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Reconstrucción del argumento inferencia a la mejor explicación

Diana Patricia Tróchez López


Maestría en Filosofía
Grupo de investigación Episteme
Correo electrónico diditl1019@hotmail.com

Resumen

En el presente capítulo se abordará la relación entre el Argumento del no milagro y la


inferencia a la mejor explicación (IME). En primer lugar, se propone la ubicación de la IME
a partir de la tesis del argumento de la subdeterminación de la teoría por los datos; en un
segundo momento, se hará la reconstrucción de la IME planteada por Laudan (2007). En
tercer lugar, se mostrará la relación entre el argumento de la IME con el Argumento del no
milagro, desde el planteamiento de Psillos (1999). Finalmente, se exponen las conclusiones
del trabajo.

Palabras: realismo científico, explicación, inferencia, argumento “del no milagro”,


subdeterminación.

Introducción
En la filosofía de la ciencia, desde hace varias décadas, se ha debatido sobre el realismo y
el antirrealismo lo cual ha originado una disputa en cuanto a la existencia de las entidades
inobservables postuladas por las teorías científicas y, por el otro, la verdad aproximada de
las mismas. En este sentido, si se acepta la existencia de tales entidades, ya sea electrones o
protones, entre otros, se hace meritorio adscribirse a la postura realista. Pero si solo se asume
que las entidades inobservables permiten dar cuenta de los fenómenos observables la
posición ya no es realista, sino antirrealista. La disputa entre realistas y antirrealistas ya
estaba en vigencia desde la época de Copérnico y desde los planteamientos de Aristóteles.
En 1543 se publica “Sobre las revoluciones”. El prologista, Osiander, afirma que lo
contenido en la obra de Copérnico son solo hipótesis que permiten calcular el movimiento
de los cuerpos celestes tomando como ayuda los principios de la geometría para dichos
cálculos. Dicha posición es instrumentalista, pues en sus afirmaciones el autor no le concierne
a las hipótesis el carácter de verdad, pues al hacerlo cambiaría el sistema en vigencia y ello
provocaría que el hombre de aquella época cambiara su visión del mundo, la cual estaba
enfocada en que la Tierra era el centro del universo.
Por otra parte, hacia el siglo XVII se asume la posición realista marcada por Galileo, quien
tomó como punto de partida la obra de Copérnico para mostrar que lo planteado por este
autor no sólo da cuenta de hipótesis que permiten calcular el movimiento de los cuerpos
celestes, sino que, por el contrario, dichas hipótesis ayudan a explicar la realidad. El
heliocentrismo es un sistema que describe cómo es la realidad (en este caso la Tierra no está
fija, sino que gira al rededor del Sol).
Teniendo en cuenta las dos posturas que se enmarcan en la historia de la ciencia. Cabe
resaltar que lo antes dicho cuenta como un hecho histórico en el que se percibe el debate,
pero es a mediados de la segunda mitad del siglo XX donde el tema en cuestión empieza a
abordarse y tratarse de manera sistemática por los filósofos de la ciencia. El debate realista
se aviva a mediados de la década de 1980, fundamentado en una de las tesis que afirma que
las teorías científicas producen una serie de consecuencias observacionales verdaderas, las
cuales deben ser aproximadamente verdaderas de lo contrario el éxito de la ciencia sería
milagroso, el argumento en defensa de dicha tesis es el del no milagro. Así mismo, otro de
los argumentos en favor del realismo cientifico es el de inferencia a la mejor explicación
(IME) en el cual se evidencia que la mejor de las teorías científicas explica el éxito de la
ciencia, solo si ésta es verdadera o se aproxima a la verdad.
En este sentido, el propósito del presente trabajo, busca analizar la relación entre los
argumentos del no milagro e inferencia a la mejor explicación. Cabe aclarar que el análisis
que se llevará a cabo está centrado en mostrar la relación entre los argumentos antes
mencionados. Por lo tanto, no es pretensión del presente trabajo enfocarse en los
contrargumentos o las objeciones que se han efectuado en contra del realismo.

1. La subdeterminación de la teoría por los datos


Quine (1953) plantea que la totalidad de lo que llamamos conocimiento es una fábrica
realizada por el hombre y que el todo de la ciencia es un campo de fuerza cuyas condiciones
límite las da la experiencia; es decir, que todo conocimiento científico teórico formulado por
el hombre está determinado por la experiencia.
El argumento de la subdeterminación se enuncia de la siguiente manera: es posible tener
varias teorías que se aplican a un mismo dominio de investigación y que sean mutuamente
contradictorias entre ellas, pero cada una consistente con los datos de la experiencia. Esto es,
las teorías están subdeterminadas por la experiencia, que no permite determinar cuál de las
teorías se corresponde con el mundo. Por ende, en lo que respecta a los inobservables, las
teorías se diferencian, es por esto que emerge un desafío para el realismo. En el debate
contemporáneo, dicho desafío se presenta usando terminología diferente. Dado que las
teorías tienen rivales empíricamente equivalentes, es decir, de acuerdo con los aspectos
observables; pero que se diferencian respecto a aspectos inobservables, esto implica un
argumento escéptico respecto a la verdad de una teoría particular, que el realista quizá desee
apoyar.
De acuerdo con lo anterior, el argumento de la inferencia a la mejor explicación se
desprendería de este planteamiento, ya que dos o más teorías son empíricamente equivalentes
y no se establece diferencia entre ellas a partir de los hechos observables; el realista científico
plantea que una de las salidas a la subdeterminación es precisamente la inferencia a la mejor
explicación, ya que se intuye que de un conjunto de teorías, una es la mejor explicación
sobre un hecho dominio de investigación; bajo ciertas circunstancias, teniendo en cuenta que
aquello que hace que una teoría difiera de otra, está dado a partir de postular la existencia de
entidades teóricas, cuya observación directa no nos permite percibir.

2. Laudan: Reconstrucción de la regla inferencia a la mejor explicación


En el presente apartado me limitaré a presentar el argumento de la inferencia a la mejor
explicación desde la reconstrucción elaborada por Laudan (2007) quien afirma que dicho
argumento es una regla de desprendimiento, ya que especifica una serie de premisas que, de
ser satisfechas, justificarían la inferencia de la verdad de una hipótesis particular. El esquema
de la inferencia a la mejor explicación planteado por el autor es el siguiente:
1) e (1), e (2) … e (n) son los hechos prominentes a explicar
2) h (1), h (2) … h(n), son hipótesis y cada una explica e (1), e (2) … e(n).
3) Minuciosamente se han buscado explicaciones rivales de e (1), e (2) … e(n); sin
embargo, el proceso de búsqueda solo ha arrojado h (1), h (2) … h(n)
4) h (1) es la mejor explicación en el conjunto de h (1), h (2) … h(n)
5) Por tanto, h (1) es probablemente verdadera. (p.)
El modelo expuesto constituye un alejamiento de otros modelos de explicación (en este
apartado no me ocuparé de estos modelos). Es decir que el esquema de la IME asevera que
diversas hipótesis incompatibles entre sí expliquen los mismos hechos. Por lo tanto, la IME
deja suspendido el estatus epistemológico de las hipótesis en el momento en que se va
determinar si efectivamente las hipótesis explican o no los eventos. Pues a diferencia de otros
modelos que establecían las condiciones antecedentes a la aparición del fenómeno, en la IME
no sucede así, puesto que considera varias hipótesis en la explicación de los hechos y sólo
cuando se ha determinado cuál de las hipótesis explica mejor el fenómeno cobra estatus
epistémico
Ahora bien, los proponentes de la inferencia a la mejor explicación han planteado que no
todas las hipótesis propuestas para la explicación de los hechos se tendrán en cuenta en
conjunto, sino que se infiere la mejor de las explicaciones disponibles. Sin embargo, surge
un asunto controvertido respecto a la palabra “mejor” en cuanto a su significado. Algunos
autores, en este caso Harman (1965), plantea ciertas consideraciones tales como “qué
hipótesis es la más simple, la más plausible, la que explica más, la que es menos ad hoc y así
sucesivamente” (p. 89), pero así mismo, afirma que hay un problema al explicar la naturaleza
exacta de dichas consideraciones. Por otro lado, Thagard (2003) en palabras de Laudan
(2007), afirma que una hipótesis se califica como la mejor explicación sólo si es capaz de
sustentar diferentes clases de hechos, es decir si posee simplicidad, si exhibe analogías con
otras hipótesis exitosas y si es fuertemente coherente con nuestras creencias de trasfondo.
También, Josephson (2001) plantea las virtudes explicativas de la hipótesis, tales como la
consistencia interna de la hipótesis, poder predictivo, qué tan decisivamente sobrepasa a sus
rivales y la minuciosidad con que se buscaron hipótesis rivales. Así mismo, afirma Laudan
que Lycan (1988) incluye la simplicidad, el poder explicativo, su alto grado de
comprobabilidad, y la coherencia con las creencias de trasfondo. Los autores nombrados han
planteado una serie de consideraciones para establecer cuál hipótesis es la mejor explicación
de los hechos, pero no se ha dado un consenso sobre cuáles criterios establecer para dar
cuenta de la mejor explicación.
La inferencia a la mejor explicación no solo busca cuál de las hipótesis sustenta mejor los
fenómenos, sino que va más allá, si todas las explicaciones fueran ad hoc para dar cuenta de
un conjunto de hechos; entonces los autores mencionados negarían que alguna de estas
hipótesis calificará como la mejor explicación, pues esto tiene que ver con el estatus
epistemológico que le intentan otorgar a la hipótesis, en virtud de ser la mejor explicación.
Por lo tanto, el modelo garantiza que la mejor explicación es probablemente verdadera,
para lograrlo se deberá someter a los criterios mencionados (simplicidad, ausencia de
elementos ad hoc, grado de comprobabilidad, consistencia interna, entre otros). Por ejemplo:
cierto día regresamos a casa y notamos que los muebles han desaparecido. Desconocemos lo
que ha sucedido, pero a partir del evento se postulan una serie de hipótesis o explicaciones
de lo que puede haber pasado: 1) los muebles pueden haberse desvanecido en el aire, 2)
sufrimos de alucinaciones y, 3) los han robado. Basado en el conocimiento general sobre
situaciones semejantes podemos inferir cuál es la mejor explicación del hecho, y aunque
podríamos equivocarnos, nos acogemos a lo que sabemos sobre situaciones parecidas u
ocurridas a otros, hemos escogido la mejor explicación; esto es que se han robado los
muebles.
Siguiendo con el argumento de la IME, este ha sido utilizado por el realismo científico
para defender su postura sobre el éxito y la verdad de las teorías científicas. En palabras de
Diéguez (1998) y tal y como se expuso en el capítulo anterior, “la ciencia es una actividad
sumamente exitosa” (p. 103), las teorías nuevas tienen mayor éxito, ya que superan en
eficacia predictiva, exactitud y aplicaciones prácticas a las teorías anteriores. Este éxito del
que dan cuenta las teorías científicas es un aspecto en el que coinciden los realistas y
posiciones opuestas a este como lo es el antirrealismo. Sin embargo, en el caso del realismo
científico este no se queda sólo con el éxito de la ciencia, sino que indaga o va más allá, esto
es, desea saber a qué se debe el éxito de la ciencia. Muchos realistas asumen que la mejor
explicación del éxito de las teorías cosiste en suponer que el mundo es en realidad como lo
postulan las teorías. Es decir, que los términos planteados por las teorías refieren, pero a la
vez estas teorías contienen una buena dosis de verdad. El realista científico afirma que la
verdad es la mejor explicación del éxito del conocimiento científico. Ahora bien, a esto cabe
resaltar que el realista científico precavido no sostiene que del éxito de la teoría se infiera
necesariamente su verdad, sino que la mejor explicación del éxito de la teoría científica es su
verdad aproximada.

3. “Stathis Psillos: Relación entre el Argumento del no milagro y de inferencia


a la mejor explicación”
En el presente apartado se analizará la reconstrucción que hace del Argumento del no
milagro Psillos (1999), quien afirma que la epistemología que desarrolla Boyd (1983) es de
tipo naturalista, ya que esta se centra en la afirmación “es un hecho que las teorías científicas
pueden y de hecho producen la verdad teórica y que la epistemología naturalista debe emplear
los mismos métodos que emplean los científicos” (p. 71). Asumiendo que la defensa del
realismo efectuada por Boyd (1983) es explicacionista, en tanto sostiene que la mejor
explicación del éxito instrumental y predictivo de las teorías científicas es que estas son
aproximadamente verdaderas, Psillos (1999) realiza una reconstrucción del Argumento del
no milagro, denominado por él en “defensa del realismo explicacionista” y, a la vez, muestra
la relación que guarda dicho argumento con la Inferencia a la Mejor Explicación. El
Argumento del no milagro lo enuncia de la siguiente manera:

Todos los aspectos de la metodología científica están profundamente


fundamentados por la teoría y cargados de teoría. En esencia, la metodología
científica depende casi linealmente de las teorías de fondo aceptadas: son estas
teorías las que hacen que los científicos adopten, avancen o modifiquen sus
métodos de interacción con el mundo y los procedimientos que utilizan para
realizar mediciones y probar teorías. Estos métodos cargados de teoría
conducen a las predicciones correctas y al éxito experimental. ¿Cómo vamos
a explicar esto?
La mejor explicación de la fiabilidad instrumental de la metodología
científica es que: las afirmaciones teóricas que afirman las conexiones o
mecanismos causales específicos en virtud de los cuales los métodos
científicos producen predicciones exitosas son aproximadamente verdaderas
(Psillos 1999, p. 76).
Boyd (1983) se centra en mostrar la importancia de la fiabilidad instrumental de la
metodología científica como equivalente al éxito empírico de nuestras mejores teorías y con
ello plantear una epistemología naturalista-externalista de la ciencia. Psillos (1999),
retomando los planteamientos de Boyd (1983), busca defender la fiabilidad instrumental de
la metodología científica a partir de la reconstrucción que efectúa sobre el Argumento del no
milagro. Afirma que este argumento descansa en un tipo de razonamiento más concreto que
sucede a diario en la ciencia, ya que lo que se necesita explicar es el éxito empírico de ésta,
de modo que la tesis de que las teorías exitosas son aproximadamente verdaderas, es la que
ofrece la mejor explicación.
El planteamiento de Psillos (1999) evidencia que la teoría indica qué método puede ser el
más confiable para la generación de X suceso y sugiere tal método y no otro, por el hecho de
que este (método) emplea procesos causales. Además de lo anterior, se sugiere teorías
auxiliares, con el fin de proteger el montaje experimental de factores que puedan presentarse
e interferir con los procesos causales y evite que se efectúe X; por último, se sigue el método
indicado por la teoría y se obtiene X. Por lo tanto, el suceso esperado se da porque las
conexiones causales que empleó dicho método son aproximadamente verdaderas; y esto
constituye la mejor explicación del hecho como tal. En otras palabras, la teoría que predice
el suceso es aproximadamente verdadera. Sin embargo, Psillos (1999) afirma que esto no es
suficiente para darle relevancia a la teoría como aproximadamente verdadera, ésta debe ser
contrastada con hipótesis alternativas y debe surgir como la mejor explicación.
Antes de abordar la relación existente entre la IME y el Argumento del no milagro,
retomemos el planteamiento de Harman (1965) sobre el razonamiento de IME; cabe destacar
que el término IME lo encontramos en su texto “The Inference to the Best Explanation”
donde resalta que los científicos constantemente utilizan este tipo de razonamiento para
explicar los fenómenos que investigan. Además, el objetivo que persigue dicho autor con la
postulación del argumento de Inferencia a la Mejor Explicación es establecer que frente a las
explicaciones que surgen de un evento hay una que se considera como la mejor.
Así, la inferencia a la mejor explicación no solo busca seguir criterios (plausibilidad,
simplicidad, entre otros) para seleccionar la mejor de las hipótesis, sino que este tipo de
razonamiento conduce a explicaciones verdaderas o aproximadamente verdaderas. Esto es,
entre el cúmulo de hipótesis que explican el fenómeno se acepta como verdadera o
aproximadamente verdadera a la mejor de ellas.
Ahora bien, este tipo de razonamiento consiste en plantear que para un evento E se tiene
una serie de hipótesis que lo explican, por ejemplo, h1, h2…hn; de esto se infiere que h1 es la
mejor explicación del conjunto de hipótesis que explican el evento E, ya que supera en poder
predictivo y explicativo a las otras hipótesis en pugna; es decir, da cuenta de una descripción
verdadera de la realidad. Por lo tanto, h1 es aproximadamente verdadera.
Después de haber abordado el razonamiento de Inferencia a la Mejor Explicación, la
pregunta que surge es ¿qué relación se da entre este tipo de razonamiento (que según afirma
Harman (1965) y luego Psillos (1999) sucede en la ciencia con frecuencia) y el Argumento
del no milagro? En las diferentes formulaciones del argumento que se han dado a lo largo de
la historia, podemos encontrar a partir del planteamiento de Putnam que: Boyd (1983) lo
reestructura siguiendo el esquema de inferencia a la mejor explicación; luego Psillos (1999,
cap. 4) lo interpreta como un argumento que comparte la forma básica de la IME.
Teniendo en cuenta lo expuesto en el capítulo 1 “Reconstrucción del Argumento del no
milagro”, y lo concerniente a la inferencia a la mejor explicación en el capítulo presente,
podemos intentar aclarar el vínculo existente entre ellos.
Para empezar, existe una diferencia entre los argumentos antes mencionados. El
Argumento del no milagro es un argumento de tipo filosófico que intenta justificar la postura
realista en tanto esta proporciona la única explicación del éxito de la ciencia. En cambio, la
inferencia a la mejor explicación es un tipo de razonamiento que se utiliza en todos los
campos, tanto en lo cotidiano como en la ciencia.
Ahora bien, para dar cuenta del Argumento del no milagro algunos autores como Psillos
(1999) lo interpretan tomando la forma lógica de la IME, señala que en el curso de los
procedimientos de la ciencia se utilizan con éxito razonamientos explicativos exitosos (del
tipo ampliativo), los cuales no se ajustan a procedimientos deductivos e inductivos, lo que
haría legítimo el uso del razonamiento abductivo para aceptar el Argumento del no milagro.
Una vez que el argumento ha examinado los méritos de la teoría en particular en tanto esta
explica mejor el fenómeno, ello justifica introducir la IME para concluir que la teoría es
verdadera (dado en la conclusión del ANM). Con esto se plantearía que este tipo de
inferencias es el único método que permite el avance en el conocimiento científico y no como
lo establecería otros como Howson (2000) que se basan en cuestiones estadísticas para
mostrar el progreso del mismo. Dado así, el ANM sería una extensión de dicho procedimiento
proyectado desde lo científico al plano metacientífico.
Por ende, el esquema de IME ajustado al ANM le permite plantear las siguientes tesis: “el
éxito de la ciencia” merece ser explicado: como hipótesis uno, se tiene al realismo científico
y como hipótesis dos, al antirrealismo, asumiendo que “ el realismo científico es la postura
que no hace del éxito de la ciencia un milagro”, se considera a) que “las teorías deben ser
interpretadas de manera realista y b) que así interpretadas, son aproximadamente verdaderas”
(Psillos 2009, p. 48). Del mismo modo, dada la relación con la IME, el ANM no solo busca
sustentar la generalización de las inferencias abductivas particulares que postulan los
científicos, sino que va más allá, pretende justificar la fiabilidad de la IME y defender la tesis
de que la ciencia puede aportar la verdad teórica sobre el mundo.
El Argumento del no milagro se asume como una especie de meta-abducción, es decir, su
carácter explicativo es una característica general de la metodología científica (confiable ya
que produce predicciones correctas). El realista afirmará que esa característica contingente
que tiene la metodología para predecir correctamente está dada por las teorías verdaderas o
aproximadamente verdaderas de las que consta (la metodología científica).
Una objeción que marca Psillos (1999) al abordar el ANM e IME es que en el pasado
ciertas teorías se catalogaban como verdaderas, pero en el presente carecen de dicha verdad
o son falsas. En este sentido, el autor afirma que el argumento (ANM) debe reconocer dos
aspectos: la existencia de fracasos, lo cual no perjudica la metodología científica, puesto que,
el hecho que en un intento por explicar el fenómeno la teoría no esté a la altura, no implica
que al buscar con mayor detenimiento tal explicación no sea un método confiable para
explicarlo, ya que una característica relevante de la metodología es conducir a éxitos
empíricos, sin romper la relación explicativa entre verdad y éxito empírico.
Es decir, que los realistas deben concentrarse en determinados éxitos de la teoría dirigida
y con ello, argumentar que son esos éxitos los que requieren explicación, en otras palabras,
la teoría no dará cuenta de todo lo que enuncia, pero sí de algunos aspectos y en ello debe
centrarse. Y segundo, el argumento realista debe ser de alcance local, es decir que no todo
lo que la teoría afirma sobre el mundo es así, ya se mencionó antes que hay algunos éxitos
de la teoría que se pueden explicar, pero no toda la teoría. Aclarando este último aspecto
podría afirmarse que la posición adoptada por Psillos (1999), estaría defendiendo el realismo
científico desde lo que él llama partes de teorías. También cabe resaltar qué es lo que el autor
pretende al plantear estos dos aspectos.
Y es que para él lo que importa en el éxito predictivo de las teorías científicas es que éstas
contienen constituyentes teóricos aproximadamente verdaderos, que participan de las
predicciones hechas por las teorías y se podrían considerar como aproximadamente
verdaderos, aunque otros no lo sean. Es por esto que la explicación del éxito empírico de la
ciencia de Psillos (1999) no solo se queda en afirmar el éxito de estos constituyentes, trae al
ruedo el hecho de que éstos hacen parte de la dinámica de la ciencia; es decir que estos
constituyentes hicieron parte del éxito de teorías pasadas son retenidos en teorías posteriores
y esto es lo que hace que la postura realista sea tan fuerte.
Psillos (1999) plantea que el Argumento del no milagro pretende defender la fiabilidad
del razonamiento denominado inferencia a la mejor explicación, relación que se marcó a
partir de asumir la IME como un tipo de razonamiento más concreto de la ciencia y el de
abordar el ANM como un argumento general filosófico que sustenta desde la generalidad el
argumento de IME y establecer que dada así la relación el AMN busca sustentar la verdad
teórica. Esto último puede darse a partir de sostener que el realismo debería centrarse solo en
determinados éxitos de las teorías científicas y que el argumento debe tener un alcance más
local; es decir, rescatar de la teoría aquellos constituyentes teóricos que hacen parte de las
predicciones efectuadas para mostrar que pueden hacer parte de la constitución de la
estructura de nuevas teorías científicas.
Una objeción que marca Psillos (1999) al abordar el ANM e IME es que en el pasado
ciertas teorías se catalogaban como verdaderas, pero en el presente carecen de dicha verdad
o son falsas. En este sentido, el autor afirma que el argumento (ANM) debe reconocer dos
aspectos: la existencia de fracasos, lo cual no perjudica la metodología científica, puesto que,
el hecho que en un intento por explicar el fenómeno la teoría no esté a la altura, no implica
que al buscar con mayor detenimiento tal explicación no sea un método confiable para
explicarlo, ya que una característica relevante de la metodología es conducir a éxitos
empíricos, sin romper la relación explicativa entre verdad y éxito empírico. Y segundo, el
argumento realista debe ser de alcance local, es decir que no todo lo que la teoría afirma sobre
el mundo es así. Aclarando este último aspecto podría afirmarse que la posición adoptada por
Psillos (1999), estaría defendiendo el realismo científico desde lo que él llama partes de
teorías.

Conclusiones
En aras de abordar la relación entre el Argumento del no milagro e inferencia a la mejor
explicación se reconstruyó dicha inferencia desde el abordaje que le imputa Laudan (2007),
puede afirmarse que, de una serie de hipótesis que se establecen para explicar una de éstas es
considerada como la mejor explicación del hecho, así dado el modelo garantiza que es
aproximadamente verdadera; para ello debe contener una serie de consideraciones que le
permita postularse con el carácter de verdad o aproximación a la verdad (simplicidad,
ausencia de elementos ad hoc, grado de comprobabilidad, consistencia entre otros). Este tipo
de razonamiento ha sido utilizado por el realista para defender el éxito empírico y la
aproximación a la verdad de las teorías científicas. Los realistas científicos asumen que la
mejor explicación de la ciencia consiste en suponer que el mundo es en realidad como lo
postulan las teorías, por ende, que la mejor explicación del éxito de las teorías científicas es
su aproximación a la verdad.
En consonancia con todo lo antes mencionado, se marcó la diferencia entre el Argumento
del no milagro e inferencia a la mejor explicación, el primero es un argumento de tipo
filosófico, busca sustentar la explicación del éxito de la ciencia mediante la postura realista;
respecto del segundo, se utiliza en todos los campos, tanto en lo cotidiano como en la ciencia.
Respecto de la relación que guardan estos argumentos ya mencionados cabe destacar que
el Argumento del no milagro se interpreta como una inferencia a la mejor explicación. Pues
busca defender la confiabilidad de la metodología científica en la producción de teorías
aproximadamente verdaderas. Desde el ámbito científico se efectúan a menudo
razonamientos abductivos, lo que hace legítimo aceptar en el plano metacientífico el ANM
dado, así como una abducción de tipo general. Para Psillos (1999) el método abductivo es el
único que permite el avance en la ciencia. Planteado lo anterior, el argumento antes nombrado
sería una extensión de dicho procedimiento, solo que se proyecta al plano metacientífico.
Pues el realista afirma que la explicación del éxito de las teorías lo sustenta el hecho que son
aproximadamente verdaderas y esto queda justificado por las inferencias abductivas
particulares.
Por ende, el esquema de IME aplicado al ANM le permite plantear que la postura realista
es la que mejor explica el éxito de la ciencia. Así otras formas de explicación sobre dicho
éxito quedarían inconclusas (por ejemplo, el positivismo lógico niega epistémicamente las
entidades inobservables).
Sin embargo, el autor considera que el argumento realista ha de considerar dos aspectos,
a decir, primero, aceptar la existencia de fracasos, lo cual no rompe la conexión explicativa
entre verdad o aproximación a la verdad y éxito empírico, y segundo, el alcance debe ser
local, pues cree pertinente basarse en los componentes esenciales que pasan de una teoría a
otra, afirma el autor “la continuidad de los componentes teóricos esenciales que fueron
responsables del éxito de teorías pasadas, se consideran esenciales en teorías posteriores”
(Psillos 1999, p. 103). A esto se le ha llamado realismo selectivo, aunque el objetivo del
trabajo realizado es otro, se hace importante resaltar hacia donde tiende la caracterización del
realismo de Psillos (1999).
Lo que busca el autor con este tipo de realismo es mostrar la conexión entre el éxito
empírico y la aproximación a la verdad de las teorías científicas. Es decir, asumir que una
teoría es exitosa por el hecho que conserva constituyentes esenciales responsables del éxito,
nos lleva a creer que esta contiene afirmaciones teóricas aproximadamente verdaderas
¿Cómo han de ser estos componentes? Deben ser estables e invariables, en palabras de Psillos
“elementos estables e invariantes en nuestra imagen científica en continua evolución”
(Psillos, 1999, p.104). Los componentes que hacen aportes al éxito empírico de las teorías
son aquellos que son indispensables en la generación de la teoría, en otras palabras, que hacen
parte de la estructuración de la nueva teoría.
Considerando que el realismo de Psillos es propio de los constituyentes esenciales que se
conservan de una teoría pasada a una futura, lo que pretende con este tipo de planteamiento
es fortalecer la IME sosteniendo que no solo es fiable en la medida que produce teorías
aproximadamente verdaderas, sino que algunos componentes de estas teorías se suceden en
teorías posteriores, así el ANM podría sustentar la postura realista al plantear que la realidad
es como las teorías dicen que es.
Referencias bibliográficas

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