Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Resumen
Introducción
En la filosofía de la ciencia, desde hace varias décadas, se ha debatido sobre el realismo y
el antirrealismo lo cual ha originado una disputa en cuanto a la existencia de las entidades
inobservables postuladas por las teorías científicas y, por el otro, la verdad aproximada de
las mismas. En este sentido, si se acepta la existencia de tales entidades, ya sea electrones o
protones, entre otros, se hace meritorio adscribirse a la postura realista. Pero si solo se asume
que las entidades inobservables permiten dar cuenta de los fenómenos observables la
posición ya no es realista, sino antirrealista. La disputa entre realistas y antirrealistas ya
estaba en vigencia desde la época de Copérnico y desde los planteamientos de Aristóteles.
En 1543 se publica “Sobre las revoluciones”. El prologista, Osiander, afirma que lo
contenido en la obra de Copérnico son solo hipótesis que permiten calcular el movimiento
de los cuerpos celestes tomando como ayuda los principios de la geometría para dichos
cálculos. Dicha posición es instrumentalista, pues en sus afirmaciones el autor no le concierne
a las hipótesis el carácter de verdad, pues al hacerlo cambiaría el sistema en vigencia y ello
provocaría que el hombre de aquella época cambiara su visión del mundo, la cual estaba
enfocada en que la Tierra era el centro del universo.
Por otra parte, hacia el siglo XVII se asume la posición realista marcada por Galileo, quien
tomó como punto de partida la obra de Copérnico para mostrar que lo planteado por este
autor no sólo da cuenta de hipótesis que permiten calcular el movimiento de los cuerpos
celestes, sino que, por el contrario, dichas hipótesis ayudan a explicar la realidad. El
heliocentrismo es un sistema que describe cómo es la realidad (en este caso la Tierra no está
fija, sino que gira al rededor del Sol).
Teniendo en cuenta las dos posturas que se enmarcan en la historia de la ciencia. Cabe
resaltar que lo antes dicho cuenta como un hecho histórico en el que se percibe el debate,
pero es a mediados de la segunda mitad del siglo XX donde el tema en cuestión empieza a
abordarse y tratarse de manera sistemática por los filósofos de la ciencia. El debate realista
se aviva a mediados de la década de 1980, fundamentado en una de las tesis que afirma que
las teorías científicas producen una serie de consecuencias observacionales verdaderas, las
cuales deben ser aproximadamente verdaderas de lo contrario el éxito de la ciencia sería
milagroso, el argumento en defensa de dicha tesis es el del no milagro. Así mismo, otro de
los argumentos en favor del realismo cientifico es el de inferencia a la mejor explicación
(IME) en el cual se evidencia que la mejor de las teorías científicas explica el éxito de la
ciencia, solo si ésta es verdadera o se aproxima a la verdad.
En este sentido, el propósito del presente trabajo, busca analizar la relación entre los
argumentos del no milagro e inferencia a la mejor explicación. Cabe aclarar que el análisis
que se llevará a cabo está centrado en mostrar la relación entre los argumentos antes
mencionados. Por lo tanto, no es pretensión del presente trabajo enfocarse en los
contrargumentos o las objeciones que se han efectuado en contra del realismo.
Conclusiones
En aras de abordar la relación entre el Argumento del no milagro e inferencia a la mejor
explicación se reconstruyó dicha inferencia desde el abordaje que le imputa Laudan (2007),
puede afirmarse que, de una serie de hipótesis que se establecen para explicar una de éstas es
considerada como la mejor explicación del hecho, así dado el modelo garantiza que es
aproximadamente verdadera; para ello debe contener una serie de consideraciones que le
permita postularse con el carácter de verdad o aproximación a la verdad (simplicidad,
ausencia de elementos ad hoc, grado de comprobabilidad, consistencia entre otros). Este tipo
de razonamiento ha sido utilizado por el realista para defender el éxito empírico y la
aproximación a la verdad de las teorías científicas. Los realistas científicos asumen que la
mejor explicación de la ciencia consiste en suponer que el mundo es en realidad como lo
postulan las teorías, por ende, que la mejor explicación del éxito de las teorías científicas es
su aproximación a la verdad.
En consonancia con todo lo antes mencionado, se marcó la diferencia entre el Argumento
del no milagro e inferencia a la mejor explicación, el primero es un argumento de tipo
filosófico, busca sustentar la explicación del éxito de la ciencia mediante la postura realista;
respecto del segundo, se utiliza en todos los campos, tanto en lo cotidiano como en la ciencia.
Respecto de la relación que guardan estos argumentos ya mencionados cabe destacar que
el Argumento del no milagro se interpreta como una inferencia a la mejor explicación. Pues
busca defender la confiabilidad de la metodología científica en la producción de teorías
aproximadamente verdaderas. Desde el ámbito científico se efectúan a menudo
razonamientos abductivos, lo que hace legítimo aceptar en el plano metacientífico el ANM
dado, así como una abducción de tipo general. Para Psillos (1999) el método abductivo es el
único que permite el avance en la ciencia. Planteado lo anterior, el argumento antes nombrado
sería una extensión de dicho procedimiento, solo que se proyecta al plano metacientífico.
Pues el realista afirma que la explicación del éxito de las teorías lo sustenta el hecho que son
aproximadamente verdaderas y esto queda justificado por las inferencias abductivas
particulares.
Por ende, el esquema de IME aplicado al ANM le permite plantear que la postura realista
es la que mejor explica el éxito de la ciencia. Así otras formas de explicación sobre dicho
éxito quedarían inconclusas (por ejemplo, el positivismo lógico niega epistémicamente las
entidades inobservables).
Sin embargo, el autor considera que el argumento realista ha de considerar dos aspectos,
a decir, primero, aceptar la existencia de fracasos, lo cual no rompe la conexión explicativa
entre verdad o aproximación a la verdad y éxito empírico, y segundo, el alcance debe ser
local, pues cree pertinente basarse en los componentes esenciales que pasan de una teoría a
otra, afirma el autor “la continuidad de los componentes teóricos esenciales que fueron
responsables del éxito de teorías pasadas, se consideran esenciales en teorías posteriores”
(Psillos 1999, p. 103). A esto se le ha llamado realismo selectivo, aunque el objetivo del
trabajo realizado es otro, se hace importante resaltar hacia donde tiende la caracterización del
realismo de Psillos (1999).
Lo que busca el autor con este tipo de realismo es mostrar la conexión entre el éxito
empírico y la aproximación a la verdad de las teorías científicas. Es decir, asumir que una
teoría es exitosa por el hecho que conserva constituyentes esenciales responsables del éxito,
nos lleva a creer que esta contiene afirmaciones teóricas aproximadamente verdaderas
¿Cómo han de ser estos componentes? Deben ser estables e invariables, en palabras de Psillos
“elementos estables e invariantes en nuestra imagen científica en continua evolución”
(Psillos, 1999, p.104). Los componentes que hacen aportes al éxito empírico de las teorías
son aquellos que son indispensables en la generación de la teoría, en otras palabras, que hacen
parte de la estructuración de la nueva teoría.
Considerando que el realismo de Psillos es propio de los constituyentes esenciales que se
conservan de una teoría pasada a una futura, lo que pretende con este tipo de planteamiento
es fortalecer la IME sosteniendo que no solo es fiable en la medida que produce teorías
aproximadamente verdaderas, sino que algunos componentes de estas teorías se suceden en
teorías posteriores, así el ANM podría sustentar la postura realista al plantear que la realidad
es como las teorías dicen que es.
Referencias bibliográficas
Boyd, R, (1983), “On the Current Status of the Issue of Scientific Realism”, Erkenntnis,
19: 45–90.
Copérnico, N., ([1543] 1987), Sobre las revoluciones: (de los orbes celestes), Traducción
de Carlos Mínguez Pérez. Publicado originalmente como De revolutionibus orbium
coelestium libri VI, (Norimbergæ, apud Ioh. Petreium). Madrid, Editorial Tecnos, S.A., pp.
465.
Diéguez, A. (1998). Realismo científico. Una introducción al debate actual en la Filosofía
de la ciencia, Málaga: Universidad de Málaga, pp. 79-80.
Harman, G. (1965) “The Inference to the Best Explanation”, The Philosophical Review,
vol. 74, 1, pp. 88-95.
Howson, C. (2000). Hume’s Problem, New York: Oxford University Press.
Laudan, L. (2007) “Aliados extraños: La inferencia a la mejor explicación y el estándar
de prueba penal”, Universidad Nacional Autónoma de México, pp. 305-327.
Osiander, A., ([1543] 1987), “Al lector sobre las hipótesis de esta obra”, en Copérnico,
Sobre las revoluciones (de los orbes celestes), (trad. Carlos Mínguez), Madrid: Tecnos, 1987,
libro I, pp. 32-33.
Putnam, H. (1975), Mathematics, Matter and Method, Cambridge: Cambridge University
Press, pp. 60-78.
––– (1978), Meaning and the Moral Sciences, London: Routledge.
––– (1991), El significado y las ciencias morales, Universidad Nacional Autónoma de
México, pp. 29-45.
Psillos, S. (1999) Scientific Realism: How Science Tracks Truth, London: Routledge, pp.
68-94.
___ (2009), Knowing the structure of nature, New York: Palgrave Macmillan, pp. 48-68.
Quine, W. (1953), “From a Logical Point of View”, Harvard University Press, Cambridge
(Mass.).
Worrall, J. (2011) “The no-miracles intuition and the nomiracles argument”. In:. Dieks,
D.; Gonzalez, W.; Hartmann, S.; Uebel, T.; Weber, M. (ed.). Explanation, prediction, and
confirmation – the philosophy of science in a european perspective, vol. II. Dordrecht:
Springer, p. 11-21.