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UNIDAD 1.

TRANSICIÓN A LA FILOSOFÍA MEDIEVAL

GENERALIDADES: LA ETAPA HISTÓRICA LLAMADA EDAD MEDIA


“Según la división habitual de la historia de Occidente, se entiende por edad media el
período que abarca desde el fin de la antigüedad (siglo V) al principio de la edad moderna
(siglo XV). La denominación “edad media” procede de la tradición humanística y,
originalmente, pretendía definir esta época como mera fase de transición. Si conservamos
el término en el presente trabajo, lo hacemos sin ánimo de valoración –y menos aún de
subvaloración– con el fin de expresar, desde el punto de vista puramente cronológico, la
posición intermedia de dicha época entre la antigüedad y la edad moderna.” (Heinzmann,
p. 15)
Tomando como punto de referencia fechas de la historia política, los años 476 y 1453 se
han tomado convencionalmente como los límites del comienzo y el fin de la Edad Media,
respectivamente.

476: INICIO CONVENCIONAL DE LA EDAD MEDIA.


Caída del Imperio Romano de Occidente. El último emperador, Rómulo Augústulo, fue
destronado por el caudillo hérulo Odoacro, quien reinó en Italia hasta ser depuesto pocos
años después por el ostrogodo Teodorico; con éste colaboraron Casiodoro y Boecio.

1453: FINAL CONVENCIONAL DE LA EDAD MEDIA.


Caída del Imperio Romano de Oriente o Imperio Bizantino. El 29 de mayo de ese año los
turcos otomanos, acaudillados por Muhammad II el Conquistador, tomaron la ciudad de
Constantinopla (originalmente llamada Bizancio y en la actualidad Estambul).

Otras propuestas de datación, relacionadas más directamente con la filosofía:


 Inicio del medioevo en 525 (ejecución de Boecio), 529 (clausura definitiva de la
Academia de Atenas y fundación del monasterio de Montecasino por San Benito),
768 (subida al poder de Carlomagno).
 Final del medioevo en 1401 ó 1464 (nacimiento y muerte de Nicolás de Cusa),
etc.
OBSERVACIONES.
Los primeros desarrollos de la filosofía cristiana corresponden a la etapa patrística, que se
inicia en los tiempos finales de la Antigüedad La Patrística oriental se prolonga hasta San
Juan de Damasco (m. h. 749). La Patrística occidental termina con San Isidoro de Sevilla
(h. 569-636), pero algunos la prolongan hasta San Beda el Venerable (674-737).
A partir del siglo V, el mapa geopolítico del antiguo Imperio Romano de Occidente se
fragmentó profundamente debido a la migración de los germanos (godos, suevos,
vándalos, francos, etc.), comenzando a gestarse las nuevas sociedades latinogermánicas.

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CONCEPTO DE FILOSOFÍA MEDIEVAL
Filosofía Medieval es la filosofía cultivada durante los siglos de la Edad Media. La
filosofía representativa de la Edad Media occidental es la escolástica cristiana.
“Escolástica” alude etimológicamente al hecho de que se trataba de una actividad
desarrollada en la escuela. El término se relaciona etimológicamente con "schola: escuela
y scholasticus: maestro.
Informan los diccionarios generales que escolástica y escolasticismo se aplican a la
“filosofía desarrollada durante la Edad Media y caracterizada por una conciliación de las
doctrinas aristotélicas con las religiosas, ya sean cristianas, musulmanas o judías”; se
informa también que “uno de los problemas fundamentales de la doctrina escolástica es
tratar de conciliar filosofía y teología, razón y fe”. En diccionarios especializados
encontramos que escolástica es: “el sistema de enseñanza filosófica y teológica
desarrollado en las escuelas de la edad media, que, inspirándose ampliamente en
Aristóteles, transmitió a la edad moderna el pensar de la antigüedad”, (Müller y Halder);
“el saber teológico-filosófico cultivado en las escuelas de la edad media”, (Brugger). Para
otros valores del término “escolástica”, ver Forment, p. 8.

¿EXISTE UNA FILOSOFÍA MEDIEVAL?


Mucho se ha discutido si la filosofía medieval es filosofía en sentido estricto. Las
dificultades provienen del doble rasgo ya señalado: conciliación filosofía-teología, razón-
fe. En efecto, la búsqueda de la armonía entre razón y fe, así como la colaboración
estrecha entre filosofía y teología son factores determinantes en la especulación filosófica
de los autores medievales. Es justo señalar que a veces se llegó a entender que la filosofía
debía limitar su rol a ser un instrumento auxiliar de la teología, “philosophia ancilla
theologiae”.
En el siguiente extracto se destacan algunos hitos de la controversia acerca del estatuto de
la filosofía durante el período medieval.
“Desde la Ilustración ha sido muy peyorativa la concepción que se ha
tenido de la filosofía medieval, es decir, de la filosofía de esos siglos
medios. […] Afortunadamente, los prejuicios ilustrados respecto al
período medieval y, en concreto, con relación a la especulación llevada a
cabo por los cristianos están ya superados. […] Los primeros historiadores
racionalistas que se aplicaron en el siglo XIX a recuperar el legado
filosófico medieval (…) consideraron que lo propio de la especulación
escolástica medieval fue su desarrollo bajo la tutela de la Iglesia. Esto
habría supuesto, según ellos, un aspecto negativo y otro positivo. El
negativo sería el haber paralizado el esfuerzo filosófico, al vincular la
libertad de investigación a una verdad heterónoma, de origen divino,
dispensando al hombre de un esfuerzo personal serio por resolver
racionalmente muchos misterios. Desde su perspectiva positiva, los
citados historiadores apreciaron la aparición, en la Edad Media, de la
especulación religiosa, es decir, de la ciencia teológica, a la que
respetaban, aunque no la consideraban propiamente filosófica ni, en última
instancia, rigurosamente científica. Paralelamente, un grupo de

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historiadores católicos (…), oponiéndose a los puntos de vista de los
historiadores racionalistas, distinguieron un movimiento filosófico
medieval auténtico, distinto del movimiento teológico medieval.”
(Saranyana, 1999, p. 27-28).
Los siguientes argumentos aducidos por Saranyana (1999, pp. 30-31), contribuyen a
fundamentar que los autores medievales tenían conciencia de que filosofía y teología eran
ciencias distintas:
 “La relación entre filosofía y teología constituyó en sí misma un importante tema
para el pensamiento tanto patrístico como medieval, lo que prueba que los
escritores cristianos distinguían ambas ciencias”.
 “Santo Tomás era consciente de dar un estatuto particular a la filosofía, a veces
incluso en contraposición a la teología”.
 “San Buenaventura, Santo Tomás, Juan Duns Escoto, Gil de Roma, el Maestro
Eckhart y Guillermo de Ockham confesaron la misma fe, pero sus ideas
filosóficas no fueron ni mucho menos las mismas en todos los puntos”.
“Parece innegable, por consiguiente, que en la Edad Media no hubo sólo teología sino
que existió también una filosofía”.

CARACTERÍSTICAS GENERALES
La filosofía escolástica es una filosofía cristiana. Tiene en cuenta los problemas
planteados por la explicación racional del dogma revelado. Trabaja en armonía con la fe.
Sirve a la teología, pero llega a constituir una ciencia independiente.
Es predominantemente una tarea de escuela. Respeta la tradición representada por las
auctoritates. Conserva y transmite el caudal recibido, pero sin descartar un desarrollo
creativo de lo recibido.
Genera el llamado método escolástico para la enseñanza y la producción escrita: lectio,
comentarios, quaestiones, sumas, etc.
La unidad temática y metodológica de la filosofía escolástica, así como su constante
referencia a la Revelación no impide la existencia de escuelas netamente diferenciadas en
sus propuestas de solución a los problemas planteados.

TRES COMPONENTES DE LA ACTIVIDAD ESCOLÁSTICA (ver Heinzmann):


En la actividad escolástica se pueden distinguir tres componentes o momentos:

a) RECEPCIÓN.
Implica atención a la tradición y a la autoridad.

b) ESPECULACIÓN.
Intervención de la ratio o razón como instancia crítica diferenciadora.

c) MEDIACIÓN.
Elaboración sistemática y transmisión a través de la docencia.

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CRISIS DE LA ESCOLÁSTICA MEDIEVAL:
La armonía fe-razón entró en crisis en los tiempos finales de la Edad Media:
“A partir de la baja Edad Media la legítima separación entre los saberes
[teológico y filosófico] se transformó progresivamente en una nefasta
separación […] En resumen, lo que el pensamiento patrístico y medieval
había concebido y realizado como unidad profunda […] fue destruido de
hecho por los sistemas que asumieron la posición de un sistema racional
separado de la fe o alternativo a ella” (Fides et Ratio, No. 45).

Periodización
La periodización de la filosofía cristiana medieval representada en el siguiente
cuadro se basa en la división expuesta por Forment, p. 10. Otras propuestas
pueden verse en las obras de la bibliografía recomendada, especialmente en:
Saranyana, 2003, pp. 24-30.

FILOSOFÍA CRISTIANA MEDIEVAL

PERÍODO PREESCOLÁSTICO
SIGLOS VI, VII y VIII

ESCOLÁSTICA
SIGLOS IX-XIV

Formación ………………………………………… IX, X, XI


Desarrollo …………………………………………….. XII
Apogeo ………………………………………………. XIII
Decadencia …………………………………………… XIV

FILOSOFÍA MEDIEVAL ÁRABE Y JUDÍA

Paralelamente a los períodos de formación y desarrollo de la


escolástica cristiana fue formándose y tomando auge la filosofía
semítica medieval (siglos IX al XII). Ésta alcanzó su mayor
influencia en la cultura cristiana alrededor del siglo XIII,
coincidiendo con el período de apogeo de la escolástica.

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LA CULTURA OCCIDENTAL DEL SIGLO V AL X
“Desde el siglo V hasta el X, puede considerarse que la cultura occidental pasa por un
período de transición entre el mundo antiguo y la cristiandad medieval. Con el
hundimiento del Imperio Romano [de Occidente], no solo se terminó la estructura
política romana, sino también la cultura clásica. / Se pueden distinguir dos etapas en este
período. La primera, que llega hasta Carlomagno, la define la conservación y transmisión
de la herencia clásica y de los Padres de la Iglesia. Se recopilan, en obras enciclopédicas,
los conocimientos que se poseen y que pueden perderse. En la segunda, surgen las
primeras tentativas creadoras, que son precursoras de una nueva época, en la que se va a
formar el pensamiento occidental cristiano.” Forment, p. 15

ETAPA DE TRANSMISIÓN
CASIODORO (H. 480-H.575)
Su nombre completo es Flavio Magno Aurelio Casiodoro. Pertenecía a una familia
aristocrática originaria de Siria. Nació en Calabria, región del Sur de Italia. Fue amigo de
Boecio (ver FIL-327, Unidad 7). Como éste, colaboró con Teodorico el Grande, rey
ostrogodo de Italia (493 a 526), y se comprometió en el proyecto de romanizar la
monarquía ostrogoda. Tras la muerte del rey, Casiodoro orientó su vida hacia la
espiritualidad. Alrededor del año 540 fundó un monasterio que llamó Vivarium (Vivero),
en su tierra natal Calabria, pero no consta si profesó como monje. Parece que el
monasterio fundado por Casiodoro se regía por la Regla de San Benito. No obstante, la
fundación de Casiodoro le otorgó al estudio y a la actividad literaria un puesto de
privilegio que no formaba parte de la primitiva organización monacal benedictina.
“Con la incorporación de la finalidad literaria, gracias a Casiodoro, se dio
más importancia a la constitución de bibliotecas en los monasterios, con
los anexos de cámaras de copistas, scriptorium, que fueron el mejor medio
de conservación de las obras de la antigüedad clásica y de la patrística.
Los monasterios fueron los que realizaron el gran papel de la transmisión
de la cultura en general.” Forment, p. 19
Parece que el papel de Vivario, después de la muerte de Casiodoro, fue muy pasivo, pero
“lo cierto es que logró conservar, y luego transmitir, sus tesoros, lo cual ya era mucho”
(Marrou, pp. 471-472).
Casiodoro es autor de numerosas obras, más valiosas, en general, por su carácter
enciclopédico, que por su originalidad, entre las que se cuentan:
 Variae, una colección de cartas y documentos, que sirvieron de modelos para el
estilo epistolar durante varios siglos;
 De anima, un tratado sobre la espiritualidad e inmortalidad del alma, inspirado en
escritos de San Agustín y de Claudiano Mamerto;
 Institutiones divinarum et saecularium litterarum, su obra principal, redactada
alrededor del año 544. Se divide en dos partes: la primera es una introducción al
estudio de la Sagrada Escritura y la segunda, titulada De artibus ac disciplinis

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liberalium litterarum, trata sobre las siete artes liberales del trivium (o scientiae
sermocinales, ciencias que tienen que ver con el “sermo” o lenguaje) y el
quadrivium (ciencias reales). Para esta obra Casiodoro se inspira en Marciano
Capella (h. 410-470), especialmente para la dialéctica, pero tiene en cuenta la
aportación de numerosos especialistas en las diversas materias, desde Euclides y
Ptolomeo, hasta Cicerón, Quintiliano y Donato (ver Saranyana, 2003, p. 109).
Casiodoro “presenta los elementos doctrinales de la cultura grecorromana en
función de las Escrituras y de las exigencias de la Iglesia” (Merino, p. 94).

SAN ISIDORO DE SEVILLA (560-636)


Isidoro nació en Cartagena, siendo su padre de ilustre ascendencia hispanorromana y su
madre de ascendencia visigoda. La vida de san Isidoro se desarrolla en una etapa en que
la antigua Hispania avanzaba hacia la unificación política promovida por la monarquía
visigoda. Un hermano de Isidoro, San Leandro, metropolitano de Sevilla, contribuyó
eficazmente a la conversión al catolicismo del rey Recaredo, quien abjuró del arrianismo
en el III Concilio de Toledo (mayo de 589).
“San Isidoro le sucedió [a Leandro] en la sede metropolitana, continuando
la defensa de la ortodoxia católica y de la tradición cultural de los
hispanorromanos. Desde Sevilla, reorganizó la Iglesia visigoda en España
[…] Creó escuelas episcopales en Sevilla, que sirvieron de modelo a otras
que se crearon en Toledo y Zaragoza […] Presidió el IV Concilio de
Toledo, que incrementó el papel educador de la Iglesia en aquella época.
Murió el 4 de abril de 636. Fue declarado doctor de la Iglesia en 1722 por
el papa Inocencio XIII.” Forment, pp. 21-22
San Isidoro fue un gran organizador eclesiástico y del sistema educativo. En su ingente
actividad poligráfica se ocupó de temas teológicos, litúrgicos, bíblicos, históricos,
lingüísticos, etc. Escribió una Regula monachorum, Regla monacal, basada en las de San
Basilio y San Benito. Como ejemplo de sus obras filosóficas puede citarse De natura
rerum, sobre la naturaleza, inspirado en Séneca; aquí recoge la idea de que el hombre es
un microcosmos creado por Dios. En su obra Sentencias, un tratado de ética cristiana,
resuelve dudas que antes había manifestado sobre el origen de las almas, admitiendo
ahora que Dios las ha creado de la nada, incorpóreas y a imagen de Sí mismo.
La obra principal de San Isidoro se conoce con el nombre de Etimologías. El autor pone
en el título Orígenes o Etimologías Se trata de una gran enciclopedia del saber clásico y
del saber cristiano, en 20 libros, redactados bajo el supuesto de que “los sentidos de las
palabras son los símbolos de las cosas”. El valor científico de las etimologías expuestas
en la enciclopedia isidoriana es escaso si lo medimos con los procedimientos que la
ciencia de nuestro tiempo aplica para determinar los orígenes léxicos con el soporte de la
fonética histórica, de las teorías lexicológicas y las técnicas lexicográficas. No obstante,
la obra representó para la Edad Media un estímulo para “el acercamiento directo a la
realidad concreta en su totalidad, tanto la natural como la técnica, la lingüística, la
histórica y la sobrenatural.” (Forment, p. 23). Para los temas de los diversos libros de las
Etimologías, ver Saranyana, 2003, p. 111. Abundante información sobre las Etimologías

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de Isidoro y su interpretación pueden verse en Soto Posada, pp. 131-169 y 359-365. San
Isidoro es hoy el patrono de los informáticos.
“Estas implicaciones de la etimología la convierten en una búsqueda que
pretende descubrir el por qué de las cosas (causa) y de dónde vienen
(origen); deviene por lo mismo etiología (estudio de las causas) y
arqueología (estudio de los orígenes). Son estas condiciones del hecho
etimológico las que permiten al santo formalizar todos los saberes de su
tiempo como lo hace hoy la formalización matemática e informática. No
es extraño que Isidoro sea hoy el patrono de los informáticos […] La
razón es que sus Etimologías son, en su estructura, una base de datos, un
sistema de pensamiento “por flashes” muy completos, ya que sus
elementos se complementan entre sí.” Soto Posada, p. 364.
San Isidoro fue un pensador fundamentalmente agustiniano; considera que la sabiduría
cristiana integra los saberes natural y sobrenatural, siendo por ello un saber de salvación.
El influjo San Isidoro durante la Edad Media fue inmenso. Sus obras se hallaban en toda
biblioteca monacal. Muchos educadores y escritores se nutrieron de su contenido. De las
Etimologías han sobrevivido unos mil códices manuscritos, y se supone que durante el
medioevo habrán circulado unos diez mil. Aunque no hay acuerdo absoluto al respeto, es
frecuente cerrar la lista de los Santos Padres occidentales o latinos con el nombre de San
Isidoro de Sevilla.

SAN JUAN DAMASCENO (650/674-749)


“Se le considera el último Padre oriental y el pensador que, en todo caso, puso fin al
período de transición entre la Antigüedad tardía y la Edad Media en sentido propio”
(Saranyana, p. 112).
Nació en Damasco. Su padre estaba al servicio de la administración califal de la ciudad y
Juan sucedió a su padre en el cargo. Juan llevaba el nombre árabe de Mansur. Más
adelante se retiró al monasterio de San Sabas, junto al Mar Muerto, donde recibió la
ordenación sacerdotal. Murió antes de que estallara la crisis iconoclasta.
Entre sus cerca de 150 obras escritas sobresale Πηγή γνώσεος (Pegué gnóseos: Fuente del
conocimiento o de la ciencia). Es una síntesis de la filosofía y doctrina cristiana. Se
divide en tres partes:
 Dialéctica. Trata de la filosofía. Toma sus materiales de la Isagoge de Porfirio y
sigue de cerca la metafísica y la lógica de Aristóteles.
 Sobre las herejías. De contenido histórico. Transcribe casi literalmente el
Panarion de San Epifanio (m. 403), recoge información de otras fuentes y añade
como temas de su tiempo la herejía iconoclasta y el islamismo.
 Exposición de la fe ortodoxa (traducida al latín como De fide ortodoxa). Es un
resumen de los Padres capadocios del siglo IV, pero con formulación aristotélica.
Los materiales se ordenan sistemáticamente siguiendo los artículos del credo
Traducida al latín en 1150, llegó a ser uno de los textos fundamentales de la
escolástica. Pedro Lombardo y Santo Tomás lo tuvieron presente.

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“Característica del pensamiento del Damasceno es la elaboración de una metafísica al
servicio de la exposición dogmática” (Saranyana). San Juan Damasceno sostiene que la
filosofía debe ser sierva de la filosofía, tesis que luego recogerá San Pedro Damián.
“La mayoría de los escritos de San Juan Damasceno fueron traducidos al árabe quizás ya
en vida de su autor.” (Fraile). Fuente del conocimiento llegó a ser el texto principal de la
teología ortodoxa griega. (Santidrián).

LOS MONJES Y LA CREACIÓN DE ESCUELAS


El monacato cristiano nació en Egipto. Durante la persecución de Decio (h. 250): muchos
cristianos huían a los desiertos, por un tiempo o permanentemente. Después del Edicto de
Milán (313) continuó la práctica de retirarse al desierto, ahora por deseos de escapar al
peligro de secularización citadina. De la forma del “monaquismo” propiamente dicha
(vida solitaria), se pasó a la organización “cenobítica”, o sea, de vida en común. Los
primeros practicantes del monaquismo eran personas sencillas, deseosas de vivir el
cristianismo en toda su radicalidad, contrarios al saber y la filosofía. Más adelante se
generaron corrientes progresivas de estima por la educación y el saber, que habrían de
alcanzar gran desarrollo. San Basilio fue el gran legislador de los monjes orientales.
En Occidente, la práctica de la vida monacal se inicia temprano. Proliferaron las Reglas,
pero la que llegó a predominar con el transcurso del tiempo fue la de San Benito. Al
escribir su Regla, San Benito se inspiró en la Biblia y en los escritos monacales de
Pacomio, Basilio, Agustín, León Magno, y otros. Además de los conocidos “Ora et
labora”, se contempla también el “Lee y medita”; se practica la oración y el trabajo
manual, pero también la “lectio divina”. Esto hacía necesario que existiera una actividad
educativa para la formación de los ingresantes en la comunidad. De aquí se originan las
escuelas monásticas o monacales. Éstas extendieron su servicio, por lo menos en algunos
lugares, a la atención de alumnos externos. De este modo, la escuela monástica presentó
las dos modalidades de escuela interior y escuela exterior.

EL MONAQUISMO OCCIDENTAL Y LA CULTURA


El interés monacal por la enseñanza presenta evoluciones distintas en el cristianismo
oriental y en el occidental. Sin que hayan faltado interesantes iniciativas que propiciaban
la educación de niños y adolescentes, “el convento oriental, dice Marrou, se preocupa por
continuar siendo un lugar para practicar la ascesis; lejos de iluminar el mundo, procura
apartarse, aislarse de él”. En el monaquismo latino, por el contrario, según refiere el
mismo autor, las letras son cosa habitual:
“la lectio divina, la lectura de los libros sagrados, y sobre todo del oficio
divino, resulta inseparable del ejercicio pleno de la vida monástica. Este
carácter letrado se muestra desde los mismos orígenes […]
Cuando en el siglo VI se extienden las tinieblas de la barbarie, cuando la
cultura decae en Occidente y amenaza con desaparecer, los legisladores
del monaquismo redoblan su insistencia y proclaman la necesidad, para
todo monje, para toda monja de saber leer, de entregarse a la lectura
sagrada. […]

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El movimiento, desde luego, culmina con la Regla de san Benito (hacia
525), cuya autoridad, como es sabido, se impondrá en todo el Occidente:
la Regla de san Benito fija normas extensas sobre las lecturas sagradas,
prevé la admisión de jóvenes en los monasterios así como su educación;
libro, tablillas y estiletes aparecen con toda naturalidad como partes
integrantes del mobiliario y, en cierta medida, el decorado de la vida
monástica. Incluso en sus días más sombríos, el monasterio occidental
siguió siendo siempre un lugar cultural”

DIFUSIÓN DE LA INFLUENCIA MONÁSTICA


La fecunda actividad educativa de los monjes se inició tempranamente en Italia, Galia,
Hispania, Irlanda… Con el progreso de la actividad misional, se extenderá por Gran
Bretaña y Germania. En todas partes hubo no sólo receptores, sino también destacados
transmisores e intérpretes del legado cultural clásico y patrístico.
La proyección de los benedictinos hacia el apostolado misionero fue iniciativa de San
Gregorio Magno1 (540-604), primer Papa monje, quien envió misioneros a los reinos
ingleses. De Inglaterra saldrían más adelante los grandes evangelizadores del centro de
Europa.
Irlanda había sido evangelizada con anterioridad (siglo V), por San Patricio, y en su suelo
se desarrolló una fuerte organización monacal, que también irradió hacia tierras
continentales de Europa: san Columbano (h. 530-615) fundó, entre otros monasterios, el
de “Bobbio, cerca de Génova, adonde parece que fue a parar la mayor parte de la
biblioteca de Casiodoro” (Fraile, II, 1º., p. 257).

PERSONALIDADES DESTACADAS (SIGLOS VII A IX)


-SAN BEDA (673-735).
Su curiosidad intelectual se extendió a todos los campos del saber de su tiempo;
escribió monografías sobre casi todas las artes liberales; se le ha calificado como padre de
la historia y de la ciencia en Inglaterra. Él mismo se autorretrata en estos términos: “Toda
mi vida se ha deslizado en el interior del monasterio. Después de la meditación de las
Sagradas Escrituras, de la disciplina regular y del canto de la misa cotidiana, nada me ha
sido más dulce que aprender sin cesar, enseñar y escribir” (apud Fraile, II, 1º., p. 266).
-SAN BONIFACIO (h.680-758).
Monje inglés, evangelizador de la Germania, fundador de numerosos monasterios
y precursor del renacimiento carolingio. Exhortó a Pipino el Breve a favorecer los
estudios. Murió mártir en Frisia.
-ALCUINO (730- 804).
Figura central del renacimiento carolingio. Pensador de escasa originalidad, pero
muy bien dotado como organizador. Fue alumno y luego director de la escuela episcopal
de York. Habiéndose encontrado con Carlomagno en Italia, éste le encargó organizar una
1
Gregorio Magno es el autor de Moralia in Job, uno de los libros más leídos en toda la Edad Media, “texto
clásico por excelencia y cita obligada sobre moral e interpretación bíblica”, Santidrián.

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biblioteca en su palacio de Aquisgrán (Aachen, Aix-la-Chapelle). Introdujo el trivio y el
quadrivio en la escuela palatina. Fue un gran colaborador y, probablemente, inspirador de
Carlomagno. Se supone que intervino en las capitulares de 787 y 789. La primera trajo
consigo “la reorganización de las escuelas monacales y catedralicias, cuyo desarrollo
llevará tres siglos más tarde a la floración de las universidades”. En la segunda se
propone un programa de formación eclesiástica y se ordena que en cada monasterio haya
una escuela para los niños (ver Fraile, II, 1º., p. 289).
–RABANO MAURO (h.784-856).
Discípulo de Alcuino. Reorganizó los estudios en la abadía de Fulda (Alemania),
de la que llegó a ser abad. Fue obispo de Maguncia (Mainz). Escribió sobre varias
materias, sin afán de originalidad. “Formó un gran número de discípulos que regentaron
las escuelas más renombradas de su tiempo”. Ha recibido el calificativo de Praeceptor
Germaniae.

OBSERVACIONES
1. Durante la Edad Media existieron, además de las escuelas monásticas, las
escuelas catedralicias, o episcopales. Ambos tipos, toman auge a partir del
llamado renacimiento carolingio, propiciado por Carlomagno y continuado bajo
sus inmediatos sucesores. Por otra parte, la escuela palatina es una realidad
característica de la cultura carolingia.
2. El trivio y el cuadrivio estaban, por regla general, en la base del plan docente de
la época, pero no siempre se atendían todas las materias, o no eran atendidas con
igual intensidad. La predilección por el trivio que mostraron algunas escuelas, y
en particular por la dialéctica, tuvo consecuencias importantes para el futuro
desarrollo de la filosofía.
3. Bajo Carlos el Calvo (rey a partir de 843, coronado emperador en 875, muere en
877) trabajó Juan Escoto Eriúgena (h.810-877), a quien dedicaremos el próximo
apartado. Fue el primero en elaborar con un fuerte sello personal el legado
teológico-filosófico recibido. Representa, por así decir, un fenómeno aislado, en
el sentido de que ni le preceden ni le siguen en inmediata cercanía cronológica
otros nombres de igual rango, en cuanto a creatividad especulativa. Es el pensador
más destacado en el lapso que separa a San Agustín de San Anselmo (s. V - s.
XI).
4. Una figura sobresaliente del siglo X, “el siglo de hierro”, fue Gerberto de Aurillac
(935-1003), “amante apasionado de los libros e insaciable buscador de ciencia”;
se inclinó preferentemente al quadrivio. Fue abad de Bobbio, “scholasticus” y
obispo en Reims, papa con el nombre de Silvestre II (998-1003) (ver Fraile, II,
1º., pp. 341-343).

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Juan Escoto Eriúgena, o Erígena (h.810-877)
Era natural de Irlanda (Eriu, Erin). Poco se sabe de los primeros y los últimos años de su
vida. El rey Carlos el Calvo “lo estimó mucho, no sólo por su saber, sino también por su
ingenio y su buen humor”. Regentó la escuela palatina de París. Trabajó como traductor,
de obras de los Padres griegos San Gregorio de Nisa y Máximo el Confesor, así como del
“Corpus dionisyanum”, que marcó profundamente su mentalidad con la influencia
neoplatónica. Erígena escribió comentarios y obras originales. (Para más datos, ver
Fraile, II, 1º., pp. 308-309; Merino, p. 102).

El tratado Sobre la División de la Naturaleza


Escoto Erígena es el autor de División de la naturaleza, que se cita como De divisione
naturae o como Periphyseon, abreviación de Perí phýseon merismoú.
“Su principal obra original fue De divisione naturae o Periphyseon, en
donde trata de Dios, de las ideas ejemplares, de las cosas creadas y de la
vuelta al mundo a Dios. Está dividida en cinco libros y presentada en
forma de diálogo entre el maestro [Magister] y el estudiante [Alumnus].
Esta obra es juzgada como el primer gran escrito especulativo del
medioevo y como una extraordinaria síntesis de los saberes de su tiempo,
sólo superada por el sistema hegeliano en los tiempos modernos. Eriúgena
destaca en su época no sólo por su conocimiento del griego, sino también
por la libertad de espíritu en su interpretación y, sobre todo, por su
concepción del mundo y su síntesis doctrinal.” (Merino, p. 102)

El sistema de Erígena
-Es un sistema propio, con carácter neoplatónico, de tipo racional. Implica
presupuestos monistas y emanatistas. Es precedente de sistemas metafísicos
posteriores (Espinoza, Hegel)
-Ha recibido interpretaciones divergentes: Inicio del racionalismo medieval.
Panteísmo. Intento de conciliación del misticismo con el racionalismo. Intento de
conciliación del neoplatonismo con el cristianismo. Acogedor de influencias de la
Cábala. “Tiene una intención ortodoxa, porque simplemente sigue a San Agustín
en la identificación de la filosofía y la religión.” “Debe reconocerse que en Escoto
se da una reducción racionalista de la Revelación, aunque quizá no fuese su
intención.”

Escritura, razón, autoridad para Erígena


-Primacía de la Sagrada Escritura.
-La razón humana es valiosa a pesar de haber sido debilitada por el pecado. Sirve
de instrumento para interpretar y explicar.
-Los Santos Padres son autoridad para confirmar las conclusiones racionales.

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ERÍGENA APLICA UNA DIALÉCTICA NEOPLATÓNICA

ANÁLISIS / DESCENSO: UNO De lo uno a lo múltiple



MÚLTIPLE

UNO

SÍNTESIS / ASCENSO: MÚLTIPLE De lo múltiple a lo uno

SENTIDO DEL TÉRMINO NATURALEZA PARA ERÍGENA

“Maestro.—Pensando yo muchas veces y estudiando con la mayor diligencia que puedo la


primera y suprema división de todas las cosas que o están al alcance de nuestra mente o la
superan, en las que son y en las que no son, me viene a la mente como término general para
designarlas el griego physis y el latino natura. ¿O es que tu piensas de otra manera?
Alumno.—No; estoy completamente de acuerdo. Pues yo también, cuando me pongo a razonar,
hallo que las cosas son así.
Maestro.—¿Quedamos, entonces, en que el nombre de naturaleza es el nombre general para
todas las cosas que son y las que no son?
Alumno.—Lo es. Pues nada puede presentarse a nuestro pensamiento a lo que no se pueda
aplicar este nombre.”
Periphyseon, Libro I, 1, trad. C. Fernández

DIVISIÓN DE LA NATURALEZA POR CUATRO DIFERENCIAS EN CUATRO ESPECIES

DIVISIONES TEXTO DE ERÍGENA (LIBRO I, 1) Y /


EXPLICACIÓN DE FRAILE, II, 1º., P. 319

1ª. Naturaleza que crea y no es creada. “La causa de cuanto existe y de cuanto no
existe”. / Dios, principio de todas las cosas.

2ª. Naturaleza que es creada y crea. “Las causas primordiales”. / Las ideas divinas
ejemplares, arquetipos de todas las cosas, que
son creadas por Dios y a la vez crean todos los
demás seres.

3ª. Naturaleza que es creada y no crea. “Aquellas cosas que se manifiestan a través de la
generación en el tiempo y en el espacio.” / Las
cosas del mundo espiritual, sensible y material.

4ª. Naturaleza que ni crea ni es creada. - / Dios mismo, como fin último a que tienden y al
cual se reintegran todas las cosas creadas.

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DIAGRAMA DEL DESPLIEGUE DESCENDENTE Y ASCENDENTE DE LA NATURALEZA
(Ver Fraile, II, 1º., p. 320)

1ª. Naturaleza creante y no creada 4ª. Naturaleza no creante ni creada


(Dios como principio) (Dios como fin)
▼ ▲
2ª. Naturaleza creada y creante │
(Ideas ejemplares) │
▼ │
3ª. Naturaleza creada y no creante │
(Mundo espiritual) │
(Mundo material) │
│ │
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En la obra de Erígena, “La dialéctica no tiene un mero sentido lógico, sino que expresa también
la ley que rige el desarrollo de la realidad.” “La naturaleza se despliega en un proceso dinámico y
circular, primero descendente y después ascendente. El proceso es lógico y real. Sin embargo,
no pretende tener el sentido de una emanación y un reintegración panteísta, porque los distintos
seres conservan siempre su naturaleza y su individualidad.” El retorno cósmico es llamado por
Erígena deificación.

LAS CINCO COSAS QUE SON Y NO SON:


1. Dios (por la excelencia de su naturaleza cae fuera de nuestro alcance cognoscitivo;
“debido a su excelencia se llama propiamente nada”). Las esencias de las cosas (sólo
las conocemos por sus accidentes).
2. Cada ser implica el no-ser de lo que no es. En la escala de los seres, afirmar el inferior
es negar el superior y viceversa.
3. La potencia, o sea, las razones seminales = no-ser de lo que será cuando llegue el acto.
4. Los seres sujetos a generación y corrupción: comparados con Dios y con las ideas
eternas e inmutables, no son.
5. El hombre: en cuanto imagen de Dios, es; en cuanto que pierde la imagen de Dios por el
pecado, no es.

El universo es una teofanía (manifestación de Dios)


Dios se exterioriza, se manifiesta en el espacio y en el tiempo. Erígena usa expresiones
atrevidas que han dado pie para interpretaciones panteísticas, que llevaron a la condena
de su obra: parece decir que el universo, en cuanto teofanía es un momento del “hacerse”

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de Dios o que el mundo es Dios”, (Merino, p. 106). No obstante, “en la metafísica de la
jerarquía del ser no tienen la misma identidad ontológica Dios, las ideas y el mundo, ya
que se da una graduación y una participación diversa.” Modernamente se destaca que
tampoco parecen acertadas las interpretaciones de tipo monista y emanatista.
Erígena entiende que podemos conocer a Dios según procedimientos que se inspiran en la
doble teología de Dionisio, negativa (apophatiké) y positiva (kataphatiké).

Razón, verdad, misterio


A diferencia de San Agustín, que considera que la verdad es Dios y emerge del misterio,
Erígena entiende que la “la razón puede penetrar la verdad y explicar el misterio.”
(Merino, p. 105).

Creador y ser creado


El concepto de naturaleza de Erígena integra las cosas que son y las que no son, los seres
creados y el Creador. “Los criterios determinantes y fundamentales de la división son las
categorías de Creador y de ser creado” (Merino, p. 107).

Antropología y ética
El hombre es síntesis de lo creado, tanto a nivel ontológico, como en el plano ético,
gracias a la libertad. La libertad humana es posibilidad de pecar o no pecar. “Con el
pecado original, el hombre pierde la felicidad pero no su propia naturaleza. Juan habla a
veces del hombre como “otro dios”, sin pretender con ello equipararlo a Dios, pues el no-
ser-creado de Dios constituye la gran diferencia con el ser-creado del hombre” (Merino,
p. 108).

Etapas de la reintegración
La reintegración individual del hombre pasa por la siguientes etapas:
 Muerte.
 Transfiguración del cuerpo en espíritu.
 Retorno del espíritu a las primeras causas (ideas ejemplares).
 Retorno de las primeras causas a Dios: “Toda la pluralidad de los seres volverá a
reintegrarse en la Unidad divina… Las cosas permanecerán en su ser, pero
penetradas por Dios, como el aire por la luz” (Fraile, II, 1º., pp. 335-336).
El alma elegida pasará por otro proceso, mediante la gracia santificante, que la lleva a
quedar sumergida en el seno de la Tiniebla luminosa, en que se ocultan las causas
supremas de todas la cosas.

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LECTURA. LOS GRANDES TEMAS DE LA EDAD MEDIA (Cerezo, pp. 10-11)
Si hiciéramos una selección de los principales problemas que han ocupado el
pensamiento durante el período medieval, tendríamos que situar en lugar destacado la
relación entre la razón y la fe, entre la teología y la filosofía. Consideradas como dos
fuentes de conocimiento que convergen en la búsqueda de una única Verdad que es Dios,
la tendencia general de la Edad Media fue relacionarlas más o menos estrechamente. […]
En el siglo XIII, los averroístas latinos separaron taxativamente ambos campos.
Los autores medievales discutieron también el problema del conocimiento, concediendo
una particular importancia al problema de los universales y a la capacidad de la mente
humana para conocer la realidad. Desde el siglo XI hasta el XIV este problema ocupa no
poco la investigación de los autores, que se sitúa entre dos posiciones extremas: realismo
y nominalismo. Otro problema que se plantea, sobre todo a partir de la lectura de Avicena
y de Averroes, es el papel del Entendimiento Agente en el proceso del conocimiento. La
posición más extrema, la de los averroístas, lo considera único y separado de las mentes
individuales, pero otras posturas tienden a considerar que la mente humana participa de
este Entendimiento universal (que algunos identifican con Dios).
Otro gran tema de debate es la aplicación de la metafísica en la demostración de algunas
verdades de fe, sobre todo en la demostración de la existencia de Dios y la deducción de
sus atributos o cualidades; en el planteamiento de la creación y las relaciones entre Dios y
las criaturas. Todos los autores medievales se ocupan de estos temas y formulan
diferentes argumentos que prueban que la razón puede descubrir estas verdades. Solo los
autores del siglo XIV califican de “probables” estos argumentos aduciendo que son
verdades de fe que escapan a la razón.
El problema del hombre, criatura creada a imagen y semejanza de Dios, es también tema
central de la investigación medieval. Compuesto de cuerpo y alma inmortal, su fin es
llegar a la unión con Dios en la otra vida, la “visión beatífica”. La consideración de tal fin
es la clave que unifica el pensamiento de muchos autores, y el horizonte sobre el que se
elabora la ética. Poco a poco se va abriendo paso el concepto de ley natural, descubierta
por la razón, ínsita en la naturaleza humana, pero reflejo de la ley eterna con la que Dios
rige al mundo. En el siglo XIV asistimos a los que se ha llamado “voluntarismo”, el
predominio de la voluntad sobre la inteligencia en el comportamiento humano y en la
misma persona de Dios. Las leyes morales son fruto de la voluntad libre de Dios, que
dicta lo bueno y lo malo.
Tampoco se puede pasar por alto la reflexión política, que refleja y está condicionada por
los avatares del papado y su relación con el poder imperial o civil. Un papado que, no
solo interviene en los asuntos temporales (coronando a los emperadores, o incluso
interviniendo activamente en su nombramiento, y a veces en su destitución), sino que él
mismo tiene poder temporal ejercido en los Estados Pontificios, dependiendo no pocas
veces de los monarcas o de los nobles. La reflexión política medieval tiene dos focos
principales de atención: uno, que se refiere a la supremacía del Papa con respecto a los
demás obispos y a los concilios; y otro, que se centra en la relación entre el poder
espiritual y el secular. La doctrina común en la Edad Media data del papa Gelasio I. De
aquí surge el “agustinismo político” y la teoría de las “dos espadas”. Solo algunas voces
discordantes (sobre todo en el siglo XIV) proclaman la autonomía del poder temporal.

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CUESTIONARIO
1. Un tema fundamental del pensamiento medieval. (Párrafo 1)
________________________________________________________________________

2. Dos problemas concretos relacionados con la teoría del conocimiento que se


discutieron mucho en la Edad Media y soluciones propuestas. (Párrafo 2)
a) _____________________________________________________________________

______________________________________________________________________

b) _____________________________________________________________________

______________________________________________________________________

3. ¿Consideraban los autores medievales que la razón puede demostrar la existencia de


Dios? Dos posiciones al respecto. (Párrafo 3)
a) _____________________________________________________________________

b) _____________________________________________________________________

4. Posturas de la Edad Media en cuanto a la antropología y la ética. (Párrafo 4)


a) Concepción sobre el hombre: _____________________________________________

________________________________________________________________________

b) Concepción sobre la ley natural: ___________________________________________

________________________________________________________________________

c) Las leyes morales según el “voluntarismo: ___________________________________

________________________________________________________________________

5. Dos temas concretos de la reflexión política medieval. (Párrafo 5)


a) _____________________________________________________________________

______________________________________________________________________

b) _____________________________________________________________________

______________________________________________________________________

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