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Baudelaire
Baudelaire
Esta idea moderna de reemplazar el laberinto medieval fue adoptada en gran escala por
los arquitectos barrocos, durante el auge del Estado absolutista. Su objetivo era poner de relieve
el poder real, para lo cual trazaron largas y amplias calles bordeadas de árboles (i.e.: la vía hacia
la Basílica de San Pedro en Roma) que desembocaban en enormes plazas abiertas (las piazzas),
en cuyo centro se erguían las grandes catedrales o palacios.
La victoria del principio geométrico según las ideas del barroco, con la destrucción
minuciosa del laberinto medieval (luego laberinto de la clase obrera), fue la acelerada
construcción de bulevares que transformaron las principales ciudades occidentales en las
últimas décadas del S. XIX (París, Viena, Berlín y Nueva York).
Desde 1850, George Haussmann, prefecto de París por mandato imperial de Napoleón
III, abrió una vasta red de bulevares en el corazón de la vieja ciudad imperial, como las arterias
de un nuevo sistema circulatorio urbano.
1
Berman, Marshall, Todo lo sólido se desvanece en el aire, Buenos Aires, Siglo XXI, 1989; Frisby,
David, Paisajes urbanos de la modernidad, Buenos Aires, Prometeo Libros, 2007.
2
Generó empleo para miles y miles de trabajadores (hasta la cuarta parte de la población
económicamente activa, en el caso de la demolición del laberinto medieval) en obras públicas a
largo plazo, circunstancia que ciertamente apaciguaría políticamente a las masas.
Los bulevares, por último, fueron los largos y anchos corredores por los que las tropas y
la artillería podrían desplazarse efectivamente contra las futuras barricadas e insurrecciones
populares.
3
Ortiz, Renato, Modernidad y espacio. Benjamin en París, Buenos Aires, Norma, 2000, p. 31.
La barricada de la calle Saint-Maur-Popincourt, tras el ataque por las tropas del general Lamoricière (26/VI/1848)
Thibault, 1848
Musée d´Orsay, Paris4
Los viejos distritos revolucionarios de 1789, 1830, 1848 y de la Comuna de 1871 fueron
demolidos. La “limpieza” de los barrios bajos destrozó las barricadas obreras y trasladó a los
trabajadores y los pobres a los suburbios, lejos del centro de París.
4
“Esta imagen de la Revolución de 1848, de un excepcional interés patrimonial, fue tomada
durante una de las cuatro Jornadas de Junio que provocaron varios miles de muertos en París, entre los
insurgentes y las fuerzas gubernamentales. Conocemos su fecha precisa y el nombre del autor (¿un
aficionado, habitante del barrio de Popincourt?) [se trata de] la reproducción, bajo la forma de un grabado
sobre madera, publicada en L'Illustration del 1 al 8 de julio de 1848 y en un número especial de la revista
Journées illustrées de la révolution de 1848, publicado en agosto de 1848” (www.musee-orsay.fr)
5
L’Ile de la Cité y su estructura urbana medieval antes de los trabajos de restauración (plano de 1771)
Se dispusieron peatonales para cruzar más fácilmente las calles, para separar el tráfico
local del interurbano y para abrir rutas alternativas de paseo. Se diseñaron grandes panorámicas,
con monumentos al final de cada bulevar, como clímax dramático.
Un aspecto central de la remodelación del espacio urbano fue el tráfico moderno. Los
bulevares eran muy amplios, de treinta a noventa metros de ancho. Rectos como flechas, se
extendían a lo largo de kilómetros como vías rápidas ideales para el tráfico pesado. El macadam
de su pavimentación era notablemente liso y ofrecía una tracción perfecta para las patas de los
caballos.
Las mejores condiciones de las calles no sólo aligeraron el tráfico existente, sino que
contribuyeron a generar un volumen de tráfico mucho mayor al imaginado. Mientras que la
población, entre 1850 y 1870, crecía un 25%, el tráfico se cuadruplicó.
Marshall Berman reflexiona sobre el espacio urbano moderno a partir de dos poemas
en prosa de Charles Baudelaire (1821-1867): Los ojos de los pobres (1864) y La pérdida de la
aureola (1865).
Estos poemas (editados por el diario Le Figaro) pertenecen al Spleen de París, cuya
protagonista central es la ciudad. Fueron escritos durante el gobierno de Napoleón III y la
transformación de París por el barón Haussmann, que puede considerarse un claro ejemplo de la
“destrucción creadora” (Nietzsche) desencadenada por la modernización.
“¿De modo que quieres saber por qué te odio hoy? Te será, sin duda, más difícil
entenderlo que a mi explicártelo, pues creo que eres el más bello ejemplo de impermeabilidad
femenina que cabe encontrar.
Habíamos pasado juntos una larga jornada que me resultó corta. Nos habíamos
prometido que nos comunicaríamos todo nuestros pensamientos el uno al otro y que, en
adelante, nuestras almas serían una sola; claro que este sueño no tiene nada de original, como
no sea que ningún hombre lo ha visto realizado, aunque todos lo hayan concebido.
Al anochecer, como estabas algo cansada quisiste sentarte en la terraza de un café
nuevo que hacía esquina con un bulevar también nuevo y todavía lleno de escombros, que ya
mostraba su esplendor inacabado. El café estaba resplandeciente. Hasta el gas alumbrado
desplegaba todo el fulgor de un estreno e iluminaba con toda su fuerza las paredes de una
blancura cegadora, las superficies deslumbrantes de los espejos, los dorados de las molduras y
cornisas, los mofletudos pajes arrastrando sus perros con correas, las damas sonriendo al
halcón posado en el puño, las Hebes y los Ganímedes ofreciendo con los brazos extendidos un
ánfora con jaleas o un obelisco bicolor de helados con copete, toda la historia y toda la
mitología puestas al servicio de la glotonería.
Los ojos del padre decían: “¡Qué precioso, qué precioso! Se diría que todo el oro de
este pobre mundo se ha concentrado en estas paredes”. Los niños exclamaban: “¡Qué
precioso, qué precioso! Pero este es un sitio donde sólo puede entrar la gente que no es como
nosotros”. En cuanto a los ojos del más pequeño, estaban demasiado fascinados para no
expresar más que una alegría estúpida y profunda.
Dice la letra de una canción que el placer hace a las almas buenas y ablanda los
corazones. Por lo que a mí refería, la canción tenía razón esa noche. No sólo me había
enternecido aquella familia de ojos, sino que me sentía un tanto avergonzado de nuestros vasos
y de nuestras jarras, mayores que nuestra sed. Había dirigido mis ojos a los tuyos, amor mío,
para leer en ellos mi pensamiento; me había sumergido en los tuyos tan bellos y tan
extrañamente dulces, en tus ojos verdes, habitados por el capricho e inspirados por la luna
cuando me dijiste: ‘¡No soporto a esa gente con los ojos abiertos como platos! ¿No puedes
decirle al encargado del café que los eche de ahí?’.
¡Hasta qué extremo es difícil entenderte, ángel mío! ¡Hasta qué extremo es
incomunicable el pensamiento, incluso entre aquellos que se aman!”.
***
Ah! vous voulez savoir pourquoi je vous hais aujourd'hui. Il vous sera sans doute moins facile de le
comprendre qu'à moi de vous l'expliquer; car vous êtes, je crois, le plus bel exemple d'imperméabilité féminine qui se
puisse rencontrer.
Nous avions passé ensemble une longue journée qui m'avait paru courte. Nous nous étions bien promis que
toutes nos pensées nous seraient communes à l'un et à l'autre, et que nos deux âmes désormais n'en feraient plus
qu'une; - un rêve qui n'a rien d'original, après tout, si ce n'est que, rêvé par tous les hommes, il n'a été réalisé par
aucun.
Le soir, un peu fatiguée, vous voulûtes vous asseoir devant un café neuf qui formait le coin d'un boulevard
neuf, encore tout plein de gravois et montrant déjà glorieusement ses splendeurs inachevées. Le café étincelait. Le
gaz lui-même y déployait toute l'ardeur d'un début, et éclairait de toutes ses forces les murs aveuglants de blancheur,
les nappes éblouissantes des miroirs, les ors des baguettes et des corniches, les pages aux joues rebondies traînés par
les chiens en laisse, les dames riant au faucon perché sur leur poing, les nymphes et les déesses portant sur leur tête
des fruits, des pâtés et du gibier, les Hébés et les Ganymèdes présentant à bras tendu la petite amphore à bavaroises
ou l'obélisque bicolore des glaces panachées; toute l'histoire et toute la mythologie mises au service de la goinfrerie.
Droit devant nous, sur la chaussée, était planté un brave homme d'une quarantaine d'années, au visage
fatigué, à la barbe grisonnante, tenant d'une main un petit garçon et portant sur l'autre bras un petit être trop faible
pour marcher. Il remplissait l'office de bonne et faisait prendre à ses enfants l'air du soir. Tous en guenilles. Ces trois
visages étaient extraordinairement sérieux, et ces six yeux contemplaient fixement le café nouveau avec une
admiration égale, mais nuancée diversement par l'âge.
Les yeux du père disaient: "Que c'est beau! que c'est beau! on dirait que tout l'or du pauvre monde est venu
se porter sur ces murs." - Les yeux du petit garçon: "Que c'est beau! que c'est beau! mais c'est une maison où peuvent
seuls entrer les gens qui ne sont pas comme nous." - Quant aux yeux du plus petit, ils étaient trop fascinés pour
exprimer autre chose qu'une joie stupide et profonde.
Les chansonniers disent que le plaisir rend l'âme bonne et amollit le coeur. La chanson avait raison ce soir-
là, relativement à moi. Non seulement j'étais attendri par cette famille d'yeux, mais je me sentais un peu honteux de
nos verres et de nos carafes, plus grands que notre soif. Je tournais mes regards vers les vôtres, cher amour, pour y
lire ma pensée; je plongeais dans vos yeux si beaux et si bizarrement doux, dans vos yeux verts, habités par le
Caprice et inspirés par la Lune, quand vous me dites: "Ces gens-là me sont insupportables avec leurs yeux ouverts
comme des portes cochères! Ne pourriez-vous pas prier le maître du café de les éloigner d'ici?"
Tant il est difficile de s'entendre, mon cher ange, et tant la pensée est incommunicable, même entre gens qui
s'aiment!
***
“¡Pero cómo! ¿Usted aquí, amigo mío? ¡Usted en un lugar de perdición! ¡Usted, que
bebe quintaesencias y que se alimenta de ambrosía! ¡De veras que resulta sorprendente!”.
“Ya sabe usted, amigo mío, cuánto me asustan los caballos y los coches. Hace un
momento, cuando atravesaba a toda prisa el bulevar, saltando en medio del barro, a través de
ese caos en movimiento donde llega la muerte al galope por todos lados a la vez, di un traspié y
se me cayó la aureola de la cabeza al fango de la calzada. No tuve valor para tomarla. Me
pareció menos desagradable perder mi insignia que exponerme a que me rompieran los huesos.
Además, me dije que no hay mal que por bien no venga. Ahora puedo pasearme de incógnito,
cometer actos feos y darme al libertinaje como los simples mortales. ¡Así que aquí me tiene,
igual en todo a usted, como puede ver!
“Pero por lo menos debería poner anuncios en los periódicos para que le devuelvan
esa aureola o reclamarla en la comisaría de policía”.
***
"Eh ! quoi! vous ici, mon cher ? Vous, dans un mauvais lieu ! vous, le buveur de quintessences ! vous, le
mangeur d'ambrosie ! En vérité, il y a là de quoi me surprendre.
- Mon cher, vous connaissez ma terreur des chevaux et des voitures. Tout à l'heure, comme je traversais le
boulevard, en grande hâte, et que je sautillais dans la boue, à travers ce chaos mouvant où la mort arrive au galop de
tous les côtés à la fois, mon auréole, dans un mouvement brusque, a glissé de ma tête dans la fange du macadam. Je
n'ai pas eu le courage de la ramasser. J'ai jugé moins désagréable de perdre mes insignes que de me faire rompre les
os. Et puis, me suis-je dit, à quelque chose malheur est bon. Je puis maintenant me promener incognito, faire des
actions basses, et me livrer à la crapule, comme les simples mortels. Et me voici, tout semblable à vous, comme vous
voyez !
- Vous devriez au moins faire afficher cette auréole, ou la faire réclamer par le commissaire.
- Ma foi ! non. Je me trouve bien ici. Vous seul, vous m'avez reconnu. D'ailleurs la dignité m'ennuie.
Ensuite je pense avec joie que quelque mauvais poète la ramassera et s'en coiffera impudemment. Faire un heureux,
quelle jouissance ! et surtout un heureux qui me fera rire ! Pensez à X, ou à Z ! Hein ! comme ce sera drôle !"
***
¿Dónde se produce la escena y qué diferencias encuentra con el poema “Los ojos de los
pobres”?
¿Qué característica del espacio urbano moderno es resaltada y como actúa el personaje?
¿Cómo interpreta que la aureola pueda ser tomada por el mal poeta y cómo haría entonces
para distinguir entre este último y un buen poeta?
Hernán Marturet