena parte de las actividades económicas que permiten facilitar el acceso de los colombianos
a bienes y servicios se desempeñan en establecimientos adecuados de manera especial para la
venta de productos o la prestación del servicio. Estos establecimientos se ubican en inmuebles
cuyas características, uso y destino difieren de las que detentan otras edificaciones, como las
viviendas y la infraestructura pública.
Tradicional mente, los propietarios de inmuebles procuran obtener una renta sobre la
base del capital representado en sus edificaciones, bien desempeñando en ellos alguna actividad
productiva, o dándolos en alquiler a terceros para que éstos desempeñen tales actividades, a
cambio de una remuneración, proporcional al “valor” del inmueble, considerada su vida útil.
En este orden es pertinente aclarar previamente que, la intención del legislador, de una
parte, al intervenir directamente en la regulación de los Contratos de Arrendamiento de
Inmuebles para Vivienda Urbana no es otra que la de permitir la armonía entre el derecho a una
vivienda estable y digna frente al derecho a la propiedad privada dentro de condiciones de
reciproca equidad, en tanto de otra, la amplia libertad relativa en la regulación de los Contratos
de Arrendamiento de Inmuebles para Actividades Comerciales, enfatiza desde el
reconocimiento al derecho a la propiedad privada, dentro de un delicado equilibrio, la
protección al derecho de la libertad de empresa en pos de garantizar la función económica y
social que esta desarrolla, asegurando al mismo tiempo, la estabilidad de las relaciones laborales
derivadas y dependientes de toda organización empresarial, así como la permanencia cierta del
capital de trabajo.
Solo serán de aplicabilidad de manera remisoria, residual y por excepción algunas pautas
de procedimiento previstas en la Ley 820 de 2003 [pago forzado de la renta cuando
el arrendador se niega a recibirla, por ej], pero de manera especial se aplica la normatividad
prevista en el Título I Capítulo I del Código de Comercio, que en seis artículos, como pocas,
tajante y diferencialmente regula uno de los aspectos más trascendentales de la vida nacional y
que nada guarda de similar con las propias regulatorias del arrendamiento de Inmuebles
destinados para Vivienda Urbana previstas en la ya referida Ley 820 de 2003, hasta el punto de
consagrar de pleno derecho sin lugar a ninguna discusión, interpretación o consideración, que
contra las normas previstas en los Artículos 518 a 523 del Código de Comercio, no producirá
efectosninguna estipulación de las partes.
Artículo 518. El empresario que a título de arrendamiento haya ocupado no menos de dos
años consecutivos un inmueble con un mismo establecimiento de comercio, tendrá derecho a
la renovación del contrato al vencimiento del mismo, salvo en los siguientes casos:
1. Cuando el arrendatario haya incumplido el contrato;
En segundo lugar y con singular acentuación, señala que las UNICAS situaciones en que el
arrendatario cumplido no tendría ese derecho, será cuando EL PROPIETARIO, entiéndase
bien, EL PROPIETARIO y NO EL ARRENDADOR, requiera el inmueble para las
eventualidades previstas en los numerales 2 y 3.
Así, si la Inmobiliaria le cursa un aviso de desahucio con todos los meses de anterioridad
que se le ocurra, indicando que su contrato de arrendamiento del local donde tiene la tienda, el
taller, la costura, la cafetería, la miscelánea, la consulta veterinaria, el salón de belleza
etc, termina porque:
1. el propietario necesita el inmueble para irse a vivir a él, o para poner un negocio, o
deba ser reparado, NO SE ESTRESE… solamente EL PROPIETARIO es el que está
legalmente facultado para terminarlo, siempre que cumpla los requisitos que adelante
se reseñan, o
De una parte, las únicas causales legales para terminar el contrato distintas a su
incumplimiento, son las de los numerales 2º y 3º ya vistas, NINGUNA OTRA , y de otra, NO
FIRME SINO UN SOLO CONTRATO, ya que la vetusta indicación que se hace por las
Inmobiliarias en cuanto que se debe firmar un nuevo contrato cada año, entre otras maniobras
poco ortodoxas, se hacen tendenciosamente para hacer dificultosa, sino imposible la
estructuración del derecho del arrendatario a la renovación automática del contrato, una vez
cumpla con la previsión del Artículo 518 en referencia.
Con la entrada en vigencia del Código de Comercio en 1971 fueron regulados aspectos
específicos del contrato de arrendamiento de locales comerciales (Artículos 518 a 522), dejando
la regulación de los inmuebles que no tuvieren esta destinación a las normas generales
consagradas en el Código Civil. Es así como a partir de la expedición de ese estatuto, el contrato
de arrendamiento de locales comerciales empieza a mostrarse como una institución autónoma,
cuya regulación particular conlleva efectos jurídicos importantes.
El Artículo 519 del Código de Comercio, libertad absoluta en la fijación del precio del
canon de arrendamiento.
Artículo 519. Las diferencias que ocurran entre las partes en el momento de la renovación del
contrato de arrendamiento se decidirán por el procedimiento verbal, con intervención de
peritos.
Una de las características sobresalientes de los Contratos de Arrendamiento de Inmuebles
destinados para Actividades Comerciales, como hemos visto, es la de no estar sometidos a
intervención estatal especial distinta a la prevista en el Código de Comercio, de tal forma que,
arrendador y arrendatario están en plena libertad para fijar a su conveniencia el periodo de
duración [por horas, días, semanas, meses o años] y condicionarlo a determinadas situaciones
de oferta / demanda, o variables de mercado[“período de prueba del comerciante”]; fijar el
precio, la moneda, y forma del pago de la renta, así como los incrementos o reajustes al
vencimiento.
Cuando esta situación se presenta, una cualquiera de las partes con citación de la
contraria, o ambas de común acuerdo, podrá(n) acudir judicialmente a una actuación muy
expedita denominada, regulación y fijación de canon de arrendamiento, por la cual, mediante
peritos que analizaran en conjunto y detalle todos los factores de incidencia positiva y negativa,
se fijará definitivamente con carácter vinculante para el periodo que comienza, el canon de
arrendamiento a pagar.
Pese a ser un tipo contractual que reviste una importante función económica y social,
una de las mayores dificultades que presenta su regulación es precisamente la dispersión
normativa, situación que ha generado interpretaciones disímiles tanto de la jurisprudencia como
de la doctrina, en relación con las normas particularmente aplicables en tales circunstancias.
Otras normas que regularon el contrato de arrendamiento son: el Decreto 63 de 1977, el
cual reglamentó el Decreto 2770 de 1976 que estableció el congelamiento de cánones de
arrendamiento de todos los inmuebles ubicados en áreas urbanas, incluyendo por lo tanto el de
inmuebles destinados a establecimientos de comercio en dichas áreas; estableció el registro de
arrendadores; definió trámite de devolución de excedentes y el trámite para pago del canon de
arrendamiento en establecimientos bancarios; por otra parte, el Decreto 3817 de 1982, que
estableció un límite al canon de arrendamiento para inmuebles ubicados en áreas urbanas
diferentes a los consagrados en su artículo 24 , decreto que fue modificado por el Decreto 2221
de 1983, que creó normas particulares para el contrato de arrendamiento sobre bienes inmuebles
diferentes a vivienda y locales comerciales, que inicialmente se encontraban regulados por las
normas generales del Código Civil.
Empiezan entonces a coexistir tres sistemas jurídicos para la regulación del contrato de
arrendamiento de inmuebles teniendo en cuenta su destinación: (i) El régimen del contrato de
arrendamiento de inmuebles destinados a vivienda urbana (Código Civil y las normas
complementarias); (ii) la regulación específica del contrato de arrendamiento de locales
comerciales (Código de Comercio y por remisión normativa el Código Civil en lo no regulado
por aquél) y; (iii) las normas reguladoras de los inmuebles con destinaciones diferentes a
vivienda y locales comerciales, tales como parqueaderos individuales, oficinas y consultorios
de profesionales liberales o independientes (Decretos 3817 de 1982 y 2221 de 1983).
Por su parte, la Ley 820 de 2003 modificó la regulación de los distintos regímenes del
contrato de arrendamiento en tres temas específicos: (i) las normas reguladoras del contrato de
arrendamiento de vivienda urbana para los contratos posteriores a julio de 2003; (ii) las normas
de carácter procesal para todos los contratos de arrendamiento de inmuebles y; finalmente, (iii)
modificó las normas relativas a la vigilancia y control de las personas naturales o jurídicas
dedicadas al arrendamiento de bienes inmuebles destinados vivienda. En el contrato de
arrendamiento de locales comerciales presenta ciertas condiciones especiales en su regulación,
en virtud de la protección que la ley mercantil y la constitución otorgan a la actividad del
comerciante, como generadora de ingresos económicos y, en muchos casos, como actividad
generadora de empleo.
Se puede concluir, que el principal beneficio con el que cuentan los comerciantes,
arrendatarios de locales comerciales, es el derecho a la renovación del contrato, el cual garantiza
su permanencia en un inmueble que han acreditado frente a la clientela y en el cual tienen
establecida la organización y el desarrollo de su establecimiento. El arrendatario requiere esa
protección especial, la reconstrucción y bienestar del sector inmobiliario depende en buena
medida de reglas claras, y de un régimen jurídico y administrativo que impida que las prácticas
aisladas de incumplimiento intencional, fraudes y otras desviaciones de los arrendatarios
desmotiven la construcción de establecimientos para el uso comercial y de servicios, su
adecuación y mantenimiento.
Para acceder a las garantías consagradas a favor del arrendatario de locales comerciales,
la ley mercantil le exige como requisito el cumplimiento de sus obligaciones contractuales, lo
cual deberá probar en caso de ser demandado para restituir el inmueble arrendado.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
MARÍN VÉLEZ, Gustavo Adolfo. Las Obligaciones de las partes en el mantenimiento de
Inmuebles Arrendados ¿Un escenario de justicia contractual? Revista de Derecho Nº 28
Universidad del Norte, Barranquilla, 2007.